13.- Yuyarinakui Movimiento Ecuatoriano

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YUYARINAKUY “Digamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos” UNA MINGA DE IDEAS

Transcript of 13.- Yuyarinakui Movimiento Ecuatoriano

  • YUYARINAKUY

    Digamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos

    UNA MINGA DE IDEAS

  • INSTITUTO CIENTFICO DE CULTURAS INDGENAS, ICCIAMAUTA RUNACUNAPAC YACHAI, ARY

    YUYARINAKUY

    Digamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos

    UNA MINGA DE IDEAS

    Pablo DvalosEditor-Compilador

    Quito - EcuadorDiciembre de 2001

  • YUYARINAKUYDigamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos

    UNA MINGA DE IDEASPablo DvalosEditor-Compilador

    1a. Edicin Ediciones Abya- YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla 17-12-719Telf: 2562-633/ 2506-217/ 2506-251Fax: (593 2) 2506-255e-mail: [email protected]//:www.abayayala.org

    ICCIBuenos Aires 1028Quito-EcuadorFono-fax 523- 2-2229093e-mail:[email protected]

    Diagramacin: Ediciones Abya-Yala Quito-Ecuador

    Diseo Portada: Ral Ypez

    ISBN: 9978-22-174-3

    Impresin: Impresiones Digitales Abya-Yala

    Quito, Ecuador, diciembre de 2001

    Es una publicacin del Instituto Cientfico de Culturas Indgenas, ICCI

    INSTITUTO CIENTIFICO DE CULTURAS INDIGENAS, ICCI

    AMAUTA RUNACUNAPAC YACHAI, ARY

    Las opiniones vertidas por los autores en el presente texto son de su exclusiva responsabilidad y no com-

    prometen el criterio institucional del ICCI

    Los artculos de la presente publicacin pueden reproducirse citando la fuente.

  • Presentacin............................................................................................................................. 13

    Captulo 1Coyuntura y proyecto poltico indgena

    Los retos de un mundo en transformacinEditorial Boletn ICCI, No. 1, abril de 1999: ................................................................... 15

    Autoritarismo y violencia de la democracia ecuatorianaEditorial Boletn ICCI, No. 2, mayo de 1999 ................................................................... 16

    Los desafos del movimiento indgena ecuatorianoEditorial Boletn ICCI, No. 3, junio de 1999 .................................................................... 17

    Los organismos multilaterales de crdito y el movimiento indgena ecuatorianoEditorial Boletn ICCI, No. 4, julio de 1999 ..................................................................... 18

    La marcha indgena de julio: Rupturas en el modelo neoliberalEditorial Boletn ICCI, No. 5, agosto de 1999................................................................... 19

    Neoliberalismo y movimiento indgenaEditorial Boletn ICCI, No. 6, septiembre de 1999 ........................................................... 21

    Medios de comunicacin y movimiento indgenaEditorial Boletn ICCI, No. 7, octubre de 1999................................................................. 22

    La CONAIE y la constitucin de un nuevo sujeto polticoEditorial Boletn ICCI, No. 8, noviembre de 1999............................................................ 24

    Neoliberalismo, Globalizacin y la Emergencia de Nuevos Actores SocialesEditorial Boletn ICCI, No. 9, diciembre de 1999............................................................. 27

    El Estado, la reconstruccin de los pueblos de la nacionalidad kichway los parlamentos indgenasEditorial Boletn ICCI, No. 10, enero del 2000................................................................. 29

    Seattle y Ecuador: nuevos procesos de resistencia en la sociedad civil mundialEditorial Boletn ICCI, No. 11, febrero del 2000............................................................... 32

    La democracia en Ecuador: Entre la ruptura y la emergencia de nuevas formas de participacin socialEditorial Boletn ICCI, No. 12, marzo del 2000 ............................................................... 34

    ndice

  • El movimiento indgena y las nuevas condiciones polticas en el escenario nacionalEditorial Boletn ICCI, No. 13, abril del 2000 .................................................................. 36

    El XV Congreso de la ECUARUNARI y la definicin del proyecto estratgico de los pueblos indgenasEditorial Boletn ICCI, No. 14, mayo del 2000................................................................. 38

    Garabombo, nuevamente invisibleEditorial Boletn ICCI, No. 15, junio del 2000 ................................................................. 40

    Descentralizacin, reforma del Estado y proyecto estratgico del movimiento indgenaEditorial Boletn ICCI, No. 16, julio del 2000 .................................................................. 43

    Democracia y Ajuste: Una estrategia a desarmarEditorial Boletn ICCI, No. 17, agosto del 2000................................................................ 47

    Democracia, modernizacin y propuesta indgenaEditorial Boletn ICCI, No. 18, septiembre del 2000 ........................................................ 51

    La Universidad InterculturalEditorial Boletn ICCI, No. 19, octubre del 2000.............................................................. 53

    El uso estratgico de las institucionesEditorial Boletn ICCI, No. 20, noviembre del 2000......................................................... 56

    Legitimidad y poder: Los lmites de la prctica poltica actualEditorial Boletn ICCI, No. 21, diciembre del 2000.......................................................... 61

    La dcada de los noventa: Una evaluacin necesaria para el movimiento indgenaEditorial Boletn ICCI, No. 22, enero del 2001................................................................. 65

    Levantamiento indgena, institucionalidad y EstadoEditorial Boletn ICCI No. 23, febrero del 2001 ............................................................... 68

    Significaciones del levantamiento de febrero del 2001Editorial Boletn ICCI No. 24, marzo del 2001 ................................................................ 75

    Banco Mundial y Prodepine: Hacia un neoliberalismo tnico?Editorial Boletn ICCI No. 25, abril del 2001 ................................................................... 79

    Captulo 2Mantener la cultura y la Identidad: Un camino de lucha y resistencia

    Valores, costumbres y smbolos indgenas: Isidoro Quinde P................................................ 85Instituciones indgenas: la comuna como eje histrico: Luis Macas .................................... 92La resistencia cultural: Luis Macas ......................................................................................... 93Fiesta y poder: El ritual de la Toma en el Movimiento Indgena: Pablo Dvalos ............. 95

    6 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • Captulo 3La educacin desde la interculturalidad: Construyendo nuevos retos

    Educacin Bilinge e Interculturalidad en el Ecuador: Algunas Reflexiones Crticas: Vctor Bretn Solo de Zaldvar; Gabriela del Olmo Carmen ................................... 101Cmo se forj la Universidad Intercultural?: Luis Macas .................................................... 106Qu conocimiento(s)? Reflexiones sobre las polticas de conocimiento,el campo acadmico y el movimiento indgena ecuatoriano: Catherine Walsh .................. 109

    Captulo 4Una visin de gnero diferente

    Digamos lo que somos, antes que otros nos den diciendo lo que no somos. Lucila Lema Otavalo ................................................................................ 119El proyecto de mujeres de la UNOCAM: Una iniciativa para el desarrollo local. Lourdes Tibn ........................................................................................... 127

    Captulo 5El Proyecto Poltico del Movimiento Indgena

    Los desafos del movimiento indgena frente a la crisis: Luis Macas.................................... 139El Movimiento Indgena y la Construccin de una Democracia Radical Miguel Lluco Tixe ...................................................................... 143El Proyecto Estratgico de la Nacin Kichwa: Estuardo Remache ........................................ 148La lucha es por el respeto, la autogestin y la autonoma: Leonardo Viteri ........................ 153La CONAIE participa de los cambios profundos de la sociedad ecuatoriana: Antonio Vargas ........................................................................... 154

    Captulo 6Reforma poltica del Estado y Movimiento Indgena

    Es necesario un verdadero dilogo nacional para superar la crisis: Luis Macas .................. 157La responsabilidad de construir una sociedad plurinacional est en nuestras manos: Miguel Lluco Tixe ............................................................................ 160Descentralizacin y autonomas para un nuevo modelo de desarrollo.Estado actual del debate y algunas propuestas:Augusto Barrera G., y Franklin Ramrez G. ............................................................................ 163

    Yuyarinakuy / 7

  • Captulo 7Elementos para una historia del Movimiento Indgena

    Diez aos del Levantamiento del Inti Raymi de junio de 1990.Un balance provisional: Luis Macas ....................................................................................... 171Los Inkas y el Ecuador: Manuel Espinosa Apolo .................................................................... 178

    Captulo 8Coyuntura: Momento poltico y transformaciones organizativas

    Lecciones de marzo y julio: Floresmilo Simbaa ................................................................... 183Las transformaciones polticas del movimiento indgena ecuatoriano: Pablo Dvalos ...... 189El Movimiento Indgena en los Espacios Ambiguos del PoderLecciones de la Asamblea Constituyente y el 21 de Enero: Robert Andolina ....................... 200Movimiento indgena ecuatoriano. Una evaluacin necesaria: Luis Macas......................... 209Coyuntura poltica y movimiento indgena. Elementos para el anlisis: Pablo Dvalos..... 215

    Captulo 9Derecho Indgena: una tarea por hacer

    Pueblos indgenas y derecho internacional: Miguel Berraondo Lpez.................................. 223Ciudadana y pueblos indgenas: Ral Ilaquiche Licta .......................................................... 230

    Captulo 10Documentos electrnicos de la pgina Web del ICCI

    Importante triunfo electoral de Pachakutik: ICCI ................................................................ 241Proceso histrico del movimiento indgena ecuatoriano:Miguel Lluco Tixe. Coordinador Nacional del Movimiento Pachakutik-Nuevo Pas.......... 243Reconstruyendo la democracia: Vicenta Chuma y Paulina Palacios..................................... 247Crnica del Levantamiento Indgena y de la Sociedad Civil del Ecuador.La Necesidad de Construir una Verdadera Democracia:Paulina Palacios y Pablo Dvalos............................................................................................. 250

    Notas ........................................................................................................................................ 257

    8 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • Sumario de nmeros publicados

    Abril 1999 - Marzo 2001

    No. 1, abril de 1999Editorial Boletn ICCI: Los retos de un mundoen transformacin Los desafos del movimiento indgena

    frente a la crisis: Luis Macas Lmites y posibilidades de la accin polti-

    ca: Paulina Palacios Neoliberalismo y crisis financiera en el

    Ecuador: Pablo Dvalos

    No. 2, mayo de 1999Editorial Boletn ICCI: Autoritarismo y violen-cia de la democracia ecuatoriana Un proyecto amenazado por dentro: An-

    tonio Rodrguez La lucha por el acceso al agua, perspecti-

    vas de las organizaciones indgenas y cam-pesinas: Paulina Palacios

    No. 3, junio de 1999Editorial Boletn ICCI: Los desafos del movi-miento indgena ecuatoriano Los sistemas productivos del Ecuador: El

    sistema hacienda y el sistema plantacin:Pablo Dvalos

    Genocidio en nombre de Dios (primeraparte I): Ricardo Ulcuango

    No. 4, julio de 1999Editorial Boletn ICCI: Los organismos multi-laterales de crdito y el movimiento indgenaecuatoriano

    Genocidio en nombre de Dios (parte II)lucha y resistencia indgena en la historiade nuestros pueblos: Ricardo Ulcuango

    XIV Asamblea plenaria del ParlamentoIndgena de Amrica: hacia la reconstitu-cin del Tahuantinsuyo: Gilberto Talahua

    No. 5, agosto de 1999Editorial Boletn ICCI: La marcha indgena dejulio: Rupturas en el modelo neoliberal Es necesario un verdadero dilogo nacio-

    nal para superar la crisis: Luis Macas Genocidio en nombre de Dios (parte III)

    La resistencia actual de los pueblos indge-nas: Ricardo Ulcuango

    Los dos lados del mundo: valores, cos-tumbres y smbolos indgenas: IsidoroQuinde P.

    No 6, septiembre de 1999Editorial Boletn ICCI: Neoliberalismo y movi-miento indgena La responsabilidad de construir una socie-

    dad plurinacional est en nuestras manos:Miguel Lluco Tixe

    Los Inkas y el Ecuador: Manuel EspinosaApolo

    Fortalecimiento de la autoridad comuni-taria camino a la reconstruccin de unpueblo (Parte I): Carlos Bautista

    No. 7, octubre de 1999Editorial Boletn ICCI: Medios de comunica-cin y movimiento indgena Lecciones de marzo y julio: Floresmilo

    Simbaa

    Boletn ICCI-RIMAI. Publicacin mensual del Instituto Cientfico de Culturas Indgenas, ICCI

  • Fortalecimiento de la autoridad comuni-taria camino a la reconstruccin de unpueblo: (Parte II). Situacin de la comuni-dad de Pijal: Carlos Bautista

    No. 8, noviembre de 1999Editorial Boletn ICCI: La CONAIE y la consti-tucin de un nuevo sujeto poltico Que este dilogo sirva para cambiar: Fer-

    nando Sarango Las agrofloricultoras en la provincia de

    Imbabura y sus consecuencias: Juan Gua-temal

    Ley de Comunidades: Paulina Palacios

    No. 9, diciembre de 1999Editorial Boletn ICCI: Neoliberalismo, Globa-lizacin y la Emergencia de Nuevos ActoresSociales Educacin Intercultural Bilinge en el

    Ecuador: Algunas reflexiones crticas: Vc-tor Bretn Solo de Zaldvar y Gabriela Ol-mo Carmen

    La Mujer Salasaca: Margarita Caizabanda Declaracin de Seattle de los Pueblos In-

    dgenas

    No. 10, enero del 2000Editorial Boletn ICCI: El Estado, la recons-truccin de los pueblos de la nacionalidadkichwa y los parlamentos indgenas El movimiento indgena y la construccin

    de una democracia radical: Miguel Lluco La reunin de la OMC en Seattle vista co-

    mo el inicio de un nuevo milenio: GerardCoffey

    No. 11, febrero del 2000Editorial Boletn ICCI: Seattle y Ecuador: nue-vos procesos de resistencia en la sociedad civilmundial Las transformaciones polticas del movi-

    miento indgena ecuatoriano: Pablo D-valos

    Elementos iniciales para un balance del le-vantamiento del 21 de enero: Mario Unday Augusto Barrera

    No. 12, marzo del 2000Editorial Boletn ICCI: La democracia en Ecua-dor: Entre la ruptura y la emergencia de nue-vas formas de participacin social Algunas ideas sobre la sublevacin del

    viernes 2 de enero: Virgilio Hernndez Pueblos Indgenas y Derecho Internacio-

    nal: Miguel Berraondo Lpez Existen pueblos indgenas en la capital

    ecuatoriana? (I parte): Jos Atupaa

    No. 13, abril del 2000Editorial Boletn ICCI: El movimiento indge-na y las nuevas condiciones polticas en el es-cenario nacional El racismo en el Ecuador ensaya sus can-

    tos: Galo Ramn Refundar la Patria Grande: Ren Bez

    No. 14, mayo del 2000Editorial Boletn ICCI: El XV Congreso de laECUARUNARI y la definicin del proyecto es-tratgico de los pueblos indgenas El proyecto estratgico de la nacin Kich-

    wa: Estuardo Remache El movimiento indgena en los espacios

    ambiguos del poder: Lecciones de laAsamblea Constituyente y el 21 de enero:Robert Andolina

    Construimos la vida llamando a la paz:Vicenta Chuma y Josefina Lema

    No. 15, junio del 2000Editorial Boletn ICCI: Garabombo, nueva-mente invisible Diez aos del Levantamiento del Inti Ray-

    mi de junio de 1990: Un balance provisio-nal: Luis Macas

    10 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • Tras las elecciones seccionales en Ecuador,los campos en lucha estn frente a frente:J. A. Montenegro

    Jornadas de paz y dignidad: Diego Castro

    No. 16, julio del 2000Editorial Boletn ICCI: Descentralizacin, re-forma del Estado y proyecto estratgico delmovimiento indgena La resistencia cultural: Luis Macas El proyecto de mujeres de la UNOCAM.

    Una iniciativa de desarrollo local: LourdesTibn

    No. 17, agosto del 2000Editorial Boletn ICCI: Democracia y Ajuste:Una estrategia a desarmar Instituciones Indgenas: La comuna como

    eje histrico: Luis Macas Movimiento Indgena Ecuatoriano: histo-

    ria y conciencia poltica: Miguel ngelCarlosama

    ucanchic Kanchic, kaypimi kanchic:MOIQ

    No. 18, septiembre del 2000Editorial Boletn ICCI: Democracia, moderni-zacin y propuesta indgena Cmo formar mujeres lderes indgenas?

    Rosario Naula El Concepto de Desarrollo Sustentable y

    los Pueblos Indgenas: Lourdes Tibn La Ley para la promocin de la inversin y

    la participacin ciudadana o Ley Trole2: Paulina Palacios

    La Conaie: Actor social? Sujeto Poltico?Pablo Dvalos

    No. 19, octubre del 2000Editorial Boletn ICCI: La Universidad Inter-cultural Reflexiones en torno al proceso coloniza-

    dor y las caractersticas de la educacin

    universitaria en el Ecuador: Luis Macas yAlfredo Lozano Castro

    Cmo se forj la Universidad Intercultu-ral?: Luis Macas

    Sntesis de la propuesta tcnica-acadmi-ca de la UINPI: Alfredo Lozano Castro

    El Smbolo-Logotipo de la UINPI: Estruc-tura y significado: Alfredo Lozano Castro

    No. 20, noviembre del 2000Editorial Boletn ICCI: El uso estratgico de lasinstituciones Foro Debate: Diez aos del levantamiento

    indgena del Inti Raymi de 1990: La cons-truccin de un pas plurinacional.

    No. 21, diciembre del 2000Editorial Boletn ICCI: Legitimidad y poder:Los lmites de la prctica poltica actual Movimiento Indgena Ecuatoriano: Una

    evaluacin necesaria: Luis Macas Descentralizacin y Autonomas para el

    Nuevo Modelo de Desarrollo: Augusto Ba-rrera y Franklin Ramrez

    Riesgos de crisis en la economa ecuato-riana: Pablo Dvalos

    No. 22, enero del 2001Editorial Boletn ICCI: La dcada de los noven-ta: Una evaluacin necesaria para el movi-miento indgena Ciudadana y Pueblos Indgenas: Ral

    Illaquiche Licta En Defensa de la vida. Una lectura de los

    derechos medioambientales: Paulina Pa-lacios

    Digamos lo que somos, antes que otrosnos den diciendo lo que no somos: Luci-la Lema Otavalo

    No. 23, febrero del 2001Editorial Boletn ICCI: Levantamiento,Institucionalidad y Estado

    Yuyarinakuy / 11

  • Fiesta y Poder. El ritual de la toma en elmovimiento indgena: Pablo Dvalos

    A propsito del ltimo levantamiento in-dgena: Divorcio entre movimiento polti-co y movimiento social: Kintto Lucas

    Un murmullo que se convirti en grito deesperanza: Reflexiones preliminares sobreel levantamiento de las bases indgenas ycampesinas: Virgilio Hernndez

    No. 24, marzo del 2001Editorial Boletn ICCI: Significaciones del le-vantamiento de febrero del 2001 Coyuntura poltica y movimiento indge-

    na: Elementos para el anlisis: Pablo D-valos

    El levantamiento indgena del 2001: JulinGuamn Gualli

    Buscando una voz propia y diferente: Laparticipacin de la mujer en la lucha ind-gena y campesina: Paulina Palacios.

    No. 25, abril del 2001Editorial Boletn ICCI: Banco Mundial y Pro-depine: Hacia un neoliberalismo tnico? Epoca de cambios o un cambio de po-

    ca?: Jos de Souza Silva Qu conocimientos? Reflexiones sobre

    las polticas de conocimiento, el campoacadmico y el movimiento indgenaecuatoriano: Catherine Walsh.

    12 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • El presente documento recoge loseditoriales y los principales artculos de opi-nin que han sido editados en el Boletn IC-CI-Rimay, del Instituto Cientfico de Cultu-ras Indgenas, desde abril de 1999 hasta abrildel 2001. El Boletn ICCI-Rimay, ha sidoconcebido como un espacio de debate, refle-xin, anlisis y discusin desde el movi-miento indgena ecuatoriano. Han escritoen sus pginas los principales lderes delmovimiento indgena, intelectuales indge-nas, as como intelectuales comprometidoscon el movimiento indgena. Sus reflexionesestn matizadas por su tiempo histrico ycorresponden a la coyuntura en la que na-cieron, en ese sentido, son un material queda cuenta de las preocupaciones del mo-mento, de las respuestas que se generaronfrente a situaciones concretas y de las pers-pectivas que se adoptaron.

    All estn los editoriales que se publi-caron desde el inicio del Boletn, y que evi-dencian las preocupaciones que se vivan enesos instantes. Constan adems, las diversascontribuciones que hicieron dirigentes, in-telectuales, miembros de base, personascomprometidas con el movimiento indge-na. Todos ellos vivieron y valoraron su tiem-po histrico a su manera, un tiempo histri-co de vital importancia y que, a no dudarlo,cambi de manera fundamental al movi-miento indgena ecuatoriano, y a la sociedaden su conjunto.

    Efectivamente, en esa coyuntura se

    inscribe la movilizacin indgena en contradel gobierno del ex presidente Jamil Ma-huad, y su posterior destitucin, as como laconformacin de un breve gobierno en elcual particip el presidente de la Conaie deese entonces. Tambin se inscribe en esetiempo histrico la profunda transforma-cin sufrida por la Confederacin de losPueblos de la Nacionalidad Kichwa, Ecuaru-nari, y su proyecto estratgico de la recons-truccin y reconstitucin de los pueblos, ascomo la autocrtica hecha por la Conaie a fi-nes del 2000 y las reflexiones a propsito dellevantamiento de febrero del 2001.

    Esta aclaracin es pertinente para darcuenta de la naturaleza de la publicacin. Elalzamiento indgena ecuatoriano es un mo-vimiento social sumamente complejo, y suentramado organizativo e institucional hasido producto de un largo proceso histrico.El presente trabajo es producto de la refle-xin y el anlisis del momento, y puede ser-vir como un insumo para una reflexin mselaborada.

    Por otra parte, es conveniente expli-car la naturaleza y accin del Instituto Cien-tfico de Culturas Indgenas, ICCI. Fue crea-do por uno de los lderes histricos del mo-vimiento indgena ecuatoriano, el juristaLuis Macas, el ICCI naci el mismo ao dela formacin la Conaie, en 1986. Su objetivocentral es el de abrir un espacio para la dis-cusin cientfica, la reflexin terica, la ca-pacitacin y formacin de cuadros, as co-

  • mo la asistencia tcnica a las organizacionesindgenas. Se inscribe como parte del proce-so organizativo e histrico del movimientoindgena, y tiene como norte fundamentalreflexionar conjuntamente con las organiza-ciones indgenas en el campo de la teora, lainvestigacin cientfica, las cuestiones tcni-cas y polticas del movimiento.

    Desde su creacin, el ICCI ha estadoprofundamente vinculado al movimientoindgena, pero es a partir de 1996, que el IC-CI despliega un nuevo accionar con dos ob-jetivos fundamentales, el primero es crear laUniversidad Intercultural de los Pueblos ylas Nacionalidades Indgenas, UINPI, y elsegundo es el de consolidar un espacio dereflexin crtica desde el interior del movi-miento indgena. Ambos objetivos, en lamedida de las posibilidades, estn siendo lo-grados.

    El ICCI, es un espacio que goza demucha legitimidad al interior de todo el

    movimiento indgena ecuatoriano, y ha lo-grado importantes acuerdos estratgicoscon organizaciones similares en el continen-te americano y en Europa. Con este libro, elInstituto Cientfico de Culturas Indgenas,propone continuar el debate y la reflexin apropsito del levantamiento indgenaecuatoriano, al momento, el actor social msimportante del Ecuador, y uno de los msimportantes del continente. El propsitofundamental que anima a todos quienes ha-cen el ICCI, es contribuir a que nuestra so-ciedad mire su rostro en el espejo de su his-toria y no se avergence de ello. Que tengaorgullo de su rostro indgena, de su sangre,de su memoria, de su cultura. Este encuen-tro, quiz con nosotros mismos, puede ayu-darnos a construir esa unidad en la diversi-dad, requisito clave para la democracia, elrespeto, y la dignidad de nuestros pueblos.

    Quito, diciembre 2001

    14 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • Los retos de un mundo en transformacin

    Editorial Boletn ICCI, No. 1, abril de 1999

    Despus del levantamiento indge-na de 1990, la sociedad ecuatoriana ha vis-to surgir un nuevo actor poltico en el es-cenario nacional: los indios y sus organi-zaciones. Para una sociedad tan racista ytan excluyente como la nuestra, la incor-poracin del movimiento indgena a lasdiscusiones y debates polticos del pas, hasignificado el inicio de una transforma-cin profunda. En efecto, la percepcin dela sociedad ecuatoriana sobre lo indgenaest cargada de un profundo desprecio yde un atvico desconocimiento. Cambiaresa percepcin y, ms an, contribuir a laconstruccin de una sociedad verdadera-mente democrtica, abierta y tolerante, esahora una prioridad dentro del movi-miento indgena ecuatoriano.

    Si bien la incorporacin del movi-miento indgena a la poltica del pas hacontribuido a enriquecer el debate polti-co, tambin es cierto que el camino pordemocratizar nuestra sociedad est an ensus inicios. Vivimos profundas contradic-

    ciones que se expresan en una gran con-flictividad social. La concentracin del in-greso y la agravacin de la pobreza y de lamiseria restan credibilidad a la democra-cia ecuatoriana. La estructura del poderexpresa desde sus niveles institucionaleshasta sus niveles simblicos y semiticos,un alto grado de intolerancia, autoritaris-mo y prepotencia. Desde inicios de la d-cada pasada vivimos la imposicin antide-mocrtica de un modelo econmico quedestruye la capacidad productiva del pas,as como la posibilidad de crear consensossobre la construccin de nuestro futuro.

    Por otra parte, es evidente que elmundo entero se halla sometido a cam-bios vertiginosos que alteran y transfor-man radicalmente la historia contempor-nea. Desde el resurgimiento de los nacio-nalismos y el debate sobre la cuestin t-nica hasta la globalizacin financiera decapitales, el mundo de ahora se revela al-tamente complejo e interrelacionado.Nuevos debates se inscriben con fuerza enel escenario internacional, as, por ejem-plo, se discuten los lmites de un creci-miento econmico que amenaza con des-truir la vida misma de nuestro planeta, deigual manera est en la polmica la cues-tin de la justicia intergeneracional y la

    1

    COYUNTURA Y PROYECTO POLTICO INDGENA

  • tica de toda accin social. Se va creando,asimismo, la conviccin de controlar esaenorme masa de capitales especulativosque han provocado crisis monetarias enAsia del Sudeste, Rusia y Brasil. Se debatecon fuerza la vigencia del neoliberalismo yel rol del Estado en un mundo sometido aprofundas transformaciones. La resurgen-cia de la socialdemocracia en los principa-les pases de Europa, entre otros fenme-nos, evidencian la necesidad de mantenery sostener el Estado de Bienestar.

    En este sentido, urge una reflexin yun dilogo, tanto sobre nuestra realidadcuanto sobre el mundo que nos rodea.Una reflexin que sea crtica y un dilogoque se quiera constructivo. El InstitutoCientfico de Culturas Indgenas, (ICCI),quiere proponer este espacio de dilogo yreflexin sobre los graves y acuciantesproblemas de nuestra realidad a travs desu Boletn. Este es un espacio abierto ypluralista, destinado a recoger los anlisisy las reflexiones de todas las personascomprometidas con la transformacin denuestra sociedad. El ICCI de esta manerabusca contribuir a la verdadera democra-tizacin del Ecuador y compromete todasu accin en la creacin de una sociedadms tolerante, ms justa, ms solidaria yms participativa.

    Autoritarismo y violencia de la democracia ecuatoriana

    Editorial Boletn ICCI, No. 2, mayo de 1999

    Los ltimos acontecimientos nosrevelan profundas fisuras dentro del mo-

    delo de dominacin poltica en el Ecua-dor, en efecto, por una parte la forma en laque se ha estructurado el estado-nacinecuatoriano evidencia una crisis que setraduce en los pedidos de descentraliza-cin y autonoma para las diferentes re-giones del pas, de igual manera el sistemafinanciero atraviesa el momento ms crti-co de toda su historia, mientras que el mo-delo econmico de ajuste ha demostradosu incapacidad para resolver los gravesproblemas del pas.

    Empero de ello, las respuestas fren-te a la crisis han sido autoritarias, violen-tas y excluyentes. As por ejemplo, frente alos pedidos de revisin de las polticas deseguridad social hechas por los jubilados,el Gobierno responde con la violencia ycon la propuesta de privatizar la seguridadsocial. Frente a los pedidos de revisin delmodelo econmico neoliberal, realizadopor mltiples sectores, el gobierno de laDemocracia Popular profundiza an mslas medidas de corte neoliberal y entregaal Congreso la Ley Marco para las privati-zaciones del Sector Pblico. Ante las ml-tiples demandas de pedir una condona-cin de la deuda externa y negociar en tr-minos ms justos el pago de la deuda in-cluyendo como una medida de presin lamoratoria (el no pago) de la deuda exter-na, el presidente Mahuad negocia con elFondo Monetario Internacional prsta-mos externos destinados justamente a pa-gar la deuda y a agravar an ms la difcilsituacin econmica del pas.

    El Gobierno se ha mostrado bas-tante dcil con los pedidos de las Cmaras

    16 / Pablo Dvalos (Editor-compilador)

  • de Agricultura, Comercio e Industria. Asi-mismo, ha demostrado ser un rehn de losintereses muy particulares del Partido So-cial Cristiano, PSC, pero ha demostradobastante dureza frente a los pedidos de losmaestros, de los trabajadores de la salud,de los jubilados, de los campesinos y de losindgenas. Efectivamente, a pesar de habersuscrito una serie de compromisos con di-ferentes organizaciones sociales, entreellas los maestros y la misma CONAIE, elGobierno ha incumplido con esos acuer-dos y no demuestra ninguna voluntad porcambiar la orientacin de la poltica eco-nmica. Ello conduce, definitivamente, auna mayor conflictividad social y a unaprdida de legitimidad del sistema demo-crtico.

    A pesar de los pedidos de la socie-dad civil en su conjunto para que se reviseel actual modelo econmico y para que sebusquen alternativas a la crisis dentro delmarco del consenso, la discusin demo-crtica y la participacin ciudadana, el po-der opta por cerrar los espacios de partici-pacin social, por imponer la poltica deprivatizaciones, y por excluir a la ciudada-na de la discusin y debate de alternativasa la crisis.

    Los movimientos sociales tienenfrente a s una difcil tarea por democrati-zar nuestra sociedad, frente a un poderautoritario que utiliza la democracia co-mo un mecanismo de control de los con-flictos sociales, y que apela siempre a laviolencia para resolver la conflictividadsocial que l mismo provoca. La privatiza-cin del petrleo, del agua, de la seguridad

    social o de la electrificacin, no resuelvenlos problemas del pas, todo lo contrariolo agravan y contribuyen a formar una so-ciedad donde la clase dominante tiene ca-da vez ms poder y ms riqueza, y en don-de la sociedad civil es condenada a la mar-ginacin y a la pobreza.

    Los desafos del movimiento indgena ecuatoriano

    Editorial Boletn ICCI, No. 3, junio de 1999

    Es indudable que el movimiento in-dgena ecuatoriano, uno de los ms fuer-tes y ms organizados de Amrica, atravie-sa estos momentos por un periodo de pro-fundas redefiniciones. En los nueve aosque han transcurrido desde el levanta-miento del 90, el movimiento indgena hatenido que irse constituyendo como unimportante actor social y como un sujetopoltico con un proyecto poltico propio.Sin embargo, la apertura de ese espacio enuna sociedad tan cerrada y tan racista co-mo la ecuatoriana, ha entraado cambiosen las percepciones polticas internas ytransformaciones en las estructuras orga-nizativas existentes.

    La relacin del movimiento indge-na con otros movimientos sociales, ha po-sibilitado la construccin de un impor-tante eje de contrapoder al proyecto neo-liberal. De igual manera, la participacindel movimiento indgena, en las institu-ciones pblicas y en los espacios polticosinstitucionales, como el Congreso Nacio-nal y el Tribunal Supremo Electoral, hanposibilitado la apertura de nuevos espa-

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  • cios de accin, as como la generacin denuevas experiencias en campos en loscuales por vez primera se intenta cons-truir un proyecto alternativo.

    Sin embargo, la dinmica mismadel movimiento indgena que hace de laparticipacin democrtica de las comuni-dades en la toma de decisiones su eje fun-damental, adems de su propia lgica in-terna, ha producido varias rupturas conlos espacios institucionales ganados. As,es evidente que el espacio poltico de ma-yor representatividad frente a la sociedaden su conjunto, como es el Congreso Na-cional, evidencia un alejamiento con lasdinmicas propias del movimiento ind-gena, e incluso, se advierten a su interiorciertas posiciones claramente gobiernistase identificadas con el proyecto neoliberal.

    En ese sentido, la ltima asambleade la Confederacin de Pueblos Kichwasdel Ecuador, ha notado la necesidad derearticular los espacios polticos de repre-sentacin con la lgica interna del movi-miento indgena y con su proyecto histri-co de construir una sociedad alternativa.Pero, ms all de los acuerdos resolutivosde esta asamblea, es importante recalcarlos procesos de reconstitucin de los pue-blos de la nacionalidad kichwa del Ecua-dor. En efecto, el proceso de reconstitucinde los pueblos abre un sinnmero de inte-rrogantes en los mbitos sociales, cultura-les, polticos, organizativos y estratgicospara el movimiento indgena en general.

    Por una parte, este proceso marca elinicio de recuperacin de la memoria his-trica y la posibilidad de reescribirla, pero,

    por otra parte, se abren nuevas incerti-dumbres sobre el devenir del movimientoindgena ecuatoriano, y de sus organiza-ciones. Hasta este momento, el movi-miento indgena ha reafirmado su volun-tad poltica de oponerse radicalmente alproyecto privatizador y neoliberal, ade-ms ha suscrito un compromiso por cons-truir una sociedad verdaderamente demo-crtica, tolerante y justa. As, la accin po-ltica del movimiento indgena, con suserrores y aciertos, hasta el momento indi-can la construccin de un camino inditoen Amrica.

    Los organismos multilaterales de crdito y el movimiento indgenaecuatoriano

    Editorial Boletn ICCI, No. 4, julio de 1999

    La presencia de los organismosmultilaterales de crdito, sobre todo elFondo Monetario Internacional, FMI, elBanco Mundial y el BID, han sido unaconstante en el pas desde que se inici lacrisis de la deuda en 1982. Mientras quepor una parte, el FMI concentra todos susesfuerzos en mantener los equilibrios ma-croeconmicos a corto plazo (inflacin,tipo de cambio, tasas de inters, etc.), elBanco Mundial trabaja en una visin alargo plazo dentro de una estrategia queapunta a lograr profundas reformas es-tructurales en el seno de la sociedad.

    Ambas instituciones, el FMI y elBanco Mundial, responden a las nuevasreglas de juego que imponen el capital fi-nanciero y las nuevas relaciones de poder

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  • emergidas a partir de la cada del muro deBerln. La forma discursiva por la cual es-tas instituciones legitimaban los cambiosnecesarios a un nuevo orden del podermundial, es el discurso neoliberal, y la ar-monizacin coherente de sus estrategias sedefini a inicios de los noventa a partir deldenominado Consenso de Washington.

    El papel de ambas instituciones hasido duramente cuestionado a nivel mun-dial. Los programas de ajuste impuestospor el FMI han provocado protestas, pa-ros, levantamientos, huelgas nacionales.Por su parte, el Banco Mundial contribuyea desestabilizar a las sociedades democr-ticas por la gran conflictividad social quegeneran sus polticas. En efecto, las pro-puestas de privatizacin del agua, de la tie-rra, de la seguridad social, de los recursosnaturales, entre otras, han sido financia-das y apoyadas por el Banco Mundial. Deigual manera, patrocina el despido de em-pleados pblicos, y la reduccin del gastosocial, sobre todo, aquel gasto en salud,educacin y bienestar social, bajo la co-bertura de financiar la modernizacindel Estado ecuatoriano.

    La transformacin estructural de lasociedad en la que trabaja el Banco Mun-dial implica la destruccin del Estado deBienestar y del Estado Desarrollista, porun Estado represivo y policial en el cual elmercado se convierte en el regulador delos conflictos sociales. Este cambio estruc-tural tambin significa la desaparicin deformas de sociedades alternativas y distin-tas a la sociedad capitalista y occidental.En ese sentido, las comunidades indgenas

    y sus instituciones como la minga, el true-que, las fiestas, etc., tendran que desapa-recer porque su lgica de accin no se co-rresponde con la modernizacin del Es-tado. Es en virtud de ello que el BancoMundial ha propugnado la privatizacindel agua, la desaparicin del seguro socialcampesino, la transformacin de las co-munas en empresas comunitarias y en es-pacios para la maquila, etc.

    Sin embargo, de las institucionesmultilaterales de crdito, aquella que hadesarrollado estrategias ms especficas detrabajo con los pueblos indgenas, es elBanco Mundial, organismo que ha teori-zado sobre el etnodesarrollo como unanueva forma de imposicin, de control, dedominio y de asimilacin cultural, a lospueblos indgenas del mundo entero. Porello es necesario que el movimiento ind-gena ecuatoriano sepa identificar con cla-ridad los intereses que estn en juego de-trs de los discursos de organizaciones fi-nancieras multilaterales, para poder arti-cularlos de manera coherente a sus objeti-vos polticos y a sus estrategias organizati-vas.

    La marcha indgena de julio:rupturas en el modelo neoliberal

    Editorial Boletn ICCI, No. 5, agosto de1999

    Las movilizaciones ciudadanas rea-lizadas durante la primera quincena de ju-lio en contra de la pretensin guberna-mental de incrementar mensualmente losprecios de los combustibles, al igual que

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  • las marchas indgenas que llegaron desdeel norte y desde el sur del Ecuador, hacia lallamada Toma de Quito, y que desembo-caron en la firma de un acuerdo entre elgobierno de la Democracia Popular y elmovimiento indgena ecuatoriano, signi-fican, a no dudarlo, uno de los eventosms sobresalientes de la historia polticareciente y que tendr importantes reper-cusiones polticas en el futuro de la vidanacional.

    En efecto, en este perodo se con-fundieron en un solo proceso, una serie defenmenos y de intereses contrapuestosen los cuales y para su resolucin el movi-miento indgena ecuatoriano jug unpapel preponderante. En primer lugar, es-t la crtica que se ha hecho a la vigenciadel modelo econmico neoliberal y a losprogramas de ajuste que han venido im-ponindose desde inicios de los aosochenta. La movilizacin ciudadana y laaccin estratgica del levantamiento ind-gena durante el mes de julio lograron algoque pareca imposible: la revisin de unprograma de ajuste en vsperas a la firmade un acuerdo entre el Gobierno y el Fon-do Monetario Internacional.

    En segundo lugar, la negociacin delos indgenas lograda con el Gobierno, de-j sin base de sustentacin poltica a di-versos partidos polticos, sobre todo, a losde la Costa, fuertemente identificados conlas oligarquas locales y con el poder eco-nmico dominante. En efecto, aprove-chando el justo reclamo de la sociedad ci-vil, estos partidos identificados con la de-recha poltica intentaron utilizar este des-

    contento para rearticular desde posicionesde fuerza sus bases electorales y sus pro-puestas de radicalizacin del modelo neo-liberal.

    En tercer lugar, est el hecho de queel movimiento indgena incorpor a susdemandas aquellas que eran parte de otrossectores de la sociedad civil, como fueronlos pedidos de la ciudadana por el des-congelamiento de las cuentas bancarias,de la transportacin por congelar por unao el precio de los combustibles, y asi-mismo, mantener por un ao, el precio delgas domstico.

    En cuarto lugar est el hecho de quela sublevacin indgena puso sobre la me-sa de discusin varios temas que habansido negados a ser debatidos por la estruc-tura dominante del poder, y que de apli-carse implicaran transformaciones es-tructurales para la sociedad ecuatoriana,entre ellos pueden resaltarse el de la deudaexterna e interna, el del sector financiero,el de la necesidad de un nuevo modeloeconmico, etc.

    Todo ello ha significado una seriede transformaciones cualitativas dentrodel movimiento indgena, entre ellas, qui-z la ms importante sea su cambio en unsujeto poltico con conciencia de identi-dad y con capacidad de movilizacin na-cional. El movimiento indgena se convir-ti, en el mes de julio, en el interlocutorvlido que recogi las movilizaciones ydemandas ciudadanas y que pudo nego-ciar desde posiciones de fuerza con el po-der. Su accin provoc una seria rupturadentro del modelo neoliberal que ha obli-

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  • gado al FMI a considerar por vez primeraen el Ecuador, la incorporacin de unaclusula social dentro de un programa deajuste econmico, pero tambin ha logra-do una seria ruptura en el modelo polti-co de dominacin incorporando a la esce-na nacional con voz y presencia propias almovimiento indgena ecuatoriano, a nodudarlo, el ms organizado a nivel conti-nental.

    Neoliberalismo y movimiento indgena

    Editorial Boletn ICCI, No 6, septiembre de1999

    La nueva estructura de poder mun-dial condiciona a todo tipo de pensamien-to, de reflexin y de anlisis a la aceptacinacrtica de sus premisas y de sus catego-ras. Este totalitarismo del pensamiento hasido denominado como el pensamientonico. La nueva ortodoxia hace del mer-cado y del neoliberalismo los referentesbajo los cuales deben comprenderse todoslos fenmenos de la historia humana.

    Para este pensamiento nico, in-cluso la diversidad y la enorme compleji-dad de los pueblos y nacionalidades ind-genas, pueden ser comprendidas bajo losparmetros del neoliberalismo. Pero nosolo que pueden ser comprendidas, sinoque incluso se propugna que el neolibera-lismo puede ser la mejor solucin a losproblemas que actualmente aquejan a lospueblos indgenas. En virtud de que elneoliberalismo propone la eficiencia y la

    transparencia del mercado como meca-nismo de regulacin social, es a partir delmercado que muchos problemas de lospueblos indgenas podran ser resueltos.De esta manera el pensamiento nico pa-rece haber encontrado la solucin a losproblemas de la humanidad.

    Sin embargo, las cosas no son tanfciles como las propone el discurso neo-liberal. En primer lugar, porque la eficien-cia es una categora totalmente alejada dela cosmovisin indgena, al menos de lospueblos indgenas que habitan el Ecuador.La eficiencia necesita de su contraparte, eldenominado desde las ciencias socialescomo homo economicus, es decir, el hom-bre racional, que busca la eficiencia en laconsecucin de sus fines, altamente indi-vidualista y que ha sido construido por lamodernidad y por el sistema capitalista.Los pueblos indgenas han sido y son anlas vctimas permanentes de esa racionali-dad, de esa eficiencia y de ese sistema. Hasido, precisamente, en virtud de la eficien-cia del homo economicus que se llev ade-lante el sometimiento a los pueblos ind-genas de Amrica.

    En segundo lugar, est la concep-cin comunitaria de vida que no tiene na-da que ver con la propuesta individualistaque subyace al discurso neoliberal. De he-cho, la historia demuestra que la forma-cin del mercado ha significado la des-truccin literal de toda forma de vida co-munitaria. Lo hizo la dictadura de Pino-chet en 1989, cuando prohibi por decre-to la existencia comunitaria de los puebloshermanos Mapuches. Lo hicieron las dic-taduras de Guatemala que exterminaron

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  • fsicamente a las comunidades indgenas.Mercado y Comunidad son trminos con-trapuestos y que histricamente han esta-do confrontados.

    En tercer lugar, est el problema dela aceptacin del Otro, es decir, el recono-cimiento de la Alteridad. El discurso neo-liberal debe reconocer que la racionalidady la eficiencia del homo economicus es so-lamente un tipo de racionalidad humana.Que frente a esa racionalidad existen otrasformas de racionalidad que tienen todo elderecho a existir y a pervivir en su diferen-cia radical. De no hacerlo, el discurso neo-liberal aceptara reconocerse como exclu-yente. Y ello lo lleva a posiciones racistas.Pero si el discurso neoliberal acepta queexiste otra forma de racionalidad que noes precisamente la suya entonces debe re-lativizarse, es decir, debe aceptar al Otro. Ytoda su propuesta no tendra sentido, por-que estara obligado a aceptar las otrasformas de organizacin social que no tie-nen nada que ver con el neoliberalismo,como son las formas comunitarias de vidade los pueblos indgenas.

    En cuarto lugar, estn las relacionesde poder y que parecen no formar partedel discurso neoliberal. El mercado no esun sitio libre de relaciones de poder y dedominacin. Todo lo contrario, all predo-mina la ley del ms fuerte. Todos los mer-cados del mundo estn controlados porpoderosos intereses particulares a quienesno les conviene para nada el bien comn.

    Por estas razones, propugnar elneoliberalismo como opcin posible paralos pueblos indgenas releva de una ideo-loga imbricada con el poder. Para los pue-

    blos indgenas la opcin est justamente,en oponerse a este tipo de ideologas y enla bsqueda de reconocimientos de las di-ferencias radicales y en la aceptacin deque solo asumiendo la diversidad podrconstruirse lo nuevo, lo diferente, y a par-tir de all la construccin de una sociedadverdaderamente racional, justa y, sobre to-do, que aprenda a convivir en el respeto ala diferencia.

    Medios de comunicacin y movimiento indgena

    Editorial Boletn ICCI, No. 7, octubre de1999

    Durante las jornadas de protesta delmes de julio del presente ao, se dio unhecho altamente simblico y revelador:los indgenas de Tungurahua decidierontomarse las instalaciones del cerro Pilisur-co en el cual estn las instalaciones de lasantenas repetidoras de algunas estacionesde televisin y de radio. Este hecho polti-co y estratgico protagonizado por el mo-vimiento indgena demuestra, por unaparte, la contraposicin de intereses queexisten entre los pueblos indgenas y losmedios de comunicacin, y, de otra parte,evidencia que el control de los medios decomunicacin es vital para todo proyectode dominacin.

    La accin fue unnimemente repu-diada por los medios escritos y televisivas.El cerro de Pilisurco con sus antenas de re-peticin rodeado de ponchos multicoloresy por la densa neblina del pramo, se

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  • constituy en una metfora de aquellasjornadas de julio: el levantamiento indge-na tom en calidad de rehn a unos me-dios de comunicacin que siempre se ha-ban caracterizado por desconocerlos ypreterirlos.

    Para los medios de comunicacinlos indios con su modo de vida, con suparticular visin de comprender y valorarla realidad, son la anttesis del mundo queellos cotidianamente pregonan. El mundoindgena no existe en la cotidianidad delas pantallas de televisin y si existen se lospresenta como folclore y ancdota. Deigual manera en la prensa escrita, el movi-miento indgena, con toda su riqueza y to-da su complejidad, no tiene derecho deexistencia. Jams aparecen como noticiaaspectos de vital importancia y que estncambiando la historia de este pas, como elproceso de reconstitucin de los pueblosde la nacionalidad Kichwa, por ejemplo.

    Sin embargo, los medios de comu-nicacin son militantes cuando se trata demovilizar la opinin ciudadana en contradel movimiento indgena. Lo hicieron du-rante los levantamientos del 90 y del 94,tambin jugaron un importante papel enlas discusiones previas a la conformacinde la Asamblea Nacional Constituyente en1998. Cuando el movimiento indgenapropuso al pas discutir y debatir la pluri-nacionalidad los medios de comunicacindecidieron clausurar el debate bajo unaconcepcin errada de la plurinacionali-dad. En efecto, sin comprender el signifi-cado que tiene para los pueblos indgenasel concepto de nacionalidad, todos los me-

    dios cerraron filas para proteger la estruc-tura y la integridad del Estado-nacin.

    Para los medios de comunicacin,los indios ni siquiera tienen el status de serreconocidos como diferentes, como unproyecto alternativo a la modernidad y alsistema capitalista. Son simplemente ig-norados. Son quitados del presente, de lamisma manera que la historia oficial losha borrado del pasado.

    De la misma forma que la marchaindgena hacia Quito abri rupturas en elmodelo de dominacin poltica, la accinde Pilisurco provoc fisuras en el modeloideolgico de dominacin. Los medios decomunicacin no estn fuera de los con-flictos sociales. Las contradicciones socia-les los alcanzan. De hecho, la mayora delos medios de comunicacin pertenece apoderosos grupos financieros. Lo de-muestra la propiedad de medios escritos,radiales y televisivos por los grupos Isaasy Aspiazu. El dominiol econmico de losmedios de comunicacin generalmente setraduce en control ideolgico poltico. Deah que la accin de Pilisurco haya demos-trado el carcter que tienen los medios enuna sociedad como la nuestra.

    Es por ello que el movimiento ind-gena ecuatoriano debe desarrollar estrate-gias de comunicacin que contemplen lacreacin de sus propios medios de comu-nicacin. Existen algunas experiencias, so-bre todo, con las escuelas radiofnicas ycon las radios comunitarias, empero deello, hacen falta desarrollar estrategias queapunten a formar y consolidar verdaderosmedios de comunicacin, en los campos

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  • de la prensa escrita, en la conformacin deun sistema radial y en una estacin de te-levisin.

    La CONAIE y la constitucin de unnuevo sujeto poltico

    Editorial Boletn ICCI, No. 8, noviembre de1999

    En 1986 fue creada la Confedera-cin de Nacionalidades Indgenas delEcuador, (CONAIE), que aglutinaba a suinterior a las organizaciones indgenas re-gionales ms representativas de los pue-blos y nacionalidades del Ecuador, comosla Confederacin de Pueblos y Nacionali-dades Quichuas del Ecuador (ECUARU-NARI) y la Confederacin de Nacionali-dades Indgenas de la Amazona Ecuato-riana (CONFENAIE), entre las ms im-portantes. Para ese entonces, la creacinde la CONAIE no suscit mayores comen-tarios dentro del mbito poltico y socialde nuestro pas.

    En efecto, desde la creacin de la re-pblica en 1830, para el discurso domi-nante, los indios simplemente no existan,como Garabombo el Invisible, aquel heroi-co personaje creado por el escritor perua-no Manuel Scorza, los indgenas eran invi-sibles para la visin oficial. No tenan elderecho a existir dentro del imaginario ydel discurso poltico dominante. Su cultu-ra se reduca al folclore y su lengua no eraotra cosa que un dialecto. Para los secto-res ms radicales de la sociedad, el proble-ma indgena, en cambio, se reduca a lacuestin agraria. Los indios eran vistos

    como campesinos y su controversa tenaun carcter reivindicativo, luchaban por latierra.

    El nacimiento de la CONAIE coin-cide con una de las pocas ms negras dela historia contempornea del Ecuador: labrutal y feroz represin al pueblo ecuato-riano que, incluso, adquiri caractersticasde terrorismo de Estado, llevado adelantepor el rgimen social-cristiano de Len-Febres Cordero, y que cerr todos los es-pacios crticos de la sociedad, adems degenerar un miedo social que desmovilizla capacidad de respuesta y que, finalmen-te, contribuy a desarticular al movimien-to obrero, hasta entonces, el opositor msradical a la imposicin del neoliberalismo.Sin embargo, es en este contexto que se lo-gra organizar y constituir al actor socialms importante de la dcada de los no-venta: el movimiento indgena ecuatoria-no.

    Efectivamente, es a partir de las es-tructuras organizativas creadas desde laCONAIE que se va a articular la unidadestratgica de varios actores sociales, queconfluirn en la creacin de la Coordina-dora de Movimientos Sociales del Ecua-dor, y el Movimiento Pachakutik, a no du-darlo, uno de los sujetos polticos ms im-portantes de esta dcada.

    A inicios de los aos 90, la CONAIEorganiza el primer levantamiento indge-na desde el retorno a la democracia e in-corpora al escenario nacional a un actorsocial nuevo: los indios y sus organizacio-nes. La sociedad ecuatoriana no sabe c-mo asumir al movimiento indgena, dehecho, sus primeras reacciones van desde

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  • el miedo hasta el menosprecio. La pro-puesta de pluriculturalidad y de plurina-cionalidad no son aceptadas por la socie-dad y se cierran filas en contra de ellas. Seve en el pedido indgena de plurinaciona-lidad un atentado contra la integridad delEstado-Nacin ecuatoriano. Desde el Pre-sidente de la Repblica, pasando por lascmaras de la produccin, las cmaras delos agricultores, medios de comunicacin,sectores polticos, etc., todos coinciden enrechazar la demanda indgena de pluricul-turalidad, y frente al levantamiento ind-gena de 1990 se opta por la violencia y larepresin.

    En realidad, lo que el movimientoindgena reclamaba era el reconocimientoa la profunda diversidad que estructura elEstado-Nacin conocido como Ecuador.El Ecuador no era un espacio homogneoen el cual solo exista un norte, aquel de lamodernidad capitalista. Existan tambinpueblos enteros fuera de esa modernidadcapitalista que reclamaban el derecho aexistir y a pervivir en su diferencia radical.

    El debate poltico empieza a trans-formarse y se van incorporando, gracias almovimiento indgena, temas y problem-ticas nuevas. La plurinacionalidad se con-vierte en un eje estratgico del movimien-to indgena que sobrepasa a las demandasreivindicativas por la tierra y que incorpo-ra nuevas dinmicas polticas y organiza-tivas a la CONAIE y a sus filiales. Se trata,en definitiva, de aceptar la alteridad querepresenta el mundo indgena, en un con-texto de una sociedad profundamente ce-rrada, racista, autoritaria y excluyente.

    La marcha de los pueblos indgenasde Pastaza en 1992, y los actos para con-memorar los quinientos aos de lucha yde resistencia, otorgan al proceso de cons-titucin de la CONAIE, una dimensinnacional e incluso internacional. La orga-nizacin indgena comienza a constituirseen un referente obligatorio para compren-der la realidad ecuatoriana.

    Para 1994, el papel de la CONAIEser vital para impedir la aprobacin de laLey de Desarrollo Agrario, propuesta porel gobierno conservador de Sixto DurnBalln. La iniciativa gubernamental apun-taba a la modernizacin capitalista en elagro, destruyendo a las comunidades ind-genas y convirtindolos en fuerza de tra-bajo para las agroindustrias y la agroex-portacin.

    La CONAIE, en esta oportunidad,no solo que organiza polticamente al mo-vimiento indgena para frenar el intentode privatizacin de la tierra y la destruc-cin de las comunidades, sino que, ade-ms, asume un carcter propositivo. Enefecto, la oposicin al proyecto neoliberalde privatizacin del agro y de moderniza-cin capitalista, se enriquece con la reali-zacin desde las propias organizacionesindgenas, de un proyecto de ley de desa-rrollo agrario y un proyecto de ley deaguas. Son las primeras iniciativas de unproceso de legislacin que tiene como ba-se la participacin democrtica de lospueblos y nacionalidades indgenas. Sobrela base del dilogo y del consenso, prcti-cas tradicionales en el mundo indgena, seconstruyen dinmicas organizativas dife-

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  • rentes y alternativas. Son estas prcticaslas que estarn a la base de los procesospolticos de los aos 1996-90.

    Efectivamente, es en la coyuntura de1996-1999, que la CONAIE tendr un pa-pel protagnico en la vida nacional y quemarcar su transformacin de actor socialen sujeto poltico. En esta coyuntura, sedefinen, de una parte, procesos polticosorganizativos en los cuales el movimientoindgena es el elemento central para la lu-cha en contra de la imposicin neoliberal.

    Pero, de otra parte, se configuranprocesos polticos electorales que trans-formarn radicalmente el tradicional es-cenario poltico nacional. Es en este perio-do que se conforma el Movimiento deUnidad Plurinacional Pachakutik-NuevoPas, que ganar para el movimiento ind-gena ecuatoriano, por vez primera ennuestra historia, cerca de un 10% de la re-presentacin parlamentaria, algunos po-deres locales y nuevas espacios institucio-nales, entre ellos, el actual CODENPE. Esen esta coyuntura que se logra la aproba-cin del convenio 169 de la OrganizacinInternacional del Trabajo, OIT, que reco-noce los derechos de los pueblos y nacio-nes ancestrales.

    La constitucin del MovimientoPachakutik-Nuevo Pas, es un desafo parael movimiento indgena ecuatoriano. Sepretende una participacin poltica sin tu-telajes y sin direccionalidades predetermi-nadas. Es un espacio nuevo, porque noimplica solamente a los indgenas, sinoque intenta abarcar al conjunto de la po-blacin. El discurso construido desde la

    prctica indgena y en el cual la plurina-cionalidad constituy un eje estratgico,debe transformarse de tal manera quepueda abarcar a otros sectores, al mismotiempo, que haga posible una lucha porcambiar nuestra sociedad.

    Este nuevo discurso debe hacersecon el pueblo, con aquellos sectores quehan sido duramente golpeados por la po-ltica econmica, y que tambin sufrenpor la discriminacin social y el racismoeconmico. Es de esta manera, que la CO-NAIE, conjuntamente con otros sectoressociales, convocan en 1998 a la AsambleaConstituyente del Pueblo, el ejercicio de-mocrtico ms representativo de este lti-mo periodo.

    As, la CONAIE abri el espacio so-cial hacia otros actores y hacia nuevos dis-cursos. Posibilit la incorporacin de nue-vos temas de debate, pero, quiz lo msimportante, cuestion el profundo racis-mo que atraviesa a nuestra sociedad, queha construido una estructura de poderasentada en el desprecio absoluto al Otro,en la exclusin total de lo indgena.

    La voz crtica de la CONAIE se con-vierte en un referente de organizacin y dediscurso poltico para el pueblo en su con-junto. Durante el Levantamiento por la Vi-da y contra el Hambre, del mes de julio de1999, fue la CONAIE quien llev adelantela oposicin ms radical y ms consecuen-te contra las pretensiones gubernamenta-les. Fue ella quien posibilit la negocia-cin, asimismo por vez primera en nues-tro pas y en condiciones de poder, de unpaquete econmico de ajuste.

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  • Es por ello que las elecciones de lanueva dirigencia de la CONAIE, en estemes de noviembre, son una cuestin de al-cance nacional. Se est jugando, y sin nin-guna exageracin, el futuro del pas. De lanueva dirigencia de la CONAIE depende-r que sta se constituya en el referente apartir del cual se pueda articular una pro-puesta para transformar al Ecuador, yconstruir as un pas ms justo, ms tole-rante, ms democrtico.

    Neoliberalismo, Globalizacin y la Emergencia de Nuevos Actores Sociales

    Editorial Boletn ICCI, No. 9, diciembre de1999

    La dcada de los noventa se abrien el Ecuador con el levantamiento ind-gena de mayo-junio de 1990. La sociedadecuatoriana descubri a un actor socialantes desconocido, los indios. La suble-vacin indgena del 90 se hizo en contrade una estructura de poder que excluy alos indgenas de todos los espacios de lasociedad y que siempre los consider co-mo un obstculo para alcanzar la moder-nidad y el desarrollo. El alzamiento de losnoventa coincide con la cada del Muro deBerln y el derrumbe de los denominadossocialismos reales.

    Dos procesos diacrnicos que seinscriben como contrapunto y que son al-tamente reveladores del momento histri-co que empieza a prefigurarse. A medidaque se produce la crisis de las utopas se

    genera la emergencia de nuevos actores ysujetos polticos en el escenario mundial.

    La cada de los pases socialistas im-plica el fortalecimiento del poder militar,poltico y econmico de los Estados Uni-dos a nivel planetario. El mundo se vuelveunipolar, y los discursos ideolgicos quejustifican y legitiman ese poder nico, searmonizan con las propuestas de liberali-zacin de los mercados, la desregulacinde los capitales, y la desreglamentacin fi-nanciera, procesos conocidos como glo-balizacin o mundializacin de la eco-noma.

    Se configura, a todo lo largo de ladcada de los noventa, un panorama ca-racterizado por la crisis de todos los dis-cursos filosficos y polticos, y de todoslos sistemas de pensamiento, (los denomi-nados metadiscursos o metanarracio-nes). Pero tambin se estructura unmundo sometido a la irracionalidad de lascrisis financieras que destruyen la estruc-tura econmica de pases enteros, inde-pendientemente de su fortaleza econmi-ca, como pas con los llamados tigresasiticos. Un mundo en el cual el controlde las corporaciones transnacionales so-bre el planeta entero es casi total.

    Aspectos como las megafusionescon cantidades de dinero que rebasan to-da posibilidad de imaginacin, las ofertashostiles de compra entre monopoliostransnacionales, que refuerzan su poder,las transacciones financieras que en un so-lo da realizan transacciones equivalentesal 20% de toda la produccin mundial,son cuestiones radicalmente nuevas en re-

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  • lacin a dcadas anteriores. Mientras quela dcada de los ochenta fue la del ajuste yla de la presencia del Fondo Monetario In-ternacional, FMI, la de los noventa se pre-senta como la dcada de la privatizacin yla consolidacin del poder financieromundial.

    La dcada de los noventa es tam-bin la dcada de la crisis del modelo deajuste y de la presencia cada vez ms im-portante del Banco Mundial, como caba-llo de Troya del neoliberalismo. Durantetoda la dcada, la imposicin del neolibe-ralismo provoca crisis, violencia, incerti-dumbre y fracturas graves en casi todoslos pases.

    Sin embargo, es justamente en me-dio de esta imposicin que en Mxico, losindgenas de Chiapas, organizados en elFrente Zapatista de Liberacin Nacional,EZLN, cuestionan el acuerdo de libre co-mercio con Estados Unidos, y evidencianel fracaso del modelo neoliberal y de la de-mocracia excluyente practicada por elPartido de la Revolucin Institucional,PRI. El levantamiento zapatista suscita laadhesin de muchos sectores por todo elmundo, y propone nuevas lecturas sobrela realidad latinoamericana.

    El mismo ao en el que los indge-nas de Chiapas se insurgen en contra delpoder autoritario del PRI y en contra delneoliberalismo, los indgenas del Ecuadorrealizan su segundo levantamiento encontra del proyecto de ley que pretendamodernizar el agro destruyendo a las co-munidades indgenas, y transformando alos indios en asalariados de las empresasagroindustriales.

    Dos aos ms tarde, en 1996, losobreros de Francia, realizan las protestasms importantes de la dcada y de todaEuropa, en contra del proyecto del primerministro, Jupp de privatizacin del siste-ma de pensiones. En Ecuador, por su par-te y en el mismo ao, los indgenas logranpor vez primera en toda la historia de laRepblica, participar en las elecciones ge-nerales y ganar importantes espacios derepresentacin parlamentaria y varios po-deres locales.

    Empero de ello, el ambiente que ge-nera este dominio unipolar del mundopor parte de Estados Unidos, y la primacaa nivel ideolgico del discurso neoliberalcomo nica posibilidad dentro del hori-zonte humano, producen diversas res-puestas y otras formas de organizarse den-tro de la sociedad civil. Se exige a la demo-cracia existente que asuma nuevos roles.Se reclama una democracia radical en elsentido de crear ms justicia social, mstolerancia poltica, ms igualdad en la dis-tribucin del ingreso, y una diferente ticade la accin poltica y social.

    Mientras que el discurso neoliberalapela a la eficiencia del mercado y a la li-bre circulacin de mercancas, como con-diciones bsicas para un moderno con-trato social, cerrndose a s mismo comopensamiento nico, las originales pro-puestas de democracia radical, y los nue-vos valores ticos, sobre todo, en la res-ponsabilidad que se tiene con las genera-ciones futuras y con la naturaleza, articu-lan una nueva forma de comprender y es-tructurar la realidad humana. Son pro-puestas que critican radicalmente al capi-

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  • talismo pero proponen alternativas vli-das de convivencia social.

    El neoliberalismo, en realidad, es larespuesta ideolgica que legitima y justifi-ca las nuevas relaciones de poder a nivelplanetario. Para los pases pobres, la im-posicin del neoliberalismo, sea por la vade las polticas de ajuste macro econmi-co, sea por las vas de reforma del Estado ydisminucin del gasto estatal en educa-cin, salud, inversin social, ha significadola extensin de la pobreza, la intensifica-cin de la miseria, la generalizacin de laviolencia, el incremento de la conflictivi-dad social.

    Para los pases de Amrica Latina,caracterizados por una predominancia depoblacin indgena, la situacin es msgrave an, porque son precisamente lossectores indgenas los ms golpeados porla imposicin neoliberal. Son ellos las vc-timas directas de la globalizacin de laeconoma y la liberalizacin de los mer-cados.

    Los levantamientos indgenas deChiapas y del Ecuador son un testimoniode la conflictividad que genera relacionesde poder casi esclavistas y avalizadas poreste discurso neoliberal. Urge entonces,crear las condiciones que aseguren efecti-vamente la democratizacin de nuestrassociedades. La dcada que termina, quecoincide adems con el inicio de un nuevomilenio, debe ser la puerta de entrada ha-cia un mundo ms rico en posibilidades, yen el cual, predominen los valores del res-peto a la alteridad, la vigencia irrestrictadel Estado de Derecho y la construccinde un verdadero Estado del Bienestar.

    El Estado, la reconstruccin de lospueblos de la nacionalidad kichwa ylos parlamentos indgenas

    Editorial Boletn ICCI, No. 10, enero del2000

    El proceso de reconstruccin y re-constitucin de los pueblos de la nacinkichwa del Ecuador, a no dudarlo, es unode los procesos inditos ms importantesde los pueblos indgenas de Amrica Lati-na y que abren el espacio del reconoci-miento a la alteridad de nuestras nacionesdesde la aceptacin de la pluriculturalidady de la interculturalidad, y que, adems,cuestionan en lo fundamental la esenciamisma del Estado, al mismo tiempo queevidencian el carcter real que tiene el Es-tado dentro de nuestra sociedad, esto es,como la imposicin de una forma de do-minacin, de ejercicio del poder y de con-trol social.

    La formacin del Estado-Nacin enel caso del Ecuador, adopt las formas ju-rdicas, polticas e ideolgicas que habadesarrollado la burguesa europea en el si-glo XVIII. Se construy un Estado de for-ma burguesa en donde no exista una bur-guesa, y se le dio una forma republicanacuando no existan procesos de ciudada-na, ni formacin de sistemas de represen-tacin democrticos, ni partidos polticos.El Estado que se construy en 1830, en elespacio que antes se denominaba RealAudiencia de Quito, articulaba formas decontrol y de dominacin que venan desdela Colonia, con los intereses de la clase do-minante emergente, y busc legitimarse

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  • con un discurso liberalizante en lo econ-mico y en lo poltico. El Estado ecuatoria-no, en realidad, se construy como unaforma de articular nuevas relaciones depoder sobre instituciones econmicas, so-ciales y polticas ya existentes.

    Esta contradiccin entre el carcterjurdico-poltico del Estado ecuatoriano ysu realidad, atraviesa toda la historia repu-blicana del Ecuador. Desde su formacinen 1830, es apenas en 1999 que la clase do-minante logra por fin definir con exacti-tud los lmites geogrficos del Estadoecuatoriano. Pero, el mismo ao en el quefinalmente se logra dibujar el mapa realdel Ecuador, surgen con fuerza los pedidosde autonoma regional y de descentraliza-cin. La formacin del Estado ecuatoria-no, revela as su carcter ms bien provi-sional y espontneo y su inconsistenciacon la realidad histrica del Ecuador.

    Desde la formacin misma del Es-tado ecuatoriano, el reto ha sido el deconstruir una nacin para ese Estado. Du-rante todo el siglo XX se escuchan las vo-ces que reclaman por la identidad ecuato-riana y por la construccin de un proyec-to nacional. Sin embargo, la categora denacin, parece no articularse de maneracoherente con la formacin del Estado co-mo estructura de poder y de dominacin.La nacin ecuatoriana que recurre in-cluso a lo folclrico y anecdtico para le-gitimarse, no pasa de ser una construccinforzada e ideolgica.

    Sin duda alguna, el desafo ms im-portante para la definicin de la nacinecuatoriana ha sido realizado por los pue-

    blos indgenas del Ecuador. Han sido ellosquienes desde la dcada de los ochenta, enel siglo pasado, otorgaron sentido y cohe-rencia histrica a la categora de nacin.Se reclaman a s mismos como nacionali-dades y defienden un concepto de sobe-rana que es extrao e incomprensible pa-ra la actual estructura del poder.

    En efecto, cuando los indgenas delEcuador propusieron en 1990 el conceptode nacionalidad y obligaron a aceptar lacategora de plurinacionalidad del Esta-do ecuatoriano, evidenciaron que durantetoda la poca republicana, la clase domi-nante haba sido incapaz de articular, for-mar y consolidar una identidad nacional yuna nacin. A lo sumo, haba logrado de-sarrollar un aparato estatal y una divisingeogrfica que manifestaba el ejercicio delpoder a travs del control geogrfico de laspoblaciones y de los territorios.

    Por ello los mltiples reclamos y lamanifiesta incomprensin de la propuestade plurinacionalidad que suscit entrediversos sectores de la sociedad, incluidoel presidente de la Repblica Dr. RodrigoBorja en el periodo 1988-1992, quienafront el primer levantamiento indgenade la era republicana, as como la propues-ta de la OPIP de firmar un contrato de so-berana con el Estado. Para la estructuradel poder, el Ecuador es uno solo, homo-gneo e indivisible. La soberana, decan,no es negociable. No existe, argumenta-ron, otra cultura y otra identidad que laecuatoriana. Por esta razn apelaban a laasimilacin de la poblacin indgena a unproyecto atrasado de modernidad, y acep-

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  • taban, como mxima concesin, el mesti-zaje de la poblacin ecuatoriana.

    Una dcada despus, la plurinacio-nalidad y la interculturalidad son ya dis-cursos socialmente aceptados en el Ecua-dor. Pero ha mediado un profundo y com-plejo proceso de discusin, debate, con-troversia, lucha y disputa, tanto al interiordel movimiento indgena ecuatoriano,cuanto a nivel de toda la sociedad. Efecti-vamente, a pesar de que se hayan aceptadoen el debate poltico la inclusin de las ca-tegoras de plurinacionalidad, la sociedadecuatoriana sigue siendo profundamenteracista, excluyente y autoritaria.

    Es en virtud de ello, que el movi-miento indgena ecuatoriano ha ido am-pliando el horizonte de sus expectativaspolticas. En efecto, no bastaba con incluiren la Constitucin Poltica del Ecuador losDerechos Colectivos y el reconocimiento ala plurinacionalidad y la interculturalidad,haba, de hecho, que ir ms lejos. A pesardel reconocimiento de la pluriculturali-dad y la interculturalidad, el ejercicio delpoder exclua de hecho a la poblacin in-dgena de todo el debate poltico nacional,al mismo tiempo que descargaba sobre sushombros el peso de la crisis del sistema.Los pueblos indgenas son los ms dura-mente golpeados por la crisis a pesar deque son quienes aseguran la seguridad ali-mentaria del pas.

    El movimiento indgena compren-di que a las exhortaciones de plurinacio-nalidad haba que acompaar las propues-tas de democratizacin real y efectiva de lasociedad en los mbitos polticos y econ-

    micos. El reconocimiento de la plurina-cionalidad es letra muerta sin una realparticipacin en la conduccin poltica yeconmica del pas. Algunos aconteci-mientos fueron conformando una nuevaprctica poltica dentro del movimientoindgena, que rebasaba la visin de las de-mandas sectoriales y particulares haciauna comprensin ms vasta y poltica-mente comprometida.

    Aquello puede ser comprobado du-rante el mes de julio de 1999, cuando elmovimiento indgena hizo suyos los pedi-dos de todo el pueblo y lider las jornadasde protesta en contra de la imposicin deun nuevo paquete de ajuste econmico.

    De esta manera, el movimiento in-dgena se convierte en un referente polti-co y organizativo dentro de un proyectode resistencia a la imposicin del poder.Pero al mismo tiempo el levantamientoindgena entra en un proceso de definicio-nes internas a travs de la bsqueda deuna identidad ms profunda, que le posi-bilite un marco de accin histrico msamplio y ms al largo plazo. Es el procesode reconstruccin y reconstitucin de lospueblos de la nacionalidad kichwa.

    Iniciado por los pueblos Cayambis,de la Sierra norte del Ecuador, este proce-so que nace desde lo histrico, se definebsicamente como un proceso poltico deconstruccin de un concepto nuevo de so-berana, que implica, de hecho, un con-cepto nuevo de Estado y de sociedad.Dentro de este proceso de reconstrucciny reconstitucin de los pueblos, la bsque-da de la memoria ancestral se revela tam-

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  • bin como la bsqueda de nuevas posibi-lidades para el futuro.

    El concepto de nacionalidad, quetuvo una importancia estratgica durantelos aos 1980-90, se revela insuficiente enel momento de redefinir a los pueblos per-tenecientes a la nacin kichwa. Es necesa-rio entonces, otorgarle nuevos contenidosy nuevas posibilidades. El significado desoberana que emerge desde el proceso dereconstruccin de los pueblos es una con-cepcin diferente a aquel concepto inhe-rente a la categora de nacin. Es el pro-ceso de reconstruccin y reconstitucin delos pueblos, el encargado de darle nuevoscontenidos a la definicin de soberana, alconcepto de Estado, e incluso a los pen-samientos ms particulares y especficoscomo aquellos de descentralizacin, de re-forma y reestructura del Estado.

    La reconstruccin y reconstitucinde los pueblos de la nacin kichwa impli-ca, de una parte, un proceso de auto-iden-tificacin histrica, redefinicin organiza-tiva y autoconciencia de los pueblos ind-genas, pero, de otra parte, es tambin elejercicio de un poder alternativo y dife-rente.

    De este proceso deben emerger lasdefiniciones necesarias para estructurarlos gobiernos y los cabildos comunitarios.La participacin de la comunidad y de lasorganizaciones son aspectos clave en ladiscusin y en el debate sobre la recons-truccin y reconstitucin de los pueblos,porque se trata, en definitiva, de estructu-rar un nuevo tipo de conciencia y de orga-nizacin que sean capaces de dar sustento

    a una nueva propuesta de pas y de so-ciedad.

    Es dentro de este proceso que seplantea la necesidad de crear un nuevo es-pacio de discusin poltica y participacinsocial, son los parlamentos indgenas.Concebidos como espacios organizativosen los cuales cuenta la participacin de-mocrtica de las comunidades, los parla-mentos indgenas intentan constituirsecomo las semillas de una democracia radi-calmente diferente a la existente. Una de-mocracia que rebase los aspectos formalesdel voto y la delegacin del poder, para in-corporar plenamente a los individuos enla conduccin y gestin de su sociedad.

    Seattle y Ecuador: nuevos procesos de resistencia en la sociedad civil mundial

    Editorial Boletn ICCI, No. 11, febrero del2000

    En el mundo en que vivimos, losimblico adquiere una dimensin funda-mental. En ese mundo simblico, doseventos recientes se revelan como porta-dores de una significacin especial sobrelos tiempos que advienen, el uno es Seat-tle y la emergencia de una sociedad civilglobal; el otro es la emergencia poltica delmovimiento indgena ecuatoriano, que enel mes de enero destituy al presidente de-mcrata-cristiano Jamil Mahuad y consti-tuy un efmero gobierno de SalvacinNacional.

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  • La protesta de diversos sectores dela sociedad civil en contra de las negocia-ciones de la Organizacin Mundial de Co-mercio, OMC, en la ciudad de Seattle, Es-tados Unidos, evidenciaron que sobre lasdemocracias existentes, incluso aquellasde Europa y de Estados Unidos, hay unpoder real que no est sometido a ningntipo de control ciudadano. Es el poder fi-nanciero avalizado por las multilateralesde crdito y desarrollo, el FMI, el BancoMundial y la OMC.

    Es este poder el que ha tomado co-mo rehn a las democracias del mundoentero, y que obliga a los pases a compe-tir entre s para otorgar nuevas segurida-des y garantas al capital financiero: tribu-taciones mnimas, exencin de controlesfiscales, costos de la fuerza laboral reduci-dos al mnimo, eliminacin de sindicatosy de la contratacin colectiva, eliminacinde regulaciones sobre el medio ambiente,desconocimiento de las diversidades tni-cas, etc. Y es contra esta voluntad omn-moda de someter al mundo entero a las le-yes del mercado y al control de los grandesmonopolios transnacionales, que diversasorganizaciones de la sociedad civil, de di-ferentes partes del mundo, protestaron enSeattle.

    Se trata, en definitiva, de constituiruna ciudadana global, que pueda ejercerun control social sobre el poder financieromundial, y las instituciones y poderes po-lticos que lo sostienen. Las democraciasse construyen desde la ampliacin de losespacios pblicos y desde el control de laciudadana a sus sociedades. La construc-

    cin de una sociedad civil mundial, es unautopa que se inscribe cada vez con msfuerza dentro del horizonte de posibilida-des de la democracia. En efecto, la globali-zacin no puede ser solo de mercancas yde capitales, es necesario tambin la mun-dializacin de la democracia, de la ciuda-dana participativa y de la conformacinde la sociedad civil de carcter planetario.Tal es el ncleo simblico, cargado de es-peranzas, que Seattle permiti vislumbrar.

    De otra parte, y luego del estanca-miento del proceso de Chiapas y del Ejr-cito Zapatista de Liberacin Nacional,EZLN, la accin de los indgenas ecuato-rianos, incorpora nuevamente al movi-miento indgena como el centro de aten-cin de los procesos emergentes. En efec-to, en veinte aos de democracia en Ecua-dor, el deterioro de las condiciones de vi-da ha provocado la extensin de la pobre-za que ahora incluye al 80% de la pobla-cin total. Durante todo este tiempo, lademocracia ha sido el marco poltico parala imposicin de duros paquetes de ajustemacroeconmico y para la privatizacindel sector pblico.

    Al mismo tiempo, en Ecuador, hasido transparente la connivencia entre laselites econmicas y las elites polticas. Dehecho, son las mismas elites econmicasquienes ejercen el poder poltico, y reali-zan una labor corporativa desde el Estadoa favor de sus intereses. La democracia, enEcuador, ha posibilitado ms bien un re-cambio de las elites en la conduccin delGobierno ms que una real transforma-cin de la estructura econmica.

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  • Es por ello que la accin de los ind-genas ecuatorianos pone al descubiertoesa relacin perversa entre las elites eco-nmicas y el control del Estado, en uncontexto aparentemente democrtico. Elpedido de los indgenas de disolucin delos tres poderes del Estado (Ejecutivo, Le-gislativo, Judicial), y la conformacin deun gobierno de Salvacin Nacional, estre-mece hasta sus cimientos a la actual es-tructura del poder en Ecuador, a la vezque demuestra los lmites que tiene el pro-yecto de la democracia en Ecuador.

    Ahora, la disyuntiva se traduce enuna disyuntiva: o un cambio fundamentaldel modelo econmico vigente, que ha ra-dicalizado sus propuestas con la dolariza-cin de la economa ecuatoriana; o en lainestabilidad permanente del sistema, y enel cual el sistema de representacin polti-co existente y que sirve de sustento insti-tucional a la democracia representativatermine por desgastarse, perdiendo credi-bilidad como mecanismo de regulacinsocial y de solucin de conflictos. Lo queest en juego, en el pedido y en la accinde los indgenas ecuatorianos y de otrossectores de la sociedad civil, es la defini-cin misma de la democracia, a partir desu cuestionamiento radical. O bien la de-mocracia ecuatoriana opta por democra-tizarse, o su ruptura solamente puede sercuestin de tiempo. Entonces ser necesa-rio crear un nuevo contexto democrtico,que supere los lmites de la actual demo-cracia formal y que incorpore nuevas for-mas de participacin ciudadana.

    El futuro de la democracia formalen Amrica Latina, tal es el germen utpi-

    co que puede desprenderse de la ltimaaccin poltica de los indgenas en Ecua-dor. Esperemos que los eventos futurosconfirmen las utopas y que un nuevotiempo pueda vislumbrarse en este iniciode milenio

    La democracia en Ecuador: entre laruptura y la emergencia de nuevasformas de participacin social

    Editorial Boletn ICCI, No. 12, marzo del2000

    La sociedad ecuatoriana y la estruc-tura del poder vigente estn fracturados apartir de los acontecimientos del 21 deenero, cuando el movimiento indgenaecuatoriano, constituy, por breves horas,un denominado gobierno de salvacinnacional. Por una parte, y frente a la ame-naza poltica en la que se han constituidolos indgenas ecuatorianos y los movi-mientos sociales, la derecha poltica delpas se ha reconfigurado y ha establecidouna alianza estratgica que le permite ac-tuar como un bloque monoltico. Lo de-muestra la reciente aprobacin de un con-junto de leyes que dan paso a la dolariza-cin oficial de la economa ecuatoriana, laprivatizacin del sector pblico y la preca-rizacin de las condiciones de trabajo.

    De otra parte, los Estados Unidoshan mostrado un renovado inters por lossucesos ecuatorianos y han enviado unaserie de comisiones de trabajo al Ecuador,entre ellas, cabe resaltar aquella de Tho-mas Pickering, del Departamento de Esta-do para Asuntos Exteriores. Dentro de la

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  • geopoltica de los Estados Unidos, elEcuador se inserta dentro de una reginque aparece como altamente conflictiva, yen la cual est la presencia de nuevos fen-menos a los cuales hay que controlar pol-tica y militarmente, como es el caso de laguerrilla colombiana.

    En la subregin, el control territo-rial de la guerrilla colombiana, e incluso lapresencia de un frente militar de las FARCa 70 kilmetros del Canal de Panam,conjuntamente con las incertidumbrespolticas que genera el rgimen venezola-no de Hugo Chvez, y la emergencia pol-tica de los movimientos sociales e indge-nas en el Ecuador, le otorgan caractersti-cas particulares que han obligado al De-partamento de Estado Americano, esta-blecer prioridades de carcter econmico,poltico y militar para el rea.

    Ello explica la ayuda emergente aColombia por cerca de 3000 millones dedlares, y, por ahora, el ofrecimiento deun crdito por 900 millones de dlares alEcuador, para respaldar su proceso de do-larizacin. En efecto, mientras que el expresidente ecuatoriano, Jamil Mahuad, notuvo ningn apoyo ni del Gobierno esta-dounidense ni de las multilaterales de cr-dito como el FMI o el Banco Mundial, apesar de su poltica entreguista (como ha-bra de calificar a su poltica exterior porla cual se dio el voto ecuatoriano en con-tra de Cuba en las Naciones Unidas, o seentreg el puerto de Manta para una basemilitar norteamericana), el nuevo Gobier-no que emergi luego de los sucesos del 21de enero, tiene, al menos, la promesa de

    un prstamo por 900 millones de dlares.Esta preocupacin por parte de Es-

    tados Unidos, hacia un pas que geopolti-camente apareca como insignificante, de-muestran el carcter globalizado que tie-ne la lucha emprendida por los movi-mientos sociales e indgenas del Ecuador,y la importancia incluso a nivel interna-cional que tuvieron los acontecimientosdel 21 de enero.

    De otro lado, y frente a estos mis-mos acontecimientos, la derecha polticadel Ecuador, que defiende una determina-da estructura de poder y de privilegios, seenfrenta ahora con el desgaste y la deslegi-timacin de una determinada forma deentender la democracia como una formade articular y ejercer el poder. Lo que le haobligado a adoptar una posicin unitariay consolidada en la actual coyuntura.Frente al desgaste y a la deslegitimacin dela democracia, tal como ha sido impuestaen Ecuador, y que se asemeja ms a unaforma de control social y poltico, el dis-curso dominante apuesta por la defensa ala institucionalidad a travs del respeto ala constitucionalidad del sistema demo-crtico.

    As, la democracia se reduce, desdela visin de las elites, a las elecciones y alrespeto a la constitucionalidad. Pero setrata ms bien de un respeto entendido deforma estratgica y unilateral. Mientrasque la accin del 21 de enero fue descalifi-cada y deslegitimada, por las elites econ-micas y polticas, utilizando el argumentode la ruptura de la constitucionalidad vi-gente, estas mismas elites no pusieron

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  • ningn reparo cuando tuvo que violentar-se la Constitucin vigente en Ecuador pa-ra impulsar el proyecto de dolarizacinoficial de la economa ecuatoriana.

    Este uso estratgico de los discursosjurdicos y polticos, ha desgastado pro-fundamente el carcter de la democraciaen Ecuador. En efecto, la democracia, talcomo ha sido estructurada y concebida enel Ecuador, dentro de un modelo que tie-ne semejanzas con los modelos polticosde Amrica Latina, se enfrenta a un doblereto: o bien la democracia, como modelopoltico de organizacin, participacin yregulacin social, se transforma, incorpo-rando las nuevas demandas por mayorparticipacin de sectores de la sociedad enla economa, en la poltica, en la creacinde leyes, etc., es decir, y utilizando unpleonasmo, la democracia ecuatorianaopta por democratizarse. O bien, la de-mocracia se mantiene como un mecanis-mo formal de recambio de las elites en elcontrol de la burocracia estatal, y de lospoderes locales, perpetuando las condi-ciones de exclusin, autoritarismo, clien-telismo y populismo.

    De ser este el caso, las posibilidadesde que nuevamente se rompa el ordenconstitucional se mantienen latentes,puesto que la accin poltica del movi-miento indgena y de los movimientos so-ciales, contribuy a abrir el espacio de lopblico hacia nuevas formas de participa-cin poltica, en una sociedad marcada-mente racista, autoritaria y violenta. Lasjornadas del 21 de enero del 2000 fueronuna ruptura de una tecnologa poltica delpoder que, irnica o paradjicamente, se

    ha denominado como democracia, yabre un horizonte de luchas sociales ca-racterizadas, en lo fundamental, por unacrtica a la democracia como proyecto for-mal de control poltico, y en la exigenciade que esta democracia existente vaya am-plindose e incorporando nuevas formasde participacin y control social.

    El movimiento indgena y las nuevascondiciones polticas en el escenarionacional

    Editorial Boletn ICCI, No. 13, abril del2000

    Los nuevos procesos de redefini-cin poltica y econmica en el Ecuador,abren una serie de interrogantes al corto ymediano plazos. En el corto plazo, el tiem-po poltico est mediado, de una parte,por la participacin indgena en las elec-ciones del mes de mayo del presente ao,por la cual se renovarn los gobiernos sec-cionales en el pas; y, de otra parte, por lasexpectativas generadas por el proceso dedolarizacin y las inevitables fracturas yconflictos sociales que conllevara la im-posicin de este proceso.

    Este panorama reconstituye el rolpoltico que tena el movimiento indgenaa partir de los acontecimientos del 21 deenero, y lo inserta en una dinmica nueva,caracterizada por la recomposicin polti-ca de las elites y el cambio de prioridadesen el debate nacional. En efecto, los altosniveles de corrupcin demostrados por elgobierno del ex presidente Jamil Mahuad,quien dirigi toda su poltica econmica

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  • para garantizar los intereses corporativosde los grandes grupos financieros, habandeslegitimado profundamente a la demo-cracia ecuatoriana, desgastndola comoforma fundamental de contrato social.

    Sobre esta base de deslegitimacinsocial de la democracia realmente existen-te, el movimiento indgena pudo articularuna poltica de alianzas con diferentes sec-tores de la sociedad civil, e incluso, conmandos medios de las Fuerzas Armadasdel Ecuador. La crtica radical a la demo-cracia ecuatoriana se sustentaba a nivelsocial en la lucha contra la corrupcin delgobierno imperante. Desde all se logr uncierto nivel de aceptacin y de simpata dela ciudadana que, a la larga, posibilitaronlos cambios sucedidos a fines de enero. Eldiscurso en contra de la corrupcin, sinembargo, no pudo servir para articular yestructurar un discurso social que susten-te respuestas reales y factibles al ambientede incertidumbre provocado por la crisiseconmica.

    El movimiento indgena haba pro-puesto una crtica radical a la democraciaecuatoriana, pero no haba sustentado esacrtica con un proyecto creble y legtimode cambio social al mediano y largo pla-zos. La sociedad civil apoyaba la lucha encontra de la corrupcin y vea en el levan-tamiento indgena un sujeto poltico y unactor social con capacidad de aglutinar losdiferentes esfuerzos en esa lucha contra lacorrupcin, pero no avalizaba el