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    LEGADOS DE LORIEN 03

    EL ASCENSO DE NUEVE

    LORE PITTACUS

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    Sinopsis

    Hasta el da en que conoc a John Smith, el Nmero Cuatro, habaestado huyendo sola, escondindome y luchando para permanecerviva.

    Juntos, somos mucho ms poderosos; pero solo dur hasta quetuvimos que separarnos para encontrar a los otros...

    Fui a Espaa para encontrar a Siete, y encontr aun ms,incluyendo al dcimo miembro de la garde que escap con vida deLorien. Eli es ms pequea que el resto de nosotros, pero es igual devaliente. Ahora estamos buscando a los otros...

    incluyendo a John.

    Peroellostambin.

    Atraparon a Nmero Uno en Malasia.

    A Nmero Dos en Inglaterra.

    Y a Nmero Tres en Kenia.

    Me atraparon en Nueva York... pero escap.

    Soy Nmero Seis.

    Quieren terminar lo que empezaron...Pero tendrn que luchar con nosotros primero.

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    CAPTULO UNO

    6A. Es en serio? Miro el billete de embarque en mi mano, susletras grandes anuncian mi asiento asignado, y me pregunto siCrayton escogi este asiento apropsito. Podra haber sido unacoincidencia, pero por como han ido las cosas ltimamente, no soyuna gran creyente de las coincidencias. No me sorprendera siMarina se sentara detrs de m en la fila siete, y Eli hiciera su caminohasta la fila diez; pero no, las dos chicas se dejan caer junto a m sindecir una palabra, y se unen a m en la observacin de cada persona

    que aborda el avin. Cuando te estn cazando, ests constantementeen guardia. Quin sabe cundo podran aparecer los mogadorianos.Crayton abordar ltimo, despus de haber visto quin ms se subeal avin, y una vez que sienta que el vuelo es absolutamente seguro.

    Levanto la persiana de la ventana y miro apresurarse de ida yvuelta bajo el avin, a la tripulacin de pista. La ciudad de Barcelonaes un dbil contorno en la distancia.

    Las rodillas de Marina rebotan furiosamente junto a m. La batallade ayer contra un ejrcito de mogadorianos en el lago, la muerte desu cpan, encontrar su cofre y ahora,es la primera vez en casi diezaos que deja el pueblo donde pas su niez. Est nerviosa.

    Todo bien? le pregunto. Mi reciente cabello rubio cae sobremi rostro y me sorprende. Me olvid de que me lo te esta maana.Simplemente es uno de los muchos cambios en las ltimas cuarenta yocho horas.

    Todo parece normal susurra Marina, con los ojos fijos en elpasillo atestado.

    Estamos a salvo, por lo que puedo decir.

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    Bien, pero eso no era a lo que me refera. Suavemente pongomi pie sobre el de ella, y ella deja de hacer rebotar la rodilla. Meofrece una rpida sonrisa de disculpa antes de volver a suobservacin cercana de cada pasajero que aborda. Unos segundos

    despus, su rodilla comienza a rebotar otra vez. Solo sacudo lacabeza.

    Lo siento por Marina. Estaba encerrada en un solitario orfanato conuna cpan que se negaba a entrenarla. Su cpan haba perdido devista el por qu estamos aqu en la Tierra, en primer lugar. Estoyhaciendo mi mejor intento por ayudarla, de llenar los espacios.Puedo entrenarla para aprender cmo controlar su fuerza y cundoutilizar sus legados en desarrollo, pero primero, estoy intentandomostrarle que est bien confiar en m. Los mogadorianos pagarnpor lo que han hecho, por llevarse a tantos seres queridos aqu en laTierra y en Lorien. Es mi misin personal destruir hasta el ltimo deellos, y me asegurar de que Marina consiga su venganza, tambin.No solo acaba de perder a su mejor amigo, Hctor, all en el lago,sino que como yo, vio cmo asesinaban a su cpan frente a ella.Ambas cargaremos con eso por siempre.

    Cmo est all abajo, Seis? pregunta Eli, inclinndose sobreMarina.

    Giro de nuevo hacia la ventana. Los hombres bajo el avin estnquitando su equipo, para hacer unas revisiones de ltimo minuto.

    Hasta ahora, todo bien.

    Mi asiento est justo frente al ala, lo que es cmodo para m. Enms de una ocasin he tenido que utilizar mis legados para ayudar aun piloto a salir de un aprieto. Una vez, sobre el sur de Mxico, us

    mi telequinesis para empujar el avin una docena de grados a laderecha, solo segundos antes de chocar contra el costado de unamontaa.

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    El ao pasado salv a 124 personas en una furiosa tormentaelctrica sobre Kansas, al rodear al avin con una nube impermeablede aire fro. Salimos disparados a travs de la tormenta como una bala a travs de un globo.

    Cuando la tripulacin de pista se mueve al siguiente avin, sigo lamirada de Eli hacia el frente del pasillo. Ambas estamos impacientespor que Crayton aborde. Eso significar que todo est bien, al menospor ahora. Todos los asientos estn ocupados, excepto por el que esttras Eli.

    Dnde est? Miro hacia el ala de nuevo, explorando el rea porcualquier cosa fuera de lo comn.

    Me enderezo y lanzo mi mochila bajo el asiento. Estprcticamente vaca, as que se dobla fcilmente. Crayton me lacompr en el aeropuerto. Nosotras tres debemos pareceradolescentes normales, dice l, como estudiantes de preparatoria enuna excursin. se es el porqu del libro de biologa que Eli tiene enel regazo.

    Seis? pregunta Marina.Escucho el nervioso abrochar ydesabrochar de su cinturn.

    S? respondo. Ya has volado antes, cierto?

    Marina solo es un ao mayor que yo, pero con sus ojos solemnes ypensativos y su corte de pelo nuevo y sofisticado que le cae justo bajolos hombros, puede pasar fcilmente por adulta. De todas formas, justo ahora, se muerde las uas y dobla las rodillas contra su pechocomo una nia asustada.

    S contesto. No es tan malo. De hecho, una vez que terelajas, es genial.

    Al estar sentada aqu, mis pensamientos giran en direccin a mi

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    propia cpan, Katarina. No es que haya volado con ella alguna vez,pero cuando tena nueve aos, tuvimos un encuentro cercano con unmogadoriano en un callejn de Cleveland, que nos dej agitadas ycon una espesa capa de ceniza a ambas.

    Katarina nos traslad al Sur de California despus de eso.

    Nuestro chal desmoronado y de dos pisos estaba cerca de laplaya, prcticamente a la sombra del Aeropuerto Internacional deLos ngeles. Cien aviones rugan sobre nuestras cabezas cada hora,siempre interrumpiendo las lecciones de Katarina, as como tambinel poco tiempo libre que pasaba con mi nica amiga, una chicadelgada de la casa de al lado, llamada Ashley.

    Viv bajo esos aviones por siete meses. Eran mi reloj despertadoren la maana, aullaban directamente sobre mi cama mientras el solsala.

    De noche, eran fantasmas ominosos que me decan quepermaneciera despierta, que estuviera preparada para arrancar lassbanas y saltar al coche en cuestin de segundos.

    Ya que Katarina no me dejaba vagar lejos de la casa, los avionestambin eran la banda sonora de mis tardes.

    Una de esas tardes, mientras las vibraciones de un enorme avinsacudan la limonada en nuestros vasos plsticos, Ashley dijo: Mimam y yo vamos a ir a visitar a mis abuelos el mes siguiente. Nopuedo esperar! Has viajado en avin alguna vez?

    Ashley siempre estaba hablando de los lugares a los que haba idoy las cosas que haca con su familia. Saba que Katarina y yopermanecamos cerca de casa y le gustaba alardear.

    No en realidad contest. Qu quieres decir con No en realidad? O has viajado en avin

    o no. Solo admtelo. No lo has hecho.

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    Recuerdo que sent que mi rostro arda de vergenza. Su desafogolpe el blanco.

    Finalmente dije: No, nunca he viajado en avin.

    Quera decirle que haba viajado en algo mucho ms grande, algomucho ms impresionante que un pequeo avin. Quera quesupiera que haba venido a la Tierra en una nave desde otro planeta,llamado Lorien, y que el viaje haba cubierto ms de ciento sesentamil kilmetros. Pero no se le dije, porque saba que tena quemantener a Lorien en secreto.

    Ashley se rio de m. Sin despedirse, se fue para esperar a quellegara su pap a casa del trabajo.

    Por qu no hemos viajado en avin? le pregunt a Katarinaesa noche, mientras ella miraba por la persiana de la ventana en mipieza.

    Seis dijo, girndose hacia m, antes de corregirse. Quierodecir, Vernica. Es muy peligroso que viajemos en avin. Estaramos

    atrapadas ah. Sabes lo que podra pasar si estuviramos a miles dekilmetros en el aire yentoncesdescubriramos que los mogs nos hanseguido a bordo?

    Saba exactamente lo que poda pasar. Poda imaginar el caos, losotros pasajeros gritando y agachndose bajo los asientos mientras unpar de enormes soldados extraterrestres corran por el pasillo conespadas; pero eso no evitaba que quisiera hacer algo tan normal, tanhumano, como volar en avin de una ciudad a la prxima.

    Haba pasado todo el tiempo en la Tierra incapaz de hacer lascosas que otros nios de mi edad tomaban por supuesto. Apenas noshabamos quedado en un lugar lo suficiente para que conociera a

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    otros nios, mucho menos hacer amigos; Ashley era la primera niaque Katarina me haba dejado llevar a nuestra casa.

    Algunas veces, como en California, ni siquiera iba a la escuela siKatarina pensaba que era ms seguro.

    Saba que todo esto era necesario, por supuesto. Normalmente, nodejaba que eso me molestara, pero Katarina saba que la actitud desuperioridad de Ashley se me haba metido bajo la piel. Mi silenciolos das siguientes debe haberle llegado, porque para mi sorpresa,haba comprado dos pasajes de avin de ida y vuelta a Denver. Eldestino no importaba, ella saba que yo solo quera la experiencia.

    No poda esperar para contarle a Ashley.

    Pero el da del viaje, de pie fuera del aeropuerto, Katarina vacil.Pareca nerviosa.

    Se pas la mano por el corto cabello negro. Se lo haba teido ycortado la noche anterior, justo antes de hacerse una nuevaidentificacin. Una familia de cinco camin alrededor de nosotras enla cuneta, arrastrando pesados equipajes, y a mi izquierda una madre baada en lgrimas se despeda de sus dos hijas jvenes. No queranada ms que unrmeles, ser una parte de esa escena cotidiana.

    Katarina observ a todos a nuestro alrededor mientras yo meagitaba impaciente a su lado.

    No dijo Katarina, finalmente. No vamos a ir. Lo siento,Vernica, pero no vale la pena.

    Condujimos a casa en silencio, dejando que los motores rugientesde los aviones que volaban sobre nuestras cabezas hablaran pornosotras. Cuando salimos del coche en nuestra calle, vi a Ashley

    sentaba en los escalones del frente. Me vio caminar a nuestra casa yarticul la palabramentirosa. La humillacin fue casi demasiada parasoportarla, pero en realidad, yoeramentirosa.

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    Es irnico. Mentir era todo lo que haba hecho desde que llegu a

    la Tierra. Mi nombre, de dnde era, dnde estaba mi padre, por quno poda pasar la noche en la casa de otra chica mentir era todo loque conoca y era lo que me mantena con vida; pero cuando Ashleyme dijo mentirosaesavez, la vez que le estaba diciendo la verdad aalguien, estaba indeciblemente furiosa. Entr de golpe a mihabitacin, cerr la puerta de un portazo, y le di un puetazo lapared.

    Para mi sorpresa, mi puo la atraves.

    Katarina abri la puerta de un golpe, blandiendo un cuchillo decocina y lista para golpear. Pens que el ruido que haba odo podanser los mogs. Cuando vio lo que le haba hecho a la pared, se diocuenta de que algo haba cambiado conmigo. Baj el cuchillo ysonri.

    Hoy no es el da en que te subas a un avin, sino que es el daque vas a comenzar tu entrenamiento.

    Siete aos despus, sentada en este avin con Marina y Eli, escuchola voz de Katarina en mi cabeza: Estaramos atrapadas ah arriba;pero ahora estoy lista para esa posibilidad, en formas que Katarina yyo no estbamos preparadas.

    He volado docenas de veces, y todo ha ido bien. Sin embargo, staesla primera vez que lo he hecho sin usar mi legado de invisibilidadpara subir a hurtadillas. S que soy mucho ms fuerte ahora, y meestoy volviendo ms fuerte con los das. Si un par de soldados

    mogadorianos cargara hacia m desde el frente del avin, no estarantratando con una nia dcil. S de lo que soy capaz; soy un soldadoahora, una guerrera. Soy alguien a quien temer, no a quien cazar.

    Marina se suelta las rodillas y se sienta derecha, dejando salir un

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    largo suspiro. En una voz apenas audible, dice:

    Estoy asustada. Solo quiero estar en el aire.

    Estars bien le digo en voz baja.

    Sonre y yo le devuelvo la sonrisa. Marina ayer demostr ser unafuerte aliada, con legados increbles en el campo de batalla. Puederespirar bajo el agua, ver en la oscuridad y curar a los enfermos yheridos. Como todos los garde, tambin tiene telequinesis y debido aque estamos tan cerca en orden (yo soy la Nmero Seis y ella es laNmero Siete), nuestro vnculo es especial. Cuando el hechizotodava funcionaba y nos tenan que matar en orden, losmogadorianos tendran que haber pasado sobre m para llegar a ella.

    Y nunca habran logrado pasar sobre m.Eli est sentada en silencio al otro lado de Marina. Mientras

    continuamos esperando a Crayton, abre el libro de biologa en suregazo y mira fijamente las pginas. Nuestra farsa no exige este nivelde concentracin y estoy a punto de inclinarme para decirle, cuandoveo que no est leyendo: est intentando dar vuelta la pgina con sumente, intenta usar telequinesis; pero nada pasa.

    Eli es lo que Crayton llama aeternus, alguien que naci con lahabilidad de desplazarse entre edades; pero todava es pequea y suslegados an no se han desarrollado. Llegarn a su debido tiempo, sinimportar cun impaciente quiera que se desarrollen ahora. Eli vino ala Tierra en otra nave, una de la que yo no conoca su existencia hastaque John Smith, el Nmero Cuatro, me cont que la haba visto ensus visiones. Ella era solo un beb, lo que significa que ahora tienecasi doce aos. Crayton dice que es su cpan no oficial, ya que nohubo tiempo de que lo nombraran oficialmente. l, como todos

    nuestros cpans, tiene el deber de ayudar a Eli a desarrollar suslegados. Nos cont que haba una pequea manada de chimra ensu nave, animales lorienses capaces de cambiar de forma y luchar junto a nosotros.

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    Estoy feliz de que ella est aqu. Despus de que Nmero Uno, Dosy Tres murieran, solo quedaban seis de nosotros. Con Eli, ahorasomos siete. Siete, el nmero de la suerte, si crees en la suerte,aunque yo no. Creo en la fuerza.

    Finalmente, Crayton avanza por el pasillo, llevando un maletnnegro. Est usando lentes y un traje marrn que parece demasiadogrande para l. Bajo su fuerte barbilla, usa una corbata de lazo azul.Se supone que es nuestro profesor.

    Hola, chicas saluda, detenindose junto a nosotras.

    Hola, Sr. Collins responde Eli.

    El vuelo est lleno comenta Marina. se es un cdigo paradecir que todo luce bien a bordo.

    Para decirle que todo parece normal en tierra, yo digo: Creo quevoy a intentar dormir.

    l asiente y toma asiento directamente tras Eli. Inclinndose entreMarina y Eli, nos dice:

    Usen el tiempo en el avin sabiamente, por favor. Estudienmucho.

    Eso significa, no bajen la guardia.No saba qu pensar de Crayton cuando nos conocimos. Es severo

    y de temperamento fuerte, pero su corazn parece estar en el lugarindicado y su conocimiento del mundo y de acontecimientos de laactualidad es increble. Oficial o no, se ha tomado seriamente el rolde cpan. Dice que morira por cualquiera de nosotros. Haracualquier cosa por derrotar a los mogadorianos; cualquier cosa paraimponer nuestra venganza. Creo en l en todos los aspectos.

    De todas formas, estoy reluctante en este avin a India. Queravolver a Estados Unidos tan pronto como fuera posible, para volvercon John y Sam, pero ayer, de pie en lo alto de la represa con vistas a

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    la matanza en el lago, Crayton nos dijo que Setrkus Ra, el poderosolder mogadoriano, estara pronto en la Tierra, si es que ya no estaba.Que la llegada de Setrkus Ra era una seal de que los mogadorianosentendan que ramos una amenaza, y que deberamos esperar que

    aumentaran su campaa para matarnos. Setrkus Ra es ms o menosinvencible; solo Pittacus Lore, el ms poderoso de todos los ancianos,sera capaz de derrotarlo.

    Estbamos horrorizadas. Qu significaba eso para el resto denosotros, entonces, si l era invencible? Cuando Marina preguntesto, pregunt cmo cualquiera de nosotros poda tener unaposibilidad de derrotarlo, y Crayton nos dio noticias incluso mschocantes, un conocimiento que se les haba confiado a todos loscpans. Uno de la garde, uno de nosotros, se supona que iba a tenerlos mismos poderes que Pittacus.

    Uno de nosotros se supona que se iba a volver tan fuerte como lhaba sido, y sera capaz de vencer a Setrkus Ra; solo tenamos quetener esperanza de que ese garde no fuera Uno, Dos o Tres, que fuerauno de los que siguen vivos. Si era as, tenamos una oportunidad.Solo tenamos que esperar y ver quin era, y esperar que esospoderes se dieran pronto a conocer.

    Crayton piensa que lo encontr, al garde que posee los poderes dePittacus.

    Le acerca de un chico que parece tener poderes extraordinarios,en India nos dijo entonces. Vive en lo alto del Himalaya.Algunos creen que es el dios hind Visn rencarnado; otros creenque el chico es un extraterrestre impostor con el poder de alterar suforma fsicamente.

    Cmo yo, pap? haba preguntado Eli. Su relacin padre-hijame tom por sorpresa. No pude evitar sentir un toque de celos, celosde que ella todava tuviera a su cpan, alguien a quin recurrir porgua.

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    l no cambia edades,Eli, cambia a bestias y otros seres. Mientrasms leo acerca de l, ms creo que es un miembro de la garde, y mscreo que puede ser el que posee todos los legados, el que puedeluchar con Setrkus Ra y matarlo. Necesitamos encontrarlo tan

    pronto sea posible.No quiero ver en una bsqueda intil por otro miembro de la

    garde ahora mismo.

    S dnde est John, o dnde se supone que tiene que estar. Puedoor la voz de Katarina, instndome a seguir mis instintos, los que medicen que deberamos juntarnos con John antes de cualquier otracosa. Es el movimiento menos riesgoso.

    Ciertamente menos riesgoso que volar alrededor del mundo basados en la corazonada de Crayton y rumores de Internet.

    Podra ser una trampa dije. Qu pasara si esas historiashubieran sido plantadas para que las encontrramos e hiciramos justamente esto?

    Entiendo tu preocupacin, Seis, pero creme, soy el maestro enplantar historias en internet. sta no la plantaron. Hay demasiadasfuentes sealando a este chico en India. No ha estado huyendo, no seha estado escondiendo. Simplemente, haestado , y parece ser muypoderoso. Siesuno de los suyos, entonces debemos llegar a l antesque los mogadorianos. Iremos a Estados Unidos a encontrarnos conNmero Cuatro tan pronto haya terminado este viajedijo Crayton.

    Marina me mir. Quera encontrar a John tanto como yo; haba

    estado siguiendo las noticias de sus hazaas en Internet y tena unasensacin familiar en las tripas de que l era uno de nosotros, unasensacin que yo le haba confirmado.

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    Lo prometes? le pregunt a Crayton. l asinti.

    La voz del capitn interrumpe mi ensimismamiento. Estamos apunto de despegar.

    Quiero tanto re-direccionar el avin y apuntar hacia VirginiaOccidental, hacia John y Sam. Espero que estn bien. Unas imgenesde John, encerrado en una celda de prisin siguen entrando en mimente. Nunca debera haberle contado acerca de la basemogadoriana en la montaa, pero John quera recuperar su cofre yno haba forma de convencerlo de dejarlo atrs.

    El avin rueda por la pista y Marina me agarra la mueca.

    De verdad deseara que Hctor estuviera aqu. Se le hubieraocurrido ahora mismo algo inteligente que decir, para hacerme sentirmejor.

    Est bien dice Eli, sosteniendo la otra mano de Marina. Nostienes a nosotras.

    Y pensar en algo inteligente que decir le ofrezco.

    Gracias dice Marina, aunque suena como algo entre un hipidoy un sorbido.

    Dejo que entierre las uas en mi mueca, le doy una sonrisa deapoyo, y un minuto despus, estamos volando.

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    CAPTULO DOS

    He estado perdiendo y recuperando la consciencia en los ltimosdos das, rodando de adelante a atrs en una enfermedad dealucinaciones. Los efectos del campo de fuerza azul fuera de lamontaa de los mogadorianos, han permanecido ms tiempo de loque me dijo Nueve, tanto mental como fsicamente. Cada pocosminutos, mis msculos se agarrotan y endurecen de dolor.

    Intento distraerme de la agona mirando alrededor la pequeahabitacin de esta casa abandonada en decadencia. Nueve no pudohaber elegido un lugar ms asqueroso para escondernos. No puedoconfiar en mis ojos. Observo venir a la vida el patrn del empapeladoamarillo, el diseo marcha como hormigas sobre parches de moho. Eltecho resquebrajado parece respirar, elevndose y cayendo avelocidad vertiginosa.

    Hay un gran agujero dentado en la pared que separa la habitaciny la sala de estar, como si alguien hubiera lanzado un combo contrasta. Hay latas aplastadas de cerveza desperdigadas alrededor de lahabitacin y los animales hicieron trizas los zcalos. He estadoescuchando cosas susurrando en los rboles fuera de la casa, peroestoy demasiado dbil para alarmarme. Anoche despert paraencontrar una cucaracha sobre mi mejilla. Apenas tuve la energapara aplastarla.

    Oye, Cuatro? escucho a travs del agujero en la pared.Ests despierto o qu? Es hora de almorzar y tu comida se estenfriando.

    Me pongo de pie. Mi cabeza gira, tropiezo a travs de la puerta a loque sola ser la sala de estar y colapso en la sucia alfombra gris.

    S que Nueve est aqu, pero no puedo mantener abiertos los ojos

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    lo suficiente para encontrarlo. Todo lo que quiero hacer es descansarla cabeza en el regazo de Sarah. O

    en el de Seis. Cualquiera. No puedo pensar bien.

    Algo clido me golpea el hombro. Ruedo para ver a Nueve sentadoen el techo sobre m, su largo cabello negro cuelga en la habitacin.Est royendo algo, y tiene las manos grasosas.

    Dnde estamos otra vez? pregunto. La luz del sol que entra atravs de la ventana es demasiado y cierro los ojos. Necesito dormirms. Necesito algo, cualquier cosa, para aclarar mi mente y recuperarmis fuerzas. Mis dedos buscan a tientas mi colgante azul, esperando,de alguna forma, reunir energa a travs de ste, pero permanece fro

    contra mi pecho.La parte norte de Virginia Occidental dice Nueve entre

    mordidas. Nos quedamos sin gasolina, recuerdas?

    Apenas susurro. Dnde est Bernie Kosar?

    Afuera. sesiempreest patrullando. Es un animal genial. Dime,Cuatro, cmo es quet , de todos los garde, termin con l?

    Me arrastro al rincn de la habitacin y empujo la espalda contrauna pared.

    BK estaba conmigo en Lorien. Su nombre era Hadley entonces.Supongo que Henri pens que sera bueno traerlo en el viaje.

    Nueve tira un pequeo hueso del techo.

    Tuve un par de chimras de nio, tambin. No recuerdo susnombres, pero todava puedo verlas corriendo alrededor de nuestracasa, rompiendo cosas. Murieron en la guerra, protegiendo a mifamilia.

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    Nueve se queda en silencio por un momento, apretando lamandbula. Esta es la primera vez que lo he visto actuar de otraforma que no sea rudo. Es bueno verlo, incluso aunque sea por pocotiempo.

    Cmo se llamaba tu cpan?

    Sandor dice, ponindose de pie en el techo. Est usando miszapatos. Es extrao. Literalmente, no puedo recordar la ltima vezque dije su nombre en voz alta.

    Algunos das, apenas puedo recordar su rostro. La voz de Nuevese endurece, y cierra los ojos. Pero as tiene que ser, supongo. Sonprescindibles.

    Su ltima oracin me atraviesa como ondas de choque.Henri no era prescindible, ni tampoco lo era Sandor! Ningn

    loriense ha sido nunca prescindible. Y devulveme mis zapatos!

    Nueve patea mis zapatos al medio del suelo, luego toma su tiempocaminando primero a lo largo del techo, luego bajando por la pareddel fondo.

    Est bien, est bien. S que no era prescindible, amigo.

    Simplemente, algunas veces es ms fcil pensar en l de esa forma,sabes? La verdad es que Sandor era un cpan increble.

    Nueve llega al suelo y se alza sobre m. Olvid lo alto que es.Intimidante. Me empuja a la cara un puado de lo que sea que estcomiendo.

    Quieres algo de esto, ono? Porque estoy a punto determinrmelo.

    Al verlo, mi estmago se agita.Qu es?

    Conejo asado. Lo mejor de la naturaleza.

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    No me atrevo a abrir la boca para responder, con miedo a vomitar.En cambio, tropiezo hacia atrs, hacia el dormitorio, ignorado la risaque me sigue.

    La puerta del dormitorio est tan deformada que es casi imposiblecerrarla, pero la calzo en el marco tanto como puedo.

    Me acuesto en el suelo, usando mi camiseta de almohada y piensoen cmo termin aqu, cmo termin as.

    Sin Henri. Sin Sam. Sam es mi mejor amigo, y no puedo creer quelo hayamos dejado atrs. Tan considerado, leal que es Sam, siempredando su apoyo luego de viajar y luchar junto a m por los ltimosvarios meses. Nueve es todo lo contrario. Es imprudente, arrogante,

    egosta y, lisa y llanamente, grosero. Me imagino a Sam, all en lacueva mogadoriana, con un arma sacudiendo sus hombros mientrasuna docena de soldados mogadorianos se arremolinaban a sualrededor.

    No pude llegar a l. No pude salvarlo. Deba haber peleado msfuerte, corrido ms rpido. Deb haber ignorado a Nueve y volvercon Sam; l hubiera hecho eso por m.

    La inmensa cantidad de culpa que siento me paraliza, hasta quepor fin me quedo dormido.

    Est oscuro. Ya no estoy en una casa en las montaas con Nueve.Ya no siento los poderosos efectos del campo de fuerza azul. Micabeza por fin est clara, aunque no s dnde estoy, o cmo lleguaqu. Cuando grito por ayuda, no puedo or mi voz, aunque sientoque mis labios se estn moviendo. Avanzo arrastrando los pies, conlas manos frente a m. Repentinamente, mis palmas comienzan a brillar con mi lumen. La luz es dbil al principio, pero rpidamentecrece hasta ser dos poderosos rayos.

    John. Un susurro ronco dice mi nombre.

    Muevo rpidamente las manos para ver dnde estoy, pero la luz

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    solo revela un vaco oscuro. Estoy entrando a una visin.

    Apunto las manos hacia el suelo, para que el lumen me alumbre elcamino, y avanzo hacia la voz.

    El susurro ronco sigue repitiendo mi nombre una y otra vez. Suena joven y lleno de miedo. Entonces llega otra voz, brusca yentrecortada, ladrando rdenes. Las voces se vuelven ms claras: esla de Sam, mi amigo perdido, y Setrkus Ra, mi peor enemigo.

    Puedo decir que me estoy acercando a la base mogadoriana, puedover el campo de fuerza azul, la fuente de tanto dolor. Por algunarazn, s que no me har dao ahora, y no vacilo en atravesarla.Cuando lo hago, no son mis gritos los que oigo, sino los de Sam. Su

    voz torturada llena mi cabeza a medida que entro a la montaa yavanzo a travs de los tneles como laberintos.

    Veo los restos carbonizados de nuestra batalla reciente, de dondelanc una bola de lava verde a los tanques de gas en lo bajo de lamontaa, enviando un mar de fuego furioso hacia arriba.

    Me muevo a travs del cavernoso pasillo principal y sus salientesen espiral. Doy un paso en el arqueado puente de piedra que tanrecientemente cruzamos con Sam, bajo el manto de invisibilidad.Sigo avanzado, pasando a travs de afluentes y corredores, todo eltiempo obligado a escuchar los aullidos atroces de mi mejor amigo.

    S a dnde voy antes de llegar ah. La constante inclinacin delsuelo me lleva a la amplia habitacin alineada con celdas de prisin.Ah estn. Setrkus Ra est en el medio de la habitacin. Esenormeyverdaderamente repugnante a la vista. Y ah est Sam. Estsuspendido dentro de una pequea jaula esfrica junto a l. Supropia burbuja de tortura privada. Los brazos de Sam estn estiradospor sobre su cabeza y sus piernas estn abiertas, amarradas concadenas. Una serie de tuberas gotean lquido humeante en variaspartes del cuerpo de Sam. La sangre se ha acumulado y secado bajo

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    la jaula.

    Me detengo a tres metros de ellos. Setrkus Ra siente mi presenciay gira, los tres colgantes lorienses, de los otros nios garde que hamatado, cuelgan de su enorme cuello. La cicatriz circular en sugarganta palpita con una energa oscura.

    Nos perdimos el uno al otro grue Setrkus Ra.

    Abro la boca, pero nada sale. Los ojos azules de Sam giran en midireccin, pero no puedo decir si me ve.

    Ms lquido caliente gotea de los tubos, golpeando a Sam en lasmuecas, pecho, rodillas y pies. Una corriente espesa fluye por sumejilla y rueda por su cuello.

    El ver a Sam torturado, finalmente me da voz.

    Djalo ir! grito.

    Los ojos de Setrkus Ra se endurecen. Los colgantes alrededor desu cuello brillan y el mo responde, encendindose tambin. La gemaloralita de color azul est caliente contra mi piel, y entonces,repentinamente explota en llamas, mi legado se hace cargo.

    Dejo que el fuego se arrastre sobre mis hombros.

    Lo dejar ir contesta l, si vuelves a la montaa y luchasconmigo.

    Miro rpidamente hacia Sam y veo que perdi la batalla contra eldolor y se qued en blanco, con la barbilla descansando sobre elpecho.

    Setrkus Ra apunta el cuerpo marchito de Sam y dice: Debesdecidir. Si no vienes, lo matar y luego matar al resto de ellos. Sivienes, los dejar vivir.

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    Escucho una voz gritando mi nombre, dicindome que tengo quemoverme.

    Nueve.

    Me siento con un jadeo y mis ojos se abren de golpe. Estoy cubiertoen una delgada capa de sudor. Miro a travs del agujero dentado delos paneles de yeso roto y me toma unos segundos orientarme.

    Amigo, levntate! grita Nueve desde el otro lado de lapuerta. Tenemos una tonelada de cosas por hacer!

    Me pongo de rodillas y busco a tientas el colgante alrededor de micuello. Lo aprieto tan fuerte como puedo, intentando sacar los gritosde Sam de mi cabeza.

    La puerta del dormitorio de abre de golpe. Nueve est en laentrada, limpindose la cara con el dorso de la mano.

    En serio, hermano. Recomponte. Necesitamos salir de aqu.

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    CAPTULO TRES

    El aire es espeso y fuerte mientras dejamos el aeropuerto en NuevaDelhi y caminamos por el bordillo. Crayton lleva el cofre de Marina bajo el brazo. Los coches pasan a centmetros en la congestionadacalzada, con las bocinas a todo volumen. Los cuatro estamos alertaante la mnima seal de problemas, incluso la ligera indicacin deque nos estn siguiendo. Llegamos a una interseccin y nos empujanpor todos lados. Las mujeres pasan con canastas sobre la cabeza; loshombres con cubos de agua sobre sus hombros oscuros nos gritan

    para que salgamos del camino. Nos abruman los olores, el ruido y laproximidad fsica del mundo atareado a nuestro alrededor.Permanecemos vigilantes.

    Hay un mercado bullicioso al otro lado de la calle que parecieraque se extiende por kilmetros. Los nios nos rodean ofrecindonos baratijas, y cortsmente rechazamos sus tallados en madera y joyerade marfil. Me sorprende el caos organizado de todo, feliz de ver quela vida avanza en lo que parece ser rutina, feliz de este momento

    alejado de la guerra.Dnde vamos ahora? pregunta Marina, elevando la voz para

    hacerse escuchar por sobre el ruido.

    Crayton escudria la multitud que cruza la calle.

    Ahora que estamos lejos del aeropuerto y sus cmaras, supongoque podemos encontrar un Un taxi patina hasta detenerse frentea nosotros, con una nube de polvo ondeando de las ruedas, y el

    conductor abre la puerta del pasajero. Taxi termina Crayton.

    Por favor, dnde puedo llevarlos? pregunta el conductor. Es

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    joven y parece nervioso, como si fuera su primer da de trabajo.Marina debe sentirse identificada con su estado de nimo o bien estdesesperada por alejarse de la multitud, porque salta directo alasiento trasero del coche y se corre rpidamente para hacer espacio.

    Crayton le da al conductor una direccin mientras se dobla parasentarse en el asiento delantero. Eli y yo nos amontonamos atrs, junto a Marina.

    El conductor asiente, y luego inmediatamente golpea el aceleradorcon el pie, lanzndonos a todos contra el asiento de plsticoagrietado. Nueva Delhi se convierte en un borrn de colores brillantes y sonidos fugaces. Pasamos como un rayo entre coches yrickshaws, cabras y vacas. Doblamos tan rpido en las esquinas queme sorprende que no lo hagamos en dos ruedas. Evitamos a lospeatones por el ancho de un cabello tantas veces, que pierdo lacuenta. Luego decido que probablemente es mejor si no miro tan decerca. El movimiento nos lanza adelante y atrs, unas sobre otras. Lanica forma de evitar caer al suelo sucio es afirmarnos de la otra y acualquiera cosa que podamos agarrar.

    El taxi salta sobre un bordillo en cierto momento, y sale disparado

    por el tramo de una angosta acera para evitar el trfico estancado. Esuna locura total y admito que me ha encantado cada segundo. Aosde escapar, esconderme y luchar, me han vuelto una completa adictaa la adrenalina. Marina pone las manos en el reposa cabeza frente aella, negndose a mirar fuera de la venta, mientras Eli se inclinasobre ella, intentando abarcarlo todo.

    Sin advertencia, el conductor tira el taxi violentamente por unacalle que corre detrs de una larga fila de edificios de almacn. La

    calle est flanqueada por docenas de hombres con fusiles AK-47.Nuestro conductor asiente hacia ellos mientras pasamos volando.Crayton me mira por sobre el hombro. Su rostro preocupado haceque el nudo en mi estmago se haga ms grande. Repentina y

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    notablemente, la calle est ausente de trfico.

    Dnde nos llevas? le exige Crayton al conductor.Necesitamos ir al sur y nos llevas al norte.

    Marina levanta la cabeza de un tirn, y ella y Eli me miraninterrogantes.

    De repente, el coche chilla al detenerse y el conductor salta por lapuerta, rodando lejos del taxi. Una docena de furgonetas ycamionetas cubiertas rodean el coche. Cada vehculo tiene unamancha similar de pintura roja en la puerta, pero no puedodistinguir muy bien lo que es. Unos hombres vestidos con ropa decalle saltan de las furgonetas, con ametralladoras en mano.

    Ahora de verdad empieza a fluir la adrenalina. Siempre entra en juego antes de una pelea. Miro a Marina y veo la mirada aterrorizadaen su cara, pero s que recibir las seales que le d.

    Estn listas, chicas? Marina? Eli? Ellas asienten.

    Crayton levanta una mano.

    Espera! Mira las camionetas, Seis. Mira las puertas!

    Qu? pregunta Eli. Qu hay en las puertas?

    Los hombres se acercan, sus gritos se hacen ms urgentes. Estoydemasiado concentrada en el peligro inminente para considerar dequ est hablando Crayton.

    Cuando gente con pistolas me amenaza a m, o a los que quiero,me aseguro de que lo lamenten.

    Marina mira por la ventana.

    Seis, mira! Esos son nmeros?

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    Finalmente veo lo que todos estn mirando, justo cuando se abre lapuerta del lado de Marina. Las manchas rojas en las puertas de lascamionetas son ochos.

    Salgan! grita el hombre.

    Hagan lo que dice murmura Crayton, con voz calmada. Porahora, haremos lo que quieren.

    Salimos cuidadosamente del taxi, con las manos arriba, los cuatroparalizados por los nmeros rojos pintados en las puertas de lacamioneta. Debemos estar movindonos demasiado lento, porqueuno de los hombres se inclina y tira a Eli impacientemente haciadelante. Ella pierde el equilibrio y se cae. No puedo evitarlo.

    No me importa si estn con Nmero Ocho o no, no empujas alsuelo a una nia de once aos. Levanto al hombre en el aire con mimente y lo lanzo al techo de un almacn cruzando la calle. Los otroshombres entran en pnico, girando con las armas y gritndose unos aotros.

    Crayton me agarra el brazo.

    Averigemos por qu estn aqu y si saben dnde est NmeroOcho. Si lo necesitamos, los golpearemos con toda la fuerza.

    Todava furiosa, me sacudo su mano, pero asiento. Tiene razn, nosabemos qu quieren con nosotros. Mejor averiguarlo antes de quesean incapaces de explicar.

    Un hombre alto, de barba y con una boina roja, sale de una de lascamionetas cubiertas y camina lentamente hacia nosotros. Su sonrisaes confiada, pero sus ojos son cautelosos. Una pequea pistola asomade su funda de hombro.

    Buenas tardes y bienvenidos dice en ingls con acentomarcado. Soy el comandante Grahish Sharma del grupo rebeldeNacionalista Visn Ocho. Venimos en paz.

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    Entonces, para qu son las armas? pregunta Crayton.

    Las armas eran para convencerlos de que vinieran con nosotros.Sabemos quines son y nunca tomaramos parte en una batallacontra ustedes. Sabemos que perderamos. Visn nos dijo que todosustedes son poderosos como l.

    Cmo nos encontraron? exige Crayton. Y quin es Visn?

    Visn es la esencia que todo lo impregna, de todos loscomienzos, el amo del pasado, presente y futuro, el Dios Supremo, yel Protector del Universo. Nos dijo que ustedes seran cuatro en total,tres chicas jvenes y un hombre. Me pidi que les transmitiera unmensaje.

    Cul es el mensaje? pregunto.

    El comandante Sharma se aclara la garganta y sonre.

    Su mensaje es: Soy el Nmero Ocho. Bienvenidos a India. Porfavor, vengan a verme tan pronto como puedan.

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    CAPTULO CUATRO

    El cielo es gris y profundo; los bosques son oscuros y fros. Hancado la mayora de las hojas de los rboles, y yacen muertas en elsuelo. Nueve camina por delante de m, examinando el paisaje en busca de caza.

    Ya sabes, ese conejo estaba mejor de lo que pensaba que estara.Saca un pequeo trozo de enredadera de su bolsillo y se ata elenmaraado pelo negro en una cola de caballo. Lo har esta noche,si ests interesado.

    Creo que me har algo despus.

    Parece sorprendido por mi aprensin.

    Asustado de una matanza fresca? Tienes que comer si quieresrecuperar tus fuerzas. No s por qu, pero nuestras piedras decuracin no hacen efecto para quitarte el dolor. Y, ya sabes, estaenfermedad tuya de verdad es un estorbo. El tiempo se estacabando, amigo. Necesitamos que te recuperes y salir de aqu.

    S cun dbil est mi cuerpo por cmo me canso mientras camino.Estamos a casi doscientos metros de nuestra casa destartalada y yaestoy cansado. Tengo tantas ganas de volver ah y dormir, pero sque no me sentir normal otra vez si no me levanto y me muevo.

    Oye, Nueve, djame contarte sobre el sueo que tuve digo.

    l suelta un bufido.

    Un sueo? No gracias, amigo. Bueno, al menos que sea sobre

    chicas. Deesome lo puedes contartodo; en detalle.Vi a Setrkus Ra. Habl con l. Nueve hace una pausa, luego

    sigue caminando. Me ofreci un trato.

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    Ah, s? Qu tipo de trato?

    Si vuelvo all y lo enfrento, dijo que dejara que todos los demsvivieran, incluido Sam.

    Nueve bufa otra vez.Eso es un montn demierda. Los mogadorianos no hacen tratos

    sin esperar mantenerlos hasta el final, y no muestran piedad.

    Me lo imagino, por qu no solo finjo que le sigo la corriente?Tengo que volver a la cueva de todas formas, para sacar a Sam.

    Nueve gira hacia m, su rostro es una mscara de desinters.

    Detesto reventarte la burbuja, amigo, pero es probable que Sam

    est muerto. A los mogs no les importamos, y no les importan loshumanos. Creo que tuviste una pesadilla, y siento que te hayasasustado y sintieras que necesitabas aburrirme con eso, pero inclusosi de verdad sintonizaste con Setrkus Ra, ese tipo de ofertaobviamente es una trampa y morirs si entras ah. De hecho, morirsa veinte kilmetros de ese lugar. Te lo garantizo. Se da la vuelta yse aleja de m.

    Sam no est muerto! grito, la ira comienza a alzarse en mi

    interior, dndome la fuerza que no he sentido en das. Y el sueoera real. Setrkus Ra lo estaba torturando! Vi su pielchisporroteando por el lquido hirviendo que goteaba sobre l!

    No me voy a sentar por aqu y dejar que eso siga sucediendo.

    l se re de nuevo, pero esta vez no es de burla; no es exactamentetranquilizadora, pero definitivamente es ms gentil.

    Escucha, Cuatro, ests demasiado dbil para siguiera correr en el

    lugar, sobre todo para luchar con el ser ms poderoso de la galaxia.S que suena insensible, amigo, pero Sam eshumano. No hay formade que puedas salvarlos a todos, as que deja de gastar tu tiempo yenerga. No es como si tuvieras un suministro ilimitado de alguno de

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    los dos.

    El lumen de mis palmas comienza a encenderse. Ahora lo controlo,una mejora definitiva. Espero que el brillo sea una seal de que losefectos del campo de fuerza azul estn desapareciendo.

    Mira. Sam es mi mejor amigo, Nueve. Tienes que entender eso yguardarte tus opiniones sobre mienergapara ti mismo, est bien?

    No, t mira dice Nueve. Su voz suena plana. No estamos enrecreo. Estamos en guerra, amigo, guerra; y no puedes hacer que estosea sobre tus sentimientos por Sam. Vamos a esperar hasta que tesientas mejor, cuando demonios sea eso, y luego vamos a ir aencontrarnos con los otros y a entrenar hasta que estemos listos. Si no

    te gusta, entonces tendrs que luchar conmigo para salir de aqu, yestoymuylisto para una pelea, as que, adelante. Podra usar algo deprctica.

    Levanta la mano y la apunta hacia algo entre los rboles. Unsegundo despus, escucho un rpido quejido.

    Lo tengo. Nueve sonre, claramente orgulloso de sushabilidades telequinticas para cazar. Lo sigo, negndome arendirme.

    No hay alguien por quien moriras? Alguien por el quearriesgaras la vida por ayudarlo?

    Estoy arriesgando mi vida por ayudar a Lorien contestaNueve, fijndome con una mirada que me hace escuchar. Morirpor Lorien y por cualquiera que sea loriense. Y si muero, y es un gransi, planeo hacerlo con dos cabezas de mogs aplastadas entre mispalmas y otra bajo el pie. No espero sentir cmo me quema tu

    smbolo en la pierna todava, as que madura, deja de ser tan ingenuoy piensa ms que en ti mismo, ahora.

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    Sus palabras me golpean fuerte. S que Henri hubiera estado deacuerdo con l, pero no le dar la espalda a Sam, otra vez. No s si esla arrogancia de Nueve, o la urgencia de la visin que acabo de tener,o el aire fresco y la caminata, pero mi mente parece estar clara yfuerte por primera vez en das.

    Sam me salv el pellejo ms de una vez, y su pap estaba ahpara recibir nuestra nave cuando aterrizamos en la Tierra. Puede quesu pap haya muerto por nosotros, por Lorien. Les debes a ambosque vuelvas a esa cueva conmigo. Hoy.

    Ni de cerca.

    Avanzo hacia l y Nueve no vacila. Me agarra y me lanza contraun rbol. Me pongo de pie y estoy a punto de balancearme hacia l,cuando escuchamos que unas ramitas crujen tras nosotros. Nueve sevuelve hacia el ruido. Me apego al rbol, encendiendo dbilmentemis palmas para estar listo para cegar a quien sea con mi lumen.Espero no haber sobrestimado cunta fuerza recuper de verdad.

    Nueve me mira y susurra.

    Siento lo del rbol. Vamos a ver quin nos est buscando ymatmoslo antes de que nos mate a nosotros.

    Asiento y avanzamos. El ruido viene de una espesa parcela deagujas de pinos, que ofrece una excelente cobertura. Si dependiera dem, esperaramos para ver quin o qu estamos enfrentando, pero noNueve. Tiene una pequea sonrisa mientras se mueve hacia lospinos, listo para destruir lo que sea que emerja. Los pinos crujen otravez, y una de las ramas ms bajas se mueve, pero lo que vemos no es

    un can mogadoriano o una espada brillante; en cambio, emerge lapequea nariz negra de un Beagle blanco y marrn.

    Bernie Kosar digo, aliviado. Qu bueno verte, amigo.

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    l trota hacia m y me inclino para acariciar su cabeza. Es la nicacriatura que ha estado conmigo desde el principio. Bernie Kosar medice que est feliz de verme de pie otra vez.

    Se tard, cierto? dice Nueve. Haba olvidado que Nuevetambin desarroll el legado de comunicarse con animales. S que esinmaduro, pero me molesta compartir este poder con l. Ya es elgarde ms grande y fuerte que haya visto, tiene la habilidad detransferir poderes a humanos, un legado de anti-gravedad, spervelocidad y escucha, telequinesis y lo que sea que no me haya dichotodava. Mi lumen me aparta del resto, pero a menos que encuentreuna fuente de fuego con lo que combinarlo, es prcticamente intil.Mi habilidad de hablar con animales era algo que estaba esperandoque se desarrollara ms, pero ahora estoy seguro de que Nueve leencontrar un uso mejor antes que yo.

    Bernie Kosar debe ver la decepcin en mi cara, porque mepregunta si quiero ir a pasear con l. Solos.

    Nueve lo oye y dice: Vaya. De todas formas, BK solo habla de ti.Cuando no estaba patrullando el permetro, estaba en la habitacincuidndote.

    Sigo acaricindole la cabeza.

    se eras t, eh? Bernie Kosar me lame la mano. Mi otro mejor amigo

    digo. Morira por ti tambin, BK.

    Nueve grue por la demostracin de afecto. S que se supone quenos cuidamos la espalda el uno al otro en esta enorme guerraintergalctica, pero a veces deseo que soloestuviramosBK y yo. YSam, y Sarah, y Seis, y Henri. De verdad, aceptara a cualquiera,

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    menos a Nueve.

    Voy a buscar lo que sea que haya matado all, me asegurar deque tengamos algo de comida para esta noche dice Nuevemientras se aleja. Ustedes chicos, vayan a su paseo especial.Cuando vuelvan, tenemos que hablar acerca de encontrar al resto delos garde, ahora que ests en funcionamiento.

    Y exactamente cmo vamos a encontrarlos? La direccin queSeis nos dio para nuestro punto de encuentro estaba en el bolsillo deSam. Por todo lo que sabemos, los mogs la tienen y estn esperandoque Seis aparezca. Eso suena como otra razn ms para encontrar aSam, si me preguntas sealo intencionadamente.

    Bernie Kosar concuerda. Parece que l quiere buscar a Sam tantocomo yo.

    Hablaremos de eso en la cena. Estoy pensando en una zarigeya,tal vez una rata almizclera dice, ya dirigindose a los bosques para buscar su presa.

    Bernie Kosar me dice que lo siga, me dirige a travs de los rbolesy bajamos por una colina con csped.

    La tierra se nivela a unos metros antes de elevarse otra vez. Nosmovemos rpidamente y el ejercicio se siente increble ahora que mifuerza est regresando. Dos rboles enormes se inclinan contra elotro adelante. Me concentro y los aparto con la mente. Tan prontohay un espacio entre ellos, BK salta por en medio y yo corro tras l,recordando nuestras carreras matutinas a la escuela, all en Paraso.La vida era mucho ms fcil entonces, cuando pasaba los dasentrenando con Henri, y mi tiempo libre lo pasaba con Sarah. Eraemocionante descubrir de qu era capaz, cmo me ayudaran mispoderes para hacer lo que se necesitaba hacer. Incluso cuando estabafrustrado o asustado, haba tantas posibilidadesy solo me podacentrar en eso. No tena idea de lo fcil que lo tena entonces.

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    Mi espalda est pegajosa por el sudor cuando alcanzamos unapequea cima. Estoy mejor, pero todava no estoy al cien porciento.La vista es espectacular, una escena panormica de las montaasApalaches rodeadas de abetos, baadas en la luz de la tarde. Puedo

    ver por kilmetros.Tengo que decir, amigo, que esto es bastante increble. Queras

    que viera esto?

    pregunto.

    A la distancia, bajando a la izquierda , dice l.Lo ves?

    Examino el paisaje.

    En ese valle profundo?

    Ms all , dice.Ves ese brillo?

    Bizqueo y miro ms all del valle. Hay un grupo de rbolesgruesos y el dbil contorno de un lecho rocoso. Entonces lo veo. Atravs de los rboles, por debajo y lejos a la izquierda, hay un brilloplateado de luz azul. Es el campo de fuerza en lo bajo del cuartelgeneral de los mogs.

    No puedo estar a ms de tres kilmetros de distancia. Bernie Kosardice que podemos volver ahora mismo si quiero. Entrar conmigoesta vez, ahora que Sam y yo desactivamos el sistema que transmitael gas mortal para los animales en la montaa.

    Un temblor me recorre el cuerpo mientras miro la luz azul. Samest ah. Y Setrkus Ra.

    Qu pasa con Nueve?

    Bernie Kosar da vuelta por mis piernas dos veces, antes de sentarse

    a mis pies.Depende de ti , responde.Nueve es fuerte y rpido, pero tambin es

    impredecible.

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    Lo has trado aqu arriba? pregunto. Sabe lo cerca queestamos?

    Bernie Kosar inclina la cabeza como para decir:S .

    No puedo creer que supiera y no me haya dicho. Suficiente,termin con Nueve.

    Volver a la casa. Le dar a Nueve la opcin de venir connosotros, pero da lo mismo lo que diga, es hora de que me enfrente aSetrkus.

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    CAPTULO CINCO

    Rebotamos por una carretera llena de baches en una camioneta detransporte militar.

    Estamos a las afueras de la ciudad y miro alrededor. Veo unaenorme cordillera apareciendo en la distancia, pero eso no me dicemucho. Por delante y detrs de nosotros, van vehculos llenos desoldados. Mi cofre est a mis pies y Seis est sentada junto a m; esome hace respirar un poco ms relajada. Despus de la batalla enEspaa, las nicas veces que me siento ligeramente segura, escuando Seis est cerca.

    Nunca pens que extraara a las hermanas de Santa Teresa, peroahora mismo, dara cualquier cosa por volver al convento. Por aos,todo en lo que pensaba era en escapar de sus reglas y castigos, peroahora que he escapado, todo lo que quiero es algo conocido, inclusosi viene en la forma de disciplina religiosa.

    Mi cpan, Adelina, est muerta; la asesinaron los mogadorianos.Mi mejor y nico amigo, Hctor Ricardo, tambin est muerto. Tantoel pueblo como el convento se han ido, arrasados por losmogadorianos.

    Las muertes pesan sobre mis hombros; Adelina y Hctor estabanluchando para protegerme a m. Dios, espero no ser una maldicin.Odio la idea de que mi inexperiencia y falta de entrenamientopuedan herir a alguien ms. No quiero poner en peligro esta misinen India solo por mi presencia.

    Finalmente, el comandante Sharma gira para ponernos al corriente.El viaje durar algunas horas. Por favor, pnganse cmodos.

    Pueden servirse agua de la nevera tras suyo. No atraigan la atencin;

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    de ninguna forma. No sonran, ni siquiera asientan. Nos estn buscando.

    Crayton asiente.

    As que, qu opinas de todo esto? le pregunta Seis aCrayton. De verdad crees que l est ah arriba?

    S, tiene sentido.

    Por qu es eso? pregunto.

    Las montaas son el lugar ideal para que se esconda unmiembro de la garde. Por aos, la gente ha temido acercarse a losglaciares del norte de China. Las historias de avistamientosextraterrestres son suficientes para asustar a los lugareos, y elejrcito chino ha sido incapaz de investigar los reportes porqueapareci un lago misterioso en el valle y bloque su acceso. Quinsabe lo que es verdad y qu es rumor, pero de todas formas, es unlugar excelente para esconderse.

    Crees que hay otros extraterrestres ah arriba, adems deNmero Ocho?

    pregunta Eli. Ya sabes, mogadorianos?

    Me estaba preguntando lo mismo.

    No s quin ms est ah arriba, si es que hay alguien, peropronto lo averiguaremos contesta Crayton. Se limpia el sudor de lafrente y toca mi cofre con la punta de un dedo. Mientras tanto,deberamos comenzar a entender cmo usar lo que hay aqu, para

    ayudar a prepararnos; si Marina es lo suficientemente amable paracompartir.

    Seguro digo tranquilamente, bajando los ojos al cofre. No me

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    opongo a compartir mi herencia, pero me avergenza lo poco queentiendo de lo que tengo. Se supona que el cofre lo bamos acompartir entre Adelina y yo, era su trabajo explicarme cmo usarlotodo, cmo poda salvar mi vida; pero eso nunca pas.

    Despus de un segundo, digo: Aunque no s qu hace cada uno.

    Crayton estira la mano y toca la ma. Me encuentro con sus ojossolemnes y a la vez alentadores.

    Est bien que no sepas. Te ensear lo que pueda dice.Ahora ya no soy solo el cpan de Eli; soy el de todos ustedes.Mientras est vivo, Marina, puedes contar conmigo.

    Asiento y presiono la palma contra el candado. Ahora que Adelinaest muerta, puedo abrir sola el cofre, un poder dulce amargo. Seisme observa, y s que entiende exactamente cmo me siento,habiendo perdido a su cpan tambin. El fro candado de metaltiembla contra mi mano y cae al suelo de la camioneta con un clic. Lasucia carretera por la que vamos est cubierta de baches y escombros,lo que nos zarandea constantemente y hace que sea difcil estabilizarmi mano mientras busco dentro del cofre. Tengo cuidado de no tocarel brillante cristal rojo en la esquina, que me caus tanto problema en

    el campanario del orfanato, el que tema que fuera una granadaloriense, o peor. Tomo un par de anteojos oscuros.

    Sabes para qu son estos? le pregunto a Crayton.

    l los examina un segundo, pero me los devuelve, sacudiendo lacabeza.

    No estoy seguro, pero deben darte el poder de ver a travs de lascosas, como visin de rayos X; o podran ser detectores trmicos,

    buenos para ver de noche. Solo hay una forma de averiguarlo, yasabes.

    Me pongo los anteojos y miro por la ventana. Adems de opacar el brillo del sol, no parece cambiar nada ms. Me examino las manos

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    pero son tan slidas como antes, y cuando miro el rostro de Crayton,no hay ningn punto trmico o caliente.

    Entonces? pregunta Seis. Para qu sirven?

    No lo s contesto, examinando el paisaje rido otra vez. Talvez son anteojos de sol normales.

    Lo dudo dice Crayton. Tienen un uso que descubrirs, justocomo todo lo dems que hay ah.

    Puedo verlos? pregunta Eli y se los paso. Se empuja los

    anteojos por la nariz, luego gira y mira por la ventana trasera. Yovuelvo a mi cofre.

    Esperen todo se ve un poco diferente, de alguna forma,aunque no s por qu.

    Es casi como ver algo retardado o tal vez acelerado no puedodecidirlo. De repente, Eli jadea, luego grita: Cohete! Cohete!

    Seguimos su mirada, pero no veo nada adems del cielo azulcristalino.

    Dnde? grita Crayton. Eli apunta al cielo.

    Salgan de la camioneta! Tenemos que salir ahora mismo!

    No hay nada ah. Seis bizquea y mira el horizonte. Eli, creoque esos anteojos te estn confundiendo, porque no veo nada.

    Eli no escucha, pasa sobre m con los anteojos puestos todava yabre la puerta. El arcn de la carretera est lleno de rocas afiladas y

    arbustos muertos.Salten! Ahora!

    Finalmente, omos un dbil silbido en el aire y de repente, aparece

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    un punto negro a la vista, justo donde Eli estaba sealando.

    Salgan! grita Crayton.

    Tomo mi cofre abierto y salto. Mis pies golpean la dura carretera

    sucia y quedan bajo mi cuerpo; el mundo se convierteinstantneamente en un remolino de marrones, azules y doloresagudos. La rueda de nuestra camioneta me roza el brazo, y apenaspuedo cambiar la direccin a tiempo, para rodar fuera del camino dela siguiente camioneta a exceso de velocidad. Mi cabeza golpea unapiedra filosa y giro una ltima vez, aterrizando sobre mi cofre. Elimpacto me quita el aliento, y el contenido de mi cofre quedaesparcido en la tierra. Escucho a Eli y a Seis tosiendo cerca, pero nopuedo verlas por la nube de polvo que nos rodea. Un segundodespus, el cohete choca contra el suelo justo detrs de la camionetade la que nos lanzamos. La explosin es ensordecedora, y con elcomandante Sharma todava dentro, la camioneta se vuelca en unanube de humo. El jeep carena tras sta no puede virar. Golpea el borde de la grieta que caus el cohete, y se hunde en el agujeroinmenso. Dos cohetes ms impactan el convoy. El aire es tan espesopor el polvo, que no podemos ver los helicpteros por encima, peropodemos orlos.

    Tiento a ciegas el rea a m alrededor, intentando reunir todo loque se cay de mi cofre. S que probablemente estoy recogiendotanto rocas y ramitas como partes de mi herencia, pero puedoordenarlo despus.

    Acabo de agarrar el cristal rojo cuando oigo que el sonido de undisparo quiebra el aire.

    Seis! grito. Ests bien?

    Entonces, escucho gritar a Eli.

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    CAPTULO SEIS

    Estoy frentico mientras abro las puertas de los armarios, mirando bajo los pocos muebles que hay, cuando escucho que alguien entraruidosamente a la casa. Asumo que es Nueve, porque Bernie no estgruendo.

    Nueve grito, dnde escondiste mi cofre?

    Mira debajo del fregadero de la cocina me contesta gritando.

    Entro a la cocina. El piso de linleo combado parece un tablero de

    ajedrez decrpito sobre el que alguien derram caf. Las manillas dela alacena bajo el fregadero estn sueltas, y cuando las tiro, oigo unclic.

    Espera, Cuatro! grita Nueve desde la otra habitacin. Hiceuna La puerta de la alacena se abre con una explosin, y yosalgo volando trampa!

    termina Nueve.

    Una docena de palos afilados sale disparada directamente haciam. Estn a centmetros cuando mis instintos se hacen cargo y soycapaz de desviarlos con mi telequinesis. Los palos rebotan aizquierda y derecha, y se clavan en las paredes.

    Nueve est en la puerta, rindose.

    Lo siento mucho, amigo. Olvid completamente decirte quearm eso.

    Me pongo de pie de un salto, furioso. Bernie Kosar entra de unpatinazo y le grue a Nueve. Mientras l regaa a Nueve por suestupidez, me concentro en sacar los palos de las paredes. Hago quefloten en el aire, apuntando a Nueve.

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    No pareces lamentarlo.

    De verdad estoy considerado arrojarle las pequeas lanzas, pero lusa su telequinesis para partirlos en dos, cuatro y luego ochopedazos, y caen al suelo.

    Oye, de verdad lo olvid dice, encogindose de hombros. Segira y se dirige a la otra habitacin. De todas formas, toma tu cofrey trelo aqu. Tenemos que volar, as que empieza a recoger tuscosas.

    Mi lumen ilumina la alacena mohosa y cuidadosamente, meto lacabeza bajo el fregadero. Al principio, no veo nada y creo que Nueveest jugando conmigo. Estoy a punto de marchar a la sala de estar

    para exigirle que me devuelva mi cofre, cuando noto algo. El ladoizquierdo de la alacena es ms profundo que el derecho. Paso lamano y quito la pared falsa de madera contrachapada. Bingo. Ahest. Tomo el cofre y lo saco de la cocina.

    En la sala de estar, Nueve est escarbando en su propio cofre, elcofre que rescatamos de la cueva mogadoriana.

    Qu bueno verte, viejo amigo dice, cuando saca un corto tuboplateado; luego toma una cosa redonda y amarilla, cubierta conpequeos bultos. Parece una fruta extraa y medio espero que laapriete para sacarle jugo. La pone en su palma, y antes de que puedapreguntarle qu es, la azota contra el piso y rpidamente se apoyacontra la pared. Rebota alto luego de golpear la alfombra, cambia deamarillo a negro, y se expande al tamao de un pomelo. Cuandoalcanza la altura del hombro, las pequeas protuberancias explotan,transformndose en clavos afilados como navajas.

    Me agacho y ruedo en direccin a BK, para evitar quedarempalado.

    Qu demonios?! grito. Podras haberme advertido! Esta esla segunda vez en menos de cinco minutos en que casi me matas.

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    Nueve no retrocede cuando los clavos se retractan violentamentede vuelta a la pelota, antes de que sta vuelva a su palma.

    Oye, oye, oye, podras relajarte, por favor? dice Nueve.Sostiene la pelota cerca de sus ojos, hacindome contener larespiracin. Saba que nada te iba a golpear. Puedo controlarla conmi mente. Bueno, puedo controlarla parcialmente. Por lo general.

    Parcialmente? Me ests bromeando? No vi mucho controlahora mismo. Tuve que saltar del camino.

    Nueve aleja la pelota de su ojo, pareciendo un poco mortificado;aunque no lo suficiente.

    Ahora mismo, solo puedo controlar el color.

    Eso es todo? Estoy incrdulo. l se encoge de hombros. BK ledice que deje de hacer el tonto.

    Oye, solo estoy revisando para asegurarme de que recuerdocmo funciona todo.

    Todo lo que s utilizar, por lo menos comenta Nueve, dejandocaer la pelota de vuelta al cofre. Porque nunca se sabe.

    Saca el hilo de piedras verdes que us en la cueva mogadoriana ylo lanza al aire.

    Flota en un crculo perfecto y aspira ruinas del suelo como unagujero negro. Gira hacia la ventana trasera y brilla con un color blanco, y cuando Nueve chasquea los dedos, los escombros salen delcrculo con una explosin, quebrando lo que quedaba de la ventana.

    Mira eso! Se re.

    Abro mi propio cofre. Nueve cree que hay algo en nuestros cofres

    que puede ayudarnos a encontrar a los otros. Lo primero que veo esla lata azul de caf que contiene las cenizas de Henri, y tomo aliento.Me transporto de vuelta instantneamente al bosque en Paraso, a lacaminata con Sarah entre la nieve derritindose para ver el cadver

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    de Henri. Le promet a Henri que lo llevara de vuelta Lorien, ytodava planeo hacerlo.

    Cuidadosamente, pongo la lata de caf en el suelo junto al cofre, ytomo la daga con la hoja de diamante, dejando que la empuadura seextienda y se envuelva alrededor de mi puo. La doy vuelta,mirando la hoja. Libero la daga y contino examinando los artculos.Intento no fijarme en los objetos que no conozco: el talismn conforma de estrella, la coleccin de hojas secas atadas con un cordel, el brazalete ovalado rojo brillante; y tambin intento mantenerme

    apartado del cristal doblemente envuelto en toallas y sellado dentrode una bolsa plstica. La ltima vez que toqu ese cristal, miestmago se convulsion y el cido subi por mi garganta.

    Hago a un lado la suave roca amarilla xitharis que transfierelegados y tomo un cristal oblongo que est lleno de recuerdos. Susuperficie es cerosa con un interior nuboso, y es lo primero que Henrisac del cofre para ensearme. Cuando las nubes se arremolinaron,fue cuando mi primer legado comenz a desarrollarse. Este cristal

    fue el comienzo.Cuando veo los anteojos del pap de Sam y la tablet blanca que

    Seis y yo encontramos en la oficina del pozo de Malcolm Goode, essuficiente para devolverme de golpe a la realidad.

    Miro a Nueve.

    Tal vez hay algo en nuestros cofres que nos pueda ayudar aatravesar el campo de fuerza azul. De todas formas, creo que se ha

    debilitado su efecto. Puede que haya una oportunidad de quelleguemos hasta Sam esta noche.

    Sera genial si algo en el cofre nos ayudara a lograrlo, eso esseguro dice Nueve con tono casual, sus ojos estn fijos en el

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    guijarro prpura que est equilibrando en el dorso de su mano, yentonces desaparece.

    Qu es eso? pregunto.

    Nueve da vuelta la mano y el guijarro reaparece en su palma.No tengo idea, pero sera una forma increble de comenzar una

    conversacin con las damas, no crees?

    Sacudo la cabeza y deslizo el brazalete del cofre sobre mi mano.Espero que me impulse en el aire o que dispare un aro de lseres,pero solo cuelga de mi mueca.

    Muevo el brazo sobre la cabeza, pidindole que funcione,rogndole que revele sus poderes. No pasa nada.

    Tal vez deberas probar con lamerlo? Nueve se re,observndome.

    Probar cualquier cosa murmuro, frustrado. Me lo dejo puestocon la esperanza de que simplemente pasealgo. Todo lo que hay enmi cofre proviene de los ancianos.

    Todo tiene un propsito, as que s que tiene que hacer algo.

    Mi mano roza la bolsa de terciopelo que contiene los siete orbesque conforman el sistema solar de Lorien. Abro la bolsa, dejo caer lasrocas en mi mano y se las muestro a Nueve, recordando el da en queHenri me las ense por primera vez.

    stas son las que ests buscando para encontrar a los otros?Henri las tena. As es cmo averiguamos que otro miembro de lagarde estaba en Espaa.

    Nunca las haba visto. Qu hacen?

    Soplo suavemente sobre las rocas y brillan, reviviendo. Bernie

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    Kosar ladra al ver los orbes flotando sobre mi palma, que seconvierten en planetas y orbitan al sol. Justo cuando estoy a punto dealumbrar Lorien con mi lumen para verlo en su estado verde yexuberante, como era el da antes del ataque mogadoriano, los orbes

    aceleran nuevamente, se aclaran y ya no puedo controlarlos. Nuevese acerca y observamos mientras los planetas colisionan uno por unocon el sol, hasta que solo hay una gran esfera frente a nosotros. Elnuevo globo rota en su eje y despide una luz tan fuerte que tenemosque protegernos los ojos. Eventualmente, el globo se oscurece y susuperficie se eleva y se retira, hasta que vemos una rplica perfectade la Tierra.

    Nueve est hipnotizado. La Tierra rota y de inmediato vemos dospuntos de luz parpadeante, uno encima del otro. Una vez que nosorientamos, vemos que estn en Virginia Occidental.

    Ah estamos digo.

    La bola sigue rotando, y vemos que hay otro punto de luz en India;un cuarto se est moviendo rpidamente hacia el norte de lo queparece Brasil.

    Pas lo mismo cuando les estaba mostrando nuestro sistema

    solar a Seis y a Sam, unos das atrs en el coche. Se convirti en unglobo de la Tierra. Fue la primera vez que hizo eso comento.

    Estoy confundido dice Nueve. Solo hay cuatro puntos enesta cosa, y se supone que quedamos seis.

    S, no estoy seguro de eso. Cuando pas la otra vez, apareci unpunto en Espaa

    digo. Despus todo se puso borroso y escuchamos a alguien

    que sonaba asustada y gritaba el nombre Adelina. Asumimos que eraotra miembro de la garde, y ah fue cuando Seis decidi ir a Espaapara intentar encontrarla. Imagin que era as que planeabascontactar con los otros, pero supongo que no, si nunca antes lo habas

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    visto.

    Nueve agranda los ojos.

    Espera. Oh por Dios, hombre. No haba visto esta cosa, pero creo

    que Sandor me cont sobre ella. Para ser honesto, cuando abrimos micofre la primera vez, el tubo plateado y la pelota amarilla comopuerco espn eran tan asombrosos, que solo escuche la mitad de loque dijo despus, pero ahora recuerdo que me dijo que algunos denosotros tenamos un cristal rojo (que yo tengo, y eso era lo quehaba pensado utilizar para comunicarnos con los otros), y algunostienen el sistema solar.

    No lo entiendo.

    Se vuelve a su cofre, toma un cristal rojo del porte de unencendedor, cierra la tapa del cofre, y se gira de nuevo hacia m.Miro el sistema solar y jadeo. Uno de los puntos azules en VirginiaOccidental ha desaparecido.

    Wow, espera.Abre tu cofre de nuevo. Quiero ver algo.

    Nueve obedece y reaparece el segundo punto rojo en la VirginiaOccidental del globo.

    Est bien. Ahora, cirralo. l lo cierra y el punto desaparece otra vez.

    Esto es aburrido dice. Cuando Nueve habla, elglobo terrqueose vuelve borroso y vibra con su voz con un retardo de mediosegundo . Espera, qu fue eso?

    Por qu mi voz tiene eco?

    La Tierra vibra otra vez.

    No es aburrido,esto es increble digo, mirando el globofijamente. La razn de porqu no vemos a los seis garde en elglobo, es porque el orbe solo revela a los miembros de la garde que

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    tienen abiertos los cofres en ese momento exacto. Observa.

    Levanto la tapa del cofre de Nueve. Nueve silba.

    Muy interesante, Cuatro, muy interesante.

    Medio segundo despus, omos su voz a travs del globo,nuevamente. Nueve deja el cristal, habindolo averiguado.

    Pero juzgando por la velocidad de ste de aqu digo,sealando el punto en movimiento, quin quiera que est enSudamrica, tiene que estar en un avin. Est cubriendo muchoterreno en muy poco tiempo, para que sea de otra forma.

    Por qu abriran su cofre en un avin? pregunta Nueve.Eso es estpido.

    Tal vez estn en problemas. Tal vez se estn escondiendo en el bao, intentando averiguar qu hacen todas esas cosas, comonosotros ahora.

    Pueden vernos ahora mismo, tambin?

    No lo s, pero tal vez puedan ornos. Creo que si sostienes esecristal rojo, cualquiera de nosotros que tenga un macrocosmos de laTierra puede escucharte.

    Si la mitad de nosotros tiene un cristal, y la otra mitad tiene elpoder de hacer funcionar este gran globo, entonces

    La nica forma para que de verdad nos comuniquemos de ida yvuelta, sera si primero nos juntramos dos de nosotros lointerrumpo. Bueno, ahora que estamos juntos, tal vez deberamosintentar hablarles a los dems. Ya sabes, en caso de que estnfuncionando sus macrocosmos digo. Tal vez otro par se haya

    unido, como nosotros.Nueve toma el cristal rojo y lo sostiene cerca de su boca, como un

    micrfono.

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    Hola? Uno, dos, tres, probando. Se aclara la garganta. Muy bien, si alguno de ustedes, miembros de la garde, est frente a una bola brillante, escuchen: Cuatro y Nueve estn juntos, y estamoslistos para encontrarnos con ustedes. Queremos entrenar, terminar

    con toda esta mierda y volver a Lorien.Pronto. No vamos a decirdnde estamos exactamente, en caso de que haya algn mogescuchando, pero si tienen funcionando su macrocosmo, vern dospuntos juntos, y esos son, eh, nosotros.

    As que, eh Nueve me mira y se encoge de hombros. Eso estodo. Cambio y fuera y todo eso.

    De pronto, siento la piel de mi mueca adormecida bajo el brazalete. La sacudo y mi brazo comienza a hormiguear.

    Espera. Diles que estamos a punto de salir de aqu y que vengana Estados Unidos. Que ah es dnde est Setrkus Ra, el ldermogadoriano. Diles que iremos tras l y que vamos a rescatar anuestros amigos tan pronto como podamos.

    La Tierra frente a m vuelve a la vida vibrando con el eco de la vozde Nueve.

    Todo el mundo venga a Estados Unidos, TPCP. Setrkus Ramostr su fea cara por aqu y nos proponemos romprsela yderribarlo muy pronto. Les enviaremos otro mensaje maana.Permanezcan sintonizados.

    Nueve deja caer el cristal rojo de vuelta a su cofre, pareciendodemasiado complacido de s mismo, y luego un poco avergonzadopor hablarle a una esfera.

    Frunzo el ceo. Mi brazo derecho se ha vuelto fro como el hielo, y

    estoy a punto de arrancarme el brazalete antes de meter los orbes devuelta en la bolsa de terciopelo, cuando la Tierra se vuelve borrosaotra vez; luego se escucha una explosin, seguida de una voz queconozco bien: es la misma chica que escuch antes, la chica que Seis

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    fue a buscar a Espaa. Est gritando: Seis! Ests bien?

    Escuchamos un grito y dos explosiones ms sacuden los bordes borrosos del globo.

    Tomo el cristal del cofre de Nueve, frentico por comunicarme conella.

    Seis! grito. Saltara a esa cosa si pudiera averiguar cmo.Soy yo, John!

    Puedes orme?

    No hay respuesta. Escuchamos los sonidos dbiles de las aspas deun helicptero antes de que el globo se quede en silencio otra vez ylos bordes de la Tierra se vuelvan slidos.

    La luz parpadeante en India ha desaparecido.

    De repente, el globo se encoge y vuelve a transformarse en sieteorbes, los que caen al suelo.

    Esono sonaba bien dice Nueve, recogiendo las rocas. Las

    vuelve a lanzar a mi cofre, y saca su cristal de mi mano congelada.Seis est en problemas, el tipo de problemas que involucra

    explosiones y helicpteros y montaas. Y todo eso est pasandoahora, al otro lado del mundo.

    Cmo voy a llegar a India? Dnde puedo abordar un avin?

    Seis es la chica que te dio el mapa a la montaa? La que teabandon a ti y a tu chico para irse de viaje a Espaa? pregunta

    Nueve.sa es ella contesto, pateando mi cofre para cerrarlo, con los

    puos apoyados en las caderas. Mi cabeza est girando. Qu pasacon Seis? Quin es la otra chica, la que ahora he escuchado dos

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    veces? Noto que siento el brazo extrao. Escuchar su voz me distrajotanto, que me olvid del malestar creciente en mi brazo.

    Intento quitarme el brazalete de la mueca, y me quema los dedos.

    Algo est pasando con esta cosa. Creo que puede tener algomalo.

    Nueve cierra su cofre y estira la mano.

    El brazalete? Tan pronto lo toca, aleja la mano. Demonios!Me quem!

    Bueno, qu hago? Intento agitar el brazo, esperando poderarrojar el brazalete.

    Bernie Kosar trota para olerlo, pero se detiene a mitad de camino ylevanta la cabeza para mirar fijamente la puerta frontal. Levanta lasorejas y se le eriza el pelaje.

    Alguien est aqu , dice.

    Nueve y yo nos miramos, y comenzamos a adentrarnos lentamenteen la habitacin, alejndonos de la puerta.

    Habamos estado tan absortos con todo lo de nuestros cofres, yescuchando la voz a travs del globo, que habamos bajado laguardia, y no estbamos prestando atencin a nuestro alrededor.

    De repente, arrancan la puerta de las bisagras. Unas bombas dehumo entran volando por las ventanas, lanzando fragmentos devidrio por todas partes.

    Quiero luchar, pero el dolor del brazalete ahora es tan intenso, queno me puedo mover. Caigo de rodillas. Veo el destello de una luzverde y oigo gritar a Nueve de dolor, luego cae junto a m.

    He visto antes esa luz verde. Es la inconfundible luz verde de uncan mogadoriano.

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    CAPTULO SIETE

    Las balas pasan silbando de cerca, explosionando en la tierra anuestro alrededor. Eli y yo nos cubrimos tras los restos de uno de loscamiones. Pareciera que las balas vienen de todos lados, desde todaslas direcciones, desde todos los ngulos. Le han dado a Eli.

    El aire est tan lleno de polvo por toda la conmocin, que nisiquiera puedo ver sus heridas. Paso mis manos gentilmente por sucuerpo hasta que siento la sangre hmeda y pegajosa, entoncesencuentro un agujero de bala en su muslo inferior. Cuando lo toco,ella grita de dolor.

    Utilizo la voz ms suave que soy capaz, dadas las circunstancias.

    Va a estar bien. Marina te puede ayudar, solo tenemos queencontrarla. Tomo a Eli cuidadosamente y empiezo a alejarme delcamin, protegindola con mi cuerpo.

    Casi me tropiezo con Marina y Crayton, que estn juntos detrs deotro pedazo de chatarra.

    Vamos! Eli est herida! Tenemos que salir de aqu! Hay demasiados de ellos. Si tratamos de huir ahora, nos

    matarn. Primero tratemos con Eli, y luego contratacaremos diceCrayton.

    Ubico a Eli a un lado de Marina; todava lleva puestas las gafasoscuras. Puedo ver sus heridas con claridad ahora, la sangre fluye aun ritmo constante. Marina pone las manos sobre la pierna de Eli y

    cierra los ojos. Eli inhala fuertemente, su pecho comienza a subir y bajar a un ritmo rpido. Es realmente increble ver el legado deMarina en accin. Otra explosin suena cerca y una ola de polvo barre sobre nosotros justo cuando la herida de Eli se contrae,

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    empujando la bala desde la carne. La hendidura pasa del negro alrojo y luego de vuelta al color de su piel plida y perlada.

    El esbozo de un pequeo hueso se desplaza debajo de la superficiede su piel y el cuerpo de Eli poco a poco comienza a relajarse.

    Apoyo una mano con alivio en el hombro de Marina, y le digo:Eso fue increble, Marina.

    Gracias. Fue bastante genial, no? Marina quita sus manos deEli, quien poco a poco se apoya por s misma sobre los codos.Crayton la abraza. Un helicptero ruge sobre nuestras cabezas ydiezma dos camiones con una rfaga de balas. Un trozo de metalaterriza cerca de m; es un pedazo ardiente de la puerta de un

    camin, el nmero ocho rojo apenas se ve. Ver esto me llena de ira.Ahora que Eli est curada, estoy lista para luchar.

    Ahora nos movemos hacia ellos! le grito a Crayton.

    Son los mogadorianos? pregunta Marina, cerrando el segurode su cofre.

    Crayton mira sobre la pila de escombros tras los que nos hemosestado escondiendo, y vuelve a su posicin para reportar.

    No son los mogs; pero son un montn y seestn acercando.Podemos luchar aqu, pero sera mejor llevarlos hacia las montaas.Sean quienes sean, si no estn aqu para atacarnos, pero estnluchando contra el comandante Sharma, no veo ninguna razn paraque revelen sus poderes.

    Una explosin detrs de nosotros empuja otra nube de polvo ennuestro camino, y veo al helicptero dar vuelta en crculos y luegodirigirse directamente hacia nosotros.

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    Marina y yo nos miramos mutuamente y podemos darnos cuentade que estamos pensando lo mismo. No hay manera de honrar lapeticin de Crayton de no usar nuestros legados y hacer lo quetenemos que hacer. Ella toma el control del helicptero e invierte su

    trayectoria de vuelo. Sus pasajeros nunca entendern lo que pas,pero nosotras sabemos que est fuera de nuestro camino. Y sinimportar quin est dentro, no queremos que nadie est en nuestropeligroso camino de forma innecesaria. Eli y yo suspiramos de aliviocuando vemos que las aspas giran, desapareciendo en la distancia,mientras Crayton lo mira con el ceo fruncido. Entonces, elcomandante Sharma emerge y entra a nuestra cubierta.

    Gracias a Dios, estn vivos dice. Estoy tentada a decirle lomismo, ya que pens que fue asesinado cuando golpe ese primercohete. Unos chorritos de sangre surgen de un gran corte en su sien,y su brazo derecho cuelga torpemente a su lado.

    Lo hago responsable de esto le digo, mirndolo fijamente.

    l sacude la cabeza.

    Esos son soldados del Frente de Resistencia del Seor. Son ellosa los que estamos tratando de evitar.

    Qu quieren? pregunto. El comandante Sharma escanea el horizonte antes de mirarme a los

    ojos.

    Matar a Visn y destruir a todos sus amigos. Como a ustedes.Hay ms en camino.

    Cambio de posicin a cuclillas y con cuidado miro por encima delcamin demolido. Una brigada de gran cantidad de vehculos

    fuertemente armados se est moviendo hacia nosotros, y varioshelicpteros se ciernen sobre ellos. Unos pequeos destellos de luzaparecen en la larga fila de camiones y jeeps, y segundos despus,escucho las balas comprimindose ms all de nosotros.

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    Vamos a patear algunos traseros digo.

    No es posible que los derrotemos aqu dice el comandanteSharma, recogiendo una ametralladora con su mano buena. Noms de veinte de mis hombres siguen luchando. Debemos llevarlos aun terreno ms alto, si queremos tener una oportunidad desobrevivir a esto.

    Solo djenme manejarlo contesto.

    Espera, Seis dice Crayton, recogiendo el cofre de Marina. ltiene razn. Las montaas nos darn una mayor cobertura. Todavapuedes derribar a cada uno de ellos, solo que no va a ser tan visible,lo que es bueno para nosotros. No necesitamos a los mogs

    entrometindose en este momento.Marina pone su mano sobre mi brazo.

    Crayton tiene razn. Tenemos que ser inteligentes. Noarrastremos ms atencin de la necesaria sobre nosotros.

    Los mogs? pregunta el comandante Sharma, confundido.Tendremos que tener ms cuidado a su alrededor. Antes de quealguien pueda responder, dos helicpteros volando bajo pasan comoun rayo con sus armas de fuego. Varios de los soldados delcomandante son acribillados y sus armas salen volado en pedazosintiles de metal.

    Si vamos a correr, es ahora o nunca. Utilizo mi telequinesis paratirar de la cola de uno de los helicpteros, inclinando la nariz haciaabajo. Se parece a un caballo de rodeo tratando de resistirse a su jinete, mientras el piloto lucha furiosamente para nivelar elhelicptero. Vemos al piloto que le da un tirn particularmente

    fuerte a la palanca de mando y dos hombres saltan por la derecha dela cabina. No vuelan muy alto en el aire, por lo que la cada no debelastimarlos demasiado.

    Echo un vistazo a nuestra flota estancada de camionetas y veo el

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    humo que se eleva ligeramente de uno de los tubos de escape.

    Un motor todava est en marcha!

    Vmonos! Ahora! grito.

    Todo el mundo se apresura a salir del refugio, el comandanteSharma vocifera la retirada hacia sus hombres rezagados. La brigadaest a menos de cien metros de distancia. Mientras corremos, sientoque una bala pasa silbando a travs de mi pelo y otra que me rasga elantebrazo, pero antes de que pueda gritar, Marina est a mi lado, conlas manos heladas atendiendo mi lesin mientras corremos.

    Todos, menos uno de los soldados del comandante, siguen susrdenes de retirarse.

    Ese soldado solitario sigue al comandante, corriendo con nosotros.

    Alcanzamos la camioneta y entramos, nosotros cuatro, ms elcomandante Sharma y el soldado.

    Crayton pisa el acelerador y avanzamos hacia la carretera. Las balas perforan la parte trasera de nuestra camioneta, y rompen elparabrisas trasero, pero somos capaces de maniobrar alrededor deuna pequea formacin rocosa y evadir los disparos implacables.

    ste no es un camino construido para la velocidad; est lleno de baches, piedras y otros escombros, y Crayton lucha por mantenernosrectos en el camino. La camioneta est repleta de armas; encuentrouna escopeta y la meto en la parte posterior, esperando un objetivo,Marina me sigue el juego, luego de dejar su cofre con Eli.

    Ahora que tengo un momento para reunir mis pensamientos, mesiento enojada.

    Pensbamos que si Nmero Ocho se quedaba en las montaas,estaramos a salvo aqu, bajo el radar. En cambio, estamos siendoatacados por su culpa. Si sobrevivimos a esto, voy a despedazar aOcho.

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    A dnde vamos? grita Crayton por encima del hombro.

    Solo qudate en este camino contesta el comandante. Miro porencima del hombro y veo las montaas del Himalaya a travs delparabrisas. Se estn acercando poco a poco, sus cimas escarpadas soncada vez ms amenazantes. Ms adelante, termina el desiertomarrn, y una banda curva de color verde rodea la base de lasmontaas.

    Por qu estos tipos quieren matar Nmero Ocho? le preguntoal comandante Sharma, el can de mi escopeta va rebotando en elmarco de la ventana trasera.

    El Frente de Resistencia del Seor no cree que l sea Visn.

    Creen que estamos siendo blasfemos, al aceptar a este muchachomontas como al Dios Supremo.

    Quieren matarnos en su nombre.

    Seis! grita Eli. Vienen ms! Todava est usando lasgafas.

    Miro por la ventana de atrs justo a tiempo para ver algo salirdisparado desde el helicptero. Es un misil de algn tipo que vienedirectamente hacia nosotros. Uso mi telequinesis y lo envodirectamente al suelo del desierto, donde explota. El helicpterodispara dos misiles ms.

    Es hora de acabar con estos sujetos! grito. Vamos a haceresto juntas, Marina.

    Ella asiente con la cabeza y en lugar de dirigir los cohetes alsuelo, esta vez, los manipulamos para que se dirijan directamente devuelta al helicptero. Vemos sombramente cuando el helicptero

    estalla en una bola de fuego gigante. Nunca tratamos de matarlos,pero, dado que tenemos que escoger entre asesinar o ser asesinados,nos escogera a nosotros en todo momento.

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    Increble trabajo, Seis dice Eli.

    Yupi yu yei, y todo eso le respondo, con una sonrisa triste.

    Crees que nos dejarn en paz ahora? pregunta Marina.

    No creo que vaya a ser tan fcil, dice el comandante Sharma.Ella tiene todo el mismo tipode poderes como el nio que

    ustedes llaman Visn

    dice Crayton, haciendo un gesto hacia m. Eso ser suficientepara disuadirlos?

    Crees que todava trataran de luchar contra l?

    Lo haran si pudieran encontrarlo dice el comandante.

    Cuntos hay en el Frente de Resistencia del Seor? lepregunto al comandante Sharma.

    En total? Miles. Y tienen donantes ricos que los apoyan en todolo que necesitan.

    De ah los helicpteros dice Crayton.

    Tienen cosas peores agrega el comandante.

    El mejor plan que tenemos es huir de ellos le dice Crayton alcomandante.

    Voy a conducir tan rpido como pueda. Si tenemos que pelear,vamos a pelear, pero me gustara evitarlo.

    Pasan cinco minutos en un silencio tenso. Marina y yosupervisamos a la brigada en la distancia, y cada vez que pasamosalgo lo suficientemente grande, usamos nuestra telequinesis paradejarlo caer en el camino tras nosotros. Los rboles altos que hancomenzado a puntear los lados del camino, rpidamente forman una

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    gruesa lnea de defensa.

    El coche se sumerge en un valle muy estrecho antes de empezar asubir la montaa.

    Acabamos de llegar a la base cuando el comandante Sharma le dicea Crayton que se detenga. Me inclino hacia delante en el asiento yveo docenas de pequeos montculos en la tierra.

    Minas de tierra? pregunto.

    No estoy seguro dice el comandante. Pero no estaban allhace dos das.

    Hay otro camino hacia donde nos dirigimos? le preguntaCrayton.

    No, este es el nico camino responde el comandante Sharma.

    De repente, escuchamos el sonido de las aspas de un helicptero,pero no los veo todava. Estn escondidos detrs de los rboles altos.Por supuesto, eso significa que no nos pueden ver tampoco, a pesarde que parece que no estn muy lejos ya.

    Seremos blanco fcil si nos quedamos aqu digo, mi mente seacelera para descubrir nuestra prxima jugada.

    Crayton abre la puerta y sale con una metralleta bajo el brazo.

    Muy bien, eso es todo. Seala hacia arriba y a la derecha. Ovamos hacia all y nos ponemos detrs de una hilera de rboles yluchamos, o podemos seguir corriendo y subir la montaa.

    Lo sigo al exterior.

    Yo no voy a correr.

    Ni yo dice Marina, de pie junto a m. Entonces luchamos dice el comandante Sharma. Seala hacia

    las colinas. La mitad de nosotros nos posicionaremos en laizquierda, mientras que la otra mitad toma posicin a la derecha.

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    Voy a llevar a ellas dos conmigo. Nos seala a Eli y a m.

    Crayton y yo nos miramos el uno al otro y asentimos.Eli se vuelve hacia Crayton.

    Estars bien sin m, pap?

    Crayton sonre.

    El legado de Marina se asegurar de que cualquier cosa que mehagan, no dure mucho tiempo. Creo que voy a estar bien.

    Voy a mantener un ojo sobre l, Eli aade Marina.

    Est seguro de que debemos hacer esto, comandante?pregunta el soldado.

    Puedo ir a buscar a Visn y traerlo de vuelta para que ayude.

    No, Lord Visn debe quedarse donde est a salvo.

    Crayton se vuelve hacia Eli.

    Mantn esas gafas puestas. Tal vez puedas ser nuestros ojos all

    arriba en los rboles. Todava no estoy seguro de cmo funcionan,pero tengamos fe en que nos ayuden ahora.

    Abrazo a Marina y le susurro al odo.

    Ten confianza en tus habilidades.