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Psicologia

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  • REVISTA DEL CONSEJO GENERAL DE COLEGIOS OFICIALES DE PSICLOGOS

    ISSN 0214 - 78231 VOL. 28 - 2007ENERO - ABRIL

    PAPELES DEL

    PSICLOGO

    PROPUESTAS PSICOLGICAS PARA EL ANLISIS Y LA INTERVENCIN

    UNA VISIN CRTICA

    PSICOLOGA Y ADICCIONES

  • PAPELESPAPELES DELDELPSICLOGOPSICLOGO

    EditaConsejo General de Colegios Oficiales de Psiclogos, Espaa

    DirectorSerafn Lemos Girldez

    Directores asociadosJos Ramn Fernndez Hermida, Manuel EnriqueMedina Tornero, Jos Carlos Nez Prez y Jos MaraPeir Silla

    Consejo EditorialFrancisco Santolaya Ochando Jaume Almenara i Aloy Julin Baltasar Jaume Manuel Berdullas TemesRosario Carcas Castillo Fernando Chacn Fuertes Juan Delgado Muoz Juan Manuel Egurtza Muniain Alfredo Fernndez Herrero Aurora Gil lvarez Lorenzo Gil Hernndez M Teresa Hermida Prez Rosa Jimnez Tornero Margarita Laviana Cuetos Ramn Loitegui Aldaz Cristina Lpez Daz Isabel Martnez Daz de Zugazua

    Manuel Enrique Medina Tornero Eduardo Montes Velasco Teresa Rizo Gutirrez Manuel Rodrguez Fernndez Concepcin Santo Toms de Abajo Manuel Mariano Vera Martnez Jess Ramn Vilalta Surez

    Consejo AsesorJos Antonio Aldaz, Esteban Alonso, Isaac Amigo, JosArvalo Serrano, Pilar Arrnz, Jos Mara Arredondo,Dositeo Artiaga, Ma Dolores Avia, Sabino Ayestarn,Francisco Bas, Vicent Bermejo, Amalio Blanco, CristinaBotella, Carmen Bragado, Gualberto Buela, JosBuenda, Vicente Caballo, Francisco Cabello, JosCceres, Rosa Calvo, Fernando Calvo, Amalia Caas,Antonio Capafons, Jos Carlos Caracuel, HelioCarpintero, Mario Carretero, Jos Antonio Carrobles,Miguel Costa, Antonio Coy, Sixto Cubo, Piedad Cueto,Fernando Daz Albo, Mara Jos Daz-Aguado, Jess A.De Diego, Ral De Diego, Andrs Duarte Lpez, RocoFernndez Ballesteros, Nicols Fernndez Losa, JorgeFernndez Del Valle, Concepcin Fernndez Rodrguez,Alfredo Fornos, Enrique Garca Huete, Miguel AnxoGarca lvarez, Csar Gilolmo, Jess Gmez Amor,Jorge L. Gonzlez Fernndez, Julio Antonio GonzlezGarca, Jos Gutirrez Terrazas, Adolfo HernndezGordillo, Florencio Jimnez Burillo, Cristbal JimnezJimnez, Annette T.Kreuz, Francisco Javier Labrador,Jos Carlos Len Jarriego, Jess Ramn Loitegui,Roberto Longhi, Aquilino Lousa, Araceli Maci,Emiliano Martn, Mara Angeles Martnez Esteban, JosJoaqun Mira, Luis Montoro, Jos Muiz, NicomedesNaranjo, Conrado Navaln, Jos Ignacio NavarroGuzmn, Luis De Nicols, Soledad Ortega Cuenca, Pedro

    Prez Garca, Marino Prez lvarez, Flix PrezQuintana, Jos Luis Pinillos, Jos Antonio Portellano,Jos Mara Prieto, Ismael Quintanilla, Francisco Ramos,Jess Rodrguez Marn, Carlos Rodrguez Sutil, JosIgnacio Rubio, Carlos Samaniego, Aurelia SnchezNavarro, Javier Urra, Miguel Angel Vallejo y Jaime Vila.

    Diseo y MaquetacinJuan Antonio Pez Martnez

    Redaccin, administracin y publicidadJuan Antonio Pez MartnezConsejo General de Colegios Oficiales de PsiclogosC/ Conde de Pealver, 45-5 Izq.28006 Madrid - EspaaTels.: 91 444 90 20 - Fax: 91 309 56 15E-mail: [email protected]

    ImpresinIntigraf S.L.C/ Cormoranes, 14. Poligono Industrial La Estacin. 28320 Pinto Madrid

    Depsito LegalM-27453-1981 / ISSN 0214-7823

    De este nmero 28 Vol, 1 de Papeles del Psiclogo sehan editado 47.700 ejemplares.Los editores no se hacen responsables de las opinionesvertidas en los artculos publicados.

    R E V I S T A D E L C O N S E J O G E N E R A L D E C O L E G I O S O F I C I A L E S D E P S I C L O G O S

    Seccin monogrfica

    1.1. PRESENTACIN: PSICOLOGA Y DROGODEPENDENCIASJos Ramn Fernndez Hermida y Roberto Secades-Villa

    2.2. Modelos tericos de la conducta adictiva y recuperacin natural.Anlisis de la relacin y consecuencias.Jos Ramn Fernndez Hermida, Jos Lus Carballo Crespo, RobertoSecades-Villa y Olaya Garca-Rodrguez

    11.11. Bases psicolgicas de la prevencin del consumo de drogasElisardo Becoa Iglesias

    21.21. La prevencin del consumo de drogas en Espaa: El papel de lospsiclogosSonia Moncada Bueno y Ana Palmern Garca

    29.29. Fundamentos psicolgicos del tratamiento de las drogodependenciasRoberto Secades-Villa, Olaya Garca-Rodrguez, Jos RamnFernndez-Hermida y Jos Luis Carballo

    41.41. Psicologa y atencin a la drogodependencia en Espaa: una visinhistricaEmiliano Martn

    Otras aportaciones

    49.49. La Terapia Facilitada por Animales de Compaa como programa derehabilitacin adjunto para personas con diagnstico de EsquizofreniaCrnicaVictoria Villalta Gil y Susana Ochoa Gerre

    57.57. Violencia Domstica: Lo que revela la investigacin bsica con parejasCceres Carrasco, J.

    Special Section

    1.1. INTRODUCTION: PSYCHOLOGY AND DRUG-DEPENDENCE2.2. Theoretical models of addictive behaviour and natural recovery.

    Analysis of relationships and consequences.Jos Ramn Fernndez Hermida, Jos Lus Carballo Crespo, RobertoSecades-Villa andOlaya Garca-Rodrguez

    11.11. Psychological bases for the prevention of drug abuseElisardo Becoa Iglesias

    21.21. Drug-abuse prevention in Spain: The role of psychologistsSonia Moncada Bueno andAna Palmern Garca

    29.29. Psychological bases of drug-dependence treatmentRoberto Secades-Villa, Olaya Garca-Rodrguez, Jos RamnFernndez-Hermida andJos Luis Carballo

    41.41. Psychology and drug-adiction care in Spain: A historical viewEmiliano Martn

    Regular articles

    49.49. Pet Facilitated Therapy as an adjunct rehabilitation program for peoplewith Chronic Schizophrenia.Victoria Villalta Gil andSusana Ochoa Gerre

    57.57. Domestic violence: what couples interaction research reveals.Cceres Carrasco, J.

    1SumarioContents

    V O L U M E N 2 8E n e r o - A b r i l

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    Papeles del Psiclogo est incluida en Psicodoc y enlas bases de datos del ISOC (Psedisoc), del DOAJ

    (Directory of Open Access Journals), ElsevierBibliographic Database: SCOPUS y en IBECS y

    tambin se puede consultar en la pgina WEB delConsejo General de Colegios Oficiales de

    Psiclogos:

    http://www.cop.es

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    Papeles del Psiclogo, 2007. Vol. 28(1), pp. 1-1http://www.cop.es/papeles

    os trastornos por abuso de drogas constituyen en la actualidaduno de los problemas de salud pblica ms importantes y tantosu consumo como las consecuencias derivadas del mismo son untema de atencin y preocupacin prioritario para todos los pa-ses de nuestro entorno. Es por ello que la mayora de los esta-dos occidentales emplea un gran volumen de recursos ypersonal en su tratamiento y prevencin.

    El denominado modelo bio-psico-social es, segn todos los ex-pertos, el modelo de referencia inexcusable para el abordaje de

    las drogodependencias. La conducta adictiva (el abuso de drogas) no se puede re-ducir a un evento neuroqumico que ocurre en el cerebro. La probabilidad de queuna persona consuma una droga o llegue a ser adicto no est relacionada slo conlas propiedades biolgicas de la sustancia, sino tambin con el grado de vulnerabi-lidad (en el que sustrato biolgico es uno de sus componentes), el contexto en el queel individuo se desenvuelve y los procesos de reforzamiento implicados.

    Frente al modelo mdico tradicional, las consecuencias de esta perspectivason varias y diversas. Por ejemplo, el concepto de adiccin no implica necesaria-mente que la persona adicta nunca sea capaz de abandonar la conducta en cues-tin. Fenmenos como el auto-cambio o recuperacin natural demuestran estaposibilidad. El paso de un consumo de riesgo a uno de bajo riesgo o a la absti-nencia es bastante comn. Al igual que sucede con otros trastornos, las adiccio-nes pueden evolucionar favorablemente, si se producen las condiciones quedeterminen, en cada caso, el cambio de conducta.

    Otra clara implicacin de esta formulacin es que los trastornos por abuso desustancias requieren un abordaje multimodal, tanto en el mbito de la prevencin,como en el tratamiento. As, muchos de los factores de riesgo y proteccin delconsumo de drogas tienen una naturaleza eminentemente psicolgica. Dichos fac-tores constituyen los objetivos esenciales de los programas de prevencin, tantoen el contexto escolar, como el familiar y el comunitario. La prevencin del con-sumo de drogas es hoy un mbito de actuacin esencial, y las tcnicas y compo-nentes y eficaces de dichos programas se fundamentan en slidos principiospsicolgicos de amplia tradicin.

    Desde el punto de vista asistencial, a pesar del auge que en los ltimos aoshan tenido los tratamientos farmacolgicos, se hace necesario reclamar justamen-te el protagonismo de los tratamientos psicolgicos de la drogadiccin. Segn re-fieren los informes y las guas de tratamiento promovidas en los ltimos aos porlas entidades ms importantes en este mbito, los tratamientos psicolgicos sonuna parte central y crtica para el tratamiento efectivo de la adiccin. Existe unimportante soporte cientfico que avala la eficacia de determinadas tcnicas psi-colgicas en el tratamiento de las conductas adictivas, en particular, de la terapiade conducta (incluyendo la formulacin cognitivo-conductual), combinada o nocon apoyo farmacolgico.

    Por todo ello, se puede afirmar sin ninguna duda que en la actualidad la inter-vencin psicolgica es esencial tanto para la prevencin como para el tratamien-to de las drogodependencias.

    En Espaa, la implantacin y diseminacin de los programas de prevencinde drogodependencias y de la red asistencial han tenido un desarrollo muy impor-tante en los ltimos aos. Sin embargo, an existen determinadas carencias que,sin duda, se deben corregir. Por ejemplo, el auge tan importante que han tenidolos programas de reduccin del dao en detrimento de otras modalidades de in-tervencin de carcter psicosocial, o la implantacin de programas de prevencinde forma poco sistematizada y sin los estndares de calidad adecuados.

    Los artculos que aparecen a continuacin estn encaminados a dar a conocerel punto de vista de la Psicologa sobre la evolucin y el estado actual del conoci-miento y la actividad profesional en este mbito de intervencin. Nuestro deseo msapreciado es que las ideas que se sugieren en este nmero sean de inters y ayudena revitalizar el papel de nuestra disciplina en el campo de las drogodependencias.

    Jos Ramn Fernndez Hermida y Roberto Secades VillaDepartamento de Psicologa. Universidad de Oviedo

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    nnPsicologa y drogodependencias

  • DOS MODELOS EN LIZALa drogodependencia o el consumo adictivo de drogas,sean legales o no, tiene una naturaleza controvertida.Los sistemas psicopatolgicos al uso (CIE y DSM) recono-cen la adiccin a las drogas como un trastorno o unaenfermedad. En el caso del DSM gira en torno a dosconceptos, abuso y dependencia, que describen distintogrado de adherencia al hbito patolgico de consumode una o varias sustancias psicotrpicas con potencialadictivo.Para los propsitos de este artculo nos centraremos en

    la nocin de dependencia, ya que el concepto de abusocarece de relevancia por ser una categora residual queindica un patrn de uso desadaptativo o peligroso de l-mites bastante indefinidos. Podra decirse que el abuso

    puede verse como una posible estacin de trnsito haciala dependencia, estado que contiene los elementos esen-ciales que determinan la condicin patolgica de laadiccin a las drogas, tales como la prdida del auto-control, la degradacin de la conducta social, la toleran-cia y la abstinencia.El modelo biomdico tradicional, subyacente a los dos

    sistemas de clasificacin anteriormente mencionados,cree que la dependencia de una o varias drogas es unaenfermedad crnica de carcter recidivante (Casas, Du-ro, & Pinet, 2006). Las consecuencias de esta perspecti-va son bastantes claras:1. No hay recuperacin en ausencia de tratamiento. El

    carcter crnico del trastorno y la prdida de controlasociada hacen que el paciente drogodependientefracase en sus mltiples intentos de dejar la sustanciapor s mismo. El tratamiento por tanto es la nicarespuesta posible.

    2. No se aplica el concepto de curacin, ya que la su-

    Papeles del Psiclogo, 2007. Vol. 28(1), pp. 2-10http://www.cop.es/papeles

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    S e c c i n M o n o g r f i c a

    Correspondencia: Jos Ramn Fernndez Hermida. Facultad dePsicologa. Universidad de Oviedo. Plaza Feijoo, s/n. 33003Oviedo Asturias. Spain. E-mail: [email protected]

    MODELOS TERICOS DE LA CONDUCTA ADICTIVA Y RECUPERACINNATURAL. ANLISIS DE LA RELACIN Y CONSECUENCIAS

    Jos Ramn Fernndez Hermida, Jos Lus Carballo, Roberto Secades-Villa y Olaya Garca-Rodrguez

    Departamento de Psicologa de la Universidad de Oviedo

    La prevencin y el tratamiento de la drogodependencia no son independientes del modelo terico que explica la naturaleza y los de-terminantes de la adiccin a las drogas. El modelo bio-mdico conforma buena parte del sustrato terico que subyace hoy a los pol-ticas de atencin a la drogodependencia, y buena parte de la investigacin que se puede ver en publicaciones y congresos prestacada vez mayor atencin a los determinantes biolgicos. Sin embargo, el fenmeno del auto-cambio o la recuperacin natural en lasadicciones ponen en cuestin el modelo bio-mdico predominante y favorecen un enfoque bio-psico-social ms acorde con la tradi-cin y la investigacin psicolgicas. En el presente trabajo se exponen los datos empricos ms relevantes que se han obtenido de lainvestigacin sobre el auto-cambio en el consumo problemtico de drogas, y se analizan las consecuencias de estos hallazgos sobrelos modelos tericos en liza. Por ltimo, se formulan algunas recomendaciones en la implantacin de los servicios de atencin a dro-godependientes que favorezcan el cambio tanto en sujetos que se recuperan naturalmente como en aquellos que deban acudir a tra-tamiento.Palabras clave: Abuso de drogas, Recuperacin Natural, Modelos Psicopatolgicos.

    The prevention and treatment of drug-dependence are not independent of the theoretical model that explains its nature and determi-nants. The biomedical model makes up a large part of the theoretical substrate currently underlying policies on drug-dependence, andan ever-growing proportion of research presented in journals and at conferences focuses on biological factors. However, the phenom-enon of self-change or natural recovery from addictions calls into question the predominant biomedical model, favouring a bio-psy-cho-social perspective more in line with psychological tradition and research. The present work reviews the most relevant empiricalfindings from research on self-change in problematic drug use, and analyzes the consequences of these findings for the current theo-retical models in the field. Finally, some recommendations are made in relation to the implementation of drug-dependence programsthat can help change both in those who recover naturally and those who require treatment. Key words: Drug Abuse, Natural Recovery, Psychopathological Models

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    puesta vulnerabilidad biolgica siempre est presen-te y pueden ocurrir recadas. Dichas recadas no de-ben ser vistas como un fracaso del tratamiento sinocomo el resultado de la evolucin crnica del trastor-no en su relacin, no siempre eficaz, con una super-visin y un tratamiento continuados en el tiempo. Eneste sentido, las recadas son pruebas de la existen-cia subyacente crnica del trastorno.

    3. No hay posibilidad de mantener un contacto auto-controlado permanente con la droga. El objetivo deltratamiento debe ser siempre la abstinencia, dadoque el contacto del sujeto con el txico producir lainmediata recada. Desde esta perspectiva, se consi-dera imposible el consumo controlado de las per-sonas que han sido dependientes de una substanciamediante la argumentacin de que o bien estamosantes un diagnstico insuficiente o errneo, o bienhay que dudar de la exactitud de los informes (Vai-llant, 2005).

    Por otro lado, el modelo bio-psico-social entiende ladrogodependencia como una conducta o hbito regula-do por factores biolgicos, psicolgicos y sociales. Se-gn este modelo, la conducta adictiva o ladrogodependencia no es una condicin crnica del indi-viduo, sino el resultado de la interaccin de determinan-tes psicolgicos, biolgicos y sociales en un momentodado. Las consecuencias de esta perspectiva tambinson bastante claras:1. Puede haber recuperacin en ausencia de tratamien-

    to. El paso de un consumo de riesgo a uno de bajoriesgo o la abstinencia es un fenmeno bastante co-mn. Al igual que sucede con el fenmeno de recu-peracin natural en las neurosis (Eysenck, 1952), lasadicciones pueden evolucionar favorablemente si seproducen las condiciones que determinen, en cadacaso, el cambio de conducta. No todos los sujetospueden modificar su comportamiento adictivo sinayuda externa, bien debido a la gravedad del hbi-to o al deterioro grave de sus condiciones personalesy sociales. Pero la recuperacin natural parece el ca-mino que sigue la mayora de las personas que tie-nen problemas con las drogas (Cunningham,1999; Dawson et al., 2005; Hasin & Grant, 1995;Klingemann et al., 2001; Sobell, Cunningham, & So-bell, 1996).

    2. La recada durante el tratamiento es el resultado dela interaccin de los distintos factores que determi-nan la presencia del hbito. No debe ser vista como

    una evidencia de una vulnerabilidad biolgica sub-yacente, sino como la evidencia del fracaso de losmecanismos de afrontamiento del sujeto frente a loscondicionantes contextuales de su conducta.

    3. El objetivo del tratamiento puede ser el consumocontrolado. Como en el caso de la recada, la inca-pacidad de auto-control no es una caracterstica cr-nica de una persona, sino que debe verse como elresultado de las determinantes contextuales y la ca-pacidad de afrontamiento.

    La eleccin del modelo bio-mdico est teniendo im-portantes efectos en la forma de prevenir y tratar la dro-godependencia. Algunos de los ms relevantes son lossiguientes:

    La direccin de las polticas anti-droga han estado yestn, cada vez ms, bajo una perspectiva sanitaria,muy dominada por el modelo bio-mdico.

    A pesar de que la prevencin goce de gran predica-mento en las polticas pblicas anti-droga, su desa-rrollo e implantacin son claramente precarios. Laprevencin de las drogodependencias tiene unaperspectiva casi totalmente psico-social con impor-tantes repercusiones en los mbitos legal, educativoy comunitario. A diferencia de la prevencin de lasenfermedades infecciosas, los componentes biom-dicos no son relevantes. Dentro de este contexto, re-sulta lgico que los gestores sanitarios no afrontencon conviccin y medios la tarea preventiva.

    El tratamiento se medicaliza a marchas forzadas.Cada vez ms, surgen o parecen surgir nuevas indi-caciones o enfoques farmacolgicos en el campo deltratamiento, que copan la actividad en congresos ysimposios, adems de una presencia creciente en lasrevistas especializadas. A pesar de que hay vas detratamiento psico-social muy importantes para losdrogodependientes, eso no significa que el modelode enfermedad crnica no sea el que subyace enmuchos de esos recursos asistenciales (p.ej.: me-diante la adopcin de objetivos nicos de abstinen-cia). Por ltimo, resulta significativa la insistencia delas autoridades de que la Asistencia Primaria tomems cartas en la prevencin y el tratamiento de ladrogodependencia. Para cualquier conocedor de laactividad en Asistencia Primaria resulta evidente queun reclamo de ese tipo a un servicio mdico por ex-celencia y muy colapsado slo puede hacerse desdeuna perspectiva completamente bio-mdica.

    Cules son las razones para que se mantenga un mo-

    JOS RAMN FERNNDEZ HERMIDA, JOS LUS CARBALLO, ROBERTO SECADES-VILLA Y OLAYA GARCA-RODRGUEZ

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    delo bio-mdico de las adicciones? Hay razones cient-ficas que avalen la idoneidad de ese modelo frente albio-psico-social a la hora de explicar o dar cuenta delos fenmenos que se pueden observar en el comporta-miento adictivo?Esta fuera de las limitaciones de este trabajo entrar en

    un anlisis detallado de las pruebas que puedan apoyara uno u otro modelo. Es muy posible que las razonescientficas, sociales y econmicas que apuntalan el mo-delo bio-mdico para explicar hbitos de conducta, talescomo las adicciones, en el seno de las sociedades occi-dentales, no sean diferentes de los que se han aducidopara comprender el entusiasmo bio-mdico actual en elanlisis de otros trastornos psicopatolgicos (Blech,2005). En esta ocasin, nuestro inters se va a centrar en el es-

    tudio de las implicaciones que tiene el fenmeno de larecuperacin natural de las adicciones para la compren-sin, prevencin y tratamiento de las drogodependen-cias. Procederemos inicialmente exponiendo brevementela naturaleza de la recuperacin natural y los hallazgosderivados de la investigacin. Luego se analizar su co-herencia con los modelos tericos en liza. Finalmente seexpondrn algunas conclusiones que afectan a la pre-vencin y el tratamiento de las drogodependencias.

    LA RECUPERACIN NATURAL O EL AUTO-CAMBIO ENLAS CONDUCTAS ADICTIVASCuando una persona drogodependiente se recupera sinla intervencin de tratamiento formal alguno se dice quese ha recuperado naturalmente, que se ha producidouna recuperacin espontnea o que ha mejorado me-diante un proceso guiado por l mismo o auto-cam-bio. La definicin anterior tiene tres elementos fundamenta-

    les (drogodependencia, recuperacin y tratamiento for-mal) que es necesario precisar.Los estudios de recuperacin natural en el campo de la

    adiccin se han preocupado de precisar el estado inicialo de partida del paciente que se ha recuperado. Estapreocupacin viene determinada por la necesidad deconocer si el proceso de recuperacin natural ocurre enpacientes realmente drogodependientes o slo en perso-nas con problemas con las drogas. Haciendo una cier-ta definicin circular o tautolgica de la dependenciacomo concepto central de la adiccin, se ha llegado adecir que si el sujeto cambia por s mismo su hbitoadictivo de una sustancia, entonces no es verdadera-

    mente adicto (entindase dependiente) a la misma(Chiauzzi & S., 1993). A pesar de que en algunos tra-bajos slo se tengan en cuenta criterios clnicos de con-sumo (cantidad, frecuencia, tipos de drogas, etc.) paraevaluar la gravedad de la dependencia, en otros se utili-zan, como punto de corte, criterios nosolgicos estable-cidos, tales como los que marca el DSM, que permitencomparar la senda de recuperacin seguida por suje-tos que han ido a tratamiento frente a los que no han idoy se recuperan naturalmente. De esta manera, se tratade garantizar que la comparacin se hace una vez quese ha superado en ambos casos un cierto umbral de gra-vedad de la dependencia. La utilizacin de esta estrate-gia de valoracin, que se apoya en sistemas nosolgicosde clara inspiracin mdica, no est exenta de crticas,provenientes precisamente de los ms acrrimos defen-sores del modelo mdico, lo que no deja de ser parad-jico (Vaillant, 2005). En todo caso, la valoracin de ladrogodependencia se hace tanto con criterios continuos(nmero y gravedad de los diversos sntomas o conduc-tas de dependencia) o discontinuos/categoriales (se al-canza o no el criterio que marca el sistema nosolgicoque se utiliza). El concepto de recuperacin es tambin importante.

    Para algunos, normalmente desde modelos mdicos omorales, la recuperacin slo puede ser igual a la abs-tinencia. Sin embargo, parece evidente que la contrafi-gura del consumo abusivo o dependiente, cuyacaracterstica esencial no es tanto la cantidad cuanto laprdida de control del consumidor, es el uso controla-do. Es importante que se tenga en cuenta que la ideade recuperacin, en el caso de los estudios de recu-peracin natural y en lo que se refiere al consumo dealcohol, normalmente no significa abstinencia sinoconsumo no peligroso. Este uso no peligroso se es-tablece de acuerdo con las propias normas de la OMS(World Health Organization, 1998). Las consecuenciasde adoptar uno u otro criterio son importantes para di-lucidar la importancia de la recuperacin natural. Seha estimado que la no inclusin de los bebedores mo-derados podra excluir a un 40% de los bebedores pro-blemticos de alcohol que se recuperan sin ayudateraputica (Klingemann et al., 2001; Sobell, Ellings-tad, & Sobell, 2000). En lo que se refiere al tabaco olas drogas ilegales no hay consumo seguro, por loque el criterio de recuperacin es la abstinencia (Car-ballo et al., 2007). Este criterio puede resultar muy dis-cut ib le de acuerdo con la gravedad de las

    MODELOS PARA LA CONDUCTA ADICTIVA Y RECUPERACIN NATURAL

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    consecuencias del consumo controlado y prolongadode sustancias como el cannabis, o incluso la cocana yla herona, aunque es plenamente conforme con las di-rectrices sanitarias vigentes.No resulta siempre fcil dilucidar lo que se quiere decir

    cuando se habla de tratamiento formal. Este es un asun-to importante, porque no hay una diferencia radical en-tre los cambios observados durante el tratamiento y losque pueden verse como consecuencia del proceso deauto-cambio. Si en lo que le sucede al sujeto no haydiferencia sustancial, entonces se torna muy importantedilucidar que se entiende por ayuda teraputica y enqu se diferencia de la ayuda externa que tambin reci-ben los adictos que optan por la recuperacin natural.Es difcil separar lo que es tratamiento de lo que no loes. Para los propsitos de los estudios de recuperacinnatural, Klingemann et al. (2001) han definido el trata-miento como diferentes tipos de recursos o servicios tera-puticos dirigidos a lograr el cambio en las conductasadictivas, incluyendo a: grupos de autoayuda, trata-mientos psicolgicos o psiquitricos, recursos relaciona-dos con los servicios sociales, hospitales psiquitricos,consejo mdico o de enfermera, servicios hospitalarios ode emergencia y centros de desintoxicacin. Como pue-de observarse, esta es una definicin extraordinariamen-te amplia que excluye toda ayuda a la recuperacin quese haya definido como una actuacin teraputica estruc-turada, desde el consejo breve y el apoyo psico-socialinstitucional hasta los tratamientos ms elaborados yprolongados sean de tipo psicolgico o psiquitrico. Hayque hacer notar, sin embargo, que algunos estudios re-cientes no han considerado tratamiento la asistencia atres o menos sesiones de grupos de auto-ayuda (Ellings-tad, Sobell, Sobell, Eickleberry, & Golden, 2006; Sobell,Sobell, & Toneatto, 1992; Sobell, Sobell, Toneatto, &Leo, 1993; Toneatto, Sobell, Sobell, & Rubel, 1999), so-bre todo si el sujeto considera que su paso por esos gru-pos fue irrelevante para su proceso de recuperacin. Reuniendo lo que se ha dicho hasta ahora sobre dro-

    godependencia, recuperacin y tratamiento, puede te-nerse ya una primera impresin sobre la recuperacinnatural en las adicciones. Estos estudios no se han cen-trado slo en el uso problemtico y de abuso de lasadicciones, limitando su alcance, sino que tambin sehan investigado las posibilidades de recuperacin natu-ral en sujetos dependientes, definiendo la dependenciade acuerdo con lo que se recoge en los sistemas nosol-gicos actuales. Adems, el alcance de la recuperacin

    no se ha limitado a los sujetos abstinentes, en el caso delalcohol, sino que se han incluido como recuperacionesvlidas las de que aquellos sujetos que regresan a unuso controlado y de bajo riesgo para la salud. Desde laperspectiva de la recuperacin natural no hay razn pa-ra mantener la abstinencia como criterio, sin caer en elrazonamiento circular de que la dependencia siempreexige abstinencia, o sin mantener una posicin moralistaajena a los criterios clnicos que para el alcohol mantie-ne una organizacin internacional como la OMS. Por l-timo y con el fin de darle la mxima consistencia alconcepto de auto-cambio o de cambio natural, el con-cepto de tratamiento se ha extendido ampliamente hastaabarcar toda forma reglada de intervencin en el campode las drogodependencias, aunque se han establecidoalgunos lmites en el caso de la auto-ayuda, dada la fre-cuencia con la que estos pacientes exploran este tipo deestrategias teraputicas que luego no siguen.

    LA RECUPERACIN NATURAL EN LA INVESTIGACINEMPRICA El fenmeno de auto-cambio o la recuperacin naturalocurre con xito en todo tipo de adicciones a sustanciaspsicoactivas. Uno de los ms citados estudios iniciales secentr en la mejora sin intervencin teraputica algunaque tena lugar entre algunos de los veteranos de Viet-nam adictos a la herona cuando regresaban a sus ho-gares en EE.UU (Robins, 1993). Posteriormente, lamayora de los trabajos han versado sobre el alcohol ytabaco, aunque cada vez ms se van incorporando estu-dios con otras sustancias, tales como el cannabis, la co-cana, la herona y otras (Carballo et al., 2007).Cuando los datos de las investigaciones han procedido

    de amplias encuestas pasadas a la poblacin general, sehan podido encontrar tasas de auto-cambio muy eleva-das (Dawson et al., 2005). As, en el caso del alcohol lascifras han oscilado desde el 67% al 83% de auto-cam-biadores dependiendo de si eran dependientes oabusadores respectivamente (Hasin & Grant, 1995), oen el entorno del 77% si el criterio de inclusin era quefueran bebedores habituales con un consumo de ms de7 unidades de bebida / da (lo que no es poco) (Sobell,Cunningham, & Sobell, 1996). No es extrao que a te-nor de estos resultados se concluya que .. una ampliamayora de personas con problemas con el alcohol pue-den superar, y, de hecho, los superan sin tratamientoformal o grupos de auto-ayuda (Klingemann et al.,2001)

    JOS RAMN FERNNDEZ HERMIDA, JOS LUS CARBALLO, ROBERTO SECADES-VILLA Y OLAYA GARCA-RODRGUEZ

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    Como ya se ha dicho antes, en el caso de las drogasilegales los datos obtenidos son ms escasos, aunqueparecen ir en la misma direccin. En una amplia encues-ta realizada en Canad se ha podido encontrar que el84% de los usuarios de cannabis, el 85,9% de LSD, el84% de los de crack / cocana, el 79,6% de speed y el65,5% de herona podran ser auto-cambiadores (Cun-ningham, 1999).El proceso de auto-cambio es ms probable que ocurra

    cuando la adiccin es menos grave (Bischof, Rumpf,Hapke, Meyer, & John, 2002; Weisner, Matzger, & Kas-kutas, 2003), aunque puede darse en cualquier tipo desujeto dependiente, sin limitacin por razn de la histo-ria de abuso o caractersticas personales. La gravedadde la adiccin hace referencia a un constructo cuyas va-riables son la gravedad de la dependencia antes de ini-ciar el proceso de cambio, as como el nmero, duracine importancia de las consecuencias derivadas de la con-ducta adictiva. Los distintos estudios que comparan lascaractersticas de los sujetos que van a tratamiento conlas de los que se recuperan naturalmente, encuentranque, por trmino medio, los que se recuperan natural-mente suelen presentar un perfil menos grave de adic-cin y tienen ms recursos personales para afrontar elproceso de cambio (DiClemente, 2006). Eso no significaque no se pueda dar el proceso de auto-cambio en suje-tos con adicciones graves, o con escasos recursos.En un trabajo realizado en Espaa por los autores de

    este artculo y que an no ha sido publicado, se ha podi-do encontrar que los que se recuperan naturalmente oauto-cambiadores presentaban al inicio del proceso decambio menos sntomas de dependencia que los queacudan a tratamiento. Adems los sujetos que pedantratamiento tenan ms trastornos psicopatolgicos aso-ciados (comorbilidad) que los que no solicitaban trata-miento y frecuentemente referan mayores tasas depoliconsumo. La presencia de trastornos comrbidos y eluso de mltiples sustancias puede ser interpretada comoun incremento de los problemas asociados y como unareduccin de los recursos personales para afrontarlos(DiClemente, 2006).En el auto-cambio parecen darse procesos cognitivos

    similares a los que pueden encontrarse en los sujetos quese recuperan mediante tratamiento. Segn el modelotransterico (Prochaska & DiClemente, 1984), la recupe-racin supone siempre el propsito de cambio, compro-miso, planificacin y toma de decisin efectiva de lapersona implicada. Es discutible si ese proceso de cam-

    bio se cie a una secuencia de estadios prefijada, tal ycomo viene descrita en el modelo transterico, que sirvapara predecir el grado en el que un individuo est mo-tivado para cambiar una conducta problema (Klinge-mann et al., 2001). Lo que no resulta tan dudoso, dadoel volumen de las pruebas, es que la disponibilidad alcambio sea el resultado de la interaccin de mltiplesfactores conductuales, cognitivos y ambientales.Hay factores conocidos que influyen en la decisin y en

    el xito del auto-cambio. Entre esos factores se encuen-tran los determinantes ambientales y evolutivos, los pro-blemas asociados al consumo de drogas y los recursosdisponibles. Los determinantes ambientales que apare-cen con ms frecuencia en la literatura son los cambiosvitales importantes (de lugar de residencia, de trabajo,de estado civil, etc.) o los relacionados con la presin so-cial, sea de la familia, amigos, del trabajo, etc. (Bischof,Rumpf, U., Meyer, & John, 2001; Rumpf, Bischof, Hap-ke, Meyer, & John, 2002). Desde un punto de vista evo-lutivo, se ha especulado con la hiptesis de lamaduracin para explicar la facilidad con la que ciertosadictos abandonan su hbito al llegar a cierta edad, ose ha podido comprobar el efecto de vnculo que existeentre la edad y ciertos hbitos de consumo y cmo, unavez superada la etapa crtica, se retoman comporta-mientos ms saludables (Drew, 1968; Winick, 1962,1964). En relacin con esto ltimo, el estudio de las va-riables predictoras asociadas a la recuperacin naturalo al auto-cambio podran ser de gran utilidad para co-nocer la importancia futura de ciertos hbitos patolgi-cos de consumo de drogas asociados a la adolescencia(Vik, Cellucci, & Ivers, 2003). Es un hecho que no todoslos sujetos de 12 a 18 aos con patrones abusivos deconsumo de alcohol, tabaco u otras drogas, van a dege-nerar en pacientes adultos con dependencias graves. Otros factores que influyen en la decisin son los que

    derivan directamente del consumo de drogas. Frecuente-mente se cita a la salud como un motivo para dejar elconsumo de alcohol. El consumo de drogas puede llevaraparejado una agresin directa o indirecta a la saluddel sujeto. No es extrao que un 52,9% de los estudiosque informan de las razones para el cambio, indiquen lasalud como una de ellas (Carballo et al., 2007). Otrasrazones importantes vinculadas directamente con el con-sumo, son las dificultades econmicas y las complicacio-nes legales. El consumo abusivo bien sea de sustanciaslegales o ilegales (en este ltimo caso con mayor fuerza)puede estar asociado con el deterioro de la actividad la-

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    boral, la bsqueda incesante de fuentes financieras paramantener el hbito y la trasgresin de la Ley. En estesentido, no es extrao que tambin se recojan en esteapartado razones econmicas y legales como determi-nantes importantes tanto para el inicio como para elmantenimiento del cambio (Carballo et al., 2007). Los recursos disponibles pueden ser un factor determi-

    nante para elegir la va del auto-cambio. Es muy posibleque los sujetos que tengan un mejor nivel de educacin,mayores recursos financieros y sociales puedan afrontarantes y mejor el proceso de cambio, por lo que es muyprobable que elijan evitar la estigmatizacin y los condi-cionantes relacionados con los programas de tratamien-to, como se muestra en la mayora de estudios donde seles preguntan las razones de no acudir a tratamiento(Carballo et al., 2007; Sobell et al., 2000). Tambin esverdad es que los recursos no pueden ser independiza-dos de la gravedad de la adiccin, ya que son este tipode sujetos con mayores posibilidades los que presentanadicciones menos graves.Por ltimo, la aceptacin social del fenmeno de auto-

    cambio es muy posible que tenga tambin una importan-te repercusin en la generacin de estrategias deauto-cambio entre los sujetos con consumos problemti-cos. La eleccin entre tratamiento y auto-cambio se en-cuentra modulada por factores tales como los programasde tratamiento disponibles y su accesibilidad, la expe-riencia de otras personas que han abandonado sus h-bitos perjudiciales de consumo, la confianza en lautilidad de los servicios disponibles, la disponibilidad degrupos de auto-ayuda, las actitudes y creencias comuni-tarias sobre las drogas y la recuperacin de la drogode-pendencia y la experiencia pasada con los tratamientos,entre otros (Klingemann et al., 2001). Es muy posibleque las actitudes y la experiencia sociales ante el cambioen las drogodependencias modele el comportamiento in-dividual hacia el auto-cambio y la recuperacin natural.Se conoce la importancia del contexto social en la pre-vencin y el tratamiento de la drogodependencia. Esmuy posible que ese sea el camino por el que ejercen suefecto la influencia religiosa o espiritual referida poralgunos auto-cambiadores o el papel de los ex-toxic-manos en los programas de tratamiento. Actualmente seest llevando a cabo una investigacin en diversas ciu-dades europeas que trata de averiguar las distintos acti-tudes y creencias sociales sobre el auto-cambio en lasdrogodependencias. Sus resultados posiblemente permi-tan contestar directamente a la pregunta de cul es el

    grado de la relacin entre la percepcin social del auto-cambio y la extensin del mismo entre las personas conconsumos problemticos.El hallazgo de que la evolucin del proceso de la recu-

    peracin natural no lleva necesariamente a la abstinen-cia es un asunto de gran importancia en estos estudios,como ya se ha subrayado anteriormente. En una revisinde las investigaciones realizadas hasta el ao 2000, sepudo comprobar que ms de las tres cuartas partes delos sujetos que se recuperan del consumo problemticodel alcohol eligen el consumo moderado o controlado(Sobell et al., 2000). En esa misma revisin, se pudo en-contrar que un 46,2% de los estudios que analizaban larecuperacin del consumo de otras drogas tambin ten-an en cuenta el consumo limitado o controlado. Se ha discutido si estos hallazgos estn sesgados ya

    que no se puede garantizar que estemos ante recupera-ciones estables o que la informacin que suministran lospacientes pueda ser creble o exacta. No es este el lu-gar para tratar extensamente estos temas que tambinhan sido sometidos a investigacin. Baste decir que elconcepto de estabilidad se ha tenido en cuenta en lainvestigacin, manteniendo criterios restrictivos tempora-les para aceptar sujetos recuperados naturalmente. Serecomienda que no se acepte ninguna recuperacin na-tural cuya duracin sea inferior a 5 aos, ya que el m-ximo perodo de inestabilidad se localiza en los primeroscinco aos posteriores al cambio, sea conseguido stepor tratamiento o por auto-cambio (Sobell et al., 2000).Algunos estudios muestran la estabilidad de la recupera-cin natural en autocambiadores de alcohol tanto absti-nentes como de consumo moderado tras varios aos deseguimiento (Rumpf, Bischof, Hapke, Meyer, & John,2006; Sobell, Sobell, & Kozlowski, 1995). En lo que serefiere a la exactitud de los auto-informes, no se haapreciado ninguna razn para desconfiar de esa fuentede informacin, aunque se recomienda el uso de infor-mantes adicionales que puedan mejorar la exactitud delos informes (Sobell et al., 2000).

    RECUPERACIN NATURAL Y MODELOS DE CONDUCTAADICTIVAEl fenmeno de la recuperacin natural, tal y como se hadescrito hasta este momento, tiene unas implicacionesclaras en el debate de los modelos an vigente en elcampo de las adicciones.El modelo de enfermedad crnica, caractersticamente

    bio-mdico, postula un trastorno permanente y, en contac-

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    to con la substancia, progresivo que no se puede deteneren ausencia de tratamiento. Las caractersticas del indivi-duo que le hacen ser dependiente se encuentran radica-das en su fisiologa y son permanentes, tal vez por estarradicadas en su genoma. Tal enfoque es completamenteincompatible con el fenmeno de la recuperacin naturalo el auto-cambio que hemos venido describiendo. La generalidad de los procesos de auto-cambio, tanto

    por edades, culturas, tipos de drogas consumidas, gra-vedad de la adiccin, etc., apunta a un proceso bastantecomn en la relacin con las drogas, y hace imposibleque se mantenga la idea de que la dependencia de lasdrogas slo tiene un componente biolgico que la expli-que. La variadas caractersticas del fenmeno de auto-cambio apuntan, sin lugar a dudas, ms a una etiologacompleja en la que interactan diversos factores (psico-lgicos, sociales y biolgicos) que a una simple de tipofundamentalmente biolgico. Es ms, la naturaleza delos factores que inician y mantienen los procesos de au-to-cambio y la similitud de esos factores con los que tam-bin operan en el tratamiento (Bischof, Rumpf, Hapke,Meyer, & John, 2000; Bischof et al., 2002; Blomqvist,1999; Tucker, Vuchinich, & Rippens, 2002), abogan porun modelo bio-psico-social, que concuerda mejor con lapluralidad de las diferentes rutas adictivas. El tratamiento a los drogodependientes debe ser visto

    como una ayuda al proceso de auto-cambio generadopor los sujetos. Si la descompensacin entre los estmulosal consumo y los recursos del sujeto para afrontarlos esmuy grande, entonces los sujetos motivados solicitan tra-tamiento. Este binomio formado por los estmulos asocia-dos al consumo y los recursos de afrontamientomantienen una relacin dinmica que posibilita muchasposibles salidas y entradas en la adiccin, algo que esbastante comn en este campo. Esta forma de entenderel tratamiento es completamente incompatible con un re-duccionismo biologicista, ya que una de las posibles so-luciones de equilibrio por las que puede optarse incluyela opcin de un consumo controlado. El hecho consta-tado de que la dependencia y el consumo problemticode las drogas no tiene como nico destino de mejora ala abstinencia, desafa abiertamente la nocin de la pre-disposicin crnica o el concepto de enfermedad subya-cente al modelo bio-mdico. Parece evidente que elcontrol de la conducta adictiva puede darse en dos dife-rentes escenarios (abstinencia y consumo controlado) cu-ya viabil idad depender de mlt iples factorespsicolgicos, biolgicos y sociales.

    A MODO DE CONCLUSIN. ALGUNASCONSECUENCIAS PRCTICASLa realidad emprica y la naturaleza del fenmeno deauto-cambio no autorizan a mantener un enfoque bio-mdico reduccionista. Parece evidente que la adopcinde la idea de que la drogodependencia es una enferme-dad crnica, con un substrato fundamentalmente biolgi-co, deja fuera gran parte de la realidad observable yproduce una fuerte distorsin en las estrategias de pre-vencin y tratamiento que no favorecen su eficacia.La constatacin del fenmeno de auto-cambio en las

    drogodependencias debera conllevar ciertos cambios enlos enfoques preventivo y teraputico.La prevencin debera tener en cuenta el fenmeno de

    la recuperacin natural. Es necesaria la promocin delauto-cambio con el fin de que los individuos, que estnusando inadecuadamente las drogas, deseen cambiarsus patrones de consumo y no estn interesados en ini-ciar el tratamiento, puedan confiar en sus posibilidadesy poner en marcha el proceso de cambio. Para ello la in-formacin pblica y la educacin deberan mostrar quees posible recuperarse del consumo problemtico de al-cohol y que ese es el camino que se utiliza con ms fre-cuencia (Sobell & Sobell, 2005). Una estrategia de estetipo podra tener influjo positivo incluso sobre los que noson capaces de mejorar por s mismos, ya que parecepredisponerles ms favorablemente a buscar ayuda (So-bell et al., 2002).Si se observa el auto-cambio como la base esencial del

    proceso de cambio de la dependencia al consumo res-ponsable y controlado o a la abstinencia, independiente-mente de si se usa la ayuda del tratamiento o no,entonces el foco de inters en el tratamiento o en las in-tervenciones teraputicas deber cambiar hacia una ma-yor atencin a los determinantes, caractersticas yprocesos individuales de cambio. Debe primarse el enfo-que psico-social en el tratamiento de las adicciones, yalejarse de la deriva biologicista a la que estamos asis-tiendo.Una consecuencia inmediata de unir esta perspectiva

    con la extensin e importancia del auto-cambio en lasadicciones, es la necesidad de fomentar la creacin y fi-nanciacin de los llamados servicios de moderacin(con funciones de reduccin de riesgo) que se dirijan aese amplio segmento de la poblacin que desean reducirel consumo de alcohol y no quieren recurrir an a losprogramas de tratamiento formales disponibles. Esta es-trategia tendra la ventaja obvia de atraer hacia los ca-

    MODELOS PARA LA CONDUCTA ADICTIVA Y RECUPERACIN NATURAL

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    nales de tratamiento a personas reacias a entrar en l. Obviamente para garantizar el xito de esa estrategia,

    sera completamente necesario el entrenamiento y for-macin de los profesionales en tcnicas de evaluacin ytratamiento, as como en la formulacin de objetivos,ms acordes con un modelo bio-psico-social de la adic-cin, que se diferencien de los que usualmente se formu-lan en los servicios de atencin a drogodependientesque se mueven dentro del marco tradicional sanitario deenfermedad crnica.

    AGRADECIMIENTOSEste artculo ha podido realizarse gracias a la ayudaMCYT-03-BSO- 00732 del Ministerio de Educacin yCiencia.

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    MODELOS PARA LA CONDUCTA ADICTIVA Y RECUPERACIN NATURAL

  • PSICOLOGA Y CONSUMO DE DROGAS, POR QULAS PERSONAS CONSUMEN DROGAS?, POR QU DEBEMOS PREVENIR EL CONSUMO DEDROGAS?Cuando nos planteamos la explicacin del consumo dedrogas viene bien comenzar por definir qu es la psico-loga para, en funcin de dicha definicin, conocer cuales nuestro papel. Una definicin sencilla de psicologa esla de la ciencia que estudia la conducta y los procesosmentales (Atkinson, Atkinson, Smith, Bem y Nolen-Hoek-sema, 1996). De modo quizs ms comprensible podr-amos decir que la psicologa es la ciencia que estudia elcomportamiento humano, para comprender sus actos yconducta observable, sus procesos mentales (cognicio-nes, sensaciones, pensamientos, memoria, motivacin) ytodos aquellos procesos que permiten explican la con-ducta en contextos concretos. Por ello, se centra en loobservable (conducta) y en los procesos mediadores

    (mentales) pero sin dejar de considerar los procesos so-ciales (cultura, socializacin, sistema social) y biolgicos(genticos, perinatales, postnatales, enfermedades) siem-pre que estos ltimos permitan explicar el comportamien-to humano.Una conducta, como es la del consumo de drogas, va a

    exigir una explicacin bio-psico-social, o ms bien so-cio-psico-biolgica, porque el aspecto ms importante, anivel cuantitativo y cualitativo para explicar el consumoo no en una sociedad concreta, como la nuestra, es enprimer lugar las debidas a factores sociales, en segundolugar a factores psicolgico y, finalmente, en tercer y l-timo lugar, a factores biolgicos.El estudio del comportamiento humano observable se

    ha realizado mediante todo lo que conocemos poraprendizaje y procesos psicolgicos. Dentro de los pro-cesos psicolgicos bsicos se han estudiado los procesosde cmo percibimos y sentimos, la atencin, la memoriay la inteligencia, cmo aprendemos, cmo pensamos, elpapel de la cognicin, la comunicacin, influencia socialy cognicin social, la personalidad, a veces como resul-tado final de varios de los procesos anteriores, junto a

    BASES PSICOLGICAS DE LA PREVENCIN DEL CONSUMO DE DROGAS

    Elisardo Becoa IglesiasUniversidad de Santiago de Compostela

    El consumo de drogas se ha convertido en un importante problema social en los ltimos aos en todos los pases desarrollados. Unmodo de contener o atajar este problema es a travs de la prevencin del consumo de drogas. La psicologa siempre ha tenido unpapel destacado en la prevencin del consumo de drogas, tanto para comprender y explicar esta conducta desde los procesos queestudia la psicologa, a la realizacin de estudios para explicar por qu unas personas consumen drogas y otras no, como elaborarteoras y modelos para explicar e intervenir en los consumidores y, de modo especial, en el desarrollo de programas preventivos efi-caces, como de tratamiento. Esta conducta, la del consumo de drogas, tiene una gran relevancia para la psicologa por su alta pre-valencia y los graves problemas que acarrea a muchos individuos (fsicos, psicolgicos y sociales). Los resultados obtenidos con losprogramas de prevencin del consumo de drogas son buenos aunque no siempre su implantacin llega al nivel deseable.Palabras clave: Prevencin, drogas, psicologa, teoras.

    The drug consumption has become an important social problem in the last years in all the developed countries. Its possible to cut thisproblem through the prevention of the drug consumption. The psychology has always had a paper highlighted in the prevention ofdrug consumption, to understand and to explain this behavior from the psychological processes, the realization of studies to explainwhy some people consume drugs and other not, elaborate theories and models to explain the consumption and to treat the abusersand, in a special way, in the development of effective preventive and treatment programs. This behavior, drug consumption, has agreat relevance for the psychology by their high prevalence and the serious problems it produce at many individuals (physical, psy-chological and social). The results obtained with the preventive programs of drug consumption are goods although their implementa-tion not always reach the desirable level. Key words: Prevention, drugs, psychology, theory.

    Correspondencia: Elisardo Becoa Iglesias. Universidad de San-tiago de Compostela. Facultad de Psicologa. Departamento dePsicologa Clnica y Psicobiologa. Campus Sur. 15782 Santiagode Compostela. Espaa. E-mail: [email protected]

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    Papeles del Psiclogo, 2007. Vol. 28(1), pp. 11-20http://www.cop.es/papeles

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    otros como la consciencia, etc. Tambin el proceso evo-lutivo del individuo y su conducta social. Dentro delaprendizaje han destacado los estudios que han llevadoal descubrimiento de los procesos de condicionamientoclsico, condicionamiento operante y aprendizaje socialo vicario. Esto ha tenido una gran relevancia, dado quela psicologa actual fundamenta sus principios en dosgrandes bloques. Por una parte, los derivados de la psi-cologa del aprendizaje, a partir de la cual ha desarro-llado tcnicas de tratamiento muy potentes y efectivaspara distintos trastornos, y los procesos cognitivos, quenos permiten conocer los procesos de pensamiento yotros de tipo interno que explican la conducta. Tambinel desarrollo de tcnicas basadas en las cogniciones hansido y siguen siendo hoy muy importantes (ej., tcnicasatribucionales, cognitivas, de solucin de problemas,etc.). Estos mismos principios son los que se utilizan en laprevencin de las drogodependencias, y que por faltade espacio y por ser bien conocidos por los psiclogosno nos vamos a detener en los mismos, aunque puedenverse en distintas publicaciones aplicados al consumo dedrogas (ej., Becoa, 2002).Hay tres motivos fundamentales por el que tenemos y

    debemos prevenir el consumo de drogas, especialmentetabaco, alcohol y cannabis, en nios y adolescentes. Elprimero, el ms evidente y conocido, es que si consegui-mos que los nios y adolescentes no fumen cigarrillos ocannabis, ni beban abusivamente alcohol, evitaremosque de adultos no se conviertan en adictos o abusado-res. El segundo motivo es que hoy sabemos que si esapersona no consume evitaremos enfermedades fsicas di-rectamente relacionadas con ese consumo (cncer depulmn, cirrosis heptica, trastornos cardiovasculares,etc.) y tambin reduciremos la probabilidad de que pa-dezca trastornos mentales en su vida adolescente y adul-ta. Hoy sabemos que el consumo de drogas estasociado con un gran nmero de trastornos mentales, al-gunos de los cuales acarrean gran sufrimiento, como de-presin, trastornos de ansiedad, esquizofrenia, etc.(Becoa, 2003; Comisin Clnica, 2006; Regier et al.,1990). Y, en tercer lugar, sabemos que el consumo dealcohol y tabaco facilita pasar a consumir en muchos ca-sos drogas ilegales, como el cannabis, la herona, la co-cana, etc. (Kandel y Jessor, 2002). Hoy sabemos, sobreel consumo de drogas, que: 1) hay factores que facilitanel inicio y mantenimiento en el consumo de las distintassustancias en unas personas respecto a otras, 2) hay unaprogresin en el consumo de las drogas legales a las ile-

    gales en una parte significativa de los que consumen lasprimeras respecto a los que no las consumen, y 3) todauna serie de variables socio-culturales, biolgicas y psi-colgicas modulan los factores de inicio y mantenimientoy la progresin o no en el consumo de unas a otras sus-tancias. Y, de los estudios realizados sobre esta cuestin(ver Becoa, 1999), podemos concluir que: 1) existe unarelacin significativa entre el consumo de drogas legales(alcohol y tabaco) y el posterior consumo de cannabis, yentre el consumo de cannabis y el posterior consumo decocana y/o herona; 2) aunque existe relacin no sepuede confundir relacin (estadstica) con causali-dad; 3) tambin existen otras variables relacionadascon el consumo de herona, como del cannabis que, a suvez, en muchos casos estn en la base del consumo pre-vio de cannabis, herona o cocana, que deben ser teni-das en cuenta, porque pueden ser las que explican elinicial consumo de cannabis, su mantenimiento y su pro-gresin al consumo de cocana o herona y a otras con-ductas asociadas con dicho consumo; 4) an as, desdeuna perspectiva preventiva y de salud pblica, hay queintervenir tanto sobre el cannabis, como sobre las otrasvariables que se relacionan con el consumo, tanto lassustancias previas en la cadena de consumo (ej., alco-hol, tabaco), como en variables de tipo social (acepta-cin, disponibilidad), biolgicas (predisposicin) ypsicolgicas (ej., rasgos de personalidad, aprendizaje);y, 5) la prevencin debe, por tanto, centrarse tanto enponer en marcha acciones para frenar el consumo dedrogas como igualmente para mejorar todas aquellasvariables que se relacionan con el inicio, progresin ymantenimiento del consumo de las distintas drogas cen-trndose en las variables del individuo (ej., incrementarsus estrategias de afrontamiento) y del sistema social(ej., que tenga oportunidades), as como en otras con-ductas relacionadas con el consumo de drogas (predis-posicin, conductas delictivas, baja autoestima, etc.).

    LA EXPLICACIN PSICOLGICA DEL CONSUMO DEDROGASProcesos psicolgicos bsicosLa explicacin comprensiva del comportamiento humanoexige integrar en un mismo ser humano los componentessocio-culturales, o contexto en donde ha nacido, haaprendido, ha desarrollado sus habilidades y donde ac-tualmente vive (esto significa que ha aprendido cosasdentro de una cultura concreta, que tiene una concep-cin del mundo distinta a la de otros grupos sociales, y

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    que afronta el mundo con los valores y creencias de esacultura); los componentes psicolgicos, o modo de com-prender y afrontar el mundo desde su realidad; y, elcomponente biolgico, o parte fsica que le permite serhombre, por una parte, y hombre social por otra, de-pendiendo de su estructura orgnica y de su funciona-miento biolgico a travs de sus sentidos, rganos ycaractersticas biolgicas innatas u otras que han ido in-teraccionando con su parte psicolgico y su parte socialde modo mutuo a travs de su ciclo vital (Carlson,1998). Los procesos psicolgicos bsicos, esto es, cmopercibimos y sentimos, el papel de la atencin, la memo-ria y la inteligencia, los tan importantes procesos deaprendizaje, cmo pensamos y el papel de la cognicin,la comunicacin, influencia social y cognicin social, lapersonalidad, la consciencia..., los hay que tener encuenta para comprender, explicar y poder prevenir ytratar el consumo de drogas (Becoa, 2002). Como unejemplo, saber como una persona aprende es de la ma-yor relevancia. El aprendizaje es un proceso bsico en elser humano y en los animales. A lo largo del tiempo lapersona aprende relaciones entre eventos en su ambien-te y como los mismos tienen efectos sobre su conducta.La teora del aprendizaje explica la conducta como unfenmeno de adquisicin que sigue unas leyes, las delcondicionamiento clsico, operante y aprendizaje social,como todos bien conocemos.Junto a los procesos bsicos anteriores, que nos permi-

    ten comprender y explicar el comportamiento humanodesde la esfera mas psicolgica, hay otros procesos quese relacionan con la parte social del individuo y, natural-mente tambin, con su parte biolgica, ya que el indivi-duo, el comportamiento de cualquiera de nosotros, seproduce en un contexto social y con una persona quetiene tambin un sustrato biolgico. Nos referimos a laimportancia que tiene conocer la cultura (y sus caracte-rsticas) en relacin a la valoracin y normas que tienesobre el consumo de drogas, el proceso de socializacindel individuo, el papel de su familia y de los procesos fa-miliares de ese individuo, as como el papel de la familiaen ese medio social (estilos de crianza, control, expecta-tivas hacia sus hijos, etc.). Tambin tenemos que conocerla vulnerabilidad y los procesos de predisposicin biol-gica que puedan existir en ese individuo.No hay que olvidarse de que, en el caso concreto del

    consumo de drogas, es de vital importancia conocer el pro-ceso de la adolescencia y adultez temprana, la psicologade la adolescencia, por ser en la adolescencia, habitual-

    mente entre los 12 y los 20 aos, cuando se van a produ-cir, si se producen, los procesos de prueba de drogas, yposible abuso y dependencia. En este sentido, conocer estaetapa de la vida es clave para el profesional, porque van aser las personas en este periodo de la vida las que msvan a estar en contacto con l, junto a aquellos mecanis-mos que desarrollan los jvenes para conseguir o no el au-tocontrol de su conducta (Becoa, en prensa).

    Tipos de familia y crianzaEl proceso de socializacin es fundamental para la vidade cualquier individuo, para que pueda hacerse humanoen el grupo cultural en el que ha nacido. Muchos de losmodelos y teoras psicolgicas para explicar el consumode drogas parten del proceso de socializcin comoelemento central (ej., Oetting y Donnermeyer, 1998).Dentro del consumo de drogas se ha estudiadoespecialmente el papel de la familia (ver Fernndez ySecades, 2002). Uno de los aspectos ms relevantes para el individuo es

    el relacionado con su tipo de crianza. Hoy sabemos quedistintos tipos de crianza de los padres influyen en laconducta de los hijos. Dos variables son aqu esenciales:el control y la calidez paterna. El control paterno serefiere a como son de restrictivos los padres; la calidezpaterna al grado de afecto y aprobacin que tienen consus hijos. Baumrid (1980) describi tres tipos de estiloparental: con autoridad, autoritarios y permisivos.Posteriormente, Maccoby y Martin (1983) describieronun cuarto tipo, los indiferentes. En la descripcin deCraig (1997) el estilo parental con autoridad ejercemucho control y mucha calidez; el autoritario muchocontrol y poca calidez; el permisivo poco control ymucha calidez y, el indiferente, poco control y pocacalidez. El tipo de crianza en funcin del estilo paternotiene una consecuencia directa en el t ipo depersonalidad que va a desarrollar el nio. As, lospadres autoritarios tienden a producir nios apartados ytemerosos, con poca o ninguna independencia y que sonvariables, apocados e irritables. En la adolescencia losvarones pueden ser rebeldes y agresivos y las chicaspasivas y dependientes. Los padres permisivos tienden aproducir nios autoindulgentes, impulsivos y socialmenteineptos, aunque en otros pueden ser activos, sociables ycreativos; en otros pueden ser rebeldes y agresivos. Loshijos de los padres con autoridad son los mejoradaptados, dado que tienen confianza en s mismos,tienen mayor control personal y son socialmente ms

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    competentes. Finalmente, los hijos de los padresindiferentes son los que estn en peor situacin y, si suspadres son negligentes, se sienten libres de dar riendasuelta a sus impulsos ms destructivos (Craig, 1997).Todo lo que llevamos dicho hasta aqu tiene una claraincidencia en el consumo de drogas.

    Adolescencia y consumo de drogasLa adolescencia es una etapa crtica para la formacinde la persona. En la misma, el individuo tiene quedesarrol larse a nivel f sico, emocional, social,acadmico, etc. La bsqueda de la autonoma eidentidad son elementos definitorios de la misma. Esto seva a ver favorecido o no por su historia previa, por elapoyo/no apoyo y comprensin de su familia, existenciao no de problemas en la misma, grupo de amigos, etc.Tampoco se debe olvidar que la adolescencia es unlargo periodo de tiempo que luego continuar en la vidaadulta. El consumo de drogas es uno de los aspectos conel que se tiene que enfrentar la persona y decidir, enfuncin de sus valores y creencias, pero tambin de sumedio sociocultural, familiar, amigos, etc., si consumiro no una vez que se las ofrezcan o sienta la necesidadde el las. Debemos ser conscientes de que laexperimentacin con las drogas se ha convertido en unhecho habitual en los adolescentes de las sociedadesdesarrolladas (Blackman, 1996). Un gran nmero deellos experimentan con el tabaco y el alcohol, en unlugar intermedio el hachs, y en menor grado con otrassustancias. Una experimentacin temprana con estassustancias facilita la posterior experimentacin con otrassustancias. Saber convivir con las drogas (Funes, 1996)y saber que un porcentaje importante de losadolescentes las van a probar o consumir, es un hechoque hay que saber, conocer y reconocer, para poderactuar y ayudar a estas personas.La percepcin del riesgo es una variable de gran

    relevancia para explicar el consumo o no de unasustancia psicoactiva en adolescentes. Las personastoman decisiones en funcin de las consecuenciaspositivas que van a obtener y evitan las consecuenciasnegativas. Si perciben que algo les va a acarrear dichasconsecuencias negativas no lo harn. Por ello, laconcepcin que se tiene sobre las distintas drogas, quedepende tanto del uso, como de las creencias y de lapropia construccin social sobre la sustancia, influye ensu consumo. En ocasiones puede haber sesgos sobre losefectos de las sustancias, en un sentido o en otro. Por

    ello es de gran relevancia proporcionar informacincorrecta y tener siempre presente que el objetivo de unapersona es tener las suficientes habilidades paraenfrentarse adecuadamente al mundo circundante ytener una buena adaptacin en el mismo.El consumo de drogas no suele ir solo, sino unido a

    otras conductas desviadas, antisociales o consideradasproblemticas socialmente. Detectar los adolescentesvulnerables a este tipo de problemas es de granrelevancia tanto para ellos como para el resto de lasociedad. Esto tambin nos debe dejar claro que lamejora en el bienestar social (ej., reduccin de la tasade paro, aumento de las oportunidades, buenas escuelaspara todos, etc.), biolgico (ej., facilidad de acceso a lasanidad, posibilidad de hacer chequeos peridicos, etc.)y psicolgico (ej., crianza adecuada con una buenainteraccin con la familia y un buen nivel de afectividad;poder desarrollar sus capacidades y expresar susopiniones, preservar la salud mental, etc.) de laspersonas, puede ser una de las mejores formas de hacerprevencin para el consumo de drogas.Adems, son varios los factores que hacen que las

    personas no se comporten saludablemente, como (Bays,1991; Becoa y Oblitas, 2006): 1) por el carcterplacentero (reforzante) de la mayor parte de lasconsecuencias que siguen a muchos comportamientosnocivos, as como a la inmediatez de sus efectos, 2) lodilatado del tiempo que, normalmente, separa laprctica de los comportamientos nocivos, de la aparicinde la enfermedad en su estado clnico diagnosticable, 3)el hecho de que mientras las conductas no saludables(ej., carcingenas) proporcionan siempre, o casisiempre, una satisfaccin real e inmediata, la aparicinde enfermedades o de otros efectos nocivos son remotasy poco probables, 4) el convencimiento del poder sinlmites de la medicina y de su tecnologa para solucionarcualquier problema que podamos llegar a padecer, 5)por el sistema cultural, que a travs de distintascreencias y por su arraigo suele mantener y justificarprcticas no saludables, pero socialmente correctas, y 6)el cambio como un proceso cclico y lento ms querpido y lineal, en muchos casos caracterizado por larecada. Muchos adolescentes no ven los problemas quepueden causar las distintas drogas o las conductas deriesgo que realizan a corto plazo; ven que esos sonproblemas muy lejanos y que no van con l, si es inclusoque llega a plantearse que pueden llegar a causarleproblemas (ej., emborracharse).

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    Ocio, tiempo libre, vida recreativa y consumo dedrogasHoy la diversin cada vez est ms asociada alconsumo de drogas, sea ste puntual, espordico ofrecuente, aunque un gran nmero de personas sedivierten sin consumirlas y es posible desarrollar unadecuado control y autocontrol en la situacin dediversin, en la vida recreativa y en otros contextos de lavida. La difusin de las drogas dentro de la diversin hasido importante y con frecuencia se asocia una con laotra, aunque no puede establecerse un total paralelismo.Este nuevo fenmeno se le denomina hoy como consumode drogas recreativas (Calafat et al., 2000,2001, 2004),por la gran difusin de las mismas, asociadasespecficamente a la diversin, un razonable costeeconmico al que le pueden hacer frente muchaspersonas, el buscar en ellas un modo de potenciar laresistencia y el placer en la diversin, o como un modode evadirse en el tiempo libre de que se dispone. Todoello implica en muchas ocasiones riesgos. Estees unfenmeno que se circunscribe de modo muy importantea la adolescencia y primera juventud. Declina surelevancia en la vida adulta, y paralelamente el consumode sustancias y los problemas que el las puedenacarrear, cuando la persona tiene que asumir susresponsabilidades de adulto al tener un trabajo, formaruna familia, tener hijos, etc.Como es bien sabido, en los jvenes se ha producido

    en los ltimos aos una importante transformacin de ladiversin y de los hbitos de consumo asociados conella. La vida recreativa, el pasarlo bien, el salir de mar-cha, se ha convertido en un nuevo fenmeno, ms quepor nuevo, ya que la gente se ha divertido siempre, porsus nuevas caractersticas. Adems, este nuevo fenme-no ha estado asociado en parte importante en sus ini-cios, al consumo de xtasis, para pasarlo mejor yaguantar la noche, a la baja percepcin de riesgo de suconsumo, al cambio de los horarios de diversin, al sur-gimiento de los locales afters (que abren a altas horas dela madrugada y cierran a media maana o final de lamisma), las rutas del bakalao, etc., todo lo cual ha cons-tituido un nuevo modo de divertirse que antes no existay que es reciente en el tiempo. Y, esta nueva forma dediversin, se asocia en una parte de los que participanen ella con un consumo de sustancias para aguantar me-jor la noche y pasarlo bien. De ah la asociacin entrevida recreativa y consumo de drogas. En todo caso nun-ca hay que olvidar que cuando hablamos de consumo

    de drogas hay que conocer el dato epidemiolgico real,en el sentido de que siempre hay ms personas jvenes,si nos referimos a ellos, que no consumen drogas ilega-les que los que las consumen (Calafat et al., 2001,2004). Por suerte, el consumo se circunscribe habitual-mente al fin de semana, aunque este tipo de conductasincrementa la probabilidad de que un porcentaje de losmismos tengan problemas de consumo abusivo de dro-gas o de alcohol y que aparezcan pronto sus problemasasociados, especialmente por el policonsumo recreativo.Estamos asistiendo en estos ltimos aos a un cambio enlos patrones de consumo de sustancias en los jvenesasociados a esta nueva forma de divertirse. Y este cam-bio no es slo caracterstico de nuestros jvenes sino quees un fenmeno que se est produciendo en el resto delos pases europeos (Calafat et al., 2001). Es una sealmas de la creciente homogenizacin a la que vamos nosolo en la moda, esttica, forma de vestir, sino tambinen los consumos de las distintas drogas.

    El paso de la adolescencia a la adultez. Asuncin deroles adultos y papel de las drogas en la vida delindividuoHoy sabemos, gracias a toda una serie de estudios de

    seguimiento desde la adolescencia a la adultez, que elconsumo de drogas no es igual cuando se es adolescenteque cuando se pasa a ser adulto, a asumir los roles adul-tos en la sociedad concreta en la que se vive (Bachman etal., 2002). Como un ejemplo, Baer, MacLean y Marlatt(1998), despus de revisar varios de los estudios longitu-dinales que se han realizado en donde se han seguido alas personas desde la adolescencia hasta el final de lamisma o hasta su vida adulta, concluyen, referido al con-sumo de alcohol, que ste va incrementndose en la ado-lescencia pero a partir de los 20 aos de edad declina noslo el consumo de alcohol sino tambin el consumo desustancias, estando el pico del mayor consumo en la ado-lescencia y en la adultez temprana. Las causas que se hanaducido para este cambio se relacionan con la asuncinde los roles adultos, indicndose entre las ms importantesel matrimonio, tener hijos y comenzar a trabajar. Esto fa-cilitara una moderacin en el consumo de alcohol. O, vis-to de otro modo, la menor disponibilidad de tiempo parabeber y el mayor control por parte del otro miembro de supareja, de su familia ms extensa y del mismo sistema so-cial y laboral, facilitara el no beber.Por tanto, es claro que una parte del consumo de sustan-

    cias que hacen los adolescentes remite con el tiempo, in-

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    cluso aunque dicho consumo est asociado a distintos pro-blemas psicosociales (Baer et al., 1998). Los problemasque no remiten suelen estar asociados con problemas dedesarrollo temprano como conflicto familiar y conductadesviada. Esto sugerira que en estas personas hay unproceso de desarrollo diferente a la gran mayora de losadolescentes, especialmente a los que an consumiendosustancias han tenido problemas medios o moderados yque, incluso, consumiendo espordicamente en su vidaadulta, e incluso en una ocasin puntual de modo impor-tante, no desarrollan problemas. Conocer estos aspectosms claramente es de una relevancia clara, especialmentepara el campo de la prevencin de las drogodependen-cias, para la deteccin precoz de las conductas problemay para el rendimiento acadmico de los que ahora estnen la fase de prueba. Tambin para los adultos que llevana cabo estas conductas. El poder conocer tipos de perso-nas con patrones distintos de consumo y tipos de proble-mas producidos por los mismos, nos podra proporcionarun cuadro ms exacto de esta evolucin desde las edadestempranas hasta la adultez, con todos los aspectos de in-corporacin social con plenos derechos que tienen losadultos, en su sentido social. Por ello, White, Bates y Le-bouvie (1998) consideran que ya es hora de modificar elcentro de la actual investigacin y de los esfuerzos preven-tivos y que hay que dedicar ms esfuerzos al estudio delos ltimos aos de la adolescencia y a la adultez tempra-na. Por ello lo relevante sera analizar las conductas deriesgo de los adolescentes en sus periodos de transicin yver el modo de disminuir esos riesgos.Todo lo anterior tambin se relaciona con la distincin

    de Moffitt (1993) entre conductas problema limitadas ala adolescencia y persistentes a lo largo de la vida. Losdatos indican que ello puede ser cierto en muchos casos.Moffit (1993) encontr para la conducta delincuenteque haba dos tipos de personas para esta conductaproblema: los que solo realizaron este tipo de conductade modo puntual en la adolescencia y los que la hacantanto en la adolescencia como tambin en la vida adul-ta. En el caso del consumo de drogas lo ms probable esque ocurra esto, dado que los estudios analizados aquno muestran una relacin lineal de consumos en la ado-lescencia y en la vida adulta. Pero tambin esos mismosestudios (ej., Baer et al., 1998) u otros (ej., Donovan,Jessor y Costa, 1999) indican que el mejor predictor delconsumo de drogas en la adultez es el consumo de dro-gas que hacan cuando eran adolescentes, o a veces anantes. Conocer estos tipos de personas es una tarea que

    hay que abordar en los estudios (Cairns, Cairns, Rodkiny Xie, 1998; Silbereisen, 1998). Y, en funcin de losmismos, aplicar la intervencin preventiva que mejor seadecue a cada uno de ellos. Los tipos de programas pre-ventivos existentes, como son los universales, los selecti-vos y los indicados, van en esta lnea, lnea que por otraparte ha comenzado a dar adecuados frutos en el cam-po de la prevencin de las drogodependencias. A suvez, relacionado con lo anterior, es necesario conocerno slo mejor la conducta de consumo de drogas y lasconductas problemas relacionadas con las mismas, sinotambin factores causales directos e indirectos en rela-cin a las mismas, como suele ejemplificarse con la rela-cin con la comorbilidad psiquitrica (Regier et al.,1990), todo lo cual ayudar a comprender mejor el con-sumo de drogas, el mantenimiento del consumo y suabandono. Con todo este conocimiento nos ser ms f-cil realizar la prevencin en drogodependencias.

    TEORAS EXPLICATIVAS DE TIPO PSICOLGICO SOBREEL CONSUMO DE DROGASEn cualquier ciencia es de gran relevancia disponer deadecuados modelos y teoras que fundamenten la mis-ma. Estos no son fruto de nuestra libre elucubracin sinoque se basan en la prctica y en los conocimientos quetenemos sobre el campo (en el caso del consumo de dro-gas sobre los factores de riesgo y proteccin del consu-mo de drogas, de los estudios epidemiolgicos,empricos y de seguimiento realizados, y en todo el am-plio abanico de conocimientos de que disponemos sobredrogas, la adolescencia y adultez temprana, la preven-cin, el diseo de programas, la evaluacin de progra-mas preventivos, y as un largo etctera.).Como hemos indicado en otro lugar (Becoa, 1999),

    podemos considerar varios grupos de teoras y modelosexplicativos para el consumo de drogas: 1) teoras y mo-delos parciales o basadas en pocos componentes, 2) te-oras y modelos de estadios y evolutivas y 3) teoras ymodelos integrativos y comprensivo. Analizando losmismos se aprecia que la mayora de los modelos expli-cativos son de tipo psicolgico, bien incluyendo solo pro-cesos psicolgicos o combinndolos con procesosbiolgicos y sociales Dentro de las teoras y modelos denominados parciales

    o basadas en pocos componentes, se incluyen una seriede ellos que se caracterizan por explicar el consumo dedrogas con muy pocos elementos o componentes. Aquestn las teoras y modelos biolgicos, como es la adic-

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    cin como un trastorno con sustrato biolgico, donde sereduce la explicacin del trastorno a una causa funda-mentalmente biolgica y la hiptesis de la automedica-cin. Tambin el modelo de salud pblica, creencias desalud y competencia, estos ltimos como evolucin delprimero y el modelo de creencias de salud.Una teora de gran relevancia para la explicacin del

    consumo, para el tratamiento y para la prevencin es lateora del aprendizaje. La teora del aprendizaje explicala conducta como un fenmeno de adquisicin que sigueunas leyes, las del condicionamiento clsico, operante yaprendizaje social.Otro grupo de teoras que han tenido una gran rele-

    vancia desde mediados de los aos 70 son las teorasactitud-conducta. De ellas destacan la teora de la accinrazonada de Fishbein y Ajzen y la teora de la conductaplanificada de Ajzen. El objetivo de las mismas es laprediccin de la conducta desde la actitud o actitudesdel sujeto y de las normas subjetivas, estando ambasmediadas por la intencin conductual, en el modelo deFishbein y Ajzen, y en el de Azjen junto a las anteriorestambin por el control conductual percibido.Otro grupo de teoras simples son las agrupadas como

    teoras psicolgicas basadas en causas intrapersonales.olas basadas en la afectividad, el modelos sistmico y elmodelo social.El segundo gran conjunto, las teoras y modelos de es-

    tadios y evolutivas, son todas psicolgicas. Las mismasse basan o inciden en su explicacin en los estadios o enel desarrollo evolutivo de las personas respecto a su ma-durez y el consiguiente consumo de drogas. El ms co-nocido es el modelo evolutivo de Kandel. Bsicamente,su modelo se basa en que el consumo de drogas sigueunos pasos secuenciales, donde se comienza por unaprimeras sustancias de iniciacin (drogas legales, alco-hol y tabaco) que sirven de elemento facilitador para elposterior consumo de otras sustancias, especialmentemarihuana en un segundo paso, y luego las drogas ile-gales, en los que llegan a consumir finalmente stas. Laidea bsica que plantea es que el consumo de drogasilegales, marihuana, cocana, herona, etc., se producende modo secuencial o evolutivo, partiendo del consumode las drogas legales, el alcohol y el tabaco. Los estudiospor Kandel realizados, tanto de tipo longitudinal comotransversal, indican la existencia de cuatro etapas porlas que pasan los consumidores de drogas ilegales: 1)cerveza o vino, 2) cigarrillos o licores, 3) marihuana, y4) otras drogas ilegales. El consumo de drogas legales

    es el elemento intermedio que est entre el no consumode ninguna sustancia y el consumo de marihuana, antesde pasar al consumo de otras drogas ilegales. Es tam-bin importante resaltar que en la dcada de los aos70 el modelo de Kandel ha aportado un elemento nuevohasta ese momento inexistente en el campo de la preven-cin. Su modelo indica que no es necesario que la se-cuencia anterior se d en todos los sujetos por igual. Elconsumo de una sustancia en una fase incrementa demodo importante y significativo la probabilidad de pa-sar a la siguiente fase de consumo. Hay varias influen-cias bsicas que se relacionan con el consumo o no delas drogas ilegales. Los dos principales son la familia ylos iguales, y a estos dos ha dedicado la mayor atencinen sus estudios. Junto a ellos estaran los factores del in-dividuo y otras conductas desviadas. Junto al contactocon las distintas sustancias tambin se tendran dos tiposde influencia: la interpersonal y la intrapersonal o carac-tersticas personales (por ejemplo, la relacin entre de-presin y abuso de sustancias). La utilidad del modeloha sido comprobada en varios estudios de seguimiento.Adems, el patrn de evolucin propuesto se ha encon-trado tanto en hombres como en mujeres, en distintasedades, en personas de raza blanca y de color, lo quemuestra un gran nivel de generalizacin.Otro modelo de estadios o etapas es el de Werch y Di-

    Clemente, el modelo de etapas motivacionales multicom-ponente, basndose en los estadios de cambio deProchaska y DiClemente. El modelo del proceso de rea-firmacin de los jvenes de Kim incluye como compo-nentes el adecuado apoyo familiar, adecuado apoyosocial, cuidado y apoyo de los adultos en la vida del j-ven, altas expectativas sobre el jven por parte de otraspersonas relevantes para l en el mundo social, ampliasoportunidades de aprender habilidades para la vida quetengan implicaciones relacionadas con el trabajo, opor-tunidades relevantes para asumir responsabilidades,oportunidades para participar y contribuir significativa-mente a los asuntos de tipo social, cultural, econmico ypblico de la escuela, comunidad y gobierno, ampliasoportunidades para demostrar habilidades y xitos, y te-ner su rendimiento reforzado por otras personas para lrelevantes en la escuela, la casa y por los otros adultosen su ambiente social. Otros modelos evolutivos son elde madurez sobre el consumo de drogas de Labouvie,la teora de la pseudomadurez o del desarrollo precozde Newcomb, el modelo psicopatolgico del desarrollode la etiologa del abuso de drogas de Glantz. Otro que

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    destaca es el de la teora de la socializacin primaria deOetting y colaboradores.Finalmente, los modelos y las teoras integrativas y

    comprensivas tienen como objetivo explicar la conductade consumo de drogas mediante la integracin de distin-tos componentes de diversas teoras, o bien planteanuna teora comprensiva que permite explicar por s soladicha problemtica. Aparte del modelo de promocin dela salud, tambin a veces conocido como de la salud p-blica, que incluye elementos psicolgicos pero tambinotros, y se ha elaborado desde el campo mdico orien-tado a la planificacin, los dems son psicolgicos, co-mo son la teora del aprendizaje social, redenominadams actualmente como teora cognitiva social, de Bandu-ra, el modelo del desarrollo social de Catalano, Hawkinsy sus colaboradores, el cual es una teora general de laconducta humana cuyo objetivo es explicar la conductaantisocial a travs de la especificacin de relaciones pre-dictivas del desarrollo, dando gran relevancia a los fac-tores de riesgo y proteccin, integrando otras teorasprevias que han tenido apoyo emprico, como son la te-ora del control, la teora del aprendizaje social y la teo-ra de la asociacin diferencial. Otra teora de granrelevancia es la de la conducta problema de Jessor yJessor, ms actualmente redenominada como la teorapara la conducta de riesgo de los adolescentes, en la

    que considera unos factores de riesgo y proteccin, unasconductas de riesgo y unos resultados del riesgo. Tam-bin recientemente Botvin ha propuesto un modelo inte-grado general de la conducta de uso de drogas, el cuales un mo