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AYUDANTE DEL CONSEJO DE LOS DOCE

SIEMPRE tengo en mi mente las palabras de aquel gran director que fué Brígham Young: "La verdad es nuestro lema, el plan de salvación nuestro

objetivo y el mundo nuestro campo de acción,"

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días representa toda verdad. Los fieles saben que toda verdad emana de Dios, nuestro Eterno Padre, y que no hay semi-verdades ni falsedades en Su Iglesia, jOh, cuánto necesita el mundo esta verdad para dar por tierra con las artimañas de Satanás!

Brígham Young declaró que el mundo es nuestro campo de acción, y hoy, a menos de un siglo de su muerte, podemos decir que casi la totalidad de este "campo de acción" está siendo visitada por los mensajeros del lema eterno y del plan de salvación. Estos misioneros han salido ele sus hogares y dejado atrás por un tiempo sus pertenencias y seres queridos, deseosos de llevar a todos los habi­tantes del mundo el evangelio de Jesucristo—el plan de salvación y exaltación de la raza humana. Al hacerlo, dan cumplimiento a la promesa del Señor:

"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin." (Mateo 24: 14.)

Os testifico de la veracidad de esta Obra. El plan de Dios puede ser lento a vaces—hay aún varios países que no permiten la entrada de nuestros misioneros-pero firme. Nada ni nadie podrá detener su marcha. Y el día vendrá en que toda lengua confesará que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.

EN ESTE NUMERO UN TESTIMONIO PERSONAL 241

David O. Me Ka y

LA ADIVINA DE ENDOR Y EL PROFETA SAMUEL 242 José Fielding Smith

EL RECOGIMIENTO DE ISRAEL 244 O, Prestan Bobimon

LAS RUINAS DE MEGUIDO , 246 Christine y O. Prestan Robinson

JESÚS EL CRISTO 248 James E. Talinage

REVELACIÓN 251 Obispado Presidente

EL EVANGELIO Y UNO MISMO 252 David O. Me Ka y

OBEDEZCAMOS EL EVANGELIO 255 Henry D. Moyle

NUESTRO CONOCIMIENTO ACERCA DE DIOS ., .258 IlugJi B. Broten

EL COMITÉ DE ESTADÍSTICAS E INFORMES 262 Comité General del Sacerdocio de Síclquisedcc

LA SABIDURÍA DE DIOS Y DEL HOMBRE Contratapa (he Church News

• * » — • — • — — -

Con motivo de la Conferencia Anual de la Sociedad de Socorro, coincklente con la Conferencia General de la Iglesia, celebrada durante la primera semana de octubre ppdo., "Liahona" ha seleccionado para su portada de este número esta fotografía que registra el momento en que las hermanas de la Sociedad de Socorro salen de una de las sesiones efectuadas en el Tabernáculo de la Manzana del Templo, en Salt lake City.

Año 8 Núm, 11

LIAHONA Noviembre 1 de 1962

Publicación Mensual Editada par el Comité Misional

de !a Iglesia de Jesucristo de los Santos de (os Últimos Dios

47 E. South Temple Street, Salt Lake City, Utah, E.U.A.

* * ' . CONSEJO DE REDACCIÓN

Marión G. Romney Gordon B. Hinckley A. Theodore Tuttle

Eduardo Balderas R. Héctor Grillone

SUBSCRIPCIONES: Sírvase hacer tu pedido a la misión correspondiente, utilizando el ser* vicio de giros postales para el envió de valores.

MISIÓN ANDINA Sterling Nicotaysen, presidente Casilla de Correo 4759 Lima, Perú.

MISIÓN ARGENTINA C. Laird Snelgrove, presidente Virrey del Pino 2130 Buenos Aires 26, Argentina.

MISIÓN ARGENTINA DEL NORTE Ronaid V. Stone, presidente Calle 10, número 304 {Sucursal 9) Córdoba, Argentina.

MISIÓN CENTROAMERICANA Leslie O. Brewer, presidente Apartado 587 Guatemala, Guatemala, C, A.

MISIÓN CHILENA A. Delbert Palmer, presidente Avenida del Bosque 547 Santiago, Chite

MISIÓN HISPANOAMERICANA Melvin R. Brooks, presidente 519 West Ashby Place San Antonio, Texas, E.U.A.

* * • *

MISIÓN HISPANOAMERICANA OCCIDENTAL Grant M. Burbidge, presidente 5529 Vía Corona Los Angeles 22, California, E.U.A.

MISIÓN MEXICANA Ernest LeRoy Hatch, presidente Monte Cóucaio 1110 México 10, D.F.

MISIÓN MEXICANA DEL NORTE Ara O. Cali, presidente Jamaica 501 Monterrey, Nuevo León, México

MISIÓN MEXICANA OCCIDENTAL Harold E. Turley, presidente Av. García Conde 310 Colonia Pitic Hermoiiílo, Sonora, México.

MISIÓN URUGUAYA Thomat Fyans, presidente # Brito del Pino 1525

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L Señor nunca desampara al que honesta­mente le busca. La vida a veces ofrece

obstáculos y exige sacrificios. Habrá lágrimas en nuestros' días, debido a que estamos cons­tantemente en contacto con las tentaciones y los ideales mundanos, que tendremos que vencer si queremos mantenernos en el camino hacia la vida eterna; por momentos todo nos parecerá un gran sacrificio, pero esto sólo será tempo­rario. El Señor nunca desampara al que hones­tamente le huscu. La solución, la respuesta quizás no llegue en la forma en que esperamos, pero vendrá. El Señor ciertamente cumplirá Sus promesas.

A fin de ilustrar esta aseveración, quisiera manifestar mi testimonio personal. Rara vez hablo de las manifestaciones que he experimen­tado. No sé si será la tradicional reticencia es­cocesa lo que me inhibe, pero no me agrada mucho hablar sobre cosas que son sagradas para mí.

Cuando era apenas un muchacho tuve la oportunidad de escuchar un testimonio en cuan­to a los principios del evangelio, el poder del sacerdocio y la divinidad de esta Obra. Escuché asimismo la admonición de que todos podemos obtener este testimonio también si oramos, pero no sé cómo se formó en mi mente joven la idea de que nunca podríamos conseguir un testi­monio sin que previamente tengamos alguna manifestación. Leí el relato ele la Primera Visión del profeta José Smith y comprendí que él supo que lo que había recibido venía de Dios. Conocí a élderes que habían escuchado voces. Mi padre me contó que una voz llegó hasta él y le declaró la divinidad de la misión del Profeta, y cierta­mente recibí la impresión de que ello era la fuente de todo testimonio.

Aún en mi juventud, comprendí que lo más precioso que un hombre puede obtener en la vida es un testimonio de la divinidad de esta Obra. Y comencé a apetecerlo; sentí que si podía yo lograr ese testimonio, todo lo demás sería verdaderamente insignificante. No olvidé mis oraciones, mas nunca me pareció que sola­mente el arrodillarme, por la noche, al pie de mi cama, iba a traerme ese testimonio; ellas eran más bien plegarias por protección, a fin de que mi camino quedara limpio de estorbos—hoy, mirando atrás, las considero como oraciones algo egoístas—, pero siempre presentí que la oración secreta, sea en mi cuarto, en el bosque o en las

colinas, contribuiría a la manifestación del tan deseado tes­timonio.

En consecuencia, más de una vez supe arrodillarme al pie de los arbustos del campo, con mi cabalgadura al lado. Recuerdo haber estado cierta tarde cabalgando por las coli­nas comprendidas en la propiedad de mi padre, pensando en estas cosas; consideré entonces que allí, en medio del silencio de esas colinas, era el mejor lugar para obtener ese testimonio. Detuve mi caballo, tiré las riendas sobre su cabeza y apeándome caminé unos pasos y me arrodillé al lado de un árbol.

El aire era claro y puro, el sol brillaba cálidamente. El verdor de los árboles y de los pastos, y las flores silvestres, perfumaban el aire. Al rememorarlo hoy, siento que aquel ambiente, renovado, otra vez me rodea. Me arrodillé y con todo el fervor de mi corazón vertí a Dios mi alma y le supliqué por un testimonio de Su evangelio. Mi mente contenía, fija, la idea de que una manifestación especial iba a r e d u c i r s e y c i u e >r° recibiría alguna transformación que alejaría todas mis dudas.

Al cabo de unos momentos me incorporé y monté mi caballo. Y mientras regresaba a mi casa, recuerdo que

(sigue en la página 263)

Un Testimonio Personal por el presidente David 0. McKay

NOVIEMBRE DE 1962 241

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La Adivina de Endor y el Profeta Samuel (Tomado de the Improvement Era)

En el capitulo 28 del libro 1 de Sa­

muel, leemos que el rey Saúl, habiendo muerto el Profe­ta, recurrió a cierta pitonisa de Endor pidiéndole que hiciera "venir a SamueV para poder obtener consejos de él. Lo que yo quisiera saber es lo siguiente: ¿Cómo fué posible que una bruja tuviera poder suficiente para traer del mundo de los espíritus a un profeta de Dios? Aun reconociendo que el que obraba por medio de la adivina fué el gran poder de Satanás, ¿cómo pudo haber sido que dicho poder fuera efectivo sobre un profeta de Dios?

Hay varios pormenores relacionados con esta historia que el lector presu­

pone y que no están necesariamente en armonía con los hechos. En primer lugar, el rey Saúl no vio al espíritu que acababa de ser llamado. Toda la infor­mación respecto de la identificación del mismo, pro­vino exclusivamente de la mujer. No hay duda que la adivina estaba ciertamente familiarizada con Samuel y pudo efectivamente describirlo. Es factible también pensar que la mujer era suficientemente perspicaz como para comprender la desesperada situación del rey de Israel. No obstante, permanece aún el hecho de que fué ella, y no Saúl, quien describió la aparición.

En mayo de 1898, el presidente Charles W. Pen-rose escribió un excelente artículo sobre el particular y no puedo hacer algo mejor que transcribir sus pala­bras, a fin de explicar mejor el caso:

"Hay mucha diferencia de opiniones en cuanto a la visita que Saúl, el rey de Israel, hizo, conforme lo narra la Biblia, a la adivina de Endor y al significado de la entrevista de ésta con el finado profeta Samuel. El concepto popular al respecto, es que la pitonisa, a instancias de Saúl, "trajo" el espíritu de Samuel y que el rey conversó con él y se enteró del destino que le esperaba en su guerra con los filisteos. Pero el inte­rrogante emerge ante el hecho de cómo un bruja, que de acuerdo a la ley mosaica no podía vivir en el país, y con quien toda consulta estaba prohibida por el Señor, pudo tener poder para traer de vuelta, por medio de su mandato, al espíritu de un profeta de Dios. En respuesta a ello se ha venido sugiriendo que la mujer no era realmente una adivina sino una pro-

242

fetisa oculta. Y por qué ella tenía necesidad de encu­brir su paradero, no se ha mencionado. Se ha alegado que la teoría de una "profetisa" ha sido propuesta y mantenida por personas que entienden cabalmente todo el asunto. No obstante, una cuidadosa investi­gación del caso mostrará que ha habido un gran mal entendimiento en la materia. Repasemos lo que el historiador relata:

"Se juntaron, pues, los filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa.

Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera.

Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por Urim, ni por profetas.

Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.

Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.

Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl lia hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?

Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto.

La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.

Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo:

¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saui: He visto dioses que suben de la tierra.

El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia.

Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado hacién­dome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.

Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí. si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?

Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David.

Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalee, por eso Jehová te ha hecho esto hoy.

Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos. (1 Samuel 28; 4-19; cursiva agregada.)

LJAHO N A

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De lo precedente, se desprende que la mujer visitada por el rey Saúl era de la clase proscripta por mandamiento de Dios, a raíz de ser practicante de adivinación por medio/de encantadores. Ni los profe­tas ni las profetisas eran entonces expulsados de la tierra o tratados sin respeto. Solamente lo eran aque­llas personas que, condenadas por la ley de Moisés, se escapaban de los alcances y efectos de las misma. Saúl había intentado todo medio legítimo para obtener orientación sobrenatural, pero habiéndose él alejado del Señor y el Señor apartado de él, no había respuesta de los cielos a sus inquisiciones; no hubo para él pala­bras del Señor por parte de los profetas, ni tampoco comunicación alguna le fué concedida por medio del Urim y Tumim. No recibió manifestación ninguna mediante sueños o visiones, ni tampoco murmullos, del Espíritu divino. En su desesperación, Saúl se volvió al poder opuesto. En ello, este rey pecó también en­tonces. El sabía que estaba violando la ley del Señor. En tiempos en que sirvió a Dios, "Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos," pero cuando él mismo cayó en las tinieblas, procuró los medios do la tíniebla y selló su propia suerte. Y está escrito:

"Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina." (1 Crónicas 10: 13; cursiva agregada.)

La ley del Señor con respecto a la prohibición de estas artes, fué dada a Moisés y forma parte del gran código mosaico. Y, por ejemplo, leemos en Levítico;

"No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos . . ." (Leví­tico 19:31.)

Y también en Deuteronomio: "Y liarás según la sentencia que te indiquen los

del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer según todo lo que te manifiesten.

"Según la ley que te enseñen, y según el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren.

"Y el hombre que procediere con soberbia, no obe­deciendo al sacerdote que está para administrar allí delante de Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás el mal de en medio de Israel." (Deuteronomio 17: 10-12.)

La adivina de Endor, pues, en lugar de ser una profetisa, era una mujer que practicaba la nigromancía, es decir, la comunicación o la pretendida comunica­ción con los espíritus de los muertos. Pero ella estaba dominada por un encantador; en otras palabras, era una médium espiritista, similar a los modernos pro­fesores del arte, que reclamaba estar poseída por un espíritu notable, por medio del cual podía comunicarse con los muertos. Observaremos que en oportunidad de la misteriosa sesión, Saúl no vio al espíritu de Samuel ni a ningún otro personaje, sino a la bruja solamente. Ella declaró estar viendo a "un hombre anciano, cu­bierto con un manto." Saúl—dice el relato—"entenclió que era Samuel", pero fué la adivina quien manifestó las palabras atribuidas a Samuel. La conversación toda entre el rey y el pretendido personaje fué conducida a través de la médium. Y por supuesto, todo esto pudo tener lugar sin la presencia real del profeta Samuel.

NOVIEMBRE DE 1962

La,mujer, bajo la influencia de un encantador, pudo haber comunicado a Saúl las palabras atribuidas al Profeta, de igual manera como en la actualidad ios médiums espiritistas, quienes como en el caso que nos ocupa realizan sus tareas por la noche o encubiertos por las tinieblas, dan voz a pretendidos mensajes de los muertos.

Que tales personas, en tiempos modernos o anti­guos, puedan o hayan podido invocar los espíritus de siervos o asistentes de Dios que hayan fallecido, va más allá de toda fe racional. Estos no están a la dis­posición de brujas, magos, adivinos o nigromantes. Lastimosa sería, en verdad, la condición de los espí­ritus en el paraíso si estuvieran bajo tales dominios. No tendrían descanso ni podrían disfrutar de su liberación de las labores y los problemas de la vida terrenal, lo cual es esencial para su felicidad, sino que estarían en una situación de esclavitud y sujetos a la voluntad y el capricho de personas que no conocen a Dios y cuyas vidas y ánimos son sólo terrenales.

Tampoco es ni ha sido nunca factible, conformo a la doctrina correcta, cine un profeta o una profetisa del Señor haya ejercido su poder para "traer" los espíritus de otros profetas o santos a su libre voluntad, para mantener una conversación con respecto a asuntos terrenales. No es ésta una de las funciones de los profetas o profetisas. La idea de que estas cosas pue­den ser hechas a requerimiento de hombres y mujeres en la carne, no debe ser abrigada por ningún Santo de los Últimos Días. El Señor ha dicho:

"Y cuando os dijeren: Preguntad a aquellos que tienen espíritu de pitón, y a los adivinos que atisban y hablan entre dientes, decid: ¿No debe un pueblo consultar a su Dios para (pie los vivos sepan de sus muertos?

"A la ley y al testimonio; y si no hablaren según esta palabra, es porque en ellos no hay luz." (2 Nefi 18: 19-20; compárese, con Isaías 8: 19-20).

l ia sido sugerido que, en el caso de referencia, el Señor envió a Samuel en espíritu para que comunicara a Saúl lo que éste debía saber en cuanto a su inminente destino. Pero este concepto no armoniza con las decla­raciones del caso, hechas en el relato correspondiente. Si el Señor deseaba realmente impartir instrucciones o dar información alguna al rey de Israel, ¿por qué no respondió cuando Saúl le suplicó por medio de los canales legítimos de comunicación divina?

"Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim. ni por profetas." (1 Samuel 28:6.)

Saúl había intentado todos los conductos auténti­cos, a fin de obtener respuesta del Señor. ¿Por qué habría de ignorar el Señor los medios por El estable­cidos y enviar luego a Samuel, un Profeta, a través de un procedimiento prohibido? ¿Por qué iba a utilizar una persona que tenía "espíritu de pitón", siendo que El mismo la había condenado por Su propia ley?

"Pero"—también se ha argumentado—"la predicción declarada por el espíritu de referencia llegó a cumplirse al pie de la letra; Israel fué entregada en manos de los filisteos y tanto Saúl como sus tres hijos, su escu-

(sigue en la página- 264)

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El Recogimiento de Israel por O. Presión Robinson

(Tomado de the Instructor)

UY pocos acontecimientos históricos han sido tan frecuentemente predichos, y en forma tan

detallada, como la dispersión de Israel. Tanto la historia antigua como moderna, revelan claramente cuan entera y completamente se cumplieron las pro­fecías concernientes a la dispersión.

En nuestro número anterior tratamos este tema (véase "Liahona" de octubre, página 228), y antes de pasar a considerar el recogimiento de Israel, será in­teresante que hagamos un repaso acerca de la dis­persión, a fin de refrescar nuestra memoria al respecto. He aquí un cuadro explicativo:

Eventos de la Dispersión

Campaña egipcia contra Judá.

Primera campaña siria contra Samaría.

1 Conquista de Palestina por ios asirios.

Se establecen colonias judías en Egipto.

- Lehi y su familia salen de Jerusalén.

Los asirios conquistan Babilonia.

Persia conquista Babilonia (Primer período de la restitución de los hebreos a Palestina)

Los griegos conquistan Persia.

Surgimiento del reinado de los Macabeos.

La conquista romana.

Creación del nuevo Estado de Israel.

Incidentes y Caudillos

Tiglat-pileser III llevó cautivos a los jefes prin­cipales de Israel a Asiría.

Caída de Samaria. Sargón III capturó 27.29C Israelitas en Samaria, los llevó cautivos a las ciudades de Media y los reemplazó en Jerusalén

por gentes del Este.

Senaquerib invade Judá.

Nabucodonosor destruye Jerusalén.

Nabucodonosor conquista Jerusalén por segunda vez.

Ciro el Grande

Darío 1

Artajerjes 1

Alejandro Magno

Seleuco y Ptolomeo (Dinastías de)

Rebelión de Matatías.

Judas Macabeo recaptura gran parte de Pa­lestina y restituye el templo de Jerusalén a

los hebreos.

Alejandro Janneo reconquista Palestina total­mente.

Pompeyo captura Jerusalén. Los judíos pierden su independencia hasta el año 1948 de nuestra

era.

Fechas

937-915

854

734

724

701

608

600

. 598

586

539

522

465-424

331

323-198

168

164

103-76

63

Mayo 14 de 1948(*)

Referencias

1 Reyes 14: 25-26

1 Reyes 20: 34

2 Reyes 15: 29

2 Reyes 17: ó, 24

• Jeremías 44: 1

1 Nefi 2: 4

2 Reyes 24: 10-16

2 Reyes 24: 1-2 Jeremías 52: 4-15 *

» Isaías,

capítulos 40-45 y 55-56

"Antiquities of the Jews", j por Flavio Josefo

(XI y XII)

"Antiquities of the Jews", por Flavio Josefo

(XIII y XIV)

"Antiquities of the Jews", por Flavio Josefo (XIV)

(*) Tocias las fechas restantes de este cuadro, son anteriores a Cristo.

244 LIAHONA

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Tal como decíamos al principio, la historia testi­fica estos hechos. Ahora bien, en cuanto al recogi­miento de Israel, ¿qué sabemos? ¿Cuáles son las pro­mesas que, bajo inspiración divina, anunciaron los profetas con respecto a la restauración final de Israel? ¿Están estas profecías cumpliéndose tan literalmente como las que precedieron la dispersión?

Desde 1948 los judíos han estado estableciéndose en el nuevo Estado de Israel. ¿Es ello parte del profetizado recogí i niento?

Profecías concernientes a! recogimiento

No obstante haber sido severo y terminante en Sus advertencias dadas por medio de los profetas en cuanto a que, por motivo de sus maldades, Israel iba a ser dispersado por los cuatro rincones de la tierra, el Señor amortiguó Sus terribles predicciones mediante la amorosa promesa de que, eventualmente, Sus hijos serían nuevamente congregados, aun ". . . como la gallina junta a sus pollos debajo de sus alas . . ." (Doc. y Con. 29: 2.)

Recordemos algunas de las Escrituras que nos dan esta alentadora promesa:

*\ . . Jehová liará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios." (Deuteronomio 30:3.)

"Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño/ ' (Jeremías 31: 10.)

*\ . . Cuando llegue el día en que crean en mí y que yo soy Cristo, he pactado con sus padres que entonces serán restaurados, en la carne, a los países de su herencia sobre la tierra." (2 Nefi 10: 7.)

"Sí, de cierto os digo otra vez, . . . Salid de Babilonia; congregaos de entre las naciones, de los cuatro vientos, desde un cabo del cielo hasta el otro." (Doc. y Con. 133:7.)

Estas no son sino unas pocas de las numerosas promesas específicas, dadas por medio de inspirados profetas, en cuanto al recogimiento de Israel.1

Ahora bien, ¿cómo y cuando habrá de ser Israel congregado? ¿Cuáles son las condiciones preestable­cidas que deben preceder dicho recogimiento?

Condiciones de las que depende el recogimiento

Antes de que las tribus de Israel puedan ser congregadas, es menester que se cumplan ciertos requisitos, los cuales se encuentran claramente com­prendidos en las Escrituras mencionadas y que consti­tuyen parte integral de las promesas del Señor al respecto. Estos requisitos o condiciones, son:

[Cuando tú, Israel,] ". /. te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tu y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y

'Véase también Isaías 35*. 49: 22-26; Je remías 3: 14-18; 16: 14-16; 23; 3-8; 31 : 7-14, 34; Ezequiel 36: 8-38; 37; 21-27; Amos 9: 14-15; 2 Neft 10: 8-9; 25: 14-18; 3 N e ü 16: 4-5; 20: 29-46; 2 1 : 26-29; Doc. y Con. 133: 6-15. 26-34.

NOVIEMBRE DE 1962

volverá a recogerte de entre todos los pueblos a donde te hubiere esparcido . . " (Deuteronomio 30: 2-3; cur­siva agregada. Lóase todo el capítulo 30.)

Hablando de los judíos, Nefi nos dice: ". . . Cuando llegue al día en que crean en Cristo

y adoren, al Padre en su nombre, con corazones puros y manos limpias, y no esperen más a otro Mesías . . " (Véase 2 Nefi 25: 15-17.)

Estas serán, pues, las condiciones impuestas a Israel para su recogimiento* Los pueblos esparcidos de­berán creer que Aquel que íuc crucificado era el Mesías, Jesucristo, el Hijo del Dios Viviente. Ellos deberán aceptarle y orar al Padre Celestial en Su nombre. Y los judíos tendrán que cesar de seguir esperando a otro Mesías.

¿Se han llevado a cabo ya estos requerimientos?

Naturaleza del recogimiento

El estudio cuidadoso de las profecías bíblicas con relación al recogimiento de Israel, nos Índica que se llevarán a cabo dos tipos de asambleas en dos lugares distintos. El profeta Miqueas, refiriéndose al futuro de Israel, dijo:

". . . De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová." (Miqueas 4:2.)

Isaías también predijo que la Casa del Señor iba a ser establecida en la cumbre de los montes e igual que Miqueas declaró que la ley habría de ser entonces anunciada en Sión y que la palabra del Señor se dejaría oír desde Jerusalén.

El Libro de Mormón y las revelaciones modernas explican en forma clara y precisa que el recogimiento de Israel consistirá de dos fases y se producirá en dos lugares distintos y separados. La Iglesia Restaurada enseña que Sión será edificada sobre el continente americano y que aquellos que hayan aceptado el evan­gelio de Jesucristo y sean puros de corazón se congre­garán en ese lugar. En efecto, aun los gentiles (aquellos que no son literalmente de la sangre de Israel), si aceptan el evangelio, serán contados entre los hijos de Israel y juntamente congregados.

jesús, durante Su breve ministerio entre los nefitas, declaró:

"Pero si [los gentiles] se arrepienten y escuchan mis palabras, y no endurecen sus corazones, estableceré mi iglesia entre ellos; y entrarán en el convenio, y serán contados entre este resto de Jacob, al cual he dado este país por herencia." (3 Nefi 21: 22.)

Desde que la Iglesia fuera organizada en 1S30, grandes números de almas han estado congregándose "de entre las naciones" de la tierra. Habiendo aceptado el evangelio de Jesucristo, han sido bautizadas y con­firmadas cientos de miles de personas. Este "recogi­miento" sigue desarrollándose a pasos agigantados mediante la labor de más de diez millares de misioneros que en la actualidad se encuentran predicando el evangelio por todo el orbe y trayendo más y más almas al rebaño, Esto es el cumplimiento literal de una de las fases del recogimiento de Israel—el divino proceso de guiar a los hijos de Dios hacia Su eterno plan de salvación.

(sigue en la página 247)

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Bíblicas en la Tierra Santa

Las Ruinas de Meguido por Christine y O. Prestón Robinson

Segundo de una serie de artículos escritos por el hermano Robinson y su esposa, como resultado de su última visita a la Tierra Santa. (N. del Editor)

CUANDO tuvo la visión que le mostró la última gran batalla del mundo, identificando el lugar

como Armagedón (Apocalipsis 16: 16), Juan el Reve­lador debe haber tenido un perfecto conocimiento en cuanto a la trágica historia de Meguido. Har-Mageddon (Armagedón) significa 'las montañas de Meguido" donde, a través de los siglos del pasado, probablemente hayan tenido lugar las más importantes batallas pelea­das jamás en el mundo.

Meguido es realmente una fortaleza situada sobre una colina a la entrada del paso que por el Sudoeste conduce desde las llanuras de Sarón hasta las de Jezreel (Esdraelón), que es el valle más grande de Israel. En dirección hacia la costa del mar Mediterráneo, esta llanura está rodeada por una áspera zona mon­tañosa, entre cuyos picos más altos se encuentran los montes Tabor, Gilboa y Carmelo. Fué sobre el Monte Tabor, según algunas autoridades en la materia, donde Cristo se transfiguró. El Gilboa se distingue a raíz de haber sido allí donde Saúl, el primer rey de Israel, y su hijo Jonatán fueron muertos durante su batalla con los filisteos. Y el Monte Carmelo fué escenario de aquella notable ocasión en que Elias el Profeta con­fundió a los sacerdotes de Baal, quienes fueron in­capaces de conseguir que sus dioses se manifestaran mientras que el Todopoderoso hizo que una bola de fuego consumiera el sacrificio ofrecido por Elias.

Debido al hecho de que a esta altura las montañas se proyectan en forma escarpada hacia el mar Medi­terráneo, las llanuras de Jezreel y de Sarón, unidas ambas por el paso dominado por la fortaleza de Me-

Desde esta excavación efectuada en Meguido, puede contemplarse la majestuosidad del Valle de Jezreel (Esdraelón) allá abajo, pro­fusamente cultivado en la actualidad.

guido, constituyen la única vía de acceso hacia el in­terior de Palestina y de Egipto.

La Biblia, en hebreo, da a esta ruta el nombre de Derekh Hay-yam, que significa "camino del mar." Durante la dominación romana, llegó a ser una arteria de estrategia militar muy importante, conocida por el nombre de "Via Maris." Era éste el preferido y obli­gado itinerario de todos los ejércitos provenientes de la zona mesopotámica—la comarca comprendida entre los ríos Tigris y Eufrates—, que llegaban a Palestina o a Egipto con intenciones de conquista. A menos que utilizaran la ruta marítima, estos contingentes debían pasar por estos valles y por consiguiente les era nece­sario salvar primeramente el obstáculo presentado por la fortaleza de Meguido antes de poder alcanzar en­tonces sus objetivos militares.

Batalla tras batalla, Meguido fué escenario de constantes contiendas. Su historia más remota la identifica como una fortaleza canaanita. En 1478 a.J.C, Meguido fué capturada por Tutmés III, rey de Egipto. Ya en aquella lejana época, sus botines de guerra eran magníficos. Fué precisamente en las proximidades de las llamadas "aguas de Meguido" que Débora y Barac vencieron a los canaanitas comandados por Sisara. En esta lucha, los hebreos estaban en inferioridad de condiciones con respecto a los canaani­tas, quienes se presentaron a la batalla en carrozas armadas. Providencialmente, sin embargo, una gran tormenta tuvo lugar y la copiosa lluvia resultante hizo desbordar el río Cisón de manera tal que los carros de guerra de Sisara, al igual que el resto de sus tropas, se quedaron atascados en el lodo. Esto permitió que

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Esta foto nos muestra el altar cuyo origen se remonta probable­mente hasta los tiempos de Abrahán, y del cual nos habla el presente artículo.

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Débora y Barae arremetieran en contra de ellos y los derrotaran.

Es interesante destacar que también sobre esas mismas riberas del río Cisón, Elias el Profeta hizo matar, después de su demostración del poder de Dios sobro el Monto Carmelo, a los 450 inicuos sacerdotes de Baal, Esto irritó tanto a jezabel, la esposa de Acab, rey de Israel, que sentenció a Elias a morir en la misma forma. Jezabel hizo buscar minuciosamente por todas las colinas y llanuras de Juclea al gran Profeta, pero éste eludió triunfante la persecución de la irascible mujer.

Durante su reinado, también Salomón dependió grandemente de la fortificación de Meguido. El sabio monarca hizo restaurar y reforzó dicho baluarte, utili­zándolo luego para alojar sus 1.400 carros de guerra y su caballería consistente en 12.000 hombres.

Precisamente en Meguido, Jehú, "ungido de Jchova para que exterminara la familia de Acab," mató a Ocozins, rey de Judá. También allí, en el año 010 a . j .C, fué asesinado c\ amado rey Josías, cuando éste intentó interceder en una disputa surgida entre Necao, faraón de Egipto, y el rey de Asiria. Su cuerpo fué llevado entonces en una carroza a Jerusalén, donde "todo Israel lloró su muerte."

Los ejércitos de Alejandro Magno y los de Asiría y Babilonia, cruzaron repetidas veces las llanuras de Esdraelón y sostuvieron enconadas batallas en Meguido y sus alrededores. También tuvieron lugar en esta zona los más importantes encuentros de las famosas "Cruzadas," Aun en nuestro siglo, Meguido jugó un papel importante durante la Primera Guerra Mun­dial. En 1018, las tropas británicas invadieron el Norte de Palestina a través del paso de Meguido, a raíz de lo cual al Mariscal de Campo Allenby se le dio el título de Sir Allenby de Meguido.

Las primeras excavaciones modernas fueron efee-

EL RECOGIMIENTO DE ISRAEL . . . (viene de la página 245)

La Nueva Israel

La iglesia de Jesucristo también acepta el hecho del regreso literal de los judíos a su prometida tierra de Palestina. El día 14 de mayo 1948, el nuevo y soberano Estado de Israel fué proclamado. Aún antes y desde entonces millares de judíos se han congregado en la Tierra Santa, edificando con determinación asom­brosa su joven estado y convirtiéndolo en un pujante y moderno país. ¿Es éste, entonces, el literal cumpli­miento de la segunda fase del recogimiento de Israel?

Por más de 2.000 años, desde que el emperador romano Pompeyo capturó jerusalén y tomó posesión de Palestina, en el año 63 a.J.C, los judíos han per­manecido dispersados por sobre toda la faz de la tierra. En ninguna parte pudieron encontrar un hogar realmente estable. En casi cada*país donde se estable­cieron, han sido perseguidos, odiados, expulsados y segregados. Este desamparado pueblo no vio luz de esperanza alguna hasta que la notable Declaración de

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triadas en Meguido en el ano 1925, bajo la dirección del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago. Einanciada por el millonario John D. Roekefeller hijo, y con la asistencia de la propia Biblia como guía, la expedición descubrió varias fortificaciones que datan de unos 2.000 años antes de Jesucristo. Allí se en­contró el Sello de Sama, el leal siervo de Jeruboam,

Aproximadamente en el centro de las vastas ruinas de Meguido, se levanta un reacondicionado altar canaanita, cuyo origen probablemente se remonte hasta los tiempos de Abrahán, cuando éste inició su derro­tero a través del valle de Esdraelón hacia Siquein (Samaría), y donde el gran patriarca construyó su primer altar. Se cree que fué allí donde el Señor prometió a Abrahán que el país de Canaán iba a ser eternamente para él y sus descendientes.

En la actualidad, al pie de las amplias ruinas de Meguido yace el hermoso valle de Esdraelón (Jez-reel), donde se está desarrollando un extraordinaria­mente productivo plan de agricultura. Gracias al abundante suministro de agua provisto por el río Cisón y sus tributarios, ésta es una de las más fértiles llanuras del moderno Israel.

El hermoso valle de Esdraelón está limitado al Sud y al Oeste por el Monte Carmelo y las sierras de Samada, al Este por los Montes Tabor y Gilboa, y al Norte por las onduladas colinas de Nazaret y de Galilea, alargándose hacia la hoy pujante y moderna ciudad industrial de Ilaifa, a orillas del mar Medite­rráneo.

Al caminar por entre las ruinas de Meguido, teniendo a sus pies la impresionante y pacífica vista del floreciente valle, sólo por medio de un gran esfuerzo puede uno imaginar que esa zona se ha destacado en la historia como un indómito campo de batalla, y que es ése el terrible Armagedón previsto por Juan el Revelador.

Balfour fué sancionada el 2 de noviembre de 1917. Y esta esperanza estuvo orientada hacia la antigua tierra prometida: Palestina. Desde esa fecha y durante treinta años, los judíos influyentes de todo el mundo han estado trabajando diligentemente en pos del día que jal fin! amaneció en mayo de 1948, cuando pudie­ron establecer su hogar en una nación propia.

En la actualidad, hay aproximadamente dos mi­llones de judíos viviendo en el nuevo e inderpendiente Estado de Israel, y entre ellos sólo hay una pequeña cantidad de Cristianos.

¿Es éste, entonces, el cumplimiento literal de la antigua y profética promesa? ¿Qué pasa en cuanto a la siempre presente condición estrechamente asociada con las promesa del recogimiento? ¿lían aceptado estas gentes a Jesucristo como su Salvador? ¿Han cumplido con el requisito de aceptarle y orar al Padre en Su nombre?

Es evidente que, no obstante el asombroso hecho del regreso físico de cientos de miles de judíos a su

(nigua en la página 251)

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JESÚS EL CRISTO por James E. Talmage

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CAPITULO 20— (Continuación)

JESÚS EL CRISTO

a la orilla en cualquiera parte de esa costa. . . . Para entender las causas de estas repentinas y violentas tempestades, debemos recordar que el agua se halla en un bajío, casi doscientos metros bajo el nivel del océano; que las vastas y despobladas mesetas del Jaulán alcanzan una gran altura, extendiéndose hacia el interior hasta los eriales del Hauran y entonces hacia arriba hasta el nevado monte Hermón; y que los torrentes han formado abruptos desfiladeros y profundas cañadas que convergen a la orilla del lago y éstos hacen las veces de gigantescos embudos que recogen los vientos fríos de las mon­tañas."

2. La tierra antes y después de su regeneración.—Las palabras del apóstol Pablo nos dan a entender que la tierra misma cayó bajo la maldición consiguiente a la caída de los primeros padres de la raza humana, y que así como el hombre ha de ser redimido también lo será la tierra: "Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que tam­bién nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo." (Romanos 8:21-23) El autor de la presente obra ha escrito en otra parte: "Según las Escrituras, la tierra tiene que pasar por un cambio análogo a la muerte, y ha de ser regenerada de un modo semejante a una resurrección. Muchos de los pasajes de las Escrituras previamente citados sugieren una muerte, ai referirse a que los elementos se fundirán a causa del calor y la tierra será consumida y dejará de ser; y la tierra nueva, en realidad el planeta renovado o regenerado, se puede comparar a un organismo resucitado. Se ha dicho que este cambio es semejante a una trans­figuración. (Doc. y Con. 63:20, 21) Todo objeto creado ha sido hecho para un fin o propósito; y todo aquello que alcanza o realiza el objeto de su creación avanzará por la escala del progreso, sea un átomo o un mundo, sea un animálculo o el hombre, hijo directo y literal de Dios. Hablando de los grados de gloria que se han preparado para sus creaciones, así como de las leyes de regeneración y santificación, el Señor, en una revelación dada en 1S32, habla en palabras claras sobre la muerte próxima y subsiguiente vivificación de la tierra: "Y además, de cierto os digo que la tierra obedece la ley de un reino celestial, porque llena la medida de su creación y no traspasa la ley; así que será santificada; sí, a pesar de que morirá, será revivificada y se sujetará al poder que la vivifica, y los justos la heredarán.'" (Doc. y Con. 88:25, 26)

El Espíritu de-vida que emana de Dios, que es tan infinito como el espacio, puede obrar directamente y con un efecto tan positivo sobre

NOTAS 343

las cosas inanimadas y sobre la energía en sus diversas manifestaciones —que nosotros conocemos como las fuerzas de la naturaleza—como sobre las inteligencias organizadas, bien sea en su estado incorpóreo, corporal o desincorporado. Por tanto,, el Señor puede hablar directa­mente a la tierra, el viento, el mar, y ser oído y obedecido; porque la afluencia divina, que es la suma total de toda energía y poder, puede obrar y efectivamente obra en todo el universo. En el curso de una revelación dada por Dios. a Enoe, se personifica a la tierra, y el profeta oye sus gemidos y lamentos por causa de la maldad de los hombres: "Y sucedió que Enoc fijó sus ojos sobre la tierra; y oyó una voz que venía de sus entrañas, y decía: j Ay, ay de mí, la

madre de los hombres! ¡Estoy afligida, estoy fatigada por causa de la iniquidad de mis hijos! ¿Cuándo descansaré y quedaré limpia de la impureza que de mí ha salido? ¿Cuándo me santificará mi Creador para que pueda descansar, y reine la justicia sobre mi faz por un tiempo?" Entonces Enoc hizo esta súplica: "Oh Señor, ¿no tendrás compasión de la tierra?" Después de recibir otras revelaciones sobre el entonces futuro curso del género humano en el pecado y su desprecio del Mesías que sería enviado, el profeta lloró angustiado y le preguntó a Dios: "¿Cuándo descansará la tierra?" Entonces le fu*' mostrado que el Cristo crucificado volvería a la tierra para establee.-, un reino milenario de paz: "Y el Señor respondió a Enoc: Vivo \ ... que vendré en los últimos días, en los días de iniquidad y de venganza, para cumplir el juramento que te he hecho concerniente a los hijos de Noé; y llegará el día en que descansará la tierra, pero antes de ese día se obscurecerán los cielos, y un manto de tinieblas cubrirá la tierra; y temblarán los cielos así como la tierra; y habrá grandes tribulaciones entre los hijos de los hombres." Y sigue entonces la gloriosa promesa de que "por el espacio de mil años la tierra descansará." (P. de G. P., Moisés 7:48, 49, 58, 60, 61, 64)

Por conducto del profeta José Smith se ha dado, en la dispen­sación presente, una descripción parcial de la tierra en su estad regenerado: "Esta tierra, en su estado santificado e inmortal, llegara a ser semejante al cristal, y será un Urim y Tümim para los habitantes que moren en ella, mediante el cual todas las cosas per­tenecientes a un reino inferior, o a todos los reinos de un orden menor, serán aclarados a los que la habitaren; y esta tierra será de Cristo." (Doc. y Con. 130:9)

El hecho de que Jesucristo, ejerciendo sus facultades divinas, habló directamente al viento o al mar y fué obedecido, no es menos incongruente, respecto de la ley natural de los cielos, que si efectiva­mente diera una orden a un hombre o a un espíritu incorpóreo. El propio Jesús declaró explícitamente que por medio de la fe aun t; ser mortal puede hacer funcionar las fuerzas que rigen la materia, y

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estar seguro de obtener resultados transcendentales: "Porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible." (Mateo 17:20; compárese con Marcos 11:23; Lucas 17:36)

3. El país de los gergesenos.—Se ha intentado desacreditar relato del endemoniado que Cristo sanó en "la tierra de los gadareno.-" (Mateo 8:28; Marcos 5:1; Lucas 8:26), sosteniendo que el antiguo pueblo de Gadara, capital del distrito (véase Guerras de los judíos. por Josefo, III, 7:1) está situado tierra adentro a tal distancia que imposibilitaría la carrera precipitada de los puercos al mar en e.se sitio. Como se aclaró en el texto, se hace referencia a toda una región o sección, no a una ciudad. Los que apacentaban los puercos corrieron a las ciudades para dar aviso del desastre que había sobrevenido a sus hatos. En ese distrito de Perea existían en aquella época pueblos llamados respectivamente Gadara, Gerasa, y Gergesa, de manera que a la región en general propiamente se podía dar sí nombre de la tierra de los gadarenos o los gergesenos. El canónigo Farrar dice: "Después de los estudios del Dr. Thompson (The Lana and the Book, 11:25), no hay duda de que Gergesa . . . era el nombre de un pequeño poblado casi frente a Capernaum, cuyas ruinas los beduinos aún llaman Kerza o Gersa. Aparentemente Orígenes, que fué el primero en mencionarlo, y Eusebio y Jerónimo sabían de la existencia de este poblado; y en su época solía señalarse como el sitio en el que ocurrió el milagro, un barranco muy pendiente donde los montes llegan hasta una corta distancia del lago." (Life of ChrisL página 254, nota.)

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4. Se le ruega a Jesús .que se aparte.—La gente se llenó de miedo al ver el poder que poseía Jesús, según se manifestó en la curación del endemoniado así como en la destrucción de los puercos; sin em­bargo, el segundo de los actos no se llevó a cabo por mandamiento suyo.- Fué ese temor que los pecadores sienten en presencia del justo. No estaban preparados para otras manifestaciones del poder divino» y les causaba terror pensar, en caso de que se ejerciera» cuál de ellos sentiría personalmente el efecto. No obstante, debernos juzgar al pueblo misericordiosamente, si acaso es necesario juzgarlo. Eran paganos en parte y sólo tenían un concepto supersticioso de Dios, La súplica de que Jesús se apartara de ellos nos evoca la exclamación de Simón Pedro al presenciar uno de los milagros de Cristo: "Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador." (Lucas 5:8)

5. "Muer ta" -o "agonizante"—S. Lucas nos dice que la hija de Jairo "se estaba muriendo" cuando el padre afligido solicitó la ayuda del Señor; S. Marcos (5:23) declara que el hombre te informó que su hija estaba "agonizando". Estas dos afirmaciones concuerdan;

NOTAS 345

pero según S. Mateo (9:18) el padre dijo: "Mi hija acaba de morir." Los críticos incrédulos han comentado extensamente lo que ellos consideran inconsecuencia, cuando no contradicción, en estas versiones; y sin embargo, ambas formas en que lo expresan los tres evangelios son palpablemente correctas. Aparentemente la doncella estaba exha­lando sus últimos suspiros, estaba realmente agonizando, cuando salió su padre. Antes de encontrar a Jesús, indudablemente pensó que su hija ya habría fallecido, a pesar de lo cual su fe se mantuvo firme. Sus palabras atestiguan, su confianza de que aun cuando su hija efectivamente había muerto ya, el Maestro podría revivirla. Se hallaba en un estado de grave aflicción mental, mas con todo su fe se sostuvo fuerte.

6. Costumbres orientales de los enlutados.—Desde los tiempos antiquísimos han prevalecido observancias entre los pueblos orientales que a nosotros nos parecen extrañas, tétricas e inopinadas, algunas de las cuales eran comunes entre los judíos en la época de Cristo, igua lmente el luto iba acompañado del ruido y el tumulto» incluso estridentes aullidos por parte de los miembros de la familia afligida y los endechadores profesionales, junto con el alboroto de instrumentos músieos. Geíkie cita el pasaje que Buxlorf ha tomado del Talmud, en el cual se encuentra lo siguiente: "Aun a los pobres de entre los israelitas les era requerido tener por lo menos dos flautistas y una endechadora cuando moría su esposa; pero si era rico, todas las cosas debían hacerse de acuerdo con su situación." En la obra de Smith, Dictipnanj al the Biblc, leemos "El número de palabras (aproxi­madamente once en la lengua hebrea y otras tantas en el griego) empleadas en las Escrituras para expresar los varios hechos típicos de los que estaban de luto, muestra claramente la naturaleza de las costumbres hebreas en este respecto. Parece que se componían principalmente de los siguientes detalles: (1) Golpearse el pecho u otras partes del cuerpo. (2) Llorar y gritar excesivamente, (3) Llevar puesta ropa de colores sombríos. (4) Cantos lamentosos. (5) Fiestas funerarias. (6) Emplear personas, especialmente mujeres, para ende­char. Uno de los rasgos distintivos del luto oriental es lo que podría llamarse su publicidad estudiada y la cuidadosa observancia de cere­monias prescritas. (Génesis 23:2; Job 1:20; 2:8; Isaías 15:3; etc.)"

7. No está muerta, sino duerme.—El relato bíblico no nos deja en la duda de que si la hija de Jairo estaba muerta o no. La declaración de nuestro Señor a los clamorosos endechadores de que "la niña no está muerta, sino duerme" indicaba que el sueño iba a ser de corta duración. Era costumbre rabínica y común de la época referirse a la muerte como un sueño» y los que se burlaron de Jesús dieron inteneionalmente un significado literal a sus palabras, que el contexto difícilmente justifica. Es digno de notarse que el Señor usó una

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expresión equivalente al referirse a la muerte de Lázaro. "Nuestro amigo Lázaro duerme—dijo a los que iban con El—mas voy para despertarle." La interpretación literal que los apóstoles aplicaron a estas palabras dio lugar a que les dijera claramente: "Lázaro ha

muerto." (Juan 11:11-14) Según l.igbtfoot, reconocido como autoridad en el campo de la literatura hebrea, la muerte es frecuentemente llamada sueño en el Talmud,

8. ¿Por qué hacía preguntas Jesús?—liemos considerado ya mu­chos ejemplos de lo que el hombre llamaría conocimiento sobrehumano poseído por Cristo, que le permitía conocer aun los pensamientos. A muchas personas les es difícil reconciliar esta virtud superior y el hecho de que Jesús frecuentemente hacía preguntas aun sobre asuntos de importancia menor. Debemos comprender que ni el conoci­miento completo puede excluir la conveniencia de hacer preguntas, y por otra parte, que n¡ aun la omnisciencia da a entender que siempre se está consciente de todo lo que existe. No cabe duda que debido a su herencia de atributos divinos recibida de su Padre, Jesús tenía el poder para indagar por sí mismo—ayudado por un medio que nadie más tenía—cualquier hecho que deseara saber. No obstante, hallamos que repetidas veces hacía preguntas sobre detalles circunstanciales (Marcos 9:21; 8:27; Mateo 16:13; Lucas 8:45), cosa que hizo aun después de su resurrección. (Lucas 24:41; Juan 21:5; Libro de Mormón, 3 Neíi 17:7).

En los métodos empleados por los mejores maestros humanos se ve la evidecia de que el catequismo es uno tic tos medios más eficaces para desarrollar la mente. En su obra. Notes on the Míreteles (páginas 148, 149), Trench recalca en forma instructiva esta lección compren­dida en la pregunta de nuestro Señor concerniente a la mujer que sanó del flujo de sangre: "Con poca persuasión se llega al convenci­miento de que no habría concordado con la verdad absoluta si el Señor hubiese simulado la ignorancia y hecho la pregunta, sabiendo perfectamente bien, mientras tanto, lo que tácitamente parecía decir que no sabía. ¿Se puede en manera alguna decir que un padre infringe la ley de la verdad más noble si al hallarse entre sus hijos les pre gunta: '¿Quién cometió esta falta?'; aunque ya sabe quién fué, al hacer la pregunta; pero al mismo tiempo deseoso de que el culpable haga una confesión completa y de esa manera pueda colocarse en un estado en que se le puede perdonar? La misma ofensa podría imputarse a la pregunta de Elíseo '¿De dónde vienes, Giezi?' (2 Reyes 5:25), cuando en su corazón sabía donde había estado su siervo; y aun en la pregunta del propio Dios a Adán, '¿Dónde estás tú* (Génesis 3:9), y a Caín. 'Dónde está Abel tu hermano?' (Génesis 4:9) En cada uno de estos casos la pregunta encierra un propósito moral, una oportunidad concedida en el último momento para reparar por lo menos parte del error mediante una confesión franca."

NOTAS 347

9. Los ciegos ven.—En su análisis de la curación milagrosa de los dos ciegos que siguieron a Jesús dentro de la casa, Trench dice: "Aquí hallamos anotada en los Evangelios la primera de las muchas curaciones de ciegos (Mateo 12:22; 20:30; 21:14; Juan 9; o donde se hace alusión a ellas Mateo 11:5); y cada una de ellas es un cumpli­miento literal de la palabra profética de Isaías concerniente a la época del Mesías: "Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos." (35:5) Aun cuando estos milagros son muy frecuentes, ninguno está desprovisto de sus propios rasgos distintivos. No debe maravillarnos el hecho de que fueron tan numerosos, bien sea que los consideremos desde un punto de vista natural o espiritual. No deben sorprendernos, desde el punto de vista natural, si tenemos presente que la ceguera,, es una calamidad mucho más común en el oriente que entre nosotros. Desde el punto de vista espiritual, sólo tenemos que recordar con cuanta frecuencia se considera el pecado como ceguedad moral en las Escrituras (Deuteronomio 28:29; Isaías 59:10; Job 12:25; Sofonías 1:17), y la liberación del pecado como alivio de esta ceguera (Isaías 69» 10; 43:8; Mateo 15:14; Efesios 1:18); y desde luego podemos comprender cuan propio fue que Aquel, que era *la luz del mundo' , efectuara con tanta frecuencia las obras que simbolizaban tan apta­mente esa obra mayor para la cual vino al mundo."

10. La imputación de una agencia satánica.—Notamos que al sanar al sordomudo endemoniado, a lo cual se hizo referencia en el texto, se acusó a Cristo de haberse confabulado con el diablo. A pesar de que la gente» impresionada por la manifestación del poder divino en la curación, exclamó con reverencia: "Nunca se ha visto cosa semejante en Israel", los Fariseos, r e s u e l t o s ^ contrarrestar el buen efecto del ministerio milagroso del Señor, dijeron: "Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios." (Mateo 9:23-34) Para una exposición más amplia de esta acusación, incongruente, y en realidad blasfema, véanse las páginas 281-285 de esta obra.

NOVIEMBRE DE 1962 :" . bibliotecasud.blogspot.com

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CAPITULO 21

LA MISIÓN APOSTÓLICA Y ACONTECIMIENTOS!

RELACIONADOS

Jesús vuelve a Nazaret"

ECORDAREMOS que en los primeros días del minis­terio público de Jesús, el pueblo de Nazaret lo había

rechazado y, echándolo de su sinagoga, intentado matarlo.1* Parece que después de los acontecimientos referidos en nues­tro último capítulo, El volvió al pueblo de su juventud y de nuevo levantó la voz en la sinagoga, misericordiosa­mente dando al pueblo otra oportunidad de aprender y aceptar la verdad. Igual que en la ocasión anterior, los naza­renos manifiestamente expresaron una vez más su asombro por las palabras que decía y las muchas obras milagrosas que efectuaba. No obstante, nuevamente lo rechazaron porque no venía en la manera en que ellos esperaban que se presentara el Mesías, y se negaron a aceptarlo sino como "el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón", todos los cuales, igual que sus hermanas, eran gente común. Viendo que "se escandalizaban de él",c Jesús les re­cordó un proverbio que entonces estaba de moda entre el pueblo: "No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa." La densidad de su incre­dulidad lo hizo maravillarse;0 y por motivo de. su falta de fe no pudo efectuar ninguna obra grande aparte de sanar a un pequeño número de creyentes excepcionales, sobre quienes puso las manos. Saliendo de Nazaret, emprendió su tercera gira por los pueblos y aldeas galileos, predicando y enseñando por el camino."

«Mateo 13: 53-58; Marcos 6: 1-6. bLucas 4: 28-30. Páginas 190-192 de esta obra. «Páginas 270, 290 de esta obra. dPágina 288 de esta obra, Nota 2. eNota 1 al fin del capítulo.

LA MISIÓN APOSTÓLICA 349

Los Doce son comisionados y enviados'

Fué también en esos días que Jesús inició una notable expansión del ministerio del reino, enviando a los Doce a nisiones designadas. Desde el momento de su ordenación, los postóles habían estado con su Señor, aprendiendo de El

por medio de sus discursos públicos y exposiciones privadas y ganando inestimables experiencia y preparación por medio de ese privilegiado y bendito compañerismo. El propósito de su ordenación se ha explicado en esta manera: ". . . para :iue estuviesen con él, y para enviarlos a predicar."* Durante nuchos meses habían sido alumnos bajo la vigilante orien-ación del Maestro; y ahora se les llamaba a emprender los leberes de su vocación como predicadores del evangelio y estigos individuales del Cristo. Como preparativo final se es comisionó categórica y solemnemente." Algunas de las nstrucciones que se les dieron en esta ocasión se refieren en orma particular a su primera misión, de la cual oportuna­mente volvieron e informaron, mientras que las demás nstrucciones y amonestaciones habrían de estar en vigor iurante todo su ministerio, aun después de la ascensión del >eñor.

Se les mandó limitar su ministerio, por lo pronto, "a las vejas perdidas de la casa de Israel", y no hacer propaganda

entre los gentiles,1 ni aun en las ciudades samaritanas. Se trataba de una restricción provisional, impuesta con sabi­duría y prudencia; más tarde, como veremos, se les dijo que evangelizaran a todas las naciones, y que el mundo entero era su campo.J El tema de sus discursos debía ser aquel que habían oído al Maestro predicar: "El reino de los cielos se ha acer­cado." Habrían de ejercer la autoridad del santo sacerdocio según les había sido conferido por ordenación; constituir!?; parte categórica de su misión sanar enfermos, limpiar le­

ñateo 10: 5-42; Marcos 6: 7-13; Lucas 9: 1-6. ^Marcos 3:14. hMateo 10: 5-42; Marcos 6: 7-13; Lucas 9: 1-6. ¡Nota 2 al fin del capítulo. j'Mateo 28: 19; Marcos 16:15. Página 737 de esta obra.

350 JESÚS EL CRISTO

prosos, resucitar muertos y echar afuera demonios según se presentase la ocasión; y les fué mandado que dieran de gracia, tal como habían recibido de gracia. No debían proveerse comodidades personales o necesidades corporales; era menes­ter probar al pueblo para ver si estaba dispuesto a recibir y ayudar a los que vinieran en nombre del Señor; y los, propios apóstoles debían aprender a depender de un Pro­veedor más digno de confianza que el hombre; por tanto, no debían llevar consigno dinero, ropa adicional u otras cosas que fueran simplemente para su mayor conveniencia. Habían de buscar alojamiento en los varios pueblos adonde llegaran, y dejar su bendición sobre cada familia digna que los recibiera. En caso de ser rechazados por una familia o casa o un pueblo entero, habían de sacudir el polvo de sus pies al partir, como testimonio contra el pueblo;* y se decretó que en el día del juicio le iría peor a ese sitio denunciado, que a las impías ciudades de Sodoma y Gomorra, sobre las cuales había descendido fuego del cielo.

Se aconsejó a los apóstoles a que usasen la paciencia, que no ofendieran innecesariamente, sino que fuesen prudentes como serpientes y sencillos como palomas, porque eran en­viados como ovejas en medio de lobos. No debían confiar sin reflexión en el poder de los hombres porque los perse­guirían hombres perversos y los entregarían a los concilios y tribunales y los azotarían en las sinagogas. Además, debían estar preparados para cuando los llevaran ante gobernadores y reyes, y en esta situación extremada debían depender de la inspiración divina con respecto a lo que habían de decir, más bien que de su propia sabiduría, preparación y ir-flexión, "porque no sois vosotros los que habláis—les dijo el Maestro—sino el espíritu de vuestro Padre que obra en vos­otros".1

No habían de confiar ni aun en los vínculos del paren-tezco para ser protegidos, porque las familias serían divididas

kNota 3 al fin del capítulo. 'Mateo 10: 18-20; compárese con Marcos 13:9; Lucas 12: 10-12.

LA MISIÓN APOSTÓLICA 351

por causa de la verdad y el hermano se levantaría contra el hermano, los hijos contra los padres y la contienda resul­tante sería fatal. Les fué dicho a estos siervos de Cristo que serían aborrecidos de todos Jos hombres, pero se les aseguró que sus padecimientos habrían de ser por causa

(Continuará)

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Revelación (Lección 1 — Paro uso de ios Maestros Visitantes en enero de 1963)

Preparado bajo la dirección del Obispado Presidente

Kn la oportunidad» "Liahona" se complace en publicar el mensaje de los Maestros Visi­tantes, a ser utilizado en enero de 1063, medida adoptada a fin de prever la posibilidad de que la recepción de los libros de Temas e Informes se vea demorada por razones técnicas. La publicación de los suplementos se reanudará en el próximo número. (N. del Editor)

A revelación es una cíe las señales de ía iglesia di­vina. El Señor ha dirigido a Su iglesia por medio de

la revelación desde el principio. La iglesia restaurada no se aparta de esta regla, y a este principio distintivo se debe su origen en esta dispensación» Por dieciseis siglos» untes de ¡a organización de esta Iglesia, los prelados cristianos declararon que ya no era necesaria la revelación de Dios al hombre. Fud durante este periodo que se líe\*ó a cabo la gran apostasía, por causa de la cual surgieron incontables iglesias; y aunque cada una de ellas afirmaba ser ía divina, difícilmente concordaban cutre sí en un solo punto de doctrina.

Aun cuando fueron numerosas las revelaciones comunicadas al profeta José Smith, por Jo menos cinco de ellas pueden catalogarse de revelaciones fundamen­tales. Es significante el hecho de que ía primera visión repudió las afirmaciones de todas las sectas religiosas, indicando que ninguna de ellas era aceptable ante Dios, En una ocasión se anunció que la plcntitud del evangelio se daría a conocer al Profeta en una época posterior. Fue esencial porque por esta razón el joven Profeta había recurrido al Señor. En esa visión se restauró el verdadero concepto ele Dios, por tan largo tiempo perdido, dando forma, facciones y personalidades correctas a los miembros de ía Trinidad, a quienes los prelados cristianos habían convertido cu algo impersonal c invisible.

Siguió ía aparición del ángel Morón i a José Smitíi para entregarle las planchas que debían ser traducidas. Con respecto a este libro, el Profeta dijo: "Declare a los hermanos (refiriéndose a ios Doce) que el Libro de Monnón era el más correcto de todos los libros sobre Ja tierra, la clave del arco de nuestra religión; y que un

EL RECOGLMIENTO DE ISRAEL . . . (viene de la pagina 247)

original suelo nativo, la segunda fase del recogimiento de Israel, aunque sí en sus pasos preliminares, no se ha llevado a cabo completa y definiclamente. La presencia de los judíos en Israel, podría facilitar la necesaria predicación del evangelio de Jesucristo entre ellos y, tal como lo encontramos profetizado en Deuteronomío, capítulo 30, lograr que se conviertan al Señor y obedezcan Su voz conforme a todo lo que

Jiombre se acercaría más a Dios siguiendo sus preceptos que Jos de cualquier otro libro." (Knseñanzas del Profeta José Smith, páginas 233-234.)

Las subsiguientes revelaciones fundamentales tuvie­ron que ver con las visitas de Jiaiu el Bautista, y de Pedro, Santiago y /uan, cuando restauraron el Sacer­docio de Aarón y de Melquiscdcc, respectivamente. Estos seres resucitados no solamente restituyeron cJ sacerdocio, sino al mismo tiempo las llaves que pertenecían a dispensaciones anteriores. En estas llaves estaba comprendida la autoridad para administrar las ordenanzas, así como la llave del conocimiento de Dios. Entonces, el 3 de abril de 1836, vinieron EJías, Moisés y Elias el Profeta al Templo de Kírtland, a fin de restaurar las llaves que poseyeron aquellos profetas que en Ja antigüedad habían estado a la cabeza de otras dispensaciones. Elias restauró las llaves, promesas y convenios relacionados con Ja dispensación de Abra-han. Moisés restauró las llaves del recogimiento de Israel. Elias el Profeta restauró Jas JJaves de ligar o sellar, así como las de la presidencia de su época.

Hubo otras revelaciones que explicaron doctrinas, restauraron verdades necesarias, establecieron las leyes del evangelio y estipularon el régimen de la Iglesia. Jamás debemos olvidar que Ja revelación siempre será un elemento importante en la operación de ¡a Iglesia de Jesucristo. Tenemos el deber de obedecer las instruc­ciones de nuestro profeta-presidente. "Porque—como lo afirma Amos—no hará nada Jchová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas." (Amos 3: 7.)

(Maestros Visitantes, inviten a las familias de su distrito a las reuniones sacramentales.)

les ha sido mandado—ellos y sus hijos, con todo su corazón y con toda su alma. Cuando este tiempo llegue, ", . . cuando llegue el día en crean en mí y que yo soy el Cristo/' conforme a las palabras exactas del Señor, la promesa que El hizo a sus padres en cuanto a que "entonces serán restaurados, en la carne^ a los países de su herencia sobre la tierra/* comenzará a cumplirse cabalmente.

Mientras tanto, la primera fase del recogimiento está en efectivo y progresivo desarrollo.

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E

El Evangelio y

Uno Mismo por el presidente David 0. McKay

L salmista nos dice: "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memo­

ria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

"Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra/7 (Salmos 8:4-5)

Desde los albores de la civilización, los directores de la sociedad organizada han estado buscando la respuesta al eterno interrogante: "¿Cuál es el objetivo principal del hombre?" El poeta Carlyle lo contesta diciendo: "Glorificad a Dios y disfrutad de su bondad para siempre."

El profeta José Smith, hablando en nombre del Señor, amplía este concepto declarando:

"Para que se establezca mi convenio sempiterno;

"Para que la plenitud de mi evangelio sea procla­mada por los débiles y sencillos hasta los cabos de la tierra, y ante reyes y gobernantes." (Doc. y Con. 1:22-23)

Posteriormente, el joven profeta dio a luz aquella gran verdad que nos dice que la obra y la gloria de Dios es: "Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre." (Moisés 1:39)

A través de los siglos, tanto los líderes democráticos como los socialistas han deseado siempre una vida mejor que la que disfrutaban. Una vida excelente, tan impor­tante para la felicidad del hombre, ha sido el interro­gante de todas las eras. Sentir la necesidad de una reforma ha sido fácil, pero llevarla a cabo ha resultado ser verdaderamente difícil y la mayor parte de las veces imposible. Aun las ideas sugeridas por los más sabios de los hombres frecuentemente han sido impracticables —algunas veces fantásticas. Sin embargo, en muchos casos el mundo en general ha acusado una mejoría gracias a la diseminación de nuevas ideas, aun cuando los experimentos hayan resultado un fracaso en sus debidas oportunidades.

En tal sentido, la primera mitad del siglo XIX se caracteriza por lo que parece haber sido un senti­miento general de inestabilidad e inquietud, y debido al cual mucha gente vivió desconforme en cuanto a las condiciones económicas y sociales de la época. Ello inspiró a los pensadores a buscar cambios que reme­diaran la situación. En Francia, por ejemplo, supieron tener bastante aceptación las fantásticas teorías de Francois Maríe Charles Fourier. Este hombre intentó describir el futuro histórico de nuestro planeta y de la raza humana, por un espacio de ochenta mil años. En la actualidad, sus libros son rara vez leídos por dguien.

Más tarde, Roberto Owen, un hombre de capaci­tad y visión excepcionales, cuando tenía aproximada-

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mente 19 años de edad, manifestó su disconformidad con las iglesias de su época. El criticó a las mismas, por su desviación de las simples enseñanzas de Jesús, aunque estaba también perturbado por la situación económica del país. Con una verdadera fortuna sobre sus hombros y el apoyo personal del duque de Kent, el padre de la reina Victoria, llegó a las playas del Nuevo Mundo alrededor del año 1823. Adquirió entonces 20.000 acres de tierra en lo que posteriormente llegó a conocerse como New Harmony, Indiana. Allí estable­ció lo que esperó que fuera una sociedad ideal. Pero al cabo de tres años, había perdido 20.000 dólares y su proyecto había fracasado.

un Unos pocos años después, George Ripley, ministro Unitario, concibió un plan que consistía en vivir sencillamente y pensar elevadamente. El y sus amigos fueron Jos fundadores de lo que es hoy conocido como "El Gran Experimento/' Entre sus asociados se destacaron hombres de la talla de Nathaniel Hawthorue y Charles A. Dana; este último llegó a ser asistente del secretario de guerra en el gabinete de Presidente de los Estados Unidos. No obstante, este "gran experi­mento" se desmoronó en 1846.

Como muchas otras personas, yo también creo que los gobiernos, instituciones, y organizaciones existen o han sido fundados principalmente con el proposito de asegurar los derechos, la felicidad y un adecuado desarrollo del carácter del individuo. Y cuando estas organizaciones no logran llevar a cabo su objetivo, su valor y utilidad desaparecen. Quizás consciente de

132a. Conferenc

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ello, Kant dijo: "Considérate a tí mismo y a la humani­dad conforme a los fines, nunca en base a los medios."

En todas las edades del mundo, los hombres han manifestado estar inclinados a ignorar la personalidad de otros, anulando los derechos del hombre mediante la negación de sus posibilidades de progreso, La propia valía del hombre, resulta ser un importante elemento para nuestra tarea de juzgar la honestidad o la in­conveniencia de sus políticas o de sus principios, ya sea en los negocios, o en las actividades gubernativas o sociales.

Las teorías e ideologías manifestadas o declaradas durante el último medio siglo, presentan a la humani­dad los desafíos más críticos y peligrosos que haya jamás enfrentado antes. El presente conflicto mundial que afecta las mentes y las almas de los hombres en la actualidad, lia sido definido por un prominente esta­dista con las siguientes palabras:

"Por un lado, se perfilan aquellos que, creyendo en la dignidad y el valor del individuo, proclaman firmemente su derecho de ser libre de realizar su destino—espiritual, intelectual y materialmente. Por el otro, se destacan los que, negando y desdeñando el valor del individuo, lo someten a la voluntad de un gobierno autoritario, a los dictados de una rígida ideología y a la ruda disciplina de una maquinaria política,

"Este conflicto básico—que tan profundamente está dividiendo al mundo—surge casi simultáneamente con otros cambios y trastornos que agitan la mente

enría General Semí-anual

y los sentidos del hombre. Porque también hay na­ciones enteras que están tratando de saltar desde la Edad de Piedra hasta el siglo XX." (The Future of Federalism, páginas 60 y 61)

Por consiguiente, mis hermanos y hermanas, hoy es­tamos enfrentando el peligro potencial de tener que subyugar nuestros derechos personales y de propiedad. Esta evolución, si logra ser llevada a termino, habrá de ser una triste tragedia para nuestro pueblo. Porque es necesario que reconozcamos que los derechos de pro­piedad son esenciales para la libertad humana.

George Sutherland, ex-juez superior de la corte de los Estados Unidos, declaró lo siguiente: "No es la propiedad en sí lo que protegemos, sino el derecho a la propiedad. De por sí misma, la propiedad no tiene derechos; pero el individuo—el hombre—tiene tres grandes derechos, igualmente sagrados ante toda inter­ferencia arbitraria; el derecho de vivir, el derecho de ser libre y el derecho a su propiedad. Los tres están tan estrechamente relacionados entre sí, que esencial­mente llegan a constituir un solo derecho. Permitir que el hombre viva, pero negarle su libertad, es privarle de todo lo que hace a la vida digna de ser vivida. Asi­mismo, darle libertad pero expropiar su propiedades— que son el fruto y el símbolo de su libertad—significa mantenerlo aún esclavo." (Tomado de un discurso de George Sutherland, pronunciado el 21 de enero de 1921 ante la Sociedad de Abogados del Estado de Nueva York.)

Los lazos mismos de nuestro convenio civil, consti­tuyen el principio que los gobiernos constitucionales. Dicho principio, pese a las pretensiones de tiranos tem­porales, es eterno. Los principios de la tiranía con­sideran que el ser humano es incurablemente egoísta y que por consiguiente no puede gobernarse a sí mismo. Este concepto es totalmente eclipsado por la maravillosa declaración del profeta José Smith, quien dijo que deben enseñarse al pueblo los principios correctos a fin de que pueda capacitarse para gober­narse a sí mismo. Las dictaduras, sin embargo, arguyen que el pueblo debe ser gobernado por el individuo o por una camarilla que generalmente obtiene el poder mediante la subversión o el derramiento ilegal de sangre. Más aún, el pueblo es considerado sin garan­tías o derechos, y todo el régimen es sometido a los planes e intenciones del tirano gobernante.

El 12 de junio de 1955, Sir Percy Spender, em­bajador de Australia en los Estados Unidos, dijo en uno de sus discursos;

"En la actualidad, la libertad—política, económica e individual—yace destruida, o está en vías de serlo, en muchas y grandes áreas del mundo. Y lo ha sido o está siendo destruida, precisamente en nombre de la libertad. La-mente y la moral de los hombres están siendo presas de una confusión alarmante. Y en su lucha malintencionada, aquellos eme no tienen el más mínimo respeto por ella, están falseando la verdad. El enemigo está despojando a los enunciados de la ley de términos tales como Libertad, Derecho y Demo­cracia.

"Una despiadada batalla dialéctica está siendo (pasa a la siguiente plana)

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(viene de la página anterior) librada contra el modo Cristiano de vida, contra la libertad política, contra los derechos del individuo—y todo ello escudado en el nombre mismo de la libertad. Lo negro se identifica como blanco, la tiranía se hace llamar libertad, la esclavitud es representada como democracia y los campos de concentración se erigen en nombre de los derechos del hombre. Esta es la mortífera teoría del comunismo. Y en esta política, aquellos que dan énfasis a la situación económica del hombre—los cuales abundan en muchos de los así llamados "países libres" en el mundo—aquellos que definen al hombre en términos científicos y en base a hechos químicos y a circunstancias accidentales, aquellos que tratan a los seres humanos como "cuerpos materiales", aquellos que niegan al hombre una vida espiritual e individual—cada uno de ellos busca y precipita la destrucción de las instituciones políticas sobre las que descansa la sociedad libre, y a sabiendas o no, apoya la predicación y los objetivos del comu­nismo internacional."

Jesús siempre procuró el bienestar individual del hombre; y todos aquellos que se agrupen y trabajen para el bienestar mutuo de la comunidad, en confor­midad con los principios del evangelio, constituyen el reino de Dios. Durante Su ministerio terrenal, Jesús reveló muchas de las más selectas verdades del evan­gelio. Fué precisamente a través de Su diálogo con Nicodemo, que El dio Su mensaje con respecto al bautismo y al hecho de "nacer de nuevo". Conversando con la mujer de Samaría, dio a saber que aquellos que quisieran adorar a Dios, debían hacerlo "en espíritu y en verdad". Y de la oportunidad en que visitara a María y a Marta, extraemos esta divina declaración: ". . . Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá". (Juan 11:25) En ver­dad, la consideración que Jesús tenía por la personali­dad del individuo fué suprema.

El valor de cada individuo tiene un especial sig-

El presidente David O. McKay, luciendo una hermosa " l e i " (guirnalda de flores) enviada por los Santos de Hawaii, procede a inaugurar la Conferencia.

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nificado para los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Los quórumes, las organizaciones auxiliares, los barrios, las estacas, y aún la Iglesia misma, se han estructurado en pro del bienestar del hombre. Cada una de estas agrupaciones no son sino medios tendientes a un solo fin; y ese solo fin es la felicidad y el valor eterno de cada uno de los hijos de Dios.

Por medio de los barrios, quórumes y organiza­ciones auxiliares, trabajamos teniendo en mente las tres condiciones elementales que habrán de traer más almas al Señor: primero, la inscripción de cada indivi­duo en la Iglesia; segundo, el contacto y la relación personal con él; y tercero, su participación en el ser­vicio de Dios.

Estos tres elementos o condiciones, están ya siendo operados por la Iglesia, pero a menos que fun­cionen cabalmente, habrán de ser ineficaces en la tarea de llevar a cabo los propósitos para los cuales han sido establecidos.

El deber de estas organizaciones, es alistar los nombres de cada uno de los miembros de la Iglesia que estén comprendidos dentro de sus respectivas jurisdicciones; más aún, deben también conocer las condiciones bajo las cuales cada persona vive; y esto se hace únicamente mediante el contacto personal con ellos. Sin embargo, no es suficiente conocerles ni tam­poco visitarles, porque ninguna persona puede estar satisfecha con los principios y doctrinas del evangelio, a menos que viva y se comporte conforme a los mismos. La doctrina declarada por el Señor de que "el que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios," (Juan 7:17), es una ley funda­mental para el crecimiento espiritual.

Si cada uno de vosotros, los oficiales y maestros del barrio, de la estaca o de las organizaciones auxi­liares; si cada uno de los miles de vosotros, los que poseéis el sacerdocio, ayudara a un individuo a obtener una vida mejor, y como dice el Señor, "trabajareis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo, y me trajereis, aun cuando fuere una sola alma, ¡cuan grande no será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!" (Doc. y Con. 18:15)

En la actualidad, muchas naciones han perdido su independencia; el hombre, vencido, ha sido obli­gado a trabajar para sus conquistadores; sus bienes le han sido expropiados sin retribución alguna; millones de personas han sido privadas de toda garantía de libertad personal.

La fuerza y la compulsión nunca habrán de esta­blecer una sociedad ideal. Esta solo puede obtenerse mediante la íntima transformación del alma del individuo—una vida redimida del pecado y enaltecida por la comunión con la voluntad divina. Los hombres debieran apartarse de todo sentimiento egoísta, dedi­cando sus habilidades, sus posesiones, sus vidas—si necesario fuere—, sus fortunas y aun su sagrado honor, al alivio de las enfermedades de la humanidad. El odio debe ser reemplazado por la simpatía y la pa­ciencia. Porque la paz y la verdadera prosperidad se obtienen solo conformando nuestras vidas a la ley del amor, que es la ley básica de los principios del evan-

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gelio de Jesucristo. Una simple apreciación de las éticas sociales de jesús, no es suficiente—¡los cora­zones de los hombres deben ser cambiados!

En estos días de incertidumbre e inquietud, la responsabilidad más grande y el deber más sublime de los pueblos que aman la libertad, consiste en preservar y proclamar la libertad del individuo, su

N su primera Epístola universal, S. Pedro nos dice lo siguiente:

"Porque es tiempo de que el juicio comience por la Casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál sera el fin de aquellos que no obedecen al evan­gelio de Dios?" (1 Pedro 4:17.)

El Apóstol caracteriza aquí a la Iglesia como la Casa de Dios y de hecho da a entender que sus habi­tantes son los que obedecen su evangelio. Esta profó-tica declaración no es ambigua. "Obedecer el evan­gelio del Señor" debiera ser nuestra bandera» porque no existe otro sendero que nos lleve a la realización del propósito más alto de la vida. Es satisfactorio saber que no necesitamos deambular por la vida sin objeto, inseguros o inciertos, encontrando al final de nuestro viaje sólo, duda, temor o inquietudes. Un plan definido nos ha sido dado. Todo lo que tenemos que hacer es entenderlo, aceptarlo y obedecerlo. Ello nos traerá la paz y nos asegurará hospedaje en la Casa del Señor.

Sabemos que "el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree," como Pablo enfática­mente lo declaró a los Romanos. Y los primeros prin­cipios y ordenanzas de este evangelio son:

Primero, fe en el Señor Jesucristo.

Segundo, arrepentimiento.

Tercero, bautismo por inmersión para la remisión de pecados.

Y cuarto, imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo.

El evangelio es simple, inequívoco y comprensible para todos aquellos que deseen conocerlo. Es un "poder" natural, razonable y armónico, conducente a la independencia, la paz, la felicidad y la seguridad de los hombres; pero sólo pueden apreciarlo los que lo aceptan y conforman sus propias vidas a sus enseñanzas. Sus recompensas son, para los fíeles, obvias y numerosas. Tal como la adquisición de cualquier cosa valiosa, requiere deseo y esfuerzo consistentes. Por supuesto, difiere grandemente de la obtención de cosas terrenales. Estas cosas van y vienen; su disfrute es temporal y superficial. Los beneficios y las bendiciones de la fe y la obediencia, sin embargo, son sempiternas. Los productos del espíritu son de valor incalculable. En verdad, gracias a las bendiciones que la obediencia provee, podemos

relación con Dios y la necesidad de obedecer los principios del evangelio de Jesucristo. Sólo de esta manera podrá la humanidad encontrar paz y felicidad.

Que el Señor ilumine nuestras mentes para que podamos comprender nuestras responsabilidades, pro­clamar la verdad y mantener la libertad en todo el mundo, ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.

vivir más cerca de Dios y de nuestros semejantes, y apreciar mucho más nuestras posesiones terrenales en todo sentido.

Podernos decir que las recompensas consecuentes a nuestra obediencia a las ordenanzas y principios del evangelio, están a nuestra disposición aquí y ahora mismo. No es necesario que esperemos anticipada­mente las eternas bendiciones que nos esperan en la inmortalidad, para justificar nuestra obediencia en esta vida a los principios del evangelio. Podemos llegar a ser partícipes de la naturaleza divina, eventual y progresivamente, desde el comienzo mismo de nuestra conversión, aun hasta el ocaso de nuestras vidas, si somos fieles. Si nos abrazamos a la fe y vivimos con­forme a ella, jamás tendremos dudas en cuanto a la proximidad del Señor. El precio que pagamos por rendir obediencia a las leyes del evangelio, resulta insignificante cuando lo comparamos con sus valiosos resultados. Recordaremos que Jesús respondió al joven rico:

". . . Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, y sigúeme." (Mateo 19:21.)

En otro favorito pasaje de las Escrituras, el Señor amplía este concepto del renunciamiento, con estas palabras:

"Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a tí, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien lias enviado." (Juan 17:3.)

Al predicar entre los hombres el conocimiento verdadero de Dios, damos cumplimiento al propósito definido por las Escrituras modernas:

"Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre." (Moisés 1:39.)

Nuestra tarea, por consiguiente, es fomentar el conocimiento de Dios, de manera que todos los que escuchen puedan llegar a conocerle y entrar entonces en el camino de la inmortalidad y la vida eterna. Y una vez que hayamos entendido a Dios y a Sus propó­sitos, podremos decir como David en la antigüedad:

"Mas yo en tu misericordia he confiado; mi cora­zón se alegrará en tu salvación." (Salmos 13:5)

Habiendo aceptado el reino de Dios, pasando a (pasa a la siguiente plana)

Obedezcamos el Evangelio por el presidente Henry D. Moyle

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(viene de ta pagina anterior) ser miembros de Su Iglesia y obedeciendo Sus manda­mientos, nuestro trabajo se facilita. Porque tendremos entonces conciencia de la real existencia de Dios, y1 el Espíritu Santo se hace nuestro guía y consolador. -

Nuestra conversión puede no ser necesariamente tan repentina como la del eunuco que Felipe se sintió inspirado bautizar, tal cual lo relata el libro de los Hechos:

"Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?

"Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien "puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

"Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó." (Hechos 8: 36-38.)

Tampoco es preciso que nuestra conversión sea tan milagrosa como la de Pablo. Por el contrario, la conversión de una persona debe ser privativa y per­sonal. Todo investigador que busque la verdad puede obtener, a su manera, el testimonio del Espíritu Santo de que Jesús es el Cristo. Porque toda real conver­sión, no importa cuan elemental haya sido, provee a todos los individuos del mismo testimonio en cuanto a la divina misión de nuestro Señor y Salvador. Y cuando recibimos este testimonio, podemos proclamar que Jesús es el Hijo de Dios.

En esto consiste la labor de todo misionero mor-món, cualquiera sea la parte del mundo a donde haya sido emiado. Y es éste el testimonio que todo aquel que se convierte a la Iglesia obtiene. Pero hay aún algo más; cuando este conocimiento de que Jesús es el Cristo se hace nuestro, sentimos el deseo de posi­bilitar para otros la oportunidad que nosotros hemos recibido. Por consiguiente, no sólo es fácil sino natural para cada miembro de la Iglesia, bajo la inspiración

"Et necesario que sepamos cómo prepararnos para el día. del juicio/' amonestó el presidente ,-Henry D. Moyle durante su discurso.

del Espíritu Santo, ser un misionero. En 1829, el Señor declaró al profeta José Smith:

"Ahora, he aquí, una obra maravillosa está para aparecer entre los hijos de los hombres.-

"Por lo tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis.con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día." (Doc. y Con. 4: 1-2.)

Todos podemos embarcarnos en el servicio de Dios mediante la fe, el arrepentimiento, el bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Y de esta manera, como dijimos al principio, todo miembro de la Iglesia, mediante su fe y su fidelidad, pasa a ser un habitante de la Casa de Dios.

Por todas partes oímos decir que sólo basta con­fesar que "Jesús es el Cristo" para ser salvo. Sin em­bargo, es necesario que conozcamos a Cristo, a fin de que podamos llegar a ser parte de Su casa y prepararnos para el día del juicio, que habrá de comenzar en ella. Los moradores de una casa general­mente conocen al jefe del hogar. No podemos conocer a Dios o ser salvos sólo por la gracia. La gracia del Señor es, en verdad, enormemente importante para la redención de nuestros pecados. Su sacrificio expiatorio es la fundación misma de nuestra salvación, tanto de los efectos de la caída de Adán como de nuestras pro­pias transgresiones. Es en virtud de Su vida, sufrimiento, crucifixión y resurrección que llegamos a ser bene­ficiarios de la expiación. El realizó por nosotros una tarea que no éramos capaces de realizar nosotros mis­mos. Y como consecuencia de ello, toda la humanidad será resucitada de la muerte.

Nuestra resurrección habrá de colocarnos ante el tribunal de Dios. Allí nos vio Juan el Revelador, quien así lo relata:

"Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fué abierto, el cual es el libro de la Vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras." (Apocalipsis 20:12.)

Cuando es llevado a la práctica, el plan del evan­gelio nos trae la remisión de nuestros pecados en la vida mortal. Pero debemos actuar por nosotros mismos:, puesto que no podemos depender o confiar en nadie para ser absueltos de nuestras propias transgresiones.

La respuesta dada por Pedro a la multitud en el día de Pentecostés, es de alcance universal aún en la actualidad:

"Sepa, pues, eiertísímamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

"Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

"Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hechos 2: 36-38.)

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Cuan instructivo es también al respecto el siguiente pasaje de la Epístola a los Hebreos:

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." (Hebreos 11:6.)

Es necesario que sepamos cómo prepararnos para el día del juicio sobre el cual profetizó Pedro. Es a través del bautismo para la remisión de nuestros peca­dos, que podremos alcanzar nuestra exaltación en las mansiones del Padre Eterno. El Libro de Mormón nos dice:

**. , . Así que esta vida llegó a ser un estado de probación; un tiempo de preparación para presentarse ante Dios; . . ." (Alma 12:24.)

No importa lo que sea, todo lo que hagamos debe estar efectivamente fundamentado en la fe, el arrepentimiento y las obras buenas. Aun nuestros mismos pecados no habrán de desalentarnos si tene­mos dentro de nosotros la voluntad necesaria para sobreponernos a ellos. Isaías escribió:

"Venid luego, dice jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana." (Isaías 1: 18)

Nada es imposible cuando tenemos el don del Espíritu Santo, nuestro consolador, y la inspiración divina. No en vano el don del Espíritu Santo llega a nosotros a través de un conducto claramente definido. Gracias a El nuestro testimonio del Señor es confir­mado. Aprendemos la verdad, y la fe se hace fuerza generadora en nuestras vidas. También por medio de El, nuestra honestidad se ve reconfortada. El salmista nos hizo llegar estas inspiradas palabras:

"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré nial alguno, porque Tú estarás conmigo; tu vara y tu callado me infundirán aliento." (Salmos 23:4.)

"Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién te­meré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?" (Ibid., 27:1.)

Sabido es que en nuestro viaje a través de la vida necesitamos ayuda, fuerza y seguridad. José Smith en su juventud aceptó seriamente la promesa de Santiago, tal cual la encontramos en la Biblia:

"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada." (Santiago 1:5.)

Como respuesta a su humilde oración el Padre y el H i j o le visitaron, encomendándole el restablecimiento de la Iglesia y el reino de Dios sobre la tierra en estos últimos días. Y en la actualidad Dios continúa escu­chando y respondiendo las oraciones de Su pueblo.

Ahora bien, cuando nuestro arrepentimiento es sincero, tratamos de esquivar el mal y buscar las cosas mejores de la vida; oramos, leemos las Escrituras, nos guiamos conforme a los ejemplos y el ministerio de Jesucristo durante su vida terrenal, obtenemos el tes­timonio de que las Escrituras son verídicas, y apren­demos a aprovechar la luz esencial de la verdad en nuestra búsqueda por un cabal conocimiento de

Dios y en cuanto a nuestra responsabilidad hacia El y hacia nosotros mismos. Por medio de la oración y leyendo las Escrituras llegamos pronto a descubrir nuestra relación con el Señor. Y entonces aceptamos la invitación de Jesucristo:

"Venid a mí, todos que estáis trabajados y carga­dos, y yo os haré descansar.

"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas:

"Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga," (Mateo 11: 28-30.)

En los comienzos de esta última dispensación, el Señor dijo al profeta José Smith:

"Y por vuestras manos haré una obra maravillosa entre los hijos de los hombres, para convencer a muchos de ellos de sus pecados, para que tengan el arrepenti­miento y el reino de mi Padre.

"Así es que, las bendiciones que os doy son mayores que todas las cosas." (Doc. y Con. 18: 44-45.)

Antes de que el día del juicio llegue—juicio que de acuerdo con las palabras que Pedro ha de comen­zar con la casa de Dios—el Nuevo Testamento nos dice que muchos acontecimientos grandes y gloriosos habrán de llevarse a cabo en estos últimos días. Las revelaciones de Juan, por ejemplo, afirman que la restauración del evangelio sobre la tierra se efectuará antes del día del juicio final:

"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los mora­dores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.

"Diciendo a gran voz: temed a Dios, y dadle gloría, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquél que. hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." (Apocalipsis 14: 6-7.)

Firme y honestamente declaramos que por medio del profeta José Smith, que fué un instrumento en las manos de Dios, el evangelio sempiterno de Jesucristo ha sido restaurado sobre la tierra, tal como lo pro­fetizó Juan el Revelador. Invitamos a toda la humani­dad a investigar nuestras declaraciones, y a comprobar nuestra afirmación de que los principios y ordenanzas del evangelio, en toda su pureza, nos han sido nueva­mente dados a través de la ministración de ángeles. ;

No mucho después de la.visitación angélica, Pedro, Santiago y Juan, como seres resucitados, aparecieron a José Smith y Oliverio Cowdery, a quienes impusieron las manos y les confirieron el sacerdocio de Diós.;

Habiendo sido expresamente comisionado para ello por Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo, José Smith procedió a organizar, el 6 de abril de 1830, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en el estado de Nueva York, (E.U.A.) Desde entonces, esta divina organización ha crecido firmemente, durante ciento treinta y dos años, de seis miembros con que originalmente contó, a dos millones de personas diseminadas por casi todas partes del mundo.

Nuestro mensaje da cumplimiento a las profecías antiguas. Todos los que han conformado sus vidas con

(pasa a la siguiente plana) -'"'

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(viene de la página anterior) los principios del evangelio, se unen con nosotros hoy para testificar que una vez más Dios ha conferido Su sacerdocio al hombre, a fin de que éste pueda predicar el plan del Señor y administrar sus ordenanzas. Y es en virtud de este sacerdocio que nosotros llamamos al arrepentimiento a toda la humanidad, testificando que mediante la fe en Dios, el arrepentimiento de nuestros pecados, el bautismo para la remisión de los mismos y la recepción del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos, podremos volver a la presencia del Señor y allí disfrutar de la exaltación eterna.

Nuestros misioneros, a través de todo el mundo, son portadores de este sacerdocio divinamente restau­rado, y están listos y preparados para ayudaros en la búsqueda de la verdad. Ellos os habrán de mani­festar su testimonio de que Jesucristo vive y que El es el Hijo de Dios. En verdad, todos nosotros, los miembros de la Iglesia, tenemos idéntica responsabili­dad a la que el Señor dio a Sus apóstoles en el Meridiano de los Tiempos:

"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

Nuestro Conocimiento Acerca de Dios por el presidente Hugh B. Brown

A LA par que un gran honor, es para mí una seria responsabilidad ésta de tener que hablar ante

una numerosa audiencia—responsabilidad que me hace buscar humildemente la orientación y asistencia divina, especialmente porque voy a referirme a Dios y a la verdad.

Leamos en el Evangelio según S. Juan, las pala­bras aquellas del Salvador:

". . . Si vosotros permaneciereis en mis palabras, seréis verdaderamente mis discípulos;

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Juan 8: 31-32.)

Más adelante, en el capítulo 17 del mismo libro, el Apóstol nos transcribe esta otra declaración del Señor:

; "Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has ehviado.w/fcidL,17:3.)

La primera Escritura mencionada nos promete que si permanecemos en. la palabra del Señor, conoceremos la verdad y seremos libres; y la segunda nos hace saber que la vida eterna consiste en conocer a Dios. Ambas declaraciones constituyen y definen una eterna demanda,- porque obtener un completo conocimiento de la verdad y de Dios,'es una empresa infinita.

/Enseñándoles que guarden todas las cosas que os, he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta en fin del mundo. Amén/' (Mateo 28: 19-20.)

A través de nuestro sincero empeño por dar cumplimiento hoy a la comisión que Cristo dio a Sus discípulos en la antigüedad, estamos tratando con­tinuamente, mediante nuestras labores misioneras, de prepararnos nosotros mismos y ayudar a nuestros semejantes—todos aquellos que reciban nuestro men­saje—a prepararse para el día del juicio final. Qui­siéramos que todos nuestros semejantes pudieran ser dichos, como Pablo dijo a los Efesios:

". . . Ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

"Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesu­cristo mismo . . ." (Efesios 2: 19-20.)

En conclusión, quiero daros mi testimonio de que Jesucristo vive y que Su misión sobre la tierra fué divina. Que El es el Unigénito del Padre y la cabeza de esta Iglesia restaurada. Y lo hago con humildad, en el nombre de Jesucristo. Amén.

Varios de nuestros discursantes nos han dicho que estamos viviendo momentos de tremenda importancia. En efecto, en la actualidad vivimos la época más trascendental que hayan jamás registrado los anales de la raza humana. Esto ha sido confirmado por los más destacados eruditos de todo el mundo, cada vez que han analizado las evoluciones, revoluciones y reformas de la historia. Los pueblos civilizados de la tierra están empezando a reparar en la creciente complejidad de nuestra civilización y del casi milagroso desarrollo y mejoramiendo alcanzado en los medios de transporte y comunicación, no solamente en la faz internacional sino en la interplanetaria.

En medio del avance rápido y sin precedentes resultante de los distintos descubrimientos en las varias ramas de la ciencia, ¿no sería lógico y razonable esperar alguna nueva actividad, un pensamiento nuevo o aun una nueva revelación en la dimensión espiritual —la más importante de la vida humana?

A. Paul Davis ha dicho: "El mundo es demasiado peligroso para someterse a otra cosa que no sea la verdad, y demasiado pequeño para cobijar algo que no sea la fraternidad humana." En verdad, un mundo que está siendo constantemente amenazado de ser extinguido por las bombas, los cohetes teledirigidos y las pruebas atómicas, necesita de la solidaridad social, moral y espiritual de los hombres.

Muchas personas, incluso algunos eruditos y profesores, ignoran el hecho de que aun en los campos de la teología y la religión se han producido también algunos cambios de conceptos, y que los mismos son de gran importancia y consecuencia, puesto que estas áreas comprenden todos los otros campos de interés y actividad general.

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La fofo nos muestra al presidente Hugh B. Brown, en momentos de pronunciar su discurso. "En nuestra búsqueda por la verdad—dijo -debemos alejarnos de los prejuicios"

El aspecto más curioso y significativo con respecto a la eterna búsqueda de la verdad por parte del hombre, es su continuo e imperante intento de encontrarse y explicarse a sí mismo y determinar su relación con el universo en el cual él evoluciona, o en una palabra, descifrar el fenómeno de la vida. Las preguntas "¿de dónde, adonde y por qué?" han persistido a través de las edades.

Toda investigación sincera y devota revela que Dios es nuestro Padre y que El es una persona; que Su gloria es la inteligencia y que El tuvo un propósito, una voluntad y un plan cuando creó el universo y dis­puso una vida terrenal para el hombre.

Dios es algo más que una personalidad; en verdad, lo que el mejor de los hombres representa, El lo es en un grado perfecto. Tener fe en un Dios personal al que puede referirse como au "Padre", da al hombre un sentido de dignidad espiritual y le provee de un ideal sublime para el mas noble de sus empeños. Y perseverando en esa Fe, habrá de obtener respuesta progresivas a los inquietantes y eternos enigmas del origen, el propósito y el destino de la Creación.

En los tiempos bíblicos, los profetas eran los directores del pensamiento de los pueblos; en cierto modo, ellos fueron científicos espirituales que trans­vasaban el inagotable depósito de la verdad por medio de la directa revelación divina.

La verdadera religión es vital para la humanidad; por consiguiente, sus maestros y discípulos deben buscar y entender la verdad, abogando constantemente por la misma. Y esta verdad demandará nuestra lealtad y traerá a los hombres la libertad prometida.

A los fines de que la religión se mantenga a la par de todo otro interés humano, y pueda refutar los falsos argumentos del comunismo—de que no hay Dios, que Cristo es un mito y que la religión es nociva —es necesario que el hombre reexamine sus creencias y las formule en un credo definido. Debe comparar sus organizaciones, sus procedimientos y aun su teo-

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logia misma, con las enseñanzas de la Santa Biblia. Es menester que exista una organización idéntica a la establecida por Jesucristo según el Nuevo Testa­mento, Y se haca entonces un deber do la humanidad el identificarla.

En nuestra búsqueda por la verdad, debemos asi­mismo alejarnos de los prejuicios, porque éstos no hacen otra cosa que cerrar nuestras mentes. El pre­juicio ha sido definido como "una vaga opinión que carece de evidencia o apoyo/' Por consiguiente, tratemos de estudiar concienzuda y devotamente el Antiguo y el Nuevo Testamento y tengamos fe en el Dios de la Santa Biblia, el Dios conocido y testificado por Abrahán, Isaac y Jacob como Jchová, y por Pedro, Santiago y Juan como el Mesías. Y dicho estudio nos revelará que Dios no es un soberano autócrata, sino un Padre amoroso y personal. Esta doctrina de la paternidad universal de Dios constituye el fundamento de nuestra fe en la hermandad de los hombres.

Muchos de nuestros amigos indudablemente que­rrán saber cuáles son nuestras creencias y doctrina. Aunque no enunciamos un credo completo, el primero de los Presidentes de la Iglesia en esta dispensación definió como una simple declaración de creencias de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los llamados "Artículos de Fe", que comprenden la doctrina fundamental y característica del evangelio enseñado por la Iglesia en el Meridiano de los Tiempos. El primero de estos Artículos declara: "Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesu­cristo, y en el Espíritu Santo." Ello demuestra y confirma al mundo que los Mormones somos Cris­tianos.

Esta declaración de creencias nunca pretendió ser una completa y final exposición de los credos y doctrinas de la Iglesia, puesto que recibimos y es­peramos seguir recibiendo una continua revelación divina. En efecto, el noveno Artículo de Fe dice: "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes el reino de Dios."

Los Artículos de Fe son una declaración autori­zada; sin embargo, sólo constituyen una definición del estudio y la teología de la Iglesia.

Como ciencia, la teología ha sido definida como el campo de conocimiento que se refiere a la relación entre Dios y el hombre, y al propósito cooperativo de ambos. Mientras la teología apela principalmente al intelecto del individuo, la religión comulga con su corazón y le inspira a vivir conforme el conocimiento que ha obtenido. La teología puede reducirse o limi­tarse sólo a la dicción, pero la religión demanda activi­dad, porque comprende el empeño del hombre por adaptarse a sí mismo a los hechos de la existencia tal como han sido revelados por el Autor y Creador de todas las cosas.

Dios es la fuente de toda verdad, conocimiento y sabiduría, y siendo que la teología y la religión tratan principalmente acerca de la existencia de Dios y nuestra relación .hacia El, no parece obvio que ambas

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(viene de la página anterior) materias formen una combinación que pueda consi­derarse como la emperatriz de las ciencias, pero puesto que abarca todas las verdades, comprende todas las ciencias. Ambas tiene que ver con el origen, propósito y destino del hombres, con los principios que rigen la creación de los mundos y con las leyes de Dios -frecuentemente identificadas como las "leyes de la naturaleza." Dios mismo, desde el principio, ha sido el Gran Científico que ha enseñado Sus verdades a los hombres mediante manifestaciones personales o a través de la ministración de Sus siervos escogidos.

Por supuesto, cuando el estudiante llega a los linderos de su conocimiento, debe someterse a la fe y continuar entonces, por medio de ella, su búsqueda. Como Cristóbal Colón, debe saber "confiar en las invencibles inclinaciones del alma." Porque si bien la ciencia es edificada en base a los hechos, su arquitecto principal es la fe.

El doctor James E. Talmage dijo: "Aunque el velo de la mortalidad con su densa niebla podrá evitar que la luz de la divina presencia llegue al corazón pecador, esa cortina separadora se puede descorrer y la luz celestial brillar en el alma justa. El oído atento, sintonizado con la música celestial, ha escuchado la voz de Dios declarar su personalidad y voluntad; el ojo, libre de las motas y vigas del pecado, sin otra mira que la de buscar la verdad, ha visto la mano de Dios; dentro del alma debidamente purificada por la devoción y la humildad se ha revelado la voluntad de Dios." (Artículos de Fe, página 331.)

Todo honesto investigador debe estar preparado para ir doquiera que la verdad le lleve; y ésta es frecuentemente hallada donde menos se espera. Sin temores ni prejuicios, debe tener siempre presente que "los hechos son mucho más importantes y podero­sos que toda creencia equivocada—no importa cuan desagradables sean esos hechos o cuan complaciente resulte dicha creencia."

Puesto que Dios es nuestro Padre y la fuente de toda verdad, y siendo que nuestro interés primordial es obtener la vida eterna—lo cual consiste en conocerle —, indudablemente un estudio imparcial y valiente de Su naturaleza y de Su plan divino, será nuestra recom­pensa más interesante y permanente. Sin duda fué esta consideración lo que inspiró a Juan, cuando dijo:

"Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es." (1 Juan 3: 2.)

El evangelio restaurado de Jesucristo—que noso­tros proclamamos—cuando es comprendido cabalmente y aceptado, es un poder que habrá de unir a todos los hombres en una causa común—y recién entonces podrán los adelantos y los descubrimientos científicos ser utilizados realmente en beneficio de la humanidad. Y sólo entonces tendremos paz. El conocimiento de la verdad habrá de ayudar a los hombres a ser libres, ya sea que llegue a ellos por revelación directa—como en el caso de los profetas—, mediante las Escrituras, a través de los experimentos y las investigaciones en los laboratorios de la ciencia, por medio de los

vuelos espaciales o cómo resultado de la oración íntima y sincera—como en el caso del joven José Smitli.

La religión no solamente tiene que ver con la vida interior del individuo, sino—y principalmente— con la vida eterna del hombre, que no es sino una continuación de su propia identidad y personalidad en el reino espiritual de la inmortalidad. La religión provee de significado, propósito y orientación a esa instintiva curiosidad que es la empresa infinita del hombre, inspirándole un insaciable deseo por mayores conocimientos acerca de sí mismo, de su universo y de su Dios. El investigador sincero, como Shakespeare lo asegura, "encuentra expresión en los árboles, libros en los murmurantes arroyuelos, sermones en las piedras y el bien en cada cosa/"

El hombre está continuamente luchando con los problemas relativos a cómo ordenar sus reacciones y encontrar la paz en medio de las diversas y confusas experiencias que se amalgaman en las diarias activi­dades de su cuerpo, su mente y su- espíritu. Nada mejor que la religión, pues, para que pueda lograr una tranquilidad espiritual desprovista de angustias y desasosiegos.

Las doctrinas básicas y fundamentales de la Iglesia primitiva, fueron reveladas directamente por Dios el Padre mediante Su Hijo Jesucristo. Tanto Su vida terrenal entre los hombres, como Su crucifixión, resu­rrección y ascención a los cielos, proclaman la eterna verdad de que El fué y es un Ser personal' y físico. Y dé ello, humildemente damos testimonio. Nacido de una mujer mortal, creció en Su niñez y se hizo maduro en Su juventud, y como la Epístola a los Hebreos declara: ". . . habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen." (Hebreos 5: 9.)

Jesús fué y es Jehová, Dios el Hijo, de identidad separada y distinta pero trabajando en completa unidad con Elohim, Dios el Padre—a cuya imagen fué creado el hombre.

El anuncio de nuevas y continuas revelaciones de-Dios es más trascendental, más tranquilizador y más estimulante, tanto en la faz nacional como internacional para todos los pueblos, que cualquier descubrimiento atómico o asombroso cometido científico en la actua­lidad.

Debemos tratar de conocer la palabra y la voluntad de Dios con respecto a nosotros—individual y colectiva­mente—pero para ello no es necesario que descansemos enteramente en las revelaciones dadas a otros pueblos del pasado. Cada uno de los profetas, sucesivamente, agregó algo a las revelaciones anteriores. Aunque muchas de las instrucciones contenidas en las Escri­turas son aplicables en nuestra propia época y con­dición, os aseguramos, humildemente pero con la sinceridad nacida del testimonio, que Dios revela y aún revelará Su palabra por medio de Sus siervos escogidos. Nosotros proclamamos una nueva revela­ción celestial, una nueva visión y entendimiento acerca de Dios y de Su Hijo Jesucristo, una nueva interpre­tación de la verdad y también una nueva delegación de la autoridad divina al hombre. La revelación continua ubica a la religión a la vanguardia del progreso hu-

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mano. Declaramos que ha sido iniciada, bajo la inspiración y guía del Señor, la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, a la cual el apóstol Pablo hizo alusión cuando declaró que en ella serían reunidas todas las cosas en Cristo, "así las que están en los cielos, corno las que están en la tierra/* (Efcsios 1:10.)

El dinámico y vital mensaje del Mormonismo es que hay en los cielos un Dios personal. El es omni­potente, omniscente y omnipresente. Su poder no ha sido debilitado ni Su soberanía derrocada; El no ha disminuido Su amor por nosotros ni ha cambiado de parecer; Su plan no ha fracasado ni fracasará jamás. Damos testimonio solemne de que Su director ejecu­tivo en la Creación y en la administración de éste y los otros mundos, es Jesucristo, el Señor, Su Hijo, el Redentor del universo.

La fundación de esta Iglesia descansa sobre los

cimientos de la revelación. Gracias a ella, el hombre ha recuperado el conocimiento acerca del carácter, la personalidad y los propósitos de Dios, cuyo reino ha sido establecido tal como lo predijeran Daniel y otros profetas de la antigüedad.

Un ángel ha cruzado los cielos en estos últimos días, confirmando así la visión de Juan el Revelador:

"Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los mora­dores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,

"Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas." (Apocalipsis 14: 6-7.)

Que esta declaración es verídica y divinamente inspirada, testificamos humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.

los amados directores de la Iglesia escuchan atentamente a los discursantes de la 132a. Conferencia Anual. De izquierda a derecha, los presidentes Henry D. Moyle, David O. McKay y Hugh B. Brov/n, de la Primera Presidencia, y José Fielding Smith, del Consejo de los Doce.

Con su tradicional y simpática afabi l idad, el venerable Profeta saluda a la multitud que acostumbra a esperarle a la salida de cada una de las sesiones de las Conferencias "para verle de cerca" y estrechar sus manos; esto ocurre varias veces durante la semana correspondiente.

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El Comité de Estadísticas e Informes Preparado bajo la dirección del Comité General del

Sacerdocio de Melquisedec

(Tomado de the Improvemént Era)

A finalidad de los programas del quorum del Sacer­docio de Melquisedec, es fomentar la constante

actividad y fraternidad entre sus miembros. La activi­dad puede ser fácilmente regulada y constituye un factor primordial; pero la fraternidad, junto con el amor y la lealtad que engendra, es aún mucho más importante.

Si el quorum tiene un verdadero espíritu de fraternidad, habrá una íntima satisfacción en cada una de sus actividades que proveerá de un gozo real a sus tareas. Sin el mismo, podrá un miembro experimentar algo de una cierta lealtad, pero no estará enteramente satisfecho.

. Estos factores se obtienen mediante los comités de Bienestar Personal y de Participación en la Iglesia. Y para poder no solamente registrar sino también con­servar balanceados estos objetivos, el quorum del Sacerdocio de Melquisedec opera otro comité igual­mente importante: el de Estadísticas e Informes.

Algunas observaciones

Una sabia presidencia de quorum, para poder trabajar eficazmente, deberá saber lo siguiente acerca de cada uno de sus miembros:

1. El número de veces que durante el año un miembro es invitado a realizar un servicio o llevar a cabo una asignación.

2. El número de veces que este miembro ha acep­tado dichas invitaciones.

3. Su asistencia a las reuniones semanales del quorum o grupo.

4. Su asistencia a la reunión mensual de negocios. 5. Su asistencia con su familia a las Reuniones

Sacramentales. Además de esto, debe tenerse presente la infor­

mación confidencial resultante de la entrevista anual, efectuada por la presidencia del quorum:

6. Pago de diezmos (total o parcialmente). 7. Observancia de la Palabra de Sabiduría. 8. Práctica de la oración familiar. Todo esto parece ser información suficiente para

el registro de un solo hombre. Sin embargo, todos estos datos son obtenidos por uno u otro grupo y la necesidad inmediata consiste en compilarlos en orden para considerarlos eficazmente.

El Comité de Estadísticas e Informes cumple dos funciones, principales en este particular:

A. Ordena todo el material informativo; y

B. Clasifica dicha información.

En cada reunión de presidencia, debe prestarse especial consideración a cada miembro del quorum. Y para tal fin, la misma necesitará los servicios de un eficiente Comité de Estadísticas e Informes. Habiendo hecho bien su trabajo, el Director de este comité—uno de los Consejeros de la Presidencia del Quorum—, tendrá entonces delante suyo una tarjeta o registro que provea toda la información requerida.

Una pregunta podrá surgir: ¿Está activándose el hermano Tal? Si no, ¿cuántas oportunidades ha tenido para ello? Si no ha respondido en forma efectiva, ¿qué clases de invitaciones le han sido formuladas? ¿Puede la información disponible dar a conocer cuáles son las actividades qué más le agradan?

Otras preguntas posibles: ¿Se ha extendido al hermano Tal una mano verdaderamente fraternal? ¿Ha estado siendo visitado por otros miembros del quorum? ¿Integra él uno de los grupos sociales del quorum? ¿Han sido su hogar y su familia visitados por otros miembros?

Y aún otras más: ¿Han causado algún efecto sobre su espiritualidad las actividades programadas por el quorum? ¿Ha mejorado su asistencia y la de su familia a las Reuniones Sacramentales? ¿Efectúan él y su familia la oración familiar regularmente? ¿Paga él sus diezmos? ¿Cumple cabalmente con la Palabra de Sabiduría?

La conservación de estas informaciones básicas acerca de cada miembro, como puede verse, es esencial. Pero el Director del Comité no puede hacerlo todo. Tampoco se espera que el Secretario del Quorum se encargue de ello. La tarea debe ser llevada a cabo y mantenida por un conjunto de hombres que obtengan, compilen, clasifiquen y evalúen las informaciones.

Conservación de los registros

La tarjeta de actividades del quorum contiene la mayor parte de los datos mencionados precedente­mente. El Comité, no obstante, podría quizás poner en práctica otros tipos de registros, tales como:

1. Un informe continuo de asignaciones hechas y aceptadas.

2. Una cuenta del número de diferentes oficiales que hayan estado o estén ofreciendo oportunidades de participación a cada miembro.

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3. Un registro de los programas fraternales reali­zados y de cómo ha correspondido cada miembro.

4. Un informe de las actividades de cada miem­bro en el barrio o rama, estaca o distrito.

Aún más y adicionales informaciones podrían ser de gran ayuda para los objetivos del quorum. La presidencia del mismo no debe descuidar ni desenten­derse de los miembros del quorum que estén ocupando cargos o realizando actividades dentro de las organi­zaciones del barrio o rama, estaca o distrito. Cuando éstos son relevados de dichas posiciones, la presidencia del quorum debe tener inmediato conocimiento de ello, a fin de poder evitar una mayor o menor crisis posible en el giro de las actividades de dichos her­manos. En cierto sentido, un hombre puede conside­rarse efectivamente inactivo durante el período com­prendido entre su relevo , y alguna otra asignación

futura. Y todo lapso de inactividad puede debilitar la fuerza espiritual de una persona. Algunos frecuente­mente dicen que les agradaría descansar por un tiempo, luego de haber estado cubriendo tal o cual cargo o llamamiento. Pero si uno de ellos se hace inactivo, las posibilidades de que permanezca así indefinida­mente cobran tamaño. Es enteramente equivocada la actitud de un hombre que quiere descansar "por un tiempo" de la Obra del Señor. Alguien ha dicho que el vivido entusiasmo por la Obra del Señor se afila sólo en la piedra del servicio activo.

Quizás el Comité llegue a considerar que la tarjeta de actividad del miembro no es suficientemente grande como para contener toda la información necesaria. En este caso, podra entonces confeccionar una hoja espe­cial, que archivará en un encuadrenador y que podría ser más o menos así:

UN TESTIMONIO PERSONAL . . . (viene de la página 241)

hurgué dentro de mí y sacudiendo involuntariamente mi cabeza, me dije: "No hay caso. No ha habido cambio alguno. Sigo siendo el mismo muchacho que era antes de arrodillarme." La manifestación largamente antici­pada no se había efectuado.

Ni fué aquella la única ocasión. Sin embargo, al fin llegó un día, aunque no en la manera que había yo presentido. Experimenté aun una manifestación del po­der de Dios y la presencia de ángeles, pero todo sólo fué una simple confirmación. No fue el testimonio, sino una prueba del mismo.

Fué en cierta oportunidad en que me encontraba en mi misión en Escocia, ¿cuando el presidente James L. MeMurrin estaba dirigiendo una de las conferencias. En la reunión del sacerdocio de dicha conferencia, el poder de Dios se hizo tan manifiesto que uno de los élderes se paró de improviso y exclamó: "Hermanos,

en este euarto hay ángeles presentes/' Aun corpulentos hombres que allí se encontraban comenzaron a sollo­zar, no por temor, no por pesar, sino porque sus almas se inundaron de gozo, lo cual les proveyó un testimonio en cuanto a tal declaración. No fueron las palabras de aquel hermano las que me impresionaron, sino el Espíritu allí presente lo que me conmovió.

El presidente MeMurrin se levantó entonces y dijo: "Sí, hay angeles en este cuarto, y uno de ellos es el ángel guardián de aquel joven que está allí sen­tado"—y señaló a uno de los élderes que yo conocía y que hoy llamaríamos misionero de distrito; este hombre estaba emocionado y la conmoción de su alma era evidente—"y el o t ro" continuó el presidente Me­Murrin, "es el ángel guardián de este otro joven," dicho lo cual indicó a un élder que había sido mi compañero. Por inspiración, supe que lo que el presidente MeMu­rrin acababa de decir era erdad. No hubo un solo hombre en el cuarto que no lo supiera.

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(viene de la página anterior)

Yo había aprendido, gracias a mi íntima asociación con el presidente James L. McMurrin, que él era oro puro; su fe en el evangelio era absoluta. Yo sabía que no había otro hombre tan verídico y leal a lo que consideraba justo, como el hermano McMurrin. Por tanto, cuando él se volvió hacía mí y me dio lo que entonces fué a mi juicio más amonestación que pro­mesa, sus palabras dejaron una indeleble impresión en mi mente. Parafraseando las palabras del Salvador a Pedro, el presidente McMurrin dijo:

"Permítame decirle, hermano David, que Satanás ha estado intentando cernerle como trigo pero que Dios ha estado cuidando de usted. Y si usted conserva su fe, llegará a sentarse en los consejos directivos de la Iglesia."

En ese momento supe que la respuesta a todas mis oraciones de niño, había llegado a mí. Pero río obtuve el_testimonio de que esta Obra es divina" por medio de esta manifestación, aun grande y gloriosa como fué, sino mediante la obediencia a la voluntad de Dios, conforme a la promesa de Crister^El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, ó si yo hablo por mi propia cuenta." (Juan 7:17.)

Gomprobadlo desde cualquier ángulo y encontra­

réis que no hay una sola fase del evangelio de Jesu­cristo que no prevalezca sobre vuestro análisis. Y á medida que, aun en vuestra debilidad o en vuestra juventud, os abracéis a estos principios de vida sempi­terna, sentiréis destilar sobre vuestras almas la ben­dición del Santo Espíritu que habrá de daros un testimonio más potente que toda duda, en cuanto a que Dios vive, que El es en verdad nuestro Padre y que ésta es Su Obra, establecida sobre la tierra en esta dispensación por medio del profeta José Smith.

Este es mi testimonio, lo más precioso de mi vida. Y cuánto quisiera que mis hijos y sus hijos y los hijos de sus hijos puedan también poseerlo antes que cualquiera otra gratificación terrenal, porque sé que con este testimonio habrán de ser buenos ciudadanos, buenos padres y buenas madres. Sé que serán entonces honestos y verídicos ante Dios y el prójimo. Y también sé que todo lo que un hombre o una mujer deban llegar a ser, ellos lo serán; y lo conseguirán mediante la odediencia a los divinos principios del evangelio.

Dios os bendiga y guíe a ser verídicos; verídicos ante El y Su Obra. Este es, en verdad, el evangelio de Jesucristo. Quiera El darnos la fuerza para vivirlo, no solamente para predicarlo, no sólo para dar un testimonio verbal del mismo, sino para demostrar con nuestras acciones que sabemos lo que decimos.

LA ADVINA DE ENDOR . . .

(viene de la página 243)

dero y su oficialidad fueron muertos. Por consiguiente, aquélla fué una profecía verdadera/^-Aun admitiendo que fué perfectamente correcta, es indudable que si las brujas, los magos, los nigromantes y los encantadores proscriptos por la ley, no fueran capaces de predecir a veces algunas verdades, ninguna necesidad habría de prevenir a la gente en contra de ellos. Si Satanás nunca dijere una verdad, no sería posible para él engañar luego a la humanidad con sus falsedades. Los poderes de las tinieblas no podrían jamás prosperar sin el uso de un poco de luz. Precisamente, una pequeña verdad mezclada con una considerable mentira consti­tuyen uno de los métodos preferidos del enemigo para guiar a los hombres por mal camino. Por lo tanto, no hay nada valedero en la historia de esta entrevista de Saúl con la adivina de Endor, que pueda establecer, racional o doctrinariamente, el concepto de que la mujer de referencia era una profetisa del Señor ni que Samuel apareció verdaderamente a ella.

No existe evidencia satisfactoria alguna de que los espíritus de los muertos puedan comunicarse con los seres vivientes a través de médiums espiritistas ni por ninguno de los métodos comúnmente empleados para tal fin. Es indudable que los espíritus satánicos actúan como "encantadores" o "controles" y que personifican a los muertos o "revelan" cosas que sólo ellos y sus amigos mortales pretenden conocer, con el propósito de desviar a los crédulos, pero los que se ponen a disposición de estos poderes de las tinieblas para intermediar por ellos, no tienen autoridad ni poder para obligar la presencia de los espíritus de los

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justos o inducirles a comunicarse con los vivientes. Los justos están más allá y por arriba del arte de tales individuos, y los mismos médiums son frecuentemente víctimas de los espíritus diabólicos, y por consiguiente, "engañadores engañados".

"He aquí, mi casa es una casa de orden, dice Dios el Señor, y no de confusión." Cuando el Señor tiene algo que revelar, lo hará de la manera, por los medios y a través de las personas que El mismo ha designado. Si las personas mortales quieren saber algo acerca de sus seres queridos que ya han dejado de existir, deben recurrir al Señor y no a aquellos indi­viduos que presumen tener acceso "donde los ángeles temen poner sus pies."

La esfera terrenal y la dimensión en que viven los espíritus de los que han muerto, son completamente distintas una de la otra y un velo ha sido sabiamente colocado entre ambas. Así como los seres vivientes no pueden, en su condición terrenal, ver ni conversar con los muertos, es razonable creer que también los habi­tantes del reino de los espíritus, en su condición nor­mal, están vedados de intercomunicarse con los mortales. Por especial y específico permiso del Señor, los seres de ambos lados del velo podrían manifes­tarse mutuamente, pero esto será ciertamente de acuerdo a la ley y conforme al orden que Dios ha establecido.

Mediante la obediencia a la ley y evitando nuestra asociación con personajes e influencias que no conocen a Dios ni obedecen Su evangelio, los Santos de los Últimos Días podremos eludir insidiosas decepciones y pesares, y seremos más susceptibles a la luz, inspira­ciones y revelaciones que han procedido y proceden de nuestro Padre Eterno.

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En el acogedor ambiente de su hogar en Hunts-vil le (Utah), nuestro amado Profeta, el presidente David O. McKay, celebró su 89o. cumpleaños el 8 de septiembre último, en compañía de su inseparable esposa, Emma Ray McKay, y de su numerosa fami l ia . La fotografía capta el momento en que le fué pre­sentada esta magnífica torta con ochenta y nueve velitas, hecha por una de sus admiradoras. Varios fueron los homenajes que le brindaron en la opor­tunidad sus amigos personales y famil iares, los oficiales y empleados de la Iglesia e instituciones privadas y civiles.

La construcción de la primera capilla de la Iglesia en el Perú, fué oficialmente inaugurada con la ceremonia de la primera palada a cargo de los presidentes A. Theodore Tuttle (de las Misiones Sud­americanas) y James Vernon Sharp (de la Misión Andina). La capilla será edificada en el barrio Lim-tambo (Lima, Perú) y los trabajos demandarán alrededor de doce meses, incluyendo amplias instala­ciones para deportes al aire l ibre. En la foto vemos a los presidentes Tuttle y Sharp, junto a sus respecti­vas esposas y al nutrido grupo que asistió a la ceremonia.

En el mes de julio se realizó una conferencia especial de ios presidentes de las Misiones Sud­americanas, conducida por el Director de las mismas, presidente A. Theodore Tuttle, en la capital del Perú. La fotografía nos muestra, al pie de unas ruinas incaicas y en compañía de sus respectivas esposas, a los presidentes (de izquierda a derecha) A. Theo­dore Tuttle, James Vernon Sharp (Misión Andina), Wi l l iam G. Bangerter (Misión Brasileña), J. Thomas Fyans (Misión Uruguaya), Finn B. Paulsen (Misión Brasileña del Sud), A. Delbert Palmer (Misión Chi­lena) y C. Laird Snelgrove (Misión Argentina).

De las 20 Ramas establecidas en la Misión Chi­lena, diez están presididas por estos pujantes direc­tores, fotografiados en oportunidad de una con­ferencia de Presidentes de Ramas y Distritos, efectuada el 26 de agosto ppdo. en Santiago: (de izquierda a derecha), los presidentes Gustavo Na-varrete (San Miguel), Ricardo García (Quinta Nor­mal), Isidro González (Nuñoa), Norman Cuevas (Concepción), Luis Valenzuela (Viña del Mar Sud), Carlos Cifuentes (Providencia), Vitelo Carrasco (San Bernardo), Luis Núnez (Parque Cousiño) y Clemente Flores (Viña del Mar Norte).

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La Sabiduría del Hombre y de Dios (Tomado de the Church News)

Ni la actualidad, las muestras de inteligencia y sabiduría humanas son cada día más im­

presionantes. No podemos menos que asombrar­nos al pensar que el hombre ha logrado ya los medios para ir a la luna, colocar un ser humano en la órbita terrestre, derrotar muchas enferme­dades horribles y realizar otras tantas obras mila­grosas.

Es asimismo maravilloso que los hombres de ciencia, a través de sus variados experimentos e investigaciones, hayan llegado a confirmar la existencia de un Creador Divino, destacando a la vez la relación entre El y Sus hijos.

Pero una de las cosas más notables, es el hecho de que los más grandes eruditos y cien­tíficos están, reconociendo su propia pequenez o "infancia" ante la inteligencia divina.

El Dr. Arthur H. Cómpton, ganador del Premio Nobel de la Ciencia, considera al Todo­poderoso como un Ser Inteligente, declarando: "Dios está relacionado con el hombre y ha mani­festado Su interés personal en él, siendo evidente y razonable que lo haya creado como El mismo es, vale decir, inteligente. Donde hay un plan, existe una inteligencia, y el amplio y ordenado universo testifica la verdad de la declaración eter­na: 'En el principio—Dios'."

Igualmente impresionado por la inteligencia de Dios, Alberto Einstein se refirió a El como el Matemático Perfecto, diciendo: "La completa ar­monía de las leyes naturales revela una inteligencia de tal superioridad, que comparada con todos los pensamientos y actitudes sistemáticas del ser humano, éstas sólo resultan ser insignificantes ref lecciones."

Es inteligente reconocer la existencia y su­perioridad divinas. Mas si decimos que no hay Diosy estamos poniendo nuestra limitada inteli­gencia contra las de los más sabios hombres de ciencia y religión. Contrastamos, sí, con per­sonalidades tales como Einstein, Compton, Milli-kan y otros. Robert A. Millikan ha dicho: "No he conocido un solo pensador que no crea en Dios."

Es común decir entre nosotros que creemos en Dios, que le aceptamos como el Creador de todo, concordando con los científicos y eruditos en

que El es el Proyectista y Constructor del uni­verso.

Pero, ¿creemos realmente en El? ¿Es nuestra creencia algo más que intelectual, o la aceptamos tan especulativamente como a la ley de la gravedad o la existencia de la ciudad de Tokio?

Si creemos en Dios, debemos aceptar Su sabi­duría y capacidad. Pero si enjuiciamos Sus decla­raciones o sus leyes, ¿no estamos acaso antepo­niendo nuestra sabiduría a la Suya?

Si, por ejemplo, el Señor nos revela la Palabra de Sabiduría como un buen consejo, y nosotros decimos luego que el tabaco y los licores no nos hacen daño, ¿estamos manifestándonos sabios o necios?

Si nuestro Padre nos da la Ley del Ayuno, asegurándonos que el mismo será benéfico para nuestros cuerpos, pero aun así nosotros no ayuna­mos, ¿no estamos pretendiendo ser más sabios que El? '

Si nos manda refrenarnos del pecado sexual, mas no obstante lo cometemos, ¿no significa acaso que estamos desafiando Su sabiduría?

Si nos recomienda la ventaja de observar el Día de Reposo y nosotros rechazamos Su consejo, ¿no es ello desmerecer Su inteligencia?

Todo hombre que se atreva a discutir la teoría de Einstein, tendría que declarar que su propia sabiduría es superior a la de aquel gran científico. Pero, por supuesto, sería un necio ante los que conocen los hechos, si así lo hiciera. Sin embargo, ¿no son acaso más necios aquellos que discuten y desvirtúan la sabiduría de Dios?

Algunos individuos dicen que el Señor está compulsando a la humanidad al pedirle que siga Su camino. No obstante, todo lo que El busca es hacer feliz al hombre y elevarlo hacia Su misma perfección.

El evangelio es un plan para la vida perfecta y el progreso hacia Dios.

¿Es sabio o disparatado ceñirse al mismo? No hay mujer consciente que vacile en seguir una buena receta para hacer un guisado. Ningún inge­niero dejaría de utilizar sus planes en la empresa de erigir un edificio. ¿Podemos nosotros ignorar el evangelio de Jesucristo como el medio más con­veniente para lograr una vida feliz y próspera?

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