1. INTRODUCCIÓN El tomate (Lycopersicon esculentum Mill.), es ...

47
1. INTRODUCCIÓN El tomate (Lycopersicon esculentum Mill.), es una de las hortalizas de mayor importancia mundial. Nuestro país posee 20.000 hectáreas de cultivo, de ellas el 40% está destinado al consumo fresco y un 60% al procesamiento de otros productos (URRUTIA, 2000). Existen diferentes sistemas de producción de tomate: hidropónico, botado, bajo plástico, por nombrar algunos. La presente investigación se centra en la producción bajo plástico, donde la mayor superficie de producción se encuentra en la zona central con 1.073 hectáreas (INE, 1997). La producción bajo plástico presenta una limitación lumínica debido principalmente a las épocas de cultivo, la transparencia de la cubierta (polietileno), y la alta densidad de plantación utilizada. El cultivo de variedades indeterminadas de tomate requiere manejar la planta con un eje sin ramificaciones. Para ello se realiza poda de brotes axilares. En algunas circunstancias también se requiere de poda de hojas para regular el crecimiento vegetativo y reproductivo. La defoliación se realiza en presencia de hojas envejecidas que constituyen un gasto para la planta, así como las que presenten una lesión y pueden ser fuente de entrada para patógenos y en último caso las que generan un exceso de cobertura. Este manejo permite mejorar las condiciones de iluminación, aumentando la fotosíntesis al interior de la canopia y la temperatura ambiente. Los manejos de deshoje tienen un importante efecto sobre la intercepción de luz al interior de la canopia. La hipótesis de esta investigación plantea que el incremento de la iluminación y de la eficiencia de las hojas remanentes a causa del deshoje permitirían un aumento de la producción y calidad de los frutos.

Transcript of 1. INTRODUCCIÓN El tomate (Lycopersicon esculentum Mill.), es ...

1. INTRODUCCIÓN

El tomate (Lycopersicon esculentum Mill.), es una de las hortalizas de mayor

importancia mundial. Nuestro país posee 20.000 hectáreas de cultivo, de ellas el 40%

está destinado al consumo fresco y un 60% al procesamiento de otros productos

(URRUTIA, 2000).

Existen diferentes sistemas de producción de tomate: hidropónico, botado, bajo

plástico, por nombrar algunos. La presente investigación se centra en la producción

bajo plástico, donde la mayor superficie de producción se encuentra en la zona central

con 1.073 hectáreas (INE, 1997).

La producción bajo plástico presenta una limitación lumínica debido principalmente a

las épocas de cultivo, la transparencia de la cubierta (polietileno), y la alta densidad

de plantación utilizada. El cultivo de variedades indeterminadas de tomate requiere

manejar la planta con un eje sin ramificaciones. Para ello se realiza poda de brotes

axilares. En algunas circunstancias también se requiere de poda de hojas para regular

el crecimiento vegetativo y reproductivo. La defoliación se realiza en presencia de

hojas envejecidas que constituyen un gasto para la planta, así como las que presenten

una lesión y pueden ser fuente de entrada para patógenos y en último caso las que

generan un exceso de cobertura. Este manejo permite mejorar las condiciones de

iluminación, aumentando la fotosíntesis al interior de la canopia y la temperatura

ambiente.

Los manejos de deshoje tienen un importante efecto sobre la intercepción de luz al

interior de la canopia. La hipótesis de esta investigación plantea que el incremento de

la iluminación y de la eficiencia de las hojas remanentes a causa del deshoje

permitirían un aumento de la producción y calidad de los frutos.

2

El presente ensayo tiene por objetivo evaluar el efecto de la defoliación sobre el

rendimiento y calidad del fruto, así como la acumulación de biomasa, y parámetros

físicos como la temperatura y radiación.

3

2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

2.1. Descripción de la especie:

El tomate (Lycopersicon esculentum Mill.) es una planta dicotiledónea perteneciente

a la familia Solanácea. Su origen ha sido propuesto para la región andina de Perú,

Bolivia, Ecuador y el norte de Chile. Esta especie presenta un comportamiento

perenne en clima tropical y anual en clima templado.

2.1.1. Descripción morfológica de la planta

La planta presenta una raíz pivotante y es capaz de alcanzar cerca de tres metros de

profundidad y una extensión lateral de 1,5 metros. Cuando el sistema radicular sufre

algún daño tiene la capacidad de emitir raíces adventicias en la porción basal del tallo

(CORFO y UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, 1986).

El tallo es anguloso, alcanza 4 cm de diámetro en su base y está recubierto por

tricomas, en su mayoría de origen glandular y que le otorgan el olor característico. En

las primeras etapas es erguido, luego debido al peso, toma un hábito rastrero

(MAROTO, 1994).

Las hojas están dispuestas alternadamente sobre el tallo, son compuestas e

imparipinnadas, generalmente tienen de siete a nueve foliolos lobulados o dentados y

también están cubiertas de tricomas (MAROTO, 1994).

La flor del tomate es perfecta. Los pétalos y los sépalos se encuentran dispuestos en

forma helicoidal en un número de cinco o más. En cada inflorescencia se agrupan tres

a diez flores formando el racimo floral (RODRÍGUEZ, TABARES y MEDINA,

1984).

4

El fruto es una baya, que dependiendo del cultivar, presenta distintos colores como

rojo, rosado, violáceo o amarillo. De igual manera su forma varía desde achatada a

pera. La superficie puede ser lisa o presentar surcos más o menos profundos (CORFO

y UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE, 1986).

2.1.2. Organización del tallo durante el crecimiento vegetativo y reproductivo

Al inicio del crecimiento el tallo principal genera de seis a 12 hojas en la porción

proximal antes que la yema principal se transforme en una inflorescencia. Las hojas

crecen lateralmente con una filotaxia 2/5.

El crecimiento reproductivo siguiente se produce a partir de la yema axilar de la

última hoja, la cual produce un tallo secundario que crece como una prolongación del

primario, desplazando lateralmente la inflorescencia. Los sucesivos segmentos del

tallo se desarrollan de igual forma, generando una inflorescencia cada tres hojas

(CHAMARRO, 1995).

El desarrollo del tallo es variable y está dado de acuerdo al cultivar. Según esto

existen dos hábitos de crecimiento: Primero el de tipo determinado, en el cual el

crecimiento del eje principal está detenido por la formación de una inflorescencia

terminal, después de haber formado una cierta cantidad de inflorescencias (dos o

tres), cada una o dos hojas, y desarrolla fuertes brotes axilares desde la base del tallo

y, segundo el de tipo indeterminado, en el que el alargamiento del eje principal es

continuo y produce inflorescencias laterales frecuentemente cada tres hojas, durante

gran parte de la vida de la planta (KINET y PEET, 1997).

5

2.1.3. Morfología de la hoja

Las hojas del tomate son pinnadas compuestas de siete a 11 foliolos laterales y un

gran foliolo terminal. Los foliolos laterales son usualmente peciolados, lobulados

irregularmente y con bordes dentados. Las hojas de tomate son de tipo dorsiventral.

El tejido parenquimático está recubierto por una epidermis superior y otra inferior, las

cuales no contienen cloroplastos. Inmediatamente debajo y perpendicularmente a la

epidermis superior se encuentra el parénquima en empalizada, que posee en el

citoplasma numerosos cloroplastos. El mésofilo esponjoso se encuentra situado entre

el mésofilo en empalizada y la epidermis inferior, y contiene un número de

cloroplastos cercano al del parénquima en empalizada. Los nervios primarios y

secundarios tienen una estructura similar al tallo y poseen un floema externo y un

floema interno (CHAMARRO, 1995).

Las hojas se originan a partir del primordio foliar, que aparece inicialmente como una

pequeña protuberancia sobre la cúpula del ápice, creciendo cerca de 200 µm antes de

los primeros signos de formación de los foliolos laterales (HO y HEWITT, 1986). En

cambio, el foliolo terminal se forma de un meristema marginal a lo largo de los

flancos del primordio, en el extremo distal. Los demás foliolos se desarrollan de

forma similar, a partir de grupos de células que forman pequeñas protuberancias

sobre los flancos del primordio (COLEMAN y GREYSON, 1976 y PICKEN et al.,

1986, citados por CHAMARRO, 1995).

La iniciación de las hojas se produce a intervalos de dos a tres días, en función de las

condiciones ambientales (CHAMARRO, 1995).

6

2.1.4. Desarrollo del fruto

El crecimiento acumulativo del fruto se puede representar en forma de una curva

sigmoídea dividida en tres períodos. El período inicial dura cerca de dos semanas,

durante el cual su crecimiento es lento. Es seguido por tres a cinco semanas de

crecimiento rápido hasta el estado verde maduro. Finalmente, un período de

crecimiento lento por dos semanas más, en el cual ocurren intensos cambios

metabólicos (CHAMARRO, 1995).

La división celular está limitada a la fase inicial de crecimiento lento, durante la cual

empieza la elongación celular. La tasa de crecimiento relativo del fruto alcanza su

máximo hacia el final de la primera semana, y luego declina durante el período de

rápido crecimiento, el que se origina únicamente de la elongación celular (HO y

HEWITT, 1986).

Durante el desarrollo de frutos de tomate la economía de hidratos de carbono está

determinada por todos los aspectos que involucra la relación fuente-depósito en la

planta. Esto implica que la producción de fotoasimilados se realiza en los órganos

fuente, siendo posteriormente particionados en las hojas, transportados y exportados

en forma de disacáridos a depósitos alternativos, y finalmente importados hacia los

frutos depósitos y metabolizados en su interior. Aunque el nivel de hidratos de

carbono en los frutos es producto de la interacción de todos estos procesos, el destino

de los fotoasimilados que se importan a los frutos es controlado por el metabolismo

propio de ellos (SCHAFFER et al., 1999).

El tamaño final del fruto está estrechamente relacionado con el número y peso de las

semillas, además del número de lóculos (HO y HEWITT, 1986). Según OWEN y

7

AUNG (1990), existe una relación lineal entre diámetro final del fruto y el diámetro

del ovario en antesis.

2.1.4.1. Maduración del fruto

Durante el período final de crecimiento lento del fruto, el color, sabor, aroma, textura

y composición cambian marcadamente (GRIERSON y KADER, 1986). Durante esta

etapa, la respiración aumenta hasta alcanzar un nivel máximo llamado pico

climatérico. Simultáneamente se produce un incremento en la producción de etileno,

que tiene una profunda influencia en el desarrollo del proceso de maduración

(CHAMARRO, 1995). La textura del fruto se modifica a través de la degradación de

las paredes celulares por acción de varias enzimas, de las cuales, la más importante es

la poligalactouronasa, resultando una textura blanda y jugosa. El cambio de color del

fruto, empieza dos a tres días después del estado verde maduro, y se desarrolla

progresivamente de amarillo a naranja y rojo, producto de la transformación de

cloroplastos a cromoplastos con la acumulación de pigmentos (GRIERSON y

KADER, 1986)

La calidad del fruto está principalmente representada por sus características de sabor

y color. El sabor del tomate está determinado principalmente por los niveles de

azúcares y ácidos. Los azúcares, glucosa y fructosa constituyen el 65% de los sólidos

solubles totales del fruto. Por su parte, el ácido málico y cítrico representan el 13% de

la materia seca del fruto. Al inicio del crecimiento del fruto, predomina el ácido

málico, mientras que el ácido cítrico sólo representa el 25% de los ácidos orgánicos.

El pH del jugo maduro oscila entre 4 y 4.8 (CHAMARRO, 1995).

8

En los frutos de tomate, el color se forma básicamente por dos pigmentos

carotenoides, siendo el licopeno el de mayor importancia frente al β-caroteno

(CHAMARRO, 1995).

2.1.5. Aspectos del desarrollo del fruto que inciden en la producción

El éxito comercial de un cultivo de tomate no sólo depende de la cantidad de fruta

cosechada, sino también de la calidad de los frutos. El rendimiento de una planta de

tomate depende tanto del número como del peso de los frutos (HO y HEWITT, 1986)

y de la relación que exista entre ellos (CASTRO, 1991).

El mejoramiento en calidad se logra mediante el cruzamiento de distintos cultivares, y

la cantidad de la fruta por el uso de tecnologías, siendo un buen ejemplo, los

invernaderos de condiciones ambientales controladas (HO y HEWITT, 1986).

El rendimiento final también está determinado por la relación entre el número y

calibre de la fruta. Así por ejemplo, con raleo de frutos ─ consistente en eliminar el

20% de ellos ─ el calibre aumenta en un 6%, pero el rendimiento total disminuye en

un 25% (CASTRO, 1991).

2.2. Factores medioambientales que afectan el desarrollo del cultivo:

2.2.1. Efecto de la luminosidad en el crecimiento y desarrollo

La integral de radiación diaria es más importante que la calidad de la luz y el

fotoperíodo para el crecimiento de la planta de tomate (PICKEN, STEWART y

KLAPWIJK, 1986). La floración del tomate no es muy sensible al largo del día, y

usualmente es descrita como una planta de día corto cuantitativa (HO y HEWITT,

9

1986), sin embargo, según KINET y PEET (1997), el tomate es considerado como

una planta de día neutro.

KINET (1977) estudió el efecto de diferentes condiciones de fotoperíodo e intensidad

lumínica sobre el desarrollo de la inflorescencia en tomate. En su experimento utilizó

intensidades de luz de 9.000 y 18.000 ergs cm-2 s-1. El estudio demostró que al

aumentar la integral de luz se acelera la iniciación floral, y se promueve el desarrollo

de la inflorescencia. También aumenta la tasa de producción de hojas y el crecimiento

del tallo. A igual intensidad lumínica, la iniciación floral fue más temprana y mejoró

el desarrollo de la inflorescencia en fotoperíodo corto. No hubo efecto del fotoperíodo

sobre la producción de hojas. Sin embargo, el crecimiento del tallo aumentó entre un

30 a 50% en día largo respecto al día corto.

La aparición de la primera inflorescencia se ve retardada en condiciones de baja

luminosidad. Al momento de la aparición macroscópica de la primera inflorescencia,

una baja irradiación (por ejemplo, 9 W/m2 por 8 horas diarias) reduce

progresivamente el grado de desarrollo de la primera flor, logrando el aborto total en

un período de 10 días. En forma similar, cuando las plantas crecen en ambientes con

integrales de luz sub-óptima se reduce el número de flores por racimo, y perjudica el

desarrollo de las mismas (HO, 1996).

2.2.2. Efectos de la luz en la productividad

La alta densidad de plantación utilizada en el tomate de invernadero tiene una fuerte

influencia en la producción, debido a la competencia de las plantas por la luz. Con

respecto a los diferentes materiales de cubierta usados en invernadero, se ha

demostrado que una pérdida de 1% de luz equivale a 1% de disminución en la

producción (HO y HEWITT, 1986). Se ha demostrado que tanto el tamaño del fruto

10

como el contenido de sólidos solubles están directamente relacionados con la

radiación solar recibida, ya que ésta influye sobre la producción de fotoasimilados,

los que después serán dirigidos a los diferentes depósitos de la planta (HO y

HEWITT, 1986).

En los estudios desarrollados por COCKSHULL, GRAVES y CAVE (1992) sobre la

influencia del sombreamiento artificial en el rendimiento del cultivo de tomate en

invernaderos, se encontró que en las primeras 14 semanas de cosecha hay una

relación directa entre la radiación solar recibida y el rendimiento. En dicho

experimento se estableció que el tomate produce 2.01 kg de peso fresco de fruta por

cada 100 MJ de radiación solar incidente en el cultivo. En cambio, a partir de la

semana número 15, el sombreamiento no parece afectar las formas básicas de

respuesta del cultivo a la radiación solar o del particionamiento de asimilados entre

los órganos reproductivos y vegetativos. El número de frutos por racimo se

correlacionó linealmente con la radiación solar recibida, especialmente cerca del

momento de la primera antesis de cada racimo, cuando la radiación fue menor a 1.5

MJ m-2 d-1.

2.2.3. Efectos de la temperatura sobre el crecimiento y desarrollo

Las temperaturas óptimas para el cultivo del tomate son de: 24-25°C/15-18°C

(día/noche). Bajo los 12°C se paraliza el desarrollo vegetativo, y con temperaturas

inferiores a los 7°C se necesita una ayuda artificial de calefacción (RODRÍGUEZ,

TABARES y MEDINA, 1984). La temperatura promedio diaria determina la

producción de tomate, la tasa de expansión del área foliar y el área foliar específica

(DE KONING, 1988).

11

La temperatura también controla los procesos de particionamiento de asimilados. Por

ejemplo, cuando la temperatura del aire es de 30°C/24°C (día/noche), una mayor

cantidad de asimilados se translocan hacia los racimos a expensas del desarrollo

radicular. Por otro lado, en condiciones de 17°C/12°C existe una mayor translocación

hacia las raíces a expensas de los racimos (SHISHIDO y HORI, 1979, citados por

HO, 1996).

2.2.4. Temperatura en el desarrollo reproductivo

La temperatura tiene una importancia fundamental en la velocidad de desarrollo de

las flores después de su iniciación. Por ejemplo, las flores de la primera inflorescencia

se desarrollan más rápidamente a una temperatura media de 20°C que a 16°C, y

además se promueve el desarrollo de la segunda inflorescencia (CALVERT, 1964).

La tasa de crecimiento del fruto está directamente relacionada con la temperatura,

cuyo rango óptimo nocturno es de 18 a 20°C (HO y HEWITT, 1986), pero esta

relación es influenciada por los cambios en los niveles hídricos y en menor grado por

la tasa de fotosíntesis neta. Con incrementos de temperatura se puede esperar una

mayor actividad metabólica, y de esta manera una mayor entrada de carbono y agua,

dando como resultado un aumento en la expansión celular (PEARCE, GRANCE y

HARWICK, 1993). Por otro lado, el rendimiento de frutos se reduce por temperaturas

del aire bajo los 18°C (HO y HEWITT, 1986).

Cuando el fruto se desarrolla entre 10 y 30ºC, la tasa de crecimiento se correlaciona

positivamente con la temperatura; bajo esa condiciones el diámetro aumenta en 2-5

µm h-1°C-1 (PEARCE, GRANCE y HARWICK, 1993). Similares resultados

obtuvieron ADAMS, COCKSHULL y CAVE (2001) al estudiar el tiempo entre

12

antesis y cosecha, con temperaturas de 14-16ºC. En dicho estudio la temperatura y el

tiempo de desarrollo presentó un coeficiente de correlación de 0.98.

2.3. Materia seca:

HALBROOKS y WILCOX (1980) señalan que la acumulación de materia seca en la

planta es relativamente lenta hasta el día 56 después de la plantación. Posteriormente

entre el día 56 a 70, la acumulación de peso seco total es rápida debido al desarrollo

vegetativo. El desarrollo del fruto ocurre entre los días 70 y 105, en donde el aumento

del peso total de la planta se debe a la acumulación de peso seco de los frutos. Este

último es más o menos constante desde el día 56 a 100 y como promedio acumulan

5,55 g·día-1.

2.3.1. Efecto de la defoliación en la ganancia de materia seca

La defoliación parcial de la planta modifica el patrón normal de distribución de la

materia seca. MARTÍNEZ et al. (1999) investigaron el aumento de peso en las hojas

remanentes en tomate, por efecto de la defoliación. El tratamiento consistió en la

poda de una y dos hojas por simpodio. Los resultados demostraron que la eliminación

de más de una hoja entre racimos produce un incremento en el peso seco de las hojas

que permanecen en la planta, con peso promedio de 30 g·hoja-1, en comparación con

15 g.hoja-1 en las plantas con poda de una hoja.

La defoliación también altera la proporción de la materia seca en estructuras

reproductivas versus vegetativas. ANDRIOLO et al. (2001) evaluaron los efectos de

la defoliación en la acumulación de materia seca y su distribución hacia el fruto. Los

tratamientos realizados consistieron en dejar una, dos y tres hojas por simpodio,

encontrando que la materia seca total fue superior en las plantas con tres hojas por

13

simpodio, pero en la materia seca del fruto no se detectó diferencias significativas

entre los tratamientos. Ellos concluyeron que la materia seca extra acumulada en las

plantas no defoliadas no se distribuyó a los frutos, sino que permaneció en las hojas

principales.

2.4. Relación fuente-depósito:

El patrón de crecimiento de una planta de tomate sugiere que hay una priorización en

la distribución de asimilados entre los órganos. Los depósitos tienen diferentes

habilidades para atraer asimilados (fuerza de depósito). Así, la prioridad de un órgano

para recibir asimilados es el resultado de la competencia entre los órganos depósitos

(HO, 1984, citado por HO, 1996). En la planta de tomate la distribución de los

asimilados desde la hoja hacia órganos en crecimiento se modifica a medida que la

planta se desarrolla. En estado de fructificación, los frutos se transforman en los

principales depósitos de asimilados, por encima de las hojas jóvenes, flores y raíces

(HO y HEWITT, 1986).

Cada una de las estructuras de la planta se nutre por hojas y la asignación de las hojas

a los órgano de la planta se van modificando a lo largo del crecimiento. Así por

ejemplo, la primera inflorescencia es abastecida principalmente por las hojas uno,

tres, seis y ocho; el ápice es abastecido por las primeras cuatro hojas y las raíces por

las hojas cinco a nueve. Las hojas uno, tres, seis y ocho entregan asimilados a

distintos órganos, y todas están conectadas al mismo conjunto de haces vasculares.

Probablemente, cada racimo recibe asimilados principalmente de las hojas en las dos

líneas adyacentes que están justo por debajo y por encima del racimo. Ello se debe a

la falta de una conexión vascular directa entre los racimos y las hojas opuestas. Una

cantidad relativamente menor de asimilados de estas hojas sería entregada a los

racimos. Como los frutos atraen asimilados localmente, el suministro de ellos hacia el

14

ápice y las raíces puede ser atribuido a unas pocas hojas superiores y basales,

respectivamente. Este patrón de distribución de asimilados durante la fructificación

consiste en una mayor acumulación de materia seca en los frutos (HO, 1996).

Bajo condiciones normales, la hoja es en sí misma uno de los más importantes

depósitos de asimilados. El porcentaje de exportación de los fotoasimilados de la hoja

es cercano al 15%, durante el crecimiento de dicho órgano. En una hoja madura sólo

el 50% de los fotoasimilados son transportados fuera de la hoja. Los fotoasimilados

de las hojas van preferentemente a la fruta del simpodio al cual pertenecen. En el caso

que las fuentes excedan los depósitos dentro de una unidad, los excesos de asimilados

pueden translocarse fuera de ésta (TANAKA y FUJITA, 1974).

Además de las limitaciones anatómicas descritas, la relación fuente-depósito se puede

modificar por factores exógenos. Dentro de éstos se puede mencionar la luz,

concentración de anhídrido carbónico, temperatura, nutrición, condiciones hídricas y

poda (HO y HEWITT, 1986).

2.4.1. Relación fuente-depósito en plantas defoliadas

Como se describió en la sección 2.4., el transporte de asimilados se concentra entre

las hojas de un determinado simposio y su fruta. La exportación fuera del simpodio se

presenta cuando hay una producción que excede la demanda local. La traslocación

inter-unidades puede llegar a ser mayor cuando las hojas o el racimo de una unidad

son removidos. Durante la etapa de maduración los frutos representan el mayor

depósito de asimilados, y su tasa de asimilación neta se incrementa al remover el 30%

del área foliar y decrece cuando la remoción es del 50% o 100% de las hojas

(TANAKA y FUJITA, 1974).

15

Según SLACK (1986), la capacidad que tiene una hoja de importar o exportar

asimilados depende también del momento en que se realice la defoliación. Así, al

realizar el manejo cuando la carga frutal en la planta es cercana al nivel máximo,

podría provocar disturbios del balance entre las fuentes y depósitos, resultando en una

pérdida de rendimiento. Al contrario, cuando los frutos están iniciando su

maduración, será posible mantener un balance en la planta durante el período de

maduración.

SHISHIDO, KUMAKURA y HORI (1993) estudiaron los cambios en las relaciones

fuente-depósito por efecto de la defoliación en tomate. Por medio del uso de

marcadores de 14C, encontraron que cuando existe una relación fuente-depósito entre

hojas la eliminación de la hoja depósito provoca que la fuente remanente realice un

ajuste compensatorio y desarrolle una nueva relación fuente-depósito. Ello provoca

un aumento en el porcentaje de distribución de asimilados, a expensas de la raíz, que

sostendría el crecimiento de la planta en el futuro. Estos autores señalan que cuando

se remueve un depósito que tiene una relación fuerte a una hoja-fuente, y al crearse la

nueva relación, la hoja-fuente mantiene el porcentaje de la exportación de 14C, y

aumenta la distribución de asimilados a las hojas en crecimiento y el ápice. Al

contrario, cuando un depósito tiene una relación débil y se encuentra alejado de la

hoja fuente, no se genera un cambio importante.

Por causa de la remoción de hojas, el potencial metabólico se expresa al máximo, se

incrementa la tasa de asimilación neta (TANAKA, FUJITA y KIKUCHI 1974) y la

actividad fotosintética de las restantes hojas (TANAKA, FUJITA y SHIOYA 1974).

Las plantas de tomate tienen una relación fuente-depósito potencial lo

suficientemente alta como para asegurar el desarrollo pleno de todos los puntos de

crecimiento (TANAKA, FUJITA y KIKUCHI 1974).

16

2.5. Manipulaciones hortícolas para regular la cantidad de hojas.

AUNG y KELLY (1966) señalan que el propósito de la poda es regular la forma y

tamaño de la planta así como la floración y fructificación. El principio implicado en

esta práctica es la relación entre el crecimiento vegetativo y reproductivo. Una de las

posibles razones que justifican el uso de la poda de hojas es el gran número de hojas

axilares presentes en la planta durante la fase de crecimiento vegetativo, que a

menudo tarda el inicio de la fase reproductiva.

Los investigadores LEOPOLD y LAM (1960) y DECOTEAU (1990) encontraron

una relación entre la precocidad y la poda de hojas, determinando un efecto

promovedor de la floración de la primera inflorescencia al remover las hojas más

jóvenes, mientras que la poda de las hojas maduras presenta un efecto inhibitorio

sobre la misma. LEOPOLD y LAM (1960) realizaron un estudio sobre influencia del

deshoje sobre la precocidad en variedades tardías y tempranas, utilizando diferentes

niveles de deshoje y en dos estados fenológicos de la hoja (joven y adulta),

encontraron que este manejo provoca una mayor precocidad en las variedades

tempranas y una respuesta opuesta en las variedades tardías.

Según AUNG y KELLY (1966) los resultados obtenidos por efecto de la defoliación

pueden ser influenciados por condiciones medioambientales. En condiciones de alta

intensidad lumínica y temperatura, como en verano, se puede acelerar la tasa de

crecimiento de las plantas y así promover la edad fisiológica de las hojas,

disminuyendo el efecto que genera la defoliación sobre la planta. La remoción de

hojas maduras en la planta de tomate resulta en una mayor tasa de asimilación neta

(TAN) en las hojas remanentes con respecto a las hojas jóvenes de la misma planta o

en las hojas de plantas no defoliadas. La alta TAN podría ser explicada sobre la base

17

de una rápida tasa en el incremento de área foliar de las hojas remanentes por efecto

del deshoje.

DECOTEAU (1990) estudió el efecto de la decapitación, remoción de hojas del tallo

principal y de los brotes laterales, realizando una defoliación de las hojas principales

y eliminando por completo las hojas inmaduras (longitud menor a 2.5 cm) de los

brotes axilares. El área foliar para el tratamiento de remoción de hojas axilares fue de

3440 cm², para la remoción de hojas principales fue de 3020 cm² y finalmente el

control resultó en 4700 cm². El autor concluyó que la poda de hojas principales

reduce el área foliar de la planta en un 36%, y no estimula el desarrollo adicional de

área foliar con respecto del control. Con la remoción de hojas de los brotes axilares se

redujo el área foliar total de la planta en un 27%, pero aumentó en el tamaño de las

hojas principales en un 33%, en comparación con el control.

2.5.1. Efecto de la defoliación en el rendimiento

El rendimiento depende de la fase del crecimiento en la que se realiza la poda de

hojas. El rendimiento no se reduce cuando el deshoje se realiza en la fase vegetativa,

mientras que si se efectúa durante la fase reproductiva se espera una reducción del

mismo en forma proporcional al grado de defoliación (TANAKA y FUJITA, 1974).

MARTÍNEZ et al. (1998) estudiaron el efecto de la remoción de una hoja entre

simpodios en tres momentos fenológicos del cultivo: en floración, en caída de pétalos

y en fruto con diámetro de 10 mm. Las plantas defoliadas presentan un rendimiento

promedio de 5 kg/planta, mientras que el control sólo obtuvo 4 kg/planta.

Por otro lado, SLACK (1983) evaluó el efecto de la remoción de hojas entre racimos

en el rendimiento. Los resultados obtenidos no mostraron una pérdida en la mayoría

18

de sus tratamientos, pero la poda de dos hojas entre racimos sucesivos causó una

pérdida de rendimiento cercana al 30% debido principalmente a la producción de

fruto de calibre pequeño.

ELIZONDO (1999) sometió a cuatro tipos de deshoje a plantas de tomate

indeterminado. Los manejos de poda que realizó son: eliminación de las cinco hojas

basales a 20 días post plantación, poda de la hoja que cubre el racimo al momento de

la aplicación de auxinas sintéticas, poda de dos hojas sobre cada racimo una semana

después de la aplicación de auxinas sintéticas y poda de la hoja que cubre a cada

racimo una semana después de la aplicación de auxinas sintéticas. En su investigación

pudo concluir que el deshoje de cinco hojas basales produce una pérdida de 15% del

rendimiento. El resto de los tratamientos no presentan diferencias significativas en el

rendimiento.

Los investigadores WOLK, KRETCHMAN y ORTEGA (1983) estudiaron la

respuesta del tomate a la defoliación. Los tratamientos que realizaron consistieron en

la remoción de las hojas en tres momentos fenológicos (primera inflorescencia,

floración completa y fruto con un diámetro de 2.5 cm), frente a tres niveles de

deshoje (25%, 50% y 80%). La defoliación del 25% o 50% anterior a la floración o

en antesis parece no tener influencia en el rendimiento. Sin embargo con

defoliaciones de 25% o 50% cuando la fruta se encuentra con un diámetro de 2.5 cm,

genera una reducción del 10% del rendimiento.

STACEY (1983) investigó el efecto de la defoliación en el rendimiento de tomate.

Sus resultados indican que la planta puede tolerar una considerable defoliación por

plagas o enfermedades, particularmente en las hojas basales del tallo, sin presentar

una pérdida importante en rendimiento. Así, una remoción de un cuarto del área foliar

de la hoja tiene un efecto menor en el número de frutos cosechados que la

19

eliminación de la mitad o de las tres cuartas partes de la lámina, resultando en una

reducción de la cantidad de fruta en 17% y 34%, respectivamente.

2.6. Manejos comerciales de poda:

Los manejos que se realizan en la planta de tomate corresponden a la eliminación de

brotes axilares, hojas y ápices (ROJAS, 1992).

En la poda de hojas existen tres criterios a considerar. En primer lugar se eliminan las

hojas denominadas parásitas que se ubican en la porción basal del tallo, cuando los

frutos han madurado. Esta condición se debe al envejecimiento natural o por la menor

llegada de luz, a causa del sombreamiento causado por el aumento en altura de la

planta. Estas hojas no son capaces de realizar la fotosíntesis eficientemente, logrando

un gasto de energía mayor que la producida. Segundo, se eliminan las hojas dañadas

por plagas o enfermedades, o por algún factor mecánico, químico o físico. Finalmente

en algunos casos es factible eliminar la hoja que cubre el racimo; esta labor se realiza

por razones de crecimiento vigoroso con internudos cortos en el cual la planta genera

hojas muy grandes que cubren completamente al racimo (ROJAS, 1992).

20

3. MATERIAL Y MÉTODO

3.1. Ubicación del ensayo:

El ensayo se realizó en el Fundo La Palma perteneciente a Inversiones Quintil S.A,

ubicado en la comuna de Quillota, provincia de Quillota, V región (Longitud 71°

Oeste, Latitud 32°50´ Sur) y a 130 metros sobre el nivel del mar.

3.2. Características de clima y suelo:

La zona de Quillota pertenece al clima Mediterráneo Marino, agroclima Quillota. Se

encuentra en el sector poniente del valle del Aconcagua. El régimen térmico de esta

zona se caracteriza por una temperatura media anual de 15.3°C, con una máxima

media del mes más cálido (enero) de 27°C y una mínima media del mes más frío

(julio) de 5.5°C. El período libre de heladas aprovechable es de nueve meses, de

septiembre a mayo. La suma anual de temperaturas, base 5°C, es de 3.700 grados/días

y 10°C, 1900 grados/días. Las horas fríos de marzo a noviembre llegan a 500. La

temperatura media mensual se mantiene sobre los 10°C (NOVOA et al., 1989).

Según MARTÏNEZ (1981), los suelos del sector de La Palma pertenecen a la serie La

Palma que se caracteriza por ser suelos sedimentarios, profundos y de origen aluvial,

de texturas arcillosas, de color pardo y buen drenaje.

3.3. Material vegetal:

Se utilizó un cultivo comercial de tomate en invernadero frío, denominado tomate de

otoño, durante el período del 15 de enero al 15 de julio de 2002. Se usó la variedad de

tomate FA-593 caracterizada por ser del tipo larga vida poseedor del gen rin y de

crecimiento indeterminado.

21

La siembra se realizó en contenedores el día 10 de diciembre de 2001. Posteriormente

el trasplante se realizó el 15 de enero de 2002. Las plantas se dispusieron en mesas de

plantación de 80 cm de ancho, con distancia de plantación de 20 cm sobre la hilera

(Anexo 1). La densidad de plantación fue de 28.000 plantas por hectárea.

La conducción se realizó a eje simple, dispuestas en “V” y el sistema de entutorado se

realizó por medio de una cinta gareta. Las plantas cuelgan de una estructura de

soporte compuesta por alambres a 2 m de altura a lo largo de la mesa de plantación.

Se utilizaron invernaderos fríos de madera, tipo dos aguas, de 4 metros de alto, 34

metros de largo y 6 metros de ancho agrupados en módulos de 30 capillas. El sistema

de ventilación del invernadero cuenta con lucarna cenital de proyección vertical y

ventanas ubicadas en la parte superior de los dos frentes del invernadero. La cubierta

utilizada fue de polietileno térmico (0.2 mm de espesor) de dos temporadas.

Los manejos culturales se realizaron de acuerdo a las técnicas actuales para la

producción forzada de tomates bajo plástico en la zona de Quillota (ALLENDES,

MENDOZA y ROJAS, 1992). A continuación se detallan algunos de ellos

considerados de mayor relevancia para este caso. Para permitir la cuaja óptima de los

frutos, se utilizó el producto de nombre comercial Procarpyl (i.a. Ácido-4-cloro

feoxiacético; (2-naftiloxy) acetamida). La dosis del producto comercial de 4 ml·l-1 fue

asperjada sobre el racimo floral cuando presentó un 50% de floración. Este manejo se

complementó con la vibración manual de las plantas en forma periódica. La poda de

los brotes axilares se realizó cuando alcanzaron un largo aproximado de 3 cm.

Se definió una carga frutal de cinco frutos por racimos, y las plantas se despuntaron

sobre el sexto racimo floral.

22

La fertirrigación se realizó de acuerdo a la solución nutritiva de Steiner modificado

(DUIMOVIC, 1993).

3.4. Tratamientos:

El manejo de poda de hojas consistió en retirar una de ellas por simpodio. El

momento de realizar el manejo estuvo dado por la condición de desarrollo del racimo

que corona a cada simpodio. Éste debe encontrarse con frutos de 10 mm de diámetro

ecuatorial (Martínez et al., 1998). Así por ejemplo, se retiró una hoja entre el primer y

segundo racimo, cuando los frutos del segundo racimo tenían un diámetro ecuatorial

de 10 mm, y así sucesivamente.

Los tratamientos consistieron en someter a las plantas a similares tipos de deshoje, en

una misma etapa fenológica, pero con una diferente distribución en la planta, como se

detalla a continuación:

T0: Testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

3.5. Mediciones:

Las mediciones de rendimiento, tamaño y calidad interna del fruto sólo se realizaron

sobre los racimos 1-2-3-4, ya que condiciones climáticas y sanitarias impidieron la

cosecha de los racimos 5 y 6.En las mediciones de calidad del fruto se realizaron

combinando los racimos 1-2 y 3-4, debido a que la cosecha de los racimos presentó

variabilidad en el tiempo.

23

3.5.1. Rendimiento, tamaño, crecimiento y calidad de frutos

La cosecha de los frutos se realizó dos veces por semana, desde los 45 hasta los 68

días después del transplante. El índice de cosecha correspondió a tomate rosado, es

decir, con un 30 a 50% de la superficie con coloración rosada o roja. Al momento de

la recolección se pesó cada uno de los frutos para obtener su calibre y el rendimiento

final. Los frutos se clasificaron según su peso en las siguientes categorías

(ELIZONDO, 1999):

Extra: Fruto con peso mayor a 250 g

Primera: Fruto con peso entre 150 y 250 g

Segunda: Fruto con peso entre 150 y 100 g

Tercera: Fruto con peso entre 100 y 80 g

Se midió el diámetro ecuatorial de los frutos con un pie de metro y con una

frecuencia de siete días, desde los 45 hasta los 136 días después del transplante. La

medición se realizó en dos plantas de la mesa central de cada unidad experimental,

realizando un seguimiento de dos frutos de cada racimo.

Color: se realizaron cuatro lecturas de color, en puntos equidistantes a lo largo del

diámetro ecuatorial, sobre la epidermis de cada fruto. La determinación se hizo por

medio de un colorímetro por reflexión (Minolta, modelo CR-200), que proporciona

valores de L, a y b basados en la tabla de colores de Hunter. Estos parámetros

indican: L, luminosidad, a el rango de color verde a rojo y b rango que va desde azul

a amarillo. Con los valores promedio obtenidos se calculó los parámetros Croma

(saturación) y Ángulo de matiz (Tono) por medio de las siguientes fórmulas

(McGUIRE, 1992):

24

pH: Los frutos de cada muestra se trituraron de manera de obtener una pulpa, sobre la

cual se realizó la medición con un pH-metro marca Schott modelo Handylab 1.

Sólidos Solubles: Se midió en el suero obtenido al decantar la pulpa del fruto por

medio de un refractómetro de mano de 10° Brix marca Atago modelo ATC-1.

Biomasa aérea: Se determinó la materia seca a tres plantas por unidad de muestreo.

Cada planta fue sometida a un secado en horno a 60 °C por 72 horas. Además, se

midió el peso fresco de 15 plantas.

3.5.2. Parámetros ambientales

Radiación fotosintéticamente activa: Se realizó con un censor marca Li-Cor, cada

siete días, entre las 10:00 AM y 11:00 AM, obteniendo una lectura en cada una de las

unidades de muestreo. La medición se efectuó a una altura de 32 cm sobre el suelo,

que corresponde a la altura promedio del primer racimo.

Temperatura: Se utilizaron termógrafos marca Ibutton modelo Thermochron. Se

dispusieron dos termógrafos en una planta de cada tratamiento, los que se ubicaron en

la parte basal (entre racimos 1-2) y distal (racimos 5-6). Los sensores se fijaron al

tallo mediante una envoltura de papel metálico y cinta adhesiva.

22)( bacCroma +=

( )baarctghtizÁngulodema /)( =°

25

3.6. Unidad experimental:

La unidad experimental está representa una parcela de forma rectangular de 48 m2,

está compuesta por tres mesas de cultivo y posee un número de 120 plantas.

La unidad La unidad de muestreo corresponde a una sección de tres metros lineales

sobre la mesa central de cada unidad experimental y está compuesta por 15 plantas

(Anexo 2).

3.7. Diseño experimental:

Se ocupó un diseño completamente al azar, con cuatro tratamientos y cinco

repeticiones. La distribución espacial de las parcelas se muestra en el Anexo 3. En los

cuadros de la sección 4 (Presentación y Discusión de Resultados) se especifica en

número de sub-muestras utilizadas para cada parámetro evaluado.

3.8. Análisis de datos:

Los datos se evaluaron mediante el análisis de Varianza (ANDEVA). Cuando el valor

P asociado al estadístico de prueba fue menor o igual a 0.05 se usó el test de

separación de medias de Tukey, con α = 0.05.

26

4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS

4.1. Rendimiento:

En el presente ensayo no se detectaron diferencias significativas entre los

tratamientos con respecto al rendimiento (Cuadro 1).

El rendimiento final de una planta de tomate depende del número y del peso de los

frutos (HO y HEWITT, 1986) y de la relación entre ellos (CASTRO, 1991). Al igual

que en el presente ensayo, ELIZONDO (1999) y SLACK (1983), en sus ensayos de

defoliación no obtuvieron resultados significativos. El primero obtuvo un rendimiento

promedio de 100 ton/ha en cada tratamiento y el segundo logró un valor promedio de

diez kg·planta-1.

CUADRO 1. Efecto del deshoje en el rendimiento medido en ton/ha de fruta cosechada de los primeros cuatro racimos de tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamiento Rendimiento ton/ha *

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

71NS

75

79

81 S: no significativo (P> 0.05) * Promedio de la muestra de 15 plantas de la mesa central de cada unidad experimental.

STACEY (1983) y WOLK, KRETCHMAN y ORTEGA (1983) en sus ensayos de

defoliación encontraron diferentes respuestas del rendimiento, obteniendo un

aumento, mantención y disminución del mismo. En general, no sólo el nivel de

defoliación podría afectar el rendimiento, sino que también la etapa fenológica en la

cual este manejo se efectúa.

27

MARTÍNEZ et al. (1998) realizaron una poda de hojas equivalente a la realizada en

el presente ensayo. A diferencia del presente ensayo, ellos determinaron que la poda

de la tercera hoja entre cada racimo produce un aumento en el rendimiento.

La mantención del rendimiento equivalente al control en las plantas defoliadas puede

explicarse por una mayor eficiencia fotosintética de las hojas remanentes. TANAKA

y FUJITA (1974) plantean que la defoliación parcial (30% de las hojas) de tomate

aumenta la tasa fotosintética de las hojas restantes en las plantas, compensando

parcialmente la asimilación de las hojas removidas. Lo anterior es corroborado por

AUNG y KELLY (1966), que indican que la remoción de hojas maduras en el tomate

produce una mayor tasa de asimilación neta, probablemente producto del incremento

de área foliar de las hojas remanentes.

La teoría del aumento en la eficiencia fotosintética de las hojas remanentes planteada

por TANAKA y FUJITA (1974),) quedó demostrada en el estudio de SHISHIDO,

KUMAKURA y HORI (1993), que plantean que cuando se realiza una remoción de

hojas y se elimina el depósito de la relación fuente-depósito, la fuente remanente

realiza un ajuste compensatorio y desarrolla una nueva relación. Ello provoca un

aumento en el porcentaje de distribución de asimilados a las hojas jóvenes, a

expensas de la raíz que sostendría el crecimiento de la planta en el futuro.

4.2. Distribución de calibres:

En cada categoría de tamaño no se detectó diferencias significativas entre las medias

de los tratamientos (P>0.05) (Figura 1). El promedio de frutos grandes (primera)

correspondió a 55%, mientras que los mas pequeños (tercera) equivalen al 5%.

ELIZONDO (1999) tampoco encontró diferencias en el calibre de la fruta entre los

tratamientos de deshoje.

28

0

10

20

30

40

50

60

Extra Primera Segunda Tercera Cuarta

Categorías de tamaño

% d

e fr

uta

en c

ada

cate

goría

T0

T1

T2

T3

T0: testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

FIGURA 1. Efecto del deshoje sobre el calibre. Los frutos cosechados de clasificaron en cinco categorías de tamaño de tomate de otoño, var. FA-593. Quillota,

2002.

Tratamientos

29

4.3. Descarga de la fruta:

La cosecha se extendió por un período de cinco semanas. En las tres primeras

semanas, en el mes de abril, se cosechó un tercio del rendimiento total, y en las dos

últimas semanas (mes de mayo) se recolectó el resto de los frutos. Los resultados del

análisis estadístico indican que no existen diferencias significativas entre los

tratamientos al comparar la descarga de fruta en cada período de cosecha (Figura 2).

ELIZONDO (1999) tampoco encontró diferencias en la descarga de la fruta entre los

tratamientos de deshoje, evaluando los seis primeros racimos del cultivo.

Para el cultivo de tomate de otoño existe un factor de tipo económico que tiene

importancia, asociado a la estacionalidad de precio y oferta. De acuerdo a los datos

compilados por ODEPA (2002) para el período 1999-2001, a medida que la cosecha

se realiza en los meses de mayo y junio, la oferta de tomate se reduce de 15 millones

de kilos a sólo 5 millones, y los precios experimentan un aumento de $120 (mayo) a

$220 (junio) (Anexo 4). La estrategia comercial debería enfocarse a desplazar la

cosecha hacia el final del período de cultivo.

4.4. Crecimiento del fruto:

Los resultados demostraron que no existen diferencias significativas en la tasa de

crecimiento del fruto, así como en el número de días desde la cuaja a cosecha

(Cuadro 2). Este período de tiempo varió entre 51 y 53.4 días y la tasa de crecimiento

promedio fue de 0.6 mm mm-1·día-1. Los valores de días de cuaja a cosecha se ubican

dentro del rango mencionado por CHAMARRO (1995), quien precisa que el tiempo

necesario para que el ovario fecundado se desarrolle a un fruto maduro es de 7 a 9

semanas, en función del cultivar y las condiciones ambientales.

30

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45-52 56-62 67-74 76-83 90-98

Días después del transplante

% to

tal d

e co

sech

aT0T1T2T3

T0: testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

FIGURA 2. Efecto de la poda de hojas en la distribución de la cosecha. Los períodos de cosecha fueron cinco, de una duración promedio de siete días. Evaluado en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamientos

31

CUADRO 2. Efectos de la defoliación sobre el tiempo de desarrollo del fruto evaluado en los parámetros de tasa de crecimiento y días de cuaja a cosecha del fruto, en tomate otoño var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamiento

Días de cuaja a

cosecha*

Tasa crecimiento

(mm·mm-1·día-1)*

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

53.2NS

53.4

50.5

51

0.6 NS

0.7

0.6

0.6 NS: no significativo (P> 0.05) Promedio de una submuestra de 2 frutos de cada racimo de dos platas de la mesa central de cada

unidad experimental.

4.5. Sólidos Solubles:

Los resultados de los niveles de sólidos en los racimos frutales se presentan en el

Cuadro 3. Para esta variable no hubo diferencias significativas. En promedio el valor

de sólidos solubles fue de 3.87 °Brix.

CUADRO 3. Efecto del deshoje sobre en nivel de sólidos solubles (grados °Brix) de cada tratamiento medido en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota,

2002. Sólidos solubles (°Brix)*

Tratamiento Racimo 1- 2 Racimo 3 - 4

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

3.76 NS

3.98

3.32

3.92

3.96 NS

4.08

3.98

3.94 NS: no significativo (P> 0.05) * Promedio de una muestra de 8 frutos de la mesa central de cada unidad experimental.

32

WOLK, KRETCHMAN y ORTEGA (1983) estudiaron la respuesta del tomate a la

defoliación. Ellos señalan que en la medida que la defoliación fue más intensa (en tres

niveles: 25%, 50% y 80%) el contenido de sólidos solubles disminuye

progresivamente al aumentar el deshoje. Sin embargo, en este ensayo no se

observaron diferencias significativas entre el tratamiento control y el nivel más alto

de deshoje. TANAKA, FUJITA y SHIOYA (1974), sugieren que la planta puede

ajustar la tasa de fotosíntesis en respuesta al deshoje, debido a que la actividad de las

hojas restantes se incrementa y compensa total o parcialmente la disminución del área

foliar.

4.6. Valor de pH:

Los valores de pH no presentan diferencias significativas para los diferentes

tratamientos que fueron sometidas las plantas (Cuadro 4).

CUADRO 4. Efecto del deshoje sobre el valor de pH de cada tratamiento medido en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

pH

Tratamiento Racimo 1-2 Racimo 3-4

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

4.34NS

4.31

4.33

4.28

4.37 NS

4.31

4.30

4.31 NS: no significativo (P> 0.05) * Promedio de una muestra de 8 frutos de la mesa central de cada unidad experimental.

El valor promedio de pH fue de 4.31. Este resultado concuerda con lo descrito por

WOLK, KRETCHMAN y ORTEGA (1983), quienes señalan que el deshoje no afecta

33

el pH. Los valores obtenidos en este ensayo están dentro del rango de 4 a 4,8 indicado

por CHAMARRO (1995) como el normal para tomates de consumo fresco.

4.7. Color:

El parámetro de color externo del fruto no presenta diferencias significativas para

cada uno de sus componentes (luminosidad, croma y tono), como se indica en el

Cuadro 5. Los experimentos de deshoje realizados por otros autores no incluyen una

evaluación del color (ELIZONDO, 1999; STACEY, 1983 y MARTÍNEZ, 1998).

CUADRO 5: Efecto del deshoje sobre el color interno del fruto, medido en los parámetros de luminosidad, croma y tono en tomate de otoño, var. FA- 593. Quillota, 2002.

Luminosidad* Croma* Tono*

Racimo Racimo Racimo

Tratamiento 1-2 3-4 1-2 3-4 1-2 3-4

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

54,5NS

53,0

52,8

52,9

52,9 NS

52,9

54,3

53,9

23,7 NS

29,7

21,7

30,1

25,4 NS

28,9

25,1

30,1

67,3 NS

62,2

75,9

57,4

68,8NS

61,0

78,4

62,1

NS: no significativo (P> 0.05) Promedio de una muestra de 8 frutos de la mesa central de cada unidad experimental.

4.8. Biomasa aérea:

En el peso fresco y seco de la parte aérea de la planta no se encontró diferencias

significativas. El peso seco promedio fue de entre 175 g·planta-1; el peso fresco

promedio fue de 1.4 kg·planta-1 (Cuadro 6).

34

CUADRO 6. Efecto del deshoje sobre la biomasa aérea, medida en el peso fresco y materia seca en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamiento Materia seca (g)* Peso fresco (kg)**

Control

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

168,6NS

182,2

165,1

184,0

1,4NS

1,4

1,4

1,3

NS: no significativo (P> 0.05) *Promedio de una submuestra de 3 plantas de la unidad de muestreo de cada unidad experimental. ** Promedio de la muestra de 15 plantas de la mesa central de cada unidad experimental.

En el presente ensayo la medición de materia seca se realizó sobre las estructuras

aéreas de la planta (tallo y hojas), ya que es complejo extraer raíces del suelo;

además, proporcionalmente las raíces representan un 5% del peso seco de la planta.

En forma similar, el peso seco de las hojas en 2.4 veces el peso del tallo (VÁSQUEZ,

1994).

La distribución de la materia seca en la planta podría ser explicado por MARTÍNEZ

et al. (1999). Estos investigadores utilizaron una metodología de evaluación donde

sólo midieron la ganancia de peso seco de las hojas. Según sus resultados no se

produjo una diferencia de peso seco, por que los manejos de poda no superaron a una

hoja por simpodio.

Los datos de esta investigación se contradicen por lo planteado por los investigadores

ANDRIOLO et al. (2001), quienes utilizando una metodogía similar al presente

ensayo en los manejos de poda y medición de materia seca (tallo y hojas),

determinaron que existen diferencias de peso seco entre los tratamientos y el control

por efecto del deshoje. Ellos concluyeron que la materia seca extra acumulada en las

35

plantas no defoliadas no se distribuyó a los frutos, sino que permaneció en las hojas

principales.

4.9. Intercepción de radiación fotosintéticamente activa:

Se realizaron 6 mediciones de radiación fotosintéticamente activa durante todo el

período del ensayo. Sólo en la medición realizada a los 77 días post-transplante se

detectaron diferencias significativas (Figura 3). El mayor nivel de radiación PAR se

logró con los tratamientos 2 (poda de los simpodios cuatro al seis) y 3 (poda de los

simpodios uno al seis), con 30% más de radiación que el testigo.

La importancia del aumento de la iluminación al interior de la canopia queda de

manifiesto por la investigadores COCKSHULL, GRAVES y CAVE (1992) indican

que existe una relación entre la radiación solar incidente y la ganancia de peso fresco

de la fruta. De acuerdo a ello, la mayor radiación al interior de la canopia observada

en este ensayo podría haber afectado positivamente el rendimiento, situación que no

ocurrió.

4.10. Temperatura:

Los valores de temperatura se presentan ordenados en rangos en las Figuras 4 y 5. En

general, todos los tratamientos tanto en la porción distal como basal del tallo, siguen

el mismo patrón térmico durante el cultivo. Se determinó que la temperatura

disminuye levemente en la parte basal de la planta comparada con los datos de

temperatura de la parte superior. La mayor parte del tiempo la temperatura fluctuó

entre 15 a 20°C tanto en la porción basal y distal de la planta. La temperatura

promedio diaria durante el período del cultivo fue de 18°C. Dicha temperatura

representa una limitación moderada para lograr la máxima expresión del potencial

36

0

30

60

90

120

150

180

210

56 63 70 77 84

Días después del transplante

Val

or P

AR

(µM

ol fo

tone

s M-2

S-1

)T0T1T2T3

a

ab

bc

bc

T0: testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

FIGURA 3. Mediciones radiación fotosintéticamente en cinco momentos del desarrollo del cultivo a una altura de 30 cm del suelo, en tomate otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamientos

37

0100200300400500600700800900

1000

0 a 5 5 a 10 10 a 15 15 a 20 20 a 25 25 a 30 30 a 35

Rango de temperatura (°C)

N° d

e ho

ras

T0T1T2T3

T0: testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

FIGURA 4. Registro de temperaturas durante el período de cultivo. Los sensores se ubicaron de la parte basal de la planta. Los datos se ordenaron en rangos de temperatura. Evaluado en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamientos

38

0100200300400500600700800900

1000

0 a 5 5 a 10 10 a 15 15 a 20 20 a 25 25 a 30 30 a 35

Rango de temperatura (°C)

N° d

e ho

ras

T0T1T2T3

T0: testigo (sin deshoje)

T1: Poda de los simpodios 1- 2- 3

T2: Poda de los simpodios 4-5-6

T3: Poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6

FIGURA 5. Registro de temperaturas durante el período de cultivo. Los sensores se ubicaron de la parte distal de la planta. Los datos se ordenaron en rangos de temperatura. Evaluado en tomate de otoño, var. FA-593. Quillota, 2002.

Tratamientos

39

productivo de la especie, ya que la temperatura óptima es de 24-25ºC durante el día

(RODRÍGUEZ, TABARES y MEDINA, 1984).

4.11. Consideraciones finales:

Los manejos de poda generan mejores condiciones de iluminación al interior de la

canopia. La planta de tomate muestra una plasticidad y capacidad de adaptación

frente a los manejos de deshoje, manteniendo el rendimiento aún cuando se remueve

el 30% del follaje.

El deshoje podría reducir la incidencia de enfermedades, ya que crea un ambiente

mejor ventilado y con menor déficit de presión de vapor. Dicha condición podría

restringir el desarrollo de hongos patógenos como Botrytis cinerea y Cladosporium

fulvum a causa de la mejora de las condiciones ambientales (BLANCARD, 1990).

Finalmente, otro aspecto positivo de la poda podría ser una disminución en el

consumo de agua e insumos como fertilizantes y pesticidas.

40

5. CONCLUSIONES

El manejo de eliminación de una hoja por simpodio no afecta negativamente el

rendimiento, la calidad de la fruta, ni la acumulación de biomasa aérea.

El rendimiento no se vio afectado negativamente dado que la planta fue capaz de

compensar la pérdida de sus hojas.

En cuanto a la calidad del fruto dado por el nivel de sólidos solubles y pH no se

observaron diferencias significativas.

Por último, la biomasa aérea no sufrió variaciones debido a que los manejos de poda

no superaron a una hoja por simpodio.

En la medición de radiación realizada al final del ciclo productivo, se determinó que

la poda de una hoja en los simpodios uno al seis y la poda de una hoja en los

simpodios cuatro al seis genera un aumento del 30% en la radiación

fotosintéticamente activa al interior de la canopia, en comparación con el testigo.

41

6. RESUMEN

El cultivo de tomate bajo invernadero presenta limitaciones del ingreso de la luz principalmente por la alta densidad de plantación y por el sombreamiento producido por las cubiertas. El objetivo de la presente investigación fue evaluar el efecto de la poda de hojas (deshoje) sobre el ingreso de luz, productividad y calidad de la fruta. El ensayo se realizó en el Fundo La Palma perteneciente a Inversiones Quintil S.A, ubicado en la comuna de Quillota, provincia de Quillota V región, durante el período del 15 de enero al 15 julio de 2002. Se utilizó un cultivo comercial de tomate de la variedad FA-593 de crecimiento indeterminado, bajo condiciones de invernadero frío. El manejo de poda consistió en retirar una hoja de cada simpodio, con frutos de 10 mm de diámetro ecuatorial en el racimo que corona a cada simpodio. Los tratamientos consistieron en: testigo (sin deshoje), poda de los simpodios 1- 2- 3, poda de los simpodios 4-5-6, poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6. Se evaluó la precocidad, rendimiento, calidad de la fruta, biomasa aérea, radiación fotosintéticamente activa y temperatura. El diseño experimental fue completamente al azar, con cinco repeticiones. Cada repetición consistió en un conjunto de 120 plantas (48 m2). Los resultados de los tratamientos de deshoje indican que no hubo efecto sobre el rendimiento, precocidad, distribución de calibres, ni en la calidad de la fruta (color, pH, sólidos solubles). La medición de radiación fotosintéticamente activa realizada al final del ciclo productivo fue un 30% mayor con la poda de los simpodios 1-2-3-4-5-6 y la poda de los simpodios 4-5-6 comparado con el control.

42

7. LITERATURA CITADA

ADAMS, S. R.; COCKSHULL, K. E. and CAVE, C. J. 2001. Effect of temperature on the growth and development of tomato fruits. Annals of Botany 88: 869-877 ANDRIOLO, L.; FALCAO, L.; DUARTE, T. and SKREBSKY, E. 2001.

Defoliation of greenhouse tomato plants and its effects on dry matter accumulation and distribution to fruits. Acta Horticulturae 559: 123-126

ALLENDES, H. 1992. Control de plagas y enfermedades en tomates. In: Curso producción de tomate forzado y al aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de julio de 1992. pp.A1-A17

_____________. 1992. Mano de obra. In: Curso producción de tomate forzado y al

aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de Julio de 1992. pp.A18-A23

AUNG, L. and KELLY, W. 1966. Influence of defoliation on vegetative, floral and

fruit development in tomatoes (Lycopersicon esculentum Mill). Proceedings of the American Society for Horticultural Science 89: 563-570.

BLANCARD, D. 1990. Enfermedades del tomate; observar identificar luchar. Madrid, Mundi-Prensa. 212p.

CALVERT, A. 1964. The effects of air temperature on growth of young tomato plants in natural light conditions. Proceedings of the American Society for Horticultural Science 34: 154-162.

CASTRO, M. 1991. Efecto de la densidad de plantas, el raleo de frutos y poda de

racimos sobre la producción del tomate (Lycopersicon esculentum Mill.). Taller de Licenciatura Agr. Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 76p.

CORPORACIÓN DE FOMENTO DE LA PRODUCCIÓN-UNIVERSIDAD

CATÓLICA DE CHILE. 1986. Monografías hortícolas. Tomate, arveja, brócoli, zanahoria. Santiago, PUC-CORFO. 99p.

CHAMARRO, J. 1995. Anatomía y fisiología de la planta. In: Nuez, F. ed. El

cultivo del tomate. Madrid, Mundi-Prensa. pp.44-91

43

COCKSHULL, K.; GRAVES, C. and CAVE, C. 1992. The influence of shading on yield of glasshouse tomatoes. Journal of Horticultural Science 67: 11-24.

DECOTEAU, D. 1990. Tomato leaf development distribution as influenced by leaf

removal and decapitation. HortScience 52: 681-684. DE KONING, A. N. 1988. The effect of different day/night temperature regimes on

growth, development and yield of glasshouse tomatoes. Journal of Horticultural Science 63: 465-471.

DUIMOVIC, A. 1993. Fertirrigación en cultivos forzados con los ojos abiertos.

Método “El Maestro”. Producción de Hortalizas protegidas bajo plástico. Santiago, INIA. Noviembre 1993. pp.6.1-6.15 (Serie La Platina n°50).

ELIZONDO, R. 1999. Evaluación técnica de diferentes tipos de deshoje y

determinación de su influencia en la rentabilidad del tomate cultivado para primor, variedad FA-144, en invernadero frío. Taller de Licenciatura Agr. Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 56p.

GRIENSON, D. and KADER, A. 1986. Fruit ripening and quality. In: Atherton, J. and Rudich, J. eds. The Tomato Crop: a scientific basis for improvement. London, Chapman & Hall. pp.241-280

HALBROOKS, M.C. and WILCOX, G.E. 1980. Tomato plant development and

elemental accumulation. Journal of the American Society for Horticultural Science 105(6): 826-828.

HO, L. 1996. Tomato In: Zamski, E.; Schaffer, A. eds. Photoassimilate distribution

in plant and crops. New York, Marcel Dekker, Inc. pp. 709-728 _____. and HEWITT, D. 1986. Fruit development. In: Atherton, J. and Rudich, J.

eds. The Tomato Crop. London, Chapman & Hall. pp.201-241 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS. 1997. VI Censo Nacional

Agropecuario. Santiago, INE. 300p. KINET, J. and PEET, M. 1997. Tomato in: H.C. Wien ed. The Physiology of

Vegetable Crops. New York, CABI. pp.207-258 ________. 1977. Effects of light conditions on the development of the inflorescence

in tomato. Scientia Horticulturae 6: 15-26.

44

LEOPOLD, A.C. and LAM, S.L. 1960. A leaf factor influencing tomato earliness. Proceedings of the American Society for Horticultural Science 76: 543-547.

MAROTO, J. 1994. Horticultura Herbácea Especial. 4ª. ed. Madrid, Ediciones

Mundi-Prensa. 611 p. MARTÍNEZ, A. 1981. Proyecto de implantación de sistemas de riegos tecnificados

en la estación experimental “La Palma”, Quillota. Tesis Ing. Agr. Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 106p.

MARTÍNEZ, S.; GRIMALDI, M.; GARBI, M. ARTUR, M. y BELTRANO, J. 1999.

Las hojas remanentes en tomate (Lycopersicon esculentum Mill) varian su peso seco por efecto de la defoliación. Agrícola Vergel. 18(214): 676-678.

____________.; ____________.; ________. y ________. 1998. Efecto de la

defoliación en tres momentos fonológicos sobre el rendimiento en tomate (Lycopersicon esculentum Mill.) en invernadero. Agricultura Técnica (Chile) 61: 522-526.

McGUIRE, R. 1992. Reporting of objetive color measurements. HortScience 27:

1254-1255. MENDOZA, H. 1992. Nutrición y fertilización mineral en cultivo de tomate bajo

invernadero y al aire libre. In: Curso producción de tomate forzado y al aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de Julio de 1992. pp.C1-C10

_____________. 1992. Uso de hormonas y bioestimulantes en tomate bajo

invernadero. In: Curso producción de tomate forzado y al aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de Julio de 1992. pp.C11-C34

NOVOA, R.; VILLASECA, S.; Del CANTO, P.; ROUANET, J.; SIERRA, C.; Del

POZO, A. 1989. Mapa agroclimático de Chile. Santiago, INIA. 221p. OFICINA DE ESTUDIOS Y POLÍTICAS AGRARIAS. 2002. Estadísticas de

agricultura Chilena series de precios agropecuarios. (on line). www.odepa.gob.cl

OWEN, H. and AUNG, L. 1990. Genotypic and chemical influences on fruit growth

of tomato. HortScience 25: 1255-1257.

45

PEARCE, B.D.; GRANCE, R.I. and HARWICK, K. 1993. The growth of young tomato fruit. I. Effects of temperature and irradiance on fruit grown in controlled environments. Journal of Horticultural Science 68: 1-11.

PICKEN, A.; STEWART, A. AND KLAPWIJK, D. 1986. Germination and

vegetative develoment. In: Atherton, J. and Rudich, J. (eds). The Tomato Crop. London, Chapman & Hall. pp.111-166

RODRÍGUEZ, R.; TABARES, J.M. y MEDINA, J.A. 1984. El cultivo moderno del

tomate. Madrid, Mundi-Prensa. 552p. ROJAS, B. 1992. Densidades y manejo de plantas. In: Curso producción de tomate

forzado y al aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de Julio de 1992. pp.B1-B8

_________. 1992. Riego por goteo y fertirrigación en tomate. In: Curso producción

de tomate forzado y al aire libre. Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. Talca, 9 de Julio de 1992. pp.B9-B18

SCHAFFER, A.; PETREIKOV, M.; MIRON, D.; FOGELMAN M.; SPIEGELMAN

M.; BNEI-MOSHE, Z. and SHEN, S. 1999. Modification of carbohydrate content in developing tomato fruit. HortScience 34: 1024-1026.

SHISHIDO, Y.; KUMAKURA, H. and HORI, Y. 1993. Changes in source-sink

interaction by defoliation and darking of sourse and sink leaf in tomato (Lycopersicon esculentum Mill.). Journal of the Japanene Society for Horticultural Science 62: 95-102.

SLACK, G. 1986. The effects of leaf removal on the tomato and yield of glasshouse

tomatoes. Journal of Horticultural Science 61: 353-360. STACEY, D. 1983. The effects of artificial deloliation on yield of tomato plants and

its relevance to pest damage. Journal of Horticultural Science 58: 117-120. TANAKA, A. and FUJITA, K. 1974. Nutriophysiological studies on the tomato

plant. IV. Source-Sink relationship and structure of the source-sink unit. Soil Science and Plant Nutrition 20: 305-315.

___________.; ____________. and KIKUCHI, K. 1974. Nutriophysiological studies

on the tomato plant III. Photosynthetic rate of individual leaves in relation to dry matter production of plant nutrition . Soil Science and Plant Nutrition 20: 173-183.

46

___________.; ____________. and SHIOYA, M. 1974. Nutriophysiological studies

on the tomato plant. II. Translocation of photosynthates. Soil Science Plant Nutrition 20: 163-171.

URRUTIA, G. 2000. Tomate para consumo fresco: mercado y perspectivas.

Agroeconómico 54: 50-54. VÁSQUEZ, C. 1994. Evaluación de sistema MAFF-modificado de fertilización

versus sistema de fertilización tradicional en dos sistemas de plantación, y confección de curvas de extracción del cultivo de tomate en ambos sistemas. Taller de Licenciatura Agr. Quillota, Universidad Católica de Valparaíso, Facultad de Agronomía. 106p.

WOLK, J.O.; KRETCHMAN, D.W. and ORTEGA, D.G. 1983. Response of tomato

to defoliation. Journal of the American Society for Horticultural Science 108: 536-540.

47

ANEXOS