1. Becquer. Leyendas

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    Unidad 1. El Romanticismo

    Gustavo Adolfo Bcquer: LeyendasBcquer fue tambin un notable escritor en prosa. Las Leyendas forman una seriede 18 ttulos en la que encontramos cuentos fantsticos, narraciones tradicionalese incluso poemas en prosa. Aqu tienes una de las ms celebradas.!e"tos en cer#antes#irtual.com$

    El rayo de luna

    Yo no s si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parecehistoria; lo que puedo decir es que en su fondo hay una verdad, una verdadmuy triste, de la que acaso yo ser uno de los ltimos en aprovecharme,dadas mis condiciones de imaginacin.

    Otro, con esta idea, tal vez hubiera hecho un tomo de losof!a lacrimosa; yohe escrito esta leyenda, que a los dem"s que nada vean en su fondo almenos podr" entretenerles un rato.

    - I -#ra noble, hab!a nacido entre el estruendo de las armas, y el inslito clamorde una trompa de guerra no lo hubiera hecho levantar la cabeza un instanteni apartar sus o$os de un punto del oscuro pergamino en que le!a la ltimacantiga de un trovador.

    %os que quisieran encontrarle no le deb!an buscar en el anchuroso patio desu castillo, donde los palafreneros domaban los potros, los pa$es ense&abana volar a los halcones y los soldados se entreten!an los d!as de reposo en

    alar el hierro de su lanza contra una piedra.'()nde est" *anrique, dnde est" vuestro se&or+ 'preguntaba algunasveces su madre.

    'o sabemos 'respond!an sus servidores'; acaso estar" en el claustro delmonasterio de la -e&a, sentado al borde de una tumba, prestando o!do a versi sorprende alguna palabra de la conversacin de los muertos, o en elpuente, mirando correr unas tras otras las olas del r!o por deba$o de susarcos; o acurrucado en la quiebra de una roca y entretenido en contar lasestrellas del cielo, en seguir una nube con la vista o contemplar los fuegos

    fatuos que cruzan como ehalaciones sobre el haz de las lagunas. #ncualquiera parte estar", menos en donde est todo el mundo.

    #n efecto, *anrique amaba la soledad, y la amaba de tal modo, que algunasveces hubiera deseado no tener sombra, porque su sombra no le siguiese atodas partes.

    /maba la soledad, porque en su seno, dando rienda suelta a la imaginacin,for$aba un mundo fant"stico, habitado por etra&as creaciones, hi$as de sus

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    delirios y sus ensue&os de poeta; porque *anrique era poeta, tanto, quenunca le hab!an satisfecho las formas en que pudiera encerrar suspensamientos, y nunca los hab!a encerrado al escribirlos.

    0re!a que entre las ro$as ascuas del hogar habitaban esp!ritus de fuego de

    mil colores, que corr!an como insectos de oro a lo largo de los troncosencendidos o danzaban en una luminosa ronda de chispas en la cspide delas llamas, y se pasaba las horas muertas sentado en un escabel $unto a laalta chimenea gtica, inmvil y con los o$os $os en la lumbre.

    0re!a que en el fondo de las ondas del r!o, entre los musgos de la fuente ysobre los vapores del lago viv!an unas mu$eres misteriosas, hadas, s!ldes uondinas, que ehalaban lamentos y suspiros o cantaban y se re!an en elmontono rumor del agua, rumor que o!a en silencio intentando traducirlo.

    #n las nubes, en el aire, en el fondo de los bosques, en las grietas de las

    pe&as, imaginaba percibir formas o escuchar sonidos misteriosos, formas deseres sobrenaturales, palabras ininteligibles que no pod!a comprender.

    1/mar2 3ab!a nacido para so&ar el amor, no para sentirlo. /maba a todas lasmu$eres un instante4 a sta porque era rubia, a aqulla porque ten!a loslabios ro$os, a la otra porque se cimbreaba, al andar, como un $unco.

    /lgunas veces llegaba su delirio hasta el punto de quedarse una nocheentera mirando a la luna, que 5otaba en el cielo entre un vapor de plata, o alas estrellas, que temblaban a lo le$os como los cambiantes de las piedraspreciosas. #n aquellas largas noches de potico insomnio, eclamaba4

    '6i es verdad, como el prior de la -e&a me ha dicho, que es posible que esospuntos de luz sean mundos; si es verdad que en ese globo de n"car querueda sobre las nubes habitan gentes, 1qu mu$eres tan hermosas ser"n lasmu$eres de esas regiones luminosas, y yo no podr verlas, y yo no podramarlas2... (0mo ser" su hermosura+... (0mo ser" su amor+

    *anrique no estaba an lo bastante loco para que le siguiesen losmuchachos, pero s! lo suciente para hablar y gesticular a solas, que es pordonde se empieza.

    - IV -789*anrique, con el o!do atento a estos rumores de la noche, que unas veces leparec!an los pasos de alguna persona que hab!a doblado ya la ltimaesquina de un calle$n desierto; otras, voces confusas de gentes quehablaban a sus espaldas y que a cada momento esperaba ver a su lado,anduvo algunas horas corriendo al azar de un sitio a otro.

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    -or ltimo, se detuvo al pie de un casern de piedra, oscuro y antiqu!simo, yal detenerse brillaron sus o$os con una indescriptible epresin de alegr!a.#n una de las altas ventanas o$ivales de aquel que pudiramos llamarpalacio se ve!a un rayo de luz templada y suave que, pasando a travs deunas ligeras colgaduras de seda color de rosa, se re5e$aba en el negruzco y

    grieteado paredn de la casa de enfrente.'o cabe duda; aqu! vive mi desconocida 'murmur el $oven en voz ba$a sinapartar un punto sus o$os de la ventana gtica', aqu! vive. #lla entr por elpostigo de 6an 6aturio...; por el postigo de 6an 6aturio se viene a estebarrio...; en este barrio hay una casa donde, pasada la media noche, an haygente en vela... (#n vela+ (:uin sino ella, que vuelve de sus nocturnasecursiones, puede estarlo a estas horas+... o hay m"s; sta es su casa.

    #n esta rme persuasin, y revolviendo en su cabeza las m"s locas yfant"sticas imaginaciones, esper el alba frente a la ventana gtica, de la

    que en toda la noche no falt la luz, ni l separ la vista un momento.

    0uando lleg el d!a, las macizas puertas del arco que daba entrada alcasern, y sobre cuya clave se ve!an esculpidos los blasones de su due&o,giraron pesadamente sobre los goznes, con un chirrido prolongado y agudo.n escudero reapareci en el dintel con un mano$o de llaves en la mano,restreg"ndose los o$os y ense&ando al bostezar una ca$a de dientes capacesde dar envidia a un cocodrilo.

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    '(/ll!+ /ll! duerme mi se&or ). /lonso, que, como se halla enfermo, mantieneencendida su l"mpara hasta que amanece.

    n rayo cayendo de improviso a sus pies no le hubiera causado m"sasombro que el que le causaron estas palabras.

    - VI -%a noche estaba serena y hermosa; la luna brillaba en toda su plenitud en lom"s alto del cielo, y el viento suspiraba con un rumor dulc!simo entre lasho$as de los "rboles.

    *anrique lleg al claustro, tendi la vista por su recinto y mir a travs delas macizas columnas de sus arcadas... #staba desierto.

    6ali de l, encamin sus pasos hacia la oscura alameda que conduce al

    )uero, y an no hab!a penetrado en ella, cuando de sus labios se escap ungrito de $bilo.

    3ab!a visto 5otar un instante, y desaparecer, el etremo del tra$e blanco, deltra$e blanco de la mu$er de sus sue&os, de la mu$er que ya amaba como unloco.

    0orre, corre en su busca, llega al sitio en que la ha visto desaparecer; peroal llegar se detiene, $a los espantados o$os en el suelo, permanece un ratoinmvil; un ligero temblor nervioso agita sus miembros; un temblor que vacreciendo, que va creciendo, y ofrece los s!ntomas de una verdadera

    convulsin, y prorrumpe, al n, en una carca$ada sonora, estridente,horrible.

    /quella cosa blanca, ligera, 5otante, hab!a vuelto a brillar ante sus o$os,pero hab!a brillado a sus pies un instante, no m"s que un instante.

    #ra un rayo de luna, un rayo de luna que penetraba a intervalos por entre laverde bveda de los "rboles cuando el viento mov!a sus ramas.

    3ab!an pasado algunos a&os. *anrique, sentado en un sitial $unto a la altachimenea gtica de su castillo, inmvil casi y con una mirada vaga e inquieta

    como la de un idiota, apenas prestaba atencin ni a las caricias de su madreni a los consuelos de sus servidores.

    '= eres $oven, t eres hermoso 'le dec!a aqulla'; (por qu te consumes enla soledad+ (-or qu no buscas una mu$er a quien ames, y que, am"ndote,pueda hacerte feliz+

    '1#l amor2... #l amor es un rayo de luna 'murmuraba el $oven.

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    '(-or qu no despert"is de ese letargo+ 'le dec!a uno de sus escuderos'; osvest!s de hierro de pies a cabeza, mand"is desplegar al aire vuestro pendnde ricohombre, y marchamos a la guerra; en la guerra se encuentra lagloria.

    '1%a gloria2... %a gloria es un rayo de luna.'(:ueris que os diga una cantiga, la ltima que ha compuesto mosn/rnaldo, el trovador provenzal+

    '1o2 1o2 'eclam el $oven incorpor"ndose, colrico, en su sitial'. oquiero nada...; es decir, s! quiero...4 quiero que me de$is solo... 0antigas...,mu$eres..., glorias..., felicidad..., mentiras todo, fantasmas vanos queformamos en nuestra imaginacin y vestimos a nuestro anto$o, y los amamosy corremos tras ellos. (-ara qu+ (-ara qu+ -ara encontrar un rayo deluna.

    *anrique estaba loco; por lo menos, todo el mundo lo cre!a as!. / m!, por elcontrario, se me guraba que lo que hab!a hecho era recuperar el $uicio.

    %&uenta bre#emente el ar'umento de esta le(enda.%)ubra(a la presencia del narrador en el relato.%*denti+ca ( comenta los elementos romnticos presentes en el te"to.%&omenta la funcin del ttulo dentro de la narracin.%-Encuentras analo'as entre el Bcquer poeta ( el prosista -&ul te complacems /usti+ca la respuesta.