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    METAMORFO SIS

    [r8 6]

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    LI RO

    Portada del tomo II de las M et am or fo si s, edicin de Petrus Burmannus.[188]

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    Proemio: 1-4Orgenes del mundo: 5-75Creacin del hombre: 76-88Las Cuatro Edades: 89-150La Gigantomaquia: 151-162Lican: 163-252 Diluvio: 253-312Deucalin y Pirra: 313-415La serpiente Pitn: 416-451Dafue: 452-582lo: 583-624Argos-lo: 625-688Siringe: 689-712Argos: 713-723lo: 724-746pafo-Faetn: 747-779

    PROEMIOMIinspiracin me lleva a hablar de las figurastransformadas en cuerpos nuevos: dioses, sed \favorables a mis proyectos (pues vosotrosmismos ocasionasteis tambin esas transformaciones')y entrelazad mi poema sin interrupcin desde los albo-res del origen del mundo hasta mi poca .

    J Esta introduccin, el prefacio ms corto de la narrativa romana a granescala segn O. S. Due (1974) 94, que tiene su correspondencia en el tamobin breve eplogo y muestra su carcter pico con la invocacin a los dio-ses, est llena de sugerencias: la prosaica ex p res inft r t an imu s . . di c er e indicael deseo de alejarse de la pica virgiliana -cano);vo s m u ta st is et tll as podraser entendido zeugrnticamente os cambiasteis de forma y las ocasionas-teis, solucin discutible que no aceptan los comentaristas antiguos de lasMetamo rfosis , pero s P. Boyanc en su resea a la edicin de Lafaye enREA 32, 1930, 172; acerca de per petuu m de duc it e carm en y de las intencio-nes de Ovidio cfr. B. Otis (1970) 45 ss., O. S. Due (1974) 9497 Y M. Boillat (1985) entre otros, as como el apartado E l cmo de nuestra In troduccin .

    2 Mantenemos ill as, lectura de la prctica totalidad de los mss., puesconsideramos que se refiere aformas y que et tiene valor adverbial; sa es laopinin de, entre otros, F. Della Corte (1970) 93-96. No nos convence illaque tan slo aparece en el Amplonianus Erfutanus y que fue adoptada porLejay en su edicin de 1894 relacionndola con coepta

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    Apolo y Dafue.

    ORGENES DEL MUNDOAntes del mar y de las tierras y de lo que todo lo cu- 5bre, el cielo, era nico el aspecto de la naturaleza en el

    orbe entero, al que llamaron Caos', masa informe yenmaraada y no otra cosa que una mole estril y,amontonados en ella, los elementos mal avenidos delas cosas no bien ensambladas. Hasta ese momento 10ningn Titn proporcionaba luces al mundo, ni Pebe?volva a disponer nuevos cuernos en cuarto creciente, Ini la tierra estaba colgada en el aire que flua a su alre-dedor, equilibrada con su propio peso, ni Anfitrite ha -ba extendido sus brazos a lo largo de los lmites de lastierras. Y as como es cierto que all haba tierra y mar 15y aire, de igual modo la tierra no era fija, las aguas nonavegables, el aire desprovisto de luz: para nadie per-maneca su propia figura y los unos obstaculizaban alos otros, porque en un solo cuerpo la frialdad luchabacon el calor, la humedad con lo seco, las cosas blandas 20con las duras, las que tenan peso con las que carecande l.

    3 Dado que las M etamorfosis comienzan con una cosrnogona, no podaestar ausente el Caos de Hesodo, Theog. 116, aunque aqu aparezca conunas caractersticas diferentes. Sobre la posible influencia de otras cosmo-gonias orientales, cfr. J . Duchemin (1981) 549-552. L. P.Wilkinson (1955)213 ya sealaba el carcter eclctico de esta cosmogonia, viendo, no obs-tante, la influencia del estoico Posidonio y de Empdocles [cfr. tambinH. Drrie (1959)] mientras O. S. Due (1974) 97-98 pone de manifiesto queno hay ms que una ilusin cientfica y que Ovidio se limita a reflejar su-perficialmente unos conocimientos generales.

    4 Se refiere al Sol que, como hijo de los titanes Hiperon y Tea o Ta,recibe tal nombre especialmente en la literatura romana.s Nombre que se da a la Luna, una vez que se ha hecho el sincretismode esta luminaria con la diosa de la caza, Diana, nieta de la titnide Febe.6 Con el nombre de esta nereida, esposa de Neptuno, se designa aqu elmar, como posiblemente en Catulo 64,11, donde, al igual que en Ovidio,termina verso y forma un quinto pie espondaico.

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    Un dio s? y una naturaleza mejor puso trmino aeste conflicto; en efecto, separ del cielolas tierras y de Ilas tierras las agua syapart el transparente cielo del es-peso aire; despus que diferenci estas cosas y las libe-r del oscuro montn, uni en armoniosa paz a unos 25determinados lugares lo que haba sido separado. Lafuerza gnea y sin peso del cncavo cielo se elev y dis-\puso para s un lugar en la ms alta fortaleza; cercanoa l en ligereza y ubicacin est el aire, ms densa questos la tierra arrastr elementos de gran envergadura y 30se espes con su propia gravedad; el agua que fluye enderredor se adue de los ltimos lugares y mantuvodentro de sus lmites el mundo solidificado.I Cuando, quienquiera que fuera aquel dios,~epartilamasa as distribuida y redujo a piezas la repartida, enprimer lugar,para que no fuera desigual por parte algu- 35na, amonton la tierra hasta darle la apariencia de ungran globo; entonces extendi los mares y les ordenque se hincharan con los impetuosos vientos y rodea-ran las orillas de la tierra en un abrazo. Aadi tam-bin fuentes y enormes pantanos y lagos, y ci deoblicuas riberas los ros que se precipitan, que distri- 40buidos en diversos lugares en parte son absorbidos porella misma, en parte llegan al mar y recibidos en laplanicie de un agua ms libre golpean las costas en lu-gar de sus riberas. Orden tambin que se extendieranlos campos, que los valles se quedaran en el fondo, Ique los bosques se cubrieran de fronda, que rocososmontes se alzaran; y del mismo modo que dos zonas 45

    seI?ar~ el cielo por. su parte derecha y o tras tantas porla izquierda y la quinta es ms caliente que ellas, as eldesvelo del dios dividi el peso encerrado con estamisma proporcin, y otras tantas regiones quedan im-presas en la tierra. De ellas, la que est en el centro no[puede ser habitada a consecuencia del calor; abundan- 50te nieve cubre dos: igual nmero coloc entre una yotra y les dio la templanza de la llama mezclada conm09. Sobre ellas est suspendido el aire; el cual, cuantoms ligero es en peso que la tierra y ms ligero que elagua, tanto ms pesado es que el fuego. Orden tam- 55bin que all estuvieran las nieblas, que all las nubesy los truenos que conmueven los humanos espritus ylos vientos que originan los relmpagos a la vez quelos rayos. Tampoco a stos les permiti el constructordel mundo dominar el aire por completo; ahora condificultad se les pone obstculos para que destrocen el 60mundo, aunque cada uno dirija sus soplos en diferen-tesrecorridos: tan grande es la enemistad de los herma-nos' , Euro' se retir a las regiones de la Aurora y a l o sreinos nabateos, y a los de Persia y a las cumbres some-tidas a los rayos de la rnaana- ; el occidente y las cos-

    r

    9 Sigue tambin aqu la doctrina estoica al hablar de las cinco zonas delcielo, que se corresponden con las cinco terrestres. Para lo que a las zonasde la tierra se refiere, Ovidio ha debido de tener muy en cuenta a VirgiJio,Georg. 1233239 Y el Pan egrico de M e s al a 152168, como pusiera de mani-fiesto por primera vez 1. Pontanus, quien tambin remite a Hor. Carm . 122 (1724) Y ID 24 (36-44), y del mismo modo que Micyllus y Cnippingiusaclara que las zo nae de la derecha son las del norte y las de la izquierda lasdel sur. Es el propio Pontano quien recurre a la autoridad de Macrobio InSomnum Scip ionis 115. La teora se remonta a Parmnides y pasa por Aris-tteles tal como indica A. Ronconi (1967) 120.

    10 Segn Hesodo, Tbeog . 378381, los vientos Zfiro, Breas y Noto sonhijos de Astreo y la Aurora, hermana del Sol y de la Luna. No se tieneconstancia de la genealoga del Euro.11 Nombre griego del viento del Este.12 Acumulacin de tpicos para indicar el Este. Tal vez el ms usual enpoesa sea la referencia a la Aurora, que vive en la misma regin que el Sol

    7 No sabemos quines son esos deus el melior natura , si bien elf bric iorm undi del v , 57 y el op ifex reru m del 79 ha hecho pensar en el demiurgo delos estoicos. Para los precedentes filosficos y literarios cfr. entre otrosG. Lafaye (1971) 219-221, L. P. Wilkinson (1955) 213, L. Alfonsi (1958) 265268, B. Bilinski (1959) 108, J . Duchemin (1981) 552-53, U. Schmitzer(1990) 3539, as como los comentarios de Haupt-Ehwald y F. Brner d w -cum . G. Maurach (1979) no cree que haya un principio filosfico, sino po-ltico que simbolizara la figura de Augusto.

    8 A saber, la tierra.

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    tas que se calientan con la puesta del sol estn cercanasa Zfiro + ; Breas, que produce espanto, invadi Es- 65citia y los Siete Triones; la tierra opuesta se humede-ce con nubes continuas y con el lluvioso Austro. So-bre esto coloc el ter transparente y que carece depeso y que no tiene nada de las impurezas de la tierra.Apenas haba aislado as con lindes determinadastodas las cosas, cuando los astros, que durante largo 70tiempo haban estado oprimidos por una obscura nie-bla, comenzaron a brillar en la totalidad del cielo; ypara que ningn territorio estuviese privado de los se-res vivos que le son propios, los astros y las figuras delos dioses ocupan el suelo celeste, las aguas fueron aparar a los brillantes peces para que las habitaran, la tie- 75rra recibi a las fieras, a las aves el movible aire.

    ter retena semillas de su pariente el cielo' ; a sta elhijo de Ipeto la model mezclada con las aguas delluvia a imagen de los dioses que todo lo gobiernan',y, dado que los restantes seres vivos contemplan la tie-rra inclinados, le concedi al hombre una cara alta y le 85orden mirar al cielo y alzar su rostro erguido en direc-cin a los astros. De este modo; la tierra que hacapoco haba sido tosca y sin forma, transformada se vis-ti de desconocidas figuras de hombres.

    L A s CUATRO EDADES20Fue creada la primera edad, la de oro que, sin res-. ponsable alguno, por propia iniciativa, sin leyes, culti- 90vaba la lealtad y la rectitud. El castigo y el miedo esta

    CREACIN DEL HOMBRE17 Si entendemos que el cielo, e ter, es, como el fuego, uno de los cua-tro elementos, el cielo y la tierra son parientes; y si recordamos que en He-sodo, Tbeog. 126-128, Gea, la Tierra, surgida de Caos, engendra a Urano,el Cielo, tambin as estarian genealgicamente emparentados.18 Prometeo, quien segn Hes. Theog. 507-511 es hijo de Titn Ipeto yde la Ocenide Clmene; en cambio segn Apolodoro I 2, 3, su madre esla tambin Ocenide Asia.19 Conscientemente ambiguo, Ovidio ofrece dos versiones sobre ecreador del hombre: el demiurgo estoico op ifex rer um de v. 79) y Prome-

    teo. Con respecto a la mezcla de agua y tierra utilizada, como en e Gne -si s, para modelar al hombre, es e suyo e testimonio ms claro, pese a queya desde Hesodo Theog. 61 ss. se hable de la tierra como materia originalpara la creacin del gnero humano; cfr. A. Ruiz de Elvira (1971) 105-106.20 El mito de las edades o razas humanas arranca de Hes. Op.106201quien enumera cinco razas, en tanto que Ovidio habla de cuatro y mezclaedad {aetas), generacin pro les) y poca aeuum ). Sin duda le sirve de inter-mediario Arato, P hae n . 102-136, que nunca llama edades a las tres quemenciona. Cfr. A. Ruiz de Elvira (1964-65) 24-27, (1971) 91-101 y (1975)113-119. Segn I. A. Cruce, recogido por P. Burrnannus, e modelo del sul-monense no es Hesodo sino Fabio Pctor, pero ofrece un texto en latn

    que no aparece recogido ni en los fragmentos de Peter ni en los de Jacoby.Las intenciones que pudieron mover a Ovidio las analiza Ch.-M. Temes(1982).

    Faltaba todava un servivo ms respetable que stosy ms dotado de profundo pensamiento y que fueracapaz de dominar sobre los dems: naci el hombre,bien porque lo cre con semilla divina aquel artficede la naturaleza, origen de un mundo mejor, bien por- \ 80que la tierra recin creada y separada poco ha del altoy le antecede en su salida. Los nabateos vivan en el Noroeste de Arabia,entre el Mar Rojo y e Mar Muerto, y tenan como refugio la inexpugna-ble Petra en la actual J ordania.

    13 Nombre griego del viento de Oeste.14 Nombre griego del viento del Norte, caracterizado por su crudeza.IS Tanto Escitia, regin al norte de Mar Negro, como los Siete Trionesindican e Norte, es decir el Septentrin. Para estos ltimos vanse tam-bin las notas 171 y 237 del libro II.16 Aqu utiliza el nombre latino del viento del Sur, que es portador delluvias. De ah que prefiramos pl uoi oqi de los manuscritos, lectura refor-

    zada por la Planudea, s p luo iaq ue, conjetura de Gilbert mantenida por Eh-wald y Anderson; nos sirve de apoyo tambin el epteto aq ua tia ts utiliza-do por e propio Ovidio en II 853.

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    ban ausen~s y no se entrelazaban palabras amenaza-I doras en/bronce clavado ~i la ~uplicante muche-/ dumbre tema la cara de su Juez, smo que estaban se- >? guros singarante. Todava n021 haba penetrado enlas aguas cristlinas el/pino derribado de sus montes 95para visitar un mundo extranjero/ y los hombres noconocan costa alguna a excepcin de las suyas. To-dava no ~odeaban las liudades fosas en precipicio/no existala trompeta de bronce recto,jno 10sKuer-nos de bronce curvado no los cascos, no la espada:sin hacer uso del ejrcito, los pueblos pasaban la vida 100en aRacible ocio rbres de preocupaciones. Tambinla propia tierra, sin dao y sin haber sido tocada porla azada ni herida por arado alguno, ofreca por smisma todas las cosas y, satisfechos con los alimen-tos producidos sin que nadie los forzara, recolecta-ban frutos del madroo y fresas silvestres y frutos del 105cornejo y tambin moras que se adhieren a las duraszarzas y las bellotas, que haban cado del anchurosorbol de jpiter-'. La primavera era eterna y los apa-cibles zfiros+ acariciaban con tibias brisas las floresnacidas sin semilla; al punto tambin la tierra sinarar ofreca cereales y el campo no renovado blan- 110queaba por las pesadas espigas: fluan ya ros de le-\ che, ya ros de nctar, y la rubia miel goteaba de laverde encina.

    Despus de que, una vez enviado Saturno al Trta-

    ro24 lleno de tinieblas, el mundo estuvo bajo el domi-nio dejpiter=, lleg la generacin de plata, inferior al ll-oro, ms valiosa que el rojizo bronce. Jpiter acort laduracin de la antigua primavera y, a travs de invier-nos y veranos, de variables otoos y corta primavera,dividi el ao en cuatro periodos. Entonces por prime-ravez el aire abrasado por secos calores seinflam y es- 120tuvo colgado el hielo condensado por los vientos; en-tonces por primera vez entraron en las casas: fueroncasas las cuevas y los apiados arbustos y las ramas en-lazadas con corteza; entonces por primera vez las se-millas de Ceres26 fueron enterradas en largos surcos, ylos novillos gimieron oprimidos por el yugo.Despus de ella lleg la tercera generacin, la de 125bronce, ms cruel de carcter y ms dispuesta a las te-rribles armas, sin embargo, no manchada de crmenes;de duro hierro es la ltima. Al punto irrumpi en lapoca del peor metal toda iniquidad, huyeron el pun-donor y la verdad y la lealtad; su lugar lo ocuparon los 130engaos, las mentiras, las emboscadas y tambin laviolencia y el criminal deseo de poseer. El marinerodesplegaba las velas al viento y todava no los conocabien y las quillas, que durante mucho tiempo habanpermanecido fijas en la cima de los montes, saltaronentre olas desconocidas, y la tierra, antes comn como 135

    24 Satumo, correspondiente latino del titn Crono, destrona a su padreCielo (Urano) seccionndole los genital es con la ayuda de su madre la Tie-rra (Gea) y se hace dueo de las mansiones celestes (Hes. T beo g. 1 55.2 11 ).A su vez l es destronado por su hijo Jpiter (Zeus), que lo enva al Trta-ro, el lugar ms profundo de las regiones infernales. Para el llamado mitode la sucesin (Urano-Crono-Zeus), cfr. A. Ruiz de Elvira (1975) 47-58.25 En la concepcin romana hay dos grandes apartados en la sucesinde las Edades. La Edad de Oro coincide con el reinado de Saturno y a par-tir de Jpiter empieza un deterioro progresivo (cfr. Tib. 13,35-52 Y Yergo

    Georg.I 125-152), cuyas caractersticas Ovdio describe en orden inverso alos beneficios de la primera Edad.26 Los cereales, que reciben su nombre de la diosa protectora de la agri-cultura.

    21 De todos los tpicos de la Edad de Oro (para lo cual cfr. M C. lva-rez (1990) 159-160), Ovidio cita tan slo unos pocos al presentar esta edady va hacindose eco de otros en las siguientes generaciones. K Galinsky(1981) estudia los motivos que pudieron mover a Ovidio a reflejar laEdad de Oro de Augusto haciendo hincapi, 199-200, en los contrastes,siendo el ms significativo la ausencia de leyes en la edad mtica frente algran aparato legal auspiciado por el princeps . Cfr. as mismo U. Schmitzer(1990) 42-5l.22 La encina, rbol consagrado a Jpiter, en especial las del bosque deDodona.23 En plural se refiere a cualquier brisa bonancible.

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    la luz del sol y las brisas, la marc con una larga lindeelprecavido agrimensor. Y la rica tierra no slo recibala exigencia de las cosechas y los alimentos debidos,sino que se penetr en las entraas de la tierra, y las ri- 140quezas que haba escondido y haba conducido a lassombras estigias fueron excavadas, acicate de desgra-cias; y ya haba surgido el daino hierro y el oro msdaino que el hierro; surge la guerra, que lucha poruno y otro y agita con mano ensangrentada las armasque rechinan. Se vive de lo robado; el husped no estseguro de su husped, no el suegro del yerno, tam- 145bin es inusual la armona de los hermanos. El maridoes una amenaza de muerte para su esposa, ella para sumarido; las horribles madrastras mezclan amarillentosvenenos; el hijo se interesa por los aos de su padre an-tes de tiempo. Yacevencida la piedad'? y la VIrgenAstrea ha abandonado, la ltima de los dioses, las tie- 150rras humedecidas de matanza.

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    LA GIGANTOMAQUIA - ~r::~rYpara que no fuera ms seguro que las tierras el altoter, cuentan que los Gigantes'? intentaron alcanzar el v -reino celestial y que dispusieron montes apiados has-ta los elevados astros. Entonces el padre omnipotente,tras haber enviado un rayo, quebr el Olimpo y arran 155c el Pelio del Osa33 que lo sostena; mientras los fero-ces cuerpos yacan sepultados por su propia mole, di-cen que la Tierra se humedeci empapada por la abun-dante sangre de sus hijos y que dio vida a la calientesangre y, para que subsistieran algunos recuerdos de suestirpe, la convirti en figura de hombres, pero tam- 160bin aquella descendencia fue despreciadora de losdioses y muy vida de cruel matanza y violenta: los re-conoceras como nacidos de sangre.

    LlCAN34 c . / < -?J-(1Cuando el padre Saturnio contempl estas cosasdesde la cumbre de su fortaleza, lanz un gemido y27 De la Estige, la laguna infernal, y por extensin todo el mundo sub-terrneo.28 El trmino bospes indica tanto el que da como el que recibe hospitalidad y, aunque quiz por lgica debera haberse puesto el anfitrin noest seguro de su husped, pensamos que tampoco estaraseguro el hu s-

    ped de su anfitrin.29 Con la esperanza de heredar.30 El concepto roma o de pi etas es mucho ms amplio que su calco enlas lenguas modernas. Aqu lo mantenemos, como prcticamente todoslos traductores de las M et. (Viana, Lafaye,Miller, Lpez Soto, Ruiz de El-vira...), englobando bajo piedad- el respeto, amor y obligacin hacia losdioses y los hombres.31 Clara influencia de Arato, P baen. 102-136,donde vemos que es laJus-ticia la ltima divinidad que abandona las tierras. En Hes. Th eog. 92 y Op.256, laJusticia D ike) es hija de Zeus y Ternis; en cambio Arato presenta aAstreo como su padre; pero es Ovidio el primero en llamarla Astrea, man-

    teniendo, eso s, el nombre de Virgen, que es la constelacin en la que laJusticia se ha catasterizado en el poema de Arato. Cfr. A. Ruiz de Elvira(1975) 67-68.

    32 Los Gigantes que, segn Hes. Tbeog. 185-186,nacieron de Gea fecun-dada por las gotas de la sangre de Urano castrado por Crono, entablancontra Zeus y los Olmpicos una lucha (la Gigantomaquia), que no apare-ce en la obra hesidica y que conocemos por Apollod. I 6 y por las Gigan-tomaquia s de Claudiano, para lo cual cfr. M. C. lvarez (1978). Ovidio,que no da detalles de la contienda, introduce una estirpe descendiente dela sangre de los gigantes que no llegaa s er una quinta generacin, sino quese aade a la deteriorada edad de hierro.

    33 Los tres montes ms importantes de Tesalia.34 Rey deArcadia. Su propio nombre evoca su ulterior metamorfosis enlobo jylw s en griego). Queremos resaltar que la primera metamorfosis deun ser humano est considerada como el castigoal primer delito de la hu-manidad. Sobre el tratamiento ovidiano cfr. V. Poschl (1979),]. M. Haar-berg (1983) y W. S. Anderson (1989), donde se pone en duda el carcterparadigmtico de este castigo. Para las fuentes y los ritos que Ovidio cono-

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    podemos pennitirles vivir en aquellas tierras que leshemos concedido. Acaso creis, dioses, que estarnsuficientemente seguros aqullos, cuando a m, queposeo y domino el rayo, que os tengo y gobierno a vo-sotros, me ha preparado insidias Lican, famoso porsu fierezar.Todos se echaron a temblar y con apasionado empe-o reclamaron al que haba osado tales cosas: as, cuan- 200do una mano perversa se ensa en destruir el nombreromano con la sangre de Csar, el gnero humano sequed estupefacto por el terror tan grande de la repen-tina destruccin y todo el orbe se llen de espanto, yno fue para ti, Augusto, menos agradable el amor'de los tuyos que lo fue en ese momento para Jpiter. 205Despus de haber acallado ste con su voz y su manolos murmullos, todos guardaron silencio. Cuando secalm el gritero dominado por el poder del soberano,Jpiter de nuevo rompi el silencio con este discurso:Ciertamente l ha pagado su culpa (alejad esta in-quietud); osmostrar, sin embargo, cul fue elpecado, 210cul el castigo. Haban llegado a mis odos las habladu-ras de la poca; deseando que fueran falsas, desciendodel elevado Olimpo y, siendo un dios, bajo aparien-

    cia humana recorro las tierras. Largadilacin es enume- 215rar cunto crimen encontr por todas partes: las habla-duras en s mismas eran ms pequeas que la verdad.Haba atravesado el Mnalo, que causa horror con lasguaridas de fieras,y los pinares del glido Liceo a lavezque Cilene: entonces me introduzco en lamansin yen el inhspito palacio del tirano arcadio cuando alatardecer el crepsculo traa la noche. Di muestras de 220que haba llegado un dios, y el vulgo haba empezadoa orar: Lican en primer lugar se burla de las piadosasplegarias, despus dice: Pondr a prueba con un di-fano experimento si ste es un dios o un mortal; y laverdad no ser puesta en duda. Maquina destruirme 225durante la noche pesado por el sueo con una muerteinesperada: le agrada esta comprobacin de la verdad. no se sinti satisfecho con ello: cort con la espadala yugular de un rehn enviado desde el pueblo de losMolosos' y los miembros asmedio muertos en partelos ablanda en agua hirviente, en parte los asa puestosJal fuego. Tan pronto como coloc esto en la mesa, yo, 230con una llama vengadora, abat la techumbre contrhun hogar digno de su dueo; l huye aterrorizado y, al-canzando el silencio del campo, lanza aullidos y envano intenta hablar; su cara concentra de l mismo larabia y hace uso de su acostumbrado deseo de matan- 235za contra los animales y todava ahora se alegra con lasangre. En pelaje se transforman sus vestidos, en patassus brazos: se convierte en lobo y mantiene rastros desu antigua figura; el pelo cano es el mismo, la mismala violencia de su semblante, sus ojos brillan igual, ~imagen de fiereza es la misma. Una sola casa ha su- 240cumbido, p;ro no fue la nica digna de perecer; pordonde la tierra se extiende reina la cruel Erinis'; pen-

    48 Puede referirse al asesinato de Julio Csar; as lo entienden Haupt-Eh-wald y G. Lafaye ad loc . y B. Otis (1970) 99 Y 304. Otros (como R. Heinze(1972) 315; H. Breitenbach ad loc. , O. S. Due (1974) 71 Y 105) consideran,en cambio, que es una alusin a alguno de los atentados sufridos por Au-gusto. Sobre las distintas posturas, vase F. Bmer ad loc . Nosotras nos ad-herimos a quienes opinan que se hace referencia a Augusto, pues nos con-vence la explicacin de R. Regius que establece un paralelismo entre Li-can, que no tiene xito en sus asechanzas contra ]piter y los distintoscomplots contra Augusto de los que habla Suet. Aug . 19, en especial el deTelefo.

    49 Alabanza de Augusto inserta en la asamblea de dioses presidida por]piter para hacer evidente el paralelismo. Cfr. D. Mller (1987).50 P ietas como respeto, veneracin y amor de los romanos hacia su go-bernante.51 Monte de Tesalia donde se crea que tenian su morada los dioses.

    52 Mnalo, Liceo y Cilene son montes de Arcadia.53 Pueblo del Epiro.54 Utilizacin en singular de las Ernies, las Furias latinas, nacidas de laTierra fecundada por la sangre de Urano y que perseguan a los criminales,en especial a los parricidas.

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    4r Y ya estaba a punto de lanzar sus rayos contra todas; las tierras; pero tuvo miedo por si el sagrado ter se in-; ; ; ; . flamaba con tantos fuegos y arda la extensa bveda~ celeste. Tambin recuerda que estaba en los hadas que llegara una poca en la que el mar, en la que la tierra-t y los palacios del cielo alcanzados arderan y la mole~ \ del mundo sufi:ira penas angustiosas. Se dejan de lado

    los dardos fabncados por las manos de los Cclopes:

    255

    le agrada un castigo diferente, destruir el gnero 260humano bajo las aguas y enviar lluvias desde todo elcielo.Al punto encierra en las cuevas de Eol057 al Aqui-1 'ln58 y cualquier tipo de soplo que pone en fuga las ~:.C -..nubes enviadas, y deja libre al Noto~9: el Noto vuela f + p ( - J O IM con sus alas hmedas cubierto su terrible rostro con 265sombra neblina; su barba est pesada por las nubes,de sus blancos cabellos mana el agua, en su frente seasientan las brumas, sus alas y su regazo estn humede-cidos; y tan pronto como con su mano oprimi losnubarrones que colgaban por doquier, se produce unestruendo: entonces las apiadas nubes se derramandesde el ter. La mensajera de Juno vestida de diferen- 270tes colores, Iris, absorbe las aguas y proporciona ali-mento a las nubes: son echadas por tierra las cosechasy yacen las plegarias lloradas por los agricultores y pe-rece el intil esfuerzo de un largo ao. no est contenta con el cielo que le pertenece laclera de Jpiter, sino que le ayuda su azulado herma- 275n060 con sus aguas auxiliares. ste convoca a los ros.Una vez que ellos han entrado en la mansin de surey, les dice: Ahora no ha de hacerse uso de una largarecomendacin: derramad vuestras fuerzas; as debes~r. Abrid vuestras casas y, apartados los diques, dad 280nenda suelta a vuestras corrientes. Lo haba ordena-do; stos vuelven y libran las bocas de sus fuentes y endesenfrenada carrera se arrastran en direccin al mar.

    sara~ que se han juramentado para el crimen; que in-mediatarnente paguen todas las culpas que han mere-cido soportar; as es mi decisin.Las palabras de Jpiter las aprueban unos con susmurmullos y aaden alicientes al que brama de furor, 245otro~ desempean su papel de asentir; sin embargo, esmotivo de dolor para todos la prdida del gnero hu-mano y preguntan cul va a ser la fonna de la tierra pri-vada de mortales, quin va a llevar incienso a los alta-res, o si tiene intencin de entregar la tierra a las fieraspara que la devasten. A los que preguntaban tales co- 250sas (pues para.s reserv~ la preocupacin por lo dems)el rey de los dioses les impide tener miedo y les prome-te una progeme diferente de la poblacin anterior porsu origen prodigioso. ~r f- ~yG~ ,/.1

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    l mismo golpe la tierra' con su tridente, y ella tem-bl y con su movimiento abri caminos a las aguas.Los ros fuera de sus cauces se precipitan por los cam-pos sin fronteras y con los sembrados arrastran a la vezarboledas, ganados, hombres y casas, y santuarios consus ofrendas sagradas. Si alguna casa qued en pie ypudo ofrecer resistencia a tanta desgracia sin habersido derribada, con todo una ola muy elevada cubrisu techumbre, y las torres se ocultan apresadas bajo elremolino; y ya no haba ninguna diferencia entre mary tierra: todo era mar, incluso faltan al mar su s costas.Uno alcanza una colina, otro se asienta en un cur-vo esquife y lleva los remos all donde poco ha habaarado; aqul navega por encima de las mieses o de lostejados de las sumergidas granjas, ste coge un pez enla copa de un olmo; el ancla se clava en el verde pra-do, sihay suerte, o las encorvadas quillas frotan los vi-edos que les quedan prximos, y donde hace pocolas esbeltas cabras ramoneaban la hierba, ahora all de- . 300positan sus cuerpos las contrahechas focas. Las Nerei-das62 contemplan con admiracin bajo el agua losbosques sagrados y las ciudades y las casas, los delfi-nes ocupan las arboledas, corretean entre las altas ra-mas y baten los zarandeados robles. Nada el lobo en-tre las ovejas, el agua acarrea amarillentos leones, elagua acarrea tigres, y de ninguna ayuda son para el ja-bal su fuerza de rayo ni para el arrastrado ciervo susgilespatas, y, despus de buscar durante mucho tiem-po unas tierras en las que poder posarse, la errante avecae al mar con sus alas agotadas. El ilimitado desenfre-no del mar haba sumergido los cerros y olas no cono-cidas azotaban las cumbres montaraces; la mayor par-te es arrebatada por el agua: y aquellos a los que elagua ha respetado los domina el largo ayuno por ca-rencia de alimento.61 Traduccin del epteto griego Ennosige o del dios del mar.62 Divinidades menores del mar, hijas de Nereo y Doris.

    285 DEUCAll6N PIRRA

    290

    La Pcidef separa los campos aonios' de los ac-teos65, tierra frtil, mientras fue tierra, pero en ese mo-mento porcin del mar y ancha llanura de repentinas 315aguas; all un elevado monte, de nombre Parnaso',busca los astros con sus dos picos, y sus cumbres se ele-van por encima de las nubes: cuando Deucalin' reca-l aqu (pues el agua haba cubierto todo lo dems)transportado en una pequea barquichuela junto consu comraera de lech068 , rinden culto a las ninfas Co- 320rcides'' y a las divinidades del monte y a la profticaTemis, que entonces posea el orculo: no hubo nin-gn hombre mejor que aqul ni ms amante de la jus-ticia, o ninguna ms respetuosa para con los diosesque aqulla.Cuando Jpiter ve que el mundo es un estanque delquidas lagunasy que de tantos miles slo haba sobre- 325vivido un hombre y nicamente sobreviva de tantosmiles una mujer, inocentes ambos, ambos adoradoresde la divinidad, apart las nubes y, alejados los aguace-

    295

    305

    310

    63 Regin de la Grecia continental entre Beocia y Tesalia.64 Beocios por Aonia, antiguo nombre de Beocia debido a un epnimo

    Aon.65 Aunque la mayora de los editores aceptan Oetaeis, conjetura de Gie-rig, mantenemos Aaae is de los rnss. por cuanto nos parece del todo con-vincente la defensa de A. Ruiz de Elvira (vol. 1,197-198, n. 20), quien seapoya en que Esteban de Bizancio da el nombre Aae a la Tesalia Magn-tide o Magnesia.66 Montaa en la que tenan su morada Apolo y las Musas y en la queestaba el orculo de Delfos.67 Hijo de Prorneteo.68 Pirra, hija de Epirneteo, el hermano de Prometeo, y de Pandora. Es,por tanto, prima hermana de su marido.69 Llamadas as por Coricia, una de las grutas del Parnaso.70 Titnide, hija de Cielo y Tierra, primera en dar vaticinios en el orcu-lo de Delfos.

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    ros con el aquiln, muestra las tierras al cielo y el tera las tierras.Y no permanece la clera del ponto y, de- 330jando su dardo de tres dientes, el soberano del mar cal-ma las aguas y llama al azulado Tritn que sobresalepor encima del abismo y cubre sus hombros con su in-nata prpura y le ordena que sople en su sonora con-cha y haga volver ya, dada la seal, a las olas y a los 335ros: es tomado por l el cncavo cuerno, retorcido,que aumenta en anchura desde la voluta de abajo;cuerno que, cuando en medio del mar recibe el aire,[Ilena con su sonido los litorales que estn bajo uno y1 otro Febo72 Tamb n entonces, cuando toc el r s t r 340a e r - c ti ) 5 , que chorreaba con la barba empapada, y, alsersoplado, enton lasrdenes recibidas, fue odo portodas las aguas de la tierra y de la marina llanura y mo-der a todas las aguas por las que fue odo. Ya el martiene playas, el cauce recibe a los ros en su totalidad,los torrentes se asientan y seve que las colinas sobresa-len, surge la tierra, crecen los lugares al decrecer las 345aguas, y despus de un largo da los bosques muestransus desnudas copas y mantienen el fango que ha que-dado en su ramaje.El mundo haba vuelto a su ser; despus de que lovio vaco y que las tierras desiertas estaban sumidas enprofundo silencio, Deucalin habl as a Pirra derra- 350mando lgrimas: -oi, hermana, oh esposa, oh nicalmujer superviviente a la que uni am el linaje comny el parentesco de prima camal, despus el matrimo-nio y ahora nos unen los mismos peligros, nosotros 355dos somos la muchedumbre de las tierras, sea cual seala que contemplen occidente y oriente:' el resto est enpoder del mar. Con todo, todava no es suficientemen-te segura la confianza en nuestra vida: incluso ahoralas nubes aterran mi pensamiento. Cul sera tu ni-

    mo ahora, desgraciada, si fueras arrebatada por el des-tino sin m? De qu modo podras soportar el miedo? 360De quin recibiras consuelo para tus quejas?Pues yo, \ 'creme, si tambin de ti se apoderara el mar, te segui- E . rra, esposa ma, y tambin de m se apoderara el mar. ~ b riOh, ojal pudiera conseguir la repoblacin con las ar-tes de mi padre e insuflar vida a la tierra una vez mo-delada . Ahora el linaje humano sereduce a nosotros 365dos (aslesha parecido a los dioses)y quedamos comomodelo de hombres>Haba dicho y lloraban; les plugo hacer ruegos alos dioses del cielo y pedir ayuda a travs del sagra-do orculo. No hay dilacin: se dirigen juntamentea las aguas del Cefiso?, que, sin ser todava transpa- 370rentes, s recorran ya los lugares conocidos. Desdeall, tras haber rociado con los lquidos de las liba-ciones su s vestidos y cabeza, dirigen sus pasos al san-tuario de la venerada diosa, cuyos techos amarillea-ban de sucio musgo y cuyos altares estaban sin fue-go. Cuando alcanzaron las gradas del templo, uno y 375otro cayeron postrados a tierra y con miedo besaronla helada piedra, y hablaron as: Sivencidas con s-plicas justas se ablandan las divinidades, si se doble-ga la clera de los dioses, di, Temis, con qu artificio 380puede repararse el dao de nuestro linaje y, con tumayor indulgencia, socorre a un mundo sumergi-do> La diosa se conmovi y dio esta respuesta: Ale-jaos del templo y cubrid la cabeza; desatad los vesti-dos ceidos y arrojad tras la espalda los huesos de lagran madre>Se quedaron atnitos durante algn tiempo y Pirra, la 385primera, rompi el silencio con su voz y rehsa obede-71 Hijo de Neptuno y Anfitrite; divinidad menor del mar con figura dehombre y pez que la mayora de las veces aparece pluralizado.72 Oriente y Occidente, es decir por donde sale y se pone el Sol, aqullamado Febo.

    73 Recurdese que Prometeo cre al hombre tal como hemos visto enlos vv. 176-78y n. 19; curiosamente, en ninguno de estos dos pasajessedasu nombre, sino que se le llama hijo de Ipeto- o padre de Deucalin-.74 Ro que corre entre la Fcide y Beocia.

    75 Temis.[2IIl

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    cer las rdenes de la diosa y le pide perdn, suplica conrostro aterrorizado y tiene miedo de ultrajar las sombrasde la madre arrojando los huesos. Entretanto intentanalcanzar el significado de las palabras del orculo conce-dido ocultas en sombros escondrijos y les dan vueltasconsigo y entre s. Despus el Prometida= aplaca con 39 0suaves palabras a la Epimtide y le dice: O es enga-oso mi ingenio o (los orculos son respetuosos y noaconsejan ningn crimen) la gran madre es la tierra: : Jpienso que las piedras son llamadas los huesos en elcuerpo de la tierra; se nos ordena que arrojemos stasa nuestras espaldasAunque la Titania'f se conmueve por el vaticinio 39 5~ de su esposo, sin embargo, su esperanza est en duda: hasta tal punto ambos desconfian de los consejos di-/~ vinos. Pero, qu dao har intentarlo? Se alejan y

    .1 . r cubren su cabeza y desatan las tnicas y envan las~ 7 ~ >piedras tal como se les haba ordenado tras sus pasos.,,' Las piedras (quin creera esto, si no estuviera de te s- 40 0tigo la antigedad?) empezaron a despojarse de su du-reza y rigidez y a ablandarse con el paso del tiempo y,una vez ablandadas, a tomar forma. Despus, cuandocrecieron y les correspondi una naturaleza ms sua-ve, pudo verse una cierta figura de hombre, aunque 40 5no clara, sino como empezada en mrmol, no sufi-cientemente completa y muy parecida a las toscas es-tatuas. Sin embargo, la parte de ellas que fue hmedaa consecuencia de algn lquido y de tierra, se convir-ti en cuerpo; lo que es slido y no puede doblarse,se transforma en huesos; 1 0 que hasta hace poco fue 41 0vena, permaneci bajo el mismo nombre; y en pocotiempo, por voluntad de los dioses, las rocas enviadaspor las manos del hombre tuvieron aspecto de horn-

    bres, y la mujer tom forma de nuevo gracias al lan-zamiento de la mujer. Por ello somos un linaje duroy que soporta las fatigas y demostramos de qu ori-gen hemos nacido.

    L A SE RP IEN fE PrrN79A lo s dems animales con diferentes formas los en-gendr la tierra por s misma, una vez que la hume-dad que tena de antes se calent con el fuego del soly el cieno y las empapadas lagunas se hincharon porel calor y las fecundas semillas de la naturaleza crecie-ron nutridas por el feraz suelo como en el seno de lamadre y con el paso del tiempo adoptaron una for-

    ma. De igual modo, cuando el Nilo de siete desem-bocaduras ha abandonado los encharcados campos yhecho volver su corriente al antiguo cauce y el limofresco ha ardido con el astro celestial, los labradoresencuentran muchsimos animales al revolver los te-rrones y entre stos ven algunos concebidos hacepoco en el mismo momento de nacer, algunos in-completos y privados de parte de sus miembros, y amenudo en un mismo cuerpo una parte vive, otraparte es tierra sin formar. En efecto, cuando la hume-dad el calor han conseguido un uilibrio/ conci-ben, y de es os osnacen to as as cosas y, aunque elfuego es enemigo del agua, el vapor hmedo crea to-das las cosas y la discorde concordia es adecuada parala generacin. As pues, cuando la tierra enfangada

    79 Para E. N. Genovese (1 98 3) 1 41- 143, con este episodio, que sirve detransicin a la historia de Dafne -transicin que ya pusiera de relieve R.Regius-, Ovidio introduce un motivo, el d e la serpiente, que ser uno delos muchos de que se sirva para conseguir la unidad del poema y que hacereferencia tanto a lo anterior (castigo de la iniquidad) como a lo siguiente(el laurel pitio y la rivalidad entre Cupido y Apolo).

    76 Deucalin, hijo de Prometeo como hemos dicho en la nota 67.n Pirra, hija de Epimeteo, segn lo dicho en la nota 68.78 Pina, llamada as porque su padre Epimeteo es hijo del Titn Ipeto.

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    por el reciente diluvio se calent con los soles celes- 435tes y el elevado calor, pari incontables especies y enparte reprodujo las antiguas figuras, en parte cre ma-ravillas nuevas. Ella ciertamente no lo hubiera queri- IIr do, pero entonces tambin te engendr a ti, enorme

    I J ~cr Pitn y, serpiente desconocida, eras el terror para los 440 nuevos pueblos: tanto espacio de montaa ocupabas.A sta el dios portador del arcoBOy que nunca con an-terioridad haba hecho uso de tales armas a no sercontra los gamos y fugitivas cabras, la mat agobiadapor mil dardos, con la aljaba casi vaca, derramndo-se su veneno por negras heridas. Y para que la anti- 445/ gedad no pudiera borrar la gloria de su hazaa, ins-/ tituy los juegos sagrados con una concurrida com-peticin, a los que llam Pticos' por el nombre dela serpiente dorneada' . Aqu cualquiera de los jve-

    nes que haba vencido con sus manos, con sus pies ocon la rueda reciba el honor de las hojas de encina;..., todava no exista el laurel, y sus sienes, que se ernbe- 450llecan con sus largos cabellos, las cea Febo con ho-jas de cualquier rbol.

    80 Apolo es el dios arq u it enens, adaptacin del epteto griego toxophoros ,hecha ya por Nevio (cfr. B.P . Fr. 30 Morel), quien es el creador de este tipode compuestos latinos que tienen como segundo elemento un participiode presente, segn seala acertadamente M. Barchiesi (1962) 381-382 Y436.

    81 Estos juegos, como los Olmpicos, se celebraban cada cuatro aos,pero sin coincidir con ellos: dos aos antes y dos despus de cada Olim-pada. Comenzaron siendo certmenes de himnos a Apolo, pero ms tar-de fueron tambin atlticos como el propio Ovidio indica a continuacin.Sobre su origen, carcter y evolucin, cfr. Nat. Conti Myth. V 2 (pgs. 320-321 de nuestra traduccin), quien ofrece un buen resumen de Paus. X 6,5-8, 1 amn de recoger otros testimonios.82 Acerca de la muerte de Pitn a manos de Apolo y de las distintas va-

    riantes que de ella hay, as como de su nombre y si es dragn o serpiente,cfr. A. Ruiz de Elvira (1975) 79-81. Sobre si en Ovidio Pitn es masculinoo femenino cfr. D. E. Hill (1983).

    Fue Dafue, la hija del Peneo', el primer amor deFebo: ste no lo ocasion un ciego azar, sino la renco-rosa crueldad de Cupido'. Poco ha el Delio', orgullo-so de haber vencido a la serpiente, lo haba visto do- 455blar el arco tensando la cuerda y le haba dicho:f'-(7 ''\(~tienes t que ver, nio juguetn, con las armasde los valientes? Estas gestasconvienen a mis hombros,puesto que soy capaz de producir certerasheridas a losanimales y producirlas a un enemigo, yo que no ha mu-83 Para un estado de la cuestin sobre este episodio, cfr. H. Herter(1983). En lo referente a sus modelos, en especial las Buc licas de Virgilio,

    cfr. P. E. Knox (1990). Que la de Dafue es la primera de una serie de his-torias idnticas y el por qu de esa recurrencia lo indica J . Fabre (1985) .84 Segn la versin ms extendida Dafne es hija de la Tierra y del La-dn, ro de Arcadia. Que Ovidio, innovador en todo este episodio, la lla-me hija del Peneo, ro de Tesalia, puede deberse al intento de dar una ex-plicacin etiolgica de cmo el laurel, propio del Tempe (valle por dondediscurre el Peneo y en e se renda gran culto a Apolo), se trasplant a Del-fos; cfr . L. Castiglioni (1964), 117 ss. y Haupt-Ehwald, H. Breitenbach yF. Brner ad loco85 Este '