08 doppler arterial

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La ecografía Doppler en el diagnóstico de la isquemia crónica de MMII. Salvador Selfa Moreno. Hospital Lluís Alcanyís. Xàtiva. El diagnóstico de isquemia periférica debe basarse obviamente en una anamnesis y exploración clínica adecuadas y en unas pruebas indirectas no invasivas, la más importante de las cuales es la oscilometría calculando el Indice de presión tobillo/brazo (ITB). Sólo en pacientes considerados potencialmente candidatos a tratamiento de revascularización quirúrgico o endovascular se deben realizar pruebas de imagen directas. La arteriografía ha sido durante años la técnica de elección. Posteriormente se han desarrollado técnicas directas no invasivas (angio-RM y angio-TC) como alternativas eficaces con una alta sensibilidad y especificidad respecto a ésta. Actualmente la resolución de los nuevos equipos de ecografía Doppler (ED) permite obtener también imágenes anatómicas muy precisas incluso de los vasos distales. También ha mejorado la sensibilidad del color y del el angio o power Doppler y se consiguen imágenes excelentes de la luz y de la pared tanto de las arterias proximales como de las tibiales y peroneas (Figs. 1 y 2). Figura 1. Power Doppler de la arteria tibial Figura 2. Estenosis de la arteria femoral superficial. posterior normal. La ED tiene las ventajas propias de la ecografía de ser la menos invasiva, la más inocua y confortable para el paciente, así como la más económica. Además es la única técnica anatómica y funcional. Permite en tiempo real valorar tanto la anatomía del vaso como las características del flujo en cuanto a velocidad y morfología de la curva espectral permitiendo, a diferencia de las técnicas angiográficas, conocer la repercusión hemodinámica de las lesiones (Figs. 3 y 4). También las limitaciones son las propias de los ultrasonidos (obesidad y gas en segmento aorto ilíaco), es más operador dependiente y las imágenes angiográficas aportan una visión de conjunto del todo árbol vascular más “anatómica”.

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La ecografía Doppler en el diagnóstico de la isquemia crónica de MMII.

Salvador Selfa Moreno. Hospital Lluís Alcanyís. Xàtiva.

El diagnóstico de isquemia periférica debe basarse obviamente en una anamnesis y

exploración clínica adecuadas y en unas pruebas indirectas no invasivas, la más importante de

las cuales es la oscilometría calculando el Indice de presión tobillo/brazo (ITB). Sólo en

pacientes considerados potencialmente candidatos a tratamiento de revascularización quirúrgico

o endovascular se deben realizar pruebas de imagen directas. La arteriografía ha sido durante

años la técnica de elección. Posteriormente se han desarrollado técnicas directas no invasivas

(angio-RM y angio-TC) como alternativas eficaces con una alta sensibilidad y especificidad

respecto a ésta.

Actualmente la resolución de los nuevos equipos de ecografía Doppler (ED) permite obtener

también imágenes anatómicas muy precisas incluso de los vasos distales. También ha mejorado

la sensibilidad del color y del el angio o power Doppler y se consiguen imágenes excelentes de

la luz y de la pared tanto de las arterias proximales como de las tibiales y peroneas (Figs. 1 y 2).

Figura 1. Power Doppler de la arteria tibial Figura 2. Estenosis de la arteria femoral superficial.

posterior normal.

La ED tiene las ventajas propias de la ecografía de ser la menos invasiva, la más inocua y

confortable para el paciente, así como la más económica. Además es la única técnica anatómica

y funcional. Permite en tiempo real valorar tanto la anatomía del vaso como las características

del flujo en cuanto a velocidad y morfología de la curva espectral permitiendo, a diferencia de

las técnicas angiográficas, conocer la repercusión hemodinámica de las lesiones (Figs. 3 y 4).

También las limitaciones son las propias de los ultrasonidos (obesidad y gas en segmento aorto

ilíaco), es más operador dependiente y las imágenes angiográficas aportan una visión de

conjunto del todo árbol vascular más “anatómica”.

Figura 3. Flujo normal, trifásico, en tibial anterior. Figura 4. Flujo “tardus-parvus” en tibial anterior

por oclusión de arteria proximal.

Dentro de las indicaciones de la ecografía en la patología vascular de los miembros

inferiores, se acepta como de elección la ecografía Doppler para el estudio venoso tanto de la

trombosis como de la insuficiencia venosa crónica. Sin embargo el papel del Doppler en la

patología arterial es una cuestión más controvertida. Las indicaciones clásicas suelen ser la

valoración de pseudoaneurismas, fístulas arteriovenosas y para el seguimiento del tratamiento de

revascularización. Sin embargo se discute su verdadera utilidad en la isquemia crónica o aguda

que son las patologías más frecuentes.

Los pseudoaneurismas se diagnostican con facilidad y rapidez con su típica imagen de flujo

turbulento o en “yin-yan” en su interior y su característico flujo de entrada y salida o “to and fro”

en el cuello (Figs. 5 y 6). Es indiscutible que la ecografía es la técnica de elección para su

diagnóstico incluso para guiar su tratamiento percutáneo.

Figura 5. Típica imagen de pseudoaneurisma Figura 6. Flujo de entrada y salida en cuello

postpunción en arteria femoral. de un pseudoaneurisma.

En las fístulas arterio venosas las imágenes del Doppler son a veces espectaculares, con el

característico “thrill” o frémito de color, el flujo turbulento de alta velocidad y su repercusión

sobre el flujo de la arteria proximal con baja resistencia y el flujo venoso pulsátil de alta

velocidad post fístula. (Fig. 7). A veces incluso se ve la zona de la comunicación arteriovenosa.

Figura 7. Doppler de Fístula AV. Artefacto de color por el frémito (izquierda). Flujo arterial de baja resistencia

pre FAV (centro). Flujo venoso post fístula, de alta velocidad, turbulento y pulsátil (derecha).

También se acepta como una técnica muy útil por su inocuidad en el control evolutivo de

tratamientos quirúrgicos o endovasculares de revascularización, con buena sensibilidad para

detectar oclusiones o estenosis tras angioplastias o prótesis vasculares. Todas estas aplicaciones

del Doppler están aceptadas, además de por sus hallazgos ecográficos, probablemente por ser

lesiones muy localizadas, rápidamente accesibles.

¿Cual es su papel en la valoración de la isquemia crónica?

En muchos textos encontramos algoritmos del manejo de la isquemia crónica en el que el

Doppler se sitúa en el mismo plano que la exploración clínica y la oscilometría como una

exploración a cargo del cirujano vascular. En el caso del paciente candidato a tratamiento de

revascularización se solicita una prueba de diagnóstico por imagen para valorar la extensión de

las lesiones. La introducción de la ecografía en modo B y posteriormente del Doppler color hizo

de la ecografía Doppler una técnica de imagen. Por tanto es el ecografista experimentado el que

mejor rendimiento puede obtener de la técnica y ser él mismo quien indique la necesidad de

complementarla o no con otra técnica de imagen.

Consideramos que el lugar en el que el Doppler es más útil es formando parte del conjunto de

técnicas por imagen y que debe realizarse siempre como exploración inicial. En la mayoría de

los casos aporta suficiente información para decidir la estrategia a seguir. En el caso frecuente en

que se decida un tratamiento conservador, se ahorran muchas exploraciones angiográficas

innecesarias, reservando éstas técnicas para casos en que el Doppler no sea concluyente o

cuando se decida intervenir. Incluso se ha demostrado que en muchos casos es posible intervenir

sólo con los hallazgos del Doppler, aunque esto requiere experiencia y un estrecho y mantenido

contacto con el cirujano, que prefiere tener un “mapping” prequirúrgico.

Algoritmo de manejo del paciente con isquemia de MMII:

La ventaja de Doppler respecto a otras técnicas e imagen es que permite analizar las

características del flujo. Cuantificar su velocidad según el cambio de frecuencia detectado o

frecuencia Doppler y analizar la morfología de la curva espectral. Las arterias normales

muestran una curva de alta resistencia, trifásica, con un primer componente sistólico debido a la

sístole cardiaca, una breve inversión en la diástole precoz que depende de las resistencias

periféricas y una pequeña onda positiva en arterias elásticas. Este tercer componente puede estar

ausente con la edad al perder elasticidad la pared arterial, y la curva será bifásica (Fig. 8).

Sístole cardíaca

Elasticidad

Resistencias periféricas

Figura 8. Onda espectral trifásica normal

de las arterias del miembro inferior.

Clínica Oscilometría

Cirugía Intervencionista Conservador

?

STOP

Las lesiones significativas alteran la curva espectral tanto en la lesión como en segmentos

proximales y distales dependiendo de la gravedad de la lesión y del estado de la circulación

colateral. Proximal a la lesión se producen signos de “freno” o de aumento de resistencia, con

disminución de velocidades sistólicas y diastólicas. En las estenosis significativas (> al 50% del

diámetro) se producirá un aumento de la velocidad máxima sistólica proporcional a la reducción

del diámetro y, obviamente, una ausencia de flujo en las oclusiones. El flujo distal pierde

velocidad y pulsatilidad, disminuyendo la aceleración sistólica con una curva “tardus- parvus” o

de flujo amortiguado (Fig. 9).

Figura 9. Alteraciones de las lesiones arteriales sobre el espectro Doppler

Para cuantificar las estenosis calculamos el cociente entre la velocidad sistólica máxima en la

estenosis y la velocidad máxima en un segmento situado entre 2 y 4 cm proximal a la misma.

Ratios superiores a 2 se corresponden con estenosis significativas, mayores del 50% (Fig. 10).

2 - 4 cm

Ratio sistólico >2 = Estenosis > 50%

Figura 10. Cálculo del cociente del pico sistólico para cuantificar una estenosis

En caso de arterias irregulares, “arrosariadas” es difícil cuantificar las estenosis con técnicas

arteriográficas. El Doppler en estos casos puede facilitar la localización de las estenosis más

severas y valorar su repercusión hemodinámica detectando aquellas subsidiarias de angioplastia

(Fig.11).

Figura 11. Izquierda: varias estenosis en arteria femoral con angio-TC y arteriografía.

Centro y derecha: aumento de velocidad sistólica con ratio sistólico > 2, en la estenosis más severa (flecha).

Los signos de oclusión son la ausencia de flujo, presencia de flujo colateral, signos de freno

en segmentos proximales y flujo amortiguado en los distales. Las oclusiones crónicas suelen

mostrar arterias reducidas de calibre con placas de ateroma. La morfología de la curva espectral

antes y distal a la oclusión varía según la presencia de buena o mala circulación colateral

(Fig.12). La embolia es la causa más frecuente de oclusión aguda. Si se produce en vasos sin

arteriopatía previa la ecografía en modo B muestra una arteria de calibre normal o aumentado,

con material ecogénico homogéneo en su interior. La ausencia de circulación colateral produce

marcados signos de freno en el espectro del segmento inmediatamente anterior, con sístoles de

muy corta duración. El flujo distal será de muy baja velocidad y pulsatilidad (Fig.13). Es

importante localizar el nivel y la extensión distal de la oclusión para plantear la embolectomía.

Figura 12. Oclusión crónica. Arteria de pequeño calibre con placas de ateroma (centro). Signos de freno proximal

(izquierda) y flujo distal monofásico (derecha), variables según la calidad de la circulación colateral.

Figura 13. Oclusión aguda por embolia. Arteria de calibre normal o aumentado con material homogéneo en la luz,

sin placas de ateroma (centro). Freno proximal muy acentuado con sístole de muy corta duración (izquierda) y flujo

distal monofásico de muy baja velocidad y pulsatilidad (derecha) por escasa circulación colateral.

El análisis espectral sirve tanto para valorar la repercusión hemodinámica de las lesiones

sobre el flujo distal como para dirigir y acortar la exploración con Doppler.

Puesto que el segmento aortoilíaco a veces es difícil de explorar podemos comenzar la

exploración en la femoral común. La presencia de una onda alterada indica con fiabilidad la

presencia de lesión significativa en una arteria proximal (Fig. 14).

Figura 14. Flujo amortiguado en la arteria femoral común (derecha) por una estenosis severa de la bifurcación

aórtica en una enfermedad de Leriche.

Las arterias del miembro inferior se pueden explorar con facilidad y rapidez si se tiene

experiencia. El color facilita y acorta el estudio pero es importante valorar el espectro con

Doppler pulsado para asegurarnos que no hay lesión significativa proximal o inmediatamente

distal. Así se pueden obtener buenas imágenes y analizar el espectro de todo el árbol arterial en

la mayoría de los pacientes (Fig. 15).

Fig 15. De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Power Doppler de la bifurcación de la femoral común

y Doppler color con espectro normal de la femoral superficial, poplítea y tibial posterior.

Existe otro modo de realizar la exploración, muy práctica, sobre todo para aquellos que no

tengan mucha experiencia y que ayuda a localizar con mayor rapidez las lesiones. Actualmente

siempre comenzamos el estudio por las arterias distales. Exploramos a tres niveles: arterias

tibiales anterior y posterior distales, poplítea y femoral común. Según la curva espectral

detectada en cada segmento podemos inferir la localización las lesiones, acortando el tiempo de

exploración, además de conocer la repercusión sobre el flujo de las mismas (Fig. 16-19).

Figura 14. Niveles de exploración arterial con sus ondas espectrales normales.

Figura 15. Lesión aislada en tibial posterior en paciente diabético.

Figura 17. Patrones de flujo en oclusión de la arteria femoral superficial.

Figura 18. Alteración del espectro de todas las arterias del miembro

inferior por lesión en el segmento aortoilíaco.

Para el estudio de arterias distales el Doppler tiene algunas ventajas respecto a las demás

técnicas de imagen. Actualmente es posible detectar vasos permeables con flujos de muy baja

velocidad que muchas veces no se consiguen repleccionar con los medios de contraste (Fig. 19).

Hay estudios que demuestran que hasta un 10% es capaz de demostrar vasos permeables no

visibles con la arteriografía. También puede demostrar segmentos arteriales repermeabilizados

por colaterales distales con flujo invertido, que no suelen verse con otras técnicas (Fig. 20).

Figura 19. Flujo de muy baja velocidad en una Figura 20. Flujo invertido por repermeabilización

tibial anterior permeable. distal en una tibial posterior.

La morfología de la curva espectral del flujo nos informa de la calidad de la circulación

colateral en arterias repermeabilizadas.(Fig. 21 y 22). Curvas de alta resistencia con pulsatilidad

conservada indican buena suplencia colateral y flujos distales más fisiológicos que aquellos muy

amortiguados, y pueden considerarse funcionantes para decidir la intervención de

revascularización de lesiones proximales.

Figura 21. Flujo muy amortiguado por pobre Figura 22. Tibial posterior repermeabilizada por

circulación colateral. buenas colaterales, con flujo prácticamente normal.

Conclusión:

La ecografía Doppler es, tanto para el radiólogo como para el paciente, una herramienta útil,

cómoda y rentable para el estudio inicial de la arteriopatía periférica. No sólo es una técnica

alternativa o complementaria a las “angiográficas”. En muchos casos aporta información

hemodinámica sobre el flujo arterial que puede ser de gran importancia diagnóstica de cara a un

mejor tratamiento. Hay series en la literatura de cirujanos vasculares con experiencia en la

técnica, que describen muy buenos resultados con series numerosas de intervenciones de

revascularización arterial basada sólo en los hallazgos del Doppler. En nuestro medio esto parece

en la actualidad una utopía. Incluso hay algunos trabajos recientes que describen mayor

concordancia con los hallazgos intraoperatorios con Doppler que con angioRM. Además el

Doppler es siempre una buena alternativa en pacientes en los que estén contraindicadas otras

técnicas.

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