06 sábado - 1 semana CUARESMA - 2017

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Sábado – 1 semana de Cuaresma – 2017 Eulogio de Córdoba (859) Deuteronomio 26,16-19 / Salmo 118 / Mateo 5, 43-48 Oración inicial Dios, Padre Eterno, vuelve hacia Ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a Ti, lo único necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia. Por nuestro Señor. † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5,43-48) Respecto a quién amar (Lc 6,27s.32-36) 43 “Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44 Pues yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores. 45 Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos. 47 Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos. 48 Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”. CLAVES para la LECTURA - Nos encontramos ante la última antítesis en la que Jesús, con su enseñanza de la Ley, indica su cumplimiento. El libro del Levítico manda el amor al prójimo y prohíbe la venganza y el rencor “contra los hijos de tu pueblo” (Lv 19,18): por “prójimo” probablemente hay que entender aquel con el que se vive y pertenece a la misma etnia. Lo añadido, “odiarás a tu enemigo”, no proviene del Antiguo Testamento ni de las enseñanzas rabínicas, pero expresa en concreto el modo con que el hombre de a pie recibía el mandato: incluso los esenios y los zelotas, contemporáneos a Jesús, aceptaban esta interpretación. - Jesús, por el contrario, pide una caridad sin restricciones, una oración que abarque a todos, también a los que nos hacen sufrir. ¿Cómo puede exigir tanto? El fundamento es el amor gratuito e incondicionado que nosotros recibimos de un Dios que es Padre y nos quiere hijos semejantes a él en el obrar el bien y en procurar el gozo a los demás (vv.44s). - Todos, los demás: no se trata de una universalidad ideal, sino muy concreta; propone amar a aquel que no nos ama, saludar al que nos niega el saludo... Es lo que distingue al discípulo de Cristo de los paganos y pecadores (vv.46s); y superando la tendencia humana natural y limitada, nos hace tender a la perfección con la misma medida inconmensurable del Padre, que es amor (v.48). Llegados a este punto, carece de sentido pedir una recompensa a Dios por la observancia tan minuciosa y estricta de las normas de justicia: la gratuidad del amor se convierte en ley reguladora de las relaciones con Dios y con los hombres. En esto consiste la “justicia superior” que Jesús pone como condición para entrar en el Reino de los Cielos (5,20). CLAVES para la VIDA - “Desde luego...”, se podría definir esta enseñanza de Jesús; sobrepasa todos los límites imaginables para cualquier judío de aquel tiempo. Pero posiblemente también hoy, en nuestra cultura y en nuestro ambiente. La propuesta de Jesús es de una radicalidad y exigencia impresionante y es lo que distingue a sus discípulos de cualquier otro. ¡Casi nada! Si lo queremos entender y aceptar... ¡nos queda camino por recorrer! - En la raíz de esta nueva realidad no existe un Nuevo decálogo, sino el amor gratuito e incondicional de Dios Padre, que nos quiere hijos semejantes a Él, tanto obrando el bien, como también trabajando el gozo de los demás. Éste es su propósito, su planteamiento, y quiere también que lo hagamos realidad: “sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (v.48). Es la propuesta. - En esta cultura nuestra, en este ambiente y en este pueblo que nos toca vivir... ¡vaya tarea la que se nos propone! Y resulta que no hay escapatoria posible; al menos, a mí me parece que no hay “interpretación” que valga y que nos permita eludir el compromiso. ¡Bueno...! ¡Aquí estamos! ¿Asumiremos el DESAFÍO? ORACIÓN para ESTE DÍA “Jesús, te agradezco que me propongas amar como tú lo hiciste; en la cruz, con tus palabras de perdón, me enseñas cómo debería amar”. 1. Para comprender lo que Jesús quiso enseñar con estas sentencias, es fundamental tener en cuenta que el amor es "una noción general" (Ulrich Luz). Es decir, aquí no se habla propiamente de "sentimientos", sino

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Sábado – 1 semana de Cuaresma – 2017 Eulogio de Córdoba (859)

Deuteronomio 26,16-19 / Salmo 118 / Mateo 5, 43-48 Oración inicial Dios, Padre Eterno, vuelve hacia Ti nuestros corazones, para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a Ti, lo único necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia. Por nuestro Señor. † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (5,43-48)

Respecto a quién amar (Lc 6,27s.32-36) 43 “Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44 Pues yo les digo: Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores. 45 Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos. 47 Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos. 48 Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”.

CLAVES para la LECTURA - Nos encontramos ante la última antítesis en la que Jesús, con su enseñanza de la Ley, indica su cumplimiento. El libro del Levítico manda el amor al prójimo y prohíbe la venganza y el rencor “contra los hijos de tu pueblo” (Lv 19,18): por “prójimo” probablemente hay que entender aquel con el que se vive y pertenece a la misma etnia. Lo añadido, “odiarás a tu enemigo”, no proviene del Antiguo Testamento ni de las enseñanzas rabínicas, pero expresa en concreto el modo con que el hombre de a pie recibía el mandato: incluso los esenios y los zelotas, contemporáneos a Jesús, aceptaban esta interpretación. - Jesús, por el contrario, pide una caridad sin restricciones, una oración que abarque a todos, también a los que nos hacen sufrir. ¿Cómo puede exigir tanto? El fundamento es el amor gratuito e incondicionado que nosotros recibimos de un Dios que es Padre y nos quiere hijos semejantes a él en el obrar el bien y en procurar el gozo a los demás (vv.44s). - Todos, los demás: no se trata de una universalidad ideal, sino muy concreta; propone amar a aquel que no nos ama, saludar al que nos niega el saludo... Es lo que distingue al discípulo de Cristo de los paganos y pecadores (vv.46s); y superando la tendencia humana natural y limitada, nos hace tender a la perfección con la misma medida inconmensurable del Padre, que es amor (v.48). Llegados a este punto, carece de sentido pedir una recompensa a Dios por la observancia tan minuciosa y estricta de las normas de justicia: la gratuidad del amor se convierte en ley reguladora de las relaciones con Dios y con los hombres. En esto consiste la “justicia superior” que Jesús pone como condición para entrar en el Reino de los Cielos (5,20).

CLAVES para la VIDA - “Desde luego...”, se podría definir esta enseñanza de Jesús; sobrepasa todos los límites imaginables para cualquier judío de aquel tiempo. Pero posiblemente también hoy, en nuestra cultura y en nuestro ambiente. La propuesta de Jesús es de una radicalidad y exigencia impresionante y es lo que distingue a sus discípulos de cualquier otro. ¡Casi nada! Si lo queremos entender y aceptar... ¡nos queda camino por recorrer! - En la raíz de esta nueva realidad no existe un Nuevo decálogo, sino el amor gratuito e incondicional de Dios Padre, que nos quiere hijos semejantes a Él, tanto obrando el bien, como también trabajando el gozo de los demás. Éste es su propósito, su planteamiento, y quiere también que lo hagamos realidad: “sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (v.48). Es la propuesta. - En esta cultura nuestra, en este ambiente y en este pueblo que nos toca vivir... ¡vaya tarea la que se nos propone! Y resulta que no hay escapatoria posible; al menos, a mí me parece que no hay “interpretación” que valga y que nos permita eludir el compromiso. ¡Bueno...! ¡Aquí estamos! ¿Asumiremos el DESAFÍO?

ORACIÓN para ESTE DÍA “Jesús, te agradezco que me propongas amar como tú lo hiciste; en la cruz, con tus palabras de perdón, me enseñas cómo debería amar”.

1. Para comprender lo que Jesús quiso enseñar con estas sentencias, es fundamental tener en cuenta que el amor es "una noción general" (Ulrich Luz). Es decir, aquí no se habla propiamente de "sentimientos", sino

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de "hechos concretos". O, si se prefiere, no se habla de emociones o sensibilidades, sino de conductas. Lo cual es decisivo para comprender que Jesús no nos pide lo imposible. El mismo Jesús habla, a continuación, de los que me "aborrecen", los que me "persiguen" y me "calumnian". ¿Cómo puedo yo tener sentimiento de afecto y cariño hacia una persona o una institución de quien sé que me odia, me persigue, me aborrece y quiere para mí lo peor? Jesús no nos puede pedir cosas imposibles. Y no nos pide nada de eso. Lo que Jesús pide es que no le hagamos mal a nadie. Y nos insiste en que nunca le hagamos a otra persona, sea quien sea, nada que la humille o le cause sufrimiento alguno. En esto consiste lo que ya, desde los orígenes del cristianismo, se consideraba el precepto principal (Tertuliano) que tenemos los creyentes en Jesús.

2. Se suele decir que el sacramento del bautismo es lo que nos hace "hijos de Dios". Si es que nos atenemos a lo que dijo Jesús en el sermón del monte, en realidad lo que nos hacer "ser hijos de Dios" es portarnos como personas de las que todo el mundo sabe que jamás le haremos mal a nadie, no robaremos nunca a nadie, no engañaremos a ningún ser humano, no humillaremos a nadie, etc. Porque lo que nos hace cristianos no es el "rito", sino la "ética". O sea, no es la observancia de la religión, sino la rectitud del comportamiento. La honestidad de la conducta, la bondad con todos, el buen corazón. El que vive así y hace eso, ese es "hijo de Dios".

3. El fondo del problema está en que la conducta de cada cual es el indicador más seguro de las creencias que tiene el sujeto de esa conducta. El que cree en un Dios nacionalista y violento, es un nacionalista y un violento. Por el contrario, el que cree en un Dios que es bueno con todos, él mismo será siempre buena persona con todo el mundo. La conducta es la profesión de fe más fuerte, la más seria, la más decisiva en la vida de cada sujeto.

José María Castillo - La religión de Jesús Ciclo A – Comentario al Evangelio diario – 2016-2017

Queridos amigos y amigas: El texto del Evangelio que hoy se proclama forma parte del Sermón de la Montaña que Jesús, el nuevo

Moisés, dirige a la multitud de discípulos que le siguen. Él, ha sido enviado a establecer una nueva alianza entre Dios y su pueblo, y por eso busca superar aquellas normas tradicionales como la del “ojo por ojo” y la “del odio a los enemigos” con la fuerza renovadora del amor. El Señor nos invita a todos a entrar en una lógica distinta que rompe con el clásico paradigma de la violencia.

En efecto, nuestra relación con el Padre de los Cielos nos hace dar el salto de la simple justicia humana a una vida de santidad arraigada en el amor. Se trata de una santidad que no nos aleja de los problemas de nuestro mundo y que sana las conflictivas relaciones sociales a fuerza de bien. Quien vive del amor está llamado a costear una pequeña cuota de sacrificio para salir, con la ayuda de Dios, del laberinto de odios y rencores en el que muchas veces nos perdemos. Jesús nos da tres consejos sencillos: hacer el bien, amar de corazón y orar. ¿A quiénes? A los que son nuestros enemigos, a los que nos hacen la trampa, a los que nos levantan calumnia, al que nos ha traicionado… Aquí está el núcleo de la fe cristiana: amar siempre y sin medida a todos y todas como lo hizo Él.

El Padre ha enviado a Jesús a reunir a sus hijos dispersos y enemistados para formar una sola familia: ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas! (Mateo 23, 37). En nuestras familias aún duelen las heridas del pasado o del presente; nos lastimamos con el egoísmo y dejamos que los insultos formen parte de nuestras discusiones… Aún estamos lejos de comprender las enseñanzas del Evangelio. Abramos el corazón y pidamos a Jesús que sane con su amor nuestras relaciones familiares; que nos ayude a frenar la maquinaria de violencia que nos lastima.

¡Todas estas enseñanzas de Jesús son buena noticia! Algunos podrían estar pensando que este discurso es imposible de realizar, que es un sueño, una utopía. Sí, es utopía. Y, ¿para qué sirve la utopía? Para ver el horizonte y caminar. Y eso es lo que hacemos cuando le hacemos caso a Jesús: ¡Caminar!

Su hermano en la fe, Freddy Ramírez, cmf.

• Amar a los enemigos. ¿Será que soy capaz de amar a mis enemigos?

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“Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen

y recen por los que los persiguen y calumnian” (Mt 5,44)

Dios no hace distinciones. No discrimina a los que no le quieren.

A todos ama. Hace salir el sol sobre todos.

El amor a los enemigos facilita el encuentro pleno con Dios. Acoge esta palabra que hoy te regala Jesús.

Guárdala en el corazón, como María, hasta que produzca fruto abundante. El cariño de Dios llena de bondad tu corazón.

Ponemos ante Ti, Jesús, a las personas que todavía no amamos.

Te decimos sus nombres y nos quedamos en silencio. Ámalas.

Unidos a Ti amamos a los que Tú amas.