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la didaje es un libro que asta el concilio de trento pertenecio al canon biblico

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  • LOS PADRES DE LA IGLESIA

    Fragmento del manuscrito que contiene La Didaj

    F a s c c u l o I I I

    L a D i d a j

    E n s e a n z a d e l o s d o c e A p s t o l e s

    M o n t e G r a n d e

    2 0 0 8

  • Introduccin a la Didaj

    Didaj (tambin Didakh Didach) es una palabra griega que significa enseanza y con

    la que se suele nombrar sintticamente a la obra denominada Instruccin del Seor a los gentiles por medio de los doce Apstoles Doctrina de los doce Apstoles.

    La Didaj es uno de los escritos ms venerables y antiguos, constituyendo una coleccin de normas morales, litrgicas y de organizacin eclesistica que nos transmite un magnfico cuadro de la

    vida cristiana de los primeros tiempos de nuestra Iglesia. Se cree que este resumen breve de doctrina

    catlica se encontraba destinado a dar la primera instruccin a los nefitos1 o a los catecmenos2; guiando, adems, la conducta, la oracin y la vida de la naciente cristiandad.

    Este documento fue muy citado durante los primeros siglos del cristianismo (Eusebio de Cesarea 340, Atanasio El Grande 373, Rufino de Aquilea 410, Jernimo de Estridn 419), sirviendo de

    modelo a otras obras de argumento disciplinar y litrgico de confeccin posterior: Didascalia (mediados

    del Siglo III), Traditio Hipoliti (Siglo III) y Constituciones Apostlicas (fin del Siglo IV). Por su alto valor moral y formativo, en el Siglo IV Atanasio de Alejandra aconsej su lectura como particularmente

    til para la catequesis de los catecmenos.

    La Didaj puede ser definida como un verdadero y propio bosquejo de manual de derecho

    cannico y de instrucciones litrgicas, y prototipo venerable de todas las colecciones posteriores de

    Constituciones o Cnones Apostlicos con que empez el derecho cannico en Oriente y Occidente.

    poca y lugar de composicin

    Se desconoce su autor, aunque se cree que probablemente se trat de un Judeo-Cristiano, quien manifest por escrito algunas enseanzas de la predicacin apostlica y transcribi textos ya existentes.

    El lugar de su composicin tampoco se conoce con certeza, pero se lo sita en suelo sirio o tal vez

    egipcio.

    La obra annima presenta rasgos de gran antigedad, por lo que en la actualidad, el criterio casi

    unnime de los estudiosos acepta el argumento que le asigna los ltimos dcimos del siglo I (entre los aos 80 y 100), pudiendo haber sido redactado incluso antes de la destruccin del Templo de Jerusaln

    (ao 70 d.C.). Uno de los motivos de esta teora se debe a la ausencia de citas de los Evangelios

    sinpticos3 (escritos entre los aos 40 y 63), lo cual la ubicara casi de manera contempornea a algunos escritos del Nuevo Testamento.

    Su hallazgo El texto de La Didaj se haba dado por perdido, hasta que fue hallado en forma ntegra por

    Filoteo Bryennios (Arzobispo griego de Nicomedia Patriarcado de Jerusaln) en la biblioteca del

    Hospital del Santo Sepulcro de Constantinopla en el ao 1875; el texto se encontraba en un cdice

    (manuscrito) en pergamino que data del ao 1057. Posteriormente, fue publicado por el mismo Filoteo en 1883 bajo el nombre de Doctrina de los Doce Apstoles, del manuscrito jerosolimitano4, publicada

    ahora por primera vez. Gracias al hallazgo de este documento, se han extendido y profundizado

    ampliamente nuestros conocimientos sobre los orgenes de la Iglesia.

    Actualmente el escrito hallado por el Arzobispo Bryennios se encuentra en la Biblioteca del

    Patriarcado Ortodoxo en Jerusaln.

    Desde su descubrimiento, han surgido otras traducciones y fragmentos del texto sealado, por ejemplo: dos hojas de un libro en versin de bolsillo de La Didaj que data de fines del Siglo IV.

    Estructura y contenido del documento

    La Didaj se encuentra compuesta por 16 captulos, generalmente muy breves, los cuales se

    encuentran agrupados en tres secciones y una ltima exhortacin a estar vigilantes para la venida del

    Seor al final de los tiempos. A continuacin se presentarn cada una de las secciones, junto con una breve descripcin de su

    contenido:

    1 Seccin - Captulos I al VI: Catequesis Moral.

    1 Referencia a los cristianos recin convertidos.

    2 Persona que se est instruyendo en la doctrina catlica, con el fin de recibir el bautismo.

    3 Los tres primeros Evangelios del Nuevo Testamento (San Mateo, San Marcos y San Lucas).

    4 De Jerusaln

  • Contiene directivas sobre la catequesis moral a los catecmenos, basada en la enseanza elemental

    de los dos caminos que se le presentan al hombre: el del bien que conduce a la vida y el del mal

    que lleva a la muerte eterna, todo ello como mtodo de formacin. El texto comienza as:

    Dos caminos hay, uno de la vida y otro de la muerte; pero grande es la diferencia que hay entre estos caminos. El camino de la vida es ste: en primer lugar amars a Dios, que te ha creado; en segundo lugar, a tu prjimo como a ti mismo. Y todo aquello que no quieras que se haga contigo, no lo

    hagas t tampoco a otro. (I, 1-2)

    La descripcin del camino de la muerte nos lleva al Captulo V:

    Mas el camino de la muerte es ste: ante todo, es camino malo y lleno de maldicin: muertes,

    adulterios, codicias, fornicaciones, robos, idolatras, magias, hechiceras, rapias, falsos testimonios,

    hipocresas, doblez de corazn, engao, soberbia, maldad, arrogancia, avaricia, deshonestidad en el

    hablar, celos, temeridad, altanera, jactancia. (V, 1)

    Desde el Captulo II al IV se presentan una serie de consejos de orden moral que debe seguir el cristiano; seguidamente se transcriben algunos de ellos:

    Tu palabra no ser mentirosa ni vaca, mas llena de obra. (II, 5).

    No sers avaro, ni rapaz, ni hipcrita, ni malicioso, ni soberbio. No tramars planes malvados

    contra tu prjimo. (II, 6).

    Hijo mo, no seas mentiroso, porque la mentira lleva al hurto; tampoco codicioso, ni vanidoso; porque de todas estas cosas nacen los hurtos (III, 5).

    No te ensalces a ti mismo, ni hinches con arrogancia tu alma. Tu corazn no se adhiera a los soberbios, mas se vuelva a los justos y humildes. (III, 9).

    No seas como quien extiende las manos para recibir, y las cierra para no dar. (IV, 5).

    No rechazars al necesitado, mas compartirs todos tus bienes con tu hermano; no dirs de ninguna cosa: "Esto es mo"; porque, si comparts la suerte inmortal, cunto ms la suerte mortal. (IV,

    8).

    No abandones los mandamientos del Seor; mas guarda lo que recibiste, sin aadir ni quitar

    nada. (IV, 13).

    Resulta significativa la actualidad que se nos revela en este escrito, en el captulo II se condena al

    aborto de manera explcita: No cometers aborto ni infanticidio (II, 2). Esto nos habla de lo

    importante que fue, y que an debe ser, la proteccin de la vida para el cristiano, especialmente durante la gestacin y en los primeros aos.

    En el Captulo IV se destaca la insistencia en la necesidad de la purificacin previo a la oracin en general: En la Iglesia5 confiesa tus pecados: y no te acerques a tu oracin con mala conciencia. Tal es

    el camino de la vida (IV, 14)

    Luego de lo expresado y a modo de resumen, cabe subrayar que, para La Didaj, la moral

    cristiana no es slo una serie de preceptos a cumplir, sino algo mucho ms importante: el camino de la verdadera vida.

    2 Seccin - Captulos VII al X: Instruccin Litrgica.

    En esta seccin se dan instrucciones y se presentan modelos para los ritos de la iniciacin cristiana. Trata del modo de administrar el bautismo puerta de los dems sacramentos, del ayuno y la oracin

    muy practicados por los primeros cristianos, as como tambin de la celebracin de la Eucarista.

    Asimismo, estos captulos son muy importantes para la historia de la liturgia; en primer lugar nos

    transmiten normas sobre el bautismo:

    Acerca del bautismo, bautizad de esta manera: Dichas con anterioridad todas estas cosas,

    bautizad en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo, en agua viva. Si no tienes agua viva, bautiza con otra agua; si no puedes hacerlo con agua fra, hazlo con agua caliente. Si no tuvieres una ni

    otra, derrama agua en la cabeza tres veces en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo.

    (VII, 1-3).

    Segn el pasaje anterior, el bautismo de inmersin en agua corriente (ros y manantiales) era la

    forma ms utilizada de administrar este sacramento. El bautismo por infusin se autorizaba en casos de

    5 El trmino Iglesia, en aquel entonces, se utilizaba con el sentido de asamblea, de reunin de los fieles para la oracin; pero

    tambin con el otro sentido de Iglesia Universal (Catlica), el pueblo nuevo de los cristianos, subrayando especialmente que esta Iglesia es una y santa.

  • necesidad, convirtindose sta en la nica referencia que se tiene de los siglos I y II acerca de esta forma

    de bautizar.

    La Didaj contiene, adems, un precepto explcito ordenando el ayuno, tanto del candidato como

    del ministro que oficiaba el sacramento, previo a la administracin del bautismo (VII, 4).

    En el Captulo VIII se exhorta a ayunar los das mircoles y viernes, costumbre que iba

    directamente en contra de la prctica juda, ya que sta guardaba los lunes y jueves como das

    tradicionales de ayuno (VIII, 1). Asimismo, en este mismo captulo se establece el deber de rezar tres veces al da la oracin dominical (Padre Nuestro) (VIII, 2-3).

    Los Captulos IX y X contienen las preces (oraciones) eucarsticas ms antiguas que se conocen.

    A continuacin se transcriben las utilizadas sobre el cliz y la particin del pan:

    Sobre el cliz:

    Te damos gracias, Padre nuestro, por la sagrada vid de David, tu siervo,

    la cual nos enseaste por Jess,

    tu Hijo y Siervo; A Ti la gloria por los siglos. (IX, 2)

    Sobre la particin del pan:

    Te damos gracias, Padre nuestro,

    por la vida y el conocimiento,

    que nos diste a conocer por medio de Jess, tu Hijo y Siervo.

    A ti la Gloria por los siglos.

    Como este pan estaba disperso sobre los montes y, reunido se hizo uno,

    as sea reunida tu Iglesia

    de los confines de la tierra en tu reino.

    Porque tuya es la gloria y el poder, por Jesucristo, eternamente. (IX, 3)

    Como se puede apreciar en la oracin anterior, es en La Didaj donde se realiza, por primera vez,

    la comparacin de la unidad de la Iglesia con la del pan hecho de muchos granos de trigo que se hallaban

    antes dispersos por los montes.

    Las oraciones que se reproducen a continuacin eran utilizadas, despus de la celebracin de la

    Eucarista, para dar gracias por los dones recibidos:

    Te damos gracias, Padre Santo, por tu Santo Nombre

    que has hecho habitar en nuestros corazones,

    as como por el conocimiento, la fe y la inmortalidad

    que nos has dado a conocer

    por Jess, tu Hijo y Siervo. A Ti la gloria por los siglos. (X, 2)

    Acurdate, Seor, de tu Iglesia,

    para librarla de todo mal,

    y hacerla perfecta en tu amor, congrgala desde los cuatro vientos,

    santificada, en tu reino, que le has preparado.

    Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos. (X, 5)

    3 Seccin - Captulos XI al XV: Disciplina Eclesistica.

    Esta parte del escrito trata sobre la disciplina de la comunidad cristiana y de algunas funciones eclesisticas. Adems, se explica brevemente el modo de celebrar el da del Seor (nuestro actual

    domingo), y se alude entre otras a dos costumbres que manifiestan la caridad cristiana de nuestros

    primeros hermanos en la fe: la hospitalidad y la correccin fraterna.

    El Captulo XI instruye sobre la asistencia a los que predican sobre la Buena Noticia,

    fundamentalmente a los apstoles y profetas quienes seguan contando con una importante

  • relevancia. Asimismo, ensea a los cristianos a cuidarse de los falsos profetas y apstoles. Los

    fragmentos que se trascriben a continuacin nos dan una visin general de lo que comentbamos:

    Quien, pues, viniere a vosotros ensendoos todo lo dicho anteriormente, a se acogedle. (XI,

    1).

    Todo apstol que llegue a vosotros, ha de ser recibido como el Seor (XI, 4).

    Al partir, el apstol no aceptar nada sino pan para sustentarse hasta llegar a otro hospedaje. Si

    pidiere dinero, es un falso profeta. (XI, 6)

    En el Captulo XII se regula la asistencia a los peregrinos, recordando la necesidad de que stos

    trabajen para no ser gravosos a sus hermanos. Entre las recomendaciones a que alude este captulo, se

    pueden citar las siguientes:

    A todo el que viniere en nombre del Seor, recibidle. Luego examinndole le conoceris por su

    derecha y por su izquierda, pues tenis discernimiento. (XII, 1).

    Si el advenedizo viene tan slo de paso, socorredle todo lo posible. El, por su parte, no quedar entre vosotros ms que dos, o segn su necesidad, tres das. (XII, 2).

    Si no sabe oficio alguno, proveeris segn vuestra inteligencia, para que no viva entre vosotros un cristiano holgazn. (XII, 4).

    El Captulo XIV nos revela que se practicaba una purificacin previa a la celebracin de la Eucarista durante los domingos lo que ahora conocemos como el Sacramento de la

    Reconciliacin6; pues dice La Didaj: Reunidos cada da del Seor, partid el pan y dad gracias,

    despus de haber confesado vuestros pecados, para que sea puro vuestro sacrificio. (XIV, 1). En aquel entonces, quien absolva era nicamente el obispo y se consideraban pecados gravsimos: el homicidio, la

    idolatra y el adulterio.

    En ese texto, tambin se observa que, por primera vez, se hace referencia a la Eucarista como

    sacrificio, sustituyendo por la alabanza y la oracin cualquier otro tipo de sacrificios.

    Respecto de la jerarqua (Captulo XV), no se describe con detalle su organizacin; se menciona a

    los obispos7 (Episcopoi) y diconos (Diaconoi), pero no se habla acerca de los presbteros ni de la

    existencia de un episcopado monrquico; siendo an considerable el papel que tenan dentro de la jerarqua los profetas itinerantes8. En definitiva, esto denota la progresiva aparicin de una doble jerarqua

    ministerial: por un lado continuaban los apstoles y profetas itinerantes, y por otro comienza a

    establecerse una jerarqua local de carcter estable, representada por los obispos y diconos.

    Exhortacin final - Captulo XVI: La Parusa9

    Esta ltima parte de la obra comienza parafraseando la exhortacin de Jess a vivir vigilantes, a prepararse para la hora en la que el Seor vendr.

    Velad por vuestra vida! Que vuestras linternas no estn extinguidas ni desceidos vuestros lomos; mas estad alerta, porque no sabis la hora en que el Seor vendr. Reunos con frecuencia, solcitos de

    lo que aprovecha a vuestras almas. Pues no os aprovechar todo el tiempo que vivisteis en la fe, si no

    estis perfectos en el ltimo tiempo. (XVI, 1-2)

    El Captulo XVI finaliza con una sntesis de las principales enseanzas escatolgicas pronunciadas

    por el Maestro; el ltimo prrafo refiere:

    Entonces el mundo ver al Seor, viniendo sobre las nubes del Cielo. (XVI, 8)

    6 Por esos tiempos no exista, es verdad, una teologa de los sacramentos, ni se haba fijado su nmero (todo ello ocurri mucho

    despus); pero en algunas lpidas sepulcrales y pinturas de las catacumbas aparecen smbolos del bautismo, de la confirmacin, eucarista y confesin.

    7 Mencionados en su sentido etimolgico de supervisor.

    8 Que deambulan de un lugar a otro.

    9 Regreso glorioso de Jesucristo al final de los tiempos.