03 soportar la tentacion

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SOPORTAR LA TENTACIÓN Lección 3

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SOPORTAR LA TENTACIÓN

Lección 3

“Feliz el hombre que soporta la tentación; porque al superar la prueba, recibirá la corona de la vida, que Dios ha prometido a

los que lo aman” Santiago 1:12

1. Comprender la base bíblica de la realidad del pecado y del don salvífico de Dios.

2. Sentir La necesidad de buscar al Señor mediante la oración y la lectura de su Palabra.

3. Vivir de acuerdo con la Palabra del Señor y mantenerse apartado de los malos pensamientos que nos pueden conducir a caer en pecado.

Tenemos una naturaleza pecaminosa, pero eso no es pecado. Toda persona que peca lo hace por su propia decisión porque ni siquiera el diablo puede hacernos caer si no se lo permitimos en Cristo. El gran problema es cómo reaccionamos a la tentación.

CAPACIDADES

I. Saber: Describe el problema de la tentación

II. Sentir: Acepta el regalo de Dios

III. Hacer: Experimenta el vivir la Palabra

Santiago 1:12-21

«Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman»(Santiago 1:12)

1. Santiago 1:13-14.• El origen de la tentación.

2. Santiago 1:15.• La tentación y el pecado.

3. Santiago 1:16-18.• La tentación y el nuevo nacimiento.

4. Santiago 1:19-20.• La tentación, las palabras y la ira.

5. Santiago 1:21.• ¿Cómo resistir la tentación?

EL ORIGEN DE LA TENTACIÓN

En primer lugar, Santiago nos muestra que Dios NO ES el origen de la tentación. Santiago absuelve en forma terminante a Dios de ser el originador de cualquier insinuación para que alguno peque.

A continuación, nos muestra el verdadero origen de la tentación: el pecado que habita en nosotros, nuestros propios malos deseos (concupiscencias)

Como lo hizo Jesús: «Escrito está» [tomando «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:17)]

¿Cómo podemos hacer frente a esta

tentación?

«Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Santiago 1:13-14)

Manteniendo nuestra mente conectada con Dios a través de la oración y el estudio de su Palabra.

No alimentando pensamientos pecaminosos, porque a través de los pensamientos sostenemos los pensamientos pecaminosos, y con ello generamos actos pecaminosos.

Estamos condenados a muerte, no cuando somos tentados, sino cuando cedemos a la tentación. Entonces, ¿cómo podemos vencer a la tentación?

LA RAÍZ DE LA TENTACIÓN

LA TENTACIÓN Y EL PECADO«Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte» (Santiago 1:15)

Somos tentados

Nuestro deseo genera el pecado

El pecado es consumado

Estamos condenados a muerte

La tentación nos vence porque deseamos pecar. El pecado nace en nuestra mente y se consuma en actos pecaminosos.

La mente nunca se mantendrá neutra. Cuando no esté cimentada en los buenos principios se volverá hacia el mal. Es algo natural para el corazón concebir malos deseos.

Nuestros sentidos son los medios por los cuales somos tentados. Lo que vemos, oímos y sentimos son determinantes para vencer o no a la tentación.

La más fuerte de las tentaciones no es una excusa para caer en pecado. Entonces, ¿por qué razón muchos caen tan fácilmente?

CUANDO LA CONCUPISCENCIA CONCIBESoportar la tentación

«Tenemos, sin embargo, algo que hacer para resistir a la tentación. Los que no quieren ser víctimas de los ardides de Satanás deben custodiar cuidadosamente las avenidas del alma; deben abstenerse de leer, ver u oír cuanto sugiera pensamientos impuros. No se debe dejar que la mente se espacie al azar en todos los temas que sugiera el adversario de las almas… Pablo dice: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay alguna virtud, si alguna alabanza, en esto pensad”. Filipenses 4:8. Esto requerirá ferviente oración y vigilancia incesante. Habrá de ayudarnos la influencia permanente del Espíritu Santo, que atraerá la mente hacia arriba y la habituará a pensar solamente en cosas santas y puras. Debemos estudiar diligentemente la Palabra de Dios. “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra”, dice el salmista y añade: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Salmos 119:9, 11»

Elena G. de White, Patriarcas y profetas, cap. 41, p. 436

LA TENTACIÓN Y EL NUEVO NACIMIENTO

«Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas» (Santiago 1:16-18)

Ante la perspectiva de pensar en Dios como tentador, o ante la idea de sucumbir ante el pecado, Santiago nos dirige hacia la esperanza.El Padre de las luces es plenamente confiable porque no cambia. Él tiene el poder de hacernos nuevas criaturas a través de su palabra, transformando nuestros pensamientos y nuestros deseos.Dios nos ama tanto que, aun sin merecerlo, nos da «toda buena dádiva y todo don perfecto»; incluyendo al mejor de los dones, Jesús, y el nuevo nacimiento.

Recibir a Jesús en nuestro corazón, lo que nos habilita para ser transformados por Él, para nuestra propia salvación eterna.

Estudiar permanentemente su Palabra, porque en ella encontramos fuerzas para mantenernos apartados del mal.

Jesús es el Único que puede concedernos el nuevo nacimiento. ¿Cuál es nuestro rol al experimentar el nuevo nacimiento?

TODA BUENA DÁDIVA Y TODO DON PERFECTOSoportar la tentación

LA TENTACIÓN, LAS PALABRAS Y LA IRA«Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Santiago 1:19-20)

Naturaleza humana• Tardo para oír• Pronto para hablar• Pronto para airarse

Nueva naturaleza• Pronto para oír• Tardo para hablar• Tardo para airarse «Trabajad desinteresada,

amante y pacientemente por todos aquellos con quienes os relacionáis. No mostréis impaciencia. No profiráis ni una palabra que no sea amable. Permitid que el amor de Cristo habite en vuestros corazones, la ley de bondad en vuestros labios»

Elena G. de White, Servicio cristiano, p. 285

Evitamos caer en la tentación al dedicar tiempo para oír la Palabra de Dios, cuidar nuestras palabras, y evitar el enojo (Lucas 8:8; Pr. 10:19; Job 5:2)

No podemos volver atrás cuando hablamos. Por ello siempre debemos usar palabras para el bien, y para bendecir a las personas con las que nos contactamos.

Debemos estar listos para escuchar la voz de Dios, mediante el estudio de la Biblia, y hablar menos, para que las transformaciones se concreten en nosotros.

Las discusiones, la ira descontrolada, las discordias inútiles, nunca representarán la justicia divina.

¿Qué podemos aprender acerca de nuestras palabras?

TARDO PARA HABLARSoportar la tentación

¿CÓMO RESISTIR LA TENTACIÓN?«Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas» (Santiago 1:21)

1. Desechar toda inmundicia. Dejarnos quitar nuestras

ropas viles y vestirnos de Cristo (Zacarías 3:3-4)

2. Desechar la malicia. Toda forma de mal sobra en la

vida cristiana (1 Pedro 2:1)

3. Recibir con mansedumbre la palabra implantada. Como la semilla muere al ser

plantada y germinar, debemos entregarnos completamente a Jesús, eligiendo morir a nuestros caminos pecaminosos y permitirle crearnos a su imagen.

La Palabra implantada en nosotros es poderosa para salvarnos del pecado.

La palabra puede retirar toda la impureza y acumulación de maldad que nuestro corazón puede albergar.

Con el estudio de la Palabra podemos afianzar nuevos hábitos y tener una vida transformada experimentando un nuevo nacimiento en Cristo.

¿Qué puede hacer en nosotros la Palabra de Dios?

SALVADOS POR RECIBIRSoportar la tentación

1. Debemos recibir a Jesús en nuestro corazón para un cambio de vida.

2. Debemos reprimir los malos pensamientos, estando conectados a Dios a través del estudio de su Palabra.

3. Debemos evitar toda clase de discusiones y discordias porque eso no representa la justicia divina.

4. Debemos combatir toda tentación valiéndonos de las Escrituras, porque nadie vence a la tentación sin el auxilio divino.

CONCLUSIONES

«Dios invita a aquellos que conocen su voluntad a ser

hacedores de su palabra. La debilidad, la tibieza y la indecisión provocan los asaltos de Satanás; y los que permiten el desarrollo

de estos defectos serán arrastrados, impotentes, por las

violentas olas de la tentación. De cada uno de los que profesan el

nombre de Cristo se requiere que crezca hasta la plena estatura de

Cristo, cabeza vivientedel cristiano»

Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 244

SANTIAGO, EL HERMANO DEL SEÑOR

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tema:

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