01 Sociologia Como Pasatiempo Individual

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INTRODUCCIÓN A LA SOCIOLOGÍA Una perspectiva humanista.

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Basado en la Invitación a la Sociología de Peter Louis Berger

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INTRODUCCIN

INTRODUCCIN A LA SOCIOLOGAUna perspectiva humanista.I.La sociologa comoun pasatiempo individual.Existen muy pocos chistes respecto a los socilogos. Esto ha de producirles cierta decepcin, especialmente si se comparan con sus primos segundos ms favorecidos, los psiclogos, quienes casi han llegado a ocupar por completo ese sector del humorismo estadounidense que solan ocupar los clrigos.Un psiclogo, presentado como tal en una reunin, se convierte inmediatamente en el blanco de una gran atencin y de una molesta hilaridad.En la misma circunstancia, es probable que un socilogo no despierte ms reaccin que si le hubiese presentado como un vendedor de seguros. Tendr que conquistar la atencin con grandes dificultades, exactamente como cualquier otra persona. Esto resulta molesto e injusto, pero tambin puede ser instructivo.Por supuesto, la escasez de chistes acerca de los socilogos indica que no participan en tan gran medida en la imaginacin popular como han llegado a hacerlo los siclogos.Pero probablemente indica tambin que existe cierta ambigedad en las imgenes que de ellos se ha formado la gente.As pues, puede ser un buen punto de partida para nuestras consideraciones el observar ms detenidamente algunas de estas imgenes.Si preguntamos a los estudiantes an no graduados por qu se estn especializando en sociologa, a menudo recibimos la respuesta: "Porque me gusta trabajar con la gente".Si seguimos entonces preguntando a estos estudiantes respecto al futuro de su ocupacin, tal como ellos la imaginan, a menudo escuchamos que se proponen participar en el trabajo o accin social. De esto hablaremos en breve.Otras respuestas son ms vagas y generales, pero todas indican que el estudiante en cuestin preferira tratar con gente que con cosas.Las ocupaciones mencionadas a este respecto incluyen manejo de personal, relaciones humanas en la industria, relaciones pblicas, publicidad, planificacin de la comunidad, o labor religiosa del tipo seglar.La suposicin comn es que en todas estas clases de esfuerzos se podra"hacer algo por la gente","ayudar a la genteo "hacer una labor provechosa para la comunidad".La sociologa se considera como una moderna variacin a la tesis clsica estadounidense de la "elevacin del nivel de vida".Se sobreentiende que el socilogo es una persona interesada profesionalmente en actividades edificantes a favor del individuo y de toda la comunidad.Uno de estos das tendr que escribirse una gran novela estadounidense sobre el desengao brutal que este tipo de motivacin est destinado a sufrir en la mayora de las ocupaciones que acabamos de mencionar. Pero es importante sealar que una actitud malvola y misantrpica podra servir exactamente para el mismo fin.Los conocimientos sociolgicos resultan valiosos para cualquier persona interesada en una actividad dentro de la sociedad.Pero esta actividad no necesita ser particularmente humanitaria. En la actualidad, algunos socilogos estadounidenses son empleados por organismos gubernamentales que tratan de proyectar comunidades ms habitables para la nacin.Otros socilogos estadounidenses son empleados por organismos gubernamentales interesados en borrar del mapa a las comunidades de naciones hostiles, siempre y cuando fuese necesario. Cualesquiera que puedan ser las inferencias morales de sus respectivas actividades, no existen motivos para que no se puedan practicar en ambas interesantes estudios sociolgicos.De manera similar, la criminologa como un campo especial dentro de la sociologa, ha puesto al descubierto una valiosa informacin acerca de los procesos criminales en la sociedad moderna. Esta informacin resulta igualmente valiosa para las personas que tratan de combatir el delito y para las que estn interesadas en fomentarlo.Cuando menos una de las races de la sociologa estadounidense ha de encontrarse en los apuros de los trabajadores sociales al tener que afrontar los problemas masivos que surgieron a raz de la revolucin industrial:el rpido crecimiento de las ciudades y de los barrios bajos que surgieron dentro de ellas, la inmigracin en masa, los movimientos masivos del pueblo, la desorganizacin de los medios de vida tradicionales y la desorientacin resultante de los individuos atrapados en estos procesos.Los trabajadores sociales han tenido que librar durante tiempo una penosa batalla para que se les reconozca como "profesionales" y para lograr el prestigio, el poder y (no menos importante) la remuneracin que entraa tal reconocimiento. Buscando en torno suyo un modelo "profesional" que emular, encuentran que el del siquiatra es el ms natural.Al adoptar las galas externas del psiquiatra, adoptaron tambin, naturalmente, su ideologa. El trabajo social, cualquiera que sea su justificacin racional terica, es una prctica positiva en la sociedad. La sociologa no es una prctica, sino un intento por comprender.Indudablemente, una comprensin ms profunda de la sociologa evitara la necesidad de que el practicante descienda a las profundidades mitolgicas del "subconsciente para explicar cuestiones que por regla general son totalmente conscientes, mucho ms simples y, en realidad, de una naturaleza social.La comprensin sociolgica puede recomendarse a los trabajadores sociales, pero tambin a los vendedores, a las enfermeras, a los evangelistas y a los polticos: en realidad, a cualquier persona cuyos objetivos comprendan el manejo de gente, con cualesquier propsito y justificacin moral.Esta concepcin de la actividad sociolgica se encuentra implcita en la afirmacin clsica de Max Weber, una de las figuras ms importantes en el desarrollo de este campo, en el sentido de que la sociologa esta "exenta de valores".Puesto que ms tarde ser necesario retornar varias veces a este punto, conviene explicarlo ms ampliamente a estas alturas.Evidentemente, la declaracin de Weber no significa que el socilogo no tenga o no deba tener valores.En todo caso, resulta casi imposible para un ser humano existir sin poseer algunos valores, aunque pueden haber enormes variaciones en los valores que podamos mantener.Normalmente, el socilogo poseer tantos valores como un ciudadano, un particular, el miembro de un grupo religioso o como un adepto de alguna otra asociacin de personas.Pero dentro de los lmites de sus actividades como socilogo, existe nicamente un valor fundamental: el de la integridad cientfica.Por supuesto, incluso en este respecto, el socilogo como ser humano tendr que tener en cuenta sus convicciones, sus emociones y prejuicios. Pero forma parte de su disciplina intelectual el que trate de comprender y controlar estas tendencias como predisposiciones que deben ser eliminadas, hasta donde sea posible, de su trabajo.Se sobreentiende que esto no siempre es fcil, pero no es tampoco imposible.El socilogo trata de ver lo que hay.Puede abrigar esperanzas o temores respecto a lo que pueda averiguar.Pero tratar de observarlo todo sin tomar en cuenta sus esperanzas o temores.Por tanto, este es un acto de percepcin pura, tan pura como lo permiten los recursos humanamente limitados, que la sociologa se esfuerza en llevar a cabo.Una analoga puede servir para dejar esto un poco ms claro.En cualquier conflicto poltico o militar, resulta ventajoso capturar la informacin empleada por los organismos de espionaje del bando contrario.Pero esto es as nicamente porque un buen conocimiento se compone de informacin libre de prejuicios. Si un espa presenta su informe en trminos de la ideologa y ambiciones de sus superiores, sus informaciones carecen de utilidad no slo para el enemigo, en el caso de que ste las capturase, sino tambin para el propio bando del espa.Se ha sostenido que uno de los puntos dbiles del mecanismo de espionaje de los estados totalitarios es que los espas no informan lo que descubren sino lo que sus superiores desean or.

Este es, sin duda alguna, un mal espionaje.El buen espa informa la verdad.Otros deciden lo que deber hacerse como resultado de su informacin.De manera muy similar, el socilogo es un espa.Su labor consiste en informar, tan correctamente como le sea posible, acerca de un medio social determinado.Otras personas, o l mismo, en una funcin diferente a la de socilogo, tendrn que decidir los pasos que deben darse en este campo.Quisiramos recalcar enrgicamente que el decir esto no significa que el socilogo no tenga obligacin alguna de averiguar los objetivos de sus superiores, o el partido que stos sacarn de su trabajo. Pero esta no es una averiguacin sociolgica.Equivale a formular las mismas preguntas que debe formularse cualquiera respecto a sus actos en sociedad.Otra imagen del socilogo, relacionada con las dos que ya hemos expuesto, es la del reformador social.Esta imagen tiene tambin races histricas, no slo en los Estados Unidos, sino tambin en Europa.Augusto Comte, el filsofo francs de principios del siglo XIX que invent el nombre de la disciplina, pensaba que la sociologa era la doctrina del progreso, una sucesora secularizada de la teologa como la maestra de las ciencias.Segn este punto de vista, el socilogo desempea el papel de rbitro de todas las ramas del saber para el bienestar del ser humano. Esta idea, aunque despojada de sus pretensiones ms fantsticas, dej una huella profunda en el desarrollo de la sociologa francesa.Actualmente muy pocos socilogos, y probablemente ninguno en este pas, consideraran de esta manera su papel.Pero algo de este concepto sobrevive cuando se espera que los socilogos aparezcan con copias de unos mismos planos para hacer reformas en cierto nmero de problemas sociales.

Desde ciertos puntos de vista valiosos resulta satisfactorio que las ideas sociolgicas hayan sido de utilidad en algunos casos para mejorar la suerte de algunos grupos de seres humanos:poniendo al descubierto circunstancias moralmente ofensivas,disipando ilusiones colectivaso demostrando que podran obtenerse resultados socialmente convenientes en forma ms humana.Podramos indicar ciertas aplicaciones del conocimiento sociolgico en el sistema penitenciario de los pases occidentales.O podramos mencionar la utilidad que se ha dado a los estudios sociolgicos en la decisin adoptada por la Corte Suprema en 1954 respecto a la segregacin racial en las escuelas pblicas.O podramos considerar las aplicaciones de otros estudios sociolgicos a la planificacin humana del nuevo desarrollo de zonas urbanas.Por lo mismo, la comprensin sociolgica de la dinmica del prejuicio racial puede ser aplicada eficazmente tanto por las personas que estimulan el odio entre los grupos, como por las que desean propagar la tolerancia.Y la comprensin sociolgica del carcter de la solidaridad humana puede emplearse al mismo tiempo al servicio de los regmenes totalitarios y de los democrticos.Fcilmente podemos admitir que en algunas ocasiones el socilogo tiene la obligacin de presentar su consejo cuando se trata de cambiar ciertas condiciones sociales que se consideran poco convenientes.Pero la imagen del socilogo como un reformador social adolece de la misma confusin que su imagen como trabajador social.Si todas estas imgenes del socilogo suponen a su respecto un elemento de "retraso cultural", podemos pasar ahora a algunas otras imgenes de fecha ms reciente y atribuirlas a los desarrollos actuales de la disciplina.Una de estas imgenes es la del socilogo como un recolector de estadsticas acerca de la conducta humana.En este punto el socilogo se considera esencialmente como un ayudante de una mquina IBM.La persona encargada de hacer encuestas se ha convertido en una figura muy conocida dentro de la vida social, importunando a la gente acerca de sus opiniones desde la poltica exterior hasta el papel higinico.Puesto que los mtodos empleados en las tareas de la persona que realiza encuestas muestran un gran parecido con la investigacin sociolgica, el desarrollo de esta imagen del socilogo es bastante comprensible.Los datos estadsticos en s mismos no forman la sociologa.Se convierten en sociologa nicamente cuando son interpretados sociolgicamente y colocados dentro de un marco de referencia terico que sea sociolgico.Considerndoles por s mismos, estos datos son materias primas que pueden emplearse en la interpretacin sociolgica.Sin embargo, esta interpretacin debe ser ms liberal que los propios datos.Otra imagen del socilogo bastante comn en la actualidad y relacionada muy estrechamente con la del estadstico, es la que lo concibe como un hombre interesado principalmente en el desarrollo de una metodologa cientfica que puede imponer despus a los fenmenos humanos.Esta es la imagen que guardan frecuentemente los humanistas y que se presenta como prueba de que la sociologa es una forma de barbarie intelectual.Una parte de esta crtica de la sociologa por parte de los littrateurs es a menudo un comentario seversimo sobre la extraa jerga en la que se expresan muchos escritos sociolgicos.Por supuesto, en contraste, aqul que hace estas crticas se presenta como un guardin de las tradiciones clsicas de la sabidura humana.Sera bastante posible refutar estas crticas por medio de un argumento ad hominem.La competencia que existe por el prestigio y por empleos en campos que se tornan cada vez ms complejos, obliga a una especializacin que con demasiada frecuencia conduce a un deprimente jurisdiccionalismo de los intereses.Pero, una vez ms, sera errneo identificar la sociologa con esta tendencia intelectual mucho ms penetrante.Desde sus principios, la sociologa se ha comprendido a s misma como una ciencia. Han habido muchas controversias acerca del significado preciso de esta autodefinicin.Cuando los socilogos trataron de desarrollar sus reglas cientficas de testimonio, se vieron obligados a reflexionar en los problemas metodolgicos. Esta es la razn de por qu la metodologa es una parte vlida y necesaria de la actividad sociolgica.Al mismo tiempo, es totalmente cierto que algunos socilogos han llegado a interesarse en las cuestiones metodolgicas a tal grado que han dejado de interesarse absolutamente en la sociedad.Toda disciplina cientfica debe desarrollar una terminologa. Esto se hace patente en cuanto a una disciplina tal como, digamos, la fsica nuclear, que aborda materias desconocidas para la mayora de la gente y para las cuales no existen palabras en el lenguaje comn.Sin embargo, posiblemente la terminologa es an ms importante para las ciencias sociales, simplemente porque la materia de que trata es muy conocida y porque s existen palabras para designarla.Tomemos, por ejemplo, el concepto de clase, el cual es muy importante en sociologa.Deben haber docenas de significados que pueda tener este trmino en el lenguaje comn: categoras de acuerdo con los ingresos, razas, grupos tnicos, camarillas del poder, clasificaciones de acuerdo con la inteligencia y muchos otros.Es obvio que el socilogo debe tener una definicin precisa e inequvoca del concepto si desea proseguir su trabajo con cierto grado de exactitud cientfica.En vista de estos hechos, podemos comprender que algunos socilogos hayan sentido la tentacin de inventar un conjunto de nuevas palabras para evitar las trampas semnticas del uso vernculo. Por lo mismo, afirmaramos que algunos de estos neologismos han sido necesarios.Sin embargo, sostendramos tambin que la mayor parte de la sociologa puede exponerse en un idioma inteligible con muy poco esfuerzo y que una buena parte del "sociologismo" contemporneo puede considerarse una mixtificacin afectada.Finalmente, quisiramos considerar una imagen del socilogo no tanto en su papel profesional como en su existencia, es decir, como se supone que es un determinado tipo de persona.Esta es la imagen del socilogo como observador destacado y sardnico y como un fro manipulador de hombres. Donde esta imagen prevalece, puede representar un triunfo irnico de los propios esfuerzos del socilogo para ser aceptado como un cientfico genuino.Aqu, el socilogo se convierte en un hombre que se designa a s mismo como superior, mantenindose apartado de la clida vitalidad de la existencia comn, encontrando su satisfaccin no en vivir, sino en valorar framente las vidas de los dems, archivndolas en pequeas categoras y, por lo mismo, pasando por alto posiblemente el significado real de lo que observa. El socilogo lo hace como un tcnico sin compromiso, poniendo sus habilidades manipuladoras a la disposicin de las autoridades.La imagen del socilogo como observador despiadado y como manipulador sin conciencia no necesita retener ms nuestra atencin.Entonces, cmo debemos imaginar al socilogo?Al exponer las diversas imgenes que abundan en la concepcin popular respecto a su persona, ya hemos puesto de relieve ciertos elementos que tendran que entrar en nuestra configuracin.Ahora podemos reunirlos. Al hacerlo, edificaremos lo que los propios socilogos llaman un "tipo ideal".Esto significa que lo que describimos no podr encontrarse en la realidad en su forma pura.En lugar de ello encontraremos, en diferentes grados, aproximaciones y desviaciones de l.No debe considerarse que esto es un trmino medio emprico.Sin embargo, afirmaremos que nuestro "tipo ideal" corresponde a la concepcin que tienen de s mismos la mayora de los socilogos que se encuentran dentro de la corriente principal de la disciplina, tanto histricamente (al menos en este siglo) como en la actualidad.Entonces, el socilogo es una persona que se interesa por comprender la sociedad de una manera disciplinada.La naturaleza de esta disciplina es cientfica.La naturaleza de esta disciplina es cientfica. Esto significa que lo que el socilogo descubre y dice acerca de los fenmenos sociales que estudia ocurre dentro de un determinado marco de referencia definido bastante estrictamente.Una de las caractersticas principales de este marco de referencia cientfico es que las operaciones se encuentran limitadas por ciertas reglas de prueba.Como cientfico, el socilogo trata de ser objetivo, procura controlar sus preferencias y prejuicios personales y percibir claramente en lugar de juzgar de acuerdo con una pauta.Por supuesto, esta limitacin no abarca toda la existencia del socilogo como ser humano, sino que se reduce a sus operaciones, en su condicin de socilogo.El socilogo no pretende que su marco de referencia sea el nico dentro del cual puede considerarse a la sociedad.Por consiguiente, el juego del socilogo emplea reglas cientficas.Como resultado de ello, el socilogo debe estar interiormente seguro del significado de estas reglas; o sea, que debe interesarse por los problemas metodolgicos. La metodologa no constituye su objetivo.Recordemos una vez ms que ste ltimo es el intento por comprender a la sociedad; la metodologa ayuda a alcanzar esta meta.Con el fin de comprender la sociedad, o la parte de ella que este estudiando en ese momento, el socilogo se valdr de muchos medios; entre stos se encuentran las tcnicas estadsticas. Las estadsticas pueden ser de gran utilidad para responder ciertas preguntas sociolgicas. Pero las estadsticas no constituyen la sociologa.Como cientfico, el socilogo tendr que preocuparse por el significado exacto de los trminos que emplea; esto es, tendr que ser muy cuidadoso respecto a la terminologa.Esto no significa necesariamente que debe inventar un lenguaje nuevo propio, sino que no puede usar ingenuamente el lenguaje de todos los das.Finalmente, el inters del socilogo es primordialmente terico, o sea; que est interesado en comprender por su propio bien.Puede estar enterado o inclusive interesado en la aplicabilidad prctica y en las consecuencias de sus descubrimientos, pero con este fin abandona el marco de referencia sociolgico y se traslada a los dominios de los valores, las creencias y las ideas que comparte con otros hombres que no son socilogos.No tenemos dudas de que este concepto del socilogo encontrara un consenso muy amplio dentro de la disciplina actual.Pero quisiramos ir un poco ms adelante y formular una pregunta un poco ms personal (y por tanto, sin duda alguna, que se presta ms a controversias).Nos gustara preguntar no slo lo que el socilogo hace sino tambin qu es lo que lo empuja a hacerlo.O, para emplear la frase que us Max Weber respecto a algo parecido, queremos investigar un poco la naturaleza del demonio del socilogo.El juego de la sociologa se desarrolla en un campo muy amplio.Quisiramos decir adems que el socilogo (esto es, la persona a la que realmente nos gustara invitar a nuestro juego) es una persona que se interesa intensa, incesante y descaradamente por las acciones de los hombres.Su ambiente natural son todos los sitios de reunin humana en el mundo, dondequiera que los hombres se congregan.El socilogo puede interesarse en muchas otras cosas. Pero el inters al que se entrega por completo contina en el mundo de los hombres, en sus instituciones, su historia, sus pasiones. Y puesto que se interesa por los hombres, nada de lo que stos hacen puede resultarle tedioso.Estar naturalmente interesado en los acontecimientos que comprometen las creencias fundamentales de los hombres, en sus momentos de tragedia, de grandeza y de xtasis.Pero tambin se sentir fascinado por lo trivial y lo cotidiano. Conocer la veneracin, pero sta no le impedir que desee observar y comprender.En algunas ocasiones puede sentir repulsin o desprecio; pero tampoco esto lo detendr de desear una respuesta para sus preguntas o sus dudas.En su bsqueda de comprensin, el socilogo se mueve a travs del mundo de los hombres sin respeto por las fronteras comunes.La nobleza o la degradacin, el poder o la oscuridad, la inteligencia y la tontera, todos son igualmente interesantes para l, independientemente de lo diferentes que puedan ser de sus valores o gustos.As, sus preguntas pueden conducirlo a todos los niveles posibles de la sociedad, a los lugares ms conocidos y a los menos conocidos, a los ms respetados y a los ms despreciados.Y si es un buen socilogo, se encontrar en todos estos lugares, porque sus propias preguntas habrn tomado posesin de l hasta el punto de que su nica alternativa es buscar respuestas.Sera posible decir las mismas cosas en un tono ms bajo. Podramos decir que el socilogo, a no ser por el privilegio de su ttulo acadmico, es el hombre que, a pesar suyo, debe escuchar murmuraciones, que se siente tentado a mirar por el ojo de la cerradura, a leer la correspondencia de otras personas y a abrir los armarios cerrados.Antes de que algn psiclogo que de otra manera no tendra nada que hacer se prepare ahora a inventar una prueba de capacidad para los socilogos sobre la base de una capacidad de investigacin sublimada, permtasenos decir rpidamente que estamos hablando slo por va de analoga.Quiz algunos nios muertos de curiosidad por espiar a sus tas solteras en el bao se conviertan ms tarde en socilogos empedernidos. Lo que nos interesa es la curiosidad que se apodera de todo socilogo frente a una puerta cerrada tras la cual se escuchan voces humanas.Si es un buen socilogo desear abrir la puerta y saber lo que dicen esas voces. Detrs de cada puerta cerrada presentir alguna faceta nueva de la vida humana de la que an no se haba percatado ni la haba comprendido.El socilogo se ocupar de cuestiones que otros consideran demasiado sagradas o demasiado desabridas para investigarlas de manera desapasionada.Encontrar recompensa en la compaa de sacerdotes o de prostitutas, no segn sus preferencias personales sino segn las preguntas que se encuentre formulando en ese momento.Tambin se ocupar de cuestiones que otros pueden encontrar demasiado aburridas.Se interesar en la interaccin humana que acompaa a la guerra o a los grandes descubrimientos intelectuales, pero tambin en las relaciones que existen entre los empleados de un restaurante o entre un grupo de nias que juegan con sus muecas.Su foco de atencin principal no es el significado esencial de lo que hacen los hombres, sino de la accin en s misma, considerndola como un ejemplo ms de la infinita riqueza de la conducta humana.En estas jornadas a travs del mundo de los hombres, el socilogo encontrar inevitablemente otros fisgones profesionales como l.Estos se sentirn ofendidos por su presencia, presintiendo que est invadiendo furtivamente sus cotos de caza.En algunos lugares el socilogo se encontrar con el economista, en otros con el cientfico poltico, y en otros ms con el siclogo o el etnlogo.No obstante, hay probabilidades de que las cuestiones que han llevado al socilogo a los mismos sitios sean diferentes de las que impulsaron a sus compaeros transgresores.Las preguntas del socilogo son siempre esencialmente las mismas:"Qu est haciendo aqu la gente?"Cules son sus relaciones recprocas?"De qu manera se organizan estas relaciones en las instituciones?"Cules son las ideas colectivas que impulsan a los hombres y a las instituciones?Por supuesto, al tratar de responder a estas preguntas en casos especficos, el socilogo tendr que habrselas con asuntos polticos o econmicos, pero se enfrentar a ellos de una manera totalmente diferente que el economista o el cientfico poltico.La escena que contempla es la misma escena humana en la que se interesan estos otros cientficos. Pero el ngulo de visin del socilogo es diferente.Como Wesley, el socilogo tendr que confesar que su parroquia es el mundo. Pero a diferencia de algunos wesleyanos de nuestros das, l se sentir contento de compartir con otros su jurisdiccin.Sin embargo, existe un viajero cuyo camino tendr que cruzar el socilogo con mucha ms frecuencia en sus viajes que el de cualquier otro. Este viajero es el historiador. En realidad, tan pronto como el socilogo se aleja del presente para internarse en el pasado, es muy difcil distinguir sus preocupaciones de las del historiador.Cualquier actividad intelectual produce cierta emocin desde el momento en que se convierte en la pista de un descubrimiento.En algunos campos de la ciencia, este es el descubrimiento de mundos inesperados e inconcebibles.Es la emocin que siente el astrnomo o el fsico nuclear en los lmites opuestos de las realidades que el hombre es capaz de concebir.Pero tambin puede ser la emocin de la bacteriologa o de la geologa.De manera diferente, puede ser la emocin del lingista que descubre nuevos dominios de la expresin humana; o del antroplogo que explora las costumbres humanas en lejanos pases.En tales descubrimientos, cuando se acometen con ardor, se produce una ampliacin del conocimiento y algunas veces una verdadera transformacin de la conciencia.El universo resulta mucho ms asombroso que alguna vez pudimos soar.Generalmente, la emocin que produce la sociologa es de un tipo diferente.Es cierto que en algunas ocasiones el socilogo penetra en mundos que anteriormente haban sido del todo desconocidos para l: por ejemplo, en el mundo del crimen o en el mundo de alguna grotesca secta religiosa, o en el mundo formado por los intereses de cierto grupo tal como el de los especialistas mdicos o los lderes militares o los funcionarios publicitarios.Sin embargo, la mayor parte del tiempo el socilogo se mueve en sectores de experiencia que son conocidos tanto para l como para la mayora de la gente dentro de su sociedad.Investiga comunidades, instituciones y actividades acerca de las cuales podemos leer todos los das en los peridicos.No obstante, existen otros motivos de emocin por los descubrimientos que realiza en sus investigaciones.No es la emocin de encontrarse con lo totalmente desconocido, sino ms bien la que produce descubrir lo conocido transformndose en su significado.La fascinacin de la sociologa radica en el hecho de que su perspectiva nos hace contemplar desde un nuevo punto de vista el mismo mundo en el que hemos pasado toda nuestra vida.Esto constituye tambin una transformacin de la conciencia.Adems, esta transformacin es ms pertinente para la existencia que la que se lleva a cabo en muchas otras disciplinas, ya que es ms difcil separarla en cierto compartimiento especial de la mente.El astrnomo no vive en las remotas galaxias, y, fuera de su laboratorio, el fsico nuclear puede rer y comer, casarse y votar sin pensar en las interioridades del tomo. El gelogo estudia las rocas slo en los momentos apropiados y el polglota habla ingls con su esposa.El socilogo vive en la sociedad, en el trabajo y fuera de l. Inevitablemente, su propia vida es una parte de la materia que estudia. Como hombres que son, los socilogos tambin procuran separar sus conocimientos profesionales de sus asuntos diarios. Pero esta es una hazaa muy difcil de llevar a cabo en buena ley.El socilogo se mueve en el mundo comn de los hombres, muy cerca de lo que la mayora de ellos llamara real.Las categoras que emplea en sus anlisis son nicamente refinamientos de las clases por las que viven otros hombres: el poder, la clase, la condicin social, la raza y los orgenes tnicos.Como resultado de ello, existe una simplicidad y una evidencia engaosa respecto a algunas investigaciones sociolgicas.Leemos acerca de ellas, dormitamos ante la escena familiar, observamos que ya sabamos todo esto desde antes y que la gente tiene cosas mejores que hacer en lugar de perder su tiempo en axiomas:hasta que de repente adquirimos un discernimiento que nos hace poner en duda radicalmente todo lo que antes suponamos acerca de esta escena familiar.Este es el momento crtico en que el que comenzamos a sentir la emocin de la sociologa.Puede decirse que la mxima principal de la sociologa es esta: las cosas no son lo que parecen. Esta afirmacin tambin es engaosamente simple.Pero poco despus deja de ser simple. La realidad social pasa a tener muchos estratos de significado. El descubrimiento de cada nuevo estrato cambia la percepcin del conjunto.Los antroplogos usan el trmino "choque de civilizacin" para describir la conmocin de una cultura totalmente nueva sobre un recin llegado. En un caso extremo, tal conmocin la experimentar un explorador occidental a quien se le dice, a mitad de la cena, que se est comiendo a la gentil anciana con la que estuvo charlando el da anterior, conmocin a la que pueden pronosticarse consecuencias psicolgicas, si no morales.En la actualidad, la mayora de los exploradores ya no tropiezan con casos de canibalismo en sus viajes. Sin embargo, los primeros encuentros con la poligamia o con los ritos de la pubertad, o incluso con la manera en que se manejan los automviles en algunos pases, pueden constituir realmente una conmocin para un visitante estadounidense.A esta conmocin pueden acompaarla no solamente la desaprobacin o el disgusto, sino una sensacin excitante al comprobar que las cosas pueden ser en realidad tan diferentes de lo que son en nuestro pas.La experiencia del descubrimiento sociolgico puede describirse como el "choque de civilizacin" sin un desplazamiento geogrfico. En otras palabras, el socilogo viaja en casa, con resultados sorprendentes.La gente a la que le gusta evitar descubrimientos desagradables, que prefiere creer que la sociedad es exactamente lo que le ensearon en la Escuela, a la que le agrada la seguridad de las reglas y mximas de lo que ha llamado Alfred Schtz el "mundo que se da por supuesto", debe permanecer alejada de la sociologa.La gente que no siente tentacin alguna ante las puertas cerradas, que no tiene curiosidad respecto a los seres humanos, que se siente contenta de contemplar el paisaje sin preguntarse qu clase de gente vive en aquellas casas que se ven al otro lado de ese ro, probablemente deberan permanecer lejos de la sociologa, porque la encontrarn desagradable o, en todo caso, poco remuneradora.La gente que se interesa en los seres humanos slo si puede cambiarlos, convertirlos o reformarlos tambin debera ponerse sobre aviso, porque encontrar la sociologa mucho menos til de lo que esperaba.Y la gente que se interesa principalmente en sus propias estructuras conceptuales har bien en recurrir al estudio de ratoncitos blancos.La sociologa ser satisfactoria, a la larga, slo para aquellas personas que no pueden pensar en otra cosa ms fascinadora que observar a los hombres y comprender las cosas humanas.Ahora podemos dejar constancia de que, si bien deliberadamente, hemos dicho slo una parte de la verdad en el ttulo de este captulo.Indudablemente, la sociologa es un pasatiempo individual en el sentido de que a algunas personas les interesa y a otras les aburre.A algunas les gusta observar a los seres humanos, a otras experimentar con ratones.El mundo es lo bastante grande para dar cabida a todas las clases y no hay ninguna prioridad lgica para el inters de unas personas comparado con el de otras.Pero la palabra pasatiempo es ineficaz para describir lo que queremos decir. La sociologa se parece ms a una pasin.La perspectiva sociolgica es ms similar a un demonio que se apodera de nosotros, que nos empuja apremiantemente una y otra vez hacia las preguntas que le son propias.En consecuencia, una introduccin a la sociologa es una invitacin a un tipo de pasin muy especial. Ninguna pasin carece de peligros.El socilogo que vende sus conocimientos debera cerciorarse de que pronuncia claramente una caveat emptor desde que inicia la transaccin.Imagen del socilogoTrabajador socialObservadorReformadorRecolector de estadsticasCientfico social