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LATERCERA Sábado 8 de febrero de 2014 PAIS b R5 Los reductos de descanso 1 ULTIMAS COMO PRESIDENTE. En los últimos cuatro años, Sebastián Piñera ha pa- sado sus vacaciones en sus casas de Cacha- gua (en la foto), Caburgua y Bahía Coique. En 2011, en el primer balneario, ubicado en Za- pallar, hubo un intento de robo que activó las alarmas y la seguridad de esta casa de Piñe- ra. Caburgua, en tanto, fue el destino del Mandatario durante el verano pasado, don- de coincidió con la entonces directora ejecu- tiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet. Tras unos días ahí se trasladó a lago Ranco, lugar que lo albergó hasta este viernes, en sus últimas vacaciones como Presidente. 2 BACHELET Y LA PRIVACIDAD. Tunquén y Caburgua han sido los lugares escogidos por Michelle Bachelet para vacacionar. En ambos sectores la privacidad es esencial, y de sus llegadas y salidas nadie se entera. “Uno se entera de que está en Tunquén por los medios”, dice el alcalde de la zona, Ro- drigo Martínez. En su cabaña de Caburgua, al nororiente del lago, la situación es similar, pues sólo es posible acceder tras media hora de navegación en lancha. 3 EMPANADAS EN TILTIL. Su segunda re- sidencia en Caleu, ubicada en Tiltil, fue un destino habitual para Ricardo Lagos. Una costumbre era comprar las empanadas de la “Sra. Juanita”, dueña del local y quien sirvió de inspiración a Lagos para aludir al prototi- po de mujer de trabajo y esfuerzo. 4 LOS INFORTUNIOS DE FREI. Eduardo Frei Ruiz-Tagle disfrutó de sus períodos de descanso en su residencia de Rocas de San- to Domingo. En septiembre de 2004 fue asaltada la casa y sus escoltas, removidos del cargo. En julio de 2008, esta misma casa sufrió un incendio que logró ser controlado. 1 2 3 L OS VECINOS que Michelle Bachelet tuvo durante su mandato anterior, en la calle Burgos de la comuna de Las Condes, tienen el anhelo de que la presidenta electa vuelva a residir en la zona. La ex mandataria, quien en 2006 debió abandonar su residencia de avenida Man- quehue Norte por motivos de seguridad, escogió una propiedad en esa calle, casi en la intersección con Presidente Errázu- riz, por la cercanía con el entonces cole- gio de su hija Sofía: La Girouette. Coincidentemente con su regreso a la presidencia hoy, la casa que Bachelet ocupó en Burgos está de mudanza, llena de cajas y con funcionarios guardando y embalando las pertenencias del embaja- dor de la India, actual residente de la propiedad. Contrario a los anhelos de los vecinos del sector, quienes disfrutaron y hoy añoran la protección policial recibida hasta hace cuatro años -período en el que, según comentan, algunos incluso lograron vivir sin rejas en sus casas y con pocos resguardos de seguridad-, los mo- vimientos en la ex residencia presiden- cial no se deben a un futuro traslado de Bachelet, sino a un reemplazo diplomáti- co de la India. En efecto, la mandataria electa, quien ya cuenta con escolta y equipo de seguri- dad -similares a los del Presidente en ejercicio-, deberá evaluar si se manten- drá en su casa actual, ubicada en La Rei- na, o deberá buscar una nueva residen- cia, decisión que Bachelet no tomará has- ta que regrese de sus vacaciones en Caburgua. De momento, las evaluaciones preliminares realizadas por la seguridad de la presidenta electa indican que la re- comendación será que busque un nuevo hogar. Desde la presidencia de Juan Esteban Montero (1931-1932), último mandatario en utilizar La Moneda como residencia -aunque durante los gobiernos radicales se conservó el sector que servía como vi- vienda presidencial, lo que permitió que otros gobernantes, como Carlos Ibáñez del Campo, también utilizaran dichas de- pendencias-, que la residencia de los mandatarios ha sido un tema de discu- sión con cada cambio de mando. El Congreso ha recibido varios proyec- tos de ley destinados a debatir sobre la necesidad de adquirir una residencia para el Jefe de Estado. Uno de los prime- ros se presentó en los 50, durante la pre- sidencia de Juan Antonio Ríos, y apunta- ba a la habilitación del Palacio Cousiño. El entonces mandatario se opuso, apun- tando a que los presidentes tenían una reconocida tradición de austeridad. El último en enfrentar la disyuntiva fue el Presidente Sebastián Piñera, quien optó por mantenerse en su residencia de calle La Viña, en el sector de San Damián. La vivienda, sin embargo, fue inspeccio- nada durante la candidatura por Carabi- neros, y cuando Piñera se convirtió en presidente electo, recibió incluso la visita del entonces general director de Carabi- neros, Eduardo Gordon, con el objetivo de revisar las condiciones de seguridad de la actual residencia presidencial. Las recomendaciones sólo apuntaron a un si- tio eriazo, colindante con la propiedad, el que fue tapiado. Planes de vivienda En el caso de los arriendos de viviendas para los presidentes, los dineros para tal acción provienen de los gastos reservados de la Presidencia. En el último, el de Ba- chelet en 2006, el arriendo mensual bor- deó los dos millones de pesos, cifra que, proyectada por cuatro años de mandato, se acerca a los $ 100 millones. A ese costo, además, hay que sumar los costos del acondicionamiento de la vi- vienda para que pueda cumplir tales fi- nes, como, por ejemplo, la instalación de redes de comunicaciones o la creación de una especie de “cuartel” para la escolta presidencial, que debe permanecer “24x7” junto al mandatario. Tales argumentos, junto con otros que apuntan a la necesidad de un lugar oficial para eventos, reuniones y citas privadas del presidente, han dado pie, en diversas oportunidades, a la discusión de si es ne- cesaria o no la construcción de una resi- dencia presidencial. Una de las últimas tratativas serias se dio en el gobierno de Ricardo Lagos, que contemplaba la creación de un hogar para los presidentes en la inconclusa ciu- dadela denominada Portal Bicentenario, que estaba proyectada en los terrenos del ex aeródromo Los Cerrillos. La idea, sin embargo, fue excluida del proyecto final. En efecto, el entonces encargado de ese proyecto, el ex ministro de Vivienda Jai- me Ravinet, aún defiende la idea de con- tar con una residencia especial para los presidentes, como sucede en Francia con el Palacio del Elíseo, en EE.UU. con la Casa Blanca -ambas también sede del go- bierno- o en el Reino Unido con la resi- dencia del primer ministro ubicada en Downing Street 10. “Se requiere una casa que cumpla con las necesidades, donde pueda aterrizar un helicóptero si es nece- sario. Los últimos presidentes en Chile, excepto Piñera, han tenido que arren- dar”, sostiene Ravinet. La misma idea tiene Mariana Aylwin, cuyo padre, el ex Presidente Patricio Aylwin, optó por mantenerse en su resi- dencia de Ñuñoa al momento de asumir el cargo: “Quizás sería conveniente tener una casa, no algo fastuoso como preten- dió ser Lo Curro, sino con un presupues- to acotado, aprobado por el Congreso”. Actualmente, también se ha reconocido la necesidad de que el Presidente y el go- bierno cuenten con un sitio especial para recepciones y eventos oficiales, y por tal motivo se incluyó como parte del Legado Bicentenario la recuperación del Palacio Ariztía, como un lugar para alojar a visi- tas ilustres del gobierno y para sostener eventos y encuentros presidenciales. Han sido precisamente Lagos y Bachelet los únicos presidentes que, desde el re- torno a la democracia, han resignado vi- vir en su propia casa y arrendado vivien- das durante su mandato. El caso de Lagos fue particular, pues imposibilitado, por motivos de seguri- dad, de continuar residiendo en su de- partamento de Vera y Pintado en Provi- dencia, fue a través de Juan Gabriel Val- dés, su entonces canciller, que llegó a la residencia de Luis Amundsen que utilizó en sus años de gobierno. La casa era propiedad del padre de Juan Gabriel Valdés, el ex senador y canciller DC Gabriel Valdés, quien en 2000 tenía planes de vender la vivienda. Lagos y Gabriel Valdés acordaron un arriendo que, según recoge la prensa de entonces, estipulaba un acuerdo especial: los La- gos Durán debían cuidar el caqui del jar- dín y podían acceder a la mitad de sus frutos. En dicha casa, cuya calle no fue cerrada durante la administración de Lagos, pero que sí contaba con una caseta de Carabi- neros en la esquina, el ex presidente sos- tuvo reuniones políticas periódicas y también fue escenario de varios momen- tos íntimos, como, por ejemplo, el matri- RR La residencia de Salvador Allende en Tomás Moro fue la única casa presidencial concebida como tal. FOTO: JONNATHAN OYARZUN RR Por motivos de seguridad, Bachelet debió arrendar esta propiedad en 2006. FOTO: JONNATHAN OYARZUN SIGUE EN PÁGINA [6] 3

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LA TERCERA Sábado 8 de febrero de 2014 PAIS b R5

Los reductos de descanso

1 ULTIMAS COMO PRESIDENTE. En los

últimos cuatro años, Sebastián Piñera ha pa-

sado sus vacaciones en sus casas de Cacha-

gua (en la foto), Caburgua y Bahía Coique. En

2011, en el primer balneario, ubicado en Za-

pallar, hubo un intento de robo que activó las

alarmas y la seguridad de esta casa de Piñe-

ra. Caburgua, en tanto, fue el destino del

Mandatario durante el verano pasado, don-

de coincidió con la entonces directora ejecu-

tiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet.

Tras unos días ahí se trasladó a lago Ranco,

lugar que lo albergó hasta este viernes, en

sus últimas vacaciones como Presidente.

2 BACHELET Y LA PRIVACIDAD. Tunquén

y Caburgua han sido los lugares escogidos

por Michelle Bachelet para vacacionar. En

ambos sectores la privacidad es esencial, y

de sus llegadas y salidas nadie se entera.

“Uno se entera de que está en Tunquén por

los medios”, dice el alcalde de la zona, Ro-

drigo Martínez. En su cabaña de Caburgua,

al nororiente del lago, la situación es similar,

pues sólo es posible acceder tras media

hora de navegación en lancha.

3 EMPANADAS EN TILTIL. Su segunda re-

sidencia en Caleu, ubicada en Tiltil, fue un

destino habitual para Ricardo Lagos. Una

costumbre era comprar las empanadas de la

“Sra. Juanita”, dueña del local y quien sirvió

de inspiración a Lagos para aludir al prototi-

po de mujer de trabajo y esfuerzo.

4 LOS INFORTUNIOS DE FREI. Eduardo

Frei Ruiz-Tagle disfrutó de sus períodos de

descanso en su residencia de Rocas de San-

to Domingo. En septiembre de 2004 fue

asaltada la casa y sus escoltas, removidos

del cargo. En julio de 2008, esta misma casa

sufrió un incendio que logró ser controlado.

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LOS VECINOS que Michelle Bachelet tuvo durante su mandato anterior, en la calle Burgos de la comuna de Las Condes, tienen el anhelo de que la presidenta electa vuelva a residir en la zona.

La ex mandataria, quien en 2006 debió abandonar su residencia de avenida Man-quehue Norte por motivos de seguridad, escogió una propiedad en esa calle, casi en la intersección con Presidente Errázu-riz, por la cercanía con el entonces cole-gio de su hija Sofía: La Girouette.

Coincidentemente con su regreso a la presidencia hoy, la casa que Bachelet ocupó en Burgos está de mudanza, llena de cajas y con funcionarios guardando y embalando las pertenencias del embaja-dor de la India, actual residente de la propiedad.

Contrario a los anhelos de los vecinos del sector, quienes disfrutaron y hoy añoran la protección policial recibida hasta hace cuatro años -período en el que, según comentan, algunos incluso lograron vivir sin rejas en sus casas y con pocos resguardos de seguridad-, los mo-vimientos en la ex residencia presiden-cial no se deben a un futuro traslado de Bachelet, sino a un reemplazo diplomáti-co de la India.

En efecto, la mandataria electa, quien ya cuenta con escolta y equipo de seguri-dad -similares a los del Presidente en ejercicio-, deberá evaluar si se manten-drá en su casa actual, ubicada en La Rei-na, o deberá buscar una nueva residen-cia, decisión que Bachelet no tomará has-ta que regrese de sus vacaciones en Caburgua. De momento, las evaluaciones preliminares realizadas por la seguridad de la presidenta electa indican que la re-comendación será que busque un nuevo hogar.

Desde la presidencia de Juan Esteban Montero (1931-1932), último mandatario en utilizar La Moneda como residencia -aunque durante los gobiernos radicales se conservó el sector que servía como vi-vienda presidencial, lo que permitió que otros gobernantes, como Carlos Ibáñez del Campo, también utilizaran dichas de-pendencias-, que la residencia de los mandatarios ha sido un tema de discu-sión con cada cambio de mando.

El Congreso ha recibido varios proyec-tos de ley destinados a debatir sobre la necesidad de adquirir una residencia para el Jefe de Estado. Uno de los prime-ros se presentó en los 50, durante la pre-sidencia de Juan Antonio Ríos, y apunta-ba a la habilitación del Palacio Cousiño. El entonces mandatario se opuso, apun-tando a que los presidentes tenían una reconocida tradición de austeridad.

El último en enfrentar la disyuntiva fue el Presidente Sebastián Piñera, quien optó por mantenerse en su residencia de calle La Viña, en el sector de San Damián. La vivienda, sin embargo, fue inspeccio-nada durante la candidatura por Carabi-neros, y cuando Piñera se convirtió en presidente electo, recibió incluso la visita del entonces general director de Carabi-neros, Eduardo Gordon, con el objetivo de revisar las condiciones de seguridad de la actual residencia presidencial. Las recomendaciones sólo apuntaron a un si-tio eriazo, colindante con la propiedad, el que fue tapiado.

Planes de vivienda En el caso de los arriendos de viviendas para los presidentes, los dineros para tal acción provienen de los gastos reservados de la Presidencia. En el último, el de Ba-chelet en 2006, el arriendo mensual bor-deó los dos millones de pesos, cifra que,

proyectada por cuatro años de mandato, se acerca a los $ 100 millones.

A ese costo, además, hay que sumar los costos del acondicionamiento de la vi-vienda para que pueda cumplir tales fi-nes, como, por ejemplo, la instalación de redes de comunicaciones o la creación de una especie de “cuartel” para la escolta presidencial, que debe permanecer “24x7” junto al mandatario.

Tales argumentos, junto con otros que apuntan a la necesidad de un lugar oficial para eventos, reuniones y citas privadas del presidente, han dado pie, en diversas oportunidades, a la discusión de si es ne-cesaria o no la construcción de una resi-dencia presidencial.

Una de las últimas tratativas serias se dio en el gobierno de Ricardo Lagos, que contemplaba la creación de un hogar para los presidentes en la inconclusa ciu-dadela denominada Portal Bicentenario, que estaba proyectada en los terrenos del ex aeródromo Los Cerrillos. La idea, sin embargo, fue excluida del proyecto final.

En efecto, el entonces encargado de ese proyecto, el ex ministro de Vivienda Jai-me Ravinet, aún defiende la idea de con-tar con una residencia especial para los presidentes, como sucede en Francia con el Palacio del Elíseo, en EE.UU. con la Casa Blanca -ambas también sede del go-bierno- o en el Reino Unido con la resi-dencia del primer ministro ubicada en Downing Street 10. “Se requiere una casa que cumpla con las necesidades, donde pueda aterrizar un helicóptero si es nece-sario. Los últimos presidentes en Chile, excepto Piñera, han tenido que arren-dar”, sostiene Ravinet.

La misma idea tiene Mariana Aylwin, cuyo padre, el ex Presidente Patricio Aylwin, optó por mantenerse en su resi-dencia de Ñuñoa al momento de asumir el cargo: “Quizás sería conveniente tener una casa, no algo fastuoso como preten-dió ser Lo Curro, sino con un presupues-to acotado, aprobado por el Congreso”.

Actualmente, también se ha reconocido la necesidad de que el Presidente y el go-bierno cuenten con un sitio especial para recepciones y eventos oficiales, y por tal motivo se incluyó como parte del Legado Bicentenario la recuperación del Palacio Ariztía, como un lugar para alojar a visi-tas ilustres del gobierno y para sostener eventos y encuentros presidenciales.

Han sido precisamente Lagos y Bachelet los únicos presidentes que, desde el re-torno a la democracia, han resignado vi-vir en su propia casa y arrendado vivien-das durante su mandato.

El caso de Lagos fue particular, pues imposibilitado, por motivos de seguri-dad, de continuar residiendo en su de-partamento de Vera y Pintado en Provi-dencia, fue a través de Juan Gabriel Val-dés, su entonces canciller, que llegó a la residencia de Luis Amundsen que utilizó en sus años de gobierno.

La casa era propiedad del padre de Juan Gabriel Valdés, el ex senador y canciller DC Gabriel Valdés, quien en 2000 tenía planes de vender la vivienda. Lagos y Gabriel Valdés acordaron un arriendo que, según recoge la prensa de entonces, estipulaba un acuerdo especial: los La-gos Durán debían cuidar el caqui del jar-dín y podían acceder a la mitad de sus frutos.

En dicha casa, cuya calle no fue cerrada durante la administración de Lagos, pero que sí contaba con una caseta de Carabi-neros en la esquina, el ex presidente sos-tuvo reuniones políticas periódicas y también fue escenario de varios momen-tos íntimos, como, por ejemplo, el matri-

RR La residencia de Salvador Allende en Tomás Moro fue la única casa presidencial concebida como tal.

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NRR Por motivos de seguridad, Bachelet debió arrendar esta propiedad en 2006.

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