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INSTITUTO DE ENSEÑANZA SUPERIOR EN LENGUAS VIVAS “JUAN R. FERNÁNDEZ” TRADUCTORADO EN INGLÉS RESIDENCIA Prof. Paula Grosman ¿Y ENTONCES QUÉ?” LIMITACIONES DEL DISEÑO PARTICIPATIVO EN CUANTO A LAS DECISIONES DE PLANIFICACIÓN URBANA Mariana Salgado y Michail Galanakis SALGADO, Mariana y Michail GALANAKIS, “… so what?” – Limitations of Participatory Design on Decisionmaking in Urban Planning, Actas de la 13° Conferencia de Diseño Participativo, Windhoek, Namibia, 6 de octubre de 2014 Traducción: Laura I. Álvarez Agosto de 2015

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INSTITUTO DE ENSEÑANZA SUPERIOR EN LENGUAS VIVAS “JUAN R. FERNÁNDEZ”

TRADUCTORADO EN INGLÉS

RESIDENCIA Prof. Paula Grosman

“… ¿Y ENTONCES QUÉ?” LIMITACIONES DEL DISEÑO PARTICIPATIVO EN CUANTO A LAS DECISIONES DE

PLANIFICACIÓN URBANA

Mariana Salgado y Michail Galanakis

SALGADO, Mariana y Michail GALANAKIS, “… so what?” – Limitations of Participatory Design on Decision­making in Urban

Planning, Actas de la 13° Conferencia de Diseño Participativo, Windhoek, Namibia, 6 de octubre de 2014

Traducción: Laura I. Álvarez Agosto de 2015

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“… ¿Y entonces qué?” Limitaciones del diseño participativo en cuanto a las decisiones de planificación urbana

Mariana Salgado, Aalto University

Michail Galanakis, Universidad de Helsinki

RESUMEN

En este artículo se analizan ciertos aspectos relacionados con el diseño participativo del proyecto OurCity que se desarrolló en Meri­Rastila, un barrio multicultural del este de Helsinki, en Finlandia. El objetivo de OurCity fue democratizar los procesos de diseño y empoderar a los residentes para que influyeran en la reurbanización del área. Los procesos de diseño participativo fueron un elemento crucial del proyecto OurCity y de las actividades que incluyó, sobre todo con respecto al proceso de elaboración de un plan maestro alternativo (PMA) para el área. El plan compitió con el que había elaborado el Departamento de Planificación Urbana de Helsinki pero fue rechazado por una diferencia de pocos votos. Se subestimó el alcance del diseño participativo porque el PMA, objeto de diseño, se concibió en forma aislada del proceso participativo que ese plan implicaba. Si el diseño participativo se hubiera presentado como un factor crucial para el proceso, el PMA habría tenido un impacto mayor. En este artículo, sostenemos que es necesario volver más visibles los procesos de diseño participativo en el producto final de los proyectos de planificación participativa. Esta idea surge de nuestra experiencia como miembros del equipo OurCity y de un análisis de medios de comunicación impresos y textos digitales.

Palabras clave Diseño participativo, inmigrantes, inclusión social, planificación, comunidad.

INTRODUCCIÓN

En nuestras ciudades, cada vez más diversas, tomar decisiones sobre temas importantes para el bien común no es una tarea sencilla, y menos aún cuando se trata de planificación urbana, ya que ese es un campo en el que ideales supuestamente universales han sido cuestionados (Hracs y Massam, 2008). Las formas en que diferentes personas conciben, perciben y sienten el espacio urbano como ámbito común difieren entre sí. Hracs y Massam (ibíd.) sostienen que las conversaciones cívicas son fundamentales para negociar ideas y valores. La planificación puede acercar a las personas y hace posible la negociación (Forester, 2000; Sandercock, 2003). Asimismo, las coaliciones formadas para hacer planificaciones físicas y sociales tienen un gran potencial para desarrollar ámbitos interculturales (Sandercock y Attili, 2009). En esas coaliciones, personas y grupos diferentes construyen puentes de comunicación y entendimiento por medio de negociaciones continuas y a veces difíciles. El diseño participativo facilita la construcción de espacios en los que se pueden desarrollar las conversaciones cívicas y crea un entorno favorable para el entendimiento intercultural. En trabajos recientes se ha investigado sobre la implementación del diseño participativo en la planificación urbana y en el diseño de sistemas interactivos con el propósito de

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facilitar la participación pública (Hornecker et al, 2002; Botero y Saad­Sulonen 2010; Bratteteig y Wagner 2012).

En Finlandia, la Ley de Uso de la Tierra y Edificación (Ministerio de Medio Ambiente, 1999) estipula que los planificadores urbanos deben consultar a los ciudadanos. En la mayoría de los casos, el Departamento de Planificación Urbana inicia y conduce esas instancias de consultas, que se conciben como presentaciones de planes definidos previamente, en las que solo unos pocos residentes participan y dan su opinión. El proceso de planificación no ofrece a los ciudadanos la posibilidad de aportar ideas al proyecto en sus etapas iniciales (Saad­Sulonen, Botero y Kuutti, 2012), ni de involucrar a la comunidad. Leikila, Fahenle y Galanakis (2013: 187­8) explican que los procesos de planificación urbana de Helsinki no satisfacen las necesidades que surgen como consecuencia de una creciente diversidad etnocultural.

Los miembros del equipo OurCity trabajamos en miras a la participación de la comunidad en las etapas iniciales del proceso de planificación urbana organizando talleres abiertos a los residentes de Meri­Rastila. OurCity comparte valores y visiones de otros proyectos urbanos participativos anteriores que empoderaron a ciudadanos marginados para que influyeran sobre el entorno en el que viven (Yan­Chi Kwok, 2004). Adherimos a la agenda política que el diseño participativo comenzó en los años 70 (Ehn, 1988) expresando argumentos democráticos a favor de la inclusión en el proceso de planificación. Estamos de acuerdo con Björgvinsson, Ehn y Hillgren (2012), quienes sostienen que el diseño participativo facilita la democracia agonística y la inclusión de las voces marginales. Asimismo, valoramos la teorización del diseño participativo que se elabora en relación con un contexto, más que la teorización abstracta. En ese sentido, el proyecto OurCity se centró en Meri­Rastila porque, a pesar de la oposición de los residentes, el Departamento de Planificación Urbana de Helsinki proyectaba un área nueva de viviendas que implicaría la destrucción de la cuarta parte de las tierras forestales de la región.

EL CASO DEL PROYECTO OURCITY

En 2012, un equipo independiente de especialistas que incluía arquitectos, diseñadores y trabajadores comunitarios de diversas nacionalidades se reunió para organizar el proyecto OurCity en Meri­Rastila. Alrededor del 28 % de los residentes no habla finés como lengua materna. Ese porcentaje es mucho mayor que en el resto de Helsinki (Helsinki kuntarekisteri: Facta 2012). En el pasado, Meri­Rastila ha sido estigmatizada por tener habitantes de origen somalí (Galanakis, 2008). El equipo de OurCity advirtió que esa situación representaba una gran oportunidad para desarrollar una conversación cívica en esa área. Uno de los objetivos de OurCity era que los inmigrantes que residen en Meri­Rastila, a quienes no se suele escuchar, expresaran su opinión sobre la planificación del entorno en el que viven. El equipo se acercó a las partes interesadas, negoció colaboraciones e inició debates sobre el tema del espacio urbano. Sin embargo, salieron a la luz problemas relacionados con la accesibilidad a los servicios públicos (Fuad­Luke, 2012).

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La asociación de residentes Pro Meri­Rastila defendió las tierras forestales del lugar por medio de cabildeo, de asambleas y de manifestaciones con velas para reclamar y para difundir sus ideas sobre el futuro de la región. También se reunió con los planificadores urbanos para debatir los planes para el futuro. Los miembros de Pro Meri­Rastila identificaron rápidamente la oportunidad que representaba el proyecto OurCity y pidieron ayuda al equipo para elaborar un plan maestro alternativo al presentado por los planificadores urbanos, un plan que permitiera construir un área de viviendas para 2 000 personas, y a su vez evitara la destrucción de las tierras forestales. OurCity aceptó ayudar y de ahí que sostengamos que el plan maestro alternativo (PMA) fue una iniciativa impulsada por los ciudadanos. OurCity estipuló que el plan se elaborara como parte de un proceso de diseño participativo que integrara a los inmigrantes y otros residentes que generalmente tienen menor participación.

Los inmigrantes que residían en Meri­Rastila valoraban mucho los bosques y no querían que los destruyeran. No obstante, su participación en el debate sobre la planificación presentó muchas dificultades (Leikila, Fahenle y Galanakis, 2013). Dos arquitectos del equipo OurCity supervisaron a un equipo de diseño más numeroso conformado por estudiantes universitarios que elaboraría un PMA para Meri­Rastila. Llevamos a cabo una serie de talleres de diseño participativo con los residentes y, en conjunto con el equipo de estudiantes, analizamos los resultados de los talleres para determinar la elaboración del PMA. De esa manera, nuestro plan representaba las voces de un grupo amplio de residentes. Cuando terminamos de elaborar el PMA, los miembros del equipo OurCity decidimos dejar que el grupo Pro Meri­Rastila se lo apropiara y lo presentara ante la Junta de Planificación Urbana (JPU), que lo evaluaría.

El PMA se presentó ante la junta como alternativa al plan que habían propuesto los planificadores urbanos, pero los miembros de la junta votaron cinco a cuatro a favor de este último (Junta de Planificación Urbana, 2012). Posteriormente, el Fondo Finlandés para la Innovación (SITRA) financió un análisis comparativo del impacto ambiental de las dos propuestas. A pesar de que el análisis favoreció al PMA (Savisalo et al, 2013), la JPU votó nuevamente a favor de la propuesta oficial y el PMA fue rechazado (Junta de Planificación Urbana, 2012b). Sin embargo, se les indicó a los especialistas del Departamento de Planificación Urbana de Helsinki que elaboraran una nueva versión de su plan que conservara el bosque como área recreativa. En ese contexto, nos preguntamos cómo perciben los medios de comunicación, las autoridades y los blogueros activos la participación de los residentes, incluidos los inmigrantes, en el PMA. Nos preguntamos cómo ha influido ese proceso participativo sobre la toma de decisiones. Con esas preguntas presentes, describiremos el proceso y expondremos los resultados.

EL PROYECTO OURCITY Y LOS TALLERES DE DISEÑO PARTICIPATIVO

Se invitó a los miembros de OurCity a participar en actividades y a organizar otras que incluyeran a los residentes (blog del equipo OurCity, 2012). En este artículo, se analizan tres talleres orientados a informar a los residentes sobre el diseño del PMA. Los participantes del primer taller fueron los quince miembros del grupo Pro Meri­Rastila. En el segundo taller, trabajamos con diecisiete alumnos de quinto grado y

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su maestro de la escuela local. Aproximadamente, la mitad de los alumnos provenían de contextos multiculturales. En el tercer taller, se invitó a participar a todos los residentes y trabajadores comunitarios. Sin embargo, la invitación abierta no resultó suficiente. Enviamos invitaciones especiales a grupos y asociaciones de inmigrantes del lugar. Contratamos a un intérprete para que un grupo de mujeres somalís pudieran participar en un taller al que finalmente concurrieron treinta y cinco personas. Los objetivos de los primeros tres talleres eran, principalmente, los que siguen: alentar a los participantes a que usaran la creatividad y a que jugaran con arcilla, bloques LEGO y piezas de madera, a la vez que imaginaban escenarios posibles para Meri­Rastila; facilitar el debate sobre las propuestas formuladas por residentes del lugar, tanto autóctonos como inmigrantes y, por último, construir vínculos con residentes que, más adelante, definirían el diseño del PMA. En el cuarto taller, ocho miembros del equipo de diseño del PMA analizaron la información obtenida en los talleres previos en forma de videos, fotos y audios, y presentaron sus conclusiones. La idea deinfilling urbano surgió a partir de esos talleres 1

y se volvió el concepto de diseño fundamental para el PMA. Ese concepto fue una estrategia sólida para hacerle frente al plan urbano oficial. Poniendo en práctica la idea de infilling, el PMA podría incluir la construcción de la mayoría de las viviendas nuevas propuestas por los planificadores urbanos, la zona tendría mayor densidad de población, podrían preservarse los espacios disponibles para nuevos servicios públicos, y las redes de servicios existentes no se verían perjudicadas. Además, y fundamentalmente, las tierras forestales estarían protegidas.

Los talleres resultaron especialmente útiles al comienzo del proceso de planificación. En esa etapa, los residentes participativos no fueron los únicos en expresar sus opiniones: el proceso estuvo abierto para aquellos que nunca habían formado parte de un debate público. Las mujeres somalís que participaron en el taller manifestaron la necesidad de un centro comunitario amplio para sus festejos y reuniones; esos pedidos se incluyeron en el PMA. Los talleres permitieron que los residentes involucrados desempeñaran un papel activo en las diversas etapas del proceso de diseño. Ese compromiso es evidente en la manera en que los residentes defendieron el PMA en los medios (tanto en debates que se generaron en blogs como en cartas enviadas a periódicos). Sostenemos que las ventajas principales del PMA fueron la preservación de las tierras forestales y los procesos de diseño participativo que incluyeron a los residentes del lugar.

LA TRIVIALIZACIÓN DEL PROCESO PARTICIPATIVO

En el transcurso del proyecto OurCity, extrajimos un total de 32 artículos de medios impresos en los que se hablaba de los planes propuestos para Meri­Rastila. A efectos de este trabajo, analizamos 23 artículos de medios impresos, 6 entradas importantes de blog, la documentación que recopiló el equipo de diseño sobre el plan maestro alternativo y las resoluciones de la JPU. Las entradas de blog se eligieron por

1 El concepto de infilling hace referencia a un proceso de densificación en el que se prefiere el uso óptimo de tierras libres o subutilizadas dentro de una área edificada más que la ocupación de áreas rurales o zonas verdes en desarrollo contiguas a las ciudades. Este tema es abordado en profundidad en textos sobre desarrollo urbano que no competen a este artículo.

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presentar numerosos comentarios de residentes (las 6 entradas incluían 218 comentarios). Analizamos el material teniendo en cuenta dos preguntas: ¿el debate se generó en torno al proceso de diseño participativo?, y ¿cómo se describía ese proceso?

En el 28 % de los artículos se valoraba la participación de los ciudadanos. Solo en unos pocos de los artículos y comentarios de los blogs se mencionaba que había inmigrantes participando en la elaboración del PMA. En cuatro artículos se mencionaba que había inmigrantes participando en la propuesta, pero solo uno estaba en finés. El título en español de ese artículo hubiera sido "Lámparas y bloques LEGO para salvar el bosque. Los habitantes de Meri­Rastila caminan por el bosque y hacen artesanías para defenderlo". En ese texto, se hacía referencia al facilitador del taller como "coordinador de artesanías", a pesar de que no se trataba de una actividad de artesanías. En el mismo artículo se mencionaba la participación de mujeres somalís, pero solo de manera anecdótica; no se interpretaba esa participación como una muestra positiva de inclusión social (Hakkarainen y Vanninen, 2012). Por estas razones, concluimos que los métodos participativos que pusimos en práctica fueron presentados de manera muy poco satisfactoria.

Ni la JPU, ni los medios de comunicación destacaron el valor del PMA en cuanto propuesta que conllevaba un proceso de planificación democrático. En el material que analizamos, se consideraba que el PMA era importante ante todo porque protegía las tierras forestales (70 %), luego porque fomentaba la participación de los ciudadanos (45 %) y finalmente porque la constitución del equipo OurCity era multicultural (10 %). Cuando los autores de las fuentes mencionadas hacían referencia al contexto de procedencia de los involucrados, se referían a los miembros de OurCity como "internacionales", mientras que, para nombrar a los residentes extranjeros de Meri­Rastila, utilizaban el término "inmigrantes". De un total de 218 comentarios escritos en respuesta a las 6 entradas de blog, el 25 % se refería al PMA en términos del beneficio de proteger el bosque; solo el 2,7 % se refirió a la propuesta destacando lo valioso que es el hecho de que los residentes del lugar estén representados; ninguno de los comentarios se refería al hecho de que la elaboración del plan era un proceso que involucraba a residentes extranjeros. El PMA describía de manera efectiva la propuesta de planificación por medio de planos arquitectónicos y de un informe de 39 páginas. El 2

proceso de diseño participativo que incluía a los residentes está descrito en la página ocho de ese documento. Al parecer, esas explicaciones no fueron suficientes para comunicar a las autoridades y al público general el valor de la participación de los residentes de la región, en especial de los inmigrantes, en el proceso de planificación.

Shuler y Namioka (1993) sostienen que las personas que se vean afectadas por una decisión o un acontecimiento deberían tener la oportunidad de influir sobre esa decisión o acontecimiento. Para que eso suceda, la sociedad tiene que adherir a la participación abiertamente. Asimismo, las iniciativas participativas que convoquen a diversos interesados deben ser visibles en el resultado final en la medida en que tengan un impacto en la toma de decisiones. El proyecto OurCity concibió un proceso participativo en el que residentes autóctonos e inmigrantes expresaron sus preocupaciones. Esa etapa participativa no fue reconocida ni analizada una vez

2 http://meidankaupunki.wordiseño participativoress.com/alternativemaster­plan/a3­book­and­exhibition­panels/

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completo el objeto de diseño, en este caso, el PMA. Por lo tanto, sostenemos que el objeto de diseño fue concebido de manera relativamente aislada del proceso participativo que implicaba.

ANÁLISIS

Hay muchas razones por las que el proceso de diseño participativo se percibió como separado del objeto de diseño. Uno de los motivos puede ser el hecho de que no se haya logrado mostrar más eficazmente la interconexión entre la participación de los ciudadanos y el producto final; otra razón puede ser que quizás a los diseñadores que no tienen capacitación en materia de diseño participativo les es difícil valorar ese tipo de iniciativas. En nuestra experiencia, esa dificultad se ve especialmente en arquitectos y planificadores urbanos. De hecho, no sería inapropiado decir que subestimar la participación de los residentes en el PMA es indicativo de prácticas de planificación tradicionales aún vigentes (ver Scott­Brown, 2009). También reconocemos que, para lograr que hubiera reciprocidad y confianza entre todos los participantes de los procesos de diseño participativo, se habría necesitado más tiempo que el período predeterminado de un año concedido al proyecto OurCity. Más aún, a pesar de que trabajamos con mucha dedicación en el proceso de diseño participativo y en la inclusión de la comunidad, no logramos defender adecuadamente la participación de los residentes al momento de tomar las decisiones centrales que concernían al PMA. Finalmente, el proceso de diseño participativo, como también su impacto en la elaboración del PMA, fueron subestimados.

Podríamos preguntarnos, entonces, de qué sirve que los ciudadanos participen si esa participación casi no obtiene reconocimiento y si la distribución de poder que requiere parece inalcanzable. Dentro del círculo de defensores del diseño participativo, seguimos creyendo en su valor. Sin embargo, en muchos casos, el público general y las autoridades aún lo perciben como un gesto "benévolo", más que como un proceso de diseño integral. Si no se lo valora debidamente, el diseño participativo no afecta la toma de decisiones. Creemos que es una situación desafortunada para la comunidad involucrada. Por lo tanto, proponemos el uso de etiquetas de estándar ISO especiales 3

que certifiquen los proyectos en los que se aplique el diseño participativo. De esa manera, cualquiera podría corroborar que un proyecto de cualquier ámbito, desde desarrollo urbano hasta producción industrial, pone en práctica procesos de diseño participativo que realmente involucren a los usuarios finales.

CONCLUSIONES

El hecho de que el PMA fue una propuesta impulsada por residentes y planificada con la colaboración de algunos de ellos se vio aplacado por la preocupación por salvar las tierras forestales. Idealmente, esos dos componentes deberían favorecerse entre sí. Con el PMA, el proyecto OurCity influyó en la toma de decisiones. Alcanzamos nuestro

3 International Organization for Standardarization.

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objetivo de dar un ejemplo de ciudadanos y profesionales independientes que generan e implementan nuevas ideas. Asimismo, concordamos con Nuojua et al. (2008) en que se necesitan nuevos métodos de participación pública para que los procesos de planificación urbana sean más democráticos. También se requieren métodos que vuelvan visibles los procesos participativos en todas las etapas de toma de decisiones en planificación urbana.

Los diseñadores pueden presentar sus resultados finales de muchas maneras: vistas aéreas o en perspectiva, planos y maquetas en escala, o representaciones digitales; todas sirven para describir las propuestas en términos del resultado final. Sin embargo, ninguno de esos formatos da cuenta de los procesos de diseño participativo ni muestran lo rico, ni lo caótico, de la participación de la comunidad. Existen pruebas de que ciertos métodos de mapeo promueven la participación pública en la toma de decisiones (Latour y otros, 1992; Sieber, 2006). Si el diseño participativo fuera incorporado de manera convincente en la planificación urbana, se beneficiaría en gran medida de esos métodos de mapeo. Desafortunadamente, en la planificación urbana tradicional, se sigue subestimando al diseño participativo y, por lo tanto, se considera innecesario representar los procesos involucrados. En las circunstancias descriptas, como diseñadores, debemos reformar nuestras herramientas de visualización para visibilizar los procesos de diseño participativo en el resultado final. El uso de una etiqueta de estándar ISO que certifique el diseño participativo otorgaría un valor agregado al plan maestro que impulsaron los residentes y que se realizó con su colaboración. Tomar decisiones de manera responsable en una ciudad requiere procesos de planificación que contemplen en mayor medida las necesidades de los ciudadanos y la participación ciudadana. Por lo tanto, es hora de que los defensores del diseño participativo en el campo de la planificación urbana tengan sisu (“perseverancia” en finés) y se animen a más.

AGRADECIMIENTOS

Queremos agradecer a todos los residentes de Meri­Rastila, a nuestros colegas del proyecto OurCity, a la ciudad de Helsinki, Capital Mundial del Diseño 2012, y a la Academia de Finlandia (Decisión N° 137954) por su apoyo a este proyecto.

REFERENCIAS

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