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Sesión 16 CUANDO EL ARTE LLEGA A SER UN ICONO Las grandes obras de arte que se han convertido en iconos de nuestro tiempo LA VENUS DE MILO “Hay una estatua que todos los museos de Europa nos envidian. Es considerada, con razón, la representación más acertada de la belleza, la representación más perfecta del eterno femenino. Habrán comprendido que estoy hablando de la Venus de Milo” (Théophile Gautier) (Pierre Jules Théophile Gautier (1811-1872), poeta, dramaturgo, novelista, periodista, crítico literario y fotógrafo francés.) VISIONADO DE DOCUMENTAL SOBRE LA VENUS Autor: Desconocido atribuida a Alexandros of Antioch Ubicación: Museo de Louvre, París, Francia. La Afrodita de Milo, más conocida como Venus de Milo, es una de las estatuas más representativas del período helenístico de la escultura griega, y una de las más famosas esculturas de la antigua Grecia. Fue creada en algún momento entre los años 130 a. C. y 100 a. C., y se cree que representa a Afrodita (denominada Venus en la mitología romana), diosa del amor y la belleza; mide, aproximadamente, 211 cm de alto. Esta estatua fue encontrada en dos pedazos, en Milo (archipiélago de las Cícladas, Grecia), desenterrada por un campesino y vendida a Francia entre 1819 y 1820. El precio que el campesino pedía por la escultura era demasiado alto, y Dumont d'Urville —viajero que realizó una parada en este lugar—, no llevaba el dinero suficiente, por lo que recurrió a un embajador francés en Constantinopla, quien accedió a comprarla. Sin embargo, anteriormente el campesino había acordado venderla a los turcos, lo que inició un conflicto por la posesión de la estatua. Después de una restauración fue regalada al rey Luis XVIII. La escultura fue hecha en mármol blanco, en varios bloques cuyas uniones no son visibles, en un tamaño ligeramente superior al natural. Se desconoce su autor, pero se ha sugerido que pudiera ser obra de Alejandro de Antioquía. Esta escultura posee un estilo característico del final de la época helenística, que retoma el interés por los temas clásicos al tiempo que los renueva. El aspecto clasicista de sus formas hacen suponer que su autor se inspiró en la estatua del siglo IV a. C. de Lisipo , la Afrodita de Capua (siglo IV aC). 1 Sesión 16

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Sesión 16

CUANDO EL ARTE LLEGA A SER UN ICONOLas grandes obras de arte que se han convertido en iconos de nuestro tiempo

LA VENUS DE MILO“Hay una estatua que todos los museos de Europa nos envidian. Es considerada, con razón, la representación más acertada de la belleza, la representación más perfecta del eterno femenino. Habrán comprendido que estoy hablando de la Venus de Milo” (Théophile Gautier)(Pierre Jules Théophile Gautier (1811-1872), poeta, dramaturgo, novelista, periodista, crítico literario y fotógrafo francés.)

VISIONADO DE DOCUMENTAL SOBRE LA VENUS

Autor: Desconocido atribuida a Alexandros of AntiochUbicación: Museo de Louvre, París, Francia.

La Afrodita de Milo, más conocida como Venus de Milo, es una de las estatuas más representativas del período helenístico de la escultura griega, y una de las más famosas esculturas de la antigua Grecia. Fue creada en algún momento entre los años 130 a. C. y 100 a. C., y se cree que representa

a Afrodita (denominada Venus en la mitología romana), diosa del amor y la belleza; mide, aproximadamente, 211 cm de alto.Esta estatua fue encontrada en dos pedazos, en Milo (archipiélago de las Cícladas, Grecia), desenterrada por un campesino y vendida a Francia entre 1819 y 1820. El precio que el campesino pedía por la escultura era demasiado alto, y Dumont d'Urville —viajero que realizó una parada en este lugar—, no llevaba el dinero suficiente, por lo que recurrió a un embajador francés en Constantinopla, quien accedió a comprarla. Sin embargo, anteriormente el campesino había acordado venderla a los turcos, lo que inició un conflicto por la posesión de la estatua. Después de una restauración fue regalada al rey Luis XVIII.

La escultura fue hecha en mármol blanco, en varios bloques cuyas uniones no son visibles, en un tamaño ligeramente superior al natural. Se desconoce su autor, pero se ha sugerido que pudiera ser obra de Alejandro de Antioquía. Esta escultura posee un estilo característico del final de la época helenística, que retoma el interés por los temas clásicos al tiempo que los renueva. El aspecto clasicista de sus formas hacen suponer que su autor se inspiró en la estatua del siglo IV a. C. de Lisipo, la Afrodita de Capua (siglo IV aC).

CARACTERÍSTICASLa Venus de Milo sigue la proporción armónica del siglo IV a.C. La proporción armónica se basa en la cabeza como medida. La altura total de la Venus de Milo es de ocho veces su cabeza, lo que la hace más estilizada que otros cánones.Su rostro apenas presenta expression. Su mirada, perdida, se dirige al frenteLa Venus de Milo tiene forma serpenteante sigue el contoneo sinuoso de la curva praxiteliana (“forma de S”). Está en contraposto, posición en la que la pierna derecha le sirve de apoyo mientras la izquierda queda exonerada, con la rodilla flexionada.Presenta un desnivel muy marcado en las caderas y los hombros. Sus formas, las líneas de su cuerpo dan a la escultura un toque muy realista. En la escultura se marcan las líneas corporales. La Venus

posee espalda arqueada y cabeza ladeada

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El cabello, perfectamente realizado y muy marcado, está recogido en un moño que deja caer parte de su melena.Hay un claro contraste entre su torso desnudo y los paños con pliegues que cubren sus piernas y la parte baja de sus caderas. Aunque su pie derecho queda descubierto. Dichos paños dan a la escultura movimiento y realismo.Su brazo derecho le cruzaba el cuerpo, su brazo izquierdo podría estar sobre una columna sujetando una manzanaRespecto a las formas de expresión, la obra parte del realismo (figurativo) y con un estilo ecléctico muestra una nostálgica vuelta a los ideales clásicos. Con un rostro sereno, nos muestra la belleza, obra helenística, aunque equiparable al arte clásico.La ruptura de la frontalidad, se produce también debido a la colocación de su brazo izquierdo, aunque ya perdido, se cruza ligeramente con la silueta, situando ésta hacia la izquierda. Además, la musculatura reflejada en el hombro izquierdo también sugiere que el brazo estaba alzado.Por último, el rostro es situado hacia la izquierda, lo que rompe aún más la frontalidad de la obra. El rostro de la Venus expresa pasividad pues está colocado de perfil, y el pelo está realizado de una forma simple, con leve trabajo, pues aparece recogido.

En 1821, el rey Luis XVIII la donó al Museo del Louvre. Pocos años antes, después de la derrota de Napoleón, Francia tuvo que devolver a Italia muchas obras de arte. Así, el hecho de que la Venus de Milo estuviese en Francia, supuso un sentimiento de revancha y fue acogida a bombo y platillo. Y la Venus se multiplicó. Un año después se realizaron copias en Berlín y Gran Bretaña. En este caso, se emplazó en un lugar de primer orden y en 1860 fue descrita como “tal vez, la combinación más perfecta de grandiosidad y belleza en la forma femenina” Si bien su autor era desconocido, la consideración de obra maestro debía venir de manos importantes, como las de Praxíteles, descartándose después al descubrirse una base de mármol que encajaba con la Venus, con la inscripción: “…andros de Antioquía”. La relación de la base de mármol con la venus fue polémica y no interesaba a la fama de la Venus, por lo que en vísperas de su presentación se hizo desaparecer la citada base, hecho que Alemania acusó al Louvre.En 1875, la guía del Louvre se refería a la Venus como el “tesoro más celebrado del Louvre”, fomentando un interés arrollador que ni siquiera los comentarios más mordaces, como el de Renoir que la definió “bella como un gendarme” o del historiador Robertson “su notoriedad es consecuencia de la propaganda y costumbre” consiguieron mermar.

El enigma en torno a la iconografía de esta estatua basta para garantizarle un papel imperecedero. ¿Sería una musa con una lira en la mano? ¿Formaría parte de un grupo escultórico de Marte? ¿Sería una divinidad de la isla de Melos? ¿O una Venus con la manzana de Paris en la mano?A principios de los 80, el Louvre le pidió al público una intepretación de la Venus. Un visitante dejó escrito

“Está haciendo un saque de tenis”. Hipótesis que han dado rienda suelta a la imaginación de artistas, directores y publicistas.

Recodemos a Marlene Dietrich en la Venus Rubia (Josef von Sternberg, 1932), en el que se inspiró sin duda Charles Vidor para Gilda (1946) y posteriormente Bertolucci para el personaje de Isabelle en Soñadores (2003), con los largos guantes y la marcada sinuosidad de su silueta.

VISIONADO DE UN FRAGMENTO DE LA PELÍCULA GILDA2

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John Houston en su película Moulin Rouge de 1952 le rindió homenaje a la Venus a través de las palabras de Toulouse-Lautrec que durante una visita al Louvre habló de la estatua como si se tratara de una entidad viva y la describió como “más vieja que Francia, más vieja que Cristo; sin embargo, nadie sabe nada de ella, salvo el hecho de que fue hallada en una cantera por un campesino y que se vendió por 6000 francos”.

En 1963, La Generale Telephone and Electronics de Stanford la usó para anunciar uno de sus primeros aparatos dotados de kit de manos libres con el lema “el teléfono que se puede usar sin manos”, retomando un concepto que ya había sido expresado de manera más sutil en una de las primeras campañas publicitarias de Kellogg’s en 1910 (“Si la Venus tuviera brazos…”).

Después, la Venus fue adoptada como baluarte del feminismo o como símbolo de las minusvalías: por ejemplo en las fotos de la artista irlandesa Mary Duffy (Cortar los brazos que atan, 1987) o en la sangrienta secuencia Venus de Milo (vídeo) de Jillian Mayer, presentada en 2011 en Art Basel Miami, donde la artista compuso un retrato de la estatua mordiéndose y arrancándose los brazos.

Otras referencias:Retrato de Man Ray de la estilista Elsa Schiaparelli (1933)Publicidad de aspirinaPublicidad de Heno de Pravia.

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La escultura de Marc Quinn presentada en 2005 en Trafalgar Square en Londres muestra a la artista inglesa Alison Lapper embarazada, desafíando al espectador.

Otras referencias:LÁMPARAS

INTERPRETACIONES

Yves Klein, Venus Bleue (Blue Venus), 1962Arman, Cold Petting, 1967; Venu$’ Wife, 1967; Bluebeard’s Wife, 1969Arman, Fragments of Venus, 1989.Niki Saint Phalle, Venus de Milo, 1962

Joel-Peter Witkin, Madame X, 1981.Andres Serrano, Female Bust, 1988.Jim Dine, Three Red Spanish Venuses, 1997Jimmie Durham, A Stone Bra for the Venus de Milo, 1998.

Yayoi Kusama, Statue of Venus Obliterated by Infinity, 1998Zhu Cheng, Venus de Milo, 2010.

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Héroes anónimos del diseño: la historia de 10 objetos cotidianosDel lápiz a la pinza de ropa, pasando por el plástico de burbujasEl País. 18 Feb 2018 JAIME RUBIO HANCOCK   Cuando pensamos en grandes inventos, nos vienen a la cabeza el ordenador o el móvil. Pero no solemos prestar atención a logros más pequeños y más cotidianos, que han resuelto problemas con un diseño tan acertado que resultan casi invisibles. Como el clip. O las pinzas de la ropa. O los ladrillos de LEGO.27 de estos objetos son el centro de atención de la exposición Héroes ocultos. Inventos geniales. Objetos cotidianos, organizada por la Obra Social "la Caixa". Esta exposición itinerante, que ya se ha podido visitar en varias ciudades españolas, estará hasta el 27 de febrero en Talavera de la Reina (Toledo) y a partir del 14 de marzo en Jaén. Estos son 10 de estos objetos, que por una vez pasan de estar tirados en un cajón a un puesto de honor en una vitrina.La fregona

La fregona es un invento de 1956 del ingeniero español Manuel Jalón Corominas. Al principio las fabricaba de forma artesanal, hasta que en 1958 le llegó un pedido de 100 y fundó Manufacturas Rodex para sistemizar la producción.El diseñador Guillem Ferran, asesor de la exposición, recuerda que cuando vienen visitas a casa, “escondemos la fregona”, pero se merecería casi un lugar de honor. Ferran recuerda que es algo que ocurre con todos estos objetos, tan cotidianos que nos pasan desapercibidas sus aportaciones. En este caso, que hizo innecesario fregar de rodillas.

Ferran se ha encargado de adaptar la exposición original del Museo de Diseño Vitra de Weil am Rhein (Alemania). Ha incluido otro invento español, la aceitera Marquina (de la que hablamos más abajo), y otros dos que no son españoles, pero sí tienen relación con nuestra cultura: el abanico y el botijo.Este ejemplar del primer modelo de fregona se subastó por 500 euros hace tres años. Consuelo Bautista (EL PAÍS)El clip

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La exposición muestra 70 modelos diferentes de clip. El que usamos habitualmente, con las puntas redondeadas y llamado gema, solo es uno de ellos: los hay triangulares, con forma de lazo, cuadrados… Aunque no está claro quién lo inventó, el noruego Johann Vaaler, patentó en 1899 un diseño muy parecido al clip gema, aunque rectangular. Además, el clip se convirtió en símbolo de resistencia durante la ocupación nazi de Noruega, como recuerda James Ward en Adventures in Stationery. No porque Vaaler fuera noruego, sino porque era un signo sutil de unión ante las fuerzas de ocupación.Antes de la aparición del clip, unir papeles era más engorroso: se cosían, se ataban con cintas o se unían con agujas. La de Vaaler no fue la única patente de clips que apareció a finales del XIX: muchas se presentaron tras la aparición de las primeras máquinas para doblar y cortar metal. También era la época en la que comenzaron a crecer la burocracia y las oficinas, como efecto secundario de la industrialización, escribe Ward. De hecho, fue entonces cuando también se inventaron las grapadoras y otro objeto presente en la exposición: los archivadores.Ragnar Schmuck / Getty ImagesEl lápizLa exposición muestra todos los lápices de colores de Faber Castell, fundada en 1761 y considerada la primera compañía fabricante de este producto. Aunque este dato tiene trampa: Friedrich Staedtler comenzó a fabricar lápices en la década de 1660. Sin embargo, debido a las restricciones legales de Nuremberg, no pudo constituir una empresa hasta 1835. El de Staedtler tampoco era el primer lápiz de la historia: aunque el origen no está claro, el

invento ya se conocía en Europa un siglo antes, como escribe también James Ward.En el lápiz ha habido innovaciones: al principio tenían forma de barra rectangular y más tarde se hicieron con forma de cilindro y de hexágono. Los primeros lápices de colores los fabricó el británico Thomas Beckwith en 1781. En 1858, Hymen L. Lipman, de Filadelfia, patentó su lápiz con goma de borrar. El portaminas llegaría en 1915, inventado por el japonés Tokuji Hayakawa.Lápices de colores de Faber-Castell

La cremalleraLa cremallera ofrecía una alternativa más rápida y segura a los botones. Aunque hay patentes a partir de 1859, fue Gideon Sundbäck quien dio con un sistema comercializable universal a principios del siglo XX. Este es un ejemplo de cómo los nuevos inventos no necesariamente desplazan a los anteriores, incluso aunque sea su intención: puede que fuera más rápido abrocharse una camisa si tuviera cremallera en lugar de botones, pero también resultarían menos elegantes. Y es más fácil disimular un botón descosido que toda una cremallera rota. Algo parecido ocurrió con el velcro, inventado a mediados del siglo XX por el ingeniero suizo George de Mestral. Se hizo su hueco en el mercado sin sustituir ni a botones ni a cremallerasPatente de la cremallera presentada por Gideon Sundbäck en 1917El paraguasEl paraguas empezó a usarse en China e India, y no se introdujo en Europa hasta el siglo XVII. Según se cuenta en el dossier de la exposición, “en un principio solo estaba permitido llevarlo a las mujeres, especialmente de la alta burguesía”. En 1730 se incorporaron los tejidos impermeables y, durante el siglo siguiente, las varillas plegables. El paraguas clásico también podía cumplir las funciones de bastón. El plegable compacto llegó en 1928, diseñado por Hans Haupt.Samuel Aranda / AFPLa aceitera MarquinaEsta aceitera resuelve una necesidad muy evidente: ni gotea ni mancha la mesa. Tras su invención en 1961, se expandió por todo el mundo. Es obra del diseñador y arquitecto catalán Rafael Marquina (1921-2013). Su funcionamiento es muy sencillo: el recipiente cónico bajo el pitorro recoge esa última y engorrosa gota de aceite o de vinagre y la

devuelve al recipiente. “El resto es complicarlo”, decía el propio creador.Plástico de burbujasEl plástico de burbujas o plástico alveolar sirve para embalar artículos frágiles y, una vez desembalados, para jugar a reventar las burbujas. Según se explica en la exposición, esta invención evitó tirar kilos de papel y cartón a la basura. Lo crearon los ingenieros Alfred Fielding y Marc Chavannes en 1957 en Estados Unidos, aunque en realidad

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pensaban en crear un papel pintado plástico que se pudiera limpiar fácilmente. Durante los primeros años de comercialización, también se intentó vender este plástico como colchón.¡Pincha en la pantalla! (No lo hagas, que no va a pasar nada). Heather Marr / EyeEm / Getty ImagesEl botijoLa historia del botijo se remonta a las antiguas culturas mesopotámicas, donde ya se encuentran restos de recipientes similares a los actuales. Sus periodos de máximo esplendor fueron la Edad de Bronce mediterránea y la Grecia helenística.El agua se filtra por los poros de la arcilla y, en contacto con el ambiente seco exterior, se evapora. Al evaporarse, extrae parte de la energía térmica del agua almacenada en el interior del botijo, que se enfría. Este artículo publicado en EL PAÍS en 2014 explica este proceso con más detalle.

La tiritaJosephine Frances Knight se cortaba a menudo mientras cocinaba en su casa de Nueva Jersey. Su marido, Earle Dickson, llegó a dejarle preparado un rollo de esparadrapo con cuadraditos de gasas adheridas. Dickson también trabajaba en Johnson & Johnson, por lo que decidió proponer el invento a sus jefes. Por muy útiles que todos estos objetos nos parezcan ahora, a algunos les costó hacerse un hueco: las tiritas salieron a la venta en 1921 y fueron un fracaso. Al menos hasta 1939, cuando la empresa envió millones de tiritas a todas las agrupaciones de boy scouts de Estados Unidos.Anuncio de las tiritas de Johnson & Johnson de 1921La pinza para la ropa

Aunque el primero en registrar la pinza más parecida a la actual fue el inventor estadounidense David Smith en 1853, entre 1852 y 1887 se presentaron más de 146 patentes diferentes de pinzas para la ropa, según recoge The New York Times. En 1887, Solon E. Moore mejoró el diseño de dos piezas de Smith al añadir la barra con muelle que une las dos piezas de madera. A mediados del siglo XX se comenzaron a construir también de plástico.Sigue habiendo pinzas presentes incluso en las casas que donde hay secadora. Se destinan también a usos quizás no previstos por sus

inventores, como cerrar bolsas.Varios modelos de pinzas. Sirven para la ropa y también para el paquete de pan de molde. Dorling Kindersley / Getty Images

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Abanico de precios para los coleccionistas de ARCOPinturas, instalaciones y hasta diseños arquitectónicos basados en máquinas monetarias son las obras que el público puede adquirir en esta edición

El precio más altoLa histórica barcelonesa Marc Domènech, que ha acudido a más de una veintena de ediciones de la feria, presenta «piezas destacables que aguanten el nivel de ARCO», afirma el director de una galería que califica el suyo de «mercado secundario» por especializarse en obras de los años veinte y treinta del siglo pasado. «Tenemos piezas cubistas, surrealistas y constructivistas que forman una variada selección de este periodo», relata el catalán, cuya propuesta para ARCO se basa en hacer un repaso de las exposiciones que han tenido a lo largo del año, así como también de las futuras. Sus obras, con un rango de precios menor a la anterior galería mencionada, van desde los 3.000 a los 400.000 euros.Otra galería histórica es la madrileña Cayón, fundada en 2005. «De esta edición esperamos una mejora del mercado nacional y muchas visitas del mercado internacional», afirma el director, Adolfo Cayón. Dan Flavin es su propuesta principal, un artista cuya exposición se inicia a la vez en ARCO y en la galería. Las esculturas de cabezas de Julio González son otras de las obras que se pueden ver. De 8.000 euros es el precio aproximado de la obra más barata que el coleccionista puede adquirir en este estand. ¿La más cara? 300.000 dólares.

El precio del FuturoEntre el verde de la nueva línea de investigación que este año exhibe ARCO, Futuro, se encuentran las obras más desconcertantes de la edición. Imagina que eres un bloque de mantequilla deshaciéndose es el nombre de la serie de esculturas de Eva Fábregas, artista representada por TENDERPIXEL. Se trata de cuatro esculturas hinchables en las que se pueden practicar diferentes ejercicios de relajación. «El público tiene unos cascos que le invitan a dar un viaje en las esculturas hasta que se derrite y se convierte en ellas». Este es el primer año de la artista en ARCO, cuyas piezas cuestan 4.000 euros.De mantequilla a sopa. Eduardo Navarro, de Nara Roesler, expone 50 dibujos metabólicos hechos con papel de arroz y tinta comestible que el espectador acompaña con una taza de sopa y, por tanto, puede degustar. En su segunda vez en Ifema, su galerista afirma que esta obra, que se vende en conjunto, se puede adquirir por 25.000 dólares.La chilena Patricia Domínguez, artista de Patricia Ready, cuenta con siete piezas en Futuro que rondan los 20.000 euros en total. Gerentes de empresa, «dioses que actualmente manejan el cosmos», se mezclan con hierbateros rodeados de hierbas medicinales que «neutralizan el olor de esa energía negativa que los primeros desprenden», afirma la creadora.

Obras que dialoganEn la sección Diálogos las obras de cada estand conversan entre ellas. Esas conversaciones entre artistas también tienen un precio. 24.000 euros es el cuadro más caro de la berlinesa Barbara Wien, llamado We do not work alone, hecho con aceite y un lápiz de cera sobre lino.A su lado, Graça Brandão expone cuadros y esculturas de dos generaciones diferentes: la fallecida hace dos años Ana Vieira habla con Nuno Sousa Vieira mediante la arquitectura. La obra más cara fue realizada por Ana en 1968 y cuesta 80.000 euros. «Es una obra maestra del arte portugués», afirma su director, que se puede apreciar en la parte central del estand.Fuera de los Diálogos, José de la Fuente se enfrenta a su sexta participación en ARCO con cinco artistas que han realizado obras en metal. «Devolverlo a la tierra de la que se ha extraído, utilizando la propia tierra como molde para realizar la fundición», explica su director preguntado por la composición de Arturo Hernández Alcázar. Otras hablan de la Historia del Arte o la situación económica de Venezuela. ¿La que más sobresale? Una máquina inventada por Enric Fort que representa la inminente desaparición del dinero físico. «Separa las monedas en función de la tonalidad que tienen por su oxidación», explica el galerista. Desde 1.100 euros hasta 25.000 sin impuestos es el precio de esta propuesta.La obra que al final no se venderá en ARCO será la del artista Santiago Sierra, que se retiró ayer de la feria. Se trata de una serie de 24 fotografías por valor de 80.000 euros. A pesar de ello, según aseguran fuentes de la galería Helga de Alvear, un particular español la adquirió fuera de Ifema gracias a la intermediación de una galería catalana.

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La curiosa obra de Angela Detanico y Rafael Lain.Así que unas fregonas en medio del glamour y los negocios salta llama la atención. Bueno, también el trabajo de Angela Detanico y Rafael Lain: cinco jarras de cristal con claveles dentro. Han inventado un alfabeto y el número de flores en cada jarra corresponde a una palabra. Aquí se puede leer “DESEO”. Por 4.000 euros te llevas los recipientes y las flores, pero las flores se van a morir y entonces tendrás que comprar nuevas, siempre y cuando sean iguales. Órdenes de los artistas, que también dan la opción de comprar otras jarras si cuadran mejor con tu salón, siempre y cuando sean iguales. Entonces, ¿qué es lo que compras? “La idea”, dice la galerista. “Arte sin obra”, escribe el periodista en su libreta.

Mira, unos girasoles¿Cuál es la diferencia entre mirar y ver? Cualquiera puede mirar estas fregonas dobladas y no ver más que eso, unas fregonas. Dobladas y rotas. Porque el arte

es un espejismo que requiere estar atento en la distracción, dejarse llevar por la atracción a primera vista y ver algo más que lo que se ve. Ver más allá de las apariencias, para descubrir el espejismo. Y jugar. El arte pide al que observa estar abierto a interpretar el mundo a su manera y no a la manera de las cartelas que explican la obra.

¿Girasoles o fregonas? ¿Arte o coña marinera? ¿Y si les dijera que estos mochos del artista Jaime Pitarch (Barcelona, 1963), en realidad, son otra cosa? Son unos mochos, cierto. Pero también son una alegoría a los girasoles de Vincent Van Gogh. ¿Lo ven ya? Claro que los ven. Porque son un icono universal y porque les acabo de avisar de que es la intención del artista, que antes me avisó a mí. “Son girasoles porque giran por el sol. Pero también porque giran sobre el suelo, puede entenderse en catalán también. Es un proyecto conceptual, humorístico y poético”, cuenta a este periódico el autor de la pieza que se vende en la galería Àngels Barcelona, por 14.000 euros.

Arte sin belleza“Más vale ser atrevido aunque se cometan muchos errores que ser estrecho de mente y demasiado prudente”, dijo el propio Van Gogh. Pitarch lo ha sido -atrevido- y Duchamp tuvo la culpa. Para eso se creó el mito Duchamp, para poder hacer todo lo que se quiera y hacer que todo lo que se quiera hacer sea arte. Porque ni siquiera es necesario que esté bien hecho para que lo veamos como arte (y no como artesanía). El arte -como ocurre en el caso de los mochos doblados- ya no está obligado a producir objetos artesanalmente bellos. Importa el relato.Es más, el objeto se vuelve secundario ante el relato que emerge, porque crear valores es contar historias. Y la de Pitarch es la siguiente: va a escribir a ocho museos y coleccionistas una carta explicándoles que necesita las fregonas con las que se limpian las salas en las que cuelgan alguna de las versiones de los girasoles del malogrado pintor holandés. Intuye Pitarch que pueden contestarle a favor y mandarle el mocho para incluirlo en su particular vista o negársela. En ese caso, cuenta que se trasladará hasta el museo y se presentará a trabajar como limpiador, para sustraer una de estas herramientas. Todo grabado en vídeo.

Reconocer al trabajadorTodavía no ha mandado las cartas, así que lo que vemos aquí ahora mismo, no es más que una pieza nonata. Es la promesa de algo que será. Y lo que terminará siendo es una denuncia contra la explotación y la precariedad, un llamamiento a reconocer las tareas que desempeñan los trabajadores de la limpieza de los museos, que les toca dejar impolutas las salas del artista más caro de todos.“Los trabajadores de los museos están desaparecidos y mal pagados”, cuenta Pitarch. Su explotación laboral contrasta con los 75 millones de dólares que pagó Yasuo Goto en 1987 por la segunda versión de los girasoles de Van Gogh.

Van Gogh pintó los girasoles en 1888.

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“Cuando lees la correspondencia entre Vincent y Theo ves la admiración del pintor por las personas que trabajaban con las manos”, añade. Pero el mito de Van Gogh que hemos construido lo ha devorado todo, hasta la clase trabajadora ha desaparecido de sus referencias. “Pues yo quiero poner sobre la escena la precariedad en esta pieza”.Hoy, el arte no es nada sin el discurso que la envuelve y la justifica. Quizás una foto graciosa en un pasillo de una de las naves industriales en las que tiene lugar una feria de arte contemporáneo, que no quiere ser tan contemporánea. De ahí que el artista sea el superviviente del naufragio de la belleza. Ya no importa si es bonito, importa si es bueno.

Contra la costumbre“Lo que hace el Artista Contemporáneo es agregar una pequeña fracción de 0,01 % al 99,9 % que cubrió Duchamp. Pero ese mínimo justamente por ser un mínimo, deja mucho espacio libre para seguir haciendo”, escribe César Aira, en Sobre el arte contemporáneo (Literatura Random House). Pero algo muy parecido hizo Van Gogh, que nunca se entregó al confort de lo aprendido y trabajó contra la fuerza de las costumbres. Esto no son fregonas. Tampoco una pipa. Pero te está preguntando si te atreves a preguntar.Si Van Gogh mató los colores y les perdonó la vida, si quería provocar un incendio de la vida corriente y mostrar la naturaleza desde la atalaya de su temperamento, sin ataduras, por qué no estas fregonas tronchadas a la espera de las buenas. Rafael Sánchez Ferlosio lo resume de esta manera: “Resistámonos con todas nuestras fuerzas a acostumbrarnos a ninguna cosa”, para que la costumbre no convierta la vigilia en siesta. Ni nos confiemos a los hechos consumados.

La obra de Santiago Sierra retirada de ARCO, vendida por 80.000 eurosObra 'Presos Políticos', del español Santiago Sierra, perteneciente a la galería Helga Alvear, en la edición 2018 de ARCO. La controvertida pieza consta de 24 retratos de «presos políticos» entre los que figuran Oriol Junqueras o los tres jóvenes de Rentería | La galería Helga de Alvear la retiró a petición de IfemaTodos aparecen con el rostro pixelado con grandes cuadrados en tonos grises. Muchos de los retratos figuran en un vídeo sobre el mismo asunto, accesible en la web sobre la serie editada por Ediciones El Garaje.«Seguramente en este proyecto no están incluidos todos los presos

políticos que hay, pero a través de esta selección de muy claros ejemplos queremos registrar su existencia y denunciar las leyes y su aplicación distorsionada, pero sobre todo, la alienación social que permite y justifica esta realidad y mira para otro lado», dice el texto que acompaña las fotos.

No es la primera vez que este artista se ve envuelto en la controversia. En 2010 fue galardonado con el Nacional de Artes Plásticas, al que renunció argumentando que «el premio instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado» y asegurando que «el Estado no somos todos: El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. ¡Salud y Libertad!».

Un hombre contemplando una obra de Irene Buarque

Un Picasso de 2,5 millones de euros es una de las obras más caras de la 37 edición de ARCOmadrid.

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Page 11: jaespimon.files.wordpress.com · Web viewRespecto a las formas de expresión, la obra parte del realismo (figurativo) y con un estilo ecléctico muestra una nostálgica vuelta a los

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