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4 UNIVERSIDAD DE MEXICO Por Ramón XIRAU Dibujos de Leouora CARRINGTON Il L A LITERATURA Occitana -palabra mediante la cual me refiero a la literatura que, no sin confusión, ha venido llamándose provenzal- se des- arrolló entre el siglo XI y el siglo XIII en una región que, a grandes rasgos, se ex- tiende del río Loire hasta el río Ebro y de la costa Atlántica de la Galia meri- dional hasta las regiones de la Toscana. Esta literatura, y más especialmente la de los trovadores, está en la raíz de la lírica de Occidente: italiana, francesa, portuguesa, catalana, castellana. Estudiar- la, recordarla y revivida no es sólo ha- cer historia sino, muy precisamente, refe- rirnos a una presencia que todavía mue- ve a la poesía de nuestros tiempos. Mi propósito, en estas páginas, consis- te tan sólo en recordar esta presencia. Para hacerlo era necesario enmarcar la poesía de los trovadores en las coordena- das de civilización, historia y creencias de la Occitania medieval. Dos poetas - Ber- natz de Ventadorn y Arnautz Daniel- me permitirán precisar el sentido de la lírica trovadoresca; una novela del siglo XIII -Flamenca- aclarará, por su mis- ma encillez, la temática vital de los tro- vadores, y la visión de aquel mundo que algún estudioso ha podido cali ficar de "milagroso". A Tolosa e Proensa e la terra d'Argensa Bezers e' Carcassey que vos vi e quo'us vey! ("Tolosa y Provenza / y la tierra de Ar- gensa, / Béziers y Carcasés / j cómo os. vi y cómo os veo !") III Mencioné las herejías de Occitania. En realidad estas herejías pueden redu- cirse, si hacemos a un lado teorías poco populares como el panteísmo y el mate- rialismo, a la creencia de los Cátaros. Los Cátaros, es decir, los "puros", ron mayor importancia que 'pa- saban los años y, a pnnclplos del Siglo XIII, cuando Santo Domingo de Guzmán recorría las tierras de! mediodía, domina- ban gran parte del mundo occi- tano. Aclararé más adelante el sentido de la religión Cátara. Es útil, antes de pre- sentarla brevemente, tratar de encontrar sus orígenes. Ya en los siglos anteriores al Cristia- nismo surgió en Persia una nueva fe que habría de encontrar ecos y contraecos en toda la cuenca del Mediterráneo. En e! Alcibíades 1 Platón explica la educación que se daba a los príncipes persas. Uno de los educadores, que era también un sacerdote enseñaba "la magia de Zoroas- tro . .. es la adoración de los Dio- ses ... " La religión de Zoroastro, ense- ñaba que existen dos principios se re- parten el mundo y luchan por el principio de! Bien (Ormuz) y e! cipio de! Mal (Ahrimán). Esta creencia dualista tuvo larga y variada fortuna. In- fluidos por ella, por el maniqueísmo y por la filosofía neoplatónica, un grupo de Cristianos primitivos, los gnósticos, qui- sieron explicar la presencia de! mal en la tierra. Con el deseo de consen'ar la ab- soluta bondad y la absoluta pureza de Dios, pensaron que e! Mal era la crea- ción de Satanás. Para que el hombre pu- diera salvar su alma era necesaria la pre- sencia de toda una escala de intermedia- rios entre eHos Cristo. Filosofía de! y de la liberación, e! gnosticismo denuncia el mal renuncia al mundo y quiere anular la' carne. De este mism.o grado de espiritualidad exacerbada parti- cipó también el maniqueísmo. Manes, había nacido en Persia en 216, sostel1la igualmente que existen dos principios: el acaban todas las resistencias. En 1217, se alzan barricadas en la ciudad de Tolosa y parece, tan sólo un q':l: Occi- tania será capaz de hberarse. I3nlian es- padas en pueblos y ciudades y el gnto de libertad llega hasta la Toscar.a. Los Cru- zados sin embargo, conquist \11 poco a poco 'pueblo pueblo, tras. ciudadela cast1llo tras castillo hasta He- "ar a la' fortaleza de Montsegur. Allí, Ola cumbre de un monte, cátaros y se- ñores de Occitania organizan su última resistencia. Montsegur se convierte en un centro militar y espiritual, templo último de la herejía cátara. Aislado, el castillo de Montseguir acaba por sucumbir y, con la desaparición de la última resistencia, desaparece también la "fraternidad de ci- vilización" que fue Occitania. Bernatz Siscar, trovador de poca monta, encuen- tra palabras emocionantes para decirnos. la nostalgia de un mundo perdido: TROVADORES v por una forma cultural que se extien- de Tolosa a Barcelona, de Béziers a Italia, Occitania fue, antes que nada, "una fraternidad de civilización" (Cam- proux, op. cit.). Aun teniendo en cuenta su estructura feudal las diversas ciudades y señoríos de Occitania no dejan de recordar a las ciudades-estado de los griegos. Cada ciu- dad tenía sus propias leyes ( establi- ments) . Esta diversidad legal permitía un espíritu de libertad en la época de las Cruzadas. En la ,de Saint Gil1es llegó a ser alcalde un JUdlO; Ramón VI invitaba al Obispo de Tolosa para que asistiera a los sermones un sacerdote cátaro. Y es que en reahdad una especie de ley no escrita gobernaba y unía a toda esta diversidad de pueblos y ciudades: la ley de paratge. Esta pala- bra, derivada de par ("igual"), es la ex- presión de una forma de vida cuya com- prensión es necesaria si queremos enten- der el mundo de los trovadores. Para los hombres -hombre y mujer, sin excep- ción- el criterio de la conducta debe buscarse en la igualdad. ¿ No encontra- mos acaso en la breve, adolorida, apasio- nada obra de Beatriu, condesa de Dia, una de las expresiones más vivas de la lírica trovadoresca'? Y el caso de la con- desa de Dia no es único ni es excepcio- nal. Poetisas del amor cortesano fueron también María de Ventadorn, Azalais de Porcairagues, Clara de Anduze. Esta igualdad, "paridad" en que todos parti- cipan, entraña un fuerte espíritu de comprensión y un sensible acento de tolerancia; no una igualdad que es for- ma de la rebeldía y de la honra como aquel castel1ano "nadie es más que na- die", sino más bien la noción de que si todos los hombres son iguales no debe dominarles ni la violencia ni la agresión sino un anhelo constante de paz. El paratge pudo dar vigor y fortaleza moral a los hombres de Occitania. No dejó de ser una de las causas de su de- bilidad política. Cuando Inocencia In de- cide lanzar una Cruzada contra las he- rejías del Sur y se alía a las ambiciones nacionales de la Casa de Francia guiada por Blanca de Castilla, los señores de Occitania no pueden oponer su fuerza moral a la fuerza y a la violencia orga- nizadas. Bien es verdad que existieron tentativas de unificación política. La casa de Barce!ona, deseosa por largos años de dominio político y territorial, decidió prestar ayuda a la casa de Tolosa. Un ejército al mando de Pedro n de Cata- luña marchó hacia el Norle, al encuen- tro de las tropas de Simón de Montfort. En 1213, en las tierras de Muret, la ba- tal1a entre Occitanos y Cruzados es con- fusa e indefinida. Pero allá, en aquel10s campos, muere Pedro n y mueren, al su ejército más allá de los Pi- rineos, tanto políticas de los reyes catalanes como los deseos de indepenclencia de la Galia del Sur. No y TROVAS DE La lengua de los trovadores fue bauti- zada por Dante con el nombre de "lingua d'ocha". Dante e refería, claro está, a aquella lengua en que la palabra "sí" se pronunciaba "oc". Tal definición, pura- lingüística ha dado origen al voca- blo Occitania, tierra donde se habla en Oc. La palabra es muy precisa tanto para referirnos a una región lingüística como a una civilización que tuvo claros lími- tes geográficos e históricos. Las tierras de Occitania fueron, según Charles Camproux (Histoire de la litté- ra/1tre Occitane) "mucho más romaniza- das que el resto de la Galia". Esta mayor romanización explica, en buena parte, el temprano empleo de la lengua vulgar y, tal vez, el desarrollo de todo un nuevo estilo de vida. El hecho es que ya en el siglo XII Occitania es una civilización con características definidas. La casa de To- losa, ciudad que en el siglo XII era b de Europa después de Roma y VenecIa, estaba gobernada por la dinas- tía de los Ramón. En los 11l0mentos de más alto prestigio, Tolosa fue el centro principal de la civilización de Oc. De Tolosa eran vasallos los señores de Bé- ziers y de Albi, de Narbona y de Carca- s?na: .. Pero este vasallaje nunca llegó a slgmtJcar una plena dependencia. Tolosa no fue capital de un estado que, por otra parte, jamás llegó a existir. Ayuna de. una verdQdera organización política, tll1lda por una lengua de origen Común

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4UNIVERSIDAD DE MEXICO

Por Ramón XIRAU

Dibujos de Leouora CARRINGTON

Il

L A LITERATURA Occitana -palabramediante la cual me refiero a laliteratura que, no sin confusión, ha

venido llamándose provenzal- se des­arrolló entre el siglo XI y el siglo XIII enuna región que, a grandes rasgos, se ex­tiende del río Loire hasta el río Ebro yde la costa Atlántica de la Galia meri­dional hasta las regiones de la Toscana.Esta literatura, y más especialmente lade los trovadores, está en la raíz de lalírica de Occidente: italiana, francesa,portuguesa, catalana, castellana. Estudiar­la, recordarla y revivida no es sólo ha­cer historia sino, muy precisamente, refe­rirnos a una presencia que todavía mue­ve a la poesía de nuestros tiempos.

Mi propósito, en estas páginas, consis­te tan sólo en recordar esta presencia.Para hacerlo era necesario enmarcar lapoesía de los trovadores en las coordena­das de civilización, historia y creencias dela Occitania medieval. Dos poetas - Ber­natz de Ventadorn y Arnautz Daniel­me permitirán precisar el sentido de lalírica trovadoresca; una novela del sigloXIII -Flamenca- aclarará, por su mis­ma encillez, la temática vital de los tro­vadores, y la visión de aquel mundo quealgún estudioso ha podido cali ficar de"milagroso".

A Tolosa e Proensae la terra d'ArgensaBezers e' Carcasseyque vos vi e quo'us vey!

("Tolosa y Provenza / y la tierra de Ar­gensa, / Béziers y Carcasés / j cómo os.vi y cómo os veo !")

III

Mencioné las herejías de Occitania.En realidad estas herejías pueden redu­cirse, si hacemos a un lado teorías pocopopulares como el panteísmo y el mate­rialismo, a la creencia de los Cátaros. LosCátaros, es decir, los "puros", ~dquirie­ron mayor importancia ~ n:e~ida que 'pa­saban los años y, a pnnclplos del SigloXIII, cuando Santo Domingo de Guzmánrecorría las tierras de! mediodía, domina­ban gran parte del mundo espiritua~ occi­tano. Aclararé más adelante el sentido dela religión Cátara. Es útil, antes de pre­sentarla brevemente, tratar de encontrarsus orígenes.

Ya en los siglos anteriores al Cristia­nismo surgió en Persia una nueva fe quehabría de encontrar ecos y contraecos entoda la cuenca del Mediterráneo. En e!Alcibíades 1 Platón explica la educaciónque se daba a los príncipes persas. Unode los educadores, que era también unsacerdote enseñaba "la magia de Zoroas­tro . .. q~e es la adoración de los Dio­ses ..." La religión de Zoroastro, ense­ñaba que existen dos principios qu~ se re­parten el mundo y luchan por dommar~o:

el principio de! Bien (Ormuz) y e! pn~­cipio de! Mal (Ahrimán). Esta creenciadualista tuvo larga y variada fortuna. In­fluidos por ella, por el maniqueísmo y porla filosofía neoplatónica, un grupo deCristianos primitivos, los gnósticos, qui­sieron explicar la presencia de! mal en latierra. Con el deseo de consen'ar la ab­soluta bondad y la absoluta pureza deDios, pensaron que e! Mal era la crea­ción de Satanás. Para que el hombre pu­diera salvar su alma era necesaria la pre­sencia de toda una escala de intermedia­rios entre eHos Cristo. Filosofía de!asc~nso y de la liberación, e! gnosticismodenuncia el mal renuncia al mundo yquiere anular la' carne. De este mism.ogrado de espiritualidad exacerbada parti­cipó también el maniqueísmo. Manes, q~e

había nacido en Persia en 216, sostel1laigualmente que existen dos principios: el

acaban todas las resistencias. En 1217, sealzan barricadas en la ciudad de Tolosay parece, tan sólo un ~omellto, q':l: Occi­tania será capaz de hberarse. I3nlian es­padas en pueblos y ciudades y el gnto delibertad llega hasta la Toscar.a. Los Cru­zados sin embargo, conquist \11 poco apoco 'pueblo t~as pueblo, ~iud'\(lela tras.ciudadela cast1llo tras castillo hasta He­"ar a la' fortaleza de Montsegur. Allí,~n Ola cumbre de un monte, cátaros y se­ñores de Occitania organizan su últimaresistencia. Montsegur se convierte en uncentro militar y espiritual, templo últimode la herejía cátara. Aislado, el castillode Montseguir acaba por sucumbir y, conla desaparición de la última resistencia,desaparece también la "fraternidad de ci­vilización" que fue Occitania. BernatzSiscar, trovador de poca monta, encuen­tra palabras emocionantes para decirnos.la nostalgia de un mundo perdido:

TROVADORES

v por una forma cultural que se extien­~le de Tolosa a Barcelona, de Béziers aItalia, Occitania fue, antes que nada,"una fraternidad de civilización" (Cam­proux, op. cit.).

Aun teniendo en cuenta su estructurafeudal las diversas ciudades y señoríosde Occitania no dejan de recordar a lasciudades-estado de los griegos. Cada ciu­dad tenía sus propias leyes (establi­ments) . Esta diversidad legal permitíaun espíritu de libertad infrecue~te en laépoca de las Cruzadas. En la c1tld~d ,deSaint Gil1es llegó a ser alcalde un JUdlO;Ramón VI invitaba al Obispo de Tolosapara que asistiera a los sermones d~ unsacerdote cátaro. Y es que en reahdaduna especie de ley no escrita gobernabay unía a toda esta diversidad de pueblosy ciudades: la ley de paratge. Esta pala­bra, derivada de par ("igual"), es la ex­presión de una forma de vida cuya com­prensión es necesaria si queremos enten­der el mundo de los trovadores. Para loshombres -hombre y mujer, sin excep­ción- el criterio de la conducta debebuscarse en la igualdad. ¿ No encontra­mos acaso en la breve, adolorida, apasio­nada obra de Beatriu, condesa de Dia,una de las expresiones más vivas de lalírica trovadoresca'? Y el caso de la con­desa de Dia no es único ni es excepcio­nal. Poetisas del amor cortesano fuerontambién María de Ventadorn, Azalaisde Porcairagues, Clara de Anduze. Estaigualdad, "paridad" en que todos parti­cipan, entraña un fuerte espíritu decomprensión y un sensible acento detolerancia; no una igualdad que es for­ma de la rebeldía y de la honra comoaquel castel1ano "nadie es más que na­die", sino más bien la noción de que sitodos los hombres son iguales no debedominarles ni la violencia ni la agresiónsino un anhelo constante de paz.

El paratge pudo dar vigor y fortalezamoral a los hombres de Occitania. Nodejó de ser una de las causas de su de­bilidad política. Cuando Inocencia In de­cide lanzar una Cruzada contra las he­rejías del Sur y se alía a las ambicionesnacionales de la Casa de Francia guiadapor Blanca de Castilla, los señores deOccitania no pueden oponer su fuerzamoral a la fuerza y a la violencia orga­nizadas. Bien es verdad que existierontentativas de unificación política. La casade Barce!ona, deseosa por largos años dedominio político y territorial, decidióprestar ayuda a la casa de Tolosa. Unejército al mando de Pedro n de Cata­luña marchó hacia el Norle, al encuen­tro de las tropas de Simón de Montfort.En 1213, en las tierras de Muret, la ba­tal1a entre Occitanos y Cruzados es con­fusa e indefinida. Pero allá, en aquel10scampos, muere Pedro n y mueren, alre~irarse su ejército más allá de los Pi­rineos, tanto lél%~esperanzas políticas delos reyes catalanes como los deseos deindepenclencia de la Galia del Sur. No

yTROVASDE

La lengua de los trovadores fue bauti­zada por Dante con el nombre de "linguad'ocha". Dante e refería, claro está, aaquella lengua en que la palabra "sí" sepronunciaba "oc". Tal definición, pura­men~e lingüística ha dado origen al voca­blo Occitania, tierra donde se habla enOc. La palabra es muy precisa tanto parareferirnos a una región lingüística comoa una civilización que tuvo claros lími­tes geográficos e históricos.

Las tierras de Occitania fueron, segúnCharles Camproux (Histoire de la litté­ra/1tre Occitane) "mucho más romaniza­das que el resto de la Galia". Esta mayorromanización explica, en buena parte, eltemprano empleo de la lengua vulgar y,tal vez, el desarrollo de todo un nuevoestilo de vida. El hecho es que ya en elsiglo XII Occitania es una civilización concaracterísticas definidas. La casa de To­losa, ciudad que en el siglo XII era btercer~ de Europa después de Roma yVenecIa, estaba gobernada por la dinas­tía de los Ramón. En los 11l0mentos demás alto prestigio, Tolosa fue el centroprincipal de la civilización de Oc. DeTolosa eran vasallos los señores de Bé­ziers y de Albi, de Narbona y de Carca­s?na:.. Pero este vasallaje nunca llegó aslgmtJcar una plena dependencia. Tolosano fue lá capital de un estado que, porotra parte, jamás llegó a existir. Ayunade. una verdQdera organización política,tll1lda por una lengua de origen Común

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Bien y el Mal. No caigamos, sin. em­bargo, en la. tentación de pensar. q~e. elmaniqueísmo creía que estos pnnclp~?s

eran dos "díoses". Claramente se lo dIJOa San Agustín el obispo Fausto. Elúnico Dios era, para los maniqueos, e!Bien. La historia del mundo era la his­toria de una catarsis· en la cual Dios aca­baría por triunfar sobre el principio d'elmal.

Tanto el gnosticismo como e! mani­queísmo fueron sectas esotéricas. La granmasa de los creyentes estaba obligada aseguir las enseñanzas de un pequeño gru­po de iniciados poseedores de la yerdad.Tolerantes con los creyentes, los iniciadosno lo eran consigo mismos. De ahí suaceptación de! amor carnal entre los hom­bres v las mujeres que constituían la ma­sa dé la iglesia. De ahí también la formaextremosa de ascetismo que estas religio­nes adquirían dentro del círculo de losiniciados. La destrucción del amor carnal,unida a la idea del fin del mundo y a laidea de una necesaria y pronta Apoca­lipsis, era una consecuencia fundamen­tal de su dotcrina. Leemos en el Evan­gelio de los Egipcios (siglo II): "A Sa-

lomé que preguntaba cuánto duraría e!tiempo de la muerte e! Señor le dijo:Mientras vosotras las mujeres engendréisa vuestros hijos." La destruccion del amoradquiría dos formas opuestas y conver­gentes: por un lado la renuncia total, por.otra la lujuria y e! libertinaje como for­mas del desprecio hacia todo lo que essensual y sensible.

Regresemos a los Cátaros. Aunquenuestro conocimiento de sus doctrinas estodavía imperfecto· -se trata al fin decuentas de una secta secreta- parece in­dudable que sus orígenes están en lascreencias de los maniqueos. FernandNie! (Albigeois et Cathares) ha mostra­do como, a través de la· secta de los bogo­milos, las creencias maniqueas pasaron,en el siglo XI, a tierras búlgaras y, deallí, a Dalmacia e Italia. Gordon Leff(Medieval thought) recuerda que e! con­tacto con el Oriente fue directo ya desdee! tiempo de las primeras Cruzadas. Elcontacto se habría convertido muy pron­to en un verdadero contagio. No debeolvidarse la presencia de los árabes enEspaña. La secta de los sufistas, de ori-

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gen gnóstico, no estuvo del todo ausentede! Califato de Córdoba. ,

Sea cual fuera la forma de :transmisióndel maniqueísmo, el he~ho es 4ue la "san­ta iglesia" de los Cátaros se: desarrolló,muy cercana al maniqueísmd' y al gnos­ticismo, con un vigor especialmente nota­ble en las tierras de Oc.

Como sus antecesores, 16s Cátaroscreen que este mundo es hech~ra de! mal.Alejarse del mundo, tal es el' género depurificación que los Cátaros ~xigen. Di­vididos, como las antiguas se¿bs, en pe­queños grupos de iniciados (perfecti) yla masa de los fieles (credenti) las Cáta­ros enseñaron una doctrina esotérica, es­pirituali'sta, desencarnada, que influyó,directa o indirectamer1te, en la poesía delos trovadores. Entre ellos la renuncia ala carne es radical y absoluta. Su únicosacramento, el consolamentum; excluyetodo tipo de' símbolo material. ¡La mujer,idealizada, se convierte en símpolo y, co­mo tal, llega a adquirir a vec~s el rangode "perfecta". Es probablemente ociosotratar de reducir toda la poesí,a trovado­resca a creencias Cátaras pero sería· in­justo olvidar la presencia de los Cátaroscuando nos referimos a una poesía quese basa en las "leyes de amor'.'.

IV

No toda la literatura Occitana puedereducirse a la lírica de los trovadores. Yadesde el año 1000 constan textos escri­tos en lengua de Oc. Así el Boeci, suertede biografía espiritual en cuyas páginasBoecio se dirige al cielo -el símbolo nodeja de ser importante- conducido poruna mujer. Pero la gran época de la lite­ratura Occitana se sitúa en los siglos XIIY XIII. En el siglo XII Guilhem, conde dePoitiers, escribe los primeros poemas tro­vadorescos; en el mismo siglo un autordesconocido construye un importante poe­ma épico: Girart de Rosellón. Abundanlas novelas: Philomena, traducida del la­tín, y, ya en el siglo XIII Flamenca escri­ta directamente en la lengua vulgar. Essuficientemente creíble la existencia deun Tristán, anterior a las versiones cono­cidas, y escrito en la lengua de Occitania.Nove!a, epopeya, lírica, los géneros abun­dan con la excepción del teatro. La poe­sía de los trovadores nace en este am­biente literario y constisuye su culmina-ción. .

El carácter único de la poesía trovado­resca ha hecho correr las plumas y llenarlas páginas. ¿ Dónde encontrar, en efecto,sus orígenes? Ribera y Biffrault mues­tran la influencia de la poesía árabe enla poesía occitana; André Berry, .con unaingenuidad que no carece de sentId?, pre­fiere ver en ella una suerte de 111l1agro;Denis de Rougemont percibe en los tro­vadores las señales inequívocas de la re­ligión cátara y parece acercarse a la ver­dad cuando relaciona las expresiones delamor desgraciado en la lírica trovadores­ca con la teoría desencarnada de los nue­vos maniqueos. No debe olvidarse, si defuentes y orígenes se trata, la poesía la­tina medieval. El amor idealizado apare­ce claramente en varios poemas del Ma­nuscrito de Benedictbeuern (siglo XII):

iam amores virginaletotus ardeo,novus, novus amorest, qua pereo

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("por el amor de una virgen, estoy ar­diendo, nuevo, nuevo amor por quienmuero"). Más importante, por su ~echa(siglo x) me parece una Alba, generopredilecto de los trovadores, en la ~ual elestribillo está escrito en un lenguaje quepuede ser tanto occitano como toscano.

Es probable que todas estas influenciaso confluencias existan. Pero el hecho, elhecho inusitado, es la poesía misma delos trovadores. A él hemos de dirigirnuestra atención.

No debemos olvidar que la lírica delamor cortesano nace en una sociedad ca­valleresca. Protegidos por los señores, asu vez frecuentemente poetas, los trova­dores siguen una muy específica teoríadel amor. Como observa atinadamente A.Serra Baldó (EIs trobadors) "el poeta es­tá sometido al poder del amor con unagradación semejante a la del régimen feu­dal". El 'término mediante el cual seprecisa la relación entre el tn:)Va~i<?r y. su.amada (domnei), es muy s¡gmÍlcahvo.El trovador es, en efecto, un vasallo, va­sallo de amor y vasallo de su señor. Noes así ·sorprendente que si, por una parte,el género más cultivado por los trova­dores es el de la canción amorosa, seaun género de importancia semejante elsirventés que las Leys d'Amor definenen estos términos: "reprehensión o mal­dicencia general para castigar a los insen­satos y a los malvados". Al declararseamante de su dama, el trovador se decla­ra, automáticamente, enemigo de los ene­migos de su señor.

Aunque estos dos géneros son sin du­da los más importantes entre los quecultivan los trovadores no son los únicosdentro de esta lírica que recorre variasgamas y varios matices. La pérdida delas personas queridas da lugar al lamen­to; la discusión sobre temas amorosos opolíticos, al juego partido; la poesía bu­cólica se inaugura, según Jeanroy, con lapastorela; en el alba asistimos a la sepa­ración de los amantes cuando nace el día;la danza trata temas amorosos mediantela utilización de un estribillo. Se multi­plican las formas, se dividen los trovado­res entre los que prefieren un lenguajeclaro y directo (trabar leu) y los que seinclinan a un estilo más secreto que hapodido compararse al conceptismo y elculteranismo (trabar clus). Más allá detodas estas divisiones, en el corazón dela lírica de Occitania, permanece el estilotípicamente trovadoresco, el del amoridealizado, el del erotismo y de la pasión,el de las "leyes de amor".

v

. Bernatz de Ventadorn, Arnautz Da­mel, la novela Flamenca tales son losejemplos que he escogido para precisarel sentido de la lírica trovadoresca. Laelección no es totalmente gratuita. Es ne­c~sariamente incompleta y la utilizo tansolo, para dar una idea viva de lo que fue-10 que es- aquella voz poética crea­dora de toda una forma de dicción quellega hasta nuestros días.: . Bernatz, hijo del panadero de Venta­dorn, en el Lemosín, fue probablementeel más grande de los poetas de su tiem­po. Nacido en 1148 lo vemos sucesiva­mente enamorado, según su biógrafo Vcde San Cir, de la "muy gentil y alegre"mujer del señor de Ventadorn. "Laro"otiempo duró su amor", tan largo co¡~o

larga fue la ignorancia del ~astellano.Descubierto, Ventadorn peregnna por elmundo en busca del amor imposible (¿ tanimposible como la Dulcinea de Don Qui­jote?) y parece encontrarlo, reencarna­do en una nueva dama, en tierras de Nor­mandía, y de Tolosa. ¿ En todo puerto unamor distinto? Mejor decir que en cadapuerto habría de encontrar Bernatz laencarnación de un mismo amor único,irremplazable. A este Amor dedica Ven­tadorn los mejores versos de estas poe­sías que pocas veces se aleja de la per­fección.

En el texto mismo de sus poemas,Bernatz explica su teoría del amor y dela poesía. La poesía debe nacer de unanecesidad íntima, de un movimiento hon­do del corazón:

Chantars no pot gaire valer,si d'ins dal cor no mou le chans

("Poco vale el canto / si no nace delcorazón." )

Pero el canto tan sólo brota del co­razón si existe un verdadero amor, mó­vil y último fin al mismo tiempo, de todapoesía:

ni chans no pot dal cor mover,si no i es fin'amor corans

("ni el canto puede surgir del corazón /si no hay amor verdadero y sincero".)

La afirmación del amor como fuente,curso y desembocadura está en el meo­llo de la poesía de Bernatz. En uno de

sus aspectos la doctrina poética de Ber­natz recuerda las más altas instanciasdel amor platón ico. Así, cuando Bernatzobserva el cambio de las cosas de estemumlo, su fluir y su desaparecer, descu-

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bre también, en el centro del cambio, leyy origen de toda presencia, la perma­nencia del amor:

Lo temps vai e ven e· vireper jorns, per mes e per ans,et eu, las!, no.n sai que dire,c'ades es us mas talans.

("El tiempo va, vuelve y regresa / pordías, meses y años / y yo, ¡ay!, no sé quédecir / pues mi deseo es siempre igual".)A diferencia, sin embargo, del amor pla­tónico, cuyo fin es la contemplación yla comunión con las esencias del univer­so, a diferencia también del amor de losmísticos cuyo proyecto trasciende eí ca­mino para llegar al acto de fusión, elamor de Bernatz no se realiza. Su fin noestá más allá del amor, sino dentro de loslímites del amor. Como Tristán en ei bos­que, Bernatz coloca entre su cuerr'o y elcuerpo de la amada constantes espadastransparentes que al hacer imposible larealización del amor y del deseo 10 pro­longan, lo fundan y le dan sentido. Tales el "amor perfecto" que se pone cons­tantes obstáculos para seguir, sin mácu­la en la perfección de amor. Son típicoslos breves rasgos, delicados sin duda,también irreales, mediante los cuales elpoeta describe el cuerpo femenino y loconvierte así en realidad interior, símbo­lo e imagen de un amor íntimo cuyo pro­yecto está en la ausencia misma de laproyección:

cors be faitz, delgatz e plas,frescha cara colorida,cui Deus formets ab sas mas!

("Cuerpo bien hecho, delicado y pulido /fresca cara colorida / que Dios formócon sus manos.")

El poeta compara a su dama a uncaballero que todo lo vence y la llamaa veces "bona domna", reminiscenciaprobable de aquellos "buenos hombres"que fueron los Cátaros. Pero más alláde sus descripciones, Bernatz encuentraen el amor una doble revelación.

Algunos han pensado, siguiendo unacomparación que el poeta desarrolla enuna de sus canciones, que Bernatz fueun "Nuevo Narciso" (A. Serra Baldó).Si por ello se entiende que Bernatz des­cribe más su estado espiritual que el ob­jeto del amor, la idea es justa. Más exac­to sería decir que Bernatz se hunde ensí mismo no tanto por narcisismo, sinopara encontrar, en su conciencia, la ima­gen real de su amada. La poesía es asírevelación del amor en la conciencia amo­rosa del poeta. Y esta revelación es pre­cisamente la revelación de un amor quepersiste en cuanto es irrealizable. Esta es­peranza continuada, en ausencia de laamada, no puede ser un mal:

Ben es mas mals de bel semblanque mais val mas mals qu'autre bes ...

("Bien es mi mal de buen semblante, quemás vale mi mal que otro bien.")

y en efecto este "semblante", esta"apariencia", vale más para el poeta quecree en el amor perfecto que cualquierrealización de sus deseos.

Revelada su vida anterior (juego deimágenes y de esperanzas que prolongannuevas esperanzas), es factible tambiénla revelación del mundo. Pero esta segun-

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da revelación es, igual que la primera,una verdadera transmutación. Todos lospoetas han desrealizado los datos de lasensibilidad y de la imaginación, todoshan llevado a cabo, en grados distintos,lo que Rimbaud llamaba la "alquimia delverbo". Bernatz transforma la realidadhasta un grado tan extremoso y hermosoal mismo tiempo que el mundo, ahoraimagen de su propia conciencia anhelan­te de anhelos, se convierte en un símbolototal de la interioridad del poeta:

Tant si mo cor pie de joya,tot me desnatura.

Flor blancha, vermelh'e groyame par la frejura,

c'ab laven et ab la playame creis l'aventura,

per que mas pretz mont'e payae mas chans melhura

Tan ai al cor d'amorde joi e de doussor,

... que.l gels me sembla flore la neu verdura.

(Tan l1eno de alegría está mI corazón,que todo se me transforma; el inviernome parece flores blancas, rojas y amari­llas, pues mi alegría crece con el vientoy la lluvia. Así mi valor aumenta y me­jor mi canto. Tengo el corazón de amortan lleno, de gozo y de dulzura, que elhielo me parece flor y la nieve verdor.)

Cuenta Urc de San Circ que Bernatz,al perder su dama normanda "quedómuy triste y adolorido". Vino a Tolosaa buscar un nuevo vasallaje. Pero su nue­vo señor, Ramón V de Tolosa, muriópoco después de su llegada. Bernatz, au­sente de vasallaje, sin señora y sin "dom­nei", se retiró a Dalon. Allí acabó su vi­da y allí su constante búsqueda de unamor que siguió siendo amor entre flory hielo, verdura y nieve, por el hechomismo de conservarse en la esperanzaque sólo persiste mientras persiste na­da más, nada menos, como esperanza.

Ieu sui Arnaut, que piar e vai cantanConsiros vei la passada folor ...

("Arnautz soy que llora y va cantando /y triste veo mi. pasada lo~ura.")

Con estas palabras, escntas en proven­zal, prepara Dante el final del CantoXXVI del Purgatorio. Allí (también enVulgari eloquentia) afirma Dante queArnautz fue el más grande de los trova­dores, su maestro y su modelo. La men-

ción es especialmente importan~e si te­nemos en cuenta que Arnautz, nacido en11 SO, en plena edad de oro de Occitania,fue el más perfecto de todos los maes­tros del "trabar clus, tan en la raíz deldo/ce stil nuovo próximo a invadir lastierras de Italia.

Esta poesía voluntariamente oscurapudo esconder doctrinas esotéricas quehoy escapan a nuestra capacidad de en­tender los "signos secretos" de que yahablaba Bernatz de Ventadorn. La clavede este lenguaje escondido y cerrado fuesin duda más obvia para los contempo­ráneos de los trovadores que para noso­tros. También las alusiones cultas deGóngora eran más evidentes e inmediataspara los conocedores contemporáneos deuna mitología que estaba en el ambiente.Las Leys d'Amor proporcionan algunasde estas claves. Considérese la palabrafem11a (mujer). Si cada letra sucesiva delas que constituyen la palabra se convier­te en la inicial de otra palabra nueva po­demos obtener el resultado siguiente:ventana (F), envenenada (E), por lamuerte (M) , nuestra (N) , aportando(A). Así femna puede significar: ven­tana envenenada que nos trae la muerte.Casos similares se encuentran en la poe­sía de Arnautz Daniel. Una de sus can­ciones se inicia así: "L'aura'amara" (elaura amarga). Las mismas palabras p~e­

den significar "Laura amarga". Esta 111­

terpretación se impone, en su deseadaambigüedad, cuando leemos otro versodel propio Daniel: "Eu sui Arnautz qu'ams l'aura" (yo soy Arnautz que ama­sa el aura; o bien, yo soy Arnautz queamó a Laura".

Toda la poesía de Daniel está teji~a

de ambigüedades. No se desvanece, smembargo, en trucos fáciles como ~os delos barrocos menores. En su lenguaje am­biguo Arnautz demuestra una excepci<:malcapacidad para multiplicar los se~t~dosde las imáo-enes. Una estrofa es suÍlClen­te para da~ idea de la complejidad ima­ginativa y alusiva de Daniel:

Pois flori la seca vergani de N'Adam mogron nebot ni ancle,tan fina amors cum celia qu'el cor m'intrano cuig fas anc en cors non eis e~ arma;on qu'il1 estei, fors en plaza o dmz

cambra,mas cors no.is part de lieis tant cum

ten l'ongla.

(Desde que floreció su vara y surgieronlos sobrinos y los tíos de Adán, tan de­licado amor como el que entra en ,micorazón no creo que haya existido encuerpo ni en alma, donde quiera queesté, en calle o en alcoba, no me separaele ella ni el grueso de una uña.)

El tema central sigue siendo aquí, co­mo en Bernatz, como en la mayoría delos trovadores, el del amor imposible. Pe­ro el estilo es muy distinto al del ena­morado de Ventadorn. Si el sentido ge­neral de la estrofa es bastante claro nolo son ya tanto los elementos que la com­ponen. El primer verso ha dado lugar auna gran diversidad ele interpretaciones.La "vara" a que se refiere el poeta es,para unos, la vara de Aarón florecida an­te el tabernáculo; para otros es una alu­sión a la Virgen María; otros piensanque puede significar ambas cosas a lavez pues la vara de Aarón es, muchasveces, el símbolo de la Virgen. A estas hi­pótesis es posible añadir una cuarta in­terpretación. La vara podría muy bienser el árbol del Bien y del Mal, seco yyermo una vez que pecó el primer hom­bre. Tal vez se aclare hasta cierto puntola ambigüedad si leemos con cuidado laúltima estrofa de este poema:

Arnautz tramet Sel chansson d'onglae d'oncle

a grat de lieis que de sa verga'a l'arma,son Desirat, cui prentz en cambra intra.

(Arnautz transmite su canción de uña ytío / con la aquiescencia de 1a' que tienesu vara / a su Deseado, cuyo valor entraen toda alcova.)

No es imposible que la palabra "vara"tenga un significado claramente sexuaLLo tenga o no lo tenga, el sentido de laestrofa se altera totalmente si el Desea­do, que en general los críticos identificancon Bertran de Born, travador amigo delpoeta, se interpreta como una simboliza­ción de este Amor con mayúsculas quecantan los trovadores. De ser aceptablela hipótesis la vara de la primera estrofaadquiere ahora un sentido renovado quenada sustrae a los significados anterio­res y que tan sólo viene a mostrar, unavez más, la ambigüedad esencial de estapoesía. La vara, símbolo del amor, estáen la amada lejana y es, al mismo tiem~

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

apareciese, gracias a la esperanza de susaludo excelente, me parecía que ningúnhomt)re era mi enemigo; y caía sobre mital calor de caridad que sin duda en estemomento hubjera perdonado a cualquie­ra que me hubiera· injuriado; y si al­guien me hubiera interrogado entoncessobre cualquier asunto, sólo le hubierapodido decir "Amor" con un semblantevestido de humildad. Y cuando ella sedisponia a saludarme el espíritu de Amor,destruyendo todas las demás percepcio­nes, ... me decía, "Rinde homenaje a tuseñora". A través de Dante y de Petrar­ca, de los poetas españoles,' portugueses,franceses del Renacimiento. Petrarca delos renacentistas de España, Portugal,Cataluña, Francia, Inglaterra, la lírica deBertran de Born, Beatriu de Dia, Ven­tadorn, Daniel, Vaqueires ... inaugura lapoesía europea moderna. La poesía delas Leys d'Amor subraya, de Chaucer aApollinaire, de Santillana a Pound, eldesarrollo de una forma lírica y de unideal amoroso que todavía reviven, mu­chas veces sin saberlo, los poetas de hoy.

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Desaparecido Virgilio, Dante entra alParaíso Terrestre y encuentra "las mira­das santas" de Beatriz,. En su ascensoceleste Dante ve la imagen del amor, unamor que describe así en la Vita nuo­va: " ... digo que en cualquier lugar que

tirá en la Vita nuova-, la descripción deun amor perfecto que llega, a distancia,por una suerte de inspiración, la pruebaimpuesta por Flamenca, nueva manifes­tación de un amor que perdura al alejar­se, el lenguaje cifrado y secreto que díaa día se comunican los enamorados. Po-odría objetarse que w Flamenca el amoradquiere realidad carnal. Alix, la conse­jera, critica a las mujeres que se conside­.ran castas y puras y que de hecho sonhipócritas. La presencia del amor carnales aquí un hecho coma lo fue tambiénentre los trovadores. Pero este hecho esmás un símbolo del amor perfecto queun fin en sí. El Amor, interior y supra­sensible, sigue dominando el mundo de lostrovadores y es el arquetipo necesario detoda la civilización de Occitania.

po, terrena y pura, carnal e idealizada,sexual y virginal: El Desea?o, e~ quetransmite anula tiempos y distancias y,en la im~ginación del poeta la inoce.nciay la posesión se aúnan en una sola Ima­gen.

Pero dejemos en el misterio una p~e­

sía que quiso ser secreta, cerrada y. ml~­teriosa. Nada pierde su belleza cnstah­na aun cuando no podamos contar todaslas estrías del cristal. Desde su purgato­rio dantesco, Arnautz, viejo y moderno,sigue su camino de .multiplicadas seña­les. Su vía no fue la de la lógica pre­cisamente porque, en su variedad reno­vada' de sentidos, en su combinación de"rimas caras" y de sigilosos secretos,realizaba, difícil y transparente, el idealde una poesía que vive precisamente porla riqueza de interpretaciones que per­mite.

Flamenca es una novela de unos 8000versos que, según Joseph Anglade, fueescrita en el primer tercio del siglo XIII

por .un autor desconocido.La primera virtud de una novela debe

encontrarse en su capacidad de divertiry de entretener. Flamenca divierte y en­·tretiene y también, alcanza a ser, una de·Ias más claras manifestaciones del amorcortesano.

El argumento, a pesar de la falta deunas líneas del comienzo y de una bue­na parte del final, puede reducirse aalgunas líneas sencillas. Los padres deFlamenca, deciden casarla con el nobley ya maduro Archimbaud de Borbón.Pronto celoso de su mujer joven y her­mosa, Archimbaud la encierra en una to­rre de la cual es él mismo guardián ycustodio. Lejos del castillo, Guilhem deNevers, siente vagos deseos de amor.Amor personificado se presenta anteGuilhem y no deja de "asediarlo por .to­dos Jados, tanto si vela como si duerme".l:'oco a poco Guilhem se enamora de sudesconocida Flamenca y deCide empren­der el viaje a Borbón. 1·lamenca goza deuna breve y limitada libertad cuando asis­te a la misa. Guilhem se disfraza de mo-·naguillo para poder iniciar un diálogohecho de palabras sueltas que, día a dla,van formando una declaración de amor.Dice un día Guilhem: "las!" ("¡ ay 1") ycontesta .t'lamenca: "Que plans t· (¿ Vequé te quejas?); GUllhem: "mor mi"tmuero); 1< lamenca: ,.De que?"; GuÍl­hem: "de'amor'-; Flamenca: "per cui?"(¿por quién?); Guilhem: "per vos" (porvos); 1< Jamenca: "ºu'en pues?" (¿quépuedG Jlacer n; GuÍlnem: Garir (curar).::ligue la deClaración entre precisas des­cnpciones de torneos, exactos análisis delos personajes, confidencias de Flamen­ca a su guardiana Alix, hasta que GUll­hem, ya concertada la cita, excava untune! hasta la prisión de Flamenca. Vieneel encuentro y el gozo. Pero un día Fla­menca, muy en la tradición del amor cor­tesano, impone a su amante un año deseparación. Vase Guilhem que retornapara el próximo torneo. Al final del tex­to sabemos que el marido se ha curado desus celos. No sabemos más. Sólo, tal vez,que despqés de la prueba impuesta sereanudarán los amores de Guilhem yFlamenca.

En Flamenca se repiten casi todos lostem!i~ qu~, tocaron los trovadores. La per­somflcaclon del Amor, que Dante repe-