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I. E. S. Triana. Sevilla Guía de Italia Nápoles 1

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Breve reseña histórica

La fundación del pri-mer asentamiento urbano se sitúa en el ámbito de la colonización griega de Occi-dente: aproximadamente en el 750 a.C. se establecen en Pithecusa, la actual isla de Ischia, la primera avan-zadilla euboica cuyos más antiguos testimonios fueron hallados en el Monte Vico, en el municipio de Lacco Ameno. Desde aquí los co-lonos griegos avanzaron por la costa fundando hacia el 725 Cuma, que muy pronto asumió el control del golfo, llamado precisamente Golfo Cumano.

A su vez, según Livio, Cuma fundó aproximadamente en el 650 a.C. la colonia de Partenope en el Monte Echia (la actual colina de Pizzofalcone, cuyo nombre, de incier-ta etimología, se remonta a la Edad Media) con un promontorio sobre el mar de Mega-ride (el islote volcánico en el que actualmente se erige el Castel dell Ovo); en cambio, según Estrabón la primera presencia griega en la costa de la Campania se remontaría a la primeras expediciones rodias del siglo IX a.C. portadoras, del culto a la sirena Partenope, y por lo tanto del topónimo de la ciudad. Partenope, como fue cayendo en decadencia progresiva-mente y después del 550 a.C.,fue incorporada con el nombre de Palaepolis (ciudad vieja) en la refundación cumana de Neapolis (ciudad nueva) surgida, más o menos, en el 470 a.C. en el actual centro histórico.

En poco tiempo Neapolis sustituyó a Cuma en el dominio del golfo, que conse-cuentemente tomó la denominación actual. En el siglo IV a. C., Neapolis, controlada por los Sanitas que comenzaban a presionar desde el interior de la región hacia las áreas costeras, chocó pronto con Roma, que alimentaba las mismas miras expansio-nistas sobre la Campania; conquistada por Roma en el 326 a.C. , se convirtió en su aliada. Asumido ya el control de la región, Roma fundó allí diferentes colonias milita-res, entre ellas Puteoli, la actual Pozzuoli, que tenía también una función económica y que sustituyó a Neapolis como puerto comercial de la Campania.

Neapolis, rebajada a municipio romano en el 90 a. C., defendió sin embargo fie-ramente sus orígenes griegos, sobre todo en el uso de griego como lengua oficial. Aliada de Mario en la guerra civil del 82 a. C., con la victoria de Sila vivió una notable decadencia: les confiscaron la flota, la isla de Ischia y su clase política y económica fue aniquilada; más tarde, bajo el dominio del em-perador Claudio (41-54) fue degra-dada a simple colonia.

Tras la catastrófica erupción del Vesubio del 79, que destruyó Pompeya, Ercolano y Stabia, la decadencia económica de Nápoles y del área flegrea, convulsionada por los fenómenos sísmicos, se acentuó durante el imperio de Trajano (98-117): de hecho con el potenciamiento de la estructura comercial del Lazio, la Campania perdió el mo-nopolio del abastecimiento de Roma.

Del 350 al 400, la implantación greco-romana en Nápoles empezó a transformar-se con la construcción de iglesias y monasterios, tras la legalización de la religión cris-


tiana; en el 476 Rómulo Augústulo, último emperador romano de Occidente, ya de-puesto, murió aquí, en el Castro Lucullanum, donde se alza el actual Castel dell´Ovo.

En el 537 Nápoles fue conquistada por Belisario, general del Imperio Romano de Oriente con capital en Bizancio, enviado para poner fin a las invasiones bárbaras que convulsionaron la península en el siglo V; Nápoles fue sometida al dominio bizantino convirtiéndose en centro principal del Mediodía y su lengua volvió a ser el griego.

Del 763 al 1139 la ciudad constituida en ducado autónomo de Bizancio, fue cen-tro de cultura y de intenso comercio con el Oriente.

Anexionada al Reino de Sicilia por Ruggiero II el Normando, Nápoles soportó la monarquía Normando-Sueva del 1140 al 1266. La capital era Palermo, pero aquí es-taba el centro intelectual del reino, y en el 1224 el rey suevo Federico II fundó la pri-mera Universidad de Estado. De 1266 a 1503 la monarquía de los Anjou-Aragón susti-tuyó Palermo por Nápoles como capital del reino de Sicilia ( también llamado por esto, reino de Nápoles); con Alfonso de Aragón un renovado interés por la estructura origi-naria de la ciudad estimuló la redacción del primer plan urbanístico.

Con la ruptura de la alianza entre Francia y España, Nápoles se convirtió en vi-rreino español del 1503 al 1707; en este periodo y, sobre todo, durante la veintena del virreinato de Pedro de Toledo, se llevó a cabo el saneamiento urbanístico, la re-construcción de la red hidráulica, del puerto, y del alcantarillado; la ciudad fue aún convulsionada por distintos acontecimientos dramáticos, tales como la erupción del Vesubio de 1631, la revuelta popular capitaneada por Masaniello en el 1647, la peste de 1656 que exterminó a casi un tercio de la población, y el terremoto de 1688. De 1707 a 1734 al virreinato español le siguió un virreinato austríaco, que terminó con la expulsión de los austrias de Italia meridional de manos de Carlos de Borbón.

En el 1734, se instauró el reino borbónico, durante el que se iniciaron las excava-ciones de Ercolano en 1738 y de Pompeya en el 1748.

Tras la breve experiencia de la República Partenopea (enero-junio de 1799) Fer-nando de Borbón, expulsado por los franceses, regresó a la ciudad; sin embargo, ale-jado nuevamente por Bonaparte tras su victoria en Austerlitz sobre Austria, Napoleón lo sustituyó en 1806 por su hermano José Bonaparte, como rey de Nápoles; en el 1808 le sucedió Gioacchino Murat, hasta la caída de Napoleón.

En 1815, con el Congreso de Viena, Nápoles volvió a los Borbones como capital del reino de las dos Sicilias; en 1820, tras las sublevaciones de Julio, se le concede la Constitución, pero el nuevo gobierno constitucional fue aplastado por Austria; conce-dida nuevamente tras los disturbios de mayo de 1848, y otra vez abolida, la Constitu-ción fue concedida de nuevo en Junio de 1860.

Sin embargo la entrada victoriosa de Giuseppe Garibaldi en Nápoles, puso fin al reinado borbónico, con la fuga de su último representante, Francisco II. Con el plebis-cito del 21 de octubre de 1860, Nápoles fue anexionada a la monarquía Saboya bajo Emanuel II de Saboya, que hizo su entrada en la ciudad el 7 de Noviembre. En el 1885 la ley sobre el Saneamiento, dio inicio a la demolición del centro histórico.

Tras haber ofrecido su contribución en ambos conflictos mundiales, Nápoles se sublevó poniendo fin a la ocupación alemana, del 26 al 30 de Septiembre de 1943, durante las históricas "cuatro jornadas". La ciudad con el tiempo ha seguido la misma suerte que la nueva República, nacida con el Referéndum del 2 de Junio de 1946.


Centro Histórico

Itinerario Barroco

Tiene su inicio en la iglesia de San Gregorio Armeno, muy representativa por la ostentosa decoración barroca del interior. Son dignos de mencionar los frescos de la nave y el altar mayor de mármol con incrustaciones. La iglesia está situada en la via S. Gregorio Armeno.

Desde aquí, se continua hacia la piazza de San Gaetano donde, sobre una es-cenográfica escalinata de doble rampa, se alza la iglesia de San Pablo Maggiore. Es imprescindible la visita a los luminosos frescos de la sacristía y la Capella Firrao. Gi-rando a la derecha por la via dei Tribunali, se encuentra la piazza dei Gerolomini, con la iglesia homónima, de la que hay que resaltar los interesantes frescos de la fachada trasera y de la capilla de la izquierda.

Siguiendo por via dei Tribunali, después de pasar via Duomo, se abre la piazza Sisto Riario Sforza, caracterizada por el pináculo barroco de San Genaro, el más anti-guo de los pináculos napolitanos.

Cierra la plaza la fachada del Pio Monte della Misericordia, una de las más her-mosas construcciones del XVII napolitano y que conserva una importante pinacoteca. Unida a este edificio está la iglesia de Santa Maria della Misericordia, con pinturas del XVII y XVIII.

Regresando por la via dei Tribunali, se gira a la derecha por via Duomo. En el in-terior de la Catedral podemos visitar uno de los ejemplos más importantes del Barroco napolitano; se trata de la Capella del tesoro de San Gennaro, recubierta de mármoles y frescos y con un importante relieve de plata en el altar mayor. La capilla custodia, en un busto de plata del XIV, el cráneo y la sangre milagrosa del santo. Continuando por via Duomo, se gira a la izquierda por via San Giuseppe dei Ruffi y encontramos la iglesia de San Giuseppe dei Ruffi, con las capillas de los Santi Pietro y Paolo.

Se sigue hacia la izquierda recorriendo la via dell'Anticaglia y via Pisanelli, a la que da la fachada de la iglesia de Santa Maria Regina Coeli, con un espléndido techo de madera tallado y dorado que incluye tres pinturas. Girando a la izquierda por via Atri, se vuelve a la Via dei Tribunali; inmediatamente a la izquierda podemos visitar la iglesia de Santa Maria delle Anime del Purgatorio, de hermosa fachada y con el sepul-cro de G. Mastrilli.

Saliendo de la iglesia, se continua hacia la derecha en dirección via San Pietro a Maiella, donde, en la iglesia del mismo nombre podemos admirar los techos con mag-níficas telas del XVII. Llegando al fondo de la calle, desde aquí se puede andar un po-co más a la derecha, por via Santa Maria di Costantinopoli y echar una mirada a la magnífica fachada del Palazzo Firrao.

De regreso, se toma la vía San Sebastiano que sube hacia via B. Croce. Aquí, se gira a la derecha y se llega finalmente a la piazza del Gesú Nuovo, en la que llama la atención la característica fachada almohadillada en punta de diamante de la iglesia del Gesú Nuovo; esta iglesia ofrece un fastuoso interior barroco, con frescos en la sacris-tía y la capella de Sant'Ignazio.

El XVII napolitano, pese al clima represivo que se instauró con la dominación es-pañola y la Contrarreforma, y pese a las calamidades naturales, se caracterizó por un gran florecimiento artístico que contribuyó a dar a la ciudad su aspecto actual. En mu-chos casos el barroco ocultó, pero no eliminó del todo las obras de periodos anterio-res. Un claro ejemplo es la catedral, donde el paso de los siglos se lee en el acopla-miento de elementos arquitectónicos y obras de arte de épocas y estilos diferentes.

El barroco napolitano, tan característico por su riqueza y fantasía, trajo una ex-plosión de formas y colores, lujosos estucos dorados y decoraciones marmóreas.


Las iglesias y edificios incluidos en este itinerario dan testimonio del enorme de-sarrollo del artesanado artístico napolitano del XVII, y también de la extraordinaria inventiva de los artistas de ese periodo.

Tanto en el interior de las iglesias, como en los de los palacios de la nobleza, se reservó un gran espacio para la pintura, que se difundió en toda Europa como símbolo del arte napolitano.

Itinerario Medieval

Este recorrido comienza en la monumental Iglesia de Santa Chiara, altísima ex-presión de la espiritualidad medieval y una de las iglesias medievales más interesan-tes de la Campania. La entrada principal está en via B. Croce. Se continua después hacia la plaza San Domenico Maggiore, donde está situado el palazzo Petrucci, antes del Balzo; al fondo de la plaza se alza el ábside poligonal que da acceso a la iglesia de San Domenico Maggiore, que conserva frescos de insignes maestros, tumbas del XIV y la Capella Brancaccio.

Pasada la plaza nos adentraremos en via San Biagio dei Librai, para girar a la iz-quierda en la característica via San Gregorio Armeno. Al fondo de ésta, se abre la piazza San Gaetano, donde se encuentra la iglesia de San Lorenzo Maggiore, esplén-dida construcción gótica, llena de excelentes obras en mármol.

Dejando la piazza de San Gaetano, se continua hacía la izquierda por la via dei Tribunali, donde hay unos soportales medievales que albergan un pintoresco mercado.

Recorriendo la calle en dirección opuesta, se desemboca en via Duomo. Aquí se alza la monumental Catedral, con su preciosa decoración, los frescos y

los mosaicos de la pila bautismal. Dejando atrás la Catedral y continuando por via Duomo, se encuentra a la derecha el Vico Donnaregina, que conduce a la iglesia de Santa Maria Donnaregina, del siglo XIV, con un magnífico monumento a la reina Maria de Hungría y frescos giottescos. Este itinerario permite admirar la principales expre-siones artísticas del Medievo napolitano. En 1266, año en que Nápoles fue elegida por Carlos I de Anjou, como capital del reino, comenzó en la ciudad una fase de gran re-novación cultural y expansión urbanística. La presencia en la corte de multitud de ar-tistas y artesanos franceses ha dejado su sello en los espléndidos monumentos de estilo gótico francés, mientras famosos italianos, como Giotto y Tino di Camaino, fa-vorecidos por los Anjou, embellecieron las obras construidas en este periodo y que fueron financiadas por banqueros florentinos.

Itinerario Renacentista

El itinerario tiene su inicio en el Palazzo Filomarino, con portal y patio del XVI, y hoy sede del Istituto Italiano per gli Studi Storici. El palacio está situado en via B. Croce, 12, desde donde se continua hacia la plaza San Domenico Maggiore. En el in-terior de la iglesia del mismo nombre, se pueden admirar monumentos funerarios del VI de la Capella del Crocifisso y la Capella Carafa.

Entrando por el vico San Domenico se llega a via dei Tribunali donde, a la dere-cha, está la Capella Pontano, armoniosa construcción renacentista con un hermoso pavimento de mayólica decorada. Volviendo luego a la Plaza San Domenico Maggiore y dirigiéndose hacia via San Biagio dei Librai, se encuentra la piazzetta del Nilo, donde podemos visitar la iglesia de Sant'Angelo a Nilo o Capella Brancaccio, en cuyo interior está el sepulcro del cardenal Brancaccio con un espléndido bajorrelieve de Donatello.

En el número 121 de la via San Biagio dei Librai, se alza el Palazzo Carafa San-tangelo, uno de los edificios más interesantes del renacimiento napolitano, con escul-turas en el exterior y en el patio.


Más adelante, a la derecha, se entra en el vico San Severino, que flanquea el la-do renacentista de la iglesia de los Santi Severino y Sossio, a la que se accede por la via B. Capasso. La iglesia tiene un riquísimo conjunto de monumentos sepulcrales y un espléndido coro de madera.

El antiguo monasterio benedictino de los santos Severino y Sossio, ya unido a la iglesia, alberga hoy el Archivo del Estado o Grande Archivio (al que se accede por la via del Grande Archivio), con el Atrio Grande y el encantador chiostro del Platano, adornado con espléndidos frescos del XVI. Volviendo a via San Biagio dei Librai, a lo largo del mismo callejón, cerca, a la derecha, se encuentra el majestuoso Palazzo del Monte di Pietá; el fondo del patio, se encuentra la Capella de la Piedad, con una gran bóveda pintada al fresco.

Mas adelante, en el número 39 de la calle, se encuentra el Palazzo Marigliano, con una elegante fachada renacentista. Recorriendo hasta el final la via San Biagio dei Librai, se llega finalmente a via Duomo, donde girando a la izquierda, nos encontra-mos delante de la imponente Catedral, en cuyo interior se puede admirar la Capella Carafa o del Succorpo de San Genaro, elegante obra renacentista ricamente decorada.

Nápoles, que entró tarde en el renacimiento artístico con respecto a Florencia, experimentó el influjo de los artistas toscanos tanto en las artes decorativas, como en la pintura. La contribución más importante de la ciudad se dio en la escultura, con dos grandes artistas: G. da Nola y G. Santacroce. Durante la dinastía aragonesa de 1443 a 1503, por voluntad de Alfonso V, Nápoles fue ennoblecida con edificios civiles, mien-tras que a los comienzos del virreinato español, en 1503 la ciudad se embelleció con palacios e iglesias dignas de una capital.

Las iglesias y los edificios incluidos en este recorrido, ofrecen preciosos testimo-nios de la arquitectura y del arte renacentista napolitano, a menudo ocultos por las posteriores remodelaciones barrocas.

Itinerario Rococó

Se parte de la Piazza del Gesú Nuovo, con el característico pináculo de la Inma-colata, decorado con extraordinarias esculturas y bajorrelieves. Sobre la plaza se asoma el complejo de Santa Chiara, del siglo XIV, que incluye el Chiostro delle Clari-se.

Éste tiene un excelente ejemplo de jardín rústico del XVIII, revestido con esplén-didas baldosas de mayólica. Se accede al patio por la parte izquierda de la iglesia.

Se deja la Piazza del Gesú Nuovo y se toma la via B. Croce que conduce a la piazza San Domenico Maggiore. En el lado derecho de la plaza está el Palazzo Sangro, cuyo portal tiene hermosa decoración dieciochesca. Antaño el Palacio estuvo unido por medio de un arco a la Capella Sansevero o Santa Maria della Pietá dei Sangro, en la que se en-cuentra la célebre escultura del Cristo velado. Se accede por via de Sanctis por el lateral derecho del palacio.

Pasada la plaza, se encuentra la Piazzetta del Nilo, en la que se encuentra la iglesia de Sant-Angelo a Nilo, con el monumento a los Cardenales Brancaccio, de fina-les del XVII. Después de la placita, girando a la derecha por via G. Paladino, se en-cuentra la iglesia de Santa Maria di Monte Vergine o di Monteverginella, con importan-tes pinturas dieciochescas en el ábside y en la bóveda de la nave central.

Se vuelve atrás por via G.Paladino y se toma por via San Bia-gio dei Librai. Ca-minando hacia la derecha se encuentra la iglesia de los Santi Filippo y Giacomo, cuyo interior tiene un pavimento de baldosas de mayólica de elegante diseño y frescos en la bóveda y en el ábside. Inmediatamente después de la iglesia, el vicolo San Severi-no conduce a la piazza San Marcellino donde se encuentra el Istituto di Paleontologia della Universitá con el adyacente Museo con pavimento de mayólica.


En via B. Capasso está la entrada de la iglesia de los Santi Severino y Sossio en cuyo interior merece la pena ver los frescos de la bóveda que representan las "Histo-rias de San Benedetto" y un grandioso órgano.

Volviendo por via San Biagio dei Librai, un poco más adelante, a la derecha, se encuentra el Palazzo del Monte de Pietá, sede actual del Banco di Napoli; la sacristía de la Capella del Monte di Pietá, incluida en el edificio, es un bello ejemplo de las artes decorativas dieciochescas.

Se deja la via San Biagio dei Librai girando a la izquierda por via San Gregorio Armeno. Allí podemos visitar el chiostro di San Gregorio Armeno, unido a la iglesia del mismo nombre, un agradable lugar adornado con una fuente dieciochesca con las es-tatuas de "Cristo y la Samaritana". Caminando hasta el final de via San Gregorio Ar-meno, se toma, hacia la derecha, la via dei Tribunali y en el cruce con via Duomo, se gira a la izquierda. Frente a la Catedral, en el número 142, se encuentra la Casa dei Padri dell'Oratorio (Gerolomini) que alberga una rica pinacoteca y una biblioteca con una sala dieciochesca rica en pinturas y tallas.

Continuando por via Duomo, a la izquierda se encuentra via San Giuseppe dei Ruffi, a la que le siguen via Anticagli y via Pisanelli, donde está situado el monasterio de Santa Maria de Gerusalemme, conocido también como “delle trentatré", a cuyo interiorrevestido por elegantes estucos dieciochescos, se accede por una larga escali-nata. Por último, poco más adelante se puede ver el locutorio del monasterio de Santa Maria Regina Coeli, con decoración en las paredes.

Con la dominación austriaca, que en 1707 sustituyó a la española, comenzó para Nápoles un periodo de gran florecimiento artístico. El liberalismo de los nuevos gober-nantes y su voluntad de renovación artística frente al barroco, pusieron pronto a la ciudad a la vanguardia en la evolución del gusto barroco al rococó.

Hay que señalar, principalmente, tres creaciones originales del arte napolitano de este periodo, a saber: las escaleras a "cuello de cisne", los pavimentos de mayólica y los pastores para nacimientos. La reafirmación del nuevo gusto, trajo, en general, el abandono de los colores oscuros por los pastel, del oro por la plata y el blanco y la reducción de la fastuosidad.

Vesuvius

Se puede ir desde Nápoles en el ferrocarril Circumvesuviana, que tiene su estación en Cor-so Garibaldi, o por la autopista Nápoles-Salerno.

Se puede subir al cráter tanto desde la ver-tiente oeste (salida de la autopista a Ercolano) como desde la vertiente sur (salida de la auto-pista en Torre Annunziata). La primera es la más utilizada, gracias a la cómoda carretera asfalta-da de alrededor de 13 Km, que se toma en las proximidades del peaje de Ercolano.

El Vesubio es un típico ejemplo de volcán "a recinto", esto es, el resultado de la superposición de dos formaciones volcánicas de diferentes épocas, la más antigua de las cuales es el monte Somma.

Tras la tremenda erupción del 79 d.C., que sepultó Pompeya, Ercolano y Stabia, se formó el cono del Vesubio propiamente dicho. Tras repetidas erupciones (1631, 1794, 1906, 1944) el volcán ha entrado en una fase de reposo, limitándose de tanto


en tanto, a la emisión de fumarolas. L' Osservatorio Vesuviano, situado en la cota 608, sigue permanentemente su evolución.

El volcán se eleva hasta 1277 m, aunque ha tenido variaciones altimétricas en los periodos de actividad eruptiva. Las faldas del Vesubio, gracias a la fertilidad del terreno, están profusamente cultivadas y habitadas. A medida que se sube la cota, el paisaje se caracteriza por la vid, de la que se saca el óptimo Lacryma Christi, por fru-tales, bosque y matorrales diseminados en los campos de lava. Es típica la retama, que entre mayo y agosto perfuma la zona.

Solfatara (Via Domiziana) Se puede llegar en los autobuses que unen Nápoles con Pozzuoli, o en el Metro,

bajándose en la estación de Pozzuoli. Desde aquí se puede tomar un autobús o bien optar por un agradable paseo con excelentes vistas. Si se va en coche, basta tomar la via Domiziana, que empieza en el cruce de Agnano.

Es la cavidad del cráter de un volcán en la llamada fase de "solfatara"; de las grietas del suelo, recubierto con una costra clara de diferente espesor, salen al exte-rior gases volcánicos, chorros de vapor cargados de anhídrido sulfuroso, fango, aguas minerales y chorros de arena hirviendo. Se han llegado medir temperaturas de 110º aproximadamente a más o menos 10 m de profundidad y de 162º en la "boca gran-de".

Son los llamados Campi Flegrei con los fenómenos de actividad volcánica más llamativos, en lo que se refiere a volcanes en reposo. Golpeando el suelo se escucha un sonido hueco debido a la dis-gregación producida por los gases y por los vapores de las fumarolas. Es, sin duda, un lugar sugerente y de gran interés.

Las Islas

ISCHIA

Se puede llegar con los trasbordadores y los barcos aliscafi que salen del muelle Beverello del puerto de Nápoles o con los aliscafi que salen de Mergellina Una vuelta a la isla permite disfrutar de la salvaje belleza del lugar y de la animación de los peque-ños núcleos que la forman. Además de Ischia,su centro principal, se pueden visitar Casamicciola Terme, Lacco Ameno y Forio. CAPRI

A la isla se accede con los trasbordadores y los aliscafi que salen del muelle Be-verello del puerto de Nápoles o en los aliscafi que salen de Mergellina. Perla del turis-mo internacional, Capri es una isla encan-tadora que ofrece un escenario natural de incomparable belleza. Sus accidentadas costas y la fascinante Grotta Azzurra han


atraído desde siempre a artistas de todo el mundo, mientras que sus típicas callejue-las y sus animadas placitas, son la meta preferida del turismo de élite. PROCIDA

Se llega con los trasbordadores y los aliscafi que salen del muelle Beverello del puerto de Nápoles y con los aliscafi que parten de Mergellina. Menos famosa que Is-chia y Capri, Procida es una pequeña isla de pescadores que se presenta al turista con su pintoresco puerto entre casas de vivos colores. La isla tiene abundantes campos de cítricos y en su parte meridional tiene enfrente el islote de Vivara, declarado Parque Natural.

El Camaldoli Hermitage (Via dell'Eremo)

Situado en la parte alta de la ciudad de Nápoles, se puede lle-gar desde la zona del Vomero en el autobús número 114 que sale de la piazza 4 Giornate. La ermita fue fundada en 1585 por la Con-gregazione Camaldolese di Montecorona, en el lugar en el que se levantaba una antigua iglesia, reconstruida por completo poste-riormente.

La iglesia, a la que se accede desde una amplia explanada panorámica, tiene una sola nave con capillas laterales. El pavimen-to de mármol del XVII ha perdido la primitiva decoración tras las restauraciones de 1792, en las que se realizaron las pinturas de la bóveda.

De las telas conservadas en la iglesia hay que resaltar la de M. Stanzione donde se representa la Última Cena. La Capella del Capitulo, con sillería de nogal a lo largo de las paredes laterales, tiene en medio del suelo las sepulturas de los monjes, utili-zadas hasta 1860; la sacristía dieciochesca, realizada en madera raíz y bronce, tiene la bóveda pintada al fresco. Desde el lado derecho de la iglesia se accede al atrio que conduce al santuario propiamente dicho, donde a lo largo de tres paseos están las celdas de los frailes; cada una de ellas, precedida de un pequeño huerto, está forma-da por un vestíbulo, una leñera, una cámara y un pequeño oratorio con altar; a espal-das de la iglesia, sin embargo, están los servicios comunes (refectorio, cocinas, en-fermería, sala de visitas, etc...). La amplia explanada que hay delante del santuario ofrece un espléndido panorama de los Campos Flegreos.


Paseo marítimo

Il Borgo Marinari

El pintoresco Borgo Marinari se extiende a los pies del imponente Castel dell'Ovo, sobre un islote de toba unido a tierra por un espigón. El conjunto forma el puertecito de Santa Lucia, lugar muy característico y animado por las famosas típicas trattorias que allí se encuentran. Todo el Borgo está muy concurrido en las noches de verano.

La presencia de los clubes náuticos y las innumerables embarcaciones deporti-vas, aumentan el prestigio y el encanto de este lugar, seguramente uno de los más atractivos del paseo marítimo.

La colina de Posillipo y Marechiaro

En Mergellina comienza la panorámica calle de Posillipo, que abierta por Joaquín Murat a principios del XIX, trepa por la colina del mismo nombre entre villas borbóni-cas inmersas entre el verde, y construcciones recientes. El promontorio, de origen volcánico, divide los dos golfos, el de Nápoles y el de Pozzuoli.

La calle sube hasta el Parco della Rimembranza desde el que se puede gozar de una amplia vista, de izquierda a derecha, de la ciudad, del Vesubio, de la península Sorrentina y de la Isla de Capri, de los Campos Flegreos y de la Isla de Nisida. En el interior del Parque, se alza el Ara votiva a los caídos por la patria, erigida en estilo egipcio a comienzos de este siglo, sobre una tumba anterior. Por la homónima bajada se va a Marechiaro, encantador barrio de pescadores inmortalizado por los poetas. Una lápida bajo la "finestrella" de una casa al borde del mar, recuerda un verso de la famosa poesía de S. di Giacomo inspirada en esta ventanita. La tortuoso via F. Russo baja hacia el cabo de Posillipo, con un pequeño y animado barrio de pescadores.

Mergellina

Recorriendo el paseo marítimo, que ofrece sobre el golfo una vista de sugerente belleza y merecida fa-ma, se llega al pequeño puerto de Mergellina.

Es una romántica ensenada llena de encanto que se asoma sobre el golfo, a los pies de la colina de Po-sillipo. El pequeño puerto está abarrotado de barcas de pesca y deportivas.

Toda la zona está animada por la pintoresca acti-vidad de los pescadores y en los días de fiesta y en las noches de verano está muy frecuentado por aquellos que aman pasear al borde del mar.


Patrimonio Artístico

Bibliotecas y Archivos

Archivo del Estado (Piazzetta Gran-de Archivio, 5)

Se encuentra en el antiguo Monasterio de los Santos Severino y Sossio. En 1813 fue sede de la Accademia di Marina. Elegido como sede del Archivo del Estado, o Grande Archivio, fue inaugurado en 1875. Este ar-chivo nació para satisfacer la necesidad de reunir en la capital todos los documentos político-administrativos más importantes del reino. La difícil tarea de transformar el mo-nasterio en archivo fue confiado al arquitec-to Ercole Lauria. El complejo presenta es-pléndidos atrios y cuatro claustros: el más sugerente es el Claustro del Plátano. El ar-chivo es uno de los más importantes de Eu-ropa, a pesar de las pérdidas: en la última guerra fueron trasla-dados 55.000 perga-minos a Villa Montesano en San Paolo Belsito, para resguardarlos de los bombardeos, pero en 1943 fueron destruidos en un incendio producido por las tropas alemanas. Hoy se conservan 10.223 ejemplares, procedentes de donaciones de otros archivos o de particulares. En conjunto el archivo conserva en aproximadamente 300 salas, además de los pergaminos, un millón de volúmenes, registros y carpetas. Se trata de una colección de gran valor que ha permitido reconstruir la historia de la Italia meri-dional desde final del siglo X en adelante. Es importante la documentación de la Regia Camera della Sommaria y del Consiglio Collaterale, que se ocupaba de los asuntos de gobierno. En el Archivio de Casa Reale y en el Archivio Borbónico se conservan impor-tantes testimonios de la época borbónica. También se guardan aquí archivos privados, entre los más famosos están: el Pignatelli Aragona Cortes, el Montemar y el Sanseve-rino de Bisignano. En el museo están expuestas piezas de gran valor, entre ellas el precioso códice miniado de la Confraternita di Santa Marta; se trata de los escudos de las familias nobles más importantes de Nápoles, decorados con sutilísimas hojas de oro puro, por artistas del siglo XV. Biblioteca Nacional (Piazza del Plebiscito)

Tiene su sede en el Palacio Real con acceso por la Pizza del Plebiscito.

El núcleo más antiguo lo constituye la Colec-ción Farnesio trasladada a Nápoles por Carlos de Borbón y abierta al público en 1804.

En 1924 fue inaugurada la sede actual, donde se unieron otras colecciones: l'Officina dei papiri ercolanesi (Fábrica de los papiros de Ercolano) des-cubiertos en 1752 en la Villa de los Papiros de Erco-lano; la Biblioteca Lucchesi Palli constituida princi-palmente por textos teatrales y musicales; la colección de textos literarios e históricos


de la Biblioteca San Giacomo; la Biblioteca San Martino; la Biblioteca Brancacciana con textos de historia local, manuscritos e incunables; la Biblioteca de María Carolina d'Austria; la Biblioteca Provinciale, con obras científicas, de arquitectura e historia del Arte.

Los locales, gravemente dañados por los acontecimientos bélicos, fueron recons-truidos con una organización más racional y fueron ampliados.

Además del gran salón de lectura, están abiertas al público otras numerosas sa-las, dedicadas a seis secciones especiales.

Entre los manuscritos más importantes que se conservan están los fragmentos bíblicos en dialecto copto del siglo V y dos evangeliarios color púrpura, uno del siglo V y otro del IX.

Allí se conservan además autógrafos de Santo Tomás de Aquino, de Tasso, de Leopardi, Salvatore Rosa, Vanvitelli, Giambattista Vico.

Excavaciones arqueológicas y Catacumbas

Catacumba de San Gaudioso (Via Sanità ) Toma su nombre de la sepultura de Settimo Celio Gaudioso, obispo de Abisinia

(África Septentrional), desterrado en el 439 a Nápoles, donde murió en el 452. Se ex-tiende bajo el altar mayor de la Iglesia de Santa Maria della Sanitá (conocida también como iglesia de San Vincenzo), edificada en la primera década del XVII como ofrenda a una imagen de la Virgen (siglos V-VI) En el tramo que queda de este antiguo ce-menterio cristiano, todavía son visibles fragmentos de frescos (imágenes de Cristo, símbolos de los Evangelistas, esvástica) y fragmentos de mosaicos de los siglos V y VI. Entre los mosaicos recordaremos un busto de San Gaudioso y una alegoría de Cristo Triunfante. En el XVII la planta de la catacumba fue parcialmente modificada, y a lo largo de las paredes de la girola se empotraron calaveras con la imagen del resto del cuerpo pintada y un epígrafe con el nombre del difunto y la fecha de su muerte; en las paredes de las otras tres estancias se excavaron nichos en forma de silla en las que se recostaba a los difuntos hasta que los cuerpos, ya sólo huesos, eran traslada-dos a los osarios o a tumbas privadas (este tipo de sepultura fue introducido por los dominicos, que tomaron posesión de esta zona del cementerio en el siglo XVII). Catacumba de San Severo (Piazzetta San Severo)

Excavada en la colina de Capodimonte, se extendió en torno al Sepulcro del San-to (obispo de Nápoles entre el 364-410), enterrado cerca de una de las cuatro basíli-cas que había mandado construir. A mediados del siglo IX las reliquias de San Severo se trasladaron a la iglesia de San Giorgio Maggiore, pero la catacumba continuó utili-zándose hasta mitad del siglo XV. Le siguió un largo abandono, hasta que la concesión del lugar a los franciscanos conventuales en 1573, devolvió el interés por estos anti-guos testimonios del cristianismo; la basílica fue restaurada y ampliada en varias oca-siones. Desde la segunda capilla de la izquierda se accede a la catacumba, situada aproximadamente dos metros por debajo del nivel de la basílica; se conserva, tan só-lo, una celda, con la cabecera trebolada y un pequeño trozo de girola; los frescos de los tres arcos de los nichos (muchacho entre cuatro Santos; esvástica entre dos figu-ras con aureola; San Protasio), muy alterados y fragmentados, están entre los mejo-res ejemplos de la pintura en catacumbas del siglo V.


Catacumbas de San Genaro (Via Capodimonte)

Excavadas en la colina de Capodimonte, constituyen el más antiguo y más gran-de complejo funerario de Nápoles.

Se extendieron desde una tumba gentilicia de finales del siglo II, comienzos de III d. C., cedida a la comunidad cristiana, con posteriores ampliaciones hasta conse-guir (en el siglo IV) la actual estructura con dos niveles de galerías sepulcrales.

El complejo se transformó en cementerio oficial y centro religioso, con las sepul-turas de San Agripina, obispo y patrón de Nápoles, y de San Genaro, obispo de Bene-vento, decapitado en Pozzuoli, alrededor del 304,y trasladado a Nápoles en el siglo V d.C. En virtud de su martirio, San Genaro fue elegido patrón de Nápoles en lugar de San Agripina, por lo que estas catacumbas se convirtieron en meta de peregrinos, hasta que en el 831 las reliquias del Santo fueron robadas y trasladadas a Benevento.

En las catacumbas de San Genaro, únicas por su grandiosidad arquitectónica y por la variedad tipológica de los sepulcros, se pueden admirar frescos y mosaicos de entre los siglos V y IX, con algunos raros ejemplos de los comienzos del siglo III en la bóveda de la entrada del piso superior (Adán y Eva; tres muchachas que forman una torre).

Además de los motivos habituales en las catacumbas, (escenas bíblicas del Viejo y Nuevo Testamento; temas del repertorio figurativo pagano, investidos de significa-dos simbólicos del cristianismo; motivos puramente decorativos, algunos de inspira-ción pompeyana), aparecen retratos de difuntos y de Santos: recordaremos un fresco del siglo VI, en el que está representado San Genaro entre el monte Somma y el Ve-subio, en función de patrono de Nápoles.

En el piso superior, en la girola menor, está la más antigua de las representacio-nes de San Genaro (siglo V), identificado por una inscripción; la girola mayor se abre en el centro, entre dos corredores con tres arcos con columnas excavadas en la toba, a una amplia sala (50 x 12 m aprox.), ejemplo único en la arquitectura de las cata-cumbas; a continuación, se accede a la Cripta dei Vescovi, con las sepulturas de los obispos de Nápoles entre el siglo V y el siglo VIII, representadas en frescos o en mo-saicos (entre los mosaicos del siglo V, es famoso el de Quodvultdeus, obispo de Car-tago, muerto exiliado en Nápoles en el 454).

En el piso inferior se pueden ver, en la entrada, la pila bautismal del siglo VIII, una hornacina absidal, la "cripta di San Genaro" del siglo IX; en la "Basílica de San Agripina" la cátedra episcopal excavada en la toba y el altar construido sobre la tumba del Santo.

Excavaciones Arqueológicas de San Lorenzo Maggiore (Piazza San Gaetano)

Desde el claustro se accede a la antigua estructura de la basílica, formada por la potente muralla romana, perteneciente a los edificios públicos de la zona del mercado. Se conserva, de hecho, el trazado de una calle romana, flanqueada por comercios.

Se pueden ver, incluso, restos de la estructura griega de gran-des bloques cuadrados de toba.

En el nivel superior hay restos de un edificio público de la alta Edad Media.

Excavaciones Arqueológicas del Duomo (Via Duomo)


En los espacios subterráneos de la Catedral se pueden ver estructuras griegas y

romanas de los siglos IV a C. a VI d.C., con grandes fragmentos de mosaicos paleo-cristianos con motivos florales. Muralla Griega (Piazza Bellini)

En 1951 se descubrió en esta plaza un trozo importantísimo del segundo cinturón de la muralla griega, que se remonta al siglo IV a. C. Con esta se amplió un poco el territorio de la ciudad, respecto al recinto amurallado original del siglo V a. C. De la observación del tramo sacado a la luz, se ha comprobado que los muros estaban compuestos por dos filas de grandes bloques cuadrados de toba, unidos por refuerzos trasversales. Este espléndido hallazgo se ha dejado al descubierto, para permitir a los todas las personas interesadas, admirar un importante testimonio de las antiguas mu-rallas de Neapolis.

Museos

Accademia di Belle Arti (Via S.Maria di Costantinopoli, 107)

Su construcción se remonta a 1752 cuando, por de-seo de Carlos III de Borbón, se construyó en San Carlo alle Mortelle como Reale Accademia del Disegno. El arquitecto E. Alvino fue posteriormente el encargado de transformarlo en escuela pública y de trasladarla a la sede actual; perte-necía originalmente al conjunto conventual de San Giovan-ni delle Monache, construido entre 1673 y 1732. El edificio está considerado uno de los ejemplos más representativos de la corriente neorenacentista partenopea. Desarrollándo-se en torno a un patio rectangular, se articula en dos nive-les, de los que el superior, corresponde al claustro original del convento, mientras que el inferior es el resultado de la reestructuración de los subterráneos. En el exterior se pueden admirar tres fachadas subdivididas en tres órdenes superpuestos de ventanas arqueadas, y la monumental fachada que mira sobre via Bellini; está caracterizada por dos edificios sobre un alto basamento y adelantados res-pecto a la estructura central. A los lados de la escenográfica entrada están situados dos leones en bronce, mientras sobre las ventanas de la planta baja, nichos redondos encierran los bustos en terracota de los profesores de la Academia. El instituto está dotado de una biblioteca y de una pinacoteca que recoge, principalmente, obras del XIX de artistas de la Italia Meridional. Por último, a lo largo de los corredores, están expuestas las copias de esculturas antiguas realizadas con un fin didáctico. En la Ac-cademia se pueden cursar actualmente carreras de cuatro años de Pintura, Escultura, Decoración y Escenografía.


Este edificio se considera uno de los ejemplos más representativos del estilo na-politano del Neo-Renacimiento.

Se eleva alrededor de un patio rectangular, y consiste en dos plantas: la supe-rior, que es el claustro original del convento, y la inferior, que es el resultado de la restauración del sótano.

En el exterior se pueden admirar tres fachadas con tres líneas de ventanas ar-queadas y la fachada imponente que mira hacia la vía Bellini, caracterizada por dos estructuras sobresalientes encima de un alto basamento. Dos leones de bronce pue-den ser vistos en los lados de la escenográfíca entrada, mientras que unos nichos re-dondos sobre las ventanas de la planta baja contienen los bustos de terracota de al-gunos profesores de la academia. El instituto tiene una biblioteca y una galería de cuadros que contiene principalmente trabajos del s. XIX de artistas del sur de Italia. A lo largo de los pasillos hay moldes de las esculturas antiguas hechas con un propósito didáctico. Actualmente en la academia es posible asistir a cursos de cuatro años en pintura, talla, decoración y diseño de escenarios.

Acquario (Via Caracciolo)

En los años 1872-1874 se construyó el primer núcleo de la Stazione Zoologica Napoletana, pro-movida y fundada por el naturalista alemán Anton Dohrn; la obra fue encargada al escultor alemán Adolf von Hildebrand, que se inspiró en la arquitec-tura renacentista florentina. El edificio fue ampliado posteriormente en tres ocasiones: entre 1885-1888 se construyó el pabellón de Zoología; en 1903-1905 se le añadió el ala de la sección de Fisiología y en 1956-1958 se construyó un nuevo edificio trans-formado, posteriormente en biblioteca; entre 1957 y 1975 se modernizaron comple-tamente los laboratorios y los interiores. La Stazione Zoologica alberga, en la planta baja, el Acquario, el más antiguo de Europa, abierto al público en 1874. Las 29 pece-ras acogen ejemplares de cerca de 200 especies animales y vegetales marinos pre-sentes en el Golfo de Nápoles. En la Stazione Zoologica, que es un Istituto di Biologia Marina, acuden estudiosos de todo el mundo, para realizar investigaciones sobre la flora y la fauna marinas. El Istituto de Biologia Marina dispone de una flotilla para cap-tura de ejemplares marinos, que proporcionan a laboratorios y museos italianos y del exterior; se ocupa también de la publicación de textos científicos y de un periódico sobre las investigaciones desarrolladas.

Conservatorio di Musica (Via San Pietro a Maiella)

Se levanta en el antiguo Convento de San Pietro a Maiella y es uno de los más ilustres de Italia. Tiene su origen en la fusión de cuatro institutos (di Santa Maria di Loreto, della Pietá dei Turchini, di Sant’Onofrio a Capuana y dei Poveri di Jesú Cristo), surgidos en los siglos XVI y XVII para acoger a los niños abandonados, a los que se enseñaba catecismo y canto; poste-riormente se convirtieron en conservatorios. En 1797 se fusionaron el Con-servatorio di Santa María di Loreto y el de Sant’ Onofrio a Capuana y en


1806 ambos se fusionaron con el Conservatorio della Pietá dei Turchini. En 1808, el Conservatorio, con el nombre de Real Collegio di Musica, pasó al abolido monasterio de San Sebastiano y en 1826 se trasladó a su actual sede. Allí se formaron algunos de los mayores músicos del XVII, XVIII y XIX (F. Durante, G.A.Hasse, N.A.Porpora, G.B.Pergolesi, N.Jommelli, G.Paisiello, D. Cimarosa, G.L.Spontini, F.S.Mercadante, V.Bellini, G.Martucci, F.Cilea). La Biblioteca del Conservatorio posee una única colec-ción de manuscritos autógrafos, la mayor parte de músicos de la escuela napolitana, manucristos no autógrafos de los siglos XVII y XVIII, ediciones musicales del XVI y XVII, una colección de libretos de ópera y una vasta bibliografía sobre diferentes dis-ciplinas de los estudios musicales. En el Conservatorio también hay un Museo Históri-co (retratos de músicos, objetos, instrumentos antiguos de gran valor) y dos salas de conciertos, dedicadas, una a A. Scarlatti y otra a G.Martucci. Museo Archeologico Nazionale (Piazza Museo Nazionale)

Es ciertamente el Museo Arqueológico más im-portante de Europa. El Museo, fundado por Ferdinando IV de Borbón, custodia la preciosa colección de escul-tura Farnesiana heredada por Carlos de Borbón, llega-da desde Roma entre los años 1786-88; las coleccio-nes arqueológicas de las excavaciones de las villas vesubianas y que comprenden frescos, mosaicos, es-tatuas y esculturas en bronce, terracotas, vidrios, marfiles y objetos de oro y plata; la colección Borgia que, si bien es limitada, tiene gran interés por las an-tigüedades egipcias; además, muchas esculturas y obras procedentes de las excava-ciones realizadas en varios lugares de la Campania en los siglos XVIII y XIX. El edificio que alberga el Museo Archeologico Nazionale, se creó en 1595 como escudería; a par-tir del 1612, por deseo del virrey Conde de Lemos, fue transformado en sede de la Universitá degli Studi y como tal permaneció hasta 1777. En ese mismo año, el arqui-tecto F. Fuga recibió de Ferdinando IV el encargo de transformar el Palacio de la Uni-versidad, en Museo. El edificio ha sufrido a lo largo de los dos siglos de vida, posterio-res intervenciones de elevación y de reorganización de los espacios y aún hoy, está sometido a trabajos de reestructuración y consolidación. Museo Artistico Industriale (Piazzetta D.Salazar )

Está unido al Istituto d’ Arte F. Palizzi, que fue fundado en 1882 por G. Filangieri di Satriano y que, gracias a la válida dirección artística de Filippo Palizzi y Domenico Morelli, se convirtió pronto en una escuela de primera importancia, sobre todo en la producción de cerámica. El propio edificio tiene una hermosa fachada de mayólica. El museo custodia las mejores obras realizadas por los alumnos de la escuela y una con-siderable colección de cerámicas antiguas. Entre ellas tiene particular interés algunos raros ejemplos de cerámica vidriada, como las estatuillas de divinidades egipcias, que van del siglo X a. C. a la era tolemaica. En la pared derecha del primer salón, se pue-den admirar paneles y pilastras con revestimientos de producción persa, turca y siria de entre los siglos XIII al XIX. También están expuestos objetos holandeses, alema-nes, españoles y la refinadas cerámicas francesas del XVIII, pero el espacio mayor, está reservado a la producción italiana, en particular a la manufactura meridional. La sección más interesante del Museo es la que alberga fragmentos de pavimentos de iglesias napolitanas, que van desde el XV al XVIII, entre los que podemos recordar las


baldosas procedentes del enlosado de la Capella Brancaccio en Sant'Angelo a Nilo, desgraciadamente perdido. Un pavimento entero, procedente de una iglesia de Forio d’ Ischia, está conservado en el salón de la presidencia. La cerámica napolitana está también representada por el espléndido botamen de farmacia. Museo Civico di Castel Nuevo (Piazza Municipio)

Desde el patio del Castillo se accede a la Capella Palatina di Santa Barbara, fun-dada en 1307 por Carlos II y pintada al fresco por Giotto en 1329, con episodios bíbli-cos y evangélicos; desde aquí se inicia la visita al nuevo Museo Cívico. Recuperando su primitiva estructura arquitectónica, la capilla es una amplia sala rectangular cubier-ta con armazón de madera, y que termina en el coro, con bóveda de aristas; está iluminada por siete altas ventanas monoforas; del ciclo giottesco permanecen sola-mente los motivos geométricos alternados con cabezas de hombres y los adornos flo-reados del interior de las ventanas. La capilla guarda 20 frescos sobre paneles, proce-dentes del Castello di Casaluce (Caserta) y de la Iglesia dell'Annunziata, obra de N. di Tommaso y de otros artistas florentinos de la segunda mitad de siglo XIV. En el coro se pueden ver obras escultóricas del XV (tabernáculo, losa sepulcrales, capiteles, leo-nes “stilofori de J. Della Pila, D. Gagini y de anónimos napolitanos; en la estancia ad-yacente al coro podemos admirar otras importantes esculturas sacras del siglo XV, de T. Malvito, F. Laurana y D. Gagini. La visita se hace, saliendo de la Capilla a la iz-quierda, y llegando al primer y segundo piso de la galería, con una rápida, pero preci-sa, panorámica de los mayores representantes, también no napolitanos, de la cultura figurativa napolitana desde el XV a comienzos del XX. Las salas, provistas de rampas y ascensores para minusválidos, tiene suelos de barro, y techos de armazón de made-ra o de bóveda de aristas. Las obras expuestas, procedentes de edificios de culto, do-naciones privadas o de oficinas del Ayuntamiento de Nápoles, son, en parte, visibles por primera vez para el público. En las 5 salas del primer piso se pueden ver pinturas, principalmente de carácter sacro, del XV, XVI, XVII y XVIII y piezas de arte figurativo en plata, cobre, bronce, y cristal, los enseres litúrgicos de la iglesia de la Annunziata. En la segunda planta, otras 7 salas custodian pinturas del XVIII, XIX y comienzos del XX, con objetos religiosos, patriótico-conmemorativos, escenas de guerra, paisajes, episodios de género, panorámicas urbanas; además, dos batientes de puerta pintados por F.De Mura, y una estatua en bronce y una cabeza de terracota de V. Gemito. En la tercera planta, de próxima apertura, se exponen los proyectos de intervenciones para la mejora de la estructura urbana de Castel Nuovo, del Parco Virgiliano, de la Galleria Umberto I y de la Príncipe di Napoli Museo Civico Principe Gaetano Filangieri (Via Duomo)

Situado en el Palazzo Cuomo (s.XV), fue fundado en 1882 por el príncipe Gaeta-no Filangieri. Éste, mecenas y autor de publicaciones sobre arte e historia de Nápoles, reformó a su costa, el palacio y las estancias interiores, donde colocó sus importantes colecciones artísticas. Armas asiáticas, africanas, europeas de los siglos XV y XVI y borbónico-muratianas; porcelanas y mayólicas expuestas en 24 vitrinas de un armario de madera finamente tallada; pinturas, de las que las más notables son los óleos de XVII y XVIII napolitano y dos telas de Ribera; trajes, entre los que se encuentra la capa y el uniforme del siglo XIX de los caballeros de San Genaro, de la época de Car-los III. El Museo tiene también un archivo formado por una apreciable colección de pergaminos y una importante colección numismática.


Museo di Capodimonte (Via Duomo)

La construcción del Palazzo Reale di Capodimonte comenzó en 1738 por deseo de Carlos de Borbón, pero no se terminó hasta 1838. La gran mole rectangular del edifi-cio se articula en torno a tres patios, en los límites del bosque de Capodimonte, reserva de caza de los soberanos Borbones. El rey, desde el principio destinó el Palacio, na-cido como residencia real, a albergar sus colecciones de arte, donación de su madre, Isabel de Farnesio.

Museo e Certosa di San Martino (Largo San Martino, 5)

Fundada en 1325 por Carlos de Anjou, duque de Ca-labria, en la colina de Sant'Elmo, la Cartuja se terminó en 1368, en tiempos de la reina Giovanna. Su construcción se debe a los arquitectos de Vito y T. da Camaino, a cuya muerte les sustituyeron A. Primario y posteriormente, B. de Bacza. Para edificar el monumento sobre la pendiente natural de la colina, fue necesario allanar una gran área, levantando una doble fila de pilares unidos por arcos y bó-vedas de sostén desde la plataforma de la base. A finales del siglo XVI la Cartuja fue notablemente ampliada, consolidada y le añadieron más plantas. La iglesia dedicada a la Virgen Maria, a los santos Martino y Bruno y a todos los Santos, fue remodelada y modernizada en el XVII. Hoy es de una sola nave cubierta por tres bóvedas de aris-tas; el primer trazado del XIV era de tres naves, pero en el XVI las laterales se apro-vecharon para sacar 9 capillas. En el presbiterio es interesante el altar Mayor, de ma-dera dorada de 1702 y en el ábside, el coro de madera del XVII. Recordaremos entre otras cosas, el claustro dei Procuratori, la iglesia delle Donne y los panorámicos jardi-nes en terrazas. La decoración pictórica, escultórica y de mosaicos de la Cartuja y de la Iglesia es obra de los mayores artistas del XVI, XVII y XVIII: P. Bernini, M. Stan-zione, G.B. Caracciolo, A. Vaccaro, F. Solimena, L. Giordano, F. de Mura, G. Sammar-tino, y otros. El Museo di San Martino tiene su sede en la Cartuja, que, con la unidad de Italia, pasó al Estado como monumento nacional, y posteriormente, gracias al gran interés del arqueólogo G. Fiorelli, se convirtió en Museo. Al patrimonio artístico de la antigua Cartuja se añadieron otras numerosas e importantes colecciones. Recordare-mos la colección Diego Bonghi de vidrios, cerámicas, porcelanas, piedras duras, marfi-les, bordados, serigrafías y muebles, todo desde mediados del S. XV hasta el S. XIX; la colección Vandenheuvel; la colección Perrone, donada en 1970 y que comprende esculturas y piezas de belén de los siglos XVIII y XIX; la colección Marcello Orilia de porcelanas, abanicos y biscuits; la colección de figuras de cera, la colección Savarese, donada en 1900 y que consta de armas, pinturas y raros objetos militares de los si-glos XVII y XIX; la colección Ruffo de orfebrería, pinturas y objetos antiguos.


Museo Ferroviario di Pietrarsa (Corso San Giovanni a Teduccio)

El Museo Ferroviario, recientemente restaurado, tie-ne su sede en el gran complejo industrial de Pietrarsa. Fundado en 1840 por Decreto de Ferdinando I de Borbón, fue ampliado por Ferdinando II de Borbón. Los antiguos talleres alojan la exposición de medios ferroviarios, sobre todo locomotoras a vapor, de gran efecto escenográfico y una vasta documentación sobre los antiguos talleres. Museo Navale (Via Acton)

Al lado del Castel Nuovo (o Maschio Angioino), el Istituto Universitario Navale al-berga el Museo del mismo nombre. En él están recogidas una interesante colección de instrumentos náuticos de varias épocas y maquetas de la marina italiana de la segun-da mitad del siglo XIX.

Museo Nazionale della Ceramica Duca di Martina (Via Domenico Cimarosa)

Situado en la Villa Floridiana, en el Vomero, alberga la colección de Placido di Sangro, duque de Martina (1829-1891); se quedó viudo muy pronto y comenzó a coleccionar objetos de arte, adquirién-dolos, preferentemente, en el mercado anticuario de Londres y París. A su muerte la colección, de cerca de 6000 piezas, la heredó su sobrino , que la amplió y guardó en el Palazzo Sirignano. En 1911 una gran parte de la colección fue donada a la ciu-dad de Nápoles y después de 1919, año en que el Estado adquirió el complejo de Villa Floridiana, la colección fue expuesta en el edificio de la propia villa. El palacete, del siglo XVIII, pertenecía, a principios del XIX al Prínci-pe Giuseppe Caracciolo que en 1815 se lo cedió a Fernando I; este le ofreció la villa a su mujer morganática, Lucía Migliaccio, duquesa de Floridia. El edificio fue remodelado en estilo neoclásico por el arquitecto A. Niccolini, que proyectó también la organiza-ción de los jardines (1817-1819). El núcleo fundamental de la colección del Museo está formado por porcelanas de extremo oriente, sobre todo chinas (vajillas en blanco y azul de la época Ming, 1368-1644, porcelanas polícromas de la era K'anghsi, 1662-1722); porcelanas europeas (de las manufacturas de Meissen, en Sajonia, donde, en 1710 el alquimista Bottger, fue el primero en Europa que consiguió porcelana de pasta dura a imitación de las china, al descubrir el caolín, su principal componente); manu-facturas de la fábrica de Florencia (1575-1587), fundada por F.M. de’ Medici; manu-facturas de las fábricas napolitanas de Capodimonte (1740-1759), fundada por Carlos de Borbón y de Nápoles,(1771-1806), fundada por Ferdinando IV; manufacturas fran-cesas de Sévres, promovidas por Luis XV y por la marquesa de Pompadour; coleccio-nes de mayólicas (son notables las de Faenza del siglo XVI); vidrios (manufacturas de


Italia y del extranjero entre el XVI y el XIX); esmaltes (la mayor parte de Limoges) y marfiles (realizaciones góticas francesas e inglesas e italianas del siglo XV)

Museo Principe di Aragona Pignatelli Cortes (Riviera di Chiaia)

Esta es la actual denominación de la decimonónica Villa Acton, que alberga el Museo Príncipe di Aragona Pignatelli Cortés. El edificio de dos plantas, frente a la Villa Comunale, en la Riviera di Chiaia, fue construido por el arquitecto P. Va-lente en 1826, en estilo neoclásico, siguiendo el modelo de la antigua casa pompeyana. La decoración y el mobiliario inter-ior de la villa, fueron confiados al arquitecto florentino G. Be-chi, que se inspiró en el repertorio decorativo de la antigua Pompeya. En torno al edificio se extiende un jardín con prade-ra al modo inglés, grupos de araucarias y de palmeras, y pa-seos de acebos. La superficie de la Villa está cercada hacia la calle, con una verja de hierro que une dos pequeños edificios, destinados a la vivienda de los guardianes y la capilla. En 1841 la Villa fue adquirida por los banqueros Rothschild, que cambiaron los interiores con valiosas telas, tapicerías adamascadas, estucos dorados, y lámparas de cristal (siguiendo los estilos Imperio, Luis XV y Luis XVI). En 1861 el edifico fue adqui-rido por Diego de Aragón Pignatelli Cortés, duque de Monteleón. Cedido al estado en 1952, fue destinado a Museo en 1960 y guarda colecciones de porcelanas y muebles del XIX y, en un pabellón del jardín, el Museo delle Carrozze alberga ejemplares fran-ceses e ingleses de diversas épocas. Observatorio Astronomico (Salita Moiarello)

Fue construido en 1819 sobre la colina Miradois, en la zona de Capodimonte. Pa-ra los trabajos se utilizó el asesoramiento de F. Zuccari y posteriormente de G. Pazzi. El edificio fue mandado construir por Ferdinando I de Borbón para promover la activi-dad científica de la ciudad de Nápoles, mérito que está reconocido en una dedicatoria que se puede leer en el frontón del edificio. La fachada se caracteriza por un atrio ne-oclásico hexástilo y por las ventanas y vanos semicirculares. La estructura original-mente tenía dos alas, cubiertas por dos cúpulas plateadas. Con la ampliación llevada a cabo en este siglo se han añadido dos pequeños cuerpos. Sobre una amplia terraza semicircular están situadas las tres cúpulas y los instrumentos de observación. Desde la terraza se puede gozar además, de una óptima panorámica de la ciudad que au-menta el encanto del edificio. Museo di Zoología (Via Mezzocannone, 8)

Tiene su sede en la Universitá di Scienzie Naturali, situada en el centro histórico de la ciudad. Las amplias salas conservan, entre otras cosas, una gran colección de las principales especies ornitológicas y muchos de los mamíferos más conocidos.


Parques I Astroni (Agnado)

El parque de los Astroni ocupa un cráter extinguido, bellísimo ejemplo de cráter

de forma elíptica. El cráter está cubierto por acebos, castaños, robles, olmos y ála-mos. La rica vegetación y la presencia del Lago Grande y del Lago Seco, es decir, el antiguo Lago de los Astroni desecado, convierten el paseo por este parque en algo particularmente placentero e interesante. Alfonso I de Aragón hizo del parque una reserva de caza; en 1721 los Astroni, fueron donados a los Jesuitas que a su vez, se lo cedieron a Carlos de Borbón en 1739. Las últimas batidas de caza se hicieron con Vittorio Emanuele II y con Umberto I.

Mostra d'Oltremare (Piazzale Tecchio)

Fue creada por el régimen fascista en 1937 en el barrio de Fuorigrotta, pa-ra documentar con exposiciones triena-les la intervención italiana en las "colo-nias" africanas, aunque no consiguió dar el impulso que se esperaba a la debilita-da economía napolitana. Inaugurado en 1940, el complejo fue pronto cerrado por la llegada de la II Guerra Mundial que dañó gravemente su estructura; restaurado en la posguerra, se reabrió en 1952 como Mostra delle Terre d'Oltremare e del Lavoro Italiano del Mondo, pero una vez más, no se obtuvo la recuperación económica esperada. El destino actual de exhibiciones y ferias de muestras hace que se utilicen sólo parcial y temporalmente las notables dimensiones y las posibilidades del complejo; cada año, en junio, alberga la Fiera internazionale della casa (mobiliario, vestido, alimentación) y numerosos sa-lones especializados. Proyectada por M. Camino, la Mostra comprende un área de 700.000 metros cuadrados, con 11 Km de paseos y 22 pabellones (con un total de 80.OOO metros cuadrados); el elemento más atractivo es la escenográfica fuente de la Exedra, creada por C. Cocchia y E. Piccinato, formada por una gran pileta central, rodeada por 76 pilas trapezoidales y una cubeta de 230 m. de largo; la espectaculari-dad de la construcción está basada, a parte de las impresionantes dimensiones (9.300 m.cuadrados), sobre todo en los juegos de agua iluminados por la noche con rayos de colores y acompañados de piezas musicales. La muestra comprende también diversas instalaciones recreativas y deportivas: el Teatro Mediterráneo (1.200 espectadores), creado por L.Piccinato, con un proscenio móvil que adapta el escenario a diferentes tipos de representaciones; la Arena Flegrea (10.000 espectadores), creada por G. de Luca para espectáculos líricos al aire libre; la Piscina Olimpionica (3.000 espectadores) y el Teatro dei Piccoli (560 espectadores)


Orto Botánico (Via Foria)

Fundado en 1807 por un Decreto de José Bo-naparte, constituye uno de los jardines botánicos más importantes de Italia, tanto por su extensión, como por la cantidad y calidad de las especies con-servadas. Están expuestas en invernaderos, en pi-las y en el exterior, gracias al clima favorable que se disfruta en la ciudad. Son dignas de resaltar las colecciones de plantas de los desiertos africanos, americanos, asiáticos y australianos, cicadáceas, helechos arbóreos y plantas aéreas. Una reciente iniciativa, que ha puesto el Jardín Botánico de Nápoles a la vanguardia en todo el mundo, es la exposición basada en la reproducción de ambientes naturales. El Jardín Botánico está unido a la facultad de Ciencias de la Universitá degli Studi, y se puede visitar, previa petición, los días labo-rables de 9 a 14 horas.

Parco di Capodimonte (Via Capodimonte)

Fue creado en 1735 como reserva real de caza, por deseo de Carlos de Borbón; en 1742-1743 le fue confiada a F. Sanfelice, la organización del parque, en donde creó cinco grandes paseos radiales y otros paseos menores. En 1836-1837 el botánico alemán F. Dehenhardt, codirector con M. Tenore del Orto Botanico, organizó como jardín "a la inglesa" los sectores del parque más cercanos al Palaz-zo Reale. Dañado durante la Segunda Guerra Mundial, fue restaurado en 1966-67. Se accede por la Porta di Mezzo, con verja de hierro forjado en estilo rococó napolitano; desde aquí se extiende la vista del parque, plantado prin-cipalmente con acebos, pinos y tilos. En el parque, además del Palacio Real, destinado a Museo Nacional, se levantan la Palazzina dei Principi (1829), la capilla de San Gena-ro (1745), la Fagianeria, donde se criaban los faisanes para la caza; la Casina della Regina, el Eremo dei Capuccini y la Fabrica di porcellane di Capodimonte. Esta fábrica fue fundada por Carlos de Borbón en 1739, para emular a las porcelanas de Sajonia; hoy el edificio, obra de F. Sanfelice, alberga el Istituto Professionale Statale per l' In-dustria della Ceramica e della Porcellana.

Villa Comunale (Piazza della Vittoria)

Creada por el arquitecto C. Vanvitelli en 1778 por vo-luntad del rey Ferdinando IV, la Villa fue inaugurada en 1781, ampliada en 1807, y alargada y embellecida con esta-tuas, fuentes y dos templetes en 1834. Este jardín público se extiende hoy por lo menos un kilómetro costeando el paseo marítimo de la ciudad. En su interior está la Stazione Zoolo-gica, que incluye el Acuario; el Círculo de la Prensa, el Quios-


co de la Música o Cassa Armonica (construida en 1877), donde a lo largo del verano se organizan conciertos.

Villa Floridiana (Via Domenico Cimarosa)

Fue construida entre 1817-1819 por el arquitecto A. Niccolini para el rey Ferdinando I, que se la regaló a su esposa morganática Lucía Migliaccio di Partanna, duquesa de Floridia. El complejo, que desde 1919 es propiedad del estado, alberga el Museo Nazionale de Ceramica Duca di Martina". Los jardines, proyectados por Niccolini respe-tando las irregularidades del terreno, fueron enriquecidos con plantas peculiares y preciosas por el alemán Dehen-hardt, director del Jardín Botánico. En el interior del par-que también se construyeron, un coffe-house en estilo pompeyano (Villa Lucia), unido por un puente al actual Museo, un templete, un teatrito al aire libre, invernaderos y miradores. El parque, actualmente con plantaciones de pinos, acebos, plátanos, ce-dros, cipreses y camelios, ofrece una soberbia panorámica sobre Nápoles y sobre el Golfo. Villa Pignatelli (Riviera di Chiaia, 200)

Pegado al Museo Principe Diego Aragona Pignatelli Cortes, el jar-dín es muy interesante; en él, están aclimatadas raras y exóticas plantas ornamentales; la ondulada superficie del prado "a la inglesa", que está bordeado por paseos de acebos, se interrumpe con grupos de majestuosas araucarias y palmeras. En un pabellón al fondo del jardín, está el Museo delle Carrozze, con vehículos ingleses y france-ses de finales del XIX y principios del XX.

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