· CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE...

268

Transcript of  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE...

Page 1:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 2:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

OBRAS DE P IO BAROJA

Vidas sombrías .

Idilios vascos .

El tablado de Arlequín .

Nuevo tablado de Arle

quin.

Juventud , egolatria .

Idilios y fantasías .

Las horas solita rias .

Mom e n tum Catastrophi

cum .

L a Caverna del Humorismo .

Divagac iones sobre la Culº

tura .

LAS TRILOGIAS

TIERRA VASCA

La casa de Aizgorri .

El Mayorazgo de Labraz.

Zalacaín , el aventurero .

LA VIDA FANTÁSTICA

Camino de perfeccion .

Aventuras , inventos ymixtiñcaciones

'

de SilvestreParadox.

Paradox, rey .

LA RAZA

La dama errante .

La eiudad de la niebla .

El arbol de la ciencia .

LA LUCHA POR LA VIDA

La busca .

Mala hierba .

Aurora roja .

EL PASADO

La fe ria de los discretos .

Los últimos romántico s .

Las tragedias grotescas .

LAS CIUDADES

César o nada .

El mundo es ans í.

EL MAR

Las inquietudes de ShantiAnd ia .

ME MOR IAS DE UN HOMBREDE ACCIÓN

El aprendiz de conspirador.

El escuadrón del Brigante .

Los caminos del mundo .

Con la pluma y con el

sable .

Los recursos de la astucia .

La ru ta del aventurero .

Los con trastes de la vida .

La veleta de Gastizar.

Los caudillos de 1 8 30.

La lsabelina.

Page 3:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 4:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

LA LUCHA POR LA VIDA

L A B U S C A

Page 5:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

D E R E C H O S R E S E R V A D O S

PARA TODOS LO S PA ÍSES

R A F A E L C A R O R A G G I O

1 9 2 0

Es ta blec imiento t ipográ f ico

de R a f a e l C a ro R a g g io .

Page 6:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

P I O B A R O J A

LA LUCHA POR LA VIDA

A B U S C AN O V E L A

Q U I N T A E D I C I Ó N

RAFAEL CARO RAGGIO

E D I T 0 R

M E N D I ZAB A L , 3 4

M A T) R I D

Page 7:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 8:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO PRIMERO

PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DEUNA…_RAI CHARLAS . SE OYE CERRAR UN

BALCÓN. CANTA nu GRILLO .

CABABAN de dar las doce, de una manera pausada

,acompasada y respetable , en el reloj

del pas íllo . Era costumbre de aquel viejo reloj , altoy de caj a estrecha , adelantar y retrasar a su gusto y antojo la uniforme y monótona seri e de lashoras que va rodeando nuestra vida , hasta envolverla y dej arla , como a un niño en la cuna, en elobscuro s eno del tiempo .

Poco después de esta indicación amigabl e delviej o reloj

,hecha con la voz grave y reposada

,

propia de un anciano,sonaron las once , de un

modo agudo y grotesco , con una impertinenciajuvenil , en un relojillo petulante de la vecindad , yunos minutos más tarde, para mayor confusión ydesbarajuste cronométrico , el reloj de una iglesiapróxima dió una larga y sonora campanada

,que

vibró durante algunos segundos en el aire silenc1_oso .

Page 9:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

O

10

¿Cuál de los tres reloj es estaba en lo fijo? ¿Cuálde aquellas tres máquinas para medir el tiempotenía más exactitud en sus indicaciones? El autorno puede decirlo , y lo siente . LO siente , porque eltiempo es

,según algunos graves filósofos , el ca

ñamazo en donde bordamos las tonterías de nuestra vida ; y es verdaderamente poco científico el nopoder precisar con seguridad en qué momentoempieza el cañamazo de este libro . Pero el autorlo desconoce : sólo sabe que en aquel minuto , enaquel segundo

,hacía ya largo rato que lo s caba

llos de la noche galo aban por el cielo . E& pues ,la hora del misterio; a hora de la gente maleante ;la hora en que el poeta pien3a

en la inmortali dad ,rimando hijos con prolijos y amor_con dolor; lahora en que lab

"

ii scona sale de su cubil y el'

jugador entra en el; la hora de las aventuras ue sebuscan y nunca se encuentran ; la hora , en in , delos sueños de la ca s ta doncella y de los reumatismos del venerable anciano . Y mientras se deslizaha esta hora romántica, cesaban en la calle losgritos , las canciones , las riñas ; en los balcones seapagaban las luces, y los tenderos y las porterasretiraban sus sillas del arroyo para entrega rse enbrazos del sueño .

En la morada de doña Casiana,la

pup ilera , reinaba hacia algún tiempo apacible sileucio ; solo entraba por el balcón , abierto de paren par

,el rumor lejano de lo s coches y el canto

de un grillo de la vecindad , que rascaba en la chirriante cuerda de su instrumento con una persistencia desagradable .

En aquella hora,fuera la que fuese

,marcada

por lo s doce lentos y gangosos ronquidos del reoi del pasillo, no se encontraban en la casa masque un señor viejo

,madrugador impenitente; la

dueña,doña Casiana

,patrona también impeniten

Page 10:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

11

i)e,para desgracia de sus huéspedes , y la criadaetra .

La patrona dorm ía en aquel instante sentada en la mecedora , en el balcón abierto ; l a Petra

,en la cocina

,hacía lo m ismo

,con la cabeza

apoyada en el marco de la ventana , y el señorvi ej o madrugador se entretenía tosiendo en lacama .

Había concluido la Petra de fregar, y el sueño ,el calor y el cansancio la rindieron , sin duda . Aluz de la lamparilla colgada en el fogón se la

veia vagamente . Era una mujer flaca , macil enta ,con el pecho hundido

,lo s brazos delgados , las

manos grandes,roj as

,y el pelo gris . Dormía con

la boca abierta,sentada en una silla

,con una res

piración anhelante y fatigosa .

Al sonar las campanadas en el reloj del asillo ,se despertó de repente : cerró la ventana , e donde entraba un nauseabundo olor a es tablo de lavaqueria de la planta baj a ; dobló los paños , saliócon un rimero de platos y los dejó sobre la mesadel comedor; luego guardó los cubiertos , el mantel y el pan sobrante en un armario ; descolgó lacandil ej a y entró en el cuarto

,en cuyo balcón dor

mia la patrona .

—¡Señoral ¡Señora ! — llamó varias veces .

—¿Eh? Qué pasa? —murmuró doña Casiana ,

de un mo o soñoliento .

—Si quiere usted algo .

—No, nada . ¡Ah , sil Mañana dígale usted al panadero que el lunes que vien e le pagaré .

9 “ º'

—Está bien . Buenas noches .

Salia la criada del cuarto , c uando se iluminaronlos balcones de la casa de enfrente ; des más seabrieron de par en par, y se oyó un prelu io suave de gu itarra .

—¡Petral ¡Petral

— gritó doña Casiana Venga

Page 11:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

12

usted. ¿Eh? En casa de la se conoceque ha venido gente .

La criada se asomó al balcón y miró con indiferencia la casa frontera .

—Eso , eso produce —siguió diciendo la patrona no estas porquerias de casas de huéspedes .

En aquel momento apareció en uno de los bal/ cones de la casa vecina una muj er envuelta enamplia bata , con una flor roj a en el pelo , cogidaestrechamente de la cintura por un señorito vestido de etiqueta , con frac y chaleco blanco .

—Eso , eso produce — repitió la patrona variasveces .

Luego , esta idea debió alterar su bilis,porque

añadió con voz irritada :—Mañana voy a ech ar el toro al curita y a

esas golfas de las h11as de doña Violante, y a todoel que no me pague .

Que tenga una que luchar

con esta granujeríal 0; pues de mi no se ríen

La Petra,sin replicar nada , dió nuevamente las

buenas no ches y salió del cuarto . Doña Casianasiguió mascullando sus iras ; después repantigó sucuerpo rechon cho en la mecedora y soñó con unestablecimien to de la misma especie que el de lavecindad ; pero un establecimiento modelo , con salas lujosamente amuebladas

,adonde iban en pro

cesión todos los j óvenes escro fulosos de loscírculos y congregaciones

,m ís ticos y mundanos

,

hasta tal punto , que se veía el la en la necesidadde poner un despacho de billetes a la puerta .

Mientras la patrona mecía su imaginación eneste dulce sueño de burdel monstruo

,la Petra en

tró en un cuartucho obscuro,ll eno de trastos vie

jo s ; dejó la luz en una silla, puso una caj a de fó sforos , grasienta, en el recazo de la candilej a; l eyó

Page 12:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

13

un instante en un libro de oraciones, sucio y mu

griento , con letras gordas ; repitió algunos rezosmirando al techo

,y comenzó a desnudarse . La

noche estaba sofocante ; en aquel aguj ero el calorera horrible . La Petra se metió en la cama , se persignó

,apagó la candil ej a , que humeó largo rato ,

se t endió y apoyó la cabeza en la almohada . Ungusano de la carcoma en alguno de aquellos trastos viejos hacía cru j ir la madera de un modo isócrono…La Petra durmió con un sueño ro fundo un par

de horas,y se despertó ahogada e calor. Habían

abierto la puerta,se oían pasos en el pasillo .

—Ya está ahí doña Violante con sus hi j as—murmuró la Petra Será muy tarde .

Volverían las tres damas de los j ardines, adonde iban después de cenar en busca de las pesetasnecesarias para vivir. La suerte no debió favorecerlas , porque traían mal humor, y las do s jóvenes disputaban , achacándose una a otra la culpade haber perdido el tiempo .

Cesó la conversación,después de unas cuantas

frases agrias e irónicas,y volvió a reinar el sil en

cio . La Petra , desvelada, se abismó en sus preocupaciones ; de nuevo se oyeron pasos , pero leves yrápidos , en el corredor; después, el ruido de la falleba de un balcón abierto con caut ela .

— Alguna de esas se ha levantado —pensó laPetra ¿Qué trapisonda traerá?Al cabo de unos minutos se oyó la voz de la

patrona , que gritaba imperiosamente desde sucuarto :

¡Irene! (l6o“¿ x,rs l—

gQue7alga usted del balcón .

—Y ¿ por qué tengo de salir? —replicó una voz

áspera, con palabra estropajosa .

Page 13:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

14

Porque si… porque si .Pues qué hago yo en el balcón?sted lo sabrá mejor que yo .

—Pu es no sé .

Pues yo si sé .

Estaba tomando el fresco .

Usted s i que es fre sca .

La fresca s erá usted , señora .

—Cierre usted el balcón . Usted se figura quem i casa es lo que no es .

—Yo ¿ qué he hecho?—No ten o necesidad de decírselo . Para eso

,

enfren te , en rente .

—Quiere decir que en casa de la Isabe lonaensó la Petra .

e oyó cerrar el balcón de golpe ; sonaron pasos en el corredor, segu idos de un portazo . Lapa trona continuó rezongando durante largo tiempo ; luego hubo un murmullo de conversacióntenida en voz baj a . Des más no se 0 6 mas queel chirriar persistente á

)

el grillo de a vecindad ,que siguió rascando en su desagradable instrumento con la constancia de un aprendiz de violinisia .

Page 14:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO II

LA CASA DE D0NA CAS IANA . LINA CEREMONIAMATINAL . COMPLOT. EN DONDE SE DISCURREACERCA DEL VALOR ALIMENTICIO DE LOS HUESOS .

— LAPETRA Y su FAMILIA . MANuEL: su LLEGADA A

MADRID .

el grillo,como virtuoso obstinado , persis

tió en sus ej ercicios musicales , a la verdadalgo monótonos

,hasta que apareció en el cielo la

plácida sonrisa del alba . A los primeros rayos delsol calló el músico , satisfecho, sin duda , de la perfección de su artistico trabaj o , y una codorniz l esustituyó en el solo

,dando los tres golpes consa

bido s . El sereno llamó con su chuzo en las tiendas , pasaron uno o dos panaderos con la cesta ala cabeza , se abrió una tienda , luego otra , despuésun portal , echó una criada la basura a la acera,se oyó el vocear de un periódico . Poco después lacalle entraba en movimiento .

Sería el autor demasiado audaz si tratase dedemostrar la necesidad matemática en que se encontraba la casa de doña Casiana de hallarse colocada en la calle de Mesonero Romanos

,antes

del Olivo, porque, indudablemente, con la m isma

Page 15:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

16

razón podia haber estado emplazada en la del

Desengaño,en la de Tudescos , o en otra cualqu ie

ra ; pero los deberes del autor, sus deberes de cronista imparcial verídico , l e obligan a decir laverdad

,la ver ad es que la casa estaba en la

calle deíÁ_esg_ner O livo .

En aquellas horas tempranas no se o a en ellael menor ru ido ; el portero había abierto el portaly contemplaba la calle con cierta melancolía .

El portal,largo mal oliente , era más

bien un corredor a uno de cuyos ladosestaba la portería.

Al asar junto a esta última, si se echaba una

mira a a su interior, ahogado y repl eto de muebles

,se veía constantemente una muj er gorda , ín

móvil , muy morena, en cuyos brazos descansabaun niño enteco , alido y largu irucho , como una

lombriz blanca. ncima de la ventana . se figurabauno que, en vez de aportería» , debia poner: : La

muj er cañón con su hijo » , o un letrero semejantede barraca de feria.

Si a esta mujer voluminosa se la preguntabaalgo , contestaba con una voz muy chillona , acompanada de un esto desdeñoso bastante desagradable . Se segu a adelante, dejando a un lado elntro de la muj er-cañón

,a la izquierda del po r

tal, daba comienzo la esca era , siempre a obscuras ,sin más ventilación que la de unas ven tanas altas,con rej as, que daban a un atio estrecho

,de pa

redes sucias, ll enas de ven tº

adores redondos. Parauna nariz amplia y espaciosa , dotada de una pituitaria perspicaz, hubiese sido un curioso sportel de descubrir e investi ar la procedencia y laespecie de todos los ma os olores , constitutivosde aquel tuto pesado, prºpio y característico de lacasa.

El autor no llegó a conocer los inquilinos qu e

Page 16:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

17

habitaban los pisos al tos ; tiene una idea vaga deque había dos o tres patronas , alguna familia quealquilaba cuartos a caballeros estables , pero nadamás . Por esta causa el autor no se remota a lasa lturas y se detiene en el piso principal .En éste

,de día apenas s i se divisaba , por la

obscuridad reinante,una puerta pequeña ; de no

che , em cambio , a la luz de un farol de petróleo ,podia verse una chapa de hoj a de lata, pintadade rojo

,en la cual-se l eía escrito con letras ne

gras : aCas iana Fernández» .

A un lado de la puerta colgaba un trozo de cadena negruzco , que sólo poniéndose de puntillasy alargando el brazo se alcanzaba ; pero como lapuerta estaba siempre entornada

,los huéspedes

podían entrar y salir sin necesidad de llamar.S e pasaba dentro de la casa . Si era de día , en

contrábase uno sumergido en las profundas tinieblas ; lo único que denotaba el cambio de lu arera el olor , no precisamente por ser más agra able que el de la escalera

,pero s i distinto ; en cam

bio,de no che , a la va a claridad difundida por

una mariposa de corc o ,que nadaba sobre el

agua y el aceite de un vaso,suj eto por una anilla

de latón a la pared,se advertían

,con cierta vaga

nebulosidad , los muebles , cuadros y demás trastos que ocupaban el recibimiento de la casa .

Frente a la entrada había una mesa ancha ysólida , y sobre ella una caja de música de las antiguas , con unos cilindros de acero erizados deinchos , y junto a ella una estatua de

'

yeso : unaigura ennegrecida y sin nariz, ue no se conocíafácilmente s i era de algún dios

,e algún semidiós

o de algún mortal .En la pared del recibimiento y en la del pasillo

se destacaban cuadros pintados al óleo,grandes

y negruzcos . Un inteligente quizá los hubies e en

Page 17:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

118

contrado detestables ; pero la patrona , que se figuraba que cuadro muy obscuro debía de ser muybueno

,se recreaba , a veces, pensando que quizá

aquellos cuadros,vend idos a un inglés , le saca

rían algún día de apuros.E ran unos lienzos en donde el intor había

desarrollado escenas bib licas tr em nda

tanzas, asolamientos , fieros mal es ; pero de talmanera

,que a pesar de la prodigalidad del artis

ta en sangre , llagas y cabeza s cortadas , aquel loslienzos , en vez de horrorizar, producían un a impresión alegre . Uno de ellos representaba la hij ade Herodes contemplando la cabeza de San JuanBautista . Las figuras todas eran de amable

djfvla

lidad; el rey, con una indumentaria de reyraja y en la postura de un jugador de naipes ,sonreía ; su h l]a, una señora coloradota , sonreíalos familiares , metidos en sus grandes ca sco s ,sonreían , y hasta la misma cabeza de San juanBautista sonreía , colocada en un la to re ujado .

Indudablemen te el autor de aquelros cua ros, s i

no el mérito del dibujo ni el del colorido ,tenia el

de la jovialidad .

A derecha e izquierda de la uerta de la casacorría el pasillo , de cuyas pare es colgaban otraporción de lienzos negros

,la mayoría sin marco ,

en los cuales no se veía absolutamen te nada , ysólo en uno se adivinaba

,después de fijarse mu

cho , un allo roj izo pico teando en las hojas deuna ver e col .A este pasillo daban las alcobas

,en las que

hasta muy entrada la tarde solían verse po r elsu elo calcetines sucios, zapatil las rotas , y, sobrelas camas sin hacer, cuellos y puños postizos .

Casi todos los huéspedes se levantaban enaquella casa tarde , excepto dos comisionistas, untenedor_de libros y un

'

¿cura, losi cualesimadrugam ' l

Page 19:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

20

¿No saben ustedes? ¿No han oído nada estanoche? —d ij o l a vizcaina .

—NO—contestaron la patrona y la Baronesa

¿Qué ocurre?—La Irene ha metido esta noche un hombre en

casa .

Si?o misma he oído cómo hablaba con el.

—¡Y habrá abierto la puerta de la callel ¡Qué

perrol—murmuró la patrona .

—NO ; el hombre era de la vecindad .

—Alguno de los estudiantes de arriba —d o la

Baronesa .

—Ya l e diré yo cuatro cosas a ese pingo—re

plicó doña Casiana .

—No ; espere usted —contestó la vizcainaVamos a darle un susto a ella y al galán . Cuandoestén hablando

,si él viene esta noche , l e avisa

mos al sereno para que llame a la puerta de casa ,y al mismo tiempo salimos de nuestros cuartoscon luz, como si fuéramos al comedor, y los co

gemos .

Mientras se tramaba el complot en el pasillo , laPetra preparaba el almuerzo en las obscuridadesde la cocina . No tenía gran cosa que reparar, puesel almuerzo se componía invariab emente ' de unhuevo frito , que nunca , por casualidad , fué grande, y nu b eefsteak, que desde los más remotostiempos no se recordaba que una vez

, por ex cepción , hubiese sido blando .

Al mediodía, la vizcaina , con mucho misterio ,contó a la Petra el complot; pero la criada no estaba aquel día para bromas : acababa de recibi runa carta que la llenó de preocupaciones . Su cuñado le escribía que a Manuel

,el mayor de los

hijos de la Petra, lo enviaban a Madrid ; no l edaba explicaciones claras de] porqué de aquella

Page 20:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

21

determ inación ; decía únicamente la carta que alli ,en el pueblo

,el chico p erdía el tiempo, y que lo

mej or era que fuese a Madrid a aprender unoficio .

A la Petra,aquella carta la hizo cavilar mucho .

Después de fregar los platos se puso a lavar enla artesa ; no l e abandonaba la idea fij a de que ,cuando su cuñado le enviaba a Manuel

,habría

hecho alguna barbaridad el muchacho . Pronto lopodía saber

,porque a la noche llegaba .

La Petra tenía cuatro hij os , do s varones y doshembras ; las do s muchachas estaban bien colocadas : la mayor

,de doncella

,con unas señoras muy

ricas y religiosas ; la pequeña , en casa de un empleado .

Lo s chicos le preocupaban más ; el menor no

tanto,porque , según le decían , seguía siendo de

bu

l

ena índole ; pero el mayor era revoltoso y disco 0 .

— No se parece a mi — pensaba la Petra Encambio

,tiene bastante semej anza con mi marido .

Y esto le producía inquietudes ; su marido , Manuel Alcázar

,había sido un hombre enérgico y

fuerte,y en la última época de su vida

,malhumo

rado y brutal .Era maquinista de tren y ganaba un buen suel

do . La Petra y él no se entendían,y el matrimonio

andaba siempre a trastazos .

La gente, lo s conocidos , culpaban de todo aAlcázar, el ma uinista

,como si la oposición sis

temática de la etra , qu e parecía gozar impacientando al hombre , no fuera bastante para ex aspe

rar a cualquiera . Siempre la Petra había sido así,

voluntariosa, con apariencia de humilde , de unatestam dez de mula ; en haciendo su capricho , lodemás l e importaba poco .

En vida del maquinista,la situación económica

Page 21:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

22

de la familia era relativamente buena . Alcázar yla Petra p aban diez y seis duros de casa en lacalle del Re oj, y tenían huéspedes : un ambulantede Correos y otros empleados del tren .

La existencia de la familia hubiera podido sersosegada y agradable sin las diarias peleas entremarido y muj er. Habían llegado los dos a ex pen

mentar una necesidad tal de reñir, que por la cosamás insignificante am aban un escándalo ; bastaba que él dij era blanco para que ella af irmase ne

gro ; aquella Oposición enfurecía al maqum ista ,que tiraba los platos por el aire , abofeteaba a sumujer y andaba a puñetazos con todos los muebles de la casa . Entonces la Petra, satisfecha detener un motivo suficiente de aflicción, se encerraba a llorar y a rezar en su cuarto .

Entre el alcohol , las rabietas y el trabajo duro ,el maquinista estaba torpe ; un día de agosto , decalor horrible

,se cayó del tren a la vía , y, sin he

rida ninguna, lo encon traron muerto .

La Petra,desoyendo las advertencias de sus

huéspedes,se empeñó en mudarse de casa por

que no le gustaba aquel barrio ; lo hizo , tomó nuevos pupilos , gente informal y s in dinero , que dej aban a deber mucho , O que no pagaban nada , y,al poco tiempo , se vió en la necesidad de vendersus muebles y abandonar su nueva casa .

Entonces puso a sus hij as a servir,envió a los

dos chicos a un pueblecillo de la provincia de Soria , en donde su cuñado estaba de j efe de un apeadero , y entró de sirviente en la casa de huéspedesde doña Casiana . De ama pasó a criada

,sin que

j arse . Le bastaba habérsele ocurrido a ella la ideapara considerarla la mejor .

Dos años llevaba en la casa guardando la soldada ; su ideal era que sus hij os pudiesen estudiaren un Seminario y que llegasen a ser curas .

Page 22:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

23

Aquella vuelta de Manuel , el hij o mayor, desbarataba sus planes . ¿Qué habría pa sado?Y hacía una porción de conj eturas . En tanto

,

removía con sus manos deformadas la ropa suciade los huéspedes .

Llegaba de la ventana del patio una baraundade cánticos y voces de gente que riñe, alternandocon el chirriar de las garruchas de las cuerdaspara tender la ropa .

A media tarde,la Petra comenzó a preparar la

comida . La patrona mandaba traer todas las mañanas una cantidad enorme de huesos para el sustento de lo s huésped es . Es muy posible que enaquel montón de huesos hubiera , de cuando encuando

,alguno de cristiano ; lo seguro es ue

,

fuesen de carnívoro o de rumiante , en aque lastibias , humeros y fémures , no había casi nuncauna mala piltrafa de carne . Hervía el osario en elpuchero grande con garbanzos , a los cuales seablandaba con bicarbonato , y con el caldo se hacia la sopa ,

l a cual , gracias a su cantidad de sebo ,parecía una cosa turbia para limpiar cristales osacar brillo a lo s dorados .

Después de observar en qué estado se encontraba el osario en el puchero , la Petra hizo lasopa

,y lue o se dedicó a extraer todas las piltra

fas de los ueso s y a envolverlas hipócritamentecon una salsa de tomate . Esto constituía el princípío en casa de doña Casiana .

Gracias a este régimen higiénico,ninguno de

los huéspedes caía enfermo de obesidad , de gotani de cualquiera de esas otras enfermedades porexceso de alimentación , tan frecuentes en los

ricos .

Luego de preparar y de servir a los huéspedesla comida

,la Petra dejó el fregado para más tar

de y salió de casa a recibir a su hijo .

Page 23:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

24

Aun no había obscurecido del todo ; el cielo estaba vagamente roj izo, el aire sofocante, lleno deun vaho denso de polvo y de vapor. La Petra subióla calle de Carretas

,si ió por la de Atocha , en

tró en la estación del ediodia y se sentó en unbanco a esperar aMientrastanto

,el muchacho venía medio dor

mido,medio asfixiado en un vagón de tercera .

Había tomado el tren por la noche en el apeadero en donde su tío estaba de j efe . Al llegar aAlmazán tuvo que esperar más de una hora a quesaliera un mixto

,dando paseos para hacer tiempo

por las calles desiertas .

A Manuel le pareció Almazán enorme , tristí simo ; tenía el pueblo, vislumbrado en la obscuri

dad de una noche vagamente estrellada , la apa

riencia de grande y fantástica ciudad muerta . En

las call es estrechas,de casas bajas , brillaba la luz

eléctrica,pálida y mortecina ; la es acio sa plaza

con arcos estaba desierta ; la torre e una iglesiase erguía en el cielo .

Manuel bajó hacia el río . Desde el puente presentábase el pueblo aun más fan tásti co y misterioso ; adivinábanse sobre una muralla las galeríasde un palacio ; algunas torres altas y negras sealzaban en medio del caserío confuso del pueblo ;un trozo de luna resplandecía junto a la línea delhorizonte, y el río , dividido en brazos por algunasisl etas , brillaba como si fuera de azogue .

Salió Manuel de Almazán y tuvo que esperarunas horas en Alcuneza para transbordar. Estabacansado

,y como en la estación no había bancos , setendió en el suelo entre fa rdos y pellejo s

'

de acei te .

Al amanecer tomó el otro tren,y,a pesar de la

dureza del asiento,logró dormirse .

Manuel llevaba dos años con sus parientes ; dej aba la casa con más satisfacción que pena.

Page 24:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

25

No tuvo para él la vida nada de agradable enaquellos dos años .

La pequeña estación en donde su tío estaba dej efe hallábase próxima a una aldehuela pobre , rodeada de áridas pedrizas , sin árboles ni matas .

Solía hacer en aquellos paraj es una temperaturasiberiana ; pero las inclemencias de la Naturalezano eran cosa para preocupar a un chico , y a Manuel l e tenían sin cuidado .

LO peor era que ni su tío ni la muj er de su tío

l e mostraron afecto,sino indiferencia , y esta indi

ferencia preparó al muchacho para recibir lospocos beneficios recibidos con u n a completafrialdad .

No pasaba lo mismo con el hermano de Manuel

,con quien lo s tíos ll egaron a encariñarse .

Los dos muchachos manifestaron condicionescasi en absoluto o puestas : el mayor, Manuel , gozaba de un carácter ligero

,perezoso e indolente ;

no quería estudiar ni ir a la escuela ; l e encantaban las correrías por el campo , todo lo atrevido

'

y peligroso ; el rasgo característico de juan , e lhermano menor, era un sentimentalismo enferm izo que se desbordaba en lágrimas por la me3nor causa .

Manuel recordaba que el maestro de escuela yorganista del pueblo , un vej ete medio démine queenseñaba latín a lo s dos hermanos

,aseguraba

que juan llegaría a ser algo : a Manuel l e consideraba como un holgazán aventurero y vagabundoque no podía acabar bien .

Mientras Manuel dormitaba en e l coche de tercera se amontonaban en su imaginación mil recuerdos : lo s hechos sucedidos la víspera en casade sus tíos se mezclaban en su cerebro con fugaces impresiones de Madrid , ya m edio olvidadas,y las sensaciones de distintas épocas se interca

Page 25:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

26

laban unas en otras en su memoria , sin razón nilógica

,y,entre ellas

,en la turbamul ta de image

nes lej anas y próximas que pasaban ante susojos , se destacaban fuertemente aquellas torre snegras entrevistas de noche en Almazán a la luzde la luna .

Cuando uno de los compañeros de via je anunya estaban en Madrid , Manuel sintió ver

dera angustia ; un crepúsculo rojo esclarec íacielo

,inyectado de sangre como la pupila de

monstruo ; el tren iba aminorando su marcha;pasaba por delante de barriadas pobres y de casas sórdidas ; en aquel momento brillaban las luces eléctricas pá lidamente sobre los altos faro sdeSe deslizó el tren en tre filas de vagones

, re

temblaron las placas giratorias con estre'

to lérreo y apareció la estación del Mediodía um inada por arcos voltaicos .

Descendieron los vi aj eros ; bajó Manuel con su

fardelillo de ropa en la mano , miró a todas partes por si encontraba a su madre , y no la vió entoda la anchura del andén . Quedó perp lej o ; sigu ióluego a la gente que marchaba de prisa con líosy jaulas hacia una puerta ; l e pidieron el billete ,se detuvo a registrarse lo s bolsillos

, lo encontróy salió por entre dos filas de mozos que anunciaban nombres de hoteles .

¡Manuell ¿Adónde vas?Allí estaba su madre . La Petra tenia inten

ción de mostrarse severa ; pero al ver a su hijose

,

olvidó de su severidad y le abrazó con efusron .

—Pero ¿ qué ha pasado? — preguntó en seguidala Petra .

—Nada .

—Y entonces, ¿por qué vienes?

Page 27:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

28

tocar a el aire sentimenta l de La Mascota , el

dúo de'

ppo y Bettina :

¿Me o lvidarás , gent il pasto r?

Luego quedó todo en sil encio .

Page 28:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAP ÍTULO III

PRIMERAS IMPRESIONES DE MADRID .— LOS HUESPE

DES .— ESCENA APAC IBLE . DuLCES Y DELEITOSAS

ENSENANZAS.

A madre de Manuel tenía un pariente , primode su marido , que era zapatero . Habia pen

sado la Petra,en los días anteriores , enviar a Ma

nuel de aprendiz a la zapatería ; pero le qu edabala esperanza de que el muchacho se convencierade que l e convenía más estudiar cualquier cosaque aprender un oficio ; y esta esperanza la hizono decidirs e a ll evar al chico a casa de su

cuñado .

Algún trabaj o costó a Petra convencer a la patrona qu e permitiera estar en casa a Manuel ;pero al fin lo consiguió . Se convino en que el chico haría recados y serviría la comida . Luego ,cuando pasara la época de vacaciones

,seguiría

estudiando .

Al día siguiente de su ll egada , el muchachoayudó a servir la mesa a su madre .

En el comedor se sentaban todos lo s huéspedes

, menos la Boronesa y su niña, presididos por

Page 29:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

30

la patrona, con su cara llena de arrugas , de color

de orejón,y sus treinta y tantos lunares .

El comedor,un cuarto estrecho y largo , con

una ventana al patio,comunicaba con dos angos

tos corredores , torcido en ángulo recto ; fr ente ala ventana se levantaba un aparador de n alnegruc con estantes

,sobre los cuales lu an

baratij as de porcelana y de vidrio , y copassos en hilera . La mesa del centro era tanpara cuarto tan pequeño , que apenas dej abapara pasar por los ext remos cuando se sentabanlos huéspedes .

El papel amarillo del cuarto, rasgado en muchos sitios , os ten taba a trechos círculos negruz

cos , de la grasa del pelo de los huéspedes , que ,echados con la silla hacia atrás , a oyaban el respaldar del asiento y la cabeza en a pared .

Lo s muebles , las sillas de paja , los cuadros, laestera , ll ena de agu j eros , todo estaba en a uelcuarto mugriento , como si el polvo de muc os

años se hubiese depositado sobre los objetosunido al sudor de unas cuantas generaciones dehuésp edes .

De día, el comedor era obscuro ; de noche , loiluminaba un quinqu é de petróleo de sube y ba j aque manchaba el techo de humo .

La primera vez que sirvi ó la mesa Manuel,

obedeciendo las indicaciones de su madre,presi

día la mesa la patrona, según costumbre ; a suderecha se sentaba un_señor viejo , de aspecto cadavé rico , u n

_ señor…muy pul cro, que limpiaba losvago; , y l os-pl a tos cºn la servilleta concienzudamente . Este señor tení á

a"

su lado un frasco con

nu__

y antes de comer comenzó aechar

_l_a, meºi_c_i_na en _el

_vino . A la izqu ierda de

la patrona s e_erguía_ lavizcaina, muj er al ta , grue

sa, de larga,labios abulta

Page 30:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

3 1

encendido ; y al lado de esta dama ,la stadmcomaums apo , estaba doña l £iolante, a

qui en lo sces doña Violente otra

_s_doña Violada_…

Cer7ۇ de_

dñ ña IOlánte se acomodaban sus hij as ; luego , un_£ ura que

un periodista _a quien el_Superhombre, un

j oven muy rubio,muy__delgado y muy serio, los

comisionistas y el tenedor de l ib ros . …

Sirvió Manue l l a se pa , l a t omaron todos loshuésped es

,sorbiéndo la con un desagradabl e re

soplido , y, por mandato de su madre , el muchacho quedó alli

,de p ie . Vinieron después los gar

banzos , que , si no por lo grandes , por lo duroshubiesen podido figurar en un parque de artille

rí a,y uno de lo s huéspedes se perm itió alguna

broma acerca de lo comestible de legumbre tanpetrea ; broma que resbaló por el rostro impas ible de doña Casiana s in hacer la menor huella .

Manuel s e dedicó a observar a los huéspedes .

Era el día siguiente al complot,y doña Violante

y sus niñas estaban hurañas y malhumoradas . Lac_ara

_abo tagada _de doña Viol ante se fruncía a

cada m6fñento , y ey_ _sus ojos saltones y turbios

s e adivinaba una honda preocupación . Celia , lamayor de las hij as

,molestada por las bromas del

cura , com enzó a contestarle violentamente, . maldiciendo_d_e y humano con una rabia y _y_ pintoresco, lo…q uerovocó gr

"

andes -risa s de todos . Irene , la culpale del escándalo

,de la noche anterior

,una mu

chacha de quince a diez y seis años, de cabezagorda, manos y . pies grandes

,cuerpo sin des

arrollo compl eto y ademanes pesadosno hablaba apenas , ni sep araba la vistaConcluyó la comida, y los huéspedes

ron cada uno a su trabajo .[Porj la noche, Manuel

Page 31:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

32

sirvi ó la c ena s in tirar nada ni equivocarse una

vez ; pe ro a los cinco o seis días ya no dada piecon bola .

No se sabe hasta qué punto impresionaron almuchacho los usos y costumbres de la cas a dehuéspedes y la clase de pájaros que en ella vivían ;pero no debieron impres ionarle mucho . Manueltuvo qu e aguantar mientras sirvió la mesa en lo sdí a s posteriores una serie interm inable de ad

vertencias , bromas y cuchufletas .

Mil incidentes,chuscos para el que no tuviera

que sufrirlos , se producían a cada paso : unasveces se encontraba tabaco en la so a , otras carbón ,

ceniza,pedazos de papel de co or en la bo

tella del a ua .

Uno de os comisionistas , que padecía del estómago y se pasaba la vida mirándose la lenguaen el espejo , solía levantarse, furioso, cuando pasaba alguna de estas cosas , a pedir a la dueñaque despachase a un zascandil que hacia tantosdisparates .

Manuel se acostumbró a estas manifestacionescontra su humilde persona

,y contestaba cuando

le reñían con el mayor descaro e indiferencia .

Pronto se enteró de la vida y milagros de todoslos huéspedes , y se hallaba dispuesto a so ltarles

cualquier barbaridad si le fastidiaban demasiado .

—Doña Violante y sus niñas manifestaron porManuel gran simpatía, la viej a sobre todo . Llevaban ya varios meses las tres damas viviendo enla casa ; pagaban poco, y cuando no podían , nopagaban , pero eran fáciles de contentar. Dormíanlas tres en un cuarto interior

,que daba al pa tio ,

del cual venia un olor a leche fermentada,repug

nante, que escapaba del establo del piso bajo .

No tenían en el cubil donde se alber aban sitioni aun para moverse; el cuarto que les abia as ig

Page 32:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

33

nado la patrona,en relación a la pequeñez del

pupilaj e y a la inseguridad del pago , er a un chiscó n obscuro, ocupado po r do s estrechas camas dehierro

,entre las cuales

,en el poco sitio que dej a

ban ambas,se hallaba embutido un catre de tij era .

Allá dormían aquellas galantes damas ; de diaco rreteaban todo Madrid

,y se pasaban la exis

tencia haciendo combinaciones con prestamistas ,empeñando y desempeñando cosas .

Las do s j óvenes , Celia e Irene , aunque madre ehija

,pasaban como hermanas . Doña Violante

tuvo en sus buenos tiempos una vida de pequeñacortesana ; logró hacer sus ahorros , sus provis iones

,allá para el invierno de la vej ez , cuando un

protector anciano le convenció de que tenia unacombinación admirable para ganar mucho dineroen el Frontón . Doña Violant e cayó en el lazo , yel protector la dej ó s in un céntimo . Entonces ,doña Violante volvió a las andadas

,se quedó

medio ciega,y llegó a aquel estado lamentable, al

cual hubiera ll egado,seguramente mucho más

pronto,si en el comienzo de su vida l e diera el

naipe por ser honrada .

De día , la viej a se pasaba casi siempre metidaen su cuarto obscuro

,que olía a establo , a pol

vo s de arroz y a cosmético ; de noche , tenía queacompañar a su hij a y a su nieta

,en paseos , cafés

y teatros,a la busca y captura del cabrito , como

decía el viaj ante enfermo del estómago,hombre

entre humorista y malhumorado .

Celia e Irene,la hij a y la nieta de doña Violan

te , cuando estaban en casa disputaban a todashoras ; quizá esta irritación continua del carácterdependía de lo amontonadas que vivían ; quizá detanto pasar ante lo s ojos de los demás como hermanas llegaron a convencerse de que lo eran

,y,

efectivante, se insul taban y reñían como tales .

Page 33:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

34

Lº único en que concordaban era en asegurarque dºña Violante las estorbaba ; la impedimentade la ciega asustaba a tºdº vie jo libidinoso quese pusiese a tirº de la Irene y de la Celia .

La patrºna dºña Casiana , que veía a la menorºcasión el abandºnº de la ci ega , acºnsejaba maternalmente a las dºs que se a rmasen de paciencia ; dºña Viºlante, al fin y al cabº , nº era cºmºCalipso

, inmºrtal ; perº ellas contestaban que esºde que tuviesen que trabaj ar a tºda máquina paracºmprar ºtingues y jarabes nº les resultaba .

Dºña Casiana agitaba la cabeza cºn melancºo

l ía,pºrque pºr su edad y sus circunstancias se

colºcaba en el lugar de dºña Viºlante , y argumentaba cºn el ej emplº , y decía que se pusieranen el casº de la abuela ; perº ninguna de ellas sedaba por cºnvencida .

Entºnces la patrºna les acºnsej aba que se mirasen en su espejº . Ella

,según aseguraban

,ba o

desde las alturas de la cºmandancia (su mari ºhabía sidº comandante de carabinerºs)hasta lasmiserias del patrºnatº de huéspedes

,resignada ,

cºn la sºnrisa del estoicismo en lºs labiºs .

Dºña Casiana sabía lº que es la resignación,

y nº tenia en esta vida más consuelos que unºscuantºs tºmºs de nºvelas pºr entregas

,dºs º tres

folletines y un líquidº turbiº fabricadº m isteriosamente pºr ella misma cºn agua azucarada yalcºhºl .Este líquidº lº echaba en un frascº cuadradº

de bºca ancha, en cuyº in teriºr pºnía un trºncºgruesº de anís, y lº guardaba en el armariº de sualcºba .

Algunº que hizº el descubrimientº del frasco,

con su rama negra de anís,lo cºmparó cºn esºs

en dºnde suelen cºnservarse fetºs y ºtras porquerías pºr el estilº, y desde entºnces , cuandº la

Page 35:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

36

El cuartº aquel de dºña Viºlante y de sus ní

ñas era infecto ; cºlgaban en las escarpias clavadas en la pared trapajos sucios , y , entre la faltade aire y la mezcolanza de ºlºres que allí había ,se fºrmaba un tutº capaz de marear a un buey .

Manuel escuchaba las histºrias de dºña Violante con verdadera fruición . Sºbre tºdº , en lºscºmentariºs era dºnde la viej a estaba más graciosa .

— Pºrque , hij º , créelo —le decía una muj erque tenga buenºs pechºs y ue sea así cachondºna — y la vieja daba una c upada al cigarrº yexplicaba cºn un gestº espres ivº lº que entendíapºr aquella palabra

,nº menºs expresiva siem

pre se llevará de calle a lºs hºmbres .

Dºña Viºlan te sºlía cantar canciºnes de zarzuelas españolas y de operetas francesas , que aManuel le prºducían una tris teza hºrrible . Sin saber pºr qué

,le daban la impresión de un mundº

de placeres inasequible para él . Cuandº ºía adºña Viºlante cantar aquellº de E l juramentº

Es e l desdén espada de dºble fi lº :uno mata de amores , ºtrº , de ºlvidº .…

se figuraba salºnes, damas , amºres fáciles ; perºmás que es tº , aun le daba una impresión d e tristeza los valses de La Diva y de La g ran Duquesa .

Las refl exiºnes de dºña Viºlante abrían lºsºjºs a Manuel ; perº tantº cºmº ellas colaboraban en este resultado las escenas que diariamente ºcurrían en la casa .

Era también buena profesºra una sºbrina dedoña Casiana, de la edad pºcº más º menºs deManuel, una chiquilla flaca, esmirriada , de tanmala intención , que siempre estaba tramandocomplots en cºntra de alguien .

Page 36:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

3 7

Si l e pegaban nº derramaba una lágrima ; sºlíabajar a la pºrtería cuandº el chicº de la porteraestaba sºlº

,lo cºgía pºr su cuen ta y l e pellizcaba

y le daba puntapiés,y de esta manera s e vengaba

de lºs porrazos que ella había recibidº .

Después de cºmer , casi tºdºs lºs huéspedesiban a sus ºcupaciºnes ; l a Celia y la Irene , enunión de la vizca ina , tenían el gran hºlgºriºpiando a las muj eres de casa de la Isabelºna , lascuales sºlían asºmarse al balcón y hablaban y sehacían señas cºn lo s vecinºs . Algunas vecesaquellas pºbres odaliscas de burdel nº se contemtaban con hablar

,y bailaban y enseñaban las

pantorrillas .

La madre de Manuel,cºmº siempre, estaba pen

sando en el cielº y en el infiernº ; nº se preºcupaba gran cºsa de las pequeñeces de la tierra ynº sabía apartar al chicº de espectáculºs tanedificantes . El prºcedimientº educativº de la Petranº cºns is tía mas que en darle algún gºlpe a Manuel y en hacerle leer librºs de ºraciºnes .

La Petra creia ver resurgir en el muchachº al

guno de lºs rasgºs de carácter del maquinista,y

estº le preºcupaba . Quería que Manuel fuesecºmº ella , humilde cºn lºs superiºres , respetuºsº cºn lºs sacerdotes… ; perº , ¡buen sitiº era aquélpara aprender a respetar nada !Una mañana, luegº de cel ebrada la solemne

ceremºnia , en la cual tºdas las muj eres de lacasa salian al pasillº blandiendo el serviciº denºche , se ºyó en el cuartº de dºña Viºlante unestrépitº de gritºs

,lloros

,patatas y vºcifera

ciones .

La patrºna , la vizcaina y algunºs huéspedessalierºn al pasillº a fisgar. De dentrº debierºncºmprender el espionaie , pºrque abrierºn la puerta y siguió la riña en vºz baja .

Page 37:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

38

Manuel la sºbrina de la pa trºna se quedarºnen el pasil o . Se ºían

gimoteos de la Irene y las

increpaciºnes de la Ce ia y de dºña Viºlante .

Al principio nº se entendía bien lº que decían ;perº se cºnºce que las tres muj eres se ºlvidarºnprºntº de la determinación de hablar ba jº y lasvºces se levantarºn iracundas .

—jAndal ¡Anda a la casa de sºcºrrº a e te

quiten la hinchazón! ¡Bribºnal—decía la Ce ia .

—¿Y qué? ¿Y qué?—contestaba la Irene ¿ Qué

estºy preñada? Ya lº Sé . ¿Y qué?Dºña Viºlante abrió la

puerta del asillº cºn

furia ; Manuel y la chica de a patrºna uyerºn , yla vieja salió cºn una camisa de bayeta remendada y sucia y un pañuelº de hierbas anudadº a la

cabeza y se pusº a pasear, arrastrandº las chanclas , de un ladº a otro del cºrredºr.—jCºchinal ¡Más que cºchina! —murmuraba

¡Habrá se vistº la guarra lManuel fué al gabine te

,en dºnde la pa trºna y

la vizcaina charlºteaban en vºz baja . La sºbrinade la patrºna, muerta de curiºsidad , preguntabaa las dos mujeres con irritación creciente :—Pero , ¿po r ué la riñen a la Irene?La patrºna y a vizcaína cambiarºn una º j eada

amistºsa, y se echarºn a reír.—Di —gritó la niña porfiada

,agarrandº de la

tºqmlla a su tía ¿Qué impºrta que tenga esebultº? ¿Quién le ha hechº ese bultº?Entºnces ya la patrºna y la vizcaina no pudic

ron cºntener la carcaj ada,mientras la chiquilla

las m1raba con avidez,tratandº de penetrar el

sentidº de lº que ºía .

—¿Quién le ha hechº ese bul tº? —decía entre

risotadas la vi zcaina Perº,hij a

,si nºsºtras nº

sabemºs quién le ha hechº el bultº .

—Tºdºs lºs huéspedes repitierºn cºn fruición y

Page 38:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

39

entu siasmº la pregunta de la sºbrina de la patrona

,y en cualquier discusión de sºbremesa algún

chusco salía diciendº de imprºvi sº :—Ya veº que usted sabe quién l e ha hechº el

bul tº — y la fras e se acºgía cºn grandes risotadas .

Luegº, pa sadºs unºs días , se habló de una

cºnsulta misteriºsa , celebrada pºr las niñas dedºña Viºlante cºn la muj er de un barberº de lacalle de jardines , especie de prºveedºra de an

gelitos para el limbº ; se dij º que la Irene , al vºlver de la cºnferencia tenebrºsa

,vinº en un cºche

,

muy pálida,que la tuvierºn que meter en la

cama . Lº ciertº fué que la muchacha pasó s in

salir del cuartº más de una semana ; que, al aparecer, su aspecto era de cºnvaleciente , y que elc eñº de la madre y de la abuela se desarrugó pºrcºmpletº .

— Tiene cara de infanticida —d1]0 el cura alverla de nuevo perº es tá más guapa .

Si algº nefando hubº , nadie pºdría asegurarlo ;prºntº se ºlvidó lº ºcurridº ; a la niña se l e presentó un prºtectºr ricº

,al parecer

,y, en cºnme

mºración de tan fausto acºntecimientº , lo s huéspedes participarºn del albºrºque . Después decenar

,se bebió cogna c y aguardiente ; el cura

tºcó l a guitarra ; l a Irene bailó sevillanas , cºnmenºs gracia que un albañil , según dijº l a patrona ; el Superhombre cantó unºs fados aprendidos en Pºrtugal , y la vizcaina , pºr nº ser menºs ,se arrancó cºn unas malagueñas

,que lº mismº

podian ser can te flamencº que salmºs de David .

Sólº el estudiante rubiº, con sus ºjºs de ace

rº,nº participaba de la juerga

,embebidº en sus

pensamientºs .

—Y usted , Rºbertº — l e dij º la Celia varias veces ¿nº canta ni hace usted nada?

Page 39:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

40

—Yº, nº —replícó él, fríam ente .

Nº tiene usted sangre en las venas .

El j ºvencitº la cºntempló un mºmentº , se en

cogió de hºmbrºs cºn indiferencia , y en sus la

1biº

spálidºs se marcó una sºnrisa de desdén y de

ur a .

Luego , cºmº acºntecía casi siempre en lasfrancachelas de la casa de huéspedes , un chuscº se pusº a darle a la ca j a de música del pasillº, el ¡ Gentil pastºr» de La Mascota y el val sde Diva brotaron cºnfusºs ; el Superhombrey Celia dierºn unas vueltas de val s concluyerou cantandº tºdºs una habanera , hasta queS

I'cansaron y se marchó cada mºchuelº a su

º rvº.

Page 40:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CA P Í TU LO IV

¡OH, EL AMOR , EL AMOR! QuE HACE DON TELMO?

¿QUIEN ES DON TE LMO? EN EL CUAL EL ESTUDIANTE Y DON TELMO TOMAN CIERTAS PROPORCIONES

NOVELESCAS .

la barºnesa apenas se la veía en casa, excep tº en las primeras hºras de la mañana

y de la nºche . Comia y cenaba fuera . A creer a lapatrºna

,era una trapisºndista , y tenía grandes

alternativas en su pºsición , pues tan prºntº semudaba a una casa buena y ll evaba cºche cºmºdesaparecía variºs meses en el cuartuchº infectode una casa de pupilºs barata .

La hij a de la Barºnesa , una niña de unºs dºcea catºrce añºs , nº s e presentaba nunca en el cºmedor ni en el pasillº ; su madre la prºhibía tºdacºmunicación cºn los huéspedes . Se llamaba Kate .

Era una muchacha rubia, muy blanca y muy bºnita . Sólº el estudiante Rºbertº hablaba cºn ellaalgunas veces en inglés .

El muchachº miraba a la chiquilla cºn entu

s iasmº.

Aquel veranº debió de terminar la mala rachade la Barºnesa , pºrque cºmenzó a hacerse rºpa

y se preparó a mudarse de casa .

Page 41:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

42

Durante unas semanas iban tºdºs lºs días unacosturera y una aprendiza cºn tra j es y sombrero s para la Barºnesa y Kate.Manuel

,una nºche , vió pasar a la aprendiza de

la costurera con una caj a grande en la manº, yse sintió enamoradº .

La s igió de lejºs cºn gran miedº de que lº vi era . Mientras iba tras ella , pensaba en lº que se letendría que d ecir a una muchacha asi, al acºmpañarla . Había de ser una cºsa galante , exquisita ;llegaba a supºner que estaba a su ladº y torturaba su imaginación ideando frases y girºs , y nº sele ºcurrían mas que vu lgaridades . En estº, laaprendiza y su caj a se perdierºn entre la gente ynº vºlvió a verlas .

Fué para Manuel el recuerdº de aquella chiqu il la cºmº una música encan tadºra , una fantasía,base de ºtras fantasías . Muchas veces ideaba histºrias , en que él hacía siempre de hérºe laaprendiza de herºína . En tantº que Manue lamentaba lºs rigºres del destinº , Rºbertº , el estudiante rubiº , se dedicaba también a la melancºlia , pensandº en la hij a de la Barºnesa . Algunasbrºmas tenía que sufrir el estudiante

,sºbre tºdº

de l a Celia, que, según malas len nas , trataba dearrancarle de su habitual frialda pero Rºbertºnº se ºcupaba de ella .

Días después , un mºtivº de curiºsidad agitóla casa .

Al vºlve r de la calle lºs huéspedes,se saluda

ban en brºma unºs a otrºs,diciéndose, a mane

ra de santº y seña: ¿Quién es dºn Telmº? ¿Quéhace dºn Telmº?Un día es tuvº el delegadº de pºlicía del distri

to hablandº en la c asa cºn dºn Telmº,y alguien

ºyó º inventó que s e ºcuparºn lºs dos del célebre crimen de la calle de Malasaña . La expecta

Page 43:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

44

tº ; ensayaron una pºrción de llaves hasta abrirla puerta

,y se encºntrarºn dentrº cºn que nº

había mas que un armariº cºn un cerrºjº de seguridad formidable .

La vizcaína y Rºbertº, el estudiante rubiº , rechazarºn aquella campaña de espiºna j e . El Su

perhombre , el cura , los comisionis tas y las muj eres de la casa inventarºn qu e la vizcaina y el e studiante eran aliadº s de don Telmº , y , probablemente , cómpl ices en el crimen de la calle de Malasaña .

— Indudablemente —d i jo el Superhombredºn Telmº mató a dºña Celsa Nebºt; la vizcaina

fué la que regó el cadáver cºn petróleº y le pc 6fuegº , y Rºbertº el que guardó las alhajas en %acasa de la calle de Amaniel.—jEse páj arº frito! —repl icaba la Celia ¿Qué

va hacer ése?—Nada , nada ; hay que seguirles la pi sta —d ij o

el cura .

—Y p edirl e dinerº al viej º Shylock —añadióel Superhombre .

Aquel espiºnaj e , ll evadº entre brºmas y veras ,terminó en dis cusiºnes y disputas

,y,a cºnse

cuencia de ellas, se fºrmarºn dos grupºs en lacasa : el de los sensatos, cºnstituídº pºr lºs trescriminales la atrona , y el de lºs insensatos , endºnde se a ista an tºdºs los demás .

E sta limitación de campºs hizº que Rºbertº ydºn Telmº intimaran, y que el estudiante cambiara

_de sitiº en la m esa y se sentara juntº alV iejº .

Una nºche, después de cºmer, m ientras Manuelrecºgía de la mesa lºs cubiertºs

, lo s platºs ycºpas , hablaban dºn Telmº y Rºbertº.

El estudiante era un razºnadºr dºgmá ticº,secº, rectilíneº, que nº se desviaba de su puntº

Page 44:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

45

de vista nunca ; hablaba pºco, perº cuandº l o hacia , era de un mºdº sentencioso .

Un día,discutiendº si lo s j óvenes debían º nº

ser ambiciºsºs y preºcuparse del pºrvenir, Rºbertº aseguró qu e era lº primerº que debia hacer unº .

Pues usted nº lº hace — d 0 el Superhºmbre .

Tengº el cºnvencimientº absºlutº —cºntes

tó Roberto de que he de llegar a ser millºnariº .

E stºy cºnstruyendº la máquina que me llenará dedinerº .

El Superhombre , que se las echaba de mundanº y de cºrridº

,se permitió

,al ºir estº

,una bro

ma desdeñºsa acerca de las facultades de Rºbertº , y éste l e replicó de una manera tan viºlenta ytan agresiva

, que el periºdista se descompuso ybalbuceó una pºrción de excusas .

Luegº,cuandº quedarºn sºlºs dºn Telmº y

Rºbertº en la mesa,siguierºn hablandº

,y del

tema general de Si los j óvenes debían º nº serambiciºsºs

,pasarºn a tratar de las esperanzas

que el estudiante tenia de ll egar a ser millonario .

—Yº estºy cºnvencidº de que lº seré — dij o elmuchacho En mi familia han abundado las persouas de gran suerte .

— Eso está muy bien,Rºbertº —murmuró el

viejº perº hay que saber cómº se hace unº

ricº .

—No crea usted que mi esperanza es ilusoria ;yº tengº que h eredar, y nº pºca cºsa ; tengº queheredar lºs cimientºs demi ºbra y el andamiaj e están hechºs ; ahºra elcasº es que necesitº dinerº .

En el rºstrº de dºn Telmº se pintó una expresión de sºrpresa desagradable .

Page 45:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

46

—No tenga usted cuidado repl icó Robertonº se lº vºy a pedir.—Hijº míº , si yo tuviera se lº daría cºn mu

cho gustº y sin interé s . A mi se me cree millºnariº .

—No ; ya le digº a usted que nº tra tº de sacarle ni un céntimº ; lº únicº que le pediría a ustedsería un cºnsejº .

—Hable usted,hable usted ; le escuchº cºn ver

dadera atención —repuso el vie jº, apºyandº uncºd º en la mesa .

Manuel,que recºgía el mantel , aguzó lºs

ºídºs .En aquel instante entró en el cºmedºr unº de

lºs comisionistas ,yRºbertº , que se preparaba a

cºntar algº,se cal ó y cºntempló al intrusº cºn

impertinencia . Era un tipº aristºcrá ticº el del esindiante

,de pelº rubiº, espeso y peinadº para

arriba, bigºte blancº, cºmº si fuera de plata ; lapiel

,algº curtida pºr el sºl .

¿iNº sigue usted? — le dijº dºn Telmº.

º —replicó el estudiante, m irandº al cºmisionista pºrque nº qui erº que nadi e s e en t erede lº que yº hablº .

—Ven a usted a m i cuartº —repuso dºn Telmo a li hablaremºs tranquilamente . Tomaremºs café en mi habitación . ¡Manuel ! —dij o después vete pºr dos ca fés .

Manuel, que tenía un gran interés en ºír lº quecºntaba el estudiante

,salió a la calle disparadº .

Tardó en vºlver con las cafeteras más de uncuartº de hºra

,cºn lº que supusº que Rºbertº

habría terminadº su narración .

Llamó en el cuartº de dºn Telmº y se preparó atardar el mayºr tiempº pº sible allí

,para ºír tºdº

lº que pudiese de la cºnversación. Limpió el velador del cuartº de dºn Telmº cºn un pañº.

Page 46:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

47

Y cómº averiguó usted esº —preguntabadºn elmº si nº lº sabía su familia?

Pues de una manera casual — repl icó el estudiante Hará dºs añºs pºr esta épºca quis e

yº hacer un regalillo a una hermana , que es ahij ada mía

,y a quien le gusta muchº tºcar el pianº,

y se me ºcurrió,tres días antes de su santº , com

prar dºs óperas , encuadernarlas y enviárselas .

Yº quería que encuadernasen el l ibrº en segu ida ,perº en las tiendas dºnde entré me dij erºn que nºhabía tiempº ; iba cºn mis óperas baj º el brazºpºr cerca de la plaza de las Descalzas , cuandºveo en la pared trasera de un cºnventº una tiendecilla muy pequeña de encuadernador, cºmº unacºvachuela , cºn escaleras para baj ar. Preguntº alhºmbre

,un viej º encorvado

, Si quiere encuader

narme el librº en dºs días , y me dice que si .

Buenº —l e digo pues yº vendré dentrº de dºsdías .

—Se lº enviaré a usted ; deme usted sus señas Le dºy mis señas y me pregunta el nombre. Rºbertº Hasting y Núñez de Letona .

—¿Es

usted Núñez de Letona? —me pregunta,mirando

m e cºn curiºsidad .— Sí

,señor. —¿Es usted ºriun

dº de la Riºja? — S í , ¿y qué? —l e digº yº , fastidiado cºn tanta pregunta Y el encuadernador

,

cuya muj er es Núñez de Letona ºriunda de laRiºj a , me cuenta la histºria és ta que le he dichº austed. Yº , al principiº, lº tºmé a brºma ; luegº, alcabº de algún tiempº

,escribí a m i madre

,y me

cºntestó que s i , que recºrdaba algº de tºdº estº.

Dºn Telmº paró la vista en Manuel .—¿Qué haces tú aquí? —l e pre ntó Anda

fuera ; nº quierº que vayas cºntan º

—Yº nº cuentº nada .

— Bueno , pues má rchate .

Salió Manuel , y dºn Telmº y Rºbertº siguierºnhablandº . Lºs huéspedes interrogaron a Manuel

,

Page 47:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

48

perº éste nº quisº decir nada . Se había decididºpºr el bandº de los sensatos .

Cºn esta amistad del viejº y el estudiante elserviciº de espías siguió funciºnandº . Unº de lºscomisionistas averiguó que dºn Telmº celebrabacºntratºs de retroventa y se dedicaba a pres tardinerº sºbre casas y muebles y a ºtrºs negºciºsusurarios .

Algu ien le viº en una rºpavejería del Rastrº,que prºbablemen te sería suya , y se inventó queen su cuartº guardaba mºnedas de ºrº y que denºche jugaba cºn ellas encima de la cama .

Se supº también que don Telmº iba a visitarcºn alguna frecuencia a una muchacha muy elegante y guapa , según unºs querida suya , y, segúnºtros, su sºbrina.

Al siguiente domin 0 , Manuel sºrprendió unacºnversación entre e viej º y el estudiante . En

un cuartº ºbscurº había un mºntante ue daba ala habitación de dºn Telmº, y desde a li se pusºa ºír.

—¿De manera que se niega a dar más datºs?

—preguntaba dºn Telmº .

— Se niega en absºlutº —decía el estudiantey él me aseguró que el que nº apareciera el nombre de Fermín Núñez de Letona en el librº parroquia] era cºnsecuencia de una falsificación ; queestº lº mandó hacer un tal Shapier

,agente de

Bandºn ,y que luegº los curas se aprºvecharºn

para apºderarse de unas capellanias . Yº tengº lacertidumbre de que el pueblº en donde nació Fermín Núñez fué Arnedº º Autºl .Don Telmº cºntemplaba aten tamente un pliegº

de papel grande : el árbºl gen ealógi cº de la familia de Rºbertº .

—¿Qué caminº cree usted que debía segu ir

— preguntó el estudiante .

Page 48:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

49

—Necesita usted dinerº ; perº ¡es tan difícil enc ºntrarlº! —murmuró el viejº ¿Pºr qué nº se

casa usted?Y qué adelantaría?ºn una mu j er rica es lº que

Aquí dºn Telmº se pusº a hablar en vºz baja ,y tras breves palabras se despidieron lºs dºs .

El espiºnaj e de lºs huéspedes se hizº tan fastidiºsº para lºs espiados

,que la vizca ina y dºn

Telmo advirtierºn a la patrºna qu e se marchaban . La desºl ación de dºña Casiana al saber sud ecisión fué grandísima ; tuvº que recurrir variasveces al armariº y de dicarse a lºs consuelos dellíquidº fabricadº pºr ella .

Lºs huéspedes,cºn la fuga de la vizcaina y

dºn Telmº,s e encºntraron tan chasqueados

,

que ni lºs líºs de la Irene y la Celia,ni lºs cuen

to s del cura dºn jacintº , que ex agerº la nºtasºez, bastarºn para sacar de su mutismo a lagente .

El tenedºr de librºs , un hºmbre ictérícº , de carachupada y barba de judíº de monumentº , muy silenciºsº y tímidº , que había rotº a hablar intrigado pºr las cábalas ideadas y fantaseadas sºbrela vida de dºn Telmº

,se fué pºniendº cada vez

más amarillº de hipºcºndría .

La marcha de dºn Telmº la pagarºn el estudiante y Manuel . Cºn el estudiante no se atrevían mas que a darle brºmas acerca de su complicidad cºn el viej º y la vizca ina ; a Manuel l echillaba tºdº el mundº

,cuandº nº l e daban algún

puntapié .

Unº de lo s comisionistas , el enfermº del estómagº , exasperado pºr el aburrimientº, el calºr ylas malas diges tiºnes ,nº encontró ºtra distracciónmas que insultar y reñir a Manuel mientras ésteservía la mesa, viniera º nº a cuentº .

Page 49:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

50

¡Anda, gan erºl —l e decía ¡Lástima de lacºmida que te anl ¡Calamidadl

Esta cantinela , unida a ºtras del mismº génerº,

cºmenzaba a fastidiar a Manuel . Un día el cºmisiºnista car 6 la manº de insu l tºs y de im rº

periºs sºbre anuel. Le habían enviadº al c ¡cº

pºr dºs cafés , y tardaba muchº en vemr cºn elserviciº ; precisamente aquel día nº era suya laculpa de la tardanza , pues le hicierºn esperarmuchº.

—Te debían pºner una albarda, ¡imbécil!—gritóel cºmisiºnista al verle entrar.—No será usted el que me la pºnga —Ie cºn

testº de mala manera Manuel , cºlºcandº las taza s en la mesa .

%Qu e nº? ¿Quieres verlº?

El com isiºnista se levantó y le pegó un puntapié a Manuel en una canilla

,que le hizº ver las

estrellas . D ió el muchachº un ritº de dºlºr, y,furiºsº

,agarrandº un platº

,se º tiró a la cabeza

del cºmisiºnista ; éste se agachó ; cruzó el prºyectil el cºmedºr

,rºmpió un cristal de la ventana

Ey

cayó al patiº,rºmpiéndºse allí cºn estrépitº . I

cºmisiºnista cºgió una de las cafeteras llenas decafé con leche

dy se la tiró a Manuel , cºn tantº

aciertº, que l e ió en la cara ; bramo el chicº , cegado pºr la ira y el café cºn leche, se lanzó sºbresu enemigº, lº arrincºnó , y se vengó de sus insultos y de sus gºlpes cºn una serie inacabable depuñetazºs y patadas .—jQue me mata! ¡Que me matal — chillaba el

cºmisiºnista cºn unºs gritºs de muj er.—¡Ladrón l ¡Mºrral ! —voci feraba Manuel em

pleandº el repertºri º de insultºs más escºgidº dela calle .

El Superhombre y el cura su j e taron pºr lºs

Page 51:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

52

si tiº rarº pºr barri ºs bajºs dºnde hayagente

, avi same : iré cºntigº.

Le avi sará a usted, nº tenga ustedBuenº. Hasta la vista . ¡Adiós!Rºbertº l e dió la manº a Manuel , y éste la es

trechº muy agradecidº.

Page 52:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

S E G U N D A P A R T

CAPÍTULO PRIMERO

LA REOENERACION DEL CALZADO Y EL LEÓN DE LA ZA

pATERIA.— EL PRIMER DOM INGO ,

— UNA E SCAPATORIA .

EL aBIZCO » Y su cuADRILLA.

L madrileñº que alguna vez, por casualidad ,

se encuentra en lºs barriºs pºbres próximºsal Manzanares

,hallase sºrprendidº ante el espec

tá culº de miseria y sºrdidez, de tristeza e incultura que ºfrecen las afueras de Madrid cºn sus rºndas miserables

,ll enas de pºlvº en veranº y de

lºdº en invierno . La cºrte es ciudad de _cqntrastpresenta luz fuerte al ladº de sºmbra obs

cura ; vida refinada , casi eurºpea, en el centrºvi da africana

,de aduar, en lo s suburbiºs . Hace

unºs añºs,nº muchºs

,cerca de la rºnda de Se

govia y del Campillº de Gil Imºn,existía una

casa de sºspechºsº aspectº y de nº muy buenafama , a juzgar pºr el rumºr públicº . El ºbservadorEn este y ºtrºs párrafºs de la misma calaña

tenía yº alguna esperanza , pºrque daban a minºvela ciertº aspectº fantasmagó r ico y misteriosº; perº mis amigºs me han cºnvencidº de que

Page 53:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

54

suprima los tales párrafºs , pºrque dicen que enuna nºvela parisiense estarán bien , perº en unamadrileña

,nº ; y añaden , además , que aqui nadie

extravia,ni aun queriendº ; ni hay ºbservadºres ,

ni casas de sºspechºsº aspectº, ni nada . Yº, resignado

,he suprimidº esºs

¿>á rra fºs , pºr lºs cua

les esperaba llegar algún ía a la Academia Es

pañºla , y sigº con m i cu entº en un lenguaj e máschabacano .

Sucedió,pues

,que al día siguien te de la bron

ca en el cºmedºr de la casa de huéspedes , la Petra

,muy de mañana , despertº a Manuel y le man

dó vestirse .

Recºrdó el muchachº la escena del día anteriºr; la cºmprºbó, llevándºse la manº a la frente ,pues aun le dºlían los chichones , y pºr el tºnº desu madre cºmprendió que persistía en su resolución de llevarl e a la zapatería .

Lue o que se hubº vestidº Manuel sal ie rºn madre e 110 de casa y entrarºn en la buñºlería atºmar una taza de café cºn leche . Ba j aron después a la calle del Arenal , cruzarºn la pl aza deOriente , y pºr el Viaductº , y luegº pºr la calle delRºsariº, sigu iendº a lº largº de la pared de uncuartel

,llegarºn a unas al turas a cuyº pie pasa

ba la rºnda de Segºvia . Ve iase desde allá arribael campº amarill entº que se extendía hasta Getafey Villaverde , y lºs cementeriºs de San Isidrº cºnsus tapias grises y sus cipres es negrºsDe la rºnda de Segovia, que recºrrie rºn en cor

to trechº , subierºn pºr la escalinata de . la calle delAguila , y en una casa que hacia est1uina al Campillo de Gil Imºn se detuvierºn .

Había dºs zapa terías , ambas cerradas , una enfrente de la ºtra ; y la madre de Manuel , que nºrecºrdaba cuál de las dos era la de su pariente ,preguntº en una taberna .

Page 54:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

55

La del señor Ignaciº es la de la casa grande — contestó el tabernero Creº que el zapaterº vinº ya , perº aun nº ha abiertº el almacén .

Madre e hij º tuvierºn que esperar a que abrieran . Nº era la casa aquélla pequeña ni de malaspectº ; perº parecia que tenía unas ganas a trº

ces de caerse,pºrque ºstentaba , aquí s i y allí tam

bién,descºnchaduras , aguj erºs y tºda clase de

cicatrices . Tenía pisº baj º y principal,balcºnes

grandes y anchºs cºn lºs barandados de hierrºcarcomidos pºr el ºrin , y los cristales , pequeñºs yverdes

,suj etºs cºn l is tas de plºmº .

En el pisº baj º de la casa,en la parte que daba

a la calle del Aguila,había una cºchera , una car

pinteria , una taberna y la zapaterí a del parientede la Petra . Este establecimientº ten ía sºbre lapuerta de entrada un rótulº que decía

<<A LA REGENERACIÓN DEL CALZADO»

El historiógrafo del pºrvenir segurament e encºntrará en este letrerº una prueba de lº extendida que estuvº en algunas épºcas cierta idea deregeneración naciºnal , y nº le asºmbrará que esaidea

,que cºmenzó pºr querer refºrmar y regene

rar la Cºnstituciºn y la raza españºla,concluyera

en la muestra de una tienda de un rincºn de lºsbarriºs baj ºs , en dºnde lº únicº que se hacía erarefºrma r y regenerar el calzadº .

Nosºtrºs no negaremos la influencia de esateºría regeneradora en el dueñº del establecimientº A la reg enera ción del ca lzadº; perº tenemºs que s eñalar que este rótulº presuntuoso fuépuestº en señal de desafíº a la zapatería de en

frente, y también tenemºs que dar fe de que habíaSidº cºntestadº pºr ºtrº aun más presuntuoso .

Una mañana los de A la r eg enera ción de] ca l

Page 55:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

56

zado se encºntrarºn anonadados al ver el rótulode la zapatería rival . Se trataba de una hermºsamuestra de dos metrºs de larga , cºn este letre rº :

a EL LEÓN DE LA ZAPATERIA»

Estº aun era tºl erable ; perº lº terrible , lº ani

quilador, era la pintura que en mediº ºstentabala muestra . Un hermºsº león amarillº cºn carade hºmbre y melena encrespada , puestº de pie ,tenía entre las arras delanteras una bºta , a l parecer, de charo€Debajº de la pintura se leía lºsi niente : La rºmp erá s , p ero no la descoserá s.

ra un lema abrumadºr: ¡Un león (fiera) tratando de descoser la bºta hecha pºr el Leºn

Sza

pateria), y s in pºderlº cºnseguir! ¡Qué humi lación para la fiera ! ¡Qué triunfº para la zapatería !La fiera, en este casº, era A la r eg enera ción decalzado, que había quedadº , cºmº suele decirse ,a la altura del betún .

Además del rótulº de la tienda del señºr Ignaciº

,en unº de lºs balcºnes de la casa grande ha

bía un bustº de muj er, de cartón prºbablemente ,y un letrerº debajº : P erfecta Rui z; se p einan señora s; a los ladºs del pºrtal , en la pared , colgaban variºs anunciºs , indignºs de llamar la atención del historiógrafo antes menciºnadº

,y en lºs

cuales se ºfrecían cuartºs baratºs cºn cama y sincama , memorialistas y costureras . Sºlº un cartel

,

en dºnde estaban pegadºs hºrizºntal,vertical y

oblicuamente una porción de figurines recorta

go

g, merecía pasar a la histºria pºr su laconismo ;

e a :

aMODA PARISIEN. ESCORIHUELA,SASTRE»

Manuel , que nº se había tºmadº el trabajº deleer tºdºs estºs rºtulºs, entrº en la casa pºr una

Page 56:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

57

puertecilla que había al lado del portalón de lacºchera

,y siguió pºr un cºrredºr hasta un patiº

muy suciº .

Cuandº salió a la call e habian abiertº la zapatería . La Petra y el chicº entrarºn .

—¿No está el señºr Ignaciº? — preguntó ella .

—Ahora viene — cºntestº un muchacho queamontºnaba zapatºs viej ºs en el centrº de latienda .

— Dígale usted que está aquí ¿su prima , ;la Petra .

Saliº el señºr Ignaciº . Era unv

hºmbre de unºscuarenta a cincuenta añºs

,secº y enjuto . Cº

menzarºn hablar la P etra y él,mientras e l mucha

cho y un chiquillº seguían amºntºnandº lºs za

patos viej ºs . Manuel les miraba,cuandº el mºzº

le dijº :—¡Anda , tú , ayuda !

Manuel hizº lº que ellºs,y cuandº terminarºn

lo s tres,esperarºn a que cesaran de hablar la Pe

tra y el señor Ignaciº . La Petra cºntaba a su primo la última hazaña de Manuel , y el zapaterº escuchaba sºnriendº . El hºmbre nº tenía trazas demala persºna ; era rubiº e imberbe ; en su labiºsuperiºr sºlº nacían unºs cuantos pelºs azafra

nados . La tez amarilla , rugºsa , lo s surcºs profundºs de su cara

,el aire cansadº

,l e daban as

pectº de hºmbre débil . Hablaba cºn cierta vaguedad irónica .

Te vas a quedar aquí —l e dij º la Petra a Ma

— Bueno .

Este es un barbian — exclamó el señºr Ignaciº ,riendº se cºnfºrma prºntº .

—Si ; éste tºdº lº tºma cºn calma . Perº,mira

=añadíº, dirigiéndºse a su hnº si yº sé quehaces alguna cºsa cºmº la de ayer

,ya verás .

Se despidió Manuel de su madre .

Page 57:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

58

¿Has estado muchº tiempº en ese pueblº deSºria cºn mi primº? —l e preguntó el señºr lgnaciº .

—Dºs añºs .

—Y qué, ¿ alli traba jabas muchº?

Allí nº trabajaba nada .

—Pues hijo,aquí nº tendrás más remediº .

Anda,siéntate a trabaj ar. Ahí tienes a tus primºs

añadió el señºr Ignaciº , mºstrandº al mºzº yal chiquillº Estºs también sºn unºs guerrerºs .

El mºzº se llamaba Leandrº , y era rºbus tº ; nºse parececía nada a su padre : tenía la nariz y loslabiºs gruesºs

,la exmes ió n testaruda y varºnil ;

el ºtrº era un chicº de la edad de Manuel , del

gaálu

l

cho ,esbeltº, cºn cara de pillº , y se llamaba

Vi aSe sentarºn el señºr Ignaciº y lºs tres mucha:

chºs alrededºr de un tajº de madera , tºm adºpºr un trºncº de árbºl cºn una gran muesca . Eltrabaj º cºnsistía en desarmar y deshacer bºtas yzapatºs viejºs , que en grandes fardºs , atadºs demala manera , y en sacºs , cºn un letrerº de papelcºsidº a la tela , se veían pºr el almacén pºr todas partes . En el taj º se cºlºcaba la bota destinada al descuartizamien tº ; alli se l e daba un 01

pe º variºs cºn una cuchilla , hasta cºrtarle e tacºn ; después, cºn las tenazas , se arrancaban lasdistintas capas de suela ; cºn unas tij eras se quitaban los bºtºnes y tirantes

,y cada cºsa se echa

ba en su e5puerta cºrrespºndiente : en una,lºs

tacºnes ; en ºtras , las gºmas , las cºrreas , las hebillas .

A estº había descendidº La reg en era ción delca lzadº: a justificar el títulº de una manera bastante dististinta de la pensada pºr el que lº usº .

El señºr Ignaciº , maestrº de ºbra prima , abi atenidº necesidad , por falta de traba jº, de aban

Page 59:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

60

ra mejºr. Esº s i, s i él fuera del Gobiernº, ex pulsaría a tºdºs lºs frailes y mºnjas , pºrque sºncºmo la sarna , que viven mejºr cuantº má sdébil se encuentra el que la padece . A estº ar

gu

yº Leandrº , el hijº mayºr, diciendº que a

fra il es,mºnjas y demás morralla lº mejºr era

degollarlos,cºmº se hace cºn los cerdºs , y que

respectº a lºs curas , fuesen catºlicºs , pro testantes º chinºs , aunque nº hubiera ningunº , nº se

perdería nada .

Terciº también la vieja en la conversación, ycºmº para ella, vendedºra de verduras , la li

tica era principalmen te cuestiºn entre verdu erasy guardias municipales , hablº de unmºtín en quelas amables damas del mercadº de la Cebadadispararºn sus hºrtalizas a la cabeza de unºscuantºs guindillas , defensºres de un cºntratistadel mercadº . La s verduleras querían asºciarse , ydespués pºner la ley y fij ar lºs preciºs ; y esº a

ella nº le parecía bien .

— Pºrque ¡qué mºler! — dijo ¿Pºr que l e hande quitar a una el génerº , si quiere venderlº másbaratº? Cºmº si a mi se me pºne en el mºño darlo tºdº de balde .

Pues , nº, señºra — l e replicó Leandro Esºnº está bien .

' Pºr qué nº?Pºrque nº ; pºrque los industriales tienen que

ayudarse, y si usted hace esº, pºngº pºr casº ,impide usted que ºtra venda, y para esº se ha inventado el sºcialismº, para favºrecer la industriadel hºmbre .

— Bueno ; pues que le den dos durºs a la industria del hºmbre y que la maten .

Hablaba la muj er muy cachazuda y sent enciosamente . Estaba su calma mu en perfecta cºnsºnancia con su cºrpachón, deun grosºr y de

Page 60:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

61

una rigidez de trºncº ; tenía la cara carnºsa y detºrp es facciºnes ; las arrugas prºfundas , bºl sasde piel lacia debaj º de lo s ºjºs ; en la cabeza llevaba un pañuelº negrº

,muy ceñidº y apretadº a

las sienes .

Era la señºra ]acºba , así s e llamaba , una muj erque nº debía sentir ni el fríº ni el calºr: veranº einvi ernº se pasaba las hºras muertas sentada ensu pues tº de verduras de Puerta de Mºrºs ; si vendía una lechuga

,desde que el sºl nace hasta que

se pºne , vendia muchº .

Después de cºmer la familia del zapaterº,fue

rºn unºs a dºrmir la Siesta al patiº de la casa, yºtrºs se quedarºn allí en el almacén .

Vidal , el hijº menºr del zapaterº , se tendió enel patiº al ladº de Manuel

,y después de interro

garle acerca de la causa de aquellºs chichonesque apuntaban en la frente de su primº

,l e pre

guntº:

¿Tú habias estadº alguna vez en esta calle?Yº , nº.

—Pºr estºs barriºs se divierte unº la mar.Si ,¿eh?

Ya 0 creº . ¿Tú nº tienes nºvi a?—Yº

,no .

—Pues hay muchas chicas que están deseandºtener aviº .

— ºDe veras?í, hºmbre . En la casa dºnde vivimºs hay

una chica muy bºnita,amiga de mi nºvia . Te pue

des quedar cºn ella .

—Pero vºsºtrºs, ¿no vivís en esta casa?

—No ; nºsºtrºs vivimºs en el arrºyº de Embajadºres ; mi tía Salºmé y mi abuela sºn lasque viven aquí. Perº allá en mi casa se divierteur

;

º ;u¡gachºl las cºsas que me han pasadº a

m a i .

Page 61:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

62

En el pueblº en dºnde he estadº yº —dijoManuel

,para nº dej arse achicar pºr su

había mºntes más altºs que veinte casasEn Madrid también hay la Mºntºña del Prín

cipe Piº.

Perº nº será tan grande cºmº la del pueblº .

¿Que nº? Si en Madrid está tºdº lº mejºr .

Molestaba bastante a Manuel la superiºridadque su primº quería asignarse , hablándole demu j eres cºn el tºnº de un hºmbre ex erimen ta

dº que las cºnºce a fºndº . Después e echar lasiesta y de term inar una partida al mus , en que seenzarzarºn el zapaterº y unºs vecinºs , vºlvi erºne l señºr Ignaci º y lo s muchachºs a su faena decºrtar tacºnes y destripar bºtas . Se cerrº denºche el almacén ; el zapaterº y sus hij ºs se fu erºna su casa . Manuel cenó en el cuartº de la s eñºra]acºba la verdulera , y durm ió en una hermºsacama , que le pareció bastante mejºr que la de lacasa de huéspedes .

Ya acºstadº , pesº el prº el cºntra de su nueva p ºsición sºcial , y, calcu andº si el fi el de labalanza se inclinaría a unº u ºtrº ladº, se quedódºrmidº .

Al principiº , la mºnºtºnía en el trabajº y la sujeción atormentaban a Manuel ; pero prºntº seacºstumbrº a una cºsa y ºtra

,y lºs días le pare

cierºn más cºrtºs y la labºr menºs penºsa .

El primer dºmingº dºrmía Manuel a piernasuelta en casa de la señºra ]acºba , cuandº entróVidal a despertarle . Eran más de las ºnce ; la verdulera , según su cºstumbre , habia salidº al amanecer ara su puestº

,dej andº al muchachº sºlº .

ué haces?—l e preguntó Vidad ¿Pºr quénº te levantas?—Pues ¿ qué hora es?—La mar de tarde.

Page 62:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

63

Se vi stió Manuel de prisa y cºrri endº , y salierºnlºs dos de casa ; cerca , enfrente de la call e delAguila

,en una plazºleta

,se reunierºn a un grupº

de granuj as que jugaban al chito , y ºbservarºnmuy atentºs las peripecias del juegº .

Al mediºdía Vidal l e dijº a su primºHºy vamºs a comer allá .

En vuestra casa?í; anda , vamºs .

Vidal,cuya especialidad eran los hallazgºs, en

contrº cerca de la fuent e de la Rºnda , que estápróxima a la call e del Agu ila , un sºmbrerº decºpa , viej º , de grandes alas , escºndidº el cuitadºen un rincºn

,quizá pºr mºdestia

,y empezó a

darte de puntapiés y a echarlº pºr el altº ; se asoció Manuel a la empresa , y entre lºs dºs ll evarºnaquella reliquia

,venerable pºr su antigii edad,

desde la rºnda de Segºvia a la de Tºledº, y deésta a la de Embaj adºres , hasta dej arla , sin cºpay sin alas

,en mediº del arrºyo . Cometida esta

perv ersidad,Manuel y Vidal desembocaron en el

paseº de las Acacias y _entraron en una casa cuyaentrada mºstraba un arcº sin puerta .

Pasarºn lºs dºs muchachºs pºr una callejuela ,empedrada cºn cantºs redºndºs

,hasta un patiº ,

y después, pºr una de sus muchas escal erillas su

hieron al balcón del pisº primerº,en el cual se

abría una fila de puertas y de ventanas pintadasde azul .—Aquí vivimºs nºsºtros —dij o Vidal

,señalan

do una de aquellas puertas .

Pasarºn adentrº ; era la casa del señºr Ignaciºpequeña : la cºmpºnían dºs alcºbas

,una sala

,la

cºcina y un cuartº ºbscurº . El primer cuartº erala sala , amueblada con una cómºda de pinº , unsºfá , varias sillas de paja y un espejº verde, llenºde crºmºs y de fºtografías

,envueltº en una gasa

Page 63:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

64

rºja.Sº lía la fam ilia del zapaterº hacer de come

dºr este cuartº los dºmingºs , pºr ser el más es

pacioso y el de más luz .

Cuandº llegarºn Manuel y Vidal, hacía tiempºque lºs esperaban . Sentárºnse tºdºs a la mesa , yla Salomé

,la cuñada del zapaterº , se enra º de

servir la cºmida . Manuel nº cºnºcía a la Sa ome.

Era parecidisima a su hermana , la madre de Vidal . Las dºs, de mediana estatura , tenían la narizcºrta y descarada , los ojºs negrºs hermºsºs ; apesar de su semajanza física , las di erenciaba pºrcºmpletº su aspectº : la madre de Vidal, llamadaLeandra

,sucia

,despeinada , astrosa , cºn trazas de

malhumºr, parecía muchº más viej a que la Sa lºmé , aunque nº la llevaba mas que tres º cuatrºañºs . La Salºmé mºstraba en su semblante unaire alegre y decididº .

¡Y lº que es la suertel La Leandra , a pesar deabandºnº

,de su humºr agriº y de su afición

al aguardiente,estaba casada cºn un hºmbre tra

bajadºr y buenº, y, en cambiº , la Salºmé , dºtadade excelentes cºndiciºnes de laboriosidad y buengeniº

,había cºncluidº amontonándose cºn un

gachº entre estafadºr,descuiderº y matón

,del

cual tenía dos hij ºs . Pºr un e5píritu de humildadº de esclavi tud

,unidº a un natural independiente

y bravío,la Salºmé adºraba a su hºmbre , y se en

gañaba a s i misma,para cºnsiderarlº cºmº tre

mendo y bra adº, aunque era un cºbarde y unandul . El be lacº se había dadº cuenta clara dea cºsa , y cuandº le parecía bien , con un ceñº terrible aparecía en la casa y exigía lºs cuartºs quela Salºmé ganaba cºsiendº a máquina

,a cincº

céntimºs las dºs varas . Ella le daba sin pena elprºductº de su penºsº trabaj º

,y muchas veces el

truhán nº se contentaba cºn sacarle el dinerº,

sinº que la zurraba además .

Page 64:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

65

Lºs dºs niños de la Salºmé nº estaban es te díaen casa del señºr Ignacio ; lºs dºmingºs , despuésde pºnerlos muy guapºs y bien vestidºs , su madrelos envi aba a casa de una parienta suya , maestrade un taller

,en dºnde pasaban la tarde .

En la cºmida,Manuel escuchº

,sin terciar en la

cºnversación . Se habló de una de las muchachasde la vecindad que se había idº cºn un chalánmuy ricº

,hºmbre casadº y con familia .

— Ha hechº bien — dij o la Leandra , vaciandº unvasº de vinº .

— Si no sabía que era—¿Qué más da? — contestó la Leandra , cºn aire

indiferente .

—Mucho . ¿A ti te gustaría que una muj er se ll evara tu maridº? — preguntó la Salºmé a su hermana .

—¡Pschl

— Si ; ahºra ya se sabe — interrumpió la madredel señºr Ignacio ¡Si de dºs muj eres nº hay unahonrá !— Bastante se ad elanta con ser honrá — repuso

[la Leandra miseria y Si nº se casarauna

,pºdría una alternar y hasta tener dinerº .

— Pu es nº sé cºmº — replicó la Salºmé .

—¿Cómo? Aunque fuese haciendº la carrera .

El señºr Ignaciº desviº cºn disgustº la vistade su muj er, y el hij º mayºr, Leandrº , mirº a sumadre de un mºdº torvo y severº .

—¡Bahl , eso se dice — arguyó la Salºmé , que

quería discu tir l a cuestión impersonalmenteperº a ti nº te hubiera gustadº que te insultaranpºr tºdas partes .

—¿A mi? ¡Bastante me impºrta a mi lº que di

gan ! — contestó la zapatera ¡Ay, qué leñel Si medicen gºlfa

,y nº sºy gºlfa…,

ya ves : cºrºna deflºres ; y si lº pata .

Page 65:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

66

El señºr Ignaciº se sen tía ºfendidº, y desvió lacºnversación

,hablandº del crimen de las Peñue

las : se trataba de un organillero celºsº que habíamatadº a su querida pºr una mala palabra ; lacuestión apasionaba ; cada unº dió su parecer.Cºncluyó la cºmida , y el señºr Ignaciº , Leandrº ,Vidal y Manuel salierºn a la ga lería a echar lasiesta mientras las mujeres quedaban den trº hablandº .

En el patio , tºdºs lºs vecinºs sacaban el petate fuera

,y,en camiseta

,mediº desnudºs , sentadºs

unºs,tendidºs los ºtrºs , dºrmían en las galerías .

—Anda , tú , vamºs —dij o Vidal a Manuel .Adºnde?

on lºs Piratas . Hºy tenemos ci ta; nºs estarán esperandº .

— Pero ¿ qué piratas?—E l Bizco y esºs .

Y pºr qué lºs llaman así?orque sºn cºmº lºs piratas .

Baj aron Manuel y Vidal al patiº ; salierºn decasa y descendierºn por el arroyº de Embajadºres .

—Pues nºs llaman los Piratas —dij o Vidalde una pedrea que tuvimºs . Unºs chicos del paseo de las Acacias se habían tºm adº cºn palºs

,

y llevaban una bandera españºla,y,entºnces

, yº,el Biz co y ºtrºs tres º cuatrº

,empezamºs cºn

ellºs a pedradas y les hicimºs escapar; y el Cºrretºr

, unº que vive en nuestra casa y que nºsvi ó ir detrás de ellºs

, nºs dijº : a— Pero vºsºtrºs,

¿sºis piratas º qué? Pºrque s i sºis piratas debéislevar la bandera negra» . Y al día siguiente yºcºgí un delantal ºbscurº de mi padre y lº até enun palº y fuimos detrás de los que llevaban labandera españºla, y pºr pºcº nº se la quitamºs ;pºr esº nºs llaman los piratas .

Page 67:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

68

Unas cuantas chiquillas de diez a catºrce añºscharlaban en grupº . El Bizco y Vidal y lºs demáslas ersiguieron pºr el patiº . Cºrrian las chicasme io desnudas , insultándºles y chillandº .

|

E l Biz co cºntó que había fºrzadº algunas deaquellas muchachitas .

—Son tºdas puchereras , cºmº las de la calle

de Ceres —dijo unº de los piratas .

' Hacen pucheros? —preguntó Manuel .í; buenºs pucheros .

Pues ¿pºr qué sºn puchereras?Pu… lº demás —añadió el chicº haciendº un

cºrte de mangas .¡

— Que sºn zºrras , tartamudeó el Bizco Pareces tºntº.

Manuel cºntempló al Biz co cºn despreciº, ypreguntó a su primº :— ' Perº esas chicas?—Ellas y sus madres —repuso Vidal cºn filºsº

fía Casi tºdas las que viven aqui.Salierºn lºs Piratas de la Casa del Cabrerº

,

baj arºn a una hondonada, después de pasar alladº de una valla alta y negra , y pºr en mediºde Casa Blanca desembocaron en el paseº de Yeserías .

Se acercarºn al Depósitº de cadáveres, un pabellón blancº próximº al ríº, cºlºcadº a l cºmienzº de la Dehesa del Canal . Le dierºn vuelta pºrsi veían pºr las ventanas algún muertº

,perº las

ventanas estaban cerradas .

Siguierºn andandº pºr la ºrilla del Manzanares , entre los pinºs tºrcidºs de la Dehesa . El ríºven ía exhaustº

,tºm adº pºr unºs cuantºs hilillºs

de agua negra y de charcºs encima del barrº .

Al final de la Dehesa de la Arganzuela,frente

a un sºlar espaciºsº y rande,limitadº pºr una

valla hecha cºn latas e petróleo , extendidas y

Page 68:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

69

clavadas en pºstes, se detuvº la cuadrilla a cºn

templar el sºlar,cuya área extensa la ºcupaban

carrºs de riegº,barrederas mecánicas , bºmbas de

extraer pºzºs negrºs,mºntºnes de escºbas y ºtra

pºrciºn de menesteres y utensiliºs de la limpiezaurbana .

A unº de lºs ladºs del sºlar se l evantaba unedificiº blancº

,en ºtra épºca iglesia º cºnventº ;

a juzgar pºr sus dos tºrres y el huecº de las campanas abiertº en ellas .

Anduvo la cuadrilla husmeando pºr allí; pasarºn lºs chicos pºr debajº de un arcº , cºn un letrerº

,en dºnde se leía: “Depºsitº de Caballºs Pa

dres » ; y pºr detrás del edificiº con trazas de conventº llegarºn cerca de unas barracas de esterassucias y mugrientas : chozas de aduar africanº

,

cºnstruidas sºbre armazón d e palitrºques ycañas .

El Biz co entró en una de aquellas chºzas y saliº con un edazº l a manº.

Manuel sm 1'

un miecfºh ºrrible .

—Me vºy —dij o a Vidal .—¡Anda —exclamó unº con irºnía

Pues nº tienes tú pºcº sºrullº .

De prºntº ºtrº de los chicºs gritó—A naiarse , que viene gente .

Echaron todºs lo s de la cuadrilla a cºrrer pºrel paseº del Canal .Se veía Madrid envueltº en una nube de pºlvº

,

cºn sus casas amarillentas . Las al tas vidrieras relucían a la luz del sºl pºniente . Del paseº del Canal , atravesandº un —campo de rastrºjº , entrarºntºdºs pºr una callejuela en la plaza de las Peñuelas ; luegº , pºr ºtra calle en cuesta , subieron alpaseº de las Acacias .

Entraron en el Corralºn . Manuel y Vidal,des

pués de citarse cºn la cuadrilla para el dºmingº

Page 69:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

70

sigu iente,subierºn la escalera hasta la galería de

la casa del señºr Ignaciº , y cuando se acerca rºna la puerta del zapaterº ºyerºn gritºs .—Padre está zurrando a la viej a —murmur ó

Vidal Lº que haya hºy que ¡ ama r aquí, pa elgatº . Me marchº a acºstar.—Y yº, ¿ cºmº vºy a la º tra casa?

—pregun tóManuel .—No tienes mas que seguir la Rºnda hasta ll e

gar a la escalera de la calle del Aguila . Nº haypérdida .

Manuel siguió el caminº indicadº . Hacía un ca

lºr hºrrible ; el aire estaba ll enº de pºlvº : jugabanalgunos hºmbres a los naipes a las puertas de lastabernas

,y en ºtras , al sºn de un organillo , baila

ban abrazadºs .

Cuandº llegó Manuel frente a la escalera de lacalle del Aguila

,anochecía . Se sentó a descansar

un ratº en el Campillº de Gil Imón. Veiase desdeallá arriba el campº amarillentº

,cada vez más

sºmbríº cºn la prºximidad de la nºche , y las chimenea s y las casas , perfiladas con dureza en elhºrizonte . El cielº azul y verde arriba se inyectaba de rºjº a ras de la tierra

,se ºbscurecía y to

maba cºlºres siniestrºs , rºj ºs cobrizos , rºj ºs depúrpura .

Asomaban por encima de las tapias las tºrrecitas y cipreses del cementeriº de San Isidrº ; unacúpula redºnda se destacaba recºrtada en el aire ;en su remate se erguia un angelote

,con las alas

desplegadas , cºmº prestº para levantar el vuelºsºbre el fºndo incendiadº y sangrientº de la tarde .

Pºr encima de las nubes estratificadas del crepúsculº brillaba una pálida estrella en una granfranj a verde , y en el vagº hºrizºnte , animadº pºrla úl tima palpitación del día

,se divisaban

, inciertos

,mºntes lej anºs .

Page 70:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO II

EL CORRALON O LA CASA DEL Tíº RILO .

Lºs ODIOS DE VECINDAD .

UANDO la Salºmé term inó su labºr de cºsturay fué a dºrm ir a la calle del Aguila, Manuel

pasó definitivamente a sentar sus reales a la casadel tíº Rilº

,del arrºyº de Embaj adºres . Llama

ban unºs a esta casa la Cºrrala,ºtrºs el Corra

Iºn , ºtrºs la P iltra , y con tantºs nºmbres la des ignaban

,que nº parecía sinº que los inquilinºs se

pasaban hºras y hºras pensandº mºtes para

e a .

Daba el Cºrralón — este era el nºmbre más familiar de la piltra del tíº Rilo al paseº de lasAcacias

,perº nº se hallaba en la línea de este pa

s eo , sinº algº metida hacia atrás . La fachada deesta casa

,baj a

,estrecha

,enjalbegada de cal , nº

indicaba su prºfundidad y tamañº ; se abrían enes ta _fachada unºs cuantºs ventanucºs y agu j erºsa simétricamente cºmbinados , y un arcº sin puerta daba accesº a un callejón empedradº cºn cantºs, el cual , ensanchado después , fºrmaba unpatiº, circunscritº pºr altas paredes negruzcas.

Page 71:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

72

De los ladºs del callejón de entrada subían escaleras de ladrillº a galerías abiertas , que cºrríana lº largo de la casa en lºs tres pisºs , dandº lavuelta al pa tiº . Abríanse de trechº en trechº, enel fºndº de estas galerias , filas de puertas pintadas de azul

,cºn un númerº negrº en el dintel de

cada una .

Entre la cal y lºs ladrillºs de las paredes aso

maban, cºmº huesºs puestos al descubiertº, largueros y travesaños , rodeadºs de tºmizas resecas . Las cºlumnas de las gal erías , así cºmº laszapatas y pies derechºs en que se apºyaban , debían haber estadº en ºtrº ti empº pin tadºs deverde ; perº, a cºnsecuencia de la acción constante del sºl y de la l luvia , ya nº l es quedaban masque alguna que ºtra zºna cºn su primitivº cºlºr.

Hallábase el patiº siempre suciº ; en un ángulºse levantaba un mºntón de trastºs inservibles , cubiertº de chapas de cinc ; s e veían telas puercas ytablas carcomidas, escºmbros , ladrillºs , tejas ycestºs : un revoltij o de mil diablºs . Tºdas las tardes algunas vecinas lavaban el patiº , y cuandºterm inaban su faena vaciaban lºs lebrillos en elsuelº, y lºs grandes charcºs, al secarse, dejabanmanchas blancas y re erºs azules del agua deañil . Sºlían echar tam ien los vecinºs pºr cualquier parte la basura , y cuandº llºvía , cºmº seºbturaba casi siempre la bºca del sumiderº , seprºducía una pestilencia insºpºrtable de la cº

rrupción del agua negra que inundaba el patiº , ysºbre la cual nadaban hºjas de cºl y papelesprmgºsºs .

A cada vecinº le quedaba para sus m enesteresel trºzº de galería que ºcupaba su casa ; por elaspecto de este espaciº pºdía cºlegirse el gradºde miseria º de relativº bienestar de cada familia

,

sus aficiºnes y sus gustºs ,

Page 72:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

73

Aquí s e advertía cierta limpieza y curiosidad : lapared blanqueada

,una j aula

,algunas flºres

.en

pucheretes de barrº ; allá se traslucía ciertº ins tinto utilitariº en las ristras de ajºs puestas a secar,en las uvas cºlgadas ; en ºtra parte , un bancº decarpinterº

,la caj a de herramientas , denunciaban

al hºmbre labºriºsº,que trabaj aba en las hºras

libres .

Perº,en eneral, nº se veian mas que rºpas su

cias,colga as en las barandillas ; cºrtinas hechas

con esteras,cºlchas llenas de remiendos de abi

garradºs cºlºres , harapºs negruzcos puestºs sºbre mangºs de escºbas º tendidºs en cuerdas atadas de un pilar a ºtrº , para intercep tar más aún laluz y el aire .

Cada trºzº de galería era manifestación de unavida distinta dentrº del cºmunismº del hambre ;había en aquella casa tºdºs los gradºs y maticesde la miseria : desde la herºica, vestida cºn el harapo limpiº y decente

,hasta la más nauseabunda

y repulsiva .

En la mayºr parte de lºs cuartºs y chiribitilesde la Cºrrala , sal taba a los ºjºs la miseria resignada y perezosa

,unida al empºbrecimientº orga

nico y a l empºbrecimientº mºral .En el espacio que disfrutaba la familia del zapa

tero ; en la punta de una pértiga muy larga , atadaa unº de los pilares

,cºlgaban unºs pantalºnes

l lenºs de remiendos,que se balanceaban cómica

mente .

Del patiº grande del Corralón partía un pasillº

, ll enº de inmundicias , que daba a ºtrº patiºmás pequeñº, en el inviernº cºnvertidº en unfétido pantanº .

Un farºl,lºfnetidº dentrº de una alambrera

,para

evitar que lº rompiesen lºs chicºs a pedradas,

cºlgaba de una de sus paredes negras .

Page 73:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

74

En el patiº interiºr los cuartºs cºstaban muchºmenºs que en el grande ; la mayºría eran de veinte y treinta reales ; perº lºs había de dºs y tre s pesetas al mes : chiscºnes obscuros , sin ventilamónalguna

,cºnstruidºs en lºs huecºs de las escale

ras y debajº del tejadº.

En ºtrº clima más húmedº, la Cºrrala hubierasidº un fºcº de infección ; el vientº y el Sºl de Madrid, ese sºl que saca rºnchas en la piel , se encargaba de desinfectar aqu ella madriguera .

Para que en aquella casa hubiese siempre a lgºterrible y trágicº

,al entrar sºlía verse en el por

tal º en el pasillº una mujer bºrracha y delirante ,que pedía limºsna e insultaba a tºdº el mundº , aquien llamaban La Muerte. Debía ser muy viej a , ºlº parecía al menºs ; su mirada era extraviada , suaspecto huraño , la cara l

'

ena de cºstras ; unº desus párpadºs inferiºres

,retraídº pºr alguna en

fermedad, dej aba ver el interiºr del lºbº del ºjº ,sangrientº y turbiº . Sºlía andar La verte cubier»

ta de harapºs,en chanelas , cºn una lata y un ces

to viejº , dºnde recºgía lº que encºntraba . Pºrcierta consideraciºn supersticiosa nº la echabana la calle .

La primera nºche de Manuel en la Cºrrala vió ,nº sin ciertº asºmbrº , la verdad de lº que decíaVidal . E ste y casi tºdºs los de su edad tenían sus

nºvias entre las chiquillas de la casa,y nº era

raro , al pasar juntº a un rincón , ver una parej aque se l evantaba y echaba a cºrrer.Lºs chicºs pequeñºs se divertían jugandº al

tºrº, y entre las suertes más aplaudidas se cºntaba la de Dºn Tancredo . Se pºnía un chicº a cuatrº patas , y ºtrº, que nº pesase muchº , encima ,con los brazºs cruzadºs

,el cuerpº echadº para

atrás, y en la cabeza, alta y erguida, un sºmbrerºde papel de tres picºs .

Page 75:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

76

falta de iniciativa,de comprensión y de hab il idad ,

nº pºdían pasar de peºnes . Había también gitanºs , esquiladºres de mulas y de perrºs , y nº faltaban car adores

,barberos ambulantes y sa ltim

banquis . asi tºdºs ellºs , si se terciaba , rºbabanlº que pºdían ; tºdºs presentaban el m ismº as

pectº de miseria y de consunción . Tºdºs sentíanuna rabia cºnstante

,que se manifestaba en impre

caciºnes furiosas y en blasfem ias .

Vivían cºmº hundidºs en las sºmbras de un

su eñº prºfundº,sin fºrrnarse idea clara de su

vida,sin aspiraciºnes , ni planes , ni prºyectºs, ni

na a .

Había algunºs a lºs cuales un par de vasºs devinº les dejaba bºrrachºs media semana ; ºtrºsparecían estarlº

,sin beber

,y re flejaban constan

temente en su rºstrº el abatimientº más absºlutº ,del cual nº salian mas que en un mºmentº de iraº de indignación .

E l dinerº era para ellºs la mayºría de las veces una desgracia . Comprendiendº instintivamente la debilidad de sus fuerzas y de sus inclinaciºnes , se preparaban a hacer ánimºs endº a l a taberna ; allí se exaltaban, gritaban , iscutían,

olvidaban las penas del mºmentº

,se sentían genero

sºs , y cuando , después de sºltar baladrºnadas , secreían dispuestºs para algº, se en cºntraban sinun céntimº

dy cºn las energías ficticias del alcºhºl

que se iba isipandº .

Las muj eres de la casa , pºr lº general , traba jaban más que los hºmbres

,y reñían casi constan

temente . De treinta añºs para arriba tenían tºdasel mismº carácter y casi el mismº tipº : negras ,desmelenadas , iracundas ; gritaban y se desesperaban pºr cualquier cºsa .

De cuandº en cuandº, cºmº un suave rayº desºl en la umbría, penetraba en el alma de aque

Page 76:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

77

llºs hºmbres entontecidos y bestiales , de aquellasmuj eres agriadas por la vida áspera y sin cºn

suelº ni ilusión,un sentimientº rºmánticº , de

desinterés,de ternura

,que les hacía vivir hu

manamente ; y cuandº pasaba la racha de sentimentalismo

,vºlvían ºtra vez a su inercia mºral ,

resignada y pasiva.

Lºs vecinºs cºnstantes del Cºrralón se cºnta

ban entre lºs del primer patiº . En el ºtrº , la mayoria ambulantes , pasaban en la casa a lº más unpar de semanas

,y luego , cºmº se decía allí, ahue

caban el ala .

día se presentaba un lañadºr cºn su granzurrón

,su berbiquí y sus alicates , que gritaba pºr

las call es , con vºz brºnca : a ¡A cºmpºner tinajasy barreños, platºs y fuentesl» , y después de pasar una cºrta tempºrada se largaba ; ala semana sigu iente aparecía un vendedºr de telas de saldº

,que pregonaba a gritºs pañuelºs de

seda a diez y quince céntimºs ; ºtrº dia se hºspedaba un buhºnéfºCºn sus caj as llenas de alfile

res,hºrquillas y pasadºres, º algún cºmpradºr

ce galºnes de ºrº y plata . Ciertas épºcas del añºdaban un cºntingente de tipºs especiales ; la primavera se revelaba pºr la aparición de vendedºres de burrºs , caldereros , gitanºs y bºhemios ;en ºtºñº se presentaban cuadrillas de paletoscºn quesºs de la Mancha y pucheros de miel

,

y en el inviernº abundaban los nuecerºs y castañeros .

De los vecinºs cºnstantes del primer patiº,lºs

que se trataban cºn el señºr Ignaciº el zapaterºeran : un cºrrectºr de pruebas

,a quien llamaban

el Corr etor ; un tal Rebºll edº , barberº e inventºr,y cuatrº ciegºs , que se cºnºcían pºr los remoquetes de el Ca labaza s, el Sop ista s, el Bríg ida yel Cuco, los cuales vivían decentemente con sus

Page 77:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

8

mu j eres respectivas y tºcaban pºr las call es lºsúltimºs tangºs

, tientºs y cºpla s de zarzuela .

E l cºrre_ctºr_ tenía una familia numerºsa : su mu

jer, la suegra , una hij a de veinte añºs y una lechigada de chiquillºs ; nº le bastaba el jºrnal que a

naba cºrrigiendº pruebas en un periódicº , y sº iapasargrandes apuros . El cºrrectºr sºlía llevar un

macfar án destrºzadº , llenº de flecºs , un pannelo grande y suciº anudadº a la garganta y un

hºngº amarillº,blancº y mugriento .

Su hija,Milagros de nºmbre , una muchacha es

belta,fina cºmº un pajaritº , estaba en re laciºne s

con Leandrº,el primº de Manuel .

Los nºviºs sºlían tener alternativas en sus

amºres,unas veces pºr coqueterías de ella, ºtras ,

pºr la mala vida de él .Nº se entendían , pºrque la Mila ºs era un

pºcº entonada y ambiciºsa,se cousi eraba cºmº

venida a menºs, y Leandrº tenía , en cambiº, ungeniº bruscº e irascible .

E l ºtrº vecinº del zapaterº , el señºr Zurro, tipºpintºrescº y curiºsº , nº se trataba cºn el señºrI

zgnaciº y ºdiaba cºrdialmente al cºrrectºr. Elurro andaba siempre agazapadº tras de unas

antiparras azules, llevaba gºrra de piel y balandranes largºs .

—Se llama Zurro de apellidº —decía el cºrrector p erº es un zºrrº en sus actºs ; de estos Zºrrºs camperos

,maestrºs en malicias y habili

dades .

Según se hablaba , el Zurro entendía su negºcio ; tenia un puestº en la parte baj a del Rastrº,una chºza ºbscura e infecta rellena de trapºs , casacas antiguas , retales de telas vi ej as, tapicerías,trºzºs de casullas , y, además de esto, bºtellas vacias , bºtellas llenas de aguardiente y cogna c, sifºnes de agua de Seltz, cerraduras roñosas, esco

Page 78:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

79

petas tºmadas pºr la herrumbre , llaves , pistºlas ,bºtºnes

,medallas y ºtras baratij as sin valºr.

Y a pesar de que en la tienda del señºr Zurronº entraban

,seguramente

,al cabº del dia , más de

dºs persºnas,que harían un gastº de un par de

reales,el rºpavejerº marchaba bien .

Vivía cºn su hij a , la Encarna , una flamencºnade unºs veinticincº añºs , muy chulapa , muy descarada , que lo s dºmingºs salía a pasear con supadre cargada de j ºyas . La Encarna sentia arderen su pechº el fuegº de la pasiºn pºr Leandrº ;perº éste

,enamºradº de la Milagrºs

,nº corres

pºndía al fuego del alma de la rºpavejera .

Pºr tal mº tivº,la Encarna ºdiaba cºrdialmen

te a la Milagrºs y a lºs individuºs de su familia ,y lo s pºnía a tºdas horas de cursis y de muertºsde hambre , lºs injuriaba cºn mºtes desdeñosos ,cºmº el de Sop is ta mendrug o, adjudicadº pºrella al cºrrectºr, y el de La Lo ca del Va ti cano asu hij a .

Odios de persºnas de vida casi cºmún,nº era

raro que fuesen de un encono y de un rencºr viol entº ; así, los de una y ºtra familia , nº se mirabansin maldecirse y s in desearse mutuamente las mayores desgracias .

Page 79:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 80:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CA P Í TU LO I I I

ROBERTO HASTINO EN LA ZAPATERIA . PROCES IÓNDE MENDIGOS .

—CORTE DE LOS MILAGROS .

uNA mañana de fines de septiembre presentºse Rºbertº en la puerta de La reg enera

ción del calzado , y asomando la cabeza al interiºrdel almacén

,dij º :

¡Hºla , Manuel !¡Hºla, dºn Rºbertº !Se trabaja, ¿ eh?

Manuel se encogió de hºmbres dandº a ententender que nº era precisamente pºr su gustº .

Rºbertº vaciló un mºmentº para entrar en lazapatería

,y,al últimº, se decidiº y entrº .

— Siéntese usted — l e dij º el señºr Ignaciº, ºfre

ciéndºle una silla .

—¿Usted es el tíº de Manuel?

—Para servirl e .

Se sentó Robertº , ºfreció un cigarrº al señºrIgnaciº, ºtrº a Leandrº , y se pusierºn a fumarlºs tres .

—Yº cºnºzcº a su sºbrinº — dij o Rºbertº alzapat ero pºrque vivº en casa de la Petra .

Page 81:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

82

Ah! ¿Si?K' hºy quisiera que le dej ara usted l ibre un

par de hºras .

— Sí,señºr; tºda la tarde , si usted quiere .

—Bueno ; entºnces , yº vendre pºr él despuésde cºmer.

—Está bien .

Rºbertº cºntempló cºmº trabajaban , y de repente se levantó y se fué .

Manuel nº cºmprendía qué le ucria Rºbertº, ypºr la tarde le esperº cºn verda era impaciencia .

Llegó, y lo s dºs salierºn de la calle del Aguila ybajarºn a la rºnda de Se ovia .

—¿Tú sabes dºnde está a Dºctrina? —preguntó

Rºbertº a Manuel .Qué Dºctrina?n si tiº dºnde se rúnen lºs viernes muchºs

—¿Sabes dºnde está el caminº altº de San

Isidrº?—Sí.—Bueno ; pues allí vamºs a ir; ahi es dºnde

está la Dºctrina .

Manuel y Rºbertº bajarºn pºr el paseº de lºsPontones y sigui erºn en dirección del puente deTºledº El es tudiante nº dijº nada , y Manuel nadaquis o p reguntarle .

El día estaba secº,polvoriento . El vi entº sur,

sºfºcante , echaba bocanadas de calºr de arena ;algunºs relámpa ºs iluminaban las nu es ; se ºíael sonar lej anº e los truenos ; el campº amarilleaba cubiertº de pºlvº .

Por el puente de Tºledº pasaba una prºcesiónde mendigºs y mendigas

,al cual má s d esastrados

y suciºs . Salta gente,para fºrmar aquella prºce

sión del harapo, de las Cambrºneras y de las ln

Page 83:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

84

vu eltº en harapºs,se apºyaba en la pared

una indiferencia digna ; r entre hºmbres y mu

j eres cºrreteaban e s c iquillºs desca lzºs y lºsperrºs escuálidos ; y tºdº aquel mºntón de mendigos

,revueltº

,agi tadº, palpitante , bullía cºmº

una sanera .

amºs — d º Roberto nº está aquí ninguna de las que buscº . ¿Te has fijadº?—añadióQué ct as caras humanas hay entre lºs hºmbres ! n estºs miserables nº se lee mas que lasuspicacia

,la ruindad , la mala intención , cºmº

en lºs ricos nº se advierte mas que la sº l eadad , la gravedad , la pedanteria . ES curiºsº , ¿verdad? Todos los gatºs tienen cara de gatºs , tºdºslºs bueyes tien en cara de bueyes ; en cambiº, lamayºría de lºs hºmbres nº ti en en cara dehºmbres .

Salierºn del patiº Rºbertº y Manuel . Frente ala Dºctrina , a l ºtrº ladº de la carretera , en unºsdesmontes arenºsºs, se sentarºn .

—A tí te chocarán —dijo Roberto estas maniºbras mias ; perº nº te extrañarán cuandº tediga que buscº aquí dºs mu j eres ; una , pºbre ,que puede hacerm e ricº ; ºtra , rica, que quizáme hiciera pºbre .

Manuel cºntempló a Rºbertº cºn asºmbrº . Tenía siempre cierta sºspecha de que la cabeza delestudiante no andaba bien .

—No, nº creas que es una tºntería ; vºy cºrrien

dº detrás de una fºrtuna,perº de una fºrtuna

enºrme; Si tú me ayudas, m e acordaré de ti .—Bueno ; y ¿qué quiere usted que yº haga?—Te lº diré cuandº ll egue el mºm en tº .

Manuel nº pudº ºcultar una sºnrisa de irºnía .

— Tú nº lº crees —murmuró Roberto nº importa ; cuandº veas , creerás .

— Clarº.

Page 84:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

85

— Por s i acasº, si te necesitº , ayúdame .

Le ayudaré a usted en tºdº lº que pueda— contestó Manuel cºn fingida seriedad .

Unºs gºlfºs se tendierºn en lºs desmontes ,cerca de Manuel y de Rºbertº, y éste nº quisºseguir hablandº .

— Ya empiezan a dividirse en secciºnes —dij ounº de lºs gºlfºs

,que llevaba una gºrra de cº

cherº,señalandº cºn una vara a las muj eres que

estaban en la Dºctrina .

E fectivamente ; fºrmáronse grupºs alrededºrde los árbºles del patiº , en cada unº de lo s cualescºlgaba un cartelºn cºn una imagen y un númerºen mediº .

—Ahi están las marquesas — añadió el de lagºrra indicandº a unas cuantas señºras vestidasde negrº que se p resentarºn en el patiº .

Se destacaban las caras blancas entre las telasde lutº .

Tºdas sºn marquesas — advirtió unº .

Pues tºdas nº sºn guapas — replicó Manuelterciando en la conversación ¿Y a qué vienenaqui?

Sºn éstas las que enseñan la dºctrina — cºn

testº el de la gorra de vez en cuandº regalansábanas y camisas a las muj eres y a los hºmbres .

Ahºra van a pasar lista .

Cºmenzó a sºnar una campana ; cerrarºn la

verj a del edificiº ; se fºrmarºn corros , y en mediºde cada unº de ellºs entró una señºra .

—¿Ves aquella que está allá? — preguntó Rºber

to Es la sºbrina de dºn Telmº .

—¿Aquella rubia?

— Si . Espérame aquí.Bajó Rºbertº el caminº y se acercó a la verj a .

Cºmenzó la lecciºn de dºctrina ; salía del patiºun rumºr de rezº

,l entº y mºnótºnº .

Page 85:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

86

Manuel se tendió de espaldas en el suelº . Desde allá surgí a Madrid , mu llanº, ba jº el horizonte gris

, pºr en tre la gasa el a ire polvoriento . Elcauce anchº del Manzanares , de cºlºr de ºcre ,aparecía surcadº ºr algunº que ºtrº hilillº deagua negra . El uadarrama destacaba de unmºdº cºnfusº la línea de su s cres tas en el ai reempañadº .

Rºbertº paseaba pºr delante del patiº .

o%g;í a

el rumºr de los m endigºs recitandº la d a.

Una vieja , con un pañuelº rºjº en la cabeza y unmantón negrº que verdeaba, se sentó en el desmºnte .

¿Qué es esº ag ñela? ¿Nº l e han queridº abrirla puerta?—gritó el de la gorra .

—No… ¡Las tias bruj as esas !o tenga usted cu idadº, que hoy nº dan

nada . El viernes que viene es el repartº. Ya ledarán a usted lº menºs una sábana —añadió elde la gºrra cºn aviesa intención .

—Si no me dan más que una sábana —chilló laviej a torci endo la j eta l es digº que se la guarden eu el mºñº . ¡Las tías

Ya la han tañadº a usted , ag íiela —exclamóunº de lºs gºlfºs tendidºs en el suelo Usted lºque es , es una ansiºsa .

Celebraron los circunstantes la frase, qu e procedía de una zarzuela, y el de la gºrra sigu ió explicando a Manuel particularidades de la Dºctrina .

—Hay algunas y algunºs que se inscri ben en

do s y en tres secciones para cºger más veces limºsnas — dij o Nºsºtrºs

,mi padre y yº, nºs

inscribimos una vez en cuatrº secciºnes cºn nombres distintos… ¡Vaya un líº que se armó l Y ¡menudº chºteº que tuvimºs con las marquesas .

—Y ¿para qué querias tanta sábana? —l e preguntó Manuel .

Page 86:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

87

—¡Tºmal, para pulirlas . Se venden aquí en la

misma puerta a dºs chalés .

—Yº vºy a cºmprar una —dij o un cochero depuntº que se acercº al corro la untº cºn aceite de linaza

, luegº la dºy barniz, y hagº un impermeable cogolludo .

—Pero las marquesas,nº nºtan que la gente

vende en seguida lº que e las dan?—¡Qué han de notarl

Para los gºlfºs tºdº aquellº nº era mas que unpiadºsº entretenimientº de las señºras devotas ;hablaban de ellas cºn amable irºnía .

Nº llegó a durar una hºra la l ección de doctrina .

Sºnº una campana ; se abriº la puerta de laverj a ; se disºlvierºn y cºnfundierºn los grupºs ;tºdº el mundº se pusº de pie, y cºmenzarºn amarcharse las muj eres cºn sus sillas

,cºlºcadas en

equilibriº sºbre la cabeza,gritandº

,empujándose

viºlentamente unas a ºtras ; dºs º tres vendedºrasp r egonaron su mercancía mientras salia aquellamuchedumbre de andrajosos apretándºse , chillando

,cºmº si escaparan de algún peligrº . Unas

viej as cºrrían pesadamente pºr la carretera ; ºtrasse pºnían a ºrinar acurrucadas , y tºdas vºciferaban y sentían la necesidad de insul tar a las señºras de la Dºctrina , cºmº si instintivamente adivinasen lº inútil de un simulacrº de caridad que nºremediaba nada . Nº se ºían mas que prºtestas ymanifestaciºnes de ºdiº y despreciº .

¡Mºlerl Cºn las muj eres deAhºra quien que se confies e una .

Esas tias bºrrachas .

¡Anda que confiesen ellas y la maire que lasha p ar iº!—Que las den mºrcilla a tºdas .

Después de las muj eres salían los hºmbres, los

Page 87:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

88

cie ºs,lºs tullidos y lºs mancos, sin apresurarse,

ha lando cºn gravedad .

—¡Pues nº quien que me case! —murmuraba

un ciegº,sarcásticamente , dirigiéndºse a un cºjº.

—Y tú ¿qué dices? —le preguntaba éste .

—¿Yº? ¡Que naranjas de la China ! Que se ca

sen ellas s i ti en cºn quién. Vienen aqui amolandocon rezºs y ºraciºnes . Aquí nº hacen falta ora

ciºnes,sinº fi errº, muchº ¡ ierrº .

Clarº, parne, esº es lº que hace

—Y tºdº lº demás… leñe y j arabe de pico…;pºrque p a dar cºnsejºs too s semºs buenºs ; perºen tºcante al manró

,ni las gracias .

—Me parece .

Salierºn las señoras cºn sus librºs de rezºs enla manº ; las viejas mendigas las perseguían y lasatosigaban cºn sus peticiºnes .

Manuel miraba a tºdas partes pºr si encon traba al es tudiante ; al fin lº vió cerca de la sºbrinade dºn Telmº . La rubia se vºlvió a m irarle, y subio en un cºche . Rºbertº la saludºy el cºche echóa andar.Vºlvierºn Rºbertº y Manuel pºr el caminº de

San Isidrº.

Seguía el cielº nubladº,el a ire secº ; la prºce

sión de mend'

ºs avanzaba en dirección a Madrid. Antes de legar a l puente de Tºledº

,en la

esquina del caminº altº de San Isidrº y de la cárretera de Extremadura , en una taberna muygrande entrarºn Rºbertº y Manuel . Rºbertº pidiº una bºtella de cerveza .

—¿Vives ahí en la misma casa en dºnde es tá la

zapatería? — preguntó Rºbertº .

—No ; vivº en el paseº de las Acacias , en una

casa que se llama el Cºrralºn .

—Bueno, te iré a ver allá ; y ya sabes , si empre

Page 88:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

89

que vayas a algún sitiº dºnde se reúna gente pºbre º de mala vida a

'

vísame .

— Le avisaré a usted . Ya he vistº cºmº l e miraba a usted la rubia . Es bºnita .

Sí .—Y tiene un cºche pistºnudº .

Ya lº creº .

Y ¿qué? ¿ES que se va usted a casar con ella?

¿Qué sé yº? Ya veremºs . Vamºs , aquí nº sepuede estar — dij o Roberto y se acercº al mostradºr a pagar.

En la taberna,un gran númerº de mendigºs ,

sentadºs en las mesas,engullían pedazºs de ba

calaº y piltrafas de carne ; un o lºr picante de gallinejas y de aceite salía de la cocina .

Salierºn . E l vientº seguía sºplandº , ll enº dearena : vºlaban locamente pºr el aire hºjas secasy trºzºs de periódicos ; las casas altas próximasal puente de Segºvia

,con sus ventanas estrechas

y sus galerias llenas de harapºs,parecian más

sórdidas , más gris es , entrevistas en la atmºsferaenturbiada pºr el pºlvº . De repente

,Rºbertº se

parº, y, pºniendº la manº en el hºmbrº de Manuel

,l e dij º :

— Hazme caso , pºrque es la verdad . Si quiereshacer algº en la vida , nº creas en la palabra imposible . Nada hay impºs ible para una vºluntadenérgica . Si tratas de disparar una flecha

,apunta

muy altº , lº más altº que puedas ; cuan tº másaltº apuntes más l ej ºs irá .

Manuel miró a Rºbertº cºn extrañeza,y se en

cºgió de hºmbrºs .

Page 89:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 91:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

92

Algunas vecinas salían a peinarse a la calle, ylºs cºlchºnerºs vareaban la lana, a la sºmbra , enel Campillº

,mientras las gallinas correteaban y

escarbaban en el suelº .

Des ues , a l caer de la tarde , el aire y la ti errauedagan grises , polvorientos ; a lº l ejºs , cortanº el hºrizºntes , ºndulaba la l ínea del campºáridº

,una línea in enua , fºrmada pºr la m arca

dura suave de las omas ; una línea cºmº la delºs paisaj es dibujadºs por lºs chicºs , cºn sus casas aisladas y sus chimeneas humeante s . Sólº alunas arbºledas verdes manchaban a trechos laanura amarilla , tºstada pºr el sºl y baj º el cielo pálidº

,blanquecinº

,turbiº pºr lo s vapºres del

calºr; ni un gritº , ni un leve ru idº hendía el aire .

Tran5 paren tábase , al anºchecer, la niebla, y elhºrizºnte s e alargaba has ta verse muy a lº l ejºsvagas siluetas de mºntañas nº en trevis tas de día ,sºbre el fºndº rºj º del cre úsculº.

Cuandº en la zapatería ejaban. el traba jº, sºlía ser ya de nºche . Bajaban el s eñºr In aci o ,Leandrº , Manuel y Vida l a la rºnda y vº vian a

casa .

Las luces de gas brillaban a largºs trechos enel aire polvoriento ; filas de carrºs pasaban cºnlenti tud, y a lº l argº de la s rºndas marchaban encuadrillas los ºbr erºs de lºs talleres próximºs .

Y cºnstantemen te , al ir y al venir, la conversación de Manuel y Vidal versaba sºbre lº mismº :las muj eres , el dinerº .

Nº tenía ningunº de lºs dºs una idea rºmántica , ni muchº menºs , de las muj eres . Para Manuel

,

una muj er era un animal magníficº , con la carnedura y el pechº turgente ; Vidal nº sentía este entus iasmº

¡ sexual ; exmrímen taba pºr tºdas lasmuj eres un sentimientº cºnfusº de despreciº, decuriºsidad y preºcupación .

Page 92:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

93

En cuestión de dinero , lºs dºs estaban conform es en que era lº más selectº y admirable ; hablaba

,sºbre tºdº Vidal , del dinerº cºn un entusias

mo ferºz ; pensar que pudiese haber algº, buenºº malº , que nº se cºnsiguiera cºn Jierro, erapara él el cºlmº de los absurdºs . Manuel deseaba el dinerº para cºrrer el mundº y ver pueblºs ,y más pueblºs , y andar en barco . Vidal sºñabacon ll evar la buena vida en Madrid .

A lºs do s º tres meses de estancia en el CorraIºn ,

Manuel s e hallaba tan acºstumbradº a su

trabaj º y a su vida, q ue nº cºmprendía que pudiese hacer ºtra cºsa . Nº le daban aquellas barriadas miserables la impresiºn de tristeza som

bria y adusta que prºducen al que nº está acostumbradº a vivir en ellas ; al revés , se l e antº

j aban llenas de atractivºs. Cºnºcía a casi tºda lagente del

barriº . Vidal y él s e escapaban de casacºn cualquier pretextº

,y lºs dºmingºs se reunían

con el Biz co en casa del Cabrerº, y marchabanpºr los alrededºres : a las Injurias

,a las Cambrº

neras , a las ventas de Alcºrcón , al Campamentºy a los ventºrrºs del caminº de Andalucía , endºnde se juntaban con merodeadores y randas ,y jugaban cºn ellºs al cané º a la rayuela .

A Manuel nº le gustaba la cºmpañía del Bizco ;éste nº queria reunirse mas que cºn ladrºnes . AManuel y a Vidal cºnstantemente los ll evaba a Sitiºs dºnde pululaban bandidºs y tipºs de malatraza , perº Manuel nº se decidía a ºpºnerse a lºque pensaba Vidal .El lazo de uniºn entre Manuel y el Biz co era

Vidal . El Biz co ºdiaba a Manuel y éste sentía ºdiºy repugnancia pºr el Biz co y nº le ºcul taba surepulsión . Era un bru tº

,una alimaña digna de

exterminiº . Lujurioso cºmº un mºnº,había fºr

zadº algunas chiquillas de la casa del Cabrerº a

Page 93:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

94

puñetazos ; sºlía rºbar a su padre , un miserablete j edor de caña

,dinerº para ir a algún baj&prºstibulº de las Peñuelas º de la call e de la ºpa ,

en dºnde encºntraba mu j eronas pintarra j eadas ,con la cºlilla en lºs labiºs , que a él le pare cíanprincesas . Su cráneº estrechº , su mandíbula fu erte

, su mºrrº , la mirada tºrva , l e daban un atº de brutalidad y animalidad repelentes. ºmbre primitivo

, afilaba su puñal , cºmpradº en elRastrº, y lo guardaba cºmº una cºsa sa grada . Sicogía a algún gatº º perrº por su cuenta, lº mataba a pinchazºs , gozandº en martirizar al animal. Hablaba tºrpemente, rellenandº su s frasescºn barbaridades y blasfem ias .

Nº se sabe quién indujº al Bizco a ta tuarse lºsbrazºs , º si la idea se le ºcu rrió a él ; probablemente el tatua j e

,vistº en al unº de lo s bandidºs

con quien se juntaba , le in uciría a él a hacer lºmismº . Vidal le imitó , y lºs dos se dedicarºn enuna épºca a tatuarse cºn en tusiasmº. Se in chaban con un alfiler hasta hacerse un pºcº e sangre después mojaban las heridas cºn tinta .

E Biz co se

(pintócruces , estrellas y nºmbres

en el pechº ; Vi al, a quien nº l e gustaba pincharse , pusº su nºmbre en un brazº y el de su nºviaen el ºtrº ; Manuel nº qu isº marcarse , primeramente, porqu e le daba m iedº la sangre, y ademáspº rque la idea se le había ºcurridº al Biz co.

Sentían los dºs, unº para el ºtrº, una hºst il idad sºrda.

Man uel, siempre en acechº , se encºntraba dispuestº a hacerle frente ; el Bizco , sin duda , nºtaba el d espreciº y el ºdiº en los ºjºs de Manuel

,

y estº le cºnfundía.

Para Manuel , la superiºridad de un hºmbre estaba

_en el talentº y, sºbre tºdº, en la maña; para

el BIZCO, el valºr y la fuerza cºnsti tuían las úni

Page 94:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

95

cas cualidades envidiables : el m éritº mayºr paraél era ser muy brutº, cºmº decía cºn en ins iasmº .

Pºr esta cºndición de habilidad y de maña , qu eManuel en tanta estima tenía, admiraba a lºs Rebºlledºs , padre e hijo , los cuales habitaban también en el Cºrralºn . Rebºlledº padre , cºntrahechº de cuerpº, enanº y j ºrºbadº , barberº deºficiº

,sºlía afeitar al sºl en la Rºnda , cerca del

Rastrº . Tenía el tal enanº una cara muy inteligente

,ºjºs prºfundºs ; gastaba bigºte y patillas , y

melena azulada y grasienta . Vestía de lutº ; enveranº y en inviernº llevaba gabán , y nº se sabepor qué m isteriºs de la química , el gabán negrºverdeaba ºstensiblemente

,mientras que el panta

Iºn , también negrº, tiraba a rºj º .

Pºr las mañanas,Rebºll edº salía del Cºrralón

car adº con un bancº y una palomilla de madera ,de a que cºlgaba una hacía de azófar y un rºtu

10 . Al llegar a un puntº de la tapia de las Americas , su j etaba la palomilla y a su ladº el rótulº

,

un anunciº humºrísticº,cuya gracia

,probable

mente, sºlo él cºmprendía , y que cantaba así :

BAR BE R IA M O D E RN IS TA

Barberia An tisé tica .

Pasar cabayerºs , Reboyedo afeita

Lºs Rebºlledºs , padre e hijº, eran muy habilidºsºs ; hacían juguetes de alambre y de cartón ,que vendían luegº a los vendedºres de las call es ;tenían su casa , un cuartuchº del primer patiº

,

cºnvertido en tall er, y allí un tºrnillº de pre siºn ,un bancº de carpinterº y una seri e de barajitasrºtas, s in aplicación, al parecer, pºsible .

Page 95:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

96

Con esta frase indicaban en el Cºrralón el agudº in enio de Rebºlledº:

se enanº —decían tiene en la cabeza unarca de Nºé .

Rebºlledº padre había cºnstruidº para su usºpart icular una dentadura pºsti za . Cogió un ser

villeterº de huesº, lº cºrtº en dºs partes de a

l es, y cºn la mayºr de éstas , limando pºr un adºy pºr ºtrº , lºgró adaptá rsela a la boca . Luegº,cºn una sierrecilla hizº los dientes , y para imitarla encía recubrió una part e del antiguo servi ll eterº de lacre . Rebºlledº se quitaba y se pºn ía ladentadura cºn una maravillºsa facilidad y cºmíacºn ella perfectamente , siempre que tuviera qué ,cºmº decía él .El hijº del enanº

,Pericº de nºmbre

,rºmetía

ser más avi spadº aun que el padre . ntre lashambres que pasaba y las tercianas pertinaces ,estaba flacº y de colºr de limón . Nº era contrahecho

,cºmº el padre , sinº esbeltº , delgadº, cºn

lo s ºjºs brillantes y lºs mºvimientºs vivºs y desordenados . Parecía , cºmº suele decirse, un ratóndebajº de una escudilla .

Una de las pruebas de su ingeniº era un apagavelas mecánicº que había cºnstruidº cºn unacaj a de betún para limpiar las bºtas .

Sentía Pericº un ran entusiasmº pºr las paredes blancas , y a li dºnde encºntraba al nadibujaba con carbón prºcesiºnes de bºm res ,muj eres , caballºs y perrºs , casas echandº humº,sºldadºs , barcºs en el mar, la lucha de los hºmbres flacºs cºn lºs hºmbres gºrdºs

,y ºtrºs pa sºs

igualmente divertidºs .

La ºbra maestra de Pericº en dibu jº era eltrípticº de Dºn Tancredo

,pintadº al carbón en

la callejuela de entrada de la Cºrrala . La ºbraprºdujº la adm iración y el asºmbrº de tºdºs lºs

Page 96:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

97

habitantes de la casa . La primera parte del trípticº representaba al valiente sugestiºnadºr de torºs marchandº a la plaza a caballº , en mediº deun gran gºlpe de j inetes ; la l eyenda decía : <<Dºn

Tancredo ba a los tºrºs » . En la segunda partedel trípticº

,el rey de] va lor estaba con su som

brerº de tres picºs , cruzadº de brazºs frente a lafiera ; la leyenda cantaba : <<Dºn Tancredo en supedestal » . Debaj º del tercer dibuj o se leía : <<El

tºrº aye » ; y la representación de esta última escena era admirable ; se veía escapar al tºrº cºmºalma que lleva el diablº

, pºr entre lºs tºreros , alo s cuales se les veia la nariz de perfil y al mismºtiempº la bºca y lºs dºs ºjºs de frente .

A pesar de sus triunfºs , Pericº Rebºlledo nº seenvanecía ni se cºnsideraba superi ºr a los hombres de su épºca ; su mayºr placer era sentarse aladº de su padre en el patiº de la Corrala, entremáquinas de relºj viej as , manojos de llaves yºtra pºrción de cºsas negras y descabaladas , ypensar y cavilar las aplicaciones de un cristal deunas gafas , pºr ej emplº , º de un braguero , º delcuerpº de bºmba de una lavativa

, º de cualquierotrº trastº rºto º descºmpuestº .

Padre e hij º pasaban la vida sºñandº maquinarias ; para ellºs nº había nada inservible : lallave que nº abre pu erta alguna ; la cafetera deviej º sistema, estrafalaria cºmº un instrumentºde física ; el quinqué de aceite cºn máquina, tºdºse guardaba , se descomponía y se u tilizaba . Rebºlledº , padre e hijº , gastaban más ingeniº paravivir miserablemente que el que empl ean un parde dºcenas de autºres cómicºs

,de periºdistas y

de ministrºs para vivir con esplendidez .

Amigºs de Pericº Rebºlledº eran los Aristas ,que luegº intimarºn con Manuel .Lºs Aristas , dos hermanºs , hij ºs de una plan

Page 97:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

98

chadºra , estaban de a rendices en una fundiciónde metales de la Rºn a . El más pequeñº de lºsdos se pasaba la vida en una cºntinua cabriola ,dandº saltºs mºrtales , encaramándºse pºr lºsárbºles, andandº cºn lºs pies para arriba haciendº flexiºnes en tºdºs los mºntantes le laspuertas .

El hermanº mayºr, un muchachº zanquila ºy tartamudo , a quien llamaban en brºma el 5

tºn, era el chicº más fúnebre del planeta ten iauna necromania aguda ; tºdº lº relaciºna º cºnataúdes , muertºs , capillas ardientes y ciriºs le entus iasmaba . Hubiera queridº ser enterrador, curade una sacramental

,guarda de un cementeriº;

erº su sueñº , lº que más le encantaba , era unaneraria ; pensaba , comº en un bellº ideal , en las

conversaciºnes que debía de tener el amº de unatienda de pºmpas fúnebres cºn el padre º cºn laviuda incºnsº lable , al ºfrecerle cºrºnas de siemprevivas , al ir a tºmar las m edidas a un muertº,al pasearse entre lºs a taúdes . Hacer ca j as mortuºrias de hºmbres

,muj eres

ychicºs , y acºmpa

ñarles luegº al cementerio . ara el Aristºn , lascºsas relaciºnadas cºn la muerte eran las másimpºrtantes de la vida .

Pºr estºs cºntrastes del destinº , ue casi si emre pºne las etiquetas cambiadas a as cºsas y a

ºs hºmbres, el Aristºn estaba de cºmparsa en unteatrº del génerº chicº, pºr cºnsideración a supadre, que fué tramoyis ta, y el tal ºficiº le disgustaba

,

dpºrqueen el teatrº adºnde iba nº se

mºría na ie en la escena,ni salia gen te de lutº ,

ni se llºraba. Y mientras el Aristºn nº pensabamas que en cºsas fúnebres

,el ºtrº hermanº sº

naba cºn circºs y tra eciºs y volatineros , y esperaba que alguna vez a suerte l e prºpºrci ºnaríael mediº de cul tivar sus facul tad es de gimnasta

Page 99:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

100

cariñº quedaba dentro y el ºdiº fu era, manifes

tándºse en una crueldad sañuda , en la satis facción de mºrtiñcar cºnstantemente a su nºviº .

—Un día lº que tú debías hacer —dij o el señºrI acio a Leandrº , ind ignadº cºn las coquetería sdge

.

n

la muchacha es cºgerla en un rincón y alládespués darla una paliza y dejarla el

cuerpº hec º una al día siguien te te seguía cºmº un perrº.

Leandrº , tan valien te cºn lºs matºnes, al ladºde su novia resul taba un doctrino ; algunas vecespensó en el cºnsejº de su adre ; perº nunca hubiese tenidº ánimºs para l everlo a cabº .

Un sábadº pºr la tarde , des vés de una agriadisputa cºn la Milagrºs , Lean rº invi tº a Manuela dar una vuel ta de nºche en su cºm añia.

Adºnde iremºs? —le preguntó anuel.1 café de Naranj eros, º al cafetín d e la Es

ma .

Dºnde te parezca .

—Daremos una vuel ta pºr esºs cbabisques eiremºs luegº a la taberna de la Bla sa .

Va pºr ahí gen te del brºnce?Clarº que va, de lº más ranadº.

Entºnces avisaré a dºn oberto, a aquel señºri tº que me vinº a buscar para ir a la Dºctrina .

— Buenº.

—Después del trabajº fué Manuel a la casa dehuéspedes y hablº cºn Rºberto .

— Pasar pºr el café de San Millán a esº de lasnueve de la nºche —dij o Roberto allí es ta ré yºcon una prima mía .

—¿ La va usted a ll evar allá? —preguntó asom

brado Manuel .—Sí; es una muj er ºriginal , una pintºra .

Manuel cenó en la Cºrrala y cºntó a Leandrº.lº que le había dichº Rºbertº .

Page 100:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

101

¿Y esa pintora es guapa?—pregunto Leandrº .

—No sé ; nº la cºnºzcº .

¡Maldita sea la… ! Daría cualquier cºsa pºrque viniera

,hºmbre .

—Y yº .

Fuerºn ambºs al café de San Millán,se senta

rºn y esperarºn con impaciencia . A la hºra indicada apareció Rºbertº cºn su prima

,a la que llamó

Fanny. Era ésta una muj er de treinta a cuarentaañºs , muy delgada , de mal cºlºr y de tipo varºnily distinguidº ; tenia algº de la belleza desgarbadade un caballº de carre ra ; la nariz corva, la mandibula larga

,las mejillas hundidas y lo s ºjºs gri

ses y friºs . Vestía una chaqueta de tafetán verdeºbscurº , falda negra y un sºmbrerº pequeñº .

Leandrº y Manuel la saludarºn cºn gran timidez y torpeza ; dierºn la manº a Rºbertº , y hablarºn .

—Mi prima — dijo Roberto tiene gana de veralgº de la vida de estºs pºbres barriºs .

— Pu e s cuandº ustedes qu ieran — contestóLeandro Esº Si

, l es adviertº a ustedes que haymala gente pºr allá .

—¡Oh, yº vºy prevenidal — d1]0 la dama cºn

ligerº acentº extranj erº , mºstrandº un revólverde pequeñº calibre .

Pagó Rºbertº,a pesar de las prºtestas de

Leandrº, y salierºn tºdºs del café . Desembocarºn en la plaza del Rastrº, baj aron pºr la Riberade Curtidores hasta la rºnda de Tºledº .

—Si q uiere ver la señºra la casa dºnde vivimºs nºsºtrºs , es ésta —dij o Leandrº .

Pasarºn al interiºr del Cºrralºn ; un grupº dechiquillºs y de viej as se les acercó

,asºmbradºs

de ver a aquellas hºras a una muj er cºn tan extrañas trazas , y acosaron a preguntas a Manuel ya Leandrº . Este queria que supiese la Milagrºs

Page 101:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

102

cºmº habí a estadº allí cºn una dama , y fuéacºmpañandº a Fanny y en señándºla lºs cuchitriles del cºrralºn .

—Aquí miseria es lº únicº que se ve —decíaLeandrº .

Oh , si , Sil —contestaba la dama .

hºra , Si ustedes quieren , vamºs a la taberna de la Bla sa .

Salierºn del Co rralón hasta tºmar el arrºyº deEmbaj adºres

,y siguierºn a lº largº de la empa

lizada negra de un lavaderº . Hacia una nºcheºbscura ; empezaba a lloviznar. Tropezaron cºn lavía de circunvalación .

—Tengan ustedes cuidadº—dijºLeandrº—,que

hay un alambre .

Le pusº el pie encima . Cruzaron tºdºs la vía ypasarºn pºr delante de unas casas blancas hastaentrar en el barriº de las Injurias .

Se acercarºn a una casita ba j a cºn un zócalºobscurº ; una puerta de cristales rºtºs , empañados , cºmpuestos cºn tiras de papel , iluminadºsºr una luz pálida , daba accesº a esta casa . Ena ºpaca claridad de la vidriera se destacaba aveces la sºmbra de alguna persºna .

Abrió la puerta Leandrº, y entrarºn tºdºs . Unvaho caliente y cargadº de humº l e s dió en lacara . Un quinqué de petróleº, cºlgadº del techº ,con una pantalla blanca, iluminaba la taberna ,pequeña y de techº bajº .

Al entrar los cuatrº,tºdºs los cºncurrentes se

les quedarºn mirandº cºn expresión de extrañera ; hablaron entre ellºs y después siguierºn unºsju andº

,ºtrº s viendº ju ar.

army, Rºbertº, Lean rº y Manuel se sentarºna la derecha de la puerta .

—¿Qué van a tºmar? — dij o la muj er del mo s

tradºr.

Page 103:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

104

Dºs º tres de aquellas infelices ll evaban en susbrazºs niñºs de ºtras muj eres que iban a pasa rallí la nºche ; algunas dºrrnitaban con la cºl il lapegada en el extremº de la bºca . Entre la fila devi ej as había algunas chiquillas de trece a catºrceañºs , monstruosas , deformes , cºn lºs ºjºs legañºsºs ; una de ellas tenía la nariz carcom ida comletamente , y en su lugar un a

guj erº cºmº una

Iaga ; º tra era hidrocéfala , cºn e cuellº mu

ydel

ga o , y parecía que al menºr mºvimientº se e ibaa caer la cabeza de lºs hºmbrºs .

—¿Tú has vi stº las tina j as que hay aquí?

gunto Leandrº a Manuel Ven a verlas .

Se levantarºn lºs dºs y se acercarºn al grupºde lºs jugadºres . Unº de éstºs interrumpía el

pasº .

—¿Hace usted el favºr? —Ie dijº Leandrº cºn

marcada impertinencia .

El hºmbre separó la silla malhumorado . Las

tina jas nº ºfrecían nada de articular; eran grandes , empo tradas en la pare in tadas de minio ;cada una de ellas ll evaba un etrerº de la clas ede vino que cºntenía y un grifº .

—1

Y ¿ qué ti ene estº de rarº? —preguntó ManueLeandrº sºnrió ; vºlvierºn a pasar pºr el m is

mo sitiº, a mºlestar al jugadºr y a sen tarse en lamesa .

Rºbertº y Fanny hablaban en inglés .—Ese a qu ien hemºs hechº levantar —d1]0

Leandro es el baraterº de esta taberna .

— ºCómº se llama? —preguntó Fanny.

—El Va lencia .

El aludidº ,que ºyó su apºdº

,se vºlvió y cºn

templº a Lean rº ; la mirada de los dºs se cruzóun mºmentº desafiadora ; el Va lencia desvió lºsºjºs y sigu ió jugandº . Era hºmbre fuerte

,corpn

Page 104:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

105

l entº,de unºs cuarenta añºs, de cara juanetuda ,

pelº rº j izº y expresión de sarcasmº desagradable . De vez en cuando echaba una mirada severa al grupº fºrmadº pºr Fanny, Rºbertº y losºtrºs dºs .

—Y ese Va len cia, ¿quién es? preguntó la dama

en vºz baj a .

—ES estererº de ºficiº — contestó Leandrº alzandº la voz un gandul que saca las perras alºs chavalejºs de mal vivir; antes fué de lºs delpo te, de esºs que van a las casas los domingºs , llaman , y si ven que nº hay nadie , metenla palanqueta en la cerradura y Perº nipara esº tenía alma , pºrque es más blancº que elpapeL—Seria curiºsº averiguar—dij o Roberto has

ta qué puntº la miseria ha servidº de centrº degravedad para la degradación de estºs hombres .

—¿Y ese viej º de barba blanca que está a su

ladº? —preguntó Fanny.

— Ese es un apóstºl de lºs que curan con agua ;

dicen que sabe Tiene una cruz en la eu

gua ; perº creº que se la ha pintadº él mismº .

¿Y esa ºtra?Esa es la Pa loma , la g amberra del Valencia .

¿Prostituta? —preguntó la dama .—Desde hace lº menºs cuarenta años cºntes

tº Leandrº riendº .

Tºdºs cºntemplarºn a la Pa loma con atenciºn ;tenia una cara enºrm e , blanda , cºn bºlsas depiel viºlá cea , una mirada tímida , de animal ; répresentaba cuarenta añºs lº menºs de prostitución , con sus enfermedades cºnsiguientes ; cuarenta añºs de nºches pasadas en clarº

,rºndan

dº lºs cuarteles , durmiendº e n cobertizos delas afueras , en las más nauseabundas casas dedºrmir.

Page 105:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

106

Entre las mu j eres había también una gitana ,

que de cuandº en cuandº se levantaba y emla taberna con un j acarandoso contoneo .

Pidió Leandrº unas cºpas de aguardien te; perºera tan malº

,que nadie lº pudº beber.

—Tú — dij o Leandrº a la gi tana , ºfreciéndºl e l acopa ¿Quieres?

La gitana pusº sus manºs sºbre la mesa , unasmanºs cºrtas , rugºsas , incrustadas en negrº .

—¿Quiénes sºn estºs payos? —preguntó

Leandrº .

—Son amigºs . ¿Quieres º nº? —Y le vºlviº a

º frecer la cºpa .

Luegº , con una vºz aguda , gritó—Apóstol , qu ieres una cºpa?Se levantó fiel grupº de lºs jugadºres el Após

tºl . Estaba borrachº y nº pºdía andar; tenia losºjºs viscosos , de animal descºmpuestº ; se acercóa Leando y tºmó la cº a , que tembló en tre susdedºs ; la acercó a lºs labiºs y la vació .

—¿5Quieres más? —l e dijº la gitana.

i, s i —murmuró .

Luego sedpusº

a hablar,enseñandº lºs raigº

nes de los ientes amarillºs,sin que se le enten

diera nada ; bebió las ºtras copas , apºyó la manºen la frente , y despaciº fué a un ricón ,

se arrºdillóy se tendió en el suelº.

—¿Quieres que te la d

'

a , princesa?—preguntóla gitana a Fanny

,aga ndole la manº .

—No —replicó secamen te la dama .

—¿No me darás unas perrillas para lºs churnm

b eles?—No .

—Escarr iá , ¿pºr qu é nº me das unas perrillaspara los churumb eles?

Page 107:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

108

del Rastrº a Fanny y a Rºbertº, y allídierºn , cambiandº un apre tón de manºs .

E2ué mujerl —exclamó Leandrº .

s sim á tica , ¿ eh? —preguntó Manuel .—Sí es . aria cualquier cºsa pºr ten er algº qu e

ver con ella .

Page 108:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO VI

ROBERTO EN BUSCA DEUNA MUJER.—EL <<TABUENCA»

Y sus ARTIFICIOS .—DON ALONSO 0 EL “HOMBRE BOA»

NOS meses después se presentº Rºbertº en laCºrrala, a la hºra en que Manuel y lo s de

la zapatería tom aban de su trabajº .

—¿Tú cºnºces al señºr Zurrº? — preguntó Rº

bertº a Manuel .—Si ; aquí al ladº vive .

—Ya lº sé ; quisiera hablarle .

Pues llame usted, pºrque debe estar.Acºmpáñame tú .

Llamó Manuel , l es abrió la Encarna y pasarºnadentro . El señºr Zurro leía un periódicº a la luzde un velón en su cuartº , un verdaderº almacénrepletº de bargueños vi ejºs

,arcas apolilladas

,

relºj es de chimenea y º tra pºrciºn de cºsas . Seahogaba allí cualquiera ; nº se pºdía respirar nidar un pasº s in trºpezar con algº .

—¿Es usted el señºr Zurro? —preguntó Rº

bertº .

— Sí.—Yº venía de parte de dºn Telmº .

Page 109:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

110

¡De dºn Telmº ! —repitió el viejº, l evantandose y ºfreciendº una silla al estudiante Siénteseusted . ¿Cómº está ese buen señºr?—Muy bien .

—ES mu amigº míº —sigu ió dici endº el Zurro .

¡Vaya ! Ya 0 creº . Perº usted me dirá lº que desea , señºritº . Para mi basta que venga usted departe de dºn Telmº, para que yº haga lº que pueda pºr servirle .

— Lo que yº deseº es informarme del paraderºde una muchacha v_ola_tinera que vivió hace cincºº sei s añºs en una pºsada de estºs barriºs, en elmesón del Cucº .

usted sabe cºmº se llamaba la muchacha?

—¿Y dice usted qu e vivió en el mesón del

Cucº?—Sí, señºr.—Yº cºnºzcº algunº que vive ahí —murmuró

el rºpavejerº.

S i; es verdad —repuso la Encarna.

Aquel hombre de lºs mºnºs , ¿nº vivía allá?pre ntº e l señºr Zurro .

º; era la Quinta de Gºya —contestó su

¡Pues, señºr!… Espere usted un pºcº, jºvenespere us ted .

¿Nº será el Tabuenca el que vive allá, padre?interrumpió la Encarna .

— Ese es ; ese mismº . El Tabuenca . Va a usteda verle. Dígale us ted —añadió el s eñºr urro , dirigi éndºse a Roberto que va de mi part e. Es untíº de mal geniº

,muy cascarrabias .

Se despidió Rºbertº del rºpavejerº y de suhija , y salió cºn Manuel a la galeria de la casa .

—¿Y dºnde está el mesón del Cucº? —pre

guntó .

Page 111:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

112

molestaban cºn cºsas que a él nº le importaban nada .

—No chille usted tantº —le (1110 Rºberto , molestadº cºn aquella algarabía van a cre er quehemºs venidº a ases inarle a usted , lº menºs .—Chillo

,pºrque m e da la gana .

—Buenº, hºmbre, buenº ; chille usted lo quequ iera .

—Ami nº me dices tú esº, pºrque te andº en lacara —gritó el Tabuenca .

Usted a mi?—replicó riéndºse Rºbertº yaña iº dirigiéndºse a Manuel Me hacen la sanfisima los hºmbres sin nariz, y a este tíº chatº l evº

ya dar un dis stº .

e retiró el Ta uenca , decididº, y salió al pºcºra tº cºn un bastón de estoque , que desenvainó ;Robertº buscº pºr tºdas partes algº para defenderse, y encºntró una vara de un carreterº ;el Tabuenca tiró una estºcada a Rºbertº, y éstelaá>aró con la vara ; vºlvió a tirarle ºtra e sto

ca a , y Rºbertº , al pararla , rºmpiº el farºl delpºrtal y quedarºn a obscuras . Rºbertº cºmenzº a hacer molinetes cºn su vara , y debió dedar una vez a el Tabuenca en algún sitio delicado , pºrque el hºmbre empezó a gritar horriblemente :—¡Asesinºs l ¡Asesinºs !

En estº se presentarºn unas cuantas persºna sen el zaguán , y entre ellas un arriero gºrdº, cºnun candil en la manº .

—¿Qué pasa? — preguntó .

—Estos a sesinºs,que m e qu ieren matar—gritó

el Tabuenca .

—No hay nada de esº —repuso Rºbertº cºnvºz tranquila sinº que hemºs venidº a pretarle una cºs a a este tíº

,y,sin saber pºr qu ha

empezadº a gritar y a insu l tarme .

Page 112:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

113

—Y te andaré en la cara — interrumpió el Tabuenca .

— Pues venga usted de una vez ; nº se quede conlas ganas —replicó Rºbertº .

—¡Granujal ¡Cºbardel

— Usted s i que es cºbarde . Tiene usted tan pºcºs riñºnes cºmº pºca nariz .

El Tabuenca engarzó una pºrciºn de insultºs yblasfemias , y, vºlviendº la espalda , se fué .

—¿Y a mi quién me paga el farºl? —p reguntó

el arriero .

—¿Cuántº vale? — dij o Rºbertº .

—Tres pesetas .

—Ahi van .

Ese Tabuenca es un boceras —dij o el arrierodel candil , al recibir el dinero ¿Y qué es lº quequerían ustedes?— Preguntarle por una muj er que vivió aquí

hace añºs y que era volatinera .

— Eso ,dºn Alºnsº

,el Ti tiri

,quizá lº sepa . Si

quieren,diganme ustedes adºnde van , y yº le en

cargaré a l Ti tir i que les busque .

— Bueno ; pues dígal e usted que le esperamºs enel café de San Millán

,a las nueve — dij o Rºbertº .

—¿Y cºmº le vamos a cºnºcer a ese hºmbre?

preguntº Manuel .— Es verdad — dl ]0 Roberto ¿ cºmº le vamºs

a cºnºcer?—Muy fácilmente . El suele andar, de nºche , pºr

los cafés cºn un aparatº de esºs para ºír canciºnes .

—¿Un fonógrafo?

— Eso es .

En estº apareció en el pºrtal una viej a, quevinº gritandº :

¿Quién ha sidº elmo de la grandisima perraque ha rºtº el farºl?

Page 113:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

114

Calla, calla —l e contestó el arrie ro queestá tºdº arregladº .

¡Hala, vamosl—dnº Manuel a Rºbertº.

Los dºs salierºn de la pºsada y echarºn a andar de prisa . Entraron en el ca fé de San Millán.

_

Rºbertº pidió de cenar. Manuel cºnºcía al Tabuenca de verle pºr fas rºndas, y explicó a Rºbertº la clase de tipº que era mientras cenaban .

El Tabuenca vivía de una pºrción de artifi ciºscºnstruídºs ºr él . Cuandº nºtaba que el públicºse cansaba e una cosa , sacaba ºtra al m ercadº,y así iba tirandº . Unº de estºs a rtificiºs era una

rueda de barquillero , ue daba vueltas pºr uncircu lº de clavºs, en tre ºs cual es había escritºsnúmerºs y pintadºs cºlºres . E sta rueda la llevaba su dueñº en una ca ja de cartón, que tenía dºstapas , divididas en cuadritºs cºn números y cºlºres , dºnde se apuntaba , y que cºrrespºndían a losnúmerºs nestos alrededºr de lºs clavºs . Sºlíall evar el abuenca en una manº la caja cerrada yen la ºtra una mesita de tij era. Colocaba sus trastos en el rincón de una calle , hacía girar la rueday, cºn una vºz gangosa

,murmuraba :

—¡Ande la reºlina l Hagan juegº , Há

an juegº. Númerº 0 númerº ºa

gan .juegº .

nandº había a bastantes puestas , lº que erafrecuente, daba JTabuen ca a la rueda del barquillerº, diciendº al mismº tiempº su frase( ¡Aude la reºlinal» Saltaba la ballena en lºs clavºs , y antes que se detuviera, ya sabía el hºmbreel númerº y el cºlºr que ganaban

,y decía: aEl

siete encarnadº » , º e el cincº azul » , y siempre

Mientras Manuel hablaba,Rºbertº parecía pen

sativo .

—¿Ves? —d1]0 de pronto estas dilaciºnes sºn

Page 115:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

116

sa cºncluir este trºzº? ¿Nº? Entºnces… cºn supermisº —y cºgió el platº , el tenedºr y el cuchillº .

—Le traerán a usted ºtrº bisteck —dij o Rºbertº .

—No ,nº . Si es un caprichº; me ha parecidº

que esta carne debía estar buena . ¿Me ¡ eres darun pedazº de pan? —añadió , dirigién ºse a Manuel Gracias , jºven , muchas gracias .

Tragº el hºmbre la carn e y el pan en un momentº .

—¿Qué? ¿Queda un pºcº de vinº? —pregun tó,

sºnriendo .

— Sí —contestó Manuel , vaciandº la bºtella enla cº a.

ra i t —dijo el hºmbre al beberla ¡Señºres ! A su dís ¡>ºsi ci ón. Creº que querían preguntarme algº .

—Si .—Pues a su dispºsición . Me llamº Alºnsº de

Guzmán Calderón y Téllez . Aqui dºnde me venustedes , he sidº directºr de un circº en América,he viajadº pºr tºdas las tierras y tºdºs los ma resdel mundº ; ahºra estºy sufriendº un tempºraldeshechº ; por las nºches andº de café en caf écºn es te fonógrafo, y pºr la mañana llevº un juegº de esºs de martingala , que cºnsiste en una torre Infi el con un espiral . Pºr debaj º de la tºrrehay un cañón cºn resºrt e que lanza una bº la dehuesº pºr la espiral arriba

,y cae luegº en un ta

blerº llenº de aguj erºs de cºlºres . Esa es mivida . ¡Yº! ¡El directºr 32un circº ecuestre ! Hevenidº a parar en estº

,en ayudante del Talmen

ca . ¡Qué cºsas se ven en el mundº!— Quería yº preguntarle — interrumpió Rºber

to Si pºr haber vividº en el mesºn del Cucº cºnºcia usted a una tal Rºsita Buenavida ,vºlatinera .

—¡R05 1ta Buenavidal ¿Dice usted que esa muj er

Page 116:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

117

se llamaba Rºsita Buenavida?… Nº, nºTuve en mi cºmpañía una Rºsita , perº nº se llamaba Buenavida ; mejor se hubiera llamadº Malavida y cºstumbres .

— Quizá varió de apellidº — dijo Rºbertº im

pacientadº ¿Qué edad tenia la Rºsita que cºnºciº usted?—Pues le diré a usted ; yº fui a París el sesenta

y ochº,cºntratadº al circº de la Emperatriz . Yº

era entºnces cºntºrsionista , y en lºs cartel es mellamaban el Hombre-Boa ; luegº me hice malabarista

,y adºpté el nºmbre de dºn Alºnsº . Alºnsº

es mi nombre .fA los cuatrº meses , Pérez y yº, Pérez ha sidº el gimnasta más grande del mundº ,fuimºs a América

,y dos º tres años después cº

nºcia a Rºsita , que entºnces tendría veinticincº ºtreinta .

—De manera que la Rºsita que usted dice tendria ahºra sesenta y tantºs —dijo Roberto laque yº buscº tendrá a lº más treinta .

Entonces nº es ella . ¡Caramba, cuántº lºsientº ! —murmuró dºn Alºnsº

, agarrandº el vasºde café con l eche y llevándºs elº a lo s labiºs ,cºmº s i tuvi era miedº de que se lº fuesen a quitar ¡Y qué bºnita era aquella chiquilla! Teniaunºs ºjºs verdes cºmº lºs de un gatº . Una monada, una verdadera mºnada .

Rºbertº había quedadº pensativº ; dºn Alºnsºprºsiguió hablandº

,dirigiéndºse a Manuel :

—No hay vida cºmº la del artista de circºexclamó Nº sé la prºfesión de ustedes

,y nº

quierº rebajarla ; perº dºnde esté el arte… ¡AquelParís, aquel circº de la Emperatriz, nº los olvidaré nunca ! Verdad es que Pérez y yº tuvimºs suerte : hicimos furºr allá , y nº digº nada lº que esºsupºne. ¡Oh! Era una Una nºche

,después

de trabajar, se encºntraba unº cºn un recadº : <<Se

Page 117:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

118

le e3 pera en el ca fé tal » . Iba unº allá se en contraba unº cºn una muj er de la ¡ a i ¡ai una muj ercaprichºsa

,que convidaba a y a todº lº

demás . Perº vinierºn ºtros gimnastas al circº dela Emperatriz; nºsºtrºs dejamºs de ser nºvedad ,y el empresariº

,un yanqu i qu e tenia una pº rción

de cºmpañías,nºs dijº a Pérez y a mi si queria

mos ir a Cuba . Alante —dij e yº OI ra í t.—¿Ha estadº usted en Cuba?—preguntó Rº

bertº , saliendº de su abstracción .

—¡He estadº en tantºs sitiºs! —cºntestó , cºn

aire de superiºridad,el antiguº Hombre-Boa

Nºs embarcamºs en el Abre —siguió dici endº dºnAlºnsº en un barcº que se llamaba la Navarr , yestuvimºs en La Habana durante unºs ºchº mese s ;trabajandº all í, nºs salió un negºciº de una lºtería , y Pérez y yº ganamºs veinte mil pesºs ºrº .

—¡Veinte mil durºs ! —dijo Manuel .

—¡Cab alito l A la semana si iente ya lºs ha

bíamºs perdidº , y nºs encºnt bamºs Pérez y yºsin un centavº. Pasábamos unºs días alimentandonos de guayaba y de ñame , has ta que encºntramºs en el muelle de La Habana unºs gimnastasque estaban más arruinados qu e el verbº y nºsreunimºs a ellºs . Era gente que nº trabajabamal ; habia acróbatas , clauns , pantºmimistas , barrís tas y una equiyer francesa ; tºm amos una

cºmpañía e hicimºs una turné pºr lºs pueblºs dela isla ; perº una turné

,morrocotuda . ¡Cómº nºsºbsequiaban en aquella tierra ! ¡ Pase, mi am i

gº,

y tºmará una cºpa» . aMuchís imas gracias » . a ºme desaire el señó ; vamº a tomá una cºpa en eta

cantina, Y la bebida-a ndaba que era ungustº . Cºmº yº era el únicº de la cuadrilla quesabia hacer cuentas

,he tenidº educación —ana

diº dºn Alºnsº mi padre fué m ilitar, me nombre directºr. En unº de los pueblºs refºrcé la

Page 119:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

120

Llevábamos allá un mes,y,a pesar de que nº

agábamºs el lºcal , de que sºlía estar llenº tºdasas tardes

,y de ue nº teniamºs apenas gastºs ,

nº ganábamos . n qué cºnsistirá —me decía yºcºntinuamente Un misteriº.

Y en qué cºnsistía? — preguntó Manuel .hºra vºy. Antes hay que explicar que el gº

bernadºr de las atillas rºjas se enamºró de laRºsita

,y,sin an arse pºr las ramas , se la llevó a

su palaciº . El pºbre Hércul es mugía , rºmpía lºsplatºs con lºs dedºs y desahogaba su dºlºr y surabia haciendº barbaridades .

E l

gºbernadºr, muy campechano , nºs invitaba

al gal eguito y a mi a su palaciº , y allí, en un jardin que tenía cºn cedros y almeras , solíamºspreparar el prºgrama de las unciones y nºs eutreteníamºs en tirar al blancº , mientras fumábamos unºs tabacos admirables y bebíamºs cºpasde rºn . Hacíamos la cºrte a Rºsita

,y ella se reía

cºmº una lºca, y bailaba el tangº, la cachucha yel vitº , y le faltaba al inglés una barbaridad deveces ; un dia me dij º el gºbernadºr, que me trataba como a un amigo : e Ese secretario de ustedle rºba . » aCreº que s i »

,le cºntesté . aEsta nºche

tendrá usted la prueba » .

Cºncluimºs la función ; me fui a casa , cené eiba a acºstarme

,cuandº viene un negritº y me

dice que l e s iga ; buenº : lº hagº ; salimºs los dºs :nºs acercamºs al circº

,y en una cantina próxima

veº al gºbernadºr y al j efe de pºlicía del pueblº .

Hacia una nºche de luna muy hermºsa ; en la cantina nº habia luz; esperamºs , y esperamºs, y deprºntº aparece un bultº , y se cuela pºr una ventana del circº . “For ner » —murmuró el gºbernador Estº quiere decir: ¡ Alan tel — añadió dºnAlºnsº .

Nºs acercamºs los tres, y por la misma venta

Page 120:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

121

na pasamºs sin hacer ruidº ; llegamºs , de puntillas

,al pºrtal de la antigua escuela , que hacía de

vestíbulº del circº,y que era dºnde estaba la ta

quilla,y vemos al secre tariº cºn una linterna en

la manº,regis trandº la caj a .

—¡Altº a la autºri

dad!» —gritó el gobernador y,con el revólver

que llevaba en la manº,disparó un tirº al aire .

El secretariº quedó paralizadº mirándonos ; elgºbernadºr entºnces le apuntó cºn el arma alpechº y vºlviº a disparar a bºca de j arrº ; elhºmbre vaciló

,dió una vuelta en el aire y cayó

muertº .

El gºbernadºr estaba celºsº , y la verdad esque la Rºsita le quería al secretariº . Yº nº hevistº en mi vida un dºlºr tan grande cºmº el deaquella muj er cuandº encºntró a su amantemuertº . Lloraba y se arrastraba dandº unºs la

¡mentºs que partían el alma . Napºleº llºró tamren .

Enterramºs al secretariº , y a los cuatrº o cin“

cº días del entierrº no s cºmunicó el j efe de policia de la isla que la escuela nº pºdía estar mástiempº haciendº de circº

,y que nºs fuéramºs .

Obedecimos la ºrden, pºrque nº había más remedio , y durante un par de añºs estuvimºs andandº pºr pueblºs del centrº de América del Yucatán y de Méj icº

,hasta que en Tampicº se des

hizº la cºmpañia . Cºmº allá nº habia mediº detrabaj ar, Pérez y yº nºs embarcamºs para NuevaOrleáns .

Hermºsº pueblº, ¿ eh? —dl ]0 Rºbertº .

IS

—I'

ermºsº ¿Ha estadº usted allí?1.

Hºmbre, ¡cuántº me alegrº !— Qué ríº , ¿ eh?¡Un mar! Pues vºy a mi histºria . La primera

vez que trabajamºs en la ciudad,señºres

, ¡qué

Page 121:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

122

éxitº! El circº era más al tº que una iglesia; yº ledij e al carp interº: a—Pºn el tra ciº nuestrº lºmás altº pºsible » ; y después de acer esta recº

mendación me fui a cºmer.En nuestra ausencia ll egó al circº el empresa

riº y preguntó : a-¿ES que lºs gimnastas españºl es quieren traba j ar a esa al tura?» u—ESO han

'

dichº» — le cºntestó el carpinterº.—Que les avi

sen que nº quierº ser respºnsable de una barbaridad semejante » .

E stábamºs Pérez y yº en el hºtel , no s dan e lrecadº de que fuéramºs en segui a al circº .

u—

$Qué pasará?» —me preguntó mi cºmpañerº.

a verás —le di je yº cºmº nºs van a exigirque baj emos el trapeciº» .

Efectivamente ; vamºs Pérez y yº al circº, y levemºs al empresariº. Era esº lº que quería .

u—Nada —l e dij e aunque ven a el mismísimºpresidente de la República de lºs stadºs Unidºscºn su señºra madre

,nº ba jº el trapeciº ni una

pulgada » . a— Pues se le obligará a usted » . a-Loveremºs . » Llamó el empresariº a unº de pºlicía ;le enseñé yº a éste el cºntratº , y me dió la razónme dij º que mi cºmpañerº y yº teníamºs el perfecto derechº de rºmpem os la—¡1Qué país ! —murmuró irónicamente Rºbertº .

ien e usted razón — dij o en seriº dºn Alºnsº ¡Qué país! ¡Esº es adelantº !Pºr la nºche , en el circº , antes de debutar, es

tábamºs Pérez y yº ºyendº lºs cºm en tariºs delpúblicº . a— Perº esºs españºl es , ¿van a trabajara esa altura?» —se preguntaba la gente . a—Sevan a matar» . Nºsºtrºs tan tranquilºs,sºnriendº .

Ibamºs a salir a la pis ta,cuandº se nºs acerca

un señºr de sºtabarba marinera , sºmbrerº decºpa de alas planas y carrick

,y gangueando mu

chº, nºs dice que nºs pºdí a suceder una desgra

Page 123:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

124

Y el gimnasta quedó en tusiasmadº, mirandºfij amente a un puntº .

Rºbertº y Manuel le contemplaban cºn curiosidad .

—Y a la Rºsita , ¿nº la vºlvió usted a ver má s?preguntó Rºbertº.

—No ; me dij eron que se había divºrciadº deNapoleo para casarse de nuevº en Beas tón cºnun millºnariº del O este . La s ¿Qu ién sefía de ellas?… Perº , señºres , sºn las ºnce . Perdºnen ust edes ; me tengº que marchar . ¡Muchas

gracias ! ¡Muchísimas gracias ! murmuró dºnlºnsº apretandº con efusión la manº de Rºber

to y la de Manuel —Ya nºs veremºs º tra vez

¿verdad?—Si ; nºs veremºs —contestó Rºbertº.

Dºn Alºnsº cºgió su fonógrafo en la manº ypasó pºr en tre las mesas repitiendº su frase :¡Novedé! ¡Novedé/ Luegº, después de saludarnuevamente a Rºbertº y a Manuel , desapare ció .

—Nada , nº se averigua nada —murmurº Rºberto Vaya , adiós ; hasta ºtrº día .

Manue! quedó sºlº, y pensandº en las histºrias de dºn Alºnsº y en lºs m i s teriºs de Robertº, se fué al Corralon a acºsta rs e .

Page 124:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO VII

LA a K ERMESSE » DE LA CALLE DE LA PASION. EL—UN CAPE CANTANTE.

A kermesse de la call e de la Pasión fué esperada pºr Leandrº con ansiedad . Otrºs añºs

había acºmpañadº a la Milagrºs a la verbena deSan Antºniº y a las del Pradº ; bailó cºn ella , laconvidó a buñuelºs

,la regaló un tiestº de alba

haca ; aquel veranº la familia del Corr etor parecía tener empeñº decididº de apartar a la Milagrºs de Leandrº . Este se enteró de que su nºviay su madre pensaban ir a la kermesse

,y se agen

ció dºs billetes,y anunció a Manuel que los dºs

se presentarían allá .

Efectivamente : fuerºn una nºche de agºstº,

que hacia un calºr hºrrib l e ; un vaho densº yturbiº llenaba las call es de las cercanías delRastrº , adºrnadas e ilum inadas cºn farolillos ala veneciana .

Se celebraba la fiesta en un sºlar grande de lacall e de la Pasión . Entraron Leandrº y Manuella música del Hºspiciº t ºcaba una habanera . Elsºlar, alumbradº cºn ar cºs volt aicos, estaba

Page 125:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

126

adºrnadº cºn cintas , gasas y flºres arti ficial es ,ue partían cºmo radiºs de un pºste del centrº eiban hasta los extremºs . Frente a la puerta de entrada había una caseta de tablas , re cubierta cºnpercalina rºj a y amarilla , y una pºrción de banderas españºlas : era la tómbola .

Leandrº Manuel s e sentarºn en un rincón yesperarºn . cºrrectºr y su fam ilia llegarºn pasadas las diez ; la Mila rºs estaba muy bºnitavestía traj e clarº cºn di nj os azules, pañuelº decrespón negrº zapatº blancº . Iba un pºcº escotada hasta e nacimientº de! cuellº , terso y redºndº .

En aqu el mºmentº la banda del Hºsp iciº tocaba a trompetazos el scottish de Lºs Cocinerºs , y Leandrº, emociºnadº , invitó a bailar a

la Milagrºs . La muchacha hizº un gestil lº de

enfadº .

—A ver si me manchas el traj e nuevº —murmurº , y se pusº el pañuelº en la cintura .

—Si bailas cºn ºtrº tambi én te mancha rácºntestó Leandrº hum ildemente .

La Milagrºs nº hizº casº : bailaba co giéndosela falda con una manº, cºntestandº de una manera displicente y pºr monosílabos .

Cºncluyó el scottish, y Leandrº invi tº a la familia a ir al ambigú. A la derecha de la puertahabía dºs escalinata s adºrnadas

,que cºnducían

a ºtrº sºlar a un nivel de s eis º siete metrºs másalto del sitiº dºnde se celebraba el baile. En unade las escaleras

,llenas de banderas españolas ,

habia un letrerº, sºstenidº pºr un pºst e, dºndepºnía: aSú bidá al ambigú » ; en la ºtra: e Bajadadel ambigu s .

. _Subierºn tºdºs la escal era . El ambigú era un

Sitiº espaciºsº , cºn árbºles , alumbradº pºr lobºs eléctricºs , que cºlgaban de gruesº s cab es .

Page 127:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

128

El arranque fanfarrón de Leandrº gustó a unade las muchachas

,que se vºlvió a m irar al

mºzº y sºnrió ; perº a la Milagrºs nº le hizº gracia ninguna

,y,mirandº hacia atrás, buscó repe

tidas veces cºn la mirada al grupº de los treshºmbres .

En estº apareció el que Leandrº habia des ig

nado cºn e mºte de Lechu nino, acom añan

do al cºrrectºr y a su mu j er. as tres muc achasse acercaron a ellºs , y el Lechuguino invitº abailar a la Milagrºs . Leandrº m iró a su nºvia ah

s tiºsamen te ; ella , sin hacerl e casº , se usº a

ailar. Tocaban el aso dºble de El tam r de

granaderºs . El Le c£uguíno era un bailarín cºn

sumado ; llevaba a su pareja cºmº una luma yle hablaba tan de cerca, que parecía que e estababesandº .

Leandrº nº sabía qué cara pºner,su fría borri

blemente ; nº se decidía a marcharse . Conclu ºaquel baile , y el Le chuguino acºmpañó a

'

a

grºs adºnde estaba su madre.—¡Vámºnºsl ¡Vámºnºs! — dijo Leandrº a Ma

nuel Si no , voy a hacer un disparate .

Salierºn de allí escapados y entrarºn en uncafé cantante de la call e de la Encºmienda .

Estaba desiertº . Dºs chiquillas bailarºn en untabladº : una vestida de maja , y ºtra de manºlº .

Leandrº , pensativº , nº hablaba una palabra ;Manuel sentia sueñº .

—Vamos de aquí —murmuró Leandrº,de spués

e breve ratº Estº está muy triste .

Salierºn a la plaza del Prºgresº ; Leandrº, siempre _

cabizbajº y pensativº ; Manuel , muertº desuenº .

—En el café de la Marina —dijo Leandrohabrá hºlgºriº.

Más nºs vale ir a casa —contestó Manuel.

Page 128:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

129

Leandrº,sin atenderle

,bajº a la Puerta de l

Sºl ; entrarºn los dºs muy silenciºsos pºr l a cáIle de la Mºntera y vºlvi erºn la esquina de la dejardines . Era más de la una . Al pasº las busconas , apostadas en los pºrtales, cºn sus traj esclarºs

,les detenían

,y a l ver el aspectº torvo de

Leandrº y la facha pºbre de Manuel , l es dej abanpasar

,dándºles alguna brºma pºr su seriedad .

A la mitad de la call e, estrecha y ºbscura , brillaba un farºl rºj º , que iluminaba la pºrtada sºrdida del café de la Marina .

Empujó la puerta Leandrº y pasarºn adentrº .

Enfrente , el tablado cºn cuatrº º cincº espej os ,relucía llenº de luz; en el lºcal , angºstº , la fila demesas arrinconadas a una y ºtra pared nº dejaban en mediº mas que un pasillº.

Se sentarºn Leandrº y Manuel . Este apºyº l afrente en la manº y quedó dºrmidº ; Leandrºhizº una seña a dºs can taoras, vestidas cºn traj esvistºsºs

,que hablaban cºn unas muj eres gºrdas ,

y las do s fuerºn a sentarse a la mesa .

—¿Qué vais a tºmar? — las preguntó Leandrº .

—Yº alp is te — contestó una.de ellas , que era

delgadita,nerviºsa , cºn los ºjºs pequeñºs y pin

tadºs .

—¿Tú cºmº te llamas?

—Yº,Mar ia la Chiva to.

ésta?

La Tarug o, que era una malagueña gºrda yagitanada , se sentó al l adº de Leandrº , y se pusieron lºs dos a hablar baj º .

Se acercó el mºzº a la mesa .

—Traenºs cuatrº medias de aguardiente — dijola Chiva to pºrque éste beberá —añadió dirigl

i

l

énd

qlse a Manuel y agarrándºle del brazo ¡Tú,

c ava

Page 129:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

130

¡Eh! —exclamó el muchachº, despertándose ,sin tener idea de dºnde estaba ¿Qué qu iereusted?La Chivato se echó a reír.—¡Despiértate, hºmbre , que se te va el tren !

¿Has venidº en el m ixtº de esta tarde?—He venidº en la… —y Manuel sºltó un rosa

riº de barbaridades .

Lue o ,de muy malhumºr, se pusº a mira r a

tºdºs adºs,haciendº esfuerzºs para nº dºrm irse .

En una mesa de a! ladº , un hºmbre cºn trazasde chalán discutía acerca del cante y del bail e flamenco con un bizco de cara de asesinº .

— Ya nº hay art is tas —decía el ch alán antesvenia unº a ui a ver al P intº, al Can i to , a lºsFeos, a las Ahºra

, ¿qué? Ahºra , na ;pºllºs en vinagre .

—Me parece —decía muy seriº el bizco .

—Ese es el tocaor —dijo , señalandº a este últimº la Chiva to.

No pararºn mucho tiempº las dºs cantaºras enla mesa de Leandrº y Manuel . El bizco estaba yaen el tablado ; empezó a puntear la guitarra , sesen tarºn s eis muj eres en fila y cºmenzarºn a palmºtear ritmicamente ; la Tarug o se levantó de suasientº y se arrancó a bailar de cºstadº

,luegº

zarandeó las caderas de una manera convulsiva ;el can taor cºmenzº a gargarizar suavemente ; aintervalºs callaba y nº se ºía entºnces más ueel castañeteo de lºs dedºs de la Tarug o y ºs

gºlpes de sus tacºnes , que llevaban el contrapuntº .

Cuandº cºncluyó la can taora malagueña,se

levantó un gitanº de piel achºcºla tada , y bailóun tan o , un danzón de negrº ; se retºrcía , echaba el

_a domen para adelante y los brazºs atrás .

Terminó cºn mºvimientºs de caderas afemina dos

Page 131:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 132:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPITULO VII I

LAS VACILACIONES DE LEANDRO .—EN LA TABERNA DE

LA -EL DE LAS TRE S CARTAS.—LUCHA CONEL <(VALENC IA»

LGUNAS nºches Manuel ºía a Leandrº en sucuartº que se revºlvía en la cama y suSpi

raba con unºs suspirºs tan prºfundºs cºmº losmugidos de un tºrº .

—Las cºsas le van mal — pensaba Manuel .La ruptura entre la Milagrºs y Leandrº era de

finiva . El Lechug ino, en cambiº , ganaba terrenº :había cºnquistadº a la madre de la muchacha,convidaba al cºrrectºr y esperaba y acºmpañabaa la Milagrºs .

Un día , al anºchecer, lºs viº Manuel a los dºs ,calle de Embajadores abajº : él iba cºntºneándºse , cºn la ca a terciada ; ella, arrebujada en elmantón ; él la ablaba y ella se reía .

¿Qué va a hacer Leandrº cuandº lº sepa?— preguntó Manuel Nº

,pues yº nº se lº digº ;

ya se encargará alguna bruj a de la vecindad dedarle la nºticia .

Efectivamente, así pasó ; y antes de un mes

Page 133:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

134

nadie i oraba en la casa que la Milagrºs era lanºvia Lechuguinº; ue éste había abandonadº la vida de juerga y e garitº , y pensaba seguircºn el negºciº de su padre : la venta de materialespara cºnstrucciºnes, y establecerse y hacer lavida de una persºna fºrmal .Mientras que Leandrº traba j aba en la zapate

ría , el Lechu ¡no sºlía visitar a la famil ia del cºrrector , y ha laba cºn la Milagrºs ya cºn el cºnsentimientº de lºs padres .Leandrº era º aparentaba s er el únicº nº ente

radº de las nuevas relaciºnes de la Mila ºs . Alnas mañanas , al pasar el mºzº pºr de ante dea casa del señºr Zurro , para baj ar alipatiº, sºliaencºntrar a la Encarna, ésta, al verle , l e preguntaba cºn sºm a pºr La Milagrºs , cuandº nºsºlía cantarle un tangº

,que empezaba diciendº:

De las grandes lºcuras que e l hºmbre hace ,

nº cºmete ninguna cºmº casarse ,

y es ecificandº la lºcura y entrandº en detalles,

aña ía a vºz en gritº

Y pºr la mañana 6! va a la ºfi cina ,

y ella queda en casa cºn algún vec inºque es persºna fi na .

Leandrº sentía el amargor que se deslizabahasta el fºndº de su alma

,y pºr más que se re

vºlvía para dºminar sus instintºs,nº lºgraba

tranquilizarse . Un sábadº pº r la nºche, mientrasvºlvían pºr la Rºnda hacía casa, Leandrº se acercº a Manuel .—¿Tú sabes si la Milagrºs habla cºn el Le chug uzno? — le preguntó .

—¿Yº?

—¿No has ºídº decir que se van a casar?

Page 135:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

136

Sal ierºn los dºs de la gal ería , y después delCºrralón.

—Pero, ¿ qué ha pasadº?—pre ntºManuel.

—Nada,ue estº se ha cºnc nidº —contestó

Leandro a he dichº de buena maMilagrºs

, ¿ es verdad que te vas a casarLe chuguino? .Si , es verdad , ¿ te im ºrta algº?»…Si , la he cºntestadº , pºrque ya sa es e yº tequ ierº . ¿Es pºrque es más ricº que yº xAun

que fuera más pºbre que una rata me casabacon él » . a ¡Bahln a ¿ES que nº lº crees?» aBueno » .

Al últimº me ha indignadº, y la he dichº que medaba lº mismº que se casara cºn un perrº , y eera una tía zºrra Luegº la madre

q:asa lidº a Estº ya se ha cºncluidº .

Mejºr. Lºs cºsas claras . ¿Adónde vamºs? ¿Vamºsºtra vez a las Injurias?

¿Para qué?ver s i ese Va lencia se sigu e pºniendº mo

ñºs cºnm igº .

Cruzaron la vía de circunvalación . Leandrº ,dandº zancadas

,se p lantó en un mºmen tº en las

Injurias . Manuel apenas pºdia se irle .

Entraron en la taberna de la B asa ; los mismºshºmbres de la nºche anteriºr jugaban al canécerca de la estufa . De las mu j eres , sólº estabanla Pa lºma y la Muer te. E sta , cºmpletamente bºrracha , dºrm ía sºbre ta mesa . La luz daba en sucara eris ipelatºsa y ll ena de cºstras ; de la bºcaentreabierta , de labiºs hinchadºs , l e fluía la sa

liva; la melena estºpºsa , gris , sucia y enmarañada le salía en mechºnes pºr debajº del pañuelºnegrº, verdºsº y llenº de caspa ; a pesar de losgritºs y riñas de los ju adores

,nº pestañeaba ;

sólº de cuandº en cuan º lanzaba un ronquidoprºlºngadº, que , al cºm enzar, era sibilante, yque term inaba cºn un estertor rºncº. A su ladº

Page 136:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

137

la Paloma , acurrucada en el suelº al ladº delVa len cia , tenia un niñº de tres º cuatrº añºs enlºs brazºs

,un chiquillº delgaducho y pálidº , que

parpadeaba sin cesar,a quien daba a beber una

cºpa de aguardiente .

Por delante del mºstradºr un hºmbre al tº yflacº

,con una gºrrilla con un númerº dºradº en

la cabeza y una blusa azul , s e paseaba melancólico ; los brazºs , a lº largº del cuerpº , cºmº si nºfueran suyºs ; las piernas , dºbladas . Echaba unsºrbº de una cºpa cuandº se l e ºcurría ; se limp iaba los labiºs cºn el dºrsº de la manº, y vºlvía a pasearse con indºlencia . Era hermanº de lamujer de la taberna .

Se sentarºn Leandrº y Manuel en la mismamesa dºnde estaban los jugadºres . Leandrº pidiºvinº, vaciº un vasº grande de un tragº y suspirºvarias veces .

—¡Cri s tºl

—murmuró sordamente LeandroQue nº se te ºcurra entusiasmarte con una muj er.La más buena es tan venenºsa cºmº un sapº .

Después pareció calmarse ; cºntemplº los dibujºs del tablerº de la mesa : cºrazºnes heridºs pºruna flecha , nºmbres de mu j eres ; sacó una navaj a del bºlsillº y s e pusº a grabar letras en latabla .

Cuandº se cansó convidó a unº de los jugadºres a beber cºn él .—Hombre, muchas gracias —replicó el otro

estºy jugandº .

— Buenº; pues dej a usted el juegº , y si nº quiere usted no s e le ºbliga. ¿Nadie quiere tºmar unacºpa? Yº le convi do .

— Se acepta —dij o un hºmbre altº,encorvado

,

de aire enfermizº,a quien llamaban el Pas tiri

l evantándºse y acercándºse a Leandrº .

Este p idió más vinº , y se entretuvo en reír altº

Page 137:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

138

cuandº algunº perdía y en apºstar cºntra el Va

El Pas tiri se aprºvechaba , vaciandº un vasºtras ºtrº . Era el tal un bºrrachín , cºmpadre del !

Tabuenca, que se dedicaba también a engañarlos incautºs con juegºs de ballestilla . Manuel lecºnºcí a de verle en la Ribera de Curt idores. Sºlíaej ercer su arte en las afueras , jugandº a las trescartas . Colocaba tres naipes sobre una tablita ;uno de éstºs lº mºstraba ; luegº camb iaba delugar lo s ºtrºs dºs muy despaciº, dejandº quietala carta que había ens eñadº , y pºnía encima delºs tres naipes un palitº, y apºstaba a que nº se

indicaba cuál era la que había enseñadº . Y nº sedaba cºn la carta nunca ; tan bien preparadº estaba el juegº .

Una ºperación parecida a ésta sºlía realizar elPas tiri cºn tres fichas de juegº de damas

,deba jº

de una de las cuales pºnía una bºlita de papel ºmiga de pan ; apºstaba a que nº se decía debaj ºde cuál de las tres estaba la bºlita

,y si pºr

1casu_

al

idadalguno acertaba , la escamoteaba cºn

a una .

El Pas tir i aquella nºche estaba repl etº de alcºhºl y cºmpletamente afónico .

Manuel , que había bebidº'

algº de más , sintió elprincipiº del mareº , pensó en el mºdº de huirdísimuladamente ; perº , cuandº se decidió, e l hermanº de la tabernera cerraba la puerta de lataberna .

Antes de que concluyese de hacerlº entró, pºr lamedia puerta que aun quedaba abierta

,un hºm

bre baj itº, afeitadº, vestidº de negrº, cºn una

bºina de visera , el pelº rizadº y un aspectº deandrógino repugnante . Saludº afectuosamente aLeandrº . Era un cordonero de la casa del tíº12110, de fama sºspechºsa, a qui en llamaban el

Page 139:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

140

—No , hºmbre; es que ya nº puede pasar—cºmtestº el de las tres cartas , cºn su vºz desgarrada ,llevandº la manº abierta a la garganta. Luegº ,cºn una vºz que parecía venir de un órganº rº tº ,

'

tó—¡Pa lomal

—¿Quién llama a esta muj er?—contes tó inme

diatamente el Va len cia , l evantandº la mirada pºrentre el grupº de jugadºres .

—Yº —cºntestó e l Pastiri Que venga la Paloma .

¿Eres tú? Pues nº pue ser —replicó el

—He dichº que venga la Pa lºma — repuso elPas tirí , sin mirar al matón .

Este areció nº ºír la frase . El de las tres cartas se evantó molestadº pºr la descºrtesía , ydandº en la manga al Valen cia con el revés de lamanº , repi tió su frase , re calcandº palabra pºrpalabra :—He dichº que venga la Pa lºma , que esºs ami

gºs qui en hablar cºn esa s eñºra .

—Pues yo te digº que nº pue ser —cºntestº el ºtrº .

—Es que esºs cabayeros quien hablar con eya .

— Bueno… pues que me pidan a mi perm is º .

E l Pas tiri acercó su cara a la del matón,y m i

rándºle a los ºjºs , gritº:—¿Sabes, Va lencia , que te estás pºniendº má s

patºsº que Diºs?—¡Mentiral—replicó el aludidº , continuandº

tranquilamen te su juegº .

—¿Sabes que te vºy a dar dºs trompas7

—¡Mentiral

El Pastir i se retiró un pºcº , con la tºrpeza deun bºrrachº , y cºmenzó a buscar la navaj a en elbºlsillº interiºr de su chaqueta

,entre las risas

Page 140:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

141

burlºnas de tºdºs . Entºnces,de prºntº , con una

decisiºn repentina,Leandrº se levantº con la

cara inyectada d e sangre, agarrº al Va len cia pºrla sºlapas de la chaqueta

,y lº zarandeó y le gºl

peº cºntra la pared rudam ente .

Tºdos los jugadºres se inter usíerºn : cayó lamesa y se armó un estrépitº in ernal de gritºs yvºciferaciºnes . Manuel se despertó despavorido .

Se encºntró en m ediº de una trapatiesta hºrrºrºsa ; la mayºría de lo s jugadºres , cºn el hermanºde la tabernera a la cabeza

,quería echar fuera

a Leandrº ; perº éste apºyadº en el mºstradºr,recibia a patadas a tºdº el que se l e acercaba .

—Dejadnºs sºlºs — gritaba el Va len cia cºn lºs

lab ios llenºs de saliva y tratandº de desasirse delos que lº suj etaban .

—Sí ; dejadlºs sºlºs —d i j o unº de lºs jugadºres .

— Al que me a arre lº matº —exclamó el Valen cia , y apareci armadº con un cuchillº largºde cachas negras .

—Eso es —dij o Leandrº cºn som a que se

vean los hºmbres .

—¡Olel

— gritó el Pas tiri , entusiasmadº cºn su

vºz rºnca .

Leandrº sacó del bºlsillº interiºr de la americana una navaj a lar

ga y estrecha ; tºdº el mundº

se acercº a las pare es para dej ar sitiº a los contendientes . La Pa lºma se desgañitaba gritandº :—

¡Que te pierdes ! ¡Que te pierdes !l evad a esa muj er —gritó el Va lencia cºn

vºz trágica ¡Ea! —añadió , haciendº un molinete con su navaj a Ahºra veremºs los hºmbresde riñºnes .

Avanzaron los dºs rivales hasta el centrº de lataberna, lanzándºse furiosas miradas . El interésy el espanto sobrecogió a los espectadºres .

Page 141:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

142

El primerº que atacó fué el Vazencia , se inclinóhacia adelante

,cºmº si quisiera saber dºnde l e

heria al cºntrariº, se agachó , apuntó a la ingle yse lanzó sºbre Leandrº; perº vi endº que éste lees eraba sin retrºceder, tranquilº dió un rápidºsa tº hacia a trás . Luegº vºlviº a ºs m ismºs ataques en fal sº

,intentandº sºrprender al adversa

río cºn sus tintas , amagando a l vien tre y tra tando de herirle en la cara ; perº ante el brazº inmóvil de Leandrº, que parecía querer ahºrrar mºvimientº hasta tener el olpe segurº , el matón se

descºncertó y retrºce ió . Entºnces avanzó Leandro . Se adelantaba el mºzº cºn una sangre fríaue daba miedº ; s e veía en su cara la resº lucióne clavar a l Va lencia . En la taberna reinaba unsilenciº angustiºsº, y sólº se ºía el hipº de laPa loma en el cuartº de al ladº .

El Va lencia palideció de tal mºdº al comprender la decisiºn de Leandrº

,que su cara uedó

azulada , lºs º jºs se le dila taron y le castanetea

rºn los dientes . A! rimer envi te retrºcedió , pe rºquedó en guard ia ; negº el miedº pudº má s

que

el y huyó , sin pensar ya en a tacar, derribandº ºs

bancºs , y Leandrº, ciegº, co n una sºnrisa de crueldad en los labiºs

,l e persiguió implacablem ente .

El espectáculº era triste y enºso ; tºdºs lºspartidariºs del matón cºmenza an a m irarle cºnsºm a .

—Menúo canguelº ties, gachº—gritó el Pas tir i Pareces un sal tamºntes . ¡Anda ahí, barbiá n !¡Que te la diñan! Si nº te retiras prºntº te metenun palmº fi erro en el cuerpº .

Una de lºs gºlpes de Leandrº rasgº la chaqueta del matón .

Entºnces éste, pºseídº del mayºr pánicº, se refu

gió detrás del mºstradºr; lºs ºjºs desen ca jados

re lejaban un terrºr espantº sº .

Page 143:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

144

Perº si ese Valencia es un blancº —di jo el Pastiri cºn su voz estrapajºsa Un boceras , que nºtie media boieta.

—Pues él se había empa lmao en segu ida . ¡Pºrsi acasº ! —repuso el Besa vitº cºn su vºz extraña

,imitandº la actitud de que va a atacar cºn

una nava j a .

—¿Y qué? ¿Y qué? —repuso el Pastiri Yº te

digº que es un p ip i y que nº pue cºn la linda quetiene .

—Buenº ; perº él s e rascaba y echaba cada de—añadió el cordonero .

—¡Que se rascaba ! Perº, ¡qué cachº de primº !

¿Tú lº has vistº?Y bien .

Perº, ¡qué vas a ver tú , si estás cheolYa qu isieras estar tan frescº cºmº yº , ¡bah!

¡Perº si nº puedes cºn la ta j ada que llevas!Calla , calla , tú si que nº puedes con la curda ;

yº te digº que si se descuida aquí —y el Besuguito señaló a Leandro cºn lºs via j es que l e ha tirado malamen te , l e mºja .

%Iagrasl

s una ºpinión , hºmbre.—Tú nº ºpinas aqui ni na —exclamó Lean

dro Tú te vas a tºmar el fre scº y te callas . ElVa lencia es más blancº que el papel ; lº que diceel Pas tiri , esº. Muy valiente para explºtar a lºssarasas cºmº tú y a los chavalejºs de mal vivir… ;perº cuandº se en cuen tra cºn un tíº que los ti en ebien puestºs, ¿ qué? Na , que es un ganguero másblancº que el apel .

Es verda —asintieron tºdºs .

Y menúo abucheo que le vamºs a dar a ese gachº—dijo el presidiario cumplido si viene aqu ía cºbrar el bara tº .

—¡La pértiga! —exclamó el Pas tiri .

Page 144:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

145

—Bueno,señºres ; ahºra yº convido — di]o

Leandro pºrque tengº dinerº,y pºrque s i —y

sacó unas mºnedas del bºlsillº y diº cºn ell as enla mesa Tabernera , unas tintas .

—Ya van .

—¡Manuell ¡Manuel ! — gritó después Leandrº

varias veces Perº , ¿ dºnde está ese chaval?…Manuel

,siguiendº el caminº del matón

,s e ha

bía escapadº por l a puerta de la trastienda .

Page 145:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 147:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

148

atadº a una cadena ; al pºcº tiempº tuvi erºn quevender el mºno a unºs gitanºs que vivían en laQuinta de Gºya .

Dºn Alºnsº llamó a Manuel y le dijº—Vete a buscar a dºn Rºbertº y dile que hay

aquí una muj er que se llama Rºsa , y que es º haS idº volatinera ; debe ser la que él busca .

Manuel fué inmediatamente a la casa ; Rºbertºse había marchadº de allí nº sabía su paradero .

Dºn Alºnsº iba por el ºrraló n con mucha frecuencia y hablaba con la mujer y la niña . En e lmarcº de la ventana de su casa tenían madre ehija una caj ita con una mata de hierbabuena , que ,aunque la regaban tºdas las mañanas

,cºmº nº l e

daba el sºl , apenas crecía . Un día las mu j eres desaparecierºn cºn su hermºsº perrº de aguas ; nºdejarºn en la casa mas que una pandereta usaday

Don Alºnsº tºmó la cºstumbre de aparecer

pºr el Corralón ; sºlía echar un párra fº con RebºIedº, el de la barberia mºdernista , ue hablabapor los codºs, y presenciaba las hab

'

idades gimná s ticas del Aristas . Una tarde la madre de és tele preguntó al antiguº Hombre—Boa si el chicº tenía verdaderas disposiciones .

Dºn Alºnsº se pusº seriº y examinó detenidamente lºs trabajºs del muchachº para darse cuenta

_de sus facul tades , y le diº algunºs útil e s cºn

sejºs .

Era verdaderamente curiºsº ver al vi ejº ti tiritero dandº órdenes ; lº hacía con una seriedadaugusta .

—Una, dºs , O p 1a… De nuevº En posición . Las rºdillas cerca de la cabeza uñas paraaba jº…, una dºs una

, 0 p la .

Page 148:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

149

Dºn Alºnso nº quedº descºntento del Ari stas ,perº afirmó la necesidad ineludibl e del traba j ºcºnstante .

— Quien algº quiere,algº le cuesta, chiquillº

— dij o y el s er gimnasta no está a la altura decualquiera .

A la madre, cºnfidencialmente , le asegurº que su

hij º pºdria ser un buen artista de circº .

Después dºn Alºnsº,viéndºs e ante un público

numerºsº,cºmenzó a hablar cºn vºlubil idad de

los E stados Unidºs , de Méj icº y de las Repúblicassudamericanas .

—¿ Por qué nº nºs cuenta usted cºsas de esºs

paises que ha vistº? — l e preguntó Pericº Re

bºlledº .

—No ,ahºra nº ; tengº que salir cºn la tºrre

—¡Ahl… Cuente usted — dijeron tºdºs .

— Don Alºnsº aparentó que le mºlestaba la peticiºn ; perº , cuandº tºmó el hilº, cºntó , una trasºtra , histºrias y anécdºtas en tal cantidad , quecasi le tuvierºn que pedir que se callara .

—¿Y en esas tierras nº ha vi stº usted hºmbres

muer tºs pºr los l eºnes? — preguntó Aristºn .

— ' ES que nº hay l eºnes?—Leºnes en muchºs .

—Pero yº digº en el campº .

— Eu el campº,nº .

Dºn Alonsº pareció bastante contrariado alhacer estas cºnfesiºnes .

—¿Ni ºtras fieras tampºcº?

— Ya nº hay fieras en lo s países civilizadºsdijº el barberº .

— Pues mire usted, si , allá hay fieras — y dºn

Alºnsº hizº una mueca burlona y una señal deinteligencia a Rebolledo Una vez me sucediº

Page 149:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

150

una cºsa terrible ; pasábamºs cerca de una is la yºímºs cañonazos . Era la guarnición que ti rabasalvas .

—Perº, ¿ pºr qué se ríe usted? —preguntó elAristºn .

—Es Pues si , me acerqué al capitándel barcº y le pedí permisº para que me dejasedesembarcar en la isla . Buenº—me dij o lléveseusted la Gºlºndrina , si quiere —la Gºlondrinaera el nºmbre de la pira a pe rº dentrº de unpar de hºras esté usted e vuelta .

Me embarco en mi bºte , y ¡halal, ¡halal…,ll egº

a la isla,que estaba pºblada de plátanºs y cºcº

feros, y desembarcº en una playa , en dºnde sehundió la prºa de la Gºlondr ina .

Aquí,dºn Alºnsº hizº una mueca del hºmbre

que nº puede cºntener la risa , y lanzó despuésal barberº una m irada, acºmpañada de un gu iñºcºnfidencial .—Saltº a tierra —siguió dici endº dºn Alºnsº

echº a andar, y de prºntº, en la cara, unmºsquitº enºrme , y luegº , ºtrº mºsquitº,hasta que me rºdeó una nube de aquellºs animales tan grandes cºmº murciéla ºs . Cºn la caramartirizada echº a cºrrer a la p aya

,a embarcar

me , cuandº veº a un cangrejo que estaba juntºa la Golondr ina; perº ¡qué cangrejº! Sería cºmºun ºsº de grande ; era negrº, reluciente y hací a

fa… fa…, cºmº un autºmóvil . Verme el bichºy echarse a cºrrer sºbre mi, gritandº , tºdº fuéuno ; yº cºrría hacia un cocotero , y tras .

tras…, subí pºr él hasta arriba. El cangrejº seacerca al árbºl , se detiene pensativº y se decidey empieza a subir también .

—Terrible situaciºn — dij o el barberº .

—Figúrese usted —replicó dºn Alºnsº guiñ andº los ojos yº nº tenía en la manº mas que un

Page 151:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

152

Perº, ¿ cºmº?—preguntó el Aris tºn .

Nada,que al ca er

,cºn la rama que llevaba

en la manº di sºbre el can ejº, y cºmº ll evabatanta fuerza , lº atravesé e parte a parte y ledej é clavadº en la playa . El animal bramabacºmº un tºrº ; yº me metí en la Golondrina y meescapé ; perº el barco míº se había marcha dº . Mepuse a remar, no habia una vela a la vis ta . Es tºyperdidº —dij e perº gracias al cangrejº mesalvé.—¿Al cangrejº? —preguntaron tºdºs extra

ñadºs .

—Si; un vapºrque pasó a muchas millas, al

ºír los lamentºs de cangregº pen só si se ría la señal de alarma de algún barcº náu fragº, se acercóa la isla , me recºgió, y a lºs pºcºs días ya es tabacºn mi cºmpañía .

Dºn Alºnsº , al cºncluir su narración , hizº unamueca más expresiva

,y con su tºrre Inf i el se

marchó a la calle . El Aris tas,Rebºll edº y Manu el

cel ebrarºn las histºrias del titiri terº ,y el a ren

diz de gimnasta se afianzó más en su idea e s egu ir trabajandº en el trapeciº y en el trampºlín,para ver aquell as le janas ti erras de las cualeshablaba dºn Alºnsº .

Un par de semanas después ºcurrió una delas cºsas que más impresiºnarºn a Manuel entºda su vida . Era dºm ingº ; el muchachº fué a

casa de su madre , la ayudó, cºmº sºlía hacersiempre , a secar platºs . Vinierºn despué s lashijas de la Petra

,y,pºr cuestión de unas faldas º

de unas enaguas que la menºr había cºmpradºcºn el dinerº de la mayºr

,se pasarºn las dºs

tºda la tarde riñendo .

Manuel , aburridº de la charla, se fué, pretextandº una ºcupación .

Estaba llºvi endº a cántarºs ; Manuel ll egº a la

Page 152:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

153

Puerta del Sºl,entrº en el café de Levante y se

sentó cerca de la ventana . Huía la gente endºmingada cºrriendº a refugiarse en lºs portales de laancha plaza ; lo s cºches pasaban de prisa en medio de aquel diluviº ; lºs paraguas iban y veníany se entrecruzaban con sus convexidades negras ,brillantes ºr el agua

,cºmº un rebañº de tºrtu

gas . A la ºra escampó,y Manuel salió del café ;

era tºdavía tempranº para ir a casa ; Manuel pasºpºr la plaza de Ori ente y quedó en el Viaductºmirandº desde allá a la gente que pasaba pºr lacall e de Segºvia .

En el cielº,ya despej adº

,nadaban nubes obs

curas , blancas en los bºrdes , comº mºntañas cºrºnadas de nieve ; a impulsºs del vientº cºrríany desplegaban sus alas ; el sºl clarº alumbrabacºn rayºs de ºrº el campº , resplandeciente enlas nubes , las enroj ecía cºmº brasas ; algunºs celaj es cºrrían por el espaciº , blancºs j irºnes dee5puma . Aun nº manchaba la hierba verde laslºmas y las hºndºnadas de lºs alrededºres madrileñºs ; los árbºles del Campº del Mºrº aparecían rºjizºs , esqueléticºs , entre , el fºllaj e de lo sde hºj a perenne ; humaredas negruzcas salian rasando la tierra para s er prºntº barridas por elvientº . Al pasº de las nubes la llanura cambiabade cºlºr; era sucesivamente mºrada

,plomiza

,

amarilla , de cºbre ; l a carretera de Extremaduratrazaba una linea quebrada

,cºn sus dos filas de

casas grises y sucias . Aquel severº,aquel triste

paisaj e de lºs alrededºres madril eños cºn su hosquedad tºrva y fria l e llegaba a Manuel al alma .

Abandºnº el balcón del Viaductº,cruzó pºr

unas cuantas callejuelas , hasta llegar a la calle deTºledº ; bajó a la Rºnda y se dirigió a su casaLlegaba cerca del paseº de las Acacias cuandºyó a dos vi ej as que hablaban de un crimen cº

Page 153:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

154

metidº hacía un instante en la esquina de la call edel Amparº.

—Cuandº le iban a cºger, él mismº se ha matadº —dij o una .

Manuel apresuró el pasº pºr cu riºsidad y seacercó a un grupº de persºnas que habia a la

puerta del Cºrraló n.

¿De dºnde era ese que se ha matadº? —preguntó Manuel a Aristas .

¡Perº S i es Leandrº!¡Leandrº!

—Si; Leandrº , que ha matadº a la Milagrºs, yluegº se ha matadº él .—Perº… ¿ es verdad?—Sí, hºmbre . Hace un mºmentº .

Aqui, en casa?qui mismo .

Manuel , despavorido, subió la escalera hasta lagalería . Aun quedaba el charcº de sangre en elsuelº . E l señºr Zurro

,el únicº espe ctadºr de!

drama, cºntaba lº ºcurridº a un grupº de vecinºs .

—Estaba yº aqui, l eyendº el periódicº —d i joel rºpavejerº y la Milagrºs, cºn su madre, hablaba cºn el Le chuguino. E staban los nºviºs debrºma , cuandº subió Leandrº a la galería ; fué aabrir la puerta de su casa y, antes de entrar, vºlviéndºse de repente, le dice a la Milagrºs : a ¿Es

ese tu nºviº?» Me pareció que él estaba pálidºcºmº un muertº. aSi»

,cºntestó ell a . ( Buenº ;

pues yº vengº aquí a cºncluir de una vez » , gritó . a ¿A cuál de los dºs nieres

,a él º a mi?» aA

él » , chilló la Milagrºs . ntºnces se acabó tºdº » ,gritó Leandro cºn una vºz rºnca. aVºy a matarte .» Luegº , ya nº me pude dar cuenta de nada ;fué tºdº rápidº cºmº un rayº ; cuandº me acerqué, la muchacha echaba un cañº de sangre pºr

Page 155:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

156

cºn curiºsidad desde las ventanas. En la puertase a paban varias persºnas .

amºs a mirar —dij o el Aris tºn .

Había una ventana abierta de pa r en par y seasomaron a ella . Tendidº sºbre una mesa demármºl estaba Leandrº ; tenía un cºlºr de cera, yen su rºstrº se leía una expresión de sºberbia yde desafíº . A su lado , la señºra Leandra gritabavociferaba ; el señºr Igna ciº , cºn la manº de su110 entre las suyas , llºraba en silenciº . En º tramesa rºdeaban el cadáver de la Milagrºs un

gru

pº de persºnas . E l empl eadº del Depósitº izºsalir a tºdºs . A! encºntrarse el Corre tor y el señºr Ignaciº en la puert s e vierºn y desviaron lavista : las dos madres , en cambiº, se lanzarºn unamirada de ºdiº terrible .

El señor naciº dispusº que nº fueran a dormi r al Cºrra ón , sinº a la calle del Aguila . Allí, encasa de la señºra jacoba , hubº una algarabía hºrrºrosa de lloros y de imprecaciºnes . La s tresmuj eres echaban la culpa de tºdº a la Milagrºs ,que era una gºlfa

,una mala hembra descasta da ,

egºísta y miserable .

Un vecinº de la Cºrra la señaló un detall e rarº ;al recºnocer el médicº fºrense a la Milagrºs y a lquitarle el cºrsé para apreciar la herida, en treunºs escapul á rios encºntró un medallón chiquitºcºn un retratº de Leandrº

De quién es este retratº?—dicen que preguntº.

—Del que la ha matado — l e cºntestarºn .

Era una cºsa rara que intrigaba a Manuel ; muchas veces había pensado que la Milagrºs queríaa Leandrº ; aquellº casi lº cºnfirmaba .

Durante tºda la nºche , el señºr I naciº , sentado en una silla

,llºró sin cesar; Vida estaba asus

tado y Manuel también . La presencia de la muerte, vista tan de cerca, l es aterrorizó a los dºs .

Page 156:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

157

Y mientras lloraban dentrº , en la call e las n iñascantaban a cºrº ; y aquel cºntraste de angustia yde calma

,de dºlºr y de serenidad , daba a Manuel

una sensación cºnfusa de la vida ; algº pensabaél e debía ser muy triste ; algº muy incºmprenSib e y extrañº.

Page 157:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 159:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

160

mandº el pan que tratan lºs repart idºres. Después

,barrer la tienda y esperar a que se levantara

el tíº Pa tas, su muj er º su cuñada . Al llegar algunº de ellºs

,Manuel abandºnaba el mºstradºr, y

cºn una cesta pequeña a la cabeza iba cºn el au

a las casas de lºs parrºquianºs de la vecin ad .

En ir y venir se pasaba tºda la mañana . Pºr latarde era más pesadº el traba jº : Manue! t enia

que estarse quietº detrás del mºstradºr

, aburrién

o se , vigiladº pºr el ama y su cuñada.

Acºstumbradº a lºs paseºs diariºs pºr lasrºndas , le desesperaba tal inmºvilidad .

La tienda del tíº Pa tas, pequeña y mal oliente,tenia un papel amarillº

,que se des egaba de

purº viejº , cºn unas cenefas verdes . n mostradºr de madera

,unºs cuantºs vasares suciºs , un

quinqué de petróleº en el techº y dºs bancºscºnstituían tºdº el mºbiliariº .

La tras ti enda, a la cual se llegaba ºr una puerta del fºndº , era un cuartº sin más uz que la (¡

En

;entraba pºr un mºntante que daba al ºrtal .

este cuartº se cºmía ; de él s e pasaba a a cºc ina yde ésta a un pa tiº estrechº

,muy suciº , cºn una

nente . Al ºtrº ladº del patiº estaban las alcobasdel tíº Pa ta s, de su muj er y de la cuñada .

A Manuel l e pºnían un j ergón y unas mantasdetrás del mºs tradºr. Allí dentrº , de nºche sºbr etºdº , ºlía a berza pºdrida ; perº más que estº aunmºlestaba a Manuel el l evantarse de madrugada ,cuandº el s erenº daba dos º tres gºlpes cºn elchuzº a la puerta de la tienda .

En el nesto se vendía algº , lº bastante paravivi r, na a más . En aquel tabuco había reunidºel tiº Patas una fºrtuna , ahºrrandº cén timº a céntimº.

La histºria del tíº Pa tas era verdaderamenteinteresante. Manuel la averiguº pºr las habladu

Page 160:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

161

rías de los repart idºres de pan y de los chicºs delºs ºtrºs puestºs .

El tíº Pa tas habia llegadº a Madrid , desde unpueblº de Lugº

,a buscarse la vida, a los quince

añºs . Al cabº de veinte de ecºnºmías inverºsímil es

,trabaj andº en una tahºna , ahºrró tres º cua

trº mil pesetas,y cºn ellas estableció un puestº

de pan y de verdura . Su muj er despachaba en elpuestº

,y él seguia trabaj andº en la tahºna y

gua rdandº dine rº . Cuandº su hij º creció , l e tºmºen traspasº una taberna , y luegº una casa depréstamºs . En esta épºca de prºsperidad murióla mujer del tíº Pa ta s, y el hºmbre , ya viudº , quisº sabºrear la vida

,que tan estéril fué para él

,y

se casº, a pesar de sus cincuenta y tantºs , con unamuchacha

,paisana suya

,de veinte , que nº pen

saba,al ir al matrimoniº

,mas que en cºnvertirse

de criada en ama . Tºdºs los amigºs del tíº Pa tastrataron de cºnvencerle de que era una barbaridad el casarse a sus añºs

,y cºn una mºza tan

j ºven ; perº él siguió en sus trece , y se casº.

A los dos meses de matrimºniº , el hij º del tíºPa tas se entendía con su madrastra , y pºcº tiempº después el viejº se enteraba . Espió un dia , yviº salir a su hij º y a su muj er de una casa decºmprºmisº de la call e de Santa Margarita . Quizáel hºmbre pensº tºmar una determinación enér

gica , decir a los dºs algº muy fuerte ; perº cºmºera calmoso y tranquilº

,y nº quería perturbar sus

negºciºs , dej ó pasar tiempº , y pºcº a pºcº se

acºstumbrº a su situación . Después,la muj er del

tiº Pa ta s traj º del pueblº a una hermana suya,y

cuandº ll egº , entre la muj er y el hij º del tíº Pa tasse la empuj arºn al viej º , y

' éste cºncluyº amontonándºse cºn su cuñada . Desde entºnces los cuatrº vivierºn cºn una tranquilidad cºmpleta . Se eutendían admirablemente .

Page 161:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

162

A Manuel , que estaba curadº de espantº, porque en la Cºrrala había más de una cºmbinaciónmatrimºnial parecida , nº le asºmbró la cºsa ; lºue le indignaba era la tacañería del tío Pa tas ye su gentTºda la escrupulºsidad que nº tenia la mu j er

del tíº Pa ta s en ºtras cuestiºnes , la guardaba , sinduda

,para las cuentas . Acostumbraba a sisar,

cºnºcía al dedillo las socaliñas de las criadas , ynº se le esca aba un céntimº : siempre creía quela robaban . ra tal su espíritu de ecºnºmía, quetºdºs en casa cºmían pan secº , cºnfirmandº eldichº pº ular de que ci en casa del herrerº, cuchillº de pa º » .

La cuñada , una muj er cerril , de nariz cºrta , mejillas rºj as , de pecho y caderas abundantes , pºdíadar lecciºnes de sºrdidez a su hermana , y en

cu estiºn de falta de pudºr y de dignidad la aventajaba cºn muchº. Sºlía andar pºr la tienda despechugada , y nº había repartidºr que nº la dieseun tiento en la pechera .

—¡Qué gºrda estás, Oh!—la decían los paisanºs

Y nº parecía sino que tºda aquella grasa tanmanoseada nº la pertenecía, pºrque nº prºtestaba ; perº si alguien trataba de escamotearla en lacuenta algún panecillo, entºnces se pºnía hechauna fiera .

Lºs dºmingºs pºr la tarde el tíº Pa ta s, su muj er, su cuñada y su hijº sºlían jugar en la call e,al mus , en una mesita , en mediº del arrºyº ; nunca se atrevían a dej ar la tienda sºla .

A los tres meses de entrar Manuel allá,la Petra

fué a ver al tiº Pa ta s , y le dijº que diera al chicºalgún jºrnal . El tíº Pa ta s se echó a reir: l e parecia la pretensión el cºlmº de lº absurdº

,y dijº

qu e nº, e era impºsible : que el muchachº nºganaba pan que cºmía.

Page 163:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

164

un largº corredºr,estrechº y húmedº, negrº pºr

tºdas partes,y en el cual nº se veia mas que allá

en el fºndº un cuadradº de luz de una ventanaalta cºn unºs cuantºs cristales rajadºs y suciºs,pºr dºnde entraba una claridad trist e .

Cuandº lºs ºjºs se acºstumbraban a la penumbra reinante

,se veían en las paredes del cºrred ºr

cestºs de repartir, palas de ! hºm º, blusas ,rras y zapatºs cºlgadºs en clavºs , y en el tec o ,

gruesas telas de araña plateadas y llenas depºlvº .

A ambºs ladºs del pasillº y a la m itad de sulºngitud se abrían dos puertas frente pºr frente :una daba al hºm º , la ºtra , al amasaderº .

E l sitio del hºrnº era anchuroso, cºn las paredes recubiertas de hºllín , negrº cºmº una camara ºbscura ; un mecherº de gas brillaba en aquella caverna

,sin iluminar apenas nada . Delante de

la bºca del hornº, en un tingladº de hierrº , é staban cºlºcadas las palas ; arriba , en el techº , seentreveían tubos grandes de chim enea cruzadºs .

El amasaderº , menºs negrº, resultaba mássºmbríº que la cºcina del hºrnº: a su interiºrllegaba una luz pálida pºr dºs ventanas que daban al atio

,cºn lo s cristales empañados pºr el

pºlvº e la harina . V eiase siempre allí a diez ºdºce hºmbres en camis eta

,agitando los brazºs

desesperadamente sºbre las ar tesas , y en el fºndº del lºcal una mula mºvía lentamente la maquina de amasar.

La vida en la tahºna era antipática y mºlesta ;el trabajº , abrumadºr, y el jºnal , equeñº: si etereales al dia . Manuel , nº acºstum radº ael calºr del hºrnº , se mareaba ; ad emás , al mºjarlos-panes recién cºcidºs se l e quemaban los dedos y sentía repugnancia al verse cºn las manºsinfil tradas de grasa y de hºllín .

Page 164:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

165

Tuvº también la mala suert e de que su camaestuviese en el cuarto de lºs panaderºs , al ladºde la de un viej º

,mºzº de la tahºna , enfermº

de catarrº crónicº,pºr la infil tración de harina

en el pulmón,que gargaj eaba a tºdas hºras .

Manuel,de ascº

,nº pºdía dºrmir en el cuartº

de los panaderºs , y se marchaba a la cºcina delhºrnº y se echaba en el suelº . Se sentía siemprecansadº ; perº , a pesar de estº , trabajaba autº

má ticamente .

Luegº nadie le hacía casº ; los demás panaderos

,una cºlección de gallegºs bastante brutºs , l e

trataban cºmº a una mula ; ni siquiera se ºcupóalgunº de ellºs en saber el nºmbre de Manuel

,y

unºs le llamaban : tú,Cho tol » ; o trºs le grita

ban : Barrig al» ; cuandº hablaban de él, decían <<O gºlfº de Madrid » , º sºlamente <<º gºlfº » .

El cºntestaba a los nºmbres y motes que le daban .

A! principiº,de tºdºs

,el más ºdiºsº para Ma

nuel, fué el hºrnerº: l e mandaba de una manerade5 pó tica ; se incºmºdaba s i nº lº encºntraba

tºdº hechº en seguida . Era este hornero un alemán llamadº K arl Schneider; había venidº a España huyendº de las quintas de su pais

,vagabun

deandº . Tenía unºs veinticuatrº º veinticincºañºs, lºs ºj ºs muy clarºs , el pelº y el bigºte cas iblancºs

,de purº rubiºs .

Hºmbre tímidº y flemático,tºdº le asombraba

y le parecía difícil . Sus impresiºnes fuertes nº semanifestaban ni en gestºs ni en palabras

,sinº

en un enrºj ecimientº súbitº,que coloreaba sus

mej illas y su frente,y que desaparecía para ser

reemplazado pºr una palidez intensa .

Se expresaba K arl muy bien en castellanº, perº

de una manera rara ; sabía una retahíla de refranes y de frases

,que baraj aba sin medida ; estº

daba a su cºnversación un carácter extrañº .

Page 165:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

166

Prºntº pudº ver manuel que el alemán , a pesarde su brusquedad , era un excelente muchachº,muy inºcente , muy sen timental y de una candidezparadisíaca .

Al mes de traba jar en la tahºna , Manuel cºnsideraba a K arl cºmº su únicº amigº : se tra tabanlºs dos cºmº camaradas ; se llamaban de tú , y sie ! hºm erº ayudaba muchas veces a su pinchepara cualquier traba jº de fuerza , en cambiº , enºcasiºnes, le pedía su

parecer y le consultaba

acerca de puntos y cºmp ¡ caciºnes sentimentales,que al alemán intrigaban , y que Manuel resºlviacºn su perspicacia y su instintº de chiquillº váabundo, cºnvencidº de que tºdºs lºs móviles dea vida sºn egºístas y bajºs . La igualdad entremaestrº y ayudante desaparecía desde que Karlse pºnía a la bºca del hºm º . Entºnces Manueldebia ºbedecer al al emán sin vacila ciones ni tardanzas .

El únicº viciº de Karl era la bºrrachera : cºntinuamente tenía sed ; cuandº bebía vinº y cerveza , marchaba bien ; ll evaba métºdº en su vida, ylas hºras libres las asaba en la plaza de Ori ente0 en la Mºnclºa , eyendº lºs dºs tºmºs quecºnstituían su bibliºteca : uno ,La s i lusiºnes perdidas , de Balzac, y el ºtrº, una cºlección de pºesía salemanas .

Estºs dºs librºs,cºnstantemente leídºs, cºmen

tadºs y anº tadºs pºr él,l e llenaban la cabeza de

preºcupaciºnes y de sueñºs . Entre lºs razonamientºs amargºs y desesperadºs de Balzac

,perº

en el fºndº llenºs de rºmanticismº,y las ideali

dades de Gºethe y de Heine , el pºbre hºm erº vivía en el más irreal de lo s mundºs . Muchas ve

ces Karl le explicaba a Manuel lºs cºnflictºs delºs pe rsºnaj es de su nºvela favºri ta

,y le pregun

taba cómo se cºnduciría él en casºs semej antes .

Page 167:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

168

y le eguntaba si l e seguía estimándºle y cºncedién ºl e su amis tad .

Pºr muy bºrrachº que se encºntrara , nunca sele ºlvidaba la obli ación, y a la hºra de cºcer semarchaba vacilan º a la tahºna ; e inmediatame nte e se nía a la bºca del hºrnº se le pasabala rrac era y traba jaba cºmº si ta l cºsa, riéndose él sºlº de sus extravagancias .

Tenía el alemán una fuerza ºrgánica maravillºsa , una resis t encia inaudita ; Manue! necesi taba dºrm ir tºdº el tiempº que estaba libre y aunasi nº cºnseguía l evantarse de la cama escan

sadº . Durante dºs meses que pasó Manuel en latahºma , vivió cºmº un autóma ta . El trabajº en elhornº l e había cambiadº de tal mºdº las hºrasde su eñº, que lºs días le parecían nºches , y alrevés .

Un dia , Manuel cayó enfermº , y tºda la fu erza que l e sºsten ía le abandºnº de repente ; dejóel trabajº, cºbró la quincena y, sin saber cºmº,casi arrastrándose, fué hasta la casa de huéspedes .

La Petra , al verle en aqu el estad º, l e hizº acostarse , y Manuel pasó cerca de dºs s emanas con

una calentura muy alta, delirando . A! levantarsehabía crecidº, estaba demacrado y sen tía una

gran lax itud y desmadejamientº en tºdº el cuerº y una sensibilidad tal , que una palabra másnerte qu e ºtra le daba anas de llorar.Cuandº salió a la cal e , pºr cºnsej º de la Pé

tra,cºmpró un brºche de dublé y se lº r egaló a

dºña Casiana, y ésta lº agradeció tantº que ledij º a su criada que el muchachº pºdia quedarseen la casa hasta su cºmpletº restablecimientº.

Aqu ellºs días fuerºn de lºs más agradables dela vida de Manuel ; lº únicº que le mºlestaba erael hambre,

Page 168:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

169

Hacía un tiempo sºberbiº , y Manuel marchabapor las mañanas a pasear al Retirº . El periºdista

,a quien llamaban el Sup erhombre, utilizaba a

Manuel para que le cºpiara cuartillas , y, cºmºcompensación

,sin duda

,l e prestaba nºvelas de

Paúl de Kock y de Pigaul-Lebrun , algunas de unverde muy subidº

,cºmo Monjas y cºrsar ios y

Gustavº e l ca lavera .

Las teºrías amºrºsas de los dos escritºres cºnvencierºn a Manuel de tal manera , que quisº pºnerlas en práctica cºn la sºbrina de la patrºna .

En dos añºs la muchacha se había desarrºlladºtantº

,que estaba hecha una muj er .

Una nºche , a primera hºra, pºcº después decenar

,pºr influencia de la estaciºn primavera! º

pºr seguir las teºrías del autºr de Monja s y cor

sar ios , el casº fué que Manuel cºnvenció a la chica de la patrºna de la utilidad de una explicacióna sºlas

,y una vecina los viº a lºs dºs que mar

chaban juntºs , escaleras arriba , y entraban en eldesván .

Cuandº iban a encerrarse,la vecina les sor

prendió y lºs llevó contritos a presencia de dºñaCasiana . La paliza que la patrºna prºpinó a susºbrina l e quitó a la muchacha las ganas de nuevas aventuras , y a la tia fuerzas para administrarºtra a Manuel .

Tú te vas a la calle — l e dijº, agarrándºle del

brazº e hincándºle las uñas y que nº te vuelva a ver más aquí

,pºrque te desuello .

Manuel , avergºnzadº y cºnfusº , nº deseaba enaquel mºmentº mas que escapar

,y se marchó a

la calle en cuantº pudº . cºmº un perrº azºtado .

E staba la nºche fresca,agradable . Cºmº nº tenia

un céntimº, se aburriº prºntº de pasear; llamó

en la tahºma , preguntº pºr Karl el hornero , l eabrierºn y se tendió en una de las camas . Al

Page 169:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

170

amanecer se despertó a la vºz de unº de lºs panaderºs , que gri taba :—¡Eh , tú , g olfo, ahueca l

Se levantó Manuel , y salió a la calle . Paseandº,se acercó a! Viaductº , a su sitiº favºritº, a mira rel aisaje y la calle d e Segºvi a .

Era una mañana espléndida , de un día d e primavera . En el Sºtillº próximº al Campº del Mºrºalgunºs sºldadºs se ejercitaban tºcandº cºm etasy tambºres ; de una chimenea de ladrillº de larºnda de Segºvia salía a borbotones un humazoºbscurº que manchaba el cielº, limpiº y transarente ; en lºs lavaderºs del Manzanares brillaan a! sºl las rºpas puestas a secar, cºn vívidablancura .

Manuel cruzó despaciº el Viaductº , ll egó a lasVistillas , miró cºmº unºs traperos hacían susaparti jºs , después de extender el cºntenidº de lºssacºs en el suelº , y se sentó un ratº al sºl . Veia ,

cºn lºs ºjºs entornados,lºs arcºs de la iglesia

de la Almudena,ºr encima de una tapia ; más

arriba , el Palaciº eal, blancº y brillante ; los desmºntes arenºsºs de la Mºntaña del Príncipe Píº ,y su cuartel rºjº y largº

,y la hil era de casas del

paseº de Rºsales, con sus cristales incendiados

pºr la luz del sºl .Hacia la Casa de Campo algunºs cerrillºs par

dos se destacaban, es cuetos , cºn dos º tres pinºs ,cºmº recortados y pegadºs sºbre el aire azul.De las Vistillas bajó Manuel a la rºnda de Se

govia . A! asar pºr la calle del Agu ila vió e elalmacén el señºr Ignaciº se ía cerradº . ntrºManuel en la casa, y pregunt en el patiº pºr laSalºmé .

—Estará trabajandº en su casa — l e dijerºn .

Subió pºr la escalera y llamó en el cuartº; seºía desde fu era el ru idº de la máquina de cºser.

Page 171:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

172

derº , cºn varias mesas deba jº del cºbertizº, estaban Vidal y el Biz co entre unºs cuantos gº l fºsque ju aban al cané .

¡E tú , Vidal —gritó Manuel .Rediezl ¿Eres tú? —dij o su primº .

a'

Que t e haces?ada , ¿y vºsºtrºs?

A lº que cae .

Contempló Manuel cºmº jugaban al

guando term inarºn una de las pa rtidas , Vidali jº :

¿¡Qué , ¿vamºs a dar un paseº?amºs .

€fl ien es tú

,Bizco?

Echaron lºs tres a andar carretera de Andalucía adelante .

Vivían Vida! el Bic de randas : aquí cºgiendo una manta un caballº , allá llevándose laslamparillas eléctricas de una escalera º rºbandºalambres del teléfºnº ; lº que se terciaba . Nº ibanal centro de Madrid pºrque nº se considerabantºdavía bastante diestrºs .

Hacía unºs dias,cºntó Vidal , birlarºn en tre

los dºs a un chicº una cabra , a ºrillas del Manzanares , cerca del puente de Tºledº; Vidal entretuvoal chicº jugandº a las chapas , mientras que elBiz co agarraba la cabra y la subía pºr la rampade lºs pinºs al paseº de las Yeserías y la llevabadespués a las Injurias . Entºnces Vidal , s eñalandole al chicº la parte ºpuesta de la rampa , l edij º : aCºrre , que pºr allá va tu cabra» , y mientrasel muchachº echaba a trotar en la dirección indicada, Vidal se escabullía en las Injurias y se juntaba cºn el Biz co y su querida . Tºdavía estabancºmiendº la carne de la cabra .

Page 172:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

17 3

— Es lo que tú debes hacer —dijo Vidal Ve

n irte cºn nºsºtrºs . ¡Si esta es una vida de chip endi ! Ya ves

,hace unºs días juan el Barra y el

Ar enero,que viven en Casa Blanca , se encºntra

rºn en el caminº de las Yeserías cºn un cerdºmuertº . Iba un mºzº cºn una piara al mataderº ,cuandº se cºnºce que muriº el animal ; el mºzº lºdejº allá

,y juan el Barra y el Arenero lº arras

trarºn hasta su casa , lº descuartizarºn y hemºscºmidº cerdº sus amigºs durante más de una semana . ¡Si te digº que es una vida de chip endilSe cºnºcían

,pºr lº que decía Vidal

,todºs los

randas , hasta lºs de lºs barriºs más lej anºs . Era

una vi da extrasocial la suya,admirable ; hºy se

veían en lºs Cuatrº Caminºs ; a los tres º cuatrºdias , en el puente de Vallecas º en la Guindalera ,se ayudaban unºs a otrºs .

Su radiº de acciºn era una zºna cºmprendidadesde el extremº de la Casa de Campº

,en dºnde

se encuentran el ventorro de Agapitº y las ventasde Alcºrcón , hasta lºs Carabancheles ; desde aquí,las ºrillas del arrºyº Abrºñ igal , La Elipa ; elE ste , las Ventas y la Cºncepciºn hasta la Prºsperidad ; luegº, Tetuán hasta la Puerta de Hierrº .

Dºrmian, en veranº, en cºrrales y cobertizos de

las afueras .

Lºs del centrº , mejºr vestidºs , más aristó cratas , tenían ya su gºl fa , a la que fiscalizaban lasganancias y que se cuidaban de ellos ; perº la go lferia del centrº era ya distinta

,de ºtra clase

,cºn

ºtrºs matices .

A veces el Bizco y Vida! habían pasadº malasépºcas , cºmiendº gatºs y ratas, guareciéndose enlas cuevas del cerrillo de San Blas

,de Madrid Mo

dem º y del cementeriº del Este ; perº ya tenían losdos su apañº .

—¿Y de trabaj ar? ¿Nada?—preguntó Manuel .

Page 173:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

174

pa el gatº —cºntestºVida! .El ºs nº traba j aban, tartamudeó el Bizco ; cºn

su chaira en la manº , ¿quién le tºs ía a él?En el cerebrº de aquella bestia fiera nº habían

entradº, ni aun vagamente, ideas de dere chºs y dedeberes . Ni deberes, ni leyes , ni nada ; para el lafuerza era la razón ; el mundº un bºsque de caza.

Sólº lºs miserables ºdian ºbedecer la ley deltrabajº; así decía él : 1 traba jº pa lºs primºs ; elmiedº p a lºs blancºs .

Mientras hablaban lºs tres , pasarºn pºr la ca

rretera un hºmbre y una muj er con un niño enbrazºs . Ten ían un aspectº entristecido

,de gente

perse uida y famélica , la mirada tímida y huraña .

sºs sºn los que trabajan —exclamó Vidal Así están ellºs .

—Que se hagan la santísima —murmuró elBizm .

—¿Adónde irán? —preguntó Manuel , cºntem

plándºlºs con pena .

—A lºs tej ares —contestó Vidal A venderazafrán , cºmº dicen por ahí.—&Y pºr é dicen esº?

ºmº e azaf rán es tanSe detuvi erºn lºs tres y se tendierºn en el sue

lo . Estuvierºn más de una hºra hablandº de muj eres y de mediºs de sacar dinerº .

Nº tenéis perras?—preguntó Vidal a Manuely al ic .

—Dºs reales — contestó ést e .

—¡Anda, cºnvida! Vamºs a tºmar una bºtell a.

Accedió el Biz co refunfuñandº , se levantarºn yse fueron acercandº a Madrid . Una fila de burrºsblanquecinos pasº por delante de ellºs ; un gitanºjºven y mºrenº

,cºn una larga vara deba j º del

brazº,mºntadº en las ancas del últimº borrico

de la fi la , gritaba a cada pasº: ¡ Cºronel , ¡ coronél

Page 175:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

—Muy bien —gritó el Bizco .

¿Y nºs ayudaremºs unºs a ºtrºs?—preguntóManuel .

Claro que si —contestó su primo Y s i hayalgunº que hace tra ición…—Si hay alguno que haga traici ón —interrum

piº el Biz co se le cºrtan lº s riñones Y paradar fuerza a su afi rmación , sacó el puñal y lº clavó con energía en la mesa .

Al anºchecer vºlvi erºn lºs tres pºr la carreterahasta el puente de Tºledº , y se separarºn allí, citándºse ara el día si iente .

Manue pensaba en º que l e pºdía cºmprºmeter la prºmesa hecha de en trar a fºrmar pa rte dela Sºciedad de lºs Tres . La vida del Bizco y de Vidal le daba mi edº . Tenia que resºlverse a dar asu ex istencia un nuevº girº ; perº ¿ cuál? Esº es lºque nº sabia .

Durante algún ti empº,Manuel nº se a trevió a

aparecer en casa de la patrºna ; veía a su madre enla calle , y dºrm ía en la cuadra de la casa en dºnde servía una de sus hermanas . Luegº se di ó elcasº de que a la sºbrina de la patrºna la encontrarºn en la alcºba de un estudiante de la vecin

dad , y'

esto le rehabilitó un tantº a Manuel en lacasa de huéspedes .

Page 176:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO 11

UNA DE LAS MUCHAS MANERAS DESAORADABLES DEMORIRSE QUE I 'AY EN MADRID .

—EL aEXPÓSITO » .—EL

“Cºjº» Y su cuEVA.—LA NOCHE EN EL OBSERVATORIO .

N día Manuel se vió bastante sºrprendidº alsaber que su madre nº se levantaba y que

estaba enferma . Hacia tiempº que echaba sangrepor la bºca ; perº nº le daba impºrtancia a estº .

Manuel se presentó en la casa humildemente , yla patrºna , en vez de recriminarle , l e hizo pasar aver a su madre . Nº se quej aba ésta mas que de unmagullamientº grande en tºdº el cuerpº y de dolºr en la espalda .

Pasº así dias y dias , unas veces mejºr, ºtraspeºr, hasta que empezº a tener mucha fiebre yhubº que llamar al médicº . La patrºna dij º quehabría que llevar a la enferma al hºspital ; perºcºmº tenía buen cºrazón , nº se determinó ahacerlº .

Ya había cºnfesadº a la Petra el cura de l acasa una pºrciºn de veces . Las hermanas de Manuel iban de vez en cuandº pºr allí, perº ninguna

12

Page 177:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

178

de las dºs traía el dinerº necesariº para comprarlas medicinas y los alimentºs que recºmendaba elmédicº .

El Dºmingº de Piña ta , pºr la nºche, la Petra sepusº peºr, pºr la tarde había estadº hablandºanimadamente con su hijº : perº esta animaciónfué desapareciendº , hasta que quedó presa de unaniquilamientº mºrtal .Aquella nºche del Dºm ingº de Piña ta tenían lºs

huéspedes de dºña Casiana una cena más su culentaque de ºrdinariº, y después de la cena unas

rºs ¡ las de pºstre, regadas cºn el más purºam ico de las destilerías prusianas .

A las dºce de la nºche seguía la juerga . La Pétra l e dijº a Manuel :—Llámale a dºn jacintº y dile que estºy peºr.Manuel entró en el cºmedºr. En la atmósfera

,

e5 pesa por el humº del tabacº , apenas se veíanlas caras cºngestiºnadas . Al entrar Manuel , unºi jº:—Callad un oco ,

que hay un enfermº.

Manuel dió e reca º al cura .

—Tu madre nº tiene mas que aprensión. Luegºiré—repusº dºn jacintº .

Manuel vºlvió al cuartº.

Nº vien e? —preguntó la enferma .

hºra vendrá ; dice que nº ti ene usted masque aprensión.

¡Si ; buena aprensión! —murmu ró ella tristemen te Esta te aquí.Manuel se sentó sºbre un baúl ; ten ía un sueñº

que nº veia .

Iba a dºrm irse cuandº le llamó su madre .

—Mira — l e dij o trae el cuadrº de la Virgende lºs Dºlºres que hay en la sala .

Manuel descºlg)º el cuadrº, un crºmº bara tº, y

lº llevó a la alcº a.

Page 179:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

180

Por más esfu erzos que hacía , nº pºdía deteneraquel flujº de pensami entºs que se enlazabanunºs cºn ºtrºs .

A las cuatrº de la mañana estaba tºda la casaen silenciº

,cuandº se ºyó el ruidº del picapºrte

en la uerta de la escalera ; después , pasºs en elcºrre ºr, y luegº , el sºnidº quejumbroso de laca ja de música cºlºcada en la mesa del vestíbulº ,que tºcaba la Mandºlina ta .

Manuel se despertó sobresal tado , cºmº de unsu eñº ; nº se pudº dar cuenta de lº que era aquella música ; hasta pensº si se le había tras tºrnado la cabeza . E l organillo, después de unas cuantas paradas y asmá ticos hipos , abandºnó la Mandºlinata y cºmenzó a tocar atro elladamente eldúº de Bettina y de Pippo , de La as cote :

Me olvidarás, gentil pastºr ,con ese t raje tan seño r .

Manuel salió de la alcºba y preguntó en laºbscu ridad:—¿Quién es?

Al mismº ti empº se ºyerºn vºces que sal íande tºdºs lºs cuartºs . El organillo interrumpió elaire de La Mascota para emprender cºn bríº elhimnº de Garibaldi. De repente cesarºn las .

uotas d e la c aja de música y una vºz rºnca gritó :—¡Pacol ¡Pacº !

La patrºna se l evantº y preguntó quién es albºrotaban as í ; unº de los que habían entradº en lacasa , con vºz aguardentosa , dijº que eran estudiantes de la casa de huéspedes del pisº t ercerº,que venían del bail e en busca de Pacº

, unº delos comisionistas . La patrºna les dijº que habíaun muertº en la casa , y unº de los bºrrachºs , queera estudiante de Medicina, dijº que deseaba

Page 180:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

181

verle . Se l e pudº disuadir de su idea y tºdºs semarcharºn . Al ºtrº dia se avisó a las hermanasde Manuel y se enterró a la Petra…A! dia sigui ente del entierrº

,Manuel salió

de la casa de huéspedes y se despidió de dºñaCasiana .

—¿Qué vas a hacer? —Ie dij º ésta .

—No sé ; ya veremºs .

—Yº nº te puedº tener, perº nº quierº quepases hambre . Alguna que ºtra vez ven por aquí .Después de callej ear tºda la mañana , Manuel se

encºntró al mediºdía en la rºnda de Tºl edº , recostado en la tapia de las Américas y sin saberqué hacer. A un ladº, sentadº también en el suelo

,había un chiquillº astroso

,hºrriblemente feº

y chatº,cºn un ºjo nubladº , lºs pies desnudºs y

un chaquetón rºtº , pºr cuyºs agu j erºs se veia lapiel negra

,curtida pºr el sºl y la intemperie .

Colgando del cuellº ll evaba un bºte para cºgercolillas .

—¿Dónde vives tú? —l e preguntó Manuel .

— Yº nº tengº padre ni madre — contestó indirectamente el muchachº .

Cómº te llamas?1 Exp ósi to .

¿Y pºr qué te llaman Exp ósi tº?

goma! Pºrque sºy incluserº.

tú ¿nº has tenidº nunca casa?—Yº no .

—¿Y dºnde sueles dºrmir?

—Pues en el veranº,en las cuevas y en los

cºrrales , y en el inviernº,en las calderas del

asfaltº .

Y cuandº nº hay asfaltº?n algún asilº .

—Pero eno , ¿qué cºmes?—Lo que me dan .

Page 181:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

¿Y se vive bien así?El incluserº nº debió de entender la pregunta

º l e pareció mu necia , pºrque se encogió dehºmbrºs . Manue sigu ió interrºgándºle cºn curiºsidad .

¿“Nº tienes fríº en los pies?o .

¿Y nº haces nada?¡Psch… l, lº que se tercia : cºjº colillas , vendº

arena , y cuandº nº ganº nada vºy al cua rtel deMaria Cris tina .

'A qué?Tºma , pºr ranchº .

Y dºnde está ese cuartel?erca de la estaci ón de At ºcha . ¿Qué? ¿Tam

bién quieres ir tú allí?Si ; también.

Pues vamºs , nº se vaya a pasar la hºra delcºcidº .

Se levantarºn lºs dos y echarºn a andar pºrlas rºndas . El Exp ó si to entró en las ti endas delcaminº a pedir, y le dierºn dºs pedazºs de pan yuna perra chica.

—¿Quieres , n inchz7 —dijo º freciendº unº de los

pedazºs a Manuel .—Venga .

Llegarºn los dos pºr la rºnda de Atocha frentea la estación del Mediºdía .

—¿Tú cºnoces la hºra? —preguntó el Ex

pó si to .

—Sí,sºn las ºnce .

—Entonces aun es tempranº para ir al cuartel .Frente a la estación , una señºra , subida en un

cºche rºjº, perºraba y ºfrecía un unguento para

las heridas y un específicº para quitar el dºlºr demuelas .

El Expó si to, mºrdiendº el pedazº de pan, ínte

Page 183:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

184

allá el ej erciciº de lºs sºldadºs en el pase º deAtºcha .

Manuel se tendió erezºsamente al sºl; sen tíael bienestar de ha! arse libre pºr cºmpl etº depreºcupaciºnes , de ver el ci elº azul extendiendose hasta el infinitº . Aquel bienestar le llevó a unsueñº prºfundº.

Cuandº se despertó era ya media tarde ; elvientº arrastraba nubes obscuras pºr el cielº .

Manuel se sentó ; había un grupº de gºlfºs juntºél , erº entre ellºs nº estaba el Exp ó si tº.

n nubarrón negrº vinº avanzandº hasta ocultar el Sºl; pºcº después empezó a llºver.—¿Vamos a la cueva del Cojº?—dij o unº de lºs

muchachºs .

—Vamos .Echº tºda la gºlferia a cºrrer, y Manuel cºn

ella, en la dirección del Retirº . Caían las gruesasgºtas de lluvia en líneas ºblicuas de cºlºr de acerº ; en el cielº , algunºs rayºs de sºl pasaban brillantes pºr entre las violáceas nubes obscuras yalargadas

,cºmo grandes peces inmóviles .

Delante de los gºlfºs , a bastante distancia, cºrrían dos muj eres y dºs hºmbres .

Sºn la Rubia y la Chata , que van cºn dos pal etºs —dijo unº .

—Van a la cueva —añadió º trº .

Llegarºn lºs muchachºs a la parte al ta de! cerrillº; en la entrada de la cueva , un aguj erº hechºen la arena ; sentadº en el suelº, un hºmbre, aquien le faltaba una pierna

,fumaba en una

pipa .

—Vamos a entrar —advirt ió unº de lºs gºl fºs

—No se puede —replicó él .qué?

orque nº .

Page 184:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

185

¡Hºmbre! Déj enºs usted entrar hasta que pasela lluvia .

—No puede ser.—

%ES que están la Rubia y la Cha ta ahí?vºsºtrºs ¿ qué ºs impºrta?

—¿Vamos a darles un sustº a esºs paletos?rºpusº unº de los gºlfºs , que llevaba largºs

tu ºs negrºs pºr encima de las ºrej as .

—Ven y verás —masculló el Cojo, agarrandºuna piedra .

—Vamos al Observa tºriº —dijo ºtrº Al lá nºno s mojaremos .

Lºs de la cuadrilla vºlvierºn hacia atrás , saltarºn una tapia que les salió al pasº, y se guarecierºn en el pórticº del Observatºriº, del ladº deAtºcha . Venía el vientº del Guadarrama, y alláquedaban al socaire .

La tarde y parte de la nºche es tuvº llºviendº ,y la pasarºn hablandº de muj eres

,de rºbºs y de

crímenes . Dºs º tres de aquellos chicºs teníancasa

,perº nº querían ir. Unº

,que se l lamaba el

Mariane,cºntó una pºrciºn de timºs y de estafas

nºtables ; algunºs , que demºstraban un ingeniº yhabilidad portentosos

,entusiasmaron a la concn

rrencia . Agºtadº este tema,unºs cuantºs se pu

sieron a jugar al cané,y el de los tufos negrºs , a

quien llamaban el Can co, cantº pºr lº baj º canciºnes flamencas con vºz de muj er.De nºche, cºmº hacía fríº , se tendierºn muy

juntºs en el suelº y sigu ierºn hablandº . A Manuell e chocaba la mala intención de tºdºs ; unº explicº cºmº a un viej º de ochenta añºs

,que dºrmia

furtivamente en un cuchitril fºrmadº pºr cuatrºesteras en el lavaderº del Manzanares el ArcºIris , l e abrierºn una nºche que cºrría un vientºheladº dºs de las esteras , y al día siguiente lºencºntrarºn muertº de fríº ; el Mariane cºntó que

Page 185:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

186

había estadº cºn un primº suyº , que era sa rgento de caballería , en una casa pública , y el sargento se mºntó sºbre la espalda de una muj er desnuda y cºn las espuelas le desgarrº lºs muslºs .—Es que para tener cºntentas a las mujere s

nº hay cºmº hacerlas sufrir —term inó dici endºel Mariane.

Manue! ºyó esta senten cia asºmbradº ; pen sóen aqu ella cºsturerita que iba a casa de la

Ba lrº

na , y des ués en la Salºmé , y en que nº l e ubie

se gusta º hacerse querer de ellas martirizandolas ; y baraj andº estas ideas quedó dºrm idº .

Cuandº despertó sintió el le penetrabahasta lºs huesºs . Alboreaba la mañana, ya nºllºvía ; el cielº, aun obscurº , se llenaba de nube sne zcas . Pºr encima de un setº de evón imºs

bri laba una estrella, en mediº de la l ida franj adel hºrizºnte

,y sºbre aquella clari ad de ó palº

se destacaban entrecruzadas las ramas de lºs arbºles , tºdavía sin hºjas .

Se ºían silbidºs de las lºcºmotºras en la estación próx ima ; hacia Carabanchel palidecían lasluces de lºs farºl es en el campº ºbscurº entrevisto a la vaga luminºsidad del día naciente .

Madrid,planº

,blanquecinº, bañadº pºr la hu

medad, brotaba de la nºche cºn sus tejadºs , quecºrtaban en una línea recta el cielº; sus tºrrecillas , sus altas chimeneas de fábrica y, en el síleu cio del amanecer, el pueblo y el paisa

'

e lejanºtenían algº de lº irreal y de lº inmóvil de unapintura .

Clareaba más el ci elº , azuleando pºcº a pºcº.

Se destacaban ya de un mºdº preci sº las casasnuevas

,blancas ; las medianerías altas de ladrillº,

agu jereadas pºr ventanucºs simétricºs ; lºs tej adºs

,lºs esquinazos , las balaustradas , las tºrres

rº jas, recién cºnstruidas, lºs ej ércitos de chim e

Page 187:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

188

Se acerca rºn a la cueva del Cojo; el Marianéprºpusº que en castigº a nº haberles dej adº entrar el día anteriºr, debian hacer un mºntón dehierbas en la entrada de la cueva y pegarle fuegº .

—No ,hºmbre

,esº es una barbaridad —dij o el

Cauca El hºmbre alquila su cueva a la Rubia ya la Cha ta , qu e andan pºr ah i y tienen su parroquia en el cuartel , y nº puede m enºs de respe tarsus cºntratºs.

—Pues hay que amºlarle—repuso e l Mariané Ya veréis . El muchachº en tró a gatas en lacueva y salió pºcº después cºn la pierna de palºdel Cojo en una manº y en la ºtra un pucherº .

—¡ Cojol ¡ Cojo! —gritó.

A lºs gritºs se presentó el lisiado en la bºcade la cueva

,a ºyándºse en las manºs , andandº

a ras tras , vºc'

erandº y blasfemando con furia.

—¡ Cojol ¡ Cºjº! —l e vºlvió a gri tar el Mariané

comº quien azuza a un perro ¡Que se te va la

pierna ! ¡Que se te escapa el p ir i l —y cº iendº lapata de palº y el pucherº lºs tirº pºr e desmonte abajº .

Echaron tºdºs a cºrrer hacia la rºnda de Vállecas . Pºr encirna de lºs al tºs y hºndºnadas delbarriº del Pacíficº , el discº rºjº enºrme del sºlbrotaba de la tierra y ascendía l entº y majestuºsº pºr detrás de unas casuchas negra s .

Page 188:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO III

ENCUENTRO CON ROBERTO .—ROBERTO CUENTA EL

ORIGEN DE UNA FORTUNA FANTÁSTICA .

uvº Manuel que vºlver a la tahºna a pedirtrabaj o

,y alli

,gracias a que Karl le habló

al amº,pasó el muchachº algún tiempº substitu

yendo a un repartidºr.

Manuel cºmprendía que aquellº nº era definitivº, ni llevaba a ninguna parte ; perº nº sabía quéhacer, ni qué caminº seguir.

Cuandº se quedº sin jornal,mientras nº l e faltº

para cºmer, en un figºn fué viviendo ; ll egó un diaen que se quedó sin un céntimº y recurrió al cuartel de María Cristina .

Dºs º tres días aguardaba entre la fila de mendigos a que sacasen el ranchº , cuandº viº a Rºbertº que entraba en el cuartel . Pºr nº perder lavez nº se acercó , perº, después de cºmer, l e esperó hasta que le viº salir.—¡Dºn Rºbertº ! —gritó Manuel .

El estudiante se pusº muy pálidº ; luegº se tranquilízó al ver a Manuel .

¿Qué haces aquí? —dijo .

Page 189:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

—Pues, ya ve usted, aquí vengº a cºmer; nº encuentrº traba jº .

—gAhl ¿Vienes a cºmer aqui?í, señºr.

—Pues yº vengº a lº mismº—murmuró Rºberto , riéndºse .

Usted?el destinº qu e tenia me lº quitarºn .

Y qué hace us ted ahºra?stºy en un periódicº traba jandº y esperan

do a que haya una plaza vacante . En el cuartel mehe hechº amigº de un escul tºr que vi ene a cºmertambién aquí y vivimºs lºs dºs en una ard il la .

Yº me ríº de estas cºsas , pºrque tengº e cºnven

cimien tº de que he de ser ricº, y, cuandº lº sea ,recºrdaré cºn gustº m is apurºs .

—Ya empieza a desbarrar —pensó Manuel.—¿ES que tú nº está s cºnvencidº de que yº vºy

a ser ricº?—Si; ya lº creº!A ºnde vas? —preguntó Rºbertº.

ninguna pa rte.Pasearemos.Vamºs .

Baj aron a la call e de Alfºnsº XII y entrarºn en

el Reti rº ; ll egarºn hasta el final del paseº de cº

ches, y allí se s entarºn en un bancº .

— Pºr aquí andaremos nºsºtrºs en carruaj ecuandº yº sea millºnariº — dij o Rºbe rto .

— Usted…; lº qu e es yº —replicºManuel.—Tú también . ¿Te crees tú que te vºy a dejar

cºmer en el cuartel cuandº tenga millºnes?—La verdad es que estará chiflado

,perº ti ene

buen cºrazón —pensº Manuel luegº añadió :

—¿Han adelantadº muchº sus cºsas?—No , muchº, nº; tºdavía la cu estión está em

brºllada; perº ya se a clarará.

Page 191:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

192

nauf ragado el barcº, e, inmed ia tam ente dejó suempl eº y se fué a Filipinas . Fletó un arquito,llegó a! puntº señaladº, un peñón del archipiélagº de Magallanes , sondaron en dis tintas part es ynº ll egarºn a sacar, después de grandes traba jºs,mas que unas cuantas ca jas rºtas , en dºnde nºquedaban huellas de nada . Cuandº lºs víveres seacabarºn tuvi erºn que vºlver, y m i tíº llegó s in

un cuartº a Manila , y se metió de empleadº enuna casa de cºm erciº . Al añº de estº, un yanqu il e prºpusº buscar el tesºrº juntºs , y m i tíº aceptº, con la cºnd ición de que partirían entre lºs dºslas ganancias . En este se ndº via j e saca rºn dºsca j a s pesadisimas y gran es , una ll ena de lingºtesde pla ta , la ºtra cºn ºnzas m ej icanas . El yanqu i ym i tiº se repartierºn el dinerº , y a cada unº letºcº más de cien m il durºs ; erº m i tiº, que eratercº , vºlvió al lugar de! naufragiº , y entºnces a

debió de encºntrar el tesºrº,pºrque lle ó a ¿1

glaterra cºn una fºrtuna cºlosal . Hºy ºs Hast ing, que viven en In laterra , sigu en si endº millºnariºs . ¿Nº te acuer as de Fanny, la que vinº ala taberna de las Injurias cºn nºsºtrºs?

—Pues es de lºs Hasting ricºs de Inglaterra .

—¿Y usted pºr qué nº l es pide a lgún din erº?

pre ntºManuel .o , nunca , aunque me muriera de ha

esº que ellºs se han prestadº muchas veces avºrecerme. Antes de ven ir a Madrid estuve viajando pºr casi tºdas partes del mundo en un yate delhermanº de Fanny.

—¿Y esa fºrtuna que usted piensa encºntra está

tambi én en a lguna isla? — dijo Ma el .—Me parece que eres de lºs q e nº tienen fe

—cºntestó Roberto Antes de que cantara elg allº me negarias tres veces .

Page 192:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

193

—No ; yº nº cºnºzcº sus asuntºs ; perº s i us

ted me necesitara a mi, yº l e serviría cºn muchºgustº .

—Perº dudas de mi estrella, y haces mal ; tefiguras que estºy chiflado .

No,no

,señºr.

¡Bah! Tú te crees que esa fºrtuna que yo ten

gº que heredar es una filia .

Yº nº sé .

Pues,nº ; la fºrtuna existe. ¿Tú te acuerdas

una vez que hablaba cºn dºn Telmº delante de tide cºmº había estadº en casa de un encuadernadºr

,y la cºnversación que tuve cºn él .

— Sí, señor; me acuerdº .

Pues bien ; aquella cºnversaciºn fué para mi labase de las indagaciones que he hechº después ;nº te cºntaré yº cºmº he idº recºgi endº datºs ymás datºs

,pºcº a pºcº

, pºrque estº te resultaríapesadº ; t e mºstraré escuetamente la cuestiºn .

Al cºncluir estº, Rºbertº se l evantº del bancºen dºnde estaban sentadºs

,y dij º a Manuel :

—Vamos de aquí . Aquel s eñºr anda rondandonºs ; trata de ºír nuestra cºnversaciºn .

Manuel se l evantó cºnvencidº de la chifladu

ra de Rºbertº ; pasarºn pºr delante del AngelCaídº

,llegarºn cerca del Observatºriº Meteoro

lógicº , y de allí salierºn a unºs cerrillºs que é stán frente al Pacíficº y al barriº de Dºña Carlºta .

—Aqui se puede hablar —murmuró Rºber

to S i viene algunº, avisame .

—No tenga usted cuidadº —respondió Manuel .—Pues cºmº te decía , esa cºnversación fué la

base de una fºrtuna que prºntº me pertenecerá ;erº m ira si&á unº tºrpe y lº mal ue se venas cºsas cuan están al ladº de unº. asta pasadº lº menºs un añº de la cºnversación nº empecé yº a hacer gestiºnes . Las primeras las hice

13

Page 193:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

194

hace dºs añºs . Un dia de Carnaval se me ºcurrióla idea . Yº daba lecciºnes de inglés y estudiabaen la Universidad ; cºn el pºcº dinerº que ganaba ten ía que enviar parte a mi madre , y part e meservía para vivir y para las matrículas . Este díade Carnaval , un martes , lº recuerdº nº tenia masqu e tres pesetas en el bºlsillº ; llevaba tantº tiempº traba j andº sin dis traerme un mºmentº, quedij e : —Nada

,hºy vºy a hacer una calaverada ; me

voy a dis frazar. Efectivamente, en la calle de SanMarcºs alquilé un dºminó y un antifaz pºr tres

pesetas, y me eché a la calle , sin un céntimº en elºlsillº. Cºmencé a ba jar hacia la Castellana , yal llegar a la Cibeles me ¿

>regunté a mi mismºex tranadº: ¿Para ué habr hechº yº la necedadde gastar el pºcº inerº que tenía en disfrazarmecuandº nº cºnºzcº a nadie?Quis e vºlver hacia arriba a abandºnar m i d is

fraz; perº había tanta gente , que tuve que seguircºn la mare a . Nº sé si te habrás fij adº en lº sºlºque se encu entra unº esºs días de Carnaval entre las ºleadas de la mul titud . Esa sºl edad entrela muchedumbre es muchº mayºr que la sºl edaden el bºsque . Estº me hizº pensar en las m il tºrpezas que unº cºmete: en la esterilidad de m i vida .

—Me vºy a cºnsumir—me dij e en una actividad de ratºncillº; vºy a term inar en s er un profesºr, una especie de ins titutriz ingl esa . Nº ; esºnunca . Hay que buscar una ºcasión y un fin paraemanciparse de esta existencia mezqu ina

,y si nº

lanzarse a la vida trágica . Pensé también en queera muy pºsibl e qu e la ºcasión hubiese pasadºante mi s in que yº supiese aprovecharm e de ella ,y de prºntº recºrdé la cºnversación con el cucuadernadºr. Me deci dí a enterarme, hasta ver la cºsaclaramente, sin esperanza ninguna, sólº cºmº unagimnas ia de la vºluntad.

—Se necesita má s vºlun

Page 195:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

196

España en la épºca de Tra falgar. En la travesía,

un barcº inglés abºrda al españºl en dºnde vi en eel cura

,y a éste y a los demás pasa j erºs lºs apre

san y lºs llevan a Ingla terra . Dºn Ferm ín reclamasu fºrtuna al Gºbiernº in les , se la devuelven yla cºlºca en el Bancº de ondres , y vi ene a ESpaña en la épºca de la gu erra de la Independeucia . Cºmº en aquellºs tiempºs el dinerº nº estaba muy segurº en España, dºn Fermin dej a sufo rtuna en el Bancº de Lºndres, y una de lasveces que trata de retirar una cantidad grandepara cºmprar prºpiedades, va a Inglaterra cºn lasºbrina de un primº suyº y únicº pariente, ll amado juan Antºniº. Es ta sºbrina —y Rºbertº señalo un cí rculº en el pape l se casa cºn un senoritº irlandés, Bandºn, muere a lºs tres añºs decasada . El cura dºnFemín decide vºlver a Es a

ña , y manda girar su fºrtuna al Bancº de au

Fernandº, y antes de que se haga el girº dºnFerm ín muere . Bandºn , el irlandés, presen ta untestamen tº en que el cura deja cºmº herederauniversal a su sºbri na, y además prueba que tuvºun hij º de su muj er, qu e murió después de bau tizado . El primº de dºn Ferm ín, juan Antºniº, elde Labraz, l e pºne pleitº a Bandºn, y el pl ei tºdura cerca de veinte añºs , y muere juan Antºniº,y el irlandés puede recºger una parte de la herencia .

La ºtra hija de juan Antºniº se casa cºn unrimo suyº, cºmerciante de Harº, y tiene tresij os , dos varºnes y una hembra . Es ta se met emºnja, unº de lºs varºnes muere en la guerracarlista y el ºtrº entra en un cºmercio y se va aAmérica .

Es te, juan Manuel Núñez, hace una fºrtunaregular, se casa cºn una criºlla y tien e dºs hijas :Augusta y Margari ta . Augusta, la menºr, se casa

Page 196:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

197

cºn m i padre , Ricardº Hasting, que era un calavera qu e se escapó de su casa , y Margarita , conun militar

,el cºrºnel Buenavida . Vienen tºdºs a

España en muy buena pºsición, m i padre s e meteen negºciºs ruinosos , y ya arruinadº , nº Sé pºrdºnde averigua que la fºrtuna del cura Núñez deLetona está a dispºsición de lºs herederºs ; va aInglaterra

,hace su reclamación

,l e exigen docu

mentºs,saca las fe_s de bautismº de los antepasa

dos de su muj er y se encuentra cºn que la partidade nacimientº del cura dºn Ferm in nº se encuentra por ningún ladº . De prºntº, mi padre deja deescribir y pasan añºs y añºs, y al cabo de másde diez recibimºs una carta partícipándºnºs queha muertº en Austral ia .

Margarita,la hermana de mi madre

,queda

viuda cºn una hij a , se vuelve a casar, y el segundº maridº resulta un bribón de marca mayºr

,

que la dej a sin un céntimº . La hij a del primermatrimºniº , Rosa , s in poder sufrir al padrastrº,se escapa de casa cºn un cómicº, y nº sabe másde ella .

Si has seguidº — añadió Roberto mis explicaciºnes , habrás vistº que no quedan más ptes de dºn Ferm in Núñez de Letona que m imanas y yº, pºrque la hija de Margarita ,Núñez, ha muertº .

Ahºra, la cuestión está en prºbar este parent esco, y ese parentescº está prºbadº ; tengº laspartidas de bautismº que acreditan que desceudemºs en línea directa de juan Antºniº, el hermanº de Fermín . Perº ¿ pºr qué nº aparece elnombre de Fermín Núñez de Letona en el librºparrºquial de Labraz? Esº es lº que a mi mepreºcupº y esº es lº que he resueltº . Bandºn elirlandés , cuandº murió su cºntrincante juan Antºniº, envió a España un agente llamadº Shaph

Page 197:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

198

ter, y éste hizº desa arecer la fe de bautismº dedºn Fermín . Cómº Aun nº lº sé . Mientrastanto ,yº sigº en ondres la reclamación , sólº ramantener la causa en estado de litigiº, y lºs as

ting sºn lºs que l levan el prºcesº.

—¿Y a cuántº asciende esa fºrtuna?—pregun

tºManuel .—Entre el capital y lºs int ereses, a un m illón

de libras esterlinas .

Y es muchº esº?in el cambiº, unºs ci en m illºnes de reales ;

cºn el cambiº, cientº treinta .

Manuel se echó a reir .

Para usted sºlº?ara mi y para mis hermanas. Figura te tú ,

cuandº yº cºja esa cantidad , lº qu e van a ser

para mí estºs cºchecitºs y estas cºsas . Nada .

—Y ahºra, mientrastantº , nº tiene usted una

perra .

—Así es la vida , hay que esperar, nº hay másremediº. Ahºra que nadie me cree , gºzº yº má scºn el recºnºcimientº de m i fuerza que gºzarédespués cºn el éxitº. He cºnstruidº una mºntañaentera ; una niebla prºfunda impide verla; mañanase desgarrará la niebla y el mºnte aparecerá er

gu ido , cºn las cumbres cubiertas de nieve .

Manuel encºntraba neciº estar hablandº detanta grandeza cuandº ni unº ni ºtrº tenían paracºmer, y, pretextando una ºcupación, s e despidióde Rºbe rtº.

Page 199:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

200

nea y un fºgón pequeñº . Además, ºcupaban elcuartº una mesa , un baúl, un vasar blancº cºnpla tos y puchero s de barro

yuna palomilla de

p inº cºn un quinqué de petro eº encima .

Dºlºre s era una muj er de cincuenta añºsprºximam ente ; vestía traj e negrº , un pañuelº rºjºa tadº cºmº una venda a la frente , y ºtrº , de cºlºr ºbscurº , pºr encima.

Llamó Manuel al Biz co, y, cuandº éste se despertó , le pr eguntó pºr Vidal .—Ahºra vendrá — dij o el Bizco ; luegº, diri

giéndºse a la vi eja , gritó Tráeme las bºtas, tú .

La Dºlºres nº hizºgrºntº el mandadº, y el

Bizco, pºr alarde , para emºstrar el dºminiº quetenía sºbre ella, le dió una bºfetada .

Lº mu j er nº chistó ; Manuel mirº al Bizco fríamen te, cºn disgustº ; el ºtrº desvió la vista de unmºdº huraño .

—¿Qu ie re s almºrzar?—le pre ntº el Biz co a

Manuel cuandº se hubº l evanta o .

—Si das algºLa Dºlºres sacó la sartén de! fuegº llena de pe

dazºs de carne y de patatas .

—No ºs tratáis pºcº bien —murmuró Manuel ,a quien el hambre hací a prºfundam ente cínicº .

—Nos dan fiado en la casquería —dij o la DOlºres , para explicar la abundancia de carne .—

¡S i tú y yº no afaná ramºs pºr ahí —sal tó elBizco, dirigi éndºse a la vi eja lº que comieramºs nºsº trºs !La muj er sºnrió mºdestamente . Acabaron cºn

el almu erzº, y la Dºlºres sacó una bºtella de vinº .

—Esta muj er—dij o el Biz co ahí dºnde la ves ,nº hay º tra cºmº ella . Enséñal e lº que tenemosen el rincón.

—Ahºra , nº , hºmbre .

—¿Pºr_qué nº?

Page 200:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

201

Si viene algunº?chº el cerrºjº .

—Bueno .

Cerró la puerta el Biz co, la Dºlºres empu jó lacama al centrº del cuartº

,se acercó a la ared,

despegó un trºzº de tela rebozado de cal , e unavara en cuadrº

,y apareció un bºquete llenº de

cintas,cºrdºnes

,puntil las y º trºs ºbj etºs de pá

samanería .

—¿Eh? —dijo el Bizco pues tºdº estº lº ha

afanadºx lla .

Aquí debeis tener muchº dinerº.

Si; algº hay — cºntestº la Dolores Luegº ,dejó caer el trºzº de tela que tapaba la excavación de la pared, 10 sujetº y cºlºcó delante lacama . El Biz co descorrió el cerrºjº. Al pºcº ratºllamaban en la puerta .

—Debe s er Vidal —dijo el Bizco, y añadió envoz baja , dirigiéndºse a Manuel Oye

,tú, a éste

nº l e digas nada .

Entró Vidal cºn su aire desenvu elto , celebró lallegada de Manuel, y los tres camaradas salierºna la calle .

€í'ais a barbear pºr ahí? —preguntó la vi eja .

—A ver si nº vi enes tarde, ¿ eh?—añadió la Do

lºres , dirigiéndºse al Biz co.

¿Este nº se dignº cºntestar a la recºmenda

CI n .

Salierºn los tres a la glºrieta del puente deTºledº ; allí cerca tºmarºn una cºpa, en el ca j óndel Gara tusa , un licenciadº de presidiº , prºtectºrde descuiderºs , nº s in interés su cuenta, y luegº, pºr el paseº de los Ochº Iiilºs , salierºn a larºnda de Tºledº.

Cºmº dºmingº, lºs alrededºres del Rastrº rebºsaban gente.

Page 201:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

202

A lº largº de la tapia de las grandiºsas Americas

, en el espaciº cºmprendidº entre el Mataderºy la Escuela de Veterinaria

,una larga fila de ven

dé dores ambulantes estable cía sus reales.

Habia algunºs de éstºs cºn trazas de mend igºs,inmóvil es, sºmnºlientºs, apºyadºs en la pa red,cºntemplandº cºn indiferencia sus gén eros : cuadrºs vi ejºs , crºmºs nuevºs, librºs , cºsas inútiles,despºrtilladas , sucias , cºnvencidºs de que nadiemercaría lº que ellºs mºstraban a ! públicº. Otrºsges ticulaban , discutían cºn lºs cºmpradºres ; a lgunas viejas hºrribles y atezadas, cºn sºmbrerºs de

Ba ja grandes en la cabeza , las manºs negras , lºsrazos en jarra , la desvergúenza prºnta a surgirdel labi º , chill aban cºmº cotorras .

Las gitanas de traj es abi arrados peinaban al

sºl a las gitanillas mºrenuc%as y a lºs chnrumbe¡ es de pelº negrº y ºjºs grandes ; una pºrción devagºs dis curría gravemente ; pordioseros envueltos en harapºs

,lisiados, Iacrºsºs , clamaban, can

taban , se lamentaban, y el públicº dºminguerº,buscadºr de gangas , iba y venía , deteniéndºse eneste ues tº, preguntando , husmeando, y la gentepa sa a , cºn el rºstrº inyectadº pºr el calºr d elsºl , un sºl de primavera que ce

gaba al refl ej ar la

blancura de cre ia de la tierra pº vºrien ta , y brillaba y cen telleaba con reflejºs mi] en lºs es ejºsrºtºs y en lºs cachivaches de metal , tira ºs yamontonados en el suelº . Y para aumentar aquella baraúnda turbadora de vºces y de gri tºs ,dºs organillos llenaban el aire cºn el campanilleº alegre de sus nºtas, mezcladas y entrecru

zadas .

Manuel , el Bizco y Vidal subierºn a la cabeceradel Rastrº y vºlvi erºn a ba jar. En la puerta de lasAméricas se encºn trarºn cºn el Pastir i , que andaba husmeando pºr allí.

Page 203:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

204

Es te hºmbre es un primo dijº Vida l, en vºzal ta, y dirigi éndºse a l grupº de lºs campesinosPerº ¿han vistº ustedes el d inerº que está perdiendº? —añadió Aquel m ilitar le ha ganadºseis durºs .

Unº de lºs paletos se acercó al ºír esto, y vi endº que Manuel y el Biz co ganaban , apºstó una

peseta y ganó . Lºs cºmpañerºs del paletº l eacºnsej arºn que se retirara cºn su ganancia; perºla cºdicia pudº más en él, y, vºlviendº, apº stódºs pesetas y las perdió .

Vidal pusº entºnces un durº .

—Un machacante —dijo , dandº cºn la monedaen el suelo Acertó la carta ganó.

El Pas tiri hizº un gestº de ¿ stidiº.

Apºstó el pal etº ºtrº durº y lº perd ió; m iróan us i íadº a sus paisanºs , sacó ºtrº durº y lºvº vió a perder.En aquel mºmentº se acercó un guardia y se

disºlvi ó el grupº ; al ver el mºvimientº de fuga de lPastiri , el paletº quisº sujetarle , agarrándºle dela americana ; perº el hºmbre dió un tirón y seescabul ló pºr entre la gen te.Manuel , Vidal y el 3 1200 salierºn pºr la plaza

del Rastrº a la ca lle de Embajadºres .El Biz co t enía cua trº pesetas , Manuel seis y

Vida! catºrce .

—¿Y qué le vamºs a devºlver a ése?—preguntó

Devºlver? Nada —cºntestó Vidal.e vamºs a ap andar la gananci a del añº

dijº Manuel .—Bueno ; que lº maten —replicó Vidal Pa

chascº que nºs fuéramºs nosºtrºs de rositas .

Era hºra de almºrzar, discuti erºn adºnde irian ,y Vidal dispusº e ya que se encºntraban en la

calle de Embaja ores, la Sºc iedad de los Tres en

Page 204:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

205

lenº siguiera hacia abaj º hasta el merenderº dea Manigua .

Se tuvº en cuenta la indicación , y los sºciºs

pasarºn tºda la tarde del domin º .hechos unºspríncipes ; Vidal estuvº espléndí º , gastandº eldinerº del Pastiri , convi dando a unas chicas ybailandº a lº chulº.

A Manuel nº le pareció tan mal el cºmienzº dela vida de gºlfería . De nºche

,lºs tres sºciºs, un

pºcº cargadºs de vinº , subierºn pºr la call e deEmbaj adºres

,tºmandº después pºr la via de cir

cunvalaciºn .

—¿Adºnde iré yº a dºrm ir?—pre ntºManuel .

—Ven a mi casa —l e cºntestó Vi al .Al acercarse a Casa Blanca

,se separó el Bizco.

—Gracias a Diºs que se va ese tíº —murmuróVidal .

Estás reñidº cºn él?s un tiº bestia . Vive cºn la E scanda losa , que

es una viej a zºrra ; es verdad que tiene lº menºssesenta añºs y gasta lº que rºba cºn sus queridºs ;perº buenº , l e alimenta y él debía cºnsiderarla ;pues nada , anda siempre cºn ella a puntapiés y apuñetazºs y la pincha cºn el puñal , y hasta unavez ha cal entadº un hierrº y la ha queridº quemar. Buenº que la quite el dinerº ; perº esº dequemarla, ¿para qué?Llegarºn a Casa Blanca

,que era cºmº una al

dea pºbre, de una calle sºla ; Vidal abrió con su

llave una puerta , encendió un fósfºrº y subierºnlos dos a un cuartº estrechº cºn un cºlchón puestº sºbre los ladrillºs .

—Te tendrás que echar en el suelº —dijo Vidal Esta cama es la de mi chica .

—Bueno .

—Tºma estº para l a cabeza —y l e arrºjó unafalda de muj er arrebuñada .

Page 205:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

206

Manuel a ºyó all i la cabeza quedó dºrmidº .

Se despert a la madrugada . e incº rº y sesentó en el suelº sin darse cuenta de ºndedia encºntrarse . Entraba pálida claridad de unventanucº. Vidal , tendidº en el cºlchón , rºncaba :a su ladº dºrm ía una muchacha, respirandº cºnla bºca abierta ; grandes chafarrinºnes de p intural e surcaban las mej illa s .

Manuel s en tía el malestar de haber bebidº demasiadº el dia anteriºr y un prºfundº abatimientº . Pensó seriamente en su vida :—Yº nº sirvº para estº —se dijo ni sºy un

salvaj e cºmº el Bizcº, ni un desahogado cºmºVida ! . ¿Y qué hacer?Ideó mil cºsas , la ma ºria írrealizables ima

gino prºyectºs cºmplica ºs . En el interior luchaan obscuramente la tendencia de su madre , derespetº a tºdº lº establecidº, cºn su ins tintº antis

scial de vagabundº, aumentadº por su clase de

Vi a .

—Vidal y el Bizco —se dij o sºn más afºrtunados e yº ; nº tienen vaci laciones ni repa rºs;se hanPensó que al final pºdían encºntrar el palº º

el presi diº ; erº mi entrastanto nº sufrían ; el unººr bes tia li ad, el ºtro ºr pereza , s e abandonaan cºn tranquilidad a a

A pesar de sus escrúpulºs y remºrd imientºs , elveranº lº pasó Manuel prºtegidº pºr el Biz co yVidal

,viviendº en Casa Blanca cºn su primº y la

querida de éste, una muchachuela vendedºra deperiódicºs y buscºna al m ismº tiempº .

La Sºciedad de lºs Tres funciºnó pºr las aineras y las Ven tas, la Prºsperidad y el barriº deDºña Carlºta, el puente de Vallecas y los Cuatrº

Page 207:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

208

maban el Tio Pérquique . Este hºmbre se pasabala vida paseándose pºr delante del establecimi ento . Para disimular la guardia vendía cºrdones

Bara las bºtas y génerºs de saldº que le entregaan en la rºpave ¡ ería .

En la p rimavera este hºmbre se pºnía un gºrrº bl ancº de cºcinerº y pregºnaba unºs pastelillºs cºn una palabra que a enas prºnunciaba yque se en tretenía en cam ¡ar cºnstantemente .

Unas veces la palabra parecía ser ¡Pérquiquel¡Pérquiquel; perº inmediatamente cambiaba el sºnidº, se transfºrmaba en ¡Pérquequel º en ¡Páquel, y estas evºluciºnes fonéticas se alarghasta el infinitº .

El ºrigen de esta palabra Pérquique , que nº se

en cuentra en el dicciºnariº, era el S'

iente : Lºspastelillos rellenºs de crema que ven?; el del gºrrº blancº lºs daba al preciº de cincº céntimºs ylºs vºceaba : ¡A perra chica ! ¡A perra chica ! Devocearlos perezosamente suprimió la A primera ycºnvi rtió en e las ºtras dºs, trans fºrmandº sugritº en ¡Perre chiquel ¡Perre chiquel Después Perre chique se cºnvirtió en Pérquique.

El guardián de la rºpave jeri a, hºmbre de carácter jºvial , tenia la especi alidad en lºs pregones,lºs matizaba art ísticamente; iba de las nº tas adas a las más graves, º al cºntrariº. Cºme a ,

ºnº muy al tº,

ritandº

¡Miren , a rea ¡Calce tines yen, a real! Luegº ba jaba el

¡Chalequitº deúltimº, en vºz derº perra orda!Sºciedad de lºs

Tres , y ºs.Más segurº y muchº más prºductivº que el tra

tº cºn lºs peris tas de la rºpavejería era el prºce

Page 208:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

209

dimientº de Dº lºres la E scandalosa , la cual vendía las cintas y encaj es rºbadºs pºr ella a buhºneros que pagaban bien ; p erº los sºciºs de la Sºciedad de lºs Tres qu erían cºbrar sus dividendºsprºntº .

Hecha la venta se iban lºs tres a una tabernadel final del paseº de Embaj adºres , esquina al delas Delicias

,que llamaban del Picº del Pañuelº .

Tenían los sºciºs especial cuidadº de nº rºbaren el mismº sitiº y de no presentarse juntºs pºraqu ellºs paraj es de dºnde habia temºr de una vi

gi lancia mºlesta .

Algunºs días , muy pºcºs , que la r¿_ap iña_ nº diºresultadº

,se vierºn los tres sºciºs ºbligadºs a

trabaj ar en el Campillº del Mundº Nuevº , esparciendº mºntºnes de lana y recogiéndola

,después

de aireada y seca , con unºs rastrillos .O trº de los mediºs de subsistencia de la Socie

dad era la caza del gatº . El Biz co, que nº atesº

raba ningún talentº , su cabeza, según frase deVidal

,era un melón saladº, pºseía, en cambiº ,

unº grandísimº para cºger atos . Cºn un sacº yuna vara se las arreglaba a mirablemente . Bichºque veía, a los pºcºs instantes habia caidº .

Lºs sºciºs nº distingu ían de gatº fl acº º ti sicº, ni de gata embarazada ; tºdºs los que caían sedevoraban cºn idénticº apetitº . Se vendían laspieles en el Rastrº ; el tabernero del Picº del Pañuelº fiaba el vinº y el pan , cuandº nº había fºndos con qué pagarlos , y la Sºciedad se entregabaal sardanapalescoUna tarde de agºstº, Vidal , que había estadº

merendando en las Ventas cºn su pró jima el díaanteriºr, expusº ante sus sºcio s y cºmpañerºs elproyectº de asaltar una casa abandºnada del cam inº del Este .

Se discutió el prºyectº cºn se riedad, y al día¡ 4

Page 209:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

sigu iente , por la tarde , fuerºn lºs tre s a estudiarel terrenº.

Era dºmín º ; había nºvi llºs en la plaza ; pasaban r la ca le de Alcalá ómnibus y tranvía s llenos e bºte en bºte , manuelas ºcupadas pºr mujerºnas cºn mantones de Manila y hºmbres deas ctº mfianescº.

n lºs al rededºres de laplaza el gentíº se

amºntºnaba ; de lºs tranvías ajaban grupºs degente que cºrrían hacia la puerta ; lºs revend edºres se abalanzaban sºbre ellºs voceando ; brillaban entre la masa negra de la multi tud lºs cascºsde lºs guardias a caballº . Del interiºr de la plazasa lia un va

gº rumºr, cºmº el de la marea.

Vidal el izco y Manuel , lamentándºs e de nº

¿ºd er en trar allí, ieron adelante, pasarºn lasen tas y tomarºn e cam inº de Vicálvarº . El vientº sur, cá lidº, ardoroso , blan caba de pºlvº elcampº ;

(pºr la carre tera pasa an y se cruzaban

cºches e muertº blancºs y ne ºs , de hºmbres yde niñºs , seguidºs de tartanas l enas de ente .

Vidal mºstró la casa : hallábase a un adº delcam inº; parecía abandºnada; pºr delante la rº

deaba un jard ín con su verja ; ºr la pa rte de a trásse extendía un huertº planta º de arbolil los sin

hºjas, con un mºlin º para sacar agua . La tapia

de huertº, baja , pºd ia escalarse cºn rela tiva facílidad; ningún peligrº amenazaba; ni vecinºs curiºsºs ni perrºs ; la casa más próxima, un tall erde marmºlista , dis taba má s de tresci en tºs metrºs .

Desde las cercanías de la casa se d ivisaba elcem en teriº del Es te, rºdeadº de campºs áridºsamarillºs y lºmas ermas ; en dirección cºntrariase presentaba la P aza de Tºrºs , cºn su banderaflameante, y las prim eras casas de Madrid ; el caminº del camposanto se tendía

,polvoriento, pºr

entre hºndºnadas y taludes verdes, pºr en tre te

Page 211:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

—Haz lº que quieras.Sal taron la cerca de la casa ; Vidal quedó a cá

ballº encima, agachado , esp iando , pºr si veníaalgunº . Manuel y el Bizco , a horcajadas , se acercarºn a la casa y, a fianzandº el pie en el tejadillºde un cºbert izº, ba j arºn a una terraza cºn un empa rradº un tantº más altº que la huerta .

A esta alerta daban la pue rta trasera y lºsbalcºnes el pisº ba jº de la casa ; perº es tabanuna y ºtrºs tan bien cerradºs, que era impº sibleabrirlºs .

se puede?—preguntó Vidal desde arriba .

0_

—Ahí va mi nava ja —y Vidal la tiró a la gacria .

Manuel intentó cºn la navaja abrir los bal cºn es;perº nº había mediº ; el Biz co se pusº a empu jarcºn el hºmbrº la puerta , cedió algº, dejan º unresqu iciº , y entºnces Manuel intrºdujº pºr allí lahºja del cuchillo , e hizº cºrrer la lengii eta d e lacerradura hasta cºnseguir abrir la puerta . A! momentº en trarºn el Bizco y Manuel .El pisº bajº de la casa cºnstaba de un ves tibu

lo, desde dºnde cºmenzaba la escal era de un cº

rredºr, y de dºs gabin etes cºn balcón al huertº .

La primera idea de Manuel fué salir al vestíbulo y echar el cerrº jº a la pu erta que daba a lacarretera .

—Ahºra — l e dij º a l Biz co, que quedó admi radºde aqu el rasgº de prudencia vamºs a ver quéha aqui.

e pusi erºn a registrar la casa cºn tranquili

dad , s in a urarse ; nº había nada que vali era tresochavos . Estaban fºrzandº el armariº del comedor

, cuandº, de prºntº, ºyerºn muy cerca lºs la

dridºs de un perrº

,y sal ierºn asustadºs a la ga

en a.

Page 212:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

213

Qué hay? —preguntaron a Vidal .n cºndenadº perrº que s e ha puestº a la

drar y va a llamar la atenciºn de algunº .

—Tírale una piedra .

De dºnde?sústale .

—Ladra más .—Baj a aqu í, si nº te van a ver.—Vidal saltó al huerto . El perrº

,que debía ser

un perrº mºral , defensºr de la prºpiedad, siguióladrando fuerte .

—Perº ¡leñel —dij o Vidal a sus amigos ¿nºhabéis cºncluidº?—¡Si nº hay nada !

Entraron lºs tres llenºs de miedº , atºrtºladºs ,cºgierºn una servilleta y metierºn dentrº lº queencºntrarºn a manº

,un relºj de cºbre , un can

delerº de metal blancº , un timbre eléctricº rºtº ,un barómetrº de mercuriº , un imán y un cañón deju ete .

ida! se subió a la tapia cºn el líº.

—Ahi está —dij o asustadº .

—%Quién?l perrº.

— Yº baj aré primerº —murmuró Manuel y sepusº la navaj a en lºs dientes y se dejó caer. Elperrº , en vez de acercarse, s e alej ó un pºcº ; perºSi ió ladrando .

ida] nº se atrevía a saltar la tapia cºn el liºen la manº y lº echº con cuidadº sºbre unas matas ; en la caída nº se rºmpiº mas que el barómetro , lº demás estaba rºtº . Saltaron la tapia elBizco y Vida!

,y lºs tres sºciºs echarºn a cºrrer

a campº traviesa,perseguidºs pºr el perrº defeu

sor de la prºpiedad,que ladraba tras de ellºs .

—¡Qué bru tos somºs ! — exclamóVidal detenién

dose Si nºs ve un guardia cºrrer así nºs cºge .

Page 213:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

214

—Y si pasamºs por el fiela to recºnºcerán lºque ll evamºs en el liº y nºs d etendrán—aña d ióManuel .La Sºciedad se detuvº a deliberar y a tºmar

acuerdºs . Se dejó el bºtín al pie de una ta pia . Setendierºn en el suelº .

—Por aquí —dij o Vidal pasan muchºs traperos y basu rerºs a La E lipa. A! primerº que veamºs l e ºfre cemº s estº.

—Si nºs diese tre s durºs —murmuró el Bizco .

—Sí, hºmbre .

E3 perarºn un ra tº y nº tardó en sar un traerº cºn un sacº vaciº en direcci n a Madrid .

llamó Vida l y le prºpusº la ven ta .

—¿Cuántº nºs da usted pºr estas cºsas?

El traperº miró y remiró lº que había en el liº ,

y después en tºnº de chunga y manera de hablarachulapada reguntó—¿Dónde abéis rºbao esº?

Protestaron los tres sºcios, perº el trape ro nº

hizº casº de sus prº testas .

—No ºs puedº dar r to má s que tres etas .

1

-l

—No —cºntestó Vi al para esº nºs evamºse iº .

—Buenº . Al prim er guardia qu e encu entre ledaré vues tras señas y le diré que sus lleváis unascºsas robá s .

—Vengan las tres pesetas —dij o Vidal tomeusté el líº .

Tºmó Vida] el d inerº, y el trapero, riéndºse, elenvºltºriº .

—Cuandº veamºs al primer guard ia l e diremºsque lleva usted unas cosas rºbá s —l e

'

tó Vida !al trapero Al teró se éste y empez a cºrrerdetrás de los tres .

—¡Espera isºsl ¡Esperaisosl

—gritaba .

—¿Qué quiere usté?

Page 215:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 216:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

CAPÍTULO V

VESTALES DEL ARROYº.—LOS TROGLODITAS .

ADA . Tenemºs que separarnºs de ese brutºde Biz co . Cada vez le tengº más ºdiº y

más ascº .

Pºr qué?orque es un bestia . Que se vaya cºn esa

vi ej a zºrra de la Dºlºres . Nºsºtrºs , tú y yº, vamºsa ir al teatrº tºdas las nºches .

Cºmº?ºn la clac. Nº tenemºs qu e pagar; lº únicº

que hay que hacer es aplaudir cuandº nºs denl a señal .La cºndición le pareció a Manuel tan fácil de

cumplir, que l e preguntó a su primº :—Pero ºye , ¿ cºmº nº va tºdº el mundº asi ?—Todos nº cºnºcen cºmº yº al j efe de la clac.

Fuerºn, efectivamente, al teatrº de Apºlº . Manuel los primerºs días nº hizº mas que pensaren las funciºnes y en las actrices . Vidal , cºn laSuperioridad que tenía para tºdº

,aprendiº las

canciºnes en segu ida ; Manuel , en secretº, l e envidíaba.

Page 217:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

218

En lºs entreactos iban lºs de la clac a una ta

berna de la ca ll e del Barquillo , y a l nas veces aºtra de la plaza del Rey. En esta ú tima abundaban los alabarderºs del circº de Price .

Casi tºdºs lºs que fºrmaban la legión de aplaudidºres contaban pºcºs añºs ; al nºs , en cºrtºnúmerº, trabajaban en a

'

n ta! er; la mayºría,gºlfºs y organilleros, termmaban después en comparsas, coristas º revendedºres .

Habia en tre ellºs tipº s a feminados, afeitadºs ,cºn cara de mu j er y vºz aguda .

A la puerta del teatrº cºnºcierºn Vidal y Manuel una cuadril la de muchachas , de trece a diezy ºchº añºs

,u e merodeaban pºr la call e de Al

calá , acercan ºse a lºs buenºs burgueses, fíngiéndºse vendedºras de periódicºs y llevandºcºnstan temente un Hera ldo en la manº .

Vida l cul tivó la amistad de las muchacha s; c asitºdas eran feas, perº estº nº estorbaba para susplanes, que cºnsistían en ensanchar el rad iº deacciºn de sus cºnºcimi entºs .

—Hay que dejar las afu era s y me terse en elcentrº —decía Vidal.Vidal qu ería que Manuel l e s ecundase, perº

éste nº tení a apti tudes . Vidal ll egó a ser el indispensable para cuatrº muchachas que vivían juntas en Cua trº Caminºs , que se llamaban la Meliá ,la Gºya , la Rabanitºs la Engracia, y quefºrmadº cºn Vidal

,el ¡r eo y Manuel una

dad, aunqu e anón ima .

Las pºbres muchachas necesitaban alguna protección ; las perseguían lºs lizºntes má s que alas demás mujer es de la virg

º

orque nº p abana lºs inspe ctºre s. Sºlían an ar huyendº e lºsguardias y agentes

, los cual es , cuandº había re

cºgida, las ll evaban al Gºbiernº civil , y de aquí alcºnventº de las Trinitarias .

Page 219:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

220

cuerpº rechoncho, parecí a la bu fona de una anti

gua princesa . Había estadº a puntº de entrar decºris ta en un teatrº ; perº nº pudº , pºrque , a pésar de su buena vºz y ºídº, nº prºnunciaba cºnclaridad pºr la fal ta de dientes .

Estaba la Me liá si em re alegre , a tºdas hºrascantandº y riendº ; ll eva a una pºlvera pequ eña enel bºlsillº del delantal , que en el fºndo de la tapatenía un es ejº, y m irándºse en él a la luz de unfarºl , se en arinaba la ca ra a cada pasº.

La Mellá era cariñºsa y de muy buen cºrazón ;a Manuel se l e atragantaba pºr d emasiadº fea ;la muchacha quería capta rse sus s impa tías , perºVida l acºnsejó a su primº que nº se quedara cºnella ; l e cºnven ía más la Goya , qu e sa caba másdinerº .

A Manuel nº l e gustaba la Meliá , a pes ar desus arrumacos ; perº l a Gºya estaba cºmprºmetida cºn el Soldadito, un hombre cºn ºficiº , segúndecia ella , pºrque cuandº se pºnía a trabajar erapianista de manub riº .

Este organill ero sacaba lºs cuartºs a la Goya ,que , cºmo más bºnita, tenía también má s parroquia ; el Soldadito la vigi laba, y cuandº se ibacºn algunº, la seguía y la esperaba a la salida dela casa de citas para sacarle el din erº .

Vid al , de las cuatrº, s e dignaba prºteg er a laRabani tos y a la Engracia ; las dºs se lº dispu taban . La Rabani tos parecía una muj er en minia tura : una carita blanca cºn manchas azules alrededor de la nariz

gde la bºca ; un cuerpecillº raqui

ticº y delgaduc º ; labiºs finºs y ºjºs grandes deesclerºtica azul ; en el vestir una vieja , cºn sumantºncitº ºbscuro y su falda negra : ésta era laRabani tos . Echaba sangre pºr la bºca cºn frecu enci a ; hablaba con unºs remilgºs de cºmadre ,haciendº ges tºs y jeríbeques, y tºdº su din erº

Page 220:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

221

lº gastaba en mºjama, en caramelºs y en gºlº

sinas .

La Engracia,la ºtra favºrita de Vidal , era el

tipº de la muj er de burdel : ll evaba la cara blancapºr los polvºs de arroz ; sus ºjºs , negrºs y brillantes , tenian una expresión de melancºlía puramente animal; al hablar enseñaba los dientes azuladºs

,que cºntrastab

'

an cºn la blancura de su

cara empºlvada . Pasaba de la alegría a l enfadºs in transiciºn . Nº sabía sºnreír. En su cara al eteaba tan prºntº la estupidez cºmº una alegriacanall esca

,insultante y cínica .

La Engracia hablaba pºcº , y cuandº hablabaera para decir al

go muy bestial y muy suciº ,

algºde un cinismº y e una pºrnºgrafia cºmplica a .

Tenía la imaginaciºn mºnstruºsa y fecunda .

Un limaginerº macabrº hubiese encºntradºalgo genial fallandº en piedra los pensamientºsde aquell a muchacha en el infiernº de una Danzade la Muerte .

La En racia nº sabia leer. Vestía blusas vistosas , am es y sonrosadas ; pañuelº blancº en lacabeza y delantal de cºlºr; andaba siempre cºrriendº de un ladº a ºtro

,haciendº sºnar las

mºn edas del bºlsillº . Llevaba ºchº añºs de buscºma y tenía diez y siete . Se lamentaba de habercrecidº, pºrque decía que de niña ganaba más .

Las amistades de Manuel y Vidal con las muchachas durarºn un par de meses ; Manuel nº sedecidía pºr la Mellá , l e resul taba demasiadº fea ;Vidal extendía su radiº de acción

,copeaba con

unºs cuantºs chulºs y se dedicaba a la cºnquistade una fl orera que vendía claveles .

La Engracia y la Rabani tºs tenían un ºdiº ferºz a la muchacha .

—Esa —decía la Rabani tos esa está ya tandeshonra cºmº

Page 221:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

222

Una nºche, Vidal nº se pre sentó en Casa Blanca , y a lo s dºs º tres días apareció en la Puertadel Sº

ql

u

cºn una ml

ujerºna al

ó

ta

hves tix?de

ien es? — e pregunt anne a su rimº .

—Se llama Viºl eta ; me he quedadº cºn ellaY la ºtra , la de Casa Blanca?

Ví al se encogió de hºmbrºs.—Quéda te tú cºn ella si qu ieres —dijo .

La antigua querida de Vidal dej ó de aparecertambién pºr Casa Blanca , y a las dºs semanas denº pagar, el adm inistradºr pus º a Manuel en lacall e y vendió el mobi liariº : unas cuantas bºte llasvacías , un pucherº una cama .

Manuel durm ió urante algunºs días en lºsbancºs de la

Bl aza de Ori ente y en las silla s de la

Castell ana y ecºletºs . Era al final del veranº ytºdaví a se pºdía dºrm ir al rasº . Algunºs cén timºsque ganó subiendº maletas de las estaciºnes lepermiti erºn ir vi vi endº, aunque malamen te , hastaºctubre .

Hubº días en que nº cºmió mas que trºnchºs

de berza cºgidos en el suelº de lºs m ercadºs ;ºtrºs, en cambiº, se regalº cºn banqu et es de seten ta y ºchenta céntimºs en los fi

(gºnes.

Llegó ºctubre, y Manuel empez a helarse pºrlas nºches ; su hermana mayºr l e prºpºrci ºnó ungabán raído y una bufanda ; perº, a pesar de estº ,

cuandº nº encºntraba sitio dºnde dºrmir bajºtechadº, se mºría de friº en la call e.

Una nºche , a principiºs de nºviembre , Manuelse encºntró a la puerta de un cafetín de la Cabecera d el Rastrº cºn el Bizco, que iba encorvado ,casi desnudº, cºn los brazºs cruzadºs pºr delante del pechº, y descalzº ; tenía un aspe ctº imponente de miseria y de fríº .

t

Dºlºres la E scandalosa le había dejadº pºrº rº.

Page 223:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

224

Pºr qué?—preguntó ést e.efierº helarme .

Haz lo qu e quieras .Yº cºnºzcº a unº de esºs .

ES el Intérp rete .

¿¿Y quién es el In térpre te?capitán de lºs gºlfºs de la Mºntaña .

_

d

A

ópesar de estas seguridades, Manuel nº se de

CI i—¿ Qui én está ahí? —se ºyó que pregun taban

d e dentrº.

—Yº —cºntestó el Bizco .

Manuel se ale jó de a llá a tºdº cºrrer. Cerca dela cueva había dos º tres casuchas reunidas , cºnun cºrra l en mediº , cercada pºr una tapi a de pedruscºs .

Era aq¡uellº, se

gún el nºmbre irón icº puestº

r la gº feria, el alaciº de Cristal, m'

do de paomas tºrcaces de ba jº vuelº que arfaban en elcua rtel de la mºntaña , a las cua es , pºr la nº

che, acºmpañaban aviLanes y gerifaltes amigºs.El pa sº del cºrra estaba cerradº pºr una puer

ta de dºs hºjas.

Manuel la examinó pºr ver si cedía , p erº erafuerte, y blindada cºn la tas extendidas y claveteadas sºbre esteras .

Pensó que all í nº habría nadie, e intentó sa l tarla tapia ; subió sºbre el murº bajº de cascºte y,al ir a pasar, se enredó en un alambre, cayó unapi edra de la cerca al suelº, cºmenzº a ladrar unperrº cºn furia y se ºyó de dentrº una maldición.

Manue] pudº cºnvencerse de que el nidº nº estaba vacíº , y huyó de al lá . En un huecº, algoresguardadº de la lluvia, se metió y se acurrucó

a dºrm ir.E ra de nºche aún cuando se despertó tiritando

de fríº, t emblandº de la cabeza a lºs pi es . Echº

Page 224:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

225

a cºrrer para entrar en reacción ; llegó al pas eºde Rºsales y diº varias vuel tas arriba y aba jº.

La nºche se le hizº eterna .

Dejó de llºver; a la mañana saliº el sºl ; en unagujerº abiertº en la pendiente del terraplén , Manuel s e guareció . El sºl cºmenzaba a calentar deuna manera deliciºsa . Manuel sºñó cºn una muj er muy blanca y muy hermºsa

, cºn unºs cabellºs de ºrº . Se acercó a la dama , muertº de friº ,

yuella l e envºlvió cºn sus hebras dºradas y é l see quedandº en su regazº agazapadº dulcemen

te, muy

Page 225:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 227:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

228

—Si tuvi era traba jº , traba jaría ; rº cºmº nºa —y Manuel, hartº e palabras in

útiles , se acurrucó para seguir durm iendº.

—Mira…—dijo el trapero ven cºnmigº. Yºnecesitº un te dará de cºmer.Manuel mirº a l vi ej º

,sin cºntestar nada .

—Conque ¿ quieres º nº? Anda, decídete .

Manuel se levantó perezosamente . El traperosubió la cuesta de! terra léu cºn el sacº al hºmbrº, hasta llegar a la ca le de Rºsales, en dºndetenía un carritº , tiradº pºr dºs burrºs . Arreo elhºmbre a lºs animales, bajaron al paseº de laFlºrida , y después, ºr el de lºs Melancóli cºs , pasarºn pºr delante e la Virgen del Puertº y siguierºn la rºnda de Segºvia . El carrº era vi ejº,cºmpuestº cºn tiras de fei ta

,cºn su chapa y su

númerº y estaba carga º cºn dºs º tres sacºs,cubºs y e5puertas .

E l trape ro , el señºr Custºdiº, así dijº él que sellamaba , tenía facha de buena persºna.

De cuandº en cuandº recºgía algº en la calley lº echaba en el ca rrº.

Debajº del carrº, su j etº pºr una cadena an

dando despacio , iba un pe rrº cºn unas anasamarillas, largas y lustrosa s, un perrº simpáti cºque, en su clase, l e pareció a Manuel que debíaser tan buena persºna cºmº su amº.

Entre el puen te de Segºvi a y el de Tºledº, nºmuy lejºs del cºmienzº del paseº Imperial, seabre una hondonada n a cºn dºs º tres chºzassórdidas y mis erables . un hºyº cuadrangular,ennegrecidº po r el humº y el pºlvº del carbón,limitadº por murallas de cascºte y mºntºnes deescºmbrºs .Al llegar a lºs bºrdes de esta hondonada, e l

Page 228:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

229

trapero se detuvº e indicó a Manuel una casuchapróxima a un Tio Vivº rotº y a unºs cºlumpios ,y le dij º—Esa es mi casa ; lleva el carrº ahí y vete des

cargandº . ¿Pºdrás?— Sí ; creº que si .Tienes hambre?í,señºr.

—Bueno ; pues dile a mi muj er que te dé de a !

mºrzar.

Baj ó Manuel con el carrº hasta la hondonadapor una pendiente de escºmbrºs . La casa del trapero era la mayºr de tºdas y tenía cºrral y uncobertizº adºsadº a ella .

Se detuvº Manuel en la puerta de la casucha ;una vieja l e salió al encuentrº:—¿Qué quieres tú , chaval? — l e dijo ¿Quién

te manda venir aquí?—El señºr Custºdiº . Me ha encargadº que me

diga usted dºnde tengº que dej ar lº que va en el

carrº .

La vi ej a le indicó el cºbertizº.

—Me ha dichº también — agregó el muchachºque me dé us ted de almºrzar.—¡Te cºnºzco , l ebrel! —murmuró la vieja .

Y después de refunfuñar durante largº ratº yde esperar a que Manuel descargara el carrº , l edió un trºzº de pan y de quesº .

La vi ej a desenganchó lo s dºs borricos del cárritº y sºltó al perrº , que se pusº a l adrar y ajugar de cºntentº ; ladró a los burrºs , unº negrº

y ºtrº rucio , que vo lvierºn la cabeza para m irarle y le ens eñarºn los dientes ; persiguió desesperadamente a un gatº blancº de cºla erizada cºmºun plumerº , luegº se acercó a Manuel, que , sentadº al sºl, cºmía su trºzº de quesº y de pan enespera de algº . Almorzaron lºs dºs .

Page 229:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

230

Manuel diº vuelta a la casa ara

¡sus ladºs estre chºs lº com an dºs case tas deano .

Estas dºs casetas nº se hallaban unidas, dejaban entre ambas un espaciº tapadº pºr una puerta de hierro , de las usadas para cerrar las ti endas , l !en as de ºrin.

Formaban las dºs paredes más largas de lacasa del trapero estacas embreadas y la paredcºntraria a la de las dºs casetas de bañº estabacºnstrui da cºn piedras grue sas e irregulares , y securvaba hacia el ext eriºr cºn un abºmbamientºcºmº el del ábside de una iglesia . Pºr. dentrº,esta curva tura cºrrespºndía a un huecº a mºdºde ancha hºrnacina, ºcupadº pºr el fºgón de lachimenea .

La casa , a pe sa r de ser pequeña, nº ten ía unsistema igual de cubierta ; en unas partes, las latas, cºn grandes edruscºs encima y cºn lºs inters ti cíºs llenºs e pa ja , substituían a las tej as ;en otras

,las piza rras suj etas y a fianzadas cºn

barrº ; en ºtras, las chapas de cinc .Se nºtaba en la cºns trucción de la casa las fa

ses de su crecimi en tº . Cºmº el caparazón de unatºrtuga aumen ta a medida del desarrºllº del animal , así la casucha del trapero debió ir a andándºse pºcº a pºcº . Al principiº aquellº ebió seruna chºza para un hºmbre sºlº

,cºmº la de un

pa stºr; luego se ensanchó, se alargó , se dividióen habitaciºnes ; después agregó sus dependencias, su cubiertº y su cºrra liza .

Fren te a la puerta de la vivi enda , en un rasº detierra a isºnadº, se l evantaba un Tio Vivo, rºdeadº e un a valla baj ita ºctºgºnal , en cuyºspalitrºques, pºdridºs pºr a acción de la humedad y del calºr, se cºnservaban algunºs restºsde p intura azul.

Page 231:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

23 2

grande, al cual en traba la luz pºr dºs al tºs ventanillºs .

En este cuartº º almacén , pºr tºdas partes, delas redes y del techº, cºl aban trapºs viejºsde iversºs cºlºres , rºpas b ancas, barretinas yboinas rºjas , trºzºs de mantºnes de crespón . Enlºs vasares y en el suelº , separadºs pºr clases ytamañºs, habia frascºs , bºtellas, tarrºs , bºtes, unverdaderº ejérci tº de cacharrºs de cris tal y deºrcelana ; rºmpían fila esºs bºtellºnes verdososEidró picºs de las droguerías y unas cuantas ventrudas dama juanas ; luegº venían bºtellas deazumbre , altas , negruzcas ; bºmbºnas recubiertasde pa ja; después seguía la sección de aguas medicamentºsa s , la má s variada numerºsa nes

en ella se incluían lºs s ifones deagua de Seitz yde a ºx i cnada, lºs bºtellines de ascosa, lasbºte as de ichy, de Mºndariz, de arabaña; yasada esta sección

,se amontonaba la morralla ,

ºs frascºs de perfumería , lºs tarrºs y bº tes depºmada, de crema y de velutina .

Ad emás de este departamen tº de bºtillería,había º trº s : de la ta de cºnservas de galletas,cºlºcadas en vasares ; de bºtºnes y laves metidºsen caj as ; de retal es, de cintas y de puntillas arrolladºs en carretes y cartºnes .

A Manuel l e pareció agradable aquellº. Hallábase tºdº arregladº

,limpiº relativamente, se

nºtaba la manº de una persºna ºrdenada ypul cra .

En la cºcina , en j albegada de cal, bril laban lºs

pºcºs trastºs de la espetera . En el fo ón , sºbrea ceniza blanca , un pucherº de barrº ervía con

un glu glu suave.De fuera, apenas llegaba va amente, esº

cºmº un pálidº rumºr,el ruido ciano de a ciu

dad; reinaba un sil enciº de aldea ; a intervalos ,

Page 232:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

23 3

algún perrº ladraba, algún carrº resºnaba al darbarquinazos pºr el caminº y vºlvía el silenciº , 3en la cºcina sólº se escuchaba el glu glu del puchero , comº un suave y cºnfidencialManuel echaba una mirada de satisfacción

, pºr

la rendij a de la puerta , a la hondonada negra . Enel cºrral , las gallinas picºteaban la tierra ; un cerdº bozaba y cºrría asustadº de un ladº a ºtrº

,

gruñendo y agi tándose cºn estremecimientºs nerviºsºs ; Reverte bostezaba y guiñaba los ºj ºs congravedad , y unº de lºs burrºs se revolcaba alegremente entre pucheros rºtºs

,cestas carcomidas

y mºntºnes de basura , mientras el otrº cºntem

plaha cºn la mayºr sºrpresa , cºmº escandalizadopºr un cºmpºrtamientº tan pºcº distinguidº .

Tºda aquella tierra negra daba a Manuel unaimpresión de fealdad

,perº al mismº tiempº de

algo tranquilizador,abrigadº ; l e parecía un mediº

prºpiº para él . Aquella tierra,fºrmada pºr el alu

vión diariº de lºs vertederºs ; aquella tierra , cuyºsúnicos prºductºs eran latas viej as de sardinas

,

cºnchas de ºstras , peines rºtºs y cacharrºs despºrtilladºs ; aquella tierra, árida y negra, constituida pºr detri tus de la civilizaciºn , pºr trºzos decal y de mºrterº y escºrias de fábricas, pºr tºdºlº arrºj adº del pueblº cºmo inservible, l e parecíaa Manuel un lugar a prºpósitº para él , residuºtambién desechadº de la vida urbana.

Manuel nº había vistº más campºs que lostristes y pedregosos del pueblº de Sºria y lºsmás tristes aún de los alrededºres de Madrid . Nº

sospe chaba que en sitiºs nº cultivadºs pºr elhºmbre hubiese raderas verdes , bºsques frºndosºs , macizºs e flºres ; creía que lºs árbºlesy las flores sólº nacían en los j ardines de los

Lºs primerºs días en casa del señºr Custºdiº

Page 233:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

234

parecierºn a Manu el de demasiada su jeción; perºcºmº en la vida de! trape ro hay muchº de vagabunda je , prºntº se acºstumbrº a ella.Se levantaba el señºr Custºd io tºdavía de no

che , des ertaba a Manuel , enganchaban en tre lºsdºs lºs ºrricºs al carrº y cºmen zaban a subir aMadrid , a la caza cºtidiana de la bºta vi a y delpedazº de trapº. Unas veces iban pºr paseºde lºs Melancólicºs ; ºtras, pºr las rºndas º pºrla calle de Segºvia .

El inviernº cºmenzaba ; a las hºras que sa líanMadrid estaba cºmpl etamente a obscuras . El trap ero ten ía su s itinerariºs fi jºs y su s puntºs deparada determ inados . Cuandº iba pºr las rºndas

m ía pºr la ca ll e de Tºledº,gue era lº más

en te, se detenía en la plaza e la Cebada yen Puerta de Mºrº s, ll enaba lºs serones de verdura y seguía hacia el centrº .

O trº s dias se encaminaba ºr el paseº de lºsMelancólicºs a la Vi en del ertº, de aqu í a laFlºrida , luegº a la ca le de Rºsales , en dºnde escºgí a lº que echaban algunºs vºl netes de laba sura , y segu ía a la plaza de San arcial y llegaba a la plaza de los Mºstense s .

En el cam inº, el señºr Custºdiº nº veía nadasin examinar al pasar lº que fuera , y recºgerlºsi val ía la pena ; las hojas de verdura iban a lºsserones ; el trapº , el papel y los huesºs , a lºs sacos ; el cok mediº qu emadº y el carbón , a uncubº , y el estiércºl , al fºndº del carrº .

Regresaban Manuel y el trapero pºr la mañanatempranº ; descargaban en el rasº que había delan te de la puert a, y maridº y muj er y el chicºhacían las separaciºnes y clasifi caciºnes . El traperº y su muj er tenían una habil idad y una rapidez para estº pasmºsa.

Lºs días de lluvia hacían la selección dentrº del

Page 235:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

236

paseº de las Aca cias . Nº sºl ía perd er el vía elseñºr Custºd iº, pºr e ademá s de vender enerº en buenas cºn ¡ciºnes , a la vuelta llevsu carrº a unas escombre ras de una fábrica delquitrán que había pºr allá , y recºgía del suelºuna carbonilla muy menuda , que se quemaba bieny ardía cºmº ciscº .

Las bº tellas las vendía el trape ro en lºs almacenes de vinº, en las fábricas de licºres y de cervezas ; lºs frascºs de especí ficºs en las drºgue

rías ; lºs huesºs iban a parar a las ref inerías y eltrapº a las fábricas de pape l .Lºs desperdiciºs de pan, hºjas de verdu

tºs de fru tas , se reservaban para la cºmida e lºscerdºs y al! inas , y lº que nº servía pa ra nada seechaba a pudríderº y, cºnvertido en fiemº , sevendía en las huertas próximas al ríº .

El primer dºmingº que estuvº allí Manu el , elseñºr Custºdiº y su muj er aprºvecharºn la tarde . Hacía muchº ti empº que nº salian juntºs pºrnº d ejar la casa sºla ; se visti erºn lºs dºs muyelegantes y fuerºn a visi tar a su hija, que es tabade mºd ista en el taller de una pari en ta.

Manuel se quedó sºlo muy a gustº cºn Reverte,cºntemplandº la casa , el cºrral, la hºndºnada;hizº dar vueltas al Tio Vivo, e rechinó cºmºmalhumorado ; se subió al caba lete del cºlumpiº,cºntempló a las gall inas

,mºl estó un pºcº al cer

dº y cºrrió de um ladº para ºtrº,perseguidº

gºre! perrº , qu e ladraba al egrem ente cºn furia

n

g1da .

traía a Manuel, sin saber pºr qué, aquella negra hondonada cºn sus escombreras, sus casuchas tristes, su cóm icº y destartalado Tio Vivo, sucaballete de cºlumpiº y su suelº ll enº de sºrpre

sas , pues lº mismº brotaba de sus entrañas negruzcas el pucherete tºscº y ºrd inariº, que el ele»

Page 236:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

23 7

gante frascº de esencias de la dama ; lº mismº elémbºlº de una prosaica j eringa , que el papel satinadº y perfumadº de una carta de amºr.Aquella vida tºsca y humilde , sustentada cºn

lºs detritus del vivir refinadº y viciºsº; aquellaexistencia casi salvaj e en el suburbiº de una capital

,entusiasmaba a Manuel . Le parecía que tºdº

lº arroj adº alli de la urbe , con despreciº, escºmbrºs y barreños rºtos, tiestos vi ejºs y peines s in

púas , bºtºnes y la tas de sardinas, todº lº desechadº y menospreciado por la ciudad, se dignificaba y se purificaba al cºntactº de la tierra .

Manuel pensó que si cºn el tiempº llegaba atener una casucha igual a la del s eñºr Custºdiº ysu carrº, y sus borricos y sus gallinas , y su perrº ,y además una muj er que le quisiera

, sería unº delos hºmbres casi felices de este mundº .

Page 237:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 239:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

40

sensatez y de buen sentidº. El criteriº sensatº de!trapero a Manuel nº siempre le agradaba

,y a ve

ces se a trevía a defender una tesis rºmántica e inmºral; perº el señºr Custºdiº le atajaba en seguida , sin perm itirle que siguiera adelante .

Pºr razón de su ºficiº, el trapero tenía una

preºcu ación pºr el abºnº que se despe rdicíabaen Ma rid.

Sºlía decir a Manuel :—¿Tú te figura s el dinerº que val e tºda la há

sura que sa le de Madrid?—Yº nº .

—Pues haz la cu enta . A s esenta céntimºs laarrºba , los millºnes de arrobas que saldrán al

Extiende esº pºr lºs alrededºres y haz queel agua del Manzanares la del Lozo a rieguenestºs terrenos,

(yverías tu huertas y m s huertas .

Otra de las i cas fijas del tra erº era la de re

ggnerar lºs materiales usadºs . reia que se debiapºder sacar la cal y la arena de lºs ca scotes de

mºrterº,el yesº vivº del ya viejº y apagadº, y

supºn íaque esta regeneración daría una gran

cantidad e dinerº.

El señºr Custºdiº, que había nacidº cerca deaquella hondonada en dºnde estaba su casa, s entía por sus barriºs,

¡y, en gen eral, pºr Madrid, un

gran entusiasmº ; e Manzanares era para él unríº tan seriº cºmº el Amazºnas.

El s eñºr Custºdiº tenía dºs hij ºs, de los cua

l es nº cºnºcía Manuel mas que ajuan , un chula

pº al tº y mºrenº, que estaba casa º con la hija dea dueña de un lavadero de la Bºmbill a. La hija,justa de nºmbre, estaba de mºdista en un tall er.En las primeras semanas, ningunº de lºs hijºs

apare ció pºr casa de lºs padres . juan vivía en ellavaderº, y la justa, cºn una pari ente suya, dueñade un taller.

Page 240:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

s

241

Manuel,que sºlía hablar muchº cºn el señºr

Custºdiº,pudo nºtar prºntº que el trapero era,

aunque cºmprendiendº lº ínfimº de su cºndiciºn ,de un ºrgullº extraºrdinariº , y que tenía acercadel hºnºr y de la virtud las ideas de un señºr noble de la Edad Media .

Al mes de vivir allí estaba Manuel un dºm ingºa l a puerta de la casa , después de cºmer, cuandºviº que pºr la pendiente del vertederº baj aba ala hondonada cºrri endº

, cºn las faldas recºgidas,una muchacha . Al verla de cerca , Manuel quedórojo

,luegº pá lidº . Era la chiquilla que había idº

dºs º t res veces a casa de la patrºna , a prºbarlos traj es a l a Barºnesa , perº hecha ya unamuj er.Se acercó la muchacha

,l evantando las faldas y

las enaguas almidonadas, cuidandº de nº ensu

ciarse lºs zapatitºs de charºl .—¿Qué vendrá a hacer aquí?—se dij º Manuel .

¿E stá padre? —preguntó ella.

Sa ió el señor Custºdiº y abrazº a la muchacha . Era la hij a del trapero

,la justa , de quien Ma

nuel ºia hablar continuamente,y que

,sin saber

ºr qué, se había figuradº que debía de s er muyaca, muy esmirriada y desagradable .

Lajusta entró en la cºcina , y después de m irar

las si las , pºr si tenían algº que ensuciara su vestidº , se sentó en una . Luegº habló pºr lo s cºdºs ,diciendº tºnterias a pºrr illº y riendº ella m ismachistes .

Manuel la escuchaba sil enciºsº ; l a verdad esque nº era tan guapa cºmº se había figuradº

,

perº nº pºr esº le gustaba menºs . Tendria unºsd'

iez y ºchº añºs,era mºrena

,baj ita

,de ºjºs muy

ne rºs y muy vivºs,la nariz respingona y desca

ra a, la bºca sensual , de labiºs gruesºs . Eraalgº fºndºncilla y abundante de pechº y de ca

Page 241:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

242

deras ; iba l impia , fresca , con el mºñº muy empin

gºrºtadº y unºs zapatºs nuevºs y re luci entes.

Mientras hablaba la justa y la ºían extasiadossus padres, se presentó en la cºcina un jºrºbadºde una de las casuchas de la hondonada , a quienllamaban el Conejº, y que ten ía , efectivamen te, ensu rºs trº una gran sem ejanza cºn el simpáticºrºedºr cuyº nºmbre llevaba .

Era el Conejo del gremiº del señºr Custºd iº, ycºnºcía a justa desde niñº; Manue! sºlía verle todºs lºs días , erº nº paraba su atención en él .

"Entró el anejo en casa del señºr Custºdiº yse pusº a decir simpl ezas y a reírse a carcajadas ;perº de un mºdº tan m ecánicº ue mºlestaba ,pºrque parecía que detrás de aque reír cºntinuºdebía haber una amargura muy grande. La justal e tºcó la j oroba, pues sabidº es que estº da labuena suerte , y el Conejo se echó a reír.—¿Te han llevadº alguna ºtra vez a la Delega

ción?—l e preguntó ella.

—Sí; muchasY pºr qué?orqu e el º trº dia m e puse a gritar en la

call e : ¡Aire , quién cºmpra el paraguas de Saga sta , el sºmbrerº de Kruger, el ºrinal del Papa ,

una lava tiva que se l e ha perdido a una mºn jacuandº estaba hablandº cºn el sacristán!El Conejo daba gritºs fºrm idables y la justa se

reía a ca rcajadas.Y ya nº cantas la misa cºmº antes?i, tamb i én .

—Pues cántala .

El jºrºbadº había tºmadº,cºmº mºtivº de é s

cándalº, el Pre faciº de la Misa, y substituia laspalabras sagradas pºr ºtras cºn que anunciabasu cºmerciº, y empe zó a gritar:—Quién_me las lºs panta

Page 243:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

Y ién es el nºviº de la justa?ua quiera ; yº creº que es el ºbispº de Ma

drid-Alcalá .

El Conejo era un hºmbre de aspe ctº muy in teligente ; tenía la cara la , la nariz corva, la frent e ancha , lºs ºj os pequenºs y bril lantes y una perilla rºj iza y en unta cºmº la de un chivº.

Un tic especia un mºvimi entº convulsivo de lanariz a taba su rºstro de vez en cuandº, y era lºque le aba má s semejanza cºn un cºnejº. Reta

tan prºntº con una carca jada nerviºsa , metál ica ,sºnºra , cºmº cºn una ri sa sºrda de po l-ichinela.

Miraba a la gente de arriba aba jº y de abajºarriba , de una manera insºl ente a fuerza _de ser

burlona, y para má s sºm a detenía su mirada enlºs bºtºnes del tra j e de su interlºcutºr, e iba danzandº cºn la vis ta de la cºrbata al pantalón y delas bºtas al sºmbrerº . Tenía especi al empeñº enves tir de un mºdº ridículº y le gustaba adornarse la gºrra cºn vistºsa s plumas de gallº, andarcºn bºtas de mºntar y hacer ºtra pºrción de extravagancias .

Le gustaba también embromar a la gente cºnsus men tiras , y afirmaba las cºsas que mventabacºn tal tesón

,que nº se comprendía si se estaba

riendº º hablandº en seriº:

; fNº sabe usted lº que le ha pasadº esta tar

de ºbispº de Madrid-Alcalá en las Cambrºneras?

r;—decia a algún cºnºcidº.

0 .

—Pues que ha idº a hacer una visita para darle una limºsna a Garibaldi , y Garibaldi le ha sácado una j icara de chºcºlate al señºr ºbispº . Seha s entadº el señºr ºbispº

, ha tºmadº una sºpay nº se sabe qué le ha pasadº: se ha quedado muertº.

—¡Perº, hºmbre!…

Page 244:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

245

—Es cºsa de los republicanºs —decía el Cºnejo, muy seriº , y se marchaba a ºtra parte a prºpalar la nº ticia º a cºntar ºtrº embuste . Se metíaen un grupº—ga saben ustedes esº de ! eyler?o , ¿qu é ha pasadº?

—Nada ; que al vºlver del Campamentº unasmºscas se le han pues tº en la cara y le han cº

m idº tºda la ºrej a . Ha pasadº pºr el puente deSegºvia echandº sangre .

Así se divertía aquel bufón .

Por las mañanas echaba el sacº a la espalda eiba al centrº de Madrid y anunciaba su ºficiº pºrlas calles

,mezclandº en sus pregones a persona

j es pºlíticºs y hºmbres ilustres,lº que algunas

veces le habia validº los hºnºres de la Delegación .

Era el Con ejo perversº y malintenciºnadº cºmºun demºniº ; la muchacha de los alrededºres quetuviera su liº pºdía temblar

, pºrque s e las apañaba para sorprenderla . Lº sabía tºdº , lº husmeaba tºdº ; perº , al parecer, nº se valía de sus

descubrimientºs . Cºn asustar, estaba satisfechº.

El Conejo lº sabrá —l e sºlían decir algunasveces cuandº se Sospechaba algº .

—Yº nº sé nada ; yº nº he visto nada —cºntes

taba él riéndose yº nº sé nada .

Y de aquí nº había mediº de sacarle .

Cuandº Manuel fu é cºnºciendº al Conejo, sintiº por él , Si nº estimación , un ciertº respetº pºrsu inteligencia .

Era tan listº aquel jºrºbadº bufón,que s e las

arreglaba en el Rastrº muchas veces para engaña

l

r a sus cºlegas,que de tºntºs nº tenian un

pe 0 .

Casi tºdas las mañanas se reunían lo s traperºs en la cabecera del Rastrº para cambiar im

Page 245:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

246

presiºnes y prendas usada s . El Cºnejo se ent eraba de lº que necesi taban lºs vendedºres de lºsnestos, y aquellº que querían, él lº cºmpraba aºs trapero s y se lº revendia a los de lºs pue stos , y entre cambalaches y ventas siempre salíaganandº“ .

En lºs dºm ingºs sucesivºs la justa tºmó cºmºentret en imientº el entusiasmar a Manuel . La mucha cha ten ía una libertad absºluta de palabra yun cºnºcim ientº cºmpl eto y acabadº de tºdas lasfra ses y timºs madrileñºs .

Manuel , al princi iº, se mºs traba re spetuºsºperº vi endº ue e a nº se incomodaba , se ibaatrevi endo ca a vez más la abrazaba a traición .

La jus ta se desasía cºn ¿ cilidad y se reía al veral mºzº cºn su cara s eria y la mirada brillant e dedeseºs .

Cºn la l ibertad d e pa labras que le caracterizaba , la Justa tenía cºnversaciºnes escabro sas; contaba a Manuel lº que la decían en la calle, lasprºpºsiciºnes que lºs hºmbres deslizaban en suºído y hablaba cºn gran delectaci ón de cºmmñeras de taller que habían perdidº su flºr de azaha ren la Bºmbilla º en las Ven tas cºn cualquier Tenorio de mºstradºr que s e pasaba la vida atusándºse el bigºte delante del espejº de alguna perfumeria º tienda de sedas .Las frases de la justa tenían si empre un dºble

s en tidº y eran, a veces, alusiºnes candentes . Sumalicia y su cºqueteria chulesca y d esgarrada creaba en derredor suyº una a tmósfera dedes eº .

Manue! sentía pºr ella un anhelº dºlorºsº depºs esi ón, mezcladº cºn una gran tristeza y hastacºn ºdiº, al ver que la justa se reía de él .Muchas veces

,al verla ll egar

,Manuel se juraba

a si mismº nº hablarla,ni mirarla , ni decirla nada

Page 247:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

248

madº la cºstumbre de ir tºdºs lºs días de fi estaa casa de sus padres, dejº de aparecer pºr allá

:

Manuel supusº si la causa de estº sería el maltiempº , y pa só tºda la semana intranqutlº y nervíºsº, cºntandº lºs dias que fal taban pa ra ver alamsta .

dºm ingº sigu iente , Manue! se apºs tó en laesquina del paseº de lºs Pontones a esperar quepa sara la muchacha, y al verla de lejºs le d ió unvuelcº el cºrazºn . Venía acºmpañada pºr un jºven elegante, mediº tºrerº , m ediº señºritº , cºnsºmbrerº cºrdºbés y capa azul llena de bºrdadºs. Al final del paseº se despidió la justa delque la acºmpañaba .

Al º trº dºm ingº , la justa se pre sentó en casade su adre cºn una ami a y el jºven de la capabºrdada , y presentó a ste al señºr Custºdiº .

Dijº después que era h i jº de un carnicerº de laCºrredera Alta y muy ricº, hermanº de una mu

chacha dei tall er, y a su madre la justa le cºnfe

só , alborozada, ue el muchachº le había pedidºre laci ºnes. Aquella frase de pedir relaciºnes , elº dicen relamiéndºse , desde la princesa alt va

hasta la po rtera humilde, encantº a la mu j er deltrapero , mayºrm ente tra tándºse de un muchachºri cº .

El hij º del carnicerº fué cºnsi deradº en casadel s eñºr Custºdiº comº prºtºtipº de tºdas lasperfecciºnes y bellezas ; Manuel únicamente prºc

tes taba y fulminaba sºbre el Carni cer ía , cºmº l edenºminó desde el primer mºmentº cºn despreciº, m iradas asesinas .

Lºs sufrimientºs de Manuel al cºmprender quela justa adm itía cºn entusiasmº cºmº nºviº al

hijº del cam icerº fuerºn crueles ; ya nº la me .ancºlía, la ira y la desesperación má s rabiºsa agitaban su alma.

Page 248:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

249

Eran también demasiadas ventajas las de aquelmºzº : al tº , gallardº, esbeltº, de naciente y rubiºbigºte , bien vestido , cºn los dedºs llenºs de sortijas , bailarín cºnsumadº y gu itarrista hábil ; teníacasi el derechº de estar tan satisfechº de su persºna cºmº lº estaba .

—¿Cómo nº notará esa muj er —pensaba Ma

nuel ue ese tipº nº se quiere mas que a si

mismº? n cambiºSºlía haber lºs dºmingºs baile en una explana

da próxima a la rºnda de Segºvia , y el señºr Custºdiº , cºn su muj er, la justa y su nºviº , iban allí .A Manuel le dej aban guardandº la casa

,perº al

gunas veces se escapó para ver el baile .

Cuandº vió a la justa bailandº cºn el Carn icer in l e dierºn ganas de ahºgarles a los dºs .

Luegº el nºviº era de una petulancia ex traºr

dinaria ; cuandº bailaba se contoneaba y parecíaque iba jaleándºse y p irºpeándºse a s i mismº yque guardaba en el ritmº del baile algº tan precioso , que un mºvimientº de abandºnº pºdríaecharlº tºdº a perder. Ni aun para decir misa ,lº hubiera hechº con tanta ceremºnia .

Cºmº es natural,un cºnºcimientº tan cºmple

to de la cie ncia del baile, unidº a la conciencia desu superiºridad , l e daban al Carnicerín un admirable aplºmº . Era él quien s e dej aba cºnquistarindolentemente pºr la justa, que estaba frenética .

Al bailar se le echaba encima,sus ºjºs brillaban

y l e temblaban las alas de la nariz ; parecia que l equería suj etar, tragar, devºrar . Nº separaba lavista de él , y si l e veía con ºtra muj er se alterabasu rºstrº rápidamente .

Una de las tardes,el Carnicer ín hablaba cºn

un amigº suyº . Manuel se acercó a ºir la cºnversaciºn .

—¿ES aquélla? —l e preguntaba el amigº.

Page 249:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

250

Si.—Gachó , cºmº está de cola cºntigº.

Y el Carnicería , cºn una sºnrisa petulan te,añadió:—La tengº cha lá .

Manuel en aquel mºmentº le hubiera arrancadºel cºrazó n .

La decepciºn amºrºsa hizº que Manuel pensara en abandºnar la casa del senºr Custºd iº.

Un día se encºntrº cerca del puente de Segºviacºn el Bizco y ºtrº gºlfº que l e acºmpañaba .

Iban lºs dºs desharrapados ; el Bizco tenía unaspectº más ceñudº y bru tal que nunca; llevabauna chaqueta vieja ,-po r entre cuyºs agu j erºs s eveía la pi el negruzca ; los dos marchaban , segúnle dij erºn, al cruce del caminº de Aravaca cºn la

carretera de Extremadura, a un rincón que l lamaban el Cºnfesºnariº . Alli pensaban reunirse cºnel Cara y el Hosp iciano para asal tar una casa.

—Anda , ¿ vienes ? l e dijº irón icam ente elBiz co .

—Yº, nº.

Dónde está s ahora?n una ca sa… trabaj andº .

Vali en te panºlil Anda, vente cºn nºsº trºs .

o , nº puede Oye, ¿y Vida! ? ¿Nº le has

vueltº a ver?El rºstrº del Biz co quedó más ceñudº.

—Ya me las pagará ese charrán. Nº se escapasin que yº l e p inte un chirlo en la cara… Perº ,¿vi enes º nº?

Las ideas del s eñºr Custºdiº habían in fluidºen Manuel fuertemente ; perº, cºmº a pesar dees tº sus instintºs aven turerºs le p ersistían , pensaba marcharse a América , en hacerse marinerº,en alguna cºsa pºr el estilº .

Page 251:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

252

mu j er del traperº ll evaba un tra j e an no y un

pañuelº al fombrado , y Manuel estaba ri iculo cºnun sºmbre rº sacadº del almacén , que le salta unpa lmº pºr delante de lºs O

LOS , un traj e de invier

nº que le sºfºcaba y unas otas estrechas .De trás de la justa de! Carnicer ía , el señºr

Custºd iº, su mu j er y anuel llamaban la atenciónde la en te , que se reía al verlºs.

La usta se vºlvía a m irarlºs y sºnreí a . Manueliba furiºsº , so focado; el sºmbre rº le apretaba enla frente y le dºlían lºs pies .Salierºn a la call e de Tºledº y llegarºn en el

tranvía a la Pu erta del Sºl ; allí subierºn a un ómnibus , que lºs llevó a la plaza de tºrºs .Entraron , y, dirigidºs pºr el Carni cería , se cº

lºcarºn cada unº en su sitiº. Había empe zadº lacºrrida ; la plaza estaba llena . Se veían tºdas las

gradas y tendidºs ºcupadºs pºr una masa negra

agente .

anne! mirº al redondel ; iban a matar al tºrºcerca de la barrera , a muy pºca distancia de dºnde ellºs estaban . El pºbre animal , ya medio muerto , andaba despa ciº, segu idº de tres º cua trº torerºs y del matadºr, que, encorvado hacia adelante, cºn la mul eta en una manº y la espada enla ºtra, marchaba tras de él . Ten ía el matadºr unmiedº hºrrible ; se pºnía enfr en te del tºrº , tanicaba dºnde l e había de pinchar, al menºr movimientº de la bestia , se repa ra a para cºrrer.Luegº, si el tºrº se quedaba qu ietº, l e daba unpinchazº ; después , ºtrº pinchazº, y el animal baj aba la cabeza y

,cºn la l engua fuera, chºrreandº

sangre , miraba cºn ºjºs tristes de mºribundº .

Tras de muchº bregar el matadºr, l e clavó la espada más, y lº mató .

Aplaudió la gente y cºmenzó a tºcar la música .

El lance le pareció bastante desagradable a Ma

Page 252:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

253

nuel ; perº esperº cºn ansiedad. Salierºn las mulillas y arrastrarºn al tºrº muertº .

Al pºcº ra tº cesó la música y salió ºtrº tºrº .

Lºs picadores se quedarºn cerca de las vallas, lostºrerºs se aventuraban un pºco , daban un capotazo y echaban a cºrrer en seguida .

Nº era aquellº , ni muchº menºs , lº que Manuels e figuraba

,lº vistº pºr él en lºs crºmºs de La

Lidia . El creía que los tºrerºs , a fuerza de arte,andarían jugandº cºn el torº , y no había nada deaquellº ; encºmendaban su salvación a las piernas

,cºmº todº el mundº .

Después de los capotazos de los tºrerºs, dosmonosabios empezarºn a golpear cºn unas varasal caballº de un picadºr, hasta hacerle avanzaral mediº . Manuel viº al caballº de cerca

,era

blancº , grande , huesudo, con un aspectº tristísimº . Los monosabios acercarºn al caballº al tºrº .

Este,de prºntº , se acercó ; el p icadºr le aplicó la

punta de su lanza , el tºrº embistió y levantó elcaballº en el aire . Cayº el j inete al suelº

,y lº cº

gíerºn en seguida ; el caballº tratº de levantarse ,cºn tºdºs los intestinºs sangrientºs fuera , pisºsus entrañas cºn los cascºs y, agitandº las piernas , cayó cºnvuls ivamente al suelº .

Manuel se levantó pálidº .

Un monosabio se acercó al caballº ,que segu ía

estremeciéndºse ; el animal levantó la cabeza cºmopara pedir auxiliº ; entºnces , el hºmbre le dió uncachetazº y lº dejº muertº .

—Yº me vºy. Estº es una pºrquería —dijo Manuel al señºr Custodio perº nº era fácil salirde alli en aquel mºmentº.

—Al muchachº —dij o el trapero a su muj erno le gusta .

La justa , que se enterº, se echó a reír.Manuel esperº la muert e del tºrº m irandº al

Page 253:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

254

suelº; vºlvierºn a sal ir las mulillas, y al arrastrarel caballº quedarºn tºdºs lºs intestinºs en el suelo , y un monosabio lºs llevº cºn un ras trillº.

—Míra , m ira e l mondongo —d ij o, riendº, lajusta .

Manuel , sin decir nada ni hacer casº de ºbservaciºnes , salió del tendidº . Ba jº a una s sandes , llenas de urinariºs que ºlían y anuvo bu scandº la puerta , s in encºntrarla.Sentía rabia cºntra tºdº el mundº, cºntra los

d emás y cºntra él . Le pareció el espe ctáculº una

as uerºs idad repugnante y cºbarde .

supºnia que lºs tºrºs era una cºsa cºmpletamen te distinta a lº que acababa de ver; sa

ba que se advertiría S iempre el dºminiº d hºmbre sºbre la fiera , ue las estocadas serían cºmºrayºs y que en tº ºs lºs mºmen tºs de la lidiahabria algº interesante

ysugestivº; y en vez de

un espe ctáculº cºmº é sºnaba, en vez de una

apºteºs is sangrienta del valºr y de la fuerza , veíauna cºsa mez ina y sucia, de cºbardía y de intestinºs ; una

'

esta en dºnde nº se nºtaba mas

que el miedo del tºrerº y la crueldad cºbardeel públicº recreándºse en sentir la pulsación deaquel mi edº.

Aquellº nº pºdíagustar—pensó Manuel mas

que a gente cºmº e Carnicería , a chulapºs afeminados y a mujerzuelas indecentes .

Al llegar a casa , Manuel arrºjº de sí con rabiael sºmbrerº y las bºtas y el tra j e cºn el cual había idº a la plaza tanSe cºmentó muchº ºr el señºr Custºdiº y su

muj er la indignación e Manuel, y a él m ismº l e

grºdujº ci ertº asºmbrº ; cºmprendía que nº l eubiera gus tadº; lº que le chocaba es que l e produjese tanta ira y tanta rabia.

Pasó el veranº; la jus ta cºmenzº a hacer lºs

Page 255:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

256

Se detuvº el cºche en una de las fonda s de lºsViverºs; ba jarºn tºdos del ómnibus , se re

jeron lºs'

tos y el clamo reo . El arm'

ceria nºestaba al! perº se presentó pºcº d espués , y en lame sa se cºlºcó a ! ladº de la justa .

A Manuel le pare ció el día ºdiosº ; hubº momentºs en que sintió ganas de llºrar. Pasó tºda latarde desesperadº en un rincón , viendº cºmº bailaba la justa cºn su nºviº al cºmpás de las nºtasde un organillo .

AI anºchecer, Manuel se acercó a la jus ta y, cºngravedad cóm ica , la dijº bruscamente—Vamos , tú —y viendº que nº l e hacía casº,

añadió 0 e , justa , vamºs a casa.—Anda . éjame a mi en paz!—replicó ella cºn

malºs mºdºs.

—Es que tuKadre ha d ichº que para la nºche

estés en casa . nda, vamºs .

—Oye , niñº —dij o el Carni cería cºn pausa¿A tí quién te da vela en este entierrº?—A mi me han encargadº—Bu enº; ues tú te callas . ¿Sabes?—No me a la gana.

—Te haré callar yº cale ntándºte las ºre jas .

—¿Usted a mí?… Si usted lº que es es un mo

rral, un ladrón —y Manuel se echó sºbre el Carnicería ; perº unº de los amigºs de éste le sºl tóun garrotazo en la cabeza que lº dejó atontado .

Tra tº el muchachº de vºlver a acºmeter al hijºdel carnicerº; dos º tres invi tadºs le empuj arºn ylº zarandearon hasta pºnerl e en la carretera a lapuerta de la fºnda .

Gºlfº —gri taba Manuel .x resiºnes en casa—l e dijº una de las ami

as de a justa cºn sºm a —y canalla a ovedá .

Manuel , avergºnzadº y sedientº de venganza ,m ediº aturdidº aún cºn el gºlpe, se tapó la cara

Page 256:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

257

con la bºina y fué andandº pºr el caminº llorando de rabia . Al pºcº tiempº sintiº alguien que sel e acercaba cºrriendº tras él . !—Manuel , Manºlillº — l e dijº la justa con vºz

cariñºsa y burlona ¿ qué tienes?Manuel res iró fuerte y se l e escapó un largº

sollozo de dº ºr.

—¿Qué tienes? Anda ; vuelve . Iremºs juntºs .

—No, nº ; déj ame .

Luegº nº Supo qué resºlución tºmar, y s in hablar más echó a cºrrer caminº de Madrid .

La carrera secó sus lágrimas y reanimó sus iras .

Estaba dispuestº a nº vºlver a casa del señºrCustºdiº , aunque se muriera de hambre .

La ira le subía en ºleadas a la garganta , sentíaun furºr negro

,vagas ideas de acºmeter, de des

truír tºdº , de echar tºdas las cºsas al suelº y despanzurrar a tºdºs lºs hºmbres .

El l e prºmetía al Carn i cer ía que, si alguna vezl e encºntraba a sºlas

,l e echaría las zarpas al

cu ellº hasta estrangularle, l e abriría en canalcºmº a lo s cerdºs y le colgaría cºn la cabezaara abaj º y un palº entre las cºstillas y ºtrº enas tripas

,y le pºndría

,además

,en la bºca una

taza de hºj a de lata,para qu e gotease allí su mal

dita sangre de cºchinº .

Y luegº generalizaba su ºdiº y pensaba que lasºciedad entera se pºnía en cºntra de él y nº trataba mas que de martirizarle y de negarle tºdº .

Pues bien ; él s e pºndría en cºntra de la sociedad, se reun íría cºn el Bizco y asesinaría a diestro y siniestrº

,y cuandº

,cansadº de hacer crime

nes , l e ll evaran al patíbulo , miraria desde allí alpueblº con despreciº y mºriría cºn un supremºgestº de odiº y de desdén .

Mientras baraj aba en la cabeza tºdas estasideas de exterminiº

,iba obscureciendo . Manuel

Page 257:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

258

subió a la plaza de Oriente , y de a uf s ió rla calle del Arenal.

q ¡gu pº

Es taban asfaltando un trºzº de la Pu erta delSºl; diez º dºce hºm illos puestºs en hilera vom itaban r sus chimeneas un humº espe sº acre .

Tºda las luces blancas de lºs arcºs vº taicºsnº habí an ilum inadº la plaza ; las s iluetas de unºscuantºs hºmbre s que removían la masa de asfaltº en las calderas cºn largºs palºs, se agitaband iabólicamen te ante las bºcas in flamadas de lºshºm illºs .

Manuel se acercó a una de las calderas y ºyóque le llamaban . Era el Bizco ; se hallaba sen tadºsºbre unºs adºquines .

Qué hacéis aqu í? —l e preguntó Manuel .ºs han d erribadº las cuevas de la Mºn ta

ña—dij o el Bizco y hace fríº . Y tú , ¿qué? ¿Hasdejadº la casa?—S í.—Anda , sién tate .

Manuel se sentó y se recostó en una barrica deasfa ltº .

En lºs escaparates y en lºs balcºnes de las casa s iban brillandº luces ; llegaban lºs tranvíassuavem en te, cºmº si fueran barcºs , con sus fa

rºl es amarillºs , verdes y rº jºs ; sºnaban sus timbres , y corrían pºr la Pu erta del Sºl, trazandº elegantes círculºs . Cruzaban cºches , caballºs , carrºs , gri taban lºs vendedºres ambulantes en lasaceras, había una baraúnda ensordecedora. A!final de una cal le , sºbre el resplandºr cobrizo delcrepúsculº , se recortaba la si lueta aguda de uncampanariº .

—Y a Vidal , ¿nº lº ves?—preguntó Manuel .—No . Oye: ¿ tú tienes dinerº? —dij o el Bizco .

—Veinte º treita céntimºs nada más .

—¿Vamos pºr una libreta?

Page 259:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

260

Qu ién es ése?—pre ntºManuel al Bizco .

el capitán de lºs e la Mºntaña : el Intérpr ete .

—%Y qué le habla as i a ese chicº?

co se encogió de hombrºs cºn un ademán de indif erencia .

wEI¿QUé te pa sa? —l e preguntó Manuel al chio .

—n o una llaga'

en un pie—cºntestó el ºtrº ,

vºlvi endº a llºrar.—Te callarás —interrupíº el Intérprete sºltan

do una pa tada al en fermº , el cual pudºel golpe Vete a cºnta r esº a la perra de tu ma

¡Mo lerl Nº se puede dºrm ir aquí .—Amolarse —gritó Manuel .—Eso ¿ a qu ién se lº dices?—preguntó el Intér

prete , echandº la gºrra ha cia a trás y mºstrandºsu cara brutal de nariz cha ta y pómulºs salien tes .

—A ti te lº digº ladrón ! ¡cºbarde!El In térpre te se levantó y marchó cºn tra Ma

nu el ; éste , en un arrebatº de ira, l e agarrº delcuellº cºn las dºs manºs , le diº cºn el talón derechº un gºlpe en la pi erna , l e hizº

pe rd er el

equil ibriº y le tumbº en la ti erra . Allí e ºlpeó

viºl entam ente. El In térp re te, más fºrza º que

Manuel,lºgró l evantarse ; perº habia perdidº la

fuerza mºral,y Manuel estaba enardecido y vol

vió a tumbarle , e iba a darle cºn un pedrusco enla cara

,cuandº una pareja de municipal es los se

paró a puntap iés . El Intérpre te se marchó de alliavergºnzadº .

Se tranquil izó el cºrrº, y fuerºn , unºs tras

º trºs, t en iéndºse nuevamen te a lrededºr de lacaldera .

Manuel s e s entó sºbre unºs adºqu in es ; la luchale había hechº ºlvidar el gºlpe recibidº a la

tarde ; se sentía valiente y bu rlón , y encarándºse

Page 260:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

261

cºn los curiºsºs que contemplaban el cºrrº ,unºs cºn risas y ºtrºs cºn lástima , se pusº ahablar cºn ellºs.

—Se va a terminar la sesión —l es dijo Ahºravan a dar cºmienzº lºs grandes ej erciciºs decantº . Vamºs a empezar a roncar

,señºres . ¡Nº

se inquieten los señºres del públicº ! Tendremºscuidadº cºn las sábanas . Mañana las enviaremºsa lavar al ríº . Ahºra es el mºmentº . El que quiera — señalando una piedra puede aprºvecharsede estas almºhadas . Sºn almºhadas finas , cºmºlas gastan lo s marqueses del Archipipi . El queno quiera que se vaya y nº mºleste . ¡Ea l, señº

res : s i no pagan , llamº a la criada y digº que

—Pero s i a tºdºs éstºs les pasa lº m ismº —dijounº de los gol fos cuandº duermen van almesºn de la Cuerda . Si tºdºs tienen cara dehambre .

Manuel s entía una verbosidad de charlatán .

Cuandº se cansó se apºyó en un mºntºn de piedras y, con lo s brazºs cruzadºs , se dispuso adorm ir.Pºcº después el grupº de curiºsºs se había

dispersadº ; nº quedaban mas que un municipaly un señºr viejº , que hablaban de los gºlfºs entºnº de lás tima .

El señºr se lamentaba del abandºnº en que sel es dej aba a lºs chicºs , y decia que en ºtrºs países se creaban escuelas y asilºs y mil cºsas . Elmunicipal mºvía la cabeza en señal de duda . Alúltimº resumió la cºnversaciºn , diciendº cºn untºnº tranquilº de gallegº :—Créame usted a mi : éstºs ya nº son buenºs .

—Manuel , al ºír aquellº,se es tremeciº; se l evan

tº del suelº en dºnde estaba , salió de la Puertadel Sºl y se pusº a andar sin dirección ni rumbº.

Page 261:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

-¡Estºs ya nº sºn buenºs ! La fra se le ha bíaprºducidº una impre sión prºfunda . ¿Pºrera buenº él? ¿Pºr ué? Exam inó su vidaera malº , nº había echº dañº a nadie .

al Carnicería pº rque le a rreba taba su dicha , l eimpºs ibili taba vivi r en el rincón dºnde únicamente encon tró algún cariñº y alguna prºtección.

Después , cºntradicíéndºse, pensó que qu izá era

malº y, en ese casº , nº t en ía má s rem ediº quec rse y hacers e mejºr .

bidº en estºs pen samien tºs ºyó, al pasa rpºr la call e de Alcalá , qu e le llamaban repe tid asveces . Era la Mella y la Rabaa i tºs , acurrucadasen un

—$vm eré is? —las dijº .

a , hºmbre , hablart e . ¿Has heredadº?—No ; ué hacéi s?—Aquí andº —cºntes tó la Meliá .

Pues qué pasa?ue hay recºgida , y ese mºrral de ispe tor ,

a pesar de que le pagamºs , nºs quie ll evar a la

deleg a . ¡Acºmpá ñanºs l

Manue! las acºmpañó un ratº; perº una y ºtrase fu erºn cºn unºs señºres y él quedó sólº. Vºl

vió a la Puert a del Sºl .La nºche le pa reció interm inabl e : dió vu eltas y

más vuel tas ; apagarºn la luz eléctrica, los tranvías cesaron de pasar, la plaza quedó a obscuras .Entre la calle de la Mºntera y la de Alcalá iban

y ven ían delante de un café,cºn las ven tanas ilu

m inadas, muj ere s de traj es clarºs y pañuelºs decrespón , cantandº , parandº a los nºctámbu lºs ;unºs cuantºs chulºs, agaza adºs tras de lºs farºles , las vigi laban y charla an cºn ellas, dándoles órd enes…Luegº fuerºn desfilandº buscºnas, chulºs y ce

lest ínas . Tºdº el Madrid parásitº, holgazán, al e

Page 263:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,
Page 264:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

I N D I C E

PRIMERA PARTE

I .—Preámbulº.—Conceptos un tantº inmºra

les de una pupilera .—Charlas .

—Se ºye

cerrar un bal cón .—Can ta un grillo . .

II .—La casa de dºña Casiana—Una ceremºnia

matinal .—Complot .—En dºnde se d iscurre acerca del valor alimenticio de loshuesos .

—La Petra y su familia .—Ma

nuel; su llegada a Madrid .

III .—Primeras impresiones de Madrid.

huéspedes .—Escena apacible .

—Dulces ydeleitosas enseñanzas

IV .—¡Oh, el amor, el amor!— ¿Qué hace don

TelmºP—¿Qu1en es dºn Telmº?—En e l

cual el estudiante y don Telmo tomanciertas prºporciones novelescas

Page 265:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

SEGUNDA PARTE

l.—La mgenm ción del calzado y El león dela zapatería

—El primer domingo.—Um

escapatºria—El Bizco y su cuad rilla.

II .—El ºorrs lºn o la casa del tiº Rilo .—Lºa

odiºs de vecindad .

III .—Roberto Hu i la; en la zapatería—Procosión de mendigos—Corte de los Milagros .

IV .—La vida en la zapatería—Lºs amigos deManuel

V .—La tabe rna de la 3 14 3 0 .

VI.—Robertº en busca de una mujer. —El

Tabm ca y sus artiñcios .—Dºn Alonso

VIL—Ls ¿ am a n de la ca lle de la Pamon .—El

VIII.—Ln vacilaciºnes de Leandro.—Eu la ta

berna de la B lam .—El de las tres ºar

tas.—Lucbn cºn el Valencia

IX.—Una histºria inverosímil .—Las hermana

de Manuel.—Lo incºmprensible de la

TERCERA PARTE

L—El drama del 770 Pata: .—La tahºns .

K arl el hom ero .—La Sociedad de lºs

Tres .

Page 267:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

Ra fae l Ca rº Ragg iº: Ed itºr.—Ve ntura Rºdríguez , 18 .

CO LECC ION SEL ECTA

VOLUMENES PUBL ICADOS

JULIO VALLES .—Bl Niñº . (Vida de Ja ime Vigu i t as )

ENRIQUE BAR BU$ 8 ¡ .—B l fue gº en las tr in ch er as .

—Clnr idad.

CARLOS e .—Bl ú l tim º Rºm anº f . (Histºria de l

Tsar de Rusia y su corte .)STRNDRAL .

—I. Un º fi ci al enam º radº . (LucianoLeuwen .)—II . Un ºñ olnl enam ºradº . (LucianoLeuwen.)

HENR Y K IS… S .—El re levº ga lan te . (No

vela…)RUDYARD K IP LING .

—CI tun e. va li en te..

Josi MAR IA SALA —Lº s co nquis tadºres .

El ºrigen heroicº de América .

—Eu la ºri gin e .

JUAN GUALBER TO NESSI .—A vcn turu d el nubm a

l'a a lem án

—D e tºbil le ra a “co co tte “ .

ABEL Row no .— l . E l libr º d e Al da .

—II . E l li brº de Al da.

A . S . Pusmm r.—E l bandi dº D ubr ovsky .

—La ca s i ta s ºli tar ia d e la is la

B as i li º.

ABEL HERMANT .—LO S am ºres de Fanfán .

A. G… .—La cºnd es a bus ca un am an te .

M argº t p e ca s ie t e ve ce s .

P rºu—frºu, v end ed ºra de ºar i

cias .

Aucustº MARTÍNEZ OLMEDILLA.—R e surgímdentº.

Page 268:  · CAPÍTULO PRIMERO PREÁMBULO —CONCEPTOS un TANTO INMORALES DE UNA … _RAI CHARLAS. SE OYE CERRAR UN BALCÓN. CANTA nu GRILLO. CABABAN de dar las doce, de una manera pau sada,

Rafae l Carº Ragg io : Ed itor.—Ve ntura Rºd rígue z, 18 .

JOSE MARTINEZ RUIZ (AZORIN)

COLECC IÓN DE OBRAS COMP LETAS

EL ALMA CASTELLANA .

II.—LA VOLUNTAD.

IU.

— ANTONIO AZOR ÍN .

IV .— LAS CONFESIONES

DE UN PEQUENOFILÓSOFO . (Au

mentada .)V .

— ESPA$ÍA.

VI .

—Los PUEBLOS .

VII .— FANTASIA S Y DE

VANEOS .

VIII .—EL POLÍTICO .

IX .—LA RUTA DE DON

QUIJOTE .

X .— LECTURAS E S P A

NOLAS .

XI.—Los VALO RES L i

TERAR I OS .

XII .—CLÁSICOS Y N O

DERN OS.

OTRAS PUBL ICACIONES

LORENZO GALLEGO CARRANZA .— L e cciºnu d e T o

pºgra f í a . 9 ptas .

S i s t em a d e acotaciºn cs . ptas .

XIII .—CASTILLA .

XIV .—UN DISCURSO DE

LA CI ERVA.

XV .— AL MARGEN D E

LOS CLASICOS .

XVI .—EL LICENCIADO V IDE IERA .

XVII .—UN PUE BLECITO .

XVIII .—R IVAS Y LAR RA .

XIX .—EL PA I S AJE D E

E S PA N A VISTOP O R LOS E SPA

NOLE S .

XX .—ENTRI ESPANA Y

FRANCIA .

XXI PARLAMENTARI S

MO ESPANOL.

XXII — PARÍS , DOMBARDEADO Y MADRI D

SENTIMENTAL .

XXIII .— LABERINTO .