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CARTAS AL DIRECTOR (viene de la página 5) elegido democráticamente por todos los españoles. Los creyentes debemos ser pacificadores, es cierto, pero esto no tiene nada que ver con el pacifismo. Hay que respetar la libertad de conciencia de cada creyente y tener en cuenta tam- bién que no todos los militares llevan un arma, sino que dentro del ejército hay distintas especialidades y puestos de trabajo. En ningún lugar de la Biblia tenemos que un creyente no pueda ser militar. En Le. 3:1-14, cuando Juan el Bautista le dice al pueblo que deben prepararse para la llegada del Señor y hacer frutos dignos de arrepentimiento, unos soldados le preguntan: "y nos- UNA APORTACiÓN MÁS SOBRE LA ELECCiÓN DE ANCIANOS Queridos hermanos: Después de leer el interesante artículo de Pedro Puigvert en el último número de la revista (209), en que el hermano analiza las aportaciones anteriores de Manuel Suárez y Pedro Inglés sobre la mejor forma de seleccionar a los ancianos en las congrega- ciones, se me plantea una duda. No respecto al tema de los ancianos en sí, porque tampoco quiero eternizar el debate sobre esto, y decís bien que la misión de la revista consiste en servir de tribuna y no sólo de foro. Más bien lo que me preocupa es la cuestión -ciertamente apasionante- de la relación entre el con- texto social de una época determinada y la autorida de a ense- ñanza bíblic (que por definición ha de ser infalible e inamovi- ble). El artículo termina con la afirmación de que las Escrituras deben iluminar nuestra realidad, y que no debemos permitir que las circunstancias sociales fuercen modificaciones en la ense- ñanza bíblica. Correcto. Bien dicho. Es de sabios reconocer, sin embargo, que la evolución his- tórica de la sociedad muchas veces ha empujado a los creyen- tes hacia un renovado examen de la Palabra, o bien 1) para redescubrir verdades previamente ignoradas, o 2) para depurar la enseñanza bíblica recibida, limpiándola de acreciones que a fin de cuentas han sido más culturales que eternas. Los cam- bios sociales muchas veces arr~n nueva luz sobre la Palabra divina. Si no, ¿qué diremos de lál..Reforma? El redescubrimiento de la doctrina de la justificación por la fe no ocurrió en un vacío, sino vino impulsado en parte por un caldo de cultivo político y socíal. Llama la atención g afirmación de Pedro Puigvert de que en tiempos de la dictadurl:t1ranguista nadie en las Asambleas osaba plantearse el nombramiento de los dirigentes de las iglesias de manera democrática, y que los tímidos atisbos de una mayor par- ticipación congregacional sólo se deben a los cambios sociales que son fruto de la transición. O sea, con la democracia el con- texto social ha llevado (¿engañado?) a algunos a modificar la enseñanza bíblica. Pero, ¿no podría haber influido el contexto social en la enseñanza antes también? ¿Un ambiente autoritario no podría haber inculcado en los creyentes una visión autoritaria de la vida eclesial? No sólo en la manera de escoger a ancianos nuevos. sino también en el estilo con que los ancianos ya reco- nocidos ejercían su autoridad espiritual. Antes de las revoluciones inglesas, americanas y francesas, a nadie se le habría ocurrido cuestionar el derecho divino de los tJ:teyes. La revuelta social, sin embargo, que en cada caso res- pondía a notorios abusos de determinadas monarquías de entonces, ayudó a que se plasmara en la vida política dos ver- dades previamente desenterradas por la Reforma: 1) que cada persona es portadora de la imagen de Dios, y por tanto respon- sable de su propio destino ante Dios, y 2) el sacerdocio univer- sal de todos los creyentes. La misma Palabra de Dios nos sugiere que en cada gene- ración la verdadera espiritualidad consiste en encajar correc- tamente las nuevas realidades sociales. He aquí algunos ,., otros, ¿qué haremos?". La respuesta de Juan no es que dejen el ejército sino, "no hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis" y, curiosamente, "contentaos con vuestro salario", Como conclusión creo que un creyente puede ser político, militar, policía, profesor, etc., pero vigilando en todo momento que sus funciones no estén en contra de su conciencia cristiana. En el ejercicio de su profesión, el cristiano tiene que practicar y defen- der la justicia y la igualdad, pero su prioridad número uno debe ser que los que le rodean conozcan a Jesucristo y de esta mane- ra sean salvos. Lo demás no deja de ser secundario, por mucho que esta sociedad humanista nos enseñe lo contra!io. Miguel Angel Gomez e'em los: (Q - En el exilio Daniel ora tres veces al día desde Babilonia hacia Jerusalén (Dn. 6.10). Se adapta lo mejor que puede a una nueva realidad social: sin templo, sin sacerdotes, sin sacrificios, sin fiestas religiosas, sin la posibilidad de presentarse ante Dios en el lugar escogido. El desarrollo de la institución de la sinago- ga durante el cautiverio responde a la misma situación novedo- sa. Daniel no claudica ante las presiones del mundo, sino inte- gra su compromiso espiritual con las circunstancias del cautive- rio. @ - En la noche antes de la cruz, Jesús indica que sus discí- ~tendrán que enfrentarse a unanueva realidad social (Le. 22.35-38). Jesús ya no será considerado el hijo de David, siro delincuente y blasfemo ("fue contado con los inicuos"). Si antes los discípulos podían contar con el respaldo popular, que se tra- duciría en apoyo material para sus giras evangelizadoras, ahora no será así. Habrá un rechazo social, que supondrá peligros, con la falta de sustento, y que les obligará a tomar medidas ade- cuadas de,.?utoprotección. - Si er¥jerusalén los creyentes practican la comunidad de bienes, es por la multitud de peregrinos -presentes para la fies- ta de Pentecostés- que se han convertido. Luego, sin embargo, con la vuelta de cada cual a su casa, se impone otro criterio, el de la generosidad responsable y voluntaria de los que más tie- nen (1 Ti. 6.17-19). r,.. Algo que caracterizaba a los ~os, y en contra de lo cual jesucristo continuamente arremetla. era una lectura demasiado literalista de la ley de Moisés, de suerte que se quedaban con los detalles superficiales y perdían el sentido verdadero -el espí- ritu- de los mandamientos dados. Ellos entendían que para no ceder a las presiones del mundo, debían anclarse en los por- menores de reglamentos dados en un contexto anterior. Algunos e'em los: , - Los fariseos ensanchaban sus ilacterias (cajitas de cuero con trozos de la Escritura en papel), pensando cumplir mejor con lo que se dice en 01. 6.8. Jesús se burla de su insensatez (MI. 23.5), indicando que el mandamiento de Deuteronomio se refiere en sentido metafórico a que la Palabra de Dios controle todos los pensamientos y todas las actividades de cada uno, y que ha de dar el fruto de justicia, misericordia y fe (MI. 23.23). - Los fariseos ins~tían en que la ley ordenaba la separació~ a rajatabla de todo 1000mpuroy todo muerto. y por tanto Imponl- an la separación absoluta. de todo pecador. Jesús aclara, sin embargo. que de lo que se tiene que separar es del pecado, no del pecador. Les acusa de una lectura superficial de la ley, y les manda volver a ella para recuperar el significado espiritual: «Misericordia quiero, no sacrificio» (MI. 8.9-13). La realidad social inmediata -la conversión de Mateo- debe Hevarles a exa- minar de nuevo su ef.l~eñanza bíblica y corregir sus deficiencias. - La ley exigía ef?diezmo de las cosechas. y los fariseos que vivían en un contexto urbano (sin tierras y cultivos) aplicaban el mandamiento al diezmo de las especias que cultivaban en la azotea. Jesús les acusa de hipocresía. y de haber olvidado lo fundamental: justicia, misericordia. y fe (MI. 23.23). Les recuer- da que la nueva realidad social (urbana en vez de rural) exige que den limosnas de lo que tienen (de todo. sin limitarse a las ~rl":I!C:\I!lRE-()CT1IBRI'

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CARTAS AL DIRECTOR (viene de la página 5)

elegido democráticamente por todos los españoles.Los creyentes debemos ser pacificadores, es cierto, pero

esto no tiene nada que ver con el pacifismo. Hay que respetar lalibertad de conciencia de cada creyente y tener en cuenta tam-bién que no todos los militares llevan un arma, sino que dentrodel ejército hay distintas especialidades y puestos de trabajo. Enningún lugar de la Biblia tenemos que un creyente no pueda sermilitar. En Le. 3:1-14, cuando Juan el Bautista le dice al puebloque deben prepararse para la llegada del Señor y hacer frutosdignos de arrepentimiento, unos soldados le preguntan: "y nos-

UNA APORTACiÓN MÁSSOBRE LA ELECCiÓN DE ANCIANOS

Queridos hermanos:Después de leer el interesante artículo de Pedro Puigvert en elúltimo número de la revista (209), en que el hermano analiza lasaportaciones anteriores de Manuel Suárez y Pedro Inglés sobrela mejor forma de seleccionar a los ancianos en las congrega-ciones, se me plantea una duda. No respecto al tema de losancianos en sí, porque tampoco quiero eternizar el debate sobreesto, y decís bien que la misión de la revista consiste en servirde tribuna y no sólo de foro. Más bien lo que me preocupa es lacuestión -ciertamente apasionante- de la relación entre el con-texto social de una época determinada y la autorida de a ense-ñanza bíblic (que por definición ha de ser infalible e inamovi-ble).

El artículo termina con la afirmación de que las Escriturasdeben iluminar nuestra realidad, y que no debemos permitir quelas circunstancias sociales fuercen modificaciones en la ense-ñanza bíblica. Correcto. Bien dicho.

Es de sabios reconocer, sin embargo, que la evolución his-tórica de la sociedad muchas veces ha empujado a los creyen-tes hacia un renovado examen de la Palabra, o bien 1) pararedescubrir verdades previamente ignoradas, o 2) para depurarla enseñanza bíblica recibida, limpiándola de acreciones que afin de cuentas han sido más culturales que eternas. Los cam-bios sociales muchas veces arr~n nueva luz sobre la Palabradivina. Si no, ¿qué diremos de lál..Reforma?El redescubrimientode la doctrina de la justificación por la fe no ocurrió en un vacío,sino vino impulsado en parte por un caldo de cultivo político ysocíal.

Llama la atención g afirmación de Pedro Puigvert de que entiempos de la dictadurl:t1ranguista nadie en las Asambleas osabaplantearse el nombramiento de los dirigentes de las iglesias demanera democrática, y que los tímidos atisbos de una mayor par-ticipación congregacional sólo se deben a los cambios socialesque son fruto de la transición. O sea, con la democracia el con-texto social ha llevado (¿engañado?) a algunos a modificar laenseñanza bíblica. Pero, ¿no podría haber influido el contextosocial en la enseñanza antes también? ¿Un ambiente autoritariono podría haber inculcado en los creyentes una visión autoritariade la vida eclesial? No sólo en la manera de escoger a ancianosnuevos. sino también en el estilo con que los ancianos ya reco-nocidos ejercían su autoridad espiritual.

Antes de las revoluciones inglesas, americanas y francesas,a nadie se le habría ocurrido cuestionar el derecho divino de los

tJ:teyes. La revuelta social, sin embargo, que en cada caso res-pondía a notorios abusos de determinadas monarquías deentonces, ayudó a que se plasmara en la vida política dos ver-dades previamente desenterradas por la Reforma: 1) que cadapersona es portadora de la imagen de Dios, y por tanto respon-sable de su propio destino ante Dios, y 2) el sacerdocio univer-sal de todos los creyentes.

La misma Palabra de Dios nos sugiere que en cada gene-ración la verdadera espiritualidad consiste en encajar correc-tamente las nuevas realidades sociales. He aquí algunos

,.,

otros, ¿qué haremos?". La respuesta de Juan no es que dejenel ejército sino, "no hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis" y,curiosamente, "contentaos con vuestro salario",

Como conclusión creo que un creyente puede ser político,militar, policía, profesor, etc., pero vigilando en todo momento quesus funciones no estén en contra de su conciencia cristiana. En elejercicio de su profesión, el cristiano tiene que practicar y defen-der la justicia y la igualdad, pero su prioridad número uno debeser que los que le rodean conozcan a Jesucristo y de esta mane-ra sean salvos. Lo demás no deja de ser secundario, por muchoque esta sociedad humanista nos enseñe lo contra!io.

Miguel Angel Gomez

e'em los: (Q- En el exilio Daniel ora tres veces al día desde Babilonia

hacia Jerusalén (Dn. 6.10). Se adapta lo mejor que puede a unanueva realidad social: sin templo, sin sacerdotes, sin sacrificios,sin fiestas religiosas, sin la posibilidad de presentarse ante Diosen el lugar escogido. El desarrollo de la institución de la sinago-ga durante el cautiverio responde a la misma situación novedo-sa. Daniel no claudica ante las presiones del mundo, sino inte-gra su compromiso espiritual con las circunstancias del cautive-rio. @

- En la noche antes de la cruz, Jesús indica que sus discí-~tendrán que enfrentarse a unanueva realidad social (Le.22.35-38). Jesús ya no será considerado el hijo de David, sirodelincuente y blasfemo ("fue contado con los inicuos"). Si anteslos discípulos podían contar con el respaldo popular, que se tra-duciría en apoyo material para sus giras evangelizadoras, ahorano será así. Habrá un rechazo social, que supondrá peligros,con la falta de sustento, y que les obligará a tomar medidas ade-cuadas de,.?utoprotección.

- Si er¥jerusalén los creyentes practican la comunidad debienes, es por la multitud de peregrinos -presentes para la fies-ta de Pentecostés- que se han convertido. Luego, sin embargo,con la vuelta de cada cual a su casa, se impone otro criterio, elde la generosidad responsable y voluntaria de los que más tie-nen (1 Ti. 6.17-19).r,.. Algo que caracterizaba a los ~os, y en contra de lo cualjesucristo continuamente arremetla. era una lectura demasiadoliteralista de la ley de Moisés, de suerte que se quedaban conlos detalles superficiales y perdían el sentido verdadero -el espí-ritu- de los mandamientos dados. Ellos entendían que para noceder a las presiones del mundo, debían anclarse en los por-menores de reglamentos dados en un contexto anterior. Algunose'em los: ,

- Los fariseos ensanchaban sus ilacterias (cajitas de cuerocon trozos de la Escritura en papel), pensando cumplir mejor conlo que se dice en 01. 6.8. Jesús se burla de su insensatez (MI.23.5), indicando que el mandamiento de Deuteronomio se refiereen sentido metafórico a que la Palabra de Dios controle todos lospensamientos y todas las actividades de cada uno, y que ha dedar el fruto de justicia, misericordia y fe (MI. 23.23).

- Los fariseos ins~tían en que la ley ordenaba la separació~a rajatabla de todo 1000mpuroy todo muerto. y por tanto Imponl-an la separación absoluta. de todo pecador. Jesús aclara, sinembargo. que de lo que se tiene que separar es del pecado, nodel pecador. Les acusa de una lectura superficial de la ley, y lesmanda volver a ella para recuperar el significado espiritual:«Misericordia quiero, no sacrificio» (MI. 8.9-13). La realidadsocial inmediata -la conversión de Mateo- debe Hevarles a exa-minar de nuevo su ef.l~eñanza bíblica y corregir sus deficiencias.

- La ley exigía ef?diezmo de las cosechas. y los fariseos quevivían en un contexto urbano (sin tierras y cultivos) aplicaban elmandamiento al diezmo de las especias que cultivaban en laazotea. Jesús les acusa de hipocresía. y de haber olvidado lofundamental: justicia, misericordia. y fe (MI. 23.23). Les recuer-da que la nueva realidad social (urbana en vez de rural) exigeque den limosnas de lo que tienen (de todo. sin limitarse a las

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especias de la azotea), si quieren agradar a Dios (Lc. 11.41). Laespiritualidad consiste en encajar las demandas eternas de DiOScon un contexto social posiblemente diferente al de una genera-ción anterior.

- Los ~riseos tenían la misma ceguera con la aplicación dela ley de\J.5ábado. Entendían que prohibía todo tipo de movi-miento y esfuerzo, mientras Jesús aclara que no es eso. Elsábado es para hacer un alto en las actividades normales de lasemana, con el fin de acercarse a Dios, aprender de Dios, ado-rar a Dios, y también hacer el bien al prójimo. Hay gue buscar elespíritu del mandamiento, lo que hay detrás, en el corazón deAauel que ha dado el mandamiento, para cumplirlo plenamenteen cualquier IUqar y época.¡Tomar en cuenta la realidad social no tiene por qué ser unaclaudicación denigrantecJmundo. Al contrario, puede conducir ala práctica más sublime de la espiritualidad.

-- Aplicando esta idea a la selección d os ancianos, unavisión espiritual reconocerá/Que a reali ad social ha cambiado.

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- Ahora no se admite un "cerrar y manoar» desde arnba en nln--""/'151(;,

gún ámbito. El pueblo de Dios -imp~1 do tal vez por los cam-bios sociales- ha llegado a reconoc I ue a veces se ha nom-brado a ancianos equivocadamente, qu~con el tiempo éstoshan abandonado su compromiso espiritualfü que por sus moda-les autoritarios han perdido la confianza de la grey. Pero esto notiene que ser malo. Podría ser el primer paso hacia una herme-neútica más exacta, más conforme a la intención del Espírituque inspiró las Escrituras. Podría impulsar una mayor reflexiónteológica, hacia la comprensión de la relación adecuada entre laautoridad de los guías (que en el caso ideal disfrutan de unmayor discernimiento espiritual) y el respaldo del pueblo (que hade reconocer la mano de Dios sobre aquellos que El ha escogi-do).

Algunos e'em los, no sólo para la selección de autoridadessino también para el ejercicio correcto de la autoridad:

- Nehemías nombra a los mayordomos de los diezmos (apro-vechando su mayor autoridad espiritual), pero reconoce a los queson "tenidos por fieles» por sus hermanos (Ne. 13.13). La opi-nión del pueblo cuenta, y parece que Nehemías la solicita activa-mente. La aprobación de la congregación no se manifiesta sólopor omisión (que nadie pone objeciones). Aunque también siem-pre será cierto que el criterio de un hermano maduro y el de unhermano carnal o mundano no debe tener el mismo peso; el prin-cipio de "un hombre un voto» no cuenta con el hecho de lamadurez espiritual, o la ausencia de ella.

-~escoge a los jueces de Israel (Ex. 18.25), pero tam-bién dice al pueblo, «Dadme de entre vosotros, de vuestras tri-bus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo losponga por vuestros jefes» (DI. 1.13). Moisés los nombra, por sumayor experiencia y visión, pero toma muy en cuenta -y solicita-la opinión del pueblo.

--ºªY!.Q..consulta, no sólo con los «capitanes de millares y decentenas», sino con toda la asamblea, acerca del traslado delarca a Jerusalén (1 Cr. 13.1-4). David, como autoridad espiritual,inicia la propuesta pero al mismo tiempo busca el respaldo de lacongregación, sabiendo que éste será la confirmación de Diosen el asunto. Su proyecto se acepta, porque "la cosa parecebien a todo el pueblo».

La selección de los servidores en Hechos 6, caso que PedroPui~vert considera ajeno al asunto del nombramiento de ancia-nos, en realidad refleja una corriente bíblica bastante pronun-ciada: los más maduros deben establecer los criterios y confir-mar la selección, pero el pueblo entero ha de participar activa-mente.

Si la nueva realidad social democrática obliga a depurar laenseñanza bíblica, para que sea más exacta y más espiritual,¿qué conclusiones deberían sacar los guías de las congrega-ciones en cuanto a la selección de ancianos nuevos? Quisieraatreverme a proponer algunas:

- La congregación debe tener la libertad de proponer candi-datos a anciano, diácono, o diaconisa, De forma regulada, tal

vez una vez al año para coincidir con la reunión anual de laasamblea.

- El Consejo existente debe estudiar los casos, evaluar laaptitud espiritual o no de cada candidato, y devolverle a la asam-blea los nombres de los candidatos a considerar.

- Dejando un tiempo (varios meses) para la oración y la refle-xión, la asamblea debe pronunciarse activamente (no sólo otor-gando con su silencio, porque hay muchos motivos para callar-se aun cuando se tiene dudas). Podría ser un sondeo secreto(con papeletas, para que los hermanos tengan la máxima liber-tad de expresión).

- Los ancianos existentes deben someterse a una reválidaperiódica para asegurar que siguen gozando de la confianza dela congregación. Otra vez, un sondeo secreto. Los ancianos sonvitalicios míentras siguen reuniendo las condiciones espiri-tuales y funcionando como tales. En eso, la congregacióndebe pronunciarse.

- Convendría definir por escrito la naturaleza y los límites dela autoridad de los ancianos.

Estos pasos permitirían casar la realidad social con la ense-ñanza bíblica, sin la necesidad de recurrir a la extraña bicefaliade un consejo de ancianos por un lado (en el ámbito espiritual.se dice), y un grupo de representantes legales elegidos por otro(para cumplir con los requisitos del Estado). Bicefalia que esartificiosa, pero también una receta para la discordia. No sepuede separar los asuntos espirituales y temporales en la vidade la iglesia local. Los ancianos en el Nuevo Testamento admi-nistraban las ofrendas y supervisaban la admisión y la exclusiónde los miembros, todas ellas funciones que el Estado consideracomo atribuciones de los cargos legítimamente elegidos por laasamblea.

En resumen es posible que el anhelo de una vida congre-gacional más participativa no responda a la intromisión delmundo en la iglesia sino al llamamiento de Dios a revisar laenseñanza bíblica recibida, tal vez demasiado condicionada porantecedentes sociales autoritarios.

Recibid un saludo caluroso en el Señor.Esteban Rodemann, MADRID

1. Esto es interesante. Puigvert trata este pasaje precisamente como losexégetas feministas -a quienes él acusa- en su interpretación relativista de1 Ti. 2 Y 1 Co. 14, atribuyendo el caso a condiciones puramente locales ytemporales, que nada tienen que decir a la iglesia universal en su conjunto.

IDENTIDAD ESPIRITUAL DE JOHN GRISHAM

Miguel Ángel Gómez.Amado hermano en Cristo.

Te escribo sobre tus comentarios en cuanto al autor del libro"El Testamento" [EC nQ 208, pág. 33], John Grisham (...). Creoque no pudiera haberlo escrito si no fuese creyente. Me imaginoque te has dado cuenta de la ausencia de sexo en sus novelas.En la nota del autor en la edición de habla inglesa, trata el temadel trasfondo geográfico del novela y su investigación antes deescribirlo. Comenta que su amigo y misionero Bautista en elCampo Grande, le llevó al Pantanal. Es bien conocido en USAque da de sus fondos a ministerios evangélicos. Pero es un hom-bre discreto que no busca el protagonismo (...).

Si se necesita algo adicional para ser convencido de su iden-tificación como creyente, puedo citar la escena en su novela LaCámara, sobre un preso condenado al corredor de la muerte. Unpoco antes de morir, el capellán del penitenciario, le visita en sucelda. Lo que dice al preso sobre el "Plan de Salvación" es elevangelio, ni más ni menos. Es decir, lo que Grisham pone en laboca del capellán ha sido, porque él [lo] sabe el evangelio.

Lo que me atrevo decir. pero sin posibilidad de justificarlo, esque Grisham, siendo creyente, dejó la abogacía en USA, porquees extremadamente difícil ser abogado integro y honesto en esepaís.

Sinceramente tuyo en Cristo,Rodney Dibden, MADRID