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7 ZERBITZUAN 46 ABENDUA•DICIEMBRE 2009 El principal objetivo de este artículo es reflejar los importantes avances que ha supuesto la introduc- ción de la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) en la aproximación al conocimiento del significado social de las situaciones de pobreza y ausencia de bienestar en las sociedades desarro- lladas. El artículo se centra inicialmente en el esfuerzo realizado en la EPDS por delimitar un marco metodológico y conceptual apropiado para aproximarse a las situaciones reales de pobreza y precariedad para considerar, a continuación, las implicaciones que aportan sus resultados para el conocimiento del significado social de estos fenó- menos. Aporta igualmente algunos resultados rela- tivos a la evolución reciente de la pobreza y la pre- cariedad en Euskadi. 1. Introducción En 1984, el Gobierno Vasco se implica en la dinámi- ca de investigación del fenómeno de la pobreza que se promueve por entonces en Europa. La convergen- cia de una realidad crecientemente definida por la precariedad económica y social con las iniciativas desarrolladas en el contexto de los programas euro- peos y de los trabajos precursores de EDIS y Cáritas se traduce en la decisión de implicar al entonces Departamento de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social en el estudio de la pobreza. Así nace un pro- yecto de investigación que se prolonga durante varios años y que pone las bases de lo que en 1986 se convertiría en e primer estudio oficial sobre la pobreza en la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE), el Estudio sobre Situaciones Sociales Desfavo- recidas en Euskadi (ESSDE, Gobierno Vasco, 1987). En el ámbito de la política social, el estudio contri- buyó al acuerdo de introducir un paquete de presta- ciones económicas contra la pobreza 1 . En el ámbito estadístico, la iniciativa permitió consolidar una línea de trabajo propia. Esta línea original de estu- dio de la pobreza se concreta en la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS), operación estadística que se desarrolla en Euskadi con carác- ter cuatrienal desde 1996. El modelo estadístico de seguimiento del fenómeno de la pobreza que representa la EPDS destaca por una aproximación metodológica original, con algu- nos rasgos específicos que deben ser destacados. El significado social de los conceptos de pobreza y ausencia de bienestar Luis Sanzo González Responsable estadístico Departamento Empleo y Asuntos Sociales Gobierno Vasco 1 El primer Plan de Lucha contra la Pobreza se desarrolla a tra- vés del Decreto 39/89 de 28 de febrero, relativo al Ingreso Mínimo Familiar, y del Decreto 64/1989, de 21 de marzo, regulador de las Ayudas de Emergencia Social. Apenas un año después, sería apro- bada en el Parlamento Vasco la primera ley autonómica en la mate- ria, la Ley 2/1990, de 3 mayo, de Ingreso Mínimo de Inserción.

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El principal objetivo de este artículo es reflejar losimportantes avances que ha supuesto la introduc-ción de la Encuesta de Pobreza y DesigualdadesSociales (EPDS) en la aproximación al conocimientodel significado social de las situaciones de pobrezay ausencia de bienestar en las sociedades desarro-lladas. El artículo se centra inicialmente en elesfuerzo realizado en la EPDS por delimitar unmarco metodológico y conceptual apropiado paraaproximarse a las situaciones reales de pobreza yprecariedad para considerar, a continuación, lasimplicaciones que aportan sus resultados para elconocimiento del significado social de estos fenó-menos. Aporta igualmente algunos resultados rela-tivos a la evolución reciente de la pobreza y la pre-cariedad en Euskadi.

1. Introducción

En 1984, el Gobierno Vasco se implica en la dinámi-ca de investigación del fenómeno de la pobreza quese promueve por entonces en Europa. La convergen-cia de una realidad crecientemente definida por laprecariedad económica y social con las iniciativasdesarrolladas en el contexto de los programas euro-peos y de los trabajos precursores de EDIS y Cáritasse traduce en la decisión de implicar al entoncesDepartamento de Trabajo, Sanidad y SeguridadSocial en el estudio de la pobreza. Así nace un pro-yecto de investigación que se prolonga durantevarios años y que pone las bases de lo que en 1986se convertiría en e primer estudio oficial sobre lapobreza en la Comunidad Autónoma de Euskadi(CAE), el Estudio sobre Situaciones Sociales Desfavo-recidas en Euskadi (ESSDE, Gobierno Vasco, 1987).

En el ámbito de la política social, el estudio contri-buyó al acuerdo de introducir un paquete de presta-ciones económicas contra la pobreza1. En el ámbitoestadístico, la iniciativa permitió consolidar unalínea de trabajo propia. Esta línea original de estu-dio de la pobreza se concreta en la Encuesta dePobreza y Desigualdades Sociales (EPDS), operaciónestadística que se desarrolla en Euskadi con carác-ter cuatrienal desde 1996.

El modelo estadístico de seguimiento del fenómenode la pobreza que representa la EPDS destaca poruna aproximación metodológica original, con algu-nos rasgos específicos que deben ser destacados.

El significado social de los conceptosde pobreza y ausencia de bienestarLuis Sanzo GonzálezResponsable estadístico Departamento Empleo y Asuntos Sociales Gobierno Vasco

1 El primer Plan de Lucha contra la Pobreza se desarrolla a tra-vés del Decreto 39/89 de 28 de febrero, relativo al Ingreso MínimoFamiliar, y del Decreto 64/1989, de 21 de marzo, regulador de lasAyudas de Emergencia Social. Apenas un año después, sería apro-bada en el Parlamento Vasco la primera ley autonómica en la mate-ria, la Ley 2/1990, de 3 mayo, de Ingreso Mínimo de Inserción.

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En primer lugar, y a diferencia de la trayectoria esta-dística dominante en Europa, la EPDS parte de laconsideración de dos dimensiones diferentes en elestudio de las realidades de precariedad: la preca-riedad de mantenimiento y la precariedad de acu-mulación. La estadística ofrece así indicadores quemiden no sólo el ingreso disponible, sino también elacceso al patrimonio y las condiciones de vida alargo plazo.

En la aproximación al estudio de las distintasdimensiones de la precariedad, la distinción entrepobreza y ausencia de bienestar es otro de los ele-mentos propios que caracterizan a la EPDS, un ele-mento que en este caso la diferencia sustancial-mente del primer estudio sobre situaciones socialesdesfavorecidas realizado en Euskadi. Bajo lainfluencia de las concepciones dominantes en Euro-pa, en el ESDDE se vinculaba la idea de acceso a unmínimo bienestar con el de pobreza relativa y el degarantía de las necesidades básicas con el depobreza absoluta, pobreza socialmente intolerableo miseria. En el momento de diseñar la nueva EPDSse concluyó sin embargo que la aproximación máscorrecta no pasaba por delimitar distintos gradosen las situaciones de pobreza, diferenciando entresituaciones de pobreza relativa y pobreza absolutao miseria. La distinción realmente operativa era laque era necesario establecer, de forma más gene-ral, entre ausencia de bienestar y pobreza en senti-do estricto.

Un tercer aspecto original de la EPDS, finalmente,se relaciona con el acercamiento a la construcciónde los distintos indicadores de pobreza, antepo-niéndose las percepciones de la propia sociedad alas opiniones de los investigadores. Uno de losprincipales elementos característicos de la EPDS,en este sentido, es haber conseguido consolidaruna línea de pobreza de ingresos basada en la per-cepción de necesidades que tiene la propia pobla-ción, una línea que resulta coherente y estable alargo plazo.

Destaca precisamente la estabilidad en el tiempo deesta aproximación estadística, constituyendo uno delos pocos ejemplos en Europa de una estadística depobreza diseñada y aplicada recurriendo de formacontinuada a la misma metodología. Permite en estesentido operar con resultados estadísticos a largoplazo, disponibles en gran medida desde 1986. LaEPDS, además, es uno de los escasos, por no decirúnicos, ejemplos de una estadística que facilitaresultados derivados de la aplicación de las princi-pales metodologías de aproximación a la pobrezaexistentes en Europa, incluida la aproximación inno-vadora que la define. En este sentido, la EPDS per-mite seguir y comparar entres sí de los resultadoscorrespondientes a los diferentes indicadores depobreza y precariedad utilizados en algún momentoen Europa.

Se cumplen 25 años de los primeros pasos en lainvestigación en Euskadi2. Pasados estos años, dis-tintos aspectos de la EPDS pueden ser objeto deevaluación, entre ellos los relacionados con la evolu-ción a largo plazo del fenómeno. Desde una pers-pectiva amplia, ajena por tanto a los estrictos lími-tes territoriales de la comunidad autónoma vasca, elmayor interés que aporta el estudio de los distintosindicadores de la EPDS es que permiten profundizaren el intento de dar respuesta a una cuestión clave,escasamente considerada en los estudios europeosmás recientes en la materia: ¿cuál es el significadosocial real de los conceptos de pobreza y ausenciade bienestar?

A los efectos señalados, la EPDS tiene la ventaja depermitir operar con un conjunto de indicadores que,como ya ha sido mencionado, no sólo miden lasituación de las familias en términos de la renta dis-ponible; la EPDS también aporta información sobrelas condiciones de vida a largo plazo y los recursospatrimoniales de los hogares. Ofrece además infor-mación de interés sobre aspectos de privaciónobservados en el pasado, particularmente en lo rela-tivo al acceso a una alimentación adecuada, y datossobre el consumo de los hogares. Los gastos relacio-nados con el acceso y mantenimiento en la viviendaresultan en este sentido de particular importancia.

Este artículo se centra inicialmente en el esfuerzorealizado en la EPDS por delimitar un marco metodo-lógico y conceptual apropiado para aproximarse alas situaciones reales de pobreza y precariedad paraconsiderar, a continuación, las implicaciones queaportan sus resultados para el conocimiento del sig-nificado social de estos fenómenos. Aporta igual-mente algunos resultados relativos a la evoluciónreciente de la pobreza y la precariedad en Euskadi.

2. La aproximación metodológica yconceptual de la EPDS

En su dimensión metodológica, la aproximación dela EPDS se fundamenta, en parte, en una aproxima-ción crítica al llamado método estadístico europeo,tanto en la forma en que fue originalmente aplicadopor las instituciones europeas como en la actual for-mulación del método Eurostat, con o sin alquilerimputado. No obstante, se caracteriza también porun intento de desarrollo conceptual centrado en ladiferenciación entre pobreza de mantenimiento ypobreza de acumulación, en la aproximación a una

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2 El Gobierno Vasco ha presentado un informe de síntesis de laexperiencia de la EPDS y del ESSDE en estos últimos 25 años(Gobierno Vasco, 2009). Se remite a dicho informe para una profun-dización en los aspectos metodológicos de la EPDS.

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medición de la denominada pobreza real y en ladiferenciación más general entre pobreza y ausenciade bienestar.

2.1. La pobreza de mantenimiento y el métodoEurostat

La dimensión de la pobreza que se contempla habi-tualmente en los estudios europeos sobre la pobre-za hace en exclusiva referencia a las formas depobreza relacionadas con una insuficiencia de ingre-sos para abordar las necesidades ordinarias, estoes, aquellas a las que debe hacerse frente en elcorto plazo, tanto si se trata de gasto corriente comode gastos de inversión de aplicación ajustada y dis-tribuida en el tiempo, por ejemplo el pago de intere-ses y amortizaciones por adquisición de una vivien-da. Esta dimensión de la pobreza –que remite albajo nivel de los recursos económicos de los quedisponen algunos hogares para hacer frente a susgastos habituales– queda definida en la EPDS comopobreza de mantenimiento.

En el acercamiento al estudio de esta dimensión dela pobreza, el indicador Eurostat (60% de la rentaneta mediana equivalente) ha conseguido crecienteaceptación en el análisis comparado. Como tal, haterminado por consolidarse como indicador de refe-rencia para el estudio de la pobreza de manteni-miento en la Unión Europea. Esa aproximación, y, engeneral el método estadístico relativo en la que seinscribe, plantea sin embargo algunas limitacionesque conviene considerar.

2.1.1. El método estadístico europeo

El estudio de la pobreza se ha ligado tradicional-mente en Europa a la construcción de indicadoresestadísticos objetivos de naturaleza relativa. El enfo-que dominante ha consistido en asociar el umbralde pobreza a un nivel de recursos situado por deba-jo del que se deriva de la aplicación de un determi-nado porcentaje a un indicador estadístico de ten-dencia central, calculado para una variablerepresentativa de los recursos globales de la socie-dad (los ingresos netos disponibles o el nivel degasto realizado). En esta aproximación, la pobrezarefleja la posición de la población respecto de unindicador estadístico objetivo, previamente definidopor el equipo investigador. Por su orientación nítida-mente estadística, este enfoque tiende a ser conoci-do como método estadístico europeo.

La historia de la medición de la pobreza en Europatiene algunas particularidades. Una de las másimportantes es que la introducción de un procedi-miento normalizado de medición de este fenómenoestá ligada directamente a la acción de las Comuni-dades Europeas. Éstas son las que dan de hecho los

pasos fundamentales en el proceso de consolida-ción de una medida relativa de la pobreza.

La aproximación más conocida en España hastahace apenas algunos años es la que fue utilizadaoriginalmente por las instituciones europeas en elmomento de abordar sus primeros programas delucha contra la pobreza. Para estudiar la incidenciade la pobreza en Europa, el método original contem-plaba la pobreza como una función de los ingresosmedios netos disponibles equivalentes per cápita.Se establecía así el umbral de pobreza en una cotaestadística relativa, fijada en el 50% de la media delos ingresos netos disponibles por adulto equivalen-te de los hogares o familias residentes en un deter-minado territorio. De acuerdo con esta aproxima-ción, pueden considerarse pobres –o afectados porformas de pobreza relativa– los hogares o familiascon ingresos disponibles inferiores al 50% de larenta media por unidad de consumo equivalente.

La escala de equivalencia utilizada, aplicada porejemplo en el estudio clásico de O’Higgins y Jenkins(1987), era la escala de Oxford, adoptada previamen-te por la OCDE. Los valores de equivalencia eran lossiguientes:

Primer adulto: 1.0Todo adulto suplementario: 0.7Cada persona a cargo menor de 14 años: 0.5

En el contexto señalado, en cada hogar o familia losingresos por adulto equivalente son iguales a losingresos disponibles de los hogares divididos por elfactor de equivalencia ajustado a las característicasde cada hogar.

En España, este método tuvo una importancia deci-siva. Bajo el liderazgo de los estudios pioneros deEDIS y Cáritas (EDIS, 1984), la investigación sobre lapobreza se desarrolló aplicando la metodología ori-ginalmente adoptada por las instituciones europeas.La inercia de esta tradición de investigación, junto ala lenta intervención de las instituciones estadísti-cas oficiales, contribuyó a mantener con posteriori-dad el enfoque original, incluso tras la revisiónimpulsada por Eurostat y su aprobación por la nuevaUnión Europea.

Debe mencionarse sin embargo que, en su aplica-ción en España por EDIS/Cáritas, se introducenalgunas modificaciones respecto al método euro-peo. En particular, dadas las elevadas cifras depobreza a que da lugar el indicador del 50% de lamedia, en la tradición de investigación de EDIS yCáritas se ha asumido la necesidad de establecer unumbral de pobreza severa o grave. De esta forma,EDIS y Cáritas distinguen entre pobreza relativa ypobreza grave o severa. Mientras el primer tipo depobreza afecta a las unidades que se sitúan pordebajo del 50% de la renta media equivalente, la

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pobreza severa afecta a las que disponen de ingre-sos inferiores al 25% de la renta considerada3.

El debate metodológico relativo al diseño del méto-do estadístico europeo se ha centrado en la discu-sión de tres aspectos fundamentales: la preferenciapor el uso de datos de ingresos o de gasto; el recur-so a la media o a la mediana como indicador dereferencia, incluyendo el debate sobre el porcentajede la medida estadística a adoptar para fijar elumbral de pobreza; y la manera de definir escalasde equivalencia apropiadas.

Tras el correspondiente debate interno (Eurostat,1998 y 2000), la nueva aproximación desarrolladapor Eurostat para el cálculo de los bajos ingresos,aceptada por el conjunto de las instituciones euro-peas, se presenta como una simple adaptación delmétodo original. Respecto a la aproximación euro-pea tradicional, Eurostat introduce sin embargo trescambios de importancia en el cálculo de los umbra-les de pobreza:

a) La utilización de la mediana en lugar de la media.

b) La fijación del porcentaje del estadístico a consi-derar, en este caso la mediana, en el 60%, enlugar del 50% tradicional.

c) La adaptación de la escala de Oxford, utilizandoun modelo de escala de equivalencia más plano,basado en los siguientes valores equivalentes:

Primer adulto: 1.0Todo adulto suplementario: 0.5Cada persona a cargo menor de 14 años: 0.3

Hay que precisar que en la aproximación de Euros-tat, al menos originalmente, el término de referenciano era estrictamente el de pobreza, sino más bien elde bajos ingresos4. Eurostat trabaja además con unabatería de indicadores que van del 40 al 70% de lamediana. De esta forma, aunque el indicador actual-mente homologado a nivel europeo es en la prácticael indicador Eurostat del 60% de la mediana, asimi-lado de forma creciente al de pobreza, pueden utili-zarse también indicadores relativos al 40, 50 y 70%de la mediana. En gran medida, una aproximación a

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3 Los estudios más recientes de Edis y Cáritas [FundaciónFOESSA, 1998) amplían a cuatro los estratos o niveles de pobreza,definidos en los siguientes términos: pobreza extrema: menos del15% de la renta neta equivalente; pobreza grave: entre el 15 y el25% de la renta neta equivalente; pobreza moderada: entre el 25 yel 35% de la renta neta equivalente; precariedad social: entre el 35y el 50% de la renta neta equivalente. Los dos primeros nivelesson definidos como pobreza severa y los otros dos como pobrezarelativa.

4 Aunque el método de Eurostat se aplica en general para elestudio de la pobreza, lo cierto es que en sentido estricto sirvepara definir umbrales de bajos ingresos. Nótese que este ajuste ter-minológico se asocia a la paralela orientación a utilizar más el con-cepto de exclusión social que el de pobreza en el discurso de lasinstituciones europeas.

la pobreza en sentido estricto se vincularía más bien–de querer utilizarse la aproximación Eurostat– a unnivel mínimo del 40%. De hecho, la EPDS utiliza esteindicador para comparar la incidencia de la pobrezaen la CAE con la observada en distintos territorios dela Unión Europea.

El práctico monopolio del método estadístico relati-vo en la investigación europea sobre la pobreza y laprecariedad ha constituido un error. El recurso a losmétodos objetivos, en efecto, no permite sino apro-ximaciones muy imperfectas al estudio de este fenó-meno social. La investigación aplicada ha demostra-do en este sentido las limitaciones del métodoestadístico.

Al valorar las críticas al método estadístico europeo,el dato más llamativo –desde un punto de vistaempírico– es la existencia de muy fuertes desajustesentre la clasificación objetiva que se deriva delmétodo y la percepción de la situación por parte dela población afectada. En el caso de la CAE, porejemplo, en el año 2008 hasta un 75,3% de loshogares clasificados como pobres de acuerdo con elmétodo Eurostat (60% de la mediana) no se consi-deran a sí mismo pobres. Además, el método Euros-tat clasifica como no pobres a un 41,7% de los hoga-res que sí se consideran al menos como más bienpobres en Euskadi5.

Teniendo en cuenta al conjunto de hogares en algu-nas de las situaciones de riesgo (se consideran a símismos al menos más bien pobres o han sido defini-dos como pobres como consecuencia de la aplica-ción del método estadístico), se comprueba que elgrado de desajuste entre clasificación objetiva y per-cepción subjetiva afecta al 79% de dichos hogaresen lo relativo al método Eurostat, una proporciónque llega a 82,4% al considerar el método originaldel 50% de la renta media.

Tabla 1. Nivel de desajuste entre clasificación objetiva ypercepción subjetivaMétodo estadístico europeo. 2008(% de hogares afectados)Tipo de desajuste Método Método

original (EDIS) Eurostat% hogares clasificados como pobres que no se consideran pobres 72,5 75,3% hogares que se consideran almenos más bien pobres definidoscomo no pobres 67,3 41,7% hogares con desajuste sobre eltotal de hogares de referencia (hogares clasificados como pobreso que se consideran al menos másbien pobres) 82,4 79,0

Fuente: EPDS 2008

5 Salvo que se señale expresamente otra cosa, los datos quese presentan a lo largo del artículo hacen referencia a la EPDS2008.

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Como revelan estos datos, la delimitación de las rea-lidades de pobreza objetiva derivadas de la aplica-ción del método estadístico europeo, en su formula-ción clásica o en la de Eurostat, no tienecorrespondencia con la percepción subjetiva de estefenómeno por parte de la sociedad considerada, almenos en lo que se refiere al caso de la CAE.

Aunque es evidente que el objetivo de la ciencia notiene por qué ser racionalizar o dar carácter científi-co a las percepciones sociales, también lo es queésta no puede convertirse en un instrumento decategorización de los fenómenos sociales carente decualquier asociación con las percepciones que lapropia sociedad tiene de dichos fenómenos. Lapobreza es una realidad interpretada socialmente,una construcción social, por lo que resulta funda-mental estudiar lo que entiende realmente la socie-dad por tal concepto. Existe una concepción socialdominante acerca de lo que representa la pobreza yla precariedad que debe ser asumida, al menos par-cialmente, por los investigadores, evitando el exce-so de apriorismo estadístico en la investigación.

La introducción del planteamiento del alquiler impu-tado en el método Eurostat no ha supuesto una solu-ción significativa al problema planteado. Por unaparte, sigue acercándose a niveles del 75% la pro-porción de hogares clasificados como pobres que nose consideran pobres (al menos “más bien pobres”):73,1% en el método del alquiler imputado, apenasalgo por debajo del 75,3% del método Eurostat origi-nal. Además, aumenta sustancialmente respecto almétodo original la proporción de hogares que seconsideran pobres (al menos “más bien pobres”)clasificados por el método como no pobres: 66,6%frente al 41,7% del método original. En ese incre-mento reside precisamente la reducción del 14,8 al10,6% que se deriva en las tasas de pobreza al con-siderar los ingresos ficticios asociados al métododel alquiler imputado.

La realidad es que las propuestas relativas al alqui-ler imputado planteadas en la encuesta europea de

condiciones de vida, la EU-SILC, introducen un ele-mento de infravaloración del impacto de la pobreza.En efecto, teniendo en cuenta el alto precio en elmercado de este bien, la consideración de un nivelde ingresos ficticios ligado a la propiedad o al dis-frute en régimen de cesión de la vivienda lleva a unasobreestimación del nivel de recursos reales de loscolectivos más desfavorecidos. Por esa razón, en unterritorio en el que predomina la vivienda en propie-dad, como sucede en Euskadi, esta modalidad deaplicación del principio de alquiler imputado sobre-estima el nivel de los ingresos disponibles, reflejan-do una tan notable como ficticia reducción delimpacto de la precariedad.

La problemática ligada a la existencia de costes dife-renciales en términos de acceso a la vivienda puedede hecho analizarse desde otro punto de vista. Eneste sentido, puede igualmente calcularse el indica-dor Eurostat a partir de los ingresos reales disponi-bles una vez detraídos los costes generales de acce-so a la vivienda (alquileres, amortizaciones eintereses). Esta aproximación también cumple elrequisito de neutralizar la realidad diferencial obser-vada entre los hogares que tienen costes de merca-do ligados al acceso a la vivienda y los que los tie-nen por debajo de dicho nivel o que simplemente nosoportan coste alguno por disponer de una viviendaen propiedad totalmente pagada. Frente a la pro-puesta de la EU-SILC, sin embargo, el procedimientoseñalado tiene la ventaja de operar con datos realesy no con imputaciones de ingresos ficticios.

Operando de esta forma, el resultado que se obtieneresulta muy diferente al que se deriva de la aplicacióndel método del alquiler imputado, observándose unincremento de los niveles de precariedad. De estaforma, teniendo en cuenta datos individuales, el indi-cador de riesgo de pobreza relativa (60% de la media-na) pasa de 10,6% a 16,9% (14,8% en aplicación delmétodo sin corrección con alquiler imputado).

Los problemas señalados, a los que se añade ade-más un incremento del peso de los hogares clasifica-

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Tabla 2. Indicadores relativos a la correspondencia entre indicadores objetivos y percepción subjetiva (Datos en %)Indicador Método UE Método Eurostat Método Método EPDS

original Eurostat Alquiler Leyden EPDS Sin gastosimputado SPL vivienda

1. % de hogares clasificados como pobres que no se consideran pobres (al menos “más bien pobres”) 72,5 75,3 73,1 68,5 58,5 53,42. % de hogares clasificados como no pobres que se consideran pobres o muy pobres 1,6 1,2 1,7 1,4 1,0 0,73. % de hogares que se consideran pobres (al menos“más bien pobres”) clasificados como no pobres 67,3 41,7 66,6 54,5 38,5 36,84. % de hogares que no se consideran pobres(al menos “más bien pobres”) clasificados como pobres 6,8 14,0 7,1 7,8 2,9 2,55. Peso de las distorsiones 1 + 2 en el total de hogaresen riesgo (hogares clasificados como pobres o que se consideran al menos “más bien pobres”) 57,0 68,7 58,7 58,2 35,5 30,36. Peso de las distorsiones 3 + 4 en el total de hogares 11,2 16,0 11,5 11,2 5,5 5,0

Fuente: EPDS 2008.Nota: Los hogares clasificados como no pobres incluyen, en el caso del método EPDS, las situaciones definidas como de bienestar.

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dos como no pobres que se consideran pobres o muypobres (de 1,2 a 1,7% al aplicar el principio del alqui-ler imputado) no compensan la principal mejoraobservada en la aplicación del método del alquilerimputado. Ésta se relaciona con el descenso del 14 al7,1% en la proporción de hogares que no se conside-ran pobres (al menos más bien pobres) clasificadoscomo pobres. Aunque la reducción señalada suponeuna mejora general de la prestación del indicador, enel nivel de ajuste entre realidad objetiva y percepciónsubjetiva, no supone en realidad sino acercarse a laprestación que ya alcanzaba el indicador del 50% dela media, un indicador que sitúa en 2008 el nivel depobreza relativa en Euskadi en un 9,6%.

2.1.2. Las alternativas al método estadístico europeo

La problemática empírica señalada tiene un clarofundamento teórico general. En realidad, los méto-dos estadísticos no miden realmente la pobreza, sinomás bien una determinada forma de desigualdadestadística en la distribución de los recursos, asícomo el número de personas afectadas por dichasituación de desigualdad6. Aunque facilitan cierta-mente un indicador de medición de la pobreza, pues-to que la pobreza es un fenómeno estrechamenteligado a la desigualdad, cuando se trata de aproxi-marse a la incidencia real de la pobreza el indicadorno deja de resultar aleatorio en su resultado.

Por otra parte, en la medida en que las estructurasen que se fundamenta la desigualdad de ingresosson muy estables en el tiempo, los indicadores aso-ciados también tienden a serlo, como revela elseguimiento a largo plazo de los indicadores EDIS oEurostat. Por esa razón, los métodos estadísticosrelativos –al menos en su formulación actual– noson indicadores efectivos de medición de la pobrezaa medio y largo plazo. Al no ser capaces de controlarlos cambios en la evolución de la pobreza y la preca-riedad, resultan poco útiles para el seguimiento yanálisis de los efectos de las políticas sociales7.

Otra crítica habitual al método estadístico es que ladeterminación del umbral de pobreza resulta total-mente arbitraria, quedando definida en exclusiva enfunción de los criterios del investigador. No cabeduda de que todavía debe fundamentarse científica-

mente por qué debe utilizarse la media o la media-na, la variable de gastos o la de ingresos, el 40, 50 o60% de los ingresos o gastos o una determinadaescala de equivalencia (sin entrar a considerar elproblema añadido del marco de referencia territorialespecífico –regional, estatal o europeo– a conside-rar en el momento de fijar los umbrales de pobreza).En realidad, tanto las preferencias por un tipo u otrode escala de equivalencia como la elección del por-centaje de la medida a utilizar responden sobre todoa decisiones apriorísticas de los responsables esta-dísticos. No siempre se sustentan, además, endatos empíricos suficientemente contrastados.

Este problema tiene gran importancia en la prácticainvestigadora. Como las diferencias de ingresosentre hogares o individuos son graduales, el númerode pobres es muy sensible a la fijación del métodoque se utilice para fijar el umbral de pobreza. Puestoque en la práctica el mayor o menor ajuste del indi-cador para medir la pobreza va a depender de la uti-lidad específica que tenga dicho indicador en undeterminado momento de la historia y en un contex-to geográfico particular, lo cierto es que esta utili-dad se convierte en lo fundamental en una cuestiónaleatoria.

Los cambios en la construcción del indicador euro-peo de pobreza resultan significativos a este respec-to. Estos cambios han resultado continuos, afectan-do a la forma de cálculo de los ingresos (con lainnovación del mecanismo del alquiler imputado), alindicador de referencia (media o mediana), al por-centaje del indicador a utilizar para delimitar losumbrales de pobreza relativa (con un intervaloactual situado entre el 40 y el 70%) y a la escala deequivalencia utilizada (OCDE y OCDE corregida).

Para obviar los problemas implícitos en los métodosestadísticos de aproximación a la pobreza, en parti-cular su carácter aleatorio y arbitrario en la defini-ción de umbrales y de escalas de equivalencia, yante la evidencia de que el método europeo definemás bien un modelo de indicadores de desigualdad,más que de pobreza y precariedad en sentido estric-to, distintas escuelas de investigación han desarro-llado modelos de aproximación alternativos.

La característica principal de las propuestas alterna-tivas, formuladas por equipos como el del CSP deAmberes o por los distintos profesionales vincula-dos a la Universidad de Leyden, ha sido tratar deconstruir un indicador objetivo y operativo de pobre-za basado en las propias opiniones de las familias,estudiando las necesidades directamente expresa-das por éstas. Se han diseñado así nuevos indicado-res de pobreza cuya obtención se fundamenta en eltipo de relación observada entre las variables econó-micas clásicas (ingresos o gastos estimados) y lapercepción de necesidad existente en la sociedadobjeto de estudio. Lo que tienen, por tanto, en

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6 O’ Higgins y Jenkins defienden esta aproximación de lasiguiente manera: “...there is an inescapable connection betweenpoverty and inequality; certain degrees or dimensions of inequality... will lead to people being below the minimum standards accepta-ble in that society. It is this “economic distance” aspect of inequalitythat is poverty. This does not mean that there will always be povertywhen there is inequality: only if this inequality implies an economicdistance beyond the critical level” (O’Higgins y Jenkins, 1990).

7 Los indicadores derivados del método objetivo muestranescasa correlación, o incluso una correlación negativa, con la evolu-ción de los indicadores indirectos de pobreza (auto-percepción,nivel de posesión de bienes, etc.).

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común estas metodologías innovadoras es el intentode fijar los umbrales de pobreza y las escalas deequivalencia asociadas a partir de las opinionesque, respecto de sus necesidades básicas, transmitela propia población.

2.1.3. El método SPL

Una de las metodologías más consolidadas a esterespecto es la desarrollada en sus orígenes en tornoa la Universidad de Leyden. La línea calculada enbase a este método es conocida como línea LPL (Ley-den Poverty Line) de la que se extrae, en una versiónsimplificada, la denominada SPL (Subjective PovertyLine). La primera presentación estructurada de estemétodo corresponde al equipo de Goedhart (Goed-hart y otros, 1977). En el artículo de referencia,Goedhart, Halberstadt, Kapteyn y Van Praag introdu-cen un nuevo enfoque para la medición de la pobre-za, que definen como complementario más quecomo estrictamente alternativo8. El elemento centraldel nuevo enfoque es la pregunta formulada a loscabezas de familia respecto a qué nivel de ingresomínimo consideran necesario para su propio hogar.La gran ventaja de esta aproximación es que el únicojuicio de valor previo que introducen los investiga-dores es que las personas directamente afectadasson las mejor cualificadas para evaluar cuáles sonsus necesidades mínimas.

En la aproximación LPL/SPL la pobreza se presentacomo una posición particularmente baja en la escalade bienestar, una escala que sin embargo quedaconfigurada por otras posiciones. Para concretar losdistintos niveles de bienestar que configuran laescala se plantea un instrumento específico, ladenominada Individual Welfare Function of Income(IWFI), introducida y elaborada por Van Praag, aun-que desarrollada posteriormente en colaboracióncon Kapteyn (1973). Esta función ordena la asocia-ción que cada interlocutor establece entre distintosniveles de bienestar y niveles específicos de ingre-sos en aplicación de una pregunta evaluativa, ladenominada Income Evaluation Question. Por mediode esta pregunta, los entrevistados posicionan enuna escala de menor a mayor nivel de bienestar losniveles de ingresos que, desde su punto de vista,mejor definen las distintas posiciones de bienestarconsideradas en la escala.

A la hora de fijar el umbral de pobreza, Goedhart ysu equipo ofrecen dos alternativas: o bien estable-cer un determinado punto en la escala IWFI o bien

recurrir a las respuestas de la población afectadarespecto a lo que consideran ingresos mínimosnecesarios para alcanzar determinadas cotas de bie-nestar. La aplicación del método SPL se basa dehecho en el estudio de la relación existente entre lasrespuestas de las familias u hogares analizados res-pecto de una serie de preguntas relacionadas con lamedición de la pobreza u otras formas de ausenciade bienestar (ingresos necesarios para cubrir lasnecesidades básicas e ingresos mínimos necesariospara llegar a fin de mes, fundamentalmente) y losingresos actuales reales de los hogares considera-dos. Goedhart constata que este procedimiento deevaluación de mínimos necesarios está básicamenterelacionado con dos variables, el tamaño familiar yel nivel de ingresos, reflejando además una relaciónde naturaleza log-linear.

En su versión simplificada el método SPL trata deencontrar, recurriendo al método de la regresión, elpunto en el que el nivel de ingresos real y el ingresomínimo requerido confluyen para cada tamaño fami-liar o de hogar. El método de cálculo simplificado dela línea SPL actúa a partir de tres variables:

Ymin: Ingresos mínimos necesariosY: Ingresos disponibles efectivos del hogarfs: Tamaño del hogar

La relación positiva entre ymin e y permite determi-nar un valor y*min que constituye el umbral pordebajo del cual los ingresos efectivos tienden a serinferiores a ymin, y por encima del cual los ingresosefectivos tienden a ser superiores a ymin.

El cálculo de este umbral queda formalizado en lasiguiente ecuación (calculada a partir de cifras loga-rítmicas):

Y*min = â0 + â1fs + â2y

De donde se deriva para el valor Y*min = y (definidocomo el punto de equilibrio en que ingresos míni-mos teóricos e ingresos reales coinciden, es decir elumbral de pobreza o de precariedad) la siguienteecuación:

Y*min = â0 + â1fs1 - â2

En el método SPL, la ecuación anterior se ha utiliza-do habitualmente para fijar un indicador de pobrezarelativa, en una línea que pretende enlazar con laaproximación de las instituciones europeas para elestudio de la pobreza. En este sentido, la idea depobreza se vincula a la percepción social del ingresomínimo para llegar a final de mes.

Una de las grandes ventajas del método SPL es que,en esta aproximación, el nivel de los distintos umbra-les de pobreza no aparece prefijado por el investiga-

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8 Su objetivo lo expresan de la siguiente forma: “to define theconcept of the poverty line in a simple and operational way, com-plementary to other methodologies: We do not present our metho-dology as a perfect substitute for the other approaches to determi-ning a poverty line … but rather as a complement to them – amethod that would be employed in conjunction with one or anotherof them”.

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dor –como ocurre con el método estadístico– sinoque es una función de la percepción de necesidadesofrecida por la propia población analizada. Al mismotiempo, los umbrales de pobreza que se derivan delmétodo no son automáticamente equivalentes a lasnecesidades expresadas por la población sino que seobtienen matemáticamente a partir de los resultadosde la regresión log-linear entre ingresos reales ymínimos percibidos. El método SPL facilita así unprocedimiento objetivo para establecer umbrales depobreza a partir de la percepción subjetiva de necesi-dades expresada por la población objeto de estudio.Otra derivación positiva del método es que permiteigualmente establecer las escalas de equivalencia apartir de la propia percepción de la población, noresultando necesario recurrir a una escala previa-mente definida por los expertos.

A pesar de su atractivo teórico, el método SPL no haconseguido consolidarse en la práctica investigado-ra europea. La razón principal ha sido que, en laforma inicialmente definida, el método no ha permi-tido delimitar indicadores estadísticos susceptiblesde ofrecer garantías suficientes de comparabilidaden el tiempo y en el espacio. En su versión estándar,ligada a la medición de la pobreza relativa, el méto-do determinaba además niveles excesivamente altosde pobreza, políticamente poco creíbles, particular-mente en los países del sur de Europa.

De hecho, el método SPL-Leyden contribuye en esca-sa medida a acercarnos a una mejor comprensión delas realidades de pobreza. La aportación del métodosubjetivo de Leyden a una reducción de los desajus-tes entre pobreza objetiva y subjetiva resulta relati-vamente escasa, con niveles de desajuste todavíamuy elevados. Así, un 68,5% de los colectivos defi-nidos como pobres por el método SPL no se consi-deran a sí mismo pobres. Por otra parte, asciende al54,5% el porcentaje de hogares que se consideran almenos más bien pobres y son definidos como nopobres en aplicación del método. Para el conjuntode población en situación de riesgo, el grado dedesajuste se sitúa en el 77,1% de los casos, práctica-mente en el mismo nivel observado en aplicacióndel método Eurostat.

Por tanto, si el método SPL mejora el planteamientoestadístico tradicional desde una perspectiva teóri-ca, al fijar umbrales y escalas de equivalencia basa-dos en la percepción de la población y no en aprio-rismos científicos, lo cierto es que no garantiza unavance en el proceso de minimización del desfaseobservado entre realidades objetivas de pobreza ypercepción subjetiva de éstas.

2.1.4. El método EPDS

El intento de profundizar en el estudio de la pobrezay la precariedad a través de la senda marcada por la

escuela de Leyden caracteriza sin embargo el enfo-que metodológico de la EPDS. Los fundamentos teó-ricos del método LPL/SPL constituyen de hecho labase en la que se fundamenta el estudio de lapobreza y la precariedad de mantenimiento desarro-llado en la CAE. Es cierto que, para hacer operativoel método en Euskadi, la EPDS se ha enfrentado a lanecesidad de perfeccionar la aproximación SPL deforma que fuera posible construir indicadores esta-bles en el tiempo, capaces de garantizar además lacomparación con otros territorios. Pero también esinnegable que el método desarrollado en la EPDS noes sino una particular adaptación de la perspectivageneral formulada por la escuela de Leyden.

Frente al resto de propuestas, incluida la SPL-Leydeny la formulación original del ESSDE, el método EPDSintroduce no obstante una ruptura básica. Rompe enconcreto con el enfoque centrado en una aproxima-ción al estudio de la pobreza relativa, con gradua-ciones internas que permitan delimitar situacionesde pobreza grave. La EPDS, en el estudio de lassituaciones de precariedad de mantenimiento, optaen cambio por distinguir conceptualmente entrepobreza y ausencia de bienestar.

Analizando los fundamentos de esta decisión, secomprueba en efecto que el origen de los límitesobservados en la aplicación del método SPL no sevincula a un planteamiento metodológico incorrectopara abordar la medición de la pobreza en dichométodo. El problema radica más bien en la preguntade evaluación de mínimos que se asocia en el méto-do con el hecho social de la pobreza, basada en lahipótesis de que la percepción del ingreso mínimonecesario para llegar a fin de mes es la que se rela-ciona más directamente con la noción que la socie-dad tiene de esta realidad social.

Al menos en el caso de la CAE, la idea de un mínimonecesario para llegar a fin de mes se asocia en reali-dad, más que con la pobreza, con el acceso a losniveles de bienestar esperados en nuestra sociedad.La EPDS asume de esta forma el principio de queexiste, entre los estados de pobreza y de bienestar,un polo intermedio, definido sin duda por la ausen-cia de los niveles de bienestar socialmente desea-dos, pero que en ningún caso puede asimilarse a lavivencia de la pobreza. Pobreza y ausencia de bie-nestar son dos realidades sociales diferenciadas. Laaceptación de esta distinción permite obtener unajuste mucho más preciso a la forma en que las rea-lidades de pobreza y precariedad son percibidas einterpretadas por la población.

La investigación aplicada en Euskadi ha llevado portanto a concluir que la pobreza no es realmente unasituación de incapacidad de acceso al nivel del bie-nestar mínimo esperado en nuestra sociedad. Lapobreza es ante todo un hecho social relacionadocon la imposibilidad de cubrir lo que la población

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considera sus necesidades básicas, una realidadque se vincula en lo esencial a la cobertura de lasnecesidades relacionadas con la alimentación, lavivienda, el vestido o el calzado, junto con las nece-sidades cubiertas por los grandes servicios públicos–educación, sanidad o servicios sociales–. Así pues,al menos en sociedades como la vasca, la pobrezano se presenta tanto como una ausencia genérica deun cierto nivel esperado de bienestar sino como unasituación específica de incapacidad para hacer fren-te a las necesidades realmente fundamentales. Todoun desafío, por tanto, a la definición clásica depobreza formulada por Townsend, relacionada másbien con el acceso a los niveles de bienestar espera-dos en la sociedad de referencia9.

En la EPDS se fija por tanto el umbral de pobrezateniendo en cuenta la percepción del ingreso míni-mo necesario para cubrir las necesidades básicas,relacionando en cambio la percepción del ingresomínimo necesario para llegar a fin de mes con elconcepto de ausencia de bienestar. La EPDS aplicael modelo de regresión LPL/SPL a las variablescorrespondientes y, a través de ello, fija dos umbra-les complementarios: el de pobreza en sentidoestricto y el de ausencia de bienestar.

Sin perjuicio de este rasgo distintivo respecto aotras aproximaciones, el método EPDS se desarrollaa partir de otras tres consideraciones básicas, obte-nidas del análisis empírico de los datos disponiblesrelativos a la aplicación del método LPL/SPL en laCAE:

1. En primer lugar, se constata que los indicadoresrelativos a mínimos se correlacionan más inten-samente con la variable de gastos que con la deingresos. Los datos disponibles reflejan en efec-to una correlación mayor entre ymin y la variablede gasto g que con la variable de ingresos y. Poresa razón, en el desarrollo de la aproximaciónEPDS se aplica una versión ajustada del métodoLeyden-SPL, sustituyendo la variable de ingresospor la de gastos.

De esta forma, en el desarrollo del método se uti-liza en la ecuación de regresión SPL el indicadorde gasto g. La ecuación utiliza así las siguientesvariables (calculadas en logaritmos neperianos):

Y*min = â0 + â1fs + â2g

La variable ymin de la que se deriva el umbraly*min se obtiene a partir de las respuestasdadas por los hogares entrevistados a lassiguientes preguntas:

• En las actuales circunstancias de su hogar,¿cuál es el ingreso mínimo realmente necesa-rio para llegar a fin de mes? (para el cálculodel umbral de ausencia de bienestar) y;

• En las actuales circunstancias de su hogar,¿cuál es el ingreso mínimo realmente necesa-rio para cubrir las necesidades básicas? (parael cálculo del umbral de pobreza).

En cuanto a la variable g utilizada, corresponde a las respuestas dadas por los hogares a lasiguiente pregunta: ¿A cuánto ascienden por tér-mino medio los gastos mensuales de esta familia?

El indicador de gasto utilizado no se refieretanto, por ello, al gasto efectivamente realizadoen un mes determinado sino al nivel de gastopercibido como habitual a medio plazo. Este indi-cador hace referencia a los gastos mensualesmedios habitualmente percibidos por la unidadfamiliar. El recurso a este indicador se justificapor ofrecer la correlación más alta con las res-puestas de las familias a la pregunta relativa alos ingresos mínimos necesarios para cubrir lasnecesidades básicas. Es también el indicadorque refleja mayor nivel de ajuste, medido a tra-vés del coeficiente R2, en la aplicación del mode-lo de regresión SPL (Sanzo, 2001).

La variable fs corresponde por su parte, como enla aplicación del método SPL, al tamaño delhogar o de la unidad familiar.

2. En segundo lugar, se observan grandes diferen-cias en la determinación de los mínimos necesa-rios en función de una serie de variables socioló-gicas básicas, siendo a este respectodeterminante la variable edad. En tanto que prin-cipal indicador de los diferentes momentos delciclo vital de la población, la edad se asocia amodos de vida y procesos de consumo específi-cos, con implicaciones sociales y económicas deimportancia para la medición de la pobreza y laprecariedad.

Teniendo en cuenta la realidad mencionada, elmétodo EPDS introduce distintos umbrales denecesidad para superar la pobreza o acceder aniveles suficientes de bienestar en función delmomento del ciclo de vida, medido a efectosprácticos a partir de la edad de la persona princi-pal del hogar. Se tienen en cuenta tres tipos dehogares, en función de la edad de su personaprincipal: menores de 45 años, personas de 45 a64 años y mayores de 65 años.

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9 En la perspectiva de Townsend, puede considerarse que losindividuos, familias y grupos se encuentran en una situación depobreza cuando carecen de los recursos necesarios para obtener eltipo de dieta, participar en las actividades y tener las condicionesde vida que resultan habituales, o al menos recomendables, en lassociedades a las que pertenecen. A consecuencia de su falta derecursos, estos pobres quedan excluidos de los patrones, costum-bres y actividades que son habituales en esas sociedades (Town-send, 1979).

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3. Finalmente, se constata igualmente que los valo-res de la ecuación quedan condicionados por lospesos relativos de los distintos grupos de ingre-sos. En la medida en que el colectivo en situa-ción de bienestar es el más numeroso en socie-dades como la vasca, ello puede contribuir a queY*min se desplace artificialmente hacia la derecha.

Teniendo en cuenta esta realidad, hasta el año 2000el cálculo de los umbrales de pobreza y de ausenciade bienestar se realizaba en dos etapas, una vezexcluidos tras la primera etapa los colectivos másalejados de la vivencia real de las situaciones anali-zadas (pobreza y ausencia de bienestar). Sin embar-go, a lo largo de las distintas aplicaciones históricasde la EPDS se pudo constatar una evidente conver-gencia de los resultados obtenidos en la aplicacióndel método en sus dos versiones, unietápica y bietá-pica. Dado que el recurso a la primera versión delmétodo permite trabajar con un número muy supe-rior de registros en el momento de calcular losumbrales de pobreza y precariedad, a partir del año2004 se tomó la decisión de renunciar definitiva-mente al procedimiento bietápico.

El desarrollo del método EPDS se simplifica sustan-cialmente con esta última decisión operativa, acer-cándose a los planteamientos originales básicos dela aproximación SPL, que tiene en cuenta todas lasobservaciones para delimitar los umbrales de pobre-za10. Con ello, además de la consolidación de la dis-tinción entre pobreza y ausencia de bienestar11, lasmodificaciones prácticas respecto a dicho métodose reducen en lo esencial a dos variantes, eso síimportantes: el uso de la variable de gastos en lugarde la de ingresos y el cálculo de distintos umbralesen función de la edad de la persona principal.

Puede sostenerse en definitiva que el método EPDSse traduce en lo fundamental en la aplicación sepa-rada de la ecuación SPL a los hogares encabezadospor personas situadas en unos grupos de edadesdeterminados (menores de 45 años, 45-64 años ymayores de 65 años), utilizando para ello la variablede gastos en lugar de la de ingresos. Como hemosvisto, esta variable de gastos no se refiere tanto algasto actual de los hogares como a su gasto habi-

tual. La utilización de dos referencias diferentespara ymin permite, por otra parte, distinguir umbra-les de pobreza y umbrales de ausencia de bienestar.

De esta forma, la población de la CAE se divide entres grupos en relación a su situación en la escalade pobreza/bienestar en la dimensión de manteni-miento:

• Pobreza. Incluye a las personas, familias u hoga-res que experimentan una situación de insufi-ciencia de recursos económicos para abordar, en el corto plazo, la cobertura de las necesida-des básicas, particularmente las relacionadascon los gastos de alimentación, vivienda, vesti-do y calzado.

• Ausencia de bienestar. Incluye a las personas,familias u hogares que experimentan una situa-ción de insuficiencia de recursos económicospara hacer frente, en el corto plazo, a los gastoshabituales que son considerados necesarios paramantener los niveles mínimos de bienestar ycomodidad esperados en una determinada socie-dad. Son aquellos que en la práctica permitenparticipar –aunque sea en condiciones mínimas–en el modo de vida, las costumbres y las activi-dades normales de dicha sociedad.

• Bienestar. Incluye al resto de las personas, fami-lias u hogares, es decir, a los que no experimen-tan en el corto plazo situaciones de insuficienciade recursos para abordar la cobertura de lasnecesidades básicas ni para hacer frente a losgastos mínimos necesarios para acceder a situa-ciones de bienestar.

Considerando la utilidad del método EPDS para ajus-tar clasificación objetiva y percepción subjetiva, seobserva que el nivel de distorsión entre indicadoresobjetivos y subjetivos se reduce sustancialmente.Así, entre los hogares clasificados como pobres, laproporción de los que no se consideran pobres bajaal 58,5% y, entre los definidos como en ausencia debienestar, sólo un 14,1% se sitúa a sí mismo en unaposición confortable. En conjunto, las distorsionesafectan únicamente a un 25,7% del conjunto de losclasificados como pobres o en ausencia de bienestarpor el método EPDS. En el caso de los hogares quese consideran al menos más bien pobres, la propor-ción de los que no son definidos en situación depobreza o de ausencia de bienestar se sitúa en el38,5% del grupo de referencia.

Teniendo en cuenta los distintos colectivos en situa-ción de riesgo, el desajuste se hace ahora minorita-rio, situándose en apenas un 35,9% de los hogaresconsiderados. De esta forma, por primera vez,puede hablarse de un método de aproximación queofrece resultados suficientemente ajustados entrepercepción subjetiva y realidad objetiva.

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10 En el método estándar del SPL, todas las respuestas sonnecesarias de cara a fijar la línea de la pobreza. La razón, paraGoedhart, es que a priori es imposible conocer el valor del umbral,siendo necesario tener en cuenta todos los registros para obteneruna aproximación fiable.

11 Aunque la nítida distinción entre pobreza y ausencia de bie-nestar distingue el método EPDS del SPL, en el diseño del métodoLeyden-SPL los autores apuntaron en todo momento la posibilidadde establecer distintos niveles en la escala de bienestar. En ciertaforma, por tanto, la distinción introducida en la EPDS responde,más que a una innovación cualitativa, a una precisión más nítidadel contenido de la escala de bienestar y de la diferencia existenteentre las situaciones de pobreza y las de ausencia de bienestar.

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clasificados como pobres que no se consideran almenos más bien pobres es cercana al 75% en elmétodo Eurostat pero todavía del 58,5% en el méto-do EPDS.

El origen de la distorsión señalada no debe atribuir-se necesariamente, sin embargo, a carencias inter-nas del método EPDS. Por una parte, es precisotener en cuenta que la visión de la propia realidadqueda condicionada por un menor nivel de auto-exi-gencia para el bienestar conforme desciende el nivelde los ingresos reales. En este sentido, la percep-ción de lo que resulta necesario para subsistir opara llegar a fin de mes se reduce sistemáticamenteconforme se desciende en la escala de bienestar12.

Pero, además, la percepción individual de la pobre-za y del bienestar está condicionada por el caráctermultidimensional de estas realidades sociales. Eneste sentido, la distorsión señalada se vincula tam-bién al hecho de que la insuficiencia de ingresos nolleva directa y necesariamente a vivir en una situa-ción de pobreza o precariedad. Esta insuficiencia derecursos puede suplirse temporalmente por diversosmedios. Incluso en el supuesto de una total ausen-cia de rentas, entre otras muy diversas medidas, loshogares pueden recurrir a sus ahorros, acceder enalgunos casos al crédito, proceder a la venta de bie-nes o recurrir a ayudas de terceros para hacer frentedurante algún tiempo a sus necesidades.

La disponibilidad de algún capital o de recursosmateriales en el hogar es particularmente relevanteen este contexto. La importancia de la base patrimo-nial de los hogares considerados se aprecia nítida-mente al analizar sus características internas. Así,se comprueba por ejemplo que un 57,3% de loshogares clasificados como pobres por el métodoEPDS, pero que no se consideran a sí mismospobres, disponen de un patrimonio económico quepuede considerarse normal o incluso alto en nuestrasociedad. Este patrimonio permite algún tipo decompensación de los problemas coyunturales en elacceso a ingresos suficientes y hace que estos hoga-res no perciban su situación económica actual entérminos de pobreza.

A pesar de ello, el hecho de que estos mismos hoga-res sean plenamente conscientes de su precariasituación (un 79,6% señala no tener capacidad paraabordar gastos imprevistos y un 76,7% destaca

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12 En el caso del ingreso mínimo necesario para cubrir lasnecesidades básicas, por ejemplo, se pasa de una estimaciónmedia de 1.011,15 € entre la población en hogares en situación debienestar en la dimensión de mantenimiento a 708,40 € entre lapoblación con problemas de ausencia de bienestar y a 644,18 € enlo relativo a los afectados por problemas de pobreza. En gran medi-da, lo que es mínimo de pobreza en el grupo superior tiende a sercontemplado como un mínimo de bienestar en el grupo inmediata-mente inferior.

Tabla 3. Nivel de desajuste entre clasificación objetiva ypercepción subjetivaMétodo EPDS: pobreza y ausencia de bienestar. 2008(% de hogares afectados)Tipo de desajuste Método EPDS% hogares clasificados como pobres que no se consideran pobres 58,5% hogares clasificados en ausencia de bienestar que no se sitúan por debajo de la media 14,1% de hogares clasificados como pobres o en ausencia de bienestar con percepción subjetiva no coherente 25,7% hogares que se consideran más bien pobresdefinidos en situación de bienestar 38,5% hogares con desajuste sobre el total de hogaresconsiderados en los tres apartados anteriores 35,9

Fuente: EPDS 2008.

2.2. La pobreza de acumulación

Como revelan las consideraciones formuladas en elapartado anterior, la aproximación al estudio de lapobreza de mantenimiento sigue estando marcadapor la controversia. Además del debate sobre el pro-cedimiento a utilizar en la medición de la pobreza yla precariedad, esta controversia se asocia al hechode que la gravedad de las situaciones carencialesresulta muy variable, asociándose en algunos casosa problemas ligados a la cobertura de las necesida-des básicas –la pobreza en sentido estricto– y, enotros, a dificultades más generales que ponen demanifiesto la incapacidad de acceder a los nivelesde bienestar que resultan habituales en una deter-minada sociedad –una problemática mejor definidaen términos de ausencia de bienestar–.

Pero éstos no son los únicos problemas que planteala aproximación dominante en Europa. El principal,en realidad, se relaciona con la limitada considera-ción de los distintos aspectos de un fenómeno defi-nido por la complejidad. Incluso cuando se contem-pla desde una estricta perspectiva socio-económica,la pobreza destaca en efecto por una multiplicidadde facetas. Se trata en este sentido de una realidadmultidimensional que no sólo encuentra su origenen los bajos niveles de renta a disposición de loshogares (precariedad de mantenimiento), sino tam-bién en las limitaciones ligadas a las condicionesgenerales de vida y al nivel del patrimonio de reser-va acumulado (precariedad de acumulación).

2.2.1. El sentido de la aproximación

Al considerar los datos presentados hasta ahora enla correspondencia entre indicadores de pobreza demantenimiento y percepción subjetiva de su presen-cia en la vida cotidiana, no puede pasar desapercibi-do un dato llamativo: sea cual sea el método utiliza-do, incluso el EPDS, se constata que en todos loscasos más de un 50% de los hogares clasificadoscomo pobres de mantenimiento se consideran a símismos no pobres. Así, la proporción de hogares

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tener grandes dificultades para hacer frente a lasnecesidades de ocio), revela que los umbrales demantenimiento definidos resultan operativos comoindicadores de carencia. Otra cosa es que sus resul-tados no puedan interpretarse automáticamente entérminos de pobreza o de ausencia de bienestarreal, aunque sí en términos de situaciones de ries-go, imposibles de superar en el caso de mantenerseen el largo plazo. Los problemas de pobreza y preca-riedad en la dimensión de mantenimiento suponenen ocasiones situaciones de riesgo que únicamentedesembocan en pobreza o en ausencia de bienestarreal en aquellos casos en los que acaban prolongán-dose en exceso en el tiempo.

Por las razones expuestas, al estudiar las problemá-ticas de mantenimiento la EPDS define sus indicado-res de pobreza y de ausencia de bienestar en térmi-nos de riesgo, más que en términos de situacionesabsolutas definidas por la vivencia automática de lapobreza. Se reconoce así que el hecho de disponeren un momento dado de unos ingresos situados pordebajo de los umbrales de pobreza o de bienestarno necesariamente lleva asociado consigo la expe-riencia directa de la pobreza o de otras situacionesde precariedad.

Además de la distorsión analizada hasta ahora, otradistorsión importante se manifiesta en el hecho deque un 38,5% de los hogares que se definen a símismos como al menos más bien pobres no seanconsiderados en riesgo de pobreza o de ausenciade bienestar de mantenimiento por el métodoEPDS. Una aproximación detallada a estos hogaresrevela que, efectivamente, la mayor parte de estasfamilias (81,3% de los casos) están cubriendo en laactualidad sus necesidades básicas. Sin embargo,esta realidad de cobertura puntual de las necesida-des de mantenimiento es compatible con proble-mas de importancia en términos de recursos patri-moniales disponibles y condiciones de vida. Así, un42,6% de estos hogares tiene un patrimonio econó-mico bajo o muy bajo y un 62,2% muestra algunacarencia relacionada con las condiciones de lavivienda y de su equipamiento. Hasta 72% de loshogares se encuentran en alguna de las situacionesseñaladas.

En gran medida, las distintas distorsiones conside-radas se deben al hecho de que la pobreza, comofenómeno socioeconómico, no es una realidadexclusivamente ligada a los ingresos regulares dis-ponibles, sino también al nivel del patrimonio ycapital acumulado y a las condiciones generales deexistencia. De ahí la consideración, en el diseñometodológico de la EPDS, de una pobreza vinculadaa los recursos patrimoniales y a las condiciones devida a medio y largo plazo, la pobreza de acumula-ción, que resulta sustancialmente diferente de lapobreza de mantenimiento descrita en el apartadoprecedente.

2.2.2. Conceptualización

El estudio de la pobreza de mantenimiento no abar-ca por tanto toda la problemática económica implíci-ta en el concepto de pobreza. Para superar la pobre-za, además de hacer frente con regularidad a lasnecesidades de consumo habitual, la poblacióndebe también ser capaz de consolidar a medio ylargo plazo un entorno vital que garantice unas con-diciones de vida adecuadas. La segunda dimensiónde la pobreza que contempla la EPDS se centra porello en el estudio de aquellas situaciones de preca-riedad –ligadas a formas de consumo a medio ylargo plazo– que, a diferencia de las de manteni-miento, no suelen depender de variaciones coyuntu-rales en la situación de los hogares para poder salirde ellas con garantías suficientes.

Este tipo de pobreza, denominada pobreza de acu-mulación, se asocia a la incapacidad de la poblaciónpara acceder a los bienes de consumo duraderonecesarios para mantener, en el medio y largo plazo,un nivel de vida suficientemente adecuado, entendi-do sobre todo en términos de capacidad de acceso auna vivienda en condiciones y suficientemente equi-pada, que satisfaga las normas mínimas de habita-bilidad. En tanto que escenario de precariedad amedio y largo plazo, la pobreza de acumulación tam-bién se relaciona con la dificultad de los hogarespara acumular los recursos patrimoniales mínimosnecesarios para garantizar, en situaciones especia-les de crisis o emergencia, la continuidad de unavida normalizada, ofreciendo con ello un mínimo deseguridad económica13.

La pobreza de acumulación implica una situación,no específica sino global, de precariedad diferencialen el acceso a los bienes de consumo duraderonecesarios y en el nivel de los recursos patrimonia-les disponibles, circunstancia que se traduce enunas condiciones de vida insuficientes para mante-ner una existencia digna. Esta forma de pobreza semanifiesta en unos niveles excepcionalmente bajosde recursos patrimoniales y en carencias, cualitativao cuantitativamente significativas, en las condicio-nes de vida, particularmente en todo lo referido alas características de la vivienda habitual (habitabili-dad, instalaciones disponibles y nivel de equipa-mientos), aunque también en relación al acceso aotros bienes de consumo duradero importantes parala vida en las sociedades modernas (por ejemplo, unautomóvil o u otro tipo de vehículo que cubra lasmismas necesidades cuando hacer frente a dichasnecesidades resulte imprescindible).

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13 En sus orígenes, esta aproximación se vio notablementeinfluida por el estudio de la metodología de Townsend y Mack yLansley.

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Por su dimensión más estructural, este tipo depobreza tiene una relación mucho más directa con lavivencia de la pobreza. Así, mientras apenas un41,5% de los hogares clasificados como pobres en elindicador EPDS de pobreza de mantenimiento seconsideran a sí mismo al menos más bien pobres, laproporción es del 65,6% al considerar a los hogaresclasificados como pobres en el indicador EPDS depobreza de acumulación.

Como ocurría en la dimensión de mantenimiento,también en la dimensión de acumulación aparecensituaciones de precariedad que no pueden ser asi-miladas de forma automática a realidades de pobre-za en sentido estricto. Estas problemáticas reflejanmás bien formas particulares de ausencia del nivelde bienestar que la población espera alcanzar enuna sociedad como la vasca.

2.2.3. Problemas pendientes

Conviene destacar que, a diferencia del indicador depobreza y precariedad de mantenimiento, el indica-dor de pobreza y precariedad de acumulación esante todo un indicador sintético de privación. Suobtención se deriva de la combinación de dos indi-cadores básicos de privación, uno relacionado conproblemas de vivienda y otro con la insuficiencia derecursos patrimoniales. La aproximación al estudiode los recursos patrimoniales, por otra parte, sebasa en una aproximación estadística relativa, simi-lar a la utilizada por Eurostat en relación a la pobre-za de mantenimiento, potencialmente sujeta portanto a alguna de las críticas que se formulan a estetipo de planteamiento operativo.

No hay que olvidar, sin embargo, que el intento deconsolidar una metodología precisa en la dimensiónde acumulación se ha visto notablemente condicio-nado por la falta de investigación en esta materia enEuropa. La ausencia de referentes teórico-prácticossuficientemente ajustados a las intenciones refleja-das en los objetivos de investigación definidos en laEPDS constituye una realidad que introduce límitesen el proceso de consolidación de la metodología.No existen en este sentido, en la actualidad, referen-cias de indicadores de pobreza y precariedad deacumulación que puedan orientar la práctica esta-dística en Europa. No se trata, como en el caso de lapobreza de mantenimiento, de cierta falta de con-senso sobre el procedimiento a utilizar. Simplemen-te no existe este tipo de indicadores de pobreza yprecariedad de acumulación, ni siquiera tras laimplantación y puesta en marcha de la EU-SILC.

Es cierto que en Europa se han realizado estudioscentrados en el concepto de privación, un conceptoque se asemeja en parte al de pobreza de acumula-ción. Pero en esos estudios no se ha reflexionadosuficientemente sobre la necesidad de profundizar

en las distintas dimensiones de la pobreza. En lamayor parte de las aproximaciones al estudio de laprivación, de hecho, no se aborda la distinción cua-litativa existente ente los indicadores de manteni-miento y de acumulación. La opción consiste másbien en contemplar de forma conjunta estos indica-dores, sin percibir los elementos diferenciales queremiten a la existencia de dimensiones claramenteseparadas.

Por las razones expuestas, la EPDS no ha pretendi-do sino avanzar en el necesario proceso de acerca-miento al estudio de la pobreza y la precariedad deacumulación, centrándose en un análisis de priva-ción relativa en dimensiones relacionadas con elacceso al patrimonio y a los bienes de consumo amedio y largo plazo más habituales, en especial enlo relativo a la vivienda. La propuesta planteadabusca sobre todo demostrar la utilidad de la gra-duación interna de los distintos tipos de pobreza yprecariedad y la propia realidad de distintas dimen-siones a considerar en el estudio de estos fenóme-nos sociales.

Estas consideraciones no pretenden relativizar elvalor de los indicadores EPDS de pobreza y precarie-dad de acumulación. Al contrario, conviene en elcarácter operativo del método introducido en laEPDS y en la existencia de suficientes elementos decoherencia en el planteamiento adoptado para elestudio de la pobreza de acumulación. En este senti-do, por una parte, el método renuncia a los indica-dores estrictamente subjetivos, trabajando con indi-cadores fundamentados en realidades objetivables;por otra, establece los niveles de pobreza de formaconsensual, clasificando a la población como pobreúnicamente en aquellas situaciones en las que lavivencia de la pobreza resulta mayoritariamente per-cibida. El hecho de que en la aproximación a lapobreza de acumulación se utilicen en parte losprincipios propios del método estadístico europeose debe a que, correctamente ajustada, la aproxima-ción estadística relativa es susceptible de ofrecerresultados adecuados en los procesos de mediciónde la pobreza y la precariedad.

Con todo, el principio de coherencia exigiría que eldesarrollo de la metodología de aproximación a lapobreza y la precariedad de acumulación se adapta-ra mejor en el futuro a los principios generales queinspiran el método EPDS. Este planteamiento de tra-bajo obligaría a abordar en los próximos años lassiguientes tareas:

a) Una profunda y renovada evaluación de los ítemsa considerar en la obtención de los indicadoresde pobreza y precariedad.

b) Un análisis exhaustivo de los bienes y capitalesconsiderados necesarios por la población. Esteaspecto requiere conocer no sólo los bienes

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necesarios sino también las características espe-cíficas, o exigencias de calidad, que tienen quecumplir (estándares, tiempo de vida, etc.).

c) Una cuantificación, en términos económicos, delos bienes necesarios.

d) Una cuantificación, en términos económicos, delos bienes realmente disponibles.

Es evidente que tales propósitos requerirían la reali-zación de nuevas investigaciones que permitan pro-fundizar en el desarrollo del método, en particularde cara actualizar y en su caso ampliar la batería deítems que se contemplan actualmente en la EPDS.

2.3. Un acercamiento a la medición de la pobreza yla precariedad real

Al considerar los indicadores EPDS de pobreza demantenimiento y de acumulación es preciso tener encuenta que nos enfrentamos más a situaciones obje-tivas de riesgo que a realidades de pobreza quepuedan ser consideradas como completamente con-solidadas en todos y cada uno de los casos. Seconstata además que las dos dimensiones de lapobreza, si bien reflejan problemáticas distintas,están estrechamente interrelacionadas, formandoparte de un mismo y único fenómeno.

En este sentido, la consideración conjunta de las rea-lidades de pobreza de acumulación y de manteni-miento resulta explicativa para entender la relaciónentre realidades objetivas y percepciones subjetivasen materia de bienestar y, a través de ello, para com-prender el significado real que tiene la vivencia de lapobreza y de la precariedad en nuestras sociedades.De esta forma, es posible establecer una graduaciónde situaciones de mayor o menor nivel de privaciónque se correlacionan estrechamente con una mayor omenor percepción de situaciones de pobreza oausencia de bienestar entre la población.

En la Tabla 4 se relacionan a tales efectos percep-ción subjetiva y situaciones objetivas relativas a laposición de los hogares en la escala pobreza-bie-nestar en la doble dimensión de mantenimiento yacumulación. La principal conclusión a destacar esque la consideración conjunta de la posición de loshogares respecto a las variables de mantenimiento yacumulación permite graduarlos objetivamente enuna escala de mayor a menor nivel carencial que secorrelaciona notablemente con un mayor o menornivel de percepción subjetiva de la vivencia de lapobreza.

Una de las implicaciones del análisis es que, a lahora de abordar el estudio de la pobreza y la preca-riedad, es preciso tener en cuenta la presencia deelementos de compensación que permiten que una

situación de riesgo en una u otra de las dimensionesde pobreza no se traduzca necesariamente en unarealidad marcada por situaciones de pobreza real.Los datos de la EPDS revelan, en este sentido, queuna situación de bienestar en una de las dos dimen-siones del fenómeno puede llegar a compensar sufi-cientemente, en términos de acceso a niveles míni-mos de bienestar, la presencia de una situación deriesgo de pobreza en la otra dimensión. Esto es par-ticularmente cierto en los casos de riesgo de pobre-za de mantenimiento, dado el fuerte componentecoyuntural de este tipo de pobreza. En este caso, enningún caso puede olvidarse que existen recursosalternativos a los ingresos habituales para hacerfrente, al menos durante cierto tiempo, a la cobertu-ra de las necesidades básicas.

Por esta razón, además de los indicadores de riesgo–que son los habitualmente utilizados en la investi-gación aplicada en Europa–, la EPDS introduce indi-cadores relativos a lo que podríamos definir comopobreza real, es decir situaciones reales, y no sólode riesgo, de insuficiente cobertura de las necesida-des básicas. La pobreza real recogería, en exclusiva,aquellas circunstancias en las que las situaciones deriesgo de insuficiente cobertura de las necesidadesbásicas que aparecen en una u otra de las distintasdimensiones de la pobreza no se encuentran sufi-cientemente compensadas en la vida cotidiana de lapoblación, de forma que sea posible acceder a unnivel mínimo de bienestar, ajeno a la experiencia dela pobreza.

Teniendo en cuenta los distintos aspectos señaladoshasta ahora, la EPDS ha introducido dos tipos de

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anzo Tabla 4. Percepción subjetiva de situaciones de pobreza en

función de realidades objetivas en términos de manteni-miento y acumulaciónMedia del periodo 1996-2008(% de hogares afectados en cada grupo)

Percepción subjetivaTipo de situación objetiva Al menos % de (mantenimiento y más bien Confortable hogaresacumulación) pobrePobreza acumulación/No bienestar mantenimiento 74,7 0,0 1,0Pobreza mantenimiento/< media acumulación 60,6 0,0 1,4Pobreza acumulación/Bienestar mantenimiento 40,2 5,9 0,5Pobreza mantenimiento/Bienestar acumulación 31,4 7,2 3,0Ausencia bienestar mantenimiento/< media acumulación 30,3 2,8 3,5Ausencia bienestar mantenimiento/Bienestar acumulación 13,3 17,6 16,2Bienestar mantenimiento/< media acumulación 13,3 19,9 5,7Bienestar o casi bienestar mantenimiento y acumulación 1,9 58,0 68,7

Fuente: EPDS 1996-2008.

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indicadores de pobreza real: uno estrictamenteobjetivo, y otro en el que la información objetivatiene en cuenta en circunstancias especiales la per-cepción de la situación por parte de los propios inte-resados.

2.3.1. Indicador de pobreza real objetivo

En una perspectiva histórica, es posible determinarcuáles son las situaciones específicas resultantesdel cruce de las dos dimensiones del estudio de lapobreza y de la precariedad (mantenimiento y acu-mulación) en las que tiende a consolidarse a largoplazo un acuerdo mayoritario respecto a la valora-ción de que dichas situaciones implican una efectivavivencia de la pobreza. A tales efectos, se cruzan lastres posiciones en la escala de pobreza/bienestar demantenimiento (pobreza, ausencia de bienestar, bie-nestar) con las cuatro posiciones en la escala depobreza/bienestar de acumulación (pobreza, clara-mente por debajo de la media, práctico bienestar ybienestar), analizando en cuáles de las posiblescombinaciones se mantiene a largo plazo una per-cepción subjetiva mayoritaria de pobreza en loshogares afectados.

Partiendo de estas premisas, la EPDS presenta unindicador estrictamente objetivo que, más allá delas situaciones de riesgo, permite acercarnos a laestimación del impacto de las situaciones de pobre-za real existentes en la comunidad. El indicadorobjetivo de pobreza real se define en la EPDS de lasiguiente forma:

“% de hogares con pobreza de acumulación, o conproblemas de pobreza de mantenimiento no com-pensados por una situación de bienestar o prácti-co bienestar en la dimensión de acumulación”.

Se incluyen en este caso, como pobres reales, atodas las personas afectadas por la pobreza de acu-mulación, así como a las personas en las que estápresente una situación de riesgo de pobreza demantenimiento no asociada a una situación de bie-nestar o práctico bienestar en la dimensión de acu-mulación. Se comprueba que es en estas situacio-nes –y solamente en ellas– en las que tiende aresultar predominante a largo plazo la percepción deuna vida marcada por la pobreza.

2.3.2. Indicador de pobreza real objetivo, ajustadoen circunstancias especiales

La EPDS ofrece un indicador alternativo de pobrezareal en el que se tienen en cuenta, en circunstanciasespeciales, las percepciones subjetivas de los hoga-res considerados. En este sentido, podría ser defini-do como un indicador de pobreza real objetivo, ajus-tado de acuerdo con las percepciones subjetivas en

aquellas circunstancias que pudieran sugerir unaevidente contradicción entre la clasificación objetivay la percepción del hogar en cuanto a su posición enla escala pobreza/bienestar.

El procedimiento consiste en este caso en ajustar elindicador objetivo de pobreza real de forma que setengan en cuenta aquellas situaciones en las que ladistorsión entre clasificación objetiva y percepciónsubjetiva ponga en tela de juicio la bondad de laasignación objetiva. Los elementos de ajuste que seintroducen son los siguientes:

• Se consideran no pobres a las personas afecta-das por una situación de pobreza de acumula-ción pero que viven actualmente en condicionesde bienestar en términos de mantenimiento,siempre que el hogar de referencia se considereen una situación económica confortable.

• Se consideran, en cambio, pobres a las personasafectadas por una situación de pobreza de man-tenimiento, a pesar de encontrarse en situaciónde bienestar o práctico bienestar en la dimensiónde acumulación, cuando éstas se considerenpobres o muy pobres, o cuando considerándosemás bien pobres disponen de ingresos inferioresal mínimo que señalan para cubrir las necesida-des básicas.

• También se consideran pobres a personas ensituación de ausencia de bienestar, pero nopobres, en la dimensión de mantenimiento y ensituación de evidente precariedad, aunque nopobres, en la de acumulación. En este caso esnecesario que esté presente una percepción sub-jetiva de pobreza y que los ingresos disponiblessean inferiores al mínimo señalado para cubrirlas necesidades básicas.

En la práctica, los datos que ofrece este indicadorson similares al que aporta el indicador objetivo ensentido estricto. El indicador objetivo ajustado tiene,sin embargo, la ventaja de eliminar de los gruposafectados por la pobreza ciertas circunstancias enlas que las distorsiones entre información objetiva ypercepción subjetiva pudieran dar a entender unainfravaloración de los recursos disponibles (ya seapor ocultación de datos o por otro tipo de situacio-nes especiales). En sentido contrario, permite con-templar situaciones específicas de especial grave-dad que los indicadores objetivos podrían llegar ano considerar en momentos puntuales.

Considerando de forma más amplia las posicionesen la escala pobreza-bienestar, es posible aproxi-marse también a aquellas situaciones en las que nose ha consolidado plenamente una realidad de bie-nestar desde el punto de vista conjunto de lasdimensiones de mantenimiento y acumulación. En laaproximación EPDS, se trata de casos en los que no

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3. Una revisión del método EPDS

En parte como consecuencia de los cambios en laaproximación metodológica desarrollada en otroscontextos territoriales, particularmente en el ámbitoeuropeo, pero también de la mejora del contenidode la propia EPDS, a lo largo de la aplicación de estaoperación estadística se ha ido incorporando nuevainformación que resulta necesario tener en cuentaen el análisis de la relación existente entre indicado-res objetivos de pobreza y precariedad y percepciónsubjetiva de estas realidades por parte de la propiapoblación. La nueva información disponible se rela-ciona sobre todo con el estudio del impacto sobre lapobreza de los gastos de vivienda, la consideraciónde los problemas de privación o pobreza permanen-te y el estudio de la relación existente entre bienes-tar y capacidad de los hogares para hacer frente acircunstancias económicas extraordinarias queimpliquen el acceso a recursos económicos de ciertaimportancia.

Teniendo en cuenta la información que aporta elestudio de las nuevas variables consideradas, sepretende valorar qué situaciones ligadas a la pobre-za o la precariedad se escapan de una u otra formaen la aproximación clásica de la EPDS. El objetivo esintroducir nuevos matices en la aproximación deesta estadística al estudio de las situaciones realesde pobreza y precariedad.

3.1. Los factores complementarios a considerar

A pesar de tener todavía un impacto práctico limita-do en el diseño y evaluación de las políticas sociales,el desarrollo reciente de la investigación sobre lapobreza en Europa y en España ha supuesto algunosavances importantes. En la dimensión metodológica,estos avances se relacionan con la necesidad de con-templar de forma específica la problemática de losgastos de vivienda (el tema del alquiler imputado enla aproximación Eurostat) y, sobre todo, con la pro-fundización en el estudio de la denominada pobrezapermanente, facilitada por la aproximación de panelconsolidada en la EU-SILC. La progresiva actualiza-ción del contenido de la EPDS no ha sido ajena a esteproceso de mejora en el diseño de las estadísticaseuropeas, introduciendo además la estadística algu-nos aspectos complementarios que permiten matizarla aproximación relativa a la pobreza de acumulación(particularmente en lo relativo a la posibilidad quetienen los hogares de enfrentarse a circunstanciaseconómicas extraordinarias).

Hasta ahora sin embargo, en gran medida por lacapacidad que han tenido sus indicadores para faci-litar un seguimiento a largo plazo de los fenómenosde pobreza y ausencia de bienestar, no se ha trata-do de incorporar, aunque fuera de manera mera-mente evaluativa, las cuestiones ligadas al diferen-

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ésta como una realidad de bienestar en la dimen-sión de mantenimiento y de bienestar o práctico bie-nestar en la de acumulación, pero en los que tampo-co está presente una realidad de pobreza real.

El resultado final de la aplicación del método revelaque en 2008 la incidencia de la pobreza real se sitúaen Euskadi en torno a un 3,2% de la población totalresidente en viviendas familiares. Un 78,9% de lapoblación se posiciona en el polo opuesto, caracteri-zado en la práctica por la situación asimilable alpleno bienestar que ha sido definida. En una posi-ción intermedia, un 17,9% de la población, aún noafectada por la vivencia real de la pobreza, seencuentra en una posición de mayor o menor aleja-miento de los niveles de bienestar esperados en lasociedad vasca.

Tabla 5. Indicadores de pobreza real, ausencia de bienestary bienestar. 2008.Indicador objetivo corregidoPoblación en viviendas familiares(Niveles de incidencia en porcentajes)Situaciones definidas %Pobreza real 3,2No pobreza real, no bienestar pleno 17,9No bienestar pleno 21,1Bienestar pleno 78,9Total 100,0

Fuente: EPDS 2008

Como se observa en la Tabla 6, la clasificación obje-tiva de situaciones de pobreza y precariedad real enla EPDS se ajusta claramente a la percepción subjeti-va que de la situación resulta dominante en cadagrupo. Así, en los hogares definidos en situación depobreza real, un 71% se considera al menos másbien pobre; un 68,7% de los clasificados en unaposición intermedia, no relacionada con el plenobienestar, se posicionan igualmente en términosmedios en la dimensión subjetiva, apañándose peropor debajo de la media. Finalmente la mayoría delos clasificados en posición de pleno bienestar, un55,8%, califica su situación en términos de acceso auna vida marcada por la comodidad.

Tabla 6. Indicadores de pobreza real, ausencia de bienestary bienestar por percepción subjetiva del hogar. 2008Hogares (% horizontales)Indicadores Al menos Se apaña

más bien (por Cómodo Totalpobre debajo de

la media)Pobreza real 71,0 29,0 0,0 100No pobreza real, no bienestar pleno 15,6 68,7 15,6 100Bienestar pleno 2,7 41,6 55,8 100Total 7,3 46,7 46,0 100

Fuente: EPDS 2008.

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cial de gastos de vivienda o a la historia previa deprivación en el diseño conceptual de la EPDS. Lasreflexiones que se presentan en este artículo consti-tuyen un primer intento de actualización en estadirección. Se detallan a continuación cuáles son enconcreto los nuevos factores que se pretende incor-porar más claramente en el futuro al estudio de losfenómenos de pobreza y precariedad.

3.1.1. El impacto de los gastos diferenciales devivienda

El primer punto a considerar se relaciona con el pro-blema subyacente a la consideración, en el métodoEurostat, del alquiler imputado. Se trata en concretodel impacto diferencial que en los hogares tienenlas distintas situaciones de gasto relacionadas conel acceso y mantenimiento en la vivienda.

La aplicación original del método Eurostat partía deun concepto de ingresos que tenía exclusivamenteen cuenta los ingresos reales. El interés por tomaren consideración las distintas situaciones de gastorelacionadas con el acceso a la vivienda ha dadolugar a una modificación de esta aproximación conla introducción en la nueva EU-SILC del concepto dealquiler imputado. De esta forma, en el momento deproceder al cómputo de ingresos, se tiene en cuentauna estimación de la parte de alquiler ficticio quelos colectivos con una vivienda en propiedad, cedidagratuitamente o alquilada por debajo del precio demercado se ahorran al no tener que pagar un alqui-ler a dicho precio de mercado. Ese ingreso estimadose suma a las demás rentas del hogar.

La problemática ligada a la existencia de costes dife-renciales en términos de acceso a la vivienda puedeanalizarse desde otro punto de vista. En este senti-do, puede igualmente calcularse el indicador Euros-tat a partir de los ingresos reales disponibles unavez detraídos los costes generales de acceso a lavivienda (alquileres, amortizaciones e intereses).

En la EPDS, la obtención de indicadores de pobrezaajustados a la realidad de los gastos diferencialesde vivienda asume este último planteamiento, calcu-lando los indicadores ajustados de pobreza de man-tenimiento EPDS una vez detraídos los costes gene-rales de acceso a la vivienda (alquileres,amortizaciones e intereses). Sin embargo, a diferen-cia de lo que sucede con la aplicación ajustada delmétodo Eurostat, calculado una vez detraídos de losingresos los gastos de alquiler, amortizaciones eintereses, la introducción de la variable gastos deacceso a la vivienda en el método EPDS apenassupone un pequeño descenso de la incidencia de lassituaciones de riesgo de ausencia de bienestar ypobreza, con tasas respectivas en 2008 de 13,7 y3,7% (frente a niveles de 14,6 y 4,1% sin tener encuenta el factor gastos de vivienda).

Como puede comprobarse, las cifras, antes y des-pués de considerar los gastos de vivienda, resultanmuy cercanas en la aproximación EPDS, una circuns-tancia que revela que los indicadores generalesEPDS, antes de considerar la influencia de los gas-tos de vivienda, resultan suficientemente operati-vos. La razón es que, al tomar en consideración lasituación del ciclo de vida, factor al que se asocia engeneral el nivel de los gastos relacionados con elacceso y mantenimiento de la vivienda, el indicadorgeneral de pobreza de mantenimiento EPDS escapaz de recoger con suficiente precisión las impli-caciones asociadas a la presencia de ese gasto dife-rencial.

Aún así, es evidente que la consideración de lassituaciones de pobreza y precariedad, antes y des-pués de considerar los gastos de vivienda, introducealgunos matices a la hora de considerar el impactode estos fenómenos sociales. Esta cuestión debe serpor tanto considerada en el análisis de la relaciónentre pobreza y precariedad objetiva y percepciónsubjetiva de la realidad.

3.1.2. El historial previo de privación

La segunda cuestión a tener en cuenta hace referen-cia a la dinámica de la pobreza, a la que se liga eldebate asociado al estudio de la pobreza permanen-te. La aproximación al estudio de la pobreza nopuede resolverse en términos de la evaluación de lasituación de los hogares en un único momento de sudesarrollo sino que tiene que tener en cuenta enalguna medida la historia previa de la relación delhogar con los problemas de pobreza y precariedad.

El tratamiento de los problemas relacionados con ladinámica de la pobreza, particularmente en lo relati-vo a la cuestión de su permanencia en el tiempo, serelaciona con la apuesta decidida en la EU-SILC porlos estudios de panel. Frente a ello, la EPDS, porrazones tanto presupuestarias como de limitaciónde la presión relacionada con la obtención de infor-mación económica sensible entre la población, man-tiene su apuesta por una aproximación periódica deobtención de datos, sin aplicación de los principiosde repetición de la toma de datos propia de unmecanismo de panel. Una de las razones es que, engran medida, una realidad de privación a largoplazo, no acompañada en el momento actual de pro-blemas de cobertura de las necesidades de manteni-miento, debería traducirse en una situación depobreza de acumulación.

Sin embargo, aunque limitándola al periodo de 12meses anteriores al periodo de encuestación, laEPDS sí considera la historia previa de privación delos hogares, una historia que constituye un indica-dor de la vivencia prolongada de la pobreza en eltiempo. En este sentido, conforme se iba actualizan-

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William L. Hamilton (Abt Associates) y Ronette R. Briefel (NationalCenter for Health Statistics). Un resumen de esta informaciónpuede consultarse en: http://www.ers.usda.gov/briefing/foodsecu-rity/surveytools/FS_SHORT.pdf

También puede analizarse el trabajo sintético presentado porBickel (Bickel et al, 2000).

do el contenido de la operación se fueron incorpo-rando, o desarrollando con un perfil más concreto,nuevas modalidades de aproximación a esta proble-mática. Entre ellas, destaca sobremanera la conside-ración de indicadores complementarios de privacióna largo plazo, en particular los relativos a las proble-máticas de acceso a una alimentación adecuada.

En lo relativo a las problemática de inseguridad enla alimentación, en la EPDS se aplica desde el año2000 el Short Form of the 12-month Food SecurityScale. Se trata de un método estadístico diseñadoen Estados Unidos para la medición de los proble-mas de alimentación existentes en una determinadacomunidad, utilizado puntualmente en ese país porel Departamento de Agricultura (USDA). El objetivodel método, compuesto por 6 preguntas fáciles decumplimentar, es detectar en una comunidad deter-minada problemas importantes en todo lo relacio-nado con el nivel de seguridad en la cobertura delas necesidades de alimentación14. A estos efectos,delimita tres categorías específicas de hogares:hogares con seguridad en la cobertura de las nece-sidades de alimentación; hogares inseguros perosin indicadores asociados que reflejen una situa-

ción de insatisfacción extrema en el acceso a lasnecesidades de alimentación (problemas graves dealimentación); y, finalmente, hogares inseguros ycon presencia de indicadores asociados que refle-jan una situación de insatisfacción extrema en elacceso a las necesidades de alimentación. Esta última realidad se asocia a la percepción, más omenos puntual, de situaciones de hambre o muycercanas a las mismas (problemas muy graves dealimentación).

También se incorpora a partir de 2004 el indicadorde alimentación previsto en la operación europeasobre pobreza, la EU-SILC, indicador que recoge laproporción de población incapaz de costearse unacomida con carne, pollo o pescado (o el equivalentepara los vegetarianos) al menos cada dos días. Laaproximación relacionada con la alimentación secompleta, por una parte, con la consideración deproblemas de privación a largo plazo relacionadoscon el acceso al vestido y el calzado o a niveles decalefacción adecuada en los meses de invierno.Tiene en cuenta, por otra parte, problemas parahacer frente a las obligaciones y gastos habitualesde los hogares.

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14 El USDA (United State Department of Agriculture) sigue eneste caso el método de cálculo definido por Mark Nord y MargaretAndrews (Economic Research Service), en consultas con Gary Bickel(Food and Nutrition Service) y de acuerdo con la investigación desa-rrollada por Stephen J. Blumberg (National Center for Health Statis-tics), Karil Bialostosky (National Center for Health Statistics),

Tabla 7. Indicadores específicos de privación (Mantenimiento)Problemas anteriores en la cobertura de las necesidades básicasCobertura de las necesidades básicasCobertura de obligaciones y gastos habituales Hogares (o personas en hogares) que en los últimos 12 meses han tenido en los últimos 12 meses dificultades para hacer frente con sus ingresos habituales a sus obligaciones

respecto a terceros o para hacer frente a sus necesidades habituales de gasto

Hogares (o personas en hogares) que, como consecuencia de problemas de cobertura de obligaciones y gastos habituales, se han enfrentado en los últimos12 meses a los problemas siguientes:– Necesidad de reducir gastos básicos (vestido, alimentación o vivienda)– Impagados o atrasos en el pago de alquileres o créditos– Cortes de luz, agua, teléfono– Embargo de sus bienes– Venta de propiedades, cambio de vivienda o de colegio (en el caso de hijos/as)

Problemas de acceso a la alimentaciónIndicadores USDA (FSS) Hogares (o personas en hogares) con problemas graves de alimentación en los

últimos 12 meses

Hogares (o personas en hogares) con problemas muy graves de alimentación en losúltimos 12 meses

Hogares con problemas de inseguridad en la alimentaciónIndicador EU-SILC Hogares (o personas en hogares) sin acceso a una comida proteínica al menos cada

dos días en los últimos 12 mesesOtros problemas de cobertura de las necesidades básicasVestido y calzado Hogares (o personas en hogares) que se abastecen de prendas de segunda mano

por problemas estrictamente económicos en los últimos 12 mesesCalefacción Hogares (o personas en hogares) que han pasado frío en casa en el último invierno,

al menos en ciertas ocasiones, como consecuencia de la inexistencia o inadecuación de un sistema de calor

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En la medición de la historia previa de privación delos hogares, en todo lo relativo a la cobertura de lasnecesidades básicas en la dimensión de manteni-miento, la EPDS tiene en cuenta en definitiva el sis-tema de indicadores que se detalla en la Tabla 7,aplicado en todos los casos a los 12 meses anterio-res al periodo de encuestación.

La consideración detallada de los indicadores seña-lados permite delimitar algunas situaciones objeti-vas de privación que, de forma manifiesta, son per-cibidas mayoritariamente por los afectados entérminos de vivencia de la pobreza, reflejando portanto una historia previa de vivencia a largo plazo deesta realidad social.

Las tres situaciones consideradas se resumen en laTabla 8.

Tabla 8. Situaciones de privación que reflejan un historialprevio de pobreza de mantenimiento1. Sin problemas relacionados con la alimentación pero abaste-

ciéndose la familia de prendas de segunda mano y pasandofrío en casa, al menos en ciertas ocasiones, por problemaseconómicos (todo ello en un contexto de dificultades parahacer frente a las obligaciones y gastos habituales y reduc-ción de los gastos relacionados con la cobertura de las nece-sidades básicas)

2. Problemas graves relacionados con la alimentación, en uncontexto de dificultades para hacer frente a las obligaciones ygastos habituales y reducción de los gastos relacionados conla cobertura de las necesidades básicas (así como de recursode la familia a prendas de segunda mano o de vivencia desituaciones de frío en casa, al menos en ciertas ocasiones,por problemas económicos)

3. Problemas muy graves relacionados con la alimentación, aso-ciados en ocasiones a percepción de situaciones de hambre omuy cercanas a ella

3.1.3. La capacidad para hacer frente a gastos extra-ordinarios

La última cuestión hace referencia a la problemáticaque, en la aproximación a las situaciones de pobre-za y precariedad de acumulación, supone para lasfamilias una falta de capacidad para hacer frente enun momento determinado a gastos extraordinariosde importancia. En este contexto, a partir de 2004 laEPDS introduce una pregunta final relativa a la per-cepción de los hogares relativa a su capacidad parahacer frente a gastos imprevistos. Como podrá com-probarse, se trata en este caso de un indicador queresulta de gran importancia a la hora de delimitar enqué consisten las situaciones de auténtico y plenobienestar en una sociedad desarrollada.

3.2. Un ajuste de las situaciones objetivas de pobre-za y precariedad

La investigación desarrollada hasta ahora en elmarco de la EPDS mostraba sin lugar a dudas laasociación existente entre los distintos indicadores

de pobreza introducidos y la percepción social delfenómeno. En este sentido, destacaba la estrechacorrelación existente entre la percepción social dela realidad y la posición objetiva de las familias enel contexto de la interrelación de las distintassituaciones delimitadas en las dimensiones demantenimiento y acumulación. Como pudo compro-barse en su momento, esta estrecha correlaciónera precisamente el fundamento para la delimita-ción de indicadores finales de pobreza y precarie-dad real que trascendieran los límites de una únicadimensión de la pobreza y la precariedad para con-siderar de forma conjunta las distintas dimensio-nes del fenómeno.

Resulta conveniente dar un paso más e introducir enel análisis los factores ligados al impacto diferencialde los gastos de vivienda y al historial previo de pri-vación de las familias. El resultado final se presentaen la Tabla 9, en la que se delimitan distintas situa-ciones objetivas que determinan cinco posicionesdiferentes en la escala pobreza-bienestar.

La primera posición reflejada en la Tabla 9 hace refe-rencia a aquellas situaciones en las que una notablemayoría de afectados perciben su situación en tér-minos de pobreza. Como puede comprobarse, estassituaciones hacen sobre todo referencia a las situa-ciones de pobreza de mantenimiento o de acumula-ción que no aparecen suficientemente compensadasen la dimensión complementaria de pobreza consi-derada.

Sin embargo, pueden incluir también algunas cir-cunstancias de precariedad en las que en el momen-to actual no aparecen situaciones de privación ypobreza en las dimensiones de mantenimiento o deacumulación. Se trata de casos en los que está pre-sente un historial reciente de privación, acompaña-do o bien de una realidad efectiva de pobreza en ladimensión de mantenimiento una vez considerado elimpacto diferencial de los gastos de vivienda, o biende una realidad de ausencia de pobreza de manteni-miento asociada a un nivel en el indicador de acu-mulación situado significativamente por debajo dela media. En este último caso, por tanto, la ausenciade un mínimo acercamiento a la dimensión de bie-nestar en la dimensión de acumulación, aún en uncontexto de no presencia actual de una situaciónobjetiva de privación en la dimensión de manteni-miento, impide compensar el impacto asociado alhistorial reciente de privación y pobreza.

La segunda posición se asocia a situaciones en lasque una gran mayoría de la población afectada con-sidera tales situaciones como ajenas a la pobrezapero en la que una parte minoritaria sustancial sí essusceptible de percibirlas en esa forma. Esta catego-ría Intermedia/Pobre resulta por tanto en gran medi-da fronteriza entre la vivencia de la pobreza y otrasformas de ausencia de bienestar.

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En esta categoría se incluyen algunas situacionesobjetivas de riesgo de pobreza que se ven sinembargo matizadas con la presencia de algunos ele-mentos de compensación. En la dimensión de acu-mulación, esta compensación se asocia a una reali-dad de superación de la pobreza de mantenimientoal contemplar el indicador ajustado a la toma enconsideración de los gastos de vivienda. En ladimensión de mantenimiento, se requiere un ele-mento compensador suficiente en la dimensión deacumulación, ya sea un nivel de práctico bienestar siel indicador de pobreza de mantenimiento una vezconsiderados los gastos de vivienda sitúa al hogaren una posición de pobreza, ya sea un nivel interme-dio (práctico bienestar o significativamente inferiora la media) si el mencionado indicador sitúa alhogar fuera de la pobreza pero en ausencia de bie-nestar. Para que estos factores de compensaciónpuedan intervenir, no obstante, en ambos casos esrequisito previo que no esté presente una historiareciente de privación en la cobertura de las necesi-dades básicas.

También se incluyen en esta categoríaIntermedia/Pobre algunas circunstancias de preca-riedad en las que no están presentes en el momentoactual situaciones de privación y pobreza en lasdimensiones de mantenimiento o de acumulación.Se trata de casos de no pobreza en el indicador de

mantenimiento una vez considerados los gastos devivienda, asociados además a un nivel de acumula-ción de práctico o pleno bienestar, pero en los queestá presente un historial reciente de privación en ladimensión de mantenimiento. Se incluyen igualmen-te situaciones en las que el indicador de pobreza demantenimiento, ajustado a la realidad diferencial delos gastos de vivienda, sitúa a los hogares afectadosen riesgo de pobreza, estando en este caso ausenteun historial anterior de privación. En ausencia dedicho historial de privación, el impacto negativo deun exceso de gasto en vivienda no se traduce portanto en estos casos en una vivencia completa de lapobreza.

En la tercera posición predomina una percepciónque se aleja por completo tanto de la idea de pobre-za como de la de una vida marcada por la comodi-dad económica. Se trata por tanto de un colectivo enesencia intermedio, ajeno no sólo a la pobreza sinotambién a las situaciones de bienestar. Es el colecti-vo que más nítidamente refleja unas posicionesintermedias de ausencia de bienestar, plenamentediferenciadas de las de pobreza.

Se incluye todavía en esta categoría un grupo que,en base al indicador general EPDS, se sitúa en ries-go de pobreza en la dimensión de mantenimiento.En este caso actúan sin embargo poderosos factores

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anzo Tabla 9. Factores determinantes para la ubicación de la población en una escala objetiva de pobreza/bienestar real

Situación actual Historial previo Factores de Pobre Intermedio Intermedio Práctico Pleno(indicadores de privación compensación /Pobre bienestar bienestarEPDS) o agravamiento

a considerarPobreza de sí no Xacumulación no no X

compensación IndVIV: AB/BIENPobreza de sí no Xmantenimiento no no X

compensación IndVIV: POB sí IndVIV: POB síIndAC = 3 IndAC = 4IndVIV: AB sí IndVIV: AB síIndAC = 2/3 IndAC = 4

IndVIV: BIEN sí IndAC >= 2

NP sí agravamiento IndVIV: POBIndAC/IndMT no IndVIV: AB sí IndVIV: AB síNo pleno IndAC = 2 IndAC >= 3bienestar MT IndVIV: BIEN sí IndVIV: BIEN sí

IndAC = 2 IndAC >= 3no agravamiento IndVIV: POB

no IndVIV: AB sí IndVIV: ABv síIndAC <= 3 IndAC = 4IndVIV: BIEN sí IndVIV: NP síIndAC = 2 IndAC >= 3(+ AB en IndMT (+ AB en IndMT o IndVIV) o IndVIV)

NP no no IndVIV: BIEN y IndVIV BIEN yIndAC/IndMT IndAC = 2 IndAC >= 3Pleno bienestar MT

Sistema de abreviaturas:IndAC: Indicador general EPDS de pobreza de acumulación (1: Pobre, 2: Significativamente < media; 3: Práctico bienestar; 4: Bienestar)IndMT: Indicador general EPDS de pobreza de mantenimientoIndVIV: Indicador EPDS de pobreza de mantenimiento, una vez detraídos los gastos de vivienda de los hogaresPOB: PobreAB: Ausencia de bienestarBIEN: En situación de bienestarNP: No pobre (Ausencia de bienestar pero no pobres/En situación de bienestar)

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de compensación. Así, en casos de riesgo de pobre-za o de ausencia de bienestar en la dimensión demantenimiento, una vez contemplados los gastosdiferenciales de vivienda, una realidad de pleno bie-nestar en la dimensión de acumulación actúa de ele-mento compensador suficiente para alejar por com-pleto estas situaciones de la vivencia percibida de lapobreza. En un contexto de acumulación inferior alseñalado, aunque sin presencia de pobreza en estadimensión, el mismo efecto se deriva de unos gas-tos de vivienda tan escasos que permiten en reali-dad a los colectivos de riesgo superar los problemasde pobreza y ausencia de bienestar en la dimensiónde mantenimiento. Los potentes factores de com-pensación señalados actúan únicamente, sin embar-go, en ausencia de un historial reciente de privaciónen la dimensión de mantenimiento.

Esta tercera categoría incluye igualmente algunassituaciones definidas tanto por la ausencia depobreza como por la falta de acceso a situaciones depráctico o pleno bienestar en al menos algún indica-dor de medición de la pobreza de mantenimiento(con o sin consideración de los gastos de vivienda);se caracterizan además por una falta de historialreciente de privación en esta dimensión de la pobre-za. Si al considerar el indicador ajustado a los gas-tos de vivienda este indicador marca una situaciónde ausencia de bienestar, esta realidad implica unnivel de acumulación que no se sitúa en niveles debienestar; si marca una situación de bienestar, encambio, viene acompañado de un nivel de acumula-ción significativamente inferior a la media.

En realidad, si en las posiciones señaladas se alcan-zan niveles de acumulación superiores (en el primercaso, un indicador de pleno bienestar y, en el segun-do, niveles de práctico o pleno bienestar), las situa-ciones objetivas anteriores se traducen en un nivelde percepción que se orienta de forma decididahacia el polo definido por el bienestar. Así, si estacuarta posición mantiene elementos comunes con lacategoría intermedia pura, aparece por primera vezuna minoría de personas que perciben su situación

en términos de comodidad económica, combinándo-se además esta percepción con una realidad objeti-va de acercamiento al bienestar. De ahí que lassituaciones que caracterizan a este tipo de situacio-nes se definan en términos de práctico bienestar.

Estas situaciones incluyen igualmente aquelloscasos en los que se detecta una situación de plenobienestar en la dimensión de mantenimiento, con osin consideración de los gastos diferenciales devivienda, pero en los que el nivel de acumulación essignificativamente inferior a la media. En el caso deque este nivel de acumulación se sitúe en niveles depráctico o pleno bienestar, se accede a la quinta yúltima posición considerada en la Tabla 9, caracteri-zada por la vivencia de una realidad de pleno bie-nestar. Esta posición viene marcada por la plenapresencia tanto del bienestar objetivo como del per-cibido.

Debe mencionarse un aspecto clave que separatodas las posiciones intermedias y de práctico opleno bienestar de aquellas marcadas por un acerca-miento al polo de la pobreza: la ausencia de un his-torial reciente de privación en la dimensión de man-tenimiento. La presencia de una realidad de estetipo no siempre determina la caída en la categoríamás claramente vinculada a la pobreza pero en nin-gún caso es compatible con aquellas situacionesque se caracterizan en todos los casos por la nítidasuperación de la pobreza, incluso en condicionesintermedias marcadas todavía por algún nivel signi-ficativo de precariedad y ausencia de bienestar.

La asociación entre las cinco situaciones objetivasseñaladas y la percepción que de las mismas tienela población se sintetizan en la Tabla 10, calculadapara el periodo 2000-2008 de aplicación de la EPDS.Es el periodo para el que se dispone de datos homo-géneos que permiten incorporar al análisis los indi-cadores relativos al historial reciente de privación delas familias. Como puede comprobarse en la tabla,la correspondencia entre realidad objetiva y percep-ción subjetiva resulta un hecho relevante.

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Tabla 10. Percepción social de la posición en la escala revisada pobreza-bienestar en función de las distintas situacionesobjetivas de pobreza-bienestarSíntesis 2000-2008Hogares (% horizontales)Situación objetiva Al menos más Se apaña Peso en la

bien pobre (por debajo Cómodo Total población totalde la media) en 2008

Pobre 71,1 28,9 0,0 100 3,5Intermedio/Pobre 32,8 59,8 7,4 100 2,7Intermedio 14,2 75,5 10,3 100 4,3Práctico bienestar 7,3 68,5 24,2 100 12,3Pleno bienestar 1,6 38,5 59,9 100 77,2Total 6,9 46,2 46,9 100 100

Fuente: EPDS 2000-2008.

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Conviene señalar que la manifestación del plenobienestar se relaciona no obstante con otro factor,ligado a la percepción de una comodidad económicaproyectada a futuro, traducida por tanto en la capa-cidad percibida de poder hacer frente a gastos sus-ceptibles de presentarse de forma extraordinaria.Los datos disponibles revelan en este sentido quelas situaciones más puras de bienestar se asocianen realidad a aquellos casos en los que, existiendouna situación de práctico o pleno bienestar en laescala delimitada en la Tabla 9, el hogar podríahacer frente a gastos imprevistos de cierta impor-tancia. Frente a apenas un 17,5% de hogares en lassituaciones señaladas que manifiestan vivir concomodidad en caso de respuesta negativa a la pre-gunta relativa a la posibilidad de hacer frente a gas-tos imprevistos, la proporción aumenta al 65,9% encaso de respuesta positiva.

Las implicaciones de este hecho son importantespuesto que la toma en consideración de esta varia-ble reduciría sustancialmente el impacto de lassituaciones marcadas por la comodidad económica yel pleno bienestar. La proporción de personas en loshogares señalados se reduciría así a alrededor deun 62,1% del total, frente al 77,2% que reflejaría laaproximación inicial. La profundización en el estudiode este tipo de indicadores de acumulación diferi-dos es con todo un requisito previo para poder avan-zar con mayor precisión en la delimitación de estasrealidades de pleno bienestar, caracterizadas comose ve por un grado suficiente de acumulación quehace factible afrontar con optimismo nuevos gastosimprevistos.

3.3. Implicaciones para el estudio de la pobreza y laprecariedad

Partiendo del instrumental metodológico desarrolla-do pueden considerarse en qué medida los indica-dores de pobreza y precariedad que facilitan los dis-tintos métodos operativos se ajustan a la mediciónde las realidades objetivas de pobreza y precariedadque han sido definidas en la Tabla 9. Los datos quese presentan a continuación muestran a este respec-to que los distintos indicadores estadísticos europe-os, a diferencia de los EPDS, no ofrecen garantías deajuste suficiente para el estudio de la incidencia dela pobreza real.

De admitirse, por otra parte, la validez de los indica-dores EPDS para medir la evolución de la pobrezareal a largo plazo, resultaría entonces necesarioadmitir que en España la fase de crecimiento econó-mico que termina a finales de 2008 sí ha sido apro-vechada en algún caso para reducir el impacto delos fenómenos de pobreza y precariedad. Éste seríaen concreto el caso de la Comunidad Autónoma deEuskadi.

3.3.1. Los indicadores de medición

La delimitación de la escala objetiva revisada, tal ycomo se presenta en la Tabla 9, obliga a reconside-rar la medida en qué los distintos indicadores depobreza se ajustan adecuadamente para medir estehecho social. Considerando inicialmente los distin-tos indicadores estadísticos europeos, desde la ver-sión original utilizada por EDIS/Cáritas en Españahasta el método del alquiler imputado, se comprue-ba que estos indicadores son capaces de clasificaradecuadamente como pobres a cifras cercanas osuperiores al 90% de las personas que se encua-dran en el grupo objetivamente pobre y en situaciónreal de privación en la actualidad en alguna de lasdimensiones de la pobreza (mantenimiento o acu-mulación). No obstante, esta aproximación fracasa ala hora de incluir en el grupo que clasifica comopobre a una parte mayoritaria de personas situadasen los grupos objetivamente Pobre o, a lo sumo,Intermedio/Pobre. En el método Eurostat, de hecho,sólo un 33% de los clasificados como pobres perte-necen al grupo objetivamente Pobre o, a lo sumo,Intermedio/Pobre, participando el 67% restante deposiciones objetivas que van desde la intermediaspuras hasta las de pleno bienestar. El método delalquiler imputado mejora el resultado pero sin supe-rar un 43,3% de ajuste en las cifras, con un máximode acierto paradójicamente correspondiente almétodo original del 50% de la media, aplicado porEDIS y Cáritas en España, con un 45,8%.

En conjunto, el ajuste correcto de la clasificación a lasituación objetiva se limita al 32,7% de los casos enel método Eurostat original, alcanzándose un 42,3%en el del alquiler imputado y un 44,4% en el métodoEDIS. Las implicaciones son fundamentales si se tie-nen en cuenta el impacto que tienen las situacionesde desajuste en la población total. Las cifras señala-das significan en efecto que los indicadores de refe-rencia introducirían desajustes equivalentes a unmínimo del 5,5% de la población total en la aproxi-mación EDIS del 50% y un máximo del 10% en laEurostat original (6,3% en el método del alquilerimputado). El intento irlandés de mejorar el indica-dor Eurostat del 60% recurriendo a indicadores com-plementarios de pobreza consistente es un ejemploconcreto de reconocimiento de los límites, y de lascausas subyacentes a dichos límites, en la aplica-ción del método Eurostat.

Frente a los indicadores estadísticos europeos, lagran ventaja de los indicadores de pobreza real defi-nidos en la EPDS es que no sólo consiguen resulta-dos cercanos o superiores al 85-90% a la hora declasificar adecuadamente como pobres a las perso-nas que se encuadran en el grupo objetivamentePobre y con problemas de privación en la actualidad.También facilita resultados adecuados, con nivelesde ajuste cercanos o superiores al 95%, cuando setrata de incluir en el grupo definido como pobre por

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el método a una parte dominante de familias situa-das en los grupos objetivamente Pobre o, a lo sumo,Intermedio/Pobre. El nivel de ajuste correcto de laclasificación alcanza un 86,4% de los casos en lorelativo al indicador objetivo de pobreza real y un88,9% en lo que respecta al objetivo corregido. Elnivel de desajuste no pasa, en ambos casos, decifras equivalentes a un 0,4% de la población total.

En definitiva, mientras los indicadores estadísticoseuropeos no ofrecen garantías suficientes para uncorrecto seguimiento a largo plazo de las realidadesde pobreza real, los EPDS sí permiten un seguimien-to a largo plazo del fenómeno15, siendo utilizadopreferentemente en la EPDS el indicador objetivocorregido de pobreza real.

3.3.2. La caída real del impacto de la pobreza y laprecariedad en el País Vasco

Al considerar la evolución reciente de los indicado-res de pobreza y precariedad en una comunidadautónoma como la de Euskadi, si nos atuviéramosen exclusiva a los indicadores Eurostat de medición,sería necesario concluir que pocos –y escasamentepositivos– habrían sido los cambios sociales obser-vados entre 1986 y 2008. Centrándonos en el indica-dor Eurostat del 60% de la mediana de ingresosnetos equivalentes, la tasa de pobreza o bajos ingre-sos habría aumentado un punto y medio entre 1986y 2000, pasando de 15,6% en 1986 a 16,7% en 1996y 17,1% en 2000. Esta tendencia al alza sólo sehabría roto a partir del año 2000, bajando la tasa al16,5% en 2004 y al 14,8% en 2008, alrededor de unpunto por debajo de lo registrado en 1986. En cual-quier caso, la tasa de pobreza o bajos ingresos sehabría mantenido de forma básicamente estable entorno a un intervalo situado entre el 15 y el 17% de lapoblación residente.

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15 Podría no obstante mejorarse el rendimiento de los indica-dores Eurostat si se ajustara el porcentaje de la mediana a utilizarcomo referencia para el análisis. La EPDS utiliza el hecho, a efectoscomparativos con Europa, el 40% de la mediana como indicador depobreza de mantenimiento.

Tabla 11. Datos de ajuste a las realidades objetivas de pobreza de los indicadores de medición existentes (métodos EDIS,Eurostat y EPDS)Método de aplicación

EUROSTAT EPDS EPDSEDIS EUROSTAT Alquiler Indicador Indicador

imputado Objetivo Objetivo corregidoBase de cálculoPobre según indicador 205.986 318.161 228.473 53.860 68.051En Grupo Pobre y con privación actual-No pobre según indicador 6.343 2.741 5.576 7.925 3.967Total Base (suma de los dos colectivosanteriores) 212.329 320.902 234.049 61.785 72.018% sobre la población total 9,9 14,9 10,9 2,9 3,3Desajuste (Base Pobre e Int/Pobre)Pobre según indicador/Total en Grupo Pobre y con privación actual (%) 87,8 94,7 89,2 84,7 92,3En Grupo Pobre o Int/Pobre /Total Pobre según indicador (%) 45,8 33,0 43,3 99,1 94,1Ajuste correcto respecto a la base de cálculo (%) 44,4 32,7 42,3 86,4 88,9Desajuste / población total (%) 5,5 10,0 6,3 0,4 0,4Desajuste (Base Pobre en exclusiva)Pobre según indicador/Total en Grupo Pobre ycon privación actual (%) 87,8 94,7 89,2 84,7 92,3En Grupo Pobre/Pobre según indicador (%) 28,6 20,5 27,1 81,6 76,8Ajuste correcto/Base de cálculo (%) 27,8 20,4 26,4 71,1 72,6Desajuste / población total (%) 7,1 11,9 8,0 0,8 0,9

Fuente: EPDS 2008.Elementos definitorios para la interpretación de la tabla:– Pobre/No pobre según indicador: Personas clasificadas como pobres/no pobres por el método de aplicación.– En Grupo Pobre o Int/Pobre: Personas situadas en la escala pobreza-bienestar de la Tabla 9 en las posiciones definidas como Pobreza o

Intermedio/Pobreza, según los casos.– Con privación actual: Personas que tienen problemas de privación en el momento actual (en la dimensión de mantenimiento o de acumu-

lación).– Ajuste correcto: Personas pertenecientes a la base de cálculo que quedan situadas correctamente por el indicador. El ajuste correcto

incluye a las personas clasificadas como pobres por el método de aplicación y que pertenecen al Grupo de control en cada caso (Pobre oPobre+Int/Pobre, de acuerdo con la escala de la Tabla 9).

– Desajuste: Personas pertenecientes a la base de cálculo que no quedan situadas correctamente por el indicador. El desajuste incluye a laspersonas clasificadas como pobres por el método de aplicación que no pertenecen al Grupo de control en cada caso (Pobre oPobre+Int/Pobre). También incluye a las personas situadas en la escala pobreza-bienestar de la Tabla 9 en la posición definida comoPobreza y que además tienen problemas de privación en la actualidad, quedando sin embargo clasificadas como no pobres por el métodode aplicación.

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Esta imagen de básica continuidad en las estructu-ras de pobreza contrasta ciertamente con la realidadde avance social y económico que experimenta Eus-kadi en el periodo considerado. El periodo que sedesarrolla a partir de 1986 incluye sin duda años decrisis pero también de extraordinaria recuperacióneconómica, en un contexto determinado por el pro-ceso de integración europea. Son también años deintroducción de importantes medidas sociales comolas contenidas en el Plan Integral de Lucha contra laPobreza, redefinidas posteriormente con la aproba-ción parlamentaria de la Renta Básica.

La imagen de continuidad en unas cifras básicamen-te inalterables de pobreza afectando a alrededor deun 15-17% de población en Euskadi no chocan única-mente con la realidad de una caída continuada hasta2008 en los niveles de paro; tampoco son coheren-tes con la percepción subjetiva de la propia pobla-ción. En este sentido, la parte de población residenteen hogares que se consideran a sí mismos pobres omuy pobres oscila entre 1996 y 2008 en un intervalode apenas un 2-3%. Incluso si se fuerza a la pobla-ción a posicionarse en el polo más bien pobre de laescala de bienestar, los porcentajes no pasan en elperiodo de un intervalo situado entre el 6,5 y el 8%.

Partiendo de una aproximación más precisa al fenó-meno de la pobreza y de la precariedad, la EPDSofrece una imagen diferente de lo ocurrido en Euska-di entre 1986 y 2008. Por lo que se refiere a lapobreza real, el indicador objetivo corregido de laEPDS muestra una importante caída de las tasas enEuskadi. La tasa ajustada cae así del 8,3% de 1986al 5,8% de 1996, el 4,4% de 2000, el 4,2% de 2004y el 3,2% de 200816.

La notable mejoría del periodo 1986-1996 se asociaa la caída del indicador de riesgo de pobreza deacumulación, pasando la tasa en el periodo de 5,6 a1,8%, un proceso que se ve sin duda facilitado porel acceso a nuevos bienes de consumo duradero enel contexto de la integración en el mercado comúneuropeo. La intensidad de la caída de la pobreza deacumulación compensa un llamativo incremento enel decenio de la tasa de riesgo de pobreza de man-tenimiento, ligado en gran medida a la salida a lavida independiente de un número importante de población joven sin grandes recursos económi-cos. Esta tasa pasa de 5,7% a 9,3% entre 1986 y1996.

Entre 1996 y 2004, en cambio, es a la reducción delos niveles de riesgo de pobreza de mantenimientoa la que se asocia fundamentalmente la continua-ción de la caída de las cifras de pobreza. La tasa deriesgo ajustada pasa de 9,3% en 1996 a 6,3% en2000 y 6,1% en 2004, todavía sin embargo porencima del 5,7% de 1986. En este periodo, la caídade los niveles de riesgo en la dimensión de mante-nimiento contrasta con la estabilidad en el nivel deunos indicadores de pobreza de acumulación queoscilan entre el 2 y el 2,5%. Se consolida así unmodelo de reducción de las cifras de pobreza real de signo opuesto al observado entre 1986 y2000, aún cuando ya entre 2000 y 2004 mejorantambién ligeramente los indicadores de pobreza deacumulación.

Entre 2004 y 2008, la reducción de las cifras depobreza real se sostiene en una caída combinada dela pobreza de mantenimiento y la de acumulación.La pobreza de mantenimiento pasa de afectar a un6,1% de la población en 2004 al 4,1% en 2008. Latasa de pobreza de acumulación cae por su parte del2,2 al 0,7%.

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Gráfico 1. Tasa de pobreza/bajos ingresos Eurostat (60% de la mediana de ingresos netos equivalentes)

16 Para una presentación detallada de los datos, ver GobiernoVasco, 2009.

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ción de personas en hogares con problemas deprecariedad pasa del 15,4% al 10,7%.

4. Conclusiones

El principal objetivo de este artículo es reflejar losimportantes avances que ha supuesto la introduc-ción de la EPDS en la aproximación al conocimientodel significado social de las situaciones de pobrezay ausencia de bienestar en las sociedades desarro-lladas. En lo que se refiere a la pobreza, los datoshistóricos de la EPDS revelan que se trata de unfenómeno que no puede ser reducido a una situa-ción de insuficiencia de recursos para hacer frente alas necesidades básicas, dimensión del fenómenoque en la EPDS queda definida como pobreza demantenimiento. Resulta también fundamental laexistencia de situaciones de fuerte privación en elacceso a unas mínimas condiciones de vida, particu-larmente en lo relativo a las condiciones de habita-bilidad de la vivienda habitual y al acceso a un míni-mo patrimonio de seguridad. Es lo que en la EPDS sepresenta como pobreza de acumulación.

Pero, como revelan igualmente los datos, el aspectofundamental para comprender el significado real delconcepto de pobreza es la necesidad de un análisisintegrado de los distintos factores que intervienen.Se hace así necesario analizar la interrelación exis-tente entre las distintas situaciones objetivas de ries-go en las dimensiones consideradas, teniendo igual-

Si la evolución de los indicadores de pobreza real hasido favorable en los últimos 25 años en Euskadi, lacaída es cuantitativamente más llamativa en lo rela-tivo a los indicadores de ausencia de bienestar. Eneste sentido, la incidencia de los problemas de pre-cariedad o ausencia de bienestar reflejan un impor-tante descenso desde el 48,9% estimado en 1986hasta el 21,1% de 2008.

Aunque el descenso se inicia en 1986, hasta 2004 laparte más sustancial de la caída corresponde al cua-trienio 1996-2000, cayendo entonces las tasas de41,2 a 33,1%. Decisiva resulta en este caso la reduc-ción del riesgo de ausencia de bienestar en ladimensión de mantenimiento, con un descenso de latasa del 35,4% al 24,5% entre 1996 y 2000.

Tras un cierto estancamiento de los niveles decaída entre 2000 y 2004, asociado en parte alacceso de muchos jóvenes a una realidad de vidaindependiente, el avance hacia una sociedad debienestar se acelera entre 2004 y 2008. La tasa deprecariedad real de la EPDS pasa así del 32,7 a21,1% en el cuatrienio considerado, amparándosetanto en una notable reducción de los problemasde mantenimiento como en claras mejoras en ladimensión de acumulación. La proporción de per-sonas en hogares en los que se observa la presen-cia de alguna situación de precariedad en ladimensión de mantenimiento cae así en el cuatrie-nio 2004-2008 del 24,3 al 14,6% en términos ajus-tados. En la dimensión de acumulación, la propor-

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Gráfico 2.Tasas de pobreza EPDS ajustadas (EPDS 1986-2004)

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mente en cuenta el impacto diferencial que tienenlos gastos de vivienda o un historial reciente de pri-vación en la cobertura de las necesidades básicas.

En este contexto, la pobreza se presenta ante todocomo una situación actual de riesgo en la dimensiónde mantenimiento, una vez considerados los gastosde vivienda, o de acumulación que no puede sersuficientemente compensada por una posición másfavorable en la dimensión complementaria. Para quela compensación sea posible, sin embargo, no sóloes preciso que la posición en la dimensión comple-mentaria sea suficientemente sólida. Es ademásnecesario que no esté presente un historial recientede privación en la vida de las familias consideradas.

Frente a este polo condicionado por la vivencia desituaciones de pobreza real, el acceso al pleno bie-nestar es ante todo propio de aquellas familias enlas que dicha condición se observa en los distintosindicadores relativos al estudio de las dimensionesde mantenimiento y acumulación. Las situaciones depleno bienestar requieren además la ausencia deuna experiencia reciente de privación y un nivel deacumulación de recursos tal que sea posible encararcon cierta seguridad el surgimiento de gastos eco-nómicos imprevistos.

Las distintas realidades sociales ubicadas entre losdistintos polos señalados marcan situaciones inter-medias, caracterizadas en lo fundamental por unapercepción claramente minoritaria tanto de las reali-dades de pobreza como de las de comodidad econó-mica. Mientras algunas se sitúan en ámbitos fronte-rizos con el polo de pobreza, en otros casos seacercan a realidades de práctico bienestar. Se carac-terizan sin embargo por algún tipo de ausencia debienestar que, en su contenido, resulta sustancial-mente diferente del hecho social que podemos defi-nir como pobreza.

Para acercarse a una medición correcta de las situa-ciones de pobreza los distintos indicadores estadís-ticos europeos al uso, desde el método del 50% dela mediana al 60% de la mediana con alquiler impu-tado, reflejan notables insuficiencias. El rasgo nega-tivo fundamental de la aproximación europea es quepara conseguir acercarse a la gran mayoría de loshogares en situación de pobreza, el método obliga adefinir como pobres a un volumen sustancial depoblación alejada de la vivencia de este fenómeno,exagerándose notablemente con ello el impacto de

las situaciones de pobreza. La aproximación euro-pea no distingue además entre pobreza y ausenciade bienestar, limitando los indicadores utilizados ala dimensión relacionada con los ingresos, sin refe-rencia alguna a las condiciones de vida a largo plazoo al patrimonio disponible. Aunque la aproximaciónEPDS puede ser mejorada en el futuro, en particularen lo que se refiere a la toma en consideración delos aspectos ligados a la pobreza permanente y alhistorial previo de privación de las familias, sus indi-cadores sí permiten un seguimiento a largo plazo dela evolución de las situaciones reales de pobreza yprecariedad.

Situándonos en el contexto del estudio de la evolu-ción reciente, la principal implicación es que, contra-riamente a lo que reflejan los datos Eurostat, losindicadores EPDS sí muestran una sustancial caída alargo plazo, entre 1986 y 2008, tanto de los proble-mas de precariedad y ausencia de bienestar engeneral como de los de pobreza en particular. En elcaso vasco, por tanto, sí habría sido posible aprove-char el reciente periodo de crecimiento económicopara controlar el impacto de la pobreza, reduciendosu incidencia a largo plazo.

Esta conclusión es tanto más llamativa como queeste resultado habría sido posible en un contextomarcado por el notable incremento del número dehogares en riesgo. Este incremento se relaciona sinduda con el aumento de la inmigración extranjera,cuyo acceso al territorio se hace de forma no regula-da y, en una parte significativa, al margen de caucesadministrativos regulares. Pero se relaciona tambiéncon la recuperación acelerada del retraso, acumula-do en las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo,en el acceso de las generaciones jóvenes a la vidaindependiente. Respecto a la media general de lapoblación, tanto los hogares de inmigrantes comode personas jóvenes destacan de hecho en nuestropaís por un riesgo muy superior de pobreza.

En una perspectiva más amplia, ligada al desarrollode la política social general, constituiría por tanto unerror para el conjunto de España no tener en cuentala experiencia reciente del País Vasco. Esta experien-cia ofrece algunas enseñanzas útiles tanto en suaproximación al estudio de la pobreza como, sobretodo, en las respuestas políticas concretas que sehan dado a la misma desde la introducción de la pri-mera normativa de ingresos mínimos en esa comuni-dad autónoma en el año 1989.

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