Trasladé a Rosario todas las horas, desde el 2011, a un único establecimiento educativo: E.E.S.O. N° 240 Lola Mora.

Una experiencia educativa empieza mucho antes de ingresar al aula, cuando planifico mi vida, mis tiempos y mis clases.

Confieso que aún me cuestiono a mí misma porqué me quedo: ¿Admito que aún me falta por aprender?, ¿Aún puedo mejorar mi enseñanza? Los tiempos cambian, la educación, también. ¿Uno queda con un resto sin cambiar? O bien no renunciaré al primer

inconveniente.

“Como fueron educados, así educarán, en un 80 por ciento. ¿Yo aquí qué puedo hacer con Uds.?” -

Acompañando a mi madre a un curso de perfeccionamiento

docente, (Magisterio se decía).- En ese mismo momento, la mitad del auditorio se levantó, un poco más

de la mitad del auditorio. Me sorprendí. Mi madre no se movió del lugar. Pensé en mis maestras. La cosa se puso seria, muy seria.

Un segundo momento es el camino a la Escuela, mi trabajo, y como muchas veces en mi vida voy al revés.Observo el paisaje, cruzo parques, tribunales, grandes edificios, plazas, viveros, museos, y pienso en mis clases y en mis alumnos. Simplemente observo y pienso: ellos no ven lo que yo al ir a la escuela.Orillas del Paraná Llama

¿Qué es lo que ve cada uno camino a la escuela? Y así se los pregunto. Se ríen y aún no me responden.