Será lo que no era, Rita Stenner

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"Si te sale de la entraña, escríbelo, si te sale de la neurona, escríbelo; si te sale de la entraña y la neurona, con mayor razón escríbelo..."

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Será lo que no era

Rita Stenner

La ronda de los solosCOLECCIÓN

Colección La ronda de los solosSerá lo que no era

D.R. © 2013, Óscar Tagle, editorAl gravitar rotandoBerilo 2582, Verde Valle. CP 44560. Guadalajara, Jalisco. Méxicocruxigrama@hotmail.com

Primera edición 2013Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 2.5 México

Dirección editorialÓscar Tagle

Cuidado editorialChristopher Estrada

Diseño, diagramación e imagen de portadaMarcela Gámez

Impreso y hecho en MéxicoPrinted in Mexico

Será lo que no era

Espejismo

Embrollo

Será lo que no era

Aventura

Esos ávidos lectores

Cajón abierto

Corazonada

Indeleble

Cita puntual

Certeza

De carcajada

Maligno

7

8

9

10

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15

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Índice

Preparativos

De hadas

Acá y allá

Bosque La Primavera

La liga del bongie

La mejor manera

¡Mayday!

Para engendrar palabras

El niño y el monstruo

Hay que ser una bala

Si la luna se va

Un cazador de cuento

Por qué si el hombre

El miedo real

Saltó de la minificción

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Será lo que no era

Espejismo

La luna muestra la imagen de la mujer que se despierta cada día con la ilusión de encontrar a otra mujer al pasar frente a cualquier superficie reflejante. La luna expone la imagen de la mujer que quería robarle al tiempo minu-tos o segundos, y así no tener el tiempo de mirarse en el espejo.

La luna exhibe la imagen de la mujer que se maquilla todas la mañanas para crearse una personalidad, que los golpes de la realidad se encargan de deslavar. La luna quisiera reflejar la imagen de la mujer que es solamente esa mujer.

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Frente a mí hay tres caminos idénticos. Hacia atrás solo un oscuro pasillo del laberinto. Ante la indecisión, tomo una moneda, cuatro lanzamientos: tres águilas, izquier-da; tres soles, derecha; dos y dos, de frente. Con el fin de sentir que hago algo, ya que si no vi la entrada de seguro no hallaré la salida.

Embrollo

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Será lo que no era

Al tomar un libro y recorrer sus páginas, el lector: mu-tará de fisonomías, platicará con extraños, atraerá re- cuerdos del pasado, cambiará de amigos, alternará esta-dos de ánimo, saboreará colores y aromas inventados. Incorporará nuevas prendas a su vestimenta: oscilará entre épocas; brincará entre espacios y descubrirá que será lo que no era.

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Aventura

Se adentró en un mar de letras, remó con toda la fuerza de las palabras, naufragó ante un huracán de sentimientos, y antes de expirar fue rescatada por las páginas de un libro.

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Esos ávidos lectores

Por lo general piensan más rápido de lo que hablan, in-tercalando imágenes. Y la mayoría de las personas los miran desconcertadas, esperando que pongan punto y coma. Buscan cualquier pequeño espacio de tiempo para derrocharse entre las páginas de un libro. Revuel-ven en sueños las palabras viejas con las nuevas, hilva-nando historias.

Añoran sirenas, ogros, gigantes, gnomos y brujas que siempre encuentran un feliz final. Viven desprendidos de las manecillas del reloj para registrar frases, oraciones y párrafos. Convulsionan de angustia, se embelesa de alegría o se pierden entre vidas robadas.

Acarician la blancura de las superficies estrelladas de lu-nares negros para retener entre las yemas arrebato de emociones.

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¡Ah! pero a esos vagabundos, descarriados, autómatas, andariegos, inusuales, excéntricos, intrépidos, ociosos, testarudos, anodinos esencialmente ascetas. No intentes aminorarles el paso, solo que seas protagonista de una gran historia.

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Cajón abierto

A través de la rendija que deja el cajón abierto, se al-canzan a ver algunos de los objetos pequeños que, acumulados en el tiempo, se amontonan obstruyén-dose unos a otros para sobresalir: un dedal metálico ensartado en una lima de uñas gastada y sostenida por un protector labial seco, que se apoya en varios botones de múltiples colores, tamaños y perforaciones, uno que otro conserva orgulloso hebras de la prenda que los ha olvidado; a la izquierda brilla con fragmentos de alu-minio una planilla de analgésicos consumidos, que es empujada por un paquete de pañuelos perfumados aún sin abrir; un rosario roto se extiende como anaconda entre las ramas de la selva de papelitos garabateados con teléfonos o listas de pendientes; y rodando de un lado a otro, dos baterías triple A batallan sin energía por el descanso eterno entre sus semejantes para no estorbar.

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Corazonada

Tres por el número de hijos, 17 por el aniversario de su boda, 22 de los años juntos, 41 y 48 de sus respectivas edades, y el 53 de la bolsa acumulada, para obtener 0 aciertos. Melate que no es una relación afortunada.

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Indeleble

Su obsesión por la pulcritud ponía a todos a limpiar, recoger y ordenar; llegó el día en que por remover unas telarañas en la azotea, nos dejó una mancha de sangre en el cemento de la entrada que no se ha podido quitar con nada.

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Cita puntual

El destino cumplió a cabalidad, M y P a partir de ese día estarían unidos por siempre. La cita estaba programada para las diez de la noche, amigos mutuos eran los encar-gados de presentarlos en la fiesta, ellos coincidían que eran el uno para el otro. M asistió puntual, emocionada por fin de conocerlo; pero P prefirió quedarse con ami-gos en un bar; a la una pasaron a recoger a M, a los quince minutos, P mareado pagó la cuenta. M circulaba por la avenida Pablo Neruda, P se pasó el alto en la calle Otawa: el golpe seco dio en el centro de la camioneta; P se bajó asustado y sorprendido de salir ileso; M quedó tendida en la esquina junto a la banqueta. P corrió a levantarla, y ya en sus brazos, M le dirigió su última mirada.

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La vida, para no desmentirlo ante los demás y evitarle esa pena, le confirmó la idea de que él siempre tenía la razón. El día que dijo: “creo que me muero”, le cumplió.

Certeza

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El verdugo mató a la doncella sentenciada por bruja, propinándole un certero golpe de hacha en el cuello. La doncella mató al verdugo al soltar una carcajada en el momento en que exhibía su cabeza ante la muche-dumbre.

De carcajada

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Maligno

Había tomado la decisión y analizó pros y contras: caída en las vías del tren, salto de un puente, soga, cuchillo, somníferos, navaja, veneno, monóxido de carbono, revólver. Un tumor lo eligió a él por si se arrepentía.

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Preparativos

Fue al clóset por una maleta no muy grande para viajar ligera. Sacó de cada cajón los sueños, dobló girones de esperanza, empacó la ilusión olvidada entre los rinco-nes, checó que no le faltará nada para una nueva vida. A punto de echar a volar se dio cuenta que tenía los pies en la tierra.

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De hadas

Fueron varias princesas de Colinas del Bosque Real las que asistieron al baile, y aunque tuvieron su cuento de hadas, no todas vivieron felices por siempre: La Bella Durmiente entró en coma tras un mal pinchazo de heroína, para no despertar jamás. La Sirenita fue arras-trada por un mar de productos de marca, hasta diluirse en el oleaje social. El cazador convenció a Blanca Nieves de que con unos cortes en la carne sería la más bonita en el reino. La Bella, evitando a la bestia de la gordura, de-volvió todos sus miedos hasta consumirse. La hilandera se escapó a la arboleda con Rumpelstiltskin, porque este sabe transformar la hierba en oro. Y Cenicienta se con-virtió en calabaza a la media noche, cuando su madrina dejó de surtirle pastillas de cristal.

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Acá y allá

El acá lo dejó hace mucho, sus aventuras al allá se fue-ron prolongando hasta que un día ya no quiso regresar. En memoria de sus abrazos alguien viste su cuerpo y la ayuda a pasar del sofá a la cama y de la cama al sofá.

Allá juega con sus hermanas, se peinan entre ellas, can-tan canciones y en ocasiones su risa se alcanza a escuchar hasta acá, en donde algunas voces o rostros conectan su mirada por breves minutos y aprovecha a preguntar por su mamá.

En ciertos días, cuando el sol entra por la ventana de acá, toma lista a los once: Graciela, Teresa, Margarita, Felipe, Ramón, Guadalupe, María Rosa, Martha, Miguel y vuelve a empezar, porque de seguro se deja dos, que no están ni allá ni acá. ¿Qué curioso? ¿Quién faltó? Fernando y Rodolfo, le soplan desde acá.

Allá se pasea tomada de la mano de su “Gavilán” entre una nogalera, campos de alfalfa y un trigal, y es que ya no le interesa nada de acá. Allá, ella escoge los cuentos

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para no tener que volver a leer “Sangre romañola”, ni nada del libro de Corazón, porque los niños que dejó acá, todavía esperan que despierte de la siesta para di-vertirse viéndola llorar, aunque ahora se conformarían con saber que todas las historias del acá las recuerda allá.

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Bosque La Primavera

De uno a uno fueron llegando: El que recibió el re-porte, pero lo minimizó porque para el final del primer día ya tenían el 95 por ciento del incendio contro-lado; el que declaró a la prensa que se había iniciado de manera accidental, a sabiendas de que era mentira; el que supervisó la acción de los brigadistas y prefirió prescindir de los voluntarios; el que tuvo que asistir para velar por la seguridad de los elementos que intentaban apagar las llamas, mientras eran repelidos a balazos; el que no dio la cara y mandó hacer un photoshop de su persona para evidenciar que le importaba; el que se comprometió a rentar dos aviones del extranjero para pararse el cuello, aunque fuera demasiado tarde y con un presupuesto que le hubiera dado para comprarlos. Así, hasta que estuvieron presentes los funcionarios que podían darle una solución al desastre, pero al ver que la zona arrasada alcanzaba las ocho mil hectáreas se encon-traron todos embarrados de hollín y decidieron lavarse las manos.

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La liga del bongie

La mejor manera de matar el tiempo es estrujando cada segundo.

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¡Mayday! ¡Mayday! ¡Ando volando bajo!

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Para engendrar palabras, es necesario tener relaciones con un bolígrafo.

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El niño y el monstruo siempre estarán ligados, uno lo crea porque el otro lo necesita.

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Hay que ser una bala para estar al pie del cañón.

33

Si la luna se va por un hoyo negro, ¿el sol deberá ir tras ella?

34

Un cazador de cuento que se adentra en un bosque de palabras, sale cargando una historia al hombro.

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Por qué si el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, insiste en que es bueno bañarse varias veces en el mismo río.

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El miedo real aparece cuando el monstruo interior se come al que está debajo de la cama.

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Saltó de la minificción al cuento, pero la liga del bongie lo regresó a la brevedad.

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Será lo que no era se terminó de imprimir en los talleres de Editorial Pandora en julio de 2013

en Guadalajara, Jalisco, México.Esta edición consta de 100 ejemplares.

Para su formación se utilizó la fuente Garamond, puntos 8 y 10.