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MÓDULO 8:
LA EDUCACIÓN EMOCIONAL .
3ª PARTE
La educación emocional
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ÍNDICE
1 LA IRA Y EL ENFADO: ............................. .................................................. 3
1.1 CÓMO GESTIONAR EL ENFADO: ..................... ................................. 8
1.1.1 Respiración y relajación / bajar el tono de v oz: ......................... 9
1.1.2 Cantar: ..................................... .................................................... 10
1.1.3 El contacto físico: El abrazo. .............. ....................................... 11
1.1.4 Distanciamiento espacio/tiempo: ............. ................................. 12
1.2 HERRAMIENTAS PARA LA GESTIÓN EMOCIONAL DEL ENFA DO Y LA IRA EN LOS NIÑOS: .............................. ................................................ 13
1.2.1 LA TORTUGA: ................................. ............................................ 13
1.2.2 El globo de la Respiración: ................. ....................................... 13
1.2.3 El juguete de la Respiración: ............... ...................................... 16
1.2.4 El rincón de la expresión: .................. ........................................ 16
1.2.5 Pintar el enfado: ........................... ............................................... 17
1.2.6 El deporte de la expresión: ................. ....................................... 19
2 LA TRISTEZA Y LA COMPASIÓN: ..................... ..................................... 21
2.1 EL DUELO: ..................................... .................................................... 23
2.2 HERRAMIENTAS PARA EDUCAR LA TRISTEZA EN LOS NIÑ OS: 25
2.2.1 Escuchando y pintando la tristeza: .......... ................................. 25
2.2.2 Pintando la tristeza: ....................... ............................................. 25
2.2.3 ¿Quién está triste? ......................... ............................................ 26
2.2.4 El juego de la pérdida: ..................... .......................................... 27
2.2.5 La caja de la tristeza: ..................... ............................................. 27
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1 LA IRA Y EL ENFADO:
La ira también es conocida como “rabia”, “furia” o “cólera”. Se desencadena
ante situaciones que valoramos como injustas o que atenta contra los
valores fundamentales o la libertad personal.
Con la ira aprendemos a defendernos de aquello que nos hace daño y que
atenta a nuestro bienestar.
La ira o la rabia están asociadas a la pérdida automática del control de uno
mismo. Una persona rabiosa o iracunda es rehén de su propio
comportamiento, el cual le domina.
Existen muchos motivos que pueden desencadenar la i ra de una
persona ,
Por ejemplo:
Situaciones o personas por las que nos sintamos coa ccionados
o que nos impongan un determinado comportamiento.
Sufrir abusos físicos o verbales.
Cuando nos impiden la realización de nuestras metas
personales.
Cuando algo no sale como queremos.
Cuando alguien nos trata de forma que no nos merece mos.
La rabia y la ira nos deforman, nos aleja de nosotr os mismos y de
los demás.
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La ira mal regulada puede producir efectos muy negativos en la persona
que la siente y en su entorno más cercano. Es decir, la ira activa los
mecanismos de autodefensa y ello conlleva la activación de
comportamientos agresivos, que pueden generar violencia.
La ira y el enfado son emociones diferentes, muy relacionadas entre sí, pero
diferentes.
El enfado es una emoción que tiene diferentes grados de expresión, puede
ir desde una irritación leve hasta llegar a entrar en cólera.
Que nos enfademos más o menos depende de muchos factores. El principal
factor está en nosotros mismos, en nuestro temperamento, si tenemos un
temperamento fuerte o tenemos un temperamento más tranquilo. También
existen otros factores que no dependen tanto de nosotros, pero si influyen
en cómo nos afecta, como aquellas cosas que pasan en nuestro entorno,
que no nos gusta o que no aceptamos.
Efectos negativos de la ira:
No te deja pensar de manera eficaz y esto repercute en la respuesta
conductual posterior.
Afecta a las relaciones interpersonales, llevándola s a veces incluso
a la ruptura. Aunque pueda sorprendernos, nos enfadamos con mayor
frecuencia con las personas más allegadas a nosotros.
Afecta a las relaciones laborales, produciendo descontento,
dispersión de equipos de trabajo e incluso a la pérdida del trabajo.
Perjudica a la salud, la ira está relacionada con problemas
cardiovasculares y de tensión arterial, por eso se recomienda a las
personas propensas a infartos que aprendan a regular la ira, a gestionar
el enfado.
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Es importante saber quién gestiona a quién, es decir, si somos nosotros los
que gestionamos nuestra emoción de enfado, o bien el enfado gestiona
nuestra vida.
El enfado no es ni bueno ni malo, es una emoción natural y tiene una razón
de ser y de existir, ya que como todas las demás emociones, nos avisa que
hay algo que no está bien. Nos da información sobre nosotros mismos.
Puede ser que haya una necesidad que no esté satisfecha y que es
importante para nosotros satisfacerla o bien nos muestra un desequilibrio
con respecto a una persona o a una situación que no nos gusta.
Realmente las personas somos libres para decidir enfadarnos o no
enfadarnos, así como cuánto tiempo queremos estar enfadados.
Muchos tenemos la firme creencia de que los demás nos hacen enfadar o
bien que determinadas situaciones nos hacen enfadar, pero esto no es así.
Estamos acostumbrados a escuchar y decir comentarios tipo:
“Mi hijo me hace enfadar”.
¨No me hagas enfadar”.
“Este niño me saca de mis casillas”.
“La forma de hablar de mi jefe me enfada”.
Pero realmente no son ellos los que nos hacen enfadar, sino que somos
nosotros mismos los que nos enfadamos, los que elegimos enfadarnos ante
tal persona o situación.
El enfado es previo a la rabia y a la ira. Es muy s encillo que un
enfado se nos vaya de las manos y se convierta en r abia o ira y
estallemos violentamente.
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Enfadarnos es un hecho y está vinculado a un estado emocional, pero
seguir enfadados es optativo. Tú puedes elegir seguir enfadado (juzgándote
a ti o a la otra persona y a la situación), o puedes elegir observar y tomar
conciencia de que te has enfadado y buscar una solución para solventarlo.
Enfadarnos es completamente lícito y normal, lo que tenemos que hacer es
buscar la forma de expresar ese enfado, de forma que lo podamos expresar
sin hacernos daño a nosotros mismos, ni a los demás.
Cuando nos enfadamos tenemos 3 tipos de respuestas:
1. Responder agresivamente:
Respondemos agresivamente cuando el enfado se convierte en rabia o ira.
Aquí se incluyen, los gritos, los insultos, las malas formas de contestar, la
violencia (pegar, etc.).
Esta forma de expresar el enfado o mejor dicho la ira, siempre acaba
empeorando la situación. Esta forma de reaccionar puede hacer que la otra
persona entre en miedo o se sienta cohibida, por lo que acabe haciéndole
daño e incluso dañando la relación.
Y lo peor de todo es que va a conseguir el efecto contrario al deseado. No
cubrir la necesidad insatisfecha y alejarse más de la situación deseada o de
la persona.
2. Responder pasivamente:
Expresar el enfado hacia dentro, o mejor dicho, no expresarlo.
La respuesta pasiva es también una respuesta agresiva de forma indirecta.
De una forma u otra el no expresar nuestro enfado puede llevar, a medio
plazo, a que tengamos una reacción incontrolada ante cualquier situación
insospechada. A esto es lo que muchas veces decimos “la gota que colma
el vaso”.
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Además, este tipo de respuesta produce serios problemas de salud, ya que
muchas patologías o enfermedades no son más que el resultado de
nuestras emociones mal gestionadas.
3. Responder asertivamente:
Es responder correctamente, una vez regulado el enfado.
Para ello es importante tomar conciencia de la emoción de enfado y saber
qué necesidad insatisfecha ha producido ese enfado, o que es lo que
incomoda en esa situación o produce desequilibrio.
Esta es la respuesta ideal ya que hace que no entremos en ira o en rabia;
sino que tomemos conciencia de que cosas nos incomodan y de cuáles son
nuestras necesidades insatisfechas. Y una vez que tomamos conciencia de
ello, la puedes expresar de forma asertiva, tal y como explicamos en el
módulo de Resolución de Conflictos.
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1.1 CÓMO GESTIONAR EL ENFADO:
Normalmente cuando nos enfadamos acabamos gritando, refunfuñando e
incluso podemos entrar en ira, llegando a tener comportamientos agresivos,
empujando o pegando a la persona que tenemos en frente.
Cuando hablamos a los niños gritándoles o alzándole la voz, ellos nos
acaban devolviendo gritos y subidas de voz. Por lo tanto si no quieres que
te grite o te levante la voz, empieza desde bien pequeño a no gritarle o
alzarle la voz.
Puede pasar que cuando gritamos y hablamos desde el enfado los niños
acaban haciendo lo que les decimos, pero lo hacen porque se ven obligados
y presionados a ello, muchas veces desde el miedo.
Pero el enfado no es duradero y lo que antes hacían movido desde el
enfado del educador, no significa que lo hayan aprendido e interiorizado,
sino más bien todo lo contrario. Ya que lo hacían desde la presión o el
miedo.
Hay que distinguir cuando estamos enfadados y cuando algo nos ha
sentado mal o cuando queremos marcar un límite, o expresar que no
estamos de acuerdo en algo.
Dejar de enfadarse no significa estar de acuerdo en todo, si no simplemente
es una forma diferente de expresar y sentir aquello que te ha sentado mal, o
A veces, el enfado y los gritos dan fruto y los dem ás “obedecen”.
Además el enfado nos lleva después a un estado de t risteza,
decepción y frustración propia que hemos de asumir y superar.
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que no estás de acuerdo en algo, o incluso de marcar los limites, o de cubrir
una necesidad.
No hace falta llegar a enfadarse para que algo suceda o para que haya un
cambio, o para expresar que algo no te ha gustado, o no te ha sentado bien,
o para expresar una necesidad que necesitas cubrir. No hace falta
enfadarse, lo que pasa es que ya tenemos el programa instalado y es a lo
que tendemos, pues es la respuesta que hemos aprendido.
Se puede desinstalar el programa. Para ello hay que estar muy atento a
nosotros mismos y conocernos muy bien: saber porque nos enfadamos, con
quienes nos enfadamos, que es lo que nos hace enfadar, que pensamientos
tengo que hacen que me enfade con mayor facilidad, etc.
Cuando ya estamos inmersos en el enfado, existen diferentes herramientas
para no estallar y que el enfado desemboque en ira, estas formas las
podemos aplicar de forma individual o simultánea.
Son técnicas sencillas, que nos ayudaran a hacer frente a nuestro enfado,
son técnicas que sirven tanto a adultos como para niños:
1.1.1 Respiración y relajación / bajar el tono de v oz:
Es una de las estrategias más utilizadas y más útiles.
La respiración abdominal es la más recomendada para relajarnos, y es
preferible que la inspiración se haga por la nariz y la expiración por la boca,
aunque también podemos expirar por la nariz, no es excluyente, solo
preferible.
Lo recomendado es inspirar, llenando nuestro abdomen de aire hasta
hinchase como un globo, mantenemos unos 5 segundos o lo que puedas
aguantar y expiramos el aire por la boca. Lo ideal es hacerlo en secuencias
de tres, llevando nuestra atención a la respiración, olvidándonos de todo,
del enfado, de quien tienes delante, de lo que lo provocó y de buscar
soluciones, solo atendemos a la respiración en ese momento.
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Éste detenernos unos instantes para respirar cuando una situación nos ha
hecho enfadar o nos desequilibra, nos ayuda a calmarnos. Evitamos así el
arranque emocional de la ira, además, si nos hemos enfadado con nuestros
hijos o alumnos le mostramos una forma asertiva de gestionar el enfado.
Muchas veces, cómo educadores nos enfadamos y estallamos ante un
enfado de nuestro hijo o alumno, es importante gestionar este tipo de
situaciones para que no vaya a más. Si durante el enfado o después de
respirar, nuestro hijo o pareja, alumno o amigo, sigue nervioso, agitado o
grita, podemos bajar el tono de voz, si son pequeños nos podemos incluso
permitir hablar en voz baja (sin pasarnos).
1.1.2 Cantar:
Esta técnica también es muy útil sobre todo cuando nos enfadamos con
nuestros hijos y estamos a punto de estallar emocionalmente, cuando ya no
tenemos recursos suficientes para respirar.
En estos momentos es imperativo sacar el enfado que sentimos sin que
explotemos y acabemos gritando o insultando. Para ello una técnica muy
recomendable es cantar, cantar lo que quieras y cómo quieras, incluso a
voces o inventándote la canción.
Desde un punto de vista psicológico y clínico, nos permite
oxigenarnos y darnos un respiro.
Al hablar en voz baja o bajar nuestro tono de voz, nos permite
tranquilizarnos, además de transmitir serenidad.
Es completamente terapéutico y relajante, además lo s niños se
sorprenden, paran en seco y acaban riéndose.
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Los padres que lo han probado lo recomienda muchísimo, es una forma de
parar un enfado que podía haber ido a más.
1.1.3 El contacto físico: El abrazo.
Muchos autores como Catherine Dumonteil Kremer y Gary Chapman
hablan del “Depósito Afectivo ”: dicen que todos, tanto los adultos como los
niños, tenemos un depósito afectivo, que cuando está lleno mostramos
entusiasmo, cooperación y estamos abierto a escuchar, a dar y a recibir.
Pero que con los problemas del día a día, este depósito se nos va vaciando
y nos vamos volviendo irascibles y agresivos, e incluso nos mostramos
cansados.
Los niños tienen la particularidad de que su depósito es más pequeño y se
llena y se vacía con mucha mayor rapidez que el nuestro. Es muy probable
que cuando están alterados, enrabietados o iracundos, no sea más que una
muestra de que su depósito está vacío.
Sentarnos con ellos y conectar emocionalmente hace que llenemos su
depósito y el nuestro, entonces ya no necesitaran llamar nuestra atención.
También puede que nuestro depósito como persona este vacío entonces
podemos pedir que nos lo llenen. Muchas veces con un simple abrazo de
nuestro hijo o pareja, o de quien sea, puede que ese enfado no vaya a más
y podamos volver a estar en un estado óptimo de resolver la situación
desde otro punto de vista.
Es importante, como siempre decimos, estar atento, a lo que les pasa a
nuestros hijos y a nosotros, y explicar a los que nos rodean cuáles son
nuestras necesidades emocionales y de afecto. Buscar el indicador de
nuestro propio depósito afectivo y el de nuestro hijo.
Muchas veces, con ponerse a su altura y darles una abrazo o
preguntarles si quieren un abrazo, hace que la situ ación se
calme.
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1.1.4 Distanciamiento espacio/tiempo:
Consiste en hacer una pausa y retirarnos a otro lugar, para poder respirar, o
tomar perspectiva. Dar un paso atrás nos permite tranquilizarnos y decidir
cómo queremos gestionar la situación, permitiéndonos valorar de forma más
objetiva lo que está pasando.
A muchos niños y sobre todo dependiendo de la edad, no les sirve el
distanciamiento espacio/tiempo.
Ya que para ellos, darles ese espacio sin la presencia de los padres o del
cuidador, puede tomarlo como un castigo y no como un momento de
reflexión, o de estar a solas hasta que la emoción disminuya.
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1.2 HERRAMIENTAS PARA LA GESTIÓN EMOCIONAL DEL ENFA DO
Y LA IRA EN LOS NIÑOS:
Hay niños que le resulta más difícil gestionar sus impulsos especialmente
cuando le domina la ira o la rabia. Para ello es fundamental que al niño se le
dé la oportunidad de que exprese sus emociones y las acepte, como
estrategia fundamental para resolver los conflictos.
Y sobre todo han de comprender que pueden estar enfadados, pero que no
ha de estallar violentamente y hacer daño a los demás.
Podemos ayudarles a gestionar su enfado con diferentes herramientas.
A continuación vamos a exponer una serie de herramientas que son muy
efectivas para enseñar a los niños a gestionar su emoción de enfado o ira:
1.2.1 La tortuga:
A partir de 3 años.
Objetivo: Reducir la impulsividad o reorientarla hacia momentos de
reflexión, ayudando al niño a entender qué es lo que le pasa en cada
momento.
Procedimiento: Se les cuenta a los niños la historia de la tortuga y se les
dice que cada vez que nos enfademos podemos hacer como la tortuguita,
retirarnos a nuestro caparazón (a nuestro interior).
Cuento: La tortuga.
Érase una vez una tortuguita que no le gustaba ir al colegio. La tortuguita
decía que era demasiado difícil aprender a leer y escribir, y aprender los
números.
Se entretenía molestando a sus compañeros (les quitaba los lápices, le
tiraba sus cosas, les chinchaba) y además no escuchaba en clase a su
profesora.
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También encontraba muy difícil seguir las normas y se enfadaba con mucha
facilidad: se ponía a gritar, a dar golpes, tiraba las cosas, las rompía. Los
demás no querían jugar con ella y empezó a sentirse cada vez más sola.
Un día se encontró a la tortuga más vieja del barrio y la tortuguita le contó
que se sentía triste, que tenía un problema: que cada vez que se enfadaba
no se podía controlar y actuaba de forma que hacía daño a los demás,
gritaba, pegaba, decía cosas feas y ya no tenía amigos, nadie quería jugar
con ella.
La vieja tortuga le dijo: “Te diré un secreto, la solución de tus problemas la
tienes tú y es tu caparazón…, es por ello que tienes un caparazón, siempre
que estés enfadada o preocupada, lo que tienes que hacer es entrar dentro
de ti y seguir estos tres pasos mágicos:
1. Debes decirte STOP a ti misma.
2. Debes respirar hondo 3 veces.
3. Di en voz alta el problema que tienes y cómo te sientes.”
(* Un cuarto paso, para los más mayores, o dependiendo del nivel
madurativo del niño, es buscar una solución).
La tortuga, le dijo a la vieja tortuga que así haría. Y cuando se enfadó la
primera vez en su casa con su hermana, así lo hizo, se metió en su
caparazón, se dijo STOP, respiró hondo 3 veces, se dijo a sí misma en voz
alta, “estoy enfada con mi hermana porque no me deja sus lápices, me
siento decepcionada porque yo quería terminar mi dibujo antes de comer y
no lo voy a poder hacer”, y cuando salió del caparazón se sentía mucho
mejor. Ya no estaba tan enfadada con su hermana, además, la hermana
como la escucho y vio que no le había pegado ni insultado, se acercó y le
dejo sus lápices.
Y su mamá que la observaba, le dio un fuerte abrazo y le dijo que debía
sentirse muy orgullosa de sí misma por lo que había conseguido.
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A partir de ese día la tortuguita cada vez que se enfadaba hacia lo que le
había dicho la vieja tortuga y las otras tortuguitas empezaron a jugar con
ella y todos querían ser su amiga. La tortuguita se empezó a sentir feliz y a
querer ir al cole porque ya le parecía divertido.
* A los más pequeños se les puede pedir que lo acompañe con el gesto de
cruzar los brazos a la altura de nuestros hombros y meter la cabeza entre
los brazos.
Recuerda:
Momento “Stop”.
Respirar hondo 3 veces mínimo.
Decir en voz alta lo que les pasa, cuál es el problema (Ejemplo: me
he enfadado con mi amigo) y expresar como se sienten (alegría,
tristeza, enfado, frustración).
Finalmente, para lo más mayores, pueden buscar una solución.
Los más pequeños lo pueden hacer acompañados. Y los mayores, pueden
escribirlo al principio o dibujarlo, hasta que la práctica se haya instalado en
ellos.
1.2.2 El globo de la Respiración:
De 3 a 6 años , (se puede adaptar para niños más mayores).
Objetivo: Aprender la relajación abdominal que es la más adecuada para
relajarse y poder así auto controlarse y auto gestionar sus emociones.
Procedimiento: Se les explica a los niños que se van a convertir en un
globo que se inflan y se desinfla. Para inflarlo hay que inspirar
profundamente y llevar todo el aire a la barriga que se ha de inflar como un
globo. Y se desinfla soltando el aire por la boca.
Para potenciar la visualización se pueden ayudar con los brazos. Cuando el
globo se infla abrimos los brazos y los subimos hacia arriba, cuando el
globo se desinfla bajamos los brazos.
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Para niños más mayores, se les puede explicar el procedimiento de inspirar
y expirar. Y en vez de decirle que se van a convertir en un globo, se les
puede enseñar que su barriga se puede inflar y desinflar como un globo.
Se le puede dar un globo que inflaran con cada exhalación y desinflaran con
cada inspiración.
1.2.3 El juguete de la Respiración:
De 3 a 9 años , (se puede adaptar para niños de más de 9 años).
Objetivo : Aprender la relajación abdominal, mejorar la concentración, así
como aumentar la confianza del niño en sí mismo.
Procedimiento: Se les explica a los niños, que van a realizar un juego que
consiste en ponerse un juguete en la barriga y que han de inspirar y expirar
profundamente de forma que el juguete suba y baje sin caerse. Han de
practicar hasta que lo haga.
Se puede ir haciéndolo más complicado, de forma que lo pueden hacer
primero concentrado en la respiración, después escuchando una historia, y
luego contando una historia a alguien, esto ayudara a que lo integren en su
día a día.
Para niños más mayores, a partir de 9 años, se puede pedir un objeto
personal suyo que aprecien bastante.
1.2.4 El rincón de la expresión:
De 3 años en adelante.
Objetivo: Evitar una conducta destructiva, sacar el enfado, la rabia o la ira,
sin que haga daño a nadie.
Procedimiento: Junto con tu hijo se busca un espacio en la casa donde él
pueda ir cuando este muy enfadado y está a punto de estallar
emocionalmente. En el colegio se puede preparar un espacio propio para
ello con todos los alumnos.
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En él podemos poner todo lo que se nos ocurra, revistas, para poder
romperlas, cortarlas y arrugarlas, cojines, para morder, o para tirarlos, un
pequeño saco de boxeo para poder darle con los puños, globos para
estallar, un cuaderno con colores para pintar, etc. Lo que se les ocurra (la
imaginación de los niños no tiene fin) y se les explica para qué es ese
espacio y se le anima, cada vez que esté a punto de estallar, o haya
estallado emocionalmente de ir allí a expresarlo y calmarse.
Es fundamental que en casa, los padres le acompañe y este todo el tiempo
con él, a no ser que su edad le permita estar solo y te lo pida.
Después se puede hacer una pequeña reflexión, que nos cuente o nos
dibuje, o nos haga una pequeña redacción de que es lo que le ha pasado,
que ha sentido y si tiene alguna posible solución.
1.2.5 Pintar el enfado:
A partir de 3-4 años en adelante.
Objetivo: Sacar la emoción del enfado a través de las sensaciones
corporales del niño, despejando y dándole un sentido a la emoción.
Procedimiento: Cuando el niño está enfadado, le podemos hacer una serie
de preguntas encaminadas a sacar y despejar la emoción.
Preguntas encaminadas a sacar la emoción de enfado:
1. ¿Dónde, dentro de ti mismo, sientes ese enfado? Aquí te puede decir
dentro de la barriga, en la cabeza, etc.
2. ¿Cómo es eso que sientes? Si eso que siente en ese lugar tiene alguna
forma, o se parece a algún objeto o a algo, si es circular o es un cilindro,
puede ser una estrella, o una barra de hierro (la imaginación de los adultos
es infinita)
3. Si esa forma, tiene algo que decirle, quiere dec irle algo : Es importante
que el niño se hable a si mismo de la forma más amable posible.
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4. Pintar la emoción: Aquí es importante explicarle que no importa el dibujo
en sí mismo. No importa que sea bonito o no, vale aunque solo sea un
garabato. Lo importante es que exprese a través del dibujo esa emoción.
A veces a través de esta práctica salen a la luz otras emociones diferentes a
la del enfado. Es importante reformular y repetir lo que nos va diciendo
nuestro hijo, esto le ayuda a expresarse ya que se siente atendido y
escuchado.
Ejemplo:
El niño está enfadado porque no quiere ir al campam ento de
verano.
Niño: ¡No quiero ir más al campamento, no me gusta!
Educador: Entiendo, no quieres ir mas al campamento, ¡no te gusta!
Niño: No, es un aburrimiento y estoy harto (grita).
Educador: Ese aburrimiento y ese estoy harto, ¿dónde lo sientes dentro de
tu cuerpo?
Niño: En las piernas, es como si no pudiera andar.
Educador: En las piernas, muy bien. Y si eso que sientes en las piernas
tuviera una forma, ¿de qué forma sería?
Niño: No sé, como un clavo de hierro.
Educador: Ajá, como un calvo de hierro. ¿Y si ese clavo de hierro tuviera
algo que decirte, que te diría?
Niño: Que no puede andar, que clava mis piernas a la tierra.
Educador: Que no puedes andar, ¿algo más?
Niño: Si, que tiene miedo.
Educador: Tiene miedo, ¿hay algo más?
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Niño: No, que no quiere estar solo y no conoce a nadie.
Educador: Muy bien, entonces, no puede andar, tiene miedo y no conoce a
nadie y no quiere estar solo.
¿Quieres dibujar eso que sientes en un folio? No hace falta que sea un
dibujo bonito, ni que lo vea nadie si no quieres, solo es para dibujar aquello
que sientes dentro.
Niño: Vale.
1.2.6 El deporte de la expresión:
A partir de 9 años.
Objetivo: Evitar una conducta destructiva, sacar el enfado, la rabia o la ira,
sin que haga daño a nadie
Procedimiento: En un principio podemos empezar la actividad con
visualizaciones.
Imagínate la última vez que te enfadaste y sacaste la ira y la rabia, el
educador le guiará para que conecte con la visualización:
“Donde estabas, con quién estaba, que oías, que decías, como te
sentías”.
Cuando ya tenga la imagen de ese enfado, le decimos que la cojamos en el
momento justo antes de estallar violentamente y que conecte con ese
enfado. Entonces le pedimos que escoja una actividad o deporte, lo que
quiera para desahogar el enfado y que lo haga en su imaginación, por
ejemplo, si es baloncesto, que se imagine corriendo y tirando a canasta.
Cuando ya se lo haya imaginado, le preguntamos cómo se siente ahora,
que es lo que le había enfadado, que solución puede darle a la situación,
etc.
Estas visualizaciones la podemos repetir varias veces.
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Después se puede hablar con él y preguntarle si ve oportuno la realización
de un deporte o actividad, cuando esté a punto de estallar emocionalmente
o cuando ya haya estallado, que le permita hacerlo en casa o en el colegio.
Podemos guiarle con varios ejemplos:
Poner una canasta de baloncesto y tirar la canasta hasta que se le
haya pasado el enfado, acompañando cada tiro con una respiración.
Poner un saco de boxeo adaptado.
Correr y dar vueltas alrededor de la casa.
Da un paseo por el patio, etc.
En un principio se les puede acompañar en la actividad si a ellos les parece
bien para que vayan cogiendo la rutina.
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2 LA TRISTEZA Y LA COMPASIÓN:
La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano, junto al miedo
y a la ira, que ya hemos estudiado.
Es habitual sentir tristeza cuando algo nos decepciona o cuando perdemos
algo que para nosotros es importante o querido. No todo el mundo siente
tristeza por las mismas cosas.
La tristeza está muy relacionada al apego y a la vinculación emocional, ya
que con el paso del tiempo y a medida que vamos creciendo en edad y en
experiencias nos vamos vinculando con lo que estamos viviendo, con lo que
va formando parte de nuestra vida.
Nos podemos vincular a:
1. Las personas queridas: Nuestros padres, hijos, hermanos, amigos,
compañeros, etc.
2. Lugares: Ciudades dónde vivimos, el colegio dónde estudiamos,
nuestra casa, etc.
3. Objetos personales: Un peluche, un juguete favorito, la ropa, un
coche, etc.
Los niños de educación infantil, sobre todo en la etapa de adaptación, les
da seguridad llevarse un objeto personal al cole, ya que lo asocian a que
se llevan algo de su realidad personal (su casa), y eso hace que no se
sientan tan desamparado.
4. Etapas de la vida: La niñez, la juventud, el embarazo, etc.
5. Estados: Soltero, casado, profesión, etc.
6. Estados emocionales: Con lo que vivimos y sentimos en un momento
determinado.
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Cuando perdemos algo de esto, se pierde el vínculo que nos unía y nos
genera tristeza.
La mayoría de los vínculos que establecemos son temporales, por lo tanto a
lo largo de la vida experimentamos muchas pérdidas. A algunas personas
dichas perdidas les puede entristecer y a otros, con menos sentido del
apego, no.
Es importante aprender a convivir con esta emoción y acompañar a los
niños a vivirla como un proceso natural y necesario. Para ello es importante:
Identificar que estamos sintiendo tristeza.
Tomar conciencia de ella y aceptarla.
Sentirla.
Expresar la emoción, bien sea a través del llanto o de lo que necesite en
ese momento.
Comprender de dónde surge.
Y dar tiempo a que la tristeza siga su curso natural.
Conviene distinguir entre tristeza, que es una emoción normal y necesaria y
depresión, que es ya una enfermedad psicológica.
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2.1 EL DUELO:
El duelo está completamente vinculado a la tristeza y es necesario para
superarla.
Es el tiempo que necesita nuestro cerebro para recuperarse de una pérdida
importante. El duelo es un proceso natural y necesario, ya que nuestro
cerebro necesita restablecerse, reiniciarse, encontrar el significado y el
equilibrio buscando diferentes formas de normalizar la vida para volver a ser
feliz. A este tiempo se le llama duelo.
Las etapas por las que se pasa en un proceso de due lo son :
1. Conmoción:
Es el momento donde sucede la pérdida.
La persona ha de asimilar lo que ha pasado, ha de darse cuenta de la
pérdida y empezar a asumirla.
La negación es la característica principal, donde se suceden expresiones
tales como: “no me lo puedo creer” “esto no me está pasando a mí”, etc.
En esta etapa es importante ayudar a la persona a superar la negación,
recordándole que la pérdida ha sucedido, aunque comprendiendo y
respetarlo su dificultad de aceptarlo.
2. Rabia y agresividad:
Es la etapa del enfado.
La persona entra en rabia, lucha por volver a recuperar lo que ha perdido,
aunque sea de forma significativa.
En esta etapa es importante legitimar la emoción de rabia, ayudándoles a
expresarla de forma apropiada sin que llegue a desencadenar conductas
violentas contra sí mismo o los demás.
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3. Desesperanza:
La persona empieza a tomar conciencia de lo que ha pasado y de que lo
que ha perdido no volverá.
La tristeza es la emoción que reina en esta etapa y se puede vivir con
desamparo y soledad. Es la etapa más larga del duelo.
Esta etapa es vital el acompañamiento cariñoso, legitimando y respetando
en todo momento su sentir y sus necesidades, podemos ayudarles a que
tome conciencia de ellas y que las exprese.
4. Reorganización:
Poco a poco la persona vuelve a su vida, a su vida cotidiana.
Es una etapa en la que la persona acepta lo que ha pasado y lo asume.
Aquí podemos ayudar motivándole, ofreciéndole alternativas para que
disfrute y se dé cuenta que a pesar de la pérdida puede seguir disfrutando
de la vida y ser feliz.
La educación emocional
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2.2 HERRAMIENTAS PARA EDUCAR LA TRISTEZA EN LOS NIÑ OS:
2.2.1 Escuchando y pintando la tristeza:
A partir de los 3 años.
Objetivo: Conectar con la emoción de la tristeza, observar que sentimos
cuando estamos triste y que nos hace poner triste.
Procedimiento: Se selecciona una música triste y se les pone a los niños,
para que la escuche.
A continuación se les pregunta que han sentido con esta música. Si aún les
cuesta expresar las emociones les podemos ayudar a poner nombre a lo
que han sentido y se reconduce hacia la tristeza.
Después se les pide que expresen en un dibujo lo que han sentido,
utilizando colores, formas, etc. Y si saben escribir también se les puede
invitar a que escriban algunas frases sobre eso que han sentido con la
música.
También se puede trabajar con fragmentos de películas y dibujos animados.
En todo momento se les ha de explicar que estar triste no es malo, que
como toda emoción es pasajera, viene y se va. Para que no se quede en
nosotros, es necesario reconocer que estamos tristes y expresar la
emoción, dándole espacio para que se exprese.
Con este juego aprendemos a expresar la tristeza.
2.2.2 Pintando la tristeza:
A partir de 3 años en adelante.
Objetivo: Sacar la emoción de tristeza a través de las sensaciones
corporales del niño, despejando y dándole un sentido a la emoción.
Procedimiento: Cuando el niño esté triste, le podemos hacer una serie de
preguntas encaminadas a sacar y despejar la emoción.
La educación emocional
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Preguntas encaminadas a sacar la emoción de tristeza:
1. ¿Dónde, dentro de ti mismo, siente esa sensación de tristeza?
Te puede decir dentro de la barriga, en la cabeza, etc.
2. ¿Cómo es eso que siente?: Si eso que siente en ese lugar tiene alguna
forma, o se parece a algún objeto o a algo, si es circular o es un cilindro,
puede ser una estrella, o una barra de hierro (la imaginación de los adultos
es infinita)
3. Si esa forma, tiene algo que decirle, quiere decirle algo: Es importante
que el niño se trate, y se hable así mismo o hable a la forma con
amabilidad.
4. Pintar la emoción: Aquí es importante explicarle que no importa el dibujo
en sí mismo, no importa que sea bonito o no, o que solo sea un garabato.
Lo importante es que exprese a través del dibujo esa emoción.
A veces a través de esta práctica salen a la luz otras emociones diferentes a
la de la tristeza. Es importante reformular y repetir lo que nos va diciendo el
niño. Ésto le ayuda a expresarse ya que se siente atendido y escuchado.
2.2.3 ¿Quién está triste?
De los 5 a los 8 años.
Objetivo: Identificar la emoción de la tristeza, conocer que conlleva la
tristeza y que es lo que la produce.
Procedimiento: Se muestran fotografías de niños con diferentes estados
emocionales: tristeza, alegría, enfado, etc. Y se les pide a los niños que
identifiquen que están sintiendo estos niños.
Después se recogen todas las caras de tristeza, se vuelven a mostrar,
preguntando qué nos pasa cuando sentimos tristeza (lloramos, no
queremos jugar, queremos que nos cojan en brazos, etc.).
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E intentamos averiguar porque esos niños de las fotos pueden estar tristes,
y vamos derivando la conversación sobre que nos genera tristeza a
nosotros (no haber sido invitado, o no poder ir a la fiesta de cumpleaños de
un amigo, perder a tu perrito, etc.) y terminaremos explicando que es lo que
genera tristeza.
2.2.4 El juego de la pérdida:
Desde los 5 a los 12 años.
Objetivo: Aceptación de la perdida material.
Procedimiento: Lo podemos realizar en casa a la hora de la comida o de la
cena, o en un momento concreto que le queráis dedicar en familia a este
juego. O en el aula en un momento que el profesor vea oportuno.
Se les explica a los niños que van a jugar al juego de la pérdida, para ello
cada uno ha de decir la siguiente frase con:
“Puede pasar que pierda…”
Y tienen que decir lo que primero se les ocurra. Cuantos más participantes
mejor pues será más enriquecedor (pueden participar con ellos los adultos.
Después el que dirige el juego, pregunta que hacen cuando pierden esas
cosas.
Si alguno dice que “comprar una nueva u otro igual” damos esta respuesta
como no valida, y se explica la importancia de gestionar la frustración de la
perdida, aceptando la perdida de lo que no está y no sustituyéndola.
Podemos preguntar que hemos perdido en esta última semana o mes y que
no hemos sustituido y como nos hemos sentido.
2.2.5 La caja de la tristeza:
A partir de los 12 años.
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Objetivos: Identificar situaciones de tristeza y permitir expresarla y hablar
sobre ella, a la vez que se desarrolla la empatía.
Procedimiento: Se busca una caja, una cesta o un recipiente que
llamaremos la caja o la cesta de la tristeza.
Dicha caja la llenaremos con papeles pequeños donde cada uno irá
escribiendo las experiencias de tristeza que van viviendo cada día
relacionada con cualquier hecho o situación, decepción, frustración, perdida,
o sobre aquello que le entristece o incluso puede ser una experiencia ajena
(aquello que le haya entristecido a alguien cercano).
Un día a la semana se dedicará a ir sacando los papeles de la tristeza y
vaciar la caja, entre ellos pueden quedar en decirlo en voz alta y compartirlo
o leerlos para sí mismo.
Después si lo desean, pueden reflexionar sobre ello.