Post on 03-Jul-2015
LA ARDUA CONSTRUCCIÓN DEL
CIUDADANO
(Notas sobre el movimiento cívico y la lucha gremial)
Armando Bartra.
Elaborado por: García Valdez Teresita De Jesús.
Historia de un Desencuentro
En México posrevolucionario la acción popular ha
discurrido por dos vertientes:
1.- Movilizaciones sociales reivindicativas.
2.- Movimientos cívicos por la democracia política.
Pero, hasta ahora los procesos gremiales y despliegues
ciudadanos han seguido cursos diferentes en tiempo, rito,
base social, formas de acción e interlocutores, por lo que,
reconstruir el camino de las acciones reivindicativas de
carácter socioeconómico y el proceso de lucha por la
democracia política es hacer la historia de un desencuentro.
En años recientes los movimientos y organizaciones gremiales,
además de esgrimir reivindicaciones e impulsar proyectos en el
ámbito de la vida económica, están siendo laboratorio de
experiencias democráticas, cuando menos en dos aspectos:
Los métodos participativos en la toma de decisiones y en la
regulación de la vida interna
El uso de la representatividad y la movilización social como
palancas para modificar en su favor la correlación de fuerzas y
negociar en mejores condiciones con interlocutores o antagonistas.
Las organizaciones regionales de lucha económica son germen
de una nueva hegemonía social y base material de un poder
alternativo.
Las dos últimas décadas se han caracterizado por la emergencia
entre obreros , campesinos, colonos y estudiantes, de movimientos
y organizaciones sociales independientes, que rompen con el
entramado político tradicional:
Tanto con el corporativismo del partido de Estado, como con la
oposición política rutinaria.
Las nuevas fuerzas sociales se distancias de las centrales
corporativas que no son capaces de representarlos, por lo que
agrupaciones emergentes de la sociedad civil tienden a un
apoliticismo programático (oportunismo político).
Fue hasta 1988 que los movimientos por la democracia política han
sido una constante en la lucha popular.
Los movimientos por la democratización del poder formal se
articulan con el cuestionamiento de la injusticia económica y son
la prolongación de la lucha reivindicativa por otros medios.
El espacio, las reglas del juego y los actores de la “política
Mexicana” tienden a configurar experiencias negativas: fracasos por
imposición, fraude o represión. Esta lógica desalienta la acción
política y coadyuva a la despolitización pragmática de la lucha
social reivindicativa.
El desencuentro esta condicionado por el hecho de que la
democracias política y la justicia socioeconómica son
instancias distintas pero a la vez complementarias.
****Un pueblo que aparece como gran mayoría ciudadana
políticamente actuante.
**** Como suma de sectores y clases trabajadoras gremialmente
estructuradas.
En la marcha hacia una nueva democracia, muchos dilemas habrán de resolverse .
Como las rutinas clientelistas, que conducen a alinear la independencia política a cambio de dádivas sociales.
Esperar que la concertación haya llegado para quedarse; pero que las organizaciones sociales deben definir sus propias reglas del juego.
*** negociaciones democráticas no discriminatorias. *** Ser ajena a la tradicional venta de conciencias.
Sin embargo, los problemas por resolverse no están
únicamente en la relación entre Estado y sociedad.
Después de 1988 la sociedad civil no se organiza se politiza
aceleradamente.
El corporativismo de Estado no puede ser cuestionado a partir
de un corporativismo de oposición y las organizaciones
gremiales deben ser independientes de poder político.
La politización no corporativa de la vida social es una tarea
inédita que exige una profunda redefinición de las relaciones
entre la lucha por la democracia político electoral en el
combate por la democracia económico-social.
El proceso electoral de 1988 constituye el desdoblamiento de la crisis social en
crisis política del sistema, entendía esta como incursión masiva de los
ciudadanos en práctica electoral.
En los movimientos sociales anteriores a 1988 Carlos Monsiváis descubre una
“sociedad que se organiza” y a partir de ese mismo año se le llamara de una
sociedad que también se politiza. Que al parecer lo hará rompiendo los
esquemas tradicionales: tanto forzados por el partido del Estado y sus
organizaciones corporativas, como los practicados por la oposición partidista.
Por vez primera en México posrevolucionario la lucha por la democracia
económica y social comienza a enlazarse con el combate por la democracia
política.
Hacer política ya no es patrimonio del PRI; la emergencia de las masas en la
política cobra forma de movimiento
La nueva politización de la sociedad también hapuesto en crisis al apolitismo pragmático demuchas organizaciones gremiales reivindicativas
La alianza apolítica con el Estado ha dejado deser viable por dos razones:
La concentración y asignación de recursospúblicos es instrumento de legitimización cadavez más importante y la condición para acceder aproyectos de desarrollo es la subordinaciónpolítica a partidos paraestatales.
Por otra parte, la destrucción del mito que proponía la eternidad del PRI como partido en el poder está generando en el pueblo una revalorización de la práctica electoral.
Todo parece suponer que los campesinos están cada vez menos dispuestos a vender o regalar su voto.
“El voto consciente será mayoritariamente de oposición”
El reto de las organizaciones campesinas y en
particular las de productores, es sostener la
concertación desde la disidencia política, es hacer
valer el derecho de los ciudadanos de oposición a
participar de los programas gubernamentales.
Las organizaciones de productores han sido siempre
terreno de confrontaciones económicas sociales;
pero, ahora son también de confrontaciones
políticas.
Si no se preserva la autonomía frente al Estado,
entendida como derecho a ser oposición, los
agrupamientos sociales corren el peligro de
transformarse en bases de clientelismo.
En Guerrero la nueva insurgencia cívica arranca en
1988 y se profundiza en 1989 con el motivo de las
elecciones municipales.
Guerrero como en todo el país, el reto de los
demócratas estaba en conciliar el movimiento cívico
con la lucha social; la organización económica con la
organización política; la adscripción gremial con la
militancia partidaria.
Guerrero tiene una larga trayectoria de movimientos por la democracia política, por ejemplo, la lucha de Asociación Cívica Guerrerense contra el autoritarismo del Gobernador.
En costa Grande la política de pacificación constructiva corre por cuenta de instituciones gubernamentales como Inmecafé, Impulsora Guerrerense del cocotero, forestar Vicente Guerrero, las cuales tratan de componer relaciones socioeconómicas regionales y ofrecer una alternativa al cacicazgo tradicional.
El desencuentro y divergencia entre los procesosdemocrático cívico político y lucha por reivindicacioneseconómico-sociales comienza a modificarse en 1988 con laeclosión del neocardenismo.
En Guerrero este cardenismo posee la capacidad deconvocatoria que no habían tenido antes los partidostradicionales,
De manera espontanea el repudio a la imposición y lasimpatía por el cardenismo, y la acción reivindicativa de lasorganizaciones gremiales, pasan de la divergencia a laconvergencia paulatina del Frente Democrático.
La oposición cívica ratifica su presencia como un nuevoactor social y comparte escena con los protagonistas deaparición mas antigua.
La convergencia ordenada de las diferentes fuerzas ycoordinación de los distintos sectores y frentes de luchacobra importancia decisiva para las organizacionesregionales de carácter gremial.
La articulación de distintos sectores populares es sólo unaspecto de la convergencia, otro es la lucha y organizacióngremial con movilizaciones y acuerpamientos cívico-políticos y particular extenso y activo Cardenismo.
En la renovada búsqueda de alianzas y
creciente diversificación de los frentes de
lucha se expresa también en la necesidad, cada
vez imperiosa de combinar la negociación con
la movilización.
Si la oposición cívica y lucha por la democracia políticainaugurada por el proverbial parteaguas de 1988 no puedenconsolidarse sin definir su relación y convergencia con lasorganizaciones sociales surgidas a principios de década,tampoco los agrupamientos gremiales pueden romper elcerco, conservar espacios y avanzar en la apropiación delproceso productivo, sin trasladar la lucha a un nuevoterreno en la que la creación de aparatos productivosautogestionarios y la búsqueda de la democracia económicay social se combinen estrechamente con lasreivindicaciones cívico políticas.
En el esfuerzo por construir una nueva hegemonía popularla nueva lucha gremial se politiza.