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El comienzo de la Edad Media coincide con el final del Imperio romano en manos de los
visigodos (476 d.C.). Esta nueva época abarcaría hasta 1492, año de la toma de Granada (fin de la
España musulmana) y el descubrimiento de América.
El feudalismo es el sistema político, social y económico que dominó este periodo. Estaba
basado en las relaciones de fidelidad y protección entre un señor y su vasallo. Los campesinos
pedían la protección de un poderoso a cambio del trabajo en sus tierras.
La ruralización de la sociedad convirtió la tierra en la única fuente de poder y de riqueza.
Así, la mayor parte de España y de Europa era un mundo de campesinos que, dominados por una
minoría de nobles o eclesiásticos, buscaban protección en los primeros y consuelo religioso en
los segundos. La sociedad medieval tenía una visión teocéntrica del mundo: Dios explicaba
aquello que no podían entender por medio de la razón.
Esta sociedad estaba dividida en tres estamentos a los que se pertenecía por nacimiento. El
estamento privilegiado estaba formado por la nobleza y el alto clero; eran los poseedores de
tierras y no pagaban impuestos.
El pueblo llano incluía a la mayor parte de la población; estaba formado principalmente
por campesinos, que eran vasallos de los nobles y trabajaban en sus tierras. Vivían del producto
que obtenían de las tierras donadas por el señor y, aunque no eran esclavos, tenían muy pocas
libertades y estaban totalmente sometidos a sus señores, a los que debían pagar continuos
impuestos. Así, pagaban por usar el molino, el horno, la herrería… Durante esta época apenas
había comercio, pues el feudo producía todo lo que necesitaban, mediante el autoabastecimiento
o el trueque.
A partir del siglo XII aparece una nueva clase social de artesanos y comerciantes más
preocupado por su bienestar material: la burguesía.
La España medieval es un crisol de culturas ya que en ella conviven tres grandes
religiones: la musulmana, la hebrea (o judía) y la cristiana. Desde la invasión musulmana, España
se divide en dos zonas: la de ocupación árabe (Al-Andalus) y la de los Reinos cristianos desde los
que se inicia la Reconquista que terminará con la conquista de Granada en 1492. La Escuela de
traductores de Toledo es un ejemplo de este sincretismo cultural.
Los principales centros de actividad cultural en estos siglos son los monasterios, las
escuelas catedralicias y las universidades, cuyos inicios se fechan en el siglo XIII en Palencia y
Salamanca.
LITERATURA DE LA EDAD MEDIA
LÍRICA POPULAR PRIMITIVA
La poesía surgió antes que la prosa. Las primeras muestras eran breves poemas cantados
por la gente del pueblo. Eran de carácter popular y se transmitían oralmente.
Las primeras manifestaciones literarias en lengua romance son las jarchas, escritas en
mozárabe, lengua romance hablada por los cristianos en territorio árabe. Son breves poemillas
de tema amoroso puestos en boca de una mujer que se lamenta por la pérdida o ausencia de su
amado (habibi). Las más antiguas son de finales del siglo X y principios del XI: figuraban al final
de las moaxajas, poemas cultos escritos en árabe o en hebreo.
L A E D A D M E D I A
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Posteriores son las cantigas, composiciones en gallego-portugués que datan del siglo XIII y
XIV. Son manifestaciones poéticas en lengua romance en las que la palabra y la música se dan la
mano para tratar principalmente asuntos de índole amorosa. Tenemos que diferenciar tres tipos
de cantigas:
cantigas de amigo → poemillas parecidos a las jarchas donde una mujer en tono dulce y
melancólico expresa al amado, a su madre, a una amiga o a la misma naturaleza el mal de
amores que padece.
cantigas de amor → están puestas en boca de un hombre que se dirige a su amada o
habla de ella.
cantigas de escarnio o maldecir → son de carácter satírico y burlesco con un lenguaje
más directo.
Los primeros poemas escritos en castellano recibieron el nombre de villancicos porque
eran cantados por “villanos”, gente humilde de las villas. Son poemas breves de temática variada:
de amor, de siembra, de siega, de recolección, de bodas, de nacimientos, canciones de cuna, de
navidad… El ambiente que sirve de marco son las labores del campo como la siega o el pastoreo,
el alba o festividades. Siempre tienen un estribillo (versos que se repiten). Aunque los primeros
villancicos posiblemente sean del siglo XII y XIII, los primeros que se conservan son del XV.
Todos estos poemillas populares han sido recopilados posteriormente en Cancioneros.
EL MESTER DE JUGLARÍA: LOS CANTARES DE GESTA
La guerra encuentra su expresión literaria en el género épico, de gran importancia en la
Edad Media. Entre los siglos XII y XIV se compusieron varios cantares de gesta, poemas
narrativos anónimos que relataban las hazañas guerreras de héroes famosos, conocidos
por el pueblo. Con ellos se recordaban hazañas guerreras, se entretenía al pueblo y se creaba un
sentimiento de admiración hacia los héroes que cantaban, presentándolos como modelo
ejemplar de conducta; además de ser una propaganda política y eclesiástica. Eran cantados en
las plazas de los pueblos por cantores profesionales llamados juglares. Primero fueron
transmitidos oralmente, siglos después se recogieron por escrito.
El movimiento literario que agrupa estos cantares se denomina Mester de juglaría y
surgió a partir del siglo XII. Los diferentes cantares conservados siguen una serie de normas y
rasgos propios del género, lo que hace suponer la existencia de esta escuela. Son obras anónimas
que se transmiten oralmente con un lenguaje sencillo, ya que el pueblo era en su mayoría
analfabeto. Se ignora si su creación es resultado del un trabajo individual o colectivo o si es obra
de poetas cultos o de los propios juglares. Dichos cantares mezclan elementos históricos con
otros novelescos por lo que se atiene a la verosimilitud de lo narrado, pero no a su
correspondiente verdad histórica. Se componen en fechas muy cercanas a los hechos narrados.
De la épica castellana, sólo tres poemas han llegado hasta nosotros: el Poema de Mío Cid, el
cantar de las Mocedades de Rodrigo y un fragmento del Cantar de Roncesvalles. Del resto tenemos
noticias gracias al Romancero y a las prosificaciones de las crónicas medievales. Hay que
recordar que una de las versiones del origen de los romances es la fragmentación de los
momentos más interesantes de los cantares de gesta.
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Podemos clasificar el conjunto de cantares castellanos en cuatro ciclos épicos:
Ciclo de Don Rodrigo y la pérdida de España: es el más antiguo.
Ciclo de los Condes de Castilla: Cantar de Fernán González, Cantar de los siete infantes
de Lara.
Ciclo del Cid: Poema de Mío Cid, el cantar de las Mocedades de Rodrigo.
Ciclo Carolingio (de influencia francesa): Cantar de Roncesvalles. Sobre el emperador
Carlomagno.
Los cantares de gesta no son exclusivos de la península ibérica, también fueron cultivados
en otros países como Francia (Cantar de Roldán), Inglaterra (ciclo carolingeo) y Alemania
(Nibelungos).
Poema de Mío Cid
El cantar de gesta castellano más conocido es el Poema de Mío Cid. Este texto es la primera
manifestación literaria escrita en castellano. La obra gira en torno a Rodrigo Díaz de Vivar,
caballero castellano del siglo XI desterrado injustamente por el rey Alfonso VI. Se considera el
poema nacional de Castilla y fue compuesto entre la segunda mitad del siglo XII y la primera
mitad del XIII. Es anónimo y el único manuscrito que conservamos pertenece al siglo XV, el cual
se encuentra en la Biblioteca Nacional. Está incompleto: le falta la primera hoja y dos más en el
interior. Estos versos han sido deducidos por Menéndez Pidal a partir de las prosificaciones
incluidas en Crónica de veinte reyes. El texto original lo componen un total de 74 hojas de
pergamino y 3730 versos.
Hay dos cuestiones externas que han sido ampliamente discutidas: la autoría y la fecha de
composición. En cuanto a la autoría, Menéndez Pidal considera que el texto es producto de la
obra de dos autores: un poeta de San Esteban de Gormaz, autor del Cantar primero íntegro, que
incluye los rasgos más históricos. El segundo autor sería un poeta de Medinaceli, autor de los
rasgos más novelescos. Según él, Per Abbat sería simplemente el copista. Por el contrario, Colin
Smith considera que Per Abbat es el único autor. También es una incógnita si se trata de un autor
culto o no, aunque probablemente sea la primera opción, ya que es poseedor de una gran cultura
histórica y jurídica. En cuanto a la fecha de composición, una opción es la de 1207, ya que en las
últimas líneas podemos leer que “Per Abbat lo escribió en el mes de mayo de 1245”, que en el
calendario actual sería 1207. Otra posible fecha es el año 1140.
Como el resto de la épica medieval, está compuesto por versos anisosilábicos (entre 14 y
16 sílabas) con una cesura que los divide en dos hemistiquios. Presenta rima asonante y se
agrupa en tiradas (versos que comparten la misma rima).
El manuscrito es continuo, pero Menéndez Pidal lo dividió en tres partes según la temática;
por este motivo todos los lectores lo conocemos con esta distribución. Apoya su teoría en el
hecho de que eran cantados por juglares y éstos no podrían recitarlo al completo en una única
sesión.
Cantar del destierro (hasta el v. 1084)
Rodrigo Díaz parte de Vivar seguido por sus mesnadas al ser desterrado injustamente
por el rey Alfonso VI, hermano de Don Sancho. Pasa por Burgos y se despide de su mujer
(Doña Jimena) y de sus hijas (doña Sol y doña Elvira) en el monasterio de San Pedro de
Cerdeña. Realiza varias conquistas y le ofrece regalos al rey como prueba de su vasallaje.
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Cantar de las bodas (vv. 1085-2277)
El Cid logra más conquistas, entre ellas, Valencia. Allí se reencuentra con su familia y
finalmente se reconcilia con Alfonso VI. Éste le pide la mano de sus hijas para ser
desposadas con los Infantes de Carrión.
Cantar de la Afrenta de Corpes (vv. 2278-2730)
En estos versos se relata la cobardía de los infantes en el episodio del león. Los
infantes, al sentirse avergonzados por la mesnada del Cid, deciden cobrar venganza. Parten
con sus esposas y las maltratan, dejándolas abandonadas en Corpes. El Cid pide justicia al
rey y los infantes son juzgados y vencidos en duelo por dos vasallos del Cid. Finalmente las
hijas del Cid se casan en segundas nupcias con los herederos de los tronos de Aragón y
Navarra; así el Cid emparenta con la realeza.
Podemos establecer dos líneas argumentales. La primera abarca la aventura que sigue al
destierro y que da lugar a la conquista de Valencia, la recuperación de la honra y la
reconciliación con el rey. La segunda relata las bodas de las hijas del Cid, la afrenta de Corpes y
las segundas bodas que dan una mayor gloria a nuestro héroe. La primera presenta un tono
bélico y heroico, mientras que la segunda, un tono más pacífico y cortesano.
Lengua y estilo
El poema está escrito bien en Burgos bien en Soria en una variedad dialectal del castellano
con presencia de aragonesismos. Su estilo es sobrio y austero, huyendo del adorno fácil y con un
lenguaje sencillo y realista. Las expresiones formulísticas se repiten regularmente, en especial
los epítetos épicos, que ensalzan la cualidad de un personaje o lugar como “Campeador”, “El que
en buena hora ciño espada”, “Valencia la mayor” o “Castilla la gentil”. Son frecuentes las llamadas
de atención al auditorio y figuras literarias como paralelismos, antítesis, comparaciones o
pleonasmos como “”el llorar de los ojos”. Todos estos recursos contribuyen a la hipótesis de la
oralidad, ya que permiten una memorización más fácil para el juglar.
Temática
El tema principal es la honra, su recuperación por parte del Cid en sus dos vertientes:
pública (en relación con el rey) y privada (como padre de familia). Otros temas secundarios
presentes en el poema son el destierro injusto, la relación de vasallaje, la guerra como medio
para obtener riquezas, honor y fama, la justicia, el favor real y el buen soldado, buen esposo y
padre ideal.
Personajes
Los personajes adquieren su realismo además de por las descripciones, por sus palabras y
actos. Todos están subordinados a la figura principal, el Cid. Se presentan agrupados en bandos:
los fieles al Cid, los nobles enemigos, los adversarios…
La persona del Cid existió de verdad, fue un noble que vivió en la segunda mitad del siglo
XI. Como personaje histórico fue considerado representante de una nueva clase social que
comenzaba a nacer: la baja nobleza castellana. Encarna los valores más altos de la sociedad,
valores o virtudes que lo convertirán en héroe nacional de Castilla, alcanzando la categoría de
mito.
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EL MESTER DE CLERECÍA
Cuando aún estaba en pleno apogeo el Mester de Juglaría, surgió una nueva escuela poética
conocida por Mester de clerecía. Formada por autores cultos, en su mayoría clérigos, se
desarrolló entre los siglos XIII y XIV. La mayoría de las obras son religiosas o de asunto moral:
vidas de santos, milagros de la virgen, vidas ejemplares de grandes hombres… Tienen una
finalidad didáctica: educar al pueblo (“enseñar deleitando”). Están escritas en castellano y
emplean una métrica regular, generalmente la cuaderna vía: estrofas de cuatro versos
alejandrinos con una misma rima consonante. Esta estrofa prosperará hasta finales del siglo XIV
con oscilaciones entre versos de 14 y 16 dado el vigor en español del octosílabo. En este siglo
aparecerán nuevas formas poéticas. Presentan voluntad de estilo con una contenida
ornamentación; buscan un estilo entre culto y popular para que todos lo puedan comprender.
Las obras más destacadas dentro de esta escuela son los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo
de Berceo, el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita y tres obras anónimas: Libro de Apolonio,
Libro de Alexandre y poema de Fernán González.
Gonzalo de Berceo
Berceo es el autor más representativo del Mester de Clerecía. Es el primer poeta de nuestra
literatura que renuncia al anonimato y firma sus obras. Hombre de amplia cultura, vivió en la
primera mitad del siglo XIII. Se cree que nació en La Rioja y ejerció como clérigo en el Monasterio
de San Millán de la Cogolla, probablemente para dar propaganda a la zona. Escribió poemas
marianos, hagiográficos y doctrinales, pero su obra más importante es Milagros de Nuestra
Señora. Es una colección de 25 milagros en los que la Virgen ayuda a la salvación de quienes
tienen confianza y fe en ella. Los milagros están precedidos por una introducción alegórica que
presenta la vida como una romería. Emplea la cuaderna vía y su estilo es sencillo, cercano y
familiar, haciendo uso de algunos recursos juglarescos.
Arcipreste de Hita
Juan Ruiz, conocido como Arcipreste de Hita, vivió en la primera mitad del siglo XIV. Fue un
hombre culto con un profundo conocimiento de la latín y de las culturas cristiana y árabe de le
época. Debió de ser un hombre de temperamento alegre, amante de la vida y de la literatura.
Es conocido por ser autor del Libro de Buen Amor. La primera versión conocida data de
1330 y nos ha llegado a través de 3 manuscritos. Es una obra compleja y heterogénea que mezcla
lo religioso y lo profano. Esencialmente es un tratado de amor que aborda el tema del amor en
sus dos vertientes: el “buen amor” (amor espiritual, a Dios) y el “loco amor” (amor pasional,
material, mundano).
La base estructural del poema es la narración autobiográfica ficticia de contenido erótico y
moral donde el Arcipreste nos relata en primera persona sus fracasos amorosos con diferentes
mujeres. Para conseguir el amor, recurre a una vieja intermediaria, Trotaconventos, antecedente
literario de la Celestina de Rojas.Alrededor de este hilo argumental aparecen composiciones muy
variadas:
Una colección de exemplos (cuentos) y fábulas que tienen una enseñanza moral.
Una glosa del Arte de amar de Ovidio.
Otras glosas de textos medievales en latín.
La narración de los amores de Don Melón y Doña Endrina.
Un relato de carácter alegórico: “La batalla de Don Carnal y Dª Cuaresma”.
Digresiones de tipo moral, ascético y satírico sobre diversos temas.
Poemas religiosos, líricos, juglarescos, canciones…
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Es un poema polimétrico en el que predomina la cuaderna vía. Emplea un estilo sencillo y
natural al lado de un estilo retórico. Recoge aspectos de la lengua oral: abundan los giros
coloquiales, los refranes y los diálogos vivos y naturales; reflejo del habla real, coloquial y
refranera. La ironía y el humor están presentes a lo largo de toda la obra.
Aunque en la introducción, escrita en prosa y verso, trata de establecer el sentido e
interpretación del libro, es una obra ambigua en cuanto a su significado, ya que plantea varias
interpretaciones posibles. Él en el mismo prólogo expresa que compuso este libro para prevenir
a los lectores del “loco amor”, aunque poco después admite que en él encontrarían muchos
consejos sobre cómo disfrutar de sus placeres.
Cuadro resumen del Mester de Juglaría y Clerecía
MESTER DE JUGLARÍA MESTER DE CLERECÍA
AUTORÍA Y
CRONOLOGÍA Siglo XII-XIV
ANÓNIMOS
Siglo XIII: obras anónimas, salvo Berceo
Siglo XIV: obras firmadas
FINALIDAD LÚDICA
(entretener e informar)
DIDÁCTICA
(enseñanza moral)
MÉTRICA IRREGULAR
(versos compuestos con rima asonante)
REGULAR
Emplean la CUADERNA VÍA
En el s. XIV aparecen nuevas
formas métricas
LENGUAJE
Y ESTILO Espontáneo y familiar Más cuidado
TEMÁTICA Populares: hazañas de héroes
famosos conocidos por el pueblo
CANTARES DE GESTA
Cultos: especialmente religiosos o de asunto moral
OBRAS
Poema de Mío Cid
Cantar de las Mocedades de Rodrigo
Cantar de Roncesvalles
Milagros de Nuestra Señora
Libro de Buen Amor
Libro de Apolonio
Libro de Alexandre
Poema de Fernán González
Ambas escuelas coexistieron en los siglos XIII y XIV
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LA PROSA MEDIEVAL
Las primeras manifestaciones de la prosa castellana con importancia literaria son algo más
tardías que las poéticas. Nos tenemos que remontar al siglo XIII bajo el reinado de Alfonso X “el
Sabio”, quien impulsó el desarrollo de la prosa y el empleo del castellano como lengua oficial y de
cultura.
Los primeros testimonios escritos en castellano son las glosas emilianenses (proceden
del monasterio de San Millán de la Cogolla, La Rioja) y silenses (proceden del monasterio de
Santo Domingo de Silos, Burgos), ambas fechadas alrededor del siglo XI. Son pequeñas
anotaciones explicativas y comentarios escritos al margen o entrelíneas de códices latinos.
Las primeras muestras de la prosa castellana de extensión considerable son colecciones de
cuentos, recopilaciones de sentencias o textos didáctico-doctrinales, en su mayoría traducciones.
Las colecciones de cuentos tuvieron un gran éxito en la Edad Media debido a la influencia
ejercida por los predicadores, ya que solían emplear estos textos en sus sermones para variar su
repertorio. De origen oriental, el cuento medieval es un relato breve que transmite una
enseñanza moral. También es denominado apólogo o exemplo. Su contenido es diverso: hechos
realizados por personajes históricos o bíblicos, anécdotas de la vida real o fábulas.
Su función era apoyar la predicación, entretener un viaje o un periodo de espera o su
utilización por parte de un maestro para responder a las preguntas que su discípulo le hace.
Generalmente suelen aparecer enmarcados en un leve argumento. En el siglo XIII destacan dos
colecciones de exemplos que procedían de la tradición india y que llegaron a la literatura
castellana a través de la literatura árabe: Calila e Dimna y Libro de los engaños.
Calila e Dimna, traducción del Panchatantra hindú, es la conversación entre dos lobos.
Libro de los engaños es una traducción del Sendebar. Un príncipe es acusado injustamente
por su madrastra de haberla ofendido solicitando su amor. Su padre lo condena a muerte,
pero los consejeros del rey se dedican a relatar una serie de cuentos sobre la maldad de
las mujeres y finalmente es perdonado.
Pero una de las colecciones medievales más populares es la recopilación de cuentos árabes
titulada Las mil y una noches. Un sultán, engañado por su esposa y decepcionado con las mujeres,
sacrifica todas las madrugadas a una joven después de haber pasado la noche con ella.
Sherezade, para evitar su muerte, le relata una serie de cuentos que deja interrumpidos para que
le permita vivir hasta la noche siguiente. Así transcurren mil y una noches. Finalmente olvida su
odio y se casa con ella.
Las figuras más destacadas en el cultivo de la prosa castellana son Alfonso X en el siglo XIII
y Don Juan Manuel en el XIV.
Alfonso X “el Sabio”
El rey Alfonso X vivió en la segunda mitad del siglo XIII y fue el primer ejemplo de noble
que cultivó las armas y las letras. Pretendió hacer del castellano la lengua de comunicación de las
tres comunidades que convivían en Castilla; para ello, tomó el habla toledana como norma.
Impulsó el desarrollo de la prosa, empleando el castellano como lengua oficial y de cultura.
Continuó la labor de la Escuela de Traductores de Toledo fundada en el siglo anterior (siglo
XII). En esta escuela colaboran sabios de las tres culturas que convivían en Castilla en esa época:
cristiana, musulmana y hebrea (o judía). Así consiguió recopilar y traducir al castellano todo el
saber de su tiempo.
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No fue el escritor de todas sus obras, pero sí el director. Podemos clasificarlas de la
siguiente manera:
Jurídicas: Siete partidas. Pretende regular todos los aspectos de la vida nacional: religión,
realeza, justicia, familia…
Científicas: Tablas alfonsíes.
Recreativas: Libro de ajedrez.
Históricas: General Estoria (sobre la historia mundial; la dejó incompleta) y Crónica
general (sobre la historia de España).
Literarias: Cantigas de Santa María. Para la lírica prefirió el gallego-portugués.
Don Juan Manuel
Don Juan Manuel es sobrino de Alfonso X. Al igual que su tío, cultivó las armas y las letras.
Es el primer escritor que demostró una conciencia de autor: se preocupó por la copia, la
corrección y la conservación de sus manuscritos. Su obra más destacada es El Conde Lucanor o
Libro de Patronio, escrito en prosa en 1335. Consta de dos prólogos y cinco partes, de las cuales
la más importante es la primera. Ésta consta de 51 ejemplos o cuentos de carácter didáctico que
presentan la siguiente estructura:
El Conde Lucanor plantea un problema a su sirviente Patronio.
Patronio, en vez de darle un consejo directo, le relata una historia. Concluye su
intervención aplicándola al caso planteado por el conde.
Al final el propio autor, don Juan Manuel, decide incluir el cuento en el libro y escribe
unos versos finales que resumen la moraleja del relato.
Estas historias tratan temas muy diversos. Dichos argumentos están tomados de
colecciones de cuentos orientales o de las fábulas de Esopo o Fedro. Él los adapta y reinventa a
su estilo, el cual pretende ser sencillo y natural, según declara el autor.
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El siglo XV es considerado por los historiadores un periodo de transición entre la Edad
Media y el Renacimiento. En él conviven los planteamientos de una y otra época, en lucha por
imponer las nuevas ideas, las nuevas clases sociales y un nuevo orden económico. Tras la crisis
del siglo anterior, se produce progresivamente una recuperación económica y un aumento
demográfico que proporcionará a las ciudades un gran esplendor. La burguesía adquiere, con
ello, gran importancia e impone sus valores: individualismo, aprecio del dinero, actitud
materialista, mentalidad práctica, enfrentamiento de clases sociales…
España es el escenario de sublevaciones, guerras civiles y de grandes hitos históricos. El
matrimonio de Isabel y Fernando en 1469 conllevará a la unión de los reinos de Castilla y
Aragón. Como en el resto de Europa, aumenta el poder de los Reyes en detrimento del poder de
la Iglesia y de la aristocracia y surge la noción de Estado.
Será durante el reinado de los Reyes Católicos cuando la Reconquista llegue a su fin tras la
toma de Granada (1492), último reducto árabe. Supondrá la expulsión de los musulmanes, casi
ocho siglos después de su ocupación, y el nacimiento de un creciente antisemitismo que también
llevará a la expulsión de los judíos no convertidos de nuestras fronteras.
Otros hitos dignos de mencionar son el descubrimiento de América en 1492 y la invención
y difusión de la imprenta por Gutenberg, hecho que permitió el abaratamiento de los libros y un
aumento de la producción de obras, ahora al alcance de un público más amplio. Asimismo,
también en 1492 Antonio de Nebrija publicó la primera gramática castellana.
El siglo XV es un siglo de intensa vida cultural, en la que el caballero cortesano tiene un
importante papel. No era suficiente con saber de armas, sino que resultaba imprescindible
cultivarse también en las letras. A partir de la segunda mitad de siglo, la influencia de Italia se
hace patente en España; Por ello, podemos hablar de Prerrenacimiento. Los autores más
imitados serán Petrarca, Dante o Boccaccio.
LA LÍRICA TRADICIONAL: EL ROMANCERO
En el siglo XV sigue cultivándose la lírica tradicional, que tiene sus raíces en las jarchas, los
villancicos, las cantigas de amigo o los cantares de gesta medievales. El contenido y los recursos
expresivos siguen siendo parecidos: fundamentalmente se tratan temas amorosos, mediante
símbolos de la naturaleza (el mar, el agua, las fuentes, los animales, el alba, la primavera…),
paralelismos, repeticiones…
Durante este siglo se forma el romancero viejo, un conjunto de romances que se
transmiten oralmente. Algunos críticos afirman que el origen de los romances es la
fragmentación de los cantares de gesta. Los largos versos de los cantares de desdoblarían en los
dos hemistiquios que contenían, quedando así un poema con versos octosílabos con rima
asonante en los pares. Los juglares recitarían los momentos más representativos o emocionantes
de estos cantares. También por este motivo, los romances se encuadran en el género épico-lírico
porque los primeros romances nos narraban una historia en verso.
Debemos diferenciar entre romancero viejo y nuevo. El romancero viejo incluye aquellos
romances anónimos anteriores al siglo XVI. El romancero nuevo, en cambio, son aquellos
romances de autores cultos escritos en los siglos XVI y XVII.
L A L I T E R A T U R A D E L S I G L O X V
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Clasificación de los romances
Por el tema que abordan, los romances se pueden clasificar en:
Romances épicos: son los más antiguos y proceden de los Cantares de gesta
Romances caballerescos: sobre el rey Arturo y los Caballeros de la Tabla redonda como
Lanzarote y Tristán (e Isolda)
Romances carolingios: sobre Carlomagno
Romances moriscos o fronterizos: sobre las luchas entre musulmanes y cristianos o sobre
amores entre personajes de ambas culturas
Romances líricos o novelescos: combinan episodios novelescos con elementos poéticos y
sentimentales. Ejemplos: “Romance del Infante Arnaldos”, “Romance del prisionero”,
“Romance de Fonte Frida”.
LA LÍRICA CULTA Y CORTESANA: EL AMOR CORTÉS
En el siglo XV se cultiva (a la par de una poesía popular) una poesía culta, compuesta para
ser leída, recitada o cantada. Esta poesía se cultiva en los palacios y en las Cortes, lugares de
cultura y protección de los artistas a través del mecenazgo de reyes o nobles. Esta poesía se
recogió en numerosos cancioneros. Esta poesía es conocida como lírica cortesana porque el tema
más importante que aborda es el amor empleando el tópico del amor cortés.
La poesía escrita según las convenciones del amor cortés, presenta a la mujer amada como
un ser superior y a menudo inalcanzable al que el caballero enamorado sirve y rinde vasallaje
como a un señor feudal. El amor llega a convertirse en una especie de religión, que hace al
enamorado perfeccionarse espiritualmente a través del culto a su amada a la que
frecuentemente ni siquiera puede acercarse o por la que es rechazado. Se trata de un amor
espiritual o intelectual, que se acerca al concepto de amor platónico. En Italia este tipo de poesía
tuvo un gran cultivador en la figura de Petrarca, un poeta imitado en toda Europa que dio lugar
al llamado petrarquismo.
Dentro de los círculos cortesanos castellanos adquieren especial relevancia el Marqués de
Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique.
Jorge Manrique
Jorge Manrique vivió en la segunda mitad del siglo XV y representa el perfecto caballero
cortesano, experto en armas y letras. Aunque también escribió poemas de tema amoroso, es
conocido por la elegía que compuso al morir su padre, donde se lamenta por esta pérdida. Coplas
a la muerte de su padre está compuesta por 40 coplas de pie quebrado en las que, además de
evocar y ensalzar la figura de su padre muerto, reflexiona sobre el rápido paso del tiempo, la
certeza de la muerte y el poco valor de los bienes de este mundo. Su padre acepta resignado la
muerte ya que, como cristiano, confía en el goce de la vida eterna. En una de estas coplas
compara nuestra vida con un río, cuya existencia consiste en un fluir inevitable hacia el mar, que
es el morir (vita flumen). Nuestro destino es, por tanto, la muerte, sin distinción entre ricos y
pobres, ya que la muerte a todos iguala. También emplea tópicos como la fugacidad de la vida
(Tempus fugit) y Ubi sunt, donde se pregunta dónde están ciertos personajes ilustres y hechos
históricos, expresando su dolor por su pérdida y para demostrar su caducidad.
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LA CELESTINA
Esta obra fue escrita por Fernando de Rojas, natural de la Puebla de Montalbán (Toledo),
cuyo origen era converso. Estudió Leyes en Salamanca donde se graduó como bachiller. Se
estableció como jurista en Talavera de la Reina, donde murió.
La primera edición conocida aparece en Burgos en 1499, anónima, sin título y presentaba
16 actos. Le faltaba la primera página donde debería figurar el título de la obra, su argumento y
el nombre del autor. Un año después (1500) aparecen nuevas ediciones en Toledo y Salamanca
que la titulan Comedia de Calisto y Melibea. Estas ediciones incluyen un prólogo en forma de
carta titulado “El autor a un su amigo” donde el autor explica que encontró unos papeles en
Salamanca en los que se razonaba sobre los males de amor y tanto le entusiasmaron que decidió
continuar la obra. También incluyen unos versos acrósticos que revelan el nombre del autor y su
origen: “El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calysto y Melybea y fue nascido en
la Puebla de Montalbán”. En las ediciones de 1502 se añadieron cinco actos, intercalados entre el
XIV y XV. Estas ediciones fijan el texto definitivo de la obra en el que se cambió el título por el de
Tragicomedia de Calisto y Melibea. A mediados del siglo XVI (1569) se edita en Alcalá de Henares
con el título de La Celestina, que será el nombre con el mejor se la conozca.
En cuanto al género, es una obra dialogada como si fuera teatro, pero irrepresentable por
su extensión. Por ello, pertenece a un género intermedio entre el teatro y la novela. Podemos
hablar de novela dialogada o teatro para ser leído como la comedia humanística.
Rojas declara haber compuesto la obra en reprehensión de los locos enamorados, que
vencidos en su desordenado apetito, a sus amigos llaman y dicen ser su Dios. Asimismo hecha en
aviso de los engaños de las alcahuetas y malos lisonjeros sirvientes. Por eso, el amor es visto
como una prisión sin freno que desencadena todos los males de la obra. La moral actúa en forma
de castigo para los personajes: Calisto y Melibea son arrastrados por una pasión amorosa ciega
que los lleva a la muerte; Celestina y los criados sufren otra pasión, la codicia, que también los
llevará a la muerte.
Argumento
Calisto, un muchacho de noble familia, entra accidentalmente en una huerta persiguiendo a
un halcón y allí ve a Melibea, una joven de la que queda inmediatamente enamorado sin que ella
le corresponda. Calisto vuelve a su casa y le cuenta a su criado Sempronio lo que le ha pasado.
Éste le propone solicitar los servicios de Celestina, para que actúe como intermediaria con
Melibea. La astuta Celestina va a casa de Melibea fingiendo ser una vendedora ambulante y con
sus malas artes consigue que se enamore de él. Los criados de Calisto, Sempronio y Pármeno, se
ponen de acuerdo con Celestina para repartirse el oro que Calisto le dará por sus servicios; pero
cuando llega el momento de repartir, ella se niega. Los criados, guiados por su codicia, matan a
Celestina. La justicia los detiene y son condenados a muerte. Calisto, mientras tanto, va a visitar
por las noches a Melibea y gozan de su amor. Una noche, cuando ambos estaban en el jardín,
oyen unos ruidos y Calisto va a ver qué pasa, con tal mala suerte que al bajar se cae y se mata.
Esta pelea que ellos oyen era una artimaña de Elicia y Areúsa para vengarse de estos locos
enamorados, causantes de la muerte de su protectora y de sus amantes. Melibea, desesperada
por la muerte de su amado, sube a lo alto de una torre que hay en su casa y se suicida
arrojándose desde ella. Al final de la obra, el padre de Melibea, Pleberio expresa su dolor por la
muerte de su querida hija.
Es la primera vez que personajes de condición social baja tienen tanto protagonismo. Esta
obra refleja muy bien el espíritu de su época, poniendo al descubierto los valores del capitalismo
burgués que se abría paso: individualismo, aprecio del dinero, actitud materialista, mentalidad
práctica, enfrentamiento de clases sociales…
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L O S S I G L O S D E O R O
Los siglos XVI y XVII son conocidos como los Siglos de Oro, debido, fundamentalmente, al
florecimiento de la literatura, el arte y la cultura que se dio en España durante este periodo. El
siglo XVI recibe el nombre de Renacimiento y el siglo XVII, el de Barroco.
En la primera mitad del siglo XVI, el reinado de Carlos I coincide con una etapa de
máximo poder militar y político de España, que goza de una arrolladora expansión territorial
por Europa y América. En la segunda mitad, el reinado de Felipe II mantiene la hegemonía de
España como primera potencia mundial y se caracteriza por el fervor religioso y por la lucha
contra el protestantismo, que se suma a la persecución de judíos y musulmanes que antes
habían promovido los Reyes Católicos.
El Renacimiento es un movimiento ideológico, artístico y literario que nació en Italia en
el siglo XIV y se extendió al resto de Europa en el siglo XVI. Los rasgos más importantes que lo
caracterizan son:
- Culto a la Antigüedad Clásica como modelo de equilibrio, armonía y buen gusto. En el
campo de la literatura, se imitan a los grandes escritores de Grecia y Roma y se emplean
los tópicos y los subgéneros literarios que cultivaron.
- Exaltación de la naturaleza y el paisaje como símbolo máximo de la belleza, el amor y
la armonía.
- Interés por el ser humano (antropocentrismo), que contrasta con la visión teocéntrica
de la Edad Media. Tienen confianza en el poder de la razón para explicar el universo y
conocer la verdad. Esta nueva mentalidad se identifica con el Humanismo.
- Actitud vitalista, optimista: búsqueda del disfrute de la vida y sus placeres.
- La lengua y el estilo está dominado por la naturalidad en la expresión y la sencillez,
huyendo de la frase rebuscada.
→ La importancia que se concede a la cultura y al saber explica el florecimiento de la figura del
mecenas, protector de artistas y escritores.
→ La generalización de la imprenta, inventada por Gutemberg a mediados del siglo XV ,
procuró una difusión de la literatura que era inconcebible en épocas anteriores.
LA POESÍA
Fuentes e influencias de la poesía castellana:
LA LITERATURA ITALIANA.
Se adoptan formas métricas italianas. Los versos predilectos son el
endecasílabo y el heptasílabo, y las estrofas y poemas más frecuentes, el
soneto, la lira, la silva, la octava real y los tercetos encadenados.
Influencia de Petrarca y de su Cancionero. Esta obra está compuesta por un
conjunto de poemas que narran, a modo de diario, la historia de amor del poeta
y su amada Laura. El tema central es el amor no correspondido e imposible que
provoca un gran sufrimiento en el poeta. Laura se convierte en un mito
inalcanzable, objeto de culto y de veneración tanto por su belleza como por sus
valores morales. Esta influencia se convertirá en una corriente poética que
LITERATURA DEL SIGLO XVI
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recibirá el nombre de Petrarquismo, que a su vez está inspirada en la tradición
trovadoresca y en el amor cortés.
LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA.
Estudio e imitación de los grandes autores clásicos (Platón, Virgilio, Horacio,
Ovidio...).
Recuperación de géneros de la tradición grecolatina: églogas, odas,
epístolas…
Se retoman algunos de los mitos que inspiraron a nuestros autores clásicos.
Empleo de tópicos literarios empleados por nuestros autores clásicos:
☼ Carpe diem (“agarra el día”; llamada a aprovechar el momento, pues la
vida es breve y la fortuna variable).
☼ Beatus ille (“Feliz aquél”; añoranza de la vida apartada del “mundanal
ruido”, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para
encontrar la paz y la armonía).
☼ Locus amoenus (“lugar ameno, agradable”; lugar idílico, generalmente
un verde prado con árboles, flores, aguas cristalinas...) .
☼ Descriptio puellae: describe la belleza ideal de la mujer (cabello, ojos,
cuello...).
Temas de literatura renacentista:
1. El amor. La amada es el ideal de perfección y es inalcanzable para el poeta (amor
platónico), unas veces por el desdén de aquélla y otras porque el poeta no se siente merecedor
de tanta hermosura. La belleza de la mujer se considera un reflejo de Dios, como símbolo de su
belleza espiritual. Un amor casi siempre idealizado.
2. La naturaleza. La acción poética suele situarse en un paisaje idealizado, formado
por ríos de aguas cristalinas, grandes arboledas, extensas praderas... Es la soledad y el silencio
de ese paisaje idílico y lleno de armonía, un marco apropiado para el lamento amoroso o el
desarrollo de acciones inspiradas en la mitología. Generalmente esa naturaleza idealizada se
corresponde con los sentimientos del poeta.
3. La mitología. La literatura renacentista se llena de referencias mitológicas: Polifemo
y Galatea, Apolo y Dafne…
→ Los poetas renacentistas más importantes son Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León, San
Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
GARCILASO DE LA VEGA
Vivió en la primera mitad del siglo XVI. Como buen noble, dedicó su vida a las armas y a las
letras, encarnando el ideal renacentista del perfecto cortesano. Su amor frustrado con Isabel
Freire (la Elisa de sus versos) marcó su vida e inspiró toda su obra. Debido a sus numerosos
viajes a Italia, entrará pronto en contacto, junto con su amigo Boscán, con la nueva poesía
italiana. Su faceta del soldado lo llevará a una muerte prematura a los 35 años.
Su obra poética es breve, pero posee una gran calidad. Escribió cuarenta sonetos,
composición que provenía de la literatura italiana y que él adaptó definitivamente a la lengua
española. Casi todos son de tema amoroso, inspirados en Petrarca y en la poesía cortesana del
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siglo anterior. Destaca su soneto «En tanto que de rosa y azucena», en el que emplea el tópico
«carpe diem». Dos de sus composiciones las dedicó a su amigo y poeta Juan Boscán: una
epístola y una elegía. También son conocidas sus tres églogas, composiciones poéticas de
carácter bucólico (pastoril), en las que unos pastores dialogan sobre asuntos amorosos en una
naturaleza idílica (locus amoenus). La égloga III describe un paisaje del río Tajo, bellamente
idealizado, al que acuden diversas ninfas que tejen varias escenas mitológicas.
La poesía religiosa
En la segunda mitad del siglo XVI, en lucha contra el protestantismo, destacan poetas que
abarcan una temática religiosa. Destacan Fray Luis, San Juan y Santa Teresa. Cultivaron la
llamada poética ascética y mística, en la que se trata el proceso de acercamiento a Dios y la
purificación de los pecados, así como la descripción que hacen algunos autores de su unión con
Dios.
FRAY LUIS DE LEÓN
Nació en Belmonte (Cuenca) en el seno de una familia adinerada. Muy joven se ordenó
como fraile agustino y llegó a ser Catedrático de la Universidad de Salamanca.
De su obra poética destacan cuarenta poemas originales que adoptan la forma de oda.
Entre los más conocidos destaca “Oda a la vida retirada” en el que adopta el tópico Beatus Ille.
Se inspira en Horacio, de quien imita el anhelo de paz y el goce de la soledad en el retiro de la
naturaleza. Quiere apartarse de la vida mundana llena de frustraciones, codicia, ambición… y
dedicar su vida al estudio y a Dios, rodeado únicamente de la naturaleza. Hay también en su
poesía un anhelo de romper la cárcel del cuerpo para que el alma triunfe en su vuelo hasta la
morada de Dios. En sus composiciones poéticas, la lira es la estrofa más empleada.
También escribió importantes obras en prosa: La perfecta casada, De los nombres de
Cristo…
SAN JUAN DE LA CRUZ
Vivió en la segunda mitad del siglo XVI. Fue fraile carmelita y junto a Santa Teresa de
Jesús, se dedicó a reformar esta orden religiosa.
Compuso tres grandes obras poéticas (Cántico espiritual, Noche oscura y Llama de amor
viva) en las que emplea la lira y en las que describe el encuentro entre Dios y el alma. Esta
unión se presenta de manera alegórica como la de dos enamorados. El amado representaría a
Dios y la amada, al alma.
EL GÉNERO NARRATIVO
En el siglo XVI no existe aún la novela tal como la entendemos hoy. Los géneros cultivados
nos presentan a personajes idealizados, muy lejos de la realidad. Estos géneros son:
- La novela pastoril: relata los amores de unos pastores en una naturaleza idealizada.
Son el equivalente a las églogas líricas, mencionadas anteriormente. Destaca Diana de
Jorge de Montemayor.
- La novela bizantina (o de aventuras): está protagonizada por una pareja de
enamorados que se separa y, tras múltiples viajes, naufragios y aventuras, vuelven a
encontrarse.
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- La novela morisca: recupera los temas de los romances fronterizos del Romancero
viejo, narrando historias de amor durante la Reconquista entre cristianos y musulmanes.
La obra más conocida es Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, de autor anónimo.
→ También se seguirá cultivando la novela sentimental y la novela de caballerías surgidas
en el siglo anterior. La novela sentimental presenta a personajes atormentados por un
problema amoroso, que se dedican a exponer y analizar sus sentimientos.
→ Asimismo, en este siglo se empezará a cultivar en España la novela corta italiana.
→ Será en este siglo cuando surja la novela picaresca, un subgénero completamente nuevo.
LA NOVELA PICARESCA
En 1554 se publicó una obra, precursora del género picaresco, que supuso un cambio
radical en la técnica narrativa y que constituyó el nacimiento de la novela moderna: Lazarillo
de Tormes. Frente a los mundos idealizados y puros que se recreaban en las novelas de la
época, el Lazarillo retrató su sociedad contemporánea con realismo y desengaño. Por ello,
supuso toda una novedad en la época.
Aunque hasta hace poco se ha considerado anónima, la historiadora Mercedes Agulló, tras
años de investigación, nos ha dado un nombre en 2010: Diego Hurtado de Mendoza, nieto del
marqués de Santillana, amigo de Gracián y Santa Teresa, y mecenas de pintores y escritores.
Pero tendrán que pasar unos años para que la Real Academia confirme esta autoría.
El Lazarillo presenta la forma de una larga carta en la que el protagonista, Lázaro, cuenta
su vida a un personaje desconocido para el lector, al cual se dirige llamándole “Vuestra
Merced”. En ese momento, Lázaro vive en Toledo, donde se ha casado con una criada del
Arzobispo de San Salvador. La obra está planteada como una confesión: explica su situación
actual de deshonor debido a un rumor que circula por la ciudad y que asegura que su mujer es
amante del señor al que sirve. Lázaro intenta desmentirlo, y ello le da pie a contar su historia.
Concluye diciendo que “en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena
fortuna”. Ello da a entender que no le interesa si el rumor es cierto o no, porque hoy día vive
acomodadamente, muy alejado de las calamidades que sufrió siendo más joven.
La obra consta de un prólogo y siete tratados o capítulos de muy desigual extensión. El
argumento es el siguiente:
Lázaro nos narra en primera persona su nacimiento junto al río Tormes y su difícil
infancia. Con pocos años su madre lo entrega al primero de sus amos, el ciego, para servirle
como guía. Con él, aunque sufre infinidad de palizas, aprende a ser astuto y a tener iniciativa.
Pasado un tiempo, entra al servicio de un clérigo, un ser avaro que lo mata de hambre y al que
tiene que robar la comida a escondidas. Su nuevo amo será un escudero que, aunque destaca
por su bondad, resulta ser tan pobre que el propio Lázaro tiene que mendigar para darle de
comer también a él. Le sucederán un fraile mujeriego, un falso buldero (persona que vende
bulas con las que se liberaba de alguna obligación religiosa), un alguacil...
Ya adulto, empezará a servir a su actual amo, el Arcipreste de San Salvador, siendo
pregonero de sus vinos. Este amo le da una vivienda y lo casa con su criada, que según las
malas lenguas es su amante. Es entonces cuando nos enteramos del motivo por el que escribe
esta carta: justificar su situación actual.
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El protagonista del Lazarillo ya no es un héroe, sino un antihéroe: alguien de origen
humilde que sufre padecimientos y calamidades durante toda su vida. Es un personaje
redondo que va perdiendo la inocencia con cada amo y, al final, es un adulto desengañado que
acepta que su mujer lo engañe a cambio de adquirir una posición social y un buen trabajo. Se
las arregla para salir adelante en la vida por medio de su astucia y de toda clase de en gaños.
Junto con La Celestina, es de las primeras obras en las que personajes de condición baja tienen
tanto protagonismo.
Uno de los rasgos más importantes de esta obra es el realismo. Aparece en la descripción
del espacio (nombra lugares reales), en la caracterización de los personajes y en el lenguaje.
Por ello, es considerada la primera novela realista. También es característico el humor
empleado. La historia es un cúmulo de divertidas anécdotas que encierran una fuerte ironía y
crítica social.
Su estilo se aleja de las obras narrativas anteriores en las que predomina un lenguaje
grandilocuente; el suyo es un lenguaje sencillo y espontáneo, muy acorde con la condición
social de su protagonista. Es frecuente la inclusión de expresiones populares, chistes y otros
recursos del habla coloquial.
Esta novela tuvo un gran éxito inicial, aunque posteriormente fue prohibida y expurgada
debido a la crítica anticlerical que contienen muchos de sus pasajes. A pesar del tiempo
transcurrido desde su primera publicación, hoy día es una obra conocida por muchos de
nosotros; y muchas anécdotas del libro ya forman parte de la cultura general de los lectores: la
longaniza cambiada por un nabo, el jarro del que Lázaro consigue extraer el vino, el niño negro
que se asusta de su padre o el entierro que el protagonista teme que vaya a su casa. Además,
tomando como base el primer tratado, se ha denominado “lazarillo” al perro o al guía que
dirige a un ciego.
Esta novela será la precursora de un nuevo género, la novela picaresca, que se desarrollará
en el siglo XVII. Destacan Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y el Buscón de Quevedo,
ambas del siglo XVII. Los rasgos característicos de este nuevo género son:
Narración autobiográfica y destinario ficticio
Protagonista de origen innoble que pertenece a los bajos fondos de la sociedad, al
margen de toda norma
Evolución desde la niñez a la madurez
Narración itinerante: estancia en diferentes lugares y servicio sucesivo a varios amos.
Crítica social