Post on 13-Jul-2015
B L O Q U E II
LOS ESTUDIANTES DE LA ESCUELA SECUNDARIA
LECTURA 3
¿QUIÉNES SON LOS ESTUDIANTES DE SECUNDARIA?
Jorge Valencia.
¿QUIÉN ES EL ADOLESCENTE?
LA IMAGEN DE UN CHINO NO ES UN
CHINO.
La adolescencia es una etapa compleja y aún
en muchos niveles, oscura.
El proceso educativo en la adolescencia tiene
una particularidad: un alto contenido de
significación emocional está presente en cada
paso del aprendizaje.
El profesor de adolescentes debe tener claro
que su reto específico está en incidir de modo
activo en el momento del desarrollo de
mayores y más significativos cambios en un
ser humano.
Trabaja con un ser con voluntad propia y
capacidades casi por completo
desarrolladas, aunque con casi nula
experiencia en la aplicación de esas
capacidades.
DESCRIPCIÓN DEL ADOLESCENTE
Nos llama la atención su forma de actuar,
su inteligencia, su ternura y su filoso
sentido del humor.
Son crueles en muchos casos y, más que
valientes, temerarios; son agresivos y
soberbios; suelen mentir, robar, dañar
cosas sin propósito.
Nuestro juicio social ha elegido tratarlos
de delincuentes: semiadultos aberrantes o
infantes excesivos. Seres extraños o
peligrosos a los que hay, ante todo, que
limitar.
La escuela, reglamenta la acción de los
adolescentes desde el mismo parámetro
HABLAR SU LENGUA
Entender a los adolescentes
es un esfuerzo que bien
vale la pena, en primer
lugar, porque nos facilitará
la tarea cotidiana de lidiar
con ellos, sin duda
extraordinarios y difíciles.
Pero, por sobre todas las
cosas, nos permitirá centrar
nuestro esfuerzo en
propósitos no simplemente
normativos, sino, al fin de
cuentas, educativos.
ENTENDER LA ADOLESCENCIA.
El programa desglosa
contenidos y una serie de
técnicas pedagógicas para
hacerse cargo de esos
contenidos. No nos dice que
hacer con un grupo de
secundaria .
Ocupar el tiempo en cosas para
las que no se ha preparado.
Un profesor de secundaria debe
asumirse como un educador de
adolescentes, no importa si da
clases de matemáticas, química
o atiende la biblioteca escolar.
El elemento central de su trabajo
es educar a un adolescente, vía
su relación personal con él.
NUESTRA ADOLESCENCIA.
¿Qué maestro marcó de manera
profunda mis decisiones
vocacionales. ¿Por qué?
Siendo honestos, no nos será
difícil encontrar en nuestra propia
historia momentos que nos
identifiquen con el alumno que
tenemos enfrente.
Si podemos recordar con frescura
quienes fuimos de adolescentes,
no nos será tan difícil entender a
los que tenemos enfrente.
ADOLESCENCIA EN PROCESO.
El trabajo con los
adolescentes implica
asumir el reto de una
relación con un ente
cotidianamente
cambiante. Tal vez el
rasgo más distintivo del
adolescente sea su
constante cambio.
CONCLUSIÓN TENTADORA
Entender al adolescente no es
justificarlo, ni dejar de actuar frente
a él. Es la posibilidad de que
nuestras acciones actuales tengan
un significado para su vida futura.
Si no se puede entender al
adolescente, es recomendable
encontrar otro oficio.
Ortega y Gasset, «el pueblo que no
conoce su historia está destinado a
repetirla»; así, el profesor que no
conoce a sus alumnos está
destinado a arrepentirse.
HITLER
Las reglas sólo funcionan si
aseguran un espacio de trabajo
adecuado a una dinámica escolar
específica.
Cuando el adolescente es tratado
con desconfianza, devuelve una
muy pobre imagen del maestro.
La norma normaliza: convierte una
serie de reglas del juego en reglas
aceptadas por todos, en su carácter
de inteligentes necesarios para la
realización del mismo juego.
La aceptación expresa depende de
la oportunidad de la norma y de su
establecimiento como un
prerrequisito de relación.
EL ABUELO
Es aquel que prefiere no
desgastarse.
Pretender mantener una
relación sin astillas, sin
raspones y moretones es
tanto o más aún que querer
gozar las olas sin arena.
Si no se está dispuesto a
invertir tiempo, emoción o
inteligencia en esta
relación, no se está
dispuesto a ser maestro.
EL CUATACHO
Lo que los adolescentes necesitan no es otro adolescente que haga las veces de profe, necesitan un adulto que se comporte como tal.
Claro que idealmente se tratará de un adulto sensible a sus necesidades, con capacidad de escucha, receptivo.
Pero, al final, un adulto, alguien que ejerce una función de autoridad y regulación indiscutible en el salón de clase.