Formato ejecutable 1

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Varios países se plantean la legalización deEsta droga, principalmente con fines terapeuti-Cos. Se ha constatado que alivia las nauseas De la quimioterapia, ayuda a los enfermos de Sida a superar la inapetencia y tiene propieda-des analgesicas.

Aunque las conclusiones de los estudios estánsujetas a debate, se han realizado diversas Pruebas, expuestas en la revista New Scientist,Que permiten conocer con certeza algunosDe sus efectos analgesicas.

La universidad de harvard comparo un grupoque consumía marihuana a diario con otro queNo lo hacia tan frecuentemente. Aunque en lasPruebas de inteligencia los resultados apenas Se diferenciaron, en una prueba de adaptabili-dad los usuarios empedernidos obtuvieron Puntuaciones mucho mas bajas.

Otra universidad comparo durante quince añosUn grupo de consumidores de marihuana (tres o cuatro cigarrillos diarios) con otro de fumadores de tabaco (veinte cigarillos como mínimo) Ambos registraron igual numero deIndividuos aquejados de tos y bronquitis, y dañossimilares en las células pulmonares.

Aunque el primer grupo utilizaba muchosMenos cigarrillos, cada uno de estos liberaba El triple de alquitrán que uno normal. Además ,la citada revista señalo: « Los consumidores deMarihuana inhalan mas profundamente el humoY lo retienen por mas tiempo».

No hace mucho, los resultados de una investigación referente a los efectos del consumo de cannabis en el cerebro quedaron recogidos por numerosos medios de comunicación con la noticia de que se había demostrado científicamente que incluso el consumo esporádico de marihuana producía lesio nes en el cerebro de los jóvenes. Pero ¿es realmente así?

Investigadores de la Universidad Noroccidental y de la Escuela de Medicina Harvard escanearon mediante resonancia magnética el cerebro de 20 adultos jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años y divididos en dos grupos.

Los sujetos de uno de los grupos informaron que fumaban marihuana por lo menos una vez a la semana, con un promedio de unos once porros semanales, mientras que los otros participantes indicaron que habían consumido la droga menos de cinco veces o nada en absoluto durante el último año.

El estudio por neuroimagen se centró en dos regiones cerebrales implicadas en los procesos de recompensa: el núcleo accumbens y la amígdala.

Estas áreas producen una sensación de placer al comer o en las relaciones sexuales, así como el «subidón» asociado a las drogas. Según se ha demostrado en animales, el tetrahidrocannabinol (principal componente psicoactivo del cannabis) altera asimismo dichas regiones cerebrales.