Post on 15-Mar-2020
Olvidando y Prosiguiendo a la Meta — Bill Hall
Enero-Febrero 2020 Vol. 20, Número 1
El Expositor
“Predica la Palabra,
insiste a tiempo y
fuera de tiem-
po” (2 Tim. 4:2 —
LBLA)
Olvidando y
Prosiguiendo a
la Meta
Bill Hall
1
Cultivando la
Masculinidad
en Nuestros
Hijos
Robert Harkrider
3
¿Existen las
Iglesias del
Nuevo Testa-
mento Hoy?
Wendell Winkler
5
¿Quién es el
Héroe de Tú
Historia?
Eric Reynolds
8
y él regresó a esa vida ten-
tadora que finalmente
destruyó su alma.
Como un joven, Pablo
había mostrado ser de
gran promesa para la fama
mundial. Pocos varones se
había mostrado más pro-
metedores. Entrenado ba-
jo los pies de Gamaliel, él
“en el judaísmo aventaja-
ba a muchos de mis con-
temporáneos” (Gál.1:14).
Sin embargo, él había re-
nunciado a su pretensión
de fama y fortuna para ser
un Cristiano. “Pero cuan-
tas cosas eran para mí ga-
nancia, las he estimado
como perdida por amor de
Cristo” (Fil.3:7). Cuán fácil
habría sido para Pablo,
encarcelado en Roma, oli-
vado de sus compañeros,
comenzar a llenarse de
lástima de sí mismo por lo
“que pudo haber sido”. Si
lo hubiera hecho, su efec-
tividad como siervo del
Señor habría terminado y
muy probablemente ha-
bría perdido su alma.
E l hombre nunca
llega a un punto de
su vida en el que
puede relajarse de su lucha
contra el maligno. Nadie
estuvo más consiente de
este hecho que el apóstol
Pablo. Mientras estaba en
su tercer viaje de predica-
ción, el maduro y experi-
mentado apóstol escribió
a los santos en Corinto:
“sino que golpeo mi cuer-
po, y lo pongo en servi-
dumbre, no que habiendo
sido heraldo para otros, yo
mismo venga a ser elimi-
nado” (1 Cor.9:27). Más
tarde, mientras estaba en
prisión en Roma, escribien-
do a sus amados hermanos
en Filipos, él reconoció
que no había ya alcanzado
su meta ni que era ya per-
fecto; sino una batalla
considerable estaba toda-
vía por delante. Crucial en
esta batalla fue la capaci-
dad de Pablo para olvidar
algunas cosas.
1. Pablo Tuvo que Olvidar lo que Él pudo Haberse Convertido. Este escritor
una vez escuchó a un jo-
ven animador “Voy a en-
tregarlo todo. Uno simple-
mente no puede ser un
Cristiano y tener éxito en
el campo del entreteni-
miento”. Todos los que
escucharon la declaración
aplaudieron la fe del joven
y se maravillaron de su
fortaleza cuando regresó a
casa para llevar a cabo su
resolución. Pero el joven
nunca pudo olvidar en lo
que pudo haberse conver-
tido. Sueños de fama y
fortuna seguían entrando
en su mente. Finalmente,
el atractivo de "lo que pu-
do haber sido" lo venció,
Página 2 Vol. 20, Número 1
“Pero Pablo había olvida-
do el éxito del pasado.
Escribiendo a los Filipen-
ses él dijo, “Hermanos, yo
mismo no pretendo ha-
berlo ya alcanzado pero
una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a
lo que está delante, prosi-
go a la meta, al premio
del supremo llamamiento
de Dios en Cristo Jesús”·
(Fil.3:12.13).
Olvidado y Prosiguien-do la Meta. Pablo sirve
como un ejemplo maravi-
lloso. Él pudo olvidar lo
que tenía que olvidar, y
llegar a un mayor servicio
en la Viña del Señor, a la
pureza continua de la vi-
da, a logros cada vez ma-
yores para el Señor, al
premio y supremo llama-
miento de Dios en Cristo
Jesús.
Una recompensa ma-
ravillosa espera a todos
los que pueden olvidar y
proseguir su camino. Pa-
blo pudo decir cerca de
su muerte, “Por lo demás,
me está guardada la coro-
na de justicia, la cual me
dará el Señor, juez justo,
en aquel día” (2 Tim.4:8).
Y a todos el Señor dice,
“Sé fiel hasta la muerte, y
yo te daré la corona de la
vida” (Apoc.2:10) Debe-
mos perseverar. No debe-
mos volver atrás.
― Fuente: Two Man ― Articles on Practical Chris-
tian Living, Págs. 82-85
2. Pablo Había Olvidado los Pecados del Pasado. Es verdad que Pablo nun-
ca olvido que él era un
pecador salvado por la
gracia. Él frecuentemente
habló de sus tiempos co-
mo perseguidor y una vez
se refirió a sí mismo co-
mo el principal de los pe-
cadores (1 Tim.1:15). Pero
sus pecados habían sido
perdonados y lavados por
lo sangre de Cristo
(Hech.22:16). Desde el
tiempo que él fue bauti-
zado dejó de preocuparse
de sus pecados y se con-
virtió en un Cristiano que
se regocijaba, confiando
en la seguridad de la Pa-
labra de Dios que sus pe-
cados estaban perdona-
dos. Satanás obtiene ven-
taja del hombre que no
puede olvidar los pecados
del pasado (2 Cor.2:6-11).
La capacidad para olvidar,
fue consecuentemente
vital para su continua fi-
delidad al Señor.
3. Pablo Había Olvidado los Fracasos del Pasado.
Los fracasos suelen ser
desalentadores, y la per-
sona que se conduele de
sus fracasos logrará poco
en la vida. Pablo sabía lo
que era el fracaso. Hubo
poco para enumerar en
sus esfuerzos de predica-
c i ó n e n A t e n a s
(Hech.17:32-33). Los Gá-
latas habían seguido un
evangelio pervertido po-
co después que él los ha-
bía enseñado (Gál.1:6.7).
Él lo dijo abiertamente
“Me temo de vosotros
que haya trabajado en
vano con vosotros” (4:11).
Muchos a quienes él ha-
bía convertido se habían
apartado (5:4). Los Judai-
zantes habían destruido
su enseñanza y repu-
tación en muchas cuida-
das donde él había traba-
jado (Hech.15:1; Fil.3:2).
Los hombres con me-
nos valor habrían levanta-
do las manos con deses-
peración, habrían lamen-
tado su maltrato y caído
víctimas de su propia au-
tocompasión, una de las
herramientas más efecti-
vas del diablo. Pablo tuvo
que olvidar todo esto.
4. Pablo Tuvo que Olvidar el Éxito del Pasado. Él
ciertamente había tenido
muchos éxitos. Iglesias
fuertes en Éfeso, Filipos,
Tesalónica, y muchos
otras ciudades permane-
cían como una prueba
concreta de la efectividad
de la obra de Pablo. Varo-
nes como Tito, Timoteo,
Epafras habían sido con-
vertidos por él.
Él pudo haber dicho
fácilmente, “Mira lo que
he hecho; ahora es el mo-
mento de entregar el tra-
bajo a los hombres más
jóvenes" Si lo hubiera he-
cho, habría dejado de co-
rrer antes de haber
"terminado la carrera” y
seguramente se había
perdido.
― Viene de la Página 8
en marcha medida de
acuerdo a los hombres de
su tiempo. Pero cuando él
descubrió a Jesucristo, él
lanzó su vieja historia a la
basura (Fil.3:4-8). Su única
jactancia desde ese mo-
mento en adelante estuvo
en la cruz de Cristo
(Gál.6:14).
Sí yo soy el héroe de
mi propia historia, buscaré
la aprobación y reconoci-
miento de mis compañe-
ros. Protegeré mi legado
ocultando cualquier falla y
fracasos mientras magnifi-
co mis supuestos logros. Y
estaré condenado al fra-
caso. Sin embargo, si des-
cubro que el verdadero
Héroe de mí historia es
Dios. Dejaré que me use
como Él crea conveniente.
Si otros pueden ver su
fuerza en mi debilidad, si
pueden ver la gloria de Su
gracia en el perdón de mis
pecados, entonces no
debería preocuparme por
cómo me perciben, mien-
tras Dios sea glorificado.
“al Rey de los siglos, in-
mortal, invisible, al único
y sabio Dios, sea honor y
gloria por los siglos de los
siglos. Amén” (1 Tim.1:17).
— Fuente: Biblical In-sights, Vol. 15, Num.8,
Agosto 2015, Pág. 21
EL EXPOSITOR es una
publicación de artículos sanos, edificantes y relevantes al
desempeño del fiel Expositor de la Palabra de Dios. Cual-
quier comentario diríjalo a su editor responsable: Armando
Ramírez 1 de Mayo
# 214 Valle Hermoso, Tamps.
87501 México. E-Mail: Armandokat-
tan70@gmail.com
C uando David
amonestó a su
hijo Salomón,
“esfuérzate y sé
hombre” (1 Rey.2:1-3) él
no tenía en mente usar
la colonia adecuada o
ser un atleta estrella, ni
siquiera ser un “hombre
atractivo para las
mujeres”. Muchos
varones han sido
convencidos por los
c o m e r c i a l e s d e
propaganda de la
televisión o por los
medios impresos a creer
que estas son las
normas por las cuales se
mide la masculinidad.
Por cont ras te ,
cuando Samuel fue
enviado a la casa de Isaí
para ungir al rey sobre
Israel, él pensó que él
p r i m e r o , E l i a b ,
seguramente sería el
ungido del Señor. Sin
embargo, Dios dijo a
Samuel, “No mires a su
parecer, ni a lo grande
de su estatura, porque
yo lo desecho; porque
Jehová no mira lo que
mira el hombre; pues el
hombre mira lo que
está delante de sus ojos,
pero Jehová mira el
corazón” (1 Sam.16:7).
Muchos ejemplos en la
Biblia ilustran porque
Página 3 Vol. 20, Número 1
por ellos. Absalón reunió
un ejército y persiguió a
David para matarlo. Fue
durante este encuentro
que Absalón fue asesina-
do. ¿De qué valor eran su
buena apariencia o su
riqueza cuando su cora-
zón se llenó de ambición?
Posición de Poder
Cuando Saúl fue ungi-
do como el primer rey de
Israel, él era tan humilde
y tímido que se perdió
entre el matorral (1
Sam.10:22-23). Cuando el
tiempo pasó y el Señor
bendijo sus esfuerzos,
Saúl se volvió orgulloso
de su posición, y esto le
condujo a creer que sus
decisiones serían siempre
lo que Dios aprobaría.
Esta actitud causó su caí-
da y rechazo de parte de
Dios para no ser más rey.
El orgullo cambio la acti-
tud de Saúl desde ese
tiempo “Aunque eres pe-
queño en tus propios
ojos” (1 Sam.15:17). El
Señor le envió para des-
truir a los Amalecitas,
pero él perdonó al rey y a
lo mejor de sus ovejas y
vacas. Él intentó justificar
su acción porque pensó
que estos animales servi-
rían en sacrificios a Dios,
pero Samuel le recordó:
los rasgos que los hom-
bres creen son los más
importantes no son las
cualidades que Dios mira.
Fracasos en la Masculinidad
Fuerza Física
Sansón es recordado
como el hombre más
fuerte. A los niños les fas-
cina leer sobre sus pode-
rosas obras cuando mató
a un león con sus propias
manos y derrotó a los
Filisteos. Sin embargo, el
atractivo de la inmorali-
dad sexual atrajo a San-
són a Dalila, una mujer
Filistea con la que no te-
nía derecho a cohabitar.
Cuando ella aprendió su
secreto, si cabello fue
cortado, y él perdió su
fuerza, porque el Señor se
separó de él (Jue.14:16).
¿Podría alguien querer
ser como Sansón cuyo
deseo inmoral le condujo
a la vergüenza y a la
muerte?
Guapo y Rico
La Biblia dice de Absa-
lón, el hijo de David, “Y
no había en todo Israel
ninguno tan alabado por
su hermosura como Ab-
salón; desde la planta de
su pie hasta la coronilla
no había en él defec-
to” (2 Sam.14:25). No
solamente Absalón era
guapo, ¡él era el hijo del
rey! Sin embargo, una
ambición egoísta hizo
que se volviera contra su
padre y buscara la posi-
ción de rey en su lugar.
Se robó los corazones
de los hombres de Israel
al dar a entender que su
padre no se preocupaba
Cultivando la Masculinidad en Nuestros Hijos
Robert Harkrider
E stá edición marca la segunda década
de esta publicación. Las convicciones y la necesidad de tales escritos para contribuir con muchos lectores hispanos nos mantienen todavía de pie. El artículo Olvidando y Prosiguiendo a la Meta fue tomado del libro Two Men por el hermano Bill Hall. El autor me lo regaló en el año 2001 junto al permiso de publicar los artículos que viera convenientes. El hermano Bill tomando el modelo de Pablo destaca las cosas que el apóstol tuvo que olvidar y las actitudes de las que tuvo que despojarse para agradar a Su Señor y seguir corriendo hacia la Meta. En el artículo, Cultivando la M a s c u l i n i d a d e n Nuestros Hijos, el h e r m a n o R o b e r t Harkrider contrasta los rasgos físicos versus los rasgos espirituales que forman el carácter de un hombre según la voluntad de Dios. En el Material ¿Existen las Iglesias del Nuevo Testamento Hoy? El autor Wendell Winkler desarrolla puntos lógicos y v á l id o s pa r a argumentar a favor de la posibilidad de duplicar la Iglesia primitiva siguiendo el mismo patrón y sembrando la misma semilla. En ¿Quién es el Héroe de tú Historia? Eric Reynolds presenta un enfoque instructivo de la historia de Jonás con una excelente aplicación.
El Expositor Enero-Febrero 2020 COLUMNA EDITORIAL
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superior a estos sátrapas y
gobernadores, porque había
en él un espíritu superior; y el
rey pensó en ponerlo sobre
todo el reino” (Dan.6:3).
Virtud Moral
A la edad de diecisiete
años José fue vendido a la
esclavitud por sus hermanos.
Él debió seguramente haber
pensado que su padre le res-
cataría. Sin embargo, esto no
sucedió porque sus hermanos
hicieron creer a Jacob que su
hijo estaba muerto. José po-
dría haber sentido lástima de
sí mismo y haberse vuelto
contra Dios por permitir que
lo maltrataran. No obstante,
José permaneció fiel a Dios.
Aun cuando fue tentado día
tras día para cometer adulte-
rio con la esposa de Potifar,
José la rechazó. Su carácter
moral construido por la fe en
Dios le dio la fortaleza para
resistir. Su fortaleza no con-
sistía en miedo a Potifar que
lo encontrará culpable, sino
temor hacia Dios incluso en
los lugares secretos. Su pro-
testa a la esposa de Potifar
fue: “¿cómo, pues, haría yo
este grande mal, y pecaría
contra Dios?” (Gén.39:9).
Visión para el Futuro
Moisés fue criado como el
hijo de la hija de Faraón y fue
“enseñado en toda la sabidu-
r í a d e l o s e g i p -
cios” (Hech.7:22). Como nieto
del rey, él podría haber tenido
las mejores ruedas, la última
moda de ropa o la chica de su
elección, en cambio, “Por la fe
Moisés, hecho ya grande,
rehusó llamarse hijo de la hija
de Faraón, escogiendo antes
ser maltratado con el pueblo
de Dios, que gozar de los de-
“Ciertamente el obedecer es
mejor que los sacrificios, y el
prestar atención que la grosu-
ra de los carneros” (1
Sam.15:22). “Antes del que-
brantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez
de espíritu” (Prov.16:18).
En contraste a estas cosas,
¿Cuáles son los rasgos que
Dios busca?
Éxito en la Masculi-nidad
Espiritual
Como un joven Judío en
el cautiverio Babilónico, a
Daniel le fue dada la singular
oportunidad para servir al rey
del Imperio más fuerte sobre
la tierra en ese tiempo. Por
tres años, a él le fue dada la
mejor educación y comer los
mejores platillos. Sin embar-
go, esta “oportunidad” le
provocó enfrentar lo que al-
gunos podrían pensar era una
difícil elección: seguir la ley
de Dios y morir o seguir la ley
del rey y vivir (Dan.1:4-5, 10).
Podría haberse comprometi-
do razonando que era sólo
por un breve período, o que
esto podría haberle conferido
la oportunidad para prestar
un mayor servicio a los Judíos
si él obedecía al rey. Pero el
pensamiento de la elección
nunca parece haber entrado a
su mente. ¡Obedecer a Dios
siempre estuvo primero en él!
Daniel propuso en su corazón
no contaminarse con la por-
ción de la comida del
rey” (Dan.1:8). ¿No es de ex-
trañar que cuando leemos
sobre Daniel aproximada-
mente setenta años más tar-
de, el Rey Darío le dio una
posición de mayor importan-
cia? “Pero Daniel mismo era
leites temporales del peca-
do teniendo, por mayores
riquezas el vituperio de
Cristo que los tesoros de
los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el ga-
lardón” (Heb.11:24-26).
Una Sombra para Nuestros Hijos
Usted puede preguntar,
“¿Cómo podemos cultivar
estos rasgos en nuestros
hijos? Un antiguo proverbio
Chino dice, “Una genera-
ción planta los árboles y la
otra obtiene la sombra” La
vida que usted vive afecta-
rá a sus hijos y más tarde a
sus nietos. ¿Ven sus hijos
estos rasgos en usted? Los
niños suelen caminar en
nuestros zapatos cuando
son pequeños, y nos reí-
mos, pero ellos seguirán en
sus pasos literalmente
cuando crezcan.
Usted no puede condu-
cir a sus hijos más cerca de
Dios de lo que usted mis-
mo esta de Él ahora. Desa-
rrolle una vida bien defini-
da de fe y sígala. Resuelva
en poner a Dios primero
siempre. Guarde su vida de
la hipocresía. Mantenga
una relación respetuosa
con su esposa. Debemos
plantar esta clase de árbo-
les para ser capaces de cul-
tivar la masculinidad en
nuestros hijos y de esta
forma, proveerles de la
sombra del sol abrazador
de los valores anti-Dios tan
prevalecientes en nuestra
sociedad hoy.
―Fuente: Truth Maga-zine, Vol. 63; No.6, Junio
2019; Págs. 14-15.
El Expositor Enero-Febrero Pág. 5
la Iglesia primitiva, en los
tiempos de los apóstoles.
Siendo este el caso, la
Iglesia de la que habla-
mos y escribimos ahora,
antecedió al Catolicismo
Romano y al Protestan-
tismo denominacional y
a los cultos modernos de
ésta época.
(2) ¿Qué Queremos
decir por “Iglesias”? Pri-
mero, observamos, que
la Iglesia del Señor es
singular en número. (a)
Él prometió edificar sola-
mente una (Mat.16:18,
19). Así como la palabra
“roca” en este pasaje es
singular, así la palabra
Iglesia. Afirmar lo contra-
rio a la singularidad de la
Iglesia sería afirmar lo
mismo de la roca, el fun-
damento de la Iglesia.
Pero 1 Corintios 3:11 afirma
que no hay otro fundamen-
to. (b) Los apóstoles siem-
pre hablaron de la Iglesia
en la singularidad
(Hech.20:18; Juan 10:16;
Efe.1:22, 23; Col.1:18, 24;
Rom.12:4, 5; 1 Cor.12:13,
20; Efe.2:16; Col.3:15). Se-
gundo. Observamos que la
Iglesia del Señor esta arre-
glada en capacidades de
congregaciones locales,
siendo cada Iglesia autóno-
ma (Fil.1:1; 1 Ped.5:1, 2;
Hech.14:23). En consecuen-
cia, cuando usamos la pala-
bra “Iglesias”, estamos
usando en ese sentido. Pa-
blo lo hizo así cuando escri-
bió, “Os saludan todas las
i g l e s i a s d e C r i s -
to” (Rom.16:16). Lo mismo
hizo Juan cuando escribió
“Juan a las siete iglesias
N ecesitamos re-
gresar y estu-
diar la Iglesia
del Nuevo Testamento, la
Iglesia del primer siglo, y
luego, buscar duplicar o
restaurarla en nuestro
propio tiempo. Al hacer-
lo, estamos dando un
paso adelante dando un
paso atrás. Al regresar a
Jerusalén es donde en-
contraremos al Señor y a
Su Iglesia (Luc.2:41-52).
Definamos primero
algunos términos.
(1) ¿Qué Queremos
decir por “Nuevo Testa-
mento? La Biblia esta
dividida (2 Tim.2:15) en
dos principales divisio-
nes: Un Antiguo Testa-
mento (2 Cor.3:14) y un
Nuevo Testamento (2
Cor.3:6). El Antiguo Tes-
tamento ha sido abolido
(2 Cor.3:6-16; Efe.2:13-
16;Col.2:14-17). El Nuevo
Testamento esta vigente
hoy (2 Cor.3:6), habién-
dose convertido en tal
desde Hechos 2 en ade-
lante (Luc.24:46-49;
Heb.9:15-17). En conse-
cuencia, las Iglesias del
Nuevo Testamento son
Iglesias que existen se-
gún de la instrucción del
modelo del Nuevo Testa-
mento, siguiendo el pa-
trón del mismo. Las Igle-
sias del Nuevo Testa-
mento en los tiempos de
que están en Asia” (Apoc.1:4).
Ellas fueron diferentes única-
mente en localización geográ-
fica. Ellas no fueron diferentes
denominaciones. ¿Estaba Pa-
blo escribiendo a dos diferen-
tes denominaciones cuando
escribió Colosenses 4:16?.
(3) ¿Qué Queremos decir
por la palabra “Existen”?
¿Están las Iglesias del Nuevo
Testamento presentes?
¿Tienen existencia verdadera?
¿Viven ellas? ¿Puedo identifi-
carlas? ¿Puedo yo entrar a las
mismas? ¿Puedo instar a mis
familiares y amigos a conver-
tirse en miembros de la mis-
ma?
(4) ¿Qué Queremos decir
por la palabra “Hoy”? Esto es,
en nuestro determinado tiem-
po y época. En este siglo, y en
los siglos venideros si el Señor
demora en venir.
(5) Deducción. Por lo tanto,
nuestro estudio se dirigirá a Si
la Iglesia (a) existe o no en
nuestro propio tiempo, (b) la
Iglesia/Congregación del Se-
ñor, (c ) según el orden, plan
o patrón del Nuevo Testa-
mento, es la misma Iglesia de
la que los apóstoles fueron
miembros, y (d) está presente
o tiene su existencia hoy.
Nuestro estudio tomará la
forma de tres afirmaciones.
¿Existen las Iglesias del
Nuevo Testamento? Respon-
demos con confianza y agra-
decimiento:
¿Existen las Iglesias del Nuevo Testamento Hoy? Wendell Winkler
Página 6 El Expositor Enero-Febrero 2020
I. Sí, Porque el Señor Lo Aseguró
Sea notado, primero
que el reino es la iglesia
del Señor (Mat.16:18, 19;
Heb.12:23, 28). Con esto
en mente, ahora observe:
(1) Los Profetas lo ase-
guraron. Daniel afirmó
que el reino del Señor
“permanecerá para siem-
pre”, y que “su reino no
será destruido” (Dan.2:44;
7:14).
(2) Los Ángeles lo ase-
guraron. Gabriel dijo a
María con respecto a Je-
sús, “y su reino no tendrá
fin” (Luc.1:33).
(3) Los Profetas del
Nuevo Testamento lo ase-
guraron. El escritor a los
Hebreos escribió, “Así
que, recibiendo nosotros
un reino inconmovible,
tengamos gratitud, y me-
diante ella sirvamos a
Dios agradándole con te-
m o r y r e v e r e n -
cia” (Heb.12:28).
(4) El Señor lo aseguró.
Él prometió “... Y sobre
esta roca edificaré mi igle-
sia; y las puertas del Ha-
des no prevalecerán con-
tra ella” (Mat.16:18). Si
Satanás y todos sus de-
monios no pudieron rete-
ner a Jesús en la tumba,
¿Cómo podría algún po-
der erradicar a Su Iglesia
de la tierra? Ciertamente,
la promesa del Señor nos
asegura que la Iglesia
existe actualmente.
(5) Nota: Cada elemen-
to constitutivo del reino
o Iglesia es eterno: el rey
(Hech.17:7; Apoc.1:18), la
ley (Gál.6:2; 1 Ped.1:25) y
la ciudadanía (Efe.2:19; 1
Tim.1:16).
II. Sí, Debido a La Ley de Reproducción del
Señor
(1) La Existencia de la
Iglesia del Señor no de-
pende de la sucesión de
la Iglesia. Algunos de
nuestros amigos han
pensado que podrían
"sacudir la cadena" todo
el camino hasta el pre-
cursor del Señor. Esto ha
resultado ser vergonzo-
so, ya que aquellos a tra-
vés de quienes trazan su
herencia espiritual, ense-
ñaron y practicaron lo
opuesto de su doctrina y
práctica actuales. Por
ejemplo, los Waldaneses
bautizaron bebés, los
Novacianos permitieron
a las mujeres predicar y
bautizaron para la remi-
sión de los pecados, y los
Montañistas enseñaron
la posibilidad de la apos-
tasía. Pero, ¿Es necesario
tal enfoque? De hecho
no. Si un agricultor quie-
re cultivar papas dulces,
¡no tiene que cultivar una
vid hasta la planta origi-
nal! Plantar la semilla es
todo lo que se necesita.
Así de simple.
(2) La Palabra de Dios
es la semilla del Reino.
(a) Primero, debe ser ob-
servado que esto es afir-
mado por el Señor, “Esta
es, pues, la parábola: La
semilla es la palabra de
Dios” (Luc.8:11). También
esto es afirmado por Pe-
dro, “siendo renacidos,
no de simiente corrupti-
ble, sino de incorruptible,
por la palabra de Dios
que vive y permanece
para siempre” (1
Ped.1:23). (b) Segundo.
Debe ser observado que
la semilla lleva fruto se-
gún su clase. Esto es ver-
dadero en el campo ve-
getal. “Después dijo Dios:
Produzca la tierra hierba
verde, hierba quedé se-
milla; árbol de fruto que
dé fruto según su géne-
ro, que su semilla esté en
él, sobre la tie-
rra” (Gén.1:11), 12).
Esto es verdad en el
campo marino y las aves,
“Y creó Dios los grandes
monstruos marinos, y
todo ser viviente que se
mueve, que las aguas
produjeron según su gé-
nero, y toda ave alada
según su espe-
cie” (Gén.1:21). Esto es
verdadero en el reino
animal, “Luego dijo Dios:
Produzca la tierra seres
vivientes según su géne-
ro, bestias y serpientes y
animales de la tierra se-
g ú n s u e s p e -
cie” (Gén.1:24).
De hecho, la frase
“según su especie” apa-
rece diez veces en el pri-
mer capítulo de la Biblia.
(c). Tercero. Debe ser
observado que si planta-
mos la misma semilla
hoy (hacemos esto al
predicar y enseñar la Pa-
labra de Dios) como fue
plantada en el primer
siglo, en los tiempos del
Nuevo Testamento, ob-
tendremos el mismo pro-
ducto. En ese entonces,
las Iglesias de Cristo re-
sultaron (Hech.2:47; 1
Cor.1:2; Rom.16:16). De
modo, que si tenemos la
semilla, si plantamos la
semilla, y se permite que
la semilla se vuelva pro-
ductiva, tendremos Igle-
sias de Cristo hoy, nada
más y nada menos. Tal
es la belleza del Cristia-
nismo del Nuevo Testa-
mento.
Consecuentemente, la
Iglesia del Señor en este
siglo no es solo otra de-
nominación, o una parte
de todas. (d) Cuarto. De-
be ser observado que
para obtener algo dife-
rente, se debe plantar
alguna otra semilla. Para
obtener Mormones,
plante el Libro de Mor-
món; para obtener Cató-
licos; plante el Catecis-
mo; para obtener Testi-
gos de Jehová, plante los
escritos de Carlos T. Rus-
sell; para obtener Adven-
tistas, plante los escritos
de Elena G. de White;
para obtener Bautistas,
plante el Manual Bautis-
ta; para obtener Meto-
distas, plante la Discipli-
na Metodista; para obte-
ner Musulmanes, plante
el libro de Corán; para
obtener Budistas, plante
el libro Tripitaka.
(e) Quinto. Si quere-
mos más Iglesias de
Cristo, debemos plantar
más semilla de la Pala-
bra de Dios. La cosecha
del agricultor es propor-
cional a la semilla que
planta. En consecuencia,
tengamos más series de
predicaciones, más pro-
gramas de televisión y
radio, más campañas,
más cursos por corres-
pondencia, más trata-
dos, Escuela Bíblicas de
Verano, más estudios en
el hogar, y más invita-
ciones a los servicios.
¡Más siembra de semi-
llas!
II. Sí, Debido a La Ley de Racionalidad del
Señor
(1) ¿Cuál es la ley a la
que hacemos referencia?
Una cosa es igual a la
suma de sus partes. Da-
vid dijo, “La suma de tu
palabra es ver-
dad” (Sal.119:160). Un
automóvil no es un mo-
tor, ni una puerta, ni un
radiador, ni una batería,
ni un cárter de aceite.
Pero, la suma de todos
estos constituye un au-
tomóvil.
Vol. 20, Número 1
(2) Una Ilustración
para ayudar y su aplica-
ción. Supongamos que
un amigo solicita su
ayuda para encontrar su
auto perdido, un auto
que nunca has visto.
¿Cómo sabrá cuando
encuentra el automóvil
adecuado? Usted le da-
ría una lista de caracte-
rísticas de identificación.
Un auto Ford, Gris exte-
rior, marrón interior, año
1995, etc. Usted conoce-
rá cuando ha encontra-
do el auto correcto con
todas estas característi-
cas esenciales de identi-
ficación.
La Aplicación. Usted
conocerá cuando en-
cuentra la Iglesia del
Nuevo Testamento, la
Iglesia del primer siglo,
la Iglesia de Cristo,
cuando usted la encuen-
tra en nuestro tiempo
que tiene todas las ca-
racterísticas esenciales
de identidad. Pero
¿Cuáles son esas carac-
terísticas? (a) La Iglesia
del Nuevo Testamento
fue guiada únicamente
por la doctrina de los
apóstoles (Hech.2:42;
Gál.1:6-9). No tenía ca-
tecismos, manuales, dis-
ciplinas, confesiones de
fe o credos (2 Tim.3:16,
17; Jn.16:13; 14:26; 2
Ped.1:3). (b) La Iglesia
del Nuevo Testamento
adoró en el primer día
de la semana (1
Cor.16:2), cantaban a
Página 7
terísticas de identifica-
ción: (a) No tenemos
credos, manuales, disci-
plinas, catecismos o
confesiones de fe he-
chos por los hombres.
Somos gobernados sola-
mente por la doctrina de
los apóstoles, por el
Nuevo Testamento. (b)
Adoramos en el primer
día de la semana y can-
tamos a capella, oramos,
estudiamos la Palabra de
Dios, ofrendamos de
nuestros recursos y ob-
servamos la Cena del
Señor semanalmente. (c)
Cada congregación es
local, autónoma e inde-
pendiente, teniendo an-
cianos, diáconos, evan-
gelistas y miembros. (d).
Somos designados como
la Iglesia de Cristo o por
un equivalente.
(e) Si usted pregunta-
rá, ¿Cómo me puedo
convertir en un miembro
de la Iglesia de Cristo
hoy?” le responderíamos
amablemente al ser ins-
truido a ser un creyente
arrepentido y bautizarse
para el perdón de sus
pecados.
(3) Una Deducción.
Siendo este el caso, la
Iglesia del Nuevo Testa-
mento existe hoy. Usted
puede ver una cosa (La
Iglesia del Nuevo Testa-
mento) es igual a la su-
ma de sus partes (Todas
las características esen-
ciales de identificación).
capella (Efe.5:19), ofren-
daban de sus recursos (1
Cor.16:1), observaban la
Cena del Señor semanal-
mente (Hech.10:7), ora-
ban (Hech.2:42; 1
Cor.14:15) y estudiaban
la Palabra de Dios
(Hech.2:42; 20:7). (c) La
Iglesia del Nuevo Testa-
mento fue organizada
en capacidades locales,
autónomas y congrega-
cionales (Hech.14:23),
teniendo ancianos, diá-
conos, evangelistas y
miembros (Fil.1:1), (d).
La Iglesia del Nuevo Tes-
tamento fue designada
la Iglesia (Efe.1:22, 23),
la Iglesia de Dios (1
Cor.1:2), la Iglesia del
Señor (Hech.20:28), la
Iglesia de Cristo
(Rom.16:16). (e) A la
Iglesia del Nuevo Testa-
mento fue ingresada
como resultado de per-
sonas bautizadas y cre-
yentes penitentes
(Hech.2:36-47).
Si, ésta es la Iglesia
que existió en el primer
siglo. Si, está fue la Igle-
sia de la que Pedro, San-
tiago, Juan y Pablo fue-
ron miembros, la Iglesia
que todos creen era la
correcta. Ahora, sin la
intención de ser jactan-
cioso, sino ser amable-
mente claro, afirmamos
que la Iglesia de Cristo
en su comunidad es la
misma Iglesia. La iglesia
de Cristo en este siglo
tiene las mismas carac-
Conclusión
(1) Si Jesús estuviere sobre la tierra, ¿A que Iglesia asistiría? Cuando el autor se movió a Forth Worth, Texas en 1964, el hermano Leroy Brownlow sostuvo nuestra primera Serie de predicaciones, con dos servicios cada día ( ¡ Q u e d í a s t a n maravillosos! ¡Como creció la Iglesia en ese tiempo!). Uno de los sermones del hermano Brownlow fue titulado, “¿A qué Iglesia Cristo Asistiría?” Él señaló que Cristo asistiría a la Iglesia que lleva su nombre, etc. (b) Existe ciertamente tal Iglesia en el mundo, en nuestro tiempo y época. Ciertamente, la Iglesia del Nuevo Testamento existe. (2) Un R ueg o . ¿Investigará y visitará la Iglesia de Cristo en su comunidad? Encontrará a un grupo de personas cálidas de corazón, serviciales en la naturaleza, felices en su comportamiento, amables en espíritu, comprensivas en actitud y comprometidas sin reservas a predicar y practicar el evangelio del p r im e r s ig lo s in compromiso ni cambio. La Iglesia del Nuevo Testamento en el siglo Veinte. La Iglesia “ahora” como “entonces”.
―Fuente: The Spiritual Sword, Vol. 33; No.2;
Enero 2002. Págs. 45-48.
E l libro de Jonás termina
abruptamente con la
pregunta retórica de Dios a
Jonás, “Y no tendré yo piedad
y Nínive?” (Jonás 4:11). Nin-
guna respuesta del profeta es
registrada. El libro lo deja
malhumorado sobre una la-
dera caliente — ¡una imagen
decididamente poco halaga-
dora de un profeta!.
¿Pero de quién es esta his-
toria? Jonás es obviamente el
autor y principal personaje
del libro, pero el héroe de la
historia no es nadie más que
Dios. Es Dios quien determina
enviar al profeta a una impía
ciudad de Nínive, quien lleno
de misericordia responde la
oración de Jonás desde el
vientre del pez, quien perdo-
na a los arrepentidos Ninivi-
tas, y quien continúa pacien-
temente enseñando a Jonás
aun cuando el libro termina.
El carácter definitorio de
Dios, revelado por primera
vez a Moisés en Éxodo 34:6 y
citado con exasperación por
Jonás, (4:2) está en plena
exhibición, “...tú eres un Dios
clemente y piadoso, tardo en
enojarte, y de grande miseri-
cordia, y que te arrepientes
del mal”. A pesar de que
Jonás arremete contra él,
Dios es quien es glorificado
en todo momento.
Parece probable que Jo-
nás ciertamente aprendió la
lección; ¿De qué otra forma
habría surgido el libro? Si,
toda la Escritura es alentada
por Dios por medio del Espí-
ritu (2 Tim.3:16, 2 Ped.1:21),
El Expositor Enero-Febrero 2020 Página 8
pero asumimos que Él tra-
bajó a través de autores
dispuestos, y Jonás no es la
excepción. Si eso es así,
podemos suponer que Jo-
nás estaba dispuesto a es-
cribir la historia tal como es,
registrando sus acciones y
actitudes pecaminosas para
que todos las pudieran ver,
dando así la gloria a Dios.
De esta forma, Jonás no se
convierte en el héroe de su
propia historia.
La aparente moderación
de Jonás de sí mismo va en
contra del comportamiento
humano normal. La tenden-
cia natural, por así decirlo,
es enfatizar los éxitos y lo-
gros de uno mientras se
pasan por alto las propias
debilidades y fracasos. Glo-
rificarse a uno mismo está
en el corazón del "orgullo
de la vida".
Dios tiene un diferente
plan para nuestras vidas. Él
es el verdadero y único Hé-
roe, y nuestro mayor propó-
sito es encontrar nuestro
lugar en Su historia. Lo ve-
mos más claramente en Su
Hijo. Jesús se dejó humillar
porque puso la gloria del
Padre por encima de su
propio interés. “Porque he
descendido del cielo, no
para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me en-
vió” (Jn.6:38; cf. Fil.2:5-8).
Cuando Jesús fue injuria-
do, Él respondió, “Yo no
tengo demonio, antes hon-
ro a mi Padre; y vosotros
me deshonráis. Pero yo no
busco mi gloria; hay quien
la busca, y juzga” (Jn.8:49-
50). Jesús despreció la ver-
güenza de la cruz
(Heb.12:2), sin embargo,
permitió que su propia his-
toria le condujera a esa te-
rrible muerte porque creía
en un propósito más eleva-
do que buscar su propia
gloria. Al humillarse así mis-
mo, Jesús nos mostró la
única verdadera senda a la
gloria: “Si yo me glorifico a
mí mismo, mi gloria nada
es; mi Padre es el que me
glorifica” (Jn.8:54). “Por lo
cual Dios también le exaltó
hasta la sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo
nombre, para que en el
nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están
en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; y toda
lengua confiese que Jesu-
cristo es el Señor, para glo-
ria de Dios Padre” (Fil.2:9-
11). Esta es la historia de
Dios; Él es el Héroe a quien
pertenece toda gloria, y Él
glorificará a todos los que
buscan Su gloria en lugar de
la suya propia.
Debemos buscar tener la
misma mentalidad que ve-
mos en Cristo, poniendo la
gloria de Dios y los intere-
ses de los demás por enci-
ma de los nuestros (Fil.2:3-
5). Pablo mismo nos da esta
clase de ejemplos. Antes de
encontrar su verdadero pro-
pósito en Cristo, Pablo tenía
una historia impresionante
— Continúa en la Página 2
¿Quién es el Héroe de tu Historia? Eric Reynolds
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