Antúnez Serafín ParticipaLa participación de las familias en la escuela

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En transformar nuestra escuela, páginas 7 a 11

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    LA PARTICIPACIN DE LAS FAMILIAS EN LA ESCUELA Serafn Antnez

    Recordemos dnde estamos y a qu nos dedicamos

    La educacin escolar es una tarea que los maestros realizamos por delegacin de

    los padres y madres de nuestros alumnos. Al poner a sus hijos bajo nuestra tutela,

    las familias expresan un acto de confianza ya que nos hacen entrega de un ser

    muy querido con la esperanza de que le ayudemos a desarrollar unas

    capacidades que ellos, por falta de preparacin o de tiempo, no son capaces de

    proporcionarle.

    Aunque tambin, desafortunadamente, en algunos casos se dira que el hecho de

    entregar los hijos a la escuela forma parte de una ceremonia de renuncia o de

    abandono que lleva a la despreocupacin ya la inhibicin de las familias. Es muy

    evidente y conocido de todos nosotros que los padres cada vez ms renuncian a

    su funcin como personas que deben socializar a sus hijos, a ser quienes primero

    se preocupen de cultivar en ellos los hbitos personales y sociales, y que han

    transferido esa tarea tambin a la escuela durante estos ltimos aos.

    Sea como sea, los maestros compartimos con las familias de nuestros alumnos el

    compromiso de educarles y este hecho reclama el ineludible conocimiento mutuo y

    la complementariedad de nuestras actuaciones. La colaboracin es an ms

    necesaria, si cabe, cuando las evidencias nos indican que cada vez est menos

    clara la frontera entre lo que "debe ensearse y aprenderse" dentro de la escuela o

    fuera de ella y que, como consecuencia, el trabajo docente supone, cada vez ms,

    continuos cambios y permutas de roles: instructor, asistente social, tutor, orientador

    personal, debido a los requerimientos, tambin en evolucin y muda constantes,

    que la sociedad plantea a la escuela.

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    La colaboracin es indispensable, sobre todo en nuestro caso

    Las familias, pues, tienen el derecho a interesarse por el proceso educativo que

    siguen sus hijos en nuestras escuelas y a participar en l. Es ms, en los sistemas

    escolares democrticos la intervencin de los agentes sociales en la educacin

    escolar y, en concreto, de las familias, adems de un derecho se considera

    tambin un deber.

    Pero, adems, para las escuelas y las personas que estamos comprometidas con

    el proyecto de gestin, la participacin de las familias es una consecuencia de los

    principios y convicciones que sustentan el modelo escolar que propugnamos.

    Conviene recordar que nuestro proyecto asume como propios y est orientado por

    los principios normativos de respeto, equidad, igualdad de oportunidades,

    compensacin de las desigualdades y transparencia, todos ellos estrechamente

    vinculados a valores democrticos que, sin duda, defendemos.

    La participacin, entendida como la accin de intervenir en los procesos de

    planificacin, ejecucin o control de las prcticas de gestin (tanto si inciden en el

    gobierno de la escuela como si lo hacen en los aspectos didcticos,

    administrativos u organizativos) es un ejercicio en el que no slo los maestros sino

    tambin los padres de nuestros alumnos deberan ser agentes principales.

    Qu podemos hacer entonces?

    Si compartimos el convencimiento anterior, los maestros, directores y

    supervisores que participamos en el proyecto, deberamos encontrar caminos,

    prcticas o procedimientos que lo hagan posible. Para ello proponemos, en

    primer lugar, revisar ciertas culturas y creencias, como requisito para alcanzar lo

    que pretendemos. En segundo, considerar que se puede participar en diversos

    grados o niveles y que ninguno de ellos es desdeable. Y, en tercero, analizar

    otros beneficios de la participacin de los padres no slo para el mejor desarrollo

    del proyecto sino para el mejor funcionamiento de toda la institucin, en general.

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    Revisemos las culturas y creencias

    A menudo las opiniones que tenemos respecto a la participacin de los padres en

    las tareas escolares denotan una prevencin o desconfianza, no siempre

    justificadas."Que cada uno acte en su terreno: ellos en la casa y nosotros en la

    escuela, no mezclemos las cosas" o "los padres no entienden de lo nuestro, no

    tienen nuestra preparacin y no tienen por qu fiscalizarnos", suelen ser ejemplos

    de manifestaciones de docentes ms temerosos de mostrar abiertamente y dar a

    conocer cul es su trabajo y cmo lo hacen, que consecuencia de malas

    experiencias de colaboracin con las familias. Mltiples evidencias nos

    demuestran que se puede colaborar satisfactoriamente con ellas si se saben

    negociar las finalidades, los roles de cada una de las partes y los lmites.

    Otro convencimiento, slidamente instalado en muchas culturas escolares, es que

    slo hay que contar con las familias para los momentos de crisis: cuando

    necesitamos su ayuda y apoyo para reivindicar algo, por ejemplo mayores y

    mejores recursos. O cuando les pedimos aportaciones econmicas. O cuando

    reclamamos su participacin slo en momentos que corresponden a

    acontecimientos tales como la celebracin de efemrides, fiestas o

    conmemoraciones, que a veces tienen un desarrollo muy poco coherente con los

    objetivos de la educacin escolar.

    Los padres, sin duda, son capaces de hacer otras cosas por sus hijos ms all de

    apoyar la justa reivindicacin, ayudar econmicamente o estar presentes en las

    celebraciones festivas. Conviene hacer un acto de fe, creer en que las familias son

    capaces de entender y ayudar satisfactoriamente en los procesos educativos que

    compartimos con sus hijos desarrollando tareas ms relevantes. Tambin

    convendra preguntarnos si, tal vez, no estarn un poco cansadas de que siempre

    les reclamemos para aquellos servicios que son, en algunos casos, indicios de

    una consideracin baja. Nos hemos detenido a pensar o les hemos preguntado

    abiertamente si sa es la participacin que realmente desean?

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    Los niveles de participacin: informacin, consulta, trabajo en comn y delegacin

    Las familias pueden, efectivamente, participar junto con nosotros en el proceso

    educativo de sus hijos de maneras mucho ms relevantes y motivadoras. Veamos

    algunos niveles en la participacin y tambin algunos ejemplos.

    La informacin es el primer grado en la escala de la participacin y un requisito

    para conseguir objetivos ms ambiciosos. Los padres empiezan a participar

    cuando reciben informacin frecuente y precisa sobre el progreso de sus hijos,

    sobre las prcticas educativas y de gestin que tienen lugar en la escuela y

    cuando, a su vez, pueden informar a los maestros de la accin educadora que

    desarrollan en sus familias porque la escuela pone a su disposicin los canales y

    mecanismos que lo facilitan.

    Sin informacin difcilmente las familias entendern nuestros planteamientos y

    colaborarn en nuestras prcticas. Dar a conocer que la escuela est participando

    en un proyecto de innovacin motivador y slido como el nuestro es, pues, una

    iniciativa razonable. Para ello podrn emplearse los procedimientos orales y

    escritos, formales e informales a nuestro alcance: reuniones, circulares,

    asambleas, producciones de los alumnos, documentos de difusin del proyecto de

    gestin, etctera, que cada escuela considere ms pertinentes. Con ello habremos

    conseguido, adems, que acepten tambin hechos que a veces parecen poco

    admisibles: cmo van a entender, por ejemplo, la ausencia de un docente a la

    escuela porque debe asistir a un taller de capacitacin para el desarrollo del

    proyecto, si no tienen siquiera noticia de que la escuela participa en l?

    La consulta es otro mecanismo de participacin que supone una intervencin y un

    protagonismo mayor al de la simple informacin. Un ejemplo de consulta que

    vincula a las familias con nuestro proyecto es considerar en el diagnstico las

    opiniones y visiones de los padres. Cuando tratamos de analizar nuestras

    fortalezas y debilidades para identificar "el problema principal" las principales

    fuentes de informacin somos nosotros mismos. Tambin usamos los cuadernos

    de los alumnos o las estadsticas escolares. La familia puede ser tambin una

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    fuente de informacin muy eficaz que nos ayudar a tener una visin ms

    completa. A travs de ella podremos conocer mejor las circunstancias domsticas

    en las que viven nuestros alumnos: cmo trabajan en sus casas las tareas

    escolares, cmo son ayudados o interferidos en ese trabajo; tambin qu es lo

    que ms valoran las familias de nuestra accin educativa y, sobre todo, qu

    esperan de la escuela y qu es lo que nosotros esperamos de ellas.

    El trabajo en comn

    Constituir comisiones o grupos de trabajo de composicin mixta: maestros junto

    con padres y madres, con el fin de analizar problemas, elaborar propuestas,

    discutir alternativas o elaborar informes es tambin una manera de involucrar a las

    familias. Si, adems, somos capaces de fomentar ncleos asociativos -o por lo

    menos, no interferirlos- de animarlos y de dotarles de ideas y de procedimientos

    de trabajo, estaremos ayudando a una accin educativa ms slida y congruente

    entre las dos partes.

    La delegacin

    Transferir tareas a otros, con el propsito de implicarles en ellas y de otorgarles un

    mayor protagonismo es otra posibilidad. Los docentes de cada una de nuestras

    escuelas tienen experiencias satisfactorias del desarrollo de determinadas

    actividades o de la gestin de algunos servicios escolares que se delegaron a las

    familias. Conviene rescatar esos procesos exitosos, renovarlos y proponerlos

    como prcticas eficaces al servicio del proyecto.

    Otros beneficios de la participacin de las familias y consideraciones finales

    En la medida que las familias puedan gozar de algunas parcelas de participacin

    en la gestin de la escuela, aumentar su protagonismo y su sentimiento de

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    pertenencia; sentirn la escuela ms suya y, seguramente, adems de entenderla

    y valorarla mejor. sern sus primeras defensoras. Por otra parte,si la imagen de la

    institucin mejora, si la escuela goza de una buena imagen externa en la

    comunidad, los maestros estarn ms concernidos y motivados en su trabajo y

    aumentar su autoestima como profesionales y como personas.

    Los posibles riesgos de la participacin, como hemos sugerido antes, pueden

    controlarse sin gran dificultad si se sabe definir las funciones y las zonas de

    competencia y , de cada uno de los agentes que intervienen.

    Tambin si se sabe reaccionar con rapidez ante quienes quieren utilizar la escuela

    con fines egostas o contrarios a los valores que proponamos unas lneas ms

    arriba. o ante quienes persiguen slo intereses particulares. Ambas cautelas

    contribuirn a evitar malentendidos, actuaciones contradictorias y conflictos.

    En las escuelas que participamos en el proyecto, comprometidas con la

    innovacin y la mejora de la educacin escolar pblica, tal vez sea recomendable

    tratar de encontrar respuestas a cuestiones como stas: Qu preferimos? Qu

    las familias colaboren en algunas actividades claramente accesorias o

    protocolarias, a menudo muy costosas en tiempo. o que el tiempo que destinamos

    a prepararlas se emplee en informar y recibir informacin sobre el proceso

    educativo de sus hijos?

    Qu valoramos ms?, tener la puerta de la escuela cerrada al exterior, con el

    riesgo de que desde fuera se desconozca la tarea educativa que desarrollamos en

    ella, a menudo laboriosa y comprometida y que, por lo tanto, se nos evale de

    forma injusta, o abrirla y preocuparnos tambin porque sea conocido lo que

    hacemos y se valore con veracidad? Como es bien sabido, a menudo las familias

    o la comunidad social suelen emitir juicios sobre las escuelas de sus hijos basados

    en leyendas, en hechos que tal vez acaecieron hace mucho o en estereotipos. En

    esa escuela, dicen, los maestros pegan a los nios; en aqulla los maestros son

    ausentistas; en esta otra hay mucha indisciplina. Tal vez en algn tiempo hubo

    alguien que peg, que no asisti a su trabajo o que fue excesivamente permisivo

    con los alumnos. Pero, qu hay de verdad hoy de todo ello? Tal vez en esas

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    escuelas la mayora de los profesores son respetuosos con sus alumnos,

    diligentes en su trabajo y preocupados por encontrar cada da mejores soluciones

    a las complicadas situaciones educativas que deben resolver. Sin apertura, sin

    comunicacin hacia fuera, esos hechos e informaciones no sern conocidos.

    Desarrollar polticas de colaboracin con las familias, en fin , requiere de voluntad,

    de tiempo disponible y de incentivos motivacionales suficientes. Participar en el

    proyecto de gestin debera ser; en s mismo, un estimulo por su atractivo y

    potencialidades, pero la motivacin aumentar si el proyecto se concibe como una

    tarea de todos: maestros, directivos y familias, en el grado que sea pertinente en

    cada caso, pero, tambin de las instancias supervisoras. Es necesario que los

    procesos internos de innovacin que hemos iniciado en nuestras escuelas sean

    ayudados y complementados desde fuera de ellas. En esta tarea tienen un papel

    decisivo los supervisores, desarrollando prcticas profesionales flexibles, creativas

    y de orientacin pedaggica que son las que hacen creble al supervisor y

    refuerzan su prestigio profesional, relegando los procedimientos administrativos,

    burocrticos y reaccionarios que lo deterioran.

    Mis nimos ms entusiastas para quienes comparten conmigo la idea del proyecto

    de gestin y la conviccin de que la escuela no puede estar cerrada al medio en el

    que est inmersa. Conocer bien ese medio, y en l las familias de nuestros

    alumnos, y contar con ellas para entenderlo mejor, servir, sin duda, para que

    prestemos un mejor servicio a nuestros alumnos y a la educacin escolar

    mexicana con la que estamos comprometidos.

    Antnez, Serafn. (1999). La participacin de las familias en la escuela. en transformar nuestra escuela. Ao 2, nm. 4 junio. Mxico. Pgs. 7 y 11.

    ndiceConstruccin de la Identidad Docente