América XXI N° 93 - Febrero 2013

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Información y reflexion para todo el continente

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Ecuador17 Vencer en primera vuelta Por Ignacio Díaz

La fotografía de un hombre enfermo e intubado, presentado falsamente como Hugo Chávez en la portada del periódico es-pañol El País, expresa la decadencia capitalista y reclama un periodismo de futuro. En ofensiva contra la Revolución Bo-livariana, la prensa comercial quedó herida de muerte: ya no puede sostener una ética basada en la verdad y la democracia.

4 Bitácora

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Revolución Bolivariana a paso firme

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Comenzó el período de gobierno 2013-2019. Con el histórico juramento del 10 de enero, las masas, el Partido y los militares respondieron a la ofensiva opositora y mediática internacional. “Yo soy Chávez” fue la consigna. El desafío de estos años es lograr la transición desde el capitalismo rentístico hacia el nuevo modelo productivo socialista.

Nota de tapa 8 Voltear la página

Argentina23 Frentes de tormenta

6 GPS

Director: Luis Bilbao | Colaboran en esta edición Asistentes: Caracas: Maryena Presa Velázquez · Buenos Aires: Florencia Marciani · Montevideo: Georgina Rodríguez Redacción: Leo Alcantuz. Víctor Álvarez R. Horacio Bilbao. Ignacio Díaz. Adrián Fernández. Eduardo Paz Rada. Roger Rodríguez. Jorge Zárate

Diseño gráfico y Arte: Ana María Pizarro Ruiz. Miguel Vayo | Corrección: Carolina Ocampos | Administración en Caracas Raúl Grioni | Servicio de Agencia Venezolana de Noticias (AVN)

La sección Cultura se realiza con la colaboración de los autores del sitio de internet EncontrArte www.encontrarte.aporrea.org

Redacción central: Av. Belgrano 1915 3°A (CP 1094) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel: (54-11) 4952-4800. Es una publicación de Fundación Enseñar para Aprender. Pers. Jurídica Nº 000105 I.G.J

Correo electrónico: director@americaxxi.com.ve | asistente@americaxxi.com.ve

América XXI. Prohibida su reproducción total o parcial. Depósito Legal N° pp200.02CS1450 | ISSN 1690-4141 (Venezuela) | ISSN 1667-8182 (Argentina) | Impresión: En Caracas: Fundación Imprenta Ministerio de la Cultura. Guarenas, Venezuela. En Montevideo: Artes Gráficas S.A. Porongos 3035. En Buenos Aires: IPESA S.A. Magallanes 1315. Ciudad Autónoma de Buenos

Aires. En La Paz: La Andariega Ediciones Calle 19 # 8024 zona de Calacoto. Distribución en 1000 puestos en La Paz y a través de organizaciones sociales en todo el país. Venezuela: Distri-bución encartada en el diario Correo del Orinoco, el segundo domingo de cada mes. Distribuidora Venezolana del Libro Av. Panteón, Biblioteca Nacional, sótano 3 / Argentina: Capital Federal:

Distribuidora Jacqueline, Salta 781, Cuidad Autónoma de Buenos Aires. Interior y exterior: DISA. Pte. Sáenz Peña 1836, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cierre de esta edición: 1/2/13

La tirada total de esta edición suma 37 mil ejemplares impresos en cuatro países -Venezuela, Argentina, Bolivia y Uruguay- y distribuidos también en Paraguay y Chile.

Uruguay28 Año crucial para el Frente Amplio

49 Libros

Bolivia20 La transformación en cifras21 Año de pruebas y exigencias Por Eduardo Paz Rada

Cultura45 Breves46 Mujer del Sur Por Horacio Bilbao

Venezuela13 Chávez se recupera ysugobiernomarchaapasofirme14 Hacia el nuevo modelo productivo socialista Por Víctor Álvarez R.

Paraguay30 ¿Retorna el stronissmo? Por Jorge Zárate

Colombia32 La extrema derecha contraelfindelaguerra Por Adrián Fernández34 Frente a la oligarquía Por Leo Alcantuz

Historia - Teoría - Debate36 Masa, individuo y dirección Por L.B

Análisis de la noticia 9 Alba, Celac y los crujidos del planeta Por Luis Bilbao

4 · Bitácora Febrero de 2013

Mensaje del presidente Hugo Chávez a la cumbre de la Celac

Queridos hermanos y her-manas: pienso que es del todo decisivo darle el más riguroso cumplimiento a dos grandes compromisos sociales, incluidos dentro del Plan de Acción de Ca-racas, para que la Celac tenga el valor de existencia para nuestros pueblos. Hablo del desarrollo del Programa Latinoamericano y Caribeño de Alfabetización y

del Programa Latinoamericano y Caribeño de Erradicación del Hambre; la única respuesta a la crisis que han encontrado los países del primer mundo ha sido el recorte del gasto social y de la inversión pública; desde la Celac, nosotros pode-mos sostener el crecimiento económico con una fuerte inversión social acordando una agenda común para la igualdad y para el reconocimiento al derecho universal que tiene cada uno de nues-tros ciudadanos, sin exclusión, a recibir salud y educación gratuitas.

Según información recabada entre 2010 y 2012 por el Mo-vimiento por la Paz, la Sobe-ranía y la Solidaridad entre los Pueblos, hay al menos 47 bases militares extranjeras en funcionamiento o en cons-trucción en América Latina, sin contar el caso de Puerto Rico. Todas están vinculadas por vía aérea y marítima con la IV Flota naval estadouni-dense, reactivada en 2008 para operar en la región.

“Que esta oligarquía no se equivoque. Estamos unidos estrecha-mente a las bases del pueblo, a la Fuerza Armada Nacional Boliva-riana y a las fuerzas revolucionarias (…) Aquí hay una sola transi-ción y es hacia el socialismo”Nicolás Maduro, vicepresidente de Venezuela

“(El Psuv) no puede ser un partido sólo para ganar elecciones, tiene que ser un partido para construir la Revolución”

Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y primer vice-presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela

“La oposición siria es capaz de ensamblar los componentes necesarios para hacer armas químicas y usarlas cuando crea necesario”

Bassam al-Dada, consejero político del opositor Ejército Libre de Siria (ELS)

“(Si gano las elecciones de 2015) vamos a dar al pueblo bri-tánico un referendo con una opción muy simple para perma-necer o salir de la Unión Europea (…) va a ser un referendo de dentro o fuera”

David Cameron, primer ministro de Gran Bretaña

(Fragmentos)

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. ¿O son una las dos? No bien retira su majestad el sol, con largos velos y un clavel en la mano, silenciosa Cuba cual viuda triste me aparece. ¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento que en la mano le tiembla! Está vacío mi pecho, destrozado está y vacío en donde estaba el corazón. Ya es hora de empezar a morir. La noche es buena para decir adiós. La luz estorba y la palabra humana. El universo habla mejor que el hombre. Cual bandera que invita a batallar, la llama roja de la vela flamea. Las ventanas abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo las hojas del clavel, como una nube que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...

José Martí

Bitácora · 5

Igualmente, urge consensuar acuerdos que nos permitan crear y llevar adelante una agenda energética común. Contamos con una fortaleza de entrada para enfrentar el panorama extremo de un mundo donde las fuentes energéticas tie-nen sus días contados. Ingentes son los recur-sos de la Región, sólo tenemos que crear políti-cas adecuadas que estén a la altura de los dones que la naturaleza nos ha prodigado.

Aquí está la experiencia exitosa de Pe-trocaribe, para demostrar que sí es posible

construir una alianza energética con base en la reciprocidad.

(…)Nos hemos comprometido en darle todo el

apoyo a Cuba, que ocupa, a partir de esta Cum-bre de Santiago, la Presidencia Pro Tempore de nuestra Comunidad. Es un acto de justicia, luego de más de 50 años de resistencia al criminal bloqueo imperial América Latina y el Caribe le están diciendo a Estados Unidos con una sola voz que todos los intentos por aislar a

Cuba han fracasado y fracasarán. (…)Ha llegado el tiempo de ese amor de Martí, de

ese amor de Bolívar, de ese amor nuestroame-ricano, por eso, desde mi corazón bolivariano hago votos por el rotundo éxito de esta Cumbre de la Celac, aquí, en La Habana estaré pendien-te de su desarrollo, con toda la luz de la Patria Grande, que irradia hoy con más fuerza en San-tiago de Chile. Vaya un infinito y fraterno abrazo para todas y todos.

“Si Gran Bretaña quiere dejar Europa, va-mos a desplegarles una alfombra roja”

Laurent Fabius, canciller de FranciaDos patrias

“Como ministro de Defensa, cuando la Presidente me pregunte, se me va a caer la cara de vergüenza, sinceramente, de decirle que se hundió un buque amarrado en el puerto” Alberto Puricelli, ministro de Defensa de Argentina, tras el hundimiento del buque Santísima

Trinidad, emblema de la guerra por Malvinas

“América Latina se ha ganado hoy un rol cen-tral y activo en la escena internacional, que despierta respeto, admiración y también una punta de envidia”

Mario Monti, premier italiano saliente

“El fenómeno (del narcotráfico) permanece, crece y se mete en la intimidad de las grandes urbes, ca-mina por las redacciones, consigue abogados, le-vanta candidaturas y hasta domina algún Estado”

José Mujica, presidente de Uruguay

Febrero de 2013

Agenda política de 2013

Chile: mapuches piden autogobierno

Representantes de las comunidades mapuches de Chile demandaron el autogobierno para su pueblo y la desmilitari-zación de la región de La Araucanía, en el Sur del país. Ade-más, expresaron la voluntad de diálogo de las comunidades y reclamaron el perdón público del presidente Sebastián Pi-ñera por la opresión a ese pueblo indígena.

Estas fueron las conclusiones más importantes de la de-nominada “Cumbre por el Autogobierno Mapuche, la Aplica-ción de Tratados y la Desmilitarización”, que se realizó el 18 de enero en un cerro de Temuco, 670 kilómetros al sur de Santiago, la capital del país.

Del encuentro participaron unos 800 comuneros de medio centenar de organizaciones, provenientes de la región Cen-tro-Sur del país, en la que habitan más de 600 mil mapuches. Asistieron organizaciones sociales y estudiantiles, además de dirigentes políticos y legisladores. El presidente Sebastián Piñera envió a tres funcionarios como “observadores”.

Aucán Huilcamán, vocero del Consejo de Todas las Tierras, principal organizador del encuentro, anunció que “la confor-

mación de un autogobierno mapuche, el cual estará regido y regulado por un estatuto que determina sus facultades y potestades inherentes y éste tendrá una jurisdicción que abarca desde el río Bío Bío al Sur”.

Los comuneros rechazaron la aplicación de la Ley Antite-rrorista contra las comunidades, porque “sólo contribu-ye a estigmatizar al pueblo mapuche” y recordaron que “Chile ha sido ampliamente criticado por la aplicación de esta ley”. También analizaron la demanda de rei-vindicación territorial sobre el parque Tantauco, pro-piedad perteneciente al presidente Piñera.

La represión contra la población se incrementó desde comienzos de año, cuando un incendio pro-vocó la muerte de un matrimonio de latifundistas. En cercanías del lugar la policía hirió de bala a un mapuche y recogió panfletos alusivos a cuatro años del asesinato del joven comunero Matías Catrileo, lo que llevó a las auto-ridades a lanzar la acusación de que se trató de un crimen cometido por pobladores de la zona.

3 de febrero Elecciones de la Asamblea Popular y Consejo de Estado en Cuba

17 de febrero Elecciones presidenciales en Ecuador

24 y 25 de febrero Elecciones parlamentarias en Italia

21 de abril Elecciones presidenciales en Paraguay

26 de mayo Elecciones municipales en Venezuela

14 de junio Elecciones presidenciales en Irán

17 y 18 de junio Cumbre del G-8 en Irlanda del Norte

23 de junio Elecciones presidenciales en Túnez

Septiembre Elecciones generales en Alemania

5 y 6 de septiembre Cumbre del G-20 en Rusia.

27 de octubre Elecciones legislativas en Argentina

10 de noviembre Elecciones presidenciales en Honduras

17 de noviembre Elecciones presidenciales en Chile

6 ·

(sin fecha confirmada)

Mali y la hipocresía occidental

La guerra imperialista de la Otan sumó un nuevo capítulo: Mali. El país, uno de los más pobres del mundo, pero rico en oro, uranio y petróleo, es invadido desde el 11 de enero por Francia, que ya desembarcó a 3.700 soldados.

Con el argumento de combatir al terrorismo y resguardar al Estado de Mali, el presidente socialdemócrata Hollande demos-tró en poco tiempo ser la continuación del conservador Sarko-zy, defensor e impulsor de la guerra en Libia. Casualmente, el arsenal regado por los países de la Otan en Libia, sumado al desplegado por Gaddafi para combatir la revuelta financiada y organizada desde el exterior, es el que desembarcó en el Norte de Mali en manos de tuaregs (población indígena de la región, ligados a Gaddafi) y yihadistas islámicos (impulsados por la Otan y las monarquías del Golfo Pérsico para destrozar Libia y Siria), que desde abril de 2012 controlan dos tercios del país.

Francia combate en Mali a los mismos grupos terroristas que promueve en Siria junto con el resto de la Unión Europea, Esta-dos Unidos, Turquía y las monarquías saudíes para expulsar al presidente Bashar Al Assad del gobierno. La propia Marine Le Pen, referente de la ultraderecha francesa, declaró que la inter-vención militar “muestra una cruel paradoja, cuando se sabe que los gobiernos franceses han contribuido a abonar el terreno a los islamistas en Libia y Siria, aportando ayuda, asistencia y armas a los fundamentalistas de esos países, que hoy se usan para atacar a un aliado histórico”, en referencia a la ex colonia Mali.

Según información de Hezbollá, un tercio de los combatientes

opositores sirios son extremistas islámicos y poseen dos ter-cios del armamento de los denominados “rebeldes”. E imponen la Sharía –ley islámica– en las áreas que controlan, cuyo horror es narrado por la prensa occidental respecto de Mali, pero ocul-tado bajo la denominación de “áreas liberadas” en Siria.

El Norte de Mali estuvo bajo control de combatientes tuaregs del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (deno-minación de esa región) para luego quedar en manos de yiha-distas de Al Qaeda y aliados desde el 27 de junio.

La intervención en Mali es la segunda operación militar fran-cesa desde la asunción de Hollande. La primera fracasó en el intento por rescatar a un agente de los servicios secretos secuestrado por la guerrilla islamista de Somalía en 2009. El desembarco en Mali tampoco será sencillo: el 60% del Norte del país es desértico; y los islamistas poseen armamento pe-sado gracias a las donaciones francesas e inglesas, entre otros envíos de la Otan a Libia.

Estados Unidos, que hace tiempo entrena al ejército de Mali (aunque gran parte de sus miembros terminaron en la rebelión tuareg para desgracia del Pentágono) interviene en la logís-tica de esta nueva guerra, especialmente en el transporte de las tropas francesas en el territorio. A la par, continúa con su política de intervención global y ya planea –con la excusa de combatir al mismo terrorismo que financia– instalar una base de aviones teledirigidos (drones) en el Noroeste de África, posiblemente en Níger o Burkina Faso, según publicó The New York Times citando fuentes del Pentágono.

GPS · 7

Elecciones en Israel: más guerra y colonización

Las elecciones parlamentarias del 22 de enero deja-ron a Benjamin Netanyahu al borde de un tercer período consecutivo como primer ministro del país. Su triunfo

ratificó la política de usurpación de territorios pa-lestinos bajo la instalación de los llamados asen-

tamientos de colonos, que “violan los derechos humanos de la población palestina” según una reciente resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que instó a Israel a “po-ner fin a todas las actividades de asentamiento sin condiciones previas”.

Los resultados de las elecciones dieron a la alianza entre Likud (Partido de Netanyahu) y la

organización fascista Yisrael Beiteinu (liderada por Avigdor Lieberman) una escueta victoria al alzarse

con 31 escaños legislativos, 11 menos de los que te-nían. El partido Yesh Atid (“Hay un futuro”), surgió como la segunda fuerza con 19 legisladores al desplazar al Partido

Laborista al tercer lugar (17 bancas). Cuarto quedó el ultra-nacionalista y ortodoxo Habait Hjehudi (“Casa judía”), que alcanzó 12 escaños bajo el liderazgo del multimillonario Naf-tali Bennett, que se pronunció durante la campaña a favor de la anexión del 60% de los territorios palestinos. Desde Gaza, el movimiento islamista Hamás consideró que las elecciones favorecieron “a los partidos más fanáticos y racistas”, que apoyan “el desplazamiento de los palestinos”.

Tras los comicios Netanyahu ratificó que lo más importante durante su próximo mandato será “la seguridad de Israel”, supuestamente amenazada por Irán; y en segundo término la economía, que fue la preocupación central del electorado, ma-terializada en una demanda creciente de acceso a la vivienda y un déficit presupuestario que fue del 4,2% del PIB en 2012.

En el primer ataque militar posterior a las elecciones, avio-nes israelíes bombardearon un centro de investigación mi-litar sirio cerca de Damasco, según denunció ante la ONU el gobierno de Bashar Al Assad el 31 de enero.

“En coche al muere”, diría Bor-ges. La decadencia de la prensa

comercial internacional se expande de manera directamente proporcional a la del sistema económico que la sustenta. El rostro intubado de un “falso Chávez” publicado por El País no fue un error.

Fue una operación política contra la Revolución Bolivariana. La explicación posterior del diario ante la fulminante respuesta del gobierno venezolano y el consecuente fiasco mundial, fue una pa-traña de emergencia. El diario que fuera modelo para buena parte del periodis-

mo gráfico hispanoparlante, prototipo del ejercicio de la profesión bajo estric-tas normas de ética, exhibe el quiebre profundo de los valores de una época. Y expone con crudeza la miserabilidad imperante, derramada sobre todos sus discípulos de la región.

El zarpazo provino de España. Jus-tamente donde la población se hunde en una crisis sin precedentes: recesión acelerada, desempleo récord (26%, más de seis millones de trabajadores), pér-dida de viviendas (hipotecas impagas y desalojos masivos) y recortes presu-puestarios que afectan la educación, la salud, la asistencia social y las pensio-nes jubilatorias; junto a un escándalo de corrupción protagonizado por el Partido Popular y el presidente Mariano Rajoy. Todo ello acompañado de grandes ma-nifestaciones, decenas de miles de in-dignados y represión creciente.

Suicidio: el periódico más influyente de habla hispana publicó en la portada de su edición impresa la fotografía de un hombre enfermo e intubado, presentado falsamente como Hugo Chávez. Contrario a la intención de la empresa, el réquiem es para la prensa comercial capitalista, incapaz ya de sostener una ética ba-sada en verdad, pluralidad, democracia. El liberalismo agoniza y se convierte en su contrario. Queda herida de muerte la credi-bilidad de la “prensa seria”. La ofensiva contra la Revolución Bolivariana puso al periodismo en contradicción con aquellos valores. El episodio expuso una necesidad: construir una nueva prensa de alcance internacional, capaz de educar en la verdad y abrir un camino de futuro.

Voltear la páginaEl País expresa la decadencia capitalista y reclama un periodismo de futuro

8 · Nota de tapa Febrero de 2013

La campaña mediática contra la Revolución Bolivariana no dio resultados en Venezuela. Las masas se juramentaron el 10 de enero en defensa de la presidencia de Chávez y el programa socialista.

Voltear la página

“No sabemos qué pasó, pero cuando nos despertamos el zorro estaba a cargo de proteger a las gallinas”.

Thomas Mann, inefable autor alemán, entre sus sentencias lu-minosas registra una de cotidiana actualidad: “nadie escribe una oración completa sin denunciarse”. En tiempos de prensa amarrada al capitalismo en naufragio, del twitt como recurso de expresión sin esfuerzo ni compromiso, aquel aserto puede confirmarse minuto a minuto. Pero la oración con la que inicia esta columna denuncia mucho más que a su autor. Y permite entrever la gravedad del momento.

Es desechable la biografía del redactor de esa nota, publica-da por el diario La Nación, el 29 de enero último en Argentina. Al servicio de las operaciones regionales de la CIA, defensor de dictaduras, burócrata de la la Cidh (Comisión Interameri-cana de Derechos Humanos de la OEA), peón de mano de la ultra-derecha latinoamericana, Santiago Cantón carece de la formación y el equilibrio suficientes para cumplir la tarea que esta vez le encomendaron: condenar a la totalidad de los go-biernos latinoamericanos y caribeños por haber entregado la presidencia de la Celac (Comunidad de Estados Latino Ame-ricanos y Caribeños) al presidente Raúl Castro. Y el hombre lo dijo todo.

Es lo de menos calificar desde Washington como “gallinas” a las burguesías y sus gobiernos. Y nadie se asombraría de que este funcionario intente descalificar al líder de la Revolución Cubana. El meollo de aquella confesión está en las primeras cuatro palabras: “no sabemos qué pasó”.

No lo saben. Ni los estrategas imperialistas, quienes des-de oficinas sin ventanas al sol diseñan planes y, entre tantas vesanías, encargan artículos como éste que luego serán pu-blicados sin editar por toda la “prensa seria” del hemisferio, comprenden qué está pasando. Por eso no pudieron instruir a su amanuense respecto de las causas por las cuales la segunda reunión de la Celac, realizada en Santiago a fines de enero, culminó con el traspaso de la Presidencia pro tempore al co-mandante Raúl Castro.

No es falta exclusiva de funcionarios del Departamento de Estado. Ocurre lo mismo, por regla general, en la inteligencia de políticos burgueses e incluso en buena parte del extendi-do arco de izquierdas, dentro y fuera de instancias guberna-mentales en América Latina. Unos, empeñados en sostener a toda costa el statu quo; otros, convencidos de que basta con incentivar la presencia del Estado en la economía (con pres-cindencia de la naturaleza de clase de ese Estado) para sortear la crisis global. Unos y otros, aturdidos por los crujidos del sistema capitalista en sus centros principales.

Indicadores del derrumbeComo sea, Cuba –expulsada de la OEA, excluida de la Cum-

bre de las Américas, bloqueada durante medio siglo– preside la Celac hasta 2014. Será un período de estrépitos en la econo-mía de los centros imperiales; con tendencia permanente a la proliferación de la violencia y la guerra en prácticamente todo el orbe; con el fin de ilusiones sin fundamentos de restaura-ción virtuosa de formas capitalistas; con una complejidad po-lítica sin precedentes. Un desafío sin igual para la Revolución Cubana y todos quienes comparten sus principios en cualquier ángulo del mundo

Los tres centros del imperialismo han tenido éxito en im-pedir que la gran recesión iniciada con el colapso en 2008 se transformase en depresión. Pero no han logrado revertir la tendencia. Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, siguen entre el estancamiento y la franca recesión.

La UE se desgrana. Ya no es sólo la caída económica. La lucha interimperialista se agudiza dentro del bloque y de éste contra los demás centros de la gran producción capitalista. Como agente de Washington Gran Bretaña traba el accionar de la Eurozona (EZ) contra la onda expansiva de la crisis. En Bruselas se levantan voces anunciando una línea de acción ten-diente a expulsar a Londres de la UE y el león desdentado se adelanta, amenazando con un plebiscito para poner a votación la permanencia del imperio raído en la mayor contraparte de Estados Unidos. Pero ya no sólo la periferia de la EZ tambalea. Aún sin datos finales, 2012 dejó en la UE 26 millones de des-ocupados una caída estimada del 0,2% en el PIB, que descien-de al -0,6% en la EZ. Alemania, la locomotora, parece quedar sin combustible con un crecimiento del PIB estimado entre 0,5 y 1% para el año pasado. Menos optimistas son los pronósticos en Francia: el ministro de Trabajo Michel Sapin cuestionó al presidente François Hollande y afirmó que gobierna “un Esta-do en total bancarrota”. Y agregó: “Es por eso que tuvimos que poner un plan de reducción de déficit en su lugar, y nada debe-ría alejarnos de ese objetivo”. En términos sociales ese “plan de reducción de déficit” provocará efectos devastadores, que a su vez alimentarán una recomposición de sindicatos y partidos obligadamente en choque con el sistema. Es más grave aún la situación en Estados Unidos. En sesio-nes inusuales coincidentes con las ferias de fin de año, el Eje-cutivo logró in extremis incrementar los impuestos a quienes ganan más de 450 mil dólares anuales, contra la opinión de Barack Obama que pretendía fijar el piso en 250 mil. Será po-sible así recaudar 600 mil millones de dólares adicionales a

Alba, Celacy los crujidos del planeta

Análisis de la noticia · 9

Por Luis Bilbao

continúa en pág. 50

Crónica de un ridículo globalEl Manual de Estilo del periódico

español no falta en ninguna escuela de periodismo de América Latina. “La his-toria del Libro de estilo de El País es la historia de un modelo de periodismo y de comunicación con el público”, se autodefine este compendio que ya lleva varias ediciones desde 1977.

En el Capítulo I, denominado “Princi-pios”, el diario prohíbe de manera clara “toda manipulación de las fotografías que no sea estrictamente técnica”. Y se-ñala que “las fotografías con imágenes desagradables sólo se publicarán cuan-do añadan información”. Más adelante agrega que “debe extremarse el cuidado con la publicación de fotos de archivo utilizadas como simple ilustración de contenidos de actualidad. Los redacto-res han de velar por que (…) no dañe la imagen de las personas que aparezcan en ellas. En cualquier caso, deberá ex-presarse en el pie a qué fecha y situación corresponde la fotografía”.

Sin estilo y sin ética, el Manual ha sido enterrado por quien lo engendró. Y con él, el conjunto de la prensa burguesa como modelo de comunicación.

Atrapado en su propia trampa, conde-nado incluso por sus pares ansiosos por despegarse del fiasco, El País buscó trans-formar inmoralidad en incompetencia. En un extenso artículo titulado “Relato de un error”, publicado el domingo 29 de enero, dos periodistas narran el grotesco proceso que concluyó con la publicación en por-tada de una fotografía cuya veracidad “no había sido verificada”.

En su afán por encubrir la decisión política de aniquilar la imagen de Chávez y trastornar a la opinión públi-ca venezolana, la empresa ordenó admi-tir en esa nota que cometió “uno de los peores errores de su historia”, creyendo tener “una exclusiva mundial”. En la ardua tarea de justificar lo injustifica-ble, el artículo cita al director adjunto de El País, Vicente Jiménez, máximo responsable de la edición del 24 de enero ante la ausencia del director, que se encontraba en Davos, Suiza, donde comenzaba la Asamblea anual del Foro Económico Mundial. “Salvo un subdi-rector, que dudaba si debíamos publicar la imagen de un enfermo, todos estába-mos de acuerdo en que era una noticia relevante porque el gobierno venezola-

no no informa sobre la salud de su pre-sidente”, argumentó Jiménez.

La versión oficial podría resumirse de la siguiente manera: las máximas autori-dades periodísticas del diario recibieron la oferta de una supuesta fotografía de Chávez; acto seguido olvidaron lo más elemental ante semejante “sensación de tener una exclusiva mundial”: chequear su veracidad; y salvo uno de ellos, no creyeron que publicar la imagen de una persona intubada y en estado desesperan-te fuera un acto miserable, de bajeza mo-ral o falto de ética, porque “el Gobierno venezolano no informa sobre la salud de su presidente”. Al negar la información oficial sobre la salud de Chávez, El País alcanza el punto máximo de hipocresía: ¡el gobierno de Venezuela es responsa-ble del ridículo mundial en el que cayó el periódico!

Tal disparate se argumentó justo cuan-do la información oficial anunciaba la salida de Chávez del prolongado y di-fícil posoperatorio, y una mejora en su delicado estado de salud. El País intentó refutar esa información con esa falsa fo-tografía, acompañada del título “El se-creto de la enfermedad de Chávez”, y del

10 · Nota de tapa Febrero de 2013

Al igual que en abril de 2002, cuando defendió el golpe de Estado en Venezuela desde un editorial (izquierda), El País exhibió su inmoralidad, esta vez disfrazada de error y explicada grotescamente cinco días después (derecha).

siguiente texto: “El País no ha podido verificar de forma independiente las cir-cunstancias en que fue tomada la ima-gen, ni el momento preciso ni el lugar. Las particularidades políticas de Cuba y las restricciones informativas que impo-ne el régimen lo han hecho imposible”. Está claro: el papelón de El País es res-ponsabilidad de Cuba y Venezuela...

Encerrados en el cenáculo de Davos y en su empeño por evitar el derrum-be del diario con un golpe reacciona-rio, los jefes de El País pasaron por alto la falsedad de una fotografía, ya denunciada como tal públicamente. Días antes, el programa Dossier, que se transmite en Telesur y Venezolana de Televisión, había develado que un video subido a la web en 2008 bajo el rótulo “Paciente acromegálico de 48 años que se intenta intubar hace dos años”, estaba siendo difundido como si se tratara de Chávez. Dos días después El País compró un fotograma de ese vi-deo y lo publicó como “primicia mun-dial”. Varios medios de comunicación reprodujeron la denuncia del canal ofi-cial. Desconsolado, el corresponsal del periódico español en Caracas, Ewald Scharfenberg, quien no fue consultado para la publicación de la fotografía, de-

claró: “Me pareció increíble que algo que para cualquier venezolano era un timo, fuera en la portada de El País”.

Ofensiva mediática globalNo se trata de un hecho aislado. Con-

viene recordar en qué términos El País legitimó el Golpe contra el presidente Chávez en 2002, al que definió enton-ces como “un autócrata peligroso para su país y el resto del mundo”. El matu-tino violó una vez más su Libro de Es-tilo cuando reconoció al “presidente” Ernesto Carmona y validó la disolución de todos los poderes del Estado. En su editorial del 13 de abril señaló: “Sólo un golpe de Estado ha conseguido echar a Hugo Chávez del poder en Venezuela. La situación había alcanzado tal grado de deterioro que este caudillo errático ha recibido un empujón”. Desde esas mis-mas páginas se afirmaba que “Chávez introdujo varios centenares de aseso-res cubanos en Venezuela, al tiempo que suministraba a La Habana petróleo gratuito, un grifo que ahora se cierra”. Y arengaba: “Sería bueno que Chávez y algunos de sus colaboradores detenidos rindieran cuentas de sus desmanes auto-ritarios y corruptos ante los tribunales de su propio país”.

No es casualidad que el mismo día en el que El País decidió sacrificar su remanente de prestigio, periódicos de América Latina hayan titulado notas que daban cuenta de “una Caracas divi-dida”, en alusión a que el oficialismo y la oposición “salieron a las calles” para conmemorar los 55 años del fin de la úl-tima dictadura en Venezuela. Nadie que haya estado ese día en la capital del país podría obviar el contraste entre centenas de miles de bolivarianos movilizados y “cientos de asistentes al acto opositor”. La cita entre comillas es de la agencia española Efe, que en un despacho del día anterior (22 de enero) había señalado que la oposición venezolana se concentraría el 23 de enero “en un parque del Este de Caracas, en un acto de mayor contenido político a la marcha que tenían previsto realizar inicialmente (…)”. En ese texto, Efe omitió decir que el “parque” era en realidad un salón techado, al que concu-rrieron “cientos de personas”. Sólo las masas bolivarianas salieron a las calles, de la misma forma que lo hicieron el 5 de enero frente a la Asamblea Nacional y el 10 se juramentaron en un hecho sin pre-cedentes frente al Palacio de Miraflores.

El 7 de octubre pasado, varios de los más importantes medios de prensa de Ve-

Nota de tapa · 11

A comienzos de noviembre de 2012, El País despidió a 129 empleados –30% del personal– como parte de un “drástico y doloroso ajuste”, vinculado, según informó el periódico en ese momento, no sólo con “la profundísima crisis económica” del sector, afectado por la baja de publicidad y las ventas, sino también al “cambio radical” que generan las nuevas tecnologías. El comunicado sentenció que “en España perderán el empleo en este proceso más de ocho mil periodistas. En Estados Unidos ya lo han hecho cerca de 40 mil”.

Unos meses antes había sucedido lo mismo con el diario El Mundo, cuando decidió despedir a 142 periodistas. Las razones fueron las mismas que luego esgrimiría El País: crisis del mercado y nuevas tecnologías.

El estado de ambos diarios españoles es buen ejemplo de lo que ocurre en muchos medios de otras partes del mundo. A fines de 2012 se produjo el cierre de la edición impresa de la prestigiosa revista estadounidense Newsweek. En los últimos 30 años la publicación pasó de vender cuatro millones de ejemplares semanales a poco más de un millón. Cerca de 150 diarios de Estados Unidos precedieron a la desaparición de Newsweek impresa, con la pérdida de 35 mil puestos de trabajo y 23 mil millones de dólares.

Clarín, de Buenos Aires, cabeza del multimedios que desconoce desde hace tres años la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobada por el Congreso argentino, pasó de 400 mil ejemplares en 2007 a 265 mil a fines de 2012 según el Instituto de Verificación de Circulación (IVC) argentino. La edición dominical bajó de casi 800 mil a 585 mil ejemplares en el mismo período.

Prensa del capital, en crisis

nezuela violaron la veda electoral para señalar que Henrique Capriles le estaba ganando la elección a Hugo Chávez. De manera simultánea lo hicieron el diario El Mundo de España y CNN en español. La cadena estadounidense machaca de manera sistemática sobre la supuesta agonía del presidente Chávez, de la mis-ma manera que lo hizo en su momento dando crédito a versiones sobre la muer-te de Fidel Castro, y transmitiendo en vivo desde Miami las celebraciones de los cubanos mayameros por la muerte del “tirano”. De Miami son también las “fuentes médicas” que en los últimos años dieron por muerto o inválido al presidente Chávez, mucho antes de que el líder protagonizara de pie, bailando y cantando, los actos electorales más con-movedores de los últimos tiempos.

Respuestas y futuroApenas conocido el escándalo de la

foto de El País, el Gobierno de Vene-zuela manifestó su “más firme rechazo ante la publicación en la primera plana de una grotesca fotografía falsamen-te atribuida a nuestro presidente Hugo Chávez”. Un comunicado firmado en

Caracas agregó que “esta acción teme-raria, que pasará a la historia como una vergonzosa página del periodismo mun-dial, se inscribe en una ofensiva siste-mática del poder mediático transnacio-nal contra la Revolución Bolivariana y el comandante Chávez, campaña que utiliza como punta de lanza a la prensa hegemónica española, en especial a los diarios El País y ABC”.

El texto informó luego que Venezuela “ejercerá las acciones legales pertinen-tes ante el agravio cometido, que no se resarce con las magras disculpas ofreci-das por la empresa de difusión masiva a sus lectores. En su arrogancia, ni siquie-ra las extendieron al presidente Chávez, a sus familiares ni al pueblo venezolano, como tampoco se han disculpado por su desvergonzado apoyo al golpe de Estado del 11 de abril de 2002”.

El 29 de enero, la Asamblea Nacional de Venezuela aprobó por unanimidad un acuerdo de repudio a la publicación. La bancada opositora se sumó a la conde-na, aunque suscribió la tesis de defensa del diario español al argumentar que “el Gobierno no da información suficiente sobre la salud del mandatario”.

En la mañana del 24 de enero, la pre-sidente argentina, Cristina Fernández, señaló a través de Twitter que lo que apareció en la portada de El País “no es una foto, es una canallada”. En for-ma paralela, el gobierno de Nicaragua se declaró “indignado” por la foto falsa. La coordinadora del Consejo de Comu-nicación y Ciudadanía del Gobierno san-dinista, Rosario Murillo, expresó: “Nos sumamos a la denuncia internacional, a la indignación y al rechazo internacional por la infamia del diario El País”.

Desde Santiago de Chile, donde se realizó la cumbre de presidentes de América Latina y el Caribe (Celac), el mandatario cubano, Raúl Castro, de-nunció que “el gobierno bolivariano está enfrentando una permanente cam-paña de intriga y descrédito por parte del imperio y de la oligarquía golpista, pero ha continuado su obra”.

La caída moral y económica de la pren-sa comercial es ya una muerte anunciada. Denunciar su decadencia es insuficiente. El futuro exige construir la nueva prensa: un verdadero periodismo democrático, riguroso, creíble y veraz, independiente de los intereses del capital.

12 · Nota de tapa Febrero de 2013

Manotazo de ahogado

En el marasmo de la crisis empresarial y periodística que provocó en El País y el grupo Prisa el fallido Golpe contra Venezuela, los directivos del diario intentaron recuperar prestigio de “buen periodismo” con una denuncia contra la corrupción rampante en el gobernante Partido Popular, personalizada en el presidente español, Mariano Rajoy.

Para sumar servilismo a la abyección, periodistas del establishment que habían justificado el supuesto error de El País con la foto fatídica, se apresuraron ahora a mostrar como ejemplo de “periodismo independiente” y, por supuesto, “serio y democrático”, la devastadora denuncia contra el bamboleante gobierno español.

Queda como detalle la sagacidad de El País, que denunció el 29 de enero de 2013 un hecho delictivo que envuelve a la totalidad del Partido Popular y, según la propia aseveración del periódico, viene desde hace 15 años: “desde 1997 los papeles registran una mecánica periódica de pagos a todos los secretarios generales y vicesecretarios que ha tenido el PP. Entre ellos figura el actual presidente del gobierno y del Partido, por entonces vicesecretario general, Mariano Rajoy (...) Rajoy comienza a aparecer en los registros “en 1997, con pagos semestrales de 2 millones 100 mil pesetas o trimestrales de 1 millon 50 mil pesetas que a partir de 2002 pasan a ser de su equivalente en euros (12.600 euros semestrales o 6.300 euros trimestrales)”.

Bravo periodismo: ¡demoró tres lustros en descubrir un hecho que involucraba a cientos de dirigentes públicos!

No es el primer caso de medios que encubren su verdadero papel en la política de un país denunciando escándalos de corrupción para escamotear la putrefacción estructural del sistema al cual pertenecen y tributan.

Fue la prueba más difícil. Y el saldo es inapelable. Dos meses después de la

clamorosa victoria del 7 de octubre Hugo Chávez anunció que debía operarse por cuarta vez. Con la misma franqueza de siempre, rodeado por sus ministros, el 8 de diciembre el Presidente hizo el dramático anuncio y designó a Nicolás Maduro como candidato del Psuv en caso de que debieran realizarse nuevas elecciones. Mensaje in-equívoco: el riesgo de muerte estaba allí.

Luego vino la intervención quirúrgica y una sucesión de dificultades previsi-bles. Durante cuatro semanas Chávez batalló cara a cara con la muerte.

Con el alma en vilo el pueblo vene-zolano siguió paso a paso las cotidia-nas informaciones del Gobierno. Desde Washington entrevieron la posibilidad de provocar confusión y desaliento en la población, división en las filas de la Revolución. Opositores y medios comerciales de difusión machacaron: Chávez no sobrevive; muerto Chávez, la revolución acaba; al instalarse la Asamblea Nacional –5 de enero– el Psuv y la Fuerza Armada se fractura-ría; el día de juramentación de Chávez, debía instalarse un gobierno provisio-nal que llamara a elecciones.

Hay pocos precedentes de campañas mediáticas de alcance internacional con la virulencia, la inmoralidad y desme-sura de ésta diseñada para demoler a la Revolución Bolivariana.

Movilización permanenteAparecieron entonces a la vista del

mundo las fuertes columnas del Pro-grama de la Patria, la transición al so-cialismo. Cuanto más violenta e inhu-mana la campaña de la burguesía, más evidente la determinación de las mayo-rías, más abroquelados los cuadros de la Revolución, más ostensible la unión de pueblo, Partido y militares. Y las masas movilizadas día por día.

Centrada la presión mundial sobre las figuras de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello (respectivamente vicepresiden-te Ejecutivo y presidente de la Asam-

blea Nacional), ambos dieron prueba de firmeza y lucidez. El gabinete ministe-rial dio un salto cualitativo y fue más eficiente que nunca. El 5 de enero Cabe-llo reasumió a la cabeza de la AN, juró ante representantes de las masas espe-cialmente convocados, denunció y des-barató la maniobra opositora empeñada en hacerlo asumir como Presidente pro-visional. Al término de la ceremonia, junto con Maduro y demás ministros y diputados, hablaron ante una multitud que había seguido los debates desde las afueras del Capitolio.

Una masiva campaña de difusión puso en manos de todos la Constitución y el artículo 231, que textualmente prevé la juramentación del Presidente electo en fecha diferente al 10 de enero, si una eventualidad así lo exige.

Pero esa fecha tenía una elevada carga simbólica. El país fue convocado a Mira-flores. Y desde la madrugada, allí se con-gregó. Cabello había propuesto que todos se calzaran una banda presidencial para asumir el poder. Carteles y vestimentas repetían “Yo soy Chávez”. Representan-tes de 27 gobiernos extranjeros hablaron ante esa masa confiada y resuelta. Al pro-mediar el acto, aviones Sukhoy hicieron vuelos rasantes y saludaron al pueblo, enfervorizado al asumir la dimensión de ese mensaje. Luego habló Maduro. Tras contundentes definiciones pronunció el

juramento que repitieron a viva voz los presentes y siguió el país entero por ca-dena de radio y televisión. El eco estre-mecedor repercutió en el mundo.

Noticias alentadorasEn ese punto comenzaron a llegar

noticias alentadoras desde La Habana: Chávez remontaba la cuesta. Designó a Elías Jaua como canciller. Sus ministros lo visitaron. Envió una carta a la Celac. El accionar del gabinete en todos los terrenos mostró un gobierno a plena marcha. Así lo vieron y entendieron las mayorías, que vivieron el contundente revés asestado a El País como una victoria más contra el imperialismo y la contrarrevolución.

Sólo una revolución con hondas raíces y convicciones podía dar tal prueba de solidez. Mientras se aguarda la recupe-ración del comandante, la movilización y la lucha contra el desabastecimiento continúan, las definiciones siguen cla-ras y netas: “Todo aquel que quiera ser empresario bienvenido, pero nosotros estamos construyendo el socialismo, que es el poder de la clase obrera sobre la producción y sobre la patria”, explicó Maduro en un acto al anunciar nuevas medidas económicas.

América XXI siguió paso a paso este período crucial y lo reprodujo en su portal: http://www.ame-

ricaxxi.com.ve/notas/ver/em-am-eacute-rica-xxi-em-en-la-batalla-informativa-ante-la-ofensiva-imperial

contra-la-revoluci-oacute-n-bolivariana

“Queridos Compatriotas digamos desde el corazón:Juro frente a esta Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, absoluta lealtad a los

valores de la Patria, absoluta lealtad al liderazgo del Comandante Hugo Chávez.Juro que defenderé esta Constitución, nuestra democracia popular, nuestra independencia y el

derecho a construir el Socialismo en nuestra Patria.Juro que me comprometo a llevar adelante el Programa de la Patria, en cada barrio, en cada fábrica,

en cada escuela, en cada esquina, en cada plaza, en cada familia.Juro por la Constitución Bolivariana que defenderé la presidencia del Comandante Chávez, en la

calle, con la razón, con la verdad y con la fuerza y la inteligencia de un pueblo que se ha liberado del yugo de la burguesía.

Aquí en Caracas, hoy 10 de enero, le decimos al Comandante Chávez, recupérese que este pueblo ha jurado y va a cumplir lealtad absoluta.

Aquí nos vemos.¡Qué viva Chávez! ¡Qué vivan los pueblos del mundo! ¡Qué viva la Revolución Bolivariana!¡Hasta la victoria para siempre! ¡Independencia y Patria socialista! ¡Adelante Compatriotas!”.

Juramento

Comenzó el período 2013-2019 de la Revolución Bolivariana

Chávez se recupera y su gobierno marcha a paso firme

Venezuela · 13

Al cierre de 2012 y en medio de la prolongada crisis de las economías

de Estados Unidos, Grecia, España, Por-tugal, Italia y otros países de la Unión Europea, Venezuela presentó una acele-ración en su ritmo de crecimiento eco-nómico, una reducción significativa del desempleo y una tasa de inflación por debajo del objetivo inicialmente plan-teado. En efecto, en 2012 la economía creció 5,5%; la inflación –aunque sigue siendo muy alta– descendió al 20,1% (la

meta estimada era del 22%); y el desem-pleo quedó en menos del 8%.

Para 2013 se espera que la dinámi-ca que desencadenan estos resultados mantenga el actual ritmo de expan-sión económica, que ofrece el clima de serenidad necesario para revisar la política económica, toda vez que –en adelante– no se trata sólo de reactivar y hacer crecer la economía capitalista que aún predomina en Venezuela, sino de transformarla.

La transformación productiva plan-teada en Venezuela tiene dos ejes cla-ves. 1) La creación de nuevas relaciones de poder a través del desarrollo de inno-vadoras formas de propiedad social, po-pular y comunal. 2) La transformación del capitalismo rentístico e importador en una nueva economía socialista diver-sificada, capaz de producir los bienes destinados a satisfacer las necesidades esenciales de la población, sustituir im-portaciones y diversificar la oferta ex-portable para reducir la dependencia del ingreso petrolero.

El mito del desarrolloLa idea de lograr el desarrollo sigue

siendo una gran aspiración en la ma-yoría de los países de la periferia que compiten por atraer inversiones extran-

Transición desde el capitalismo rentístico

Hacia el nuevo modelo productivo socialista

14 · Venezuela Febrero de 2013

Momento: 2012 mostró un país en raudo crecimiento y sólido basamento político. Con la retomada del PIB, la afirmación del proyecto revolucionario y el ingreso al Mercosur, Vene-zuela está en óptimas condiciones para afrontar las medidas que permitan abandonar definitivamente la economía basada en la renta del petróleo y explorar el camino de una industria-lización socialista, con base en el poder de los trabajadores y el conjunto de la población.

Por Víctor Álvarez R.

Fotos: AVN

jeras. Asocian el desarrollo al logro de objetivos de modernidad, bienestar y progreso, a partir de transformar la pro-ducción campesina y artesanal en una gran producción en serie, acelerando el crecimiento urbano como propulsor del mercado interno. Pero el balance indica que, generalmente, un impetuoso ritmo de crecimiento económico viene acom-pañado por la emanación de gases con efecto invernadero, efluentes líquidos que se vierten en ríos, lagos y mares, y la acumulación de desechos sólidos que terminan siendo una bomba de tiempo. Esto causa calentamiento global y un daño irreparable a la biodiversidad, con su secuela de millares de víctimas debido a las sequías, desertificación, tormentas e inundaciones, así como de la expulsión de millares de campesinos de sus tierras, ahora destinadas a fines más rentables como la producción de biocombustibles, lo cual explica el brutal encarecimiento de los alimentos básicos, su escasez, aca-paramiento y especulación.

En los hechos, ese desarrollo se ha li-mitado al crecimiento del PIB y a la me-jora de los indicadores sobre inversio-nes, consumo, exportaciones, reservas internacionales, etc., sin llegar a cumplir la promesa de mejorar la calidad de vida, el bienestar y la felicidad de todos los ciudadanos. Esta noción economicista del desarrollo debe ser cuestionada, toda vez que está ligada a una creciente ex-plotación de los trabajadores y a la de-predación de la naturaleza.

El desarrollo no puede ser un fin cuantitativo sino un proceso cada vez más cualitativo que trascienda la satis-facción de las necesidades materiales de la población e incluya la satisfacción de sus necesidades intelectuales, emocio-nales y espirituales. En Venezuela, ante el agotamiento del modelo capitalista-rentista-desarrollista, se impone diseñar nuevas alternativas que permitan armo-nizar el crecimiento económico con el desarrollo humano integral y la protec-ción de la biodiversidad.

Superar el modelo extractivista-rentistaEl extractivismo es un modelo de acu-

mulación basado en la obtención de una renta por la explotación de recursos na-turales y energéticos. Lleva a la depen-dencia de los países ricos en materias primas pero pobres en tecnología, los

cuales se limitan a vender tales recursos en lugar de transformarlos industrial-mente. Es un modelo depredador del ambiente toda vez que agota los yaci-mientos o los extrae a un ritmo superior a la tasa de reposición.

Se trata de un modelo de enclave con una actividad aislada del resto de la economía y poco impacto sobre el desa-rrollo endógeno. Coexisten sistemas de alta y baja productividad, baja densidad de empresas industriales por cada mil habitantes, poca diversificación e inte-gración industrial.

Venezuela es un país con un fuerte arraigo extractivista y por eso depende de la captación de renta y no del esfuerzo productivo para satisfacer sus necesida-des. La abundancia de divisas tiende a sobrevaluar la moneda nacional. Así re-sulta más rentable importar que producir. Los productores se transforman en im-portadores y desplazan a la producción nacional: importan porque no producen, y no producen porque importan. La mala asignación de los factores productivos distorsiona la dinámica económica. El comercio importador, al proveer los bie-nes que se requieren para satisfacer las necesidades de la población, tiende a co-brar más importancia que la agricultura y la industria, que son los sectores en los que descansa la soberanía productiva de cualquier país.

En este contexto, la reciente certifica-ción de las reservas petroleras más gran-des del mundo bajo el subsuelo venezo-lano, contribuyen a crear una ilusión de riqueza y prosperidad. Pero lo cierto es que se mantiene la vulnerabilidad pro-ductiva y fiscal por la alta dependencia del ingreso rentístico. La crisis estalla cada vez que los precios del petróleo se desploman, no ingresa la misma canti-dad de divisas y se impone la obligación de devaluar, generando así inflación, desempleo, pobreza y exclusión.

¿Qué hacer con la renta petrolera?Desde que apareció el petróleo en Ve-

nezuela ha sido mucho más fácil devorar la renta comprándole al resto del mundo lo que bien pudiera estar generándose internamente con el esfuerzo productivo propio. La alternativa al rentismo pasa por un profundo cambio cultural. Hay que sustituir la mentalidad rentista que procura captar la mayor renta posible

para consumirla, por una nueva cultura de la inversión y del trabajo. Pero esta inversión no puede ser sólo en infraes-tructura, también es clave la inversión social y la inversión en ciencia y tecno-logía. Todas son imprescindibles para poder transformar los recursos naturales que ahora exporta Venezuela sin mayor valor agregado, en una creciente pro-ducción industrial que permita sustituir importaciones y diversificar la oferta ex-portable para generar nuevas fuentes de divisas que reduzcan la dependencia del ingreso petrolero.

Transformar el capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialis-ta exige tener cada vez más claro los des-tinos que se le darán al torrencial ingre-so rentístico que percibe Venezuela por concepto de la exportación petrolera. La “siembra del petróleo” no debe ser vista sólo como inversión en autopistas, ferro-vías, metros, puentes, centrales termo o hidroeléctricas y demás obras de infraes-tructura. Este enfoque “desarrollista” fue el que predominó en el pasado reciente y por eso la inversión de la renta favore-ció a las empresas contratistas a las que se les adjudicaban las obras, mientras el desempleo, la pobreza y la exclusión social causaban estragos en la mayoría empobrecida de la población. La inver-sión en infraestructura es necesaria más no suficiente. Si se quiere acabar con estos flagelos sociales, un porcentaje creciente de la renta petrolera debe ser invertido socialmente para garantizar el derecho de todos los venezolanos al trabajo, alimentación, educación, salud, vivienda, ciencia, tecnología, cultura, deporte, etc. Y, por supuesto, otro por-centaje significativo debe ser invertido en distintos fondos de compensación macroeconómica, desarrollo nacional y patrimonial que minimicen el impacto negativo del comportamiento errático que a lo largo de la historia han tenido los precios del petróleo.

Hacia la industrialización socialistaLa manufactura tiene un gran efecto

multiplicador sobre los demás sectores económicos. “Aguas arriba” demanda materias primas a la agricultura, pesca, forestación, minería, etc. “Aguas aba-jo” ofrece bienes intermedios e insumos industriales para el desarrollo de otros sectores. Además, demanda servicios de

Venezuela · 15

apoyo, agua, electricidad, telecomunica-ciones, financiamiento, infraestructura, redes de distribución y comercializa-ción. Cuando crece la industria crece toda la economía.

El gobierno venezolano puede com-binar diferentes incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, com-pras gubernamentales, suministro de materias primas, asistencia técnica, etc. hasta elevar la actual densidad industrial de 0,25 a 1 establecimiento industrial por cada mil habitantes y lograr que el aporte de la manufactura al PIB suba del actual 14,3% a 20%, alcanzando así Venezuela la condición de país industrializado.

La industrialización socialista que está planteada en Venezuela se entiende como un proceso llamado a sustituir la industrialización basada en la explota-ción del trabajo ajeno, el uso intensivo de materias primas y energía, la depre-dación del ambiente y los desequilibrios territoriales, por un nuevo tipo de indus-trialización basado en diferentes formas de propiedad social, la aplicación de nuevos principios para la justa remune-ración del trabajo y la inversión social de los excedentes, el uso de información y conocimientos científicos y tecnoló-gicos, la preservación del ambiente y el desarrollo armónico de las regiones.

En este sentido, se impone un balan-ce crítico del proceso de industrializa-ción en las condiciones del capitalismo rentístico venezolano. Está en cuestión la sustitución ineficiente de importa-ciones que condenó a los trabajadores a adquirir productos de inferior calidad y precios superiores a los importados, pero también la apertura neoliberal que

sometió a los productores locales a una feroz competencia con las importaciones procedentes de las principales potencias industrializadas. Como alternativa entre estas dos opciones extremas se plantea la necesidad de reivindicar las políticas industriales y tecnológicas para profun-dizar la reactivación, reconversión y reindustrialización del aparato producti-vo, como condición básica para alcanzar la plena soberanía económica.

Para impulsar la industrialización socialista es necesaria una eficiente in-tervención del Estado para orientar un proceso que no puede quedar a merced de las fuerzas ciegas del mercado. La in-dustrialización socialista debe apoyarse en un Estado en manos de los trabajado-res y de la comunidad, sin mediaciones burocráticas de ningún tipo. Sólo así será posible impulsar un nuevo tipo de desarrollo industrial, capaz de asegurar una creciente producción de los bienes requeridos para satisfacer las necesida-des básicas de la sociedad, y generar una oferta exportable de calidad y buenos precios que nos permita la inserción so-berana a la economía mundial.

Desafíos del ingreso al MercosurEl ingreso de Venezuela al Mercosur

plantea importantes desafíos que es ne-cesario considerar para lograr una inte-gración positiva, que potencie las capa-cidades y recursos que el país posee a partir de una relación ganar-ganar con los demás integrantes del acuerdo. Entre los desafíos más importantes se destacan:• Inestabilidad financiera y monetaria por la crisis capitalista global mundial que inevitablemente repercute en los pro-

cesos de complementación económica debido a las manipulaciones de los tipos de cambio y los diferenciales de tasas de interés entre los países. • Condiciones y posiciones distintas y has-ta contradictorias entre los países socios que pueden mediatizar o anular iniciati-vas y esfuerzos integradores, limitándolos a declaraciones de buenos propósitos pero sin resultados concretos. • Existencia de grandes asimetrías y dispa-ridades debido a las diferencias en el tama-ño de los países del Mercosur, desbalance en sus niveles de desarrollo económico, desigual dotación de recursos naturales, humanos, tecnológicos e infraestructura, todo lo cual no puede ser superado a través de la simple liberalización comercial. • Grandes cambios geopolíticos a escala internacional capaces de alterar radical-mente las relaciones internacionales y regionales, desafío que impone la necesi-dad de construir posiciones comunes en otros foros internacionales que repercuten sobre los procesos de integración latinoa-mericana, tales como OMC, G-20, etc.

Esta compleja problemática no será re-suelta por la dinámica del mercado, requie-re la voluntad política de los gobernantes llamados a impulsar iniciativas solidarias que contribuyan a cerrar tales desequili-brios estructurales. Alcanzar con ellos una unidad de criterios que asegure coherencia en la acción es clave para que la integración de Venezuela al Mercosur sea un proceso beneficioso para todos. Venezuela es un país rico en recursos petrolíferos, gasíferos y minerales, pero pobre en capacidades tec-nológicas e innovativas para transformarlos en productos de mayor valor agregado. Por eso, lo más importante del ingreso de Ve-nezuela al Mercosur es la gran oportunidad que surge para complementar capacidades y recursos en función de impulsar un nue-vo tipo de integración económica basado en la transferencia de tecnología, califica-ción del talento humano, asistencia técnica a la economía social e incorporación de un creciente valor agregado nacional en los proyectos de inversión. Es así como Venezuela podrá reconstruir su aparato productivo, generar trabajo digno, sustituir eficientemente importaciones, diversificar exportaciones y mejorar la calidad de vida y bienestar de su población.

Desde Caracas

16 · Venezuela Febrero de 2013

Construcción de viviendas en Ciudad Tiuna Caracas. Foto: AVN

Si el próximo 17 de febrero el voto efectivo de 11 millones 600 mil

ecuatorianos habilitados para elegir ra-tifica lo que se percibe en cada rincón de Ecuador, habrá cuatro años más de gobierno de Alianza País. Pocos dudan del triunfo electoral de Rafael Correa y la Revolución Ciudadana.

El avance económico y social y la con-solidación política del nuevo gobierno está a la vista. Lo demuestran las esta-dísticas, lo reconocen tres de cada cuatro ecuatorianos según encuestas de opinión y se percibe en ciudades y poblados ru-rales. La inversión y reformas en edu-

cación y salud, destacadas por sectores medios, campesinos y obreros del país; la creación de programas sociales vitales para los más pobres; el gran desarrollo en infraestructura –sobre todo vial; y la presencia del Estado en los distintos rincones de Ecuador completa un cla-ro salto cualitativo respecto del pasado inmediato, caracterizado por las prolon-gadas crisis políticas, traiciones al elec-torado (como la del ex presidente Lucio Gutiérrez, que triunfó en 2002 con un programa nacionalista de izquierda y se alineó a Washington tras asumir) y una profunda corrupción institucional.

Por eso Correa marcha con clara ven-taja en esta campaña presidencial: le basta con exponer los avances logrados por la Revolución Ciudadana.

Candidatos y alianzasSiete son las coaliciones que partici-

parán junto a Correa y Alianza País en estos comicios presidenciales y legisla-tivos. La candidatura mejor posicionada entre sectores burgueses y liberales es la del ex presidente del Banco de Guaya-quil, Guillermo Lasso, que bajo el nuevo movimiento político Creando Oportuni-dades aspira a posicionarse como líder opositor y referente de la derecha ecua-toriana, que se presenta dividida en estas elecciones. Para eso deberá desplazar al tradicional exponente del capital local, Álvaro Noboa, que se postula por quinta vez, ahora con su esposa Anabella Azin como aspirante a la vicepresidencia. El principal referente de la oligarquía ba-nanera perdió la elección de 2006 frente a Correa en segunda vuelta, y en 2009

Alianza País busca la reelección de Correa y mayoría legislativa

Vencer en primera vuelta

Ecuador · 17

Pronósticos: Rafael Correa y Alianza País enfrentan elecciones presidenciales el 17 de febrero. Todos los pronósticos lo dan ga-nador en primera vuelta con amplia diferencia sobre el banquero Guillermo Lasso, el candidato mejor posicionado de la derecha. En busca de una victoria que consolide la Revolución Ciudadana, el objetivo central de la campaña es alcanzar la mayoría parlamenta-ria en la Asamblea Nacional, para aprobar leyes sobre cuestiones centrales como la tierra, el agua y las comunicaciones, hoy frena-das por fuerzas opositoras y ex aliados del gobierno.

Acto de celebración del sexto año de gobierno de la Revolución Ciudadana en la Plaza Roja de Guaranda el 12 de enero

18 · Ecuador

obtuvo sólo el 11,4% de los votos, cifra aún superior a la que se espera que al-cance ahora, con decenas de juicios en su contra por evasión tributaria y con Lasso como principal aspirante de la derecha. Sin escrúpulos, sortea automó-viles en sus reuniones, inscribe familias para otorgar supuestas futuras viviendas y reparte cupones para cambiar por ali-mentos o electrodomésticos.

Otra candidatura que se repite es la de Lucio Gutiérrez, que también representa a sectores burgueses aliados a Washing-ton, pero inició su carrera política junto a movimientos sociales y sectores indí-genas, y todavía conserva cierto apoyo

popular (consiguió el 28% de los votos en las elecciones de 2009). Entre sus consignas de campaña enarbola la salida de Ecuador del Alba, como prueba de su fidelidad a la Casa Blanca.

La candidatura conservadora del pas-tor evangélico Nelson Zavala (Partido Roldosista Ecuatoriano, PRE), basada en la consigna “Dios, patria y familia”, y la del abogado liberal Mauricio Rodas (Sociedad Unida Más Acción, Suma), que intenta posicionarse como progre-sista frente al electorado, completan el cuadro de la derecha ecuatoriana.

Distinto fue el armado electoral entre los sectores apartados de Alianza País y

otras fuerzas políticas tradicionales, que conformaron la Unidad Plurinacional de las Izquierdas (UPI). La lista lleva como candidato presidencial al ex presidente de la Asamblea Constituyente y ex mi-nistro del gobierno Alberto Acosta, en una alianza conformada por una decena de partidos políticos y encabezada por el Movimiento Popular Democrático (MPD, de tradición maoísta) y Pachaku-tik (organización indígena), ambos cuestionados por pasadas alianzas opor-tunistas con burgueses y terratenientes. Sectores del movimiento estudiantil, gremios docentes, ecologistas y la ma-yor parte del movimiento indígena or-

Impresiones de viaje

Quito. Son las 11 de la mañana de un lunes. En el Palacio de Ca-rondelet se realiza el cambio semanal de la guardia presidencial. Entre los que observan desde el balcón se encuentra el Presidente, mientras turistas, trabajadores y otros habitantes de la ciudad se detienen a ver el acto protocolar. El apoyo a Correa, genuino y espon-táneo, se percibe de inmediato entre propios y extraños. No hay acto ni discurso, pero su presencia genera respeto y despierta consignas de apoyo entre la gente, que detiene su marcha en medio de la jor-nada laboral.

Geográfica y culturalmente Ecuador muestra su principal patrimonio: 14 nacionalidades indígenas, afroecuatorianos, mestizos y blancos conviven entre la costa, sierras y selva, en un territorio de gran diversi-dad. El avance en infraestructura vial, que se ha logrado bajo el actual gobierno, facilita el transporte a lo largo y ancho del país. Por eso no es casualidad que se vean turistas de todas partes del mundo.

La veloz construcción y mejoramiento de las rutas del país demues-tra eficacia y transparencia: carteles exhiben en cada tramo cons-truido –o en construcción– el monto invertido, los plazos y la empre-sa responsable tras licitación, obligada por el Estado a garantizar el trabajo permanente las 24 horas de todos los días; empleados rotan en triple turno y cámaras de video obligan el cumplimiento de las empresas contratadas.

Este simple ejemplo de gestión contrasta con la incapacidad

de los gobiernos anteriores, cuyo denominador común ha sido el incumplimiento de las promesas electorales. Basta escuchar las formas en que ecuatorianos se refieren a ex presidentes como Lucio Gutiérrez, Jamil Mahuad o León Febres Cordero para comprender la magnitud del cambio.

Lo mismo podría decirse en aspectos centrales como la educación y la salud. “40 millones de consultas médicas realizadas en 2012 en hospitales y centros públicos, un 250% más que en 2006”, comunica el ministerio de Salud Pública. “Aumento de la matriculación en el segundo nivel educativo de 47,3 al 73,5% en seis años”, publica un periódico. Y el Estado anuncia un desempleo del 4,2%.

Los números dan sustento a la opinión generalizada de la población. Comentarios sobre la mejora y ampliación de las escuelas y hospita-

les públicos se escuchan en distintos puntos del país: en la capital, en Guayaquil, Cuenca, Loja, Manta. En Quito, estudiantes universitarios explican el esfuerzo del gobierno por mejorar la calidad de la educación superior, junto con los planes de becas a universidades extranjeras de primer nivel, que buscan la capacitación de la población con la única exigencia del retorno al país. Destinos como Rusia y Japón se incluyen en las elecciones de los becarios.

Por supuesto el proceso político tiene también sus detractores. En algunas zonas serranas –ciudades como Cuenca– hay un visible recla-mo a la minería. Es un tema que genera fuertes disputas entre sectores indígenas organizados y el gobierno, cada vez más enfrentados.

Pero donde más se oyen repudios al Presidente es entre los sectores adinerados y capas medias de Guayaquil, centro financiero del país y hogar de los principales burgueses locales. Por eso sigue siendo el lu-gar predilecto para el lanzamiento de plataformas políticas de la dere-cha, rabiosa frente a un gobierno que integra el Alba, se solidariza con Hugo Chávez y defiende el socialismo del siglo XXI. Son los nostálgicos del antiguo sometimiento a Washington, cuya herencia permanente se ve a diario en los dólares con rostros ajenos, fruto del llamado feriado bancario de 1999.

Fuera de ese sector, el gobierno, sus políticas y sus posicionamientos internacionales gozan de amplio apoyo popular en el país.

I.D.

Postales del nuevo Ecuador

Febrero de 2013

ganizado conforman esta amplia unidad electoral, de la que no participa Ruptura de los 25, precisamente por el despres-tigio que sufren las principales orga-nizaciones que conforman la UPI. Esa fuerza nacida en 2004, que lleva como candidato al abogado Norman Wray, acompañó al actual gobierno desde su inicio y se fue de Alianza País en ene-ro de 2011, luego que Correa impulsara una consulta popular para reformar el sistema judicial y modificar la Constitu-ción. Alejado de cualquier alianza, tiene escasas perspectivas electorales.

Tras el inédito acuerdo entre las or-ganizaciones de izquierda, UPI aspira a lograr una buena elección con un pro-grama que exige la radicalización de la Revolución Ciudadana. “Todas estas fuerzas apoyamos la Constituyente y apoyamos a Rafael Correa a inicios del gobierno, pero él traicionó ese pro-yecto histórico de cambio social en democracia”, justificó Gustavo Larrea, ex ministro de Gobierno de Correa y uno de los referentes de la alianza po-lítica. Las organizaciones denuncian la criminalización de sus protestas por parte del gobierno, que aplicó la legis-lación antiterrorista sobre algunos de sus miembros.

Consolidación y profundización“Esta revolución debe ser irreversi-

ble”, exigió Correa al iniciar la campaña

electoral el 4 de enero. Ocho días des-pués llamó a “radicalizar los cambios” frente a unos 10 mil ecuatorianos de distintas ciudades del país que fueron a la Plaza Roja de Guaranda –provincia Bolívar– a celebrar el sexto aniversario de la Revolución Ciudadana. Y enume-ró los logros de la gestión: disminución de la desigualdad social y la pobreza; investigación y reducción de la deuda externa; fuertes inversiones en educa-ción, salud y programas sociales; prohi-bición de la tercerización e intermedia-ción laboral, reducción del desempleo y obligatoriedad de afiliar al trabajador al Instituto Ecuatoriano de Seguridad So-cial (Iess). Todo ello en el marco de un constante crecimiento económico y la reafirmación de la soberanía nacional: alejamiento del FMI y el Banco Mun-dial, renegociación de una parte impor-tante de la deuda externa y reducción de su monto al 14% del PIB, ingreso al Alba y Unasur.

Como ejemplo de quién posee la ini-ciativa política en el país, el gobierno aprobó a finales de noviembre la Ley de Redistribución de los Ingresos del Gasto Social, que utiliza ganancias de la Ban-ca privada como recursos para aumentar el Bono de Desarrollo Humano de 35 a 50 dólares mensuales, un subsidio que el Gobierno entrega a personas en situación de pobreza, adultos mayores y discapaci-tados. La ley significó una respuesta a la

propuesta del banquero Guillermo Las-so, que prometía el mismo aumento pero financiado con dinero de la publicidad estatal. Correa respondió con la creación de esta ley para “socializar las ganancias y no las pérdidas”, en alusión a la crisis bancaria y financiera de 1999 que conge-ló 1.840 millones de dólares en depósi-tos, provocó el éxodo de casi tres millo-nes de ecuatorianos y desembocó en la dolarización de 2000. La ley establece el cobro del IVA a los servicios financieros (12%), elimina exenciones tributarias y aumenta el impuesto a la renta sobre las utilidades del 10 al 23%.

En este cuadro la reelección de Correa es altamente probable. Por eso los obje-tivos principales de Alianza País apuntan en otro sentido. Primero, alcanzar la ma-yoría legislativa para aprobar leyes hoy estancadas, como la reforma del Códi-go Penal y las leyes de Aguas, Tierras y de Comunicación. En estos comicios se elegirán 137 integrantes de la Asamblea Nacional y cinco diputados al Parlamen-to Andino, cuyo resultado incidirá direc-tamente en la capacidad de gobernar en el período 2013-2017. Segundo, generar un mayor consenso ciudadano en torno al proyecto político: “Es preciso ir más allá de los votos, queremos la adhesión al pro-grama de gobierno”, explicaron desde el Buró Político de Alianza País.

Desde Quito, Ignacio Díaz

De Washington a la Patria Grande

Una de las principales características del gobierno de Rafael Correa ha sido la coherencia de la política internacional soberana que lleva adelante desde 2006. Se trata de un cambio radical para un país que era fiel aliado de Estados Unidos y se sometía a las directivas del FMI y el Banco Mundial.

Apenas asumió, Correa se unió a gobiernos que enfrentan explícita-mente al imperialismo y están a la vanguardia en el proceso de inte-gración latinoamericana. También rompió vínculos con los organismos multilaterales de crédito, e investigó la deuda externa, develada como “ilegal e ilegítima” en auditoría pública.

Tal estrategia plasmó en la incorporación plena de Ecuador a la Alian-za Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) en junio de 2009. Desde allí, el país condenó la exclusión de Cuba en la OEA, los tratados de libre comercio (TLC) y propuso una moneda única para el intercambio comercial entre los países miembros: el Sucre. Correa integró también el grupo de presidentes que impulsó la construcción de un bloque suramericano, conformado luego en la Unión de Naciones Suramericanas, de la que Quito es sede permanente. Y puede ser que intente en el futuro próximo la incorporación de Ecuador como miembro

permanente del Mercosur. En línea con la política de integración regional, la Revolución Ciu-

dadana se alejó y enfrentó a Estados Unidos. En 2009, el gobierno no renovó el acuerdo que garantizaba la permanencia de la base militar estadounidense de Manta, al considerarla un atentado a la soberanía, y retiró a los militares ecuatorianos que se instruían con las doctrinas de Washington. Al año siguiente, Correa acusó al gobierno de Obama de motorizar el intento de golpe de Estado de septiembre de 2010; en 2011 expulsó al embajador de Estados Unidos, Heather Hodges, por injerencia en asuntos internos del país; y en octubre último le otorgó asilo político al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, quien perma-nece refugiado en la embajada de Ecuador en Londres, perseguido por Estados Unidos luego de difundir documentos secretos de la política exterior estadounidense y de otros países.

Bajo este gobierno, Ecuador es uno de los principales defensores e impulsores del proyecto del Banco del Sur y de una reingeniería finan-ciera suramericana que preserve a la región de los ciclos económicos del capitalismo.

A.F.

Ecuador · 19

El presidente de Bolivia, Evo Mo-rales, aseguró que la soberanía

económica de su gobierno permitió expandir la economía, impulsar el mercado interno, mejorar la asisten-cia social, aumentar las inversiones y generar obras públicas. Al rendir el informe del período 2012 ante la

Asamblea Legislativa Plurinacional e iniciar el octavo año de la “revolu-ción democrática y cultural”, destacó también la recuperación del “aparato productivo comunitario y plural, que había sido desplazado por la política capitalista y de saqueo que adoptaron los gobiernos de corte neoliberal”.

El jefe del Estado Plurinacional elo-gió el crecimiento del mercado inter-no y aclaró que, si bien “el mercado externo es importante, no puede ser definitorio”. Señaló que “ahora de-pendemos más del mercado interno (que) siempre garantizará el movi-miento económico” de Bolivia.

Durante su detallada rendición de gestión, Morales ejemplificó que en los años de gobierno, entre 2006 y 2012, el mercado interno influyó, en promedio, cinco veces más en el crecimiento eco-nómico del país, en comparación con el período que lo antecedió (1999 y 2005). Además, dijo que Bolivia ocupa los pri-meros lugares entre los países de mayor crecimiento en la región, “gracias a la nacionalización de su economía y de sus recursos naturales”.

La transformación en cifras

20 · Bolivia Febrero de 2013

Cimientos: el Estado Plurinacional de Bolivia cumplió tres años, en coincidencia con el séptimo aniversario de la “re-volución democrática y cultural”. Evo Morales reivindicó las políticas de nacionalización de hidrocarburos, obras públicas, crecimiento del mercado interno, bonos sociales y producción comunitaria. Ante la Asamblea Legislativa el Presidente plan-teó 13 pilares para llevar adelante la llamada Agenda Patrióti-ca de 2025, a través de la cual busca llegar al bicentenario de la Independencia del país sin población en extrema pobreza y alcanzando la industrialización de los recursos naturales. So-bre esta base se apoyan los desafíos de oficialismo y oposición en este año, previo a las elecciones presidenciales de 2014.

Balance del presidente Evo Morales tras siete años de gobierno

El Presidente presentó su informe el 22 de enero, fecha en la que se celebró el tercer año de la creación del Esta-do Plurinacional de Bolivia, nacido a instancias de la nueva Constitución Política del Estado promulgada en fe-brero de 2009. Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia el 22 de enero de 2006, tras ganar la elección con el 53,7%, y fue reelegido en 2009 con el 64% de los sufragios. Este segundo mandato de cinco años concluirá en di-ciembre de 2014.

Crecimiento y autocríticaDurante el acto de balance, Morales

ponderó con cifras el crecimiento eco-nómico del país. Precisó que el Produc-to Interno Bruto (PIB) se incrementó 4,8% en promedio durante sus siete años de gestión, mientras que en el pe-ríodo 1999-2005 fue de 2,6%. Destacó que entre ambas etapas el PIB per cápi-ta pasó de 956 dólares a 1.775.

El jefe de Estado se refirió además a la superación del déficit fiscal here-dado de las administraciones anterio-res y la obtención de superávit, que en 2012 fue de 1,8% del PIB. Dijo que la participación de Estado en la economía pasó de 18,5% en el período 1999-2005 a 30,6% en los últimos años. Recordó

que la inversión pública llegó a 3 mil millones de dólares en 2012.

También destacó el rol del Estado para garantizar la seguridad en el acce-so a los alimentos y proteger la econo-mía de productores y consumidores y reivindicó las medidas para controlar el índice de la inflación en un contexto de crisis internacional y aumento de los precios de alimentos y materias primas y alimentos. Esto permitió reducir la pobreza media en el país a 45% en sie-te años, “lo que significa que un millón de bolivianos pasó a la clase media”. La pobreza extrema pasó de 40,6% en 1999 a 20,9% en 2012.

El mandatario reseñó también los lo-gros del programa gubernamental Mi Agua, que tiene como objetivo lograr las Metas del Milenio fijadas por la Organi-zación de las Naciones Unidas (ONU) para 2015 en materia de agua potable y saneamiento. Esta política –anunció Morales– benefició a más de un millón 600 mil habitantes, con un incremento del 116% sobre los beneficiarios entre 2001 y 2005.

Las familias alcanzadas por el pro-grama de asistencia de riegos pasaron de 15.374 a 58.424, entre ambos perío-dos de gobierno. La inversión estatal alcanzó los 1.887 millones de pesos

bolivianos (269 millones de dólares), con un crecimiento de 289%, mientras que las hectáreas bajo proyectos de rie-go pasaron de 20 mil a algo más de 75 mil. Por último, indicó que la inversión en proyectos relacionados con el agua pasó de 2.325 millones de bolivianos (330 millones de dólares) entre 2000 y 2005 a 4.664 millones de bolivianos (665 millones de dólares) durante la ac-tual gestión.

En un tramo de su balance, Morales realizó una autocrítica: cuestionó la productividad del complejo minero de Colquiri, expropiado hace un año a ca-pitales suizos. Admitió que le preocupa el hecho de que la producción nacionali-zada obtuviera peores resultados econó-micos que cuando era privada. “Antes, con poca gente se producía más; ahora con más gente, poco. Si la nacionaliza-ción es para producir menos, no hay por qué nacionalizar”, advirtió.

Tras este llamado de atención, el se-cretario general de los trabajadores de la Empresa Minera Colquiri (EMC), Se-verino Estallani, aclaró que la empresa privada tenía “una producción de mil a 1.200 toneladas diarias (pero) aho-ra estamos haciendo de 1.300 a 1.500 toneladas diarias de carga bruta”. Sin embargo reconoció que hubo bajas en

Bolivia · 21

La rebelión popular de octubre de 2003 marcó el nuevo escenario de la política boliviana. Aparecieron nuevas fuerzas protagónicas, de tendencias emergentes y otras decadentes, sobre la base de la derrota y huída de los partidos tradicionales que ejecutaron los planes neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM) durante los anteriores 20 años.

En el período de transición de 2003 a 2005, el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario, de Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo y Gonzalo Sánchez de Lozada), ADN (Acción Democrática Nacionalista, de Hugo Banzer Suárez), NFR (Nueva Fuerza Republicana, de Manfred Reyes Villa) y MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria, de Jaime Paz Zamora) fueron expulsados del escenario y quedaron sólo resabios regionales que cambiaron de nombre o adoptaron otras formas de organización.

La polaridad posterior se presentó entre el gobierno de Evo Morales, impulsado por el ascenso electoral y político en 2005 y 2006, y las oligarquías locales. Estas organizaciones cívicas y políticas tradicionales de Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando y Tarija, estuvieron apoyadas por las transnacionales de hidrocarburos, minería, banca y finanzas, construcción, comercio y agroindustria, sectores que se consideraban

Año de pruebas y exigencias

continúa en pág. 22

la producción durante el proceso de nacionalización por un duro conflicto entre su sector y los trabadores de una cooperativa que pugnaban por la explo-tación de un yacimiento.

Metas del BicentenarioAdemás del balance económico y ma-

croeconómico, Morales realizó anuncios concretos como la decisión del Estado de pagar el Bono Juancito Pinto hasta el tercer año de secundaria. Este bono está destinado a bajar la deserción escolar, que en siete años pasó de 6,1% a 2,04%. Otro bono social, para atender las necesidades básicas de las personas mayores de 60 años que no reciben ningún tipo de renta, también será mejorado, aunque Morales aclaró que ese beneficio adicional está siendo analizado por sus ministros.

El jefe de Estado recordó también que la nueva Ley de Pensiones permitió la ju-bilación de 22 mil personas en los últimos dos años. Comparó esa cifra al recordar que en los 13 años que van de 1997 a 2010 se jubilaron apenas 29 mil personas e in-vitó a los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) a volcar “razones técni-cas y financieras para seguir mejorando el proceso de jubilación en el país”.

El Presidente prometió que ejecutará la llamada Agenda Patriótica para celebrar en 2025 el bicentenario de la Indepen-dencia de Bolivia sin población que viva en la pobreza extrema y en pleno proceso de industrialización de sus hidrocarburos. Enumeró 13 pilares para concretar esa idea y “levantar una nueva sociedad y Es-tado, más incluyente, más participativo, mas democrático, sin discriminación, sin

racismo, sin odios ni división”.Entre esos pilares, Morales destacó

la erradicación de la extrema pobreza; socialización y universalización de los servicios básicos; soberanía científica y tecnológica; soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero y soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral, sin la dictadura del mercado capitalista.

Agregó el compromiso por la búsque-da de soberanía sobre los recursos na-turales con nacionalización, industria-lización y comercialización en armonía y equilibrio con la Madre Tierra; sobe-ranía alimentaria; soberanía ambiental respetando los derechos del planeta y soberanía y transparencia de la adminis-tración bajo los principios de no robar, no mentir y no ser flojo.

22 · Bolivia Febrero de 2013

amenazados por las políticas de nacionalización y fortalecimiento económico del Estado.

Las nacionalizaciones, el discurso nacionalista y antimperialista, la emergencia de los movimientos sociales populares, la “revolución democrática y cultural”, y las alianzas bolivarianas y regionales del Gobierno fueron enfrentados por la oposición. Estos sectores políticos, sociales y económicos levantaron un elemento articulador: reivindicaciones regionales y especialmente de las Autonomías Departamentales frente al centralismo paceño y occidental de Bolivia.

Durante 2008 se produjeron violentas acciones contra las autoridades de Gobierno incluidos el Presidente y su Vicepresidente. Esta tensión tuvo su punto culminante en los enfrentamientos armados de Porvenir (Masacre de Pando) y Santa Cruz, con muertos y heridos. La acción de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) evitó una guerra civil, ya que tanto los grupos paramilitares de Santa Cruz como los movimientos sociales estaban armados. Una de las respuestas del Gobierno fue la expulsión del embajador de Estados Unidos, Phillip Goldberg, acusado de apoyar el movimiento conspirativo.

Si bien las elecciones generales de 2009 mostraron un respaldo al Movimiento al Socialismo (MAS) y a Evo Morales del 64%, las elecciones municipales y de gobernadores de 2010 significaron un retroceso del oficialismo, aunque no se posicionó una fuerza opositora unificada, sino varias fracciones, sobre todo regionales. La suma de todos alcanzó a casi un millón de votantes distribuidos entre Verdes, de Rubén Costas en Santa Cruz; Movimiento sin Miedo, de Juan del Granado en La Paz; Camino al Cambio, de Mario Cossio en Tarija; Primero, de Ernesto Suarez en Beni; y otros con menor cantidad de sufragios.

Más recientemente, el movimiento opositor a Evo Morales emergió como consecuencia de decisiones políticas y económicas del Gobierno, como el llamado “gasolinazo” (fuerte aumento en el precio de los combustibles, luego anulado); movilizaciones de los sindicatos y la Central Obrera Boliviana (COB) por mejores salarios; marchas de los indígenas de la zona del Tipnis; denuncias de parlamentarios opositores y críticas de disidentes oficialistas, apoyados por ONGs.

En este panorama general aparece una gama muy amplia de opositores, unos con sigla política o sectorial y otros sin ella: Juan Del Granado, Alejandro Almaraz, Raúl Prada, Rafael Quispe, Adolfo Chávez, Samuel Doria Medina, Manfred Reyes Villa, Rubén Costas y otros. Por otra parte la oposición gremial y social se presenta caracterizada por demandas sectoriales de distinto tipo y fraccionadas por conflictos entre comunidades, sindicatos, municipios y departamentos.

El Gobierno, como lo ha venido haciendo en los últimos años, se apoya en la dinámica de Evo Morales por todas las regiones del país, con inauguraciones de obras, caminos, agua, aeropuertos, entrega de dinero y materiales.

Los dirigentes de oposición buscarán primero capitalizar el millón de votos que consiguieron separados en 2010 para luego intentar avanzar sobre otros sectores y regiones.

En ellos se pueden encontrar distintos matices. Hay editorialistas y columnistas críticos que utilizan los medios de comunicación para vapulear al Gobierno pero no tienen incidencia en la operación política. Con ellos conviven gobernadores, alcaldes, jefes partidarios, dirigentes, parlamentarios y otros actores políticos que, utilizando los recursos propios de organizaciones y fuerzas políticas, realizan actividades para desarrollar sus prácticas, incluidos la jerarquía de la Iglesia Católica y los propietarios de los medios de comunicación. Las organizaciones políticas, sin embargo, no presentan propuestas alternativas o proyectos que encarnen una opción para Bolivia.

El oficialismo, aprovechando los resultados económicos y financieros (ver nota principal), continuará con su campaña de fortalecimiento. La oposición, o mejor dicho las oposiciones, intentarán ganar algunos espacios de influencia en las ciudades, en los sectores medios afectados por el Gobierno, y en las organizaciones indígenas disidentes, en un panorama general poco favorable. 2013 será un año de prueba para verificar la solidez del “proceso de cambio” y sus proyecciones y, al mismo tiempo, un examen para una oposición alternativa para 2014, hoy prácticamente inexistente.

Desde La Paz, Eduardo Paz Rada

viene pág. 21

En octubre próximo habrá elecciones legislativas. Se renueva la mitad de

los diputados y un tercio de senadores. Tirios y troyanos coinciden en atribuir-le a esta justa un papel decisivo para el posicionamiento frente a las presidencia-les de 2015. Sin reforma constitucional, Cristina Fernández no podría ser candi-data, como lo exige su entorno inmedia-to. Los resultados de octubre alentarán o descartarán la intención reeleccionis-ta. De modo que la puja presidencial se ha desatado tres años antes de la fecha prevista. Esto ocurre en medio de una complicada situación económica y la

sistemática arremetida de la ultraderecha local e internacional.

La economía argentina registró un crecimiento menor al 1% en 2012, en contraste con las estimaciones del Ban-co Central (Bcra) que, a comienzos del año, había previsto una mejora de entre el 4,5% y el 7,5%. Por primera vez en 10 años, la actividad industrial cayó 1,2% en 2012, arrastrada por la retracción en la producción automotriz, que cayó un 6,6%, y la siderurgia: caída del 8,7% (-10,5% en la producción de acero crudo y - 0,9% en aluminio). A esto se suma un descenso del 6% en la molienda de ce-

reales y oleaginosas, afectada por la se-quía. Sólo las actividades vinculadas al consumo interno como alimentos y texti-les evitaron que la caída fuese mayor.

Brasil importó menos vehículos y arrastró la fabricación en Argentina, su principal proveedor. El Instituto Na-cional de Estadísticas y Censos (Indec, cuestionado desde hace años por su falta de fiabilidad) admitió una menor activi-dad de la industria. Las mediciones pri-vadas son más contundentes y estiman que la baja global manufacturera del año pasado fue de entre el 1,9 y 2,1%.

También la producción de soya tuvo incidencia en los resultados con los que Argentina cerró 2012. Se espera en 2013 una cosecha de soya récord, estimada en 53 millones de toneladas. Sin embargo, la volatilidad de los precios internacio-nales y la tendencia a la caída del peso frente al dólar hace que muchos pro-ductores demoren las ventas hasta tener un mejor panorama. A esto se suma una fuerte sequía en varias regiones.

La obra pública, sostén del crecimiento económico, afronta dificultades en el ac-ceso al crédito privado externo. A la vez,

Estancamiento, inflación, saqueos y divisiones políticas en un año electoral

Frentes de tormenta

Focos: una rara expresión del cuadro político argentino transforma las elecciones legislativas de este año en puja por la presidencial de 2015 y distorsiona la situación general, dándole un cariz dife-rente a la retracción económica y social del país. Los sectores más reaccionarios apuestan a un improbable estallido y se proponen debilitar y aislar al Poder Ejecutivo. Estancamiento económico, caída en la actividad industrial, elevada inflación, acompañan tur-bulencias sindicales y políticas que han cambiado el clima institu-cional argentino. La suba de precios y el impuesto a las ganancias a los trabajadores unifican en los hechos a las cinco centrales sindi-cales. Las pujas dentro del partido de gobierno, del que surgen sus principales detractores, ponen en juego el equilibrio federal.

Argentina · 23

El aumento del 20% del piso salarial a partir del cual se aplica al trabajador el impuesto a las ganancias, anunciado por Cristina Fernández, es inferior al reclamado por las cinco centrales obreras

24 · Argentina Febrero de 2013

la situación fiscal es delicada. Argentina cumple rigurosamente con sus pagos de deuda externa, pero aun así las consul-toras del capital financiero marcan un elevado “riesgo país” que hace inviable el crédito. A mediados de diciembre, el Estado argentino pagó 3.500 millones de dólares en concepto del llamado “cupón del PBI”, por el cual se pagan dividen-dos a los acreedores en función del cre-cimiento de la economía. En los últimos dos años, el Bcra utilizó más de 10 mil millones de dólares de sus reservas para pagar a los acreedores externos. Sumado a la fuga constante de capitales, esto de-bilita las reservas, que no obstante llegan a más de 40 mil millones de dólares.

A comienzos de 2012, el Banco Cen-tral previó un incremento del 26% en la emisión monetaria. Pero sobre el final del año, cálculos privados estiman que la expansión de dinero fue del 40% anual. Esto contribuyó a alimentar la inflación y la especulación.

El Gobierno asegura que los índices de la industria se van a revertir en este primer trimestre del año, que los ingresos mejo-rarán con la cosecha récord de soya y que el gasto público está dentro de parámetros manejables, pese a las expectativas nega-tivas de economistas de diferentes credos. Muchos de ellos plantean la tesis de que la economía marcha hacia una devalua-ción importante de su moneda, acorralada por una inflación que para el sector priva-do fue superior al 25% en 2012 y que esti-man más elevada para el año en curso.

Roces y presionesEn este contexto se abre la discusión

salarial, cuya mayor intensidad se dará entre febrero y marzo, condicionada por el alza de los precios, las retenciones

impositivas a los trabajadores y la puja sindical y política dentro del peronismo (ver recuadro). El Gobierno pretende que los aumentos de salarios estén por debajo de la inflación privada, pero uno de los temores es que si los incrementos no acompañan la inflación caerá el con-sumo interno y, con él, uno de los pilares de la economía.

El superávit comercial de 2012 superó los 12.600 millones de dólares, muy por encima de la meta de 10 mil millones de dólares que se había fijado el Gobierno. Durante el año pasado se registró una caída de 7,3% en las importaciones y también una baja en las exportaciones del 3,3%. Economistas próximos al ofi-cialismo advierten que ese superávit se apoya en medidas que generan caída en la actividad económica y en consecuen-cia restringen las importaciones.

Desde que a fines de 2011 el Ejecutivo aplicó restricciones a la venta de dóla-res, se acentuó la brecha entre el dólar oficial y su valor en el mercado parale-lo. Durante los últimos días de enero la cotización oficial de la moneda estado-unidense era de 4,96 pesos, mientras que en el ilegal tráfico paralelo rozaba los 8 pesos. La presión de los grandes ex-portadores de productos agropecuarios y agroindustriales coincide con el inicio de una compleja negociación salarial y la detonación de pujas políticas con la opo-sición y al interior del oficialismo, todo bajo intensas presiones de la derecha lo-cal e internacional.

A mediados de enero, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, alertó en plena discusión sobre salarios que Ar-gentina podría repetir “el Rodrigazo”, uno de los mayores descalabros econó-

micos de la historia reciente argentina, protagonizada en 1975 por el entonces ministro de Economía Celestino Rodri-go. La comparación con aquel cuadro de colapso económico y desmoronamiento institucional no tiene fundamentos. El dirigente de la UIA se arrepintió pública-mente por su comparación, pero la idea quedó flotando en el ambiente.

Zarpazos en la cimaDaniel Scioli, gobernador de Buenos

Aires, la mayor provincia del país, ex vicepresidente de Néstor Kirchner, es el candidato presidencial hoy con mayores chances en caso de que el proyecto de re-reelección de Cristina Fernández se frus-tre. Se trata del dirigente peronista con mejor imagen popular pero, a su vez, el más resistido por sectores oficialistas.

La retracción económica puso en el centro la coparticipación federal de im-puestos, un mecanismo que establece por ley la forma en que el Estado nacio-nal asigna a cada provincia el dinero co-rrespondiente a los impuestos que éstas tributan a las arcas federales. Las provin-cias recaudan, retienen una porción y re-miten el resto al Estado federal para que éste las redistribuya de manera “equitati-va”. Por esta razón las provincias de eco-nomías más grandes reciben menos de la Nación de lo que ellas tributan.

Como puntapié inicial del año elec-toral, Scioli encabezó el reclamo para reformar esa ley. “La provincia no se sostiene más” alegó un portavoz del gobernador. “Contribuimos con el 38% de los ingresos nacionales y reci-bimos el 18%”. A través del vicepresi-dente de la nación, el Gobierno tildó a Scioli de “cobarde”.

Scioli no es el único gobernador al que enfrenta el oficialismo. Varias provincias –la mayoría gobernadas por aliados polí-ticos del Gobierno– han pedido cambios en la legislación, porque sus déficit fis-cales se vuelven insostenibles. Los man-datarios de los otros tres distritos más grandes del país también son foco de las críticas oficialistas, aunque por razones bien diferentes: Mauricio Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; el peronista José Manuel de la Sota, de Córdoba; y Antonio Bonfatti, de Santa Fe. Macri es el máximo representante ultraderechista político-empresarial; De la Sota lidera el ala más conservadora

Saqueo a un supermercado de la ciudad de Bariloche en diciembre último

del peronismo; Bonfatti es dirigente de la alianza socialdemócrata que cosechó casi cuatro millones de votos en las elecciones de 2011.

Los cuatro distritos mencionados aportan el 75% del PIB del país. To-dos ellos muestran que la pobreza tie-ne dimensiones estructurales. Allí se observan los mayores índices de insa-tisfacción social, trabajo no registrado, delitos y conflictividad social.

Entre el 20 y el 21 de diciembre se produjeron asaltos y saqueos en 300 su-permercados de 40 ciudades principales del país. Hubo dos muertos y unos 500 detenidos. El Gobierno acusó a la CGT

y la CTA opositoras de estar detrás de estos actos, pero también hubo señala-mientos cruzados entre grupos allegados al gobierno nacional, a los provinciales y municipales. Debajo de estas acciones organizadas, Argentina muestra un mi-llón de jóvenes que carecen de trabajo, educación y acceso a la salud; al 35% de la población que vive bajo la línea de pobreza y al 40% de trabajadores que no está registrado y, por ende, tiene salarios muy bajos y carece de cobertura social.

En este panorama, tras haber roto con la CGT, en frontal oposición con la patronal tradicional del campo, con el empresariado industrial ahora en

franco distanciamiento, el Gobierno parece marchar en línea de ruptura también con el peronismo tradicional enmarcado en el Partido Justicialista, que somete al oficialismo a un chan-taje de proyecciones mortales para el Frente para la Victoria, la formación política de la Presidente.

Al otro lado del oficialismo, sin em-bargo, la ultraderecha, el centro y las iz-quierdas, carecen de programa, estrate-gias, penetración social, organización y liderazgo. Así, con el marco permanente de la crisis capitalista global, discurre la política nacional en un año potencial-mente decisivo.

Argentina · 25

El sindicalismo exige cambios económicos

En marzo iniciarán negociaciones salariales los principales gremios en Argentina. Trabajadores industriales, docentes y empleados pú-blicos participarán de las paritarias, una instancia de diálogo con el sector patronal en el que discutirán salarios, convenios y otros puntos específicos de las relaciones del trabajo.

Las paritarias de este año están condicionadas por cinco variables: inflación anual que para el ente oficial de estadísticas (Indec) es del 10,8%, mientras que para los sindicatos y entidades privadas supera el 25%; el impuesto a las ganancias, que tributan los trabajadores con salarios brutos por encima de 8.300 pesos (1.660 dólares o 1.050 si se toma la cotización paralela); fragmentación de las centrales obreras que, no obstante, muestran importantes coincidencias en los recla-mos; capacidad de lucha de los trabajadores; y elecciones legislativas en octubre próximo.

La ola de reclamos amenaza con ser superior a la de otros años. Los sindicatos opositores al Gobierno anticiparon que las protes-tas seguirán el camino iniciado con la huelga general del 20 de

noviembre pasado y la masiva movilización en diciembre. Mien-tras, los sectores oficialistas intentan un difícil equilibrio entre su alianza con la presidente Cristina Fernández y los costos sociales de una elevada inflación.

Los gremios opositores están enrolados en tres centrales obreras, dos de ellas escindidas de la Confederación General del Trabajo (CGT del camionero Hugo Moyano y CGT Azul y Blanca, del gastronómico Luis Barrionuevo) y un sector de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA del dirigente estatal Pablo Micheli). Las tres exigirán entre el 25 y el 35% de aumento. También coinciden en reclamar que las paritarias se reabran durante el año, para evaluar periódicamente la relación salario-inflación. Denuncian que el Gobierno intenta poner un techo del 20%, algo que el Ejecutivo niega. Además, exigen elevar el salario mí-nimo a 5 mil pesos con el argumento de que una familia tipo necesita más de 7 mil pesos mensuales (1.400 u 875 dólares según el tipo de cambio que se considere) para cubrir sus necesidades básicas.

La CGT oficialista (que lidera el metalúrgico Antonio Caló) y la CTA también alineada al gobierno (encabezada por el docente Hugo Yas-ky) coinciden con un 25% de aumento. Los primeros sindicatos que tuvieron paritarias en este año acordaron incrementos salariales de ese tenor. Se trata de los expendedores de combustible, trabajadores no docentes de universidades privadas y cosechadores de frutas. Los empleados de Bancos acordaron sumas de dinero temporarias equiva-lentes al 24% hasta marzo, cuando volverán a discutir con las cáma-ras empresarias.

En cuanto al Impuesto a las Ganancias, las centrales obreras opo-sitoras exigen reducir al mínimo la retención sobre los asalariados y plantean el tributo a sectores hoy exentos, como el Poder Judicial y el mercado financiero. Piden también aumentar la presión fiscal sobre la minería y juegos de azar como parte de una reforma general del sistema de recaudación fiscal.

El 28 de enero, la presidente Cristina Fernández elevó 20% el piso salarial a partir del cual se aplican las retenciones (vigente desde marzo de 2013), una medida considerada insuficiente por gremios ofi-cialistas y opositores. La CGT alineada al Ejecutivo estima que ese piso debe ser elevado 57% y condicionó el éxito de las paritarias a una resolución de este tema. La CTA opositora pide subir esa franja 84% para evitar un mayor deterioro del salario real. La CGT de Moyano pide un aumento del mínimo no imponible del 50%.

La disputa política de cara a los próximos comicios ya está desatada

entre frenteamplistas y opositores. “La oposición perdió los límites y está en feroz confrontación”, declaró la máxi-ma autoridad del Frente Amplio (FA), Mónica Xavier, luego que dirigentes de la derecha arremetieran contra Mujica con un sinnúmero de acusaciones, usan-do como ariete su viaje a Venezuela en solidaridad con Hugo Chávez y en de-fensa de la Revolución Bolivariana.

Pero las discusiones también se dieron en el seno del Gobierno. El propio minis-tro de economía, Fernando Lorenzo, ca-lificó de “grave error político” que en el

FA no se reconocieran los logros alcan-zados en materia económica. La pobreza se encuentra en mínimos históricos (12% frente al 40% de 2004) y la indigencia está al borde de erradicarse (0,5%). La desigualdad social y el desempleo (6%) también han disminuido. Pero otros nú-meros despiertan ahora cierta preocu-pación: la inflación superaría el 7% en 2013 y por primera vez las negociacio-nes salariales ponen en alerta al Gobier-no. La Federación de Obreros y Emplea-dos de la Bebida logró en noviembre un aumento del 10,16% del salario real para los próximos tres años y un ajuste anual por inflación del 7%, contra el 5% que

difundió el Gobierno como proyección oficial y acordaron algunos gremios. Un número lejano al 7,5% que, según datos oficiales del Instituto Nacional de Esta-dística, aumentaron los precios al con-sumidor en 2012.

Esta situación provocó algunas dife-rencias entre sectores del Gobierno y di-rigentes sindicales, todos enrolados en el FA. La central única de trabajadores Pit-Cnt apoya al Gobierno. En los últimos años logró un crecimiento exponencial de afiliados y generó muy pocos conflic-tos laborales, que además se resolvieron en el 95% de los casos en negociaciones tripartitas (Estado, patrones, sindicalis-tas) sin medidas de fuerza por parte de los trabajadores. Se trata de un equilibrio fundamental entre el Gobierno y una masa de trabajadores afiliados a sindica-tos que se multiplicó por tres entre 2004 y 2012. Pero las diferencias en torno a la inflación podrían cambiar la situación.

Balances y perspectivas del gobierno de Mujica

Año crucial para el Frente Amplio

28 · Uruguay Febrero de 2013

Reto: Mujica comienza su cuarto año de gobierno tras un intenso 2012. Con la pobreza e indigencia en descenso constante y me-joras en la distribución del ingreso, otras cuestiones marcarán la discusión política en 2013: inflación, salarios, educación, aborto, seguridad, lucha contra el narcotráfico. Todo en el marco de una disputa creciente entre los Partidos, que ya miran hacia las eleccio-nes presidenciales de 2014.

Diferencias en torno a las previsiones de la inflación para este año y al posible aumento del impuesto a las ganancias de la actividad empresarial, generaron grietas en el Frente Amplio

Discusiones y definicionesEn el FA hay distintas posiciones sobre

la propuesta de aumentar los impuestos sobre las ganancias de los capitales lo-cales y multinacionales que operan en el país. En enero, el Gobierno manifestó la

intención de incrementar el impuesto a la renta de la actividad empresarial (Irae) del 25 al 30% para las empresas con ma-yor rentabilidad (unas 350 según previ-siones). Pero el vicepresidente Danilo Astori y el frente interno que lo respalda (Frente Liber Seregni, FLS) se opusieron a la iniciativa y, tras recibir críticas, As-tori acusó a quienes lo cuestionaron de debilitar “el espíritu y el sentir frenteam-plista” para ganar posiciones internas en el FA; y advirtió que de continuar así “el final previsible es muy malo”.

El director de la Oficina de Planea-miento y Presupuesto, Gabriel Frugoni, defensor de aumentar los impuestos a las ganancias, había desestimado el ar-gumento del FLS de que la medida afec-taría la inversión. “Son los viejos versos de la derecha, ahora repetidos por algu-nos de la izquierda”, declaró antes de la reacción de Astori. Y explicó luego: “El impuesto no va a afectar de ninguna manera a la clase media, estamos ha-

blando solamente del decil superior, del 5% de las empresas del país”.

Algunas diferencias ya se habían he-cho visibles antes, en cuestiones cen-trales para el FA como la apertura de juicios por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura militar (1973-1985), y la le-galización de la interrupción voluntaria del embarazo. Tras la aprobación de la Ley, el opositor Partido Nacional lanzó una campaña de recolección de firmas para someter la decisión a plebiscito. Y el ex presidente y probable futuro can-didato del FA en 2014, Tabaré Vázquez, anunció de inmediato que apoyaría la campaña con su firma.

En el caso más reciente, la discusión expuso un problema doble. Por un lado, una grieta ideológica dentro del FA, con un sector liberal que se opone a ciertas reformas progresistas que se proponen desde otros sectores vinculados al go-bierno y al Frente. Por otro, esa grieta consolidada con declaraciones públicas alimenta aún más la ofensiva de la opo-sición derechista sobre Mujica con el ob-jetivo puesto en las elecciones de 2014.

Qué sigue y qué pasóMujica definió buena parte de la agen-

da de debate de este año hace ocho me-ses, cuando planteó los obstáculos que sufre la sociedad para una mejor con-vivencia como factor central que afecta el bienestar de la población. “¿Qué nos está pasando? ¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tanta dificultad para lo ele-mental: aprender a convivir?”, preguntó el 19 de junio, día del nacimiento del héroe nacional José Gervasio Artigas, en cadena de radios y televisoras. Y enumeró los obstáculos: la violencia ca-llejera, la falta de respeto a los espacios públicos, la relación entre estudiantes y docentes, la violencia doméstica, los accidentes de tránsito, el destrato en las oficinas públicas y en los servicios, la inseguridad y la criminalidad, el cambio de la estructura familiar, la intolerancia y la exclusión social. Todos ellos sín-tomas de una sociedad que sufrió una dura crisis a principios del milenio y en la que se ha desatado el consumismo como meta de vida.

Para dar respuestas a estos proble-mas, Mujica reclamó la inclusión y la integración de los ciudadanos en sus

barrios y vecindarios y enumeró a la autoridad estatal, la acción legislativa, la lucha contra el narcotráfico y el diá-logo social como ejes para lograr una mejor convivencia.

Con esa intervención, el Gobier-no retomó la iniciativa política en el debate sobre la seguridad pública na-cional, que había sido instalado por la oposición de derecha con la pre-sentación de un proyecto que buscaba bajar la edad de imputabilidad a los 16 años. La respuesta gubernamental fue el plan “Estrategia por la vida y para la convivencia”, conformado por 15 medidas para combatir la violencia social; entre ellas, la reparación de las víctimas de delitos, el agravamiento de penas para la corrupción policial y la venta de drogas, cambios en la legislación sobre minoridad, atención integral de los adictos, autorregula-ción de los medios de comunicación en imágenes de violencia, fortaleci-miento de los centros de mediación de conflictos, la creación de nuevas centralidades barriales y el anuncio de una ley para legalizar el consumo de marihuana bajo explotación mono-pólica del propio Estado. Ésta última duramente criticada por la oposición.

Pero algunas intervenciones policia-les despertaron fuertes críticas. Desde el Gobierno afirman que hay narcotra-ficantes instalados en algunos barrios, que han logrado conformar verdaderos ejércitos de hasta 50 sicarios, por lo que es necesario el ingreso de la fuer-za pública. En octubre, la muerte de un joven en el marginal barrio Marconi de Montevideo tras una intervención policial disparó acusaciones contra la represión policial.

La seguridad pública será sin duda uno de los centros de disputa entre Gobierno y oposición, junto con la si-tuación económica y las medidas im-positivas. También la educación, que fue definida como la preocupación principal por Mujica al asumir en 2010 y ahora es asumida como el principal déficit de gestión. Pero la pregunta central es cómo se desarrollará la rela-ción interna entre las distintas fraccio-nes que componen el Frente Amplio y qué visión prevalecerá en el Gobierno hasta el fin del período constitucional en febrero de 2015.

Uruguay · 29

Con todos los candidatos prácticamen-te definidos, Paraguay se encamina a

una elección presidencial cuyo resultado podría significar el regreso de la derecha al poder por la vía democrática. Ante esa amenaza, crece el clamor popular para que se concrete una unión electoral de úl-tima hora entre los distintos sectores de la amplia izquierda paraguaya.

El 15 de enero se cumplieron siete meses de la masacre de Curuguaty (ver recuadro), utilizada como pretexto para

el golpe de Estado. Allí, los candidatos presidenciales del Frente Guasu, Aníbal Carrillo, y de Avanza País, Mario Ferrei-ro, participaron de un acto conmemora-tivo, bajo el clamor de “unidad” de la multitud. Ambos remarcaron la injusta distribución de la tierra y la existencia de grandes latifundios amparados en el poder de las minorías que orquestaron el golpe de Estado como las causas de la tragedia. También exigieron la libertad de los campesinos presos y el apoyo a las

familias de las víctimas. Pero a pesar de las coincidencias ideológicas y las posi-ciones comunes, no hubo avances para conformar la ansiada unidad electoral.

Con las encuestas en la mano, se sabe que la preferencia electoral se divide bá-sicamente en tres grupos. El primero de ellos corresponde a Horacio Cartes, can-didato del Partido Colorado –sospechado de tener vínculos con el narcotráfico, que tendría un 37% de intención de voto de acuerdo a encuestadores presuntamente independientes. El segundo lugar corres-pondería a la fuerza del actual Presidente de facto Federico Franco, el Partido Libe-ral (Plra), que alcanzaría un 28% de los votos con la candidatura de Efraín Alegre.

El tercero se compone de los guarismos sumados de Mario Ferreiro (13%) y Aníbal Carrillo del Frente Guasu (11%). Frente a estos números, la unidad de ambas listas

Dilema: a días del cierre de listas electorales el 15 de febrero, la divi-sión entre el Frente Guasu liderado por Fernando Lugo y la agrupación Avanza País, que lleva como candidato presidencial a Mario Ferreiro, allana el camino para el retorno del Partido Colorado al poder. Hora-cio Cartes, empresario denunciado por vínculos con el narcotráfico y lavado de dinero, encabeza las encuestas de intención de voto y espera consolidar la línea de gobierno instalada tras el golpe de Estado del 22 de junio. Habrá elecciones presidenciales el 21 de abril.

La división entre Lugo y Ferreiro favorece a la derecha golpista

¿Retorna el stronissmo?

30 · Paraguay Febrero de 2013

Horacio Cartes del Partido Colorado y Efraín Alegre del Partido Liberal lideran las encuestas. La tercera fuerza está conformada por los guarismos sumados de Mario Ferreiro (Avanza País) y Aníbal Carrillo (FG)

sería el único camino para enfrentar a los sectores que el 22 de junio pasado destitu-yeron a Fernando Lugo mediante un golpe de Estado parlamentario. La candidatura única les permitiría a las fuerzas arrancar la campaña electoral con un 24% de inten-ción de voto, cifra que permite pensar in-clusive en una posible victoria electoral.

“Hay que juntar un millón de votos”, dijo Carrillo consciente de la situación en una entrevista con el periódico digital EA. El cálculo es correcto, porque el Tribunal Superior de Justicia Electoral (Tsje) habi-litó a un total de 3.516.273 electores para los comicios del 21 de abril.

Campaña en marchaEn diciembre y enero se definieron for-

malmente la mayor parte de las candida-turas mediante elecciones internas, con la participación de más de 30 organizacio-nes políticas. El Frente Guasu eligió al médico Aníbal Carrillo como su candida-to presidencial y al dirigente campesino Luis Aguayo como aspirante a la vicepre-sidencia. Y Avanza País –concertación creada recientemente por una escisión en el Frente Guasu– ratificó al periodista y presentador de televisión Mario Ferreiro como su candidato presidencial.

Las diferencias entre los referentes de ambos espacios, Ferreiro y Fernan-do Lugo, se basa en desacuerdos por la conformación de las listas de candidatos a diputados y senadores, y evidencia una disputa por liderazgos y ambiciones per-sonales que sorprendió a la fracción del electorado que esperaba una acción con-junta de la amplia y heterogénea izquier-da paraguaya para enfrentar a los partidos políticos tradicionales, responsables del golpe de Estado parlamentario en junio.

Ferreiro dijo estar abierto al diálogo, respaldado por los resultados de las pri-meras encuestas de intención de voto, que le dan una ventaja por escaso mar-gen sobre Carrillo: “Apoyaremos al can-didato de izquierda mejor posicionado y cada uno podrá conservar sus listas parla-mentarias, como siempre dijimos”. Pero Lugo no quiere dar el brazo a torcer, pese a que el lanzamiento de su candidatura a senador no logró trasladar su apoyo po-pular a Carrillo en la magnitud esperada. El ex presidente considera que Ferreiro, hombre al que le allanó el camino para la candidatura presidencial, apenas concre-

tado el Golpe desconoció su liderazgo y tiró por la borda el esfuerzo de construc-ción que constituyó el Frente Guasu.

Ferreiro es impulsado como candidato presidencial por los Partidos Movimiento al Socialismo (P-Mas), Revolucionario Febrerista (PRF), Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento 20 de Abril y Para-guay Tekopyahu. Todos ellos conforman Avanza País, una reciente escisión del Frente Guasu -conformado en 2010. El Frente quedó compuesto por las organi-zaciones Movimiento Patriótico Popular, Partido Comunista Paraguayo, Conver-gencia Popular Socialista, Frente Amplio, País Solidario, Participación Ciudadana, Partido de la Unidad Popular, Tekojoja (PPT). Otras fuerzas, como el Partido Hu-manista y el Partido de los Trabajadores, llevarán candidatos propios.

A instancias del movimiento de mu-jeres Kuñá Pyrenda, creado en 2012, se promovió un diálogo entre el Frente Guasu, Avanza País y las anfitrionas, que finalmente llevarán una candidata presidencial propia: Lilian Soto, ex mi-

nistra de la Función Pública durante el gobierno de Lugo. El diálogo entre las tres fuerzas no provocó la unidad, pero al menos se generó una instancia necesaria en momentos en que la entente golpista avanza en su programa de entrega de los recursos naturales en detrimento de la soberanía nacional con la espuria firma del acuerdo secreto con la multinacional canadiense Río Tinto Alcan, laminadora de aluminio que negocia con el gobierno de Franco su instalación en las cercanías de la represa hidroeléctrica Itaipú.

El cuadro electoral desafía al Frente Gua-su y todos los sectores progresistas y de iz-quierda. Está la posibilidad de que la derecha se consolide en el poder. Eso significaría un duro golpe para los campesinos presos tras la matanza en Curuguaty, los que luchan por una porción de tierra, los trabajadores que no tienen salario mínimo, vivienda ni ac-ceso a la salud; para esa mayoría silenciosa que vive en la pobreza profunda en un país rico en recursos naturales.

Desde Asunción, Jorge Zárate

Paraguay · 31

“¡Fuego!”, ordenó el comisario Erven Lovera y se desató la tragedia. Aquel fatídico 15 de junio de 2012, los policías tenían más que una orden de desalojo: asesinar a líderes campesi-nos para dar una acción ejemplar que evitara el crecimiento del reclamo sobre las tierras mal-habidas en todo el país.

Curuguaty fue un plan orquestado para de-fender el latifundio de Blas N. Riquelme y su espurio juicio de usucapión de las tierras de Marina Kue, según surge del Informe de la Coordinadora de Derechos Humanos publi-

cado en www.codehupy.org. Así se infiere de los testimonios de campesinos que la Fiscalía nunca tomó en cuenta. También ayuda a en-tender esta secuencia el infame asesinato de Vidal Vega, líder campesino de Curuguaty, el 1° de diciembre.

Este informe de gran valor tuvo poca difu-sión en la prensa comercial, pese a su serie-dad y las revelaciones que aporta: no hubo atención médica para muchos heridos; sí de-tenciones arbitrarias y torturas. Pero la Fisca-lía sigue manejando la impresentable versión de que un pequeño grupo de campesinos ar-mados con escopetas mariscadoras provocó una emboscada al grupo de élite de la policía nacional –un equipo de 320 efectivos– que ingresó al terreno. El fiscal Jalil Rachid acusó en diciembre a 14 campesinos, imputados y detenidos, por asociación criminal, invasión de inmueble y homicidio doloso. Y admitió pú-blicamente que basó sus acusaciones sólo en base a declaraciones de policías, excluyendo el testimonio de los campesinos que ocupa-ban el terreno público en defensa del derecho a alimentarse y a tener una vivienda, en un país donde el 2,5% de los propietarios con-centra el 85% de las tierras.

Curuguaty, herida abierta

A tres meses de iniciado el diálogo por la paz, las discusiones entre el go-

bierno colombiano y las Farc sobre po-líticas agrarias han consumido más de la mitad de las horas de debate. El tema de la tierra es el primero de la agenda de cinco puntos hecha pública en agosto de 2012, que incluye la participación política de los guerrilleros desmovilizados, el fin del conflicto, el problema del narcotráfico y

la asistencia a las víctimas de la violencia armada en el país.

La mesa de diálogo, que se instaló ofi-cialmente en Oslo, Noruega, en octubre pasado, se reanudó en La Habana a me-diados de enero, tras 23 días de receso. Durante esta etapa de conversaciones, cada una de las partes expuso sus pro-puestas sobre las políticas agrarias y el desarrollo rural, en un país con alta con-

centración de tierras en pocas manos, producción altamente extractivista y economía neoliberal.

Las Farc reclamaron programas masi-vos de nutrición, alimentación, creación de empleos, educación, salud y vivienda en las poblaciones rurales. También se pidió una “definición precisa de medidas para evitar la especulación financiera con la tierra y las economías rurales”. Éstas y otras demandas integran un documento que las Farc denominaron “Diez propues-tas para una política de desarrollo rural y agrario integral con enfoque territorial”, que recoge iniciativas formuladas por sectores sociales colombianos durante di-ciembre y enero.

El Foro de Desarrollo Agrario Integral, promovido por la guerrilla y el gobier-no, organizado por Naciones Unidas y la Universidad Nacional de Colombia a mediados de diciembre, recogió casi 550 propuestas. La página de internet creada

Sombras: sectores latifundistas rechazan hablar de políticas agra-rias con la guerrilla y acusan de débil a Juan Manuel Santos por aceptar el diálogo por la paz. El presidente admitió que las Farc cumplieron con su tregua unilateral durante dos meses, pero los mandos militares provocaron la muerte de medio centenar de gue-rrilleros con el argumento de que el cese del fuego fue incumplido. El Gobierno rechazó los principales planteos de la guerrilla: como reforma agraria, asamblea constituyente, alto al fuego y discusión del modelo económico. Pero prometió políticas audaces para la transformación del campo. Las negociaciones están en el momento de mayor exposición a los embates de la derecha extrema que ni el propio Presidente logra atenuar.

Ganaderos terratenientes y agentes imperiales boicotean las negociaciones

La extrema derecha contra el fin de la guerra

32 · Colombia Febrero de 2013

José Félix Lafaurie (derecha), preside la Federación Nacional de Ganaderos, históricamente vinculada a los grupos paramilitares

de manera oficial por las partes involu-cradas en el diálogo (www.mesadecon-versaciones.com.co) recibió más de tres mil iniciativas ciudadanas en apenas un mes, mientras que las reuniones de paz organizadas por el Congreso en nueve regiones del país tomó otras tres mil. Para este año, el Poder Legislativo reto-mará los encuentros regionales en otras ocho zonas del país.

El movimiento armado denunció va-rias veces que el gobierno colombiano no toma en cuenta las propuestas sociales. Si bien el avance de las conversaciones en Cuba no muestra fisuras que pongan en riesgo el diálogo por la paz –al menos pú-blicamente– el Ejecutivo se mostró firme al rechazar los principales planteos de la guerrilla: reforma agraria, uso de la tierra, asamblea constituyente, alto al fuego y discusión del modelo económico.

Uso de la tierraUn informe del Programa de Naciones

Unidas para el Desarrollo (Pnud) de 2011 informó que el 52% de la gran propiedad agraria colombiana está en manos del 1,15% de la población.

Las Farc denunciaron que las multina-cionales monopolizan el uso de la tierra al utilizar productos agrícolas como remola-cha y caña de azúcar para producir etanol, “en lugar de ser utilizados para solventar problemas de desnutrición y hambre”, que afectan al 12% de la población y que po-drían “evitar que cinco mil niños mueran de hambre anualmente en Colombia”.

El Gobierno anunció, a cambio de una reforma agraria, la puesta en marcha de programas para “la transformación del campo”, política calificada de “audaz” por los funcionarios del Ejecutivo, que “respetará la propiedad privada y los de-rechos adquiridos de buena fe”. Además, prometió “más regulaciones a las transna-cionales” para evitar la sobreexplotación de la tierra, según el ministro de Agricul-tura, Juan Camilo Restrepo.

No obstante, este funcionario destacó de manera positiva las “diez propuestas” de la guerrilla, que parten de una reforma rural y agraria “integral, socioambiental, demo-crática y participativa, con enfoque terri-torial”. Señaló que la propuesta “habla de erradicar los latifundios improductivos” y no a todos los latifundios por igual, con lo cual observó un “tono menos retórico, más pragmático por parte de las Farc”.

Ausencia evidenteLa ausencia de los sectores más reac-

cionarios en los ámbitos de discusión sobre la tierra evidenció la confrontación entre el presidente Santos y los ganaderos latifundistas, históricamente vinculados a los paramilitares y representados por el expresidente Álvaro Uribe. Esa ruptura se hizo pública en la decisión de la Federa-ción Nacional de Ganaderos (Fedegan) de no participar en el Foro de diciembre en Bogotá. Santos calificó esta ausencia como “irracional” y recordó que el pre-sidente de Fedegan, José Félix Lafaurie, “desde el principio ha estado en contra del diálogo”. Precisamente, el dirigen-te ganadero señaló que el diálogo en La Habana es “inútil y va a ser infructuoso”. Uribe defendió a su socio: “es fácil atacar a Lafaurie y al mismo tiempo congraciar-se con terroristas de las Farc”.

Lafaurie está íntimamente vinculado a Álvaro Uribe, quien al asumir en 2002 lo designó como Superintendente de Nota-riado y Registro, cargo que abandonó dos años más tarde acusado por la Justicia de tráfico de influencias. Fue mencionado por testigos como uno de los dirigentes que incidió en algunos legisladores para que cambiaran su voto a favor de la re-elección de Uribe en 2006 y fue citado en una investigación sobre corrupción en la aplicación del llamado Agro Ingreso Seguro, un programa de Uribe que con-cedía subsidios a familias agropecuarias. Fedegan, liderada desde 2004 por Lafau-rie, fue vinculada con paramilitares.

Los ganaderos asociados a Fedegan concentran 38 millones de hectáreas productivas, sobre un total estimado en 44 millones. Principalmente en el Nor-te del país, pocos terratenientes poseen grandes porciones de tierra destinada a la ganadería. Lafaurie dijo que la or-ganización que él preside “estaría dis-puesta a reconvertir 10 o 15 millones de hectáreas para actividades “rentables” como “forestación, agricultura o pro-ducción de biocombustibles”, pero “no tierra para los campesinos”.

Desde que se conoció la decisión del Gobierno de negociar la paz con la gue-rrilla, varios dirigentes de este sector –in-cluido el propio Uribe– consideran que la “debilidad” de Santos lo obligó a ceder ante la guerrilla y ante el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

La extrema derecha colombiana (que

también tiene representantes en el pro-pio Poder Ejecutivo) boicotea las frágiles negociaciones de La Habana y promueve “la paz” a través de acciones militares que aniquilen a los grupos insurgentes.

La ex senadora Piedad Córdoba aclaró que el conflicto colombiano incluye tam-bién la extranjerización de los recursos, el reconocimiento de las reservas natura-les en manos de los campesinos y la mi-nería, actividad que el presidente Santos calificó como una de las “locomotoras económicas” del país.

Sin treguaEl 20 de enero finalizó el cese del fuego

unilateral que las Farc decretaron dos me-ses antes, en coincidencia con el comien-zo de las negociaciones en La Habana. La guerrilla afirmó que “la inmensa mayoría de la población colombiana puede dar fe de que hemos cumplido en forma seria y responsable el compromiso adquirido”. El movimiento armado planteó al Gobier-no una vez más un cese bilateral del fuego y de hostilidades o regularizar la guerra a través de un tratado.

Pero el Ejecutivo rechazó esa posi-bilidad y prometió seguir a la ofensiva, enfrentar y neutralizar cualquier acción rebelde. Aun así, el presidente Santos re-conoció que las Farc cumplieron la tregua prometida, contradiciendo así a su minis-tro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y a los altos mandos militares.

Durante la vigencia del alto el fuego unilateral, las fuerzas militares atacaron varios campamentos de las Farc provo-cando medio centenar de muertos y varios heridos. La guerrilla denunció “la inmen-sa arremetida ordenada de manera pública por el señor Presidente de la República” que genera “obstáculos a los esfuerzos de reconciliación”.

Santos rechazó también el pedido de las Farc para convocar a una asamblea constituyente como corolario del proce-so de paz. “Que (las Farc) se borren de la mente esa posibilidad (porque) la asam-blea constituyente no es una refrendación popular a unos acuerdos, es otra cosa”. A cambio, el mandatario ofertó la posibi-lidad de convocar una consulta popular para que los ciudadanos avalen o no los acuerdos que se alcancen”.

Desde Buenos Aires,

Adrián Fernández

Colombia · 33

En Colombia opera la oligarquía más sanguinaria de América Latina, que

cuando lo necesita no duda en aliarse con una de las mafias más peligrosas del mundo y es respaldada, además, por el imperialis-mo con la mayor maquinaria de muerte en la historia de la humanidad. Es una minoría traidora, violenta, corrupta e incapaz.

Los números son contundentes so-bre la concentración de la riqueza en pocas manos.

El Coeficiente de Gini, que indica la desigualdad de los ingresos dentro de un país (cero, para indicar la máxima igual-dad y uno para la máxima desigualdad) reconoce a Colombia como el tercer país más inequitativo del mundo. Un informe oficial de octubre 2011 lo muestra como el más inequitativo de América Latina, con un índice de 0,585 contra 0,434 de Venezuela, que es el menos inequitati-vo. Dinamarca aparece con el mejor del

mundo, con un valor 0,232.En el tema de tierras, uno de los asuntos

centrales que se discuten en La Habana, el Ministerio de Agricultura señala que “mientras en 1999 el 39,2% del territo-rio agrario estaba clasificado como gran propiedad, es decir más de 10 Unidades Agrícolas Familiares (UAF), una década después esa relación subió al 52,2%. En ese mismo período (1999-2009) el mi-crofundio (áreas menores a media UAF) pasó del 13,5 al 10,5% del territorio agrario colombiano.

El informe sobre Desarrollo Humano Colombia 2011 del Pnud (citado en la página 33) afirma que el 52% de la gran propiedad está en manos del 1,15% de la población; mientras que el resto tiene sólo pequeñas y medianas posesiones. El trabajo titulado “El 41% de la tierra en Colombia tiene menos de 100 mil due-

Momentos: en la etapa más dura de las negociaciones en La Habana, decenas de organizaciones populares buscan puntos de coincidencia para construir un frente contra la oligarquía, res-ponsable de las necesidades sociales del país más desigual de América Latina, signado por la violencia y la corrupción. La suerte de los nuevos movimientos está atada a la puja que se libra entre burguesías, terratenientes y militaristas; al resultado de los acuerdos de paz; y a la propia capacidad de movilización de las filas de izquierda y progresistas.

Entender a la izquierda como forma de gobierno

Frente a la oligarquía

34 · Colombia Febrero de 2013

Organizaciones políticas y sociales buscan puntos de convergencia y se movilizan contra la oligarquía en el país más inequitativo

ños” señala que “de los 2,4 millones de propietarios de predios privados que hay en el campo colombiano, apenas 91.200 (el 3,8%) tienen más de 200 hectáreas. Sin embargo, sus terrenos abarcan el 41% de toda la superficie registrada. En contraste, los 943.200 dueños de menos de tres hectáreas (39% de los propieta-rios) reúnen solamente el 3,7% de toda la base catastral”. Las cifras ilustran el despojo y la distribución de la tierra en un país con 44 millones de habitantes.

El presupuesto total la nación es de 165,3 billones de pesos (93 mil millones de dólares). Un buen porcentaje, difícil de determinar, se pierde en el sistema de corrupción. “Los servicios públicos y la infraestructura son los más golpeados por el desangre a las finanzas del Estado de los últimos años, el cual llegaría a los 9 billones de pesos (5 mil millones de dó-lares)”, reconoce una comisión especial del Gobierno Nacional. La Procuradu-ría General atiende 37.533 procesos por irregularidades en la administración pú-blica: 1.094 sanciones disciplinarias, 452 alcaldes sancionados y 31 gobernadores. Existen, además, “7.272 procesos contra alcaldes y 32 gobernadores investigados, 12 alcaldes suspendidos provisional-mente, así como tres gobernadores”. El procurador General de Colombia, Ale-jandro Ordóñez, admitió que “la corrup-ción ha desbordado la institucionalidad” y reveló que dentro de las más de 37 mil investigaciones que cursan, el 70% son por corrupción.

En diciembre de 2012, 32 universida-

des públicas presentaron un pedido de mejora de 240 mil millones de pesos (135 millones dólares) para el presupuesto de 2013, pero apenas fueron aceptados 100 mil millones, cerca de 3 mil millones para cada una, por un año. Esta cifra es irrisoria comparada con el monto que se pierde por corrupción. Tampoco se re-suelven las necesidades de alimentación, vivienda, educación y salud. Un informe de una ex ministra afirma que en Colom-bia 1,5 millones de hogares carecen de vivienda, una cifra que puede ser consi-derada demasiado optimista.

Nuevas formas de gobiernoEn Colombia existe un modelo políti-

co en el cual muchos de los cargos públi-cos son elegidos a dedo, por fuera del en-torno electoral, nunca por meritocracia o por un sistema organizado que promueva a los más capaces. Esta situación facilita el clientelismo, el reparto burocrático, la corrupción y la incompetencia para re-solver los grandes problemas de vivien-da, alimentación, educación y salud del pueblo colombiano.

Hay que ingeniar formas para que las personas puedan participar en política sin que sean asesinadas. Funcionarios de la alcaldía de Bogotá reciben amenazas sólo por tocar los negocios del manejo de las basuras, que representan cerca de 100 millones de dólares al año. Dirigen-tes campesinos, indígenas y defensores de derechos humanos son víctimas de la violencia armada. Permanentemen-te aparecen datos veraces acerca de las

masacres y la violencia de los últimos años en Colombia. Basta recordar que en el país hay 1.102 municipios y se han encontrando mil fosas comunes, una de ellas con más de dos mil cadáveres.

Muchos movimientos ciudadanos im-pulsan propuestas para una Gran Coa-lición no oligárquica, capaz de cambiar los estilos y la clase política en Colom-bia. Se plantean puntos de unidad alrede-dor de un movimiento basado en la ética, como condición imprescindible para su-perar los vicios políticos de la decadente oligarquía que ha manipulado al país a lo largo de la historia republicana.

Es necesario que Marcha Patriótica, Polo Democrático, organizaciones so-ciales progresistas, el movimiento in-surgente y personalidades democráticas encuentren puntos de acuerdo alrededor de una declaración ética que lleve a la Coalición, por su coherencia y compro-miso, a ganar adeptos para dar una con-tundente sorpresa electoral. El Congre-so de los pueblos, que se define como “un proceso de carácter social y popu-lar” para “emprender una construcción legislativa común con una perspectiva latinoamericana y mundial”, también va en ese mismo sentido.

Es necesario recuperar los conceptos de la lucha de clases, ejercer el poder po-pular desde mecanismos autónomos con respecto al poder oligárquic y hay que entender a las organizaciones de izquier-da como formas de gobierno.

Desde Cali, Leo Alcantuz.

Colombia · 35

Febrero de 2013

“Debemos triunfar por el camino de la revolución y no por otro; el impulso de esta revolución ya está dado, lo que de-bemos hacer es darle buena dirección.”

Simón Bolívar

Nada más sorprendente que la irrup-ción de aquello temido o anhelado

durante mucho tiempo. Una revolución, por ejemplo. Nada más desconcertante e irritante que la aparición de actores polí-ticos inesperados, aptos para cambiar el decorado previsto en el guión y ocupar el centro del escenario. La perplejidad ante el inicio de un movimiento revo-lucionario y el papel jugado en él por Hugo Chávez explica en buena medida

que la burguesía local, así como la em-bajada estadounidense y los propios in-telectuales, partidos y cuadros políticos de la izquierda venezolana, evaluaran tan erróneamente en su comienzo la apa-rición –entendida como intromisión– de un personaje ajeno a la izquierda y sin antecedentes partidarios.

Evaluar el papel de un individuo cir-cunstancialmente prominente no es una cuestión menor y no está en absoluto vinculada con interpretaciones psico-lógicas. En el caso venezolano, la exi-gencia es más imperativa que en otros. Acaso por eso mismo, sobresalen tanto más los errores.

En materia de intelección inmediata

Masa, individuo y dirección

Teoría y política: publicado en 2008 por el director de América XXI, Venezuela en Revolución: Renacimiento del Socialismo(*) adelanta el análisis científico del significado de la figura de Chávez en el marco de la cri-sis capitalista internacional y regional. Opuesto a las inter-pretaciones personalistas de la historia y alejado del culto a la personalidad, este cuarto capí-tulo, titulado “Masa, individuo y dirección”, indaga el papel del individuo desde el materialismo histórico, retoma los aportes teóricos del ruso Jorge Plejanov y descifra el peso objetivo de Chávez en el mundo actual. La inesperada enfermedad del pre-sidente venezolano exige una interpretación consistente del papel de esta figura excepcional en el conjunto latinoamericano y al interior de Venezuela.

El papel de Chávez en la revolución latinoamericana

Por Luis Bilbao

* Venezuela en Revolución - Renacimiento del So-cialismo; Luis Bilbao, Capital Intelectual, Buenos Aires 2008. ISBN: 978-987-614-134-5

Masa, individuo y dirección

El papel de Chávez en la revolución latinoamericana de grandes acontecimientos la historia registra resbalones grotescos y el lista-do no perdona derechas ni izquierdas, deslucidas a la hora de distinguir en sus primeros pasos una revolución de una contrarrevolución. O viceversa. Contra lo que puede suponerse, no es sencillo reco-nocer la naturaleza de una transformación social en medio de las convulsiones que le dan origen. Tanto más difícil es prever la llegada de tales situaciones y, cuando suceden, ocupar en ellas un papel diri-gente. Venezuela es ejemplo descollante de confusión teórica y política, a derecha e izquierda, desde el momento en que el statu quo recibió un golpe mortal con el Caracazo, luego con la abrupta aparición de un dirigente militar y finalmente con el recorrido de una revolución que en cinco años atravesó una sucesión de etapas has-ta proclamarse socialista.

¿Qué papel le cupo a Hugo Chávez en esa marcha vertiginosa? ¿Es respon-sable del giro en 180 grados de la Ve-nezuela del Pacto de Punto Fijo, o sólo es el emergente de un estado de cosas insostenible?

Con el paso de lo siglos han cambia-do las formas de interpretar la gravita-ción real de quienes conquistan lugares prominentes en el devenir de la historia. Hacia el 1700 el sujeto individual lo era todo. Luego, por el contrario, se atribuyó a causas generales un destino fatal para la sociedad, ante las cuales el individuo no podía sino malearse y someterse. La primera cargaba todo el peso del desa-rrollo histórico al genio individual, a los “grandes hombres”. La segunda negaba por completo la capacidad humana in-dividual para pesar sobre los aconteci-mientos trascendentales.

Más tarde el materialismo histórico ven-dría a dar basamento científico a una inter-pretación en la cual la libertad se conjuga con la necesidad y bajo determinadas con-diciones el individuo cuenta en grado sumo, acaso de manera decisiva. Cupo a Jorge Ple-janov desarrollar esa interpretación dialécti-ca que combinaba las causas generales con el papel del individuo en la historia:

“Las relaciones sociales tienen su ló-gica inherente: en la medida en que las personas viven en un determinado relacionamiento mutuo se comporta-rán, pensarán y actuarán de una ma-nera dada y no de otra. Los intentos

por parte de hombres públicos de combatir esta lógica serán infructuo-sos; el curso natural de las cosas (por ejemplo, esta lógica de relacionamien-to social) reducirá todos sus esfuerzos a la nada. Pero si yo conozco en qué dirección están cambiando las rela-ciones sociales debido a determinados cambios en el proceso de producción socioeconómico, podré también saber en qué dirección está cambiando la mentalidad social; consecuentemente, estaré en condiciones de influenciarla. Influenciar la mentalidad social sig-nifica influenciar los acontecimientos históricos. De allí que, en un cierto sentido, puedo hacer historia, y no será necesario para mí esperar que ésta ‘sea hecha’” (1).

En los idus del siglo XX este andamiaje teórico legado por los dos siglos anterio-res se disolvió en un eclecticismo insus-tancial. Arrastrada por la superficialidad periodística, la interpretación del papel del individuo en la historia dio lugar a una caricatura adaptada a cada necesidad: el sujeto individual remplazó a las clases sociales y fue investido de todos los po-deres, a la vez que se daba por descontada la intangibilidad del sistema capitalista, con lo cual el lugar de los “grandes hom-bres” en la historia se limitó a la adqui-sición de aptitudes suficientes para lograr apariciones exitosas en televisión, ganar votos e impulsar, con la fuerza así obte-nida, el “modelo” económico dictado por la coyuntura inmediata. Un mismo golpe de publicidad postmoderna desconoció el peso de las causas generales, es decir, de la necesidad, y eliminó toda libertad indi-vidual frente al devenir histórico. Los ase-sores ocuparon el lugar del pensamiento teórico, las consultorías reemplazaron a los partidos y la encuesta sustituyó la de-fensa de opiniones fundadas y la educa-ción de las masas.

No es sorprendente que en semejante ambiente la aparición de Hugo Chávez fuera desdeñada, atacada o ensalzada, pero casi sin excepción incomprendida. Luego, ya con la dialéctica histórica a toda velocidad, esa misma incomprensión llevaría a la reacción internacional a iden-tificarlo con la causa de todos los males, a

la vez que una porción para nada desdeña-ble de las izquierdas transformaría su fi-gura en poco menos que un ícono vivien-te, mientras que otra porción igualmente significativa continuó identificándolo con una mera variante de las incontables ar-timañas del capital para sobrevivirse. El factor común a todos, desde luego, es la incomprensión de la realidad mundial, del papel de América Latina en ese conjunto y del peso objetivo de Hugo Chávez sobre la marcha de la historia en este momento crucial de la humanidad.

En descargo de tanto desacierto hay que decir que errores de pareja magnitud fueron cometidos por no pocos “grandes hombres” a lo largo de la historia.

Ya se quejaba Robespierre de la incapaci-dad de los teóricos de su tiempo para reco-nocer una revolución cuando ésta aparecía:

“La teoría del gobierno revolucionario es tan nueva como la revolución que la ha traído. No hay que buscarla en los libros de los escritores políticos, que no han vis-to en absoluto esta Revolución” (2).

El propio Lenin, cuya perspicacia no era menor que su penetración teórica de los fenómenos cotidianos, malinterpretó el cuadro real de los acontecimientos en Rusia a comienzos de 1917 y desde su exilio en Suiza auguraba un prolongado período de retracción de las masas y re-troceso político en su país. A diferencia de las dirigencias de izquierdas contemporá-neas, Lenin corrigió muy rápidamente su error a la vista de la revolución que derro-có al Zar en febrero para dar paso al go-bierno burgués encabezado por Kerensky. Para continuar con el juego de ironías de la historia, la corrección de la fugazmente errónea interpretación de la coyuntura en Rusia invirtió nuevamente los términos del debate: en sus célebres Tesis de abril Lenin mostró que aquel no era el desen-lace de una revolución burguesa, sino el comienzo de una revolución proletaria y socialista. La totalidad de los miembros de la dirección de su partido, incluidos los hombres de su núcleo íntimo, formados en su escuela, aquellos en quienes más confiaba, entendieron lo contrario y se opusieron frontalmente a las propuestas políticas que Lenin deducía de su inter-pretación, luego sintetizadas en la famosa consigna “todo el poder a los soviets”.

A lo largo del tiempo estos casos de (1) On the Role of the Individual in History, G.V. Plekhanov (1898), Selected Works of G.V. Plekha-nov, Volumen II, Lawrence & Wishart, 1961, (hay traducción al castellano). (2) Robespierre, La teoría del gobierno revolucionario.

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estrabismo jamás resultaron inocuos. La confusión que se apodera incluso de hombres con larga experiencia y sólida formación en los momentos en que la historia tuerce su rumbo, invariablemen-te está asociada con el andamiaje teórico con el cual cada quien enfrenta la reali-dad, pero también con el carácter y las particularidades del individuo. De hecho, millones de ínfimos factores, innumera-bles determinaciones, concurren para que una persona sepa y pueda hacer lo nece-sario en el momento indicado. Y cuando esa persona existe, cambia el curso de los acontecimientos. La historia no es fatal. El individuo no es prisionero perpetuo de las condiciones generales.

Permítasenos seguir un instante más con el ejemplo citado. Pocos se interesan hoy en el hecho de que apenas horas an-tes de la insurrección que en octubre de 1917 diera lugar a la Revolución Rusa, Kámenev y Zinoviev, dos hombres del más íntimo entorno de Lenin, opuestos a la decisión de la acción armada, denun-ciaron en un diario dirigido por Máximo Gorki la insurrección programada y di-rigida por Lenin y Trotsky, al comando respectivamente del Partido y los soviets. No menos indicativo de las vacilaciones, dudas y temores de cuadros teóricamen-te sólidos y fogueados en años de lucha clandestina, es que ante la indignada re-acción de Lenin y su exigencia de que Kamenev y Zinoviev fueran expulsados

del Partido, prácticamente nadie en el Comité Central tomó en cuenta su de-manda y en el órgano partidario, dirigido por el entonces desconocido Stalin, éste abogó por la concordia.

Tales comportamientos, a primera vis-ta incomprensibles, resultan menos im-penetrables cuando se asume el peso que sobre la conducta humana tiene la fuerza combinada de una concepción consoli-dada y la habilidad para interpretar una situación dada. En el caso del inicio de la Revolución Rusa, pesaban la noción de etapa democrático-burguesa alegada-mente insoslayable antes de la revolución socialista, tanto como la errónea caracte-rización del estado de ánimo de las masas populares. Para hacer más patente la di-ficultad en la toma de decisiones en tales momentos, hay que subrayar que quienes para oponerse a la insurrección alegaban la apatía de las masas, tenían muy só-lidos argumentos en los que apoyarse: de hecho, durante los meses previos se había apoderado de las masas obreras y campesinas una combinación de retro-ceso y apatía que el gobierno provisio-nal de Kerensky aprovechó para acusar a Lenin de agente alemán, obligando a que éste pasara a la clandestinidad. Como dato ilustrativo de las ironías de la historia, cuando Lenin discutía los últi-mos aprontes de la insurrección y exigía la expulsión de sus dos más próximos camaradas, lo hacía vistiendo aún el dis-fraz con el cual disimulaba su identidad al volver a San Peterburgo, para prote-gerse de la policía pero también de ciu-dadanos que pudieran reconocerlo.

La denominada historia contrafactual carece de consistencia. No obstante, es legítimo afirmar que sin la presencia de Lenin y Trotsky –aquél como jefe del Par-tido, éste como presidente de los sóviets– la insurrección no hubiese ocurrido, la Re-volución Rusa hubiese tomado –si acaso tenía lugar– por muy diferentes caminos y el decurso de la historia mundial durante el siglo XX hubiese sido otro. He allí el papel del individuo en la historia.

Siguiendo con este caso, el desenlace inmediato de la controversia pudo quitarle la profundidad y el dramatismo que ence-rraba aquella interpretación opuesta de un mismo fenómeno, por parte de personas que, en principio, buscaban los mismos objetivos y, en términos formales, pen-

saban con las mismas categorías. Basta detenerse un instante en el episodio, sin embargo, para comprender que éste bien podría haber desencadenado una confron-tación violenta en la cúpula revoluciona-ria; sólo la premura del momento y la ge-nerosidad de un proyecto de dimensiones históricas puede explicar que la actitud de delación de la insurrección ¡en un órgano de prensa del propio partido! no termina-ra con la defenestración –y aun el fusila-miento: téngase en cuenta que el país esta-ba hundido en la Primera Guerra Mundial y en un clima de brutalidad sin límites– de ambos dirigentes.

Una década más tarde, ya en ausencia de Lenin y en un cuadro por completo diferente, una divergencia análoga en el sentido de que el conjunto de políticas en disputa era interpretado como favorable o contrario al curso de la revolución, lle-vó a un choque frontal entre los mismos protagonistas, sólo que en esta oportuni-dad quienes habían errado en 1917 tu-vieron en sus manos la fuerza para hacer prevalecer sus opiniones y la usaron no sólo para aplicar la línea que entendían correcta, sino para descargarla contra sus oponentes dentro del propio partido de la revolución: la intrincada madeja de ra-zones que conducen a interpretar de una manera o la opuesta una coyuntura histó-rica dada dejó de dirimirse en el terreno de las ideas y pasó al de la fuerza. Fue el comienzo del fin de la Revolución Rusa. Y también esa circunstancia, definida por el papel de determinados individuos, gra-vitaría de manera decisiva sobre el curso de la historia mundial.

Cabe una pregunta sin respuesta posi-ble: ¿qué hubiese ocurrido en Venezuela (y luego en Bolivia, más tarde en Ecua-dor) si Chávez hubiese sido asesinado durante las 47 horas en que estuvo se-cuestrado por los jefes del golpe fallido en abril de 2002?

Al objeto de aclarar más aún la causa por la cual sometemos al lector a este desmesurado salto entre Caracas y Pe-trogrado con un siglo de por medio, cabe subrayar que tanto en las disputas pre-vias a la insurrección como en la brutal confrontación desenvuelta a partir de mediados de los años 1920, todavía no existían entre los contendientes fuerzas de naturaleza económica, mezquindades materiales, que dictaran sus conductas.

En tales situaciones –y tantas otras que con parejo dramatismo registra la histo-ria– los individuos aparecen como hojas secas arrastradas por un vendaval o, en casos excepcionales, como gigantes ca-paces de vencer fuerzas aparentemente desprovistas de toda lógica y con inmensa potencia. Basta seguir los pasos zigza-gueantes de personajes con capacidades sobresalientes en momentos de gran con-vulsión social –como son los casos pro-totípicos de las revoluciones francesa y rusa– para comprobar cómo el talento, la energía y la entrega a una causa pueden resultar insuficientes para evitar no ya el error sino la más rotunda desorientación y aún su implicación en crímenes horren-dos, que al cabo atentan contra los fines subjetivamente buscados. A la luz de los años, semejantes comportamientos resul-tan incomprensibles incluso, a menudo, hasta para los propios actores, que una vez atrapados por la lógica de su accionar pueden ser arrastrados a límites impensa-bles. En el fragor de los acontecimientos todo luce diferente y son escasas las personas en las que ocurre la feliz combinación de fortaleza de carácter, lucidez para la aprehen-sión de la realidad inmediata y ba-samento teórico suficiente, como para actuar en el sentido profundo que trazan las fuerzas invisibles de la sociedad. Esos son los diri-gentes reales.

Salvando todas las distancias, un fenó-meno análogo de confusión, incompren-sión y perplejidad operó sobre la concien-cia y la inteligencia del mundo político venezolano, cuando un oscuro teniente coronel alzado contra el orden constitu-cional inició su metamorfosis como aban-derado de una revolución social. Energías contenidas o desviadas durante décadas reaparecieron de manera tumultuosa, indefinida, corporizadas en la figura de Hugo Chávez. A esta altura del desarro-llo del pensamiento sociológico, políti-co y filosófico, no es difícil de entender la emergencia de tales representaciones. Pero en los cenáculos de los estrategas de Washington, en las cúpulas de la burgue-sía venezolana y en casi la totalidad de las organizaciones de izquierda fallaron dos aspectos en la evaluación. Primero, la hondura insondable, generalizada y de larga data de la crisis trasuntada en la

identificación de millones de seres huma-nos con un personaje. Segundo, el perso-naje mismo.

Todos erraron redondamente en la inter-pretación de la coyuntura abierta en el país con el Caracazo, de las características perso-nales de Chávez y de la dialéctica entablada entre la subjetividad de las masas descon-tentas y el teniente coronel bolivariano.

(...)

Causas generales y voluntad del sujeto Como un huracán, el triunfo de Hugo

Chávez en las elecciones venezolanas de diciembre de 1998 redujo a escombros el sistema político representado por social-cristianos y socialdemócratas. Anatema-tizado por la oposición interna y por el establishment internacional como golpis-ta, dictador, caudillo populista, Chávez encarnó la esperanza de justicia para su empobrecida población. Pero lo hizo solo, huérfano de organizaciones políticas y so-ciales en capacidad de llevar adelante no se diga ya una revolución, sino un proce-

so de medianas transformaciones. Si con la sublevación militar del 4 de

febrero de 1992 Chávez había mostrado determinación para la acción pese a la más que evidente dificultad de la empre-sa, ya en una situación por completo dife-rente, obró de la misma manera, primero como candidato y luego como presidente electo. El 6 de diciembre de 1998 había obtenido el 56,3% de los votos, contra el 39,9% de todos sus enemigos aunados. Se desplomó así un régimen y comenzó una revolución política.

Bastará señalar que los derrotados fue-ron Acción Democrática (AD) y Copei, los partidos de Carlos Andrés Pérez, titu-lar durante años de la socialdemocracia en América Latina, y Rafael Caldera, el más exitoso de los socialcristianos en el con-tinente, para concluir que en ese caso se derrumbaba mucho más que el andamiaje de poder venezolano.

Frente a un cúmulo de fenómenos anun-ciadores de grandes acontecimientos, cuando hubiese sido lógico un esfuerzo por información genuina, análisis consis-tente y debate sin tramoyas que ocultaran la realidad, el tema excluyente pasó a ser la vocación democrática o dictatorial del individuo en cuestión. “Chávez lleva a Venezuela a una dictadura; pero su punto fuerte es que nos ha ganado con nuestras propias reglas” me explicaba en 1999 un alto dirigente de Acción Democrática, quien con gesto de resignación admitía: “nuestro partido está destruido”. Ya en-tonces, sin coraje para expresar su pensa-miento a cara abierta ante su propio par-tido, este hombre daba por perdida toda resistencia desde las fuerzas internas y confiaba únicamente en una contraofen-siva con base en la denuncia de desliza-miento hacia un régimen totalitario; el plan contraofensivo en que confiaba, su-puestamente tendría efecto “desde el exte-rior hacia adentro; el mundo comprenderá más fácil que este pueblo ganado por el

populismo y la demagogia”, explicaba, probablemente sin saber cuánto decía.

Esta suerte de rendición anticipada en el frente in-terno era perfectamente ex-plicable. Las imputaciones de totalitarismo y el fantas-ma de la dictadura habían sido consignas centrales ya

durante la campaña electoral de 1998. A medida que los sondeos indicaban el cre-cimiento de la candidatura de Chávez, sus contrincantes acentuaban el rasgo más co-nocido del naciente líder: su condición de militar alzado en armas contra el régimen institucional.

(…)No cambiaría el tono en 1998, cuando

a la cabeza de una heterogénea coalición apoyada en el MBR-200 y numerosas fracciones de izquierda, Chávez decidió presentarse como candidato a presidente: apeló a la célebre noción de Clausewitz, según la cual la guerra es la continuación de la política por otros medios, pero in-virtió los términos: “También podemos decir que la política es la continuación de la guerra por otros medios”. A la luz de los hechos, dos puntos quedarían fuera de discusión poco después: su capacidad para saber dónde estaba el país real y la

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“Arrastrada por la superficialidad periodística, la interpretación del papel del individuo en la historia dio lugar a una caricatura adaptada a cada necesi-dad: el sujeto individual remplazó a las clases so-ciales y fue investido de todos los poderes, a la vez que se daba por descontada la intangibilidad del

sistema capitalista (...).”

frontal honestidad en la denuncia al sis-tema, clave sin duda del volcánico des-plazamiento en la conducta política de las mayorías.

Con la totalidad de la prensa apoyándo-se para atacarlo en ésta y otras definiciones aún más crudas, el candidato crecía más cuan-to más se lo condenaba como “enemigo de la democracia”, puesto que ésta era identifi-cada por las mayorías con el régimen vigente.

(…)Intrincadas teorías respecto

del papel de los medios de comunicación como barrera insuperable para ejercer una política de oposición radical cedieron ante el efecto arrollador de una realidad más dura que las muy duras expresiones de Chávez: en Venezuela, un país ubérri-mo, con las mayores reservas de petróleo y entre los principales exportadores en el mundo, proveedor de la mitad del crudo que importa Estados Unidos, el 80% de la población estaba en situación de pobreza y pobreza extrema.

En ese punto las causas generales plasma-ron en un nombre. Pero el individuo se eclip-sa ante la magnitud del colapso político vene-zolano, la potencia de las fuerzas desatadas y el impacto previsible sobre la región.

El torbellino no ha cesado de crecer des-de entonces. En la ceremonia de asunción del cargo, el 2 de febrero, el nuevo Presi-

dente juró “por esta Constitución moribun-da” y acto seguido convocó a un referendo para rehacerla: el 25 de abril obtuvo el 75% de los votos. En julio, cuando convocó a la ciudadanía a las urnas por tercera vez en seis meses para elegir diputados constitu-yentes, el 92% de los votantes, sobre la base de un 60% de abstención, se pronunció a favor de los candidatos respaldados por el presidente (127 sobre 132 integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, ANC). Un régimen inconmovible durante medio siglo hecho escombros en medio año.

Demiurgo esquivoAcusado de fascista “carapintada” tan-

to en Venezuela, como en el exterior por casi toda la prensa, denunciado como “agente cubano” por el coronel Mohamed Seineldín (jefe de la corriente del ejército argentino denominada precisamente ca-rapintada), satirizado e insultado por Ma-rio Vargas Llosa, Carlos Montaner y otras muchas plumas reconocidas de la gran prensa internacional, descripto en Argen-tina como remedo del presidente Carlos Menem (3), identificado luego con el pre-

sidente peruano Alberto Fujimori y anate-matizado por la mayoría de las corrientes de izquierda, no resultaba sencillo definir el carácter del fenómeno que lideraba en 1999 el ex teniente coronel, quien para completar el intríngulis afirmó el concep-to de “revolución pacífica”.

El sujeto de diatriba, por lo demás, no facilitó la labor. Aparte sus pronun-ciamientos en el terreno ideológico, que durante años se atuvo exclusivamente al “árbol de las tres raíces”, su conducta de singular versatilidad dejó espacio para que cada quien creyera que estaba ante un pragmático sin contacto alguno con objetivos asimilables a una revolución, o frente a un hábil conductor, sensible a las relaciones de fuerzas contemporáneas.

La dificultad para abarcar el fenómeno en toda su dimensión se acrecentó porque la explosión de fuerza inocultable en las urnas no se correspondía con la movili-zación social y, en ausencia de un movi-miento de masas organizado y militante, el ritmo y curso de los acontecimientos derivaban ante todo de las decisiones del Presidente y del círculo más íntimo de sus colaboradores, entre los cuales descuellan sus ex compañeros de conspiración en las fuerzas armadas.

Hacia fines de 1999, cuando se aproxi-maba la elección para aprobar la nueva Constitución y luego su propia reelección como Presidente, le pregunté a Chávez si no existía el riesgo de que la población no respondiera positivamente. Su respuesta:

“Siempre hay riesgos. Pero los riesgos se miden, se evalúan y se enfrentan. El pueblo venezolano ha venido elevan-do muchísimo su nivel de conciencia. Los engañadores de todas las horas, como los llamaba Gaitán, se estrellan de manera permanente contra una con-ciencia colectiva. Se han estrellado miles de millones de dólares en cam-

pañas de difamación, de terror. Esa conciencia se ha fortalecido mucho. Y tenemos pueblo para rato. Yo mismo estoy sorprendi-do con los resultados de las últi-mas encuestas, porque gobernar desgasta mucho. No es lo mismo estar en la oposición, en la calle, con el pueblo, protestando, que ser gobernante y recibir millo-

nes de quejas y no poder solucionarlas todas, en medio de una crisis espanto-sa. A pesar de eso, el apoyo popular al gobierno ha aumentado. Eso significa que aquella conciencia es roca; no es una espuma que subió en un momento determinado” (4).

Ninguna de estas afirmaciones es falsa. Sin embargo una de ellas debe ser pues-ta en su contexto: “aquella conciencia es roca”, sí, pero para defender al individuo en que ha depositado su esperanza. No había entonces –y no hay todavía– con-ciencia de clase, conciencia socialista. Eso significa, nada menos, que todo el in-menso poder, la fuerza inconmensurable de un pueblo de pie, descarga sobre los hombros de un individuo.

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(4) Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Número 5, noviembre de 1999.

(3) “Chávez, el menemismo tardío”, Clarín, Buenos Aires, 15 de julio de 1999.

“En el fragor de los acontecimientos todo luce diferente y son escasas las personas en las que

ocurre la feliz combinación de fortaleza de carácter, lucidez para la aprehensión de la realidad inme-diata y basamento teórico suficiente, como para

actuar en el sentido profundo que trazan las fuerzas invisibles de la sociedad.”

Yerrará quien prefiera entender esto como panegírico. El objetivo es desatar el nudo de un problema que va mucho más allá del lugar y la circunstancia donde ocurre. Lejos de la apologética, se trata de la necesidad de explicar el hecho ob-jetivo que define la realidad venezolana y se expande hacia fuera: el renacimiento de la idea de revolución no reposa sobre masas con conciencia y organización, las cuales sin embargo han mostrado su vo-luntad de revolución y su disposición a movilizarse y entregar la vida en defensa de aquél en quien depositan su esperan-za. Sólo a partir de esa certeza se podrá valorar el papel de Chávez en este pro-ceso y medir las columnas de fortaleza y los puntos débiles en la estructura de la Revolución Bolivariana.

Siempre en función de ofrecer al lector pistas seguras para arribar a la conclusión que este capítulo pretende, interesa obser-var la respuesta de Chávez en 1999 ante la pregunta de cómo atacar los efectos socia-les de la crisis:

“Nosotros tenemos una visión de largo plazo, pero no queremos caer en uno de los grandes defectos del pensamiento estructuralista, que tiene dificultad para mirar el corto plazo. Le ponemos mu-cha atención al corto plazo. Porque de eso dependerá que lleguemos al media-no. Y del mediano al largo. Un puente hacia el camino. Los paliativos tocan lo estructural, pero marchan sobre lo co-yuntural. Por ejemplo el Plan Bolívar 2000, un plan de atención inmediata, de emergencia, a los más necesitados, a los que más han sufrido los nefastos resul-tados de las políticas neoliberales de los últimos 10 o 15 años. Se trata de utilizar todos los recursos del Estado, civiles y militares, científicos, tecnológicos, fi-nancieros, para atender a ese 80% de pobreza, de marginalidad, hasta donde podamos. Ya tenemos seis meses con ese plan. Se han incorporado unos cien mil militares y civiles, hombres y muje-res, especialmente jóvenes, voluntarios, profesionales, médicos, que colaboran los fines de semana sin cobrar un cen-tavo; personas que tienen propiedades y están donándolas para construir vivien-das, hospitales, ambulatorios, atención a los ancianos, a los marginales, a los niños de la calle. (…) El programa Bo-lívar 2000 es en resumen el gran pro-

yecto social en la coyuntura” (5).No había desmesura en la evaluación

respecto de la efectividad de este plan ar-ticulado sobre la estructura de las fuerzas armadas en la calle y en función social. Allí estribó la popularidad del Presidente. Pero la operación tenía también otro obje-tivo: reeducar, elevar la conciencia de sus camaradas de armas, neutralizar la oposi-ción interna militar, dificultar toda capa-cidad de reacción de aquellos mandos que en 1992 vencieron a Chávez y lo envia-ron a la cárcel de Yare, pero también de otras franjas, ya claramente delineadas en la oposición. En la gestación y aplicación de aquel plan inicial para responder a la estridente demanda social, cuando apenas comenzaba la revolución política y debía actuar sin marco legal y sin fuerzas de masas organizadas, está la huella genética del individuo al mando; como lo está en la evaluación excesivamente esperanzada de la conducta de sus camaradas de armas y del conjunto social que lo acompañaba.

Al evaluar esas características no es po-sible eludir un rasgo principal, confesado desde antes de asumir la Presidencia:

“Siento la amenaza de las viejas ten-dencias, en todas partes, en gente que tú pensabas, creías, o creíste que te-nían concepciones distintas y resul-taron el mismo virus de los partidos tradicionales. Si a algo le tengo terror es a eso, a verme dentro de 20 años convertido en un gobernador, alcalde o presidente, utilizando lo mismo que tú creías combatir o que de verdad en una ocasión combatiste. Lucho con-migo mismo para no dejarme arrastrar por las corrientes” (6).

Para sumar otro trazo en el autorretrato vale repetir otra definición, ofrecida como al pasar en una conversación sobre otro tema, a bordo de su avión en un viaje internacional:

“¿Cómo concebir a un Bolívar sin la masa? ¿Cómo concebir a Lenin sin los bolcheviques? ¿Quién podría expulsar sólo, por sí mismo, un imperio como el español? ¿Sucre, Páez, Bolívar? Sin la masa jamás hubiese sido posible.”

Y allí cobra significación un párrafo recién citado, en el que Chávez corrige, para aumentar, el concepto de uno de sus maestros, Simón Rodríguez: “la fuerza material está en la masa, la fuerza moral

está en el movimiento, y yo le agregué: la fuerza transformadora en la masa en mo-vimiento consciente y acelerado”.

Pero al evaluar ese “movimiento cons-ciente y acelerado” como base material, desde el comienzo mismo Chávez no se deja engañar por las apariencias y observa que, si bien la revolución política tiene una sustentación muy ancha, el caso es diferente cuando se piensa en una revolución social:

“Desde el punto de vista social hay un proceso mucho más pastoso, mu-cho más difícil, más engorroso que el político, mucho más lento por supues-to, perturbado, a veces impulsivo. Y sin embargo le estamos entrando a la transformación social, en lo que hemos llamado la cancelación de la deuda so-cial, con el objetivo de elevar los nive-les de vida de la población por encima de los umbrales humanitarios” (7).

En esa dificultad sugestivamente de-finida como “pastosidad”, Chávez está señalando la barrera existente entre la respuesta objetiva que unía y a la vez separaba dos partes subjetivamente muy diferenciadas de un conglomerado he-terogéneo y ampliamente mayoritario: la negativa de los de abajo a continuar viviendo en la miseria y la marginali-dad, y el rechazo al régimen político corrupto y brutal por parte de las clases medias. Por detrás de esos sentimientos colectivos está la contradicción entre el sistema y el desarrollo de las fuerzas productivas, pero que en la visión gene-ral es interpretada como choque con el régimen político.

Una parte de la sociedad –las clases me-dias y una franja de la burguesía– reacciona convencida de que la solución está en la adopción de medidas políticas más o menos radicales, tendientes a sanear el mecanismo, obturar grietas del gobierno y el Estado por donde fugan volúmenes desmesurados de riqueza y recomponer el entramado políti-co que sostiene al Estado. Otra parte, ma-yoritaria, simplemente asume, para decirlo con una expresión clásica, que “ya no quie-re vivir como hasta entonces”. Está com-puesta por aquellos que según otra frase de resonancias conocidas, “no tienen nada que perder”. Son las víctimas de un proceso de desarrollo deformado y desprovisto de toda

(7) Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Nú-mero 5, noviembre de 1999

(5) Ibid.(6) Habla el comandante, op. cit.

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reflexión social y consideración humana, en el cual la economía petrolera polariza la riqueza y la pobreza extremas, empuja a millones de personas del campo a la ciudad y crea una arquitectura social insostenible, dramáticamente plasmada en las montañas que rodean al valle de Caracas con cientos de miles de viviendas precarias que, en elo-cuente metáfora de la realidad venezolana, penden literalmente al borde del abismo. Son los habitantes de los cerros, destinados a servir, limpiar y custodiar a una minoría privilegiada de burgueses grandes, media-nos y pequeños. Carecen de todo derecho político; viven en condiciones miserables: no tienen asistencia sanitaria ni educación; sufren los efectos devastadores de la des-ocupación, los salarios ínfimos, la violen-cia, la delincuencia, la degradación acelera-da por la invasión de la droga y sus estragos sobre la juventud.

Entre esa masa mayoritaria y la minoría elegida está la clase obrera industrial: re-lativamente pequeña pero compacta, tan poderosa como inconsciente de su fuerza, neutralizada y obnubilada por salarios y condiciones de vida que, en comparación con subempleados y buhoneros hacen sentir a sus miembros como una verdade-ra aristocracia entre los pobres.

El espectro político refleja linealmente esta estratificación social. Los partidos de la burguesía han cooptado a buena parte de los de abajo a fuerza de asistencialismo y corrupción. Ninguno de sus dirigentes

ha comprendido que esa victoria equivale a congratularse por franquearle los mu-ros de Troya al caballo hueco cargado de combatientes enemigos. Las izquierdas, después del fracaso de los intentos gue-rrilleros entre 1960 y 70, sufren el golpe combinado de la consolidación de las es-tructuras socialdemócrata y socialcristia-na, la anomia del proletariado y la fuga de estudiantes e intelectuales hacia el ensue-ño postmodernista.

Bloqueo y disponibilidad, como un todo inseparable, para cualquier propuesta de cambio profundo.

Una singular combinación de factores, siempre con el Caracazo y el estrangula-miento económico como trasfondo, cata-pultó a Chávez al poder, con el respaldo clamoroso de los tres sectores señalados. La propia composición del gobierno tradu-jo inicialmente de manera directa esa reali-dad de heterogeneidad extrema: portavoces de una protoburguesía nacional, militares nacionalistas, políticos de diferentes ver-tientes empeñados en saltar exitosamente del naufragio anunciado de AD y Copei.

Si bien cada uno de estos sectores te-nía sus propios objetivos, de mi experien-cia directa no surge la conclusión de que hubiese una verdadera estrategia. Todo se limitaba –y esto vale también para el imperialismo– a la certeza de que, como tantos otros, en Venezuela y en todo el hemisferio, después de recorridas las di-ficultades iniciales, Chávez se adecuaría a las exigencias del sistema capitalista y, sin necesariamente dejar de esgrimir un lenguaje revulsivo, adoptaría las medidas que cambiarían algo para que todo siguie-se igual. De paso, beneficiaría a quienes lo acompañaron en la aventura permitiendo la acumulación de capital en sus manos. Aunque sin precisiones y con contradic-ciones por momentos agudas, Chávez tra-suntaba una perspectiva diferente:

“Si algo hay que subrayar es que en Ve-nezuela hay proyecto de mediano y de largo plazo. Lo hemos llamado Proyec-to Nacional Simón Bolívar. Estamos saliendo de la fase inicial; y encaramos cinco ejes de acción simultánea. Este es un proyecto holístico, integral, no es cartesiano, no es fragmentario, no es cortoplacista. Uno de esos ejes es la transformación política. Estamos en plena efervescencia de ese eje, a una velocidad endemoniada; una transfor-

mación política estructural, de fondo, a través de la Constituyente” (8).

¿Cuántos y quiénes compartían, en sus precisiones estratégicas, ese pensamiento en 1999? Seguramente no pasaban de un puñado de personas. Desde el punto de vista económico, el discurso de Chávez era todavía menos preciso, y tras algunas afirmaciones de carácter general desaguaba nuevamente en el terreno político-estratégi-co, reafirmando una noción que antes y des-pués de aquel momento inicial permaneció invariable, la unidad latinoamericana:

“Estamos apenas sembrando las se-millas de un modelo económico dis-tinto, que hemos llamado humanista, autogestionario, sustentable, también competitivo, pero con la economía al servicio del ser humano. Un modelo diversificado, productivo, para salir del actual, rentístico petrolero, mono-productor, dependiente, excluyente, salvaje. Un cuarto eje, relativo a un desarrollo integral y equilibrado so-bre el territorio, una visión geopolítica endógena, buscando el equilibrio a lo largo de ejes de desarrollo para salir de un país que creció de manera ma-crocefálica, con un gran país abando-nado al Este y al Oeste, con un poten-cial gigantesco. Y por último el quinto eje de trabajo es el internacional. Creemos que el mundo del siglo XXI debe ser multipolar, entonces estamos marchando y contribuyendo a la con-formación de un polo de fuerza en esta parte del mundo; la idea bolivariana, de integración de América Latina y el Caribe, para que en las próximas dé-cadas sea un polo de fuerza. Por eso Venezuela está trabajando en priori-dad estratégica internacional en tres direcciones geopolíticas: una hacia la fachada amazónica (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay), luego hacia la fachada andina (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile), y la fachada ca-ribeña, el Gran Caribe. Tenemos una claridad estratégica de integración en esa área, porque debe ser el epicentro de un polo de fuerzas para que haya un mundo más equilibrado, donde tenga-mos relaciones de respeto mutuo con los demás centros de poder del mun-do. En esa dirección vamos. Cuántos

(8) Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Núme-ro 5, noviembre de 1999.

años demoraremos, no sé. Pero avan-zamos en esa dirección” (9).

Ésa era la perspectiva de Chávez en 1999. Sin embargo su visión internacional comprometida con la emancipación del país de toda sujeción imperial, así como su consecuencia con el propósito de lle-var alivio real a las inenarrables penurias de las masas, prevaleció en su accionar y guió consecuentemente su pensamiento.

El derrotero del grupo dirigente desde la sublevación de 1992 muestra un traza-do zigzagueante y explica la desazón de ciertos políticos de derecha e izquierda que, en uno cualquiera de los segmentos, sacó conclusiones definitivas abstrayén-dolo del proceso general. Sin pausa, el paso siguiente desmentiría esas conclu-siones. Sea por no advertirlo a tiempo, sea por falta de reflejos e integridad para corregirse ante la población, para esos críticos el error se convertiría en distancia-miento respecto del fenómeno en curso y progresiva enajenación frente al conjunto social. Sin embargo, como se verá más ade-lante, ese zigzagueo que en tér-minos históricos es ineludible y por ello resulta necesario, dado el cuadro general y la base social concreta del Presidente, cuya heterogeneidad se expresa despro-porcionadamente en el gobierno revolu-cionario, en determinadas circunstancias confunde al movimiento de masas y a los cuadros medios, desvía o ralenta el desa-rrollo de la conciencia y la capacidad de intervención política. Con el transcurso del tiempo la línea de acción del gobierno toca y despega en relación con la concien-cia mayoritaria (y lo hace para avanzar a grandes saltos o dar pasos atrás, sobre todo retóricamente), retrocediendo luego para reatar la propuesta estratégica con el estado de ánimo de las masas, apelando a pausas y desvíos más o menos planifi-cados y calibrados, para inmediatamente replantearse retomando la marcha en un punto de definiciones más radicales en relación con el que se había abandonado, para proyectarlo a un objetivo mayor.

No se trata aquí de emprender un análi-sis de la persona desde un punto de vista psicológico o biográfico. Por el contrario, se trata de asir la singularidad de un fe-

nómeno complejo, en el cual el individuo es, a la vez y en aparente paradoja, nada y todo, sujeto y objeto de la coyuntura histórica; fenómeno en el que intervienen innumerables determinaciones pasibles de derivar en uno u otro resultado, com-binadas de tal manera en este caso que Hugo Chávez, por toda una etapa, resulta la clave de la continuidad y direccionali-dad de un proceso revolucionario. Desde el punto de vista teórico general la dialé-ctica materialista ha explicado este fenó-meno un siglo atrás:

“Un gran hombre no es grande porque sus cualidades personales le otorguen rasgos individuales a grandes aconte-cimientos históricos, sino porque tiene cualidades que lo hacen más capaz de

servir a las grandes necesidades socia-les de su tiempo, necesidades que sur-gen como resultado de causas generales y particulares (…) Un hombre grande es precisamente un iniciador porque ve más lejos que otros y desea más fuer-temente que otros. Resuelve el proble-ma científico planteado por el anterior proceso de desarrollo intelectual de la sociedad; apunta a la nueva necesidad social creada por el desarrollo previo de las relaciones sociales; toma inicia-tivas satisfaciendo estas necesidades. Éste es el héroe. Pero no es héroe en el sentido de que puede detener o cam-biar el curso natural de los hechos, sino en el sentido de que sus actividades son la consciente y libre expresión de su inevitable curso inconsciente. Aquí reside toda su significación; aquí reside todo su poder. Pero su significación es colosal y su poder es terrible” (10).

Mirada estratégicaEn el caso particular que nos ocupa, la

posibilidad de ver más lejos y de desear con mayor intensidad el objetivo de la revolu-

ción, apoyados ambos factores en el ensam-ble del individuo y la masa, atravesando clases e ideologías, cuenta además con un elemento de extraordinario peso: la comuni-cación de Chávez con el conjunto social.

La capacidad de comunicarse con una muchedumbre es sólo una prolongación de la capacidad para comunicarse con un individuo, escuchándolo, entendiéndolo, ocupándose de él y empeñándose en ex-plicarle el pensamiento propio y persua-dirlo de su valor individual como parte de un pueblo. Chávez puede aquello por-que hace esto. Difícil poner en cuestiones sus dotes de comunicador, pero lo verda-deramente extraordinario es su esfuerzo sistemático por elevar la autoestima de cada hombre y mujer de pueblo, inclu-

so de aquellos arrojados a lo más hondo del abismo social: la Misión Negra Hi-pólita, destinada a rescatar de las calles a dementes, al-cohólicos, drogadictos, an-cianos y jóvenes, confirma la sinceridad y los extremos de aquel objetivo, logra re-sultados estremecedores con

esa porción de la sociedad a la que los es-píritus más solidarios habitualmente sólo le destinarían una dádiva paliativa, pero sobre todo se manifiesta con potencia redoblada en los efectos sobre esa masa inmensa de la sociedad venezolana que, sin haber llegado al grado de destrucción humana de los beneficiados por la Misión Negra Hipólita, está sin embargo hundida y degradada por la brutalidad de un siste-ma que la ha puesto al margen de la socie-dad. Chávez –es preciso aquí aludir a él individualmente– se propuso rescatarlos y convertirlos en sujeto de la revolución. Es una traducción a la acción política del concepto con el que Plejanov completaba el párrafo recién citado:

“Este amplio campo de actividades no está abierto sólo para iniciadores, para grandes hombres. Está abierto para to-dos aquellos que tienen ojos para ver, oídos para oír y corazones para amar a sus semejantes. El concepto grande es relativo. En su sentido ético es grande el hombre que, para usar la frase bíbli-ca, ‘ofrece su vida por sus amigos’”.

Es probable que la disposición de las masas a entregar la vida por Chávez sea, en última instancia, una singular com-

Historia - Teoría - Debate · 43

(9) Ibid. (10) G.V. Plekhanov, op. cit.

“Hugo Chávez obra como motor y vehículo de la conciencia de millones. Pero si la buena

teoría asegura que ningún partido puede sustra-erse a la realidad de la masa cuyos sentimien-tos encarna, tanto más ha de valer esa certeza

cuando se trata de un individuo.”

binación –a escala de millones– en la cual la percepción clara y distinta de la naturaleza social de la confrontación en curso, cede prioridad al sentimiento de que el dirigente por quien están dispues-tos a marchar a la muerte puso antes su compromiso vital e inalterable con los de abajo. Sea como fuese, lo cierto es que el fenómeno social y político en-carnado por millones de personas y un individuo, se despliega en la interacción entre la formulación de un objetivo, la satisfacción a menudo mínima de las necesidades proyectadas en el líder, la confianza que éste ha transmitido a sus seguidores y la labor sin precedentes de educación ideológica y política de un pueblo entero por parte de un individuo desde el cargo de Presidente.

Empeñada en destruir la imagen de Chávez, la prensa comercial lo conde-na por sus larguísimos discursos, pro-nunciados a veces en dos, tres, o cuatro oportunidades en un mismo día, ade-más del programa dominical Aló Presi-dente, que suele durar cinco o más ho-ras. Incluso seguidores y aliados leales condenan habitualmente esa conducta como una extravagancia, supuestamen-te basada en la necesidad enfermiza de un ego desmesurado.

He allí una fuente de errores constan-tes: es la estrategia, no la psicología, la disciplina que explica a Chávez. Desde el juramento del Samán de Guare, no

ha cesado de transmitir, todo el tiempo, por todos los medios, ante cualquier au-ditorio, conocimientos, convicciones y propósitos. Éstos mismos han ido cam-biando, desenvolviéndose, hasta trans-formar en ciertos casos su contenido original en lo contrario (el más notorio es su adhesión inicial a la “tercera vía”, formal y públicamente autocriticada años después). Pero la actitud invaria-ble ha sido compartirlos, tal vez en la convicción de que enseñar es aprender, transformando la política en docencia permanente. Ocurre que enseñar es tam-bién aprender, transferir ideas a una o millones de personas equivale a recibir de ellas nociones, conceptos, valores. Chávez personifica esa dialéctica. La simbiosis resultante ha dado como saldo la elevación asombrosa en la conciencia de las mayorías venezolanas, así como la clave para explicar la propia línea de marcha del Presidente. Con el mundo entero empujando en sentido contrario a la revolución socialista, es un prodi-gio que el conservadurismo propio de ese sector especial de las clases me-dias, la fuerza armada, combinado con la lógica reformista de un movimiento de masas en el que prevalecen las ma-yorías desocupadas o cuentapropistas y un proletariado sin plena conciencia, sin dirección propia, no haya doblegado la voluntad de quien marcha en primera fila y ocupa el lugar de comandante. La dialéctica negativa que hizo de Lula y el PT, por ejemplo, un líder reformista y una organización capaz de sepultar su propio programa inicial, en Venezuela obró de manera inversa, alumbrando un proceso revolucionario que lejos de lle-var a un remanso un torrente embrave-cido, produjo un salto cualitativo en la evolución política de la sociedad al dar-le a la mayoría sumergida un contenido programático y organizativo enderezado hacia la transición al socialismo.

Hacia 1902, con el célebre Qué hacer de Lenin se inició en Europa un debate teórico que aún perdura, ¿pueden por sí mismos los trabajadores, las masas desposeídas, transformar sus reclamos sociales en conciencia revolucionaria socialista? Sin teorizar Venezuela salda en los hechos el dilema: Hugo Chávez obra como motor y vehículo de la con-ciencia de millones. Pero si la buena

teoría asegura que ningún partido puede sustraerse a la realidad de la masa cu-yos sentimientos encarna, tanto más ha de valer esa certeza cuando se trata de un individuo. Es patente que la realidad social, cultural e ideológica de la masa y las vanguardias que apoyan a Chávez condicionan y hasta cierto punto deter-minan su accionar y explican buena par-te de su conducta. Lo notable del fenó-meno no reside en los pasos a menudo cruzados en el andar político de la Re-volución Bolivariana, sino la resultante de ese movimiento en sus primeros 10 años de desarrollo: siempre adelante, invariablemente en el sentido de mayor radicalización, amplitud y profundidad.

He allí –para usar la expresión de Plejanov– la “significación colosal” de Hugo Chávez: en él vienen a expresar-se la necesidad de un época, las causas generales que dan lugar a una crisis sin precedentes del sistema capitalista, el acervo político histórico de América La-tina, el agotamiento de los instrumentos políticos de las clases dominantes para ejercer el poder. Con o sin Chávez, esa fuerza poderosa busca un cauce y al ha-cerlo descoyunta los regímenes burgue-ses de toda Suramérica. (…) El futuro depende de que la masa asuma cons-cientemente su condición de clase, el individuo complete su deliberada trans-mutación en Partido y quede conforma-da, como culminación de un proceso de rescate y recomposición, una dirección revolucionaria en Venezuela, con pro-yección y articulación internacionales. Esas tres tareas de dimensiones históri-cas tienen por tanto un punto de apoyo decisivo en la figura de Hugo Chávez, pero dependen en última instancia de la capacidad de las vanguardias para en-samblar el papel del individuo con el movimiento de las masas, lo cual estriba a su vez en la capacidad para interpretar la realidad internacional y saber actuar a partir de ella en la transición local. Sin el concurso de la ciencia como columna maestra para sostener y guiar la volun-tad revolucionaria, masas y vanguardias tomarían por senderos que se bifurcan y dejan al individuo ante la fatalidad de las fuerzas ciegas de la historia, en mo-mentos en que la crisis capitalista hace que éstas empujen en el sentido inverso a las necesidades humanas.

44 · Historia - Teoría - Debate Febrero de 2013

Cultura · 45

El castellano superó los 500 millones de hablantes. Se

convirtió en el segundo idioma de comunicación internacional detrás del inglés, es la segunda lengua en la red social Twitter y se distancia rápidamente de len-guas como el japonés, portugués y francés. Tales números se des-

prenden del informe del Anuario 2012 “El español en el mundo” presentado en el Instituto Cervantes por su director, Víctor Gar-cía de la Concha. Se supo también que en países como China el estudio del idioma se multiplicó por 20 en el último decenio. Y se suma un dato curioso: en pocos años más, los Estados Unidos desplazarán a México como el país que concentra mayor número de hispanohablantes.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sancionó a finales de

2012 la ley del Vale Cultura. Signifi-ca que los trabajadores recibirán 25 dólares por mes (50 reales) para gas-tos culturales: podrán ir al cine, al teatro, a ver exposiciones o comprar libros y películas, entre otras cosas. De esos 50 reales que se darán por

mes, la empresa pagará 45, que podrá descontar del impuesto a la renta, y el trabajador pagará los cinco restantes. “17 mi-llones de personas estarían dentro del espectro que cumple las condiciones para recibir el Vale (accederán sólo aquellos que ganen entre uno y cinco salarios mínimos); esto representa un potencial de 3.500 millones de dólares que serán inyectados en la cultura”, afirmó la ministra Marta Suplicy.

En enero pasado Serguéi Filin, el di-rector artístico del ballet del teatro

Bolshói volvía camino a casa cuando un enmascarado lo llamó por su nombre. Filin se dio vuelta y el atacante le lanzó ácido a la cara. El bailarín cayó a la nieve y el enmascarado huyó. Alcanzó a llegar hasta la caseta del guarda del parque del edificio de viviendas, quien llamó a la

ambulancia. Resultado: fue operado de un ojo y recibe trata-mientos por quemaduras de tercer grado, que le demandarán una larga recuperación. Lo curioso es que son muchos los que creen que el ataque puede deberse a una supuesta guerra por los protagónicos en el ballet. Desde su nombramiento, en 2011, Fi-lin debió soportar una camarilla de bailarines en contra, que in-cluyeron serias amenazas. Muchos renunciaron, entre ellos Na-talia Ósipova e Iván Vasíliev, descontentos con su repertorio.

Pasaron casi 40 años del ase-sinato del cantautor chileno

para que ocho de los responsa-bles fueran finalmente proce-sados por la Justicia. El 28 de diciembre se libró la orden de captura internacional del ma-gistrado Miguel Vázquez para los ocho militares involucra-dos en el crimen. Dos de ellos, Hugo Sánchez y Pedro Barrien-

tos, imputados como los autores materiales de su asesinato y el ensañamiento a quemarropa (56 lesiones, 44 disparos y el resto golpes contundentes en cuello y costillas). Su viuda, Joan Tur-ner, aseguró que, si hoy viviera, “Víctor estaría marchando con los estudiantes, con sus 80 años bien puestos”.

Más de 200 escritores de 32 países asistirán a par-

tir del 14 de febrero a la 22ª Feria Internacional del Libro de La Habana, uno de los principales acontecimientos culturales de la isla. Angola es el país invitado de honor, y se esperan nutridas repre-sentaciones de México, Chile, Argentina, Venezuela, Espa-ña, Ecuador, Estados Unidos

y Rusia, según anunció el poeta Edel Morales, miembro del comité organizador. La Feria del Libro de La Habana, que irá del 14 al 24 de febrero, reúne en total a 134 expositores de 25 países. El año pasado fue visitada por 270 mil personas y se vendieron más de 600 mil libros.

Según datos de la Confede-ración española de libreros

(Cegal), de las 3.500 librerías que había en España han cerra-do alrededor de un centenar en los últimos dos años. Entre ellas aparecen algunas firmas emble-máticas, como la Catalònia de Barcelona, que después de 88

años acabará siendo un McDonalds. Unos 1.200 puestos de trabajo se han perdido en el sector, de

los 11.008 que había registrados en 2010; la facturación des-cendió un 4,1% (2.772 millones de euros); y cayó el número de ejemplares publicados un 5,3% (más de 286 millones), según datos del informe “El sector del libro en España 2011-2012” del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Crece el interés por el castellano

Cine, libros y teatro para todos Misterioso ataque en Moscú

La larga espera de Víctor Jara Feria del libro cubana

España: cien librerías menos

El cine de ficción gana cuando hay una historia detrás. Pero el peso de esa historia es crucial cuando se trata de un do-

cumental. Es el caso de La chica del sur, la película escrita y dirigida por el argentino José Luis García.

Tenemos el caso de una mujer valiente en un escenario polí-tico –el fin de la Guerra Fría– que funciona como un mirador implacable, sumado a la curiosidad de un autor que se invo-lucra hasta los huesos. El comienzo es puro azar. O una serie de causalidades que no llega a entenderse, como diría Borges. Ocurrió en 1989. García, que por entonces tenía 24 años, viajó con una cámara VHS que le prestó un amigo al norte de Corea. Él se cuida de decir Corea del Norte.

Viajó con la delegación argentina al Festival Mundial de la

Juventud y los estudiantes. El último encuentro de militantes que auspiciaría la corroída ex Unión Soviética, que terminaría de caer dos años después. “Turismo revolucionario en la cu-bierta del Titanic”, define García en el filme. El contexto del viaje era surrealista. “Tres semanas antes, había ocurrido la masacre de Tianamen en China; cuatro meses después caería el Muro de Berlín”. Aquí no había tal muro, pero sí una frontera, la más vigilada del mundo, que ponía a yanquis y comunistas al borde de la guerra bastante seguido. “Sólo sabía que al ter-minar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética desalojaron a los japoneses de la península y la divi-dieron en dos mitades, que no tardaron en enfrentarse en una guerra devastadora”, cuenta García.

46 · Cultura Febrero de 2013

De Corea al cine suramericano

Mujer del Sur

Historias: por azar, un joven cineasta argentino llega a una reunión de juventudes comunistas en Corea del Norte. Corre el año 1989. Allí es testigo de los últimos estertores de la Guerra Fría, que a

veces continúan. Y conoce a “la chica del sur”, una militante por la reunificación de Corea, protagonis-ta de la película –mezcla de documental y ficción– que filmó 20 años después.

Hay que decir que más de 70 años después, el conflicto sigue vigente. Y que García no llegó al Norte de Corea ni como militante ni como periodista. Él mismo se define: “Era una especie de paracaidista ocupando el lugar de mi hermano mayor, que debía cancelar su viaje y me lo ofreció”. El documental arranca entonces con las imágenes de la comitiva argentina en el avión, un viaje interminable que, tiene entre los viajeros al periodista argentino Eduardo Aliverti y al hoy ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi.

La película muestra desde el arranque imágenes impactantes de Pyongyan, la capital del Norte, en ese verano de 1989. Fidel junto al líder local, carteles de solidaridad antimperialista, marchas multitudinarias, consignas altisonantes. García grabó todo eso con su cámara VHS prestada. “Fuera ingleses de Mal-vinas, fuera yanquis de América Latina” era la consigna celeste y blanca. Lucía en las remeras de la delegación. Un dato anecdótico: ese verano, en Pyongyan, el Partido Comunista inglés reconoció la soberanía argentina sobre las Islas Mal-vinas. Ése era el contexto histórico.

De la historia a la ficciónGarcía tiene a su heroína. Un hallazgo,

una llave maestra para contar su historia. En ese mismo viaje, casual, desopilante, impactante para él, una joven surcorea-na llegó clandestinamente hasta allí para participar del encuentro. García la vio primero por la televisión, y luego asistió a una conferencia de prensa donde ya le quedó claro que ella había ido a luchar por la reunificación de Corea. Amada por sus primos del Norte, vivada entre las multitudes, tocada y acariciada por el pueblo hasta sangrar, así anduvo Lim Sukyung –ése es su nombre– en el fes-tival organizado por la ex Urss. Nacida en Seúl, había estudiado allí hasta la uni-versidad, bombardeada con una educa-ción anticomunista que ella no esconde: “Llevamos 45 años separados, puede ser mucho tiempo”, dijo y pidió por la reuni-ficación de los pueblos. Aseguró que era primordial que el Ejército de los Estados Unidos saliera de Corea. Y dijo muchas cosas más en esos pocos días en los que vivió en Corea del Norte.

García contrasta muy bien la frescura de las palabras de Sukyung con la buro-

cracia del gobierno, del movimiento y de las delegaciones oficiales. ¿Cómo no sobresalir? Era una viajera clandestina. Y para llegar allí debió dar la vuelta al mundo, con escalas en Tokio, Moscú y Berlín. Estaba prohibido cruzar la fron-tera. Alguien la bautizó como “la flor de la reunificación”. Para García, “su perfu-me era mucho más encantador que el de la espuma revolucionaria en la que está-bamos sumergidos”. Y el aroma le duró.

-“Voy a volver al Sur a través de la frontera de Panmunjon. No quiero pasar por un tercer país, lo haré aunque me muera allí, dijo Sukyung.

-¿Cómo vas a hacer eso?, le preguntó un periodista.

-Caminando.Y cantando con las ma-nos arriba, respondió ella.

Cuando semejante acto político ocu-rrió, seguido por las cámaras del mundo, García ya estaba de vuelta en Argentina. Había terminado su viaje. Pero también había sido embriagado por aquella flor que repetía en cada discurso: “Nuestras ideologías, nuestros sistemas, difieren demasiado, pero nosotros somos un pue-blo. Corea es una. No pueden dividirnos”. Amada por la multitud, acompañada por muchos de ellos hasta la frontera, pro-metió volver a encontrarlos en una patria unificada. Sus palabras se derrumbaron cuando cruzó la línea, volviendo a casa. Ni bien pisó Corea del sur, fue detenida. Era el 15 de octubre de 1989, y lo hizo a pie, cantando, como había prometido. Fue acusada de subversión y contrabando, por llevar zapatillas del Norte. La condenaron a 10 años de prisión; salió a los tres y me-

dio en libertad condicional. 20 años después García seguía flecha-

do por aquella historia. Guardó como un tesoro aquellos videos VHS, hasta que en 2008 conoció y se hizo amigo de Alejan-dro Kim, un traductor que dividía sus días entre Seúl y Buenos Aires.

A García lo desvivía una pregunta: ¿Qué habría pasado con ella? La buscaron por Internet, la rastrearon y no tardaron en enterarse que había sido madre, que per-dió a su hijo cuando tenía 8 años y que un diario conservador había hablado de la muerte “del hijo de la comunista”. Luego se había perdido en un monasterio budista enclavado en la montaña. Más tarde su-pieron que estaba en Seúl, que daba cla-ses de periodismo en la universidad, y que tenía un programa de radio. Allí, frente al micrófono, ha vuelto a hacer campaña por la reunificación de Corea.

Consiguieron su dirección de correo electrónico y los recibió en Seúl. Vein-te años después, García volvía a Corea, pero esta vez al sur de Corea.

Seguir contando esta historia es reve-lar el final de un filme que merece ser visto. Sólo se puede decir que “la chica del sur” en su vida actual, enigmática, tiene un cargo político, que la izquierda surcoreana sigue cercada por el antico-munismo, que los yanquis siguen allí, y que Lim Sukyung viajó a Buenos Aires, con García y el traductor. Una historia lejana y cercana que conmueve. Y que abre la pregunta: ¿Qué las hace nuestras también a estas historias?

Horacio Bilbao

Cultura · 47

Earle HerreraEdiciones Correo del Orinoco; Caracas, noviembre de 2012188 páginas; ISBN: 978-980-7426-64-0

Si un hecho como la “Operación Daktari” hubiese sido difundido y debatido de acuerdo con su significación, el nombre no sería hoy para nadie desconocido. No fue así. 153 pa-ramilitares colombianos fueron descubiertos en una finca cercana a Caracas el 9 de mayo de 2004. La misión de los mercenarios era, con vestimentas de militares venezolanos, ocupar el Palacio de Miraflores, asesinar al presidente Hugo Chávez, desatar la violencia generalizada y preparar el terreno para una invasión a Venezuela. Detrás del operativo estaba el ex presidente Álvaro Uribe. En caso de haber sido exitosa, aquella operación hu-biese sido el inicio de una cruenta guerra no circunscripta a las fronteras de Venezuela. Sin embargo, quedó en las sombras. Siquiera el gobierno venezolano explotó con el debido vigor esta síntesis de la línea de acción im-pulsada por el imperialismo y la capacidad de la Revolución Bolivariana para neutralizarlo. El reportaje inicial del libro a Miguel Rodrí-guez Torres, jefe de la operación que desman-teló a los paracos y actual director del Sebin (órgano de inteligencia del Estado), es un testimonio, conciso y lúcido, imprescindible para todo quien se interese en la actualidad y perspectivas de América Latina.

Historias sobrevivientes

Batalla de ideas HerenciaEl nuevo sonido

del tambor venezolano

Con sentido del humor y análisis me-tódico, el autor, periodista y docente, ve en la actual situación del periodismo, hoy vulnerado por la crisis capitalista, una emulación de Clark Kent, el perso-naje de los cómics tras el cual se ocul-taba Súperman. “Clark Kent, el difunto, fue el periodista que todo empresario quiere tener en su nómina. Jamás asis-tió a una reunión del Colegio ni del Sin-dicato. Cuando había conflicto laboral, coincidencialmente se hallaba de vaca-ciones. Nunca se le vio por caja, mucho menos solicitando viáticos cuando salía de Metrópolis ni andaba reclamando para gastos de movilización. Por todo esto se le perdonaba que fuera el perio-dista más malo y calichoso del mundo, quien a pesar de sus superpoderes jamás obtuvo una primicia (...) Sumiso a Perry White, director del diario El Planeta, no fue capaz de solicitar un bono por servi-cios especiales. Súperman resucitó, pero al servil periodista lo dejaron en la tum-ba”. Una serie de crónicas, artículos y análisis da cuenta del tipo de periodismo que practica Herrera y de aquél sobre el que cae su crítica.

Dice el autor en el capítulo 1: “Plantear la necesidad de un Socialismo del Siglo XXI para Venezuela, parte de la constatación de que el modelo rentista capitalista que tenemos es incapaz de garantizar la satisfacción de las necesidades sociales de los venezolanos de forma permanente, por esa primera razón se requiere sustituirlo por otro de carácter socia-lista. Esta condición de necesidad se refuerza al considerar las graves contradicciones es-tructurales que el sistema capitalista no resuel-ve y lo que tampoco logra resolver la lógica más esencial del capital (...) Si el paso de la lógica del capital a la del trabajo define el pe-ríodo de transición de un modo de producción a otro, queda por verse el horizonte en el cual esa posibilidad se concreta, no previsible en términos de años, para ello baste pensar en la transición del sistema feudal al capitalista, o en las experiencias socialistas que se han dado en la Unión Soviética primero, o en otras for-maciones sociales como la china, en Cuba, o en Vietnam para solamente señalar algunas re-ferencias prácticas de lo que ocurrió en el siglo pasado, o en las que se asoman hoy en día con la llegada del nuevo siglo o milenio”. Giordani es ministro del Poder Popular para la Planifi-cación y Desarrollo de Venezuela.

La transición venezolana al socialismo

La invasión paramilitarOperación Daktari

El periodismo según Clark Kent

Jorge A. GiordaniVadell; Caracas, febrero de 2012160 páginas; ISBN: 978-980-212-491-6

Luis Britto García - Miguel Ángel Pérez PirelaEdiciones Correo del Orinoco; Caracas, mayo de 2012200 páginas; ISBN: 978-980-7426-51-0

César Enrique Herrera TaboadaIpasme; Caracas, octubre de 2012

154 páginas; ISBN: 978-980-401-142-9

Leer - Saber - Actuar · 49

Revista de debate teórico-políticoBuenos Aires, julio de 2012

230 páginas; ISSN: 1853-2047

José Roberto DuqueEdiciones Correo del Orinoco; Caracas,

noviembre de 2012174 páginas; ISBN: 978-980-7426-83-1

lo largo de la próxima década. En ese período el gasto aumen-tará alrededor de 4 billones de dólares (casi siete veces más del plus impositivo). La zozobra entonces simplemente se trasladó a marzo, cuando se discutirá en las Cámaras el verdadero tema: los recortes de gastos. La opción es evidente: gastos militares o derechos sociales.

Entre aquellas jornadas de ansiedad y confusión en el Capito-lio y las que vienen en marzo, se difundió la mala nueva de una recaída en la economía estadounidense en el último trimestre de 2012: 0,1%, cuando en Wall Street esperaban un 1,1%. La contracción se atribuye a la reducción en el gasto mili-tar del 22,2% en ese perío-do. El PIB anual creció así un 2,2%. Los economistas del establishment calculan ahora un crecimiento del 1,5% para el año en curso. Será menos.

Mientras tanto, las estadísticas oficiales sitúan el desempleo en 7,8% general y en el 11,5% para los jóvenes de entre 19 y 29 años. Los propios organismos del área de trabajo en aquel país corrigen ambos datos para aumentarlos en alrededor de un 50%. Si, además, se contabilizara a la masa de excluidos que ya no busca trabajo y cae de los registros, las cifras se aproximarían a la verdadera catástrofe social que está viviendo el país más rico del mundo. Aun admitiendo la cifra de un 2,2% de crecimiento del PIB para 2012 y el pronóstico de 1,5% para 2013, es claro que la distancia entre el crecimiento anual de la demanda y la oferta laboral continuará ensanchando la brecha. 2013 verificará así un aumento del desempleo en Estados Unidos, en Europa y Japón, mientras numerosos especialistas advierten que la caída de la eco-nomía china será mayor a la esperada hasta mediados de 2012.

Es este derrumbe sistémico el que explica la dinámica guerre-rista del imperialismo: al crimen contra Afganistán e Irak de la última década se sumaría la invasión a Libia primero, el acoso combinado contra Siria, la amenaza constante a Irán, y ahora la invasión a Mali, encabezada por Francia con el respaldo logísti-co de Estados Unidos, España y Gran Bretaña. Aparecen además las amenazas de Japón a China, el anuncio de ataque nuclear de Estados Unidos a Irán que acaba de hacer el ex secretario de Estado Henry Kissinger, los ataques aéreos de Israel a Siria y otros tantos ejemplos de una irracional carrera al abismo. In-necesario recordar el dispositivo militar y la multiplicación de bases militares con que Estados Unidos proyecta su intervención en América Latina.

Carece de fundamento concluir de aquí que los famosos Brics (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) vendrán a salvar el capi-talismo mundial y preservar el equilibrio planetario.

Relaciones de fuerzaSi se exceptúa el poderío militar, es inocultable la pérdida

de peso y hegemonía estadounidense. Frente a ese dato obvio, hay dos maneras de entender la debilidad creciente de Estados Unidos en tanto centro organizador del capitalismo mundial y la creación de múltiples polos de poder universal: posibilidad para disputarle espacio al imperio en el mundo capitalista, u oportuni-

dad histórica para quebrar la espina dorsal del capital y avanzar en la transición hacia el socialismo.

De la magnitud de la crisis económica, la lógica belicista del imperialismo, el estado de la clase obrera mundial y la resultante correlación de fuerzas, se desprenden las tareas y el inmenso valor estratégico potencial de la Celac.

Se trata de un bloque más que heterogéneo. El Alba (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) enarbola la estrategia de transición anticapitalista. El grueso de los miem-bros de la Celac, no. Por su lado, las burguesías de Brasil, Méxi-co y Argentina no tienen los mismos intereses que sus pares de

las economías menores. No obs-tante, una conducción articulada desde la perspectiva revolucio-naria puede resultar decisiva.

El mundo no será el mismo si al Sur del Río Bravo se afirma un área de paz y se logra un frente único para frenar la marcha béli-

ca de Washington sobre América Latina y el Caribe. Ése es un primer y fundamental objetivo para la Celac, en tor-

no del cual puede unificarse no sólo a los pueblos, sino a seg-mentos del capital, ellos también amenazados por la voracidad imperial. Dado ese paso, la Celac podría convertirse además en un nuevo y poderoso actor contra la amenaza de guerras en el escenario internacional. En la misma medida en que la guerra es la ultima ratio del capital, tal impedimento sería un golpe mortal a su estrategia.

Aunque en segundo plano, y pese a que la integración real jamás será alcanzada bajo hegemonía capitalista, hay también espacio para intercambios científicos, complementación tecno-lógica, eventuales pasos en la articulación financiera (el siempre postergado Banco del Sur), transacciones comerciales y avances en recomposición cultural, un terreno particularmente fértil.

Sería propio del infantoizquierdismo subvalorar el logro que en sí misma supone la afirmación de la Celac. Es un arma po-tencialmente poderosa en el período en el que se dirimirá la gran confrontación mundial entre capitalismo y socialismo.

Dicho esto, sería igualmente pueril desconocer las contradic-ciones entre los componentes de la Celac. Remitida a los gobier-nos, la relación de fuerzas imperante en ese conjunto es franca-mente desfavorable a la idea de revolución. Medida con base en el bloque del Alba más las fuerzas sociales desigualmente desa-rrolladas pero objetivamente enfiladas contra el imperialismo y las burguesías locales, el saldo cambia de signo.

He allí el reto estratégico que afronta no ya Raúl Castro desde la presidencia de la Celac, sino la vanguardia revolucionaria, hoy a la zaga de la crisis. El Alba está y puede seguir estando “un paso delante del caos”, como proponía el Che y repite Hugo Chávez.

En agosto de 1961, en Punta del Este, Ernesto Guevara se ba-tió en soledad cuando la OEA repudió a Cuba. Días atrás, Raúl Castro recibió la presidencia de la Celac en Santiago, con el aplauso -más o menos sincero- de 32 gobiernos. No había allí diplomáticos de Washington. Es comprensible que al despertar de su prolongado ensueño los funcionarios farfullen “no sabe-mos qué pasó”. Para ellos inalcanzable, la explicación es simple: mientras cruje el mundo capitalista, al Sur del Río Bravo está en marcha la revolución. El Che debía estar allí para verlo.

50 · Análisis de la noticia Febrero de 2013

“La Celac es un arma potencialmente poderosa en el período en el que se di-rimirá la gran confrontación mundial

entre capitalismo y socialismo”

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