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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE PSICOLOGA
Adherencia teraputica a tratamientos nutricionales, y su
relacin con constructos psicolgicos y socio-
demogrficos en adultos con obesidad.
Brbara Bugueo Caro, Sebastin Valenzuela Salgado,
Sandra Zamorano Vargas
Profesor Gua:
Dr. Pablo Vera
Correctores: Dr. Luis Mena Ps. Caterina Manzo
Tesis para optar al Ttulo Profesional
de Psiclogo/a, Mencin Psicologa
Clnica
Santiago Chile
2011
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Brbara Bugueo Caro Sebastin Valenzuela Salgado Sandra Zamorano Vargas Queda prohibida la reproduccin parcial o total de esta obra en cualquier forma, medio o procedimiento sin permiso por escrito de los autores.
2
Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie
puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que t mismo debes
hacer. La existencia no admite representantes.
(Jorge Bucay)
3
I. Introduccin ................................................................................................. 5
II. Objetivos ................................................................................................. 12
1. Objetivos Generales ......................................................................... 12
2. Objetivos Especficos ........................................................................ 12
III. Fundamentacin Terica ........................................................................ 13
1. Adherencia ........................................................................................ 13
2. Autoestima ........................................................................................ 20
3. Locus de Control ............................................................................... 22
4. Ansiedad ........................................................................................... 27
5. Apoyo Social Percibido ..................................................................... 30
6. Depresin ......................................................................................... 33
IV. Metodologa ............................................................................................... 39
1. Tipo de Estudio ................................................................................. 39
2. Diseo de Investigacin .................................................................... 39
3. Hiptesis ........................................................................................... 39
4. Participantes ..................................................................................... 39
5. Tcnica de Recoleccin de Datos..................................................... 41
5.1 Cuestionario MBG ............................................................................ 41
5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg................................................ 44
5.3 Instrumento de Evaluacin de Locus de Control .............................. 46
5.4 Inventario para la Depresin de Beck ............................................... 47
5.5 Inventario de Evaluacin de Ansiedad Estado-Rasgo ...................... 48
5.6 Inventario de Depresin de Apoyo Social Percibido ......................... 51
6. Definicin de Variables ..................................................................... 52
6.1 Sociodemogrficas ........................................................................... 52
6.2 IMC ................................................................................................... 54
4
6.3 Adherencia Teraputica.................................................................... 54
6.4 Nivel de Autoestima .......................................................................... 54
6.5 Nivel de Depresin ........................................................................... 55
6.6 Percepcin de Locus de Control ....................................................... 55
6.7 Ansiedad Estado-Rasgo ................................................................... 56
6.8 Apoyo Social Percepcin .................................................................. 56
7. Nivel de medicin de las variables .................................................... 58
8. Procedimiento de Anlisis de Datos ................................................. 59
9. Consideraciones ticas .................................................................... 60
V. Resultados .............................................................................................. 61
1. Anlisis de Confiabilidad ................................................................... 61
2. Datos Sociodemogrficos ................................................................ 61
3. Datos Descriptivos Variables Psicolgicas ....................................... 66
4. Variables Sociodemogrficas y Nivel de Adherencia ........................ 67
5. Variables Psicolgicas y Nivel de Adherencia ................................. 69
VI. Discusin y Conclusiones ....................................................................... 71
VII. Referencias ............................................................................................. 77
VIII. ANEXOS ................................................................................................. 97
5
I. Introduccin
El ser humano posee una pluralidad de necesidades, algunas de las
cuales emanan desde nuestra propia biologa, otras tienen su origen en el
entorno social en el que se mueve cada sujeto. Las necesidades pueden
clasificarse segn la urgencia en diferentes niveles. Las necesidades primarias
estn ligadas a la naturaleza fsica de cada especie y a su subsistencia, y las
necesidades secundarias son aquellas que se aprenden y cuya funcin est
directamente ligada a incrementar la calidad de vida (Gavino, 1995).
La necesidad de alimentacin est evidentemente ubicada entre las
primeras. Sin embargo, en esta poca, cuando la obtencin de alimento
necesario para sobrevivir ha dejado de ser un problema para la mayora de los
individuos de nuestra sociedad, los problemas alimenticios se han incrementado
derivando principalmente en la obesidad (Gavino, 1995).
La obesidad es la acumulacin excesiva de tejido adiposo que se
traduce en un aumento del peso corporal. Este peso cubre aproximadamente
un 20% ms del correspondiente a su estatura (Gavino, 1995). Se define como
una acumulacin anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la
salud. Se considera obesidad cuando el ndice de masa corporal es igual o
superior a 30 (ndice de Masa Corporal [IMC]: corresponde al peso en
kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros- kg/m2) (Organizacin
Mundial de la Salud [OMS], 2006).
La obesidad segn la OMS (1995), puede clasificarse en subtipos, donde
el IMC con un valor entre 30-34,9 es considerado tipo 1, el tipo 2 se considera
cuando el IMC comprende entre 35 y 39,9. La obesidad tipo 3, se considera
cuando el IMC supera el valor 40, este tipo de obesidad tambin se denomina
obesidad severa u obesidad mrbida.
La obesidad tiene importantes repercusiones en la salud de las personas
(OMS, 2006). Las enfermedades que poseen mayor comorbilidad con la
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obesidad son la diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensin arterial y la
resistencia a la insulina. Existen enfermedades, que se inician debido a la
restriccin torcica dada por el exceso de peso, siendo las ms frecuentes la
enfermedad pulmonar obstructiva crnica, apnea obstructiva del sueo,
sndrome de hipoventilacin pulmonar. Otras enfermedades asociadas a la
obesidad son el hgado graso, y enfermedades de tipo cardiacas. stas
enfermedades se consideran consecuencias fsicas de la obesidad (lvarea,
1997; Pea y Soca, 2009).
Tambin existen consecuencias psicolgicas como los miedos e
inseguridad personal, prdida de autoestima, desrdenes alimenticios,
distorsin de la imagen corporal, frigidez e impotencia, perturbacin emocional
por hbitos de ingesta errneas, entre otras (Calva, 2003; Alvarado, Benavides,
y Gonzlez, 2005).
La obesidad tiene una alta prevalencia, en este sentido, datos de la
OMS (2006), informan que al menos 300 millones de personas padecen
obesidad. Segn las cifras que se manejan, en Estados Unidos el 55% de la
poblacin tiene esta enfermedad.
En Chile, la situacin nutricional en las ltimas dcadas ha variado
caracterizndose por una disminucin de la desnutricin y un aumento de la
obesidad, de modo que la obesidad se ha transformado en un problema
(Mendoza, Pinheiro y Amigo, 2007). El perfil demogrfico y epidemiolgico, ha
comenzado a mostrar cambios radicales asemejndose al de los pases
desarrollados, caracterizndose por un predominio de las enfermedades
crnicas no transmisibles. As, actualmente las patologas prevalentes
asociadas con la morbi-mortalidad que caracterizan a la poblacin tiene como
factor comn la alimentacin (Vio y Albala, 2000).
La Encuesta Nacional de Salud (Ministerio de Salud [MINSAL], 2003),
revel que el 61,1% de la poblacin sufre de sobrepeso u obesidad. Esta cifra
en la Encuesta Nacional de Salud del 2010, se eleva 6 puntos, mostrando que
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el 67% de la poblacin chilena tiene sobrepeso u obesidad (MINSAL, 2010). Si
a esto se suma que el 91,2% de la poblacin informa realizar actividad fsica
menos de tres veces por semana, corrobora y posiciona a la obesidad como
una enfermedad del siglo XXI (Mendoza et al., 2007).
Al igual que en otras naciones, en nuestro pas el exceso de peso
presenta una prevalencia alta y creciente desde los primeros aos de vida. La
obesidad afecta al 7,4% de los menores de 6 aos, aumenta a 19% en los
escolares de primer ao bsico, llegando a un 25% en los adultos y adultos
mayores, teniendo una mayor incidencia en las mujeres (27,3%) que en los
hombres (19,2%) (Campos y Perz, 2007).
La cifra actual indica que 25,1% de la poblacin en Chile tiene obesidad.
Si se menciona la prevalencia por sexo en mujeres el porcentaje es de 30,7% y
en hombres es 19,2%. Segn el nivel educacional la incidencia de la obesidad
en poblacin con nivel educacional bajo es de 35,5%, de 24,7% en la poblacin
de estudios medios y en personas con estudios altos, el porcentaje es de 18,5%
(MINSAL, 2010).
En Campos y Prez (2007) se menciona que ms de la mitad de la
poblacin adulta presenta riesgo cardiovascular alto o muy alto, con altas
tasas de hipertensin, sobrepeso, obesidad, dislipidemias y tabaquismo.
En nuestro pas, as como en el mundo, surge la medida de prevenir y
tratar el problema de la obesidad, planteando distintas etiologas que
explicaran este trastorno alimentario. En la actualidad, se reconoce un origen
multifactorial en el surgimiento y mantencin del trastorno, existiendo influencia
de factores genticos, ambientales, neuroqumicos, metablicos, celulares,
hormonales, sociales y culturales (Villaseor, Ontiveros y Crdenas, 2006).
Entre los factores ambientales ms importantes, en el desarrollo de esta
enfermedad, se encuentran los nutricionales, reconociendo importantes
cambios de los patrones sociales de consumo de los alimentos. El alimento,
est asociado con la diversin y compensacin emocional. Prueba de ello, es
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que cada da los nios de nuestra poblacin consumen un promedio menor de
frutas y verduras, prefiriendo los alimentos con alto contenido calrico (Glvez y
Menay, 2004).
En relacin con los factores psicolgicos, se deben considerar las
variables cognitivas (creencias y estilo atribucional), factores de tipo emocional
(autoestima, autoeficacia, manejo frente a estados emocionales displacenteros,
etc.) y variables ambientales (costumbres, hbitos familiares, etc.) (Villaseor et
al., 2006). Algunos autores consideran los factores psicolgicos como
causantes de la obesidad, otros creen que es una consecuencia de la
discriminacin social hacia el obeso, lo cierto, es que en mayor o menor
medida, estn presentes y es fundamental su conocimiento e identificacin para
ser abordados si se quiere tener xito los tratamientos (Silvestri y Stavile, 2005).
Van Oss, Gomz y Tascan (1993), consideran la depresin como un
factor de especial inters en el proceso de instauracin de conductas
saludables ya que puede interferir directamente en la percepcin del riesgo y
en el deseo del cambio del comportamiento. En esta lnea de investigacin
Goldberg (2002), menciona que es considerada una de las ms importantes
consecuencias de la obesidad, ya que este trastorno alimentario lleva a la
prdida de autoestima, la cual puede desencadenar un cuadro depresivo.
As mismo, lvarez (1998) y Alvarado et al. (2005), sealan que la baja
autoestima es un problema que impide que se baje de peso, por lo que la
persona caera en un crculo vicioso del cual sera muy difcil salir. Beato y
Rodrguez (2004) y Campos y Prez (2007) sealan que la autoestima en
conjunto con la autoeficacia percibida, son factores considerados como
relevantes en el pronstico de los trastornos de conducta alimentaria. Por ende,
se establecera que una mejora en estos aspectos, proporcionara en los
pacientes obesos un seguro a la capacidad de alcanzar formas de
afrontamiento de conflictos y reduccin de peso.
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Aunque se ha investigado la importancia de los factores de tipo
emocional, las variables cognitivas tambin juegan un papel muy importante en
el origen y el mantenimiento de la obesidad. En este marco, son frecuentes las
alteraciones psicolgicas, entre ellas la imagen corporal distorsionada, el valor
simblico de los alimentos, la obesidad como forma de evitar situaciones
deseables, desequilibrio entre satisfacciones e insatisfacciones, la obesidad
como forma de castigo, comer como mecanismo evasivo (Villaseor et al.,
2006).
Los factores psicolgicos, precipitan y perpetan el consumo exagerado
de alimentos (para lo que son las necesidades energticas personales) y deben
ser tomados en cuenta si se pretende mantener un peso, luego de haber
alcanzado el peso ideal o deseable. El abordaje y tratamiento de las
caractersticas psicolgicas segn Silvestri y Stavile (2005), es de fundamental
importancia, pues de lo contrario el consultante puede que no sea capaz de
comprometerse adecuadamente con el tratamiento y tenga mayor dificultad
para bajar de peso y/o mantenerlo, lo cual es un mal pronstico ya que el
consultante-paciente abandona (deserta) el tratamiento al cual se est
sometiendo.
El trmino desercin del tratamiento, se refiere al incumplimiento del
seguimiento del programa de tratamiento, en esencia, una decisin personal de
causa multifactorial y como contrapunto, la adhesin al tratamiento hace
referencia al cumplimiento de instrucciones teraputicas (Silva, Galeano y
Correa, 2005).
La adherencia deficiente a los tratamientos a largo plazo, compromete
gravemente la efectividad del tratamiento, de manera que es un tema
fundamental para la salud de la poblacin, desde la perspectiva de calidad de
vida y de economa en salud (OMS, 2004; Tapia, 2006). La adherencia a
tratamientos es importante, ya que si un paciente no cumple las indicaciones
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mdicas, tiene como consecuencia prolongar la terapia y hasta perpetuar
enfermedades o problemas de salud (Ortiz y Ortiz, 2007).
La adherencia teraputica es influida simultneamente por varios
factores. Estos son: los factores sociales y econmicos, el equipo o sistema de
asistencia sanitaria, las caractersticas de la enfermedad, los tratamientos y los
factores relacionados con el paciente. Para mejorar la adherencia de los
pacientes a los tratamientos, es obligatorio resolver los problemas relacionados
con cada uno de estos factores (OMS, 2004).
La mejora de la adherencia teraputica aumenta la seguridad de los
pacientes, dado que la mayor parte de la atencin necesaria para los procesos
crnicos se basa en el autocuidado del paciente. Por ende, aumentar la
efectividad de las intervenciones sobre adherencia teraputica puede tener una
repercusin mucho mayor sobre la salud de la poblacin que cualquier mejora
de los tratamientos mdicos especficos (OMS, 2004).
En este sentido, sin un sistema que aborde los determinantes de la
adherencia teraputica, los adelantos en la tecnologa biomdica no logran
hacer realidad su potencial para reducir la carga de las enfermedades crnicas.
El acceso a los medicamentos es necesario, pero insuficiente en s mismo para
tratar efectivamente las enfermedades (OMS, 2004).
Es por lo tanto relevante, hacer un aporte a nivel terico, donde se
trabaje con la temtica de la obesidad y los factores psicolgicos asociados con
la adherencia a un programa nutricional, ya que el aumento de las cifras
epidemiolgicas mencionadas (OMS, 2006; Mendoza et al., 2007) y de las
predicciones que se hacen entorno a la obesidad son alarmantes.
En el rea de la investigacin referente a la adherencia teraputica
existen pocas investigaciones en la poblacin de pacientes obesos en
tratamiento nutricional, por lo cual resulta de gran inters aportar en trminos
tericos en este campo.
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Por otro lado, resulta relevante sealar, que la adherencia al tratamiento
genera un bienestar del individuo. Este bienestar alude no solo al mbito del
peso, sino tambin a cuestiones fisiolgicas y psicolgicas, pudiendo repercutir
incluso en costumbres del ncleo cercano, promoviendo as la salud.
La presente investigacin pretende responder a la siguiente
pregunta: El nivel de adherencia teraputica a tratamientos nutricionales se
asocia con constructos psicolgicos y factores sociodemogrficos en
pacientes con obesidad?
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II. Objetivos
1. Objetivos Generales
Evaluar si existen diferencias psicolgicas y sociodemogrficas entre
pacientes con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los
tratamientos nutricionales en los que participan.
2. Objetivos Especficos
Identificar el nivel de adherencia al tratamiento nutricional alcanzado en
personas con obesidad.
Identificar las caractersticas socio-demogrficas (Edad, sexo, nivel
educacional, nivel socioeconmico, tipo de familia, IMC y tiempo de
tratamiento) y su relacin con el nivel de adherencia a tratamientos
nutricionales en personas con obesidad.
Evaluar variables psicolgicas (autoestima, ansiedad estado-rasgo,
depresin, locus de control y apoyo social percibido) y su relacin con el
nivel de adherencia a tratamientos nutricionales en personas con
obesidad.
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III. Fundamentacin Terica
A continuacin se presentarn los siguientes temas: Adherencia
Teraputica, Autoestima, Locus de Control, Ansiedad y Apoyo social percibido y
Depresin, puesto que son tpicos atingentes a nuestro problema de
investigacin.
1. Adherencia Teraputica
El trmino adherencia teraputica es un concepto nuevo, antiguamente
se hablaba de conformidad. El trmino conformidad sugera que el paciente
sigue las rdenes del mdico en forma pasiva y que el plan de tratamiento no
se basaba en una alianza teraputica o contrato establecido entre el paciente y
el mdico, por esto, actualmente se habla del trmino de adherencia(OMS,
2004).
Segn la OMS, en la Reunin sobre Adherencia Teraputica, que se
realiz en junio del 2001, la definicin de adherencia teraputica es: El grado
en el que el comportamiento de una persona tomar medicamentos, seguir un
rgimen alimentario y ejecutar cambios de vida- se corresponde con las
recomendaciones de un prestador de asistencia sanitaria (OMS, 2004, p.3).
El concepto de adherencia que se menciona anteriormente, alude a que
los pacientes sean considerados socios activos con los profesionales de la
salud en su tratamiento. Otro punto importante en este concepto, es que se
requiere la conformidad del paciente respecto a las recomendaciones
teraputicas, por ende, la comunicacin entre ambos, es un requisito primordial
para una prctica clnica efectiva (OMS, 2004).
La adherencia teraputica es un fenmeno multidimensional determinado
por la accin recproca de cinco dimensiones o factores, los cuales son:
1. Factor socioeconmico: se define como un factor independiente, sin
embargo, en pases en desarrollo las familias con un bajo nivel socioeconmico
estn sujetas a tener que elegir entre cumplir sus necesidades bsicas como
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alimentacin y vestuario, versus la adquisicin de medicamentos que el sistema
de salud no puede cubrir. Tambin influye otros factores socioeconmicos como
la cesanta, analfabetismo, bajo nivel educacional, escasas redes de apoyo, el
costo elevado de algunos medicamentos, la cultura y las creencias populares
acerca de la enfermedad y el tratamiento (OMS, 2004).
2. Factores relacionados con el equipo o el sistema de asistencia sanitaria: una
buena relacin proveedor-paciente puede mejorar la adherencia teraputica.
Sin embargo, hay muchos factores que ejercen un efecto negativo, por ejemplo,
reembolso inadecuado o inexistente de los planes de seguro de salud, sistemas
deficientes de distribucin de medicamentos, falta de conocimiento y
adiestramiento del personal sanitario en enfermedades crnicas, proveedores
de asistencia sanitaria con sobrecarga de trabajo, consultas cortas, poca
capacidad para realizar seguimiento, entre otros (OMS, 2004).
3. Factores relacionados con la enfermedad: las exigencias propias de la
enfermedad para con el individuo, influyen en el comportamiento que este tenga
hacia la adherencia. La presencia de sntomas, grado de discapacidad,
velocidad de progresin, gravedad de la enfermedad y disponibilidad de
tratamientos efectivos, repercuten negativamente en la percepcin de riesgo
que tienen los pacientes y en la importancia que le otorgan al seguimiento
(OMS, 2004).
4. Factores relacionados con el tratamiento: son mltiples las implicancias por
ejemplo: la complejidad del rgimen teraputico, duracin, cambios de terapia,
fracasos de esta y efectos colaterales (OMS, 2004).
5. Factores relacionados con el paciente: estos representan los elementos y
herramientas que tiene el paciente para enfrentar el proceso de enfermedad y
su tratamiento. Se incluyen los conocimientos, las actitudes, las creencias,
percepciones y expectativas del paciente.
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Todos estos factores interactan de un modo que refleja la capacidad de
adherencia de cada persona, dejando en manifiesto su comportamiento hacia
la teraputica.
Hochbaum, Kegeles, Leventhal y Rosentock (en Tapia, 2006, p. 14)
crearon el Modelo de Creencias en Salud, el cual se define como un modelo de
inspiracin cognitiva que considera el comportamiento como resultado del
conjunto de creencias y valoraciones internas que el sujeto aporta a una
situacin determinada.
Los componentes principales de este modelo comprenden el valor que el
sujeto atribuye a una determinada meta y la estimacin que el sujeto hace de
las probabilidades existentes, de que una accin dada llegue a conseguir la
meta propuesta.
Maiman y Becker (en OMS, 2004) contextualizaron, en forma especfica
estas variables al mbito de la salud, obteniendo: el deseo de evitar la
enfermedad o recuperar la salud y la creencia, de que una conducta saludable
especfica puede prevenir la enfermedad, o puede aumentar la probabilidad de
recuperar la salud.
En este modelo, se plantean diversas estructuras que pueden incidir y
conjugarse entre s para afectar la conducta del individuo ante el proceso de
enfermedad. Segn Moreno y Gil (OMS, 2004) se encuentran los siguientes
componentes:
1. Susceptibilidad percibida: corresponde a la capacidad del individual a
percibir la propia vulnerabilidad a la enfermedad.
2. Severidad percibida: referida a las creencias sobre la gravedad de
contraer una enfermedad o el no tratrsela una vez contrada.
3. Beneficios percibidos: creencias del sujeto sobre la efectividad relativa de
las diferentes conductas que adquiere y realiza a la hora de enfrentarse
con la enfermedad.
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4. Barreras percibidas: se entiende como las acciones que segn el sujeto
se oponen a la ejecucin del curso de accin, como por ejemplo el costo
y lo doloroso que puede ser el tratamiento.
Por otra parte Haynes y Sackett en 1976 (Puente, 1985) sealan que los
factores de riesgo que tienden a aumentar la adherencia al tratamiento son: las
consideraciones del paciente (gravedad y consecuencias de no recibir
tratamiento adecuado), el grado de estabilidad familiar (supervisin), grado de
cumplimiento del paciente en otras reas de su vida, grado de satisfaccin del
paciente con los resultados y la supervisin cerca del mdico o terapeuta.
Tambin mencionan los factores que tienen a disminuir la adherencia al
tratamiento: Complejidad del tratamiento, grado de cambio de la conducta
requerido y tiempo de espera para la consulta.
La medicin de la adherencia es compleja, y se basa en medidas
indirectas (Ministerio de Salud del gobierno de Chile [MINSAL], 2001), a
continuacin se menciona algunas formas de medir adherencia:
1. Bases de datos de farmacia: Permite saber el nmero de medicamentos
y su descontinuacin, sin embargo, con este tipo de medicin no es
posible saber con exactitud, si el paciente administra el frmaco en la
dosis indicada, en los horarios prescritos (Nogus, Sorli y Villar, 2007).
2. Reporte sobre adherencia del propio paciente: El paciente proporciona
directamente los datos de su comportamiento en cuanto a la adherencia.
Se incluyen el recuento de comprimidos no utilizados, o autorreporte.
3. Mtodos electrnicos: se han desarrollado diversos dispositivos
electrnicos (Nogus et al., 2007).
4. Medicin mediante parmetros analticos: Es posible monitorear la
determinacin sangunea de los niveles plasmticos de un frmaco
Debido a que la medicin de la adherencia es principalmente indirecta, la
combinacin de stos mtodos, resulta ser la medicin ms avanzada para
medir adherencia (Nogus et al., 2007).
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Por otro lado, con independencia de la tcnica de medicin empleada,
los umbrales que definen la buena y mala adherencia teraputica se usan
ampliamente a pesar de la falta de pruebas que los apoyen (OMS, 2004).
En el rea de la salud, la buena adherencia teraputica significa ahorros
indirectos en el presupuesto de la salud. Estos ahorros pueden atribuirse a la
mejora de la condicin patolgica, preservacin de la calidad de vida y
funciones sociales de los pacientes (OMS, 2004).
La adherencia a tratamientos farmacolgicos o no farmacolgicos es uno
de los aspectos crticos en el mejoramiento de la salud (Bonilla, 2007). La no-
adherencia es un fenmeno mundial de graves consecuencias, como son la
prdida de control de la enfermedad, altos costos en el sistema de salud por
incremento en ingresos y readmisiones hospitalarias, altos costos familiares y
prdida de calidad de vida (Silva y Correa, 2005).
Segn Facchini (2004), en las enfermedades crnicas como la diabetes,
la obesidad y la hipertensin arterial se requieren de tratamientos prolongados,
por tanto, es esencial un establecimiento de un vnculo bsico. En el enfoque
centrado en el paciente, se busca entrar en su mundo para comprender la
vivencia subjetiva de la enfermedad, siendo relevante, integrar al paciente como
un participante activo, valorado y esencial para el proceso de cambio. En este
enfoque, los pacientes necesitan encontrar sus propias soluciones y
motivaciones, y hacerse responsables de su salud, haciendo hincapi en la
adherencia al tratamiento y en el autocuidado.
La adherencia al tratamiento de la hipertensin arterial a nivel mundial es
del 50% (OMS, 2004), cifras similares se encuentran en argentina, donde hay
una adherencia del 50% luego de 6 meses de tratamiento (Moiz, 2008) y en
chile 44% (Tapia, 2006).
Tellz (2004), seala que existe evidencia que la disminucin de las
dosis diarias de medicamentos, contribuye a lograr una mejor adherencia a los
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tratamientos, principalmente si dosificaciones de ms de dos administraciones
al da se reducen a una toma nica.
Estudios analizan la adherencia teraputica que existe en diversos
tratamientos, por ejemplo, en relacin a la adhesin en personas seropositivas
frente al VIH (Corrales, Pia, Mungaray y Valencia, 2006), tambin en la
adherencia en personas con diagnstico de hipertensin arterial (Chavarra et
al., 2006), en adolescentes con diabetes tipo 1 (Abdullatif, Bartolucci, Dashiff,
Wallander, 2005) y en la adherencia a la terapia antirretroviral (Brinck et al.,
2010).
Otros estudios, investigan tipos de terapias, programas e intervenciones
y cmo stos refuerzan la adherencia al tratamiento en mujeres afroamericanas
con VIH (Bruin, Hospers, Schaalma y Kok, 2009), as como en pacientes con
descontrol de padecimientos con hipertensin arterial y diabetes tipo 2
(Juregui, De la Torre y Gomz, 2002).
En la investigacin de Fernndez- Britto y Quintana (2009), en
hipertensin de adherencia teraputica farmacolgica realizada en Cuba, se
encontr que la adherencia al tratamiento es ms frecuente entre las edades
41 y 50 aos, en el sexo femenino, el nivel universitario de escolaridad y
realizar actividad fsica. Segn esta investigacin, la falta de adherencia
teraputica se observa con mayor frecuencia en menores de 30 aos, sexo
masculino, no tener vnculo laboral y vivir solo.
Otro estudio de frecuencia de cumplimiento de tratamiento en pacientes
hipertensos realizado a 103 personas en Cuba, muestra que no existe una
relacin importante entre la edad del paciente y la frecuencia de adherencia al
tratamiento. El estudio concluy que la frecuencia de la adherencia teraputica
en los pacientes diagnosticados con hipertensin arterial en los consultorios
estudiados es relativamente baja, sobre todo en los pacientes de sexo
masculino, menores de 60 aos y en personas con vnculo laboral (Bayarre,
Libertad y Sairo, 2003). En 1995, Cruz et al., estudiaron a 756 pacientes con
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esta misma patologa, y concluyeron que las variables sexo, edad y escolaridad
no se observan como factores que influyan en al adherencia teraputica.
Oueta (2001), observa en una investigacin en 129 pacientes
hipertensos espaoles, que fueron ms incumplidores los varones (36,2 vs
18,3%) y los menores de 50 aos (66,7% de incumplidores). Sin embargo,
seala que no se observaron diferencias en relacin con nivel cultural, estado
civil ni situacin laboral, pero s en relacin con la convivencia (45,5% los que
vivan solos versus 20,2 y 22,2% s vivan en familia o con otras personas).
Finalmente concluye que no existe un perfil definido del paciente hipertenso
incumplidor.
En Chile segn Concha, Iglesias, Poplin, Reyes y Urrutia (2008), una
medicin a pacientes mujeres ingresadas al auge, al programa de cncer
cervicouterino, donde tienen control de seguimiento, seala que el 48% de las
mujeres no se toman el papanicolau por Falta de preocupacin o lo que
denominan como dejacin, y el 35% no lo hacen por problemas asociados al
procedimiento (mtodo, vergenza, incomodidad, demora o falta de tiempo).
Un estudio realizado en la Universidad Catlica de Chile, con nios
obesos, muestra que a los 12 meses slo 18,3% segua en control regular,
quienes al ingreso tenan un mayor grado de obesidad y mayor baja de peso
ponderada inicial. Segn esta investigacin, no se encontraron diferencias en
edad, sexo, maduracin sexual, ni antecedente de obesidad familiar que
permitieran predecir la adherencia ni la respuesta al tratamiento (Barja,
Hodgson, Nuez, Urrejola y Velandia, 2005).
Segn Phelan (2005), en un estudio realizado en E.E.U.U. se ha
demostrado que el 20% de las personas con sobrepeso tienen xito en la
prdida de peso a un ao, cuando se define como la prdida de al menos el
10% del peso corporal inicial. Otro estudio, seala que 1 de cada 6 adultos de
los E.E.U.U. que tuvo obesidad o sobrepeso ha logrado el mantenimiento de
20
prdida de peso -de al menos 10% de su peso inicial- durante al menos un ao,
lo que se considera largo plazo (Kraschnewskin et al., 2010).
2. Autoestima
Se entender por autoestima como, un sentimiento hacia uno mismo,
que puede ser positivo o negativo, el cual se construye por medio de una
evaluacin de las propias caractersticas (Rosenberg, 1965, Rojas-Barahona,
Zegers y Forster, 2009).
La autoestima constituye una necesidad bsica para el desarrollo normal
y sano, ya que el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos
afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia y las
posibilidades que tenemos de progresar en la vida (Branden, 1998).
Autoestima, es el concepto que tenemos de nuestro valer basado en los
pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias sobre nosotros
mismos recogidos a lo largo de vida (Milicic, 2001). Esta informacin que recibe
una persona sobre s misma es internalizada y estructurada en tres
dimensiones: el concepto real, el concepto ideal y la autoestima.
El concepto real corresponde al conjunto de datos que una persona tiene
sobre s misma y es una autodescripcin libre de juicios de valor; el concepto
ideal, corresponde a lo que le gustara ser a la persona; la autoestima es la
valoracin que la persona hace de s misma en un momento dado, al ser
variable no corresponde a una estimacin estable del individuo (Milicic, 2001).
La autoestima esta en interaccin, con la racionalidad, el realismo, la
intuicin, con la creatividad, la independencia, la flexibilidad y la capacidad de
aceptar los cambios, con el deseo de admitir los errores, etc. Cuanta ms alta
sea la autoestima, ms fuerte ser el deseo de expresarnos y de reflejar la
riqueza interior. Mientras que cuando la autoestima es baja, las personas
generalmente, tienden a llevar una vida de manera mecnica e inconciente
(Branden, 1995).
21
Ortuo (1978, en Martnez, 2001), seala que las personas con
autoestima alta, muestran un control de sus impulsos mayor, con mayor
frecuencia se auto refuerzan, se auto afirman, son persistentes en la bsqueda
de soluciones constructivas, son poco agresivos y muestran una actitud
positiva hacia su propio cuerpo.
Por su parte, Carl Rogers (1965, en Thomas y Ubilla, 1992) plantea que
las personas desarrollan una autoimagen o imagen de s mismo que sirve de
gua, y permite mantener la adaptacin y ajuste al medio externo. Cuando en la
infancia el individuo se siente apartado y distinto de los dems, se desarrolla la
necesidad de estimacin positiva, reaccionando a la aprobacin o
desaprobacin externa de una accin realizada por l, como s se tratara de
una evaluacin de su persona como totalidad. An cuando el individuo puede
negar o ignorar estas expresiones evaluadoras, hay una tendencia a continuar
dudando de la propia vala.
Ceballo, Barliza de la Rosa y Len (2008), ven al autoestima como una
especie de socimetro que indicara el grado en que una persona se percibe
como incluida o excluida en el entramado social, para estos autores una de las
principales funciones que le atribuyen a la autoestima es la proteccin de la
exclusin social, es decir la manera en que las personas tratan de manejar la
impresin que causan a los dems, con estrategias que aseguren su
integracin social y eviten su exclusin.
La autoestima varia a travs de las diferentes reas de la experiencia,
dependiendo del sexo, la edad y otras condiciones de definicin del rol que se
desempea. Esta definicin se basa en aspectos estables y generales del
desarrollo del sujeto (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).
Estudios sealan que la baja autoestima es uno de los principales
sntomas presentes en las personas diagnosticadas con trastornos de la
alimentacin, expresndose con inseguridad, falta de aprobacin y de respeto
hacia s mismas (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).
22
Golberg (2002) seala que una de las principales consecuencia de la
obesidad es la prdida de autoestima, la cual lleva a cuadros del estado del
nimo y depresin, en donde las personas tratan de compensar dichos cuadros,
usando la comida la cual alivia estos estados de nimo. A su vez se propone
que la autoestima debiera ser considerada como un factor relevante en el
pronstico de los trastornos de la conducta alimentaria, y establecen que una
mejora de la autoestima en los pacientes obesos proporciona estrategias de
afrontamiento de los conflictos ms saludables, lo que desencadenara mejores
expectativas al momento de decidir reducir de peso (Beato y Rodrguez, 2004;
Egry, 2007).
Moreno y Ortiz (2009), sealan que la preocupacin acerca del peso y la
insatisfaccin por la imagen corporal, constituyen los dos elementos bsicos
sobre los que se asienta la baja autoestima como producto de inferencias y
creencias, muchas de ellas sujetas a distorsiones.
Otra vertiente en los estudios de la autoestima, es la relacin que
establece con la adherencia teraputica. Se considera que la autoestima se
encuentra entre los factores que determinan la adherencia tanto en tratamientos
psicolgicos y farmacolgicos (Ortiz y Ortiz, 2007; Pinilla, 2007). Se plantea que
el mantenimiento de la autoestima como parte del proceso teraputico potencia
una mejor adhesin al tratamiento en enfermedades crnicas y por tanto, una
mejor expectativa de salud a largo plazo (Cirici, 2002; Achury, 2007; Pinilla,
2007; Rodrguez, 2009).
3. Locus de Control
El locus de control se enmarca dentro de las creencias de control, que
refiere a la representacin subjetiva de las habilidades propias para controlar o
modificar hechos (Maisto, 2005; Oros, 2005; Luciano y Visdmine- Lozano,
2006).
23
Las creencias de control, configuran la base para el comportamiento, ya
que constituyen el paso previo para la planificacin y ejecucin de acciones
orientadas a una meta, as como determina las reacciones afectivas
consecuentes, causando estados emocionales de orgullo o vergenza (Oros,
2005; Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).
Dentro de las creencias de control, pueden distinguirse aquellas que se
relacionan con la localizacin del dominio y aquellas que se relacionan con la
eficacia para ejercerlo. Bandura, ha sido precursor en el estudio de las
creencias de la eficacia, en tanto que Rotter se presenta como uno de los que
ms ha aportado a la nocin de locus de control (Montero y Len, 2005; Oros,
2005; Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).
La palabra locus viene del latn y significa sitio, por tanto el constructo
tiene relacin con la localizacin en donde se sita el control (Marn, 2007). El
locus de control se define como la posibilidad de dominar un acontecimiento
segn se localice el control dentro o fuera de uno mismo (Oros, 2005). Rotter
en 1975, propone que la percepcin de control est basada en la contingencia
perfecta entre el comportamiento y su resultado.
Originalmente, el locus de control, fue entendido de tal manera que una
persona poda ser evaluada en una sola dimensin. sta, abarcaba desde una
fuerte creencia de los sujetos en la influencia que pueden ejercer ellos, en el
desarrollo de futuros acontecimientos, hasta un convencimiento de que las
influencias externas (suerte, destino o actos de terceros) son las causas
principales que desencadenan determinados resultados (Oros, 2005;
Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).
El concepto actual de locus de control, comprende el grado en que las
personas creen tener control sobre los eventos y sus vidas, lo que se denomina
locus de control interno, y el grado en que ellas creen que son victimas de la
suerte y de las circunstancias, es decir, locus de control externo (Oros, 2005;
Visdmine- Lozano y Luciano, 2006).
24
El locus de control interno, alude a cuando una situacin se percibe como
contingente con una conducta realizada. En este caso, el sujeto siente que tiene
la capacidad de controlar el acontecimiento. En cambio, en el locus de control
externo el sujeto siente que sin importar sus esfuerzos, el resultado ser
consecuencia del azar o del poder de los otros (Oros, 2005; Visdmine- Lozano
y Luciano, 2006).
Penhall (2001), asocia el locus de control interno con la autoeficacia, en
cambio el locus externo, que no corresponde a la persona, dificulta o facilita la
conducta. En el primer caso la conducta es controlada; en segundo es guiada
por terceros.
En Oros (2005), se plantea que el locus de control tiene 5 dimensiones:
1- Medio de control: Corresponde a la pregunta Por medio de qu o quien
es ejercido el control?
Si la atribucin es externa, el sujeto percibe que el control esta fuera de l
y que se ejerce mediante el poder de personas especficas (otros
poderosos) o de nadie en particular, siendo atribuido al azar, destino o
suerte (fatalismo).
En la atribucin interna, el sujeto menciona que la facultad de control la
tiene l y lo ejerce a travs de su relacin afectiva con otros (control
afectivo), o mediante el esfuerzo propio (instrumental).
2- Agente de control: Corresponde a la pregunta Quin ejerce el control? Si
se ejerce a nivel personal, se habla de dominio personal. En cambio, si
este se ejerce a nivel colectivo el dominio es ideolgico.
3- Objeto de control: Corresponde a la pregunta Sobre quin se ejerce el
control? Este puede ser ejercido sobre una persona en particular o sobre
instituciones.
4- Momento de control: Se refiere a si la experiencia se asocia a xito o
fracaso.
25
5- Sucesos: Corresponde a si estas experiencias, ya sean xito o fracaso,
forman parte de nuestros recuerdos, es decir son parte del pasado, o
forman parte de nuestras expectativas, es decir son parte del futuro.
Koeske y Kirk en Oros (2005), sugieren que las personas con locus de
control interno presentan mejor calidad en sus trabajos, alta satisfaccin laboral,
menor fatiga emocional y menor tasa de conflictos laborales, por tanto, ayuda a
amortiguar el efecto de sntomas fsicos y emocionales de la enfermedad.
Las personas que tienen locus de control interno, son mejores alumnos,
se manejan mejor frente a problemas y conflictos de la vida cotidiana, tienen
mayor autoeficacia y presentan mejor ajuste social. Se observa tambin que
los pacientes que tienen un locus de control interno alcanzan mejores
resultados teraputicos (Oros, 2005).
El locus de control es una variable que puede permitir una prediccin
confiable de la conducta futura de una persona en cuanto a lo que tiene que ver
con su toma de decisiones (Marn, 2007). Cuando el locus de control es interno
en un tratamiento se cree que el xito se puede alcanzar y que un fracaso
puede enmendarse; si hay un fracaso, existe culpa en el sujeto, ya que se
atribuyen toda la responsabilidad.
Por otra parte, individuos con un locus de control externo, tienen muy
poca confianza en sus propias habilidades y capacidades, por tanto, si hay
fracaso no tienen responsabilidad. Sin embargo, esta ltima perspectiva es un
arma de doble filo, ya que contribuye a mantener la autoestima pero lleva a
experimentar tambin que los resultados obtenidos estn fuera de ellos,
generando incertidumbre y ansiedad con respecto a s mismos (Marn, 2007).
As mismo, las personas cuyo locus de control se ubica en su yo interior,
tienden a estructurar un estilo de aprendizaje ms permanente. En cambio, los
que tienden a depender del medio ambiente, desarrollan una estructura que se
adapta al cambio (Bolvar y Velsquez, 2008).
26
El locus de control, en investigaciones actuales, se ha asociado con la
pobreza. Segn Palomar y Valds (2004), en un estudio realizado en Mxico,
se observa que los grupos de mayor ingreso familiar y el grupo de no-pobres y
el de pobres moderados presentan en mayor medida un locus de control
interno, mientras que el grupo de pobres extremos, tienen un locus de control
externo. Este estudio, aade que en promedio, los hombres en comparacin de
las mujeres, as como las personas con mayor nivel educativo (licenciatura y
postgrado), presentan una mayor tendencia al locus de control interno.
De acuerdo con Rodin (1986) una persona con un alto control percibido
puede tener mejor salud general, esto debido a que tiene ms probabilidades
de adoptar medidas que le sean favorables para su salud. Esto sugiere que el
aumento de percepcin de control del individuo (locus de control interno) sobre
su salud puede conducir a la mejora de la salud personal (Ali, Mazloomy,
Hossein y Rouhani, 2010).
Segn Zdanowicz, Janne y Reynaert (2004), los jvenes adolescentes
sanos, es decir sin trastornos mentales, poseen un locus de control de salud
interno ms alto versus el grupo de adolescentes enfermos. De acuerdo esto,
los adolescentes con patologas mentales, tienen un nivel de interiorizacin
ms bajo en el locus de control de la salud, lo que significa un menor sentido de
responsabilidad personal y un alto nivel de dependencia de los dems.
En una investigacin realizada en un centro de dilisis, por Barrales,
Cepeda, Nez y Wanner (2007), se observa la mayora de las personas en el
centro de dilisis de tipo pblico tienen un locus de control externo, en cambio,
la mayor parte de las personas que asisten a un centro de dilisis de tipo
privado, poseen un locus de control interno.
Martn-Aragn et al. (2000), sealan que en el sndrome de fibromialgia,
la percepcin de control interna y la competencia percibida en salud se asocian
significativamente con un mejor estado de salud, en trminos de percepcin del
dolor, estado fsico y emocional.
27
Por otro lado, Marn (2007) encontr que existan diferencias en el locus
de control entre los pacientes que buscan tratamiento mdico convencional no
farmacolgico y los pacientes que buscaban como opcin una ciruga baritrica
para bajar de peso. En el caso de estos ltimos, tendieron a tener un locus de
control externo a diferencia de los otros pacientes que tendieron a tener como
resultado un locus de control interno.
En relacin con la adherencia, se plantea que los sujetos con locus de
control externo presentan menos posibilidades de adherirse que los sujetos con
locus interno (Zaldvar, 2003).
Barrales et al. (2007), plantean que existira relacin entre locus de
control interno y adherencia teraputica en una muestra de pacientes con
tratamiento de hemodilisis. Los autores sugieren que aquellos pacientes con
locus de control interno presentan una adherencia teraputica alta o total al
tratamiento medicamentoso y dietario.
4. Ansiedad
Desde sus primeras conceptualizaciones, la ansiedad ha constituido una
cuestin de fuerte controversia y por eso ha sido, y es en la actualidad, un
tpico central de reflexin y de investigacin desde distintos puntos de vista y
aproximaciones psicolgicas (Mercado, 2004).
La ansiedad funciona como una seal del arma ante la percepcin y
evaluacin subjetiva de una situacin como amenazante (Mercado, 2004).
Adems, en un inicio, corresponde a una conducta adaptativa que beneficia al
individuo, pero que en funcin de su intensidad y duracin puede tornarse
desadaptativa (Gaviria, Richard y Valderrama, 2007).
El Manual Diagnstico y Estadstico de los Trastornos mentales [DSM-IV]
(American Psychiatric Association [APA], 1994) contempla la ansiedad como
una serie de trastornos con caracterizaciones particulares que, en general,
presentan aspectos comunes tales como los cambios de ndole fisiolgico,
28
como son palpitaciones, sudoracin, entre otras; de ndole conductual,
especialmente conductas evitativas; y cambios a nivel cognitivo, tales como
hipervigilancia, dificultades o errores en el procesamiento de informacin y
productos cognitivos catastrficos de temor o prdida de control y eficacia.
Puede presentarse como diversos trastornos, en los que se incluyen el
desorden de pnico, el desorden de ansiedad generalizada, las fobias, el
trastorno obsesivo compulsivo, el estrs agudo y el trastorno de estrs post
traumtico (APA, 1994).
Spielberg, Gorsuch y Lushene (1970), propusieron una divisin del
concepto de ansiedad en funcin de si la respuesta ansiosa es temporal o es
una condicin ms o menos estable en forma de predisposicin. A la primera,
se le denomina Ansiedad-Estado, y es conceptualizada como una condicin o
estado emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza por
sentimientos de tensin y aprensin subjetivos conscientemente percibidos, y
por un aumento de la actividad del sistema nervioso autnomo. La segunda, se
define como Ansiedad-Rasgo, y se refiere a las diferencias individuales
relativamente estables en la propensin a la ansiedad (Vera-Villarroel, Celis-
Atenas, Crdova-Rubio, Buela-Casal y Spielberger, 2007).
La presencia de algn tipo de desorden de ansiedad, puede llegar a ser
muy incapacitante para el desarrollo normal de la vida de un individuo, por lo
tanto el oportuno y adecuado tratamiento son imprescindibles (Tapia, 2006).
Estudios recientes sealan que la ansiedad es el trastorno emocional de
mayor prevalencia en la poblacin. En una encuesta internacional llevada a
cabo entre 2001-2003 en 14 pases de Amrica, Europa y Asia, los trastornos
de ansiedad reportaron ser los ms frecuentes en la mayora de los pases,
alcanzando una prevalencia entre el 2,4% al 18,2% (Vera-Villarroel et al., 2007).
En Estados Unidos, ms del 16% de todos los adultos entre 18 y 54 aos
presenta algn desorden de ansiedad. El curso longitudinal de estos
desrdenes se caracteriza por su aparicin a edades relativamente tempranas,
29
su cronicidad, recurrencia de los trastornos y perodos de incapacidad. Adems,
se asocian con aumento en el riesgo de intentos de suicidio (Tapia, 2006).
En el caso de Chile, los diagnsticos ms comunes a lo largo de la vida
fueron los trastornos ansiosos con un 11%, siguindolo los trastornos
depresivos mayores en un 9% y la distimia en el 8% (Vicente, Rioseco, Saldivia,
Kohn y Torres, 2002). Otro estudio realizado en el 2005 muestra una alta
prevalencia en trastornos de ansiedad generalizada, estimndose entre un
1,6% y un 2,6% (Kohn et al., 2005).
Los hallazgos en el rea de la salud, indican que la ansiedad produce
efectos perjudiciales en una gran cantidad de enfermedades, como el VIH, la
insuficiencia renal crnica y los trastornos alimenticios, por lo cual se ha inferido
que existe una relacin entre factores psicolgicos, como la ansiedad y las
enfermedades que afectan el sistema inmunolgico (Trujillo, Oviedo-Joekes y
Vargas, 2001).
Son escasos los estudios en nuestro pas que se han centrado en
estudiar la comorbilidad entre ansiedad y obesidad, la literatura al respecto se
encuentra en algunos trabajos extranjeros que estudiaron la presencia de
sntomas de ansiedad en obesos, y que han concluido que existe una
asociacin positiva entre ambos problemas (Tapia, 2006).
As mismo, la obesidad puede aumentar el riesgo de presentar un
trastorno de ansiedad. Se estima que las personas obesas presentan casi
cuatro veces ms riesgo de desarrollar posteriormente un trastorno de ansiedad
al compararla con poblacin no obesa (Pine, Goldstein, Wolf y Weissman, 2001;
Richardson et al., 2003; Goodman, y Whitaker, 2002; Anderson, Cohen,
Neumova y Must, 2006). Los estudios sugieren que los trastornos de ansiedad
pueden actuar como antecedente o consecuencia del exceso de peso,
especialmente en mujeres (Anderson et al., 2006).
En el ao 2006 un estudio realizado en pacientes obesos mayores de 18
aos en Santiago de Chile, confirm la asociacin positiva entre obesidad y
30
ansiedad, encontrados en la literatura extranjera. El grupo estudiado present
una prevalencia elevada en forma significativa de sntomas de ansiedad, los
que se asociaron positivamente tanto en pacientes con sobrepeso y obesidad
de ambos sexos (Tapia, 2006).
Una lnea importante en el estudio de la ansiedad, es la relacin que
establece con la adherencia teraputica (Gordillo, del Amo, Soriano y Gonzalez-
Lahoz, 1999; Gordillo y de la Cruz, 2003). En pacientes espaoles se ha
constatado que aquellos que reportan al momento de evaluarlos un mayor nivel
de ansiedad tienden a adherir menos a los tratamientos (Remor, 2002;
Carrobles, Remor y Rodriguez- Alzamora, 2003).
Un adecuado control de la sintomatologa ansiosa en pacientes con
obesidad y sobrepeso se ha asociado a una mejor tolerancia, y
consecuentemente, mayor adherencia y permanencia al tratamiento destinado a
bajar de peso (Tapia, 2006).
5. Apoyo Social Percibido
La investigacin psicosocial ha puesto de manifiesto la importancia de
las relaciones interpersonales como fuente de recursos esenciales para la
promocin de la salud y el bienestar (House, Umberson y Landis, 1988;
Gracia, 1997).
El apoyo social se define como el conjunto de provisiones expresivas
o instrumentales percibidas que son proporcionadas por la comunidad, las
redes sociales y las personas de confianza, aadiendo que estas provisiones
se pueden producir tanto en situaciones cotidianas como de crisis (Da Costa
et al., 1999).
Desde una perspectiva psicolgica y funcional, la evaluacin que realizan
las personas del apoyo social, se encuentra condicionado por la percepcin
subjetiva de ser apoyado y por la experiencia vivida a travs del apoyo real en
31
situaciones especficas (Quiles y Terol, 2009). De acuerdo a lo anterior, el
apoyo social percibido hace referencia a dos tipos de informes subjetivos:
1. Apoyo Social Recibido: evaluacin que realiza el receptor de apoyo en
relacin al apoyo recibido.
2. Apoyo Social Previsto: evaluacin del apoyo ofrecido por parte de quien
lo provee.
En la literatura se proponen tres puntos a considerar como parte del apoyo
social: la cantidad o calidad del apoyo, tipos de apoyo y fuentes o
proveedores de apoyo (Ramrez, Martnez y Albar, 2002; Molina, Fernndez
y Llopis, 2008).
La calidad de apoyo, se refiere al equilibrio entre las necesidades del
destinatario y como stas son cubiertas. La mayora de los autores, coinciden
en que esta variable debe ser evaluada en trminos de satisfaccin de los
sujetos que reciben el apoyo social (Barrn, 1996; Dur y Garcs, 1991).
Los tipos de apoyo se dividen en tres categoras (Barrn, 1996):
1. Apoyo emocional: apunta al apoyo como expresiones de afecto, cario,
empata, etc.
2. Apoyo instrumental: tiene como fin resolver problemas prcticos, ya sea
acciones, entrega de materiales o servicios.
3. Apoyo informacional: todas aquellas intervenciones que implican
aconsejar, informar o guiar.
Se considera fuentes de apoyo o proveedores de apoyo, a todas
aquellas personas de quien el sujeto recibe apoyo, ya sea de parientes,
vecinos, parejas, conocidos, compaeros de trabajo, profesionales de la salud o
miembros de instituciones religiosas o asociaciones. Por lo tanto, cada uno de
los diferentes miembros que componen la red de los sujetos sociales es un
proveedor de soporte tcnico en potencia, pero es posible que no todos sean
parte de la red de apoyo real (Barrn, 1996; Weber, 1998).
32
Bowling (1991), sita el apoyo social como uno de los determinantes de
la salud en general, aunque la eficacia del apoyo se encuentra directamente
relacionada con la percepcin de los beneficios que tenga el sujeto receptor.
As, cada una de las dimensiones del apoyo social ha sido evaluada en funcin
de los beneficios que aportan a distintos fenmenos psicosociales, como son
las enfermedades psiquitricas, la adherencia a tratamientos, enfermedades
crnicas, etc.
El apoyo social puede proporcionar sentido de bienestar, ser fuente de
informacin, actuar como una forma de afrontamiento, mejorar la autoestima, o
facilitar el acceso a las necesidades materiales (Bowling, 1991).
El apoyo social deficiente aparece asociado a un mayor riesgo de
enfermedad (Calvo y Daz, 2004), patologa cardiovascular (Ikeda et al., 2008),
peor salud psicolgica (Barrn y Snchez, 2001; Martnez, Garca y Maya,
2001), peor salud subjetiva (Okamoto y Tanaka, 2004) y menor bienestar o
calidad de vida (DiMatteo, 2004; Lpez-Garca, Banegas, Graciano, Herruzo y
Rodrguez-Artalejo, 2005).
En cuanto a la relacin que el apoyo social establece con variables
clnicas como la severidad del trastorno o curso de la enfermedad, los
resultados sugieren que el apoyo social est negativamente relacionado con la
severidad de los sntomas de los trastornos de conducta alimentaria (Quiles y
Terol, 2009).
Se ha evaluado fuertemente la incidencia del apoyo social en los
trastornos alimentarios, especialmente en pacientes con bulimia y anorexia. Los
estudios muestran que aunque estos pacientes tengan un acceso similar al
apoyo social que individuos sin el trastorno, se muestran ms insatisfechos con
sus redes de apoyo, ms ansiosos, incmodos y alienados, y en particular, las
pacientes con bulimia perciben menor apoyo social de la familia y amigos,
teniendo un mayor nmero de interacciones negativas (Quiles y Terol, 2008;
Quiles y Terol, 2009). De estos pacientes, el 86,7% considera que sus madres
33
actan como proveedores de asistencia tcnica, y de hecho, durante el curso
de la enfermedad, es la madre dentro de la familia quien acompaa al paciente
en la mayora de las ocasiones (Vidovic, Juresa, Begovac, Mahnik,y Tocilj,
2005).
Una vertiente importante en el estudio del apoyo social, es la relacin
que establece con la adherencia teraputica. El apoyo social se considera uno
de los factores psicosociales ms influyentes en la conducta de adherencia
teraputica a las prescripciones de salud, especialmente en el caso de los
pacientes crnicos. Por lo que un apoyo social insuficiente podra conducir
hacia una menor adopcin de hbitos de vida saludables y un menor
cumplimiento de las recomendaciones mdicas (Marn y Rodrguez, 2001;
Hassan et al., 2006).
De este modo, investigaciones (DiMatteo, 2004; Powell y Campusano,
2003) han descrito el importante papel que el apoyo social juega en la
adherencia a las recomendaciones de salud en diversas enfermedades crnicas
como diabetes, asma, hipertensin trastornos renales, epilepsia o VIH (Martos
y Pozo, 2008).
6. Depresin
Para la OMS (2010) la depresin es un trastorno mental que presenta
como caractersticas: un estado de nimo deprimido, prdida de inters o
placer, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueo o del
apetito, baja energa, y falta de concentracin. Dichas caractersticas pueden
convertirse en crnicas, llevando a un perjuicio sustancial en la capacidad de la
persona para hacerse cargo de sus responsabilidades cotidianas. En los casos
ms extremos, la depresin puede conducir al suicidio, lo que genera la
prdida de alrededor de 850.000 vidas cada ao.
Respecto a manuales diagnsticos, la depresin es determinada en
base a criterios, los cuales si estn o no presentes en la persona configuran un
34
cuadro depresivo, el cual puede variar su grado desde leve a mayor, segn el
manual diagnostico.
Segn el DSM-IV (APA, 2002), la depresin forma parte de los trastornos
del estado de nimo. A su vez en la dcima versin de la Clasificacin
estadstica internacional de enfermedades y otros problemas de salud [CIE-10]
(OMS, 1992), la depresin forma parte de los episodios depresivos, sta puede
ser catalogada como, leve, moderada o grave, en funcin si existe una menor o
mayor dificultad, en la persona al desarrollar su actividad social, laboral o
domstica.
Segn el CIE-10 en los episodios depresivos, la persona sufre un humor
depresivo, prdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas,
disminucin de su vitalidad, que lleva a una reduccin de su nivel de actividad y
a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mnimo.
Segn CIE- 10 los siguientes sntomas tambin son manifestaciones de
episodios depresivos:
1. La disminucin de la atencin y concentracin.
2. La prdida de la confianza en s mismo y sentimientos de inferioridad.
3. Las ideas de culpa y de ser intil (incluso en los episodios leves).
4. Una perspectiva sombra del futuro.
5. Los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.
6. Los trastornos del sueo.
7. La prdida del apetito.
Esta patologa con el paso de los aos se ha ido incrementando de
manera exponencial, y a su vez trae consigo la aparicin de otras patologas,
como el abuso de sustancias, alcoholismo, trastornos alimenticios, etc. Segn la
OMS (2002), uno de cada cuatro personas (25% de la poblacin) sufre al
menos un trastorno mental o emocional en algn momento de su vida.
La OMS (2010) ha indicado que la depresin pasar a convertirse en la
segunda causa de discapacidad en el mundo para el ao 2020, mientras que
35
hace diez aos atrs ocupaba el cuarto lugar. En salud la investigacin sobre
cmo prevenir y tratar este trastorno en particular ha sido fuertemente
jerarquizada, y an, las medidas de su prevalencia, lejos de disminuir,
amenazan con aumentar en el transcurso del siglo XXI.
La depresin afecta a las mujeres dos veces ms que los hombres. Uno
de cada cinco mujeres sufre un episodio depresivo mayor en algn momento de
sus vidas, y esa proporcin se reduce significativamente en los hombres, siendo
slo uno de cada diez (Torres, 2002). Segn el DSM-IV (APA, 2002), el riesgo
de que un trastorno depresivo mayor se produzca durante la vida, es mucho
mayor en las mujeres, donde flucta entre un 10% y 25% y mientras que en los
hombres oscila entre un 5% y 12% para. El manual, tambin establece que en
las muestras de adultos de la poblacin en general, la prevalencia de la
depresin se encuentra entre el 5% y 9% en mujeres y entre el 2% y 3% en los
hombres.
En la atencin primaria segn la OMS (2010), la depresin puede ser
diagnosticada y abordada correctamente. Y su tratamiento es a travs de
medicamentos antidepresivos y de formas estructuradas de psicoterapia
eficaces para un 60% y 80% de los afectados por depresin. Sin embargo,
menos del 25% de los afectados (en algunos pases menos del 10%) reciben
estos tratamientos. Segn este organismo las barreras hacia una atencin
eficaz para la depresin se manifiestan en la falta de recursos, proveedores
capacitados, y a su vez en el estigma social que tiene la poblacin respecto de
los trastornos mentales como la depresin.
La visin que tiene la psicologa respecto de la depresin, vara segn la
corriente epistemolgica, en este estudio se trabaja en base a los
planteamientos de la corriente cognitiva.
La teora cognitiva, con Beck (1995) como uno de sus mayores
exponentes, establece que la depresin, es la evidencia de los problemas
cognitivos que tiene el sujeto en la evaluacin de s mismo, de su mundo y de
36
su futuro. Estos constituyen la base en la evaluacin de la depresin, y se
catalogan como la triada cognitiva.
Segn Beck (1974), la triada cognitiva est relacionada con un
pensamiento extremo de trminos absolutos, y con el establecimiento de
objetivos rgidos y perfeccionistas. Adems, cuando se fracasa en alcanzar
esos objetivos, la tendencia depresiva del individuo tiende a culpar de la causa
del hecho adverso a alguna deficiencia presente en s mismo, tendiendo a
contemplar esta presunta deficiencia en trminos exagerados, y emplendose
en una excesiva autocrtica acerca de las causas de estas deficiencias
asumidas.
Beck (1995) establece que la depresin no es un desorden afectivo,
como podra parecer a primera vista, sino un problema cognitivo. El tratamiento,
por tanto ha de llevarse a cabo a ese nivel, a travs de una reestructuracin del
pensamiento errneo del individuo.
Los problemas cognitivos, segn Beck (1995) se traducen en errores en
el procesamiento de la informacin derivados de los esquemas cognitivos o
supuestos personales. Dichos errores de procesamiento reciben el nombre de
distorsin cognitiva. Beck (1995) identifica en la depresin no psictica los
siguientes: Interferencia arbitraria, abstraccin selectiva, sobregeneralizacin,
maximizacin, minimizacin, personalizacin, pensamiento dicotmico o
polarizacin.
Estudios mencionados en el libro de adherencia a tratamientos de largo
plazo: Pruebas para la accin de la OMS (2004) refieren que la depresin se
observa como un factor de riesgo para la adherencia teraputica. La depresin
se presenta como factor de riesgo en la dimensin relacionada con el paciente
en varias enfermedades como la tuberculosis, el tabaquismo (Alterman et al.,
1999; Killen, 2000 en OMS, 2004) tratamiento para la infeccin de VIH
(Paterson et al., 2000 en OMS, 2004) y diabetes (Lusman, Griffith y Clouse,
37
1997; Ciechanowski, Katon y Russo, 2000; Anderson et al., 2001 en OMS,
2004).
En esta misma lnea Egede y Osborn (2010), encontraron que la
depresin dificulta varios aspectos como la bsqueda de tratamiento, de apoyo,
social y de adopcin de conductas eficaces de cuidado personal, como
mantenimiento de una dieta adecuada, cuidado de pies, actividad fsica y
evaluacin de glucosa en adultos con diabetes mellitas tipo 2.
En una investigacin realizada a 2.088 adultos mayores (70-79 aos),
Beekman et al. (2008), encontraron que existe un mecanismo fisiopatolgico
especfico que relaciona la depresin con la acumulacin de grasa vsceral. En
este estudio se observ que hay diferencias de acumulacin de grasa entre
personas con y sin depresin, concluyendo finalmente, que la depresin
predice el aumento de la obesidad abdominal, independiente del sobrepeso
general, donde se observ que la depresin duplica las probabilidades de
aumentar la cantidad de grasa visceral.
Bouvy (2010), en un estudio de meta anlisis, observan que el sexo, la
edad y la depresin severa tienen un efecto moderado en el sobrepeso. Por
otro lado, la obesidad se muestra como un factor de riesgo para el inicio de
depresin en personas adultas, no siendo significativo en jvenes menores de
20 aos. Por tanto, la depresin, se plantea como predictor de la obesidad en
desarrollo. En este sentido, varias investigaciones refieren la depresin
incrementa el riesgo de obesidad en el futuro (Hoppa y hallstrom, 1981;
Goodman y Huang, 2002; Stice, Presnell, Shaw y Rohde, 2005).
En el estudio realizado por Stice et al. (2005), sealan que a mayor
cantidad de sntomas depresivos reportados por adolescentes, se proyecta
un aumento de cuatro veces el riesgo de obesidad, lo cual entrega directrices al
modelo etiolgico de la obesidad. Segn estos autores, en la depresin las
personas comen para proporcionar distraccin de sentimientos
negativos. Adems, sealan que la desregulacin de la
38
serotonina que caracteriza la depresin lleva a los individuos a consumir
excesivas cantidades de alimentos ricos en carbohidratos en un esfuerzo para
regular los niveles de serotonina.
Segn Hoppa y Hallstrom (1981) la depresin se relaciona, con un
futuro incremento de peso en adultos. En la investigacin de Stice et. al. (2005)
sealan que los individuos que se dedican a hacer rgimen alimenticio y
comportamientos de control de peso con frecuencia experimentan elevados
ndices de depresin.
El trabajo realizado en Chile por Tapia y Masson (2006) respecto a
pacientes con obesidad, demostr que seis meses antes de sufrir un infarto
agudo de miocardio los pacientes presentaron una prevalencia de depresin
ms elevada que la poblacin general.
39
IV. Metodologa
1. Tipo de Estudio
El estudio de la presente investigacin fue de tipo correlacional de corte
transversal, donde se pretende medir el grado en que se asocian distintas
variables (factores socio-demogrficos, autoestima, depresin, autoestima,
locus de control y apoyo social) con una variable dependiente (adherencia
teraputica). Estas relaciones se establecieron dentro de un mismo contexto, y
a partir de los mismos sujetos. La observacin del fenmeno se realiz una vez
en el tiempo, es decir, que no existe seguimiento posterior a los participantes
(Hernndez, Fernndez y Baptista, 2001).
2. Diseo de Investigacin
La investigacin se realiz desde un diseo de estudio no experimental.
Este tipo de estudio no realiza manipulacin deliberada de variables. En el
diseo no experimental se observan los fenmenos tal y como se dan en su
contexto natural, para despus analizarlos (Hernndez et al., 2001).
3. Hiptesis
Hiptesis general
Hi: Existen diferencias sociodemogrficas y psicolgicas entre pacientes
con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los tratamientos
nutricionales en los que participan.
Hiptesis especficas
Hi1: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan
mayor autoestima que los sujetos no adherentes.
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Hi2: Los sujetos obesos clasificados como adherentes a tratamientos
nutricionales reportan un locus de control de tipo interno.
Hi3: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan
mayor ansiedad que los sujetos no adherentes.
Hi4: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales reportan
mayor apoyo social percibido que los sujetos no adherentes.
Hi5: Se reporta mayor depresin en aquellos sujetos obesos que no
presentan adherencia a tratamientos nutricionales.
4. Participantes
El universo a considerar son todos los pacientes que presentan obesidad
que participan en tratamientos nutricionales.
La muestra en este estudio es no probabilsticas, ya que la eleccin de
los elementos no depende de la probabilidad, sino de causas relacionadas con
las caractersticas de los investigadores. La muestra fue dirigida, con un
procedimiento de seleccin informal y un poco arbitrario. La ventaja de una
muestra no probabilstica es su utilidad, pues, no requiere de una
representatividad de elementos de una poblacin, sino de una cuidadosa y
controlada eleccin de sujetos con ciertas caractersticas especificadas
(Hernndez et al., 2001)
Se realiz un muestreo por conveniencia de sujetos disponibles en el
CESFAM San Ramn (comuna de San Ramn) y que consintieron participar
en el estudio.
La muestra se constituy por personas con obesidad (IMC> 30) mayores
de 18 aos, sin lmite de edad, que estn en tratamiento nutricional. De los
sujetos seleccionados para participar del estudio (66 sujetos), se consideraron
11 datos como no vlidos, ya que no cumplieron con el criterio de tener un IMC
mayor a 30.
41
No se excluy de la muestra aquellos pacientes que presenten
enfermedades mdicas asociadas o no asociadas a la obesidad, aunque si se
consider en el anlisis de los datos. Por su parte, tambin se recolectaron
datos sociodemogrficos como: edad, sexo, nivel educacional, tipo de familia a
la que pertenecen, nivel socioeconmico y IMC.
5. Tcnica de Recoleccin de Datos
5.1 Cuestionario MBG
El cuestionario MGB para la evaluacin de adherencia teraputica, fue
construido por Martn, Bayarre y Grau (2007) con el objetivo de medir la variable
adherencia en pacientes con hipertensin arterial en La Habana, Cuba.
Actualmente se ha extendido su uso en investigaciones an en curso, con
pacientes que padecen diabetes mellitus tipo 2 y con personas portadoras de
VIH. En la presente investigacin se utiliz este cuestionario pese a que no ha
sido construido para medir adherencia teraputica en pacientes con obesidad,
para lo cual se realizaron modificaciones en la redaccin de algunas preguntas,
con el objetivo de adecuar el instrumento a nuestra poblacin de estudio.
El cuestionario MGB consiste en un cuestionario de autorreporte, corto y
sencillo, de fcil aplicacin y cmodas posibilidades de respuesta por parte del
paciente, como la mejor va para realizar la evaluacin rpida del nivel de
adhesin o no que tiene el paciente al tratamiento mdico indicado (Martn et
al., 2007).
Se encuentra conformado por tems en forma de 12 afirmaciones que
recorren las categoras que se considera conforman la definicin operacional de
adherencia teraputica. Se le da al paciente la opcin de respuesta en una
escala Lickert compuesta por cinco posibilidades que van desde Siempre hasta
Nunca, marcando con una X la periodicidad que considera ejecuta la persona.
Para calcular la puntuacin obtenida por cada paciente se asign el valor
0 a la columna Nunca, 1 a Casi nunca, 2 para A Veces, 3 a Casi Siempre y 4 a
42
Siempre, siendo 48 la totalidad de puntos posibles a alcanzar (Martn et al.,
2007).
Su calificacin se establece a travs de la estimacin de un puntaje que
divide en proporciones la totalidad de los puntos obtenidos por cada paciente,
considerando como Adheridos Totales a los que obtienen de 38 a 48 puntos,
Adheridos Parciales de 18 a 37 puntos y No Adheridos a los que obtienen entre
0 y 17, de modo que se pueda cuantificar con rapidez la respuesta del paciente
y determinar tres tipos o niveles de adherencia al tratamiento: Total, Parcial y
No adherido (Martn et al., 2007).
De acuerdo a las necesidades de esta investigacin, la cual consiste en
dividir a los participantes en adherentes y no adherentes, el puntaje de este test
se cuantific de acuerdo al criterio: cuartil 25 no adherentes, cuartil 75
adherentes.
Validez
Para obtener la validez de contenido Martn, Bayarre y Grau (2007),
sometieron a un proceso de validacin de criterios de expertos la estructura y
formulacin de las preguntas del cuestionario. El criterio de los jueces expertos
se utiliz para evaluar la correspondencia de los tems en relacin con la
definicin operacional y las categoras propuestas. La respuesta de los
expertos, valoracin que ellos realizaron sobre las referidas propiedades se
recogi a travs de una escala ordinal que incluy: Mucho, Poco y Nada.
El cuestionario de validacin fue sometido, antes de su aplicacin con el
objetivo de validacin, a un proceso de pilotaje en un grupo de 25 pacientes,
para comprobar la comprensin de las preguntas y el funcionamiento del
instrumento.
Los resultados obtenidos permiten considerar que la formulacin de los
tems, es razonable, se encuentran claramente definidos y se justifica su
presencia en el cuestionario. La propiedad de peores resultados fue "si el tem
43
discrimina variaciones del constructo" donde 4 tems no alcanzaron el 70 %. Y
tambin un tem fue valorado slo por el 50 % de los expertos como que "ofrece
datos fciles de obtener". Estos resultados llevaron a realizar modificaciones en
la formulacin inicial del tem 11.
La validez de construccin del cuestionario MBG, fue evaluada a travs
de un anlisis factorial de componentes principales utilizando el mtodo de
rotacin Varimax. Se realiz un anlisis de las comunalidades para conocer la
representatividad de las variables en los factores retenidos y de la consistencia
interna por factor retenido. Los resultados sugirieron la presencia de tres
factores denominados: Cumplimiento activo, Autonoma ante el tratamiento y
Complejidad de la adhesin, que explican el 68,72 %de la varianza acumulada
en el MBG y se establecen utilizando el criterio de valor total mayor o igual a 1.
Confiabilidad
La muestra estudiada para el proceso de validacin estuvo compuesta
por pacientes con hipertensin arterial esencial, bajo tratamiento mdico
mayores de 20 aos, que desea colaborar con la investigacin, residentes en el
Municipio Centro Habana y pertenecientes al rea de salud que atiende el
Policlnico Van-Troi (n: 114).
La consistencia interna se determin a travs del clculo del coeficiente
Alfa de Cronbach de forma global, eliminando el puntaje del tem a analizar y
con la correlacin tem-total y el Coeficiente de determinacin.
El ndice de consistencia interna Alfa de Cronbach obtenido para esta
muestra fue de 0.889. Los tems con los promedios ms altos fueron: 1, 3, 6, y
el 9. En la correlacin tem-total del MBG, la mayora alcanz valores superiores
a 0.50, lo cual es indicador de un buen nivel de consistencia entre los tems,
siendo el 8 y 9 los de ms elevada correlacin. Slo los tems 7 y 11 no
sobrepasaron el valor de 0.50. Tambin todos contribuyeron a mantener un Alfa
44
de Cronbach superior a 0.80 de ser eliminados, por lo que se puede sealar
una buena homogeneidad del instrumento elaborado.
5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg
La Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR), se present por primera
vez en 1965, en la publicacin Society and the adolescent self image. Society
of the adolescent self-image, siendo posteriormente revisada por su autor en
1989.
El EAR consta de 10 preguntas, puntuables entre 1 y 4 puntos (muy de
acuerdo, de acuerdo, en desacuerdo, muy en desacuerdo), lo que permite
obtener una puntuacin mnima de 10 y mxima de 40, y se suele considerar
como rango normal de puntuacin el situado entre 25 y 35 puntos. Su aplicacin
es simple y rpida. Cuenta con 10 tems, divididos equitativamente en positivos
y negativos. Es un instrumento unidimensional que se contesta en una escala
de 4 alternativas, que va desde muy de acuerdo a muy en desacuerdo
(Rojas-Barahona et al., 2009).
En relacin al cuestionario de autoestima de Rosenberg en Chile, Rojas-
Barahona et al. (2009) pudieron validarlo en una muestra de jvenes adultos,
adultos y adultos mayores. En su estudio seleccionaron 473 sujetos de la
Regin Metropolitana de Santiago de Chile, a partir de un muestreo
intencionado por cuotas distribuidos segn: escolaridad (bsica, media y
superior); sexo (hombre y mujer); edad (30-45, 45-59 y 60-75) e ingreso
autnomo per cpita del hogar (bajo, medio, alto).
Con respecto a la normalidad de las respuestas se observa una
tendencia hacia una alta autoestima, evidencindose la media ms alta en los
tems positivos y ms baja en los tems negativos, situacin similar a lo
expresado por en la mayora de las validaciones. No obstante, la escala total
se mantiene en los rangos de normalidad en asimetra y curtosis, lo que permite
45
hacer un anlisis factorial exploratorio sin necesidad de transformar los datos
originales (Rojas-Barahona et al., 2009).
La media registrada en este estudio (x =32,47), para la Regin
Metropolitana, es similar a la reportada en otro estudio chileno, tambin en
poblacin no clnica (x =33,12) y al promedio general que se observa en 53
naciones (x =30,85) (Rojas-Barahona et al., 2009).
Los datos normativos de la muestra total no varan por edad ni por sexo,
sin embargo, hay un nmero importante de casos que obtienen los puntajes
ms altos (55 casos), lo que dificultara la diferenciacin de los sujetos en el
rango superior de la escala, esto se reporta tambin en Alemania (Rojas-
Barahona et al., 2009).
Como sealan Rojas-Barahona et al. (2009) la Escala de Autoestima de
Rosenberg (EAR), ha sido traducida y validada en distintos pases e idiomas:
francs, alemn, japons, portugus, espaol.
La Escala de Autoestima de Rosenberg ha sido utilizada en Chile, y en
el estudio de Rojas-Barahona et al. (2009), se pudo determinar su confiabilidad
y validez en una muestra chilena, especficamente en jvenes adultos, adultos
y adultos mayores. En donde el EAR cumple con los criterios de validez de un
instrumento de calidad para medir la autoestima en Chile y su comportamiento
es similar a lo esperado por Rosenberg para la poblacin original (Rojas-
Barahona et al., 2009).
Confiabilidad
Respecto a la confiabilidad, Schmitt y Allik (2005) realizaron un estudio
multicultural, administrando la EAR en 53 naciones, en 48 de las cuales se
presenta una confiabilidad sobre 0.75. En el estudio chileno, respecto a la
confiabilidad el valor fue de 0.754 para el total de la muestra, encontrndose
dentro del rango esperado para este instrumento, que flucta entre 0.72 y 0.89.
46
5.3. Instrumento de evaluacin de Locus de control I-E
El instrumento de evaluacin de locus de control, se realiz en base a
los planteamientos de Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vzquez, 2009), es la
escala ms conocida y usada de todas las escalas de locus de control
generales.
La prueba es de auto-reporte. Tiene 29 tems, 23 de los cuales estn
dirigidos a evaluar las expectativas generalizadas de control de los refuerzos,
los otros 6 tems, son distractores de manera de hacer ms ambigua la prueba
general. El puntaje mximo a obtener en la prueba es de 23 y a mayor puntaje,
mayor locus de control externo (Linares et al., 2009).
Validez
Se aport a la validez del instrumento a travs de la validez de
constructo, a travs de la medida de adecuacin muestral que indic la
posibilidad de factorizacin con un KMO de 0.67 (Brenlla y Vzquez, 2009).
Para evaluar la validez, se calcul a travs de la convergencia y
divergencia con la escala de Afrontamiento y la escala Autoeficacia. En relacin
con la Autoeficacia, se obtuvo una correlacin negativa de 0.306 con una
significacin de 0.01, lo que indica que existe una asociacin entre las escalas
de Locus de control y autoeficacia, de modo que las personas con un locus de
control externo, tienen menor nivel de autoeficacia (Brenlla y Vzquez, 2009).
Confiabilidad
Segn Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vzquez, 2009), la confiabilidad
que tiene el test I-E presenta un Alfa entre 0.69 y 0.76, de acuerdo a los datos
en la adaptacin original. En la adaptacin para Argentina, que realizaron
Brenlla y Vzquez (2009) con una muestra de 288 sujetos, encontraron una
47
confiabilidad del instrumento a travs del anlisis de consistencia interna por el
ndice de Alpha de Cronbach de 0.65, tambin realizaron al clculo mediante la
frmula de Kuder Richarson, el cual arroj un resultado de 0.64.
5.4. Inventario para la Depresin de Beck
El inventario de depresin de Beck, fue elaborado en la Universidad de
Pennsylvania en 1961 por el Dr. Aaron Beck y se desarrollo originalmente para
detectar, calcular y monitorear los cambios en los sntomas depresivos en las
personas que necesitaban servicios de salud mental. Actualmente es uno de los
instrumentos de auto informe ms utilizado a nivel mundial para cuantificar los
sntomas depresivos en poblaciones normales y clnicas, tanto en la prctica
profesional como en la investigacin (Gonzalez-Cells, 2009).
Como sealan Melipillan, Cova, Rincn y Valdivia (2008), se han
realizado varias revisiones del instrumento desde su creacin, lo cual a
permitido la confeccin de dos versiones: el BDI IA