Terapia de Aceptación y Compromiso en formato
grupal breve para trastornos de ansiedad
Alumno: Javier Manchón López
Tutoras: María José Quiles Sebastián y Yolanda Quiles Marcos
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Resumen: El fin de este estudio fue comprobar la eficacia de la Terapia de Aceptación
y Compromiso en formato grupal breve para el tratamiento de los trastornos de
ansiedad, así como analizar la relación de la flexibilidad psicológica con la ansiedad, la
depresión y la calidad de vida relacionada con la salud. La muestra estuvo compuesta
por nueve pacientes (55.56% mujeres) de la Unidad de Salud Mental del Centro de
Salud de Crevillent (Alicante). La edad media del grupo fue de 37 años (DT = 13.08). El
tratamiento consistió en un taller de seis sesiones semanales, de 90 minutos de duración.
Los participantes completaron medidas de ansiedad-rasgo, depresión, calidad de vida
relacionada con la salud y flexibilidad psicológica. Los resultados indicaron que el
tratamiento fue efectivo, obteniendo cambios estadísticamente significativos y con un
tamaño del efecto elevado en las cuatro variables de interés. La flexibilidad psicológica
correlacionó positivamente con calidad de vida relacionada con la salud, y
negativamente con sintomatología ansiosa y depresiva.
Abstract: The purpose of this study was to assess the effectiveness of a brief group-
based form of Acceptance and Commitment Therapy for the treatment of anxiety
disorders and to analyze the relationship between psychological flexibility and anxiety,
depression and health-related quality of life. The sample consisted of nine patients
(55.56% women) from the Mental Health Unit, from Health Center of Crevillent
(Alicante). The average age was 37 years (SD = 13.08). The treatment consisted of six
weekly group sessions of 90 minutes. Participants completed measures of trait anxiety,
depression, health-related quality of life and psychological flexibility. The results
showed that the treatment was effective, making statistically significant changes with a
high effect size in the four variables of interest. Psychological flexibility positively
correlated with health-related quality of life, and negatively with anxiety and depression
symptoms.
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En la actualidad, los trastornos de ansiedad son el trastorno mental más común y
tienen importantes consecuencias en nuestra sociedad. En España, según datos del
ESEMeD (Haro et al., 2006), la prevalencia-vida de los trastornos de ansiedad era del
9.3%, representando casi la mitad del total de los trastornos mentales (19.46%).
Además, la prevalencia-año se estimó en 6.2% (de un total de 8.48%). En estudios
posteriores se estimó que más de seis millones de personas en España padecían algún
trastorno de ansiedad (Gustavsson et al., 2011) y, a partir de datos del Global Burden of
Disease realizado en 2010, se calculó que los trastornos de ansiedad causaban el 2.39%
de los años vividos con discapacidad (Lara et al., 2015).
En cuanto a sus consecuencias económicas, atendiendo a datos del 2010, se
estimó que el coste de los trastornos de ansiedad en España era de 1661€ por paciente,
teniendo en cuenta costes directos e indirectos, lo que se traducía en 10365 millones de
euros de gasto público. En conjunto, todos los trastornos mentales y enfermedades
neurológicas supondrían un 8% del PIB español (Parés-Badell et al., 2014). El gasto
económico ha aumentado en los últimos años, lo que podría estar causado por el
aumento de la prevalencia de los trastornos y el mayor uso de medicación. Según datos
de la última Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud el tratamiento
suministrado más frecuentemente fue el farmacológico, solo o en combinación con
alguna intervención psicológica (Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad,
2011).
Frente a la mayor medicalización de los trastornos de ansiedad, la terapia
psicológica, más específicamente la cognitivo-conductual, se ha mostrado como una
alternativa más eficaz y eficiente, y es considerada como el tratamiento de primera
elección por instituciones como el NICE (National Institute for Health and Clinical
Excellence, 2014).
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Una posible forma de abordar el tratamiento psicológico es siguiendo un
enfoque grupal. Los estudios sobre la eficacia de la intervención psicológica grupal
permiten considerar este formato como una alternativa eficaz para los trastornos de
ansiedad (Lidbeck, 2003; McEwen, West y McRobbie, 2006; Sharp, Power y Swanson,
2004; citados por Segarra, Farriols y Palma, 2011). Además, se trata de una opción
eficiente, puesto que permite atender a un mayor número de personas y con mayor
frecuencia frente al formato individual. En España existen numerosos ejemplos de
aplicación psicológica grupal que se han puesto a prueba en entorno público, tales como
las experiencias encontradas en duelo (Sanz, García y Carbajo, 2014; Espinosa,
Campillo, Garriga y Martín, 2015), pacientes con somatizaciones (Sánchez-García,
2014), trastorno de pánico (Prats et al., 2014), adolescentes con problemas emocionales
(Padilla y Jiménez, 2014), dolor crónico (van-der Hofstadt et al., 2012) y trastornos de
ansiedad (Segarra, Farriols, Palma, Segura y Castell, 2011), entre otros. En este último
se realizó un tratamiento grupal para trastornos de ansiedad (incluyendo trastorno de
ansiedad generalizada, trastornos de pánico con y sin agorafobia, y trastornos
adaptativos) de 20 sesiones semanales, 90 minutos de duración y diseño
cuasiexperimental. Los resultados arrojaron tamaños del efecto moderados en reducción
de sintomatología depresiva (d = 0.39) y ansiosa (d = 0.44) y un tamaño del efecto
pequeño en los cambios que encontraron en ansiedad rasgo (d = 0.22).
En los últimos 20 años han aparecido nuevos enfoques teóricos para abordar el
tratamiento psicológico: las llamadas terapias de tercera generación. Dentro de ellas,
podríamos resaltar la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) como una de las más
prometedoras e interesantes (Hayes, Strosahl y Wilson, 2014).
Sobre ACT cabe destacar que forma parte de la terapia cognitivo-conductual,
pero al mismo tiempo contiene características muy distintivas (Ruiz, 2012). No es
5
únicamente una tecnología específica, sino que se trata de un nuevo enfoque de
intervención psicológica. Tal como ocurre con otras terapias de tercera generación, nos
encontramos con un cambio de paradigma en el que, más que centrarse en cambiar los
eventos psicológicos (o eliminar síntomas), se persigue cambiar la función de sus
eventos y la relación de las personas con ellos a través de técnicas como la aceptación,
la defusión y el mindfulness (Teasdale, 2003; citado por Hayes, Luoma, Bond, Masuda
y Lillis, 2006). A nivel teórico, ACT sigue la estela del modelo conductual clásico (es
decir, de las terapias de primera generación), añadiendo un enfoque contextual.
Asimismo, abraza una filosofía contextual de la ciencia, una teoría básica del lenguaje y
la cognición, y una teoría aplicada de la psicopatología y el cambio psicológico. Sus
raíces teóricas las encontramos en la Teoría del Marco Relacional (RFT en sus siglas en
inglés: Relational Frame Theory), que ha sido empleada para explicar la aparición de
psicopatología. Así, los autores han situado como origen de la psicopatología la forma
en la que el lenguaje y la cognición interactúan con contingencias directas hasta generar
la incapacidad de persistir o cambiar el comportamiento al servicio de metas valiosas a
largo plazo. El resultado final sería la inflexibilidad psicológica, proceso diana que ACT
pretende modificar a través del modelo de flexibilidad psicológica (Hayes et al., 2006).
Los seis procesos clave en los que se articula la teoría de la flexibilidad psicológica, y
su correspondencia con la inflexibilidad, se encuentran en la Tabla 1.
Los conceptos en los que se basa la teoría de ACT se han visto respaldados por
diferentes estudios. En diversos análisis correlacionales, citados por Ruiz (2010), se ha
encontrado que el constructo de evitación experiencial (y aceptación o flexibilidad
psicológica, en su polo opuesto) se relacionaba prácticamente con todos los síntomas
psicológicos y correlacionaba negativamente con calidad de vida y medidas generales
6
de salud. Entre estas correlaciones, destacamos las detectadas con sintomatología
depresiva (r = .37 a r = .77) y sintomatología ansiosa (r = .16 a r = .76; Ruiz, 2012).
Tabla 1. Procesos de la teoría de flexibilidad psicológica (Hayes et al., 2006).
Proceso de flexibilidad
(e inflexibilidad) Descripción
Aceptación
(Evitación experiencial)
Acogimiento activo y consciente de los eventos privados causados
por la historia de uno mismo, sin intentos innecesarios de cambiar su
frecuencia o forma.
Defusión cognitiva
(Fusión cognitiva)
Técnicas dirigidas a intentar cambiar la relación con los pensamientos
y a alterar las funciones indeseables de pensamientos y otros eventos
privados (sin cambiar frecuencia o forma). El resultado de la defusión
es la reducción de credibilidad del pensamiento, o del apego/fusión a
los eventos privados.
Yo como contexto
(Vinculación al yo conceptual)
Self entendido como un contexto para el conocimiento verbal, y no
como el contenido del conocimiento. Consciencia de las propias
experiencias sin fusionarse con ellas.
Atención al momento presente
(Atención rígida, bajo
autoconocimiento, pasado
conceptualizado y futuro
temido)
Contacto libre de juicios, momento a momento, con los eventos
psicológicos y ambientales. El objetivo es experimentar el mundo
más directamente, de manera que el comportamiento sea más flexible
y, por tanto, las acciones sean más consistentes con sus valores.
Valores
(Quiebra de valores, o
predominio de “valores” de
conformidad, fusión y
evitación)
ACT ayuda a elegir direcciones vitales valiosas mientras debilita los
procesos verbales que pueden llevar a elecciones basadas en la
evitación, en el plegamiento social o la fusión. Los procesos de
aceptación, defusión, atención al momento presente y yo como
contexto no son fines en sí mismos, sino que se emplean para obtener
una vida más consistente con los valores.
Compromiso con la acción
(Inactividad, impulsividad o
evitación persistentes)
Desarrollo de patrones de acción relacionados con los valores
elegidos. Se pretende conseguir que se realicen metas concretas en
cuanto a cambio conductual, ya sean éstas a corto, medio o largo
plazo. El cambio conductual dirige a entrar en contacto con las
barreras psicológicas abordadas en los otros procesos mencionados.
En cuanto a la aplicación de ACT como tratamiento, se ha puesto a prueba en
psicología clínica y psicología de la salud con buenos resultados y en diversas áreas,
7
con tamaños del efecto elevados en general (Ruiz, 2010). Se ha comprobado su eficacia
en diversos trastornos de ansiedad (trastorno de ansiedad generalizada, trastorno
obsesivo-compulsivo, ansiedad social, estrés postraumático y trastorno de pánico), y los
datos preliminares apoyarían la noción de que el modelo ACT puede ser apropiado para
conceptualizar y, por consiguiente, tratar estos trastornos (Sharp, 2012).
Respecto a la comparación de la eficacia de ACT con la terapia cognitivo-
conductual (TCC), el meta-análisis realizado por Ruiz (2012) indicó un tamaño del
efecto pequeño-medio en beneficio de ACT sobre TCC (g+ = 0.40, IC de 95%, de 0.16 a
0.64), aunque no parecían existir diferencias significativas en depresión (g+ = 0.27) y
ansiedad (g+ = 0.14).
En un reciente meta-análisis que comparaba la eficacia de ACT con TCC en
ansiedad y depresión, llevado a cabo por Hacker, Stone y MacBeth (2016), los datos
señalaron que existían diferencias entre ACT y condiciones de control como la lista de
espera, al menos, con un tamaño del efecto medio (d = 0.45 a d = 0.95 en ansiedad; d =
0.54 a d = 0.94 en depresión) a favor de ACT. No obstante, también se indicó que no
parece haber diferencias entre ACT y TCC. Los autores resaltaron que sería importante
tener en cuenta que la investigación se ha enfocado desde la reducción de síntomas, y
que éste no es el objetivo primario del tratamiento ACT, sino que pretende mejorar la
flexibilidad psicológica y, por tanto, deberían analizarse otros constructos consistentes
con esta terapia. En este sentido, puede que ACT tenga más efecto en calidad de vida y
sintomatología depresiva. Por último, tanto Hacker et al., como Ruiz (2012)
coincidieron en que algunas características metodológicas de los estudios debían ser
mejoradas y, por tanto, los resultados debían ser tomados con cautela.
Centrándonos en el tratamiento de la ansiedad desde ACT, éste puede llevarse a
cabo de diferentes maneras, enfocando la terapia a alguno de los seis procesos concretos
8
que se han descrito anteriormente. Aún así, en un intento de tratar de manera unificada
los distintos trastornos de ansiedad, el equipo de Eifert et al. (2009) ha desarrollado un
protocolo de tratamiento dividido en tres fases:
Fase 1: Crear un contexto de aceptación del malestar provocado por la ansiedad.
Fase 2: Identificar los valores de los clientes y enseñar técnicas para construir
patrones de conducta más flexibles cuando aparezca la ansiedad.
Fase 3: Concretar acciones relacionadas con los valores definidos en la fase
anterior, y que los clientes se involucren en estas actividades, trabajando en terapia con
las posibles barreras que perciban para realizarlas, entendiendo que la ansiedad puede
aparecer de manera normal al involucrarse en ellas.
Finalmente, en referencia a las aplicaciones en formato grupal de ACT, podemos
destacar las distintas problemáticas en las que se ha aplicado, recogidas en la Tabla 2.
Tabla 2. Aplicaciones de ACT en formato grupal.
Problemática Autores
Trastornos de personalidad resistente a tratamiento Chakhssi, Janssen, Pol, Dreumel y Westerhof,
2015
Grupo heterogéneo resistente a tratamiento Clarke, Kingston, Wilson, Bolderston y
Remington, 2012
Trastorno límite de la personalidad Morton, Snowdon, Gopold y Guymer, 2012
Fobia/ansiedad social Ossman, Wilson, Storaasli y McNeill, 2006
Craske et al., 2014
Golden, 2014
Trastorno obsesivo-compulsivo Foret, 2012
Dolor crónico McCracken y Gutiérrez-Martínez, 2011
McCracken, Sato y Taylor, 2013
Comportamiento agresivo Zarling, Lawrence y Marchman, 2015
Cuidadores de familiares con demencia Losada et al., 2015
Padres de niños diagnosticados de autismo Kowalkowski, 2013
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El objetivo de este estudio fue comprobar la eficacia de la Terapia de Aceptación
y Compromiso en formato grupal breve para el tratamiento de los trastornos de ansiedad
en un entorno de sanidad pública, así como analizar la relación de la flexibilidad
psicológica con la ansiedad, la depresión y la calidad de vida.
Los objetivos específicos fueron los siguientes:
- Reducir la sintomatología ansiosa y depresiva de los participantes.
- Mejorar los niveles de calidad de vida relacionada con la salud de los
participantes.
- Mejorar la flexibilidad psicológica de los participantes.
- Evaluar la relación entre flexibilidad psicológica y las variables ansiedad,
depresión y calidad de vida.
Las hipótesis que se desprendieron de los objetivos anteriores fueron las
siguientes:
- La intervención reducirá la sintomatología ansiosa y depresiva y mejorará los
niveles de calidad de vida y flexibilidad psicológica.
- La flexibilidad psicológica se relacionará con menores niveles de ansiedad y
depresión, y con una mejor calidad de vida.
Método
Participantes
La muestra estuvo compuesta por pacientes de la Unidad de Salud Mental del
Centro de Salud de Crevillent, del Hospital Universitario Vinalopó. Todos ellos fueron
diagnosticados previamente de trastornos de ansiedad a través de una entrevista
semiestructurada en consulta individual con la psicóloga del centro. Si cumplían con
este criterio, eran invitados a participar en el taller. De 18 personas invitadas,
10
comenzaron el taller 15. Aunque 12 de ellos participaron activamente, sólo nueve
cumplimentaron las medidas de evaluación en la primera y última sesión, y ocho de
ellos acudieron al seguimiento previsto. Se trató, además, de un muestreo intencional.
De estos nueve sujetos, cinco eran mujeres. La edad media del grupo fue de 37
años (DT = 13.08), siendo el rango de edad de 19 a 58. En cuanto a su estado civil, tres
de ellos eran solteros y seis estaban casados o cohabitaban con su pareja. En lo que
respecta a su nivel de estudios, una persona completó sus estudios secundarios, seis
tenían formación profesional y las dos restantes, estudios universitarios.
Variables e instrumentos
State-Trait Anxiety Inventory (STAI; Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1982).
Cuestionario que comprende dos subescalas de ansiedad: estado (STAI-E) y rasgo
(STAI-R). Cada una de ellas consta de 20 ítems, con una escala de respuesta de 0
(Nada/Casi nunca) a 3 (Mucho/Casi siempre). A mayor puntuación obtenida, mayor
será la ansiedad-estado o ansiedad-rasgo. Podemos destacar su buena consistencia
interna (entre α = .90 y α = .93 en la ansiedad-estado y entre α = .84 y α = .87 la
ansiedad-rasgo). En este estudio sólo se empleó la medida de ansiedad-rasgo.
Inventario de Depresión de Beck II (BDI-II; Beck et al., 1996; adaptado a
población española por Sanz, Perdigón y Vázquez, 2003). Cuestionario de 21 ítems que
evalúa la gravedad de la sintomatología depresiva. En cada ítem, la persona debe elegir
entre cuatro alternativas, ordenadas de menor a mayor gravedad, la afirmación que
mejor describe cómo se ha sentido durante la última semana. La puntuación directa de
los ítems oscila de 0 a 3, y la puntuación total se obtiene de la suma de los 21 ítems.
Permite clasificar a las personas en diferentes rangos de depresión: Mínima (0-13), Leve
11
(14-19), Moderada (20-28) y Grave (29-63). Este cuestionario presenta un α de
Cronbach igual a .87.
Cuestionario de Salud SF-36 (Ware y Sherbourne, 1992; adaptado a población
española por Alonso, Prieto y Antó, 1995). Consta de 36 ítems que valoran estados
positivos y negativos de la salud física y mental, que forman ocho factores con los que
se obtiene una puntuación global. La puntuación puede oscilar entre 0 y 100. La
consistencia interna de sus escalas se encuentra entre α = .78 y α = .96.
Cuestionario de Aceptación y Acción (AAQ-9; Hayes et al., 2000; adaptado a
población española por Barraca, 2004). Consta de nueve ítems con una escala de
respuesta de 1 (nunca verdad) a 7 (siempre verdad). A mayor puntuación indica mayor
evitación experiencial y, en el polo opuesto, unas puntuaciones bajas indicarían altos
niveles de flexibilidad psicológica. Su consistencia interna es de .74. El cuestionario
permite distinguir entre población clínica y normal, además de mostrar correlaciones
con otras medidas como STAI (r = .76) y BDI (r = .74). Es sensible al tratamiento
psicológico.
Registro de tareas. Se ha registrado adicionalmente la realización de las
actividades que se propusieron a lo largo del taller. Por cada actividad realizada, se
suma un punto. La puntuación resultante puede oscilar entre 0 (ninguna actividad) a 8
(todas las actividades realizadas).
Descripción de la intervención
El contenido de las sesiones se detalla en la Tabla 3. Todas las sesiones a partir
de la segunda comenzaron con una rueda inicial, en la que los participantes contaban
cómo les había ido la semana y se comentaban los contenidos de la sesión anterior.
Seguidamente, se realizaba un ejercicio breve de atención al momento presente, llamado
12
“escaneo corporal”. En cuanto al abordaje de los seis procesos clave de la teoría de la
flexibilidad psicológica, se fueron introduciendo paulatinamente a lo largo de las
distintas sesiones. En la primera sesión se introdujo la aceptación; en la segunda, la
atención al momento presente; en la tercera, yo como contexto y defusión; en la cuarta,
los valores y, en la quinta, el compromiso con la acción. Todos los conceptos, metáforas
y ejercicios planteados fueron extraídos de los manuales de Wilson y Luciano (2008) y
Hayes et al. (2014).
Tras comprobar en la quinta sesión que el contenido referente al asesoramiento
en valores generó dudas concretas a nivel personal, se realizó una breve sesión
individual de 30 minutos con el fin de que cada uno de los participantes pudiera
consultar sus dudas. Destacar que, a través de esta tarea, y ya que todos los participantes
mostraron interés en mejorar sus relaciones interpersonales, en la última sesión se les
hizo entrega de material de asertividad.
Procedimiento
El taller fue dirigido por la psicóloga del centro y el alumno en prácticas. Se
realizaron seis sesiones de frecuencia semanal, de 90 minutos de duración, a excepción
de la última, que duró dos horas. También se realizó una sesión individual de 30
minutos tras la quinta sesión. Por último, se reunió a los participantes al mes de finalizar
el taller para realizar un seguimiento.
Las evaluaciones se llevaron a cabo en la sesión inicial (empleando los
cuestionarios STAI, BDI, SF36 y AAQ9), en la sesión final (usando los instrumentos
anteriores además de un cuestionario de satisfacción con la intervención) y en el
seguimiento al mes (los mismos instrumentos utilizados en la sesión inicial).
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Tabla 3. Descripción de las sesiones
Sesión Contenido y objetivos
1 - Presentaciones, ejercicio de romper el hielo (presentarse por parejas)
- Informar acerca de la confidencialidad, consentimiento informado y normas del grupo
- Cumplimentación de los cuestionarios de evaluación
- Contenido psicoeducativo: definición de ansiedad, identificación de manifestaciones
físicas y psicológicas, explicación de su mecanismo y normalización del mismo
- Introducción de los conceptos “dolor limpio” y “dolor sucio”
2 - Puesta en común de estrategias empleadas en el control de la ansiedad, con el fin de
ilustrar la inutilidad de las mismas para eliminar la ansiedad
- Ejemplos y exposición de la inutilidad del control de las vivencias internas: metáforas
del polígrafo y de “¿Cuáles son los números?”
- Entrega del resumen de la sesión 1 con ejercicios para casa
3 - Explicación de los modos mentales contemplativo y de solución de problemas
- Ejercicio de escaneo corporal combinado con ejercicio del “yo observador”
- Explicación del funcionamiento mental y del lenguaje mental negativo
- Ejercicio para detectar pensamientos automáticos problemáticos y propuesta de
etiquetado
4 - Ejercicio “¿Qué vas a hacer con las llaves?”
- Ejercicio de distinción entre evaluación y descripción
- Explicación de las tareas para casa: ejercicio de argumentos vitales, ejercicios de
desliteralización del lenguaje, entrega de la hoja de asesoramiento en valores, otras
propuestas de ejercicios de atención
- Metáfora del escalador
- Entrega del resumen de la sesión y de ejercicios para casa
5 - Ejercicio de repetir palabras durante un minuto (“Jamón, jamón, jamón”)
- Repaso de la hoja de asesoramiento en valores
- Planteamiento de posibles metas referidas a los valores
- Metáforas de “esquiar” y de “todo el camino es escalar”
Sesión
individual de
asesoramiento
en valores
- Revisión de la hoja de asesoramiento en valores, con el fin de corregir direcciones
vitales mal planteadas y de consensuar objetivos
- Valoración de la importancia de cada área vital para el participante y de los obstáculos
que pudiera haber para cumplir con sus direcciones vitales valiosas
6 - Entrega del material de asertividad
- Recuerdo de las metáforas de “esquiar” y de “todo el camino es escalar”
- Cumplimentación de la evaluación post-tratamiento y cuestionario de satisfacción con
el taller
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Tipo de diseño
Se trata de un diseño cuasiexperimental de grupo único con tres evaluaciones:
pre-intervención, post-tratamiento y seguimiento al mes.
Análisis de datos
Los análisis estadísticos se realizaron con el paquete estadístico IBM SPSS
Statistics 23. Para realizar el análisis de relaciones se empleó el análisis de correlación
de Pearson y para la comparación de medias, la t de Student para muestras relacionadas.
Resultados
En primer lugar se exploraron los estadísticos descriptivos de las distintas
variables. Las puntuaciones medias, así como las desviaciones típicas, se encuentran en
la Tabla 4. En el momento inicial, la muestra se encontraba en los percentiles altos de
ansiedad-rasgo según los baremos del cuestionario STAI (rango de 80 a 99; M = 89.78;
DT = 7.53), en la evaluación realizada en el post-tratamiento el rango fue de 35 a 96
(M = 76; DT = 18.99) y, finalmente, en el seguimiento, de 35 a 90 (M = 66.63;
DT = 20.06). Atendiendo a los criterios de clasificación del inventario BDI, la muestra
inicial se compuso de un sujeto con depresión mínima; tres sujetos, leve; dos sujetos,
moderada, y tres sujetos obtuvieron una puntuación relativa a depresión grave
(M = 21.67; DT = 8.83). Esta distribución varió en el post-tratamiento: dos sujetos
obtuvieron una puntuación considerada depresión mínima; seis, leve; y una, moderada
(M = 14.89; DT = 5.56). En el seguimiento siete personas se incluían en la clasificación
de depresión mínima y una, en depresión leve (M = 8.75; DT = 4.10). La puntuación
media en calidad de vida aumentó paulatinamente desde 38.47 (DT = 15.41) en el pre-
tratamiento, a 48.18 (DT = 15.28) en el post-tratamiento y, finalmente, 56.73 (DT =
15
12.29) en el seguimiento. Los niveles de evitación experiencial fueron elevados en el
pre-tratamiento, indicando que nos encontrábamos ante una muestra clínica (M = 45.78;
DT = 6.10). Los resultados obtenidos en el post-tratamiento (M = 35.78; DT = 7.87) y
en el seguimiento (M = 34.38; DT = 6.59) fueron menores y similares a los que podrían
encontrarse en población normal.
Tras comprobar que se cumplían los supuestos de normalidad e independencia
para las distintas variables en la muestra de estudio, se utilizó la prueba paramétrica t de
Student para muestras relacionadas para el cálculo de diferencias. Las diferencias entre
las medias de las distintas variables, tanto en las comparaciones pre y post-tratamiento,
como en pre-tratamiento y seguimiento, resultaron ser estadísticamente significativas y,
además, mostraron tamaños del efecto elevados en todos los casos. La potencia de
contraste osciló entre 64% y 100%. Los distintos estadísticos pueden consultarse en la
Tabla 4.
Tabla 4. Medias (desviaciones típicas), pruebas t de Student y tamaños del efecto.
M
(DT)
t
r
M0 M1 M2 M0 – M1 M0 – M2
M0 – M1 M0 – M2
STAI-R 39.56
(6.39)
31.44
(7.37)
28.13
(8.13)
6.99** 3.46* .93 .79
BDI 21.67
(8.83)
14.89
(5.56)
8.75
(4.10)
2.79* 3.31* .70 .78
SF36 38.47
(15.41)
48.18
(15.28)
56.73
(12.29)
-9.59** -3.57** .96 .80
AAQ9 45.78
(6.10)
35.78
(7.87)
34.38
(6.59)
4.60** 6.86** .85 .93
Nota: M0: Evaluación inicial; M1: Evaluación en el post-tratamiento; M2: Evaluación en el seguimiento.
* Estadísticamente significativo a nivel p < .05
** Estadísticamente significativo a nivel p < .01
En lo que respecta a la evolución de las puntuaciones sujeto a sujeto, se pueden
consultar en los Gráficos del 1 al 8 incluidos a continuación. Como ya se constataba en
las pruebas t, se pudo observar una mejoría generalizada. No obstante, podemos
16
apreciar algunas tendencias menos consistentes en los sujetos 4 y 5 y, especialmente, en
el caso del sujeto 8, que experimentó un retroceso en el seguimiento.
Gráfico 1. Puntuaciones del sujeto 1. Gráfico 2. Puntuaciones del sujeto 2.
Gráfico 3. Puntuaciones del sujeto 3. Gráfico 4. Puntuaciones del sujeto 4.
Gráfico 5. Puntuaciones del sujeto 5. Gráfico 6. Puntuaciones del sujeto 6.
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
17
Gráfico 7. Puntuaciones del sujeto 7. Gráfico 8. Puntuaciones del sujeto 8.
Respecto a los análisis de correlación, tal y como se observa en la Tabla 5, las
puntuaciones covariaron de tal manera que una mayor evitación experiencial apareció
junto con mayores niveles de depresión, mayor ansiedad-rasgo y menor calidad de vida
relacionada con la salud. Como se puede observar en la tabla, la potencia de las
correlaciones se mantuvo relativamente estable entre evitación experiencial y calidad de
vida, pero varió notablemente entre la evitación experiencial y los niveles de depresión
y ansiedad. De esta forma, la flexibilidad psicológica mostró una menor relación con
ansiedad en las sucesivas evaluaciones, y una mayor relación con depresión hasta
aumentar a r = .85. En relación con el registro de tareas realizadas no se encontró
ninguna correlación de interés con ninguna de las cuatro variables principales.
Tabla 5. Correlaciones entre las variables en los distintos momentos de evaluación.
STAI-R/AAQ BDI/AAQ SF36/AAQ
M0 .67* .24 -.60
M1 .43 .46 -.52
M2 .39 .85** -.55
Nota: M0: Evaluación inicial; M1: Evaluación en el post-tratamiento; M2: Evaluación en el seguimiento.
* Estadísticamente significativo a nivel p < .05
** Estadísticamente significativo a nivel p < .01
Adicionalmente, se administró un cuestionario de satisfacción con una escala de
0 a 10, en la que se evaluó la utilidad percibida (M = 9.56; DT = 1.01), la satisfacción
con los contenidos (M = 9.56; DT = 0.73), con los profesionales (M = 9.89; DT = 0.33),
0
20
40
60
80
100
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0
20
40
60
80
100
SF36 AAQ9 STAI-R BDI
18
la duración del taller (M = 3.44; DT = 1.88; teniendo en cuenta que 0 era muy corto, 5
duración adecuada y 10 muy largo) y la satisfacción global con el taller (M = 9.56;
DT = 1.01).
Discusión
Con este trabajo se pretendía probar la eficacia de la Terapia de Aceptación y
Compromiso en formato grupal breve en la sanidad pública, así como analizar la
relación de la flexibilidad psicológica con la ansiedad, la depresión y la calidad de vida.
A la vista de los resultados en las cuatro variables principales estudiadas, podemos
afirmar, por una parte, que el tratamiento ha sido eficaz en la muestra en la que se ha
aplicado y, por otra parte, que existe correlación negativa entre flexibilidad psicológica
y ansiedad y depresión, y positiva entre flexibilidad psicológica y calidad de vida, tal
como se planteaba en las hipótesis del estudio. Estos resultados eran esperables,
teniendo en cuenta los estudios y meta-análisis previamente citados que demuestran la
eficacia de ACT para tratar diversos trastornos psicológicos y la relación de estas
variables (Hayes et al., 2006; Ruiz, 2010; Hacker et al., 2016).
En lo que respecta a la sintomatología ansiosa, a través de las diferencias en las
puntuaciones obtenidas en el cuestionario STAI-R podemos inferir que la intervención
ha sido útil para reducirla, resultados que son congruentes con los citados en el párrafo
anterior acerca de la eficacia de ACT. Sin embargo, a pesar de que en este trabajo se ha
incluido como objetivo la reducción de ansiedad, éste corresponde a un enfoque clásico
de reducción de síntomas. Cabe resaltar que desde el paradigma de ACT no se persigue
la eliminación de ésta, sino más bien aprender a convivir con ella (Hayes et al., 2014).
Por ello, el resto de variables empleadas en este estudio son muy relevantes para
comprobar la eficacia de la intervención.
19
La intervención también se ha mostrado eficaz para reducir la sintomatología
depresiva, tal como se observa en los resultados del BDI. El cambio se ha mantenido en
el seguimiento y, en los resultados finales, según los criterios de clasificación del BDI
(Sanz et al., 2003) siete sujetos se encontrarían en el rango considerado “depresión
mínima” y sólo un sujeto puntuaría en “depresión leve”, lo que implica que se han
alcanzado los objetivos.
En cuanto a la calidad de vida relacionada con la salud, las diferencias
encontradas también han sido significativas, aunque en el seguimiento ha perdido
potencia. Tal y como señala Ruiz (2010), es esperable que la ACT esté más relacionada
con depresión y calidad de vida y, en este caso, observamos que en este aspecto se da
una modificación positiva muy importante.
En referencia a la última variable de interés, la flexibilidad psicológica, medida a
través del AAQ9, también ha mostrado cambios que se han mantenido en el
seguimiento. Teniendo en cuenta que es la variable de mayor interés en ACT, podemos
afirmar que, desde el enfoque ACT no centrado en la reducción de la sintomatología
también ha sido eficaz. Aún así, en la administración del cuestionario ha habido
problemas de comprensión por sus ítems negativos, por lo que la confusión con estos
podría estar alterando las puntuaciones. Por este motivo, los resultados deberían ser
tomados con cautela.
Respecto a las correlaciones obtenidas, y comparándolas con el meta-análisis de
Ruiz (2010), el rango de correlación entre ansiedad y flexibilidad psicológica en este
estudio se encuentra dentro del mencionado por Ruiz, hecho que no ocurre con la
correlación de sintomatología depresiva y flexibilidad psicológica, siendo el rango de
esta investigación más amplio. En el caso de la relación de flexibilidad psicológica con
calidad de vida no se disponen de indicadores, aunque se espera que la correlación sea
20
negativa, tal como ocurre con los datos aquí presentados. Si bien los resultados deben
ser tomados con cautela por la baja muestra, podemos afirmar que han sido similares a
lo esperado.
También es de interés la evolución de las correlaciones a lo largo de las tres
evaluaciones. La flexibilidad psicológica perdía relación con la sintomatología ansiosa,
mientras que aumentaba su correlación con la sintomatología depresiva hasta alcanzar
niveles significativos. Podemos entender que estos datos son consonantes con el
paradigma de ACT, en cuanto que el proceso diana (flexibilidad psicológica) está
relacionado con variables como depresión y calidad de vida relacionada con la salud, y
de una manera más débil con ansiedad, entendiendo que se propone aprender a convivir
con ella tal como se explicaba anteriormente (Hayes et al., 2014).
En cuanto a la comparación de estos resultados con otros estudios con propósitos
similares, podemos destacar el de Segarra, Farriols, Segura et al. (2011), citado
previamente. En su caso, se obtienen tamaños del efecto moderados en reducción de
sintomatología depresiva y ansiosa y un tamaño del efecto pequeño en los cambios
encontrados en ansiedad rasgo. Si bien es cierto que debemos ser cautelosos con esta
comparación, nuestros tamaños del efecto son considerados grandes en niveles de
depresión y ansiedad-rasgo, tanto en las comparaciones pre-post, como pre-seguimiento,
y con un menor número de sesiones.
Entre las limitaciones que ha tenido este estudio podemos destacar, en primer
lugar, el bajo número de participantes y el diseño cuasiexperimental, hechos que
merman la representatividad y posible generalización de los resultados. En segundo
lugar, han existido limitaciones temporales para realizar el taller, marcadas por las
necesidades de la Unidad de Salud Mental, tanto en número de sesiones como la
duración de las mismas, lo que implica que no se haya podido realizar ningún
21
seguimiento más allá del primer mes. Dentro de las limitaciones con el enfoque de
ACT, también encontramos ciertos puntos a tener en cuenta. Por un lado, podemos
señalar que el centro de salud, como entorno con un modelo médico, centrado en la
eliminación de síntomas, ha dificultado la adquisición de conceptos propios de ACT
más centrados en la aceptación. Por otro lado, sería necesario contar con más formas de
evaluar variables de este paradigma, puesto que hemos contado con un único
instrumento para su medición. Finalmente, en referencia a las variables empleadas,
hubiera sido interesante evaluar otras variables que pudieran estar influyendo en los
resultados (como, por ejemplo, la toma de medicación para ansiedad y depresión).
Para futuros estudios, sería recomendable repetir este taller en otras unidades y
con mayores muestras, siguiendo un enfoque experimental, además de realizar un
seguimiento más amplio. Otra posible línea de investigación podría ser la creación y
validación de instrumentos de evaluación de variables propias de ACT en español para
poder estudiar la eficacia de la terapia desde su propio paradigma.
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