TEMA 6 – METAFÍSICA
Etimológicamente, la palabra metafísica, que proviene del griego, significa
“más allá de la física” (como sabemos, la física es el estudio de la
naturaleza). Tradicionalmente, se acepta la historia de que fue Andrónico de
Rodas, seguidor de Aristóteles, en el siglo I a.C. quien acuñó este término.
Cuenta la leyenda que Andrónico, al ordenador los libros de Aristóteles, se
encontró con una serie de obras inclasificables, ya que no trataban cuestiones
ni de física, ni de lógica, ni de ética, ni de estética. Decidió colocar estos libros
a continuación de los libros de física. Esta decisión, aunque podría ser casual,
coincide con la temática de estos textos, ya que la metafísica estudia el ser en
tanto que es, es decir, en el sentido más amplio y abstracto posible. No se
dedica, por tanto, como las ciencias, a estudiar las particularidades de las
cosas concretas, sino la máxima generalidad que todas comparten: el ser.
Veamos qué dice sobre esto el propio Aristóteles leyendo un fragmento del
libro IV de la Metafísica:
«Hay una ciencia que estudia "al ser en tanto que ser" y lo que le corresponde
de suyo. Esta ciencia no se confunde con ninguna de las llamadas ciencias
particulares, pues ninguna de ellas considera en general el ser en tanto que
ser, sino únicamente una parte del mismo. (...) En cambio esta ciencia
investiga los primeros principios y las primeras causas”. (...). Merece por ello
ser llamada “filosofía primera”.»
Kant, en el S. XVIII señaló que la metafísica se ocupa principalmente de 3 tipos
de seres y las cuestiones que implican su existencia: el Mundo, Dios, y el Alma.
Vamos a introducirnos en la Metafísica a través de estos tres problemas:
1.El problema del Mundo para los presocráticos´La primera pregunta que podríamos plantearnos en torno al Mundo es
simplemente la siguiente: ¿Por qué existe?, ¿por qué no más bien existe solo la
nada? A esta pregunta los distintos filósofos han dado diversas respuestas.
La primera pregunta que se plantearon los primeros filósofos (presocráticos),
fue cuál es la esencia de la realidad, es decir, qué es aquello de lo que todo
está hecho, o simplemente: ¿de qué está hecho el mundo?. Otro problema que
obsesionó a los primeros filósofos es ¿la realidad, en esencia, está en
movimiento, o es estática?
1.1 ¿De qué está hecho el mundo? El problema del arjé
La filosofía comenzó con la creencia de que detrás del caos aparente de
fenómenos que existen, subyace una permanencia oculta y una unidad,
discernibles por la mente, si no por los sentidos. Como ha señalados K. Popper
sobre el método filosófico: "Parece hacer hondamente enraizada en la mente
humana una tendencia a buscar algo que persista a través del cambio. En
consecuencia, el deseo de una explicación sólo parece satisfacerse al descubrir
que lo que parece nuevo y diferente existió siempre. El objeto de estudio de los
primeros filósofos podría definirse bajo la siguiente fórmula: buscar algo
permanente, estable, en medio del caos del cambio constante y la
multiplicidad de fenómenos; y creían que lo encontrarían preguntándose: ¿De
qué está hecho el mundo?
Les pareció a los tres pensadores de Mileto, Jonia, (Tales, Anaxímenes y
Anaximandro) que esa estabilidad hay que buscarla en la substancia de la que
está hecha el mundo. Pero no es esta la única respuesta posible. También
puede suponerse que los componentes materiales del mundo están en un
constante flujo de decadencia y renovación, que son diversos e
incomprensibles, pero que el elemento permanente y comprensible consiste en
su estructura o forma; esto último fue lo que propuso Pitágoras. En la misma
Grecia, tuvieron su vez los defensores de la forma contra la materia.
•El arjé como materia
¿De qué está hecho el mundo? Tales de Mileto dijo que era agua, o humedad,
respuesta que puede apuntar a toda clase de posibilidades interesantes, si no
fuera porque apenas si conocemos algo más de sus ideas y sólo podemos
hacer conjeturas sobre qué le llevó a esta conclusión. La explicación más obvia
parece sugerir que el agua se presenta a los sentidos en las tres formas de
sólida, líquida y gaseosa, como hielo, agua y vapor. Aristóteles, sin embargo,
sugiere algo muy diferente, y es la idea de vincular el agua a la idea de la vida.
El pensamiento de Anaximandro presenta ya cierta sutileza. Consideraba este
mundo como una concurrencia de cualidades opuestas que mantienen entre sí
constante guerra. Cuatro de esas cualidad- caliente y frío, seco y húmedo- son
primarias. El proceso del mundo es cíclico. El calor del sol seca el agua, y el
agua apaga el fuego. Ahora bien, puesto que lo esencial de esas cualidades es
su mutua oposición, se sigue de ahí que la substancia primaria del universo no
puede ser caracterizada por ninguna de ellas. Por consiguiente, si todo fuese
originariamente agua, o "humedad", no podría haber ni calor ni fuego, puesto
que el agua no engendra fuego, sino que lo destruye. Por eso Anaximandro
imaginaba el primer estado de la materia como una masa indiferenciada de
enorme extensión, en la que los elementos antagónicos aún no estaban
diferenciados, aunque los contenían en sí de una forma latente o potencial, en
completo fusión. Le llama el ápeiron, palabra que significa “sin límites”. Aquella
masa originaria estaba en incesante movimiento, y, como consecuencia de
éste, en algún momento y y lugar, dichas substancias opuestas empezaron a
separarse, de donde se originó la simiente o germen del mundo. De allí, la
formación del sol, la luna, las estrellas, y la tierra.
De Anaxímenes, tercera figura de la escuela milesa, tenemos una nueva
substancia considerara como substancia primaria. Es el aire (en griego aer). En
su estado natural es la atmósfera invisible; pero puede condensarse en niebla y
agua, y aun en substancias sólidas, como la tierra y las piedras. Cuando se
enrarece, se calienta y se convierte en fuego. Para ilustrar con ejemplos la
conexión de la rarefacción con el calor y la condensación con el frío, decía que
si respiramos con los labios muy cerrados, el aliento sale frío, mientras que si
abrimos la boca para darle más salida, sale más caliente. También sostenía que
el aire es el principio de la vida. “Nuestra alma es aire, más caliente que el aire
que nos rodea, pero más frío que el del sol”.
Otro filósofo que identificó el arjé de la physis con un elemento material fue
Demócrito, creador de la teoría atomista. Éste no pertenecía a Jonia (como los
filósofos anterioroes), sino a Abdera . Formuló la brillante conjetura de que el
fundamento de la realidad natural eran diminutos cuerpos sólidos, demasiado pequeños para ser
percibidos por los sentidos, que chocan entre sí y se rechazan en un movimiento incesante a través
del espacio ilimitado. Estos elementos indivisibles (atomoi) substancialmente eran iguales, pero
diferían en tamaño, forma y posición. Estas propiedades por sí solas, junto con los movimientos y
distancias que guardan entre sí, bastan para explicar todas las diferencias que nuestros sentidos nos
revelan del mundo.
De esta suerte, toda substancia se reduce a substancia material, incluso las almas,
compuestas por átomos más sutiles y perfectamente esféricos, volátiles y movibles. Los átomos se
mueven en el espacio vacío de forma azarosa, produciendo colisiones, las cuales son las causas de
las mezcolanzas y combinaciones que conforman los objetos que podemos percibir por los sentidos.
Todos los filósofos que hemos estudiado- excepto Demócrito- apelaron en algún momento a
distintas fuerzas de origen espiritual o divino para explicar su concepción de la naturaleza: Tales
señaló que todo lo material poseía espíritu (hilozoismo), Anaximandro consideraba el ápeiron como
divino, Heráclito hablaba de una razón cósmica ( el logos) que gobernada el devenir incestante del
mundo. La de Demócrito fue la primera explicación del cosmos estrictamente material y
mecanicista, rechazando toda forma de explicación que apelase a lo sobrenatural, lo divino o
misteriosas fuerzas espirituales. Solo hay átomos y vacío.
•El arjé como forma
El mundo para Pitágoras es divino, bueno , y un todo único, y esto se debe a
que es limitado, y obedece a un orden en las relaciones de sus diversas partes.
La regularidad de los fenómenos naturales, creyó Pitágoras, apoyaba esta
teoría. Los días suceden a las noches y las estaciones a las estaciones en orden
debido e invariable. Las giratorias estrellas, además, también ofrecen un
movimiento circular eterno y perfecto. En suma, el mundo puede ser llamada
kosmos, palabra griega que combina las ideas de orden, correspondencia y
belleza.
Su descubrimiento más importante lo realizó en el campo de las
matemáticas al descubrir que los intervalos de la escala musical podían
expresarse aritméticamente como las razones entre los números 1,2,3 y 4.
Estos número sumados dan 10, número perfecto para los pitagóricos, que
combinada su visión matemática y mística. Esto se ilustra gráficamente en la
figura tetraktys. Este hallazgo fue extrapolado al conjunto del universo,
concibiéndolo como sometido a un principio rector numérico, capaz de crear
orden y armonía. En esto difiere esencialmente de la filosofía de los anteriores
tres pensadores, y nos da derecho a llamarla una filosofía de la forma, por
oposición a la de la materia. Según esta visión, cada cosa particular es lo que
es no por sus elementos naturales, sino por la proporción en que estos
elementos se combinan; así queda la estructura, la forma o proporción, como lo
esencial que hay que descubrir para comprender qué es realmente la
naturaleza. “Las cosas son números” decía Pitágoras, y para demostrarlo
decía: 1 es un punto (.), 2 una línea(._.), 3 una superficie (Δ), y 4 un sólido.
1.2 ¿Se mueve la realidad o es estática? El problema del movimiento
•El mundo es devenir
Heráclito, quien ya en la Antigüedad mereció los sobrenombres de “El
Oscuro”, y “El Adivinador”, fue un hombre de pensamiento enigmático, críptico,
quien gustaba de frases oraculares, más que expresar su pensamiento en una
argumentación paciente y continuada.
Rechazaba el ideal pitagórico de un mundo pacífico, armonioso y ordenado,
diciéndo que “la guerra es la madre de todas las cosas” y que “la lucha es
justicia”. Hasta entonces los filósofos habían buscado la permanencia y la
estabilidad, pero no hay, decía Heráclito, un mundo estancado. Todo lo que
vive vive por la destrucción de otras cosas. La base del equilibrio es la lucha
que es buena en sí misma, puesto que es la fuente de la vida. “El mundo es un
fuego eterno, que se enciende y se apaga conforme a medida”. Este fuego
proporciona un símbolo perfecto de la naturaleza: La realidad así concebida es
un constante devenir, donde nada esta quieto, ni tiene una identidad fija e
inmutable: “No podrás bañarte en el mismo río dos veces”.
•El mundo es estático e inmutable
Concepción diametralmente opuesta a la de Heráclito la encontramos en
Parménides, después del cual toda la filosofía griega no podrá ya ser lo que
había sido, porque todos, incluso Platón y Aristóteles, advertían que había que
tenerle en cuenta, y digamos, apaciguar su sombra o espíritu. Para
Parménides, el movimiento era imposible, y el todo consistía en una substancia
simple, inóvil e inmutable. Parménides llegaba a esta conclusión extraordinaria
mediante un proceso mental no menos extraordinario. Veamos cómo procede
su argumentación:
Los filósofos jonios habían dicho que el mundo era una cosa, pero que se
convertía en muchas. Mas, preguntaba Parménides, tiene algún significado
real la expresión “convertirse en”. ¿Cómo puede decirse que una cosa cambie,
como vosotros decís, por ejemplo, que el aire se convierte en agua o en fuego?
Cambiar significa convertirse en lo que no es, pero decir de lo que es que no
es, es mentir sencillamente. Lo que es no puede no ser algo, porque no ser
significa desaparecer de la existencia. Entonces ya no sería lo que es. De aquí
se siguieron extrañas consecuencias, como que todo cambio y todo
movimiento eran irreales. Las famosas paradojas de Zenón (su discípulo ) se
diseñaron en este sentido.
Todo lo que los hombres creen conocer acerca del universo, todo lo que
piensan, oyen y sienten, es pura ilusión. Solo la mente, a través del
razonamiento, puede alcanzar la verdad, y los sentidos, al mostrarnos un
mundo de cambios y movimiento, nos engañan.
2. El problema de Dios2.1 Posturas principales:
– Sí existe, y dentro de este grupo hay tres posturas: Teísmo, Deísmo, Panteísmo– No saber si existe o no existe; esta postura se llama agnosticismo– No existe; esta postura se llama ateísmo
2.1.1 Dios sí existeTEÍSMO: se entiende generalmente como la creencia en deidades, o lacreencia en un Creador del universo que está comprometido con sumantenimiento y gobierno. Este dios (o dioses) procura el universo, pero lotrasciende, quiere decir, está más allá de él, fuera de él. Dios no es el universo.
Esta teoría, por lo tanto, afirma que hay un Dios y que este presenta unascaracterísticas o cualidades esenciales. La principal es que es personal. Quesea personal significa que posee entendimiento y voluntad. En elentendimiento está la capacidad de saber lo que hace; pero además este Diostiene voluntad; es decir, tiene intenciones. Hace, crea o diseña por algunarazón, hay un propósito en sus actos.
Además, este Dios o dioses adoptan un rol ético o moral (es decir, aplican lascategorías de Bien y Mal). Dios juzga a los seres humanos en función de sucomportamiento y premia o castiga según corresponda, normalmente despuésde la muerte del cuerpo.
DEÍSMO: afirma que hay un Dios, pero este Dios no presenta lascaracterísticas introducidas por el teísmo. Este Dios no es personal, sinoimpersonal, por lo que está desprovisto de moral y su creación del mundo ouniverso no atiende a una razón.
Acepta el conocimiento de la existencia y la naturaleza de un Dios (o másdioses), a través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo através de los elementos comunes de las religiones teístas como la revelacióndirecta, la fe o la tradición. En general, un deísta es aquel que se inclina aaseverar la existencia de un Dios supremo, pero no necesariamente practicauna religión, y niega la intervención divina en el mundo.
Se trataría de un Dios entendido como causa mecánica del todo. A este Dios nose le reza, porque no escucha. No porque no quiera escuchar, sino porque notiene esa característica al no ser personal. Por eso, desde aquí tampoco tienesentido preguntarse si es un Dios bueno o malo. Simplemente es el que es: lacausa del universo.
Utilizan la analogía de las divinidades como reloj, o la idea de un Dios cósmico.El Universo sería el gran reloj cuyo funcionamiento se ajusta a unas leyesestablecidas, donde determinados acontecimientos se desarrollan en función asu propia naturaleza, pero no pueden ser alterados por sus creadores.
PANTEÍSMO: afirma que todo cuanto hay es Dios; es una concepción delmundo y una doctrina filosófica según la cual el universo, la naturaleza y ladeidad que llaman Dios son equivalentes. El panteísmo no estipula a un entecomo dios, sino que la ley natural, la existencia y el universo (la suma de todolo que fue, es y será) se representa por medio del concepto teológico de lo quelas religiones llaman «Dios».En el teísmo se enfrentan dos términos: «dios» y «mundo», esto quiere decir,que no son lo mismo, que Dios no es el Mundo. El panteísmo procede aidentificarlos, (esto quiere decir que establece que son idénticos, que entreellos hay identidad). Dios no está fuera del Mundo, ni dentro de él, Dios es elMundo.
2.1.2: No puedo saberlo o no existe
AGNOSTICISMO es la postura que considera que los valores de verdad deciertas afirmaciones — especialmente las referidas a la existencia oinexistencia de Dios, además de otras afirmaciones religiosas y metafísicas—son desconocidas o inherentemente incognoscibles, es decir, imposibles deconocer. Se diferencia del ateísmo en que este es el la no creencia en dioses,mientras que el agnosticismo es la mera suspensión de la creencia.
El agnosticismo es la postura filosófica que afirma que la humanidad carece delos fundamentos racionales necesarios para justificar cualquier creencia: «Diosexiste» o «Dios no existe».
ATEÍSMO es el rechazo a la creencia en la existencia de una o más deidades.El término ateo proviene etimológicamente del griego, significa ‘sin dios(es)’.Las primeras personas en identificarse a sí mismas con la palabra «ateo»vivieron en la Ilustración durante el siglo XVIII (aunque ya en la antigua Greciahubo concepciones ateístas como la de Demócrito). La Revolución francesa,notable por su "ateísmo sin precedentes", presenció el primer gran movimientopolítico de la historia en abogar por la supremacía de la razón humana. Eldesarrollo de las ciencias en el Renacimiento también contribuyeron a sudesarrollo.
2.2 Argumentos principales
Tanto unas posturas como otras han sido defendidas racionalmente pormuchísimos filósofos a lo largo de la historia, que han considerado que laexistencia de Dios no es una mera cuestión de fe, sino también de razón, esdecir, que nuestro conocimiento de la realidad puede ayudar a decidir si Dioses un ser realmente existente o por el contrario no lo es.
Este punto es fundamental para las religiones, ya que expulsar de laracionalidad la existencia de Dios y convertirlo en un artículo de fe, en un merodogma, supone rebajar la potencia de su mensaje y convertirlo en una cuestiónparecida la de aquellos que creen en los fantasmas, las brujas, la magia ydemás.
Pero también es una cuestión fundamental para aquellas personas quecuestionan la existencia de Dios, ya que, si no tenemos motivos racionalespara creer en su existencia, entonces no debemos seguir guardándole culto.Este hecho sería irrelevante si la religión fuese un asunto privado de cada cual,pero en muchos países, el poder de las religiones está presente en el ámbitopolítico, en el económico y el social. Un representante de la tal o cual religiónpuede exigir a sus fieles desde que voten al cierto partido hasta que libren unaguerra santa. En muchos países, además, ciertas religiones tienen importantesexenciones de impuestos, propiedades de terrenos y medios de comunicación,etc. Si una persona se considera atea (incluso también si se consideraagnóstica, panteísta o deísta), esto le puede parecer incorrecto y por lo tantopodrá plantearse la necesidad de cuestionar la existencia de Dios como pasopara acabar con ese poder de las religiones
2.2.1: A favor
El Argumento OntológicoEl argumento ontológico es un argumento filosófico a favor de la existencia deDios propuesto por Anselmo de Canterbury en 1078 en su obra Proslogion.Anselmo definió a Dios como «aquel del que nada más grande [que él] puedeser pensado», y argumentó que este ser debe existir en la mente, incluso en lamente de la persona que niega la existencia de Dios. Sugirió que, si el mayorser posible existe en la mente, también debe existir en la realidad. Si soloexiste en la mente, entonces un ser aún mayor debe ser posible: uno queexiste tanto en la mente como en la realidad. Por lo tanto, este ser más grandeposible debe existir en la realidad.
Argumento cosmológico
Fue defendido por Tomás de Aquino (1220-1274) y en una versiónrelativamente parecida, 1500 años antes, por Aristóteles. Sostiene que todo loque existe tiene una causa que, a su vez, tiene otra causa, y así sucesivamenteremontándose hasta llegar a la conclusión de que debe haber una causaprimera que explica toda la realidad, y que es Dios.
Una variación del argumento creado después de la teoría del Big Bang dicecomo sigue:
1.Todo lo que comenzó a existir tiene una causa.2.El universo comenzó a existir, es decir, tiene un origen.3.Por lo tanto el universo tiene una causa (Y la causa incausada es Dios).
El consenso de los científicos contemporáneos sobre la edad del Universo es de
unos 13 798 ± 37 millones de años.
Bertrand Russell critica esta prueba de la existencia de Dios atendiendo alconcepto de causa: “Si todo tiene que tener una causa, entonces Dios tieneque tener una causa. Si puede haber algo sin causa, igual puede ser el mundoque Dios”.
Argumento teleológico ( del diseño)
El argumento del diseño (también conocido como argumento teleológico),considera que la complejidad las leyes del universo, las características de losseres vivos y su adaptación al medio en el que viven es una prueba de laexistencia de Dios. Los órganos de los seres vivos, por ejemplo, cumplen unafinalidad, por lo que parece lógico considerar que han sido diseñados por unser inteligente.
Igual que si encontrásemos un reloj en una playa desierta deduciríamos quetendría que haber un relojero que lo haya creado, ante la complejidad de lanaturaleza y de los órganos tan sofisticados como un ojo, tiene que concluirseque existe un ser superior que ha creado todo lo que existe.
Dentro de las distintas variaciones el argumento básico es como sigue:
1.X es demasiado complejo como para haber ocurrido al azar2.Por lo tanto X debe de haber sido creado por un ser inteligente.3.Dios es el único ser inteligente que ha podido crear X.4.Por lo tanto Dios existe.
Este razonamiento, al menos para el mundo biológico, hoy en día estádesacreditado ya que la teoría de la selección natural de Darwin es capaz deexplicar la estructura y las complejidades de los seres vivos sin tener querecurrir a un diseñador inteligente.
Sin embargo, tenemos el caso de Anthony Flew, un ateo radical, que al final de
su vida admitió que Dios tiene que existir porque la cantidad de racionalidaddel universo es imposible que surja por azar, es increíblemente improbable. Enel universo hay una serie de constantes físicas (carga del electrón, constantede gravitación universal...) que están perfectamente ajustadas de manera quepueda existir la vida y cualquier ligerísima variación en cualquiera de lasconstantes del universo haría que fuese imposible, ya no solo la vida, sinoincluso la materia. No resulta probable que una disposición tan cuidada de lasleyes del universo haya surgido casualmente.
Normalmente, este argumento se suele rebatir también con el argumento delmal diseño o argumento disteleológicoSe basa en el siguiente razonamiento:- P1: un dios creador omnipotente, omnisciente y omnibenevolente crearía organismos con un diseño perfecto.- P2: los organismos tienen características que hacen que no sean perfectos.- C: o bien dios no creó esos organismos o bien no es omnipotente, omniscientey omnibenevolente.Ejemplos de este diseño imperfecto serían, por ejemplo, en el ser humano la existencia de fallos en el diseño corporal, como la posibilidad de los embarazosectopicos (en las trompas de falopio), la estrechez de las caderas comparadas con el bebé (que causa dolor o, si no hay cesárea, incluso la muerte de la madre), la existencia del apéndice (que se inflama y puede ser mortal), que la faringe se use para comer y respirar a la vez (con el consguiente riesgo de atragantamiento y asfixia), la existencia de muelas del juicio, el punto ciego delojo humano, etc. En otros animales hay similares problemas de diseño. En definitiva, si la existencia de un mundo de acuerdo a un diseño prueba la existencia de un diseñador, entonces la existencia de fallos en este diseño prueban la existencia de fallos en el diseñador.David Hume critica este argumento diciendo : Si el universo requiere serdiseñado, entonces la mente que lo diseñó tiene que poseer al menos elmismo nivel de diseño y por lo tanto requerir de un diseñador que tambiénhaya sido diseñado y así sucesivamente ad infinitum. De manera alternativa, siDios el diseñador puede ser autónomo, ¿por qué no entonces también eluniverso?
La Apuesta de Pascal
Técnicamente, este no es un argumento racional para afirmar la existencia deDios. Pascal, al igual que otros pensadores, creían que esta solo se puedeafirmar a través de la fe, no por la razón. Creía en la existencia de una religiónauténtica representada por los personajes bíblicos y que estaba más allá de losrazonamientos de teólogos y filósofos.
Sin embargo, Pascal ideó un razonamiento para justificar la necesidad de decreer en Dios (no para demostrar su existencia), este argumento se conocecomo la apuesta de Pascal, y consiste en tener en cuenta que tenemos dosalternativas: creer en Dios o no creer en él. Si finalmente no existe, no hemosperdido nada si creemos en él, porque ni la vida ni la muerte tendrían sentidoni lo que hayamos hecho consecuencias. Sin embargo, si existe y no hemostenido fe, no alcanzaremos la vida eterna y lo habremos perdido todo, mientras
que si sí creemos en él, lo habremos ganado todo.
Por lo tanto, razona Pascal, es preferible creer en Dios porque de este modo se tiene ocasión de ganarlo todo o no perder nada, mientras que si no se cree, o no se gana nada o se pierde todo.
2.2.2. En contra
Dios y el problema del mal
Uno de los principales argumentos que se suele utilizar para cuestionar laexistencia de Dios es el problema del mal. Si Dios es como dice el teísmo,entonces por qué existe el mal. ¿Por qué Dios no lo previene? O no quiere o nopuede. Si no quiere no es un Dios benévolo, si no puede no es omnipotente. Laexistencia del mal demuestra que sus atributos son incompatibles.Podríamos resumir el argumento así:
1.Si una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente existe, entonces el mal no existe.
2.Hay maldad en el mundo.3.Por lo tanto una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente no
existe.
Es decir, si Dios existe y es justo, ¿por qué el mundo está tan lleno deinjusticia? ¿Por qué ocurren cosas malas a la gente que no las merece? Larespuesta parece evidente: Dios no existe, o si existe entonces o no es justo, ono le importamos o no puede evitarlo. En cualquiera de los casos, no es el Diosteísta.
Para entender el problema del mal, antes tenemos que ver qué entendemoscomo mal. En principio, hay dos tipos diferentes de mal en el mundo:
– El mal moral: es el mal causado por las decisiones libres de personas. Violar a alguien, matar a alguien, arruinar a alguien, humillar a alguien.
– El mal natural, por otra parte, se refiere al dolor y sufrimiento causado porlos acontecimientos de la naturaleza, no por seres humanos. Un naufragio en el mar, un accidente aéreo, una plaga como la peste, un terremoto, etc.
Muchos teólogos y filósofos han intentado explicar la existencia del malhaciéndolo compatible con la existencia de Dios. Uno de ellos, Agustín deHipona (San Agustín), argumenta dos razones por las que Dios no esresponsable del mal.
–Primero, que el mal no existe. Simplemente es privación de bien. Igual que la oscuridad no es nada en sí, sino la ausencia de luz. Podemos hacer una linterna que de luz, porque la luz es algo, pero no podemos hacer una linterna que cree oscuridad, porque la oscuridad no es nada en sí mismo. Pues bien, el mal no es nada en sí mismo, llamamos mal a la ausencia de bien. Así, Dios no es responsable de haber creado el mal,
porque el mal no es algo que pueda ser creado en absoluto.–Segundo, el mal que percibimos se debe a las acciones llevadas a cabo por
nuestro libre albedrío, nuestra capacidad para elegir nuestros actos de acuerdo con nuestra voluntad. Dios nos otorgó esta cualidad y lo que hagamos con ella es responsabilidad nuestra.
En cualquiera de los casos, estos dos argumentos se refieren al mal moral.¿Qué pasa con el otro? El mal natural no se puede explicar de la misma maneraque los asesinatos o las violaciones. Ningún libre albedrío podría evitar queocurriese un tsunami que termina matando a cientos de miles de personas.Algunos filósofos, como Leibniz, han argumentado que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Que Dios no podría haber creado un mundo mejor que el que existe. Que el mal natural es simplemente una parte necesaria de este mundo, el mejor de los posibles. Por ejemplo, los terremotos son causados por los movimientos de las placas tectónicas. Pero esos movimientos son esenciales para el funcionamiento del llamado ciclo del carbono, sin ellos, las formas de vida basadas en el carbono (como nosotros) no podrían existir en este planeta. Simplemente, dice Leibniz, vivimos en la mejor combinación de ventajas y desventajas.
Todos estos argumentos, en principio, no afectan a las concepciones deístas o panteístas. Solo a aquellas que creen e dioses personales, omnipotentes, omniscientes y buenos.
Crítica a los argumentos ad ignorantiam
Critican la idea de la creencia en algo desconocido e indemostrable, en que utilizar la falta de evidencia refutatoria como prueba de la existencia de una deidad es absurdo, es decir, que no se pueda demostrar que no existe Dios no prueba que exista. Tratan de desmontar la idea de que es al escéptico/ateo a quien corresponde demostrar la inexistencia de Dios.
Un resumen de esta postura sería un argumento conocido como la Navaja de Hitchens que dice:
“Lo que puede afirmarse sin pruebas puede desestimarse sin pruebas.”
Es decir, no es necesario probar la no-existencia de cosas de las que no se aportan pruebas. La carga de la prueba en un debate recae en quien realiza la afirmación y si este no la sustenta, entonces el oponente no tiene necesidad derefutar una afirmación sin respaldo.
Críticas al Dios de los vacíos
El Dios de los vacíos (también conocido como Dios de los huecos o Dios tapa-agujeros) es un tipo de crítica que se le hace a las perspectivas teológicas enlas que los huecos o lagunas en el conocimiento científico son esgrimidos comoevidencia o prueba de la existencia de Dios.
El "dios de los vacíos" a menudo se usa para describir el declive de las
explicaciones religiosas de fenómenos físicos, a la luz de las cada vez másexhaustivas explicaciones científicas. Podemos citar como ejemplos lasdescripciones primitivas de los fenómenos y objetos físicos (el sol, la luna, lasestrellas, los truenos y los relámpagos) que eran dioses u obra de dioses. Amedida que la ciencia ha encontrado explicaciones a través de la astronomía,la meteorología, la geología, la cosmología y la biología, la "necesidad" de undios para explicar dichos fenómenos se ha reducido progresivamente porque lequedan vacíos en el conocimiento cada vez más pequeños. En principio, si laciencia avanza lo suficiente, todos aquellos vacíos que explica Dios irán siendosustituidos por ella
A menudo el término Dios de los vacíos se utiliza para referirse a un acto deldios cristiano para explicar un fenómeno desconocido, y es una variante de lafalacia ad ingnorantiam, que podríamos resumir en dos puntos:
1.Existe un vacío en el conocimiento científico.2.Ese vacío puede llenarse con actos de un dios (y eso es prueba de la
existencia de ese dios).
Un ejemplo de esta clase de argumentos sacado del campo de la biología es elsiguiente: "Como la ciencia no puede aclarar cómo empezó la vidaexactamente, debe ser un dios quién creó la vida"
En definitiva, con la expresión “dios de los vacíos” se critica la tendencia de loscreyentes a situar a Dios en aquellos lugares que la ciencia no ha explicadoaún, de tal modo que el espacio de Dios es más pequeño cuanto más crece lacapacidad de explicar el universo por parte de la ciencia. Como la ciencia ya haprobado incontables veces que cosas que se atribuían a Dios eran en realidadprocesos naturales que se podían explicar por medio de la ciencia, podemosesperar que al final todos los problemas que hoy utilizan a Dios comoexplicación sean finalmente resueltos por la ciencia, como ha ocurrido contantos hasta ahora. Sólo recurrimos a Dios cuando no sabemos resolver unmisterio, así que Dios no es más que un hueco de ignorancia, siempre enretirada.
3. El problema del alma: LO FÍSICO Y LO MENTAL
3.1 ¿Qué es lo que hay?
Una de las preguntas fundamentales de la filosofía es, ¿qué es lo que hay?
¿Qué tipo de entidades componen la realidad? En general, se suele considerar
que en el mundo existen las cosas físicas, materiales, pero también otras muy
diferentes que se llaman mentales. Intentaremos ir aplicando esto al ser
humano para averiguar qué tipo de realidad somos.
Propiedades de lo físico y lo mental
Lo físico es:
Espacial:
Extenso: sus partes ocupan espacios
diferentes.
Localizado: tiene sentido decir está ahí y no
allí.
Relaciones espaciales: lo físico puede estar
junto a, a la derecha de, etc.
Se conoce a través de los sentidos
externos: Órganos: al menos se
experimentan como tales – ojos, nariz, piel
Falibles: puedo equivocarme en “este
papel es naranja”.
Se presenta como siendo algo más que
lo estrictamente presente. Por ejemplo,
una mesa tiene partes que no puedo ver.
Puede ser al margen de que nadie lo
perciba.
Intersubjetivo: Es accesible para otros igual
que lo es para mi.
Determinado, sigue las leyes de la física.
Lo mental es:
Inespacial:
Inextenso: sus partes no ocupan lugar.
No localizado: no tiene sentido decir ahí y
allí de ello.
No mantiene relaciones espaciales.
Se conoce con los sentidos internos:
¿No-órganos?: No se perciben como tales.
Infalibles: no puedo equivocarme en “veo
este papel naranja”.
Se presenta como la totalidad de lo que
es. Un pensamiento no parece tener partes a
las que no puedo acceder.
Debe ser vivido/percibido por alguien
Subjetivo: mis vivencias son accesibles sólo
para mi. Nadie puede sentir mi dolor.
Libre, puede decidir.
La temporalidad no parece ser una característica distintiva de ambas
realidades. Sólo aquellos que consideran que lo psíquico es inmortal, por
ejemplo un alma inmortal, podrían sostener que no es del todo temporal, pero
al menos en lo que experimentamos sí parece serlo. Qué ocurra tras la muerte
con la temporalidad de lo psíquico sólo puede ser terreno de la conjetura.
Por último, también se podría discutir la diferencia entre determinado y libre.
No parece que haya muchas teorías que consideren a la materia como libre,
pero sí hay gente que considera que lo mental está tan determinado como lo
material (y de esta forma niegan la idea de libertad de la voluntad).
Como vemos, tenemos en principio dos realidades completamente distintas,
que se diferencian prácticamente en todas sus propiedades. ¿De qué está
hecha la realidad entonces? ¿De qué está hecho el ser humano? En general, se
han dado dos tipos de respuestas:
– Los dualismos: que sostienen que la realidad y el ser humano están
hechos de ambas realidades, que tenemos una parte física y otra mental.
Por ejemplo, todas aquellas concepciones que consideran que somos
cuerpo y alma, o que además de tener un cerebro tenemos una mente o
consciencia que no es estrictamente física.
–Los monismos: que sostienen que la realidad se compone de una sola
entidad, y que la otra es aparente, una ilusión, un equívoco. Los
materialismos por ejemplo, afirman que no existe tal cosa como lo
mental o, desde luego, el alma. Todo lo que hay es materia y relaciones
entre la materia, nada más. También estaría aquí el espiritualismo de
Berkeley.
3.2 Dualismo
Los dualismos sostienen que los seres humanos somos unos seres compuestos
de dos partes esencialmente diferentes, irreductibles entre sí y totalmente
independientes. La propuesta dualista explica que el ser humano es un ser que
existe en dos realidades diferentes a la vez porque está compuesto de partes
de esas dos realidades.
Por ejemplo Descartes afirmaba que el hombre era el conjunto de una res
cogitans (una sustancia que piensa) y una res extensa (una sustancia material,
que ocupa un lugar). La tradición cristiana habla de cuerpo/carne y
alma/espíritu. Hoy en día, toda la ciencia que estudia lo mental y lo diferencia
de los procesos cerebrales sostiene un dualismo.
3.2.1El problema del dualismo: la interacción
Los dualismos se enfrentan sin embargo, a un problema de suma importancia
para la metafísica, el llamado problema de la interacción: ¿interactúan esas
dos realidades? Y de ser así, ¿cómo? Parece evidente que, de algún modo,
ambas realidades interaccionan o, al menos, guardan una correlación muy
precisa. Cuando deseo levantar un brazo, me basta con un acto de mi voluntad
para moverlo en la dirección que deseo y, a la vez, si algo toca mi brazo tendré
una sensación de ello.
Parece que, en general lo físico puede provocar efectos en lo físico, como unas
bolas de billar pueden hacer mover a otras en una partida. No parece que haga
falta explicar filosóficamente por qué lo físico puede causar efectos en lo físico,
de eso ya se ocupan las ciencias. Tampoco parece necesario pensar cómo lo
mental puede provocar cambios en lo mental, por ejemplo, cómo unas ideas
pueden provocar que aparezcan otras. Sin embargo, la explicación dualista,
considera al ser humano compuesto por ambas realidades (recordemos:
independientes, irreductibles y con características opuestas y radicalmente
diferentes). ¿Cómo interaccionan, pues? ¿Cómo es posible que realidades
absolutamente diferentes provoquen cambios la una en la otra? Esto se conoce
como el problema de la interacción, y es, de largo, uno de los que propició los
respuestas más curiosas (y graciosas) de la historia de la filosofía.
3.2.2: Propuestas de solución al problema de la interacción
•Descartes y el Interaccionismo:
Los estados mentales interaccionan causalmente con los estados físicos. Esta
es la versión que más satisface al sentido común, ya que puede explicar
cualquier evento de la vida diaria, por ejemplo: Huelo (mundo físico) una cierta
comida que me gusta mucho, eso despierta hambre en mí y las ganas de
comer el alimento (mundo mental) y hace que me pare y entre (mundo físico)
en la tienda de la que sale el olor. Pienso (mundo mental) en levantar mi brazo
(mundo físico) para rascarme y en efecto lo consigo. El problema de esta
versión es: ¿cómo interactúan? ¿Cuál es el punto de conexión entre lo físico y
lo mental? ¿Cómo se puede producir ese salto? Descartes trató de explicar que
esto se produce en la glándula pinneal, en el cerebro (en aquella época no se
conocía la función que tenía). La glándula pinneal sería como una especie de
antena para el alma, permitiendo que esta afecte al cuerpo y que a su vez el
cuerpo le afecte a ella. Localizar el centro de la interacción en un punto en el
cerebro, sea el acertado o no, no soluciona la cuestión, ya que lo único que
hace es conferir a un punto físico concreto cualidades mentales sin explicar
cómo se produce esto.
•Leibniz y el Paralelismo:
Visión sostenida por Leibniz, que creía que la interacción entre las substancias
era un absurdo pero que ambas realidades diferentes existían pese a todo. Su
solución consiste en decir que Dios ha creado el mundo como un mecanismo
perfecto en el que hay una armonía pre-establecida de tal modo que sólo
parece como si hubiera interacción causa-efecto, cuando en realidad lo que
hay es una concordania en dos planos de realidad paralelos. Si trato de
levantar el brazo, no se produce efecto alguno, y resulta que mi brazo se
levanta en ese momento sólo porque Dios así lo ha establecido cuando creó el
universo .
Esta teoría no presenta problemas de interacción porque no existe, pero
requiere creer en la existencia de Dios y de uno especialmente implicado en el
diseño de devenir eterno.
•Malebranche y el Ocasionalismo:
Teoría sostenida por Malebranche, que compartía con Leibniz la crítica al
interaccionismo. No tiene sentido que lo físico cause efectos en lo mental ni
viceversa (al tratarse de dos sustancias radicalmente distintas), pero es verdad
que tenemos la experiencia de que lo mental puede causar en lo físico y
viceversa. Así pues, la solución de Malebranche es que esta causación (sea en
la dirección que sea) la produce un acto divino en cada ocasión particular.
Cuando ejerces tu voluntad, en realidad no produces efecto alguno en tu
cuerpo; en cambio, todos los efectos vienen causados directamente por Dios.
Por lo que cada vez que intentas hacer algo , Dios ahí que va y lo hace. Así, si
intentas levantar un brazo, no ocurre nada, pero llega entonces Dios y lo
levanta. Y si algo físico afecta a tu cuerpo, y eso genera en ti una sensación o
un pensamiento, Dios ha empleado esa ocasión para crear en ti esa sensación
o idea.
Esta teoría salva los problemas del interaccionismo permitiendo la interacción,
pero requiere de un Dios, y además de uno particularmente atento y dispuesto
a intervenir en él a cada instante en innumerables sitios simultáneamente.
•Epifenomenalismo:
Esta es la visión de todos aquellos dualistas que creen en una explicación
puramente física del funcionamiento del cerebro, pero consideran que la
conciencia tiene características irreductibles a lo físico. Todos los estados
mentales están causados por eventos físicos pero, por su parte, los estados
mentales no tienen consecuencias físicas. Los estados mentales son como
callejones sin salida.
La conciencia que tenemos de nuestras acciones o decisiones no es la causa de
las acciones o decisiones, la causa de esas cosas está en la actividad cerebral
subyacente, que produce esos fenómenos mentales. La mente simplemente es
un efecto secundario que surge del características como la complejidad
neuronal de nuestro cerebro. Lo mental sería así como un espectador en un
cine, que ve cosas sobre las que no tiene poder alguno de acción. Lo físico
ocurre según sus leyes y parte de ello genera sub-productos mentales que son
irrelevantes para el devenir del mundo físico.
Esta teoría se encuentra con dos problemas: el primero, la interacción ahora no
es bidireccional, pero sigue habiéndola y debe ser explicada igual que en el
caso del interaccionismo; el segundo, que parece desafiar el sentido común el
hecho de que aquellos estados mentales intencionales que parecen causar
cambios físicos (pensar en levantar un brazo y hacerlo), no sean más que los
ecos de la acción cerebral. Entonces ¿para qué estados mentales? ¿No sería
todo exactamente igual si no existieran?
3.2.4 Resumen: Ejemplos con levantar una mano
– Interaccionismo: decides levantar la mano, esto provoca que la mano se
levante de alguna manera.
– Paralelismo: decides levantar la mano, pero esto no produce ningún
efecto, aunque resulta que mi brazo se levanta en ese momento exacto,
porque Dios lo había establecido así cuando creó el universo.
– Ocasionalismo: decides levantar la mano, pero no ocurre nada, sin
embargo, llega Dios y lo levanta.
– Epifenomenalismo: hay procesos físicos en tu cerebro que provocan que
la mano se levante y que generan una experiencia mental en la que
experimentas que quieres levantar la mano.
3.3 El monismo
Existen tres concepciones monistas cuya popularidad en la filosofía hace que
importante mencionarlos:
3.3.1 Monismo materialista
La totalidad de lo existente se reduce al mundo material gobernado por las
leyes de la física. Por lo tanto, el ser humano no es más que su cuerpo, un
ejemplo de materia altamente organizada, un sofisticado producto de la
evolución capaz de tareas tan increíbles que son casi impensables, pero no es
diferente en su esencia de una planta, una roca, una mota de polvo. La mente
es una parte física más del ser humano que se identifica con el cerebro y los
procesos mentales no son más que el trabajo de las diversas redes neuronales
que lo componen. Esta visión tiene un largo recorrido histórico, pero se podría
considerar que es en la ciencia actual donde ha gozado de mayor hegemonía,
tal vez porque el método de la ciencia es relativamente incapaz de llevar a
cabo el estudio de lo mental en términos de lo mental, pero sin embargo se
adecua enteramente al estudio de lo físico. Los principales problemas que
plantean estos monismos están relacionados con su incapacidad de dar cuenta
de la realidad mental en términos físicos de un modo adecuado, como veremos
enseguida con el tema de los qualia, una realidad que para casi todo el mundo
es innegable.
3.3.2 Monismo espiritualista
Existe el monismo de la tendencia contraria, una posición tan contra-intuitiva
como potente y casi insalvable una vez se entienden sus fundamentos. Esta
postura viene a sostener que la realidad fundamental que existe es la mental,
comenzando por la experiencia individual de cada uno. Las vivencias básicas
que tenemos, todo lo que conocemos del mundo nos viene en forma de
experiencias mentales. ¿Cómo sostener que existe el mundo físico? ¿Cómo
probar que existe la cosa que estoy tocando más allá de mi tocar? “Esse est
percipii” decía Berkeley, principal exponente de esta teoría, traducido viene a
decir que ser es ser percibido. Todo lo que puede conocerse de un objeto es su
percepción del mismo, y resulta gratuito suponer la existencia de una sustancia
real que sustente las propiedades de los cuerpos. Esto le lleva incluso a afirmar
que es imposible demostrar que las cosas existen cuando no hay nadie
mirándolas. ¿Qué significan los atributos de lo material entonces? Las cosas
sólo son extensas en nuestra percepción, todas las cualidades de la materia no
dejan de ser cualidades de nuestras percepciones. Somos nosotros los que
creemos en la existencia de la materia cuando lo único que experimentamos es
lo mental. Esta teoría salva casi todos los problemas del debate entre lo
material y lo físico pero, a cambio, queda abocada a transitar por el borde del
precipicio solipsista (la postura que defiende que sólo existe uno mismo: solus
ipse = solo yo existo), lo cual presenta una variedad casi infinita de dilemas.
3.3.3. Monismo intermedio:
Esta postura encuentra su principal exponente en Spinoza. Spinoza entiende
que lo mental y lo material son realidades distintas, pero no comparte el
dualismo cartesiano de las dos sustancias. Su propuesta es diferente, el
universo entero, y por lo tanto nosotros también, está compuestoa de una sola
sustancia, que es Dios (también llamada Naturaleza, pues para este filósofo se
trata de sinónimos) y este tiene infinitos atributos. De esos infinitos atributos
nosotros sólo conocemos dos, extensión y pensamiento. Estos dos atributos
son diferentes pero tienen su origen en la misma realidad-sustancia, por lo
tanto cuerpo/cerebro y alma/mente son la misma realidad percibida en dos de
sus diferentes expresiones. Siendo la misma sustancia no es realmente un
problema explicar su interacción. Esta teoría, presenta la dificultad de ser
bastante mística y requerir de algún modo la existencia de una realidad
suprema de la que emanen diferentes atributos, que percibimos como si fueran
diferentes siendo en realidad el mismo. Dar cuenta de este paso puede ser casi
tan problemático como los problemas de la interacción dualista.
3.4: El problema filosófico mente-cuerpo en la actualidad
En la actualidad, el debate sobre lo físico y lo mental es uno de los más
candentes debido al auge de la neurociencia (un conglomerado de varias
disciplinas, sobre todo: neurobiología, neurología, bioquímica, filosofía de la
mente y neurolinguística) . Sin embargo, podemos reflejar algunos de sus
cambios, principalmente el trasvase del debate cuerpo/alma al debate
cerebro/mente. Además, en el debate moderno se dan algunas características:
prácticamente nadie duda de la existencia de lo material ni de que lo mental
tiene su correlato físico. en el cerebro, es decir, que lo mental es una realidad
cuya existencia depende de la existencia y buena salud del cerebro. El debate,
pues, es si lo mental se puede reducir a lo cerebral, si existe la forma de
explicar lo mental en términos cerebrales satisfactoriamente o, por el
contrario, si lo mental es constitutivamente distinto y ni siquiera somos
capaces de imaginar qué tipo de explicación sería satisfactoria.
El debate, hoy en día, se centra en estas dos realidades: mente y cerebro. Se
ha abandonado toda mención al alma, espíritu y demás, aunque cerebro y
mente siguen cumpliendo los papeles que cumplían en el discurso filosófico
previo el cuerpo y el alma.
3.4.1 Problema difícil, problemas fáciles
David Chalmers, en Tucson, 1994, durante una conferencia distinguió entre los
problemas fáciles (por ejemplo, resolver cómo codifica el cerebro la
información visual, determinar las áreas del cerebro implicadas en el
procesamiento de información relevante para la conciencia, etc) que considera
solubles (parece ser sólo cuestión de tiempo, en cualquier caso sí se tienen
ideas claras de cómo afrontar esos problema científicamente) y el problema
difícil, que es precisamente la laguna explicativa que media entre las
descripciones de redes y trabajo neuronal y la experiencia de los qualia.
3.4.2 Los qualia: el corazón del problema
Hemos mencionado los qualia ya antes, pero ¿qué son? Qualia son las
cualidades subjetivas de nuestras vivencias individuales tal cual las
experimentamos en la conciencia. En el caso arquetípico del color rojo sería
como sigue: la sensación de rojo se produce porque la luz con una cierta
longitud de onda (entre 618 y 760 nm) entra a través de nuestros ojos,
impacta en la retina, esta lo transforma en impulsos eléctricos que son
interpretados por dos amplias áreas de redes neuronales del cerebro. Esto es el
proceso que produce la sensación de rojo. Pero nuestra sensación de rojo tal
cual la vivimos, no es ni una determinada longitud de onda, ni los impulsos que
salen del ojo ni el disparar de ciertas redes neuronales. Sino algo así Una
sensación que es enteramente distinta a todo lo anteriormente mencionado.
Esa sensación es el qualia del rojo y se distingue del qualia del amarillo (entre
574 y 577 nm) no porque sea entre 150 y 300 nm más grande, sino porque es
enteramente distinto en unos términos que además somos incapaces de
explicar.
Existen multitud de argumentos en la filosofía contemporánea a favor de la
existencia y la relevancia de los qualia. Dos de los más famosos fueron
propuestos por Thomas Nagel y Frank Jackson. Estos argumentos se basan en
el abismo explicativo que hay entre conocer la teoría y sentir la
experiencia:
Thomas Nagel, en su artículo “¿Cómo es ser un murciélago?” propuso el
siguiente argumento: imaginemos que la ciencia ha avanzado todo lo que
deseemos y que hayamos sido capaces de investigar exhaustivamente el
sistema de sónar de los murciélagos mediante el cual se guían en la oscuridad
por medio de gritos con los que obtienen un mapeado tridimensional de su
entorno. Pues incluso en ese caso, aún sabiendo todo lo que se puede saber en
tercera persona de acuerdo con la ciencia más precisa sobre los murciélagos y
la física asociada a ellos, seguiríamos sin saber qué es eso de ser murciélago,
qué se siente al percibir el entorno como un murciélago por medio del sónar:
“[...] al margen de cómo varíe la forma, el hecho de que un organismo tenga
experiencias conscientes significa, básicamente, que hay algo que es cómo ser
ese organismo”. Ese experimentar qué es ser un murciélago se nos escapa
porque desde la perspectiva de la tercera persona es inaccesible.
Frank Jackson por su parte desarrolló un experimento mental que es bastante
similar, La habitación de Mary. En este nos propone ponernos en el lugar de
Mary, una neurocientífica que desde el nacimiento ha vivido en una habitación
en blanco y negro, con una televisión en blanco y negro, ordenador en blanco y
negro, etc. Podemos imaginar que siempre ha ido vestida de blanco y negro e
incluso si queremos, que le ha sido inyectado un tinte especial para que su piel
se vuelva o blanca o negra completamente, incluyendo uñas, labios, etc. Mary
ha dedicado su vida al estudio del color y sabe todo lo que es posible saber
acerca del color desde su mundo en blanco y negro. Según Jackson, si algún
día Mary pudiera salir de su habitación y percibiese el color, el conocimiento de
la experiencia de los colores (es decir, el ver qué es eso de sentir un color)
habría ampliado su conocimiento de los colores. Si esto es así, los qualia
existen y son una parte muy relevante de la constitución del ser humano y de
su experiencia.
Así, como vemos en los dos ejemplos, hay un abismo explicativo entre el
conocimiento y la experiencia. Podríamos saberlo todo sobre los murciélagos y
el sónar que utilizan para revolotear sin chocarse y aún así no sabríamos qué
se siente al ser un murciélago; podría Mary saberlo todo sobre el color y sin
embargo, al abrir la puerta y verlo aprendería algo nuevo sobre el mundo. El
problema es que esta distancia entre lo que ocurre (neuronas disparando sus
sinapsis) y cómo lo vivimos (experiencia de dolor, por ejemplo) y por mucho
que tratemos de explicarla, no podemos superarla. Nunca podremos escribir un
texto que haga entender a un sordo cómo es un sonido, no podremos
explicarle al ciego cómo se siente al ver un color.