Sospechas y acusaciones
La seguridad en las calles, en el barrio, en los parques, en el transporte público, en
fin en todos los ámbitos cotidianos de la población, se ha convertido en un tremendo
dolor de cabeza para los ciudadanos y ciudadanas. “Al nomás escuchar disparos me
meto para la casa con mis hijos, peligroso una bala perdida” contaba una vecina de
una colonia progreseña que aseguraba que los sonidos de los disparos ya se ha
vuelto una costumbre.
Ya nadie anda tranquilo, sin embargo hay pocos avances en la búsqueda de
soluciones. El gobierno de la república inauguró por estos días lo que ellos llaman
“municipios seguros”. Es simplemente más de lo mismo y hasta peligroso porque de
nuevo es volver a empoderar con un arma y con una autoridad a civiles para que
cuiden a otros civiles, no hay nada más.
En una entrevista que esta casa de radio le hizo al comisionado presidente de la
Comisión de Reforma de la Seguridad Pública, Víctor Meza, se quejaba porque como
comisión ya hicieron las propuestas de reforma en las tres entidades: policía, fiscalía
y poder judicial, para iniciar un proceso serio de recuperar la carcomida
institucionalidad en materia de seguridad, pero no les paran bola.
Las propuestas, dijo Meza, están en casa presidencial y llevan allí cuatro meses
engavetadas. Aunque no son propuestas acabadas sí debe ser un insumo para
someterlo a la discusión de la opinión pública, pero nada de eso ha pasado por
ahora.
Mientras tanto la intranquilidad de la población hondureña crece cuando ve como
hay acusaciones y contraacusaciones entre los encargados de velar por al seguridad
pública. Un ejemplo es lo que está pasando ahora con el asesinato del hijo del
comisionado general Ricardo Ramírez Delcid, dónde se acusa al jefe de la policía
Juan Carlos “el tigre” Bonilla. ¿Qué estará pasando al interior de la policía?, ¿quién
manejan los hilos de la policía nacional?, son preguntas que saltan en esta realidad.
La grave situación de violencia y criminalidad no solo es alta sino que su tendencia
es a la alza, por algo nos llaman el país más violento del mundo. Pero no se trata de
un simple calificativo, hay cifras que lo demuestran. Para el caso, el reciente informe
correspondiente al 2012 elaborado por el Observatorio de la Violencia de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, señala que se registraron 10 mil 441
personas muertas de forma violenta en todo el año, por lo que Honduras cerró el
2012 con una tasa de 85.5 homicidios por cada 100 mil habitantes. El 2013 va por el
mismo camino.
¿En quién confiar?, al paso que vamos en nadie. En nadie porque lo que hoy define a
la sociedad hondureña es la sospecha. Ya no se sabe quiénes están o no vinculado a
organizaciones criminales. Esa es la sociedad que hoy tenemos y el tema de la
seguridad pública lamentablemente se define desde las sospechas y acusaciones.
Nuestra Palabra | 11 Marzo 2012
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