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Ao 1 -N 1Abril de 2011
Sectores populares y accesibilidaden el contexto actual
Tema
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Ao 1 -N 1 Abril de 2011
Presentacin
Publicacin de Ciencias Sociales que lleva adelante la Carrera de
Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires, con el objetivo de generar un espacio de debate y difusin
de conocimiento social.
Esta publicacin se propone divulgar aportes sobre lo pblicoque realizan
el colectivo profesional del Trabajo Social en particular, y las ciencias
sociales en general, con la pretensin de aportar a su fortalecimiento, apartir de revisitar las disputas que construyen como tal. La configuracin
de lo pblicoen este contexto y las reflexiones que se suscitan interpelan
al Trabajo Social, en tanto posible ngulo de interrogacin sobre la
intervencin, pues en este debate se centran algunas claves para la lectura
de las polticas, las instituciones y las prcticas que entablan distintos
actores.
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Revista Debate Pblico Ao 1 Nro. 1 Abril 2011ISSN 1853-6654
La revista Debate Pblico es una publicacin de propiedad de la Carrera de Trabajo
Social de la Universidad de Buenos Aires.
Cuerpo Editorial
Directora General:Ana Arias
Directora Editorial: Brbara Garca Godoy
Secretaria Editorial:Ana Beovide
Coordinadora:Romina Manes
Consejo Editorial:Adriana Clemente (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Sergio Caletti (Fa-cultad de Ciencias Sociales - UBA), Mara Isabel Bertolotto (Facultad de Ciencias Sociales - UBA),
Alfredo Carballeda (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Margarita Rozas (Universidad Nacionalde La Plata), Claudio Ros (Universidad Nacional de La Plata), Mariela Diloreto (Universidad Na-cional de La Plata), Cazzaniga (Universidad Nacional de Entre Ros), Lorena Molina (Universidadde Costa Rica), Mnica De Martino (Universidad de la Repblica. Uruguay), Jos Mara Alberdi(Universidad, Nacional de Rosario).
Comit Cientfico: Norberto Alayn (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Cristina Melano(Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Raquel Castronovo (Facultad de Ciencias Sociales UBA/ Universidad Nacional de Lans), Claudia Danani (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Vio-leta Correa (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Carolina Mera (Instituto Gino Germani
FSOC / UBA), Mnica Petracci (Instituto Gino Germani FSOC / UBA), Esteban De Gori(Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Ana Rosatto (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Carla
Wainsztok (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Estela Grassi (Facultad de Ciencias Sociales -UBA), Gloria Mendicoa (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Mara Carman (Facultad de Cien-cias Sociales - UBA), Diana Rossi (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Nicols Rivas (Facultadde Ciencias Sociales - UBA), Cecilia Hidalgo (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), AlejandroRofman (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Miguel Vallone (Facultad de Ciencias Sociales- UBA), Lucrecia Raffo (Ministerio de Salud de la Nacin), Ricardo Rubio (Universidad Nacionalde Cuyo), Liliana Barg (Universidad Nacional de Cuyo), Silvia Mabres (Universidad Nacional deSan Juan), Marcelo Lucero (Universidad Nacional de San Juan), Laura Garcs (Universidad Na-cional de San Juan), Susana Cazzaniga (Universidad Nacional de Entre Ros), Florencia Cendali(Universidad Nacional de Lujn), Bibiana Travi (Universidad Nacional de Lujn), Ins Seoane(Universidad Nacional de La Plata), Juan Ignacio Lozano (Universidad Nacional de La Plata),Ins Hadad (Universidad Nacional de Ro Negro), Mariano Barberena (Universidad Nacionalde La Plata), Jess Acevedo (Universidad Autnoma de Coahuila. Mxico), Ana Monge (Uni-
versidad de Costa Rica), Mara Noel Miguez Passada (Universidad de la Repblica. Uruguay), DenisMerklen (Escuela de Altos Estudios de Pars) y Silvia Faraone (Facultad de Ciencias Sociales - UBA).
Composicin y armado: dg Leo Tambussi - [email protected] de tapa: Valeria Brudny - http://www.valeriabrudny.blogspot.com/
Direccin: Santiago del Estero 1029 - CP:1075 / Buenos Aires - ArgentinaTel/fax: (54-11) 4305-6168.email: [email protected] / web: www.trabajosocial.fsoc.uba.arLas opiniones expresadas en Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social son independientes yno reflejan necesariamente las del Comit Editorial. Se permite reproducir el material publicado
siempre que se reconozca la fuente.Sistema de arbitraje: todos los artculos centrales y los artculos seleccionados han sido someti-dos a arbitraje por miembros del Comit Cientfico de la publicacin.
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Indice
TemaSectores populares y accesibilidad
en el contexto actual
Editorial
Ana Arias
Conversaciones sobre lo pblico
Raquel Castronovo entrevista a Carlos Vilas
Miradas sobre la intervencin
Polticas pblicas de jvenes y su costado oculto: la subjetividad
Mara Garca y Antonio Colicigno
Artculos Centrales
Asignacin Universal por Hijo (AUH):
extensin de las asignaciones familiares
Emilia Roca
El entrevero poltico-religioso en torno
a la educacin sexual
Juan Cruz Esquivel
Notas sobre las tensiones en el cambio de paradigma
de las polticas de asistencia directa
Adriana Clemente
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Reflexiones sobre actores en las polticas sociales
Jos Carlos Escudero
Artculos seleccionadosLo pblico estatal, la exclusin y las polticas sociales.
Neoliberalismo y despus.
Sebastin Gimnez
Hogares de ancianos,
transformaciones posibles para un buen envejecer
David Zolotow
Recuperando Historia
La CREAR, una experiencia de poltica integral
Manuel Gomez
Debates de ctedra
Las prcticas pre-profesionales en el contexto actual.
Tensiones y nuevos desafosGraciela Roza y Graciela Touz
Educacin, historia, verdad y justicia
Mara Cristina Melano
Producciones de fin de grado
Adolescencia e identidad
Martn E. Hornes y Antonio J. De Gasperi
Aportes a lo pblico desde la investigacin
La produccin en investigacin social y la actitud investigativa
en el trabajo social
Estela Grassi
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Una reflexin
del contexto actual
Esta editorial se propone comentar el nacimiento de esta revista desde la carrera de trabajo
social de la UBA y tambin el recorte desde el cual se propone crecer como espacio de debate poltico
y acadmico.
El desafo de generar un espacio de produccin escrita como una revista es interesante en
tanto apuesta a una polifona que asuma conjuntamente una bsqueda.
La idea de polifona nos parece altamente representativa de la bsqueda de muchas voces,
ya que nos reconocemos en un conjunto amplio que nos excede como comunidad de carrera, pero
es cierto que esta multiplicidad de voces por s misma no justifica la fundacin de esta revista. No
necesitamos un espacio para publicar, sino, principalmente publicar para construir un espacio.
Este espacio es un espacio de construccin poltica y acadmica. Volviendo sobre la idea del
recorte que planteamos en el prrafo anterior, este espacio tiene que tener un objetivo poltico que se
traduzca en un recorte temtico.
Elegimos el mbito de construccin de lo pblico. Y esto tiene una explicacin que se
vincula directamente con la voluntad de incidencia en nuestra poca.
El neoliberalismo, sin dudas, nos posicion durante ms de veinte aos en un desprecio por
lo pblico. La privatizacin, la familiarizacin de la crisis, nos volvi en una lgica de resistencia, como
Editorial
Ana Arias
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defensores de lo pblico asociado a aquello que era atacado en trminos de desmantelamiento de
instituciones. La defensa que supimos organizar se vincul con esta denuncia al ajuste y a la privati-
zacin.
Sin embargo, desde espacios de formacin y desde las lecturas que mantenamos desde lareconceptualizacin en adelante, el desprecio por lo institucional, la bsqueda de lo alternativo, de lo
no formal, nos colocaba en un lugar que si bien lgicamente era complejo, prcticamente era posible
en el marco de una ferocsima embestida o revancha contra los intereses de los sectores populares.
El cambio de etapa que estamos viviendo en Argentina y en Latinoamrica nos coloca en una nueva
coyuntura compleja en muchsimos sentidos.
La forma de presentacin de las medidas consideradas ms interesantes en nuestros con-
textos nos hablan de una vuelta a la centralidad estatal en las nuevas configuraciones sociales. Las
medidas asociadas a la estatalizacin del sistema de jubilaciones y pensiones y la ampliacin de su
cobertura, la asignacin universal por hijo, son ejemplos de esto.
Sumado a esto nos encontramos en un proceso de discusin sobre el andamiaje legal sobre
lo social. Las modificaciones de las leyes dirigidas a nios, nias y adolescentes y la nueva ley de salud
mental, suponen avances significativos que son el resultado de una bsqueda de sectores comprome-
tidos con las temticas.
Evidentemente estas cuestiones suponen nuevos desafos para la intervencin social de
acuerdo a formas de reconocimiento de los derechos de los sujetos, tantas veces denunciados. La
posibilidad incluye, ya en su definicin, una superacin de las estructuras institucionales consideradas
violatorias de las bsquedas emancipatorias, los institutos de menores, los manicomios, son, por ley,
planteados como instancias a ser superadas.
Sin embargo, las estructuras institucionales actualmente distan mucho de poder ser conside-
radas en estado de consolidacin y muestran grados de deterioro provocadas por aos consecutivos
de desfinanciamiento, pero que actualmente no pueden ser explicadas exclusivamente desde lo pre-
supuestario. Este debilitamiento institucional, lejos de demostrar el debilitamiento de las formas de
control social opresoras, se constituye en un obstculo para pensar un nuevo andamiaje institucional
capaz de contener a los sujetos necesitados de soporte. Sin este andamiaje, es muy posible que la
superacin de las anteriores estructuras institucionales supongan una forma de negacin social del
soporte, o en trminos de la Dubet, una dbil proteccin de los ms dbiles.
Cmo negar que si no se cambian cuestiones centrales en las escuelas, ser muy difcil que los
nios que volvieron a las mismas se queden all. Cmo no reconocer que si no tenemos un entramado
institucional que pueda contener a las y los adolescentes salir del patronato ser dejar librados a su
destino, por dems conocido, a los mismos.
Una lectura conservadora puede reconocer la inadecuacin de estas leyes ya que no se cuenta
con consistencia suficiente para su contencin. Nuestra postura es que es el momento de reflexionar
sobre cmo adecuamos nuestro sistema pblico estatal a los desafos de la etapa. Y esto exige serie-
dad y creatividad.
Hoy no slo necesitamos energa crtica para la denuncia, con esto slo no alcanza, necesi-tamos energa crtica para la construccin de opciones polticas superadoras, y estas opciones deben
tener en el rediseo institucional un abordaje muy relevante. El rediseo no es un problema gerencial,
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7ARIAS: Una refexin del contexto actual
es principalmente una construccin de un nuevo sentido de lo pblico y de sus reglas y herramien-
tas.
Pudimos ver durante muchos aos mltiples intentos de generar organizaciones sociales,
mesas de concertacin, etc. En el ltimo tiempo, sin embargo, podemos observar el despliegue depolticas que con amplia incidencia sobre las condiciones de pobreza no han sido, sin embargo, las
tradicionalmente consideradas promotoras de participacin. Si por ejemplo tomamos el caso de la
asignacin universal para la niez podemos observar que en su forma de gestin implica una gestin
administrativa dentro del sistema previsional, sin mesas locales, ni consejos locales. De hecho, sus
beneficiarios no deben participar de talleres ni de instancias de capacitacin, son simplemente
portadores de este derecho. Si bien a gestin de esta poltica es centralizada estatalmente, no puede
negarse que esta ha sido debatida en mltiples mbitos entre los que se encuentran las iniciativas del
FRENAPO (Frente Nacional contra la Pobreza), los debates parlamentarios, las discusiones mediti-
cas, etc.
El que no exista una mesa de concertacin, vuelve a estos intentos menos participativos?
Sin dudas, conviene hacer una apelacin a considerar que una nueva manera de pensar la participa-
cin ciudadana no puede plantearse por fuera de la apuesta a la politizacin creciente de la sociedad.
El politizar el qu y el cmo de la poltica social es altamente significativo para la redefinicin
que debemos hacer de nuestros anlisis sobre la participacin social.
En este sentido la lectura sobre los canales de participacin no debe pensarse de la manera
procedimentalista o formalista que se plante el tema de la participacin ciudadana.
El quienes deben participar es otro tema de relevancia, ya que si la forma en cmo se plantela participacin en clave neoliberal fundament la focalizacin, la participacin que buscamos en esta
nueva etapa debe abrir los caminos para que el debate pblico. El problema de la pobreza, el proble-
ma de la educacin, de la salud, etc., son problemas del funcionamiento de la sociedad toda, no de
sectores sociales particulares.
El congreso, las distintas formas de las legislaturas locales, los sindicatos, las organizaciones
territoriales, son todas instituciones de participacin ciudadana. La asociacin entre participacin ciu-
dadana como participacin no poltica slo ha contribuido a generar formas vacas, poco duraderas
en el tiempo y escasamente convenientes para los involucrados, con excepcin de tcnicos empleados
a tales efectos.
Esto quiere decir que tienen dejarse de atender o valorar las organizaciones de usuarios, las
organizaciones o comisiones barriales, las mesas de gestin local, etc.? No, muy por el contrario, estos
pueden ser instrumentos de gestin que democraticen los accesos y las decisiones. Pero con slo estas
instancias o canales, la posibilidad de la participacin buscada ser una forma degradada de accin pol-
tica en tanto los canales que debemos construir deben incluir el despliegue creativo de la accin poltica
y no slo la institucionalizacin de espacios para la gestin de recursos previamente asignados.
Porque estamos convencidos, hasta que se nos demuestren lo contrario, que los procesos
populares latinoamericanos han apostado al fortalecimiento de sus Estados es que la mirada sobre lo
pblico estatal nos parece central en este espacio de debate sobre lo pblico, pero de ninguna maneranos resulta contradictoria con lo generacin de una red organizacional popular fuertemente consoli-
dada.
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En esto tendremos que dar una vuelta sobre las tradiciones que anteriormente planteamos
ya que si seguimos planteando la apuesta a la construccin colectiva en lgica de lo alternativo, si no
disputamos la hegemona de las construcciones que hoy norman una parte importante de la vida de
los sectores populares, si slo construimos lgicas perifricas no estaremos a la altura de los desafos
que hoy nos involucran.
Dra. Ana Arias
Directora
Carrera de Trabajo Social
UBA - Buenos Aires
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Raquel Castronovoentrevista a Carlos Vilas
Esta seccin se propone habilitar conversaciones
con aquellos que para nosotros son referentes en
la construccin de lo pblico, tanto por su rol
como intelectuales como por su despliegue pol-
tico y su capacidad para la intervencin.
Logramos vincular en este dilogo a Raquel Cas-
tronovo, que es profesora de nuestra Carrera y
una referente para pensar prcticas construc-
toras de lo pblico, y a Carlos Vilas, que es un
intelectual con el que nos hemos formado para
pensar los procesos polticos latinoamericanos y
que adems se encuentra comprometido con la
transformacin de estructuras estatales en la Ar-
gentina de los ltimos aos.
A continuacin la desgrabacin del encuentro.Fecha de realizacin: 28 de febrero de 2011.
Conversaciones sobre lo pblico
RC- Empezamos por una pregunta pararepensar la relacin entre la poltica y lapoltica pblica, y con el peso que esa vin-culacin en lo pblico, - entendiendo que lo
pblico incluye no solamente el gobierno, la
administracin, sino tambin todo aquelloque hace a la sociedad civil - para la confor-macin de la agenda de la toma de decisio-nes, especialmente cuando no est claramen-te encuadrada la direccionalidad de la fuerza
poltica que gobierna. Tengo la sensacin deque actualmente hay una participacin, o unintento de escucha por lo menos, de la inicia-tiva de los otros actores sociales. Claro queel lmite para eso sera la confrontacin cla-ra con la direccionalidad del gobierno. Me
gustara saber cmo lo ves vos Cul es elgrado de esa apertura?
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Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico10
CV- El punto de partida para este debate es que
una poltica es la definicin y ejecucin de ciertos
objetivos y metas referidas a cmo debe desen-
volverse la sociedad, o aspectos determinados de
ella. Implica por lo tanto el ejercicio de poder, ytoda construccin y ejercicio de poder, para ser
legtima, debe tomar en cuenta las aspiraciones,
las inquietudes, las expectativas de sectores rele-
vantes de la poblacin. Esto es lo que diferencia
al poder poltico del poder militar, que es pura
coaccin fctica. La poltica tambin implica la
virtualidad de la coaccin cuando los consensos
y acuerdos a los que se llega democrticamente
no son cumplidos. Toda decisin poltica supone
una discusin lo ms amplia posible respecto deobjetivos, modos de implementacin, etc. Pero
una vez que la discusin se cerr y la decisin
se tom, la decisin se convierte en una orden,
obligatoria para todos. De lo contrario, ninguna
sociedad, por ms democrtica que fuera, podra
funcionar.
El tema fundamental de la poltica es la organi-
zacin y la conduccin de la sociedad, sociedad
que tiene por caracterstica principal, y ms en
nuestros tiempos, la diversidad. Entonces hayque tener en claro de qu hablamos cuando esta-
mos hablamos de poltica. Organizar y conducir
supone articulacin de las demandas, las expec-
tativas de la poblacin, de acuerdo a un proyecto,
o diseo, o modelo que cuenta con el consenti-
miento de una parte considerable de la poblacin
el gobierno de las mayoras o majority rule
de la teora de la democracia. Ese proyecto, para
alcanzar legitimidad y consenso, debe compati-
bilizar una enorme variedad de perspectivas, in-
tereses, etc., y encontrar y movilizar los recursos
requeridos para su implementacin. Las polti-
cas pblicas representan la operacionalizacin
de ese gran diseo, de ese proyecto, en reas par-
ticulares de la sociedad. Expresan en su particula-
ridad la universalidad del proyecto para decirlo
en trminos hegelianos. En trminos ms terre-
nales, las polticas pblicas conforman la agenda
de gobierno que se hace cargo de los objetivos,
fines, etc. del gran diseo.
Lo fundamental es cmo se convierten en polti-
cas pblicas las demandas y expectativas de la po-
blacin y cmo ingresan en la agenda de gobier-
no. Porque muy frecuentemente esas demandas
son inorgnicas, desarticuladas, inmediatas, sec-
toriales, reflejando la propia diferenciacin y los
antagonismos de la sociedad. Y aqu entra nueva-mente la poltica, porque es desde la poltica que
se hace posible construir una unidad de prop-
sito y de conduccin a partir de la diferenciacin
y la diversidad. Eso uno no puede pretenderlo
de los sindicatos, o de las cmaras patronales, o
de las organizaciones de la sociedad civil, porque
por su propia constitucin estn orientados hacia
cuestiones sectoriales. Pueden existir y de hecho
han existido excepciones, dirigentes sindicales que
vieran ms all de lo reivindicativo, empresariosque fueran ms all de lo categorial, etc., pero su
propia excepcionalidad demuestra que no cons-
tituyen la norma. Solamente desde lo poltico es
posible alcanzar una visin de conjunto. Esto no
significa que la poltica no tenga sus races en lo
social, sino que, para ser efectiva, toda propuesta
poltica debe asumir que su legitimidad depende
de su eficacia para obtener la cooperacin incluso
de quienes piensan distinto porque lo ms fcil
es conseguir la colaboracin de los que piensan
como uno-, de convencer, con hechos y no slocon discursos, que esos intereses particulares se
realizarn en la medida en que se acepte el modo
en que la poltica los articule en una visin integral
del conjunto social en el fondo, toda la teora gra-
msciana de la hegemona se reduce a esto.
- Sobre este tema, a m se me ocurre tambinotra perspectiva de la tesis. Uno est acos-tumbrado a pensar a partir de la experienciadel neoliberalismo y de entender, adems deluchar por restaurar y constituir la presenciade la poltica, en la poltica pblica cuntofue descalificada, puesta de costado. Peroa partir de esto que vos estabas diciendorecin, en esa recuperacin de la poltica,siempre qued, por lo menos para m, comoa resguardo, que hay o una direccionalidadclara de un proyecto que, en lo dems, se vacompatibilizando al hacer poltica. Pero al-gunas experiencias recientes, a mi me han
hecho pensar que en realidad esa direccin oese proyecto que uno supone claro, tambinse va modelando sobre la marcha. Y lo digo
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a partir de experiencias como el matrimonioigualitario, que a mi me parece que no estu-
vo nunca en la agenda del proyecto de go-bierno, no? Pero que a partir de
- No me lo imagino yo en el pensamiento poltico
de algunos dirigentes importantes.
- Pero digo ms. Por ejemplo, puede habertambin un debate similar con el tema delaborto, que todos sabemos claramente cmoes el pensamiento de la presidenta, y que yocreo que eventualmente podra dispararseun movimiento en las fuerzas sociales que
incidan. Y creo que ha habido algunas otrascuestiones. La pregunta es: en tu apreciacincul es el grado de incidencia en la coyun-tura, cmo se van comportando los actoressociales en el modelaje del proyecto? Hayun margen para que efectivamente una fuer-za poltica como la que tenemos en nuestro
pas hoy, o como la que tiene Chvez en supas, o como la que conform Lula, puedanser permeables y reconfigurar sus proyectosa partir de actores muy fuertes?
- Si es percibido que la receptividad a esos temas,
a esas demandas coadyuva a mantener y a acre-
centar el poder requerido para avanzar el proyec-
to global, s, sino la cosa es ms problemtica.
Porque lo central en la accin poltica, y esto a
veces se pierde de vista, es la construccin y el
ejercicio del poder. Pods tener las mejores in-
tenciones y los ms bellos deseos, pero si no con-
ts con poder para realizarlos, lo ms que pods
hacer es escribir un libro y apostar a que alguien
dirigente, partido, organizacin..- que s tiene
poder lo lea y trate de ponerlo en obra.
Y como para eso es necesario contar con la co-
laboracin de muchos, el poltico siempre es un
pragmtico. Eso no significa que no tenga ideo-
loga, pero poltica e ideologa son cosas dis-
tintas aunque relacionadas. La ideologa te dice
hacia dnde ir, la poltica te dice cmo recorrer
ese camino, cmo convertir en realidad efectiva
el deber ser de la doctrina o la ideologa. Y haycuestiones que surgen sobre la marcha, porque
tambin se hace camino al andar, y es el caso
que mencions del matrimonio igualitario y tan-
tos otros. En el fondo no importa si en 2003 el
kirchnerismo ya tena pensado ese asunto. De
hecho es una demanda que surgi de la socie-
dad, primero de los directamente involucrados,y luego, a partir de sus movilizaciones, argumen-
taciones, movilizaciones, fueron convenciendo a
grupos ms amplios, mejorando sus argumentos,
y sobre todo demostrando que esa reivindicacin
era parte integral de una agenda democrtica. Y
es en tal carcter que la poltica la hace suya y
gracias a esa intervencin poltica este aspecto
del respeto a la diversidad se convierte en obli-
gatorio para todos y todas. Porque hay algo en lo
que creo necesario insistir: la reivindicacin so-cial puede ser, como lo es en este y otros casos,
justa, bella, enriquecedora de nuestra humanidad,
pero slo articulada al poder poltico se convierte
en algo que es de cumplimiento obligatorio para
todo el mundo.
Significa esto que el poltico sea un oportunis-
ta? Yo digo que no. Significa que la poltica tiene
sus propios tiempos, sus propios ritmos, lo que
los griegos llamaban kairos, es decir el momento
apropiado para que la accin a emprenderse lo-gre el fin buscado. Una cosa es tener la sabidura
requerida para reconocer cundo se presenta la
oportunidad, otra cosa es ser un oportunista. La
diferencia pasa por el pragmatismo, es decir, el
reconocimiento de la realidad.
A veces los acadmicos tenemos una idea muy
rgida del ejercicio y de la prctica de la poltica.
La poltica es pragmtica porque la configuracin
de la coyuntura siempre tiene en ella un peso
muy fuerte. Tambin por eso en la poltica nun-
ca o muy raramente existen alianzas permanen-
tes o enemistades permanentes. Las promesas
de amor y los rencores difcilmente son de por
vida, salvo que afecten la dimensin doctrinaria
o ideolgica o filosfica, digamos: los principios.
Pero hay veces en que para cuestiones puntua-
les o concretas es posible encontrar aliados en
quienes son nuestros adversarios en otros temas.
Otra vez, la ley de matrimonio igualitario es un
excelente ejemplo. Muchos de quienes votaron afavor piensan cosas completamente opuestas en
materia de poltica exterior, ley de medios de co-
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municacin, etc., pero en ese asunto concreto fue
posible construir una mayora que puso entre pa-
rntesis estas otras disputas y prioriz el consen-
so sobre el asunto principal. Como decas Mao:
una cosa es la contradiccin principal, y otra elaspecto principal de la contradiccin
Entonces, en la accin poltica vos vas arman-
do sobre la marcha Que no es improvisacin,
sino que no hay otra manera de hacerlo porque
uno no puede anticipar racionalmente todas las
configuraciones de los escenarios polticos, que
adems varan a partir de las decisiones que vos
y otros sectores van tomando, pero tambin de
los escenarios externos. Entonces, eso le da a lacosa poltica mucho de oficio, de arte. Y a veces
cita textual pero es la idea. Es decir: la poltica es
lucha, es antagonismo, y en toda lucha hay que
saber desorientar al adversario, no ponerlo de
sobreaviso. Te imagins la reaccin de la iglesia
catlica, de La Nacin, si en 2003, cuando apenascontaba con 22% de los votos, Kirchner hubie-
ra anticipado la ley de matrimonio homosexual?
Si desde La Nacin Jos Claudio Escribano le
dio apenas seis meses de vida a su gobierno! En
poltica el disimulo es sabidura. Lo mismo con
el juicio a los militares del proceso. En vs-
peras de terminar su interinato, Duhalde estaba
dispuesto a poner fin, mediante una ley, a los
juicios que se estaban llevando a cabo y ratificar
las leyes de obediencia debida y punto final.De acuerdo a la ancdota, Kirchner le pidi que
a nosotros, los que escribimos, nos cuesta darnos
cuenta de eso. Crudamente es as.
Y hay veces en que tens bien en claro qu hay
que hacer, pero no es prudente anticiparlo, por-
que si levants la perdiz vuela y se te escapa.
Jos Mart tiene una expresin muy linda, muyprofunda sobre esto. En la carta que le escribe a
su amigo Manuel Mercado en vsperas de la ba-
talla en la que dio la vida, le cuenta Mart que
su principal objetivo, desde siempre, fue luchar
contra el imperialismo estadounidense en Cuba y
de esta manera impedir que, desde Cuba, ese im-
perialismo se abalanzara sobre el resto del conti-
nente. Todo lo que he hecho en la vida ha sido
con ese fin, le escribe, y agrega lo siguiente: En
silencio ha tenido que ser y como indirectamente,
porque hay cosas que, si se conocen de antema-
no, estn condenadas al fracaso bueno, no es
le dejara ese asunto a l, como forma de for-
talecerse frente al establishment que lo miraba
con tanta desconfianza y encono (todos haban
apostado a Menem). Duhalde acept y bue-
no, todos sabemos cmo sigui la historia. La
depuracin de las fuerzas armadas y de seguri-dad de los elementos involucrados en las tro-
pelas del la dictadura y abusos de autoridad
formaba parte del proyecto de Nstor Kirch-
ner desde mucho antes de asumir lo puedo
asegurar porque yo form parte del equipo de
campaa y haba estado vinculado en el tema
seguridad- pero hubiera sido contraproducente
andar vocendolo antes de llegar al lugar insti-
tucional desde donde la intencin poda trans-
formarse en realidad, y construir la fuerza pol-
tica que le permitira resistir los embates de los
grupos procesistas.
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La poltica requiere la construccin de consen-
sos, pero esos consensos se construyen como
parte de una lucha, de una confrontacin entre
proyectos antagnicos. Ver solamente la necesi-
dad del dilogo, de la deliberacin, puede llevara formarse peligrosas fantasas, que usualmente
revierten en contra de uno y, peor an, en contra
de los pueblos.
En sntesis, y volviendo a tu pregunta: si la de-
manda social es vista como coadyuvante a ese
objetivo poltico que es la preservacin y la am-
pliacin del poder, obviamente que se incluye en
la agenda.
Ciertamente hay un lmite a este juego de circuns-
tancias y coyunturas, y ese lmite es la conciencia
de justicia del pueblo. Eso es fundamental. Eso
tiene que ver con el desarrollo de las fuerzas pro-
ductivas, tambin con el desarrollo de la cultura
de los trabajadores, de las organizaciones socia-
les, porque esos son los que te van fijando el piso
mnimo de lo que se considera como un bienes-
tar social, justicia social o lo que sea. Bajar de ah
es lo que plantea la consigna actual: Ni un paso
atrs. Nunca menos. Si es para arriba s. Esoes lo que te explica por qu suceden algunas co-
sas que no se crean posibles.
- Pero hay otros aspectos que a m me in-tranquilizan de esta cuestin. El concepto dejusticia es un concepto cultural. De algunamanera, lo que es justo para unos, no es justo
para otros.
- Si es cierto, pero yo me refiero a lo que se con-
sidera justo en la estructura dominante de una
sociedad. No es justo, que se yo Bueno, no es
justo que los homosexuales no puedan entablar
relaciones matrimoniales. Y eso se consideraba
anormal, hace treinta, cuarenta aos. Por qu?
Porque hoy hay ms homosexuales que antes?
No s, antes si salan del placard les iba muy
mal, ahora el prejuicio ha retrocedido mucho y a
ello han contribuido las polticas pblicas. Va am-
plindose la visin de la sociedad. La conciencia
universal de justicia, va evolucionando, va subien-do, los alcances de la democracia, de los derechos
se van expandiendo. Y eso pasa en muchos rde-
nes de la vida: en el ejercicio de memoria, verdad
y justicia en el terreno de los derechos humanos,
en la eliminacin del trabajo no registrado, en la
vigencia de la negociacin colectiva de las condi-
ciones de trabajo, en el acceso a servicios bsicoscomo salud, educacin, vivienda. Y en todo esto
estn presentes las polticas pblicas que, o bien
crearon las condiciones para que esa expansin
tuviera lugar, o bien ellas mismas impulsaron la
ampliacin.
-Esta pregunta es un poquito lateral a esoque estas planteando. Nosotros tuvimos haceunos aos, gracias a la iniciativa de Nstor
Kirchner, una ley que se llam despus PatriaGrande, que fue la que facilit la insercin detodos los inmigrantes latinoamericanos queestaban en situacin irregular. Y esa ley, conlo revolucionaria que es, permiti que mu-chas personas que estn viviendo en nuestro
pas, padeciendo situaciones de mucha jus-ticia por no poder regularizarse, esten muycontentos y agradecidos, pero no es una leyde buena prensa. El conjunto de la sociedadni la conoce, pero cuando la conoce muchas
veces la rechaza, porque en realidad persistela idea de que los inmigrantes (especialmen-te los de origen latinoamericano) no tienenlos mismo derechos que los argentinos y queno est bien de que vayan al hospital y seoperen gratis. Lo que yo marco en referen-cia a este gran paraguas de la cultura, es quems all de que hay acuerdo en el instrumen-to jurdico que porta un concepto superador,en la cultura media sigue persistiendo la dis-criminacin.
- Sabs las cosas que dijo Macri en el Parque In-
teramericano incluso la Defensora del Pueblo
de la Ciudad
- Y que es compartido por muchos
- S, s
- Esto yo quera preguntrtelo en el sentido
de cmo opera a la inversa de lo que venimoshablando, con el ejemplo del MatrimonioIgualitario, que podramos decir un sector
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Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico14
progresista meti presin para modelar as-pectos del proyecto nacional. Cmo operanlas otras cuestiones, por ejemplo, la temticade seguridad. O la temtica de la asignacin
universal por hijo, que es una de las polticasms exitosas, pero que muchsima gente nocomparte. Y yo voy a poner un solo ejemplo
para fundamentar. Hablando con un funcio-nario de obras pblicas del Municipio de La-ns, yo le preguntaba por el Plan de Urbaniza-cin de Villa Jardn, que es un plan interesantede construccin de viviendas. Y me dijo: Nolo podemos decir porque nos quita votos Estan limitante, digamos, que as como existe
un sector de la sociedad que coloca propues-tas superadoras, tambin existe una especiede lastre que presiona en otra direccin.
- S, claro que s, es el sentido comn de la gen-
te Una de las cosas importantes de las grandes
cadenas de medios es que instalan un sentido co-
mn en la poblacin. El sentido comn en mate-
ria de seguridad es que tenemos un sistema legal
que permite que el delincuente entre por una
puerta y salga por la otra, y que es garantista para
los delincuentes y no con la vctima. Es el senti-do comn, no slo el nuestro, es universal. Otro
planteo es que los extranjeros vienen a quedarse
con el laburo de los criollos. Eso te lo dicen en
todo el mundo, y mir que yo he sido extranjero
y laburante en un montn de pases.
Entonces, una de las tareas ms duras que tiene
un proyecto poltico emancipatorio es ir limando
y erosionando esa trama de prejuicios, de aparen-
tes razones Ahora bien, es un tema difcil por-
que as como eso se construye por adicin y por
agregacin y sobre todo se construye en la vida
cotidiana, vos no podes terminar con eso por ley.
Es importante tener la ley, tener las constitucio-
nes, y las condiciones para quien sufre ese tipo
de injusticias pueda recurrir a las instituciones,
porque la injusticia cuando est sancionada por
ley se convierte en delito. Y entonces la mujer
a quien su pareja le pega, en vez de ir a llorar su
dolor a lo de alguna amiga o parienta, puede ir a
la comisara de la mujer, lo que sea, y saber que
el estado, como expresin del conjunto social, vaa tomar cartas en el asunto. Pero el cambio en
la cultura lleva mucho tiempo. Porque el mundo
de representaciones, imgenes, prcticas, etc. se
fue construyendo a lo largo de dcadas y siglos.
Las desigualdades de raza, de gnero, de religin,
son anteriores a las desigualdades de clase y a su
lucha. El tema es cmo uno lo va planteando,de qu manera se logra sumar voluntades. Que
los heterosexuales tambin estemos a favor del
matrimonio igualitario, que los varones tambin
estemos en contra de la violencia contra las mu-
jeres, que los que no somos nios, que los que
no somos obreros Y as. Y ese es un trabajo
poltico: meter armnicamente esa suma de rei-
vindicaciones especficas derechos de los ho-
mosexuales, de las mujeres, de los nios, de los
trabajadores, de los indgenas, de los inmigrantes,de los jvenes, de los desempleados y de to-
das las combinaciones que son posibles- en un
proyecto poltico de convivencia solidaria y de-
mocrtica.
- Y hay algunos gobernantes que ceden a la ten-tacin de mimetizarse con ese sentido comn.
- Claro, porque piensan que eso les va a dar ga-
nancia. Y puede ser que en lo inmediato les de
ganancia. Pero el saldo que queda puede ser de-sastroso. Porque cuando se trata de concertar con
el enemigo, hay que ver, puede ser una concer-
tacin tctica. Ahora, cuando se piensa que por
el hecho de que uno concierte, el enemigo te va
a considerar fuerza propia, estas equivocado. Y
adems, las cosas que no te gustan siempre salen
peor que las que te gustan. Ellos estn conven-
cidos que siempre alguien va a hacer las cosas
mejor que vos.
- Vos recin mencionaste eso de esta fanta-sa de construir, de avanzar construyendoconsenso, y eso me trajo bsicamente a otrotema. Nosotros somos parte de una comu-nidad acadmica que forma trabajadores so-ciales. Y los trabajadores sociales, entre otrascosas, lidian cotidianamente con una especiede marca que es esto de trabajar para cons-truir la economa social, para consensuar,
para que la gente se ponga de acuerdo. Y
tenemos muchas dificultades para reconoceren nuestro rol tcnico, la fuerte presencia delpensamiento poltico, por un lado. Y como
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15VILAS: Raquel Castronovo entrevista a Carlos Vilas
consecuencia de esto, reconocer que somosparte de una arena de conflicto y que nuestrotrabajo no es hacer que no existan conflictossino posicionarnos en ese conflicto y aportar
segn nuestro pensamiento poltico. La apo-liticidad de los trabajadores sociales, no vie-ne del neoliberalismo, es muy anterior, vie-ne de nuestra matriz religiosa. Y justamenteesa matriz de la religin y lo que fueron lasformas protocientficas del trabajo social yla poltica social, la filantropa, la caridad ytodo eso, han marcado como si fuera apoliti-cidad, un posicionamiento claro de parte delstatus quo, dejando cmo estn dadas las co-
sas. Es muy trabajoso hacerlo ver a los estu-diantes de trabajo social. Tanto que no teneruna posicin poltica, es profundamente po-ltico, como que tu trabajo por mejor calidadtcnica que tenga, est marcado a fuego porun pensamiento poltico. No podes dejar el
pensamiento poltico en el perchero. Cmopenss que se puede trabajar esto desde unproyecto de formacin?
- Esa misma situacin se da en otras carreras. Yo
lo veo en las licenciaturas y postgrados de CienciaPoltica. El hiato, el desfase que hay entre la po-
ltica tal cual es y la teora poltica de los ltimos
cincuenta, sesenta aos, es abismal. Y ese abismo
es el efecto de una creacin poltico-ideolgica.
Cuando la poltica queda reducida a derecho, de-
recho pblico, derecho constitucional, o a filoso-
fa o a psicologa, los temas reales van por otro
lado. Y los actores reales de la poltica van por
otro lado. Los que hacemos docencia o investiga-
cin tenemos la obligacin moral y no slo pro-
fesional de trabajar para que nuestros estudiantes
entiendan que las cosas son ms o menos como
son. Sobre el Trabajo Social no puedo decir mu-
cho. Yo no estoy en la formacin de trabajadores
sociales; a m, en el post grado me toca el produc-
to terminado y sinceramente llegan los buenos.
Los malos en general no llegan a los posgrados.
Entonces, no se a nivel de licenciatura, pero los
chicos en sta y en otras licenciaturas tienen que
abrir sus ojos y sus mentes a lo que la realidad
es, independientemente de que le guste o no leguste. Si le gusta, van a ser felices, si no les gusta,
van a tener un nivel grande de insatisfaccin. Y
si vos adems le metes cierta nocin de eficacia
institucional, no de asepsia poltica, van a tratar
de mejorar, en los trminos que sea, esa realidad.
Eso no es incompatible con este desidertum de
avanzar construyendo consenso, pero vos tensque aceptar que la realidad es una realidad de
conflicto, contradiccin y lucha, y que hay gente
con la que nunca vas a poder ponerte de acuerdo.
Si te encontrs con un individuo como un noto-
rio senador nacional, que dice que la Asignacin
Universal por Hijo es para que los empobrecidos
tengan ms plata para la cerveza o que los estu-
diantes que reciben las notebooks gratis las van
a vender en La Salada y con esa plata comprar
droga Qu consenso podes construir ah? Di-gamos, cuando Macri te dice que el problema es
que el espacio pblico es vulnerado por los ville-
ros y la inmigracin indiscriminada, en qu po-
ds ponerte de acuerdo? S, lo ideal sera que nos
sentramos en una mesa y dialogramos. Pero en
primer lugar no tens todo el tiempo del mundo.
La razn, como deca Hegel, la vida est hecha de
pasin, y no se puede escribir la historia, si no se
escribe sobre las pasiones. Existe en la Historia,
dice l, la astucia de la razn, es decir, la razn
mira cmo se enfrentan las pasiones, los intere-ses, y despus toma partido por el que gana y se
alza con los resultados. Esto lo dice Hegel, no
lo dice ni Nietzsche. Hegel dice eso. Y es cierto,
as es. Entonces, hay tipos que estn a favor y
otros que estn en contra, y del enfrentamiento
de esas pasiones surge el progreso de la justicia
y la libertad y esto no lo dijo Hegel, lo escribi
Maquiavelo. Hay gente que se beneficia y gente
que se perjudica. Uno puede hacer todo lo po-
sible para demostrar que no se van a perjudicar
tanto, que la vida no es un juego de suma cero.
Pero no nos engaemos. Y las grandes consignas
polticas siempre plantean un antagonismo, un
nosotros frente/contra ellos. El otro es un ad-
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Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico16
versario, no es un enemigo aunque a veces la
retrica poltica se presta a confusiones. Pero vos
tens que partir de la hiptesis del conflicto. Por
qu? En definitiva todos somos iguales, todos te-
nemos distintas ideas de hacia dnde tiene que ireste pas, de cmo tiene que organizarse, quienes
son los que tienen derecho a participar y quienes
no. Entonces, en algn momento vos tens que
marcar la divisin, el clivaje. Estos estn ms o
menos a favor de lo que yo creo, ms o menos en
contra de lo que yo creo. Ah est, basta. Ests a
trabajo en una materia que es Macroplanifi-cacin, entonces es muy normal.
- No me imagino lo que son los trabajos prcti-
cos, cmo consegus un ejemplo de macroplani-ficacin.
- Es todo un desafo. Pero, a m no me resul-ta tan complicado trabajar con mis alumnosel componente poltico en la decisin acercade cmo formular un programa por ejemplo
favor de la privatizacin, de la educacin privada
(como acaba de plantear un funcionario del rea
educacin del gobierno de la Ciudad) o ests a fa-
vor de expandir la educacin pblica. Lo ideal es
minimizar el potencial conflicto o por lo menos
acotar la expresin del conflicto. Que sea lo menos
virulento, lo menos violento, lo menos doloroso
posible como deca un avezado dirigente poltico
nuestro: Si tens que matar a alguien, trat de
que no se vaya resentido., es decir, decile que
no, que no va, que no camina, pero explicale, ar-gumentale por qu. La nica manera de conseguir
esto es evitando que el conflicto poltico se perso-
nalice. Lo poltico est en otro nivel. Est en los
proyectos de pas, en la articulacin de acciones
sectoriales, segmentarizadas, con ese proyecto. Y
el conflicto se da entre proyectos, polticas, obje-
tivos, fines. En fin, as es como yo veo la relacin
entre poltica y polticas pblicas.
- Para nosotros como docentes, por lo me-
nos para m como docente de una ctedra deTrabajo Social, esto es un tema cotidiano. Yo
para la educacin de los nios. Pero cuan-do ellos traen sus prcticas cotidianas, en elespacio microsocial, resulta muy complejoreconstruir la perspectiva poltica. Y ah esdonde aparece todo como un barniz muyingenuo, muy de buena intencin, muy debsqueda de consenso. Y les cuesta mucho
ver en el espacio microsocial, la presencia dela poltica.
- Hay cierto rechazo a ver polticamente esos te-mas. S claro, piensan en la manipulacin de los
punteros. Bueno, ah el esfuerzo es para separar
una cosa de la otra. Y tampoco forzar, porque
a veces nosotros tambin tenemos un enfoque
muy mecanicista, muy inmediatista de las rela-
ciones entro lo micro y lo macro poltico. Bus-
camos una relacin directa y no es as, porque
hay mediaciones entre un plano y otro. Hay una
distancia entre la asignacin que llega a la ofi-
cina del ANSES para la seora con sus hijos y
la gran poltica de inclusin social. Pero hay una
clara conexin y nosotros debemos explicitarla.
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No basta con afirmar por ejemplo que la asig-
nacin forma parte de un proyecto poltico. Mu-
cha gente ha sido acostumbrada a entender que
lo poltico es malo, es sucio. Entonces uno tiene
que argumentar, uno tiene que aclarar que esto espoltica, en primer lugar porque en otros gobier-
nos esto no se haca, haba otra cosa. En segundo
lugar, es poltico porque se hicieron otras cosas,
por ejemplo, cambi la presin tributaria hacia
las exportaciones agropecuarias, se puso fin al
escandaloso sistema de las AFJP, hay una poltica
econmica que estimula tasas elevadas de creci-
miento, aumenta el empleo y se reduce el trabajo
en negro, etc. Todo eso, y una firme voluntad
poltica, es lo que hace posible la AUH. Y eso yano depende de los punteros. Es la poltica la
que permite que lo que antes dependa del arbi-
trio del caudillo, del jefe local, del puntero, ahora
sea un derecho de todos los que, objetivamente,
renen ciertas calificaciones. Eso por un lado.
Pero por otro lado aqu hay que considerar que
esto es poltica en el sentido de que la poltica
tiene que ver con el futuro del pas, de la Argenti-
na, entonces a usted seora se le da este dinero,
para que sus hijos vayan a la escuela, tengan las
vacunas que tengan que tener, se mejore un po-quito la dotacin de recursos de su casa y ese
tipo de cosas. Es todo un proceso de argumenta-
cin. Y una de las cosas lindas que tiene el trabajo
social, por diferencia con el del socilogo, y lo
que inspir eso de lo cual todos fuimos vctimas,
que fue la Reconceptualizacin. (Irnicamente)
Porque argumentaron tanto los trabajadores so-
ciales, que finalmente el trabajador social es por
sus propias prcticas profesionales la vanguardia
de la conciencia revolucionaria.
En todo caso, el TS est en contacto con los pro-
blemas. Entonces vos podes optar a la manera
vieja, por una forma asistencialista o beneficen-
te o lo que sea, o preventiva simplemente. Pero
tambin tens la alternativa de una dimensin de
Trabajo Social que sirve para resolver los proble-
mas o para ayudar a que la gente los resuelva, o
haga el intento. Porque los problemas hay que
resolverlos, porque sino es retrica. Entonces es
necesario concientizar, explicar. No ser simple-mente el burcrata, con un diploma de socilogo,
de antroplogo, que toma nota. Aj, si. Edad?
Tanto. Hijos? tanto Hay que hacer el esfuerzo
por comprender y no slo conocer, los proble-
mas, acercarse al modo en que las personas lo
viven, que no es usualmente como uno. Hay que
poner emocin y pasin en lo que se hace, poneralgo de afectividad. Esto no conspira contra la
objetividad, pero impide que a uno las cosas, las
injusticias, le resbalen. Y eso te ayuda a compren-
der. Porque muchas veces te encontrs con que
los directamente involucrados plantean mal sus
problemas, pero que los planteen mal no quiere
decir que los problemas no existan. Y el trabajo
es ayudarles a lograr un planteo mejor.
- Yo creo que los estudiantes de Trabajo So-cial, esa es la parte que tienen ms fuerte. Laidentificacin con la gente con la que traba-jan, profundamente afectiva y en la mayora,hay un inters real en aportar para el mejo-ramiento de la vida de esas personas. La di-ferencia es sutil, porque ese aporte no pasa
por la buena voluntad del trabajador social,que le pone la oreja y le hace palmadas en elhombro a la persona que tiene un problemao una necesidad, sino que ese trabajo del tra-
bajador social tiene que estar encuadrado enun proyecto poltico que efectivamente gene-re una poltica donde esa persona pueda irresolviendo de verdad sus problemas.
- Pero no se trata de resolverlos de la manera
burocrtica. Para eso estn las instituciones, para
eso estn los municipios y todo eso. Lo que esta-
ba viendo es cmo hacer para que la gente reva-
lorice un poco la poltica. Y vea ese nexo que hay
entre el enfrentamiento a su problema inmediato,
cotidiano, el problema de la cuadra o del barrio
o la villa, y el proyecto poltico. Y es un tema de
argumentacin.
- La argumentacin de nosotros mismoscomo docentes frente a ellos
- Cuando vos llegs a un barrio, no es como
cuando vos llegas a un Shopping. Es distinto, ac
hay problemas de tipo especfico. Y una cosa es
ver los problemas y otra cosa es que te los cuen-ten. Porque sino el estudiante universitario por
ms radicalizado, ideologizado que est se pone
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Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico18
a predicar y baja lnea y le explica a la gente lo
que le esta pasando. Son dos actitudes posibles,
o bien le explica a la gente desde arriba y les dice
lo que tienen que hacer, o bien se mimetiza con
ellos y se convierte en el ms, en el peor de ellos.En vez de integrarse para superar, se integra para
reproducir.
Entonces el saber que recibe de la universidad, el
oficio, las prcticas, etctera, tiene que llevarlo a
encontrar un saludable vnculo con las personas.
Tens que ponerte por delante, pero no tanto
que los tipos no te alcancen. Y tens que igualar-
te, pero en el sentido de comprensin y vivencia
de sus problemas, pero no ms que eso.
- Lo que decas Carlos es muy interesante.El tema es conocer realmente lo que es la
poltica. Porque a veces el problema es queen los exmenes parciales se hace una valo-rizacin fantstica de la poltica, mientrasno se corporizan actores concretos, que soncomo siempre vulgares, problemticos, ten-dencialmente Entonces, adoran la poltica
pero cuando van al barrio donde est
- El puntero.
- El puntero Pero hay algo de ese ordenque tiene que ver mucho con lo afectivo, con
poder valorizar al sujeto. Porque no existensituaciones polticas puras, salvo en las no-
velas, y poder entablar una relacin con esosactores para poder valorizar la poltica comose juega en el escenario local. Porque sinoson excelentes pensadores de lo poltico,
pero esperan encontrarse con la Familia In-galls.
- Exactamente, ese es el problema. Las mismas
mezquindades que tienen ellos en sus casas, en
su vida cotidiana, estn en el ambiente social en
el que ellos actan, lo que pasa que son distintas
de las de uno, y uno siempre ve mejor las malas
costumbres ajenas, no las propias. Hace muchos
aos, en Repblica Dominicana, tena un amigo
de mucho dinero y un montn de hijos que noquera tener niera en su casa: Que mis hijos
aprendan las malas costumbres nuestras, que no
se notan. No las de la mucama habra sido
bueno conocer la opinin de su esposa, una
sociloga que tuvo que dejar su profesin para
salvar a sus hijos de las malas costumbres aje-
nas
Con muchos de nuestros estudiantes y graduados
pasa al revs, hay cierta idealizacin de los po-
bres, que son pobres pero honestos. A veces son
pobres por honestos, especialmente cuando uno
ve la cantidad de pcaros que han amasado gigan-
tescas fortunas a costa del empobrecimiento de
millones de compatriotas. Los pobres, parece
elemental decirlo, tienen las mismas grandezas y
miserabilidades que tiene la clase media, lo quepasa es que se manifiestan de manera diferente, o
como por definicin cuentan con menos recur-
sos, se les nota ms. Entonces se trata de que hay
cierto idealismo pero mal encarado. Hay que pre-
servar cierto idealismo, porque si los jvenes no
pensaran que pueden cambiar las cosas, la cosa
sera mucho peor.
- Te animas a una pregunta ms?
- S.
-Cambiando totalmente el eje de la conver-sacin. Hace un rato mencionbamos el pro-
yecto de la Patria Grande, el proyecto polticolatinoamericano. Bueno, mi pregunta es porcierta inquietud que me produce poner enun plato de la balanza el proyecto ms pro-gresista y de justicia social de Amrica lati-na, con sus heterogeneidades, en el marco deun mundo que parece controlado an por elneoliberalismo ms salvaje, totalmente exito-so. Esta situacin est explotando por all por
frica. Yo creo que ms all de los problemasde las dinastas gobernantes o de las tribus
y cuestiones religiosas y tnicas dando vuel-tas, a m me parece que hay un componentetambin del fracaso del proyecto neoliberal,que ha producido desocupacin y pobrezacreciente. Me parece que esto hace tambinque explote al estilo que explot en el 2001 en
nuestro pas. Pero no obstante eso, me da lasensacin de que la disparidad del proyectode Amrica Latina, y del resto del mundo es
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19VILAS: Raquel Castronovo entrevista a Carlos Vilas
totalmente despareja. Y quera preguntarteacerca de lo que vos aprecias como condicio-nes de viabilidad para el proyecto.
- El tema de Egipto, Libia, Tnez creo que no esun tema de neoliberalismo ah. No, eso es Pri-
mero, se filtran los cables de wikileaks, se muestra
la corrupcin, etctera de la familia del presiden-
te tunecino. Se hace una protesta, no por el pro-
grama poltico del tunecino. Tnez es un pas al
que le sobraba la plata pero se la quedaba toda la
elite del gobierno, desde una concepcin feudal
o qu se yo, de poder. Egipto fue ms o menos
lo mismo. Una diferencia con Tnez es que en
Egipto el ejrcito no estaba tan contaminado conel rgimen poltico, tena ms prestigio social. En
definitiva, ms all de todo lo que se dijo sobre
el rol de Twitter y Facebook, lo que resuelve la
situacin es que el ejrcito no reprime y trata
ms bien de contener, logrando quedarse como
rbitro y facttum del resultado final. Pero ni en
Tnez ni en Egipto ha habido, hasta ahora, un
cambio de rgimen, pese a toda la chchara res-
pecto de unas supuestas revoluciones chchara
alimentada en gran parte por los grandes medios
globalizados. Lo de Libia tiene que ver con esaincomodidad que EEUU y Europa siempre tu-
vieron respecto de Khadafi que no es el que en
la dcada de 1970 tena posiciones nacionalistas y
antiimperialistas-, la estructura tribal de la socie-
dad y el estado libios, y, para variar, el petrleo.
Y, por supuesto, la amenaza de una masa de
refugiados del norte de Africa que arribe, con sus
muchsimas y gigantescas necesidades, a una Eu-
ropa que se hunde ms y ms en la crisis. Puede
ser que Sarkozy, Berlusconi, Rodriguez Zapatero,
detesten a Khadafi, pero ms detestan la hipte-
sis de decenas de miles de gente famlica llegan-
do a sus playas.
Entonces, en este contexto, qu es lo que hace
Argentina? Hace este Programa Patria Grande,
de blanqueo, radicacin y ciudadanizacin de los
extranjeros que estn viviendo aqu, de los que
vengan. Pero tampoco hay que caer en la inge-
nuidad. Nosotros en estos momentos estamos
en condiciones de recibir todos los aos, miles dehermanos que vienen a buscar trabajo, que traen
como principal equipaje la esperanza de un futuro
mejor? Desde el punto de vista moral, ideolgico,
yo que tengo hijos de tres nacionalidades, s, yo lo
veo con gran simpata, porque yo he recibido esa
solidaridad en Repblica Dominicana y despus
en Honduras, en Nicaragua, en Mxico, y tam-bin tuve que mancarme el prejuicio. Todo esto
a nivel individual. Ahora, cuando vos ests ma-
nejando un pas, vos tens que ver hasta dnde y
en qu condiciones. Entones vos tens que apli-
car tu sensibilidad, tus convicciones, para crear
las condiciones que permitan hallar una solucin
lo ms satisfactoria, o menos insatisfactoria, para
todos los intereses en juego. Eso incluye explorar
vas de colaboracin con los pases de donde la
inmigracin proviene, contribuir a la mejor reso-lucin de los problemas que impulsan a su gente
a migrar, aprovechar que en esos pases existen
gobiernos con orientaciones y convicciones simi-
lares a las del gobierno nuestro. Luchar contra el
prejuicio y las agresiones aqu, regularizar la si-
tuacin migratoria, garantizar sus derechos como
a cualquier otro habitante del pas, y trabajar fra-
ternalmente con nuestros amigos para que tantos
hermanos no deban enfrentarse a la necesidad de
dejar su propio pas atrs. Y en esto UNASUR
y el MERCOSUR, sobre todo el MERCOSURSocial, tiene un extraordinario campo de accin.
Pero tambin hay que reconocer y las cosas
desagradables, si uno no reconoce que existen,
es muy difcil que podamos arreglarlas- que his-
tricamente las migraciones han sido vistas por
muchos gobiernos como una forma de sacarse
de encima los problemas ms acuciantes de lo
que en alguna poca se llamaba superpoblacin
relativa, y de ah derivaba una variedad de polti-
cas, formales e informales, de estmulo directo e
indirecto a la emigracin de fuerza laboral.
Este programa es una gran cosa, hay que hacer
una buena administracin en funcin de estos
recursos.
- Yo coincido con tu posicin en general,pero hay estadsticas que muestra que desdeque se han instalado gobiernos ms progre-
sistas que buscan redistribuir la riqueza enlos pases limtrofes, la inmigracin de pa-ses limtrofes ha descendido, hay muchsi-
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Revista Debate Pblico. Refexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico20
mos que han retornado a sus pases. Con locual, creo que en realidad el problema se vaaminorando, va disminuyendo la preocupa-cin por eso. La pregunta que yo te haca en
relacin con las heterogeneidades de los pa-ses, es que no es lo mismo Chile que Per, oBolivia o Brasil, en trminos de la enverga-dura del compromiso progresista. O Colom-bia. Cmo lo ves viable en el marco de unmundo que camina hacia la derecha?
- Hay que profundizar ese programa, y la mejor
forma de hacerlo es seguir avanzando por el ca-
mino que iniciamos en 2003. Ese camino es el que
nos ha permitido impulsar estos cambios profun-dos en la configuracin regional sudamericana. Y
eso influye incluso en quienes no piensan todo
como nosotros. Fijate Pineda. Hasta ahora, ha re-
sultado ser menos feo de lo que esperbamos. Lo
mismo Santos en Colombia. Pero de todas mane-
ras, an si se va ms a la derecha en el continen-
te, si Lugo o Evo sucumbieran ante sus propios
problemas, Patria Grandes es un programa que
al contrario, debera crecer porque seran ms, de
acuerdo a la lgica, a la hiptesis de la teora inmi-
gratoria, los hermanos de los limtrofes que ven-dran para ac. Si podes absorberlos o no, en una
situacin econmica Pero pudimos hacerlo en
los aos pasados. Entonces el programa no slo
es un testimonio, sino una verificacin operativa,
concreta, de un espritu latinoamericano. Que es
importante adems porque le quita a la cuestin dela integracin esa faceta economicista, comercial
que tuvo en sus inicios.
En esto de la continuidad, la permanencia, la irre-
versibilidad de las cosas, yo soy bastante cauto.
Solamente despus de mucho tiempo es posible
reconocer que algunas cosas han resultado irre-
versibles. En el fondo, lo que las hace irreversi-
bles es su instalacin en la mente y la conciencia
de los pueblos. Porque la fortuna es inconstantey la vida est llena de reveses. Slo la firmeza de
las convicciones colectivas permite superar las
regresiones y reemprender el camino correcto.
Las cosas duran lo que dura la fuerza de los pue-
blos para hacerlas durar y progresar. No hay ms
frmula que esta. Y eso es lo interesante, lo lindo
no? La frmula es que te dura lo que te dura, por
eso no pods bajar la guardia. Es una cuestin
permanente, hay que darle, y darle, y darle Y
eso es lo que hace de la poltica un oficio.
- Muchas gracias.
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Polticas pblicas de jvenesy su costado oculto:
la subjetividad
Analizar las manifestaciones de las cuestiones so-
ciales en nuestro pas nos lleva ineludiblemente
a explicitar el marco de las polticas que desem-
bocaron en la crisis ms indita y profunda, en
palabras de Garca Delgado1, de las ltimas dca-
das, la del ao 2001- 2002. Sin detenernos en ello,
pretendemos hacer visible, desde nuestro punto
de vista, lo que sucedi en el interior de la mar-
ginalidad, en el transcurrir de las ltimas dcadas
en el conurbano bonaerense, haciendo nfasis en
Miradas sobre la intervencin
Mara G. Garca*y Antonio Colicigno**
los jvenes, sus mundos de vida, un recorrido de
las ideas y acciones de intervencin que permi-
ta la necesaria reflexin sobre las mismas. Nos
detenemos en un esquema de intervencin que
estamos desarrollando en un distrito, redefinien-
do permanentemente y por qu no construyendo
colectivamente, en base a una prctica que exi-
ge adaptaciones, intercambios, reaprendizajes y
sobre todo, amplitud de criterios en un mundo
complejo.
1. Garca Delgado, Daniel (2003): Estado, Nacin y la Crisis del Modelo. Bs. As., Norma.
Fecha de recepcin:
Fecha de aceptacin:
Correspondencia a:
Correo electrnico:
10 de marzo de 2011
30 de marzo de 2011
Mara Graciela Garca
* Profesora Titular. Carrera de Trabajo Social. UBA. Coordi-
nadora de Gabinete de la Defensora del Pueblo de la Ciudad
Autnoma de Buenos Aires.
** Profesor. Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educacin de la UNLP. Jefe de Gabinete de la Municipalidad
de la Matanza.
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Miremos las causas para entenderel hoy
Las voces que cobran fuerza en los medios hege-
mnicos no dan cuenta de las causas profundas,
del proceso de construccin de los problemas
sociales de la Argentina contempornea. Una
omisin que no es producto del desconocimien-
to, sino de una intencionalidad deliberada de
ocultamiento en favor de aquellos sectores que se
beneficiaron con las polticas pblicas aplicadas
desde la dictadura, en especial las desarrolladas
durante la dcada de los noventa.
No era previsible que una sociedad con crecien-tes niveles de exclusin y de pobreza, con marca-
do desempleo, empleo de baja calidad e informal,
con desinversin pblica en materia educativa,
sanitaria, infraestructura bsica, con inaccesibi-
lidad a la vivienda, nos llevara a situaciones de
violencia, desapego familiar y comunitario, rup-
tura de solidaridades sociales, carencia de normas
de convivencia social?
Algunos sectores sociales que desde la larga
noche de la dictadura, los condicionamientos ypresiones a la recuperada democracia y la sub-
ordinacin plena al neoliberalismo, fueron los
cmplices de una Argentina donde la concentra-
cin de la riqueza, el vaciamiento de lo pblico, la
marginacin de lo popular fueron lo central, hoy
pretenden esconder ese pasado y mostrar un pre-
sente con problemas sociales profundos que pa-
recen no tener causas arraigadas en esa historia,
sino derivar de las polticas en tiempos recientes.
La expansin de las villas, el vivir hacinados, no
es una eleccin individual o familiar, es el produc-
to de una historia de vida que se desenvuelve en
un contexto poltico, econmico, social y cultural
construido colectivamente como nacin, donde
el neoliberalismo dej sus efectos, la exclusin
se impuso, creci y oblig a miles de familias a
buscar un lugar para enfrentar ese tiempo de no
accesos, que favoreci la destruccin de lazos so-
ciales, familiares y comunitarios, un sinfn de pe-
nurias, relatos de un pas que supimos construir.
Sectores sociales marginales que se fueron exten-diendo por doquier, un conurbano, ya complejo
por el propio desarrollo industrial de la Argen-
tina, que en el proceso de desindustrializacin,
desde 1976 al 2002, se transform en un lugar de
desesperanza, los trabajos cercanos fueron des-
apareciendo y la cotidianeidad social se compleji-
z como nunca antes.
Efectos en los sujetos
Desde una mirada retrospectiva podramos decir
que en el gobierno de la recuperacin democrti-
ca, (mediados de los 80) se visualizaban ya conse-
cuencias a nivel del conjunto social en dos niveles
claros: las propias del terrorismo de estado y su
incidencia en lo subjetivo y la transformacineconmica del pas que produca un gran impac-
to en grupos sociales mayoritarios que bsica-
mente tenan que ver con la prdida de fuentes
de trabajo, vinculadas a la produccin industrial
para el mercado interno, inestabilidad del empleo
y su repercusin en el entramado social.
Desde el anlisis de la experiencia de los movi-
mientos por los Derechos Humanos podan cla-
ramente observarse consecuencias en estos dos
niveles que traan fenmenos de ocultamiento,intriga y fragmentacin, por un lado y la visuali-
zacin cada vez ms clara de que un acto electoral
no constitua por si una estructura democrtica.
Esto claramente era un gran logro pero la cons-
truccin de una sociedad democrtica tenia que
ver con muchos ms aspectos que incluan modi-
ficaciones a nivel de lo colectivo a largo plazo.
En esas experiencias hubo intentos de sistemati-
zacin del trabajo que se efectuaba con chicos en
situacin de vulnerabilidad.
Las propuestas tenan objetivos que se corres-
pondan con ese momento de recuperacin de
la democracia y sus implicancias no slo a nivel
econmico y social sino tambin y fundamental-
mente en el anlisis del impacto de esa etapa en
la subjetividad de los protagonistas.
Los objetivos de entonces eran esencialmenterecuperar y sistematizar la experiencia de los tra-
bajadores o educadores de la calle por un lado y
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23gaRca - colicigno : Polticas pblicas de jvenes y su costado oculto: la subjetividad
participar en las formas de organizacin colecti-
va del trabajo productivo y del aprendizaje por
otro, ya que desde ese momento se visualizaban
fenmenos que tenan que ver con situaciones
de abandono escolar, prdida o distanciamientodel vnculo familiar y la necesidad de que las in-
tervenciones fueran pensadas en base a la cons-
truccin de proyectos de vida y la inclusin de
determinados grupos sobre la base del trabajo
productivo.
En ese momento histrico se comenzaron a
perfilar algunos proyectos en los que se tom el
derecho de la niez como de vital importancia
comenzando as defensoras de menores que ge-neraban la defensa de derechos y la inclusin a
partir del trabajo en calle, institutos y/o hogares
alternativos de crianza.
Es obvio que en esos aos era difcil prever el
agravamiento de las cuestiones sociales que su-
frira nuestro pas en los aos sucesivos, y que
devendran en niveles de exclusin empeorando
las penurias existentes, pero sobre todo exten-
dindolas a grandes grupos de la poblacin como
nunca antes haba visto nuestro pas, en especialdesde la segunda parte de los noventa.
Desde el trabajo territorial en espacios del conur-
bano bonaerense comenzamos a plantearnos de
qu forma implementar acciones dada la situa-
cin de crisis existente, fundamentalmente ya a
partir del 2000-2001 donde la exigencia perma-
nente era usar la creatividad, en medio de pocas
certezas y muchos interrogantes.
Sabamos que exista un dao subjetivo que cla-
ramente tena que ver con lo que nosotros lla-
mamos un stress-postraumtico que no slo
tena que ver con las ltimas prdidas recientes,
producto del agravamiento de la situacin social
y econmica de las familias, sino adems que se
ubicaba precisamente en prdidas anteriores y
que aumentaba las situaciones de desesperanza
a nivel subjetivo. Por lo tanto, esa condicin de
extrema vulnerabilidad generada por el impacto
violento de ms de 30 aos nos obligaba a pensaren la necesidad de redefinir polticas que pudie-
ran sostener una planificacin de uno a uno a
nivel de vinculo, ms all de que el requerimiento
de entonces se centrara en la superacin de las
situaciones de indigencia, concretamente de la
superacin del hambre.
Tenamos entonces la certeza que las polticas
implementadas, que no haban sido ingenuas,
producan un dao a nivel de la persona que no
era fcil de resolver ya que ese dao implicaba,
necesariamente por el tiempo transcurrido, va-
rias generaciones en las que no haba proyecto de
vida, ni lazos, ni sostenes.
As pudimos apreciar por ejemplo, como aque-
llo que tena que ver con respuestas activas dela poblacin tales como las ollas populares eran
transformadas en comedores comunitarios ya
que las familias no sostenan el alimento de los
hijos. Esto implicaba un costo, en trminos de
vnculos, en las relaciones familiares, dado que la
familia no poda garantizar un hecho vital en el
mbito del hogar como es la comida.
Creemos tambin que ante determinadas carac-
tersticas de la crisis las respuestas masivas im-
plican costos a otros niveles que luego tienenque ser evaluadas para modificarse. En verdad
la prioridad en un determinado momento puede
ser garantizar el alimento masivamente, cuya res-
ponsabilidad cae en las reas sociales y la especi-
ficidad en la disciplina del trabajo social. Ahora
bien, esta es una visin fragmentada, sesgada de
una realidad que es compleja y que requiere de
una accin interdisciplinaria desde una unidad
de intervencin que no se circunscriba exclusiva-
mente a la especificidad de las reas sociales y del
trabajo social en particular.
Las intervenciones masivas, justamente por esa
condicin, pierden la visualizacin a nivel micro,
es decir a nivel de los vnculos. Es decir, la accin
debe centrarse en los sujetos destinatarios de di-
chas polticas, intentando la modificacin a nivel
de la subjetividad, transformndolos en sujetos
activos (pasividad igual a sometimiento).
As constituimos nuestras primeras hiptesis detrabajo en que la prdida sistemtica desde varias
generaciones respecto de la insercin laboral y de
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un proyecto de vida impeda sostener normas,
ideales, paulatinamente reemplazado por con-
ductas individuales, por una cultura del ahora,
reforzada simblicamente por los medios masi-
vos, construyendo modelos que se ajustaban aello, aunque quedo claro que, para determinados
grupos, esa individualidad no le permita acceder
a esos mundos vividos por otros.
En ese marco, se pudo observar desde las pri-
meras intervenciones con el surgimiento de la
democracia y de forma creciente a medida que
fueron pasando los aos, como se instalaba en
los barrios ms marginados otro negocio que
prometa ganancias rpidas, aunque para algunoseran y son todava, razones de subsistencia. Un
mercado que implica no slo la ilegalidad sino
tambin daos personales: la compra y venta de
droga. Por lo antes enunciado y habindose ge-
nerado en la sociedad situaciones de extrema vio-
lencia con la consecuente perdida de los lugares
de trabajo es claro observar que la subsistencia se
transforma en algo imprescindible y que habin-
dose instalado una lgica de mercado, la posibili-
dad de insertar otra mercanca se ubica entonces
en un intento de satisfaccin de las necesidadesbsicas.
De esta forma, se transforman algunos barrios
ms empobrecidos en aquellos reductos apropia-
dos para la instalacin de estas actividades, esta-
mos hablando de un cambio a nivel de la temtica
del consumo de drogas, hasta ese momento nun-
ca observado en el territorio. Del mismo modo
que en otros aspectos de la vida social en estas
comunidades, observbamos el comienzo y no
nos imaginbamos la magnitud de su desarrollo.
Continuando con nuestras hiptesis considera-
mos que la intervencin local deba aportar o
intentar modificar aquellos mecanismos que cla-
ramente visualizbamos como reproductores de
situaciones de pobreza que implicaban al menos
tres generaciones.
La experiencia de trabajo en el correr de estos
dinmicos tiempos nos permite afirmar que la
reconstruccin del capital humano es a mediano
y largo plazo, que implica, como decamos antes,
una tarea cuerpo a cuerpo, que dependiendo
de la modalidad del vnculo y de los niveles en
que pueda desarrollarse un fuerte trabajo comu-
nitario, podremos comenzar a darle sentido a lainclusin iniciada en los ltimos aos con polti-
cas activas de recuperacin del empleo, la Asig-
nacin Universal por Hijo (AUH), la ampliacin
de las jubilaciones y pensiones, entre otras.
La prctica cotidiana nos indicaba que se viva en
una condicin violenta y que las consecuencias a
nivel subjetivo de sucesivas prdidas de lazos a
nivel social implicaban necesariamente interven-
ciones no tradicionales.
Cuando hablamos de niveles en los que intenta-
mos coordinar el trabajo, suponamos una tarea
territorial que respete las particularidades de cada
uno y con prcticas que tuvieran a nivel de la co-
ordinacin - conduccin de los proyectos un di-
seo compartido.
As de hecho empezamos a aprender de nuestros
fracasos y buscar fundamentos a estas definicio-
nes que se nos daban respecto de conductas quepor la segregacin social se nos aparecan con un
lenguaje distinto que tendramos que redefinir.
Tal como lo sealara Silvia Bleichmar2, la pro-
duccin de subjetividad no es un concepto psi-
coanaltico, es sociolgico. Con esto hace refe-
rencia a que el sujeto pertenece a un modo de
organizacin dotado de historicidad y que se va a
modificar en funcin de aquellos condicionantes
que estn actuando.
Estas caractersticas que veamos claramente con
actitudes de sin esperanza es sencillamente la
vida de aquel que por generaciones ha perdido
y contemplado una sumatoria de frustraciones,
sin poder elaborarlos, resolverlos y mucho me-
nos volver a organizarse. Por eso no debe sor-
prendernos que como caracterstica de muchos
jvenes de los sectores marginados aparezca un
no deseo, una no construccin de proyectos de
vida, junto a modos de interaccin violenta, que
2. Bleichmar, Silvia (2009): El desmantelamiento de la subjetividad. Estallido del Yo. acerca de la subjetividad pag. 54. Bs. As., Topa.
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25gaRca - colicigno : Polticas pblicas de jvenes y su costado oculto: la subjetividad
pueden reconocerse y explicarse a partir de prc-
ticas que han implicado sometimiento reiterado
de generaciones3.
La melancola es efecto de la dominacin, unaamenaza de aniquilamiento al ser, se trata de un
estado en el que todos los componentes de la
subjetividad se ven igualmente afectados por un
estado de tristeza, de abatimiento4.
No hay deseo, por lo tanto no hay proyecto de
vida, se somete al sujeto a travs de sucesivas
prcticas que le cambian y le anulan el sentido
al mismsimo proyecto de vida, de all se torna
difcil volver.
Es decir, el neoliberalismo5haba obrado y estas
formas tenan incidencia clara en el sujeto y esta-
ban instaladas en la prctica cotidiana.
En este proceso de ms de 30 aos se han produ-
cido, por impacto de estas situaciones, traumatis-
mos que actan no solo sobre los sujetos directos
sino tambin en el contexto en el que estos son
dados.
Para poder elaborar esos sucesivos cambios, da-
dos a travs de acciones violentas, se necesitan
diferentes mecanismos psquicos para los cuales
en muy pocas situaciones estn dados los recur-
sos para que un grupo por si pueda hacerlo.
La violencia aparece como caracterstica instala-
da y que sin duda es producto de la inseguridad,
porque precisamente lo que est afectado es la
capacidad de proyectos a largo plazo y en conse-
cuencia la autoestima se deteriora, y solo puede
re-establecerse a partir de vnculos slidos que
transmitan esa confianza perdida.
De all nos planteamos algunos ejes bsicos so-
bre los que claramente tendramos que trabajar
para modificar la autoestima deteriorada.
En primer lugar sobre la recuperacin de lazos:
ser importante y valioso para alguien en el vn-
culo intersubjetivo. En segundo lugar, identificar
los sostenes, entendiendo por ejemplo a la escue-
la en ese rol fundamental, una clara posibilidad deinclusin a partir de la terminalidad educativa.
Por ltimo, la violencia, traducida como inseguri-
dad y por lo tanto generadora de una baja autoes-
tima, que debe ser trabajado a nivel de lo grupal.
El fenmeno que se genera de esta forma es que
el intercambio con otros est pautado claramente
por normas y por instituciones que ayudarn a
cada uno de los sujetos a recuperar esa autoes-
tima perdida por el no reconocimiento de otrospara quienes ms que poblacin marginal, se tra-
ta de poblacin excedente.
De esta manera, nos propusimos articular diver-
sos programas con base territorial y en algunos
casos generados directamente desde el mbito
local. Es bueno aclarar que, este fenmeno de
fragmentacin tambin haba sido instalado a
nivel del estado y sus distintas reas y/o juris-
dicciones.
En funcin de lo explicitado, valorizamos dos
aspectos, la historicidad de cada espacio territo-
rial y el saber de experiencia, es decir, el saber de
aquellos, que por procesos diferentes, no entran
en la discursividad dominante. Su voz y su histo-
ria nos hace necesario partir de all para activar
el efecto en la transformacin de la subjetividad
que buscamos.
Se eligieron grupos de jvenes a los que denomi-
namos operadores comunitarios que fueran de
los mismos barrios en donde nos proponamos
articular el trabajo, respetando la historicidad y re-
construyendo con ellos el saber de experiencia.
Con esto buscamos claramente modelos de iden-
tificacin que permitieran una nueva eleccin de
3. Frankel, Daniel (2009): Medicalizacin de la vida: Salud pblica y Eugenesia social. Bs. As., Ed. Universidad Nacional de Lans.
4. Le Blanc, Guillaume (2006): Ser sometido: Althusser, Foucault, Butler, en Lemke, T. y cols., Marx y Foucault. Bs. As., Nueva Visin.
5. Harvey, David (2007). Breve historia del neoliberalismo. Pag. 7, Bs. As., Akal. Desde la dcada de 1970, por todas partes hemos asistido a un drstico giro hacia el neoliberalis-mo tanto en las prcticas como en el pensamiento poltico-econmico. La desregulacin, la privatizacin y el abandono por el Estado de muchas reas de la provisin social hansido generalizadas.
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proyecto de vida y la experiencia de que esto era
posible.
El operador de esta manera, como figura, resca-
ta un saber: el saber de experiencia que tiendepuentes entre esa misma poblacin, la que muy
probablemente seria imposible dado el nivel de
dao, que grupos exclusivamente acadmicos
pudieran abordar.
La historicidad y su revisin forman parte de un
proceso de formacin del operador, analizando
as grupalmente causas y consecuencias de esa
violencia social que aun para ellos les ha sido re-
cortada, ocultando las formas de produccin deesos mismos fenmenos.
Los inicios de la tarea en unaexperiencia territorial: La Matanza
En el mbito local, distrito de La Matanza, se
lleva adelante un trabajo de inclusin que busca
recuperar los derechos adquiridos de los nios y
jvenes en una situacin marginal. Este trabajo se
apoya en cuatro programas actualmente vigentes:Menos calle, Propiciar, Envin y Pods
que abordan situaciones de calle, de abandono
escolar, de responsabilidad penal juvenil y cual-
quier otro tipo de circunstancia en donde se vul-
neran los derechos de los nios, nias y jvenes.
La particularidad de estos programas es que en
todos tiene una gran injerencia el trabajo del ope-
rador, un joven que se relaciona en el da a da.
Este es el eje transversal que coincide con nues-
tra conceptualizacin.
La relacin y el vnculo que se construye entre el
operador y el joven son la base para poder empe-
zar a pensar en una solucin ante cualquier situa-
cin de vulnerabilidad.
Realizaremos una breve explicacin de los pro-
gramas, sus objetivos y su funcionamiento antes
de seguir con el eje de nuestro artculo.
El programa Municipal Pods centra su acti-vidad en un rango que abarca jvenes de entre
13 y 17 aos que se encuentran en situacin de
exclusin escolar. Al ofrecer distintos espacios de
apoyo que funcionan como elementos de con-
tencin, el joven puede tener una reinsercin es-
colar ms serena o menos traumtica.
El programa funciona por medio de un sistema
de alerta en donde la escuela avisa sobre la situa-
cin de algn joven. Este sistema de alerta fun-
ciona con tres categoras: El nivel 1 es el chico
que no retoma las clases luego de un receso esco-
lar. El nivel 2 es cuando un alumno acumula vein-
te inasistencias. El nivel 3 es cuando la escuela
considera que hay elementos para pensar que el
chico va a abandonar o cuando la escuela siente
que el chico va a tener problemas para completarel ciclo regular.
Se trabaja con las escuelas, con las familias, con
visitas domiciliarias y existe un espacio grupal de
referencia y recreacin que es otra instancia de
trabajo fuera del mbito de la casa.
Tambin se brinda un programa de becas de es-
colarizacin en el que cada joven realiza un plan
con un compromiso y si este se cumple, se otor-
ga una beca para gastos relacionados con la rein-sercin.
El objetivo es intentar que el chico encuentre sus
intereses y a partir de ah, ver como se pueden
vincular esos intereses con la escuela. La idea del
programa es que el chico no sienta a la escuela
como una obligacin sino como un derecho.
El programa Provincial Envin busca generar
procesos de inclusin en jvenes que han sufri-
do la vulneracin de sus derechos ms bsicos
como son la salud o la educacin. Con un rango
de edad de los 12 a los 21 aos el objetivo princi-
pal es la recuperacin de los derechos vulnerados
no haciendo foco solo en la cuestin econmica
sino en las mltiples variantes e inconvenientes
que se les presentan a los jvenes en el entorno
en el que se desarrollan y crecen.
El Envin plantea cinco ejes de trabajo fuer-
tes o derechos en los que se hace hincapi. Unoen relacin con la educacin, otro con la salud
en la promocin y en la prevencin, otro con el
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