OBRA
La primera novela de Styron es la que co-
mentamos: Tendidos en la oscuridad (1951
Las confesiones de Nat Turner es la crónica
de una revuelta de esclavos negros que tuvo
lugar en 1831. La larga marcha (1953está
ambientada en un campo de entrenamiento
militar; Esta casa en llamas (1960), un rela-
to sobre la vida de los soldados estadouni-
denses en Italia tras la II Guerra Mundial, y
La decisión de Sophie (1979), un gran éxito
de ventas sobre el nacimiento de una amis-
tad entre un joven escritor sureño y una po-
laca superviviente de Auschwitz. En 1990
publicó Esa visible oscuridad, donde narra su
lucha personal contra la enfermedad mental.
Una mañana a la orilla del mar: Tres relatos
de juventud (1993) está basada en los mo-
mentos dolorosos de su infancia.
Galardones
Pulitzer (1968)
National Book (1980)
Cino Del Duca (1985)
No se confesaba miembro de ninguna escue-
la, decía que eso de encasillar a los escritores
era una manía de los críticos. Necesitaba
compañía, era dependiente de la vida social.
Fue amigo personal de los presidente Kenne-
dy y Clinton.
La crítica ha destacado en él su penetración
psicológica en los procesos individuales y su
estilo profundo y poderoso que contribuye a
manifestar una irreducible adhesión a los
valores humanos. Llegó a ser un clásico en
vida y su fallecimiento nos priva de un gran
artista que llegó a expresar, como pocos, el
drama de la existencia.
WWW http://www.elsiglodetorreon.com.mx/
noticia/1064489.william-styron.html
http://hemeroteca.lavanguardia.com/
preview/1983/10/20/pagina-38/32969038/pdf.html
http://tintanegra.webnode.es/news/william-
styron/
WILLIAM
STYRON
Club de lectura
2015
GUÍA DE LECTURA
N ació en Newport News (Virginia). Se
crió en el sur del país, y su lúcido trata-
miento de los temas sureños sugiere la in-
fluencia de autores como W. Faulkner.
Styron es uno de los escritores más eminentes
del siglo XX. Junto a Gore Vidal y Norman
Mailer integra la trilogía literaria que susti-
tuyó a los grandes dioses Faulkner y
Hemingway en la literatura estadounidense.
Fue un hombre atormentado, sufrió grandes
crisis depresivas. Tuvo accesos de demencia
transitoria, trató de suicidarse más de una
vez y fue un alcohólico crónico . Los temas de
sus libros dan una idea del dramatismo de su
proceso creativo.
Fue en el ejército estadounidense donde co-
menzó su aprendizaje vital. Al ser licenciado
vivió un tiempo en Nueva York junto a los
intelectuales de la gran ciudad. En 1953
fundó la excelente revista The Paris Review
junto a George Plimpton, Irwin Shaw y Ja-
mes Baldwin. Luego se trasladó a Roma don-
de conoció a la que sería su esposa.
Murió a los 81 años de edad, en Nassachusset
en 2006.
Red municipal de bibliotecas
Biblioteca
DE l’ARENA
TENDIDOS EN LA OSCURIDAD
Es su primera no-
vela, colocó a Sty-
ron en la primera
línea de los escrito-
res norteamerica-
nos de posguerra.
La historia está
ambientada en su
natal Virginia y se
constituye como
una melancólica
meditación lírica
acerca de una chica
de clase media que crece en el seno de una
familia sin amor y que lucha con su concien-
cia antes de suicidarse.
En 1947, Styron había redactado ya un plan
detallado para la novela: sabía que giraría
alrededor de Peyton Loftis, una joven pro-
blemática de una familia sureña, que la nove-
la tendría tres partes y que cada parte tendr-
ía de diez a quince capítulos. «Cada capítu-
lo», escribió en su descripción del proyecto,
«estará precedido de un monólogo, directo o in-
terior, diseñado para echar luz sobre Peyton y
su historia». Aprendiz en busca de maestros,
Styronse hayaba seducido por Faulkner y las
primeras páginas de El ruido y la furia -la
narración desde la mente del idiota Benjy
Compson- sirvieron de modelo para Maudie
Loftis, la hermana retrasada de Peyton. No
son pocos los paralelos entre los dos persona-
jes: los dos tienen padres alcohólicos, los dos
tienen madres terminó de neuróticas, los dos
tienen una hermana que sirve de eje a la his-
toria de su familia.
Styron recordaba 47 años después, en un dis-
curso pronunciado en la biblioteca pública
Indianápolis, que cuando terminó la tempes-
tad ya tenía tantas páginas escritas como un
deseo ardiente de verlas ampliadas hasta for-
mar parte de una novela “con todas las de la
ley”.
‘Tendidos en la oscuridad' cerró una cosecha extraordinaria
Buscó redimirse con su contro-
vertida obra sobre la esclavitud
No hay que olvidar que fue nieto de un
amo de esclavos en Virginia y que escribió
una de las novelas más provocadoras con-
tra la esclavitud (Las confesiones de Nat
Turner, 1967; premio Pulitzer en 1968) en
uno de los momentos más álgidos de la lu-
cha por los derechos civiles, algo que fue
interpretado por parte de los activistas ne-
gros e intelectuales progresistas de ambas
comunidades, negra y blanca, como un ata-
que a la dignidad. Era un agravio imperdo-
nable que un blanco sureño se apropiara
del relato de la historia que su familia hab-
ía provocado.
De alguna manera, Styron practicó la
“narrativa de la conversión”, como queda
claro en su escrito Jimmy en casa, incluido
en Habanos en Camelot. En él habla de su
amistad con James Baldwin, voz funda-
mental del movimiento negro de liberación.
Uno era nieto de esclavos y el otro, nieto de
amo de esclavos.
Buscó redimirse con su controvertida obra
sobre la esclavitud
William Styron acogió a James en su estu-
dio de Connecticut a finales del otoño de
1960, y se quedó allí hasta el verano si-
guiente. Con él cerca, Styron consigue li-
brarse de los prejuicios residuales de una
visión reduccionista: “¿Podía realmente un
negro tener una mente tan sutil, tan rica-
mente informada, tan ampliamente incisi-
va e integral como la de un blanco? ¡Dios
mío, qué arrogancia y qué vanidad tan
abrumadoras!”, escribe de sí mismo.
Así fue como Baldwin le contó sobre las
frustraciones y la angustia de ser negro en
EEUU. “Me contó qué se sentía exacta-
mente cuando se negaban a servirte, cuan-
do te escupían, cuando te insultaban
llamándote “negro” o “chico””. Y entendió
que el escritor “debía ser libre para demoler
la barrera del color, para cruzar la línea
prohibida y escribir desde el punto de vista
de alguien con una piel diferente”, conclu-
ye
Puritanismo y censura
La otra orilla es el título que recoge algu-
nos de sus ensayos y crónicas personales
inéditas y escogidos por él mismo antes de
fallecer en el año 2006 y donde relata mu-
chos detalles de esa época para un escritor.
El propio Styron recibió recortes y cambios
en el manuscrito de Tendidos en la oscuri-
dad a punto de publicarse. Sugerían elimi-
nar la palabra “culo” y cambiarla por
“trasero”; la expresión “la palpó” era de-
masiado sugerente para la editorial; y en el
colmo del absurdo, aceptaron “grandes te-
tas”, siempre que a cambio revisara el tro-
zo sobre “la bragueta abierta”.
“Esto demuestra que, a mediados de siglo
XX todavía había en determinadas zonas
de América un punto de vista sobre la li-
bertad de expresión que estaba severamen-
te sometido a los criterios del siglo XIX y a
un puritanismo que ahora parece tan arcai-
co que es casi conmovedor”, escribió.
En la obra de William Styron –sudista y
liberal– no hay costuras por las que el ali-
vio transpire. Quizás por eso en 1985 cayó
en una feroz depresión. La experiencia del
desorden mental inspiró cinco años más
tarde su último libro Esa visible oscuridad
(Darkness visible. A memoir of madness),
título extraído de un poema de John Mil-
ton. Desde entonces la fama de Styron ha
ido declinando y los nuevos lectores desco-
nocen al creador de por lo menos tres o
cuatro valiosas y muy recomendables no-
velas que, no quiero dudarlo, le sobrevi-
virán. Pese al silencio injusto que hasta hoy
ha diluido su contribución a la mejor litera-
tura norteamericana.
El Styron más interesante es el que ataca a
la sociedad en la que le ha tocado vivir y
con la que ha tenido que romper.
Argumento
La historia se centra en el seno de una fami-
lia constituida por el abogado Milton Loftis,
su esposa Helen, hija de un coronel del ejérci-
to, y sus dos hijas Peyton y Maudie. Este mi-
crocosmos familiar es un campo abonado a la
discordia. La religiosidad y afán de domició
de Helen, junto con su desmesurado amor
por lapequeña Maudie, muchacha anormal,
chocan con la desafección y la ambiguaincli-
nación de Loftis por Peyton, la hija mayor,
quien a su vez odia a la madre y busca refu-
gio en su padre. Loftis es un abogado medio-
cre que depende de la fortuna de su esposa, se
refugia en alcohol y tiene una amante.
Tema
La somera descripción de los elementos en
juego lleva a pensar en un magnífico plantea-
miento melodramático. El egoísmo rebosa de
cada uno de los personajes que si bien desean
amarse para huir de la soledad amenazadora,
sólo logran ofrecer su amor transformado en
odio, mostrarse crueles los unos con los otros,
caminar a zancadas por la senda de la auto-
destrucción. Pero el suicidio de Peyton en
Nueva York, eje en torno al cual gira el rela-
to, otorga a la novela la auténtica dimensión
de su carnadura superior. Es el “leit-motiv”
que articula la reflexión moral de Styron.
Abrumado por el dolor, Loftis recoge el cadá-
ver de su hija en la estación de Port Warwick
y a lo largo del alucinado trayecto hasta el
cementerio, resiguiendo el paisaje costero de
Virginia, espectro de un glorioso pasado en
ruinas, se enfrenta con el espejo de la culpa.
Este sentimiento de inutilidad del sacrificio
se halla muy arraigado en los substratos de la
sociedad sureña y explica el afán de huida,
preferentemente y paradójicamente hacia la
costa Este, queencarna Peyton al instalarse
en NuevaYork con la ilusoria pretensión de
encontrar una alternativa existencial que,
claro está, le es negada.
Su generación
Al poco de finalizar la Segunda Guerra
Mundial la nueva generación de escritores
norteamericanos se creía los reyes del
mambo, con un aura reverente y adorado-
ra. El primero que alcanzó el éxito entre los
recién llegados fue Truman Capote, con-
Otras voces, otros ámbitos (1948). Luego
llegó Los desnudos y los muertos (1948), de
Norman Mailer. Después apareció De aquí
a la eternidad escrita por James Jones en
1951, a la que rápidamente siguió El guar-
dián entre el centeno, de J. D. Salinger.
La cosecha de novelas extraordinarias la
cerró Tendidos en la oscuridad, primera no-
vela de William Styron, publicada también
en 1951, cuatro años después de empezarla
a escribir en aquel sótano neoyorquino.
Con ese libro sería descubierto para los res-
tos como deudor irreversible de la obra de
William Faulkner, pero con todos los tintes
propios del sambenito del escritor sureño:
la convicción de que el ser humano es, ante
todo, una criatura abundante en tragedia
por permanecer expuesto al infortunio sin
protección.
El texto de Styron, además de sobrecoge-
dor, ejemplifica la apoteosis trágica que
amasa y consume a sus criaturas. Desde el
padre y la hija de la primera novela, todas
ellas están marcadas por su capacidad de
autodestruirse. Son incapaces de soportar
las pulsiones del bien y el mal. Así que su-
cumben con relativa facilidad a la perver-
sión sexual, a la desesperación del vacío, y
abrazan el suicidio como una liberación y a
la vez como un gesto de ruptura existencia-
lista a la manera de los antihéroes de Al-
bert Camus.
Es el caso de la desolada protagonista de
La decisión de Sophie (1982), con huellas
evidentes no de Faulkner
sino de Hawthorne. Con-
viene recordar que la no-
vela pasó a la gran panta-
lla y el papel protagonista
fue interpretado por la ac-
triz Meryl Streep.
Epoca de cambio en el Sur
Para entender mejor lo que significa hoy
esta novela, conviene situarla brevemente
en el contexto en el que fue concebida y en
el cual se inserta. Escenario, el Sur, prime-
ra mitad de los años cuarenta, entre el ata-
que a Pearl Harbour y la destrucción ató-
mica de Hiroshima y Nagasaki, es decir, la
época crítica en que el Sur de Estados Uni-
dos vive su más drástica evolución moder-
na. Por un lado se consuma la definitiva
decadencia de las grandes familias ante el
imparable proceso de
industrialización de la
zona que cede el domi-
nio a una nueva clase
social.
Notoriamente influida
por las formas deVida
del Norte, y-por el otro
sobreviven los viejos
rasgos del carácter sure-
ño: el singular fanatismo religioso, la su-
perstición, la violencia, la conciencia de
derrota contrapuntada por el orgullo de
casta, la resignáción, la angustia del vivir,
la incesante búsqueda entre las cenizas de
la verdadera razón de ser de su identidad.
Contaba Styron en un discurso ante los ve-
cinos del condado de Marion que EEUU, a
principios de los cincuenta, era un lugar
sembrado de mojigatos y cocido en el caldo
rancio del puritanismo más hipócrita. El
país empezaba a despertar a la modernidad
y el autor lo recuerda como un período de-
cisivo en la evolución de la literatura esta-
dounidense.
Pero recalca que fue un proceso gradual y
no repentino, porque con la publicación de
la novela Los desnudos y los muertos, Mailer
tuvo que mirar a la cara a la censura: “Se
vio obligado a utilizar, para referirse al vul-
garismo común que describe la relación
sexual, no la palabra malsonante de cuatro
letras fuck, sino un epíteto abreviado de
tres letras: fug”.
En los años posteriores a la II GM se mate-
rializó el cambio social.