No es fácil encontrar a alguien que te respete, apoye y mucho
menos comparta un pan, desde mis 15 años hasta los 20 recuerdo
haber tenido la fortuna de conocer, convivir y disfrutar de la
compañía de 15 grandes amigos y amigas. Y aun que hoy la
distancia y los planes personales nos ha distanciado, el recuero es
el mejor medio para revivir lo aprendido.
Las luchas sociales, las protestas acompañadas de propuestas, los
ideales, marchas y campartas, todo eso es motor de la juventud,
motor del cambio que todos buscamos. No hay colores que
identifiquen a un movimiento, ni intereses personales, todos
buscamos el bienestar para todos; sin embargo es una lastima que
lo dicho anteriormente sea un ideal y no una de tantas realidades.
No creo que se tenga que forzar a que alguien demuestre si ha
aprendido con cinco, diez o mil reactivos; porque no mejor pedirle
que él mismo lo identifique. Mostrarle y enseñarle a utilizar la
autoevaluación (enfrentamiento consigo mismo), coevaluación
(compartida con un igual) y heteroevaluación (compartida con
alguien de más experiencia), todo ello con miras la crítica
constructiva y la mejora continua.
Cada día en la facultad era una oportunidad para aprender algo
nuevo, no importaba si era en los pasillos con los compañeros o en
el aula con los docentes, no importaba si era todo acertado ya que
del error también se aprende. Al término del día recapitulaba lo
vivido para tomar nota de lo aprendido. Todo educa, pero no todo
te forma.
Excelente experiencia la que tuve durante las prácticas
profesionales y el servicio social, ya que los proyectos que se
llevan acabo, permiten identificar las lagunas de lo que creemos
bien aprendido. No se compara el tener que arreglar un aparato,
con la necesidad de implementar técnicas, métodos o teorías para
intervenir en un grupo que muchas veces desconocemos. Cuando
intervenimos provocamos rupturas y ligamos otras.
Pensaba que nunca llegaría, que la vida me llevaría por otras vías,
pero en el primer intento le di al premio mayor; mi sueño se
estaba cumpliendo, pertenecer a la máxima casa de estudios, la
UNAM. Parte importante en la construcción de mi identidad,
estandarte al caminar y arma para la búsqueda de la verdad. Ésta
es una oportunidad que nunca dejare de aprovechar.
Como olvidar aquella mañana en San Juan panamá, Chiapas; la cancha de
una primaria sería el escenario de un partido de futbol entre 6° y 5°
grado de primaria. Pero algo singular ocurrió, ya que cuando llegaron los
jugadores, antes de empezar el calentamiento se quitaron los zapatos o
huarache, entonces un adulto con cierta ignorancia les preguntó, ¿por qué
juegan sin zapatos? A lo que un jugador estrella respondió: “es mí único
par de huaraches y su juego con ellos se romperán, y no quiero caminar
descalzo dos hora para llegar a la escuela”.
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