UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS
CURSO PROPEDÉUTICO SEMIPRESENCIAL - LENGUAJE
RETENCIONES A LAS EXPORTACIONES Las retenciones a las exportaciones son un impuesto que aplican algunos países
temporalmente, para que los altos precios que suelen adquirir algunos productos en el
exterior, no se trasladen al mercado local y no nos perjudiquen a nosotros, los
consumidores finales.
¿Cómo funcionan las retenciones? En condiciones de libre mercado, un productor
argentino de alimentos tiene dos opciones: exportar (a precio internacional) y vender al
mercado interno. Por una cuestión de conveniencia el empresario elegirá lo que le
genere más ganancia. Si el gobierno no interviene cuando el precio internacional es
mayor que el local, los argentinos para comer y vivir dignamente deberían pagar el
precio internacional. De lo contrario, el empresario exportaría toda su producción al
exterior.
Ahora bien, si el gobierno le cobra retenciones al exportador-productor los ingresos de
éste serán el resultado del precio internacional menos la retención. Con éstas
condiciones las opciones del empresario serían, o exportar (obteniendo como ganancia
el resultado del precio internacional menos las retenciones), o vender al mercado
interno. Ahora los argentinos no tendrán que pagar el precio internacional, sino éste
menos las retenciones.
Por ejemplo, si los argentinos fueran grandes consumidores de soja, y suponiendo que
el producto aumenta en 100 dólares por tonelada, se traduciría en un aumento de la
tonelada en el mercado interno de $317, considerando que el tipo de cambio es de 3,17
por dólar.
Sin embargo, eso ocurre porque difícilmente un productor de cualquier producto esté
dispuesto a vender en el mercado interno a $190 lo que afuera, en consecuencia de la
combinación del tipo de cambio alto y la suba constante de las cotizaciones está
dispuesta a pagar a 317 pesos.
Veamos el caso del trigo: cuando se va a exportar, éste posee una retención del 20%,
es decir, se descuenta del precio que ingresa del exterior un 20%. Entonces el precio
que los productores deberán poner al trigo en el mercado local es un 80% del precio en
el extranjero. Este precio afectará en sus decisiones de compras y la competencia entre
consumo interno y exportaciones seguirá por el mismo camino.
Los países que apelan a tomar ésta medida sobre las exportaciones, la justifican
diciendo que provoca un efecto “antiinflacionario” evitando que suban los precios
internos de determinados productos a partir de un factor que no está vinculado
directamente con la suba de los costos de producción de esos productos.
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¿Cómo se reparte la riqueza que generan las retenciones? Se dice que con parte de los
recursos que obtiene el Estado se puede subsidiar el gasoil, es decir, transferir esas
recaudaciones obtenidas por retenciones sobre las exportaciones a las petroleras, para
que se pueda vender ese combustible al transporte de mercaderías y pasajeros en
particular a un valor menor al que rige en el exterior.
Como destacan famosos economistas, con parte de esos recursos el Estado nacional
logra obtener ciertos ahorros que posibilitan que no tenga que financiar sus gastos
acudiendo al mercado financiero local, más precisamente los vinculados con los
intereses de la deuda pública. También mencionan que otra parte de ciertos fondos
generados son distribuidos por todo el país construyendo obras públicas, como
caminos, centrales energéticas, etc.
Sin embargo, no son pocos los economistas que piensan que este tipo de retenciones
son un instrumento de política económica aceptado para un uso temporal o transitorio,
pero no como instrumento de uso a largo plazo.
Todo muy lindo pero, ¿se ve esta situación reflejada en las góndolas de los
supermercados? Para comprobarlo hay que ver cuánto valen los productos argentinos
en el exterior. Lo normal es que valgan alrededor de un 20% más (debido a costos de
transporte y comercialización). Si el sistema de retenciones funciona correctamente, los
productos sobre los cuales se cobran deberían vale en el exterior bastante más que en
Argentina.
Si nos ponemos a analizar, los productos que no tienen retenciones cuestan en el
exterior alrededor de un 19% más que en Argentina, mientras que los productos que si
tienen retenciones cuestan alrededor de un 149% más afuera que en nuestro país.
Como todos sabemos, los sectores más pobres de la población gastan la mayor parte
de sus ingresos en alimentos. Por lo tanto la política de retenciones que, como vimos
anteriormente, evita el traslado de los precios del exterior a los precios locales, es una
política totalmente justa, que defiende el bolsillo de todos los argentinos, y en especial,
el bolsillo de los más necesitados. ¡Defendámosla!