La germinación es el proceso mediante el cual una semilla se desarrolla estimuladamente hasta convertirse en una planta.
Para lograr esto, toda nueva planta requiere de elementos básicos para su desarrollo: temperatura, agua, oxígeno y sales minerales. Cuando un grano o semilla cuenta con la
temperatura, agua, oxígeno y sales minerales suficientes germina.
Con la germinación aumenta el valor nutricional de la semilla. La adecuada combinación de humedad, temperatura y oxígeno genera procesos enzimáticos, y en tan sólo unas pocas horas se modifica la composición química de la semilla; exquisita alquimia de vida.
Suficiente agua, oxígeno, y temperatura apropiada favorecen la germinación.
Cada especie prefiere para germinar una temperatura determinada; en general, las condiciones extremas de frío o calor no favorecen la germinación.
El agua hace que la semilla se hinche, a veces hasta el extremo de rasgar la envoltura externa.
Diversas enzimas activan y utilizan los nutrientes almacenados
El oxígeno absorbido permite a la semilla extraer la energía contenida en estos azúcares de reserva, y así poder iniciar el crecimiento.
En algunas partes se consiguen recipientes especiales para hacer brotes en casa. Sin embargo, si no los consigues o no los tienes, no dejes de hacer tus brotes. Siempre tendrás algún recipiente que puedes utilizar para este fin.
Los recipientes que vamos a utilizar deben ser transparentes para que a las semillas les llegue luz de sol. No importa sin son de vidrio o de plástico, pero NUNCA de metal.
Trata de no dejar agua acumulada dentro del recipiente, ya que las semillas se podrían podrir y no saldrían los brotes.
Para que la germinación pueda producirse son necesarios algunos factores externos, como un sustrato húmedo, suficiente disponibilidad de oxígeno que permita la respiración aerobia, y una temperatura adecuada para los distintos procesos metabólicos.
También contribuye el clima del lugar en el que se encuentra el cultivo. Es importante, conocer y controlar las plagas que puedan atacar a la futura planta.
Durante el proceso de germinación y bajo la influencia del agua, el calor y el aire, se producen procesos biológicos que trasforman favorablemente la composición de las semillas.
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