J. Natalicio González; Ideólogo y Político Colorado.
Una prodigiosa mente al servicio de una pasión: El Coloradismo
Autor: Hugo Alberto Duarte F.
1.- Breve biografía
Político y escritor paraguayo, Nació en la ciudad de Villarrica, Fue el primer político
colorado electo Presidente de la República (1948-1949), luego de más de 40 años de
predominio liberal y de breve predominio “febrerista”. Más de uno intentará
desmeritar su presidencia indicando que en esa elección hubo lista única, pero no es
la formalidad, sino el significado de su elección lo más resaltante. Con él se iniciaba el
proceso de transformación del Paraguay, luego de años de anarquía, inestabilidad
política y lucha de facciones que caracterizó a la era liberal. Además, el proceso por el
cual fue electo Presidente resultó ser casi una prolongación de los procesos
eleccionarios del periodo conocido como el de “predominio liberal” y cuyas
características eran: Lista única y vigencia de Estado de sitio con el correspondiente
simulacro de votación. Es que la democracia todavía no estaba vigente en el Paraguay.
Aquel que pretenda descalificar un acto electoral de aquella época con el argumento
de la lista única, y de los procesos violentos previos, debe descalificar toda la serie de
elecciones anteriores.
J. Natalicio González, tuvo un interesante recorrido político antes de llegar al cargo de
Presidente de la República. Fue diputado, embajador en Uruguay y Ministro de
Hacienda en el último gobierno del presidente Higinio Morinigo. En 1955 recibe el
ofrecimiento para desempeñarse como embajador del Paraguay en México. Empieza
su “exilio” donde falleció en 1966, poco tiempo antes de regresar a su patria.
2.- Semblanza política
J. Natalicio González es, sin duda alguna, el referente más importante de la ideología
política nacionalista colorada y por ende de la historia política moderna del Paraguay.
Es una fuente obligatoria de consulta para quien quiera comprender el itinerario
fáctico de la política de nuestro país desde 1930, hasta llegar a 1947.
Su nombre es Juan Natalicio, pero adoptó su segundo nombre para su carrera literaria
y política, dicen que por recomendación de Juan Manuel Fruto y /o de Juan E O’Leary.
Este talentoso guaireño se consolida políticamente en las filas del Partido Colorado, al
que reconoce, y promociona, como la única institución política con la suficiente fuerza
moral, intelectual y popular para producir el necesario cambio de rumbo ideológico
en el Paraguay. Llega a esta conclusión luego de explicar racional y apasionadamente
el fracaso y la futilidad de la ideología liberal, como herramienta de progreso para la
nación.
En su agitada vida política supo desenvolverse con solvencia en los dos campos en los
que destacó, el del intelectual y el del político - militante.
Como intelectual, Natalicio dejará para la posteridad ensayos y escritos en prosa de
una riqueza literaria notable. Forman parte de su bagaje literario algunas inspiradas
poesías con las que atizó la llama del fervor colorado como por ejemplo estas estrofas
de su poesía COLORADO:
Con su rojo pañuelo y con su polka briosa
Marcha rumbo al futuro el gran pueblo de mayo,
Pugnando por vencer la opresión ominosa
Que como orín corroe todo lo paraguayo.
Y de las bocas múltiples vuela el grito sagrado:
-¡Soy colorado! ¡Soy colorado!
Pero lo más importante de la obra de Natalicio y por lo que merece su tránsito a la
posteridad es que va a dotar al partido colorado de una ideología viva y revolucionaria
que lo pondrá en armonía con el activo movimiento del nuevo pensamiento político
latinoamericano de la época, cuyos referentes, al igual que él, hurgaban en el proceso
histórico de formación de las naciones sudamericanas, buscando las señales de un
proceso político evolutivo propio que haya sido truncado por la imposición del
liberalismo como ideología hegemónica. Los nuevos pensadores latinoamericanos ya
intuían entonces que el liberalismo había sido adoptado como ideología política por las
elites herederas de la oligarquía colonial con la sola misión de garantizar un régimen
de libre comercio que permitía el enriquecimiento de las nacientes oligarquías
sudamericanas, muchas de ellas continuando con los privilegios coloniales. Esta
búsqueda de un nuevo paradigma político para nuestro país, se daba en el contexto
de un liberalismo paraguayo y mundial en decadencia.
En su faceta de Político-militante ayudó a los cuadros del partido colorado a formar y
consolidar entre su numerosa masa la convicción y la determinación de que la hora de
“hacerse del poder” había llegado, como consecuencia propia del peso de la historia
nacional; y por la superioridad manifiesta del coloradismo como proyecto político
histórico, de lo cual estaba convencido.
Natalicio iba por el camino de la renovación ideológica del coloradismo como una
necesidad histórica. Sin embargo, agazapados en la penumbra de la traición esperaban
otros, que proyectaban un coloradismo-liberal-conservador.
“El Estado Servidor del hombre libre”, su obra política más importante, se convierte
en el nuevo ideario político republicano, que de esa manera rompe con la ideología
liberal a la cual estaba adscripta, un sector importante de la ANR, “más por influencia
de los lideres”, antes que por la adscripción a sus principios políticos y doctrinarios. En
realidad es Natalicio González quién toma conciencia del origen ideológico del
coloradismo y reelabora su perfil político al definirlo como un partido nacionalista y
agrarista.
Para la conquista del poder intuye en el “Pynandí colorado” al gran protagonista del
nuevo escenario político nacional.
En la arena política, Natalicio enfrenta una lucha desigual. Las fuerzas que se le
oponen alaban su determinación, pero no su espíritu combativo y criticaban su
adhesión por el cambio de rumbo ideologico, absolutamente necesario, para llevar a
la práctica sus ideas políticas y convertirlas en las herramientas de transformación y
cambio que, a su criterio, la nación necesitaba para romper con el inmovilismo que
obstaculizaba su progreso.
Estas fuerzas, que carecían de las luces necesarias para el debate ideológico eligieron
el camino de la intriga y la difamación para combatirlo. Estos correligionarios que solo
pretendían un cambio de guardia partidario , pero no de modelo de Estado, estaban
dentro y por supuesto, recibieron rápidamente la adhesión de los que estaban fuera
del partido.
Natalicio rápidamente se convierte en enemigo de las clases privilegiadas, pues
profundamente convencido de su misión política, sólidamente formado en el campo
intelectual y con una interesante estrategia de liderazgo revolucionario basado en
propuestas políticas revolucionarias se convierte en el hombre a eliminar para evitar
“Cambios”
Sus revolucionarias propuestas para expandir la acción del Estado, incluso hasta los
“sacrosantos” territorios de la economía, ponían en riesgo los privilegios económicos
que los gobiernos anteriores habían creado para sus acólitos y adherentes. Su espíritu
combativo y la gran adhesión que sus ideas suscitaron en las zonas rurales del país lo
catapultan enseguida a los primeros lugares de la dirigencia colorada y nacional. Sus
compañeros de ruta, hombres de superior talento intelectual como Don Víctor
Morinigo, y ciudadanos de extraordinaria altura moral como Don Leandro Prieto, Don
Juan León Mallorquín y Don Juan Manuel Frutos adherían con entusiasmo a su
discurso. Juan O’Leary estaba convencido de que si un hombre podía cambiar el rumbo
de nuestro país, ese era Natalicio y así lo escribió en sus memorias.
El ascenso de Natalicio González a la primera magistratura de la nación, posibilitó
también la coalición, en su contra, de las facciones libero-conservadoras, que estaban
agazapadas dentro del coloradismo, esta vez en connivencia con algunos oficiales de
alto rango del ejército como el General Raimundo Rolón. Este militar exige al
Presidente Natalicio González la concesión de cuatro Ministerios a los sediciosos del
sector “Chavista”, eufemísticamente denominados “democráticos”. Ante la negativa
de Natalicio de conceder lo solicitado, y la del General “golpista” de deponer su
actitud, Natalicio renuncia al gobierno. Se consumaba el primero de los muchos
intentos libero-chavistas de convertirse en fuerza política hegemónica.
Federico Chaves, un político colorado, ex fiscal de gobiernos liberales, represor de sus
correligionarios “no participacionistas”1, encabezaba la coalición anti – Natalicio que
recibió el apoyo de una minoritaria, pero muy adinerada, clase política que no le
perdonaban a Natalicio su intención de cambiar un orden social, por demás cómodo
para ellos, a través de la revolucionaria propuesta de inmiscuir al Estado en las
cuestiones económicas, ora como regulador de las relaciones comerciales, ora como
impulsor de políticas de desarrollo económico, ora proponiendo medidas que hagan
más llevadera la vida de los pobres agricultores y de los explotados obreros.
En realidad se percibía en círculos de la minoritaria elite social y económica asuncena
un gran recelo por la creciente influencia de Natalicio Gonzalez.. El propio Federico 1 Durante el gobierno liberal, la no participación en las elecciones era considerado un “crimen” y uno de sus principales protagonistas fue Federico Chaves, quien desde su cargo de fiscal no dudó en procesar y encarcelar a sus propios correligionarios.
Chaves, no vacilaba en tratarlo humillantemente. Al respecto recuerda el General
Amancio Pampliega, en su libro “Misión cumplida”, que durante una reunión con
Federico Chaves, al inquirir a éste su impresión sobre Natalicio González, entonces
miembro del gabinete del General Higinio Morínigo, solo atinó a descalificar
despectivamente a su correligionario, refiriéndose del mismo como “¡...ese poeta!”.
Es también probable que una dosis de “intolerancia racial” se pueda percibir en esta
adjetivación descalificadora de Chaves, ya que los rasgos indígenas de Natalicio, hijo
de madre soltera, eran notorios.
Los “Chavistas” adherirían a la propuesta de cambio político propugnada por el
Natalicio, pero en secreto, soñaban continuar con un régimen liberal conservador,
atemperado por “maquillajes” sociales, con el único objetivo de “heredar” los
irritantes privilegios que se criticaba a la conducción liberal anterior. Una vez
encaramados al poder… así lo hicieron.
La continuidad de las prácticas corporativas delictivas, a costa del Estado y, en
connivencia con una corporación civil de importadores y agro exportadores de
recursos naturales continuó con el “Chavismo”, con otros intérpretes desde el poder,
pero todos bailando la misma música.
Desde luego; y comprensiblemente, la idea del cambio de rumbo de la economía, a
través de la inserción del Estado como organismo activo para corregir las asimetrías
sociales y el atraso económico del país no era bien visto por una pequeña oligarquía a
los cuales criticaba ásperamente Natalicio González. Lo difamaron y lo intrigaron
escandalosamente. Enciso Velloso llegó a decir del mismo que era el “hombre más
malo del Paraguay”, en una afirmación por demás suave, comparado con los otros
epítetos. La rica y extraordinaria biblioteca de Natalicio fue saqueada. Las ropas
íntimas de su esposa fueron exhibidas grotescamente, en un acto que asemejan a los
relatos de la Inquisición española. No se recuerda en la historia paraguaya que algún
político haya sufrido semejante humillación y deshonra. A partir de allí pensar
diferente estuvo proscripto en el Partido Colorado.
Esta institución tiene una deuda histórica con Natalicio González y ella solo será
honrada cuando la figura de J Natalicio González ocupe un lugar en los salones de
homenaje de la Junta de Gobierno.
Que diferente la percepción que de él se tenía en círculos literarios españoles, donde
un conocido crítico de diario, al leer sus poemas lo describía como “un poeta con
verdadero dolor americano”.
Natalicio es, en la historia política paraguaya, un caso emblemático, pues para avanzar
políticamente abandona la “comodidad” del alineamiento intelectual con las ideas
hegemónicas2; e intenta construir una vía política autóctona, “telúrica”, basada en una
filosofía de la historia del Paraguay, que él estaba convencido de haberla interpretado,
“Se puede resumir el caso paraguayo como una tentativa de la nacionalidad para
volver a ser ella misma, para desenvolver su genio y desarrollar sus cualidades
2 El propio Efraím Cardozo lo acusa de ello.
autóctonas, conforme a la ley natural de su vida, predeterminada por el triple influjo
de la tierra, de la raza y de la historia.” Afirmaba en su extenso ensayo “La Nación
autóctona y el Estado exótico.”
Natalicio captó la fuerte relación sangre-suelo que existía en el paraguayo como un
atributo del ser nacional.
Atacó al liberalismo sin misericordia. Identificaba en esta ideología la síntesis de todos
los males por los que atravesaba la República, desde la adopción de la constitución de
1870. Natalicio no desperdiciaba una oportunidad para atacarla. En momentos en
que los rastros humeantes de la 2ª Guerra Mundial aún se veían, y el orden mundial
dominado por el liberalismo imperial inglés, para conservar su hegemonía ideológica y
política que había sido desafiada en Europa, no dudó en sacrificar la vida de millones
de jóvenes. Como resultado de aquella “locura europea” el liberalismo, que había
vencido militarmente la guerra, perdió su prestigio como herramienta de articulación
política progresista. Natalicio percibió el agotamiento de la ideología liberal, como la
única idea rectora del progreso en nuestro país, y lo descalificaba con argumentos
devastadores afirmando por ejemplo que ella “carece de todo impulso creador, se ha
vuelto estática” (González, 1984, pág. 39).
La ideología nacionalista de Natalicio era fundamentalmente antiliberal y
antiimperialista3. En el Paraguay de entonces, no era solamente la ideología
nacionalista de Natalicio la que percibía el agotamiento del orden liberal. La ofensiva
3 Notablemente, en el eje de la ideología socialista latinoamericana actual, se percibe una fuerte dosis de nacionalismo y antiimperialismo.
por ocupar ese vacío ideológico que se estaba produciendo tuvo al militarismo
asociado al fascismo, al nazismo, y al comunismo como grandes protagonistas. Estas
fuerzas chocan en un momento dado, en la lucha por el poder que se da en 1947.
En aquella oportunidad asistimos a uno de los eventos más raros de la historia política
paraguaya, que nos demuestra que el espíritu faccioso es más fuerte que las
ideologías. En aquella oportunidad se alían contra el partido colorado, los comunistas,
los militares-fascistas y los liberales. Insólitamente, el comunismo, que en Europa
había presentado batalla al Fascismo, y que ideológicamente era antiliberal y
antiimperialista, por lo tanto, más afín a la ideología “Natalicista”, se unen a sus
adversarios ideológicos más formidables, los liberales, en la coalición anti colorada
que pierde la revolución de 1947. Como resultado político de la revolución y como era
costumbre cultural de la política, desde la época de predominio liberal, los perdedores
iban al exilio. Todos los referentes de las facciones que se opusieron al coloradismo,
fueron al exilio.
Hombre decididamente democrático, sistema que respetaba, pero como régimen
liberador de la opresión y generador de dinamismo político, y no en el rol que había
desempeñado en nuestro país; el de legitimador de la ideología liberal a través de la
legalización de las “comparsas” electorales que se hacían en su nombre, decía al
respecto de la libertad y la democracia que estos “son estilos de vida, expresiones de
la conducta” (González, 1984, Pág. 48).
J Natalicio González fue un escritor muy sólido, de estilo controversial y muy agudo
polemista; un escritor a quién se ha estudiado muy poco, para lo interesante y
profundo de su legado. Como político fue un ideólogo y un idealista.
Su mayor pecado; y causa de su posterior “invisibilidad” , fue soñar con un país
habitado por un pueblo en libertad de construir su propio destino, en consonancia con
sus propios anhelos, redimido con su extraordinaria historia4, y no subordinado a los
intereses de ninguna clase dirigente, nacional o extranjera.
El investigador nacional que hurgue en sus obras debe despojarse de las pasiones muy
propias de los investigadores paraguayos. Efectivamente una investigación de
Natalicio, requiere de equilibrio emocional e intelectual, pues no se debe leer a este
autor desde la banca del apologista, ni desde el cubil del francotirador. Hay que
estudiarlo desde la racionalidad y en su contexto histórico.
Se ensañaron con su persona. En su libro Vida y pasión de una ideología dice con cierto
dejo de orgullo, “Mi drama ha consistido en pensar claro y decir con precisión mi
certidumbre sobre el presente de mi pueblo y su problemático destino”. Dicen por ahí
que en la lucha ideológica, la primera víctima siempre suele ser…la verdad.
En la personalidad política de Natalicio, cohabitan el “tendotá”5 y el “ideólogo”, en
una simbiosis tan interesante que es imposible analizar, con justicia, al “tendotá” sin
conocer al “ideólogo”
4 No se olvide que Natalicio inicia su vida intelectual todavía bajo la vigencia del decreto que proscribe al Mariscal Francisco Solano López.5 Conductor o guía en el idioma guaraní.-
Hombre profundamente identificado con las aspiraciones del campesino, del pynandí6-
de hecho era de raigambre campesina y hablaba el guaraní con la misma precisión con
la que hablaba el castellano- intentará, desde el poder, articular las instituciones
republicanas del Estado, para reparar el daño que, estaba convencido, había
producido en los sectores campesinos del país el conservador liberalismo dogmático,
pauperizándolos aún más y convirtiéndolos, a los campesinos, en parias de un
territorio por el que habían luchado desde los tiempos de la colonia.
El campesino sigue siendo hoy el sector más vulnerable del país, sin embargo, a su
nombre se han promocionado, siempre, todas las propuestas de cambio político en la
República. Para muchos campesinos el progreso sigue siendo una utopía, pero para
algunos políticos que promocionaron el progreso del campesino como estrategia
política, el progreso, una vez en el poder… ha llegado notablemente.
Para Natalicio González estaba claro que el sistema de dominación social y económica
que regía en el Paraguay, se había construido con la connivencia del Estado Liberal. El
Estado liberal había establecido su política agraria sobre la base de preservar al
campesino el papel de mano de obra servil para el terrateniente, propietario legal de
las tierras que se vendieron después de la Guerra Grande. Aquellas tierras que el
campesino ocupó centenariamente, y cuya explotación la garantizaba el Estado a
través de una política de arrendamiento, de repente se encontraba viviendo en tierras
que ya no le pertenecían. Denuncia la maniobra de despojo realizada a los campesinos
6 Uno de los rasgos característicos del Paraguay profundo era que podían los hombres calzar sus mejores vestimentas y las mujeres hasta sus joyas, pero el rasgo común era que andaban descalzos, aún en las reuniones sociales o políticas.
por medio de una legislación reducida a “una mera codificación del abuso amparado
por la fuerza” (González, 1984, Pág. 48), y a tal fin las tierras que compraban los
terratenientes estaban todas cerca de los pueblos ya existentes.7”
Cuando Natalicio se queda con la candidatura presidencial de la ANR, para las
elecciones del 48, en una convención realizada en el teatro Municipal, la frívola y
conservadora sociedad liberal asuncena se escandaliza por la consigna “A balazos o a
sablazos, Natalicio al Palacio” utilizada por los “natalicistas” o miembros del “Guión
rojo”, grupo político que sustentaba a Natalicio.
Los sectores conservadores aprovecharon esa consigna para presentarlo como un
“fascista” violento. En realidad los “natalicistas” estaban practicando la más pura y real
política, reconocida como tal por el propio Max Weber, afirmando de que “el
elemento esencial de la política no es sino la violencia.”
En las últimas elecciones presidenciales, un grupo de jóvenes de la izquierda
perteneciente al P-mas-, miembro de la alianza electoral que llevó al Fernando Lugo al
Poder Ejecutivo, irrumpió en un acto del entonces Gobernante Partido Colorado al
Grito de “Nicanor iyapú”8 en momentos que el ex Presidente Nicanor Duarte Frutos iba
a hacer uso de palabra. Eran 8 a 10 jóvenes, protagonizando una actitud política,
salvando la distancia histórica, que no presentaban ninguna diferencia con aquellos
jóvenes del Guión Rojo que exteriorizaban así su opción política.
Luego del desplazamiento de Natalicio González del poder, la facción ideológicamente
liberal del partido colorado, en su encarnizada lucha interna por los privilegios del
7 Pastore, Carlos. La lucha por la tierra en Paraguay, ultima edición8 “Nicanor mentiroso” en guaraní.-
poder, casi superan con creces, en menos tiempo, la época de la “crónica”
inestabilidad política pasada.
3.- Semblanza ideológica
Natalicio González estaba convencido de que los procesos políticos exitosos
necesitaban sustentarse en una ideología para ser operables en la sociedad. En
función a este pensamiento intenta ofrecer una ideología libertaria de carácter
nacionalista que suplante a la ideología liberal de inspiración extranjera, que solo había
servido, según su análisis, para recrear de manera grotesca un ente político de
extracción europea, pero sin el correspondiente respaldo histórico-cultural que
necesariamente abona el proceso de construcción de las ideologías que pueden
sustentar un modelo político.
En su obra “El nuevo topo”, el sociólogo brasilero Emir Sader afirma “…la fuerza
ideológica alternativa es fundamental, para construir sujetos alternativos”. Esta es la
percepción que parece haber tenido también Natalicio González.
En su análisis de la función que se le asignó a la ideología liberal en la articulación del
orden social y político de Latinoamérica dice Natalicio “…de esta forma la
implantación de esta ideología foránea en toda América, para suplantar la escolástica
española, únicamente garantizó que la clase dirigente post colonial asumiera el papel
hegemónico que la burguesía asumió en Europa suplantando en la conducción del
Estado a la Aristocracia; y aquí en América, ante la ausencia de aquella burguesía, la
oligarquía suplanta a las autoridades coloniales.”
En el Paraguay la clase dirigente liberal, que accedió al poder de las manos de las
fuerzas invasoras del país, se apropiaron el poder político, ejercido por una legítima
dirigencia autónoma, que bien o mal constituía la única experiencia histórica de
proceso político autóctono vigente en América post colonial, como lo han reconocido
no pocos estudiosos extranjeros de ese proceso histórico paraguayo.
Podrá ponerse en entredicho la versión terapéutica creada por los nacionalistas
paraguayos de que el Paraguay fue una potencia en América, pero no se podrá negar,
al menos no por los cauces convencionales, la realidad histórica de haber sido la única
nación de esta parte de América con una experiencia política independiente y
autónoma, alejada de las ideologías e intereses europeos.
Natalicio captó algo sumamente claro; la libertad y la autodeterminación política
siempre fueron una obsesión para este pueblo y; en función de la reivindicación de
aquellas fuerzas históricas, orientó su esfuerzo intelectual y político.
4.-Algunas ideas políticas de Natalicio; la libertad y el Rol de la cultura; y El Estado
Natalicio González era un idealista que tenía la convicción de que la realización de los
sueños de libertad es posible en esta región a la que llama “tierra de libertad”. Esta
convicción está expresamente consignada en su libro “Ideología Americana” cuando
afirma “El Nuevo Mundo puede repetir el milagro griego, si asegura el imperio de la
libertad en todo su vasto ámbito geográfico y coloca su genio y sus inagotables
riquezas al servicio del espíritu” y remata más adelante “…si arriamos la bandera de la
libertad, pereceremos como esclavos” (González, 1984, Pág. 33).
Con respecto a la idea de libertad roussoniana9 de que “el hombre es libre por
naturaleza” ; opone una idea de libertad fundada en una acción colectiva y de la
práctica de la solidaridad social. Apela para fundamentar su idea a la serie de
interacciones sociales que construyen la esencia del ser humano, empezando por la
familia y los valores que ésta inculca al ser humano, así como la responsabilidad social
que la tierra genera, por considerarse morada y proveedora. De esta forma construye
la emergencia de solidaridad social con la tierra y con el pueblo, como limitantes de
una libertad individual social y solidariamente infecunda. Como resultado de esta
certeza plantea que el Estado, primero debe asegurar la justicia social, para que la
libertad sea posible, efectiva y no una simple quimera.
Natalicio estaba convencido del poder de la cultura afirmando que es el medio más
eficaz para liberar al hombre de la opresión de la naturaleza y de la opresión política.
Afirmamos que Natalicio es un humanista, y aceptamos críticas por esta aseveración.
Sin embargo es muy difícil, desde la lectura de su obra “El estado servidor del hombre
libre”, que ubica al ser humano como eje central de la acción del Estado, no ubicarlo
en esa corriente. La centralidad que la promoción de la personalidad humana contiene
el libro de Natalicio cumple con los requisitos de que el humanismo exige.
“El Estado servidor del hombre libre será un Estado fuerte pero no arbitrario, un ente
moral limitado por la responsabilidad y por la ley.” dice un fragmento de esa obra.
Natalicio, sin lugar a dudas otorgó al partido colorado su perfil revolucionario y su
marcado acento nacionalista. Si bien es cierto reconocía el caudaloso aporte europeo
9 Juan Jacobo Rousseau, Filosofo Francés, autor de la obra política “El contrato social”. Libro que inspiró a los revolucionarios franceses e ingleses, en el siglo XVIII.
que había recibido América, sospechaba que en materia ideológica estos aportes eran
en realidad “vehículos de expansión de la cultura que lo ha creado” y la adopción de
tales ideologías foráneas propiciaba el dominio o al menos el tutelaje de los pueblos
que le sirvieron de matriz. Esa aseveración coincide con lo expresado por Marx y
Engels (1846) quienes enunciaron que “las relaciones que hacen de una determinada
clase, la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus
ideas”. Hay que concederle a Natalicio una plusvalía en su obra debido principalmente
a la fuerza y la claridad con que expone sus argumentos. Este pensador paraguayo de
nivel continental, tenía una concepción hispanoamericana de la historia y la política.
Esta vertiente de su pensamiento se aprecia en sus menciones sobre la opresión
imperialista que se sentía en todo el continente.
Con respecto al Estado liberal no era muy generoso en la descripción del sistema, pues
decía de él que “predica la libertad, pero sistematiza la servidumbre”
El investigador mexicano Roberto Ferrero dice de él “se había atrevido a desafiar al
imperialismo, al liberalismo vernáculo y al estalinismo rioplatense para proclamar el
derecho del pueblo guaraní a darse un destino autónomo. Eso no le podía ser
perdonado: el ostracismo y la desmemoria fueron el precio que pagó por su insólita
osadía”. Fue empujado al olvido después de su fallecimiento en 1966. O quizá antes,
ya en su exilio mexicano.10
10 artículo publicado en la revista “Política” Nº 1, Buenos Aires, octubre de 2006 (fragmentos)
En realidad la consolidación política del gobierno de Natalicio era una empresa
complicada, pues su única fuerza eran los campesinos desarmados que le apoyaban
incondicionalmente y la integridad de su carácter, -al decir de Ferrero- .
Consumado el Golpe de Estado encabezado por El General Raimundo Rolón, Natalicio
se niega al “chantaje”11, en una actitud ética notable. Sin embargo, pese a su exilio
gran parte de su ideario político será la herramienta de consolidación de la coalición
chavista- militar que le sobrevivió.
Natalicio abandonó el poder pero su ideología, prevaleció.
El sector golpista liderado por Federico Chaves, dio una muestra lamentable de
conducta ética y moral en el gobierno, lo que determinó su desplazamiento del poder
por otro golpe militar. Sin embargo referentes de su línea política lograron
acomodarse y dieron sustento cívico al gobierno militar que le sobrevino a Chaves y
que inicia, bajo el mando de Stroessner una época de hegemonía cívico-militar
colorada, aunque en esta alianza el Partido colorado fue el “convidado de piedra”. Se
puede decir que a partir de 1954, El Partido Colorado le debe a Stroessner su
permanencia en el poder.
Esta hegemonía militar, con acompañamiento colorado se acaba en 1989, cuando el
poder ya no necesita de las armas para consolidarse. La hegemonía política colorada
se quiebra en el año 2008.
11 En la biblioteca del Dr. Leandro Prieto Yegros se encuentra lo que parece el acta de la reunión mantenida entre Natalicio González, Gral RaimundoRolón, don Víctor Morínigo, que documenta la postura ética de Natalicio de no ceder al chantaje de los “Chavistas” quienes le piden 4 Ministerios para rever la postura opositora y golpista que habían asumido.
5.- Algunas críticas a su propuesta ideológica
La época que le tocó vivir y actuar en política fue una época extremadamente
conflictiva. Inicia su actividad pública en 1931 y quedó impactado por los sucesos que
culminan en la masacre de estudiantes indefensos, que se manifestaban ante el
gobierno reclamando una más firme respuesta ante la agresión boliviana al Chaco
Paraguayo.
En esas jornadas comparte con el doctrinario marxista Oscar Creydt quién al respecto
de Natalicio comenta en su libro “formación histórica de la Nación Paraguaya”
“Natalicio representa la corriente nacionalista fascista que tomó la bandera del chaco
como motivo del nacionalismo”, pero ya antes había expresado su convencimiento,
cuando era un convencido antilopizta, de que el grupo de Natalicio quería utilizar el
nombre del Mariscal López para establecer una dictadura militar fascista en el
Paraguay. La dictadura militar de estilo fascista vino de la mano de los militares
vencedores de la guerra del Chaco, quienes, a su vez, fueron derrocados debilitados
por la confusión ideológica que reinaba en sus filas. Otro grupo militar liberal, de tinte
también fascista, pero más conservador liderados por el Mariscal José Félix
Estigarribia, dio el último golpe a los liberales.
En realidad en esa época ocurría lo que Natalicio ya teorizaba, de que el liberalismo, el
fascismo y el comunismo se disputaban el dominio del mundo, lo cual ante la aparición
de una corriente nacionalista en la escena política, los “internacionalistas” como
Creydt no podían hacer otra cosa mas que desprestigiarla con el apelativo de
“Fascista”
En el plano intelectual también tiene críticos, como por ejemplo Justo Pastor Benítez,
quién en un opúsculo titulado “Páginas Libres” descalifica la rigurosidad intelectual de
la obra de Natalicio, pero solo descalifica al autor por el método, no ensaya una crítica
sobre su ideología.
En general no se ha podido encontrar una obra que intente rebatir las ideas de
Natalicio, sino pensamientos sueltos que parecen más bien una crítica propagandística
negativa, antes que un esfuerzo intelectual por rebatir la construcción ideológica que
plantea.
6.- Conclusión
Una propuesta ideológica debe poder proporcionar una descripción analítica de la
sociedad, debe ser capaz de prescribir una forma particular de sociedad y finalmente
deben proporcionar un programa de acción política, (Dobson Andrews, 1997); o
mostrar cómo llegar, desde la sociedad en que se vive, a la sociedad prescrita por la
ideología en cuestión. En general la obra de Natalicio cumple con estos requisitos,
razón por la cual debe considerarse una obra intelectual de mérito excepcional.
Describe analíticamente la sociedad paraguaya, es capaz de prescribir una forma
particular de sociedad y proporciona un programa de acción política para cambiar las
condiciones reinantes en una sociedad específica.
La ideología de Natalicio brinda un rol preponderante al Estado en la construcción de
la igualdad, porque está convencido de que el Estado nacional resume el espíritu de
sus habitantes, así como las constituciones, que pueden ser expresiones de la libertad
y de la democracia, no brotan de las plumas de los escribas sino del espíritu que se vale
de la letra para consagrar la democracia y la libertad como medios para asegurar los
más altos fines perseguidos por un pueblo. De hecho a partir de Natalicio se puede
decir que el Partido Colorado promueve “la igualdad de oportunidades”
Podemos deducir que era un político convencido del potencial de la democracia como
régimen político. Lo prueba el hecho de que a finales de 1948, a raíz del golpe militar
que depone al Presidente venezolano Don Rómulo Gallegos, Natalicio propone como
Presidente del Paraguay, al gobierno de Chile, la firma de un acuerdo que pueda crear
las condiciones para que se desarrollen regímenes democráticos en la región, que en
su artículo 1° decía Textualmente “ las Repúblicas Americanas no reconocerán a
ningún gobierno surgido de un acto de fuerza y únicamente mantendrán relaciones
con aquellos que tienen su origen en actos electorales” Este proyecto de declaración
constituye claramente un antecedente de la cláusula democrática, conocida como la
“clausula de Ushuaia” que actualmente rige, casi en los mismos términos, para los
países del MERCOSUR. El espíritu de esta propuesta de Natalicio está claramente
condensada en la actitud política adoptada por gobiernos latinoamericanos de
desconocer al actual Presidente de Honduras, producto de unas elecciones
administradas por un “poder de facto” que terminó violentamente con el gobierno
anterior, electo en forma democrática.
Las investigaciones de la historia política reciente del Paraguay deberían abandonar la
metodología de simplificar el pasado a partir de una lucha entre "demonios rivales"
caracterizados por la dualidad “lopista” vs “antilopizta”, o “Colorados” vs “liberales” ,
intentando siempre establecer una especie de juicio histórico para endosarle al
“culpable, la suma de los males que padece nuestro país. Las investigaciones deberían
enfocarse más en la búsqueda de evidencias que puedan determinar o por lo menos
esbozar cuales son las causas históricas, sean estas políticas, sociales o económicas,
que preservan inmutables las múltiples contradicciones sociales que continúan
fuertemente vigente, aún hoy.
Existe margen para una justificada sospecha, de que los procesos revolucionarios
violentos que se dan a partir de 1936 y que culminan en 1947; y las propuestas
ideológicas que se articularon en esa época, intentaron poner fin a aquellas
contradicciones, pero no lograron consolidarse debido a que; el carácter policiaco
del estado liberal de la constitución de 1870, y de la Carta Política de José Félix
Estigarribia, desarrolló un oficio político y administrativo afín a un espíritu
conservado, a su vez al servicio de un status quo irritante, que finalmente sofocó los
intentos de cambio que se dieron.
Como consecuencia del proceso político de 1947 a 1954, el partido colorado,
debilitado internamente, fue “colonizado” por una alianza cívico-militar que lo
despojó de la esencia revolucionaria, produciendo uno de los gobiernos más polémicos
y contradictorios que hubo en la historia del Paraguay. Progresista en lo material, fue
conservador en lo político proscribiendo el socialismo, persiguiendo el liberalismo y
anatematizando al marxismo como herramienta de análisis, incluso en el ámbito
académico.
En la actualidad los conflictos sociales han ganado las calles de la ciudad de Asunción y
se desarrollan también en forma muy dinámica en las zonas rurales. El surgimiento del
socialismo y el debate ideológico que ello promueve son una realidad, razón por la cual
consideramos muy atinadas estas palabras “En tanto los conflictos sociales persistan
no hay puerta alguna de escape para ignorar el mundo de la ideología”12 .
El Partido Colorado debe recuperar su esencia revolucionaria, debe volver a alinearse
al lado de las fuerzas a las que nunca debió abandonar. Debe volver a alinearse al lado
de los campesinos y de los obreros, de los trabajadores independientes y de los
empresarios innovadores y emprendedores dotados de un fuerte compromiso social.
Todos estos segmentos aún confían en las propuestas de redención social y de
progreso económico, que son las principales propuestas ideológicas de nuestro
partido.
Acabemos con la” colonia de corruptos y oportunistas” que se han apoderado de
nuestro partido.
¡¡¡NUESTRA HISTORIA ASI LO EXIGE!!!
12 Eccleshall, Geoghegan, Jay y Rick. Ideologías políticas, Ed. Tecnos. 1999, Madrid.
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