TALLER DE INVESTIGACIÓN
violencia en mujeres economicamente activas y mujeres domesticas. ¿Empoderamiento, la mejor opción?
Índice general
Abstrac
Palabras clave
Introducción
Planteamiento de problema
Situación real
Situación deseada
Preguntas generales/ preguntas del problema
Justificación
Limitantes
Alcances
Objetivos/propósito
Marco teórico
Teoría
Referencial (antecedentes de investigaciones preliminares)
Contextual
Conceptual
Conclusión
Resumen.
El presente trabajo tiene como
objetivo analizar el proceso de
empoderamiento que viven las
mujeres casadas una vez que han
sufrido violencia por parte de sus
esposos; visto desde una perspectiva
de comunicación intrapersonal.
Para ello se identificará si la
economía que generan las mujeres,
es una de las causas principales de
la violencia en el matrimonio, se
identificará que grupo de mujeres son
más violentadas, a las
económicamente activas o las que se
dedican a quehaceres del hogar de la
ciudad de Atlixco.
Particularmente se revisará el
proceso de empoderamiento que vive
la mujer casada económicamente
activa y cómo influye su actividad
económica para adquirir poder en la
toma de decisiones, para no seguir
en situación de violencia.
Una vez identificadas se estudiará las
características de mujeres
violentadas para definir los elementos
que viven las mujeres en el proceso
de comunicación interna así como
los recursos que se necesitan para
lograr su transformación.
La metodología aplicada será
mediante un método cualitativo
aplicado a una muestra de mujeres
casadas de estrato socioeconómico;
aplicado en la ciudad de Atlixco,
Puebla.
Finalmente, se pretende describir que
el proceso de empoderamiento es
necesario para erradicar la violencia
y la dependencia en la pareja o bien
para provocar más violencia.
Palabras clave: violencia/ empoderamiento/ mujeres casadas/ Colonia
Francisco I. Madero de Atlixco, Puebla /comunicación intrapersonal/ mujeres
profesionistas.
Introducción
La mujer casada necesita pasar por un proceso de empoderamiento para lograr
toma de decisiones dentro de su matrimonio, que la lleva a liberarse de la
violencia sufrida por su pareja.
La Real Academia define empoderamiento como “acción y efecto de empoderar” y
este a su vez lo define como “hacerse dueño de algo, ocuparlo, ponerlo bajo su
poder”.
En sus raíces latinas significa “acción de hacerse fuerte, poderoso”. Sus
componentes léxicos son: el prefijo in (hacia dentro), posse, potis (poder, de
poder), más el sufijo miento (instrumentos, medio o resultado). Lo que quiere decir
que el empoderamiento es un concepto que hace referencia al poder como un
arma para lograr adquirir beneficios en cualquier ámbito, como así también se
puede hacer uso de este poder para que la sociedad incluya a las mujeres de la
misma manera que a los hombres.
Por otro lado, dentro del campo de la comunicación es definido como verbo que
implica dos acciones: formar y actuar, ya que la sociedad se va a considerar
empoderada cuando sabe cuáles son sus derechos, conoce las formas para su
exigibilidad, actúa conjuntamente para asegurar su reconocimiento e incide en la
toma decisiones públicas(Gil, L. 2007).
Cada vez que escuchamos hablar de empoderamiento; nos remite en primer
instante con el poder, ya que este cambia las relaciones de poder en favor de
aquellos individuos que con anterioridad tenían muy poca autoridad sobre sus
vidas (Sen, G. s/f).
Por lo que se refiere a la violencia, es importante analizar este tema ya que es la
situación por la que pasan muchas mujeres que viven en matrimonio y que al
mismo son económicamente activas. De igual modo, se pretende estudiar las
causas que provoca la violencia entre las mujeres que son económicamente
activas y las que solo se dedican a los quehaceres del hogar.
Dicho lo anterior, retomamos el tema de equidad de género como base, para
mostrar las desigualdades como producto de la división sexual del trabajo, la
diferente valoración de lo que se ha hecho de lo femenino y lo masculino, y las
relaciones de poder (organización ddeser, s/f).
Empezaré por considerar, los estereotipos que la sociedad impone, como son las
conductas abusivas y de control, que no pueden justificarse como inherentes a la
condición biológica del hombre ni se debe identificar a las mujeres con la
sumisión, obediencia y fragilidad, ya que ninguna de estas características le son
propias a cada sexo, pues han sido aprendidas y construidas social e
históricamente (organización ddeser, s/f).
Posteriormente, se expondrá un panorama acerca de las teorías que nos
ayudarán a entender la problemática de la investigación.
Planteamiento de problema.
Situación real
La prevalencia de la violencia de pareja era de 21.5% para el territorio nacional.
Según la encuesta nacional de violencia familiar que se levantó en la zona
Metropolitana de la ciudad de México en el año de 1999. La misma encuesta
señala que en 33% de los hogares existe algún tipo de violencia, maltrato
emocional, intimidación, abuso físico o sexual (ENVIF, 1999).
Los resultados demostraron que sólo solicitaron ayuda 14 de cada 100 hogares en
donde se registraron actos de violencia. En este sentido la Encuesta Nacional de
Violencia contra las Mujeres realizado por el Instituto de Salud Pública muestra
que resolver el problema de la violencia conyugal puede comenzar después de
años de maltrato y, cuando las mujeres lo deciden, se combinan dos tipos de
búsqueda: los informales (personas de su entorno social inmediato, generalmente
amigas), y los formales (diversas instancias de atención) (Díaz, G.; Vázquez, N.
s/f).
Por otra parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta en
su publicación Las mujeres en México, estadísticas sobre desigualdad de género y
violencia contra las mujeres. Los indicadores sobre México contenidos en la
publicación, se comparan de manera sistemática con los correspondientes a nivel
nacional (INEGI, 2006). Encontrando así, un 35.4% de mujeres casadas que ha
tenido un incidente de violencia por parte de sus parejas, a nivel nacional,
mientras que a nivel estatal un 52.4%.
Señala también que la violencia con mayor porcentaje es la emocional
encontrando un 41.6% a nivel estado mientras que a nivel nacional es de 32.0%;
en tanto, que la violencia económica tiene un porcentaje del 30.01% a nivel estatal
y a nivel nacional un 22.9%, mientras que la violencia física tiene un 12.7% a nivel
estatal y a nivel nacional un 10.2%. Finalmente la violencia sexual representa un
7.5% a nivel estatal y a nivel nacional un 6.0%.
En cuanto a las edades en las que las mujeres casadas sufren mayor violencia se
encuentran en un rango de edad de 15 a 19 años, ocupando un 66.2% a nivel
estado mientras que a nivel nacional se ocupa el 48.4%.
El segundo grupo de mujeres que sufren mayor violencia se encuentra en el rango
de edades de 20-24 años con un 61.0% a nivel estatal y un 49.0% a nivel
nacional, mientras que las mujeres ubicadas entre los 30-34 años de edad es de
un 60.1% a nivel estatal y un 44.9% a nivel nacional; las mujeres de 45-49 años a
nivel estado cubren un 53.3% y a nivel nacional un 37.5%; de 40-44 años un
52.5% a nivel estado y nacional un 39.1%; finalmente en un rango de 35- 39 años
un 52.3% a nivel estatal mientras que a nivel nacional un 42.5%.
Un dato significativo, es saber el porcentaje de violencia que sufren las mujeres
casadas por parte de sus parejas, por condición de actividad económica,
encontrando que las mujeres que son económicamente activas sufren violencia en
un 54.5% a nivel estado mientras que a nivel nacional ocupa el 43.8%.
En tanto, las mujeres que se dedican a los quehaceres del hogar sufren algún tipo
de violencia ubicándose en un 51.8% a nivel estatal y a nivel nacional se
encuentra en 38.0%.
Así pues el Estado de México ocupa el 6º lugar en mujeres violentadas en el
ámbito laboral con un 25.0 %, mientras que Puebla ocupa el 8º lugar con un 24.7
%.
De esta forma, la violencia puede ser ocasionada por la desigualdad de género, ya
que la misma sociedad se ha encargado de crear estereotipos en cuestiones de
hombres y mujeres; cuando al hombre se le considera fuerte y como el único
proveedor de los ingresos para la familia a la mujer se le ve como el ser débil y
sumiso que acata las órdenes del jefe del hogar, ocasionando que la mujer se
sienta inferior a su pareja.
Como resultado, se aprecia la situación de muchas mujeres sintiéndose
acorraladas, perteneciendo a un círculo vicioso de violencia que incluye tres
etapas: acumulación de tensión, explosión violenta y luna de miel y que en la
mayoría de las situaciones es imposible salir, teniendo como consecuencia el
silencio de las mujeres para buscar alguna solución (DGMU Campaña
Universitaria 2011: “contra la violencia hacia las mujeres y por sus derechos”).
Hay que mencionar además, que las mujeres en su mayoría sufren algún tipo de
violencia, manifestando un desequilibrio emocional, perdiendo sentido a su propia
vida y que la mujer se sienta inútil e incapaz de hacer algo por ella misma.
Suelen presentar síntomas de miedo al querer sobresalir por sí solas, ya que
muchas sociedades hacen discriminación en cuestiones laborales hacia la mujer y
no se les dan las mismas oportunidades que los hombres, teniendo como
consecuencia la dependencia de las mujeres hacia la pareja.
Situación deseada.
Hoy día, gracias al desarrollo de la sociedad, es posible vislumbrar una sociedad
con mayor equilibrio en relación a que las mujeres ya tienen las mismas
oportunidades que un hombre en temas laborales. Deseando que las mujeres que
generan un ingreso económico y las que son amas de casa erradiquen la violencia
por la que atraviesan en su vida matrimonial.
Por otra parte, la mujer debe contar con las herramientas necesarias para que
pueda sobresalir por sí sola, como así también debe ser reconocido y renumerado
el trabajo que ejerza para no depender económicamente de su pareja y así lograr
mayor igualdad de género en la toma de decisiones tanto familiar como
socialmente.
También se requiere que los medios de comunicación participen para lograr una
sociedad equitativa, ya que muchas de las veces los medios influyen para crear
ciertos estereotipos tanto de hombres como para mujeres.
Actualmente, vemos muchas organizaciones que trabajan para disminuir la
violencia, como VICCALI A.C. la cual proporciona herramientas para prevenir y
desactivar la violencia, además de construir una cultura de igualdad y respeto a
los derechos humanos para disminuir la violencia en la familia, en las escuelas, en
la comunidad y vivir con calidad.
A todo esto, surgen varias interrogantes:
¿Qué proceso debe pasar una mujer casada que tiene ingresos para lograr
empoderarse y obtener igualdad de beneficios?
¿Por qué las mujeres que son económicamente activas sufren más violencia que
las que se dedican a los quehaceres del hogar?
Objetivo General:
Analizar la violencia como causa de empoderamiento en mujeres casadas
económicamente activas y en mujeres casadas dedicadas a quehaceres del
hogar; desde una perspectiva de comunicación intrapersonal, en la ciudad de
Atlixco, Puebla.
Objetivos específicos:
Analizar si la economía que generan las mujeres es una de las causas
principales de la violencia en el matrimonio.
Identificar las causas principales que hacen que los hombres violenten a las
mujeres económicamente activas.
Estudiar si el empoderamiento es necesario para erradicar la violencia o
para generar más.
Observar los estereotipos que la sociedad impone para contribuir a la
violencia.
JUSTIFICACIÓN
La investigación que se está realizando tiene importancia para la vida de las
mujeres en matrimonio, ya que se les considera un grupo vulnerable debido a que
la sociedad se ha encargado de crear estereotipos en relación a ellas. Como
consecuencia de ello, muchas de las mujeres sufren violencia por parte de sus
parejas pero por diversos motivos, prefieren callar la situación por la que
atraviesan.
El proceso de empoderamiento tiene muchos beneficios tanto para las mujeres
como para la sociedad, si hay mujeres empoderadas la sociedad tendrá que
tomarlas en cuenta para cualquier asunto en la que se requiera participación y de
esta manera lograr una sociedad con mayor equidad.
La investigación puede ser relevante no solo para las mujeres casadas sino
también aquellas mujeres que tienen una relación sentimental ya que la
información ayudará a reflexionar y a tomar la decisión de empoderarse, para que
de esta manera erradiquen la violencia en que viven.
Las mujeres que experimenten este proceso tendrán la oportunidad de prevenir y
educar a sus hijas o conocidas, ya que en muchas ocasiones la mujer cree que el
matrimonio tiene que ser bajo sumisión, donde el único con poder en la toma de
decisiones es el hombre.
Asimismo, la investigación se considera oportuna ya que la violencia en la mujer,
en cualquiera de sus manifestaciones ocupa un gran porcentaje tanto a nivel
federal como estatal y es necesario erradicar el problema que cada día sigue
avanzando.
Todavía cabe señalar, que este estudio tiene gran relevancia ya que en nuestro
país, en la actualidad la equidad de género ha cobrado demasiada importancia
para las nuevas generaciones que piensan contraer matrimonio.
Puesto que en distintos estratos y contextos muy particulares se plantea la
aceptación de las diferencias individuales pero sin perder la opción a encontrar las
mismas posibilidades que cualquier otra persona, en este caso sin importar el
género (Chagolla, J.; Ramos, J. 2012).
Hay que mencionar, que en los últimos años se han realizado investigaciones
acerca del género en relación a temas como la práctica de ser hombre y ser mujer,
la violencia en la pareja, los roles de género, etc.
Así pues, Bazán (2006) estudió la intimidad en relación con los roles relacionados
de género y la identidad personal en el contexto interaccional de la pareja en
México. Rodríguez, Sánchez y Alonso (2006) estudiaron las creencias que los y
las jóvenes y adolescentes encuestados/as tienen en torno a la violencia y a las
relaciones de pareja en España. Contreras (2008), que analizó la representación
social de la pareja en jóvenes trabajadores y estudiantes. Montejano y Núñez
(2008), estudiaron los factores que más significan parejas heterosexuales en la
elección de pareja. Romo (2008), estudió la relación de pareja y su significado en
estudiantes universitarios: Valdez Medina y colbs. (2007) analizaron la elección
real e ideal de pareja con parejas establecidas en México. Por su parte, el estudio
de Rodríguez-Del Toro y Padilla-Díaz (2009), buscó explorar las experiencias,
prácticas y significados atribuidos a la convivencia en un contexto de equidad por
género en parejas heterosexuales. Fernández y García (2009), analizaron la
construcción del significado de las relaciones de pareja en mujeres violentadas;
Finalmente, el trabajo de Torres González (2009), quienes estudiaron el
compromiso de las relaciones interpersonales en hombres y mujeres mexicanos
en el campo. En todos estos estudios el interés fue analizar de alguna forma el
significado de la equidad de género y los factores correlacionados
De ahí que, estas investigaciones tanto nos ayudan a resaltar diferencias entre los
géneros, así como la importancia de la igualdad en las relaciones de pareja, todo
esto para tener un panorama más amplio que ayuden a las nuevas generaciones a
tener una orientación de una vida igualitaria y justa.
Marco teórico.
Desde la perspectiva de Francisco Jiménez en su artículo “Conocer para
comprender la violencia: origen, causas y realidad”, expone algunos factores que
ayudan a explicar los condicionantes de la violencia, desde las perspectivas
teóricas; las cuales se presentan a continuación:
El instinto. La teoría instintiva expuesta por Karl Lorenz se basa en el supuesto de
que los humanos, al igual que otros animales, son instintivamente agresivos
(Lorenz, 1974; Berkowitz, 1997; Tobeña Pallares, 2003). Esta agresividad es
básica para la supervivencia de la especie; existe y debe manifestarse o
expresarse. Lorenz plantea la importancia que para la formación de los vínculos
de unión, apareamiento (amor y sexo) y confraternización (amistad y parentesco)
tiene el instinto de agresión. Este autor considera inútil la contención total de la
agresividad, y por tanto sugiere que la ritualización de la misma es la manera de
hacerla inocua en sus consecuencias negativas.
El aprendizaje social. Como plantea Bandura la agresión es un comportamiento
social aprendido. La violencia engendra violencia. Los niños expuestos a la
violencia adquieren y ejercen el hábito de la violencia en su comportamiento
ulterior. En este sentido, la influencia de los medios de comunicación de masas
sobre el comportamiento agresivo de los niños —y de todas las personas en
general— es considerable (Bandura, 1973 y 1976; Blanchard y Cheska, 1986:
179).
La frustración. Para Dollard la presencia de comportamiento agresivo siempre
presupone la existencia de frustración y a la inversa: la existencia de frustración
siempre conduce a alguna forma de agresión. La violencia surgiría cuando no se
alcanza la meta fijada porque el acceso a la misma ha sido bloqueado por alguna
razón (Cagigal, 1976: 35).
La masificación. Según Blanchard y Cheska (1986: 179-180), existe una
correlación entre las concentraciones multitudinarias y los actos violentos. Esta
relación se manifiesta en numerosas especies de animales. En relación con la
idea de la masificación del público se ha avanzado en la hipótesis de la
provocación de la violencia por las feromonas (sustancias químicas liberadas por
los animales, hombres incluidos, que influyen sobre el comportamiento, sobre todo
sexual, de otros individuos de la misma especie). En situaciones de hacinamiento,
la liberación de feromona puede desatar la violencia. En este sentido, la orina
contiene abundante feromona, hace que los lugares donde son patentes sus
efluvios se pueda sobrecargar más el ambiente agresivo.
El estilo subcultural. Para Clarke, el gamberrismo en el futbol (García Ferrando,
1990) debe entenderse como una intervención social de los jóvenes, en un intento
por desarrollar un sentido de su identidad diferencial. Los jóvenes han
desarrollado en los últimos años diferentes estilos, que se utilizan como medios de
pertenencia a subculturas diferenciales (Jiménez, 1997; Costa et al., 2000; Feixa,
2006).
Las relaciones de clase. Para la perspectiva marxista de la nueva izquierda, la
violencia tiene que entenderse dentro del marco de las relaciones primarias entre
las clases sociales y el Estado. La crisis de las sociedades capitalistas ha puesto
nuevamente de manifiesto el significado de las desigualdades fundamentales de
las relaciones de clase en las sociedades occidentales.
Con respecto al marco teórico, es imprescindible saber que el problema de
investigación se analizará desde la el enfoque de comunicación interpersonal, ya
que esta se refiere al procesamiento humano de la información por parte del
sujeto, es decir, la manera en que se interpreta la dicha información para darle un
sentido.
Para disminuir la violencia en una mujer es necesario que pase por un proceso de
empoderamiento y para que esto suceda es importante tener cambios en las
actitudes ya que solo así es como se toma valor para poner un alto a la situación
en la que se vive.
Para analizar esto, se menciona la teoría de persuasión y cambio de actitudes de
Hovland donde manifiesta que para que haya un cambio de actitud es a través de
la comunicación.
Según desde el enfoque de la teoría para que un mensaje persuasivo cambie la
actitud y la conducta tiene que cambiar previamente las creencias y pensamientos
del receptor del mensaje.
Se considera que el cambio en las creencias se producirá solamente si el receptor
recibiera unas creencias distintas a las suyas. Los efectos psicológicos que los
mensajes pueden producir en el receptor son cuatro: atención, comprensión,
aceptación y retención. Y como resultado se obtendrá un mensaje persuasivo
efectivo.
Teoría de la respuesta cognitiva.
Siempre que un receptor recibe un mensaje persuasivo, hace la comparación de lo
que la fuente dice con sus conocimientos, sentimientos y actitudes previas
respecto al tema generando respuestas cognitivas.
Esto es si los pensamientos van en la misma dirección que el mensaje, la
persuasión tendrá lugar
Por otra parte, para entender la discriminación laboral que sufren las mujeres en el
momento que van a solicitar un puesto de alto mando, es importante conocer la
“Teoria de la congruencia de rol del prejuicio hacia lideres femeninos” propuesta
por Eagly y Karau (2002) es fundamental mencionarla o hacer uso de ella para
saber si el prejuicio es una de las causas de la escasa presencia femenina en
cargos de liderazgo.
Ya que las mujeres líderes se les ponen prejuicios que surgen de la incongruencia
que las personas, perciben acerca de las mujeres y los requisitos del rol de líder.
En esta teoría, el constructo clave es el de roles de género que se basa de
acuerdo a los estereotipos de los hombres- mujeres. Y para entender esto, es
necesario describir los “roles” que deberían tener las mujeres y para ello apuntan
dos tipos de expectativas o normas que los roles incluirían.
En un primer momento, es el descriptivo (estereotipos), que son las creencias
sobre los atributos y conductas que caracterizan a hombres y mujeres; como, y el
de injuntivas que se basa de las creencias sobre los atributos, roles y conductas a
los que “deben” conformarse hombres y mujeres; esto es que las mujeres son
devaluadas si se percibe que violan las prescripciones sobre cómo deberían
comportarse.
Marco Referencial.
En los últimos quince años, la violencia hacia la mujer, es considerada el medio
más eficaz que ha encontrado el hombre a lo largo de la historia para asegurar su
dominación sobre ella, y gracias a ello pasó a ser materia de preocupación
internacional y a considerarse como una violación a los derechos humanos
(Gallego, H., s/f).
Considerando que, la violencia siempre va a ser una manera donde se muestre
poder, donde el uso de la fuerza hará que uno de los sujetos este arriba y el otro
abajo, por ende se adoptan los roles complementarios que demuestran
superioridad, tales como padre-hijo, hombre mujer, patrón- empleado, entre otros.
Sin embargo, la violencia no es "innata", sino que se "aprende" a lo largo de
nuestra vida, ya que los niños que crecen en un ambiente donde se manifiestan
abusos, maltratos y humillaciones, tienden a que, posteriormente generen
violencia y por lo mismo es evitable y debe ser combatida en sus causas sociales
(económicas, políticas y culturales).
Por otra parte, el mercado laboral cuenta con un mayor número de feminización,
hecho que se debe a varios factores como un mayor acceso a la educación, mayor
necesidad de los hogares de contar con mayores ingresos, crisis económicas y
patrones culturales que favorecen el ejercicio por parte de las mujeres de roles
tradicionalmente asociados a los hombres.
Así también el descenso de la fecundidad afecta positivamente la participación
laboral, así que las familias menos numerosas permiten la mayor participación de
las mujeres casadas. Sin duda, lo anterior ha modificado e influido en alguna
medida la percepción de las mujeres sobre sí mismas, sus proyectos y
expectativas personales así como la manera en que se relacionan con los
hombres (Molina, A., s/f).
De esta manera, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo extra
doméstico ha constituido una subversión a la ideología dominante del trabajo para
el mercado como espacio simbólico de construcción de la masculinidad, que al ser
ocupado por las mujeres puede detonar violencia real y/o simbólica (Molina, A,
s/f).
Así pues el trabajo de las mujeres provoca cambios en las actitudes y pautas de
comportamiento de los círculos sociales, económicos, políticos así como en la
organización de la vida laboral, social y familiar. Y de esta manera lo que se ha
tratado de realizar es establecer sus derechos como así también se busca la
equidad de géneros.
Sin embargo, es posible ver cómo la mujer es discriminada en los ambientes
laborales, mostrando un salario diferente entre un hombre y una mujer que aunque
realicen las mismas tareas por el simple hecho de ser mujer debe recibir un salario
menor. Como ejemplo, podemos mencionar a los funcionarios privados, donde la
mujer gana un 45% menos que lo que recibe un hombre.
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) al hablar de la violencia
familiar y productividad, señala que la marcada disminución en el rendimiento
laboral de las mujeres víctimas de violencia y el elevado ausentismo laboral de
estas mujeres, representa un alto costo económico debido a la cantidad de bienes
que dejan de producirse; y los gastos de salud ocasionados, por un lado, debido a
la atención médica que demandan las mujeres sometidas a situaciones crónicas
de violencia dentro de su hogar, con sus defensas físicas y debilitadas, lo que da
origen a enfermedades psicosomáticas, depresión, etcétera; y por otro lado, por
los servicios que deben crearse para prevenir la violencia intrafamiliar y para
asistir a las víctimas (García, R., 2013).
El propio Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo ha afirmado que
“Una mujer corre más peligro de sufrir agresión, daños físicos, violación y muerte
en su propio domicilio que en la calle.”
También, el Banco Mundial, por su parte, en su Informe sobre el Desarrollo
Mundial (1993), evaluó también las consecuencias de la violencia conyugal en la
salud de la mujer. Reveló que en los países industrializados las violaciones y la
violencia en los hogares restan prácticamente un año de cada cinco años de vida
saludable a las mujeres de edades comprendidas entre los 15 y 44 años.
Asimismo, el Banco Mundial estima que uno de cada cinco días laborables que
pierden las mujeres por razones de salud, es el resultado de problemas
relacionados con la violencia familiar García, R., 2013).
Marco Contextual.
Ahora bien, el lugar donde se va a realizar la investigación es Atlixco, municipio
que cuenta con 131 localidades y una población total de 127,062 habitantes, de
los cuales 59,360 son hombres y 67,702 mujeres (según INEGI, 2010).
La distribución de la población femenina de 12 años y más, con base a su
situación conyugal es de 36.5% Soltera, un 35.5% Casadas, 16.8% Unión Libre y
un 5.4% Viuda. De las cuales las mujeres casadas y en unión libre suman un
porcentaje de 52.3% que viven en situación de pareja.
Según la CONEVAL (2010), Atlixco cuenta con 9,907 hogares que cuentan con
jefas de familia de 31,549 viviendas. Estas viviendas tienen una mujer al mando,
que generalmente es la que aporta el dinero al hogar. Lo que nos dice que el 30%
de los hogares en Atlixco tienen como jefe de familia a una mujer.
En este contexto, el 36.6% de mujeres son económicamente activas mientras que
el 63.0% son no económicamente activas, mientras que el 72.4% de hombres son
económicamente activos y un 27.1% no lo son, según información del CONEVAL
realizada en el año 2010.
Mientras que en el 2012, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional
de Ocupación y Empleo (ENOE), en el cuarto trimestre de 2012, el 51.7% del total
de mujeres de 14 y más años es económicamente activa, y 76.6% en el caso de
los hombres.
Marco conceptual.
Antes de estudiar, las teorías que nos ayudaran a entender la problemática de la
investigación, es fundamental definir los conceptos clave de la misma.
El marco teórico, que se desarrolla a continuación, permite conocer conceptos
básicos necesarios para el entendimiento del desarrollo de este proyecto.
Primero se definirá el concepto de violencia con el fin de comprender lo importante
que es tratar este problema social.
Posteriormente se va a describir el proceso de empoderamiento, como
consecuencia de las mujeres que han sufrido o sufren algún tipo de violencia,
tanto a las mujeres que se dedican al hogar y al cuidado de los hijos como a las
que son económicamente activas.
Por último se va a definir la comunicación intrapersonal como la manera de atacar
este problema social en el cual viven muchas mujeres.
Con respecto al primer punto, la violencia se define como una manifestación
cultural propia de la especie humana, aprendida y transmitida, muchas veces,
de forma inconsciente, de generación en generación. Ningún animal, salvo el
ser humano, disfruta practicando la crueldad sobre otro de la misma especie;
sin embargo, atribuimos los calificativos de brutal, salvaje, y propios de
animales, a los actos crueles practicados por el hombre. Las prácticas de
tortura tan sólo son conocidas, de forma universal, en la especie humana
(Jiménez, F.; 2011).
Mientras tanto, la violencia contra la mujer es una manifestación de las relaciones
de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, que han conducido
a la dominación de la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y a la
interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo. La violencia contra la mujer
a lo largo de su ciclo vital dimana esencialmente de pautas culturales, en particular
de los efectos perjudiciales de algunas prácticas tradicionales o consuetudinarias y
de todos los actos de extremismo relacionados con la raza, el sexo, el idioma o la
religión que perpetúan la condición inferior que se asigna a la mujer en la familia,
el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad (Revista electrónica “extravío”).
De manera semejante, la violencia de género es considerado un fenómeno
complejo, donde se articulan una serie de “violencias” que irían desde una
violencia simbólica que construye los cuerpos culturalmente tensionándolos, hasta
esa violencia física que amenaza a las mujeres por el mismo hecho de serlo.
Así pues, la violencia simbólica es una forma de poder que se ejerce directamente
sobre los cuerpos y como por arte de magia, al margen de cualquier coacción
física, es ejercida de manera suave, invisible e insidiosa en lo más profundo de los
cuerpos.
Con respecto a, la violencia cultural es importante saber que cuenta con una
característica, la cual es la agresividad, que se entiende como un elemento
consustancial de todos los animales y consecuentemente instintiva, enfocada
hacia la supervivencia en un primer momento, y hacia la mejora de la calidad de
vida, posteriormente (Jiménez, F.; 2011).
Alderman señala dos formas básicas de violencia: la reactiva y la instrumental
(Blanchard y Cheska, 1986). La violencia reactiva u hostil entraña castigo físico o
psicológico más como fin que como medio; mientras que la violencia instrumental
conlleva la intención de causar daño o lesiones como medio para alcanzar
determinadas ventajas, dinero, triunfo u honores (Jiménez, F.; 2011).
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