ESTUDIO ARQUEOLÓGICO DE LA FUENTE DEL PATIO PRINCIP AL DEL
ANTIGUO CONVENTO DE SANTA CLARA DE ASÍS.
Darwin A. Arduengo García. MSc
Dedicado a Elena, con su amor todo es más fácil.
Ponencia presentada en: VII Congreso Internacional “Patrimonio Cultural: Contexto y
Conservación”, abril de 2008. Centro Nacional de Conservación, Restauración y
Museología (CENCREM).
INTRODUCCIÓN
No existe en La Habana Intramuros una fuente más interesante para su estudio
por los arqueólogos que la conocida como de "La Samaritana", ubicada en el patio
del claustro principal del antiguo Convento de Santa Clara de Asís, con domicilio
en la calle Cuba entre Sol y Luz, sede, desde 1987, del Centro Nacional de
Conservación, Restauración y Museología (CENCREM).
Conforme a los antecedentes históricos, aparece identificada en la bibliografía
como la primera fuente pública de la ciudad (Lamas: 1922; foto página 14),
mención que indica que fue edificada antes que el propio convento de las clarisas,
proceso que comenzó el primero de noviembre del 1638.
Este dato, citado por el autor de marras, tiene eco en las tradiciones y leyendas
alrededor del convento que repiten que la fuente de "La Samaritana" fue la primera
fuente pública de la ciudad, de la que los vecinos de la zona se proveían de agua
potable gracias a la bondad de las clarisas después de construido el convento en
el 1644, año en que las primeras monjas comienzan a habitarlo. Ese accionar
desinteresado de las monjas define, según el autor de la cita, el apelativo de la
fuente y del callejón hoy denominado Porvenir, que se prolonga entre las calles
Habana y Compostela.
Nuestro objetivo no es desmentir la afirmación popular, que, como toda tradición
se resiste al paso del tiempo y a la crítica, pero que una vez recogida y publicada
puede ser contrastada empírica y científicamente; y de eso se trata: de ofrecer los
resultados concretos de un acápite de la investigación que el autor ejecuta hace
cinco años sobre la Zanja Real, el primer acueducto de la ciudad y de Cuba, que,
irremisiblemente, tiene relación directa con las fuentes de La Habana alimentadas
por la Zanja Real y del que se desprenden trabajos sobre la fuente de la Plaza
Vieja, las dos fuentes de la Plazuela del Convento de San Francisco de Asís y la
fuente del Convento de Nuestra Señora de Belén, las primeras con que contó la
ciudad (Inédito).
Para esta investigación consultamos los documentos coloniales emitidos por el
Cabildo habanero y los contenedores de proyectos relacionados con el tema
localizados en el Archivo Nacional de Cuba, además de numerosos planos de la
ciudad en diferentes momentos de su historia colonial y la bibliografía sobre el
Convento de Santa Clara de Asís y la Zanja Real como obra hidráulica; también
realizamos excavaciones en el patio del claustro principal del antiguo Convento,
específicamente en los contornos del vaso de la fuente que nos ocupa.
LAS FUENTES Y LA ZANJA REAL EN LA HABANA INTRAMUROS .
Utilizamos el termino fuente en este articulo investigativo con la acepción de lugar
al que se concurre para obtener agua potable para consumo humano, conscientes
de la evolución semántica que ha sufrido desde considerar como fuentes a las
cisternas ubicadas bajo el nivel del terreno en los siglos XVI y XVII, hasta las ya
conocidas como fuentes ornamentales o escultóricas que implican la presencia de
surtidores y se situaban parcial o completamente sobre el nivel del terreno.
La primera fuente construida en La Habana Intramuros en el año 1587 era una
cisterna que colectaba agua de manantiales y estaba colocada en la esquina de
las calles San Ignacio y Callejón del Chorro, actual sede de la Galería "Víctor
Manuel". Le siguieron cronológicamente las cajas de agua o cisternas que se
construyeron como parte del trazado de la Zanja Real que llegó definitivamente a
la ciudad en 1592. Pero estas, al igual que la primera mencionada, se encontraban
dispuestas por debajo del nivel del terreno, a consecuencia del tipo de conducción
de agua empleado en este período inicial: el derrame libre.
Conocemos que bajo la inspiración del Marqués de Casa-Torres entre 1708 y
1711 en la actual Plaza Vieja, entonces Plaza Nueva, se edificó la primera fuente
con surtidor y vaso situado al menos parcialmente sobre el nivel del terreno con
que contó la ciudad, utilizándose en su funcionamiento la conducción de agua a
presión en sustitución de la conducción por derrame libre, cuyo longevo uso no
desapareció (Arduengo 2004b, 2006).
Para fines del siglo XVIII La Habana Intramuros contaba con la exigua cantidad
de cinco fuentes con surtidores de las que se abastecía la inmensa mayoría de la
población. Seguidamente las relacionamos en orden cronológico.
• La de la Plaza Nueva.
• Dos en la Plaza del Convento de San Francisco de Asís.
• La de la Plazuela del Convento de Belén.
• Una en el barrio de San Isidro.
La proliferación de las fuentes públicas ocurrirá a partir del 1835 con la
inauguración del acueducto de Fernando VII y el comienzo de la conducción de
agua presión por tuberías de hierro; para 1841 existían 32 fuentes en intramuros
(Fernández; 1958: 429).
LA FUENTE: CONTRASTABILIDAD HISTÓRICA Y TRABAJOS
ARQUEOLÓGICOS.
Hasta la fecha no existen informes documentales del período colonial que
contengan al menos mención, indicación o descripción de la existencia de la
fuente que nos ocupa en el interior del claustro principal del Convento de Santa
Clara; las hay, en cambio, de una fuente ubicada en la Plazuela de la Iglesia del
Convento de las clarisas, conocida como de la Amistad, con fechado de 1838
(Fernández, 1958: 428).
Ciertamente tenemos el dato histórico primario cuyo continente es el plano de 12
de junio del 1746 (1985: 86) del ingeniero Antonio de Arredondo en el que se
aprecia las fuentes de: La Plaza Nueva, una en la Plaza de San Francisco de
Asís, la de la plaza del Convento de Belén y devela lo que constituye un detalle
relevante para nuestra investigación: La existencia de una fuente en la huerta del
convento de Santa Clara, cerca de la confluencia de las calles Luz y Damas, que
no aparece referenciada en ningún otro plano o documento que hayamos
consultado. Esta fuente, a diferencia de las antes mencionadas, no era pública,
sino privada para uso del Claustro Conventual. El hecho de que muchas de las
fuentes habaneras tuvieron ubicaciones diferentes a lo largo del tiempo, nos
permite pensar que ésta sufrió un cambio de posición en el interior del área
conventual, en la medida en que se desplazaron las áreas de actividad en el
convento.
La fuente "La Samaritana" está
construida en su totalidad con
roca caliza y está compuesta de
un pilar central que divide al vaso
de planta rectangular por su justo
medio en dos vasos que se
comunican; el pilar consta de
pilastra y retropilastras a las que
se adosan dos aletones y se halla
rematado por un recio capitel
moldurado encima del que
encontramos un triángulo
equilátero que concluye en un
aditamento que, visto en planta,
es una cruz de brazos iguales. En
cuanto al vaso, su eje mayor se
orienta siguiendo la línea este-
oeste y se halla rematado en todo
su borde superior y el inferior por
una moldura. En el lado oeste del
pilar se halla un pequeño nicho, lo
que indica el frente de la fuente.
Foto 1 Vista desde la galería alta, antes de las excavaciones, donde se aprecia el registro
Analizando comparativamente las características constructivas y la ubicación
actual de la fuente de "La Samaritana", tal cual ha llegado hasta nosotros, queda
clasificada como una fuente ornamental con su tanque o vaso colocado sobre el
nivel del terreno, de lo que se infiere que, aun sin surtidor, el proceso de llenado
no pudo ocurrir utilizando la conducción por derrame libre, característica de las
zanjas o acequias que llevaban el agua del primer acueducto habanero por dentro
de la ciudad entre 1592 y 1708, año en que comenzó la construcción de la fuente
de La Plaza Nueva.
Foto 2. Tuberías que alimentan y evacúan la fuente.
Foto 3 Dibujo de la fuente
La fuente de "La Samaritana" se construyó en algún momento posterior a la
edificación de la de la Plaza Nueva (1708-1711). Afirmación que se trasluce de la
investigación que hemos realizado, fundamentalmente de las excavaciones
arqueológicas, comenzadas en la base de la fuente en el año 2004 y de estudios
previos acerca del tópico de la Zanja Real y las fuentes que alimentaba (Arduengo
y Torres, 2006).
La investigación arqueológica, en curso, tiene como objetivo principal determinar
las vías de alimentación de la fuente y ha permitido la restauración de la fuente y
de sus ornamentos, así se rescató el aspecto y la fisonomía íntegra del vaso al
que se adosa un nivel de piso de sillares del mismo material. Se determinó que el
vaso de la fuente se apoya en un cimiento de mampuestos. En la esquina SW del
basamento de la fuente se observaron evidencias de un mortero de cal y yeso que
cubría parcialmente el sillar del solado y que se extendía sobre un apisonado de
arena, tierra morteriza y cal, un nivel de piso de ocupación.
El nivel de piso de sillares de roca caliza se encuentra a 0.58 metros por debajo
del nivel actual de ocupación del patio, indicio de que este piso fue modificado en
forma ascendente (subió) con respecto al original se sillares de caliza
aproximadamente a mediados del siglo XIX.
En el lado oeste de la fuente, se han localizado cuatro tuberías, las tres primeras
al nivel de los sillares que constituyen el solado que rodea la fuente y la cuarta a
0.32 metros de profundidad con relación a las anteriores. A continuación acotamos
el material y diámetro de estas tuberías, comenzando desde las primeras que se
observan:
1. Tubería de acero galvanizado, de 0.06 metros de diámetro; presenta una
llave de paso.
2. Tubería de acero galvanizado, de 0.026 metros de diámetro.
3. Tubería de hierro colado, de 0.02 metros de diámetro, que presenta una
llave de paso, a continuación de la cual se incorpora al vaso de la fuente
una tubería de cobre de 0.012 metros (reducido).
4. Tubería de hierro, con un alto grado de oxidación y numerosas
concreciones, 0.05 metros de diámetro.
Estas cuatro tuberías marcan dos periodos de la historia de La Fuente; el mas
reciente de ellos identificado gracias al registro etnográfico.
Las tuberías marcadas al número uno y dos de la anterior enumeración, fueron
ubicadas al efectuarse la restauración del Convento de Santa Clara en la década
del 80 del siglo XX. Su función se precisa claramente de su diámetro: La de mayor
sección (0.06m) encargada de la evacuación y la de menor sección (0.025m)
conducía el agua que alimentaba el vaso de La Fuente. Época en que la presión
de la conducción del agua a través del acueducto era elevada y se podía
prescindir del expediente de instalar un reducido en las tuberías que aumentara la
velocidad del líquido en su ascenso hasta el surtidor.
En cuanto a las tuberías marcadas a los numerales tres y cuatro no contamos con
el dato certero de su ubicación, pero del estudio de su estructura, aspecto
fisonómico, y material constitutivo, hemos establecido que la No.3, que presenta
en su sección un reducido de 0.012 m, modificación efectuada para aumentar la
velocidad del agua; alimentaba el surtidor de la fuente. Mientras la No.4 cumplía
con la evacuación del agua del vaso de la misma.
El fechado aflora de la inexorable
relación existente entre los
materiales empleados en las
tuberías, las modificaciones que
sufrieron, el uso y el nivel del
subsuelo en que fueron
localizadas y se exhiben aun
empotradas. Tenemos pues que
las tuberías identificadas al NO.1
y 2 se corresponden con la
década del 80 del siglo XX, y las
referenciadas como No.3 y 4 son
mas antiguas, fueron colocadas y
utilizadas antes de la elevación
del nivel del piso del área de
ocupación conventual,
aproximadamente en los años 50
del siglo XIX, posterior a la
entrada en funcionamiento del
Acueducto de Fernando VII, en el
año 1835.
Como parte del relleno del patio, mayoritariamente tierra negra, que ocultaba el
vaso de la fuente y aflorando sobre su superficie, se encontró, al oeste, una caja-
registro completa, construida con ladrillos y recubierta con un revoque de cal y
arena. Estaba integrado por tres paredes, sin fondo y fue construido para proteger
la llave de paso de las tuberías que alimentaban y evacuaban el agua de la fuente
y se adosaba a la pared del vaso de la misma, donde quedan evidencias de la
Foto 4. Restos del canal de ladrillos que corre por el lado sur del vaso de la fuente.
posición que ocupaba originalmente, cerca del reborde superior. La separación
entre las paredes paralelas de este registro es de 0.21 metros, la misma distancia
que separa las huellas de repique en la pared exterior del vaso. Esta posición con
relación al vaso de la fuente indica que esta pieza se adosó al vaso en momento
posterior a la elevación del nivel de piso de ocupación del patio. Cerca del borde
moldurado inferior del vaso se observan evidencias de que se ubicó otro registro
asociado directamente a la instalación de las tuberías de hierro colado que se
incorporan a la fuente.
Adosados al vaso de la fuente aparecen cuatro muros construidos con
mampuestos y ladrillos, que lo cortan, "grosso modo" en su eje este-oeste, dos por
su lado norte y dos por el sur (dibujo); estos muros en la actualidad están
interrumpidos y solo alcanzan una longitud promedio de unos 0.60 metros. En el
interior de dos de estos muros existen tuberías de hierro y en otros dos,
perforaciones que cumplían la función de cañerías o que tenían en su interior
tuberías, presumiblemente de hierro, que fueron retiradas. A continuación
relacionamos las características de estas tuberías y perforaciones, siguiendo la
posición en relación a la fuente según los puntos cardinales:
1. Muro Suroeste: Contiene una tubería de hierro de 0.032 metros de
diámetro, que sale a la pared interior del vaso a 0.36 metros de altura con
relación al piso interior y continúa afuera en el sentido del muro; siguiendo
esta misma línea se encuentra la continuidad de esta tubería
desarrollándose en la línea norte-sur. Asociado a esta tubería aparece en la
pared interior del vaso, un repello de cemento y arena (siglo XX) que
cubría la presencia de la misma.
2. Muro Sureste: Se observa en la pared interior, cerca del piso de la fuente, a
0.08 metros de altura del piso, una perforación circular de 0.07 metros de
diámetro.
3. Muro Noroeste: Se observa en la pared interior un corte en el sillar y una
perforación en forma circular de diámetro aproximado de 0.022 metros a
0.32 metros del piso. Aquí tenemos los vestigios de una pieza de hierro de
forma cuadrangular, aun laboramos en la identificación de su función,
aunque es probable se trate de los restos de una reja para la limpieza del
agua que salía del vaso. El corte claro en el sillar, fue rellenado con cal,
piedras y cerámica ordinaria pulverizada y sugiere la posibilidad de que
estemos en presencia de una cañería de fábrica, que conectaba el vaso de
la fuente con la poceta elipsoidal que se encuentra en la proximidad.
4. Muro Noreste: Se observa en la pared interior, una tubería de hierro de 0.05
metros de diámetro a 0.28 metros de altura del piso. Sin embargo, en el
muro, fuera del vaso, se observa una tubería de plomo de diámetro similar.
La fuente, a través de estas tuberías, se integraba a un sistema de conducción de
agua que tomaba como punto de partida o destino el aljibe y conectaba varias
estructuras dentro del patio como área de actividad, lo que permitió el uso del
agua para diferentes funciones dentro de la vida cotidiana del convento, tales
como el baño personal y el lavado de las ropas.
El uso de las tuberías de hierro colado se generaliza a partir del 1835 con la
inauguración del acueducto de Fernando VII, sin embargo existen precedentes, al
menos de propuesta de su uso en el año 1828 (ANC, Intendencia General de
Hacienda, legajo 324, Número de orden 7). Mientras, las tuberías de plomo se
mencionan por primera vez, que conozcamos, en una carta del maestro fontanero
de la ciudad, Juan de Padilla, al Gobernador y Capitán General, con fecha 12 de
febrero del 1788 (ANC, Fondo IGH legajo 1010, Número de orden 6), en la que
plantea que, está ``…rota la cañeria de la Pila de la Plaza Nueva a la entrada de la
calle de la Muralla y no teniendo resistencia los caños de barro…`` propone que se
repare, haciendo ``…diez varas de cañería con caños de plomo...` `.
Del trabajo de campo y las excavaciones que realizamos ha aflorado lo que
catalogamos como un pormenor significativo, todavía en proceso de estudio: Es
que del lado sur de la fuente los dos muros que se adosan a la misma se
interrumpen por la presencia de un tercero, que sigue el eje este-oeste, sin
localizarse aun sus límites. Este muro es anterior a la construcción de la fuente y
como hipótesis de trabajo se asocia con la galería sur de un primer momento
constructivo del claustro cuando tenía menores dimensiones.
Por ultimo, se localizó a la altura del nivel de los sillares que conforman el suelo
exterior del vaso de la fuente un canal de ladrillos (0.27 x 0.13 x 0.06 metros) que
se desarrolla en sentido oeste-este, cortando el muro suroeste a través del cual
un atanor le da continuidad. Este canal conducía aguas de desecho de un
lavadero ubicado sobre la galería oeste del claustro, prácticamente frente a la
fuente.
Foto 5. Vista desde la galería alta de la fuente en proceso de excavación y la poceta elipsoidal.
El aljibe del patio se construyó en el año 1751, como elemento central de este
sistema, año en que la fuente se edificó (o trasladó, desde la huerta, hasta su
locación actual), se fabricaron las dos pocetas ovaladas, aun conservadas en el
patio y el resto de las estructuras, ahora cubiertas, que fueron excavadas por
Eladio Elso en el período 1983-84 y que fue denominada excavación SC-031, en
la que identificaron dos baños, fosas y sumideros, además de canales que
conectaban las citadas estructuras.
La investigación histórica y compilación que hemos realizado a lo largo de estos
cinco años de estudio, plausiblemente apoya y sostiene nuestras conjeturas sobre
la relación temporal y funcional que existe entre la edificación de la fuente y el
aljibe es la sesión del Cabildo efectuada el 3 de enero del 1736; se trata de la
solicitud hecha por Don Antonio de la Luz, procurador general del mismo, de que
se cierre la zanja que desciende desde el convento de Nuestra Señora de Belén y
que pasa a un costado del de Santa Clara. Esta acción se realizó, pues, para
agosto primero del 1738, el apoderado general del monasterio de las clarisas, dice
que, habiéndose cerrado la zanja que corría por un costado del mismo (Calle Luz)
y que proveía de agua al convento para todas sus necesidades, quedaba privado
de tan valioso líquido y solicitaba "…yntentar conducirla por un cañado
subterráneo de la que vaxa a la fuente de la plaza nueba…" , recalcando en su
solicitud lo útil y necesario que le es a la comunidad la introducción de agua dentro
de sus claustros. Esta solicitud fue aprobada por el Cabildo quien le orientó la
construcción de la cañería desde la caja de agua sita en la cercanía de la puerta
de Tierra, que se hallaba al final de la calle Muralla.
Ocurrió entonces un traslado obligado de áreas de actividad en el interior del
convento, porque la toma de agua original de la Zanja Real se realizaba desde el
ramal que descendía al mar por la calle Luz a un costado del segundo claustro y
de la huerta, mientras que a partir de esa fecha (1738) la toma se realizaría desde
el brazo de la calle Muralla, más cercana del claustro principal. En excavaciones
realizadas en los años 80 del siglo XX se localizó un aljibe (reutilizado como fosa
séptica a finales del siglo XIX) que recibía las aguas de lluvia provenientes de un
canal construido por debajo del nivel del patio y que recolectaba las del segundo
claustro. Este aljibe estuvo conectado con el ramal de la Zanja Real de la calle
Luz. Por la forma de colección de agua este aljibe es anterior al del patio principal,
que se alimentaba de las aguas pluviales de los techos (Arduengo y Domínguez,
inédito).
Con la apertura del Acueducto de Fernando VII primero, en el año 1835 y el de
Albear, en 1893, se originaron cambios en este sistema que serán expuestos en la
continuación de los artículos.
CONCLUSIONES
1. El convento de Santa Clara contaba inicialmente con un aljibe construido
con sillares de roca caliza y cubierta de bóveda del mismo material,
ubicado en el segundo claustro. Se alimentaba de las aguas de lluvia del
patio interno, que recibía por un canal descubierto de sección trapezoidal y,
conjuntamente, era alimentado por una derivación del canal de la Zanja
Real que circulaba con rumbo al mar desde finales del año 1657 por la calle
Luz, aledaña a este claustro. El segundo aljibe con que contó el convento
fue construido en el año 1751 en el patio del claustro principal, estaba
cubierto con una doble bóveda de ladrillos y recibía las aguas de lluvia de
los techos de la Iglesia y la galería este del claustro, así como de la Zanja
Real, tomada desde la caja de agua ubicada cerca de la Muralla de Tierra.
2. La Fuente del Convento de Santa Clara conocida como de "La Samaritana"
no es la primera fuente edificada en La Habana Intramuros, ni fue
construida antes que el edificio conventual. Su construcción acaeció
después de 1711, posterior a la introducción de la conducción de agua a
presión en la Fuente de la Plaza Nueva, la primera con que contó la ciudad.
3. La fuente de "La Samaritana", estuvo ubicada en las áreas de la huerta en
la confluencia de las calles Luz y Habana, alimentada por el ramal de La
Zanja Real de la primera calle. Su definitiva ubicación es la que
actualmente conocemos en el patio principal, a consecuencia del traslado
de áreas de actividad al interior del convento como resultado de cambiar la
toma de agua de la Zanja Real hacia la caja de agua ubicada en el
nacimiento de la calle Muralla. No se puede descartar que en esta
ubicación se encontrara una fuente que nada tuviese que ver con la que
hoy conocemos.
4. La fuente de "La Samaritana" se edificó, o se trasladó junto al aljibe en el
patio del primer claustro del Convento en el año 1751 y formaba parte de un
sistema de conducción, almacenamiento, limpieza por decantación de
sólidos, eliminación de residuales y utilización definitiva del agua (de la
Zanja Real y las pluviales).
5. La alimentación de la fuente pasó por cuatro momentos diferentes:
• Integrada al sistema que regía el aljibe era alimentada a través de
cañerías de fábrica que servían a su vez para evacuar el agua de la
fuente y llevarla a los lugares en que se utilizaría. Se utilizaba la
conducción a presión para llevar el agua desde el aljibe hasta la fuente y
por derrame libre para evacuar el agua de la misma. Esto ocurre
inmediatamente posterior al 1751.
• Se instalan tuberías de hierro y plomo, que circulaban por el patio
protegidas por las cañerías entonces rellanas con mampuestos y
ladrillos. A pesar de tratarse de tuberías, se utilizaban la conducción por
derrame libre así como la conducción por presión, que no alcanzaba
valores suficientes para alimentar un surtidor. Esto ocurre a finales del
siglo XVIII o comienzos del XIX.
• Con la aplicación de la plomería y el uso de conducción a presión se
instalan tuberías de hierro colado y cobre, así como una llave de paso,
para alimentar el surtidor que se ubica en la fuente, desconectándose la
misma del sistema ya obsoleto de conducción por derrame libre.
Momento que ubicamos en la segunda mitad del siglo XIX.
• Durante la restauración de finales del siglo XX se instalan tuberías de
acero galvanizado.
6. Actualmente es la fuente más antigua que conserva La Ciudad de La
Habana y Cuba. Sus rivales estilísticamente más lujosas, entre ellas la
conocida "Fuente de los Leones" en la plazuela de San Francisco de Asís
(1836), fueron construidas después de inaugurado el Acueducto de
Fernando VII en el año 1835.
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Arduengo García, Darwin A. (2004a) ``Consideraciones acerca del funcionamiento
del primer acueducto habanero. La Zanja Real. 1592-1835``. Caribe
Arqueológico (8): 29-38, Casa del Caribe, Santiago de Cuba.
______________________ (2006) Cañerías de fábrica en el subsuelo de las
calles de La Habana intramuros. ¿La Zanja Real o las cloacas? Tesis en opción
al título de Master en Ciencias en Arqueología. Instituto Cubano de
Antropología, CITMA. Inédito.
Arduengo García, Darwin A. y Lourdes S. Domínguez González. El antiguo
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