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ESTUDIO ARQUEOLÓGICO DE LA FUENTE DEL PATIO PRINCIPAL DEL ANTIGUO CONVENTO DE SANTA CLARA DE ASÍS. Darwin A. Arduengo García. MSc Dedicado a Elena, con su amor todo es más fácil. Ponencia presentada en: VII Congreso Internacional “Patrimonio Cultural: Contexto y Conservación”, abril de 2008. Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM). INTRODUCCIÓN No existe en La Habana Intramuros una fuente más interesante para su estudio por los arqueólogos que la conocida como de "La Samaritana", ubicada en el patio del claustro principal del antiguo Convento de Santa Clara de Asís, con domicilio en la calle Cuba entre Sol y Luz, sede, desde 1987, del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM). Conforme a los antecedentes históricos, aparece identificada en la bibliografía como la primera fuente pública de la ciudad (Lamas: 1922; foto página 14), mención que indica que fue edificada antes que el propio convento de las clarisas, proceso que comenzó el primero de noviembre del 1638. Este dato, citado por el autor de marras, tiene eco en las tradiciones y leyendas alrededor del convento que repiten que la fuente de "La Samaritana" fue la primera fuente pública de la ciudad, de la que los vecinos de la zona se proveían de agua potable gracias a la bondad de las clarisas después de construido el convento en el 1644, año en que las primeras monjas comienzan a habitarlo. Ese accionar desinteresado de las monjas define, según el autor de la cita, el apelativo de la fuente y del callejón hoy denominado Porvenir, que se prolonga entre las calles Habana y Compostela. Nuestro objetivo no es desmentir la afirmación popular, que, como toda tradición se resiste al paso del tiempo y a la crítica, pero que una vez recogida y publicada

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ESTUDIO ARQUEOLÓGICO DE LA FUENTE DEL PATIO PRINCIP AL DEL

ANTIGUO CONVENTO DE SANTA CLARA DE ASÍS.

Darwin A. Arduengo García. MSc

Dedicado a Elena, con su amor todo es más fácil.

Ponencia presentada en: VII Congreso Internacional “Patrimonio Cultural: Contexto y

Conservación”, abril de 2008. Centro Nacional de Conservación, Restauración y

Museología (CENCREM).

INTRODUCCIÓN

No existe en La Habana Intramuros una fuente más interesante para su estudio

por los arqueólogos que la conocida como de "La Samaritana", ubicada en el patio

del claustro principal del antiguo Convento de Santa Clara de Asís, con domicilio

en la calle Cuba entre Sol y Luz, sede, desde 1987, del Centro Nacional de

Conservación, Restauración y Museología (CENCREM).

Conforme a los antecedentes históricos, aparece identificada en la bibliografía

como la primera fuente pública de la ciudad (Lamas: 1922; foto página 14),

mención que indica que fue edificada antes que el propio convento de las clarisas,

proceso que comenzó el primero de noviembre del 1638.

Este dato, citado por el autor de marras, tiene eco en las tradiciones y leyendas

alrededor del convento que repiten que la fuente de "La Samaritana" fue la primera

fuente pública de la ciudad, de la que los vecinos de la zona se proveían de agua

potable gracias a la bondad de las clarisas después de construido el convento en

el 1644, año en que las primeras monjas comienzan a habitarlo. Ese accionar

desinteresado de las monjas define, según el autor de la cita, el apelativo de la

fuente y del callejón hoy denominado Porvenir, que se prolonga entre las calles

Habana y Compostela.

Nuestro objetivo no es desmentir la afirmación popular, que, como toda tradición

se resiste al paso del tiempo y a la crítica, pero que una vez recogida y publicada

puede ser contrastada empírica y científicamente; y de eso se trata: de ofrecer los

resultados concretos de un acápite de la investigación que el autor ejecuta hace

cinco años sobre la Zanja Real, el primer acueducto de la ciudad y de Cuba, que,

irremisiblemente, tiene relación directa con las fuentes de La Habana alimentadas

por la Zanja Real y del que se desprenden trabajos sobre la fuente de la Plaza

Vieja, las dos fuentes de la Plazuela del Convento de San Francisco de Asís y la

fuente del Convento de Nuestra Señora de Belén, las primeras con que contó la

ciudad (Inédito).

Para esta investigación consultamos los documentos coloniales emitidos por el

Cabildo habanero y los contenedores de proyectos relacionados con el tema

localizados en el Archivo Nacional de Cuba, además de numerosos planos de la

ciudad en diferentes momentos de su historia colonial y la bibliografía sobre el

Convento de Santa Clara de Asís y la Zanja Real como obra hidráulica; también

realizamos excavaciones en el patio del claustro principal del antiguo Convento,

específicamente en los contornos del vaso de la fuente que nos ocupa.

LAS FUENTES Y LA ZANJA REAL EN LA HABANA INTRAMUROS .

Utilizamos el termino fuente en este articulo investigativo con la acepción de lugar

al que se concurre para obtener agua potable para consumo humano, conscientes

de la evolución semántica que ha sufrido desde considerar como fuentes a las

cisternas ubicadas bajo el nivel del terreno en los siglos XVI y XVII, hasta las ya

conocidas como fuentes ornamentales o escultóricas que implican la presencia de

surtidores y se situaban parcial o completamente sobre el nivel del terreno.

La primera fuente construida en La Habana Intramuros en el año 1587 era una

cisterna que colectaba agua de manantiales y estaba colocada en la esquina de

las calles San Ignacio y Callejón del Chorro, actual sede de la Galería "Víctor

Manuel". Le siguieron cronológicamente las cajas de agua o cisternas que se

construyeron como parte del trazado de la Zanja Real que llegó definitivamente a

la ciudad en 1592. Pero estas, al igual que la primera mencionada, se encontraban

dispuestas por debajo del nivel del terreno, a consecuencia del tipo de conducción

de agua empleado en este período inicial: el derrame libre.

Conocemos que bajo la inspiración del Marqués de Casa-Torres entre 1708 y

1711 en la actual Plaza Vieja, entonces Plaza Nueva, se edificó la primera fuente

con surtidor y vaso situado al menos parcialmente sobre el nivel del terreno con

que contó la ciudad, utilizándose en su funcionamiento la conducción de agua a

presión en sustitución de la conducción por derrame libre, cuyo longevo uso no

desapareció (Arduengo 2004b, 2006).

Para fines del siglo XVIII La Habana Intramuros contaba con la exigua cantidad

de cinco fuentes con surtidores de las que se abastecía la inmensa mayoría de la

población. Seguidamente las relacionamos en orden cronológico.

• La de la Plaza Nueva.

• Dos en la Plaza del Convento de San Francisco de Asís.

• La de la Plazuela del Convento de Belén.

• Una en el barrio de San Isidro.

La proliferación de las fuentes públicas ocurrirá a partir del 1835 con la

inauguración del acueducto de Fernando VII y el comienzo de la conducción de

agua presión por tuberías de hierro; para 1841 existían 32 fuentes en intramuros

(Fernández; 1958: 429).

LA FUENTE: CONTRASTABILIDAD HISTÓRICA Y TRABAJOS

ARQUEOLÓGICOS.

Hasta la fecha no existen informes documentales del período colonial que

contengan al menos mención, indicación o descripción de la existencia de la

fuente que nos ocupa en el interior del claustro principal del Convento de Santa

Clara; las hay, en cambio, de una fuente ubicada en la Plazuela de la Iglesia del

Convento de las clarisas, conocida como de la Amistad, con fechado de 1838

(Fernández, 1958: 428).

Ciertamente tenemos el dato histórico primario cuyo continente es el plano de 12

de junio del 1746 (1985: 86) del ingeniero Antonio de Arredondo en el que se

aprecia las fuentes de: La Plaza Nueva, una en la Plaza de San Francisco de

Asís, la de la plaza del Convento de Belén y devela lo que constituye un detalle

relevante para nuestra investigación: La existencia de una fuente en la huerta del

convento de Santa Clara, cerca de la confluencia de las calles Luz y Damas, que

no aparece referenciada en ningún otro plano o documento que hayamos

consultado. Esta fuente, a diferencia de las antes mencionadas, no era pública,

sino privada para uso del Claustro Conventual. El hecho de que muchas de las

fuentes habaneras tuvieron ubicaciones diferentes a lo largo del tiempo, nos

permite pensar que ésta sufrió un cambio de posición en el interior del área

conventual, en la medida en que se desplazaron las áreas de actividad en el

convento.

La fuente "La Samaritana" está

construida en su totalidad con

roca caliza y está compuesta de

un pilar central que divide al vaso

de planta rectangular por su justo

medio en dos vasos que se

comunican; el pilar consta de

pilastra y retropilastras a las que

se adosan dos aletones y se halla

rematado por un recio capitel

moldurado encima del que

encontramos un triángulo

equilátero que concluye en un

aditamento que, visto en planta,

es una cruz de brazos iguales. En

cuanto al vaso, su eje mayor se

orienta siguiendo la línea este-

oeste y se halla rematado en todo

su borde superior y el inferior por

una moldura. En el lado oeste del

pilar se halla un pequeño nicho, lo

que indica el frente de la fuente.

Foto 1 Vista desde la galería alta, antes de las excavaciones, donde se aprecia el registro

Analizando comparativamente las características constructivas y la ubicación

actual de la fuente de "La Samaritana", tal cual ha llegado hasta nosotros, queda

clasificada como una fuente ornamental con su tanque o vaso colocado sobre el

nivel del terreno, de lo que se infiere que, aun sin surtidor, el proceso de llenado

no pudo ocurrir utilizando la conducción por derrame libre, característica de las

zanjas o acequias que llevaban el agua del primer acueducto habanero por dentro

de la ciudad entre 1592 y 1708, año en que comenzó la construcción de la fuente

de La Plaza Nueva.

Foto 2. Tuberías que alimentan y evacúan la fuente.

Foto 3 Dibujo de la fuente

La fuente de "La Samaritana" se construyó en algún momento posterior a la

edificación de la de la Plaza Nueva (1708-1711). Afirmación que se trasluce de la

investigación que hemos realizado, fundamentalmente de las excavaciones

arqueológicas, comenzadas en la base de la fuente en el año 2004 y de estudios

previos acerca del tópico de la Zanja Real y las fuentes que alimentaba (Arduengo

y Torres, 2006).

La investigación arqueológica, en curso, tiene como objetivo principal determinar

las vías de alimentación de la fuente y ha permitido la restauración de la fuente y

de sus ornamentos, así se rescató el aspecto y la fisonomía íntegra del vaso al

que se adosa un nivel de piso de sillares del mismo material. Se determinó que el

vaso de la fuente se apoya en un cimiento de mampuestos. En la esquina SW del

basamento de la fuente se observaron evidencias de un mortero de cal y yeso que

cubría parcialmente el sillar del solado y que se extendía sobre un apisonado de

arena, tierra morteriza y cal, un nivel de piso de ocupación.

El nivel de piso de sillares de roca caliza se encuentra a 0.58 metros por debajo

del nivel actual de ocupación del patio, indicio de que este piso fue modificado en

forma ascendente (subió) con respecto al original se sillares de caliza

aproximadamente a mediados del siglo XIX.

En el lado oeste de la fuente, se han localizado cuatro tuberías, las tres primeras

al nivel de los sillares que constituyen el solado que rodea la fuente y la cuarta a

0.32 metros de profundidad con relación a las anteriores. A continuación acotamos

el material y diámetro de estas tuberías, comenzando desde las primeras que se

observan:

1. Tubería de acero galvanizado, de 0.06 metros de diámetro; presenta una

llave de paso.

2. Tubería de acero galvanizado, de 0.026 metros de diámetro.

3. Tubería de hierro colado, de 0.02 metros de diámetro, que presenta una

llave de paso, a continuación de la cual se incorpora al vaso de la fuente

una tubería de cobre de 0.012 metros (reducido).

4. Tubería de hierro, con un alto grado de oxidación y numerosas

concreciones, 0.05 metros de diámetro.

Estas cuatro tuberías marcan dos periodos de la historia de La Fuente; el mas

reciente de ellos identificado gracias al registro etnográfico.

Las tuberías marcadas al número uno y dos de la anterior enumeración, fueron

ubicadas al efectuarse la restauración del Convento de Santa Clara en la década

del 80 del siglo XX. Su función se precisa claramente de su diámetro: La de mayor

sección (0.06m) encargada de la evacuación y la de menor sección (0.025m)

conducía el agua que alimentaba el vaso de La Fuente. Época en que la presión

de la conducción del agua a través del acueducto era elevada y se podía

prescindir del expediente de instalar un reducido en las tuberías que aumentara la

velocidad del líquido en su ascenso hasta el surtidor.

En cuanto a las tuberías marcadas a los numerales tres y cuatro no contamos con

el dato certero de su ubicación, pero del estudio de su estructura, aspecto

fisonómico, y material constitutivo, hemos establecido que la No.3, que presenta

en su sección un reducido de 0.012 m, modificación efectuada para aumentar la

velocidad del agua; alimentaba el surtidor de la fuente. Mientras la No.4 cumplía

con la evacuación del agua del vaso de la misma.

El fechado aflora de la inexorable

relación existente entre los

materiales empleados en las

tuberías, las modificaciones que

sufrieron, el uso y el nivel del

subsuelo en que fueron

localizadas y se exhiben aun

empotradas. Tenemos pues que

las tuberías identificadas al NO.1

y 2 se corresponden con la

década del 80 del siglo XX, y las

referenciadas como No.3 y 4 son

mas antiguas, fueron colocadas y

utilizadas antes de la elevación

del nivel del piso del área de

ocupación conventual,

aproximadamente en los años 50

del siglo XIX, posterior a la

entrada en funcionamiento del

Acueducto de Fernando VII, en el

año 1835.

Como parte del relleno del patio, mayoritariamente tierra negra, que ocultaba el

vaso de la fuente y aflorando sobre su superficie, se encontró, al oeste, una caja-

registro completa, construida con ladrillos y recubierta con un revoque de cal y

arena. Estaba integrado por tres paredes, sin fondo y fue construido para proteger

la llave de paso de las tuberías que alimentaban y evacuaban el agua de la fuente

y se adosaba a la pared del vaso de la misma, donde quedan evidencias de la

Foto 4. Restos del canal de ladrillos que corre por el lado sur del vaso de la fuente.

posición que ocupaba originalmente, cerca del reborde superior. La separación

entre las paredes paralelas de este registro es de 0.21 metros, la misma distancia

que separa las huellas de repique en la pared exterior del vaso. Esta posición con

relación al vaso de la fuente indica que esta pieza se adosó al vaso en momento

posterior a la elevación del nivel de piso de ocupación del patio. Cerca del borde

moldurado inferior del vaso se observan evidencias de que se ubicó otro registro

asociado directamente a la instalación de las tuberías de hierro colado que se

incorporan a la fuente.

Adosados al vaso de la fuente aparecen cuatro muros construidos con

mampuestos y ladrillos, que lo cortan, "grosso modo" en su eje este-oeste, dos por

su lado norte y dos por el sur (dibujo); estos muros en la actualidad están

interrumpidos y solo alcanzan una longitud promedio de unos 0.60 metros. En el

interior de dos de estos muros existen tuberías de hierro y en otros dos,

perforaciones que cumplían la función de cañerías o que tenían en su interior

tuberías, presumiblemente de hierro, que fueron retiradas. A continuación

relacionamos las características de estas tuberías y perforaciones, siguiendo la

posición en relación a la fuente según los puntos cardinales:

1. Muro Suroeste: Contiene una tubería de hierro de 0.032 metros de

diámetro, que sale a la pared interior del vaso a 0.36 metros de altura con

relación al piso interior y continúa afuera en el sentido del muro; siguiendo

esta misma línea se encuentra la continuidad de esta tubería

desarrollándose en la línea norte-sur. Asociado a esta tubería aparece en la

pared interior del vaso, un repello de cemento y arena (siglo XX) que

cubría la presencia de la misma.

2. Muro Sureste: Se observa en la pared interior, cerca del piso de la fuente, a

0.08 metros de altura del piso, una perforación circular de 0.07 metros de

diámetro.

3. Muro Noroeste: Se observa en la pared interior un corte en el sillar y una

perforación en forma circular de diámetro aproximado de 0.022 metros a

0.32 metros del piso. Aquí tenemos los vestigios de una pieza de hierro de

forma cuadrangular, aun laboramos en la identificación de su función,

aunque es probable se trate de los restos de una reja para la limpieza del

agua que salía del vaso. El corte claro en el sillar, fue rellenado con cal,

piedras y cerámica ordinaria pulverizada y sugiere la posibilidad de que

estemos en presencia de una cañería de fábrica, que conectaba el vaso de

la fuente con la poceta elipsoidal que se encuentra en la proximidad.

4. Muro Noreste: Se observa en la pared interior, una tubería de hierro de 0.05

metros de diámetro a 0.28 metros de altura del piso. Sin embargo, en el

muro, fuera del vaso, se observa una tubería de plomo de diámetro similar.

La fuente, a través de estas tuberías, se integraba a un sistema de conducción de

agua que tomaba como punto de partida o destino el aljibe y conectaba varias

estructuras dentro del patio como área de actividad, lo que permitió el uso del

agua para diferentes funciones dentro de la vida cotidiana del convento, tales

como el baño personal y el lavado de las ropas.

El uso de las tuberías de hierro colado se generaliza a partir del 1835 con la

inauguración del acueducto de Fernando VII, sin embargo existen precedentes, al

menos de propuesta de su uso en el año 1828 (ANC, Intendencia General de

Hacienda, legajo 324, Número de orden 7). Mientras, las tuberías de plomo se

mencionan por primera vez, que conozcamos, en una carta del maestro fontanero

de la ciudad, Juan de Padilla, al Gobernador y Capitán General, con fecha 12 de

febrero del 1788 (ANC, Fondo IGH legajo 1010, Número de orden 6), en la que

plantea que, está ``…rota la cañeria de la Pila de la Plaza Nueva a la entrada de la

calle de la Muralla y no teniendo resistencia los caños de barro…`` propone que se

repare, haciendo ``…diez varas de cañería con caños de plomo...` `.

Del trabajo de campo y las excavaciones que realizamos ha aflorado lo que

catalogamos como un pormenor significativo, todavía en proceso de estudio: Es

que del lado sur de la fuente los dos muros que se adosan a la misma se

interrumpen por la presencia de un tercero, que sigue el eje este-oeste, sin

localizarse aun sus límites. Este muro es anterior a la construcción de la fuente y

como hipótesis de trabajo se asocia con la galería sur de un primer momento

constructivo del claustro cuando tenía menores dimensiones.

Por ultimo, se localizó a la altura del nivel de los sillares que conforman el suelo

exterior del vaso de la fuente un canal de ladrillos (0.27 x 0.13 x 0.06 metros) que

se desarrolla en sentido oeste-este, cortando el muro suroeste a través del cual

un atanor le da continuidad. Este canal conducía aguas de desecho de un

lavadero ubicado sobre la galería oeste del claustro, prácticamente frente a la

fuente.

Foto 5. Vista desde la galería alta de la fuente en proceso de excavación y la poceta elipsoidal.

El aljibe del patio se construyó en el año 1751, como elemento central de este

sistema, año en que la fuente se edificó (o trasladó, desde la huerta, hasta su

locación actual), se fabricaron las dos pocetas ovaladas, aun conservadas en el

patio y el resto de las estructuras, ahora cubiertas, que fueron excavadas por

Eladio Elso en el período 1983-84 y que fue denominada excavación SC-031, en

la que identificaron dos baños, fosas y sumideros, además de canales que

conectaban las citadas estructuras.

La investigación histórica y compilación que hemos realizado a lo largo de estos

cinco años de estudio, plausiblemente apoya y sostiene nuestras conjeturas sobre

la relación temporal y funcional que existe entre la edificación de la fuente y el

aljibe es la sesión del Cabildo efectuada el 3 de enero del 1736; se trata de la

solicitud hecha por Don Antonio de la Luz, procurador general del mismo, de que

se cierre la zanja que desciende desde el convento de Nuestra Señora de Belén y

que pasa a un costado del de Santa Clara. Esta acción se realizó, pues, para

agosto primero del 1738, el apoderado general del monasterio de las clarisas, dice

que, habiéndose cerrado la zanja que corría por un costado del mismo (Calle Luz)

y que proveía de agua al convento para todas sus necesidades, quedaba privado

de tan valioso líquido y solicitaba "…yntentar conducirla por un cañado

subterráneo de la que vaxa a la fuente de la plaza nueba…" , recalcando en su

solicitud lo útil y necesario que le es a la comunidad la introducción de agua dentro

de sus claustros. Esta solicitud fue aprobada por el Cabildo quien le orientó la

construcción de la cañería desde la caja de agua sita en la cercanía de la puerta

de Tierra, que se hallaba al final de la calle Muralla.

Ocurrió entonces un traslado obligado de áreas de actividad en el interior del

convento, porque la toma de agua original de la Zanja Real se realizaba desde el

ramal que descendía al mar por la calle Luz a un costado del segundo claustro y

de la huerta, mientras que a partir de esa fecha (1738) la toma se realizaría desde

el brazo de la calle Muralla, más cercana del claustro principal. En excavaciones

realizadas en los años 80 del siglo XX se localizó un aljibe (reutilizado como fosa

séptica a finales del siglo XIX) que recibía las aguas de lluvia provenientes de un

canal construido por debajo del nivel del patio y que recolectaba las del segundo

claustro. Este aljibe estuvo conectado con el ramal de la Zanja Real de la calle

Luz. Por la forma de colección de agua este aljibe es anterior al del patio principal,

que se alimentaba de las aguas pluviales de los techos (Arduengo y Domínguez,

inédito).

Con la apertura del Acueducto de Fernando VII primero, en el año 1835 y el de

Albear, en 1893, se originaron cambios en este sistema que serán expuestos en la

continuación de los artículos.

CONCLUSIONES

1. El convento de Santa Clara contaba inicialmente con un aljibe construido

con sillares de roca caliza y cubierta de bóveda del mismo material,

ubicado en el segundo claustro. Se alimentaba de las aguas de lluvia del

patio interno, que recibía por un canal descubierto de sección trapezoidal y,

conjuntamente, era alimentado por una derivación del canal de la Zanja

Real que circulaba con rumbo al mar desde finales del año 1657 por la calle

Luz, aledaña a este claustro. El segundo aljibe con que contó el convento

fue construido en el año 1751 en el patio del claustro principal, estaba

cubierto con una doble bóveda de ladrillos y recibía las aguas de lluvia de

los techos de la Iglesia y la galería este del claustro, así como de la Zanja

Real, tomada desde la caja de agua ubicada cerca de la Muralla de Tierra.

2. La Fuente del Convento de Santa Clara conocida como de "La Samaritana"

no es la primera fuente edificada en La Habana Intramuros, ni fue

construida antes que el edificio conventual. Su construcción acaeció

después de 1711, posterior a la introducción de la conducción de agua a

presión en la Fuente de la Plaza Nueva, la primera con que contó la ciudad.

3. La fuente de "La Samaritana", estuvo ubicada en las áreas de la huerta en

la confluencia de las calles Luz y Habana, alimentada por el ramal de La

Zanja Real de la primera calle. Su definitiva ubicación es la que

actualmente conocemos en el patio principal, a consecuencia del traslado

de áreas de actividad al interior del convento como resultado de cambiar la

toma de agua de la Zanja Real hacia la caja de agua ubicada en el

nacimiento de la calle Muralla. No se puede descartar que en esta

ubicación se encontrara una fuente que nada tuviese que ver con la que

hoy conocemos.

4. La fuente de "La Samaritana" se edificó, o se trasladó junto al aljibe en el

patio del primer claustro del Convento en el año 1751 y formaba parte de un

sistema de conducción, almacenamiento, limpieza por decantación de

sólidos, eliminación de residuales y utilización definitiva del agua (de la

Zanja Real y las pluviales).

5. La alimentación de la fuente pasó por cuatro momentos diferentes:

• Integrada al sistema que regía el aljibe era alimentada a través de

cañerías de fábrica que servían a su vez para evacuar el agua de la

fuente y llevarla a los lugares en que se utilizaría. Se utilizaba la

conducción a presión para llevar el agua desde el aljibe hasta la fuente y

por derrame libre para evacuar el agua de la misma. Esto ocurre

inmediatamente posterior al 1751.

• Se instalan tuberías de hierro y plomo, que circulaban por el patio

protegidas por las cañerías entonces rellanas con mampuestos y

ladrillos. A pesar de tratarse de tuberías, se utilizaban la conducción por

derrame libre así como la conducción por presión, que no alcanzaba

valores suficientes para alimentar un surtidor. Esto ocurre a finales del

siglo XVIII o comienzos del XIX.

• Con la aplicación de la plomería y el uso de conducción a presión se

instalan tuberías de hierro colado y cobre, así como una llave de paso,

para alimentar el surtidor que se ubica en la fuente, desconectándose la

misma del sistema ya obsoleto de conducción por derrame libre.

Momento que ubicamos en la segunda mitad del siglo XIX.

• Durante la restauración de finales del siglo XX se instalan tuberías de

acero galvanizado.

6. Actualmente es la fuente más antigua que conserva La Ciudad de La

Habana y Cuba. Sus rivales estilísticamente más lujosas, entre ellas la

conocida "Fuente de los Leones" en la plazuela de San Francisco de Asís

(1836), fueron construidas después de inaugurado el Acueducto de

Fernando VII en el año 1835.

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del primer acueducto habanero. La Zanja Real. 1592-1835``. Caribe

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______________________ (2006) Cañerías de fábrica en el subsuelo de las

calles de La Habana intramuros. ¿La Zanja Real o las cloacas? Tesis en opción

al título de Master en Ciencias en Arqueología. Instituto Cubano de

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Arduengo García, Darwin A. y Lourdes S. Domínguez González. El antiguo

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