ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP
Vol. 7, N° 14, 2015
pp. 1 - 24
*Arqueólogo UNSCH; Candidato a Magister en Estudios Andinos con mención en Arqueología, PUCP.
El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el
cerro Pariahuanca
Julio S. Sánchez García*
Resumen.
En los Andes Centrales los huancas han estado presentes desde el período Arcaico hasta la
expansión Inca. Constituyen un fenómeno pan-andino que está generando gran interés en
investigadores tanto en el campo de la Arqueología como en la Etnohistoria y la Antropología, lo
que contribuirá a develar el misterio que éstos encierran.
El cerro Pariahuanca, como yacimiento arqueológico enigmático, presenta en su parte alta un
elevado número de huancas, todos asociados. Estos 120 huancas se encuentran posicionadas de
manera individual o agrupados de 2, 3 o 4, al interior de círculos y plataformas de piedras.
Palabras claves: huanca, Pariahuanca, culto, piedra, cosmovisión andina.
Abstract.
The huancas has been present in the Central Andes area since the Archaic Period until the Inca
expansion. They are considered as an andean phenomena that is producing newly great interest
between scholars not only in Archaeology but also Etnohistory and Anthropology. An
interdisciplinary approach is key nowadays to unravel the mystery that the huancas contain.
Pariahuanca hill is an enigmatic archaeological site which presents a large number of these
huancas, situated at the atop and distributed as individual ones or grouped (in 2, 3 or 4, inside
circles or platforms stones).
Keywords: huanca, Pariahuanca, worship, stone, andean cosmovision.
1. El culto a la piedra.
El hombre antiguo necesitó de símbolos para comprender e interactuar con el mundo real, de esta manera, lo
simbólico entra a formar parte del lenguaje cotidiano en el que siempre ha estado inmerso y la naturaleza de su
espíritu lo ha llevado a comunicarse más allá del lenguaje de las palabras. Es así como han llegado hasta nosotros
muestras artísticas de sus manifestaciones y de sus creencias, de su relación con el mundo, su relación consigo
mismo y con las deidades que siempre lo rodearon.
Hemos de notar que la importancia del símbolo no reside en él mismo, sino que trasciende. Según Eliade (1998)
para el hombre religioso el símbolo es un fenómeno en el que la idea de lo divino y absoluto se vuelve tan
inherente que alcanza una expresión más clara que por medio de las palabras.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, se encuentra en los diversos pueblos una cierta percepción de aquella
fuerza misteriosa que se halla presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos de la suma divinidad,
tal es el caso de la piedra.
Julio S. Sánchez García
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“La dureza, la rudeza, la permanencia de los materiales constituyen para la conciencia religiosa
del primitivo una hierofanía. Nada más inmediato y más autónomo en la plenitud de su fuerza,
nada más noble ni más aterrador que una roca majestuosa, que un bloque de granito audazmente
erguido. Ante todo, la piedra es. Es siempre la misma, subsiste, y lo que es más importante,
golpea. La roca le revela algo que trasciende de la precaria condición humana: un modo de ser
absoluto. Ni su resistencia, ni su inercia, ni sus proporciones, ni sus extraños contornos son
humanos: son índice de una presencia que deslumbra, que aterra, que aturde y que amenaza. En
su tamaño y en su dureza, en su forma y en su color, el hombre encuentra una realidad y una
dureza que pertenece a otro mundo, distinto del mundo profano del que él forma parte” (Eliade
1964: 253).
La piedra tan sólo será objeto de adoración o culto en la medida que se relacione con un hecho trascendente que
le otorgue sacralidad. Por lo tanto, no se adora a las piedras por el simple hecho de su constitución, sino por su
simbolismo, lo que ella representa debido a su forma, tamaño, origen, etc. (Eliade 1974, 1998)
En la primera fase de la cultura humana, las piedras eran materia prima para la fabricación de utensilios y armas,
para lo cual se requerían evidentemente conocimientos referentes a la calidad del material. A la piedra se atribuía
la virtud de almacenar las fuerzas de la tierra y transmitirlas por contacto a las personas.
“Así la piedra no solo en los Andes, sino en otras partes del mundo y en distintas culturas y
circunstancias históricas ha sido un material con naturaleza eterna al cual el hombre le ha
dado un continuo simbolismo” (González y Rivera 1983:74).
La piedra, como símbolo, guarda en sí profundos secretos. Muchos mitos y leyendas se han formado en torno
a ellas. Al culto a las piedras lo podríamos denominar “litolatría” y es algo tan antiguo como el hombre mismo.
Muchas culturas han creído que algunas de ellas (incluso simples cantos rodados) tenían una energía vital,
estaban vivas (García y Roca 2004, Valcárcel 1982) y eran capaces de hablar con los hombres, curar
enfermedades, conceder suerte u otorgar dones. El significado de la palabra quechua camaquen es fundamental
para entender el animismo en los andes centrales durante la época inca.
“… el vocablo camaquen fue equiparado al concepto católico de alma, cuando en realidad se
refiere a la fuerza vital o primordial que, en general, anima a todo cuanto existe sobre la tierra.
Según la cosmovisión andina, los seres vivos y muertos tienen camaquen, al igual que algunos
objetos inanimados como los cerros, las piedras o las lagunas. (Rostworowski 2004:122)
La palabra camaquen proviene de la palabra quechua camay que significa “carga” o “dar fuerza y forma”
o “estar animado”. El camay es entendido, entonces, como una especie de esencia o fuerza vital, es un tipo
de energía que le otorga vida a la materia, es la esencia del ser.
Hay muchas tipos de piedras que reciben culto, dentro de las cuales podríamos mencionar a las piedras
grabadas o monolitos; a las piedras fertilizantes; a las piedras adivinadoras (oráculos); a las piedras de
sacrificio; y a aquellas piedras figurativas que poseen formas curiosas.
La piedra es sagrada porque representa algo más allá de su aspecto material, de su invulnerabilidad. Simboliza
un héroe, un antepasado, un dios, un hecho histórico transcendental, una señal de los dioses, etc. Es, en suma,
un símbolo de lo sagrado para la sociedad que la venera.
En los Andes, a lo largo de la época prehispánica, la piedra ha jugado un papel transcendental en las sociedades
preincaicas. Así tenemos la presencia de huancas en Caral, las estelas y monolitos de Sechín y otros yacimientos
Arcaicos; el Lanzón Monolítico y las estelas de Chavín; los monolitos tanto Tiahuanaco como Huari; y, gracias
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a las crónicas y al registro arqueológico, sabemos de la existencia de cientos de piedras que tenían la categoría
de huacas. Tal es el caso de las huancas o guancas, apachetas o apachita, saywas o mojones, conopas,
pururaucas, entre otros, en cuyo honor se celebraban fiestas y sacrificios. Muchas de las huacas adoradas
durante el Tawantinsuyu son piedras, y esto es comprensible porque para las sociedades prehispánicas los dioses
superiores crearon “… al hombre no de barro, sino de piedra y de estos hombres de piedra, descienden los
demás” (Gómez et.al. 2008:48).
Generalmente, las piedras tratadas como huacas son consecuencia de la “litomorfosis” de un personaje
importante (héroe fundador, guerrero, dios o semidios, antepasado) el cual se trasformó en piedra para
perennizarse ya que “… la conversión en piedra… no significa muerte… la petrificación es peremnización,
sacralización…” (Duviols 1973:164). El hecho por el cual se dio la litomorfosis es conservada en mitos narrados
de generación en generación, los cuales se relatan cada vez que se rinde culto a la huaca. Tal es el caso de la
litomorfosis narrada por Guaman poma (1980[1615]) en el mito de los Hermanos Ayar, donde Ayar Uchu queda
petrificado al tocar al ídolo del cerro Huanacauri; Polo de Ondegardo (1916[1571]) relata la leyenda de los
Pururaucas, piedras del campo que se convirtieron en guerreros para ayudar al príncipe Cusi Yupanqui (después
Pachacutec) en la defensa del Cusco ante el asedio Chanka; Bernabe Cobo (1893[1653]:5-47) hace una lista de
los adoratorios que se encontraban alrededor del Cusco, ubicados y agrupados en 4 sectores cada uno
relacionado con los caminos que parten del Cusco en dirección a cada uno de los 4 suyus. Dentro de cada uno
de estos caminos las huacas estaban asignadas a ceques que partían del tempo de Coricancha, dentro de estas
huacas muchas eran piedras, incluidos pururaucas y huancas. También sobre las piedras que podían ser huacas,
el padre Cristóbal de Albornoz (1968[1582]:27) señala lo siguiente: “Traían consigo los indios otras bestiduras
de guacas de fuera de sus tierras y bestia(n) piedras com ellas y les hazia(n) muchos sacrificios…”. Polo de
Ondegardo (1916[1571]) y Sarmiento de Gamboa (1942[1572]) señalan la existencia de dobles de los incas,
hermanos o guauquis, piedras que eran adorados y atendidos como el inca mismo, y que salían en procesión en
fechas importantes acompañando al inca.
Así, la lista de piedras que son consideradas sagradas y adoradas es larga, pero casi todas recibían el carácter de
huaca y por tal, veneración, ya que poseían una fuerza (camaquen), capaz de defender a los hombres de las
enfermedades, darles fuerza para el trabajo, conferirles bienestar, fecundidad a la pachamama y a los animales;
y a la vez, castigar, si no eran veneradas de la forma correcta, lo cual es otra muestra de la reciprocidad, ahora
entre la piedra y el hombre.
2. Los Huancas.
Huancas, “guancas” o “wankas”, es la palabra con la cual se denomina a las piedras cuyo largo es mayor a su
ancho y que se encuentran colocadas de manera vertical e hincadas en la tierra a modo de monolitos, cuya altura
supera la de un hombre. Su significado los asocia como benefactores y guardianes del lugar donde se encuentran
ubicados, protectores y propiciadores de los cultivos y el ganado, o protectores de los poblados. Su presencia
convierte a su entorno en lugares de ofrendas ya que están enterrados en el uku pacha, se los ve sobre el kay
pacha y se proyectan hacia el hanan pacha.
Una buena definición para el huanca la da Duviols, quien se basa en documentos escritos de los siglos XVI y
XVII:
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“La huanca es una piedra oblonga y empinada cuya forma y tamaño varia. A menudo alcanza
más o menos la estatura humana. Puede ser lisa o labrada… Los huancas están colocados en los
lugares ilustrados por los hechos des antepasado que representan… están ligados con él o la
fecundidad. Así se encuentran en las chacras – entonces la huanca es chacrayoc -, cerca de un
puquio creado por un antepasado, cerca de una acequia por la misma razón, a la entrada del pueblo
cuando se trata de marcayoc ósea fundador y protector…” (Duviols 1973:163).
Gentile (2003) ha trabajado los huancas en la provincia de Jujuy, Argentina, señalando algo similar a Duviols:
“En el siglo XVII se conocían con este nombre un monolito más alto que ancho de 2 a 5 metros
de alto, clavado en el centro de un circulo de piedras más pequeñas. En general, tenía figuras
grabadas, se le adoraba con plumas y telas y era destinatario de ofrendas, razones por las que
evangelizadores españoles los llamaban ídolos; según la región y la época, los indios los llamaban
huanca, chichic, chacrayoc o guachecoal. Estas huanca eran ancestros litomorfizados que
protegían chacras y acequias, en medio o junto a las que estaban” (Gentile 2003:223).
Otra definición desde el punto de vista arqueológico es dada por Falcón, quien analiza la presencia de huancas
en la costa central del Perú.
“Llamamos “huanca” a un monolito alargado que se yergue sobre el terreno, colocado
adrede, y al que se pudo desbastar, facetándolo y dándole una forma prismática.
Generalmente esta hincada en la tierra en función de:
a) Algún lugar destacado del paisaje: sobre una cima de un cerro, en el paso de un abra o,
marcando un punto en el horizonte.
b) El contexto de un asentamiento como, por ejemplo, una amplia plaza.
c) Un espacio dentro de un complejo arquitectónico: una cancha, un recinto o un pasaje.”
(Falcón 2004:38)
El planteamiento de Falcón abarca un ámbito de tiempo mucho mayor que las propuestas de Duviols y Gentile,
ya que abarca huancas desde el Periodo Arcaico basado en datos arqueológicos. Así, destaca el contexto en el
cual se encuentran los huancas y su relación con el paisaje.
La palabra huanca o wanka, según Duviols (1979), era usada para diferenciar a las piedras hincadas en el suelo,
del resto de huacas o wakas.
Asimismo Duviols plantea que el termino quechua guanca expresa una connotación masculina por lo que se
debe corregir su uso y denominación.
“D’autre part, j’ai fait précéder huanca de l’aticule masculin, contrairement à l’usage. C’est qu’ill
mèst apparu que ce mot avait une connotation indubitablement masculine, comme on le verra
dans le commentaire. L’usage du feminine sous la plume des missionnaires s’explique par le fait
que, en quechua, le genre des noms n’etant pas déterminé par un article, l’article feminin espagnol
a été spontanément apposé à huanca en raison de sa terminaison en a, par analogie avec les mots
terminés en a en espagnol. Inversement et pour les mèmes raisons, puquio (sourse, fontaine), dont
la connotation est feminine, a été masculinisé par attraction” (Duviols 1979:7)
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Las fuentes escritas en la colonia, los documentos de extirpación de idolatrías y aún en la bibliografía actual
dan una connotación femenina al término huanca (y al término huaca) nombrándoselas como “las” huancas o
“la” huanca. En el quechua, la terminación de una palabra en la vocal “a” no determina la condición femenina
al sustantivo que designa, lo que sí ocurre en el español. Por tanto el artículo que debe acompañar al termino
huanca es “el” y “los”.
Basándonos en lo propuesto por Duviols, podemos dividir las huancas en tres categorías: la primera categoría
propuesta refiere a aquellos presentes en contextos ceremoniales o funerarios. Duviols (1979) denomina
“litomorfosis” del ancestro al proceso por el cual las personas de prestigio al morir sufren el desdoblamiento de
su alma, por lo que es menester realizar algunos rituales para garantizar la unión de los diferentes mundos. El
personaje importante tiene un hermano litificado, una piedra, el cual recibe el mismo tratamiento que el
personaje al cual representa. Sarmiento de Gamboa (1942[1572]) y Polo de Ondegardo (1916[1571]) de
nominan guauqui o huauqui (hermano) a esta piedra que era el doble o la representación simbólica del Inca, y
dan los nombres de las mismas correspondientes a cada uno de los 10 incas que las poseían. Así, una vez muerto
el inca, su cuerpo era momificado (mallqui), y el pueblo y sus respectivas panacas veneraban y rendían ofrendas
a la momia mallqui y a la piedra guauqui ya que su misión será ayudar a germinar la tierra y hacer de
intermediario entre el mundo de los hombres y la “tierra de abajo” (Uku Pacha). Duviols (Ibid.) propone que el
guauqui era un huanca.
“Une lectura comparative des diverses pièrces disponibles montre d’emblée que le huanca ètait
tenu pour le doublé mineral du cadavre sacré (mallqui)…” (Duviols 1979:8)
Asimismo se erigirá un objeto sagrado, un ídolo de piedra o wanka, que se plantará verticalmente en los campos
de cultivo, para que de esta manera la imagen del antepasado perdure, fecundando la tierra, favoreciendo la
agricultura e intermediando esta vez entre el mundo de los hombres y el “mundo de arriba” (Hanan Pacha). Las
dos almas del muerto regresarán periódicamente, una al huanca y la otra al mallqui, por eso es tan importante
conservar la momia intacta, para que su alma pueda volver a habitarla en algún momento.
Otra postura respecto a las piedras como representaciones simbólicas de los hombres y de los dioses es lo que
refiere el licenciado Polo de Ondegardo respecto a los pururaucas que estarían relacionados con los huancas:
“…e aunque Andaguaylas está treinta leguas del Cuzco, que es la provincia de los Changas, no
la subjetaron ny posieron devaxo de su dominio [los incas] hasta el tiempo de Pachacucti Inga
Yupangui(6), que fue el que los debarató y desta vitoria y suceso que está hecha relación en el
capítulo de los Purunrunas(7) [purunraucas], que fueron guancas que procedieron e rresultaron
en aquella batalla…” (Polo 1916[1571]:49).
En la segunda categoría se incluyen los ubicados en cavidades circulares o rectangulares, generalmente
asociados a contextos domésticos contiguos a los campos de cultivos, relacionados con la protección de los
habitantes de las viviendas, del ganado y el cultivo. Se localizan como unidades en forma dispersa y la
modalidad de emplazamiento de los monolitos está relacionada con las unidades domésticas y con áreas
destinadas a la producción, corrales y terrazas/andenes de cultivo. De acuerdo con las fuentes históricas la
presencia de huancas en los campos de cultivo (huanca chacrayoq) eran usados para proteger los campos
sembrados y para albergar a la Pachamama, y cuando se encontraban en un pueblo o villa (huanca marcayoq)
era adorado por los pobladores, y era la huaca protectora del pueblo. Respecto a esto el padre Arriaga en su
documento sobre extirpación de idolatrías señala lo siguiente:
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“Chichic o huanca llaman una piedra larga que suelen poner empinada en sus chácaras y la
llaman también chacrayoc, que es el señor de la chácara, porque piensan que aquella chácara fue
de aquella huaca, y que tiene a cargo su aumento, y como tal la reverencian, y especialmente en
tiempo de las sementeras le ofrecen sacrificios” (Arriaga 1999[1621] cap. II:37)
El huanca como chacrayoc o marcayoc es nuevamente la representación simbólica de un antepasado, que ahora
protege al ganado y a la comunidad. Al ser en representante en la tierra del antepasado ya muerto, ahora el
huanca es la representante de la relación Kay Pacha con el Uku pacha donde se encuentra el alma o camaquen
del antepasado.
La tercera situación de emplazamiento estaría marcando pasos relevantes de acceso y salida hacia otros
ambientes, mostrando otra modalidad de huanca, la de marca territorial, hito, amojonamiento (a manera de
saywa). El huanca ahora cumple otra función, la de acceso a un espacio, lo cual nos recuerda a los accesos a los
templos de la época Arcaica (Caral, Bandurria, Chupacigarro, etc.) y Formativo (Chavin), en cuyos accesos y
salidas de los templos y plazas circulares y cuadrangulares hundidas hay piedras largas colocadas verticalmente,
muy similares a las huancas.
En varios casos el emplazamiento del huanca tiene la característica de que estos quedan circunscriptos dentro
de un círculo de piedras a modo de soporte, para que el huanca se mantenga verticalmente estable.
Una cuarta posibilidad, es la parte astronómica, concuerdo con Bazan (2009) en que no se debe descartar la
existencia de huancas que indiquen eventos astronómicos. Una de las propuestas de Gentile va referida a que
los huancas serían una especie de reloj solar, permitiendo observar a través de las sobras que se generaban
mediante la huaca, la posición espacial del sol.
“En cuanto a la función prehispánica de los <<menhires>> o huanca andinos en general, somos
de la opinión que el llamado <<culto solar>> tuvo relación con estas columnas, porque estas
permitirán reconocer las direcciones del espacio por los que circulaba el sol, referencia de la
actividad agropecuaria y parte de un calendario más o menos complejo según los trabajos del
campo en cada región. Los evangelizadores los llamaban el <<dios de las comidas>> porque las
tareas del campo dependían de lo que indicaban…” (Gentile 2003:231-233).
Según el punto de vista de Gentile, las huacas cumplirían una función astronómica similar a los “menhir”
presentes en la prehistoria europea.
Como señala García (1998) haciendo una aproximación desde la etnohistoria y la arqueología en torno a los
monolitos en la región andina, estaremos próximos a una posible interpretación de su función y significado.
Para dicho fin son sumamente útiles los mitos de petrificación recopilados a través de los cronistas, a este
proceso de petrificación Duviols (1979) lo denomina “litotransformación” o “litomórfosis”. Este procesos de
transformación de personajes en piedra, o viceversa, la trasformación de piedras en personajes, forman parte de
los principios espaciales andinos y el wanka es el elemento principal o el más característico en este sentido.
De las propuestas señaladas arriba consideramos que la de Duviols y la de Falcón son las que más nos ayudaran
a desentrañar los huancas que se encuentran en el cerro Pariahuanca, sin embargo debemos ser cuidadosos al
usarlas ya que, primeramente, Duviols presenta una propuesta buen fundamentada jerarquizando los huancas y
mencionando los mitos de sus orígenes que son extraídos de las crónicas, pero solo nos habla de la función y
significado de los huancas para la época incaica y colonial, basadas principalmente en crónicas, escritas por
“El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el cerro Pariahuanca.”
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españoles, e incluso aquellas escritas por cronistas de origen andino como Pachacuti Yampi Salcamaygua,
Felipe Guaman Poma de Ayala y Garcilazo de la Vega registraron la información en idioma no indígena y para
europeos, por lo que todos los documentos etnohistóricos deben ser considerados como interpretaciones
europeas de lo que fue escuchado, presenciado y registrado. Por otro lado la propuesta de Falcón, si bien está
referida al entorno arqueológico, esta habla de huancas de la costa central con asociaciones netas de la costa, y
no hace ninguna referencia a la presencia de huancas en la sierra, y mucho menos para nuestra área de estudio,
y aunque se trate de los andes centrales como co-tradicion, hay marcadas diferencias entre la costa y la sierra.
3. Presencia de huancas en los andes centrales.
Las principales descripciones de la presencia de huancas provienen de los trabajos arqueológicos en la costa
central y norte y pueden remontarse al Periodo Arcaico. Hay evidencias de estos en Caral, en la denominada
“Pirámide de la Huanca”, lleva ese nombre pues está alineada con un huanca (piedra larga hincada en el suelo)
cuya función debió ser astronómica, el huaca mide más de 2.30 metros de altura (Shady 2001).
Rosello et.al. (1985) realizaron una descripción del yacimiento arqueológico Canto Grande con la presencia de
huancas asociadas a los geoglifos de la Pampa Canto Grande, muchos de los cuales se encontraban
descontextualizados.
Falcón (2004) anexa una lista de yacimientos arqueológicos identificados por Carlos Williams al norte de lima,
en las cuales hay presencia de huancas.
Bazán (2007) identificó y realizó pozos de cateo en varios huancas distribuidos en el Callejón de Huaylas,
Ancash, vinculados a fuentes de agua, caminos cerros y cerca o dentro de estructuras arquitectónicas, hallando
fragmentos de cerámica correspondientes al Formativo. La importancia de su trabajo radica en las excavaciones
en los huancas que además de la datación permitieron encontrar las ofrendas que se les rindieron, señalando
diferencias temporales: para el Formativo encontraron fogones en los cuales se quemaron ofrendas consistentes
en vasijas de cerámica que pudieron contener alimentos o líquidos; para la influencia Huari en el área fragmentos
de cerámica rota adrede en pequeñas cistas con paredes de piedra, lo que recuerda los enterramientos de
cerámica quebrantada ritualmente en Conchopata en Ayacucho; y durante los Señoríos Regionales y el
Tahuantinsuyu se enterraban fragmentos de cerámica asociada a huesos de camélidos, cérvidos y cuyes.
En la sierra central de los andes, específicamente en la actual región Ayacucho, la información referente a
huancas es también reducida estándo limitada a informes de prácticas pre-profesionales de estudiantes de la
UNSCH. Bautista (1993) identificó un total de 5 huancas el sitio Nº 1 Qosenqa, al NW de la comunidad de
Sachabamba, a las cuales él denomina “columnas líticas”. De estas solo dos se encontrabas asociadas, mientras
que los otros estaban separados unos de otros, en diferentes sectores.
Ortega (2006) que trabajo entre las quebradas de Cayramayo y Lambrashuayqo (Chiara) registró 6 huancas: 4
huancas asociados entre sí en la parte alta del cerro Sayali, en el sitio Nº 15; un huanca en el sitio Nº 12
Yanapiruro; y un huanca en medio de un corral prehispánico en el sitio Nº 14 Altarpata. Los huancas
identificadas por Ortega (Ibid.) tenían una altura promedio de 1.80 mts.
Roca (2007) identificó un grupo total de 23 huancas en el sitio de Campanayoq Orcco B, la mayoría solitarios
con alturas que oscilaban entre los 1.27 y 2.30 mts, a los cuales les otorga un origen pre-cerámico (Arcaico),
pero no fundamenta el porqué, solo señala que constituyeron un símbolo de veneración. Identifica un huanca
asociado a un corral prehispánico en el sitio Campanayocc Orcco D, y otro, también asociado a un corral
prehispánico, en el sitio Illahuasi A.
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Sánchez (2009) registra el cerro Pariahuanca (yacimiento PAAT-13), e identifica 5 huancas asociadas en el
yacimiento PAAT-4 (Molinuyoq Huanca) en las faldas del cerro Cabilduyoq, el cual se encuentra en las
cercanías al río Allpachaka. Estos huancas se encontraban todos juntos orientados de E a W, 4 los cuales están
colocados de manera casi vertical y uno, el central, se encuentra caído hacia el norte. Las alturas de estos huancas
oscilan entre 93 cms y 2,07 mts.
4. Área de estudio.
El cerro Pariahuanca está ubicado a 58 kilómetros al sur de la provincia de huamanga, a orillas del río Chankil.
Pertenece a la jurisdicción de la Comunidad Pariahuanca, distrito Los Morochucos, provincia Cangallo (Fig. 1)
El cerro Pariahuanca está ubicado en las Coordenadas UTM 18L 584765E 8514856N a una altitud de 3892
msnm. Abarca una superficie aproximada de 3,5 km2. Es un conjunto montañoso que sobresale en el relieve
característico de las tierras comprendidas entre Cusibamba y Satica. Presenta una forma curiosa comprendida
por el levantamiento rocoso central que va de los 3.630 m.s.n.m. en la parte baja o faldas del cerro hasta los
4000 m.s.n.m. en la parte de mayor altitud de cerro (Fig. 6). Este levantamiento central es el más extenso
presentando en la parte alta o superior una planicie de relieve suave en cuyos lados se distribuyen las huancas
(Fig. 7). Otros cerros cercanos a Pariahuanca son Yana Orqo y San Francisco, el primero pertenece a la
jurisdicción de Cusibamba, y el segundo a Satica y es además el Apu de mayor importancia.
En las proximidades del cerro Pariahuanca se encuentran evidencias arqueológicas importantes (Fig 2): en las
faldas del cerro por lado Oeste se halla el centro administrativo de filiación huari Kusipampa, sobre el cual se
asienta la actual comunidad de Cusibamba (Vivanco, et.al. 2003; Sánchez 2009); y el asentamiento chanka de
San francisco en la parte alta del cerro homónimo; por el Noroeste se encuentra el ushnu inka de
Ushnupatapampa en la parte alta del cerro del mismo nombre (Vivanco 2004; Meddens, et.al. 2008); y por el
lado norte se halla el camino inka que pasa por el ushnu y continua hacia Minascucho (Sánchez 2009)
5. Toponimia.
Respecto a la toponimia Pariahuanca proviene de dos palabras de origen quechua: Paria y Wanka. El término
wanka,: piedra labrada sagrada (Gonzales Holguín 1989[1608]). Sobre la palabra quechua Paria no hemos
encontrado referencia sobre su uso actual, pero si en los documentos del siglo XVI-XVII. En el libro
“Huamanga. Una Larga Historia” de CNUP (1974:155) en el pie de página del capítulo dedicado a Pedro de
Rivera y Antonio Chávez y de Guerra, al hablarse de las minas de Huancavelica y del azogue, se menciona del
llimpi, Ichma y Paria que eran polvos de colores muy requeridos por los andinos y utilizados en las ceremonias
y pagos a las huacas. El llimpi era también llamado Ichma, pero recibía también el nombre de Paria en zonas
como Paras, Angaraes y en otras provincias de Huamanga, y “… con el nombre de paria [el llimpi] era usada
en varias supersticiones y ceremonias religiosas, particularmente en la consulta de conopas o chancas,… para
lo cual ponían el paria encima de una piedra llana o baja frente a la conopa, y soplando con fuerza sobre el polvo
lo echaban contra el ídolo” (CNUP 1974:155). Sobre el llimpi e Ichma hay una extensa descripción en la crónica
de Garcilaso (1968[1609] libro VIII cap. xxv: 206), y sobre el paria tratan los padres Arriaga (1999[1621]:54;
170) y Acosta (2008[1590] libro IV cap. 11: 111).
“El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el cerro Pariahuanca.”
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Comparando los aportes de Acosta, Garcilazo y Arriaga notamos que el llimpi o paria era usado por la población
rural por ser este de menor calidad y de fácil acceso para los andinos, mientras que su versión fina, el Ichma,
era utilizado por la nobleza. El paria era parte de las ofrendas a las huacas, las cuales eran pintadas o manchadas
con este polvo, o era soplando contra el ídolo. Además los participantes de estas fiestas tenían los rostros y
cuerpos pintados con el polvo. Como sea que fuera utilizado el Paria indica un carácter popular, usado en las
fiestas del pueblo y por el pueblo. Pariahuanca es el lugar donde se encuentran las huancas, que cumplen la
función de huacas, y su vinculación con el paria no sería extraña, siendo este polvo parte importante de las
actividades ceremoniales que podrían haber tenido lugar en el cerro.
6. Los huancas del cerro Pariahuanca.
Los Huancas del cerro Pariahuanca se encuentran distribuidos en la parte alta del mismo, rodeando en los lados
Oeste, Norte, Este y Sureste de la planicie central “encerrándola” (Fig. 3 y Fig. 7). Pariahuanca es un cerro que
presenta muchos afloramientos rocosos de rocas volcánicas, rocas metamórficas o esquistos con inclusiones de
cuarzo y granito, rocas que se encuentran en los afloramientos del cerro y en las proximidades el mismo. Estas
fueron usadas para los huancas, algunas rocas fueron elegidas por su forma y tamaño, recibiendo un cierto tipo
de trabajo basado en percusión o presión y un posterior tratamiento de alisado en diversos grados y partes del
cuerpo de la piedra para darle la forma deseada, así como preparar las bases y cabezas (cóncavas, en punta o
planas), o simplemente se las dejó como se encontraban en su estado natural y que fueron elegidas por sus
dimensiones para ser colocadas verticalmente o hincadas dentro de círculos de piedra o plataformas de piedra,
en las asociaciones que explicaremos más adelante.
Algunos huancas se encuentran descontextualizados, caídos fuera de sus círculos o plataformas de piedra,
pudiendo ser retirados de su respectivo lugar por factores antrópicos modernos, a manera de huaqueo, o por
factores naturales:, hay tres casos de huancas que se encuentran fracturados estando la parte basal aun enterrada
en el suelo, y la parte restante del cuerpo se encuentra caída a un costado, así como un huanca se encuentra
fracturada de perfil por la mitad debido a la caída de un rayo.
Pero la gran mayoría de huancas se encuentran hincados en sus lugares originales pero inclinados. Pensamos
que originalmente todos los huancas debieron estar hincados verticalmente, pero que fueron inclinándose por el
paso del tiempo.
En nuestro análisis de los huancas de Pariahuanca hemos determinado que hay 7 formas de huancas (Fig. 04):
Tubular, huancas cuya altura es más del triple del ancho de la base, presentan un ancho de base y cabeza casi
homogéneo, pero menor que el ancho de la parte central; Prismático, huancas que presentan un contorno
triangular teniendo el ancho de la base más ancha lo cual va disminuyendo en la parte media y aún más en la
cabeza; Rectangular, huancas parecidos a los de forma tubular, donde la altura es el triple del ancho de la base,
y el grosor es homogéneo en la base, cuerpo y cabeza; Cubica, huancas pequeños cuyo ancho y grosor de la
cabeza es similar al de la base; Romboidal, presenta el contorno de un rombo, con el ancho de la parte inferior
y base y la parte superior y cabeza son menores que el ancho de la parte central; Lanceolada, presentan una
forma similar a la del lanzón monolítico de Chavin, con la parte superior reducida a comparación de la parte
central y parte inferior; Irregular, son las huancas que no presentan huellas de trabajo para darles una forma
definida, tratándose de rocas naturales.
Julio S. Sánchez García
ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP Vol. 7, N° 14, 2015. 10
Los huancas han sido separados también por su altura y tamaño como: pequeños, medianos, grandes y muy
grandes. Estas denominaciones han sido dadas ya que los huancas responden a una singularidad: a mayor altura
o longitud mayor ancho y grosor. Así, los huancas pequeños son aquellos cuya altura es menor a 50 cms; los
huancas medianos son aquellos cuya altura es mayor a 50 cms pero menor al metro de altura; los huancas
grandes son aquellos cuya altura es mayor al metro de altura y menor a los dos metros de altura; y finalmente,
los huancas muy grandes son aquellos cuya altura supera los dos metros de altura. Los huancas registrados en
el cerro Pariahuanca oscilan entre los 0.35 y los 2,30 mts.
Finalmente, en base a las asociaciones de huancas y al contexto que los acompaña, los huancas han sido
agrupados en dos grandes grupos: a) con plataforma de piedras, y b) en círculo de piedras: Con plataforma de
piedras: la plataforma estaba constituida por gran número de piedras de tamaño regular las cuales encierran a
dos o tres huancas dentro de la misma, cada uno al extremo de la plataforma, y han sido divididas en subgrupos
de acuerdo al número de huancas y a la constitución de la plataforma; y, en círculo de piedras: el círculo de
piedras es contorneado por piedras de tamaño regular, y por piedras pequeñas que sirven de relleno. Estas son
divididas en subgrupos dependiendo del número de huancas que se encuentran dentro del círculo de piedras
(Fig. 5).
Se presenta un total de 13 huancas carentes de contexto, ya que han sido retirados del lugar donde debieron estar
hincados, pero cumplen las características propias de un huanca, estos huancas nos han permitido conocer el
trabajo que recibían estas piedras en la parte de la base, la cual se encuentra enterrada en los huancas hincados;
19 huancas están en el grupo de las solitario en círculo de piedras, los círculos pueden o no estar rellenados con
piedras pequeñas; 44 huancas forman las 22 asociaciones de pareja con plataforma de piedras las cuales están
en su gran mayoría orientadas de Este a Oeste con plataformas que separan dichos huancas por distancias de 1
mt a 10 mts, estas plataformas son de constituidas por hileras de piedras (dobles o triples) las cuales unen
círculos de piedras individuales para cada huanca que conforma la asociación, o simplemente contornean el
espacio que separa a los huancas encerrándolos; 26 huancas forman 13 asociaciones pareja en círculo de
piedras, que pueden presentar relleno o no, aunque hay un caso en que la pareja de huancas se encuentra dentro
de un contorno de forma triangular y no circular como los otros casos; 6 huancas forman 2 asociaciones de tres
en plataforma de piedra, los cuales son similares a la asociación pareja con plataforma de piedra, pero en uno
de los extremos se encuentran dos huancas de tamaño mediano o pequeño, y en el otro extremo un huanca de
tamaño mediano o grande; 6 huancas forman 2 asociaciones tres en círculo de piedras, similares a las parejas
en círculo de pierdas pero con 3 huancas en el centro del circulo de piedras lo que implica que los círculos
tengan un diámetro mayor; y finalmente se presenta un solo caso de 4 huancas dentro de un circulo de piedras
a lo que llamamos cuatro en círculo de piedras, donde los huancas que lo conforman son de tamaño mediano
(Fig. 8 al 13).
En total se identificaron 120 huancas de las cuales 108 huancas forman 60 asociaciones diferentes de acuerdo a
su distribución, y 13 se hallan descontextualizadas.
Un tema que nos ha traído cierto problema es la cronología. Durante el trabajo de campo se ha recuperado
algunos fragmentos diagnósticos correspondientes cerámica de filiación Huarpa, Huari y Chanka. Por
asociaciones, la presencia de yacimientos arqueológicos en las cercanías del cerro Pariahuanca, ya explicadas
antes, consideramos que la presencia de las huancas en el cerro se remontaría mucho antes de la presencia
Huarpa en la zona.
7. Interpretación.
“El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el cerro Pariahuanca.”
ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP Vol. 7, N° 14, 2015. 11
En la cosmovisión andina para mantener esta unidad y equilibrio eran necesarios practicar ciertos principios,
que organizaban todo el quehacer cultural, como la reciprocidad, solidaridad, dualidad, ritos y ceremonias. Una
reciprocidad no solamente entre los seres humanos sino una reciprocidad del hombre con la naturaleza y las
divinidades. En la cosmovisión andina habían tres mundos que se relacionan con los principios cósmicos: el
hanan pacha o mundo de arriba, cósmico, kay pacha el mundo actual y real, y el uku pacha, el mundo
subterráneo y de las fuerzas ocultas. En este cosmos, el hombre era el eje y como tal debía mantener el equilibrio.
Por tanto, bajo esta concepción la cultura inca organizó todas las fiestas, ritos y ceremonias.
Siguiendo a Duviols, el huanca es una huaca, por tanto era objeto de veneración ya que el “…huanca como toda
huaca de piedra, es aposento de los espíritus de los muertos y de los dioses…” (Duviols, 1986: 164). La presencia
de los huanca en un determinado espacio geográfico convierte a su entorno en lugares sagrados, estando esta
relación representada simbólicamente por la piedra colocada verticalmente o hincada.
Durante el Tahuantinsuyu, fuera del Cuzco, cada región, comunidad, pueblo y ayllu tenía su propio símbolo de
conexión y comunicación con los tres mundos o pachas. Estas deidades o huacas eran los tótems o divinidades
locales, a los que también se les rendía culto y homenajes.
En el periodo arcaico el huanca que habría estado asociado con actividades astronómicas y ceremoniales, dos
de las principales funciones que nos permiten corroborar el rol urbano que desempeñó Caral (Shady 2001). En
Ancash los huancas eran adorados durante el Arcaico y Formativo se quemaban las ofrendas en pequeños
fogones hechos cerca a los huancas, y durante la influencia Huari se enterraban fragmentos de cerámica en
pequeños hoyos cerca de las huancas y se realizaban festines donde se comía y bebía (Bazan 2007), para épocas
posteriores no hay evidencias pero el culto debió ser similar. Y durante el Tahuantinsuyu los huancas (y muchas
de las piedras consideradas huacas) eran vestidos con ropajes finos, pintados o manchados con el llimpi o paria
y se realizaban ceremonias a su alrededor, para recordar a los antepasados, en estas fiestas se bailaba, bebía y
comía grandes banquetes, y los ancianos relataban a través de mitos los hechos de la vida del antepasado.
Los huancas son también benefactores y guardianes del lugar donde se encuentran ubicados, protectores y
propiciadores de los cultivos y el ganado (chacrayoc), o protectores de los poblados (marcayoc). Su presencia
convierte a su entorno en lugares de ofrendas ya que están enterrados en el uku pacha, se los ve sobre el kay
pacha y se proyectan hacia el hanan pacha.
Los huancas podrían además ser el representante simbólico de los antepasados, héroes fundadores o personajes
destacados, su doble litomorfisado. Por tanto los ayllus que se reunían en Pariahuanca rendían culto a los
huancas, símbolos de sus ancestros y representantes de la conexión entre los tres mundos o pachas. El huanca
es el nexo entre el uku pacha, donde se encuentra el alma o camaquen del antepasado al cual representa, y el
kay pacha, donde se encuentra el ayllu que le rinde culto, y el huanca al estar hincado verticalmente apuntando
al cosmos, el hanan pacha, mantiene esta relación, la cual es recreada y celebrada en las fiestas y ceremonias.
El camaquen posee a la piedra y a través de los chamanes habla con el ayllu.
Consultando a los pastores de las proximidades del cerro Pariahuanca, una pastora nos comentó que las “los
miguelitos [huancas] son los gentiles que están en el cerro como familia, por eso muchos están en parejas, son
varón y mujer, y por eso el más grande es varón y la más pequeña es mujer, y las piedras pequeñas son los hijos,
y estos hablan unos con otros, y a veces uno puede escucharlos”.
Los 120 huancas distribuidos en asociaciones alrededor de la planicie en la parte alta del cerro Pariahuanca,
encerrando la misma, convierten al cerro Pariahuanca en un lugar especial, sagrado. Como señala Falcón (2004)
Julio S. Sánchez García
ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP Vol. 7, N° 14, 2015. 12
no se encuentran hincadas en cualquier lugar, sino que son colocadas “adrede” en un espacio o paisaje especial
el cual eras venerado. No solo eran conectores de las tres pachas o mundos, su sacralidad se manifiesta a través
del modo en que la piedra manifiesta su esencia: el camaquen del personaje o antepasado al cual representa y
su sola presencia “… entretejía madeja de complejos rituales en la geografía sagrada” (McEwan y Van de
Guchte 1993:367): el cerro Pariahuanca.
Las asociaciones de los huancas: solitarias, en pareja, en trios o en cuatro, dentro de círculos o plataformas
hechas con varias piedras tienen también un significado posible de explicar a través de la cosmovisión andina.
Con relación a los círculos de piedras y las plataformas de piedra dentro de los cuales se hallan dispuestos los
huancas en sus respectivas distribuciones, estos cumplían la función primordial de servir de soporte y sostén a
los huancas, pero tendrían una implicación simbólica. García (1998) indica que los círculos están vinculados al
sentido cíclico y reproductor, y las plataformas implican un nexo o medio de contacto entre las piedras.
Todas estas implicancias dentro de la cosmovisión andina nos llevan a concordar con McEwan y Van de Guchte
quienes señalan que “…estos lugares sagrados se destacan como puntos focales para los actos humanos
realizados en sincronía con los sucesos cósmicos…” (1993:367), entendiendo por cósmico la sincronía entre las
tres pachas.
Ahora, viendo los huancas como conjunto, ubicados alrededor de la planicie central del cerro, dejando dicha
planicie libre, y siendo de dicha planicie de donde se recuperó el material de superficie, pensamos que este
espacio debió cumplir una función pública, para la reunión de masas. Como centro ceremonial donde se
encontraban los representantes simbólicos de los antepasados, los huancas, Pariahuanca habría recibido
pobladores de los alrededores cercanos al cerro y, tal vez, de lugares un tanto más alejados, los cuales se
reunirían en fechas especiales.
Haciendo uso de la toponimia, también hay indicios de sacralidad. Paria como nombre que se le daba al llimpi
para su uso en rituales de veneración como ofrenda a las huacas nos da la idea de su posible uso en los rituales
y fiestas que pudieron llevarse a cabo en el cerro Pariahuanca: “el paria usado como ofrenda a los huancas”.
8. Conclusiones.
1. Se identificaron 120 huancas de las cuales 108 huancas forman 60 asociaciones diferentes de acuerdo
a su distribución, y 13 se hallan descontextualizadas. Se observan por tanto que 19 huancas pertenecen
al grupo de solitarios en círculo de piedras; 26 huancas se asocian en 13 parejas en círculo de piedras;
9 huancas están asociadas dentro del grupo de tres en círculo de piedra, 4 huancas se asocian en el
grupo de cuatro en círculo de piedras, 44 huancas forman 22 parejas en plataforma de piedras y
finalmente 6 huancas forman dos asociaciones dentro del grupo tres en plataforma de piedras.
2. Las piedras utilizadas para erguir los huancas proceden de las canteras rocosas que se hallan en el mismo
cerro.
3. Los huancas se encuentran distribuidos en la parte alta del cerro Pariahuanca, rodeando o encerrando
la planicie central en los lados Oeste, Norte, Este y Sureste, dejando libre esta extensa planicie
posiblemente para la reunión de numerosas personas.
4. El elevado número de huancas distribuidos en la parte superior del cerro Pariahuanca convierten este
espacio geográfico en espacio sagrado.
“El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el cerro Pariahuanca.”
ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP Vol. 7, N° 14, 2015. 13
5. Dentro de la cosmovisión andina está latente la relación de las tres pachas: Hanan pacha, kay pacha y
uku pacha. Los huancas cumplían el papel de nexo o eje vertical entre estos tres mundos ya que están
enterrados en el uku pacha, son vistos en el kay pacha y estan proyectadas hacia el hanan pacha. Esta
relación es representada simbólicamente por la piedra colocada verticalmente o hincada: el huanca.
6. Proponemos la siguiente datación relativa en base al material cerámico recuperado en el campo: el cerro
Pariahuanca ha sido un espacio sagrado desde la época Huarpa, siendo también conocida por los Huari,
que se asentaron en sus cercanías en Kusipampa, por los Chankas cuyo poblado cercano más grande se
encuentra en el cerro San Francisco, y por los inkas que construyeron un centro ceremonial en la cima
del cerro Ushnupata, y por el camino inka que pasa en las cercanías de Pariahuanca, con aparente rumbo
a Vilcashuaman. Sin embargo no se descarta una ocupación más antigua.
7. El estudio de los huancas del cerro Pariahuanca no concluye aquí, el tema de los huancas y las piedras
sagradas es un tema amplio, abierto a muchas especulaciones e interpretaciones, por lo que
consideramos no concluido nuestro trabajo, sino solo un aporte a su comprensión y una motivación a
continuar su estudio no solo en Ayacucho, sino en toda el área andina.
Agradecimientos.
Al Dr. José A. Ochatoma Paravisino y la Arql. Martha Cabrera Romero por el asesoramiento; al Arql. Cirilo
Vivanco Pomacanchari por los consejos brindados, al Bach. Dannal Aramburu por el apoyo brindado en
fotografías aéreas y trabajos planimétricos. Finalmente a las comunidades de Pariahuanca y Virgen del Carmen
de Cusibamba por el permiso necesario para realizar esta investigación.
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Fig. 1. Distrito Los Morochucos, provincia Cangallo, región Ayacucho dentro del territorio Peruano (redibujado por
Julio Sánchez).
Fig. 2. Cerro Pariahuanca y yacimientos arqueológicos cercanos (Sánchez 2009)
“El misterio de los huancas, una aproximación a la cosmovisión andina desde el cerro Pariahuanca.”
ARKEOS, Revista electrónica de Arqueología PUCP Vol. 7, N° 14, 2015. 19
Fig. 3. Distribución de huancas en la parte superior del cerro Pariahuanca (elaboración del mapa: Julio Sánchez).
Julio S. Sánchez García
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Fig. 4. Tipos de huancas según su morfología (elaboración del dibujo: Julio Sánchez).
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Fig. 5. Huancas según su asociación (elaboración del dibujo: Julio Sánchez).
Julio S. Sánchez García
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Fig. 6. Cerro Pariahuanca vista desde el cerro Yanapunta, lado oeste (foto: Julio Sánchez).
Fig. 7. Planicie en la parte alta del cerro Pariahuanca libre de huancas (foto: Julio Sánchez).
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Fig. 8. (Foto: Julio Sánchez).
Fig. 9. (Foto:
Julio Sánchez).
Fig. 10. (Foto: Julio Sánchez).
Tipo: pareja en plataforma.
UTM: 18 L 584966E 8514811N
Altitud: 3885 m.s.n.m.
Los huancas HU 2A - HU 3A se hallan unidos
dentro de una plataforma de piedras esta
plataforma está conformada por 41 piedras de
distinto tamaño alineadas en triple hilera con
un largo de 6.60 mts y un ancho central de 1,20
mts. Se halla orientada de Sur a Norte estando
HU 2A hacia el Sur y HU 3A hacia el N.
Tipo: solitaria en círculo.
UTM: 18 L 585721 8515600
Altitud: 3860 m.s.n.m
Huanca hincado verticalmente, forma tubular y cabeza
convexa. Presenta huellas de trabajo en partes del
cuerpo. Se encuentra dentro de un círculo de piedras
conformado por 9 piedras de tamaño regular que definen
el contorno cuyo diámetro promedio es de 2,80 mts, y
por gran cantidad de piedras pequeñas que sirven de
relleno. Este es uno de los huancas mejor conservados.
Tipo: pareja en círculo.
UTM: 18 L 585197 8515262
Altitud: 3850 m.s.n.m.
Los dos huancas HU 3B – 4B se hallan juntos dentro de
un círculo de piedras conformado por 16 piedras que
generan un contorno ovalado que presenta un ancho
máximo de 2,50 mts de Oeste a Este, y 1,80 mts de Norte
a Sur. Se encuentran alineados de Sureste a Noroeste
Julio S. Sánchez García
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Fig. 11. (Foto: Julio Sánchez).
Fig. 12. (Foto: Julio Sánchez).
Fig. 13. (Foto: Julio Sánchez).
Tipo: pareja en círculo.
UTM: 18 L 585602 8514459
Altitud: 3871 m.s.n.m
Huancas grandes juntos dentro de un círculo de piedras
compuesto por 17 piedras de tamaño regular que
generan el contorno, y por piedras pequeñas que sirven
de relleno. No se trata de un circulo, sino de un triángulo,
cuyas medidas son 3mt x 3.5mts x 2,70mts, pero que
serán consideradas dentro del tipo “en círculo”.
Tipo: pareja en círculo.
UTM: 18 L 585671 8515609
Altitud: 3858 m.s.n.m
Huancas juntos alineados de Este a Oeste, uno al costado
del otro a una distancia de 60 cms. Se encuentran dentro
de un círculo de piedras conformado por 9 piedras de
tamaño regular que definen el contorno cuyo diámetro
promedio es de 2,30 mts, y por piedras pequeñas que
sirven de relleno. Estos huancas se encuentran dentro de
un corral posiblemente prehispánico, por lo cual los
consideramos chacrayoq.
Tipo: tres en círculo.
UTM: 18 L 585689 8515597
Altitud: 3860 m.s.n.m
Tres huancas grandes juntos uno al costado de los otros.
Se encuentran dentro de un círculo de piedras
conformado por 17 piedras de tamaño regular que
definen el contorno cuyo diámetro promedio es de 3,25
mts, y por piedras pequeñas que sirven de relleno.
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