EL FRACASO, BIEN ASIMILADO, TAMBIEN ES UN MOTIVADOR
El fracaso es un motivador, quizás el motivador por excelencia.
Un oscuro profesor universitario tenía una esposa sorda. Su deseo más ávido era perfeccionar un aparato auditivo para que pudiera oír su esposa, a quien amaba tanto. Dedicó cada dólar disponible y todo momento posible a trabajar en su sueño
Los libros de historia nos dicen que fracasó en este proyecto, pero distó mucho de ser un completo fracaso, ya que este esfuerzo fue la plataforma para desarrollar más tarde un aparato que revolucionaría el mundo
Alexander Graham Bell no alcanzó su objetivo, pero la humanidad se benefició considerablemente, debido a que se dedicó a ver una solución para el problema de alguien más. Trató de ayudar a uno y falló. En vez de ello, ayudó a millones con la invención del teléfono. Pero lo que movió a Graham Bell a persistir en su intento de construir un aparato telefónico fue su enorme motivación personal
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