Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África
XIII Congreso Internacional de ALADAA
Experiencias migratorias
asiáticas y africanas en los
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Diáspora, religión e identidad. Notas sobre la evolución histórica de la
diáspora india y de su situación religiosa actual en Argentina.
Lía Rodriguez de la Vega
Resumen
La diáspora india reconoce diferentes etapas históricas, constituyendo en el presente una
de las mayores del mundo. De acuerdo al gobierno de la India, más de 20 millones de
indios residen fuera de su país de origen, incluyendo a los “Nris”, ciudadanos indios que
no residen en India y los “PIOs”, personas de origen indio que han tomado otra
nacionalidad1.
La dispersión del lugar de origen, como es sabido, conlleva un impacto en la identidad
de los migrantes, que buscan seguir siendo quienes “son”, al tiempo que empiezan a ser
otros. En esta dinámica identitaria permanente e inacabada, la religión ocupa un lugar
central, constituyendo la diáspora una muestra de la gran diversidad existente al interior
de la India.
Así, el presente trabajo aborda la evolución histórica de esta diáspora, el papel de la
religión en ella y sus características particulares en la Argentina.
Sobre el autor
Lía Rodriguez de la Vega es Experta en Hinduismo-Yoga; Licenciada en Estudios
Orientales, Dra. en Relaciones Internacionales (Universidad del Salvador) y realizó una
Estancia Post Doctoral en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), Porto
Alegre, Brasil, en el marco del Programa bilateral MINCyT-CAPES (beca post
doctoral).
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Diáspora, religión e identidad. Notas sobre la evolución histórica de la
diáspora india y de su situación religiosa actual en Argentina.
Lía Rodriguez de la Vega
1. Introducción
Cabe primero precisar algunos de los términos utilizados. Brevemente diremos que
cuando nos referimos a la globalización, aludimos a un término que ha devenido importante
en las ciencias sociales y que se refiere, según Robertson (citado en King, 1997), a la
cristalización del mundo entero como un espacio simple, implicando la circulación
multiplicada de bienes de toda clase, movilidad de personas, etc.
En términos de movilidad, Cohen (Vertovec y Cohen, 1999) indica, como parte de este
escenario globalizado, las formas de migración internacional (enfatizando las relaciones
contractuales, visitas familiares, estadías intermitentes en el extranjero, etc.), indicando que
la migración de todas clases aumentó1 (migración legal de trabajadores que se dirige hacia
regiones diferentes que las habituales, migración ilegal e indocumentada de trabajadores, de
refugiados, migración independiente de la mujer, de migrantes transitorios altamente
capacitados, de migrantes "a largo plazo" altamente capacitados), con una aceleración de la
migración desde las áreas rurales hacia las urbanas, el desarrollo de las llamadas “ciudades
globales”, la creación de culturas locales y cosmopolitas y la desterritorialización de la
identidad social.
En cuanto al término diáspora, si bien inicialmente remitió a la idea de dispersión
forzosa (Deuteronomio), fue despojándose de tal connotación negativa y hoy describe,
como sostiene Vertovec (citado en Vertovec y Cohen, 1999)…
…cualquier población desterritorializada o transnacional, es decir, que se originó en una tierra
distinta de aquella en la que reside y cuyas redes políticas, económicas y sociales cruzan los
límites de las naciones estado o se expanden por el globo (Introducción).
1De acuerdo a estimaciones de la Organización Internacional para las Migraciones (2008), en la actualidad
existen más de doscientos millones de personas fuera de su país de origen, lo que representa el 3 % de la
población mundial
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Así, Cohen menciona diversas características de los grupos diaspóricos, aún cuando
aclara que no existe grupo que las cumpla todas:
a. la dispersión de su tierra natal hacia dos o más regiones extranjeras.
b. Una memoria colectiva y mito acerca de la tierra natal.
c. Una idealización de la tierra natal y un compromiso con ella.
d. El desarrollo de un movimiento de retorno que tiene aprobación colectiva.
e. Una fuerte conciencia de grupo étnico.
f. Una relación problemática con la sociedad receptora.
g. Un sentido de empatía y solidaridad con otros miembros coétnicos en otros países
de asentamiento.
h. La posibilidad de una vida distintiva, creativa y enriquecedora, en países de
residencia, con tolerancia por el pluralismo.
En el abordaje de la identidad, seguimos a Geertz (1980, pág.44) que entiende la cultura
como “un sistema ordenado de significados y símbolos en cuyos términos los individuos
definen su mundo, expresan sus sentimientos y emiten juicios”. De ese contexto cultural, en
vivencias grupales, abreva la identidad, con una determinación espacio temporal, de
naturaleza aleatoria, que la hace un permanente rehacer (se) de individuos y grupos, que a su
vez tiene implicancias en legitimidades sociales y también políticas. Es decir, la identidad es
un proceso de permanente en construcción, dada fundamentalmente a partir de las
interacciones de los sujetos, en las que los mismos ponen en juego sus representaciones
sociales, sistemas de percepción y valoración (Rizo, 2006) y ese proceso de configuración
identitaria (individual y/o colectiva) se da en contraposición a “los otros”, que al ser
reconocidos como tales, permiten la reafirmación del “yo” y el “nosotros” (Auge, 1993)
La religión, concebida aquí como un medio simbólico estructurado y estructurante, hace
parte fundamental de tal identidad, individual y/o grupal. Smart (1999) ofrece tres razones
básicas para estudiar la religión en relación con la diáspora, a saber:
a. el estudio de las diásporas y sus modos de adaptación puede permitirnos
profundizar en patrones generales de la transformación religiosa.
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b. las diásporas pueden afectar el desarrollo de la religión en el país de origen. La
exposición a influencias foráneas transferidas desde la diáspora puede tener
efectos significativos en la organización, práctica y aún la creencia.
c. a causa de la gran incidencia de las diásporas en el mundo moderno, la
multietnicidad es ahora un lugar común.
Vertovec (2000) considera que la migración supone la transferencia y reconstitución de
patrones culturales y relaciones sociales en un nuevo medio que, generalmente supone a los
migrantes como minoría (por raza, lengua, religión y tradiciones culturales) y alude a la
diáspora como una conexión imaginaria entre la población emigrada (incluyendo
refugiados), el lugar de origen y la gente del mismo origen cultural en cualquier lugar (del
mundo), es decir, la relación tríadica tan relevante en distintos planteos teóricos que se
refieren sobre todo al papel de las diásporas en el escenario internacional (Sheffer, 1999).
2. La diáspora India
India tiene una población de alrededor de 1.028,7 millones de personas (de acuerdo a los
datos del Censo de 2001 que se actualizarán con el censo del corriente año). No sólo India
está muy poblada, sino que puede hallarse un gran número de indios fuera de India,
distribuidos en diversos países del mundo.
La población india es conocida por haber emigrado hacia varios países en distintos
períodos de su historia, estimándose el número de los indios que residen fuera de India en
aproximadamente 20 millones. Este número incluye a los “Nris”, ciudadanos indios no
residentes en India2 y a los “PIOs”, personas de origen indio que tomaron la nacionalidad
de otros países3. (High Level Committee on Indian Diaspora, 2001).
Los indios residentes fuera del país pueden localizarse en alrededor de 70 países (Bhat,
1998), superando el millón de personas en once países, al tiempo que en otros veintidós
2 Indian citizens not residing in India.
3 Persons of Indian Origin who have acquired the citizenship of some other countries.
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países tienen concentraciones de por lo menos cien mil personas (High Level Committee on
Indian Diaspora, 2001). Constituyen la mayor comunidad étnica en Fidji (49 %), Guyana
(53 %), Mauricio (74 %), Trinidad y Tobago (40 %) y Surinam (37 %); minorías
sustanciales en lugares como Hong Kong, Malasia, Sri Lanka y Singapur, el sur y el este de
África y tienen una presencia significativa en Estados Unidos de América, Canadá, el
Reino Unido y Australia.
Aún cuando la historia de esta diáspora se remonta a la era pre-cristiana, su época de
mayor auge se sitúa en los siglos XIX y XX (Narayan, 1995).
Teniendo una historia socio-cultural única y muy rica, las comunidades indias emigradas
evolucionaron como comunidades distintivas, manifestando persistencia de la retención de
algunos patrones sociales y culturales que remiten a India.
3. Breve reseña histórica
Se puede distinguir, a grandes rasgos, tres patrones migratorios en lo referido a la
historia y a la economía política:
a. la emigración que comenzó alrededor de 1830, dirigida hacia las colonias
británicas, alemanas y francesas.
b. la emigración hacia los países desarrollados industrializados, durante el período
de postguerra de la Segunda Guerra Mundial.
c. la emigración reciente a Asia occidental. (Bhat, 1998).
3.1La diáspora india en tiempos antiguos
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Desde la India antigua, conocemos la historia de los bhikkus (monjes) budistas que
emigraron hacia lugares distantes de Asia central y oriental4
. La historia marítima
precolonial de la India, evidencia el contacto de los reinos de la costa del Coromandel5 con
las islas del sudeste asiático y diversos autores mencionan el contacto de los palas de
Bengala6 con los reyes Sailendra de Indonesia y las expediciones de los cholas del sur de la
India que llegaron al gran imperio de Sri Vijaya, en Indonesia7. (Tinker citado por
Jayaram, 1998)
También se menciona la temprana llegada de los indios al continente africano, al tiempo
que Sastri, localiza mercaderes indios viviendo en Menfis, Egipto, hacia el año 500 AC.
(Satri citado por Jayaram, 1998)
3.2 La diáspora india durante el colonialismo europeo
En términos del volumen de la emigración y su distribución, la colonización europea
marcada por la penetración del capitalismo mercantilista en Asia, fue la fase crucial en la
diáspora india.
La escalada emigratoria de los indios hacia distintos lugares fue facilitada por la
integración de economías periféricas en un sistema capitalista mundial que emergía, la
revolución del transporte y la comunicación y la apertura del Canal de Suez.
El excedente de comercio ganado por la clase mercantil europea durante el apogeo de
los descubrimientos geográficos, invertido en minas y plantaciones en África, Asia y otros
lugares, creó una gran demanda de mano de obra barata y regulada y hacia el primer cuarto
del siglo XIX, tal demanda se acentuó por la creciente economía colonial (en paralelo con
la oposición a la esclavitud, su eventual abolición y la inhabilidad de los europeos para
4 Al respecto puede consultarse: Bruno, D. y Rodriguez de la Vega, L. (Octubre 1995 a Marzo 1996). I-tsing-
635-713 D.C. Revista de Estudios Budistas. 10,150-155. 5 Franja marítima de Tamil Nadu, en el sudeste de la India.
6 El Imperio Pala controló Bihar y Bengala desde el siglo Vlll hasta el siglo Xll.
7 Monarquía budista con centro en la actual Palembang, que dominó la región de los siglos Vll al lX,
desvaneciéndose su influencia en el siglo Xl.
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encontrar mano de obra desplegando su propia fuerza de trabajo). Tal combinación de
factores hizo de India y China un reservorio de mano de obra barata y confiable,
especialmente para el trabajo de plantaciones (Jayaram, 1998).
Se puede distinguir, dos patrones migratorios en la emigración india de este período, a
saber (Tinker, citado por Jayaram, 1998):
a. La emigración por contrato de trabajo, llamado así por el contrato firmado por el
trabajador para trabajar en plantaciones, que era patrocinado por el gobierno
colonial y cuya duración se extendió desde 1834 hasta 1920.
La gran mayoría de los trabajadores emigrantes bajo este sistema fueron
reclutados desde el norte de la India y llevados a colonias británicas de Guyana
Británica, Fiji, Trinidad y Jamaica, las colonias francesas de Guadalupe y
Martinica, y a la colonia holandesa de Surinam8.
b. El Kangani9, sistema que prevaleció en el reclutamiento de mano de obra para la
emigración hacia Ceilán y Malaya, mientras que una variante de este sistema, el
sistema maistry10
fue practicado para el reclutamiento de mano de obra para la
emigración hacia Burma.
Bajo ambos sistemas, fueron reclutadas familias de trabajadores de ciudades en la región
de Madras. Aquí, los trabajadores eran legalmente libres, ya que no estaban ligados por un
contrato o periodo fijo de servicio. Ambos sistemas, iniciados en el primer y tercer cuarto
del siglo XIX, fueron abolidos en 1938.
La emigración de India no cesó tras la abolición de los contratos y otros sistemas de
exportación organizada de mano de obra. Hubo una salida paulatina de emigrantes de
comunidades comerciales de Gujarat y Punjab hacia África del sur y del este (Kenya,
Tanzania y Uganda) y desde el sur de la India, hacia el sudeste asiático. Estos inmigrantes
no estaban patrocinados legalmente, debían pagarse sus pasajes y eran “libres”, en el
sentido de que no estaban ligados a nadie por ningún contrato.
8 Surinam, antiguamente conocida como Guayana Holandesa o Neerlandesa, se declaró independiente en
noviembre de 1975. 9 Derivado del tamil Kankani, que significa “capataz”.
10 Derivado del tamil maistry, que significa “supervisor”.
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3.3 La diáspora india en el periodo post-colonial
Tras la independencia de India, en 1947 (14 de agosto), se inicia una nueva fase de
emigración. Puede identificarse también, tres patrones de emigración en este período:
a. la emigración de anglo - indios hacia Inglaterra y Australia.
Tras la independencia de India, muchos descendientes de matrimonios entre indios e
ingleses, partieron inicialmente hacia Inglaterra y al no encontrarse bien en ese destino,
varios emigraron hacia Australia, que devino en su segundo hogar.
b. la emigración de profesionales hacia los países industrializados (Estados Unidos,
Inglaterra y Canadá)11
.
Esta emigración fue un fenómeno de la post-independencia y, particularmente, de fines
de la década del ’60 y la década del ’70, declinando luego, tras el aumento de las
restricciones inmigratorias en esos países, siendo un patrón emigratorio voluntario e
individual. Se tradujo en pujantes comunidades indias en el extranjero, con la existencia de
una segunda generación ya surgida y la población emigrada disfrutando de bienestar
económico y derechos socioculturales.
c. la emigración de los trabajadores calificados y no calificados hacia el oeste de
Asia.
Aunque los indios han cubierto puestos de oficina y técnicos en las compañías petroleras
del Golfo desde que se descubriera petróleo en la región (década del ’30), tras la escalada
de precios del petróleo en 1973, cuando comenzaron las actividades de desarrollo a gran
escala, en los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrain,
Kuwait, Omán, Qatar y Emiratos Árabes Unidos), comenzó un importante flujo de
trabajadores de India hacia el Golfo. Además de ello, desde la Guerra de Kuwait en 1990–
1991, los indios han reemplazado en el Golfo incluso a los árabes que no provienen del país
(jordanos, yemeníes, palestinos y egipcios), calculándose que su número en la zona ha
superado en la actualidad los 3.5 millones.
11
En la actualidad, en los países desarrollados, el polo de atracción de la migración de mano de obra
calificada india se conserva en Estados Unidos, lugar a donde se traslada hasta el 80% de la migración india
con destino a los países desarrollados.(Khadria, 2006).
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Los trabajadores no calificados y semicalificados tienen una alta tasa de rotación, dado
que sus contratos cubren periodos cortos de empleo y trabajo (generalmente no mayores de
dos años). Al terminar su contrato deben regresar a su lugar de origen, aun cuando una alta
proporción de ellos logra regresar con un nuevo contrato antes de que se cumpla el año.
(Khadria, 2006)
4. Argentina y la inmigración india
Argentina, país tradicionalmente receptor de inmigración, recibió diversos contingentes
de inmigrantes, la mayoría llegada entre 1870 y 1929 y, que hacia 1914, llegaron a
representar casi un tercio de la población del país. De entre ellos, los españoles e italianos
alcanzaban el 70 % (Macció y Elizalde, 1996).
Con la crisis de 1930 y la Segunda Guerra Mundial, se produjo la disminución de los
flujos migratorios de ultramar. Luego, durante la posguerra, hubo otra oleada inmigrante de
menor magnitud, hasta que, a mediados del siglo XX, la migración internacional en
Argentina pasó a ser, casi exclusivamente, proveniente de países limítrofes (Maguid, 1997).
La inmigración en Argentina, si bien está relacionada mayoritariamente a los
inmigrantes españoles e italianos, ha recibido también contingentes más pequeños, de
variados orígenes, entre ellos, la inmigración proveniente de la India.
Esta inmigración registra su primer antecedente en el Censo Nacional de 1895 en que
aparece expuesta la presencia en nuestro país, de 6 indoingleses y parece estar inicialmente
ligada al trabajo en plantaciones azucareras y posteriormente en el ferrocarril, continuando
hasta nuestros días.
5. Sobre el trabajo
El objetivo del presente trabajo es describir el panorama religioso de la comunidad de
inmigrantes de la India en la Argentina. Los datos expuestos para ello corresponden a datos
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obtenidos en el trabajo de elaboración de la tesis doctoral de la autora (Rodriguez de la
Vega, 2006).
En la primera fase se desarrolló un relevamiento poblacional de la comunidad estudiada
y, posteriormente, se utilizaron las técnicas de encuesta y entrevista para abordar la
población estudiada. Así, se realizó una encuesta sobre la población de los lugares que
registran mayor población de este origen (la provincia de Salta y Capital Federal y
provincia de Buenos Aires), en primera y segunda generación. Se realizaron 209 encuestas
(sobre una muestra sugerida de 150) y paralelamente se realizaron entrevistas a informantes
clave.
Las preguntas acerca de las prácticas religiosas específicas que aquí se abordan se
realizaron sobre los inmigrantes y descendientes nacidos en la India (los de primera
generación y los que, socializados en la Argentina, fueron considerados en este trabajo
como segunda generación y constituyen el 3.2 % de la misma). Esta aclaración se realiza en
razón de que el grueso de la segunda generación está constituída por practicantes católicos,
nacidos en Argentina, hijos de inmigrantes anteriores.
6. Características de la población estudiada
Los inmigrantes de la India y sus descendientes pueden encontrarse en diversos lugares
de Argentina, a saber: Capital Federal, las provincias de Buenos Aires, Salta, Tucumán,
Mendoza, Misiones, Neuquén, Córdoba, El Chaco, Entre Ríos, Formosa, San Luis, Santa
Fe, Santiago del estero, Santa Cruz, Jujuy, La Pampa y Río Negro. Su número, de acuerdo a
nuestro relevamiento poblacional, es de 1857 individuos, considerando los inmigrantes
venidos de la India, sus hijos y nietos.
En lo que respecta a la cuestión idiomática, a más del castellano (lengua de la segunda
generación y lengua hablada por la gran mayoría de los inmigrantes de primera
generación), los inmigrantes de primera generación hablan una gran variedad de las lenguas
existentes en la India, a saber: hindi, punjabi, telegu, etc.
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En la primera generación, el 69 % es de sexo masculino y el 31 % es de sexo femenino,
mientras que en la segunda generación, el 51,20 % es de sexo masculino y el 48,80 % es de
sexo femenino. De ellos, la gran mayoría de la primera generación nació y se crió en India,
mientras que, la gran mayoría de la segunda generación, nació y se crió en Argentina. El
76.2 % de la primera generación y el 60.8 % de la segunda, está casado. El 14.3 % de la
primera generación y el 12.8 % de la segunda, está soltero. El 98.1 % de los individuos
casados de la primera generación, lo está con personas de nacionalidad india y el 87.8 % de
los individuos casados, de segunda generación, lo está con personas de nacionalidad
argentina.
En la primera generación, el 32.1 % tiene estudios universitarios completos, el 31 %
tiene estudios secundarios completos, etc. mientras que en la segunda generación, el 47.2 %
tiene estudios primarios, el 15.2 % tiene estudios secundarios completos, etc.
En lo referido a su trabajo e ingreso, el 88.1 % de los entrevistados de primera
generación y el 65.6 % de la segunda generación están “ocupados”, el 2.4 % de la segunda
generación está “desocupado” y el 11.9 % de la primera generación y el 32 % de la segunda
generación están “inactivos” (porque no trabajan, son amas de casa o están
jubilados/pensionados). El 56 % de la primera generación y el 53.6 % de la segunda,
poseen un ingreso mensual aproximado del grupo familiar (declarado), de entre 500 y 1000
pesos.
7. Sobre la religión en la población estudiada
El traslado del lugar de origen a un nuevo contexto (el de residencia), donde el sujeto se
encontrará con nuevas formas de ser y actuar, conlleva el cuestionamiento de una serie de
elementos que formaban parte de sus comunidades de origen, y que en el país de residencia
constituyen prácticas minoritarias. En tal sentido, es significativo que el cruce de las
fronteras geográficas que también implica el cruce de fronteras simbólicas (Grimson,
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2000)12
, implica el abandono de un contexto donde las creencias y prácticas a ellas
asociadas era mayoritario, para instalarse en un contexto en donde la diversidad religiosa
saca del lugar central las prácticas personales/grupales y las remite a un amplio “menú” de
diversidad religiosa vigente, con el consiguiente debilitamiento de mecanismos de control
social tradicionales, en tanto los inmigrantes se han alejado del centro.
Así, en la primera generación, el 48.8 % se declara hindú, el 47.6 % se declara sikh, el
3.6 % se declara católico. El Sikhismo es mayoría en el país, en términos de volumen de
emigrantes que profesan esa creencia, encontrándose los mismos y sus descendientes
esparcidos en todo el país mientras los hindúes están sobre todo concentrados en Buenos
Aires.
En la segunda generación, el 3.2 % se declara sikh, el 80.8% se declara católico, el 4.0
% se declara evangelista, el 1.6 % se declara Testigo de Jehová, 0.8 % se declara de la
Escuela Científica Basilio, el 0.8 % “No sabe, No contesta” y el 8 % no adoptó ninguna
creencia determinada.
Vemos, en la primera generación que el porcentaje de hindúes y sikh, entre los
entrevistados, es muy próximo, aunque los sikh, como dijimos, son mayoría en el país;
mientras que, en la segunda generación, el grupo mayoritario está representado por los
católicos y hay una desagregación de creencias mayor que en la primera generación.
Así, surge que los primeros inmigrantes indios llegados a Argentina no impulsaron la
transmisión de su creencia religiosa en sus hijos, tarea que dejaron a sus esposas,
mayoritariamente argentinas y a veces, de otra nacionalidad (española, etc.). Ello se ve
reflejado en el hecho de que la mayor parte de los encuestados de segunda generación es de
creencia católica.
12
La noción de frontera alude tanto a los límites espaciales como a las distinciones colectivas de grupos
sociales y la distribución de rasgos culturales, es decir, la frontera asentada en las relaciones sociales.
(Grimson, 2000)
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Los encuestados de segunda generación que declaran mantener la creencia de sus padres,
son, generalmente, hijos de matrimonios formados por indios, hecho que facilita la
transmisión.
Existen también, a más de los fieles católicos, de primera generación, sacerdotes y
monjas católicos, nacidos en India, cuya tarea misionera los ha traído al país, pudiendo ser
encontrados en diversos lugares de nuestro país.
8. Sobre las prácticas religiosas
Los elementos de la religión vivida13
(Orsi, 1997) ayudan a estos inmigrantes a
reconstruir la noción de hogar, en términos simbólicos y prácticos, proporcionando un
sentido de identidad colectiva en la comunidad en general y al interior de cada subgrupo en
particular.
Parte de esta reconstrucción ha estado relacionada, en el caso de los inmigrantes de
religión Sikh, con la construcción de un templo en Rosario de la Frontera, Salta, primer
templo de esta creencia en toda la Argentina. Antes de erigir el mismo, varios inmigrantes
tenían espacios dedicados al culto en sus casas (casi al modo de “templos caseros”, algunos
de los cuales perviven).
Por lo demás, los miembros hindúes de la comunidad, aún no han encarado la tarea de la
construcción de un templo, pero pueden asistir a cualquier templo de creencias afines14
.
Aún así, es usual que se reúnan en lugares propios de la comunidad (casa o espacios de
miembros de la comunidad) para el oficio de ceremonias en ocasión de alguna festividad de
su calendario religioso, en que uno de los miembros, respetado por todos los demás, oficia
la ceremonia.
13
Este enfoque se propone estudiar el modo en que la gente particular, en épocas y lugares particulares viven,
conviven, sobreviven y reaccionan a los estilos de expresiones religiosas que tienen disponibles en la cultura.
(Orsi, 1997) 14
Hay por ejemplo, los templos de la Organización Sri Sathya Sai Baba Mundial, movimiento cuya iniciadora
en Argentina fue Mónica Sokolowsky. (Forni, Mallimaci, Cárdenas, 2003).
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El fenómeno migratorio les ha impuesto la determinación de lo esencial de su tradición
religiosa, sin lo cual ninguna tradición podría tener continuidad en el país de residencia.
Consecuentemente, existe una reorientación de la devoción, que obliga a seguir practicando
determinadas actividades en detrimento de otras, como veremos.
Al considerar la Concurrencia al templo, en la primera generación, el 45.2 % cumple
con esta práctica (mientras que el 54.8 % no lo hace). En la segunda generación,
considerando que sólo el 3.2 % mantiene la religión de su/s padre/s, el 5.6 % cumple con
esta práctica.
En cuanto a las Reuniones con la comunidad en ocasiones festivas religiosas, práctica
que constituye un espacio socializador importante, en la primera generación el 82.1 %
cumple con esta práctica, mientras que en la segunda generación, lo hace el 4.8 %.
Cuando se trata de las Prácticas domésticas, en la primera generación, el 69.0 %
sostiene esta práctica al tiempo en la segunda generación, las realiza el 4 %.
Al considerar las Restricciones alimenticias, en la primera generación sólo las observa el
39.3 %, al igual que el 1.6 % de la segunda generación.
Al hablar de Prácticas higiénicas determinadas, en la primera generación, el 64.3 % las
observa y en la segunda generación, lo hace el 4.8 %.
Finalmente, considerando alguna otra práctica religiosa, en la primera generación, el
7.1 % declara observar alguna otra práctica no mencionada en el cuestionario y en la
segunda generación, 7.2 % declara no observar ninguna otra práctica.
Los encuestados fueron consultados también acerca de los elementos que transmiten o
transmitirían a los hijos/ los más jóvenes. Así, en la primera generación, el 8.3 % dice que
transmite o transmitiría todos los elementos mencionados de la creencia que sostiene,
aunque el 90.5 % dice que no lo haría, probablemente evidenciando plena conciencia de la
residencia fuera de la India y de sus implicancias en este aspecto. En la segunda
generación, el 5.6 % acuerda con la mayoría de la primera.
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En la primera generación, el 1.2 % sostiene que no transmite ni transmitiría ningún
elemento de su creencia a sus hijos/los más jóvenes; contrario al 5.6 % de la segunda
generación.
Al considerar la concurrencia al templo, en la primera generación, el 41.7 % transmite
o transmitiría esta práctica a sus hijos/los más jóvenes, al igual que lo haría el 4.0 % de la
segunda.
Atendiendo a las reuniones con la comunidad en ocasiones festivas religiosas, en la
primera generación, el 71.4 % transmite transmitiría esa práctica a sus hijos, mientras que
en la segunda generación lo hace o haría el 3.2 %.
En lo relativo a las prácticas domésticas, en la primera generación, el 48.8 % la
transmite o transmitiría a sus hijos/los más jóvenes, al igual que lo haría el 3.2 % de la
segunda.
Sobre las restricciones alimenticias, en la primera generación, el 27.4 % le transmite o
transmitiría a sus hijos esas restricciones, contrario a la posición del 5.6 % de la segunda
generación.
Sobre las prácticas higiénicas, en la primera generación, el 51.2 % las transmite o
transmitiría y en la segunda generación, el 3.2 % lo hace o haría.
Sobre la transmisión, solamente de las ideas centrales de la creencia, en la primera
generación, el 10.7 % adopta esta posición, al tiempo que también lo hace el 1.6 % de la
segunda generación.
En lo relativo a la transmisión de otra práctica religiosa no mencionada en el
cuestionario, en la primera generación, el 1.2 % sostiene que transmite o transmitiría a sus
hijos otra práctica no mencionada, mientras que en la segunda generación, el 5.6 % sostiene
que no transmite o transmitiría otra práctica (distinta de las mencionadas) a sus hijos/los
más jóvenes.
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Así, en la primera generación, encontramos que el 10.7 % no transmite o transmitiría
prácticas o aspectos de sus creencias religiosas a sus hijos. El 17.9 % transmite sólo una de
las prácticas o aspectos relacionados a dicha creencia; el 21.4 % transmite dos; el 19.0 %
transmite tres; el 21.4%, transmite cuatro y el 9.5 % transmite cinco.
En la segunda generación, el 2.4 % transmite una de las prácticas o aspectos de la
creencia a sus hijos; el 3.2 % transmite cuatro de estas prácticas y el 94.4 % no transmite
ninguna de ellas, porque, como recordamos, no mantuvo las creencias de su/s padre/s.
A lo ya mencionado, cabe señalar que, lejos de su centro, los migrantes cobran una
conciencia plena de pertenecer a una comunidad mundial, reforzado ello por los contactos
con la comunidad transnacional de que forman parte (de hecho, el sacerdote de los Sikhs de
Buenos Aires, reside en la actualidad en Texas, Estados Unidos y viene a la celebración de
cada fecha significativa del calendario religioso y el de los Sikhs de Salta, fue traído por la
comunidad desde Bolivia).
9. Notas Finales
La organización y movilización para la práctica religiosa tras el asentamiento en el
nuevo lugar, supone el establecimiento de algún tipo de estructura o forma de asociación
que permita llevar adelante las actividades. Ello implica la búsqueda de cierta
homogeneidad, ciertos rasgos comunes a todos, en el caso de Argentina manifestado en los
subgrupos al interior de la comunidad, que no obstante pueden y suelen participar de
festividades que no forman parte de las prácticas específicas de su subgrupo.
Aquí, como en otros lugares de la diáspora, surgen claramente las diferencias en torno a
las diversas generaciones en lo relativo al mantenimiento y transmisión de la religión, en
cuanto la socialización en los países de residencia puede modificar la visión de sus
mayores, puede haber -y de hecho hay- la pérdida de la lengua en que están escritos los
textos religiosos, lo cual les impide el acceso directo a ellos, etc.
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Como hemos visto, la práctica ritual sufre cambios en la diáspora, que pueden incluir la
desaparición de algunos ritos, la introducción de cambios en otros rituales que se
conservan, etc. Hay también la re-definición del espacio y del tiempo religiosos en la
diáspora. Como parte del proceso identitario hay las inscripciones simbólicas que los
sujetos hacen sobre los territorios (que poseen/pretenden), “espacializándolos”, es decir,
cargando esos territorios de sentidos y significados (Oslender, 2002). En este sentido se da
la espacialización de distintos lugares, en tanto los migrantes los van dotando de sentidos
particulares y sumándolos a su geografía religiosa personal/grupal (el caso de los templos
en casas de que ya hablamos, en Salta; el terreno comprado para la quema de cadáveres en
una pira, en Salta; el episodio de una quema de cadáveres a la vera de la ruta, también en
Salta, etc.). Todo ello en línea con la primera causa señalada por Smart para el estudio de
las religiones en la diáspora, tal es la de los patrones de transformación que dichas
religiones sufren.
Como es sabido, las prácticas religiosas están presentes en el proceso de socialización y en la
estructuración de la relación que los migrantes establecen entre sí, con la comunidad de origen, y
con la sociedad receptora (de hecho cabe agregar que estas prácticas religiosas grupales suman
adeptos y participantes argentinos). Las prácticas religiosas inciden en el proceso de socialización
de los migrantes, y simultáneamente la migración transforma las prácticas religiosas y el sentido
atribuido a la religiosidad. Estos temas configuran la forma en que se construye la distancia que va
de los sujetos a la comunidad y de ellos a la sociedad más amplia, la receptora. En la configuración
de esta doble distancia influyen también el lugar de origen, la edad, el género, la etnia, etc.
Por otra parte, resulta evidente que para analizar el proceso de integración de los
migrantes se hace indispensable considerar el proceso de redefinición identitaria, en los
lugares de destino pero también en las comunidades de origen. La redefinición de vínculos
con las comunidades de origen es también una necesidad de quienes se desplazan. En ese
sentido las prácticas religiosas han permitido crear y recrear nexos y estrategias de
comunicación; el caso de los sacerdotes sikh que mencionáramos, es un ejemplo de ello.
Resulta claro que la práctica religiosa juega un importante papel importante en el proceso
de integración de los nuevos migrantes en el lugar de residencia y en las articulaciones que
configuran con los “paisanos” de otros lugares del mundo y la India misma.
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Los subgrupos religiosos que aparecen en la primera generación son el hindú, el sikh y,
en una proporción muy pequeña, el católico. En la segunda generación, en cambio, la
variedad de subgrupos se diversifica mucho más, siendo el grupo mayoritario el formado
por católicos, hijos de aquellos inmigrantes llegados a fines del siglo XlX - principios del
siglo XX que, casados con mujeres argentinas o extranjeras, dejaron la transmisión de la
religión a sus hijos en sus cónyuges. Sin embargo, resulta interesante hacer notar que este
grupo, en gran medida, hace suya la idea del karma, contraria a la fe que practican (69.4 %
de la segunda generación declara mantener la creencia en el karma), evidenciando un
interesante sincretismo.
De las prácticas religiosas, tres concentran no sólo la práctica mayoritaria en ambas
generaciones (venidas de la India) sino también el mayor interés en la transmisión; ellas
son: las reuniones con la comunidad en ocasiones festivas religiosas, las prácticas
domésticas y las prácticas higiénicas.
Es importante, también, destacar que ambas generaciones están de acuerdo en que no
dejarían de transmitir algún elemento de su creencia a sus hijos, que ese elemento no sería
sólo el de las ideas centrales de sus creencias y que, tampoco, ninguno de ellos transmitiría
todos los elementos de esa creencia, tal vez obrando con plena conciencia de la vivencia de
la religión en la diáspora. Crucial en este sentido resulta, como también ya mencionáramos,
la pérdida de la lengua que suele impedir el acceso de la segunda generación a los textos
religiosos.
Finalmente, cabe decir que las prácticas religiosas grupales, por lo demás abiertas a
personas de origen no indio o no adherente a la religión practicada, parecen constituir un
espacio de afirmación de la identidad de origen, más allá de las diferencias de subgrupos al
interior de la comunidad y actúan como reforzadoras de esa identidad (india), coincidiendo
con lo señalado por Shukla (citado en Varghese y Rajan, 2010):
Se dice que el globalismo diaspórico ha reinventado India como una nación móvil y dinámica
que está configurada por espacios lejanos removidos del territorio estatal. Se considera que el
vasto problema del multiculturalismo está permitiendo a los grupos minoritarios articular sus
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solidaridades en términos de nacionalidad, consecuentemente, “India” ha devenido un auto-
descriptor primario15
.
15
Traducción de la autora, del original: “Diasporic globalism is said to have reinvented India as a
mobile and dynamic nation that is shapped in spaces far removed from a territorial state. The larger
problematic of multiculturalism is considered to be allowing minority groups to articulate their
solidarity primarily in terms of nationality, consequently Indian has become a primary
selfdescriptor”.
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