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Discurso de Miguel Vargas, presidente del Partido Revolucionario Dominicano, en la
sesión inaugural de la XXVIII Reunión Plenaria de la Conferencia Permanente de
Partidos Políticos de América Latina, Conmemorativa de su Treinta Aniversario.
Santo Domingo, República Dominicana, 11 de Octubre, 2009.
Les doy un saludo entusiasta a nombre del partido de José Francisco Peña Gómez, el
Partido Revolucionario Dominicano, anfitrión conjuntamente con el Partido de la
Liberación Dominicana, de esta XXVIII Reunión Plenaria Conmemorativa del treinta
aniversario de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el
Caribe.
La COPPAL fue fundada en el 1979, por un conjunto de partidos, entre ellos el
Revolucionario Dominicano, con el objetivo de crear lazos de solidaridad para enfrentar
las dictaduras y luchar por las libertades políticas y la democracia. En la actualidad reúne
a más de 60 partidos de 29 países que buscan destacar y defender la importancia central
de los partidos como representantes y constructores del bien común.
Es un gran honor para mi, dirigirme a ustedes como Presidente del Partido
Revolucionario Dominicano.
Deseo aprovechar esta ocasión para hablarles del papel de nuestro partido en la sociedad
dominicana y reiterarles los compromisos sociales y políticos que tiene la más antigua y
fecunda organización política del país, alma, corazón y vida de la construcción de la
democracia dominicana moderna.
La extensa hoja de servicio del PRD comienza en el 1939, con la lucha para liberar al
pueblo dominicano de la tiranía trujillista.
Al primer gobierno del PRD en el 1963, que presidió el profesor Juan Bosch, le
correspondió iniciar una nueva era para la sociedad dominicana.
Este gobierno promulgó una Constitución que consagró los derechos políticos,
económicos y sociales de los dominicanos y dominicanas, entre ellos los derechos de los
trabajadores a los beneficios de las empresas, la libertad sindical y el control ético de la
administración pública.
Con el derrocamiento de ese Gobierno, se inició un largo período de restricciones a las
libertades políticas, cuya vigencia fue restablecida por el retorno del PRD al poder en
1978; después de 15 años de resistencia y lucha en defensa de la institucionalidad
democrática.
En el segundo gobierno de nuestro partido, presidido por el presidente Antonio Guzmán,
fueron restaurados los derechos humanos, se liberó a los presos políticos, regresaron los
exiliados, se despolitizó las fuerzas armadas, y se dio vigencia a los derechos
individuales.
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Las conquistas políticas, sociales y económicas fueron ampliadas en el tercero y el cuarto
gobierno de nuestro glorioso partido, encabezados por el doctor Salvador Jorge Blanco y
el ingeniero Hipólito Mejía.
En estos gobiernos se redujo la injusticia económica en contra del sector rural y los
campesinos, que generaba el sistema cambiario vigente, se creó un régimen de promoción
de las agroindustrias, se crearon las clínicas rurales, se estableció un nuevo sistema de
seguridad social.
Se inició la implementación de los programas focalizados de asistencia social, se impulsó
la descentralización del presupuesto nacional, se fortaleció el poder municipal, se
modernizó la base legal para la asociación del Estado y el sector privado, se expandió y
modernizó la infraestructura vial de nuestro país, sobre todo en las interconexiones con
las áreas productivas y las comunidades tradicionalmente olvidadas del interior del país.
Merece destacarse que esas y otras conquistas se lograron gracias a la lucha sostenida de
nuestro partido y el liderazgo de José Francisco Peña Gómez para superar el trauma pos
electoral y fortalecer el sistema electoral y democrático a partir del 1996.
Nuestro partido ha sido coherente en la defensa de los postulados democráticos y sociales
sustentados primero por la izquierda democrática y luego por el socialismo democrático
latinoamericano, al cual nos incorporamos oficialmente en el 1976.
La calidad excepcional del conjunto de los líderes que fundaron los principales partidos
políticos dominicanos, unida a los logros impulsados principalmente por nuestro partido,
pueden ser la clave de la explicación de la fortaleza de los partidos políticos dominicanos,
en un escenario internacional caracterizado por fuertes crisis en algunos de los más
tradicionales partidos latinoamericanos.
Somos concientes de que para mantener y ampliar la credibilidad de nuestros partidos
políticos, corresponde a nuestra generación profundizar y completar las tareas pendientes.
Con el fin de superar los retos y limitaciones que aún persisten, así como los que han
surgido recientemente, como la creciente inseguridad ciudadana, el aumento del crimen
organizado y el tráfico ilegal de drogas.
Como fruto del legado histórico de nuestro partido y de las enseñanzas del más
internacional de nuestros líderes, el doctor José Francisco Pena Gómez, tenemos que
comprometernos a hacer más, para lograr una educación de calidad para todos y todas, un
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mejor sistema de salud, una seguridad social más incluyente y efectiva, una alimentación
adecuada y la dotación de viviendas dignas para los más pobres.
Asegurar la sostenibilidad y protección del medio ambiente, proveer más agua potable de
calidad y electricidad permanente a precios razonables, más atención para nuestros
envejecientes, más equidad en la distribución de los recursos y mejores políticas públicas
que reduzcan la brecha entre el campo y la ciudad; profundizando la descentralización de
la administración pública.
Más seguridad ciudadana, más promoción de las oportunidades que requieren los
jóvenes, más equidad para la mujer, más garantía para los legítimos derechos de los
trabajadores y especialmente más empleo, porque eso es lo que más necesitamos ahora
en la República Dominicana, fortalecer la capacidad para crear nuevos y más empleos.
Nuestra clase dirigente, y en especial nuestros partidos políticos tenemos que empeñarnos
en revertir la situación de la educación. No podemos continuar invirtiendo, como sucede
en la República Dominicana, apenas el 1.9% del Producto Interno Bruto en educación,
una de las más bajas entre todos los países del mundo, según analizara el último informe
del Foro Económico Mundial.
Tenemos que proponernos superar de una vez y por todas la falta de camas en los
hospitales públicos, proveer los insumos apropiados y las medicinas más perentorias.
En nuestro país los médicos de la salud pública reciben un salario de 722 dólares al mes,
que no les alcanza para sostener dignamente a sus familias, mientras tenemos ministros
que perciben ingresos al mes superiores a los 40 mil dólares.
Tenemos que garantizar más recursos para la implementación rápida y completa del
sistema de seguridad social, abolir el hambre y la desnutrición especialmente de nuestros
niños y niñas, implementar un programa integral y masivo de construcción de viviendas
sociales, forjando una alianza estratégica proactiva entre el Estado y el sector privado.
En definitiva, debemos empeñarnos más en reducir los grandes contrastes y
desigualdades económicas y sociales; y de la única manera que podemos hacerlo es
fortaleciendo, en cada uno de nuestros partidos y especialmente entre nuestros lideres,
dirigentes y militantes, la vocación de servicio y la promoción del bien público.
En el orden democrático todavía persisten serias limitaciones para la consolidación de
nuestras instituciones y establecer una verdadera democracia de ciudadanos.
Se requiere ampliar la separación efectiva de los poderes públicos, fortaleciendo el Poder
Legislativo, creando un efectivo sistema de rendición de cuentas, que transparente el uso
de los recursos de los contribuyentes, garantizando el libre acceso a la información
pública, fortaleciendo y haciendo mas independiente la justicia, para que garantice la
preeminencia del imperio de la ley y el Estado de Derecho.
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Ampliar el sistema electoral para que pueda poner límites a los abusos en la
administración de los fondos públicos, especialmente en los gastos en campana política.
Continuar con el fortalecimiento de la independencia de la Cámara de Cuentas y la
autonomía de la Contraloría General de la República y el Ministerio Público.
Una tarea pendiente, en la que nuestros partidos no han obtenido una buena calificación,
es en la prevención y combate a la corrupción administrativa, para lo cual debemos
impulsar una agenda permanente de probidad y transparencia. El año pasado, según
estimados del Banco Mundial, la República Dominicana perdió recursos equivalentes al
5% del PIB debido a la corrupción: dos veces y media de lo invertido en educación.
Realidades como estas deben ser enfrentadas y superadas, para que el sistema de partidos
políticos y la propia clase política ganen credibilidad.
Es necesario que nuestros partidos impulsen las necesarias reformas económicas,
sociales y políticas a través del diálogo racional y la concertación responsable; mediante
la suscripción de acuerdos públicos entre las fuerzas políticas y sociales que dirigen las
naciones, para la implementación de más y mejores políticas públicas.
En las puertas de nuestros partidos está tocando la mano de la madurez. Para responder a
este reto se requiere superar los extremismos, reducir la violencia en todas sus
manifestaciones y el desencuentro entre los partidos y la sociedad, poniendo la vocación
de servicio público en primer plano.
Nuestro partido creía y continúa creyendo que la vía más adecuada y pertinente para
realizar una reforma constitucional es por medio de una Asamblea Constituyente.
Entendíamos, y el tiempo nos ha dado la razón, de que esa era la vía más incluyente y
participativa para forjar y sostener firmemente la necesaria alianza entre los partidos y la
sociedad, sostén del fortalecimiento de la gobernabilidad.
Otros y no el PRD sostuvieron y continúan sosteniendo una idea contraria. A pesar de
ello, dimos una muestra de concertación y firmamos el pasado 14 de mayo junto al
presidente Leonel Fernández un acuerdo parcial y especifico para la reforma
constitucional por medio de la asamblea revisora, ya que aislarnos del proceso era peor
que participar con coherencia y capacidad propositiva.
Como fruto de este acuerdo logramos que se incorporara, entre otros importantes puntos,
la eliminación constitucional de la traumática reelección presidencial consecutiva,
sustentada en nuestras debilidades institucionales.
El principal compromiso del PRD con la nación dominicana en este momento histórico,
se resume en lo siguiente: defender y reclamar de manera activa frente al gobierno la
implantación de políticas públicas que beneficien al pueblo dominicano, criticar
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responsablemente las desviaciones y los errores del gobierno y sus funcionarios, al
mismo tiempo que estamos dispuesto a establecer concertaciones útiles y convenientes
que favorezcan las reformas económicas, sociales y políticas pertinentes, poniendo el
interés nacional por encima de cualquier interés particular.
Pueden tener la seguridad, compañeros y amigos distinguidos de la COPPPAL, que desde
el ejercicio del gobierno, quien les habla y el PRD seguirán esta misma línea y conducta
política, firme y prudente.
La trayectoria internacional de nuestro partido al servicio de la democracia y la justicia
social, ha sido puesta de manifiesto frente a las férreas dictaduras del pasado en el Caribe,
en Centro América y Sur América, en el apoyo y aliento a la construcción de la
democracia en Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Chile y en cada uno de nuestros
países.
Esta fue una heroica tarea que honra a nuestro partido y nos compromete a continuar en
esa senda, en el camino de lograr que el presente siglo XXI sea el siglo de la
consolidación de la democracia y la construcción en firme del desarrollo económico y
social de nuestros pueblos.
La solidaridad es el corazón del socialismo democrático y es la flor para señalar el
camino de la globalización de las esperanzas.
El PRD fue y seguirá siendo una llama encendida al servicio de la democracia, el
desarrollo y la paz de nuestros pueblos.
Muchas gracias.
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