Instituto Universitario de Tecnología “Antonio José de Sucre”
Extensión- Barquisimeto
Escuela: Diseño de Obras Civiles.
Autor:
Brito H. Yarelis J.
C.I: 24567503
Curitiba tiene la bondad de haber mezclado modernidad, estilo y tecnología, con cultura
y sustentabilidad. No es porque sí que ganó el premio a la ciudad más sustentable del
mundo en 2010, y que para muchos brasileños sea considerada la ciudad-modelo del
país. Pero profundizando más, Curitiba, al igual que todas las ciudades, tiene el
problema, inherente al sistema actual, de la exclusión social.
No pasan diez cuadras en la capital paranaense sin encontrar algún parque o área
preservada, con lagunas y animales salvajes domesticados por la urbe. La integración
de sus recursos naturales a la ciudad, junto con los innovadores monumentos
arquitectónicos, su ejemplar sistema de transporte y sus variados programas de
reutilización de la basura y otros proyectos de sustentabilidad; hacen de Curitiba una
ciudad moderna, proyectada y planificada. Para algunos, la llamada ciudad-modelo.
Fueron estas características las que el jurado de la Globe Fórum de Suecia evaluó a la
hora de darle el premio de la ciudad más sustentable del mundo en 2010. El premio
Globe Award Sustainable City, entregado a fines de abril, se sumó al entregado en
Washington en enero del mismo año, por la implementación de la Línea Verde de
transporte, el Sustainable Transport Award.
En una nota oficial del comité de jurados divulgada en 2010 por la municipalidad de
Curitiba, elogiaron el “abordaje holístico con que la ciudad encaró los desafíos de la
sustentabilidad” (…) “en una clara demostración de la fuerte y saludable participación
de la comunidad e integración de la dimensión ambiental con las dimensiones
intelectual, cultural, económica y social”.
El jurado evaluó los ítems de preservación de los recursos naturales, bienestar social,
inteligencia e innovación en los proyectos, cultura, transporte, confianza en el sector
público y gerenciamiento financiero y patrimonial.
Si bien, para algunos, lo descrito anteriormente, coloca a Curitiba como la ciudad-
modelo; para otros, esto es un mito. Así lo describe Denisson de Oliveira en su libro
Curitiba y el mito de la ciudad modelo, junto con otros urbanistas que tienen una visión
más crítica, respecto a que una ciudad no por ser bien planificada va a ser modelo,
porque por más o menos planeamiento, la finalidad del sistema capitalista es el mismo
en todas las ciudades: la exclusión social, que se ve reflejada en la forma de
organización geográfica.
Como en cualquier otra ciudad, Curitiba tiene favelas, déficit habitacional, desigualdad
y precariedad. El planeamiento de la ciudad fue exitoso en colocar estos problemas en
porciones delimitadas del territorio, planeando el área incluida y el área “de afuera”.
Según Oliveira, las contradicciones fueron organizadas pero no resueltas, lo que sería
el ideal de una ciudad-modelo.
Curitiba fue urbanizada por una planificación rigurosa realizada en la década del 60,
que comenzó con la creación del Instituto de Planeamiento Urbano (IPPUC) y el Plano
Preliminar de Urbanismo (PPU), en el cual participó Jaime Lerner, político y arquitecto
electo en 1971, y reelecto en otras dos ocasiones, como alcalde de Curitiba.
Este plano se distingue por tener una estructura lineal, en oposición al crecimiento
radial (para todos los lados) de la mayoría de las ciudades. Se crearon 4 ejes
estructurales, que partían desde el centro e iban direccionados hacia los cuatro puntos
cardinales. Se caracterizó por la implementación de vías rápidas, ida y vuelta desde los
barrios al centro, y vías exclusivas para el transporte colectivo. A lo largo de los ejes
se concentraron las tierras más valorizadas y los emprendimientos de más alto padrón.
Al margen, y fuera de la estructura de ejes, se ubicó la población sin condiciones para
adquirir su morada en el plano urbano central.
A pesar de la desigualdad, integrada a toda ciudad hoy en día, puede rescatarse en
Curitiba sus iniciativas en sustentabilidad: la Universidad e Livre do Meio Ambiente
(UNILIVRE), fundada en 1991 por Lerner, la primera y única de Brasil, es una de sus
grandes e innovadoras iniciativas, al poner los conocimientos a disposición de la
comunidad, a través de educación ambiental y otros tantos proyectos ecológicos, como
forma de mejorar la calidad de vida global. Ejemplo de esto es el proyecto Meu Bio
Bairro, que busca desarrollar las áreas de residuos sólidos, arborización y áreas verdes,
conservación del agua, adaptación climática y movilidad urbana, en los barrios de
Curitiba.
Independiente de que sea una ciudad-modelo o no, la planificación urbana de la capital
de Paraná permitió que hoy se estableciera como una de las ciudades más innovadoras
en materia de sustentabilidad. Curitiba brinda a sus habitantes (actualmente más de 3
millones) espacios para expresarse, contacto con la naturaleza, lugares para ejercitarse
al aire libre, admiración por la cultura, recreación y variados proyectos en relación al
crecimiento sustentable.
Grandes ejemplos son los 52 m2 de áreas verdes por habitante, mucho más de los 16
m2 recomendados por la ONU; los 144 km de ciclo vías; los 26 parques y un sinnúmero
de árboles, entre ellos, antiguas araucarias. Sus íconos naturales y arquitectónicos más
importantes son el Jardín Botánico, la Ópera de Arame, el Parque Barigüi, los parques
Tingui y Tanguá, el Museo de Oscar Niemeyer, el centro histórico y su tradicional feria
de domingo en el Largo da Ordem, el Bosque do Papa, la Universidad del Medio
Ambiente, entre otros.
Curitiba es una ciudad que no tiene todas las respuestas a las problemáticas sociales,
pero que fue pensada para sus habitantes, para evitar el estrés y el desánimo, entregando
alivio, descanso y admiración a través de la valorización de sus recursos naturales y
patrimoniales.
Top Related