ANÁLISISTECNOLÓGICOSY PROSPECTIVOSSECTORIALES
COMPLEJO OLEAGINOSOSOJA-GIRASOL
Responsable: María Cristina Añón
FEBRERO 2016
AUTORIDADES
■ Presidente de la Nación
Ing. Mauricio Macri
■ Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Lino Barañao
■ Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Miguel Ángel Blesa
■ Subsecretario de Estudios y Prospectiva
Lic. Jorge Robbio
■ Director Nacional de Estudios
Dr. Ing. Martín Villanueva
RECONOCIMIENTOS
Los estudios sobre complejos productivos agroindustriales fueron coordinados por el Magister Gustavo Idígoras y asistidos por la Magister Sabine Papendieck. La supervi-sión y revisión de los trabajos estuvo a cargo del equipo técnico del Programa Nacional de Prospectiva Tecnológica (Programa Nacional PRONAPTEC) perteneciente a la Direc-ción Nacional de Estudios del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva:
■ Lic. Alicia Recalde.■ Lic. Manuel Marí.■ Lic. Ricardo Carri.■ A.E. Adriana Sánchez Rico.
Se agradece a los diferentes actores del sector gubernamental, del sistema científico-tecnológico y del sector productivo que participaron de los distintos ámbitos de con-sulta del Proyecto. No habría sido posible elaborar este documento sin la construcción colectiva de conocimientos.
Por consultas y/o sugerencias, por favor dirigirse a [email protected]
El contenido de la presente publicación es responsabilidad de sus autores y no represen-ta la posición u opinión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.Trabajo realizado entre octubre de 2012 y abril de 2013.
1
COMPLEJO OLEAGINOSO
SOJA-GIRASOL
Desde hace varios años el denominado complejo oleaginoso representa a nivel
mundial uno de los sectores agroalimentarios más dinámicos y uno de los principales
pilares de la economía argentina. Tanto el área sembrada como la producción y la
industrialización de oleaginosas en el país han crecido en forma significativa en las
últimas dos décadas.
El principal cultivo de este complejo lo constituye la soja, seguido por el de girasol.
Otros cultivos como los de cártamo, lino y colza/canola también forman parte de este
complejo, siendo su producción a nivel nacional minoritaria.
2
TENDENCIAS TECNOLÓGICAS ACTUALES
El complejo oleaginoso se puede subdividir en tres sectores (Figura 1), a saber:
- el sector primario, integrado por los productores primarios, proveedores de
insumos (semillas, fertilizantes, maquinarias, asistencia técnica, etc.) y
acopiadores. Luego de la década del 90 se incorporaron nuevos actores a la
producción primaria de oleaginosas, en particular soja, entre las que se
encuentran los pools de productores y los fondos comunes de inversión
agrícola.
- el sector industrial, en el que participan la industria molinera, la aceitera, la
alimenticia, la de biocombustibles y otros complejos como el de alimentos
balanceados a través de industrias nacionales, multinacionales y cooperativas.
- el sector comercial, conformado por el mercado interno (mayoristas,
minoristas, supermercados, otras industrias) y el mercado externo (traders,
brookers, consumidores).
Este complejo es un importante generador de empleo estimándose para la campaña
2009/2010 el caso de soja, su principal componente, unos 277 mil puestos de
trabajos. Este valor comprende a proveedores de agroquímicos, fertilizantes y
semillas, maquinarias y componentes, sector primario, servicios de
acondicionamiento, acopio, transporte, cosecha y otros, industria aceitera y
subproductos (IERAL, Fundación Mediterránea, 2011). De acuerdo a datos de CEPAL
la cadena de la soja genera algo menos de puestos de trabajo, del orden de 200 mil.
3
Figura 1. Esquema del complejo oleaginoso
Producción de oleaginosas a nivel nacional
Desde su introducción en Argentina, en la década del setenta como una opción
productiva para la alimentación animal, hasta el presente el cultivo de soja ha sufrido
una fuerte expansión. En la Figura 2 se muestra la evolución de este cultivo registrada
en los últimos 25 años, en términos de área sembrada y producción expresados en
millones de hectáreas y millones de toneladas, respectivamente. En la misma se
puede observar que el área sembrada se ha prácticamente cuadriplicado en el
período comprendido entre las campañas 1989/1990 (4,99 millones de hectáreas) a
2010/2011 (18,68 millones de hectáreas) (IERAL, Fundación Mediterránea 2011;
Franco 2010; CIARA, 2011, Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas, 2011). El aumento del área sembrada se debe a la
incorporación de nuevas tierras cultivables particularmente en el norte argentino y a
la sustitución de cultivos.
La producción, en igual período ha mostrado la misma tendencia, con excepción de
lo ocurrido en la campaña 2008/2009 donde se produjo una fuerte disminución
debido a la sequía imperante (Figura 2). De acuerdo a datos del Ministerio de
Agricultura y Pesca y la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina
(CIARA), desde la campaña 1989/1990 (10,7 millones de toneladas) hasta la campaña
4
2011/2012 (40,1 millones de toneladas), la producción de soja se incrementó unas
cuatro veces.
A pesar del significativo crecimiento ocurrido en la producción de este cultivo no se
alcanzó el valor de 100 millones de toneladas previsto para fines de la década,
lográndose aproximadamente el 50% de dicho valor en la última campaña. Factores
climáticos y de la política agrícola aplicada a nivel nacional han impedido alcanzar la
meta pronosticada, que hoy día sigue vigente.
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Figura 2. Evolución del área sembrada, barras amarillas, y la producción de soja, línea
roja, en Argentina desde 1986 hasta la última campaña
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Fuente: Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA)
En cuanto al rendimiento, si bien ha experimentado una aumento en el periodo en
análisis, este ha sido mucho menor que el evidenciado por el área sembrada y la
producción. El mismo alcanzó un incremento del orden del 26% entre la campaña
2010/2011 (34,77 qq/ha) respecto de la campaña 1989/1990 (28,32 qq/ha).
El mayor incremento en la producción de este cultivo ha sido consecuencia de la
incorporación de tecnología. El mismo tiene su base en la introducción, en 1996, del
paquete tecnológico: Siembra directa + Soja RR + glifosato que ha permitido una
labranza mínima, un mejor y mayor control de malezas y menores costos. A esto se
suma el manejo integrado de plagas, el cual se ha extendido significativamente en los
últimos años. Previamente a la introducción de estas tecnologías la evolución de este
cultivo era significativamente más lenta.
En la actualidad prácticamente el total de soja sembrada en el país es genéticamente
modificada, debido fundamentalmente al hecho que los productores no deben pagar
derechos de patente y se encuentran autorizados a guardar semillas para próximas
cosechas.
6
El cultivo de soja se concentra principalmente en cuatro provincias, a saber: Buenos
Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos con un 29%, 28%, 19% y 8%, del área total
sembrada, respectivamente (IERAL, Fundación Mediterránea 2011; CIARA, 2011,
Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, Ministerio de Economía y Finanzas
Públicas, 2011). El 14% restante de la superficie total sembrada, es aportada por las
provincias de San Luis, Santiago del Estero, Chaco, Tucumán, Salta y Jujuy.
La producción de grano sigue la misma tendencia que el área sembrada,
distribuyéndose el 80% de ella en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Santa
Fe en forma decreciente (Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas, 2011). La provincia de Buenos Aires, en particular, es
responsable del 68% de la producción total de soja.
La producción primaria del cultivo es una actividad concentrada. El 54% de la misma
es obtenida por el 6% de productores, denominados grandes productores por
obtener más de 1500 toneladas de grano/por campaña. El 94% restante de los
productores es responsable del resto de la producción (46%). Dentro de los
pequeños productores, aproximadamente la mitad de ellos obtienen hasta 150
toneladas de soja por campaña (Figura 3) (Ministerio de Economía y Finanzas
Públicas 2011, Hinrichsen S.A.).
De acuerdo a datos relevados por el Proyecto Perfil Tecnológico de la Producción
Agropecuaria Argentina del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, INTA,
existe un potencial aumento de la producción en términos de eficiencia haciendo uso
de la tecnología disponible. La comparación de datos obtenidos en los años 2001 y
2008, muestra que algunas provincias argentinas como Córdoba y Entre Ríos han
disminuido la brecha tecnológica entre niveles, bajo, medio y alto, mientras que otras
como Chaco la han aumentado debido a que no se ha logrado mejorar la producción
de los niveles con baja tecnología (Giancola y col., 2009).
Los factores que estarían limitando los rendimientos promedio anuales con los
potenciales del cultivo se atribuyen al deterioro de las condiciones fisicoquímicas del
suelo, escasa rotación de cultivo, deficiencias hídricas, insuficiente uso de
fertilizantes, incidencia de enfermedades, plagas y malezas, falta de ajuste de los
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cultivares a los diferentes ambientes productivos, así como a problemas de adopción
de las tecnologías disponibles.
Figura 3. Producción de soja obtenida por distintos tipos de productores, clasificados
de acuerdo a su tamaño o capacidad de producción
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hasta 150 151-450 451-750 751-1000 1001-
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Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, J.J. Hinrichsen S.A.
Nota: las barras amarillas corresponden a la cantidad de productores y las azules a la
participación en las toneladas producidas.
El otro cultivo importante de este complejo, tal como se indicó previamente, lo
constituye el girasol. Este cultivo fue introducido en el país a fines del siglo XIX donde
colonos hebreos lo utilizaban para consumo personal. Recién en el 1900 se comienza
a cultivar en forma masiva en la provincia de Buenos Aires, experimentando una gran
expansión entre 1930-1950. En la década siguiente el cultivo sufrió una crisis,
comenzando su recuperación a partir de 1960, gracias a adelantos en el
mejoramiento genético. La incorporación de híbridos, así como su mejoramiento,
hizo que el rendimiento del grano de girasol en el período 1975-1995 se incrementara
significativamente (Franco, 2010).
Si se analiza la evolución del área sembrada y la producción de girasol (Figura 4), en
épocas más recientes se observa, luego de un periodo de niveles de producción altos,
una caída muy significativa de ambas variables en la campaña 2000/2001;
alcanzándose a partir de entonces valores relativamente constantes exceptuando
8
algunas campañas en las que se presentaron problemas climáticos importantes. Este
decrecimiento en cantidad sembrada y por ende en la producción se puede asociar
en principio a la mayor facilidad de cultivo y menores costos que presenta el cultivo
de soja respecto al de girasol (CIARA, 2011). En consecuencia el cultivo de girasol ha
sido desplazado por el de soja hacia áreas marginales donde sus condiciones de
adaptación han sido superiores.
En la última campaña, 2011/2012 la producción de girasol alcanzó las 3,6 millones de
toneladas (Bolsa de Cereales, 2012), valor equivalente al correspondiente a las dos
campañas previas.
Figura 4. Evolución del área sembrada, barras rojas, y de la producción de girasol,
línea azul, desde la campaña 1989/90 hasta la campaña 2010/2011
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Fuente: Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA)
En cuanto al rendimiento del cultivo, el mismo ha sido variable siendo el menor valor
detectado en los últimos 25 años el correspondiente a la campaña 1989/1990 (10,4
quintales/hectáreas) y el mayor a la campaña 1998/1999 con 18,6 quintales por
hectárea.
A nivel mundial Argentina ocupa el cuarto lugar como productor de girasol, detrás de
Rusia, Ucrania y la Unión Europea.
En la campaña 2010/2011, el 52% del área sembrada con girasol se localiza en la
provincia de Buenos Aires, seguida por las provincias de La Pampa, Santa Fe y Chaco.
Las tres primeras provincias son también las que dan cuenta de la mayor producción,
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de la cual aproximadamente el 68% se concentra en la provincia de Buenos Aires.
(Figura 5).
Figura 5. Áreas de producción de girasol
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Localización
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Con algunas variaciones porcentuales las mismas provincias han sido las principales
productoras de girasol durante la campaña 2011/2012 (Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca).
El nivel de tecnificación utilizado por los productores de girasol no es homogéneo, lo
que establece una brecha entre la productividad de los productores más destacados
(28% del total de productores y aportan el 41% de la producción total) y el promedio
del orden del 40%.
Actualmente este cultivo enfrenta una serie de desafíos que deben superarse. Entre
los problemas tecnológicos más relevantes se pueden mencionar un atraso relativo
en la disponibilidad y adopción de nuevas tecnologías en comparación con otros
cultivos; la existencia reducida de tecnologías a importar; la falta de disposición de
una amplia oferta de fuentes para controlar enfermedades emergentes y la baja
diferenciación de productos y subproductos.
La producción de otras oleaginosas como colza, cártamo y lino es marginal pero
presentan un buen potencial a futuro, especialmente en el campo de los
biocombustibles y de la salud y constituyen una alternativa de diversificación.
10
La colza es el segundo grano oleaginoso producido a nivel mundial después de la
soja. En cuanto al aceite de colza ocupa el tercer lugar en importancia a nivel mundial
detrás del aceite palma y soja y representa el 15% de los aceites elaborados en el
mundo. En nuestro país la producción de colza de las últimas dos décadas muestra
dos períodos bien definidos. El primero de tendencia decreciente hasta alcanzar un
mínimo en la campaña 1997/1998 y el segundo con tendencia creciente más allá de
las variaciones entre campañas. Problemas de comercialización y acopio han
impedido su normal desarrollo. Su cultivo e industrialización se ubican
fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, seguida por La Pampa, Entre
Ríos y Córdoba, aunque su cultivo se está extendiendo a otras regiones. De
estimaciones del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca durante la campaña
2012/2013 se sembraron unas 86,9 mil hectáreas con una producción promedio de
1.700 Kg/hectárea (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca 2012). El aumento de
producción ha generado un incremento en la industrialización, la cual es superior, aún
sin una tendencia marcada, a la correspondiente al comienzo de la década del 2000.
Actualmente en el mercado se registran dos marcas de aceite de canola: Vitolio y
Krol. En los últimos años, 2008-2010, la exportación de aceite ha mostrado un
aumento, siendo su principal destino Chile.
El cártamo es una planta de la familia de los cardos originaria de India, altamente
adaptable a regiones semiáridas. En Asia, África y Europa se la cultiva desde épocas
remotas y se la utiliza en la producción de anilinas para telas y colorante alimentarios.
El aceite que se obtiene de la semilla es de alta calidad por el contenido en ácidos
oleico y linoleico y muy apreciado por la alta cocina, además puede ser utilizado al
igual que el aceite de colza para la producción de biodiesel. La participación del
aceite de cártamo en el comercio internacional es muy baja, del orden del 0,1%. India
y Estados Unidos son los mayores productores mundiales con un 60% de la
producción total, seguidos por México y Argentina que aportan entre el 15 y el 18%.
El área de producción de esta oleaginosa en nuestro país comprende las provincias
de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa y Chaco. En las últimas
décadas su producción ha sido muy variable, aunque muestra una tendencia
creciente. En el ciclo 2010-2011 se han implantado 90 mil hectáreas. En el país
existen unas cinco plantas aceiteras que pueden procesar semillas de cártamo,
11
prácticamente la totalidad de la industrialización se localiza en Córdoba y Santa Fe.
Las exportaciones de aceite de cártamo han sido, al igual que la producción, muy
variables, siendo actualmente su principal destino los Países Bajos.
En cuanto al lino se produce fundamentalmente en las provincias de Entre Ríos y en
menor escala en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Corrientes, Chaco, Santiago del
Estero y La Pampa. La Argentina fue uno de los principales productores y
exportadores de esta oleaginosa por muchos años, pero a partir de la década del 90
su producción decayó por cuestiones de mercado. Esta semilla es una fuente
interesante de ácido alfa-linolénico, fibras, lignanos, potasio y vitamina E, todos
componentes de importancia en el campo de la salud. También se lo utiliza como
ingrediente en las dietas de animales.
Resulta interesante analizar información aportada por la Fundación Producir
Conservando (Oliverio y López, 2010) quienes han realizado una comparación entre el
área cosechada y la producción de cereales y oleaginosas de Argentina con otros
países seleccionados.
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Tabla 1. Relación entre la producción de cereales y oleaginosas
en diferentes países seleccionados
País Área cosechada en millones
de hectáreas Producción en millones de
toneladas Granos Oleag. %
granos Granos Oleag. %
granos Argentina 8 22 25 27 56 33 Australia 19 2 90 35 3 92
Brasil 20 23 47 71 62 53 Canadá 16 8 67 47 14 77 China 86 27 76 418 57 88
Estados Unidos 59 36 62 392 96 80
India 100 35 74 217 37 85 Pakistán 15 4 79 34 5 87
Rusia/Ucrania 61 13 82 133 16 89 UE/27 59 11 84 26 313 92 Otros 211 24 90 479 34 93
Mundo 653 205 76 2140 406 84
De acuerdo a datos elaborados Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la
mayoría de los países productores de América del Norte, Europa y Asia cosechan y
producen una mayor cantidad de cereales (Tabla 1). Mientras que en Brasil y
Argentina la producción de cereales alcanza a lo sumo la mitad de la producción de
oleaginosas o un tercio como el caso de nuestro país. Este comportamiento podría
ser atribuido a la enorme expansión experimentada, como se discutió previamente,
por el cultivo de soja que si bien muestras ventajas para los productores y el país,
tiene una serie de consecuencias a mediano y largo plazo, por lo que esta temática
será retomada posteriormente en este documento.
Industrialización de soja y girasol
El fuerte aumento detectado en la producción de soja a nivel nacional ha sido
acompañado de manera sostenida por el sector industrial, tanto en términos de
inversiones como de incorporación de nuevas tecnologías y formas de gestión.
En el caso del cultivo de soja un volumen muy importante de la producción se destina
a la industria. En el año 2010 un 74% del volumen total de grano producido se
destinó a la industria (Ministerio de Economía y Finanzas Públicas 2011).
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La industrialización del grano de soja puede ser dividida, en principio, en dos etapas
en las cuales se obtienen productos destinados al consumo humano, a la
alimentación animal y a industrias no alimentarias. La primera etapa comprende la
molienda del poroto dando como productos de primera transformación: aceite crudo,
harina y pellets. En una segunda etapa estos productos son transformados dando
origen, en nuestro país, principalmente a aceite refinado, lecitina, salsa de soja y
biodiesel. A su vez la mayor cantidad de aceite refinado (aproximadamente un 80%),
se destina al consumo y se lo emplea en la elaboración de productos tales como
margarinas, mayonesa, galletitas y otros alimentos. En menor proporción, del orden
del 15%, se utiliza como producto intermedio para usos no comestibles, como
fabricación de velas, pinturas, jabón y productos químicos. En la Figura 6 se muestra
un esquema de los pasos de industrialización del poroto y los porcentajes de
producto que se destinan u obtienen en cada una de ellos, así como su destino final.
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Figura 6. Esquema de la industrialización de porotos de soja
Grano de soja
Molienda
Aceite crudoHarinas
Aceite
refinado
exportación
industria,
consumo interno
y exportaciónindustria y
consumo interno
exportación
exportación
Productos de
soja enteros
consumo interno
y exportación
Biodiesel
consumo interno
y exportación
La gama de productos que se pueden obtener a partir de porotos de soja no se
restringe a los antes mencionados, a nivel internacional se pueden identificar
diferentes productos de uso alimentario y no alimentario, punto que será ampliado
más adelante en el documento.
En el caso del girasol el 98% de la producción se destina a la industria (Figura 7).
Como resultado de 2,7 millones de toneladas molidas en el año 2010 se han obtenido
1,1 millones de toneladas de aceite crudo y 1,2 millones toneladas de subproductos.
Como producto de segunda transformación se obtuvieron 600 mil toneladas de
aceite refinado. En 2011, en tanto, se procesaron 3,5 millones de granos de los que
se obtuvieron 1,47 millones de aceite y 1,57 millones de toneladas de pellets
(Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, Franco 2011).
Con referencia a los subproductos en 2010 se destinaron a la exportación y al
mercado interno aproximadamente igual proporción (50%). El volumen final de aceite
refinado obtenido fue utilizado en su gran mayoría para consumo familiar (67%) y el
resto para la elaboración de otros productos como margarina, aderezos, mayonesa,
etc. (aproximadamente 30%).
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Figura 7. Esquema de industrialización de granos de girasol
Grano de girasol
Molienda
Aceite crudo Subproductos
Aceite
refinado
Alimentos
balanceados
exportación
exportación y
consumo interno
industria y
consumo interno
exportación
exportación
Como se indicó previamente el incremento en la producción de granos oleaginosos,
particularmente soja, fue acompañado en forma sostenida por la industria. Una
prueba de ello es el aumento de la capacidad instalada en el país para el
procesamiento de granos de soja y girasol. En la última década esta se incrementó
un 33%, pudiéndose procesar actualmente del orden de 172 mil toneladas de
granos/día, equivalente a unas 55 millones de toneladas anuales. El 11% de las
empresas instaladas en el país poseen una capacidad de molienda del orden de 20
mil toneladas de grano diarias y son las responsables de aproximadamente la mitad
de la molienda de granos oleaginosos producidos, entre estas Empresas figuran
Cargill S.A.C.I, Bunge Argentina S.A., Molinos Río de La Plata S.A., Vicentin S.A.I.C.,
Aceitera General Dehesa S.A. y Louis Dreyfus S.A.C.E.I.F. El 51% de las empresas del
sector poseen una capacidad de molienda inferior a mil toneladas de grano por día,
contribuyendo en un 4% con la molienda total. El 30% restante de Empresas poseen
una capacidad de molienda que varían entre mil y 20 mil toneladas días moliendo un
50% del total de granos (Bolsa de Comercio de Rosario, 2011).
16
En el año 2011 se registró el nivel record en molienda de soja en términos de
volumen, alcanzándose los 37,2 millones de toneladas (Franco, 2011).
Como se indicó previamente, a nivel nacional, los principales productos derivados de
la soja son el aceite, las harinas, los pellets y biodiesel. Estos productos han
experimentado en los últimos años, al igual que los granos, una tendencia creciente
en su producción.
Inicialmente focalizaremos nuestra atención en la producción de aceites y harinas. La
producción de aceite de soja, en la última década se duplicó, alcanzándose al
presente, campaña 2010/2011, los 7,1 millones de toneladas año (Figura 8a). En tanto
que la harina ha experimentado, en igual periodo, un crecimiento similar. En la
campaña 2000/2001 se produjeron 14,5 millones de toneladas de subproductos, valor
que ascendió a 28,9 millones de toneladas en la campaña 2010/2011 (Figura 8b).
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Figura 8. Evolución a) de la producción de aceite y b) harina de soja correspondiente
al período comprendido entre las campañas 2000/2001 y 2010/2011
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Fuente: Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina
Existen también en el país plantas PyME, en su mayoría propiedad de productores
agropecuarios, que procesan granos de soja para dar lugar a aceite crudo (alrededor
de 400 mil toneladas), y proteína como soja integral extrusada y expeller de soja
(unas 3 millones de toneladas).
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En el caso del girasol la reducción en su producción ha incidido en su
industrialización, registrándose en la última década una disminución en la producción
de aceite de casi un 30%. En el año 2011 se produjeron 1,48 millones de toneladas
mientras que en la campaña 2000/2001 se produjeron 2,17 millones de toneladas
(Figura 9). En tanto que la producción de harina, en igual periodo, experimentó un
aumento, del orden del 20% (1,57 millones de toneladas en 2010/2011 respecto de
1,3 millones de toneladas en 2000/2001) (Figura 9).
Dado que en la última campaña, 2010/2011 la cosecha de girasol se incrementó
significativamente, un 63%, su industrialización también creció un 31% si se la
compara con el año anterior (Franco, 2011).
Figura 9: Evolución de la producción de aceite, barras amarillas, y harina de girasol,
línea verde, correspondiente al período comprendido entre las campañas 2002/2003 y
2010/2011
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/200
6
2006
/200
7
2007
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8
2008
/200
9
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1
campaña
millo
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on
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das d
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ceit
e y
hari
na
Fuente: CIARA, Franco 2011
Desde el punto de vista tecnológico el complejo oleaginoso, en lo referente a
molturación y obtención de aceite y proteínas es uno de los más, sino el más,
desarrollado del mundo.
En términos de producción Argentina ocupa el tercer lugar del total mundial de aceite
de soja detrás de China y Estados Unidos de Norteamérica y la cuarta posición
respecto de aceite de girasol por detrás de Ucrania, Rusia y la Unión Europea.
19
Al igual que la molienda, la producción de aceites y subproductos derivados de los
granos oleaginosos es una actividad fuertemente concentrada, siendo sólo siete
empresas las responsables del 70% de la producción total del país.
Actualmente, 22 de las 51 plantas aceiteras instaladas en Argentina,
correspondientes a 37 empresas diferentes, se encuentran localizadas en la hidrovía
Rosario-San Lorenzo-San Martín, en la provincia de Santa Fe. Las plantas restantes se
localizan en las provincias de Buenos Aires (17 plantas), Córdoba (6 plantas), Entre
Ríos (4 plantas), La Pampa (1 planta), Salta (1 planta) y Santiago del Estero (1 planta).
La mayoría de estas plantas procesan soja y girasol y algunas de ellas producen
también aceite de maíz u otros aceites marginales como aceite de lino, tung y
cártamo. Esta distribución hace que la producción de aceite de soja y girasol se
encuentre altamente concentrada, habiendo un cierto predominio en la provincia de
Santa Fe de producción de aceite de soja y en la provincia de Buenos Aires de aceite
de girasol.
El polo aceitero que se ha desarrollado en Rosario, Provincia de Santa Fe, da cuenta
del 48% de la producción de soja, 80% de la capacidad de molienda a nivel nacional
y 90% de los embarques de aceites y harinas proteicas.
Resulta importante señalar que parte de las industrias del sector oleaginoso poseen
instalaciones portuarias propias para exportación de granos, aceites y harinas con
capacidad de almacenaje. Estas instalaciones están principalmente localizadas en el
Gran Rosario, provincia de Santa Fe y en Provincia de Buenos Aires Ramallo/San
Nicolás, Quequen y Bahía Blanca.
A nivel mundial, Argentina posee la segunda capacidad instalada en términos de
molienda diaria y anual de granos oleaginosos y las plantas de mayor capacidad
promedio (Tabla 2).
20
Tabla 2: Capacidad instalada correspondiente a los principales productores de aceite
a nivel mundial
País
Capacidad
instalada anual en millones de
toneladas
Numero de plantas
Capacidad instalada
promedio por planta en toneladas
Capacidad promedio de las 5 empresas mas
grandes por planta en toneladas
Argentina 56,8 52 3310 6670 Brasil 47,4 101 1421 2200 China (*) 80,0 169 1434 Sin datos Estados Unidos 51,1 71 2181 2350
(*) Sólo plantas de más de 200 toneladas
Fuente Rodríguez (2011)
A modo de resumen se muestra en la Figura 10 la evolución ocurrida entre los años
2000 y 2010 de la capacidad instalada en el país, volumen de molienda y producción
de granos oleaginosos, evolución que ejemplifica claramente lo acontecido con este
complejo y su importancia para el país.
21
Figura 10: Evolución comparativa de la producción de granos oleaginosos, la
capacidad instalada y la molienda efectuada en el período 2000 – 2010
0
10
20
30
40
50
60
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5
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/200
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2009
/201
0
campañas
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Nota: las barras azules corresponden a datos de producción, las naranjas a molienda y las
verdes a capacidad instalada.
Fuente: Rodríguez, 2011
El nivel de inversión realizado en los últimos 15-16 años por la industria aceitera ha
sido muy significativo. En la década de los 90 el sector invirtió 700 mil millones de
US$, y en los últimos 6 años 1470 mil millones de US$.
Cabe señalar, como se indicó previamente, de la existencia de unas 500 plantas
PyME, productoras de aceite crudo que comercializan con las grandes procesadoras
de aceite y proteína que se destina a feedlots, alimentos balanceados, a tambos y
granjas aviares y porcinas y productos para consumo humano. Estas plantas poseen
una capacidad media de molienda de 45 toneladas diarias y generan unos 300
puestos de trabajo.
El tercer producto relevante de la industria oleaginosa es mucho más reciente y su
destino es no alimentario. A partir de los años 2007-2008 luego de la sanción de la
Ley 26093/6, seis empresas aceiteras y otras empresas independientes, han iniciado
a nivel nacional la producción de biodiesel. Esta actividad ha crecido
significativamente desde entonces debido a la demanda externa – particularmente de
la UE – e interna, luego que se estableció el cupo para la mezcla de biodiesel con
22
nafta o gasoil, sumado a la diferencia entre las retenciones que sufre el grano, 35%,
el aceite, 32% y el biodiesel, 13,5%. En el año 2010 se registraron en el país 23
Empresas que han producido 2,5 millones de toneladas de biodiesel; este volumen
es 5 veces superior al registrado en el año 2007 (560 mil toneladas).
La capacidad instalada se incrementó unas veinticuatro veces en el período 2006-
2010, pasando de 130 mil toneladas a 3,1 millones de toneladas. En el año 2010 la
Empresas aceiteras involucradas representaban el 56% de la capacidad de
producción de biodiesel. Este tipo de actividad, al igual que la restantes relacionadas
con el complejo sojero, es altamente concentrada: aproximadamente el 50% de la
producción total del país está en manos de 4 empresas (Renova, LCD Argentina,
Patagonia Bioenergía y Biofuel). Tres de estas Empresas tienen su origen en
empresas aceiteras: Renova esta conformada por MRP, Oleaginosa Moreno y
Vicentin; la matriz de LCD Argentina es el grupo Louis Drayfus y Ecofuel esta
integrada por Aceitera general Deheza y Bunge. Se estima que en 2011 inicie sus
actividades Cargill.
A nivel mundial Argentina se ubica tercero en términos de capacidad instalada, cuarto
productor mundial detrás de Alemania, Francia y Brasil y primer exportador en el año
2010.
Participación en el comercio internacional
El complejo oleaginoso representa para Argentina el sector más importante en
términos de exportación.
En el año 2010 el complejo oleaginoso contribuyó con el 27,3% (18.608 millones de
US$) del valor total exportado por el país (68.134 millones de US$), valor 18,5%
superior respecto al 2010. El complejo soja es el mayor contribuyente (17.317
millones de US$ incluyendo biocombustibles) del sector, seguido por el complejo
girasol (715 millones de US$) y el resto de los complejos oleaginosos (576 millones
de US$) (Rodríguez, 2011). En el 2011 las exportaciones argentinas se elevaron un
18,5% respecto al año anterior, lo que equivalió a 81.957 millones de US$, siendo el
23
aporte del complejo oleaginoso del 37% (30.324 millones de US$) y el de la soja de
24.685 millones de US$.
Durante este año aproximadamente un 26% de la producción de soja, equivalente a
5.335 millones de US$, se exportó como grano, actividad que se encuentra muy
concentrada al igual que la producción. Un número reducido de Empresas, a saber:
Cargill, Noble Grain, A.D.M., Bunge, Dreyfus, Toepfer y Nidera fueron responsables
de aproximadamente el 87% de los granos exportados.
Por otra parte, en el 2011, se exportaron también 9.789 millones de US$ de harinas,
4.950 millones de US$ de aceites correspondientes a 4,2 millones de toneladas de
aceite. Estos montos representan en términos de valor un 19, 24 y 75% más que los
montos exportados en 2010.
Los principales destinos de estos productos fueron en el caso de las harinas países
de la Unión Europea, Indonesia, Argelia, Irán, Sudáfrica; en tanto que en el caso de
los aceites fueron: China, Egipto, Irán, Países Bajos, Sudáfrica e India. (Franco, 2011).
Respecto al girasol, en 2011, se exportaron 65,9 miles de toneladas de grano, 886 mil
toneladas de aceite y 678 miles de toneladas de harinas por valor de 91,5, 1131,5 y
128,7 millones de US$ respectivamente (CIARA, 2012). Valores que en su totalidad
representan menos del 5% del monto total exportado por el complejo oleaginoso.
Los principales países receptores de estos productos fueron en el caso de aceites:
Egipto, Países Bajos, Irán, Turquía, Malasia, Estados Unidos, Australia y Colombia y
de harinas: Países Bajos, Uruguay, Sudáfrica, Colombia, Chile, Reino Unido, España y
Dinamarca (Franco, 2011).
Con referencia al biodiesel, cabe señalar que las exportaciones han crecido
exponencialmente desde el inicio de su producción a nivel nacional. En el último año
(2011) se han exportado aproximadamente 1.400 millones de toneladas por un total
de 2.142 millones de US$, que equivale a un 75% de aumento respecto al año
anterior. El destino principal de estas exportaciones ha sido España, los Países Bajos
e Italia, que representan en total un 80% del volumen exportado. Cabe señalar que la
24
normativa emitida por la UE “Directiva de Energía renovable” podría impedir la
importación de biodiesel derivado de soja, hecho sobre el que se encuentra
negociando el gobierno Argentino a efectos de conseguir su flexibilización.
Respecto a la participación de los complejos oleaginosos en el comercio mundial
cabe señalar que Argentina ocupa el primer lugar en la exportación de aceite y harina
de soja y el segundo en la exportación de aceite y harina de girasol, detrás de
Ucrania; con una participación en el mercado mundial del 49, 45, 20 y 16%,
respectivamente (Oil World Annual 2011). Cabe también señalar la importancia del
complejo maní que se ha erigido en el primer exportador de aceite y segundo
exportador de harina detrás de India, participando con un 24 y 7%, respectivamente,
en el mercado mundial.
Los volúmenes de oleaginosas producidos, industrializados y exportados en las
últimas décadas, muestran claramente la importancia de este sector en la economía
nacional. Esta queda manifiesta por ser el tercero en importancia de acuerdo al valor
de producción y el valor agregado, el undécimo en la generación de puestos de
trabajo, y el primero en el rubro de exportaciones.
Este panorama puede ser atribuido a factores de índole nacional e internacional.
Entre los factores externos cabe mencionar el aumento del consumo de aceites y
proteínas de origen vegetal ocurrido en los últimos años; mientras que entre los
internos se debe destacar la incorporación de tecnología de primera línea y la
innovación de tipo organizacional que permitió generalizar las redes de productores y
los procesos de desintegración vertical, con la consolidación de prestadores de
servicios con un alto grado de tecnificación. De este modo productores e industria
lograron adaptarse a nuevos desafíos y satisfacer nuevas demandas.
25
PERSPECTIVAS FUTURAS DEL COMPLEJO A NIVEL NACIONAL Y
MUNDIAL
Diversos estudios realizados a nivel mundial (Alexandratos 2011, Alexandratos y
Bruinsma 2012, Food and Agriculture of the United Nations 2006, 2007, 2009)
coinciden que existirían tres fuerza impulsoras que determinarían un aumento de la
demanda de alimentos en las próximas décadas. Ellas son:
- el aumento de la población mundial, aunque a una menor velocidad, la cual se
estima que alcanzará en el 2050 un valor de 7670 millones de habitantes. Este
incremento, del orden del 40% respecto a la población existente en el
2005/2007, tendrá lugar fundamentalmente en los países en desarrollo.
- la continuación de la urbanización. Las estimaciones efectuadas indican que el
70% de la población mundial estará localizada en el 2050 en las ciudades.
- el aumento del ingreso per cápita.
De acuerdo a estos estudios las dos primeras variables poseen una baja
incertidumbre, en tanto que la tercera, es de alta incertidumbre.
Se proyecta también para el 2050 un incremento, del orden del 11%, de la cantidad
de calorías diarias consumidas por persona, estimándose alcanzar las 3.070
Kcal/día/persona en los países en desarrollo y 3.490 Kcal/día/persona en los países
desarrollados.
Se considera además que continuarán los cambios en la dieta de la población
mundial incrementándose el consumo de alimentos pecuarios, productos lácteos,
aceites vegetales, frutas y vegetales y pescados en detrimento del consumo de
raíces, tubérculos y legumbres, fundamentalmente en los países en desarrollo, y que
se profundizará la concepción de incrementar el consumo de alimentos que tengan
beneficios para la salud del consumidor. Los países en desarrollo deberán tomar los
recaudos necesarios como para que la población no modifique su dieta hacia
26
alimentos ricos en grasa, sal y azúcar y pobres en micronutrientes y fotoquímicos.
Dietas que es sabido incrementan la posibilidad de aumentar los riesgos de contraer
enfermedades crónicas no transmisibles, tales como la obesidad, enfermedades
cardiovasculares, tumorales, entre otras.
Este escenario estaría acompañado por un incremento del crecimiento económico
global del orden del 2,9%, lo que implica una desaceleración de la velocidad de
crecimiento acontecida en periodos anteriores fundamentalmente por la reducción en
la velocidad de crecimiento de la población, así como por el hecho que muchos
habitantes, principalmente en los países desarrollados, han alcanzado altos niveles de
consumo.
Las variaciones antes mencionadas serían la fuerza de tracción para un aumento de la
demanda de la producción agrícola para el 2050, esta sería aproximadamente del
70% en comparación a los valores alcanzados en 2005/2007.
El 80 a 90% del incremento de producción estimada, dependiendo del grado de
desarrollo de cada país, se considera que tendrá su base en un aumento de los
rendimientos (peso relativo proyectado 70%) y de la intensidad de cultivo (peso
relativo proyectado 10%) y el 10-20% restante a un incremento de la tierra cultivable
básicamente en países de Latinoamérica y el Caribe y de la región sub-Sahara de
África.
De acuerdo a los estudios realizados por la FAO (2009), la posibilidad del aumento de
las tierras cultivables se concentra en siete países: Brasil, República Nacional del
Congo, Angola, Sudán, Argentina, Colombia y Bolivia.
Otro factor a tener en cuenta, para cumplir con las estimaciones previstas, es el
aumento de la irrigación. Si bien diferentes estimaciones consideran que esto es
factible, como en el caso del aumento de las tierras cultivables, la disponibilidad de
agua no estará igualmente distribuida entre los diferentes países.
Con referencia al complejo oleaginoso, cabe señalar que este ha sido uno de los
sectores más dinámicos en las últimas décadas de la agricultura mundial. En los
últimos treinta años este sector ha experimentado un crecimiento promedio del 4,3%
27
por año respecto al incremento de la agricultura total, incluyendo los productos
pecuarios, la cual registró un aumento del 2,1% anual.
Las fuerzas impulsoras de este crecimiento han sido los usos alimentarios, la
alimentación animal y los usos no alimentarios de los granos oleaginosos producidos
a nivel mundial.
Como se indicó previamente el principal destino alimentario de los granos
oleaginosos, en términos de volumen, lo representan los aceites cuya demanda
seguirá aumentando hacia el 2050, en el caso de alimentación animal lo son las
harinas y pellets y respecto a usos no alimentarios, básicamente el aceite como
materia prima para la producción de biodiesel y oleoquímicos, entre otros productos.
De los 125 millones de toneladas de oleaginosas que se producen en el mundo,
aproximadamente el 60% se destina a fines alimentarios y el 40% restante a usos no
alimentarios como pinturas, detergentes, lubricantes, oleoquímicos y biodiesel. Cabe
recordar que solo tres cultivos, palma, soja y colza/canola dan cuenta del 82% del
aumento de la producción mundial de aceites vegetales, lo que implica una fuerte
presión para los mismos y otros cultivos alternativos para cumplir con las demandas
esperadas.
Perspectivas para soja
En el caso particular de soja se estima para el año 2050 se necesitaría contar, a nivel
mundial, con 390 millones de toneladas de grano. Si bien esto implica un aumento de
la producción del orden 80% respecto del período 2005/2007, la velocidad de
crecimiento será menor que la experimentada por este cultivo en periodos anteriores.
Se estima que la demanda de aceite de soja, para usos no alimentarios será mayor y
crecerá a una mayor velocidad que aquella destinada a uso alimentario. En este
sentido cabe señalar no sólo su uso como materia prima para la elaboración de
biocombustibles, sino también para usos cada vez más extendidos a nivel mundial
como son la obtención de pinturas, detergentes, y diversos oleoquímicos. A modo de
ejemplo cabe mencionar el documento elaborado por Informa Economics (The
28
Agricultural Utilization Research Institute, 2009) quienes en base al análisis de más de
100 productos o tecnologías, que involucran el grano de soja, en desarrollo o
desarrollados en Estados Unidos, ha seleccionado los ocho productos o tecnologías
de mayor relevancia en base a la demanda o mercado potencial, la factibilidad
económica, el estado de desarrollo del producto o la tecnología en cuestión y el nivel
de la institución u organización que soporta el desarrollo. Entre los relacionados con
aceite para uso no alimentario se pueden mencionar:
- Diesel renovable: en este caso se hace uso de la tecnología de
hidroprocesamiento y de cualquier fuente de triglicéridos para obtener un
producto que replica la estructura química del diesel tradicional.
- Transesterificación enzimática: es una nueva aproximación al proceso de
transesterifícación química para producir biodiesel. Este proceso presenta
varias ventajas pero debe aún sortear algunas barreras para convertirse en un
proceso comercial.
- Polioles basados en soja: se trata de bloques químicos que se emplean para
producir polímeros, en particular, poliuretanos. Estos productos presentan
ventajas respecto a los basados en el petróleo y son utilizados en la
fabricación de espumas que se emplean en la industria del mueble, productos
del piso, entre otros.
- Epicloridrina: este producto tiene aplicaciones en la industria electrónica,
automotriz, aeroespacial y energía eólica. Las nuevas tecnologías de
transformación de glicerina a epicloridrina reducen el gasto energético, las
aguas de deshecho y los productos orgánicos clorinados.
Con referencia a un destino alimentario se han seleccionado dos productos:
- Granos de soja con alto contenido en aceite: se encuentran en desarrollo
granos en lo que se trata de incrementar el contenido de aceite, lo que
permitiría cumplir con mayor facilidad las demandas tanto para usos
alimentarios como no alimentarios de este producto. El desarrollo además
29
tiene su base en el hecho que los últimos desarrollos e innovaciones en el uso
de la soja están focalizados en productos derivados de la fracción de aceite
más que la de proteína.
- Aceites de alta estabilidad: se encuentran en desarrollo variedades de grano
conteniendo aceites de medio y alto ácido oleico, así como variedades con
bajo contenido de ácido linolénico, las cuales serían más estables frente a los
procesos de oxidación.
Con referencia a la demanda de proteína de soja, se estima que la misma continuará
creciendo hacia el 2050, pero a una menor velocidad. Al igual que en el caso del
aceite, la demanda será mayor para fines no alimentarios, tal como alimentación
animal consecuencia del incremento esperado en el consumo de alimentos de origen
pecuario, básicamente carnes y productos lácteos.
En el documento previamente mencionado (The Agricultural Utilization Research
Institute, 2009) se ha incluido en la lista de los ocho productos o tecnologías de
mayor relevancia que emplean soja, a:
- Alimentos para acuicultura: la acuicultura es una actividad en expansión a
nivel mundial y requiere de proteína para reemplazar la harina de pescado
actualmente utilizada en la elaboración de alimentos para peces. Distintos
estudios llevados a cabo han mostrado que es más adecuado el uso de
concentrados proteicos de soja, en lugar de harina de soja, para este fin dado
el menor contenido de componentes antinutricionales que presenta.
- Adhesivos para madera: estos productos se elaboran con proteínas de soja. Si
bien no es una tecnología nueva pues fue desarrollada en los años 1920/1930,
ha resurgido el interés por la misma debido a que son productos más
amigables con el medio ambiente, con la salud y pueden actualmente
competir desde el punto de vista económico.
A nivel nacional también diferentes estudios estiman un crecimiento en la producción
de oleaginosas y de soja en particular, tanto de grano como de sus productos
30
derivados. Así por ejemplo, se proyecta un mayor consumo de la demanda de aceite,
impulsado por la necesidad de incrementar a un nivel del 7% la cantidad de biodiesel
en mezclas con nafta y gasoil. También se consideran positivas las políticas estatales
que incentivan el desarrollo de la agroindustria nacional generando productos de
mayor valor agregado.
De acuerdo a la Fundación Producir Conservando (Oliverio 2010) para el año 2020 en
Argentina se plantarán 25,5 millones de hectáreas con oleaginosas estimándose una
producción total de 74,5 millones de toneladas de granos, valores que implican un
incremento del 65 y 55%, respectivamente, respecto a los valores correspondientes
al período 2007/2009. En particular las áreas sembradas con soja y girasol se
incrementarían un 25 y 42%, respectivamente, respecto a los valores alcanzados en
2007/2009 y su producción se incrementaría 53 y 61%, respectivamente,
considerando igual base.
Estos valores se desprenden de los valores estimados para granos oleaginosos en
general y soja y girasol en particular, indicados en la Tabla 3.
31
Tabla 3. Datos estimados de área sembrada y producción de cereales
y oleaginosos para el año 2020
Oleaginosos Soja Girasol
Área Producción Área Producción Área Producción 2007/2009 20,2 48,9 17,49 43,67 2,03 3,44
2020 25,5 74,5 21,9 67,15 2,90 5,55 Los datos están expresados en millones de hectáreas y millones de toneladas.
Con referencia a la cadena de soja Organismos internacionales como USDA
proyectan que en la campaña 2019/2020 Argentina sembrará 23,3 millones de
hectáreas de soja. Valor algo superior al indicado en la Tabla 3.
Por su parte el estudio proyectivo realizado por Instituto de Estudios de la Realidad
Argentina y Latinoamericana (2011) estima un incremento del área sembrada con soja
para fin de la década del orden de 2,7 millones de hectáreas más a las utilizadas en la
campaña 2010/2011, valor semejante al estimado por Oliverio y López (2010).
También en el escenario creado se espera una mejora anual del rendimiento del
orden del 1% anual. La combinación de ambos factores indica que la producción
estimada de soja en el país para el final de la década llegaría a las 66,5 millones de
toneladas. Este mismo estudio prevé un crecimiento de la industria molinera
promedio del 3,6% anual, por lo que la industria pasaría a procesar en la campaña
2019/2020 56 millones de toneladas de soja. Para ello se deberán ampliar plantas
existentes y/o desarrollar nuevos emprendimientos. En la simulación realizada y
como una consecuencia lógica del incremento de la molienda se prevé un
incremento de la producción de harina (43,7 millones de toneladas en el 2020) y de
aceite (10,6 millones de toneladas a fines de la década). En este contexto se prevé un
aumento del consumo interno y de la exportación de ambos productos.
El estudio también contempla un aumento en la producción de biodiesel.
El crecimiento de la cadena impactaría en la generación de puestos de trabajo,
requiriendo unos 48 mil puestos nuevos.
32
Como se indicó previamente Argentina cuenta con tecnología moderna y competente
a nivel internacional para la primer etapa de industrialización del poroto y en particular
para la obtención de aceite, por lo que en principio cuenta con las condiciones
requeridas para contribuir a la demanda futura tanto de grano de soja como de los
principales productos de primera transformación. Aunque en este caso puede
hacerse uso de nuevas tecnologías aplicables a las etapas de molienda y
procesamiento como son:
- extracción supercrítica de aceite.
- degomado enzimático. Si bien esta tecnología se encuentra desarrollada,
requiere de optimización y desarrollo/obtención de enzimas.
En el país no se ha avanzado en la obtención de harinas proteicas y productos
derivados como aislados y concentrados de soja y/o ingredientes funcionales y/o
bioactivos de origen proteico destinados a alimentación humana. Para algunos de
esos productos la tecnología se encuentra desarrollada y es aplicada con éxito en
diferentes países, tal es el caso de aislados y concentrados proteicos. En otros, como
la obtención de proteínas/harinas sin utilizar solventes orgánicos, se requiere de
estudios que conduzcan a tecnologías apropiadas.
Existe además otro mundo, muy poco explorado a nivel nacional como lo es la
obtención de productos provenientes de soja para usos no alimentarios. A nivel
mundial existen diversos estudios y desarrollos tendientes a:
- la fabricación de compuestos químicos (polioles, esforolípidos, ramnolípidos,
polímeros basados en triglicéridos, ácidos succínico, propiónico, etc.)
destinados a las industrias farmacéutica, cosmética y cuidado personal, de
pinturas, adhesivos, plásticos etc., prácticamente ausente en Argentina.
- obtención de combustibles diferentes del biodiesel y nuevas tecnologías para
la obtención de biodiesel.
- desarrollo de nuevas tecnologías que utilizan aceite y glicerina con aplicación
en el campo energético.
33
- desarrollo de nuevos procesos y/o productos alimentarios.
- desarrollo de nuevas variedades de soja con valor agregado (alta estabilidad
de aceite y alto contenido de aceite, fortificadas en omega-3, con mayor
contenido de tocoferoles, etc.).
Todo este tipo de productos basados en aceite y/o proteína de soja representan una
oportunidad para agregar valor agregado a la producción. Deberían seleccionarse
aquellos productos que puedan presentar mayor interés u oportunidad para el país y
comenzar a desarrollarlos.
En cuanto a la producción de biodiesel al presente la Unión Europea, como se indicó
previamente, encabeza tanto su producción como su consumo (incluir cita), consumo
que ha sido en promedio entre 2009-2012 de 9 millones de toneladas cúbicas. Se
estima que para el 2020 la producción mundial de biodiesel alcance los 45000
millones de toneladas y que continúe creciendo en las siguientes décadas (Figura 11).
A la producción de biocombustibles contribuirían, entre otros, países de la Unión
Europea, Brasil, Argentina, Estados Unidos de Norteamérica, Tailandia e Indonesia.
34
Figura 11: Estimación de la evolución de la producción de biodiesel
en las próximas décadas
0
5
10
15
20
25
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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
año
Pro
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n e
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das
Dentro de la gama de aceites que se producen a nivel mundial la composición de
triglicéridos presentes en los aceites de soja y colza son los que más se adecuan a la
producción de biodiesel, con las tecnologías existentes, por lo que se estima que la
demanda de granos de soja con este fín seguirá en aumento y que seguramente
Argentina en los próximos años se posicionará como un actor protagónico en el
mercado mundial de biodiesel.
Perspectivas para girasol
A nivel mundial en los últimos 25 años, a diferencia de lo que ha ocurrido en
Argentina, la producción de girasol ha crecido en forma constante. Se estima esta
tendencia continuará en las dos próximas décadas. De acuerdo a proyecciones
realizadas por FAO (2009) en el 2050 se producirán aproximadamente 60 millones de
toneladas de girasol (Figura 12).
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2018 2020
35
Figura 12: Proyección efectuada por FAO para la producción de granos
de girasol hasta el año 2050
0
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40
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60
70
1990/99 2000/2099 2012/19 2030 (*) 2050 (*)
años
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n e
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Rusia, Ucrania, la Unión Europea y Argentina, son los cuatro países que producen
más girasol en el mundo, aproximadamente un 70% de la producción total,
registrándose un incremento notorio en los últimos años en la producción de la
región del Mar Negro, debido a la sustitución de viejas variedades por nuevos
híbridos. Se estima que estos países continuarán siendo grandes protagonistas en lo
que respecta a producción e industrialización de girasol.
En los últimos años el mercado mundial para aceite de girasol se ha reducido, a
diferencia del crecimiento experimentado por otros aceites como el de soja, colza y
palma el cual ha sido muy significativo (Oil World Annual 2010).
A pesar de ello, de acuerdo a las proyecciones realizadas por la FAO, la producción
de aceite de girasol se incrementará significativamente para el 2050, alcanzando 22,4
millones de toneladas cúbicas.
En Argentina, de acuerdo a la Fundación Producir Conservando (Oliverio 2010), tal
como se indicó previamente, para el año 2020 en Argentina se plantarán 25,5
millones de hectáreas con oleaginosas (Tabla 3) de las cuales 2,9 millones
corresponderán a Girasol lo que implica un crecimiento del 42% respecto del área
implantada en el período 2007/2009. Este mismo estudio prevé un aumento de la
36
producción alcanzando al final de la década valores de 5,5 millones de toneladas,
61% más de lo producido en el período tomado como base (2007/200).
De acuerdo a un trabajo realizado por Dominguez Brando y Sarquis (2011), para que
se pueda cumplir con el incremento de producción de girasol estimado por FAO, así
como el que se espera a nivel nacional, debe aumentar el consumo de aceite de
girasol prácticamente al doble (de 1,4 a 2,3 Kg/año/persona) y/o incrementarse a un
menor nivel el consumo y palelamente aumentar el uso industrial del grano, por
ejemplo para la producción de biocombustibles. El incremento del consumo debería
ser impulsado por una reducción de costos de producción y/o un aumento de calidad
diferenciada del aceite.
El aumento de la cadena de valor del complejo girasol requiere, sin duda, de un
intenso trabajo científico – tecnológico durante las próximas dos décadas.
Si bien desde hace años los esfuerzos en Ciencia y Tecnología se han focalizado en el
desarrollo de semillas de girasol conteniendo un perfil lipídico más saludable, de alta
calidad nutricional y con una determinada funcionalidad industrial, todavía resta
mucho trabajo por delante. Ejemplo de estos estudios son el desarrollo de híbridos
comerciales o precomerciales caracterizados por un alto contenido de ácido palmítico,
esteárico u oleico o un contenido medio de ácido oleico. Asimismo se encuentran en
desarrollo semillas con otros perfiles diferenciales de ácidos grasos tales como: alto
oleico + alto esteárico, alto oleico + gama o delta-tocoferoles; alto oleico+alto
esteárico + gama o delta-tocoferoles, entre otros (Pozzi y de la Vega, 2009). Todos
estos estudios tienen como fín último incrementar la versatilidad del cultivo en
términos de nutrición y salud con fín alimentario y/o uso industrial.
Los mayores competidores del girasol lo constituyen otros aceites sustitutos como
los de maíz, canola/colza y soja, por lo que se debería mejorar la competitividad del
girasol frente a ellos tanto en términos de costo de producción como de calidad
diferencial del aceite.
Es sabido que el proceso de refinación de aceite de girasol deja mayor cantidad de
deshechos, que por ejemplo el correspondiente a aceite de soja y requiere de un
proceso adicional, la remoción de ceras, que incrementa el costo de proceso.
37
Por otra parte el aceite de girasol presenta algunas limitaciones para la producción de
biocombustibles, entre las que se destacan la variabilidad de la composición de
triglicéridos, altamente dependiente de las condiciones del medio y de las prácticas
agrícolas. Particularmente para la obtención de biodiesel se requieren aceite que
mantengan un valor constante del cold point o cold filter plug point (CFPP), hecho
que no cumple el aceite de girasol.
En base a lo expuesto se considera que, a nivel nacional, deberían hacerse aportes
desde la Genética, la Biotecnología y las Técnicas de producción tendientes a
aumentar la producción, mejorar el perfil de triglicéridos del grano para lograr mejor
calidad y mayor adaptación a los requerimientos de la industria tanto alimentaria
como no alimentaria y aumentar la adaptabilidad ecológica del cultivo.
Los principales desafíos a los que en principio se enfrenta este cultivo sería
desarrollar híbridos que permitan:
- incrementar la calidad nutricional del aceite.
- producir aceites más estables frente a los procesos oxidativos, con valores de
CFPP más estables y que contengan un menor contenido de ceras.
- aumentar la adaptabilidad del cultivo a regiones semiáridas.
Vale recordar que se encuentra en estado muy avanzado el conocimiento del genoma
del girasol, conocimiento que permitirá sin duda acelerar los tiempos de
mejoramiento genético, e incluir en los híbridos comerciales, caracteres deseables
para satisfacer las demandas existentes y eliminar aquellos caracteres no deseables.
Estos desarrollos deberían estar acompañados por la mejora en prácticas agrícolas
que contemplen una mejor selección de híbridos, la realización de un adecuado
control de malezas y plagas y una buena gestión en el uso de agua y control de
nutrientes del suelo.
38
Con respecto a los subproductos de la molienda de girasol, básicamente se destinan
a la elaboración de alimentos balanceados para producción animal, tanto de
monogástricos como de rumiantes. Podrían analizarse usos alternativos de los
subproductos de la molienda de girasol, como por ejemplo su posible empleo en la
fabricación de biomateriales.
Otro punto a tener en cuenta es el aumento en la diversificación de cultivos, así como
en la necesidad de una agricultura sustentable con una adecuada rotación de cultivos.
En este sentido debe prestarse atención a los cultivos de oleaginosos, hoy
marginales, como el caso de la colza y el cártamo. Cultivos que tal como se indicó
previamente pueden contribuir al objetivo mencionado, contribuyendo a la
adquisición de nuevos mercados y obtención de nuevos productos tanto para el
sector alimentario como no alimentario, en particular biocombustibles.
Las expectativas de crecimiento del complejo oleaginoso nacional son dependientes
de una serie de condiciones de contorno, más allá de los aportes de la Ciencia y la
Tecnología. De acuerdo a ASAGIR (Rodríguez 2011), si bien la capacidad industrial del
complejo es alta y podría absorber expansiones de la producción de oleaginosos
internas y de la región, así como responder a una mayor demanda internacional, se
debería profundizar en obras de infraestructura y tener una política activa por parte
del Estado de defensa de los mercados argentinos.
También existen una serie de limitantes estructurales entre las que se pueden
mencionar:
- movilización y transporte de granos y productos derivados. Este punto
contempla tipo de transporte, estado de los caminos, mejoras del ferrocarril
especialmente de carga y desarrollo del transporte fluvial.
- capacidad de procesamiento y logística portuaria: en el 2020 se requerirá en
el país de un incremento del 20% de la capacidad instalada de procesamiento
y de la adaptación del complejo portuario, demanda que se incrementaría para
el 2050.
39
- también se requerirá aumentar la capacidad de almacenamiento y
acondicionamiento de granos.
Por otra parte se debe realizar una agricultura sustentable que tenga en
consideración la cobertura de rastrojos, la rotación de cultivos, el control de la
erosión, el balance de nutrientes del suelo, la disponibilidad de recursos hídricos, la
realización de un adecuado control de plagas, malezas y enfermedades que afectan
los cultivos.
Resulta dificil pensar en estos términos con la relación cereales/oleaginosas
imperante hoy en día en el país, cabe recordar que el 58% del área total sembrable
esta implantada con soja. Es necesario que esta cadena evolucione en su
sustentabilidad y mejore la mano de obra en términos de horas/hombre/hectárea, que
demanda.
40
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Argentina produce mucho más alimentos primarios que los que requiere para el
consumo interno, hecho que representa una oportunidad sumamente favorable para
contribuir con la demanda global de alimentos estimada para las próximas décadas.
El complejo oleaginoso por su parte continuará siendo uno de los actores más
importantes de la economía argentina. Para que esto se pueda concretar, como se
indicó anteriormente deben sortearse una serie de limitaciones así como realizar una
contribución importante desde el área de la Ciencia y la Tecnología.
Técnológicas
- Para atender a las demandas futuras, tanto a nivel nacional como internacional,
se debe incrementar el rendimiento de los cultivos de soja y girasol haciendo
un uso adecuado de agroquímicos, fertilizantes y utilización del suelo.
- La cadena de soja debe mejorar su sustentabilidad para lo que se requiere de
la rotación anual con gramíneas u otros cultivos alternativos.
- Tanto en el caso de soja como de girasol se requiere del aporte de la Genética
y la Biotecnología para el desarrollo de nuevos híbridos tolerantes al estrés
térmico, hídrico y la salinidad, así como de resistencia a plagas y
enfermedades. También deben considerarse los híbridos con composición
diferencial de triglicéridos o contenido incrementado de aceite, proteína u
compuestos menores como antioxidantes.
- La cadena de soja tiene buenas oportunidades para agregar valor a los
productos de primera transformación tanto en lo que respecta al aceite como
a la harina y obtener productos para: - consumo humano haciendo énfásis en
salud, - consumo animal, ejemplo alimentos para acuicultura o – el sector no
alimentario (energía, industria química, farmaceútica, cosmética, etc.). Debería
realizarse una selección de los productos de segunda transformación de
41
mayor interés para el país y adquirir la tecnología existente a nivel mundial y/o
desarrollar tecnologías específicas.
- En el caso de girasol debe mejorarse el perfil de triglicéridos del grano en
forma específica para lograr una diferenciación respecto a otros granos como
colza, para consumo humano con enfásis en salud y producción de
biocombustibles.
- También debe considerarse la diversificación del uso de la proteína de girasol,
más allá de alimentos para consumo animal.
- En el caso de colza y cártamo se debería mejorar los niveles de productividad,
para lo que se debería desarrollar tecnología para la implantación del cultivo
bajo el sistema de siembra directa, así como para control de plagas y
malezas.
Logística e infraestructura
- Incrementar la capacidad instalada de acopio y almacenamiento.
- Mejorar y articular los distintos componentes que participan en el traslado de
distintas cargas (granos, productos de primera transformación y segunda
transformación, etc.) y facilitar el transporte desde la regiones de producción
más lejanas y los puertos.
- Mejorar la capacidad instalada involucrada en el procesamiento e
industrialización de soja y girasol.
42
Políticas de Estado
- Fuerte inversión público-privada en la infraestructura tanto fluvial, como vial y
ferroviaria.
- Apoyo crediticio y financiero a los nuevos emprendimientos y/o mejora de los
existentes.
- En el caso del Ministerio de Ciencia y Tecnología:
Apoyar los proyectos de investigación y desarrollo en las temáticas de
interés para el complejo oleaginoso.
Promover la creación de nuevos grupos de trabajo en el área de
oleoquímicos y/o orientar las actividades de investigación de grupos
consolidados hacia esta temática.
Impulsar la formación de grupos de trabajo público – privados para llevar
adelante con mayor facilidad las actividades de investigación, desarrollo
y/o innovación requeridas, así como facilitar la transferencia de resultados.
Promover las exportaciones de nuevos productos y procesos y prestar
apoyo en la apertura de nuevos mercados así como en la inserción
internacional de las empresas del complejo.
Fomentar la constitución de redes de laboratorios interdisciplinarias para
contar con mayores recursos humanos e infraestructura para abordar las
necesidades de investigación y desarrollo.
Impulsar el desarrollo conjunto de nuevos híbridos, tecnologías y
productos de mayor valor con los aspectos reglamentarios requeridos para
su aprobación.
43
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