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CAYAMBE, CAYAMPI, CAYANQUISABER Y MEMORIA

RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANCESTRAL EN EL ALTIPLANO DE LA MITAD DEL MUNDO

ALFREDO LOZANO CASTRO

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CAYAMBE, CAYAMPI, CAYAN QUISABER Y MEMORIA

RECUPERACION DEL CONOCIMIENTO ANCESTRAL EN EL ALTIPLANO DE LA MITAD DEL MUNDO

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ALFREDO LOZANO CASTRO

Consejo de Gobierno de laConfederación del Pueblo Kayambi2005 - 2007

ARTURO GUASGUACoordinadorSEGUNDO LANCHIMBASubcoordinadorGONZALO QUILUMBAQUINFortalecimiento OrganizativoROSA CABASCANGOSalud, Género y GeneraciónFERNANDO FARINANGOEducación, Cultura y Deportes

Auspicio:IBIS

@ Copyraight. Derechos ReservadosAlfredo Lozano Castro Confederación del Pueblo Kayambi

Prohibida la reproducción total o parcial de la obra sin autorización del autor

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Dedicatoria:

A Pablo Guaña, Irma, Sarayo, Tamia, y Pablito, amigo generoso,espirítu ancestral,orgullo del Pueblo Cayan qui.

Agradecimiento:

A Miguel Viera y Arturo Guasgua, quiénes hicieron posible este estudio.

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INDICE GENERAL

INTRODUCCION

I. DE LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN LA MITAD DEL MUNDO

1. CONTEXTO TERRITORIAL, Y EVOLUCION CULTURAL 2. CARACTERISTICAS FISIOGRAFICAS Y GEOASTRONOMICAS 3. PUEBLOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL, CONTEXTO SOCIO POLITICO 4. ENTORNO CONSTRUIDO Y VIVIENDA

II. DEL CONOCIMIENTO Y SABIDURIA ANCESTRAL

5. CONOCIMIENTO DE LA ASTRONOMIA; CONTROL DEL TIEMPO Y LAS ESTACIONES

6. CREENCIAS, WACAS, Y LUGARES SAGRADOS 7. ORDENACION TERRITORIAL DEL ALTIPLANO ECUATORIAL8. SIMBOLOGIA Y ARTE

III. DEL MUNDO DE LOS ANTEPASADOS

9. MITOLOGIA DE ORIGEN Y LEYENDAS 10. CULTO A LOS ANTEPASADOS

IV. DE LOS MUNDOS QUE CONFORMAN LA TOTALIDAD

11. REGIONES TERRESTRES: ANTISUYU, CUNTISUYU, COLLASUYU, Y CHINCHAYSUYU

12. DIMENSIONES ESPACIO – TEMPORALES: NAWPA PACHA, ANAN PACHA, KAY PACHA, Y UCKU PACHA

V. DE LOS MUNDOS SUPERPUESTOS

13. INVASION, CONQUISTA Y COLONIZACION ESPAÑOLA 14. REORDENAMIENTO TERRITORIAL Y TRANSFORMACION DEL ENTORNO15. MESTIZAJE BIOLOGICO Y SINCRETISMO RELIGIOSO

VI. DE LA RECUPERACION DE LA MEMORIA ANCESTRAL Y RENACIMIENTO DEL PUEBLO KAYAMBI

16. PERVIVENCIA DE FESTIVIDADES RITUALES Y ORGANIZACIÓN COMUNITARIA.17. LA CONFEDERACIÓN DEL PUEBLO KAYAMBI18. IDENTIDAD E INTERCULTURALIDAD

BIBLIOGRAFÍA

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INDICE DE FOTOGRAFIAS

Fotografía N° 1. Idolo de Piedra, denominada Piedra clava Fotografía N° 2. Idolo de Piedra, denominada Piedra clavaFotografía N° 3. Cuenco con incisiones externas. Fase CotocollaoFotografía N° 4. Recipiente con decoración interior. Fase CotocollaoFotografía N° 5. Vasija ZapatiformeFotografía N° 6. Vasija forma de botella. Fase La ChimbaFotografía N° 7. Alcarraza. Fase La ChimbaFotografía N° 8. Olla a manera de trípode. Fase CochasquíFotografía N° 9. Copa. Fase CochasquíFotografía N° 10. Fotografía N° 11. Vaso. Fase PiartalFotografía N° 12. Recipiente decorado con motivos felínicos y geométricosFotografía N° 13. Recipiente decorado con motivos felínicos. Fase Capuli. Carchi.Fotografía N° 14. AtlantesFotografía N° 15. Fotografía N° 16. Recipiente de forma cuadrangular y decoración interior. Fase PiartalFotografía N° 17. Tincullpa de oro con representación felínicaFotografía N° 18. Adorno de oroFotografía N° 19. Pucarakuna al sur de CayambeFotografía N° 20. Pucara de QuitolomaFotografía N° 21. Pucara deFotografía N° 22. Pucara de PambamarcaFotografía N° 23. Panorámica Tolas de CochasquiFotografía N° 24. Tola de Cochasquí excavadaFotografía N° 25. Tola de Cochasquí sistema constructivoFotografía N° 26. Forma Tola de SocapambaFotografía N° 27. Panorámica Tolas ZuletaFotografía N° 28. Tolas de Zuleta. Emplazamiento generalFotografía N° 29. Equinoccio de septiembre salida del Sol, por el nevado CayambeFotografía N° 30. Equinoccio de septiembre salida del Sol, por el nevado CayambeFotografía N° 31. Solsticio de diciembre, ocaso del Sol, por el cerro CananvalleFotografía N° 32. Equinoccio de marzo. Amanecer, Luna por encima del cerro CananvalleFotografía N° 33. Virgen del QuincheFotografía N° 34. Imagen de San Pedro según Guaman PomaFotografía N° 35. Imagen de San Pedro de la iglesia de CayambeFotografía N° 36. Comparsas en el Inti RaymiFotografía N° 37. Comparsas en el Inti RaymiFotografía N° 38. Personaje con máscaraFotografía N° 39. Personaje con máscaraFotografía N° 40. Comparsa de niñosFotografía N° 41. Rama de GallosFotografía N° 42. Diablo Uma

INDICE DE GRAFICOS

Gráfico N° 1. Topónimos del Altiplano Ecuatorial, con base y complemento QuiGráfico N° 2. Tipología de TolasGráfico N° 3. Vivienda de Curaca, similar a Maloca

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Gráfico N° 4. Movimiento de Precesión del Eje del giro de la TierraGráfico N° 5. Espiral de las Eras CósmicasGráfico N° 6. Fases LunaresGráfico N° 7. Técnica de control del movimiento de una figura celeste en un observatorio de horizonteGráfico N° 8. Recorrido anual de la Tierra alrededor del SolGráfico N° 9. Estructura del Calendario CayambiGráfico N° 10. Representación de diseño geométrico que implican ejes de orientación astronómica Gráfico N° 11. Representación de la Estrella de ocho puntas Gráfico N° 12. Esquema de orientación andina

INDICE DE MAPAS

Mapa N° 1. Sitios Arqueológicos en el Altiplano EcuatorialMapa N° 2. Hoya del Río Guayllabamba o QuitoMapa N° 3. Territorio y Area de influencia CayambiMapa N° 4. Pucarakuna en el Altiplano EcuatorialMapa N° 5. Tolas y/o Pirámides en el Area Norandina EcuatorialMapa N° 6. Ejes de orientación en recorrido de incursión InkaMapa N° 7. Orientación Pirámides de Cochasquí, en relación al eje equinoccial del nevado CayambeMapa N° 8. Registro del movimiento aparente del Sol desde PuntiatchilMapa N° 9. Ordenación Territorial CayambiMapa N° 10. Cerros y Lagunas en el Area EcuatorialMapa N° 11. Organización Territorial a fines del siglo XVIMapa N° 12. Ocupación Territorial Cayambe principios siglo XXI

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INTRODUCCION.

….”La cultura responde con la verdad a las mentiras de la historia”

Los estudios realizados sobre los pueblos del altiplano andino, asentados alrededor de la lìnea ecuatorial adolecen de aspectos relativos a su singular posición geoastronómica, lo cual ha impedido que se pongan de manifiesto los conocimientos astronómicos que podían tener, por encontrarse en una zona muy propicia para realizar y definir con extraordinaria precisión el paso del sol por la línea ecuatorial (equinoccios), y los puntos máximos de su recorrido anual (solsticios), así como, la salida y ocultamiento de las estrellas que acompañan estos hechos singulares, el registro del ciclo lunar, entre otros importantes acontecimientos estelares. Si esta posición era reconocida por dichos pobladores, y de la misma manera lo aprovecharon para desarrollar diversos conocimientos, es la gran interrogante a dilucidar; en este sentido, para el caso del pueblo Cayambi, surgen algunas preguntas que representan serios obstáculos que debemos superar, para indagar sobre dichos conocimientos:

¿Conocieron que estaban asentados en la línea divisoria del recorrido anual del sol?¿Cuáles fueron las técnicas nativas para realizar los registros del movimiento del sol y otras figuras celestes?¿Cuáles son las pruebas fehacientes, huellas e indicios irrefutables que certifican los conocimientos nativos?¿Cómo se trasmitían los conocimientos a los miembros de las comunidades?

Cualquier respuesta positiva al interrogatorio planteado, tiene múltiples implicaciones que desde un enfoque integral, permitirían dar cuenta, no sólo del conocimiento de la existencia de un eje astronómico, el punto medio o centro desde donde podían observar el movimiento de las principales figuras celestes, que aparecían cuando ocurrían determinados fenómenos atmosféricos o astronómicos; sino también, de la razón de ser, de la presencia de amautas y gobernantes de los Estados nativos, probablemente desde cinco milenios antes del presente; las celebraciones rituales, la localización de pueblos, e innumerables construcciones (Pucarakuna, traducidas erróneamente como “Fortalezas”; tolas y/o pirámides); así como, la simbología expresada en el arte cerámico, metalurgico y textil, los mitos de origen y leyendas que involucran hitos geográficos (cerros, nevados y lagunas), que singularizan el entorno del área geográfica ocupada por el pueblo Cayambi. Los mismos complejos arquitectónicos existentes en la latitud ecuatorial (aproximadamente, 1° al norte y sur); precisan ser investigados y explicados de mejor forma; las evidencias, para el caso del complejo de pirámides de Cochasqui, uno de los sitios más conocidos en la línea ecuatorial, permiten suponer que se trata de un gran observatorio astronómico, cuyo orientación, al parecer esta señalando el punto vernal de una anterior era cósmica.

Las respuestas satisfactorias, al cúmulo de cuestionamientos que podemos hacer para indagar sobre los conocimientos ancestrales, exigen ingeniar enfoques, alejados de las metodologías tradicionales utilizadas por ciertos “cientistas sociales”, que siguen al pie de la letra, lo que dicen las crónicas de conquista, y buscan afanosamente en los archivos datos que les permiten especular con supuestos, sobre la organización y estado de los pueblos nativos, antes de la invasión española, lo que sumado a la infranqueable barrera de mentes colonizadas que niegan toda posibilidad de que los pueblos nativos hayan sido capaces de conocer y peor aún desarrollar conocimientos,

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equiparables a lo que actualmente se proclama como ciencia1, la tarea se vuelve prácticamente imposible, como demuestran, diversos estudios, que de forma cicatera, loan gestas de dudosa credibilidad, y en base a falsas suposiciones de la gloriosa valentía local (resistencia andina), arrojan mantos de confusión que impiden visualizar los conocimientos ancestrales de los pueblos que habitaron y habitan la zona ecuatorial, actitud que no ha hecho más que esclerotizar el conocimiento de la sabiduría ancestral.

Indudablemente que la conquista y colonización, provocaron una ruptura brutal al acceso del conocimiento y sabiduría de las culturas nativas, no sólo destruyéndolos, sino tergiversándolos en las mismas crónicas recogidas por los escribientes al servicio de la corona española; en este sentido, es necesario poner en tela de juicio ciertas afirmaciones de la historia de la conquista, principalmente aquella referida a la conquista de los Inkas, donde los escribientes de turno (antiguos y modernos), presentan versiones simplistas, que tergiversan y hunden en un mar de incertitudes, el estado en el que se encontraban los pueblos y naciones de la región ecuatorial, pues los datos que se manifiestan en las crónicas, en su afán de homologar la presencia de los Inkakuna, al papel de invasores y colonizadores, desempeñado por los propios conquistadores españoles, pervirtieron los hechos2, los cuales, a todas luces están imbuídos del imaginario medieval relativo a la formación de los reinos en Europa, donde la lógica guerrera e invasora, producto de las pretensiones avasalladoras del monarca de turno, no escatima ningún esfuerzo para conseguir sus objetivos, que en nuestro caso, además, estaba sustentada en la propagación de la fé católica.

En este contexto, con interés y tesón particulares hemos asumido, investigar la sabiduría y conocimiento ancestral de las antiguas culturas asentadas en la zona ecuatorial, desde una lectura perspicaz, de las primeras crónicas3, convertidas en fuente insustituible; en ellas, es posible buscar pacientemente, una serie de pequeños indicios, que sumados a los vestigios arqueológicos desperdigados por toda la zona ecuatorial, (construcciones arquitectónicas: pirámides, y pucarakuna; objetos cerámicos, metalúrgicos y trabajos en piedra: petroglifos y esculturas), manifestaciones rituales (celebraciones alusivas a los solsticios y equinoccios), y artísticas y artesanales, que todavía se realizan en la actualidad, entrelazados a partir de la propia concepción del mundo de las culturas nativas, es posible dar sentido, proponer y demostrar la sabiduría ancestral, presente en dichas manifestaciones de ayer y hoy.La misma presencia Inka, que debido al imaginario de los cronistas de la época se tradujo como invasión militar y de conquista territorial, a tenor de lo antes expuesto admite otra interpretación ligada al interés de registrar el movimiento aparente del sol y determinadas constelaciones, que en la zona ecuatorial pueden ser visualizadas perfectamente; además si tenemos en consideración que a lo largo del período civilizatorio de las culturas indígenas se registran una serie de cambios en el control de los equinoccios y fenómenos astronómicos, es posible que la presencia Inka se debió a estos motivos, incluso en los propios relatos de tinte guerrero, se atisban ciertos

1 Se entiende que la ciencia, es esencialmente el estudio de las Leyes de la Naturaleza. 2 No se descarta la presunción de que los informantes nativos, tergiversaron la información, por temor o con el objeto de obtener prebendas por parte de las autoridades españolas.3 Las noticias que dan los cronistas tempranos son escasas y contradictorias; no estuvieron bien informados, sus datos son vagos, y quienes no conocían el idioma nativo, dependían del traductor. Por otra parte estaban imbuídos del imaginario medieval, que les proporcionaba ideas preconcebidas de antemano, que en muchos casos les inducia a homologar los relatos nativos, con sus propias tradiciones históricas y leyendasd; por lo cual, el testimonio de los cronistas debe ser examinado desde la óptica nativa y sometido a nuevas interpretaciones acordes con la mentalidad y cultura nativa.

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datos que permiten suponer que los motivos de su presencia en la zona ecuatorial, obedecieron a la constatación de fenómenos astronómicos.

Los datos consignados en las mismas crónicas, permiten proponer que los Inkakuna vinieron a certificar sus conocimientos astronómicos en la mitad del mundo, unificando con sus conocimientos y ritos festivos, las naciones andinas, esta revolución cultural fue interpretada desde otro punto de vista totalmente ajeno, sin embargo, en la información de sitios y lugares, donde se efectúan las “batallas”, se puede advertir el rol fundamental de cerros, lagunas y pucarakuna, que indudablemente están ligados a los acontecimientos astronómicos, como tendremos ocasión de analizar en los respectivos apartados.

Con estas consideraciones, el presente estudio, persigue una doble finalidad, primero, sugerir nuevos caminos para la investigación de la sabiduría y conocimientos ancestrales, lo cual requiere despojarse de ideas mal fundadas que han sido inculcadas por la historiografía oficial; y segundo, introducir un esquema interpretativo innovador, desarrollado en seis partes, a saber: I. De los Pueblos que habitan en la Mitad del Mundo, que da cuenta de su evolución cultural, características fisiográficas y sociopolíticas. II. Del Conocimiento y Sabiduría Ancestral, que hace referencia a los conocimientos desarrollados, en los campos de la Astronomía, Ordenación del Territorio, Arte y Simbología. III. Del Mundo de los Antepasados, que habla de los mitos de origen y leyendas, así como el culto a los antepasados. IV. De los Mundos que conforman la Totalidad, habla de las dimensiones espacio – temporales, terrestres y celestes: Suyu / Saya, presentes en la ordenación territorial de todas las naciones indígenas. V. De los Mundos Superpuestos, desarrolla los resultados de la imposición de un nuevo orden político administrativo y cultural; y VI. De la Recuperación de la Memoria Ancestral y Renacimiento del Pueblo Kayambi, aunque es una asignatura todavía pendiente, hace alusión al proceso de revalorización de los conocimientos y técnicas nativas, las festividades rituales y los esfuerzos de reconstitución politico territorial emprendida por la actual Confederación del pueblo Kayambi.

La realización de esta tarea requiere de una vasta información etnohistórica, arqueológica y antropológica, y el concurso de varias disciplinas: astronomía, geografía, simbología, arquitectura y ordenación territorial, entre las más principales, que para nosotros forman parte de las ciencias del territorio y concepción simbólica del espacio, que la experiencia de otros estudios similares en otras culturas de la región ecuatorial, han permitido su comprensión. Finalmente, a pesar de las múltiples dificultades y obstáculos encontrados, además de las versiones oficiales que niegan la existencia de los conocimientos ancestrales, no hemos desmayado, ni estamos desalentados, sabemos que tarde o temprano, la verdad saldrá a luz, y por ello, infundidos de renovados bríos, con constancia, perseveramos en nuestras investigaciones que contradicen los enfoques académicos seudo científicos, que por decir lo menos, adolecen de una propia visión, que posibilite encarar con éxito, la comprensión de las múltiples manifestaciones de la sabiduría ancestral y legado cultural nativo.

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I. DE LOS PUEBLOS QUE HABITAN EN LA MITAD DEL MUNDO.

…….“el hombre americano, no es producto de la inmigración extracontinental, por lo menos en lo que atañe a la presente época geológica, sino que es un producto originario de esta misma tierra americana, donde generó su cultura, su arte y su ciencia”. A. Posnansky4.

…… “Lo triste y lamentable es que no se han hecho estudios científicos, tampoco arqueológicos, en muchos lugares anteriormente nombrados, ya que los resultados serían verdaderas sorpresas y hasta darían un vuelco a la prehistoria del Ecuador”…. J. Botasso.

1. CONTEXTO TERRITORIAL, Y EVOLUCION CULTURAL

4 Se ha comprobado que el hombre americano existía ya cuando poblaba estas tierras una fauna muy extinguida, y que la cultura del hombre prehistórico llegó a un nivel de progreso tal que muy poco, o casi nada debía envidiar a la cultura que los europeos trajeron a este continente en el siglo XVI. A. Posnansky 1940.

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La falta de estudios intertidisciplinares que permitan entender el proceso de evolución socio cultural, ocurrido en el altiplano ecuatorial, desde una propia matriz interpretativa, que no sólo, tenga en consideración las evidencias de objetos cerámicos, fechados mediante análisis de carbono 14; sino que además, incorpore otros aspectos relacionados con las ciencias del territorio (astronomía, geodesia, simbólica del espacio, etc.), conllevan una serie de contradicciones con el actual esquema de la cronología arqueológica, propuesto para interpretar la evolución cultural de los pueblos asentados en la región ecuatorial; es más, los estudios que se apartan del enfoque tradicional propuesto para entender la evolución cultural de los pueblos del “nuevo mundo”, a decir, de los afamados especialistas5, guardianes de la verdad científica, carecen de fundamento científico, y por lo tanto no tienen validez.

Desde esta perspectiva, los investigadores de turno, enfrentamos el dilema, de hacer uso del consabido esquema arqueológico, que para el altiplano ecuatorial, ensamblan perfectamente, las teorías que manifiestan que la aparición del hombre americano es relativamente reciente, lo cual en términos geológicos6 se correspondería con el período Holoceno, y, a riesgo de ser descalificados, en un acto de osadía, aunque no temeridad, se recojan versiones existentes que ponen en duda las teorías al uso, e inducen a especular que posiblemente desde el Pleistoceno, en los periodos interglaciares, a tono con la presencia de una variada fauna, bien pudieron existir formaciones culturales que lograron un notable desarrollo. Sino, ¿Como es posible entender las versiones que dan cuenta de la existencia de las cinco “Edades del mundo”, (F. Guamán Poma, 1987); “Fábula del origen de estos barbaros indios del Peru”, (P. Sarmiento de Gamboa, 1988); “Dinastías Peruanas”, (Fernando de Montesinos, 1957); “Cuatro épocas de antigüedad, del Reyno de Quito, (Juan de Velasco, 1996), entre otras?. Incluso existe una versión que da cuenta del lugar, donde al parecer debían estar registrados los mundos que precedieron al presente, como se ilustra a continuación:

“Decìan los indios que asistìan en el templo de Mama Ocllo unos cuentos y fabulas notables, que desde la creación del mundo hasta este tiempo habìan pasado cuatro soles sin este que al presente nos alumbra. El primero se perdiò por agua, el segundo cayendo el cielo sobre la tierra y que entonces mato a los gigantes que habìa y que los huesos que los españoles han hallado cavando en diferentes partes son dellos por cuya medida y proporción parecen haber sido aquellos hombres de estatura de màs de veinte palmos. El tercer sol dicen que faltò por fuego. El cuarto que por aire. Deste quinto sol tenìan gran cuenta y lo tenìan pintado y señalado en el templo de Curicancha y puesto en sus quipos hasta el año de 1554”. (Martín de Murùa. Pag. 100 – 101. Historia General del Peru. Cap. XXVII. Madrid 1986.

El relato hace clara referencia a los cuatro mundos que antecedieron al presente, que al parecer abarcaría un período mayor a los 10000 años, o en el mejor de los casos, se amoldaría con los períodos de la cronología arqueológica (Banco Central del Ecuador), coincidiendo con sus fases culturales, a saber: Precerámica o Paleoindia (10000 – 3800 A.C)., Formativa (3800 – 400 A.C), Desarrollo Regional (400 A.C. – 400 5 Algunos, entronizados en instituciones cuya razón de ser, es aclarar y resolver problemas relacionados con el conocimiento del legado ancestral6 La historia geológica de la tierra, en su última fase o Era Cuaternaria, con una duración de poco más de un millón y medio de años, determina que durante esta Era se produjeron grandes cambios climáticos caracterizados por la sucesión alternada de períodos glaciares e interglaciares. Esta era se divide en dos grandes períodos: el Pleistoceno, que comprende las glaciaciones y los interglaciares, y el Holoceno, que abarca los tiempos posteriores a la última glaciación. Hay que destacar que en la era Cuaternaria, la fauna era muy similar a la actual, e hizo su aparición el Homo sapiens.

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D.C.), Integración e Inka (400 – 1532 D.C.). Sin embargo, como la realidad es compleja y ajena, más todavía si se trata de interpretar el legado ancestral, de culturas que para muchos no alcanzaron un grado civilizatorio equiparable a las culturas del “viejo mundo”, es urgente incorporar nuevas metodologías, y si es posible, conciliar sus resultados, con los trabajos hasta ahora realizados, desde un enfoque integral e interdisciplinar, para dar cuenta del singular proceso de evolución socio cultural de los pueblos y naciones que han habitado el altiplano ecuatorial desde tiempos inmemoriales.

En este contexto, es necesario ampliar el enfoque de interpretación del proceso de evolución cultural de la región ecuatorial a partir de nuevos supuestos y metodologías (concepción cultural del espacio; arqueastronomía, etc.), incorporando, todo lo útil, de los testimonios recogidos en las crónicas, así como, los estudios realizados en cuánto se refiere a los vestigios arqueológicos encontrados, aunque guardando ciertas reservas sobre su posible antigüedad; a propósito de esta sugerencia, el reconocido profesor Segundo Moreno Y., en una reciente publicación, expresa lo siguiente: “Es patente, una vez más la necesidad de aunar esfuerzos para completar las enormes lagunas que presenta la Arqueología de la Sierra Central y Norte del país, con el análisis no solo de la cerámica sino de otros restos, a fin de proponer una cronología válida independiente de la periodización propuesta por Evans, Meggers y Estrada y que posibilite discutir con datos científicos las inter-relaciones y posibles influjos entre las diferentes regiones del actual Ecuador”. (Historia Antigua del país Imbaya. Pág. 73. 2007).

Con este exordio, se hará un breve recuento de los estudios arqueológicos existentes hasta la fecha, en el altiplano ecuatorial, a tenor del tradicional esquema arqueológico, basado en las evidencias cerámicas u otros objetos que han sido fechados con pruebas del carbono 14, encontrándose que los vestigios de mayor antigüedad, (El Inga, cerca del volcán Ilaló, y San José, centro y norte de la Hoya de Quito, respectivamente)7, se remontan aproximadamente a 10000 años A.C. en término medio, lo cual se corresponde con la época denominada como Precerámica o Paleoindia. A la estela de este horizonte temporal, habría de transcurrir, un largo período (8000 - 4000 A.C.), de inactividad volcánica y justo antes del inicio de un nuevo episodio eruptivo del volcán Cuicocha, (altiplano norandino, provincia de Imbabura), cuando, aparecen la agricultura y producción de alimentos, como el maíz; datos paleobotánicos recientes sugieren que grupos humanos que vivieron en el período precerámico8, con un modo de vida recolector-productor, ya habían iniciado el proceso de producción de alimentos, por medio de una agricultura de cereales, desde hace unos 4200 años.

En efecto, la presencia más antigua del maíz domesticado ha sido documentada en una columna de polen9 obtenida en las cercanías (suroeste) de la laguna de Imbakucha (San Pablo), a 2.760 m.s.n.m.; este cereal constituiría la base de la

7 El Inga se encuentra a 2.500 m.s.n.m., de altura, en la base del cerro Ilaló por su lado oriental. Las excavaciones de Robert Bell permitieron inferir que fue un campamento paleoindio donde se llevaban a cabo diversas actividades, incluyendo la manufactura de artefactos (cuchillos, raspadores, buriles y puntas de proyectil de diversas formas y tamaños). Los yacimientos paleoindios que le son más afines por sus rasgos generales y su industria lítica se encuentran hacia la base oriental del cerro, por lo común bajo la cota de 2.600 m.s.n.m., Al respecto vale citar Lazón, San Cayetano, San Juan, San José, este último excavado por William Mayer Oakes y datado en 9.350 a.C., por el método de la hidratación de la obsidiana. (Museo del Banco Central).8 Todavía, no se sabe con certeza, si las poblaciones precerámicas, propietarias de los restos líticos, evolucionaron culturalmente hacia formas socio organizativas que desembocarían en la cultura la Chimba, o si por el contrario ésta podría considerarse como una nueva expresión cultural generada bajo una fuerte influencia de la cultura proveniente del valle de Quito, conocida con el nombre de Cotocollao.

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agricultura, no sólo del altiplano ecuatorial, sino de toda la región nuclear andina (Ecuador, Perú y Bolivia). Precisamente, en esta zona (parroquia Espejo, pocos kilometros al suroeste de la ciudad de Otavalo), los estudios arqueológicos realizados (Thomas P. Myers. 1976), determinan que en el período Formativo (3800 – 400 años A.C.), existían poblados grandes, donde se construyeron templos y monumentos, las labores agrícolas y técnicas de riego eran notables, mismas que tendrán un desarrollo continuo, como lo certifican los vestigios arqueológicos (cerámica, artículos de piedra, concha, hueso, etc.) encontrados en la Hacienda la Chimba, cerca de la parroquia Olmedo (Pesillo), noreste del actual cantón Cayambe.

El sitio arqueológico la Chimba10, que cubre alrededor de 12 Has., esta emplazado a 3.180 m.s.n.m., en un lugar estratégico que se comunica fácilmente con el piedemonte de la cordillera oriental. El asentamiento ocupa suelos aptos para la agrícultura, cerca de fuentes hídricas, como el río que lleva el mismo nombre y no lejos del volcán Cayambe. En orden a los vestigios cerámicos, en la Chimba, se identifican tres fases: Temprana (700 - 400 A.C.), que cuenta con algunos elementos que son comparables con la fase tardía de Cotocollao11 (2000 - 350 A.C.); Media (400 a 90 a. C.) se corresponde con la evidencia reportada en los sitios Tababuela (Berenguer y Echeverría, 1995), Socapamba (Athens, 1980), Fase Espejo, junto al Lago San Pablo (T. Myers, 1976) y también con Cochasquí (Schönfelder, 1989); y Tardía (90  A. C. a 350 D. C). Dichas fases cubrirían los períodos Formativo y de Desarrollo Regional, en la clasificación cronológica tradicional.

A la fase Temprana, corresponden cántaros globulares de boca estrecha, botellones globulares con cuello alargado y un asa de cinta, empleados para transportar, almacenar y servir líquidos. Las principales técnicas decorativas usadas por los alfareros fueron la pintura positiva roja, presente tanto en la superficie externa, como interna de las vasijas, los puntos impresos colocados horizontalmente, debajo del borde o en el cuerpo superior de cuencos, y en menor medida la pintura negativa. Además de vasijas, también fueron manufacturadas figurillas humanas y tiestos cilíndricos perforados en el centro, los cuales eran utilizados como volantes de huso, en actividades textiles, relacionado con la posibilidad de que las colonias, asentadas en el Valle del Chota/Mira cultivaran algodón, producto que junto con la coca eran típicos de la zona.

El trabajo en hueso de animales y en conchas marinas, obtenidas por trueque, de la costa. El inventario en hueso de los cortes estratigráficos incluye objetos utilizados tanto con fines domésticos, como simbólicos: espátulas hechas en cuerno de venado, figurinas humanas pequeñas con los brazos cruzados sobre el pecho, punzones, perforadores, anillos de concha de perla, y cuentas de collar circulares. También, fueron utilizados diferentes tipos de rocas para elaborar instrumentos de trabajo (hachas en forma de T), y objetos de adorno personal (cuentas de collar); se han encontrado gran variedad de instrumentos en obsidiana. Finalmente, la presencia de gotitas de oro en una piedra de lava, sugiere que tenían conocimiento de técnicas de

9 En la base de una columna de polen tomada de este sitio, a 615 cm. de profundidad, fue obtenida una fecha de radiocarbono de 2250 a.C., asociada a polen y carbón de maíz y un medio climático seguramente más seco que el actual.10 Excavado por J. Athens; A. Osborn, 1974.11 El sitio arqueológico de este nombre constituye el asentamiento formativo más importante, para este período,  en el valle de Quito y en la Sierra norte del Ecuador. Se han descubierto, además, otros  ochenta sitios más de esta tradición cultural a la largo de la meseta de Quito, y se han realizado hallazgos de objetos de la misma mucho más al sur, en la provincia de Chimborazo.

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fundición de metales, lo cual les permitió elaborar una gran variedad de objetos de adorno personal (orejeras).

Durante la fase Media (400 - 0 A.C.), surge la presencia de una cerámica suntuosa con representaciones antropomorfas, detectándose el fortalecimiento de una red permanente de intercambio regional, la cual permitió la obtención de objetos exóticos, de filiación Tumaco-Tolita Clásico. La fase Tardía (90  A. C. a 350 D. C), se caracteriza por la pintura roja con diseños geométricos en el exterior de los recipientes. (Ver, Fotografías N° 1 - 6).

Fotografias N° 1 y N° 2. Idolos de piedra, denominados “Piedra clava”Fuente: Museo Banco Central de Ibarra

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Fotografía N° 3. Cuenco, con incisiones externas, fase CotocollaoFuente: Biblioteca Banco Central. Quito

Fotografía N° 4. Recipiente con decoración interior, fase CotocollaoFuente: Biblioteca Banco Central. Quito

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Fotografía N° 5. Vasija “zapatiforme”. Fuente: Museo Atahualpa. Caranqui.

Fotografía N°6. Vasija en forma de botella, fase La ChimbaFuente: Biblioteca Banco Central. Quito

En el altiplano norandino, las evidencias arqueológicas más confiables sobre la presencia de poblaciones agrícolas, que al parecer tienen filiación con la Chimba, ha sido documentada en Tababuela (Oeste, El Mosqueral)12; El Salado; Los Soles, Socapamba y Santiaguillo. Esta secuencia cultural, corresponde alrededor de mil años13 de desarrollo de grupos humanos que vivieron en el territorio que ocupa la actual provincia de Imbabura. El área total de dispersión geográfica, como el origen de las poblaciones creadoras de esta fase cultural aún siguen siendo tema de discusión14; se ha reportado un asentamiento poblacional en el valle del río Chota-Mira (40 Km., al noroeste de la Chimba), lo cual indica que unidades domésticas de esta tradición cultural explotaban los recursos de este valle cálido, obteniendo posiblemente sal, coca y algodón.

Más al sur, recientes investigaciones sugieren que luego de la violenta explosión del volcán Pululagua (situado al noroeste de la Hoya de Quito, a 2.940 m), sobre el valle de Quito, hacia el 500 A.C., algunas poblaciones portadoras de la Cultura Cotocollao, (situadas más abajo, en la misma dirección noroeste), podrían haber migrado hacia el norte (más arriba del lugar del evento volcánico, ¿No es más lógico que se alejen del lugar, hacia el sur?), y asentado en los límites de la Hoya de Quito, y en la Hoya del

12 El yacimiento Tababuela Oeste, disperso a lo largo de más de una hectárea, está localizado en una terraza ubicada a 1.560 m.s.n.m., en la confluencia de los ríos Ambi y Chota, en el Valle del río Chota. 13 Las fechas de radiocarbono, cubren un rango cronológico entre 700 a.C. y 250 d.C.14 Los investigadores: Marcelo Villalba, Alexandra Alvarado; José Berenguer, José Echeverría, y Santiago Ontaneda, consideran que existen suficientes elementos decorativos y estilísticos entre la cerámica de Cotocollao y la Chimba como para considerarlos pertenecientes a una misma tradición cultural conocida como Cotocollao. Una posición contraria es la que sostiene, J. Stephen Athens, para quién existen más diferencias que similitudes decorativas y estilísticas entre la cerámica de los dos sitios mencionados, dejando entrever que se trata de una fase cultural diferente.

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Chota). Algunos aspectos físicos, nutricionales y patológicos, de los grupos que se habrían instalado en sitios como: la Chimba, los Soles, San Antonio de Ibarra, Tababuela y Socapamba podrían ser similares o muy parecidos, a los que presentan las poblaciones portadoras de la cultura Cotocollao, (1500 - 500 A.C.).

La vida sedentaria en aldeas, la agricultura y generación de productos alimenticios, el surgimiento de formas de especialización laboral (agricultura, alfarería, etc.), la intensificación de las relaciones de intercambio o trueque, (materias primas y bienes manufacturados), la creación de redes de intercambio permanente, así como, el aumento en la densidad poblacional, organización de la producción agrícola e industrial, mejoramiento de las condiciones de vida, incremento de las actividades ceremoniales y expansión territorial, permiten el surgimiento de importantes asentamientos de población15, ubicados en diferentes ecosistemas, siguiendo un patrón de ordenación espacial y complementariedad económica. A la producción primaria de alimentos por medio de la agricultura (maíz, papa, oca, quinua y fríjol), se suma la caza de aves y mamíferos terrestres (perdices de páramo y venados), la producción alfarera, la metalurgia y seguramente otras actividades domesticas. Se estabiliza y desarrolla una eficiente red de intercambio regional tanto en el interior del grupo, como con comunidades de la costa (Cultura Chorrera 1600 - 300 A.C., intercambio de cerámica), y el oriente (Cultura Cosanga 600 a.C.-700 D.C., vertientes orientales de la Cordillera, intercambio de cerámica).

Durante, el período de Integración (500 - 1500 D.C.); se presume que se configuran importantes centros poblados, que dominan la agricultura, la fabricación de cerámica, y fundición de metales preciosos como el oro y plata, así como bronce. (Piezas de oro y bronce, se han encontrado en Ayora y otros lugares del área de estudio). De acuerdo a las evidencias arqueológicas más recientes, los asentamientos de población, se sustentaron en el desarrollo eficaz de los instrumentos y medios de producción (agricultura extensiva e intensiva que genera excedentes; producción de bienes manufacturados de mejor calidad para el consumo interno y el intercambio con otras comunidades), y una nueva concepción cosmogónica de la territorialidad y del manejo de los espacios domésticos y rituales, así como una división social de trabajo más compleja, y nuevas formas de relación social; existieron en la región ecuatorial, al menos durante unos 1550 años y sus expresiones culturales están representadas por diversas culturas que adoptan el nombre del lugar donde han sido encontradas.

Entre estas fases, destaca Cochasqui, debido al complejo de pirámides y tolas, construcciones atribuídas a la cultura Quitu-Cara; según las investigaciones del arqueólogo alemán A. Meyer, éste divide a Cochasquí en dos períodos: Cochasquí I: (950 – 1250 D.C.), Cochasquí II (1250 – 1550 D.C.). Dicha clasificación la efectúa de acuerdo a los fechados radiocarbónicos y a las características cerámicas de las excavaciones de su coterráneo U. Oberem16.

El análisis arqueoastronómico del complejo de pirámides desarrollado en el Punto II, establece que su orientación, se corresponde con un período anterior a la actual

15 “El análisis de los datos arqueológicos, paleoecológicos, bioantropológicos y etnohistóricos de los últimos 30 años, sugiere que en el altiplano norandino existieron sociedades tribales, con sus dos modos de vida, el igualitario mixto y el jerárquico-cacical, durante al menos unos 2250 años. Entre 700 a.C. y 250 d.C. vivieron los grupos sedentarios organizados en aldeas permanentes, portadores de la tradición cultural la Chimba, con sociedades de tipo tribal igualitario (700-400 a.C.) y jerárquico-cacical (400 a.C- 250 d.C.). Durante los siguientes 1850 años surgieron y se desarrollaron otro tipo de sociedades jerárquico-cacicales, cuya expresión cultural conocemos arqueológicamente con los nombres de Capulí (1 -1550 d.C.), Piartal (700- 250 d.C.) y Tuza (1250-1550 d.C.)”. Rodríguez, C.A..Universidad del Valle. Santiago de Cali, Colombia. 2005.16 Cochasqui: Estudios Arqueológicos 1981.

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alineación equinoccial, es decir que la orientación de los ejes mayores de las plataformas tienen actualmente un angulo de 23° 30’, con respecto a la alineación ecuatorial, lo que hace presumir que antiguamente en la fecha de su construcción señalaban la dirección ecuatorial. Este es un claro ejemplo, como el resultado de investigaciones, a partir del empleo de otras metodologías (arqueoastronómia, concepción cultural del espacio), contradicen los resultados de los estudios arqueológicos hasta ahora realizados, en el altiplano ecuatorial.

Otras culturas coétaneas, emplazadas en un amplio territorio (aproximadamente 18.000 Km2), que ha sido identificado como el País Caranqui (S. Ontaneda 1998), ocupado por diferentes etnias organizadas con diversos niveles de complejidad y estilos cerámicos, que por sus expresiones simbólicas, tienen indudable implicación con los conocimientos astronómicos, presumiblemente desarrollados en el centro ecuatorial, por el pueblo Cayambe, son: Capulí (1 -1500 D.C.), Piartal (500 -1250 D.C.) y Tuza (1250 -1500 D.C.), aunque esta última, un poco alejada del área de estudio.

Las evidencias materiales de la Cultura Capulí17, integran distintas fases y estilos, que han sido encontradas en un territorio que ocupa aproximadamente unos 12.000 Km2, desde el centro y norte de la provincia de Pichincha: los sitios de Malchingui, San José Alto y Milán Alto, Chaupicruz, la Florida, Chilibulo y Chillogallo; en la provincia de Imbabura la denominada Fase Urcuquí; en la provincia del Carchi: el Angel, y Huaca (Estilo Cerámico Negativo del Carchi). Se debe mencionar además otros yacimientos arqueológicos en, Monte Olivo, El Refugio, La Mesa, El Cebadal, El Inca/Cuambaquí, Yuquin/bajo, Shanshipamba, Tababuela/El Remolino, Chalguayacú/Playas, Guaranqui y Chugá, descubiertos por investigadores colombo - ecuatorianos durante prospecciones sistemáticas (años 79-80), realizadas en el valle del Chota-Mira.

Las poblaciones Capulí eran sedentarias y vivían en poblados dispersos, muchos de los cuales estaban ubicados por encima de los 2.700 m.s.n.m. La ubicación de sitios de vivienda en diversos ecosistemas de páramos y valles cálidos (Chota-Mira) sugiere la microverticalidad como una de las principales estrategias de obtención de recursos para su subsistencia. De acuerdo a este modelo de complementariedad ecológica, el intercambio de excedentes de producción debió realizarse a diversos niveles controlados por diferentes estamentos sociales, entre los que sobresalen los mindalaes, encargados del intercambio a larga distancia.

En cuanto a la estratificación social, todavía no aparece una marcada jerarquización (como la que se presenta en la cultura Piartal), aunque si debió existir una elite gobernante; los sectores sociales intermedios lo conformaban los grupos que se dedicaban a actividades como el intercambio, la alfarería, la orfebrería, la textilería, etc., el resto de la población se dedicaba a la producción de alimentos. La principal actividad económica era la agricultura (cultivos de maíz y papa); en general, las evidencias materiales sugieren una economía mixta bien estructurada, así como redes de intercambio de productos como la sal y la coca.

17 De acuerdo a la primera fecha absoluta, proveniente de un basurero en el sitio San José, los inicios de esta fase cultural, podrían corresponder a comienzos de nuestra era. Otro grupo de once fechas, ubicadas entre los siglos I y V d.C., corresponden a un periodo en el cual las comunidades Capulí parecen haber sido las únicas que ocupaban el territorio estudiado. Seis fechas más correspondientes a los siglos V y XIII d.C., pertenecerían a un lapso cronológico en el cual las comunidades Capulí habrían coexistido con las poblaciones Piartal provenientes del sur y portadoras de una nueva tradición cultural. Y finalmente, contamos con dos fechas tardías, correspondientes al siglo XV d.C., que dan cuenta de la coexistencia de la sociedad Capulí con la sociedad Tuza.

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La producción alfarera parece haber sido una actividad económica muy importante, se han encontrado gran cantidad de objetos (vasijas de uso doméstico y ritual, figuras de hombres y mujeres, máscaras y ocarinas), con decoración geométrica y pintura bicroma (negro sobre rojo), aplicada con la técnica del negativo. Un grupo importante son los cuencos o compoteras con base anular, que tienen animales aplicados en la parte superior del cuerpo, o seres humanos que están sosteniendo el cuerpo de la vasija, a manera de Atlantes sosteniendo el mundo. Muchos de los diseños que aparecen en la cerámica, están presentes también en los objetos de metal. Se trata de representaciones geométricas, utilizadas algunas veces para figurar animales estilizados, seres antropomorfos y zooantropomorfos, los cuales han sido realizados utilizando el repujado, el ensamblaje y la aplicación18.

El trabajo de los metales fue otra de las actividades importantes, alcanzando un alto grado de perfección; los metales trabajados fueron principalmente el oro de buena ley, la plata y la tumbaga dorada, aleación de oro y cobre. Las técnicas utilizadas para elaborar objetos que cumplieron diversas funciones, entre ellas la de adorno corporal, (diademas en forma de H; narigueras lisas o con diseños de animales; pectorales con formas geométricas; colgantes de orejera circulares o tinculpas, que presentan diversas formas, discos simples, o circulares con decoración repujada central de círculos concéntricos, con representaciones de rostros humanos y cabezas de felinos en alto relieve; círculos calados y colgantes en forma de arco y con felinos y aves como decoración; pezoneras, elaboradas de láminas de oro o de alambres en espiral; cuentas de collar con formas tubulares, cilíndricas, esféricas y bicónicas; orejeras con formas geométricas, de aves y micos), fueron la fundición, el martillado y la soldadura (por fusión o granulación y de otros tipos). Por su parte, las técnicas decorativas más comunes fueron el recortado, el repujado y el brillo o pulimento.

La producción textil, reporta textiles elaborados en fibras de algodón y de camélidos (tumbas de La Florida); y los estudios iconográficos de las representaciones humanas, (coqueros), muestran que las mujeres usaban faldas largas decoradas con diseños geométricos similares a los que aparecen en otros objetos de cerámica. El vestido de los hombres era un maure y una especie de faja terciada sobre el pecho, elaborada seguramente de algodón. Muchas de las representaciones geométricas en negativo que aparecen en los “coqueros”, podrían ser interpretadas como vestidos o mantas elaboradas con técnicas que aún perduran, y que demuestran la conservación del patrimonio textil. (Ver, Fotografías N° 7 a 12).

Las evidencias materiales de la cultura Piartal, (asociada con la etnia de los Protopastos), se encuentran distribuidos en las provincias de Imbabura (valle del Chota-Mira, sitios: Alor/San Lucas, Tababuela/El Remolino, El Milagro y Santiaguillo), y el Carchi (sitios el Angel, Huaca, San Isidro y Tuza), en territorio ecuatoriano, y el departamento de Nariño en Colombia. La excavación de los asentamientos sugiere un patrón disperso, aunque debieron existir zonas de concentración poblacional, o núcleos de residencia del poder político administrativo y religioso gobernante. Al parecer, existía una compleja organización social jerarquizada; los curacas o élite gobernante, que tenian acceso a bienes suntuosos (objetos de oro y madera de chonta, cuentas de Spondylus, etc.); el sector intermedio, constituido por individuos que habían sido liberados de las tareas agrícolas y se dedicaban a actividades como el comercio (mindaláes), alfarería, orfebrería, textilería, etc; y el común de la población

18 Estudios iconográficos recientes sobre las representaciones artísticas de animales han revelado que los orfebres y alfareros tenían un excelente conocimiento de las especies animales y su etología. Numerosas asociaciones hombre-animal, como por ejemplo hombre-felino sugieren la gran importancia de un verdadero arte chamánico.

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que lo constituian individuos que trabajaban en la producción agroganadera (agricultura del maíz y tubérculos) y pastoreo de camélidos, caza, pesca y recolección.

Tenían una economía mixta y complementaria (el control microvertical de los recursos ubicados en diversos pisos ecológicos parece haber sido el modelo de subsistencia que posibilito el desarrollo social), cuya base era la producción primaria de alimentos (agricultura intensiva de maíz y tubérculos); complementada con actividades como la caza, la pesca, la recolección, la producción alfarera, orfebre y textil. La presencia de tejidos elaborados en pelo de llama, evidencia la importancia del pastoreo de camélidos; tenían gran maestría en el arte de elaborar tejidos tanto de fibras vegetales (corteza de palmas), como de algodón; los textiles eran utilizados tanto en la vida cotidiana, para elaborar vestidos y otros objetos, como para engalanar a los muertos principales.

En cuánto a la alfarería, tenían un estilo propio, que se diferencia de otros complejos cerámicos norandinos. Introducen una nueva arcilla para la elaboración de los objetos cerámicos, la cual presenta colores pálidos, desde casi blanco hasta marrón claro. El color de esta pasta es utilizado junto con la pintura positiva roja y la negra negativa para la decoración policroma de los objetos cerámicos, especialmente de las vasijas, siendo las más comunes, los cántaros de diversas formas (cántaros de cuerpo globular u ovoidal alargado con base redondeada o anular; cántaros de silueta lenticular y el cuello alargado; cuerpo tubular o semitubular largo y base anular). También hacían instrumentos musicales como las ocarinas con formas de caracoles marinos, las cuales fueron decoradas profusamente, especialmente con diseños geométricos, simulando algunas veces, estilizaciones de animales como aves, mariposas y micos.

Fotografía N° 7. Alcarraza, fase La Chimba.

Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

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Fotografía N° 8. Olla a manera de trípode. Fase CochasquiFuente: Museo Cochasqui.

Fotografía N° 9. Copa. Fase CochasquiFuente: Museo Cochasqui.

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Fotografía N° 10 y N° 11. Vaso, Cultura PiartalFuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

Fotografía N° 12. Recipiente decorado con motivos felinos y geométricosFuente: Museo Caranqui.

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La principal técnica utilizada para la decoración de la cerámica fue la pintura policroma, basada en tres colores, dispuestos de la siguiente manera: fondo crema, diseño en negativo negro y diseños sobre pintura roja. Los diseños, siguen un patrón geométrico de bandas, horizontales, líneas horizontales paralelas, cruces, triángulos, mariposas, rectángulos, círculos, puntos y motivos escalonados, estrellas, entre otros, aparecen cubriendo la superficie interna de los cuencos y platos y externa de ollas, cántaros, platos con base anular y ocarinas. Diseños de animales estilizados están presentes en cántaros de cuerpo ovoidal alargado, cuencos de cuerpo compuesto y base anular, platos con base anular; también están presentes diseños humanos, especialmente de rostros, elaborados en pintura negativa o por aplicación, cubriendo especialmente cántaros.

La producción metalúrgica, sugiere un alto grado de especialización, no sólo por las diversas técnicas utilizadas, sino también por el alto grado de sofisticación del diseño; se distinguen aleaciones binarias de oro y cobre (tumbaga)19 o ternarias de oro, plata y cobre. La técnica más utilizada fue la fundición a la cera perdida, aun cuando el martillado también fue usado ampliamente. Las objetos de adorno más comunes elaborados en metal fueron: diademas con imitación de penachos de plumas, narigueras (rectangulares, medialuna), decoradas con representaciones zoomorfas laterales o motivos geométricos calados o en alto relieve, pectorales, colgantes de orejera, brazaletes, resortes y discos planos (estrellas, rombos, trapecios y círculos).

Las evidencias materiales de la cultura Tuza, atribuida a la etnia de los Pastos (Estilo Cuasmal), se ubican en la provincia de Imbabura, en el valle del río Chota-Mira (sitios: Pusir Chico, Tumbatú, San Vicente de Pusir, Santiaguillo, San Vittorino, Caldera Baja, Caldera /Loma Santa Ana, Caldera/Salache, Guitarrero, Loma Sixal, Salinas/Pueblo, Salinas/Santa Rosa, Hacienda, El Refugio, Hacienda. La Mesa, Anbuquí/Pueblo, Tababuela/El Remolino, Tababuela/El Mosqueral y Chalguayacu/Playas), que al parecer funcionaba como una isla multiétnica, donde los Pastos explotaban recursos como la sal y la coca. En la provincia del Carchi, (sitios: Huaca, Tuza, Cuasmal, Iglesia Matriz y Morán 1); recientemente, en la vertiente occidental de la cordillera occidental, sector de Morán, se han encontrado estructuras de viviendas, asociadas a campos de cultivo y tumbas, ampliando el área de dispersión geográfica hacia nuevas zonas ecológicas de selva húmeda tropical.

En cuánto a los asentamientos, en los altiplanos (sobre los 2.700 m.s.n.m), donde las condiciones geomorfológicas lo permitían, los poblados, presentaron un patrón más o menos nucleado, conformando seguramente centros político - administrativos importantes. Otros asentamientos parecen haber sido dispersos de tipo lineal o circular y/o elíptico. Era lineal cuando se ubicaba a lo largo de un cerro y circular o elíptico cuando se emplazaba en terrenos planos, como el altiplano o pequeños valles. Los poblados, de diversas dimensiones se encontraban relativamente cerca unos de otros y podían estar compuestos hasta de cien viviendas de planta circular tipo bohío20; estaban conformadas por agrupaciones de familias ampliadas, que probablemente pertenecían a diferentes parcialidades o ayllus.

19 La tumbaga se caracteriza por la mayor proporción de cobre que de oro, la cual era revestida con capas de dorado superficial, obtenido por oxidación o por fusión.20 Estudios de fotointerpretación de fotografías aéreas e imágenes de satélite LANDSAT, realizados en la Sierra Norte ecuatoriana a comienzos de la década de los 80 del siglo XX, permitieron ubicar más de mil estructuras circulares tipo bohío, con mayor concentración en la provincia de El Carchi. Las plantas circulares de vivienda prehispánica presentaron tres tipos, uno de los cuales exhibe una abertura, seguramente correspondiente a la puerta, semejante a las estructuras estudiadas arqueológicamente. Por otra parte, gracias a las investigaciones arqueológicas, etnohistóricas e iconográficas ha sido posible conocer importantes aspectos de la forma, función y técnicas de construcción de los bohíos.

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La base económica fue mixta, en la cual ocupaba un papel fundamental la producción primaria de alimentos (agricultura intensiva, de tubérculos y maíz); el conocimiento de diversas tecnologías agrícolas (producción de semillas, riego, etc.), permitió asegurar la alimentación de toda la población, el intercambio de excedentes y la realización de cultos y ceremonias, alusivas a las tareas de siembra y cosecha. El intercambio de bienes suntuosos fue realizado por los mindaláes, mientras las funciones político - administrativas (uso de la tierra, trabajo comunal e intercambio), estaban a cargo de los curacas, la del saber y conocimiento por los amautas y la ritual festiva, curativa y espiritual, por los distintos tipos de chamanes.

El acceso a diferentes zonas ecológicas (altiplanos, valles interandinos, cejas de montaña, etc.), permitió explotar gran cantidad de recursos, utilizando seguramente dos modelos complementarios: el de control microvertical para territorios más o menos reducidos, y el de islas multiétnicas (colonias en territorios lejanos de los principales centros poblacionales, con el objeto explotar recursos importantes como la coca, la sal, el fique y metales), en territorios de amplio espectro. El modelo de microverticalidad (habitantes de un pueblo tenían campos situados en diferentes pisos ecológicos alcanzables en un mismo día con la posibilidad de regresar al lugar de residencia por la noche), permitía a las diferentes comunidades autoabastecerse de materias primas y bienes producidos en sectores relativamente cercanos a los centros de asentamiento.

El complejo cerámico incorpora nuevos elementos formales y composiciones en el diseño. A diferencia de los platos Piartal, la decoración en los platos, que es muy exquisita, se limita exclusivamente al cuerpo interior; para ello se utiliza un fondo crema y diseños geométricos, zoomorfos y antropomorfos, planos pintados en colores negro, café y rojo. Los diseños geométricos, reflejan el creciente interés por el cosmos representado en una estrella de ocho puntas y el sol; su representación más típica está conformada por un cuadrado central y ocho puntas, cuatro de ellas dispuestas horizontalmente y cuatro verticalmente; a su vez, esta composición, generalmente está inmersa en un círculo. Los motivos complementarios que hacen parte de patrones geométricos pueden incluir círculos concéntricos, rombos con puntos y círculos en su interior, motivos mariposa, escalonados y espirales, estrellas, etc. También aparecen animales estilizados alrededor de este motivo central. Los más representados son aves, venados, felinos, camélidos. Igualmente, son comunes las representaciones de seres humanos alrededor de este icono central, cogidos de las manos. Varios tipos de instrumentos musicales fueron elaborados en cerámica, especialmente los Pututu, para lo cual se copia la forma de los caracoles marinos, acompañados de diseños geométricos de puntos, círculos, triángulos, motivos mariposa, escalones y espirales. (Ver, Fotografías N° 13 - 16).

En la metalurgia, las principales técnicas utilizadas, fueron: la fundición, la cera pérdida, el martillado y las aleaciones binarias de oro y cobre y ternarias de oro, cobre y plata. Entre los objetos elaborados, especialmente para la elite figuran: objetos de adorno personal (narigueras, pectorales, placas para ser cosidas a textiles, colgantes de orejeras, cuentas de collar y adornos frontales o diademas), discos rotatorios, sonajeros, herramientas para trabajar los metales, esteras y canastos e instrumentos musicales (flautas de pan, cascabeles, trompetas).

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Fotografía N° 13. Recipiente decorado con motivo felinico. Cultura Capuli, Carchi.Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

Fotografías N° 14 y N° 15.. Cultura Capuli, Carchi. ¿¡?¡

Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

Fotografía N° 16. Recipiente cuadrangular. Cultura Piartal.Fuente: Biblioteca del Banco Central. Quito

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Fotografía N° 17. Tincullpa de oro, con representación felínica.Fuente: Museo Banco Central Ibarra.

Fotografía N° 18. Adorno de oro.Fuente: Museo Banco Central Ibarra.

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Mapa N° 1. Sitios Arqueológicos en el Altiplano Ecuatorial

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2. CARACTERISTICAS FISIOGRAFICAS Y GEOASTRONOMICAS

El altiplano andino ecuatorial, que como se ha visto, fue escenario de importantes culturas pasadas, comprende un vasto espacio geográfico, que para efectos de este estudio se tomará como referencia, la hoya del río Guayllabamba o Quito, que conforma un marco singular, a manera de un rectángulo de montañas: las cordilleras occidental y oriental de los Andes, y los nudos de Mojanda Cajas, al norte, y Tiopullo, al sur, que sirven de limites a un dilatado altiplano, rodeado de grandes montañas sobre todo en la cordillera oriental (volcanes Rumiñahui 4.757 m.s.n.m.; Sincholagua 4.988 m.s.n.m.; Pasochoa 4.255 m.s.n.m.; Antisana 5.756 m.s.n.m.; cerros de Guamani 4.447 m.s.n.m.; cerro Puntas 4.462 m.s.n.m.; cerro de Pambamarca 4.093 m.s.n.m.; cerro de Saraurco 4.725 m.s.n.m.; y volcán Cayamburu o Cayambe 5.890 m.s.n.m.), que encuentra una estrecha salida hacia la parte noroeste, por donde se precipitan las aguas que desde los cuatro costados bajan de las montañas. Las posibilidades de tránsito a través de las cadenas montañosas, se establecen por rutas tanto en la parte occidental (Aloag, Calacali, Lloa, Chaupicruz y Nono), como oriental (Papallacta), ruta que une en línea recta a Quito con el valle de los Quijos.

Entre las cordilleras oriental y occidental, en la parte norte hállase, como un peldaño, el volcán extinguido del Mojanda (conformado por varios picachos como el Yana Urcu, 4.272 m.s.n.m.; el Fuya Fuya, 4.294 m.s.n.m.; y el Colongal 4.145 m.s.n.m., además de una laguna grande y dos pequeñas), cuyas estratificaciones dividen los valles de los actuales cantones de Cayambe (provincias de Pichincha), y Otavalo (provincia de Imbabura, en dos ecosistemas distintos: se tienen así, dos altiplanicies en las que los ríos formados por los deshielos de las cumbres van, á su vez, á subdividirlos; de esta acción conjunta de volcanes y de ríos resulta la abrupta y dificil topografía que fue asiento de los pueblos aborígenes de: Cayambis, Otavalos, Caranquis, entre otros.

La provincia de Pichincha está dividida en dos zonas por el río Guayllabamba: la correspondiente á las faldas occidentales de la cordillera oriental y la correspondiente á las faldas orientales de la cordillera occidental. En la primera, que conserva tolas y varios sitios arqueológicos, además, de parcialidades indígenas que todavía guardan caracteres propios  de una inconfundible identidad cultural, que los distingue de los demás de la región, se configuran tres fecundos valles, que son de norte á sur: el valle de Cayambe, el de Puembo, comprendiendo el Quinche y Pifo, y el de los Chillos; la segunda zona, forma el valle de Machachi, Turubamba é Iñaquito.

El marco geográfico del valle de Cayambe, esta limitado al norte con la cadena montañosa conformada por los volcanes extinguidos de Mojanda y Cusin (4.012 m.s.n.m.), unidos por la ensillada conocida con el nombre de Cajas (3.099 m.s.n.m.). Esta cadena orográfica del Mojanda – Cajas, se eleva desde los cauces profundos del río Guayllabamba y de su afluente el Pisque; en el sector suroriental las estribaciones del Mojanda – Cajas, se junta a la orografía del volcán Cayambe (cuya figura a manera de cono cortado, se levanta en la línea equinoccial o ecuatorial dividiendo a la tierra en dos hemisferios, Norte y Sur) y el macizo de Pambamarca, rodeando el valle, cuyas tierras están regadas por los ríos Gronobles, Cayambe y Cangahua, los que juntos forman el Pisque, que corre de este a oeste, hasta desembocar en el río Guayllabamba.

Toda esta zona comprendida entre los ríos Guayllabamba y Pisque, y el Nudo de Mojanda – Cajas, ecológicamente comprende tres subzonas; la central que comprende pequeñas mesetas con régimen seco, la oriental, más húmeda, donde propiamente se asienta el valle, y finalmente aquellas áreas subandinas de la

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cordillera occidental que se abren hacia el paso del Guayllabamba, en su curso rumbo a las planicies del litoral.

En cuanto a los ecosistemas de la hoya del Guayllabamba, se identifican la existencia de: i). Alturas extremas (> 4.700 m.s.n.m.), franja de escasa vegetación, llamada tundra pluvial, se extiende hacia abajo desde el hielo y nieve permanente de los nevados de ambas cordilleras; ii). Páramos o pajonales andinos (3.300 – 3.500 m.s.n.m.), tienen generalmente un clima frío, nublado y húmedo; iii). Ceja interandina (2.800 – 3.200 m.s.n.m.), zona situada entre los páramos y los valles, se caracteriza por una vegetación singular y presencia continua de niebla; iv). Tierras cultivadas interandinas, se presentan de dos maneras, una parte superior relativamente húmeda (2.200 – 2.800 m.s.n.m.), y otra inferior, seca (1.600 – 2.200 m.s.n.m.). La primera, que presenta un paisaje singular y ambiente favorable para la agricultura, ha sustentado el desarrollo de importantes centros poblados, como Cayambe, Otavalo, y los Chillos; su temperatura promedio oscila entre los 12° y 18° centigrados. La segunda parte seca, esta representada por los valles y mesetas formadas por los cañones profundos cortados por los ríos que penetran a las cordilleras, son tierras áridas y semiáridas, siendo un claro ejemplo Guayllabamba, que configura una especie de subregión geográfica.

Al norte de Guayllabamba (2.300 – 2.700 m.s.n.m.), las tierras secas de la hoya del río Pisque, que se extiende hacia Cayambe, en ella desde antaño han estado asentadas los pueblos de: Otón, Cayambe, Tabacundo, Cangahua, Guanguilqui, Cochasqui, y Guanca. Al fondo del mismo cañon del Guayllabamba, en pequeás mesetas deserticas (2.000 m.s.n.m.), se localizan los asentamientos de: Puellaro, Perucho y Guayllabamba. En el valle de Cayambe, hacia el declive occidental de los contrafuertes de las faldas del Mojanda están los pueblos de Malchinguí y Tocachi, y entre estos dos, esta el complejo de piramides de Cochasquí, todos muy ricos en vestigios cerámicos21; las faldas septentrionales del Mojanda configuran el valle de Otavalo, donde existen pueblos que guardan mucho el legado de sus antepasados; en cuanto á las relaciones etnográficas, se puede decir que el relieve del terreno no parece marcar ninguna diferencia entre los habitantes de los valles de Cayambe y Otavalo, sin embargo, en la Hoya del Chota (provincia de Imbabura), se pueden hallar dos etnias bien distintas, como por ejemplo, los Caranquis y Otavalos.

Se debe destacar, en la fisiografía del altiplano ecuatorial, la presencia de importantes lagunas, siendo las principales: Mojanda, Imbakucha; Cuikucha; Yaguarkucha; Puruhanta; San Marcos, que por su magnitud y singular posición geoastrónomica, sin duda, tuvieron un rol fundamental en el registro de los acontecimientos astronómicos, pues pudieron ser utilizadas como espejos. Su relación con cerros donde se emplazan los pucarakuna, para efectuar las observaciones, es evidente, así cada laguna tiene alrededor un monte o cerro principal, donde generalmente esta amplazado un pucara, como veremos más adelante. Son lugares, que según la tradición ocurrieron fenómenos importantes, que se los puede interpretar como alusivos a acontecimientos astronómicos.

El sincretismo religioso, producto de la conquista espiritual, demuestra la supervivencia de las creencias y prácticas rituales indígenas, en estos lugares, por parte de los pueblos aledaños, pues según los mitos y tradiciones nativas, fueron el lugar del nacimiento de la humanidad o pacarinas. La presencia, de santuarios

21 En diferentes excavaciones, al abrir aljibes ó cimientos, fueron encontradas numerosas vasijas, piedras hachas, algunas con restos humanos; estos objetos, por lo general coinciden en su formas y variedad, con otros encontrados en Cayambe y el Quinche. En Conrogal, se encontró un idolillo, y cerámica, semejante á los encontrados en Urcuquí.

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dedicados a las vírgenes, y otras construcciones, como, cruces y apachetas, por citar lo más conocido, denuncian claramente la espiritualidad indígena.

En términos generales, podemos decir que el altiplano ecuatorial se caracteriza por una gran variedad de paisajes; la riqueza de sus diferentes ecosistemas, gran biodiversidad y los recursos minerales fueron el telón de fondo sobre el cual diversos grupos humanos estructuraron sus patrones socioculturales desde tiempos inmemoriales, siendo un poco conservadores alrededor de 5000 años, antes de la invasión y conquista española. Ver, Mapa N° 2. Hoya del río Guayllabamba o Quito.

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Mapa N° 2. HOYA DEL RÍO GUAYLLABAMBA o QUITO. Carácteristicas Fisiográficas del Altiplano Ecuatorial.

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3. PUEBLOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL, CONTEXTO SOCIO POLITICO

El altiplano ecuatorial, de especiales caracteristicas fisiográficas y geoastronómicas que proporcionan una rica biodiversidad, además de tener, en determinadas épocas del año, la mayor radiación solar y estelar, ha sido el marco territorial de un conjunto de pueblos emparentadas entre sí, que tuvieron y tienen el privilegio de gozar de estas excepcionales cualidades, que han incidido, en el manejo y control de los recursos naturales y ordenación territorial, cuyas manifestaciones singulares, están reflejadas en las edificaciones de montaña (Pucarakuna), complejos de tolas y/o pirámides, de indudable funcionalidad astronómica, y en coherencia con las creencias y prácticas rituales de la población, así como las diversas expresiones del arte cerámico, metalúrgico y textil, donde prevalecen diversos signos y símbolos con alegorías de una serie de motivos alusivos a sus creencias y conocimientos estelares.

Los hallazgos arqueológicos y testimonios recogidos por los primeros cronistas de Indias, y posteriormente el primer historiador de la Real Audiencia de Quito (actual república del Ecuador), P. Juan de Velasco; prueban la existencia de importantes asentamientos poblacionales; dichos asentamientos, convertidos en configuraciones políticas y culturales, a manera de “Estados independientes”, darían lugar a la primitiva conformación del Reyno de Quito (Quitu), que en su primera época (algunos siglos después del diluvio, hasta el año 1000 D.C)22, comprendia un cuadro de 50 leguas de oriente a poniente (80° - 82° de longitud), y norte – sur (1° de altitud septentrional y meridional). En este marco territorial, que tenía como centro a Quitu, se localizaban hacia la parte del norte, los Estados de: Poritaco, Collahuaso y Linguachi, que conformaban uno sólo; Cayambi, que constaba de muchas tribus de una sola nación, como son los propios Cayambis, Guachalaes,Tocachis, y algunos otros agregados a otras provincias; Otavalo, de muchas tribus de la misma nación, como: Cochasquíes, Cotacachis, Cusines, Hatuntaquis, Peguches, Tocachis, Urcuquies, y otras; Imbayá, después llamado Caranqui, con los Cahuasquíes, Chotas, Cuchicaranquis, Miras, Pimanes, Quilcas, Tumbabiros, Imbaburas, entre otros; Pimampiro, con las tribus de Ambuquíes, Carpuelas, Piscos y Pusires; y finalmente, Huaca, Dehuaca, y Tusa.

Este sería el primer punto de partida, para dar cuenta de la existencia y antigüedad del pueblo o nación Cayambe, que podría fecharse, según nuestros calculos hacia el año 2500 A.C., también se sabe que esta nación estaba emplazada en la parte norte de la hoya de Guayllabamba o Quito, ocupando propiamente el centro (0°.0’), de la zona ecuatorial. Posteriormente, siguiendo los datos que consigna la Historia antigua del Reino de Quito (1996), el primigenio Reyno, fue conquistado hacia el año 1000 D.C., por la nación extranjera llamada Cara, que vino desde el noroeste, encabezada por Caran Scyri. Esta segunda época, duraría alrededor de 500 años, hasta la llegada de los Inkakuna, que dan inicio de la tercera época.

En la época de los Caras, se fabricaron las tolas y/o pirámides, en todas las provincias que eran conquistadas, entre las que se encontraban los Cayambis, algunas tolas servían para enterrar a los muertos, costumbre distinta de los quitus autóctonos quienes cavaban la tierra y hacían sepulturas. Se cuenta que en la conquista de los Cayambis, el Scyri, para recompensar los servicios de sus súbditos, facultó a cuatros

22 Si damos crédito a las fechas de la primera época, esta duraría alrededor de 3500 años, pues el nacimiento de Cristo, se da aproximadamente 2950 años, después del diluvio, más 1000 años después de Cristo, hasta que fue conquistado por Caran Scyri, igual a 3950 años, menos, algunos siglos después del diluvio, calculamos 4 a 5.

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de sus jefes llamados: Cayambe, Yango, Tugunango y Guayamburo, a explorar nuevas tierras, que sirvieron para el establecimiento de sus pueblos. El primero, escogió como morada el grande y hermoso valle del mismo nombre, y los otros tres restantes fijaron su morada en el lado Oriental, en los sitios, denominados después como: Orongo, Yango, y Chil.

Luego, las referencia históricas más destacadas de los Cayambis, las realizan los cronistas españoles, (Cieza de León, 1984; P. Sarmiento de Gamboa, 1988; Martín de Múrua, 1986; Fernando de Montesinos, 1957; entre otros), remontándose a la presencia de los Inkakuna en la región ecuatorial, posiblemente recogieron las versiones de informantes nativos, donde se destacan sus diversos “enfrentamientos bélicos”, principalmente en la “fortaleza” de Cochasqui, donde la señora Quilago comandaría las huestes locales, y luego en Carangue (fortaleza y laguna de Yaguarcocha), donde el cacique Pinto (Puento), en unión de los Caranguis, presentará dura resistencia. Posteriormente, durante la primera incursión de los españoles (julio 1533), comandados por Sebastián de Belalcazar se hace mención de los saqueos realizados en Quinche, y de la marcha hacia el pueblo de Cayambe, para constatar si estaban ahí enterrados los tan mentados tesoros del Reino de Quito. 

En cualquier caso, la existencia del antiguo pueblo o nación Cayambe, es incuestionable, e interesa dilucidar si en la última época seguía conformando el Estado Quitu – Cara, asentado en la hoya de Guayllabamba o Quito, o formaba parte de un nuevo Estado confederado: Cayambi - Caranqui, asentado en la hoya del Chota, como lo hacen aparecer algunos etnohistoriadores (W. Espinoza Soriano, 1988); para ello, una de las fuentes más fiables, que ayudarán a aclarar esta incógnita, es la lengua o idioma, siendo necesario realizar un análisis etimológico del propio término Cayambi, que aparece como: gentilicio, topónimo y antropónimo, y compararlo con el sin número de topónimos, de matriz quitu – cara, presentes en la zona ecuatorial.

La etimología de Cayambe (Cayan bi), Cayampi (Cayan pi), Cayanqui (Cayan qui), Cayangue (Cayan gui), como muchas de las palabras de los idiomas nativos, que se han castellanizado, esta pervertida y ha sido interpretada con diversas acepciones, y es en esta bruma de significados, que se deben seguir las pistas de su verdadera significación; según algunos estudiosos (J. Verneau, P. Rivet, 1912; J. Jijón, 1920; y J. Murra, 1946), la lengua Cayambe, pertenecería a la familia lingüística Chibcha, misma que al parecer esta vinculada con el Chapalachi de los Cayapas o Chachis, y el T’safiqui, de los T’satchilas o Colorados, ambos pertenecientes a la familia o nación Cara (A. Costales, 2002)23.

De ser cierta esta afirmación, estaríamos remitiendonos a la segunda época de conformación sociocultural de los pueblos asentados en el altiplano ecuatorial, cuando empezó el gobierno de la nación Cara (1000 D.C.). Sin embargo, subsisten en la región, topónimos antiquisimos, provenientes tanto de idiomas foráneos como el aymara, presente desde Argentina hasta Colombia, y otros, autóctonos, que presumiblemente debieron pertenecer a la lengua quitu. Al respecto, llama la atención las palabras que tienen como base o complemento el término qui, cuya traducción podría ayudar a dilucidar, en parte, la cuestión que nos ocupa. (Ver, Gráfico N° 1).

23 Este mismo autor, propone que Caranqui, tiene filiación Cara, ya que son los actuales Tsáchilas o Colorados, es decir que la confederación Cayambe - Caranqui, tiene una cimiente histórica en las etnias Cayapa – Chachi y Cara – Tsáchila o Quitu – Cara.

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Gráfico N° 1. TOPONIMOS DEL ALTIPLANO ECUATORIAL CON BASE Y COMPLEMENTO QUI

TOPONIMOS QUE TIENEN COMO BASE QUI

SIGNIFICADOTOPONIMOS QUE TIENEN COMO COMPLEMENTO QUI

SIGNIFICADO

Quito Tierra de la mitad o centro

Atuntaqui Sitio o lugar de arriba de arriba

Quinche ….. Urcuqui Sitio o lucar de la montaña

Quisaya Línea de la mitad Pomasqui Sitio o lugar del pumaQuinchuqui Sitio del Padre Cochasqui Sitio o lugar de las

lagunasQuijos …….. Yaruqui Sitio o lugar deQuilca ……. Caranqui Sitio o lugar de los

CarasQuichinche ….. Ambuqui Sitio o lugar de….Quinindé …… Caguasqui Sitio o lugar de…

Sangolqui Sitio o lugar de…Guaraqui Sitio o lugar de la

estrellaPinsaqui Sitio o lugar de…Pusuqui Sitio o lugar de….Malchingui (qui) Sitio o lugar de…

Según lo que se registra en el Cuadro, el término qui24, aparece en diversos topónimos del altiplano ecuatorial, bien sea como base o complemento, quizás el topónimo o descriptor principal, es Quito o Quitu, gentilicio de la antiquísima nación emplazada en la mitad del mundo y topónimo de la principal ciudad, que desde siempre ha ostentado el rango de capital de las naciones que se han asentado en este territorio. Al respecto, se han intentado algunas traducciones, en lenguas como el Chapalachi, de los Chachis (Cayapas), y el Tsafiqui de los Tsachilas (Colorados); así, para R. Descalzi25, Quito, en la primera lengua (Chapalachi), se traduce, como tierra, país, nación o geografía del centro o de la mitad; y en la segunda lengua (Tsafiqui), como, país o tierra de la mitad, de Qui, mitad o centro; y to, tierra, suelo, territorio. Para M. Uhle (1933), Quito, en lengua Cara, se traduce como, población.

En cuánto, a la etnia de los Chachis, antiguamente denominados Cayapas, se conoce que estuvieron asentados en el altiplano andino y luego emigraran al noroeste costeño, donde se adaptaron a un ecosistema diferente, sin embargo, esta etnia posee una lengua propia, y muchos topónimos y antropónimos del altiplano, son atribuídos a su lengua. El mismo gentilicio: Cayapas, ya corrompido al castellano, tiene extraordinaria similitud con el gentilicio, Cayambe (Cayampi o Cayanqui); haciendo un análisis etimológico, comparten la misma base Caya. Al respecto, los Cayapas traducen su nombre en Chapalachi, como “hijos del Padre”, (Alba Moya. ETHNOS. Atlas Etnográfico del Ecuador. Pág. 156), aunque literalmente no se corresponde, con la traducción propuesta, pues, Apa, es padre, y Caya, es el hermano de una mujer, (Vocabulario Cayapa, 1964)26.

24 Quil o Quela, en Tsáchila y Cara, se traduce como Jaguar o Puma; Quilco o Quilcas, hermanos del jaguar o puma, el cual por otra parte, es el símbolo de la fertilidad.25 La Real Audiencia de Quito. Claustro de los Andes. Quito 1978.26 Otras palabras del vocabulario Cayapa que son útiles para los efectos de este trabajo son: Cay = aguacate; tu = tierra; puca = unidad de cualquier cosa pequeña y redonda; shupuca = piedra; dapucaca = esfera; quejtala = mitad; pi = agua; ya = casa; macara = estrella; aquela = jaguar; luquela = puma.

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Por otro lado, la palabra Cayambe, tiene diversas interpretaciones, realizadas por estudiosos en la materia, que creemos vienen al caso, según, nuestro amigo Pablo Guaña (1993), nativo Cayambe y estudioso de su idioma, Cayanqui o Cayangui, es el nombre antiguo del centro poblado, traduciéndolo como, pueblo o caserío de sol; de Cayan, sol; y qui o gui, pueblo o caserío; Cayamburo, es el nombre del nevado, traduciéndolo como, montaña sagrada del sol; de Cayan, sol; y Buru, montaña sagrada; y Cayambi, es el nombre antiguo del río Blanco, traduciéndolo como, río del sol, de Cayan, sol, y bi, agua o río; en ellos se nota con claridad la presencia de la base: Caya o Cayan, traducida como Sol; y del complemento qui, para pueblo; buru, para monte o nevado; y bi o pi, para río. Otras acepciones, son: Cayanqui, sitio de hielo; de Cayan, hielo; y qui, sitio o lugar. Cayamburu, cumbre grande de hielo; de Cayan, hielo, y Buru, cumbre grande (Manuel Moreno Mora, 1960). Cayamgue, lugar de invocaciones, de Cayam, invocación; y gue, lugar, (Carlos Emilio Grijalva, 1937).

Con estos precedentes, parecería que el topónimo Cayanqui, todavía es un enigma por resolver, pues la base Caya o Cayan, tiene traducciones muy disimiles; en el complemento, bi, pi, o qui, parecería que hay más coincidencias en su traducción, prevaleciendo para el caso de qui, aquella que lo traduce, como sitio, o lugar. Aunque, a tenor de lo antes expuesto, también se menciona que en Chapalachi – Tsafiqui, lenguas emparentadas con el Cara, qui, se traduce como, mitad o centro, pudiendo asumir, que en estas lenguas, qui, pueden entenderse como: sitio o lugar, y mitad o centro. A propósito, mitad o linea divisoria, en kichwa, se traduce como saya, y a lo mejor, fue tomada prestada de la antigua lengua nativa, siendo saya, corrupción de Caya. Por lo expuesto, a riesgo de causar mayor confusión, en cuánto a la base Caya hemos encontrado que en idioma “jíbaro”, que podriamos asumir como autóctono, dado que los quitus provendrían desde la parte oriental, Caya, se traduce como piedra27, que haría alusión a su imponente nevado, venerado desde épocas inmemoriales. En tal virtud, el topónimo Cayanqui, sería una palabra que mantiene en su base Caya, la lengua autoctona, Quitu, y en el complemento qui, la lengua foránea, Chapalachi – Tsafiqui, pudiendo traducirse como, sitio o lugar en la piedra, de; Cayan, piedra; y qui, sitio o lugar; o talvez, haciendo alusión al conocimiento de su verdadera posición geoastronómica: Caya, mitad o línea divisoria, y qui, sitio o lugar, traduciéndose como: sitio o lugar de la línea divisoria, con el que nos quedaremos.

Superada tentativamente la cuestión del significado del nombre, los Cayambis de acuerdo a los datos etnohistóricos y arqueológicos, conformaron una nación organizada con su propio gobierno, lengua y tradiciones (al igual que los Carangues, Pastos y Quillasingas, sus vecinos del norte); aunque destacan de éstos por ser grandes agoreros y hechiceros, al respecto el cronista M. Murúa, al referirse a la presencia del inka Huayna Capac, que luego de su primera incursión por estas tierras, regresa a Tomebamba a dar orden en las provincias conquistadas, expresa lo siguiente:

…. “Llegando a Tomebamba compuso a su modo las provincias de Paso, Macas y Quizna, Anca Marca y Novitoa y Otavalo, dándoles leyes por donde viniesen. Las más de estas naciones no tenían huacas ni idolatrías ningunas, salvo de los Cayambis y Cañares eran grandísimos hechiceros. A todos se dio por principal huaca el Sol como lo era suya”. (M. Murúa. Cap. XXXIII. Pág. 121).

27 Existe cierta familiaridad con la lengua aymara, donde Qala, es piedra; en esta misma lengua, existe una palabra muy parecida, a Caya, es Kjaya, que se traduce como mañana.

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Esta valiosa información sobre la naturaleza de los Cayambis, que eran “grandísimos hechiceros”, certifica que aprovechando su singular posición geoastronómica, lograron desarrollar diversos conocimientos, entre los que estarían, el registro del movimiento de las principales figuras celestes, pronóstico del tiempo y estaciones, etc., que indudablemente debieron ser reconocidos por los amautas que vinieron con Huayna Capac, precisamente a constatar estos fenómenos, y por supuesto, debieron realizar con ellos las verificaciones correspondientes, lo cual permite proponer que eran grandes astrólogos, pues a partir del siglo XVI, en las colonias españolas, las personas que practicaban estos conocimientos también eran catalogados como hechiceros, término utilizado por los cronistas (especialmente clérigos), para describir, a quienes, realizaban pronósticos de los sucesos del tiempo, juzgados como, “cosas del demonio”, apartadas de la doctrina católica, y por cierto implacablemente perseguidos por los extirpadores de idolatrías y santa inquisición.

Los Cayambis, al igual que sus vecinos (Otavalos, Carangues, etc.), eran conocedores de técnicas y tecnologías que les permitían, no sólo registrar el control del tiempo y las estaciones para los ciclos agrícolas, manejo de los recursos naturales en concordancia a su cosmovisión; sino, también, técnicas para el ordenamiento territorial (emplazamiento de pueblos en orden a principios astronómicos), construcción de obras monumentales, como pucarakuna, tolas y/o piramides, montículos, obras hidraúlicas (canales de riego), caminos y puentes colgantes con soga y lianas. Además, fabricaban telares, para trabajar el algodón, la lana, la cabuya; utensillos de cerámica domésticos y suntuarios; la escultura en piedra y hueso; la fundíción de metales; el pulimento de piedras para fabricar espejos, para diversos usos, principalmente astronómico; en todos estos objetos, utilizaron técnicas de representación de sus símbolos ancestrales, para trasmitir sus conocimientos.

En cuánto a la producción agrícola, el trabajo en las chacras permitía satisfacer sus necesidades mínimas de autosuficiencia. Dominaban varios pisos ecológicos útiles para la producción alimentaria28, y en casos necesarios contaban con canales de riego para los cultivos. La alimentación básica, era maíz (cocido, o tostado), papas, fréjoles, altramuces, camotes, ají, hortalizas y hierbas (berro, totora, etc.), además de frutas (taxo, capulí, etc.), y plantas medicinales. Desde el lago Imbakucha (San Pablo), se proveían de pescado, de Mira, traían la sal, y desde Intag, productos de clima cálido como el algodón y coca. Vestían con ropas de algodón, fajas de colores, adornos y distintivos en la cabeza (Paño con distintos dobleces, cuya extremidad quedaba suspendida por detrás, servía también para protegerse del sol), collares de chaquira de oro y plata, cuentas coloradas de mullo y de hueso blanco, prendedores (tupos) y brazaletes de plata, lo que demuestra el comercio en base al trueque con los pueblos de la costa (intercambio plumas de colores, conchas, hojas de tabaco, maíz, sal, algodón), en cuya actividad los mindalaes o mercaderes jugaron un papel importante, gozando de un estatus especial.

28 Zona de páramo sobre los 3.200 m.s.n.m utilizada en la producción de tubérculos, cacería, y recolección de paja y leña.

b) Valle húmedo de suelos negro habilitado con camellones, dedicado a la producción de papas, maíz, guacamullos

c) Valle franco arenoso ocupando la misma franja latitudinal del interior 2.800 a 3.200 m.s.n.m. dedicado a la producción de maíz;

d) La cuenca estrecha del Pisque relacionada con la producción de frutas, carrizos, magüéis orientados al consumo familiar, y

e) Cuenca de Guayllabamba productora de artículos suntuarios

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La organización social, se estructuraba a través de las llajtakuna (poblados menores), conformados por ayllukuna o parcialidades, agrupadas de 50 a 100 familias, que estaban sujetas a un principal y conforme crecían en número, a su vez a otro curaka principal. Estos poblados estaban emplazados de forma dispersa, singularizándo el paisaje con unidades productivas, compuestas de viviendas de forma circular, construídas con adobes de tierra, o cangahua, cubiertas de paja, rodeadas de sementeras o chacras. En el caso de las markakuna, centros poblados de mayor importancia, aparecían diversos montículos, tolas y/o pirámides con otras tantas formas geométricas (redondas, esféricas, truncadas, etc.), pucarakuna, como expresión de su arquitectura monumental, edificada para diversas funciones.

En este proceso de evolución cultural, la estructura social y política de los Cayambis, se concentro en el pueblo de Cayambe, cuyo gobernante fue reconocido por los centros poblados aledaños, logrando configurar el dominio del extenso valle, expresado en el ordenamiento territorial y sistema de organización social en torno al Ayni (retribución), y la Minga (trabajo colectivo). Cabe señalar que en la antigüedad no había límites provinciales sino que la demarcación territorial era fijada por accidentes geográficos como ríos, montañas, lagunas, etc., según este criterio, los Cayambis, ocuparian propiamente la parte norte de la hoya del Guayllabamba, aunque su hinterland o zona de influencia estaría desde el río Guayllabamba (Quinche, Pifo, Puembo y Puéllaro), hasta el río Chota y Pimampiro; y en sentido este – oeste, desde Baeza (culturas de los Quijos y los Cofanes), hasta las inmediaciones de la cordillera occidental, desde Rumicucho hasta Atahualpa. (Ver, Mapa N° 3. Territorio y Area de influencia los Cayambis).

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Mapa N° 3. TERRITORIO Y AREA DE INFLUENCIA CAYAMBI

4. HABITAT, VIVIENDA Y ENTORNO CONSTRUIDO

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En el área geográfica, comprendida entre, el río Mira o Chota, al Norte, y el río Guayllabamba al Sur, la zona subtropical de Intag, en las estribaciones de la cordillera occidental, y por el oriente la cordillera central, que coincide con la antigua delimitación territorial ocupada por los principales pueblos de: Cayambe, Otavalo, y Caranqui, todavía se encuentran una variedad de construcciones, desde Pucarakuna (Fortalezas en términos castellanos), Templos, Tolas y/o Piramides, montículos, camellones, terrazas y canales de riego, que caracterizan el paisaje y entorno construído; Antonio de Ulloa, en su visita a la región ecuatorial, admirado por estas construcciones manifiesta:

..”Hacían aquellos indios obras que consagraban a la posteridad y de que se hallan llenos los campos por todas partes…. Aunque, como tengo dicho, se encuentra semejante especie de monumentos en todo aquel territorio, es con más abundancia en las jurisdicciones del pueblo Cayambe, cuyos llanos se ven llenos de ellos, siendo la causa el haver tenido allí uno de sus mayores adoratorios o templos y mirar como lugares sagrados todas aquellas vecinas campañas, por lo que en ellas se enterraban los reyes y caciques de Quito y, a su imitación los de los pueblos de la comarca.

Cerca del pueblo de Cayambe en el llano de Pesillo (año 1739), encontraron una guaca con muchas piezas de oro labrado (narigueras, collares, manillas, orejeras, e idolos), vasijas de cerámica, hachas de cobre grandes y pequeñas, espejos de piedra planos, concavos y convexos.. como si aquellos pueblos huviesen tenido abundancia de instrumentos adecuados para el fin y grande conocimiento de la Optica.

..”Una de estas obras se mantiene existente por la mayor parte en el pueblo de Cayambe y consiste en un adoratorio ó templo hecho de adoves; su fábrica es en una eminencia, donde se levanta el terreno del mismo pueblo y forma como un montecillo no muy alto; su figura perfectamente circular; y la capacidad bastante pues su diámetro será de 8 tuessas, que hacen de 18 a 19 varas con corta diferencia, y a su respeto tiene 60 varas de circuito. De este edificio no han quedado más que las paredes, que se mantienen todavía en buen estado de firmeza; y su altura es como de dos tuessas a dos y media, ó de 5 a 6 varas; su ancho o gruesso de quatro a cinco pies, esto es como una vara y dos tercias; y la unión o trabazón de los adoves es de la tierra con que hazian estos mismos, una y otra tan dura como si fuera de piedra, pues no la vencen las injurias del tiempo a que esta expuesta por la falta de cubierto.

Además de las noticias antiguas que se conservan de haver sido este edificio uno de los templos de aquellos tiempos, lo acreditan las señales que se reparan en su construcción, pues al ser aquella pieza circular y sin ninguna separación en lo interior da a entender haver sido lugar público destinado para concurrencia y no para servir de habitación; la puerta que es muy pequeña en todas sus proporciones hace creer que, aunque los reyes ingas entraban a sus palacios y andaban siempre en andas, como se verá adelante, allí lo hacian por su pie pues la cortedad de ella no daba lugar a haverlo de ejecutar en otra forma, circunstancias que solo practicaban en los templos por veneración; y siendo por lo que ya dexo dicho en aquella inmediación donde tenían uno de sus mayores o el principal adoratorio, parece que debemos concluir lo fuesse este edificio”. (Antonio de Ulloa. Pág. 571 – 572. 1990).

Al respecto, surgen de inmediato varias inquietudes: ¿Por qué en Cayambe existe la mayor cantidad de obras para la posteridad?; ¿Cuál fue el mayor adoratorio o templo?;

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¿Por qué eran lugares sagrados?; ¿Influyo su situación en la mitad del mundo?. Sin duda estas interrogantes, constituyen un gran desafío para los investigadores, y para nuestro entender, los vestigios de Pucarakuna, templos, tolas/yo pirámides, tanto en su emplazamiento, orientación, como posibles funciones, no están suficientemente expicitadas, siendo necesario efectuar mayores indagaciones, sobre todo en lo que se refiere a la orientación y función de las construcciones mayores.

Los Pucarakuna, cuyo vocablo también es necesario precisar, pues ha sido traducido como Fortaleza, e identificado por los cronistas e investigadores modernos, como el escenario de las batallas (¿rituales?), entre los Inkakuna y los Cayambis. Si asumimos que son construcciones anteriores a las tolas, probablemente Pucara, es una palabra autoctona de la lengua de los quitus u otra antiquisima como el aymara, o quizás el mismo cayapa. Con estos antecedentes, para su análisis etimológico se establecen, la base Puca, que en lengua Cayapa se traduce como redondo, otra palabra parecida es dapucaca, que se traduce como esfera; y el complemento Ara, que puede ser apocope de Macara, traducida como estrella; Uara, o Mara, que en lengua aymara, la primera se traduce como estrella, y la segunda como año. El posible significado literal sería, año, estrella, en la esfera o redondo; (construcción redonda para señalar el año o estrellas), traducción acorde con su emplazamiento y funciones, en las cumbres de los cerros, para realizar observaciones astronómicas.

Los Pucarakuna, son importantes complejos de construcciones de piedra y cangahua (material de tierra dura de origen volcánico), de diversas dimensiones, levantadas en las zonas altas de montañas y cerros, desde Guallabamba hasta Caranqui; al parecer tienen diversos usos, como ceremonias y rituales, depósitos de alimentos, siendo, para nosotros, el principal, el de observatorios astronómicos. En efecto, la construcción aprovecha las condiciones topográficas de los cerros, conformándose taludes, muros, fosas y plataformas circulares. Algunas están emplazadas de forma circular teniendo un círculo central que posiblemente representa un sistema de orientación hacia puntos de salida y puesta de determinadas figuras celestes. (Es curioso comprobar que el Pucara Rey Loma, en Otavalo, al norte de la linea ecuatorial, esta a la misma latitud del cerro Yawirak en Quito, al sur de la línea ecuatorial, en cuyo rededor están varios pukarakuna, posiblemente conformando un calendario).

En el área de Cayanqui, es decir en la línea divisoria Caya, la cual astronómicamente, esta relacionada con el eje de la eclíptica, o camino aparente del recorrido anual del Sol, es donde están emplazados o concentrados, una serie de hitos geográficos, poblaciones, complejos arquitectónicos tolas y/o pirámides, y pukarakuna, algunos construidos seguramente por los propios nativos, y otros por los Incakuna, conforme se relata en en el testimonio siguiente:

….”andando por los pueblos de Cayambe, Guayllabamba, Cochasqui, Carangue, Tabacundo, Perucho y Perugache, le mostraron mucha cantidad de Pucaras que son unos cerros que le dixeron que allí se fortificava el Ynga en la dicha guerra y para este efecto los mandava hazer a manera de fortalezas y fosos e que estos oyo decir que los hazia el inga…. E que en quatro leguas que ay desde rrio questa desta parte de Guayllabamba camino para Cayambe bido este testigo treze a catorce de las dichas fuerzas que estaran una de otra algunas de ellas a tiro de arcabuz y otras más”. (Miguel Freile Mexía 1579).

Las evidencias arqueológicas actuales, permiten identificar los pucarakuna citados, entre los cuales descuellan Quitoloma por su tamaño y complejidad. Luego entre las conocidas, están: Pambamarca, Jambi Machi, Campana Pucara, Cerro Pucara, Guachalá, Pingulmi, Pesillo, Oyacachi, y Achupallas, la distribución de esta última describe un semicírculo, cuya abertura mira al pueblo del Quinche; en su lado

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occidental aún quedan 80 casas rectangulares y rastros de cinco edificios con planta circular, que aguardan mejor suerte o estudios convincentes sobre su real función y significado.

En total se han documentado, hasta 37 Pukarakuna, que cubren las principales rutas prehispánicas las mismas que bordean la parte oriental del volcán Taita Imbabura y constituyen el trazado más directo desde Quito, hasta el territorio Cayambi; la ruta Caranqui, Otavalo, Cochasqui, Puellaro, Cotocollao, Quito, pasa al oeste del volcán Imbabura y cruza el macizo de Mojanda; la ruta Caranqui, Cayambii, El Quinche, Quito, pasa al este del volcán Imbabura. En la zona Caranqui, destacan los pucarakuna de: Aloburo (Laguna de Yahuarcocha), Pimampiro, Salinas, Tupigachi, Lechero, Pucará de Velásquez, Pucará de Araqui (Araque), entre otros. (Ver, Fotografías N° 19 – 22; y Mapa N° 4. Pucarakuna en el altiplano ecuatorial).

Fotografía N° 19. PUCARAKUNA AL SUR DE CAYAMBE

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Fotografía N° 20. PUCARA DE QUITOLOMA

Fotografía N° 21. PUCARA DE ACUPALLAS

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Fotografía N° 22. PUCARA DE PAMABAMARCA

En cuánto a los Templos dedicados al Sol, según las versiones recogidas, (J. Velasco. Libro I. Parte I. 1946; y Tomo II. Parte II. 1996), en Cayanqui, al menos existieron dos, el primero, en el primer descenso del volcan Cayambe, donde hasta el siglo XVIII, se conservaba entero, además de vestigios de diversas “fortalezas indianas”, (J. Velasco, 1946), y el segundo, en Puntiatchil, quedaría por dilucidar, si los dos fueron construídos por los inkakuna, quienes fabricaron muchos templos en todas las provincias del Reyno, o si uno de ellos, fue fabricado por los Cayanquis; al respecto revisemos lo que se dice sobre las edificaciones más modernas:

“Templos modernos hechos por los Incas en el Reyno de Quito, los templos mayores o menores que fabricó, y dedicó al sol, en todas las provincias del Reyno, fueron muchos y varios de ellos célebres por la riqueza o por la estructura. Aun los que su padre Tupac Yupanqui había levantado en las primeras provincias, los amplió y enriqueció mucho más. Los principales en las cabezas de gobierno, fueron ocho, con adjuntos monasterios de vírgenes consagradas a su servicio, esto es, en Caranqui, Quito, Latacunga, Riobamba, Atún Cañar, Tomebamba, Huancabamba, y Tumbez. En las demás provincias fabricó tal cual suntuoso y rico especialmente en Cayambe y en las otras los templos menores, o a lo menos adoratorios con la imagen del sol que era siempre de oro”. (J. Velasco. Pág. 143. Historia del Reino de Quito en la América Meridional. Tomo II. Parte II. 1996).

¿Por qué especialmente, los inkakuna fabricarón en Cayambe un suntoso templo al Sol, a pesar de no ser principal cabeza de gobierno o capital provincial?, sin duda su singular posición en la linea divisoria cuya perpendicular señalaria la dirección del eje de rotación de la tierra, podría ser la respuesta. Las referencias sobre las caracteristicas arquitectónicas de los templos de segunda orden, confirmarían, que en este caso se trata del templo que los académicos españoles dejaron un dibujo, y que presumiblemente estaría localizado en Puntiachil, el correspondiente relato dice:

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…“Los templos de segundo orden no tenían sino una o dos fábricas adjuntas. En la principal estaban los sobredichos objetos de adoración, colocados en diversos nichos, con sus correspondientes adornos. Los de tercer orden eran de una sola fábrica, en el modo dicho. El más famoso en el Reyno de Quito, entre los de primer orden fue siempre el de Tomebamba, así por su inmensa mole de arquitectura, y preciosos mármoles, como por su gran riqueza. Después de ese, era el de Caranqui, uno de los más ricos, no sólo del Reyno, sino también del imperio. Entre los de segundo orden, fue singularísimo el de Cayambe, no tanto por la riqueza, pues a excepción de la imagen del sol, que era de oro, fueron de pura plata todas las planchas de puertas y paredes, sino por su singularísima estructura diferente de todas las demás que celebraron mucho los académicos modernos al verla casi entera”. (J. Velasco. Pág. 146. Historia del Reino de Quito en la América Meridional. Tomo II. Parte II. 1996).

Este templo, que según informes dados por los campesinos durante la segunda mitad del siglo XIX, estaría localizado en el sitio de Puntiatzil, y que dada su localización en plena línea divisoria, en dirección al nevado, a manera de “Ushno”, tendría al función de registrar la salida del Sol en los equinoccios de septiembre y marzo, salida que se da precisamente por la cima del nevado, donde presumiblemente, alineado en línea recta, se encontraría el templo “antiguo”, tal como se puede comprobar en el Mapa N° 8, donde se registran los movimientos aparentes del Sol, desde un punto fijo, precisamente el templo de Puntiatchil. A propósito, el mismo nombre de Puntiatchil, corrobora este supuesto, pues Punchao, es el Sol del día, en kichwa, y atchil, es señor, en Tsafiqui, lo cual se traduciría como señor Sol del día. (lugar para ver el señor Sol del día).

En cuánto, a las tolas y/o pirámides, si damos crédito a la versión que fueron introducidas en la segunda época del Reyno de Quito (1000 D.C), por la nación Cara, el origen de su nombre podría atribuirse a una de sus familias lingüísticas, el Tsafiqui, o el Chapalachi, precisamente, en ambos la voz Tu o To, se traduce como tierra o loma; la, es forma del plural. Dula, son las lomas naturales, y Tola, se emplea para montículos u otros lugares construídos de forma artificial, y de diversas formas, tamaños y funciones: esféricas, pirámides truncadas cuadrangulares o rectangulares con plataformas, que son conocidas como tolas pirámides o pirámides truncadas. (Ver, Gráfico N° 2. Tipología de Tolas; y Mapa N° 5.).

En referencia a sus funciones, también existen distintas interpretaciones; los montículos de forma esférica, son de carácter funerario, (en lengua Cara, la palabra Yasel, designa a los montículos funerarios), existen otras con fines habitacionales, y las pirámides truncadas, por su emplazamiento cercano a lugares sagrados (cerros, lagunas, etc.), se pude deducir que cumplieron funciones rituales y/o de observación astronómica, como tendremos ocasión de comprobar con las pirámides de Cochasqui, que luego deriva en uso ritual y ceremonial.

El sistema constructivo es a base de bloques de cangahua y requieren de un gran contigente de mano de obra calificada para su construcción; las construcciones de tolas, pirámides, pucarakuna, camellones, terrrazas agrícolas, canales de riego y caminos, evidencian el conocimiento de tecnologías y sistemas constructivos avanzados. Los mismos complejos de Tolas y pirámides etc., dan testimonio de la excelencia en el arte de la construcción alcanzada por los pueblos que habitaron en el altiplano ecuatorial, las que sin duda contaron con excelentes constructores. Desafortunadamente, nada sabemos de sus planificadores y constructores, ni de las técnicas, ritos y símbolos utilizados; sin embargo, los principios de esta sabiduría ancestral no se han perdido por completo, pues en los vestigios de construcciones que

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han quedado se pueden realizar diversos análisis que examinados a la luz de la arqueoastronomía adquieren connotaciones insospechadas.

Entre los principales complejos de tolas y/o piramides truncadas, están: Cochasqui, Zuleta, Pinsaqui, Atuntaqui, Angochagua, Iluman, Socapamba, Topoangla, y otras; en el caso de Cochasqui, situadas en las faldas meridionales del Mojanda, que descienden desde una altura aproximada de 4.000 m.s.n.m., hasta el lecho profundo del río Guayllabamba, situado a 2.300 m.s.n.m., el lento descenso de Cochasqui al río Guayllabamba esta interrumpido por la profunda quebrada del río Pisque, que corre por las faldas del Mojanda en sentido este – oeste. En varios puntos de esta zona, como Tocachi y Malchingui, se encontraron grupos de tolas, sin embargo en Cochasqui, situado entre los 2.900 – 3.100 m.s.n.m., se encuentra un gran complejo de tolas grandes y pequeñas, las tolas más grandes son rectangulares y provistas de grandes rampas, hasta de 200 mts., de largo, orientadas al parecer en dirección del eje de rotación de la tierra.

En cuánto a las posibles fechas de construcción, investigaciones arqueológicas basadas en restos encontrados han determinado que fueron construidas en el período del año 700 a 1500, después de Cristo, sin embargo los datos que arroja la investigación arqueoastronómica, basada en la fechación de los ejes de orientación de las plataformas son mucho más antiguos, estableciéndose que para el caso de Cochasqui, la edad de construcción estaría entre el año 500 A.C. e inicios de la era cristiana. (Ver Fotografías N° 23 - 28).

Fotografia N° 23. Panoramica Tolas de CochasquiFuente: A. Lozano 2008.

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Gráfico N° 2. TIPOLOGIA DE TOLAS Y/O PIRAMIDES EN LA REGION ECUATORIAL

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Fotografia N° 24. Tola Cochasqui excavadaFuente: A. Lozano 1993.

Fotografia N° 25. Tola de Cochasqui. Sistema constructivoFuente: A. Lozano 2008.

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Fotografia N° 26. Forma Tola de SocapambaFuente: J. Athens. 1980.

Fotografia N° 27. Tolas de ZuletaFuente:

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Fotografia N° 28. Tolas de Zuleta. Emplazamiento generalFuente: J. Athens. 1980.

Las obras de infraestructura agrícola, comprenden extensos campos de camellones, (inga huachos), terrazas y canales de riego. Las primeras, son construcciones artificiales empleadas para los cultivos, en terrenos húmedos y pesados, con el fin de controlar el flujo del agua, bien sea para retener temporalmente los beneficios de una inundación, o para eliminar el exceso, además que debido a la estabilidad témica que generan, contribuyen a soportar los efectos destructores de las fuertes heladas que se producen en las zonas cercanas al nevado Cayambe. Las terrazas son construcciones para habilitar, suelo agrícola en fuertes pendientes, a través de la sucesión de terraplenes a manera de graderios, mediante taludes o muros; su configuración facilita la irrigación y aumento de la filtración del agua lluvia. Por último, los canales de riego, sirven para transportar el líquido vital, hacia zonas que carecen de agua para las tareas agrícolas.

En cuánto, a las viviendas, por las versiones de los españoles (Sancho de Paz Ponce de León, 1582), se distinguen aquellas del común de la población y las de los curacas o principales, diferenciándose más por las dimensiones, que por su arquitectura, donde prevalece el trazado sencillo de la planta y construcción, en el interior de una casa común, el objeto principal era el fogón de piedras, equipado de los utensillos básicos de cocina (ollas, cántaros o pondos de chicha, etc.), En el espacio para el descanso estaban los penates de junquillo, donde se acostaban sobre un poco de paja, cubiertos con una o dos mantas. En los huecos interiores de las paredes, a

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manera de alacenas, guardaban sus lares o penates u otros objetos de utilidad cotidiana. Pero veamos los datos recogidos por el mentado corregidor español:

…”Las formas de las casas donde vivían los indios del distrito de mi corregimiento son unos buhíos redondos cubiertos de paja todos los más pequeños y las paredes dellos son de palos gruesos entretegidos con otros y embarrados con barro por de dentro y por de fuera. Las casas de los caciques y principales son de la propia manera, eceto que son grandes y tienen una viga grande en medio para sustentar la casa”. (Sancho de Paz Ponde de León. Relación y Descripción de los pueblos del Partido de Otavalo. 1582. pág. 240. Relaciones Geográficas de Indias. Tomo III. Madrid 1965).

La forma y dimensión de la casa del curaca, que representaba el poder político, simbólico y ritual, recuerda a la Maloca de la región oriental, la cual se concibe como una imagen simbólica del cosmos29, la que por analogía se repetiría en la más humilde y rudimentaria construcción. (Ver, Gráfico N° 3. Vivienda Curaca). Es dificil no asociar la orientación de las construcciones, siguiendo el curso aparente del Sol, Noroeste, Sureste, Noreste, Suroeste, o sea acorde con las festividades más importantes de solsticios y equinoccios. Su puerta de ingreso estaba orientada hacia la salida del Sol recto, y las ceremonias rituales tenían al Sol, la Luna, el Rayo o Relámpago, como sus divinidades principales, en cuyo homenaje se sacrificaban venados, llamas, cuyes, coca y maíz.

29 Es preciso recordar que, desde el punto de vista tradicional, todo edificio, cualquiera que fuere, se construía siempre según un modelo cósmico R. Guénon, 1988.

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Gráfico N° 3. VIVIENDA DE CURACA SIMILAR A MALOCAFuente:

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Mapa N° 5. TOLAS Y/O PIRÁMIDES EN EL AREA NORANDINA ECUATORIALFuente: Ontaneda Santiago. 1998

II. DEL CONOCIMIENTO Y SABIDURIA ANCESTRAL

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….”Cerca del pueblo de Cayambe en el llano de Pesillo (año 1739), encontraron una guaca con muchas piezas de oro labrado (narigueras, collares, manillas, orejeras, e idolos), vasijas de cerámica, hachas de cobre grandes y pequeñas, espejos de piedra planos, concavos y convexos.. como si aquellos pueblos huviesen tenido abundancia de instrumentos adecuados para el fin y grande conocimiento de la Optica”. (Antonio de Ulloa 1739).

5. CONOCIMIENTO DE LA ASTRONOMIA; CONTROL DEL TIEMPO Y LAS ESTACIONES

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Hacer referencia a la forma como las culturas nativas del altiplano ecuatorial miraban al cielo, simultáneamente significa hablar de sus conocimientos astronómicos, es decir las concepciones que los sabios de la antigüedad (amautas) se fueron forjando sobre el cielo, seguramente en base a las preguntas que se hicieron frente a los fenómenos estelares y las respuestas que encontraron, en el contexto de sus formas de conocer y actuar en el mundo. Pero como es posible rastrear esos conocimientos30, si aparentemente no quedan rastros de aquellos, esto es un gran desafío porque implica formular una propia metodología, que tiene como fuentes los documentos de las crónicas de conquista; los vestigios arqueológicos, donde, mediante el uso de las técnicas de la arqueoastronomía, se puede reconstruir las formas con que, en el pasado, los constructores orientaron sus edificaciones, para observar el cielo; y mediante una aproximación etnográfica, recurriendo a técnicas como entrevistas, observación participante, etc., en las celebraciones rituales (Raymi) con motivo de los acontecimientos astronómicos (Equinoccios y Solsticios), a través de esta secuencia, mirado en su conjunto, se intentan entender las concepciones astronómicas que tuvieron los pueblos y naciones que habitaron el altiplano ecuatorial, y más concretamente los Cayambis31.

En general, los conocimientos astronómicos, han sido ignorados en la investigación de las culturas del altiplano ecuatorial, a pesar, que existenten diversas manifestaciones arquitectónicas (pucarakuna, tolas y/o pirámides, tremplos), que certifican, el uso y ma-nejo de conocimientos y técnicas que se derivan de la observación de los astros; en este sentido, los sabios nativos, desde siempre han tenido una posición privilegiada, en la mitad del mundo, para observar el firmamento, lo cual les permitió acumular, du-rante milenios, notables conocimientos sobre la vida del universo (cosmos), como se puede deducir de los datos recogidos por los propios cronistas españoles.

Efectivamente, las referencias de los cronistas españoles, a los conocimientos astronómicos nativos, se remontan a épocas muy antiguas, así Fernando de Montesinos, al hacer referencia a los hechos de los gobernantes indígenas, y en particular a los sucesos acaecidos en tiempos del IV, V, y VI, gobernantes, de la primera dinastía de los Pirua, a saber: Sinchi Cosque Pachacutec; Inti Capac; y Manco Capac, respectivamente, que reinaron alrededor del año 1000 después del diluvio, manifiesta que el primero de los nombrados conquistó todo el reino del Piru, hasta la provincia de Quito, que luego se rebelo y después de muchos siglos se volvió a unir a este imperio. Este dato permite establecer que aproximadamente 2000 años antes de Cristo, la provincia de Quito, ya estuvo ligada a una configuración territorial panandina.

En tiempos de Inti Capac, que reino hacia los 2660 años después de la creación y 1000 años después del diluvio, entre las muchas cosas que hizo, como dividir las ciudades en dos parcialidades (Anan y Urin), la organización del gobierno, las postas en los caminos, etc., y como en materia de control de tiempo estaban desactualizados, se manifiesta que:

30 Esta enorme área del conocimiento comprende cuestiones tan variadas como: "calendarios, observación práctica, cultos y mitos, representación simbólica de eventos, conceptos y objetos astronómicos, orientación astronómica de tumbas, templos, santuarios y centros poblados, cosmología tradicional y la aplicación ceremonial de tradiciones astronómicas", todas ellas unificadas por un tratamiento que las ubica dentro de su contexto cultural, social, económico e histórico.

31 El hecho de que los mismos fenómenos astronómicos y cielo estelar, que hoy observamos, hayan sido contemplados por nuestros antepasados, y lo que es más importante hayan podido dar respuestas diferentes, permite, reflexionar y aprender sobre estos saberes.

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…..“la computación de los tiempos se iba extinguiendo la renovó de modo que en tiempo deste rey se contaban los años comunes de trescientos sesenta y cinco dias y horas, y luego por décadas, dando a cada década diez años, y cada década de ciento, y cada diez décadas de cien, mil años, llamándole Capac – huata o Intip – huatan, que quiere decir el gran año del sol”…..

Y también tuvieron noticia del bisiesto, por la observación que hicieron los astrologos del apartamiento del sol de la línea, que señalaron junto a Quito, por donde nosotros decimos pasa, con unos paredones que hoy se ven”. ((Fernando de Montesinos. Pàg. 38 - 39. 1957).

Si damos crédito a esta versión, parece claro, que por lo menos 2500 años antes de Cristo, ya se había señalado en Quito la línea equinoccial, lo cual quiere decir que los pueblos autóctonos, que habitaban el altiplano ecuatorial tuvieron conocimiento de este importante suceso. También al hacer referencia al gran año del sol, Capac – huata o Intip – huatán, que se sucede cada 1000 años, se podría entender como el registro de una era cósmica, lo cual implica el conocimiento del movimiento de Precesión32 de los equinoccios, debido a que el eje de giro de la Tierra, conocido también como Eje Polar o Eje del Mundo33, se desplaza en el espacio, describiendo un cono. Este desplazamiento se ejecuta de manera independiente a la rotación y traslación del planeta. La inclinación de la Tierra, que en promedio es 23° 27', es la apertura angular de ese cono, (Ver, Gráfico N° 4).

Este movimiento en realidad tiene forma de espiral y una rotación completa se efectúa en casi 26 mil años (exactamente 25.780 años), siendo perceptible solo después de varios siglos. La Precesión hace que el Punto Vernal se desplace, de forma tal que la posición que tendrá el año próximo se “encuentre antes” que la de este año, de manera que el nuevo Punto Vernal “precederá” al de este año. Por efecto de la Precesión, es que el Punto Vernal, escogido como origen del sistema de coordenadas celestes y que astronómicamente marca el Equinoccio de Primavera (21 de Marzo), antes apuntaba hacia la constelación del Carnero (Aries), pero ahora lo hace hacia la constelación de los Peces (Piscis), según la astronomia occidental.

El Punto Vernal o Punto Aries, es el punto en donde coinciden el Ecuador Celeste con la Eclíptica. La deriva del Punto Vernal dentro de los límites de una constelación, determina lo que algunos estudiosos denominan "Era cósmica". La "Era de Piscis", se inició en el siglo I A.C y finalizo en el año 2000, cuando se inicio la "Era Acuario", en orden a las doce constelaciones del vigente zodiaco de la Astronomía occidental. (Ver Gráfico N° 5). Mientras que para los pueblos nativos, si equiparamos una era cósmica a mil años (Pachacutik), estamos hablando del orden de 26 constelaciones, lo que supondría la vigencia de un zodíaco lunar.

32 El movimiento de Precesión ocurre por dos factores: a). La figura de la Tierra, que no es totalmente esférica, sino más bien un esferoide de revolución, conocido con el nombre de geoide. De esta manera, las masas hacia el Ecuador del planeta son mayores que hacia los Polos. b)    Las fuerzas combinadas de atracción gravitatoria del Sol y la Luna, atentan contra la estabilidad del eje polar terrestre. 33 La proyección del Eje del mundo y su intersección con la Esfera Celeste, determina los polos celestes: Polo Norte Celeste (PNC) y Polo Sur Celeste (PSC).

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Gráfico N° 4. MOVIMIENTO DE PRECESIÓN DEL EJE DE GIRO DE LA TIERRA

Gráfico N° 5. ESPIRAL DE LAS ERAS COSMICAS

Si proyectamos el Eje de giro de la Tierra sobre el fondo estrellado, el cono de la Precesión se observa como una gigantesca espiral, que busca cerrarse cada 26.000 años. Para las fechas cercanas a los años 2000 de nuestra era, el Eje de giro de la Tierra, casi coincide con la estrella Alpha Ursae Minoris, mejor conocida como la estrella Polar. En cambio, hace 5000 años, hacia el año 3000 antes de nuestra era (o antes de Cristo, A.C.), la estrella que estaba más cerca del sitio hacia donde apunta nuestro eje de giro, era la estrella Alpha del Dragón (o Thuban). Hacia el año 4.000 de

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nuestra era, la estrella más cercana al eje de giro será Gamma Cephei. Para el caso de la astronomía indígena, el cambio del punto vernal tendría relación con las figuras de las constelaciones, que probablemente configuraban el zodiaco lunar, cuya reconstrucción es una asignatura pendiente de gran importancia para el conocimiento de la sabiduría ancestral.

Continuando con la revisión de los datos registrados por el cronista F. de Montesinos, en el reinado de Manco Capac (segundo de este nombre), cuando se cumplieron 2750 años después de la creación y 1080 años después del diluvio, se aparecieron dos cometas espantosos en forma de león o sierpe. En resumen, estas importantes referencias comprobarían, primero la existencia de una larga tradición cultural de contacto entre los pueblos nativos; segundo, que los pueblos que habitaron la zona ecuatorial, tenían conocimiento de la línea equinoccial, así como del registro o aparecimiento de ciertas figuras celestes, y tercero, que alrededor de 4500 años antes del presente, ya habían señales que indicaban la línea divisoria del mundo o línea ecuatorial; pues cerca del tercer milenio (2950 años), después del diluvio nació Jesucristo, dando inicio a la presente era Cristiana.

Durante la dinastìa de los amautas, (1670 años después del diluvio), se registran otros importantes sucesos relativos a los conocimientos astronòmicos, que merecen ser conocidos por las implicaciones que tienen para nuestro estudio; asì, durante el gobierno de Manco Capac Amauta (cuarto de este nombre), muy sabio y grande astrologo,

……“hizo junta de todos los hombres doctos en esta ciencia y confiriendo con ellos dijo que el sol y la luna estaban en diferentes puestos. Ordenò que el principio del año comùn se comenzase desde el verano que en nuestra cuenta es equinoccio vernal, que es a 31 de marzo. Hallò este rey con los demàs astrologos, notando la influencia de las estrellas, que habìa de haber grandes novedades en este reino”. (Fernando de Montesinos. Pàg. 51 - 52. 1957).

En el tiempo de Manco Auqui Tupac Pachacuti, (1980 años), cerca de cumplirse el segundo milenio después del diluvio, este gobernante… “revocò acerca del contar del año lo que Capac Amauta habìa determinado y mandò que el equinoccio hiemal que cae a veinte y siete de setiembre fuese principio del año y que se contase desde veinte y cinco deste mes”, (Ibedem Obr.cit). Por la mudanza del año que hizo, llamarònle Pachacuti (cuarto de este nombre).

Siguiendo con la revisión de los sucesos que dan cuenta de los conocimientos astronómicos, se puede constatar como se producen cambios en la forma de registrar o contar los años, pasando el inicio del mismo, bien al equinoccio vernal o al equinoccio hiemal, sin embargo es curioso comprobar que el cambio del conteo de los años se realiza cuando se cumplen ciertos períodos, que dan cuenta del cumplimiento del gran año solar, así, cuando se cumplen alrededor de 2000 años después del diluvio, en el gobierno de Ayay Manco, este rey hizo:

…… “junta general en el Cusco de todos los sabios amautas para la reformación de los años, que tiempos se había casi olvidado la cuenta dellos, para que conforme a la influencia y postura de los astros en sus movimientos se ordenase la computación de los tiempos. Después de muchos días que duro la junta, se determino que no se contase el año por lunas, como hasta allí, sino que cada mes tuviese treinta días fijos, y que las semanas fuesen de díez días y los cinco días que sobraban fuese media semana, y

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en ella se pusiesen los bisiestos que se llaman Allcacanquis; y los indios llaman al mes desta semana el mes chiquito. Ordenó también que así como había semanas de diez días, las hubiese de años, de modo que contaban diez años comunes por uno, luego cada diez destas décadas por otro que era un sol, y la mitad que era quinientos años mandó que se llamase pachacuti por la razón que se ha dicho. Esta cuenta de años guardaron siempre los indios deste reino hasta la venida de los españoles”. (Fernando de Montesinos. Pàg. 56. 1957).

En el reinado de Toca Corca Apu Capac (2430 años después del diluvio), cuadragèsimo rey peruano… “Fue este muy sabio y gran astrologo; hallò los equinoccios que los indios llaman Illares (Iglales), y por su causa llaman al mes de mayo Quilla Toca Corca, como si dijeramos, equinoccio vernal; y el de setiembre Camay Tupac Corca, que es equinoccio autmnal. Asì mismo partiò el año en cuatro partes y tiempos, conforme los cuatro puntos de los solsticios y equinoccios”. (Ibedem, Obr.cit).

Indudablemente que para hacer las reformas del conteo del año, y el registro de los puntos de los equinoccios, tenìan que venir a la linea divisoria del mundo (ecuador) para constatar el cambio de la constelación que antecede a la salida del sol, en el correspondiente evento, dado que para el control de los equinoccios y consecuente festividad ritual, son fundamentales los puntos de salida (orto) y ocultamiento (ocaso), de las constelaciones que anteceden la salida y puesta del sol. Incluso en los relatos, se hace referencia, al nombre de Corca, corrupción de Torca, traducida como venado en kichwa, que precisamente el nombre de una constelación.

Durante el gobierno del rey Yahuar Huquiz, quién fue gran astrológo, dio la buena traza de cómo se habían de contar los días intercalares o bisiestos cada cuatro años; es de notar también, el nombre del primer rey, Yahuar, la voz propia del jaguar o felino, animal que juega un papel fundamental en los arquetipos mentales y simbolismo de los pueblos americanos en general.

“Mandó que para la buena cuenta de los tiempos venideros en cada cuatrocientos años se intercalase un año o se excusase para los bisiestos, porque según los amautas y astrólogos, con quienes tuvo grandes juntas, averiguó el rey que desta manera venían las cuentas de los años al justo; y los viejos en memoria deste rey y sucesor, llamaron al bisiesto Huquiz que antes se llamaba Alla Alla (Allcacanquis. Confer.cit.ant.); y tambien en memoria deste rey llamaron al mes de mayo Yahuar Huzqui”. (Fernando de Montesinos. Pàg. 59. 1957).

En este contexto, para el caso de los pueblos del altiplano ecuatorial, y en particular los Cayambis, que como sabemos eran “grandísimos hechiceros” o astrologos, muchas de las construcciones que singularizan su entorno, tendrían su explicación por su singular posición geoastrónomica y las funciones que cumplen en el control de los ciclos estacionales y quién sabe en el cambio del registro del punto vernal o equinoccional. Además, la tradición establece que contaban el tiempo con las fases lunares, costumbre que perduró hasta fines de la Colonia; es decir que posiblemente existió un sistema de cómputo del tiempo, o calendario de tipo lunar, y bien vale la pena aclarar que implicaciones tendría este conocimiento, en principio, conviene manifestar que un calendario, constituye la base de la organización productiva, políti-ca, religiosa, y filosófica, de un pueblo o nación, siendo el motor, más importantes del funcionamiento de una sociedad, y el que conserva con vigor los carácteres básicos y distintivos de la misma.

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Al respecto, es preciso indagar en las fuentes tempranas sobre los indicios que permiten establecer el conocimiento del calendario lunar en los pueblos indígenas, encontrando varias e importantes referencias, toda vez que certifican que desde Quito hasta Chile, por toda la serranía, que indudablemente incluye al pueblo Cayambe, tenían orden de registrar los tiempos a través del calendario lunar, así por ejemplo, el cronista anónimo manifiesta lo siguiente:

..."Al tiempo que señorearon los Yngas, otavo Ynga, llamado Viracocha Ynga, començo a poner más orden, considerando que algunos años, siendo las aguas más tardias o año de sequedad, suelen ser los tiempos variables y al-cançar los yelos y rresultar de ello algunos años de esterilidad y hambre... Para ello, aviendo ya experimentado algunos años, dieron orden de que los años fuesen por quenta de la luna, dando por mes de una conjunción a otra, y al año doze meses lunares; é repartieron á cada mes del año las ocupaciones que se avían de tener, poniendo nombre a cada mes lunar.... ansí para el bene-ficio de los mantenimientos como para otros exercicios, de suerte que desde Quito a Chile, por toda la serranía, era tal el concierto, que jamás perdían tiempo; y mandava cumplir esta horden en toda la tierra con mucho rrigor, é ansí la guardavan y cumplían con mucha puntualidad". (Anónimo. En: Discurso de sucesión y gobierno de los Incas, pp.; 150. 1940).

Una versión más explícita de las técnicas o instrumentos utilizados para realizar las lecturas de los tiempos de sembrar y cosechar, los meses del año, el control de las es-taciones, el registro del movimiento aparente del sol y el recorrido lunar, en definitiva, los relojes para el control del tiempo, llamados Puchaunanchac, es la siguiente:

..."Y porque andando el tiempo no perdiesen la cuenta de estos meses y los tiempos que había de sembrar y hacer las fiestas..... había hecho aquellos pu-chaunanchac,que dice relojes.... los cuales relojes es desta manera: Que todas las mañanas e tardes miraban el sol en todos los meses del año mirando los tiempos del sembrar y coger, y asimismo cuando el sol se ponía, y asimismo miraba la luna cuando era nueva e llena e menguante; los cuales relojes hacia hacer encima de los cerros más altos a la parte do el sol salía y a la parte don-de se pone. Y tras esto se ponía, cuando se ponía el sol, en cierto sitio, en el cual estuvo seguro en pie en una parte donde bien ver se pudiese, y ansí como conociese desde aquel sitio do él se paraba, el curso por do el sol iba cuando se ponía, en aquel derecho, en lo más alto de los cerros, hizo hacer cuatro pirá-mides o marmoles de cantería, los dos en medio menores que los otros dos de los lados, y de dos estados de altor cada uno, cuadrados, e apartados uno de otro una braza salvo que los dos pequeños de en medio hizo más juntos, que del uno al otro había media braza y cuando el sol salía estando uno puesto do Inca Yupanqui se paró para mirar y tantear este derecho, sale y va por el dere-cho y medio destos dos pilares, y cuando se pone lo mismo, por la parte do se pone; por donde la gente común tenía entendimiento del tiempo que era, ansí de sembrar, como de coger; porque los relojes eran cuatro a do el sol salía y otros cuatro a do se ponía, do se diferenciaban los transcursos y movimientos que así el sol hace en el año". (Betanzos Juan de. Cap. XV, pp.; 46. 1968).

En relación al año lunar, el movimiento o turnus lunar, empieza con la luna nueva, en el Oeste; de ahí sigue la luna llena, al Sur; luego aparece en su fase decreciente, por el Este; y al final se pierde por el Norte; la medición de los meses estaría precedida de la observación, de la salida y puesta de conspicuos grupos de estrellas, o constelacio-nes situadas a lo largo de la trayectoria lunar; es decir, habrían sido marcados por la aparición en el horizonte estelar, de determinadas constelaciones o estrellas principa-les, coincidiendo con la conjunción de la luna. Las observaciones de las salidas de la

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Luna (a diferencia de las observaciones de sus fases) no tienen un sentido calendárico directo, aunque pueden ayudar durante el pronóstico de los eclipses.

En cualquier caso, las cuidadosas observaciones realizadas a este astro, para fijar los meses, condujo a establecer sus fases correspondientes, las cuales, actualmente, todavía se reconocen en las culturas del altiplano, a saber: Quilla wañuy, Novilunio, conjunción de la luna con el sol (inicio del conteo del mes); Quillayuriy, nacimiento de la luna nueva; Quilla wañuymit’a, período de la luna nueva (creciente); Quilla pura o Quilla junt’a, luna llena; Quilla chinchay, luna menguante, (Ver, Gráfico N° 6).

Gráfico N° 6. FASES LUNARES

En cuanto a los meses lunares que configuran el ciclo anual, existen datos que ayudan a precisar la duración de cada mes, así por ejemplo, las leyes relacionadas con los días de descanso laboral, que estableció Pachacuti Inka Yupanqui, permiten deducir el respectivo período del mes lunar:

..."Y porque el continuo trabajo no les fatigase tanto que les oprimiese, estable-ció ley que en cada mes (que era por lunas) hubiese tres dias de fiesta... Orde-nó que en cada mes hubiese tres ferias, de nueve en nueve días, para que los aldeanos y trabajadores del campo, habiendo cada cual gastado ocho días en sus oficios,viniesen a la ciudad, al mercado, y entonces viesen y oyesen las co-sas que el Inca o su consejo hubiesen ordenado, aunque después este mismo rey quiso que los mercados fuesen cotidianos.... los cuales llaman Catutilo; y las ferias ordeno que fuesen en día de fiesta porque fuesen famosas". (Garcila-so de la Vega.Lib.VII, pp. ; 80. 1977).

Los datos consignados en este relato, certifican que se contaban meses de 27 días, los cuales se corresponden con meses lunares periódicos, determinados por dos aline-aciones sucesivas de la luna y la tierra con una estrella fija; este mes tiene una dura-ción de 27,5 días, y se despreciamos la fracción, coincide con los 27 días de cada mes lunar, que resulta de multiplicar las tres ferias, que se efectúan cada nueve días (ocho dias de trabajo más un día de feria), que a su vez sería la duración de los “novilunios”.

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Por otra parte, la Luna tiene varios componentes en su movimiento: eso explica su comportamiento curioso con varias irregularidades. Vale la pena destacar que, de la misma forma que el Sol llega a posiciones extremas en su recorrido sobre el horizonte. En el movimiento visible de la Luna registra que sale y se pone en azimut distintos cada día, cada mes; existiendo ocho puntos especiales (extremos) del horizonte: las salidas y puestas de la Luna cuando las variaciones de su declinación alcanzan los valores máximo y mínimo, lo cual ocurre una vez cada 18,6 años, que curiosamente coincide con el período de la última presencia Inka, en el altiplano ecuatorial . Este fenómeno sutil, sin duda, fue observado por los Inkakuna y Cayambis, ya que se encuentran, hitos geográficos (cerros) con sus respectiva toponimia (Catequilla), o monumentos antiguos (pucarakuna), que posiblemente destacan estos puntos especiales, siendo una clara demostración de sus conocimientos astronómicos.

Las épocas del año, los Cayambis, las reconocían, por el croar de las ranas y la floración de plantas silvestres, sin embargo los Inkakuna establecieron las formas del registro de los años; según manifiesta, J. Velasco, “el año era de dos maneras: uno solar, Inti huata; y el otro lunar o común, llamado Quilla huata. En marzo era el principio y el fin del año solar. El año lunar, se componía de doce meses y medio, para la correspondencia con el solar, y comenzaba siempre por el primer día de la luna nueva; en Quito, el año lunar comenzaba igual que el año solar, en marzo”34.

Este interesante relato, permite apreciar la estructura del calendario lunar y solar, y se-ñalización de los meses correspondientes, que al parecer, se inician con la conjunción de la luna con el sol, es decir, cuando los dos astros tienen la misma longitud eclíptica o ascención recta; cada mes tenía un nombre especial y le correspondían ciertos ritos o festividades. En cuánto a los meses lunares, estaban conformados por tres novilunios; el primero, Mushuc Quilla, o Luna nueva; el segundo, Junda Quilla, o Luna, llena; y el tercero Yauyauc Quilla, Luna decreciente. El año estaría compuesto de cuarenta y medio novilunios, o trece y medio meses lunares.

Existen también, otras pruebas elocuentes que corroboran la información relacionada con la representación de los meses lunares permitiendo entender las características básicas del calendario lunar, y sus rasgos peculiares; aunque dichas pruebas o rela-tos, estan algunas veces mezclados (tergiversados), y sobretodo readaptados al calen-dario gregoriano, como es el caso frecuente de homologar los trece meses lunares a los doce meses de la cuenta solar;

.."Contaron los meses por lunas de una luna nueva a otra y así llaman al mes QUILLA, como a la luna; dieron su nombre a cada mes, contaron los medios meses por la creciente y menguante de ella, contaron las semanas por cuar-tos..... Tuvieron cuenta de los eclipses del sol y de la luna..... Al día llamaron Punchau, y a la noche Tuta, al amanecer Pacari, tuvieron nombres para signifi-car el alba y las demás partes del día y de la noche como medianoche y medio-día". (Garcilaso de la Vega. Cap. XXII, pp.; 43. 1977).

34 Según, Polo de Ondegardo, en el Cusco, el año, empezaba a contarse desde Febrero, y dice lo siguien-te:... "El año partieron en doze meses por lunas: y los demas días que sobran cada año los consumían con las mismas lunas. Y á cada luna, ó mes tenían puesto su mojón ó pilar (Sayba) al derredor de Cuzco donde llegava el Sol aquel mes. Y estos pilares eran adoratorios principales, á los quales ofrecían diver-sos sacrificios y todo lo que sobrava de los sacrificios de las Huacas, se llevava a estos lugares que se llamavan Sucanca, y el que es principio de Invierno, Pucuy sucanca, y el principio de verano, Chirao su-canca". (J. Polo de Ondegardo. Cap. VII, pp.16. 1917).

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Establecer un calendario lunar o solar de tipo observacional, es una tarea compleja porque los fenómenos naturales son complejos y una observación siempre esta sujeta a errores. Al respecto, los "observatorios de horizonte", equiparables a los pucarakuna, se construyeron para realizar una observación continua de un astro determinado y con ello determinar la duración de su ciclo de aparición. Estos observatorios, se conforman con hitos geográficos, nevados, cerros, montes, o estructuras, que funcionan como horizonte artificial, controlado desde una posición situada enfrente al evento, normalmente indicada por un elemento constructivo como una estela, o algún elemento arquitectónico. Así, el observador podrá registrar el día del equinoccio al surgir el disco solar alineado al centro de la estructura. En el día del solsticio de verano, el disco solar coincide con el extremo norte de la estructura o con algún elemento arquitectónico llamativo. Al llegar el solsticio de invierno, el disco solar surge del extremo sur de la estructura o del elemento simétrico al anterior. (Ver, Gráfico N° 7)

Gráfico N° 7. TÉCNICA DE CONTROL DEL MOVIMIENTO DE UNA FIGURA CELESTE EN UN OBSERVATORIO DE HORIZONTE

Las fechas calendáricas del registro de las estaciones, es decir el comienzo de los Equinoccios (23 de Septiembre y 21 de Marzo), y los Solsticios (22 de Diciembre y 21 de Junio), son incambiables en el curso de los siglos por obedecer precisamente al momento en que el sol, en su aparente recorrido anual, pasa por el punto de intersec-ción de la Eclíptica con el Ecuador celeste, punto que sólo se mueve por causa de la Precesión, e indica el comienzo de los ciclos equinocciales. El movimiento que realiza la Tierra en torno al Sol (traslación), genera un plano al que se le ha dado el nombre de Eclíptica. Como el eje de giro de la Tierra tiene una inclinación promedio de 23° 27', entonces el Ecuador terrestre y la eclíptica forma entre si, este mismo ángulo. En su viaje alrededor del Sol, la Tierra mantiene esta inclinación siempre en la misma dirección, provocando las estaciones climáticas, debido a las diferentes incidencias del haz de luz solar, sobre la superficie terrestre35, (Ver, Gráfico N° 8).

35 La incidencia perpendicular de los haces de luz solar, barren casi 47º (exactamente 46º 54´) sobre el globo terráqueo. Cuando inciden a 23º 27´ Latitud Norte, alcanzan el denominado Trópico de Cáncer (Solsticio, 21 de Junio). Cuando inciden a 23º 27´ Latitud Sur, el Trópico de Capricornio (Solsticio, 22 de Diciembre). Estos son los puntos máximos y mínimos que alcanzará el Sol en su desplazamiento imaginario por el cielo. De manera similar, existen dos puntos en donde se interceptan el Ecuador Celeste y la Eclíptica. Estos son el punto Vernal (^) ubicado en la constelación de Piscis y el punto Otoñal (d) ubicado en la constelación de Virgo. El punto Vernal representa en las coordenadas celestes lo que el Meridiano de Greenwich en las coordenadas terrestres, es decir el punto origen de las coordenadas celestes. En estos dos puntos, que reciben el nombre de Equinoccios, los haces de luz solar inciden perpendicularmente sobre el Ecuador de la Tierra, iluminando de manera uniforme a todo el planeta.

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Gráfico N° 8. RECORRIDO ANUAL DE LA TIERRA ALREDEDOR DEL SOL

De todos los cuerpos celestes, el Sol tiene obviamente un lugar privilegiado por su función de proveernos luz, calor y todo el simbolismo asociado. La inclinación de 23º 27' del eje terrestre relativo a la perpendicular a su desplazamiento alrededor del Sol produce un cambio, día tras día, en el recorrido aparente del sol en el cielo. El día del equinoccio (21 de marzo y 21 de septiembre), en cualquier punto de la Tierra, el Sol sale y se pone respectivamente exactamente al Este y al Oeste. El día y la noche tienen la misma duración. Avanzando hacia el solsticio de invierno, el Sol sale y se pone en azimut cada vez más al sur. El 21 de diciembre, llega a un azimut extremo en el cual se mantiene casi inmóvil (significado de "solsticio") durante varios días antes de empezar lentamente a devolverse hacia el sur. Seis meses después, ocurre el solsticio de verano, que marca el extremo norte de la salida y puesta del Sol en el horizonte. A latitudes entre el Ecuador y los Trópicos, el Sol llega a pasar por el cenit (punto a la vertical encima de nuestra cabeza) dos veces al año. Este momento tiene su peso de simbología y fue observado por varias culturas antiguas, especialmente por los Inkakuna y por supuesto los pueblos del altiplano ecuatorial.

En este sentido, los datos recogidos por el jesuita Bernabé Cobo, relativos al inicio del año solar, son útiles para precisar, no sólo la fecha de los solsticios, o eventual inicio del ciclo anual del movimiento aparente del sol, sino también la duración de los meses lunares; los datos son los siguientes:

..."Conocieron nuestro año solar por la observación de los Solsticios, y empezá-banle por el Solsticio estival deste hemisferio antártico, que es a los veinte y tres días de Diciembre, y se acaba en el mismo punto donde había comenzado, con lo que venía a ser su año del mismo número de días que nosotros le da-mos.... pusieron los mejores medios que supieron para concertarlo y tener cuenta y razón con los tiempos; y así, para que fuese cierta y cabal su cuenta, usaban desta traza: que por los cerros y collados que están al rededor del Cuz-co tenían puestos dos padrones o pilares al Oriente y otros dos al Poniente de aquella ciudad, por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los trópicos de Cancer y Capricornio; y al tiempo que salia y se ponia en derecho de los pi-lares de la banda del sur mirando desde dicha ciudad, tenia por principio el año. porque, estando como esta aquella ciudad en altura de catorce o quince grados australes, entonces era cuando el sol mas se apartaba por aquella banda, des-de donde volviendo a la equinoccial, pasaba por su cenit; y cuando mas se le

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alejaba por ese otro lado del setentrion, salia y se ponia por encima de aquellos pilares, que por aquella parte señalaban su mayor apartamiento; y vuelto de alli al punto de donde partio del tropico de capicornio y señal de los primeros pila-res, concluia el año; al cual llamaban Huata en la lengua quichua y Mara en la aymará. Componíanlo de doce pilares,y estos estaban por lunas, y así llaman con un mismo nombre al mes y a la luna, que es en la lengua Quichua o del Cuzco Quilla y en el aymará Pacsi. ....Así a la parte del Oriente como del Poniente, adonde tenían puestos los pa-drones por donde salía y se ponía el sol cuando llegaba a los trópicos, entre el uno y el otro mojón o padrón tenían puestos otros, cada uno en el paraje a que llegaba el sol aquel mes; los cuales pilares todos juntos se decían sucanca y eran adoratorios principales a quien ofrecían sacrificios al tiempo que a los de-más. A los dos pilares que eran principio del Invierno,donde mediaba el año, llamaban PUCUY Sucanca y a los otros dos que señalaban el principio del ve-rano CHIRAO Sucanca. Todos los meses eran iguales en días, y cada uno te-nía su nombre propio: el primero que correspondía a parte de Diciembre, nom-braban Raymi; el segundo que comenzaba a valer en veinte de Enero se decía Camay". (Cobo Bernabé. Cap. XXXVII; pp.;292-294. 1956).

El registro de los movimientos aparentes del sol durante el año, y su actualización periódica, parece ser, fue una de las principales tareas de los pueblos asentados en la mitad del mundo, de ahí surgieron sus primeros conocimientos que luego serían trasmitidos de generación en generación. Igualmente para el caso de los movimientos de la luna, que desde antiguo se la relaciono con los ciclos productivos agrícolas, e incluso humanos. Sin duda, la observación de todos estos fenómenos, preciso de largas y pacientes jornadas que luego se traducirían en celebraciones rituales, con la finalidad de enseñar y trasmitir estos conocimientos a la población. En este sentido, el calendario agrícola – ritual, establece las ordenanzas que se habían de guardar cada mes del año, conforme se constata en el relato siguiente:

..."Aunque al principio se había comenzado esta materia de los meses lunares y el año y los exercicios que tenían en cada mes lunar: prosíguese con las hor-denanzas que ya guardaban en cada mes del año... El mes de Março tomaron los yngas por principio y primer mes del año é luna del año y le nombravan AY-RIVA QUILLA, tomando de una conjunción de luna á otra. Ansi mesmo el mes de Abril lo celebravan juntamente con el de março y le nombravan HUACAY-CUSQUI; estos dos meses lunares fueron celebrados en uno porque la luna de março alcanza siempre a la de abril,.......El mes y luna de Mayo llamavan AYMORAY QUILLA. Este mes hazían junta de yndios principales de toda la tierra en la plaça adonde venían con sus tribu-tos de todas las quatro partidas de la tierra, que son: Chinchay suyo y Conde suyo, Colla suyo y Andesuyo, que estas quatro partidas se suelen juntar este mes en el Cuzco, con sus tributos y con las cosas que cada uno estava obliga-do. Ansímesmo este mes y luna estavan obligados todos los curacas del rreyno á parescer en el Cuzco ante el Ynga personalmente cada un año, y aviendo ynpedimento de enfermedad o vejez, parescía un hijo sucesor ó su segunda persona; esta horden establecida por los Yngas,y con mucho rrigor y puntuali-dad cumplida, fué que cada un año queria ver y conoscer los curacas que te-nía, les tomaba quenta á cada uno de ellos del gobierno y cosas de su rrepúbli-ca,é del bien que hazían sus Governadores e ministros que de su parte estavan puestos; y aviendo alguna queja de los gobernadores, luego los espelía e pro-veyerá a otros. Estos curacas é yndios, que ansí se juntavan cada un año por un año por el mes de Mayo en el Cuzco, venían con sus tributos y lo que cada uno estava obligado a dar al Ynga, ansí de rropas, ganados, oro y plata y otras muchas cosas que aya en su tierra....

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La luna del mes de Junio llamavan HATUN CUSQUI, este mes yvan á arar, ha-ciendo sus aylíes y sus rregocijos en las chácaras, muy vestidos y empluma-dos... La luna del mes de Julio llamavan CHAUARUAY. Començavan á rregar las chácaras y sembravan legumbres y el mayz en partes tardías....La luna del mes de Agosto llamavan TARPUY QUILLA. este mes no entendían en otra co-sa más de sembrar, generalmente, ansí el pobre como el rrico, ayudándose unos con otros. Y este mes de Agosto entrava el Sol por medio de las dos to-rrecillas, de las quatro que por los Yngas estava señalado....La luna del mes de Setiembre llamavan CITUA QUILLA. Este mes se juntavan en el Cuzco todos los yndios de toda la comarca, y juntos todos en la plaça principal, llamada Haocaypata, y allí hazían sus sacrificios al Sol con muchas cerimonias,en un pilar de piedra que tenían en medio de la plaça, con su teatro llamado OSNO.....Y á la opusición de la luna llena de este mes , tres noches, juntos todos los yndios salían... con muchos hachos de paja con lumbre encen-didos a manera de yluminarias, y andavan corriendo por todas las calles dando grandes gritos y alaridos y muchas bozinas; y dezían que esto hera para echar la pestilencia y enfermedades del pueblo.... La luna del mes de Otubre llamaban CHAUPI CUSQUI, y por otro nombre... CANTARAY QUILLA. La luna del mes de Noviembre llamavan RAYMI QUILLA. estos dos meses los celebravan de una manera, porque venían de toda la tierra los más destos principales ...a luna llena de estos dos meses lunares los Yngas acostumbravan armarse cavalleros, y se horadavan las orejas, y se ponían los nombres de sus antepasados con los blasones y hechos de ellos... y estos dos meses todo hera ocuparse en estas fiestas y rregozijos, con infinitas cirimonias que hacían al Sol y á las guacas....La luna del mes de Diziembre llamavan CA-MAY QUILLA. Este mes y luna se ocupavan en los ganados... Asimismo la gen-te común, todos generalmente se ocupaban en deservar las chácarras y se-menteras del mayz, y los mantenimientos demás y beneficios de ellas. El mes de Enero, la luna de él llamavan HATUM POCOY. Este mes y luna se ocupaban en los barbechos de chácaras de papas é tierras que no alcançan aguas,en tierras de temporales é serranias y en las punas del Collao. La luna del mes de Febrero llamaban PACHAPOCOY. Este mes, por ser la fuerça del ynvierno y de muchas aguas,descansaban en holguras en sus casas... hasta que bolbia a entrar el mes de Março, del qual hizieron principio de año, porque este mes de Março es el fin del ynvierno, y las aguas é rríos van ya bajos, y los mantenimientos y frutas an saçonado y es principio del verano que entra. Y aún hallaron que el Sol diferenciava que este mes hallaron que los otros se yban haciéndose ya cada día muy cortos". (Anónimo. En: Discurso de sucesión y go-bierno de los Incas, pp.;157-160. 1940).

En este relato se registran los nombres de trece meses, aunque se dice, que un mes (Octubre), se conoce con dos nombres -curiosamente es el único caso, de duplicación de nombres-; revisando los datos recogidos por: J. Betanzos, Polo de Ondegardo, Sar-miento de Gamboa, C. Molina, Guamán Poma, M. Murúa, B. Cobo, etc., tambien estos cronistas, consignan distintos nombres de los meses del año. Un análisis comparativo de todos ellos, ponen de manifiesto ciertas coincidencias, y algunas incongruencias, apareciendo en total, más de doce meses, al menos en cuanto a nombres se refiere, lo que permite una vez más especular, en el sentido, que efectivamente son trece los meses del calendario anual indígena.

En resumen, el conjunto de conocimientos de las culturas asentadas en la región andina, giraban en torno a lo que en el siglo XVI, de la invasión española, se conocía como Astrología36 y/o Hechicería. Los amautas desde tiempos remotos aprendieron a

36 Desde tiempos muy remotos se sabe que la ciencia principal era la Astrología.

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registrar el movimiento de los astros, principalmente del Sol, la Luna, y determinadas constelaciones ligadas a especiales acontecimientos atmosféricos, lo cual les permitió establecer sus ciclos de aparición o desaparición; además tuvieron la tarea de elaborar ideografías legibles para expresar la relación macro – microcosmos, estas ideografías o evocaciones simbólicas, tenían un sentido educativo, astronómico, teológico, pues era muy importante que el pueblo llano, pueda asimilar los mensajes, y comunicarlos de generación en generación, mediante diversas formas, como las festividades rituales (música, danza), mitos, leyendas, y arte simbólico.

Finalmente, luego de este breve recorrido por los conocimientos relativos al registro del tiempo y las estaciones, expresados en el calendario agrícola ritual, quedaría por reconstruir el calendario de los pueblos del altiplano ecuatorial, asignatura pendiente que requiere una exhaustiva investigación que implica por supuesto reconocer los cuerpos celestes (estrellas y/o constelaciones), que a consecuencia de la traslación terrestre37 se “deslizan” aproximadamente 1º por día en el cielo; este "deslizamiento" permite apreciar distintas constelaciones a lo largo del año. También significa que cada estrella tiene fechas claves cuando aparecen o desaparecen en el horizonte (orto u ocaso), antes o después de la salida del Sol, cuando el cielo empieza a amanecer u oscurecer. En cualquier caso, en aras de incentivar dicha investigación, aprovechando ensayos precedentes e introduciendo nuevas aportaciones, se presenta de forma tentativa la estructura del posible calendario vigente en la región ecuatorial. (Ver, Gráfico N° 9.

37 La Tierra posee dos movimientos importantes: el de rotación y el de traslación. El movimiento de rotación lo ejecuta en torno a su eje de giro y dura 23h 56m y 4,1s. El de traslación lo ejecuta en torno al Sol y dura 365,24219 días.  La rotación de la Tierra, en dirección Oeste – Este, produce el movimiento aparente de la Esfera Celeste, en sentido Este – Oeste. Este movimiento lo podemos percibir de día, por el desplazamiento del Sol en el cielo, y en las noches, por el desplazamiento de las estrellas. Ambos se realizan en sentido Este – Oeste. La velocidad con que se desplaza la Esfera Celeste es de 15º/hora, que cada 24 horas, produce un giro completo de 360º. Estos dos movimientos producen dos fenómenos importantes, que afectan nuestras observaciones astronómicas: el de rotación produce el movimiento de la Esfera Celeste y el de traslación, el cambio del cielo y las estrellas que podemos observar cada noche.

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6. CREENCIAS, WACAS, Y GEOGRAFIA SAGRADA

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Desde los albores del proceso civilizatorio, los grupos humanos eligieron ciertos lugares naturales, como cerros, montañas, rocas, cuevas, lagunas, fuentes o vertientes de agua, etc., que tenían alguna singularidad y poseían fuerza sobrenatural (Mana38), capaz de alejar el mal o atraer la buenaventura. Los lugares de especial irradiación energética, a los que se les atribuía propiedades “mágicas”39, equivalentes al concepto de “Mana”, que se refiere al poder o cualidad subyacente en ciertos objetos y animales, adquieren un carácter sagrado. Así, las cascadas y vertientes de agua, ciertas lagunas y cerros, y animales, como el puma, se les considera como poseedores de “Mana”, con extraordinarios poderes sobre el bien y el mal, siendo esta una de las razones para revestirlos de un carácter sagrado. Posteriormente, se inventaron técnicas constructivas que sirvieron para levantar colinas artificiales, tolas y/o pirámides40, centros sagrados, que junto a hitos geográficos o sitios naturales referidos, son considerados wakakuna, y servian para adorar y ofrecer sacrificios a sus divinidades; algunos wakakuna, representan formas simbólicas que establecen las relaciones entre la comunidad, la Pachamama, los mitos de origen y prácticas rituales, e informan de la manera de concebir y entender el mundo, por parte de sus creadores.

La palabra: waka, (en kichwa, lugar u objeto sagrado), designa de manera general las divinidades principales, representantes de los seres celestes, telúricas, solares acuáticas, zoomorfas, etc.; aunque también a las divinidades menores, cuyo ámbito de influencia y culto es regional o local. Las achachilakuna, son los dioses lares menores, es decir los abuelos o antepasados; la forma más frecuente de representarlos es por medio de unos montoncitos de piedra en ciertos lugares, generalmente cercanos a los caminos; por las indagaciones realizadas por los estirpadores de idolatrías, para saber cuales eran las principales wacakuna, en cada pueblo han quedado varios testimonios, en este caso se presenta la versión del jesuita A. Oliva, quien manifiesta lo siguiente:

…”Tenían infinidades de idolos hechos de metales de la tierra. Huacas que son cosas señaladas y notables, como cerros muy altos. Apachetas que son obras. Piedras grandes que el diluvio dexo en partes donde no se pudo jusgar de donde rodaron. Fuentes manantiales; a cualquiera cosa destas insensibles adoraban por Dios, pero las principales eran el Sol, la Luna, el lucero de la mañana, las cabrillas y otras estrellas señaladas, el relámpago, truenos y rayos, el arco del cielo que llaman Cuychi, tempestades, granizo y las encrucijadas de caminos.…Demas de las Huacas dichas ay otras movibles que adoran como dioses estas son de piedra, las mas veces sin figura ninguna. Otras tienen diversas figuras de hombres, o mugeres y a algunas destas huacas dicen que son hijos o mugeres de otras huacas; otras tienen figuras de animales y todas tienen sus nombres particulares con que les invocan y esta tan entablada esta adoración que no hay muchacho en algunos pueblos y aun en algunas provincias que en sabiendo hablar no sepa el nombre de la huaca de su ayllo, por quanto cada parcialidad tiene su huaca principal y otras menos principales y dellas suelen tomar el nombre muchos de aquel ayllo, algunas destas las tienen como a guardas y patrones de sus pueblos porque sobre el nombre propio, llaman Marca aparca o Marca chava”. (Oliva Annello. Cap. VI. Libro I. De las Muchas idolatrias. Ritos y superticiones de los Yndios del Perú).

38 Fuerza sobrenatural que emana efectos extraordinarios y poderes sobre el bien y el mal, esta cualidad es independiente de entes sobrenaturales determinados.39 La magia puede clasificarse en magia imitativa y de contacto; la primera consiste en atribuir propiedades idénticas a objetos más o menos parecidos” La segunda de contacto funciona cuando ha existido relación temporal o espacial entre algunas cosas, que conservan esta influencia mutua.40 Teocallis, en Centroamérica y Tincullpas, en Sudamérica.

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En cuanto a los animales sagrados, objeto de veneración, figura el felino (jaguar o puma), considerado como padre de la humanidad, en la mitología andina-amazónica; además de tótem41 y constelación estelar, en diversas culturas de la región andina, hacen que aparezca de forma constante en el arte simbólico (petroglifos, cerámica, metalurgia, textilería, escultura, arquitectura), toponimia, antroponimia, en diferentes lugares y períodos culturales, de centro y sudamérica. Esta presencia universal y significación cultural, explica su culto generalizado; los restos encontrados en la región ecuatorial42, remontan su presencia al período cuaternario, comprobándose que sólo el puma desafía todos los récords de latitud y altitud.

Los símbolos sagrados y el ritual, cumplen funciones específicas en lo que se refiere a relacionar a la comunidad con lo sobrenatural y fortalece la identidad y estructura sociocultural de la etnia o nación. Estos símbolos sagrados, trasmiten mensajes dirigidos a la totalidad del ser humano, desempeñando un papel primordial en la vida religiosa de la comunidad. De la misma manera, a través de los rituales se accede a lo sagrado y la experiencia religiosa, juega un papel importante en la vida del indígena especialmente cuando se relaciona con la tierra, el agua, las plantas, los animales. En el mundo simbólico se hace la verdadera síntesis global de la personalidad; lo simbóli-co expresa la comprensión intuitiva de una complejidad reducida a la sencillez del sig-no y el símbolo.

La dimensión de lo sagrado43, es el núcleo aglutinador de todos los aspectos de la vida humana; para el indígena, el espacio/tiempo es un concepto complejo que esta íntimamente relacionado con la Pachamama; tiene una dimensión sagrada y se reactualiza en el ritual, con el mito, el símbolo y con todas las acciones de culto, que son el fundamento y el valor de su cultura. La visión indígena del espacio/tiempo, mantiene una vinculación con lo sagrado que es la fuerza dinamizadora de todo; de esta forma, los cultos rituales, mitos, y símbolos, expresan cual es el sentido de la vida y de la muerte, el concepto del ser humano y de las divinidades; la religiosidad es parte de la vida humana y se la vive como experiencia de lo sagrado. Hay una estre-cha relación entre culto y formas simbólicas, siendo obvio, que el símbolo establece la comunicación entre lo material y espiritual, de ahí, su carácter sagrado.

Es decir, el lugar o espacio sagrado, es el centro donde actúan las divinidades astrales, apareciendo como una simbología unitaria, pues el símbolo visual, recrea la memoria histórico cultural y alimenta la conciencia colectiva; en las culturas del altiplano ecuatorial, existen lagunas, cerros, nevados, piedras, etc., que han sido sacralizados; además a estos hitos geográfico, se han asociado leyendas que los han convertido en lugares de celebración, de peregrinaje o de culto.

En este contexto, en los primitivos pueblos del altiplano ecuatorial, que conformarían en lo posterior el Reyno de Quito, a tono con el proceso de configuración cultural que habían padecido, existen referencias, donde se manifiesta que luego de 600 años de ocurrido el diluvio (durante la primera dinastía de los reyes Pirua), se llenaron todas las provincias de moradores desde la isla de Santa Elena y Portoviejo, hasta Chile. En esta emigración procedente del oriente, llegaron los cuatro hermanos Ayar al Cusco, quienes ya trajeron el culto al Illatici Huira Cocha el creador del mundo, y fundaron sus

41 Entidad natural, generalmente un animal, que es objeto de culto y se adopta como protector. La adoración del puma dio origen a un título de nobleza:Kápak apo guayac poma, (F. Guamán Poma. 1987).42 Todas las naciones autóctonas: Kitu-Cara, Puruguaykuna, Cañarikuna, Manta Wankavilka, entre otras, tenían como tótem al puma, que a diferencia del tigre, tiene color uniforme sin vetas ni pintas; habitante de la ceja andina, mora en los bordes de los grandes bosques, trepando a los árboles con mucha facilidad.43 Lo sagrado conlleva siempre un sentido de obligación intrínseco: no sólo estimula la devoción, la exige, no sólo induce a un asentimiento intelectual, sino que se interpone un compromiso emocional. (C.Geertz. 1973)

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mayores ciudades. Los señores locales tenían como deidad al fuego y la madre tierra, con sacrificios al pie del idolo de piedra que lo representaba, (F. de Montesinos. 1957). ¿Serán estos las “Piedras clava”, encontradas en algunas tolas y/o pirámides?, y que se pueden apreciar en las Fotografías N° 1 y 2.

A efectos de este estudio, se destacan otras deidades y sus respectivas wakakuna, pertenecientes a culturas igualmente antiguas (aymarás, kichwas); de forma particular, la veneración de Inti-Illapa, o Chuquilla, el Trueno, Rayo, Relámpago, una de las grandes deidades, que en tiempo de los Incakuna fue adoptado por éstos, en su panteón, rindiendóle culto en el famoso templo de Coricancha junto al creador Illatici Huira Cocha Pachayachachic y Punchao, que a su vez era una advocación específica del Sol; además tenía por todas partes wakakuna o adoratorios44. Al respecto, Bernabé Cobo, escribe:

…“Llamaban al Trueno con tres nombres; el primero y principal era Chuquilla que significa resplandor de oro, el segundo Catuilla y el tercero Inti-Illapa”, luego manifiesta que: “este dios era general, tenía en todas partes imágenes y guacas y adoratorios [... ] Cuando faltaba el agua o empezaba a helar temprano, echaban suerte los agoreros, y determinado el sacrificio que se había de hacer al trueno, luego contribuía todo el pueblo [...] y entregado a los sacerdotes y ministros, ellos lo dividían entre sí, e iban cada uno por su parte a la puna y páramo, a lo más alto que hallaban, y allí lo ofrecían y sacrificaban [...] Pasaban en esto gran suma de borracheras y bailes de día y de noche, y otras ceremonias y supersticiones”. (B. Cobo. Pág. 63. 1956)

Por lo expuesto, parece claro que bajo los nombres citados se reúnen varias manifestaciones sagradas, en este caso relacionadas entre sí, y que se les atribuía poder sobre los fenómenos atmosféricos, (tempestades, lluvia, granizo, trueno, rayo y relámpago); y por tanto, en su mano estaba beneficiar los campos y animales, o perjudicar las cosechas con heladas y granizo. Algunos investigadores (A. Demarest, 1994. Kauffman Doig, 1988), identifican a Catuilla con el nombre de Libiac, Yaro y Catequil o Catequilla, nombre bajo el que se adoraba el Rayo en la sierra central; por otra parte, en el altiplano andino ecuatorial, los Cayambis y Caranquis, identificaron a Apo Catequil, con el Trueno, Rayo y Relámpago, siendo una de las divinidades mayores, dios benéfico y potente que precedía a la fecundidad. Finalmente, en el Colla suyu se identifica a Tunapa con Illapa, ambos son dioses que dominan el rayo y el fuego, y que están relacionados con el agua.

El agua, sea del mar, las lagunas, los ríos, las vertientes subterráneas, puquios o manantiales, las lluvias, está considerada como yacumama o madre agua, es el principio de vida, es fuerza vital, masculina y femenina; es masculina cuando proviene de las montañas y de los ríos, transformada en el semen fertilizador de la tierra y asociada entonces a la vida. Es femenina cuando se trata del agua del mar, de las lagunas, ligada entonces a la muerte y asociada al mismo lugar de origen común de los antepasados, o pacarinas. Las divinidades que controlan el agua son los Wamanis o Apus locales, a quienes se les pide que no se sequen, especialmente donde tienen falta de agua. Si hay que pasar por un río, se toma un poco de agua con la mano y bebiendo se pide que le deje pasar y no le lleve la corriente, a esta ceremonia la llaman Mayuchulla.

En relación a los lugares sagrados del pueblo Cayambi, algunos historiadores indican que el nevado Cayambe, (Cayamburo o Guayamburo), era un monte sagrado, punto

44 En el Cuzco, tenía dos templos propios, llamados Totocache y Pucamarca, más varios adoratorios en los diferentes ceques del Tawantin suyu.

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cardinal del viento que reina en varias provincias, tumba de los dioses y objeto de culto, en donde se realizaban peregrinaciones de los pueblos circundantes y aún algunos alejados, que venían para rendirle adoración, junto con el Sol y celebrar colectivamente los ritos religiosos. Al respecto se manifiesta:

..”Adoran los indios dos géneros de ydolos unos fijos como son cerros y peñascos y cumbres altas de la sierra nevada, y al sol, luna y a las estrellas las siete cabrillas y las tres Marías y al trueno y rayo y a la mar a los manantiales, otros son móviles de las cuales unos tienen en sus chacaras y labranzas en medio como abogados dellas que en su lengua llaman guaca y otros en las estancias de sus ganados los quales más ordinariamente son de figuras de carneros de la tierra que llaman caullamas y a los del maiz zaramama o zara conupa que quiere decir dios maiz y tiene figura de un choclo y otros de figura de persona y la vivienda de los hombres y los que tienen ganado adoran las piedras bezares para el aumento del y finalmente para todas sus cosas tienen ydolos particulares”. AHBC/Q. F.J.C. 1/3 1617. ff. 22r.

En efecto, el culto a las montañas, esta difundido en toda el área cultural andina, así los aymaras designan al dios de la montaña como Acha – Chilla, que tiene extraordinaria similitud, al dios de las montañas de los indios Cayapas y Caranquis, al que designan como A – Chili; en lengua Chapalachi – Tsafiqui, Apa, sería padre; y Chili, Sili, Shiri, señor, literalmente: Señor padre. También, se sabe que en las montañas sagradas existían ídolos de piedra y madera, “al que consultaban todo negocio grave”. Tienen sobre ello, muchas fábulas de conversaciones y metamorfosis entre los cerros, y que fueron antes grandes guerreros, son hombres o mujeres que tienen relaciones y familia, distinguidos entre los Shiris, después se convirtieron en grandes piedras gigantes.

A partir de la “extirpación de idolatrías”, los santos fueron asociados con las montañas sagradas, es el caso de San Pedro que está esperando con las llaves para abrir, no las puertas del cielo, sino del mundo de los espíritus dentro de la montaña. Es curioso comprobar, en el caso del pueblo Cayambi, que San Pedro su patrono, cuya fiesta es el 29 de junio, sustituye a Apo Catequil o Chuquilla, Inti Illapa, la divinidad venerada desde antaño, por los pueblos aymaras y quichuas, que personifica diversos fenómenos atmosféricos, entre los que estan la lluvia, granizo, trueno, rayo y relámpago. En otros lugares, esta antigua divinidad, se transmuto en el apóstol Santiago, convertido en hijo del trueno, y grito de guerra para los conquistadores cuando entraban en combate, su fiesta es el 25 de julio. El celo de los clérigos, empeñados en la conquista espiritual, les llevó a que a través de numerosos Concilios y Sínodos, establecieron las formas de destruir las creencias nativas, para lo cual se impartieron las debidas instrucciones, así por ejemplo Cristóbal de Albornoz, manifiesta:

… “todas las más guacas questan en los cerros y en llanos tienen alrededor de ssy unas señales que se llaman seques o cachaves que son señales de los ofrecimientos que a las tales guacas hazian y tienen sus nombres en nombre cada señal de el que alli ofreció hijo o carnero de oro o plata o de mollo y hallaran los ofrecimientos en los tales seques o cachavis es necesario destruyrlos juntamente con las guacas y con todo cuidado”. (Albornoz, Cristóbal de. Pág. 54. 1989).

Efectivamente, el emplazamiento de las wacakuna, a través de los ceques, señala la importancia de determinados adoratorios en el entorno de los centros poblados, sobre-todo ligados a los mojones (Sayba o Sucanca), que señalizan los meses lunares e inicio de los principales períodos de labranza agrícola (siembra y cosecha); así como,

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los sitios o adoratorios, relacionados con ciertos fenómenos celestes, telúricos o at-mosféricos. También es importante señalar que la reconstrucción del sistema ceque, según un orden geométrico, (malla o red) permite ubicar los principales adoratorios, e identificar importantes lugares del centro poblado (kanchas, templos, y edificios administrativos), ayudando, a comprobar la implicación de los conocimientos geométri-cos, matemáticos, y astronómicos, en el trazado de dichos poblados.

Aparece un concepto clave, en los pueblos y naciones del altiplano ecuatorial, la Arquitectura sagrada: tolas y/o pirámides, como lugares de cultos mágicos en honor a los animales totémicos o sagrados, pucarakuna, como sitios de observación de los fenómenos atmosféricos. Para conectar su entorno de vida con los dioses (personajes celestes, u objetos sagrados), los pueblos antiguos llegaron a plasmar en sus obras una representación sagrada global: era práctica comun para el indígena construyendo un "observatorio" buscar un lugar desde el cual un cerro del horizonte con forma particular (cerro alto y en punta, cerro de doble punta, intersección de dos perfiles de montañas a diferentes distancias) iba a permitir hacer un alineamiento con el Sol en una fecha clave. En otros casos, por ejemplo, en el período inka, las principales cabeceras provinciales tenían un trazado morfológico en forma del animal sagrado o tótem de la comunidad. Este detalle se nota solamente desde las cumbres de los cerros sagrados (vista aérea), como si la intención de los planificadores era mostrar a un espíritu venerado del cielo su propia imagen para satisfacerle, agradecerle y beneficiarse de su cuidado. La construcción del centro sagrado, es un acontecimiento que involucra a toda la comunidad, es una actividad, que culmina en el ritual mediante el cual se puede llegar a la plenitud y vivir en paz con las divinidades tutelares.

7. ORDENACION TERRITORIAL EN EL ALTIPLANO ANDINO ECUATORIAL

Existen una serie de evidencias etnohistóricas, astronómicas, geográficas, etnográficas, arquitectónicas, etc., algunas de las cuales ya hemos presentado, que ayudan no sólo a demostrar que los pueblos asentados en el altiplano ecuatorial tenían perfecto conocimiento de su situación, sino también, que existía un corpus de conocimientos que fueron aplicados en la ordenación territorial y concepción simbólica del espacio, como se intentara demostrar en este apartado. Además conviene recordar que en diversos estudios45 sobre esta materia hemos postulado que toda cultura tiene una concepción propia del espacio, que se refleja en la conformación de sus centros poblados, y es fruto de los conocimientos y técnicas alcanzadas en tal o cual período de tiempo. Dichos conocimientos derivan en una particular ordenación territorial, muy diferente a la idea y formas vigentes en la Europa medieval o renacentista, aunque los los conquistadores se aprovecharon de ella, acomodandola a sus intereses de dominio y explotación.Entrando en materia, al parecer, las primigenias llajtakuna, desde que descubrieron la agricultura46, tuvieron la necesidad de organizar las actividades de siembra y cosecha, requeríendo para ello registrar con más o menos precisión los tiempos de lluvias y sequías; de hecho, la propia medición del tiempo fue una de las actividades básicas

45 “Ordenación del Territorio y Concepción Simbólicas del Espacio en la ciudad prehispana de Quito”. CAE Pichincha. Quito 2006 (En prensa). “Recuperación del Espacio Perdido. Liripampa capital ancestral Puruha”. Municipio de Colta / Universidad Intercultural Amawtay Wasi. Editorial Pedagógica Freire. Riobamba 2004. “Ciudad Andina. Implicaciones simbólicas y técnicas”. Coedición FAD-PUCE / CIUDAD / CONAIE. Quito 1998. “Cusco –Qosqo- Modelo simbólico de la Cosmología Andina”. Coedición CONPLADE-IN / CONAIE. “Quito 1998. Quito, ciudad milenaria. Forma y símbolo”. Coedición Abya Yala / CIUDAD. Quito 1991; entre otros.46 También con el descubrimiento de la agricultura florecen los “simbolismos y los cultos de la tierra madre, de la fecundidad humana y agraria, de la sacralizad de la mujer, etc”. (M. Eliade. 1967).

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para desarrollar otras más complejas. A medida que las llajtakuna formaban asentamientos más grandes y organizados, pueblos o markakuna, eran numerosas las actividades que justicaban medir el tiempo: celebraciones festivo rituales, predicciones de eventos, etc.

A tal efecto, el registro del movimiento regular de los astros, (a consecuencia de la rotación de la Tierra entorno a su propio eje), constituye una excelente pauta temporal: observar como un astro determinado, sale detrás del horizonte, recorre una trayectoria en el cielo y se oculta otra vez, detrás del horizonte, es una observación básica que se denomina astronomía de horizonte, donde el horizonte local sirve de referencia fija. En este tipo de astronomía, el sistema de coordenadas utilizado es de tipo altura-azimut; en otro tipo de observaciones se utiliza el sistema ecuatorial (es decir en torno al eje terrestre), basado en la proyección del ecuador terrestre hacia el espacio, donde forma una línea imaginaria llamada el ecuador celeste, que delimita la esfera celeste en dos hemisferios celestes: boreal y austral. De la misma manera podemos definir los polos celestes, continuación del eje terrestre hacia el espacio. Estos puntos imaginarios son los centros de rotación de la bóveda celeste durante la noche, sirviendo de referencias para las orientaciones estelares y registro de fenómenos análogos.

Esta demostrado que desde muy antiguo, las culturas (pueblos o naciones) emplazadas en la región andina ecuatorial, utilizaban calendarios muy elaborados, que incluso fueron objeto de continuas correcciones, como la introducción de un día más en los años bisiestos (Confer. cit. Pág. 59), seguramente para obtener mejor precisión, de los ciclos de lluvias y sequías. Aunque también, utilizaban construcciones orientadas a la salida o puesta solar en los principales eventos astronómicos (solsticios o equinoccios), como señal para comenzar las tareas agrícolas y/o ritual festivas, lo cual tiene profundas implicaciones con el ordenamiento territorial.

En cuánto a la Ordenación Territorial, nativa, se han identificado diversos testimonios que dan cuenta de su estructura y organización, especialmente desde que la antigua confederación del “Reyno de Quito”, paso a formar parte de la región del Chinchay suyu, en el gobierno de los Inkakuna. P. Cieza de León, el cronista español que recorrio estos lugares manifiesta que:

…“Desde río de Mira, se abaja a los grandes y suntuosos aposentos de Carangue, antes de llegar a ellos se ve la laguna que llaman de Yaguarcocha… De los reales aposentos de Carangue, por el camino famoso de los ingas, se va hasta llegar al aposento de Otavalo, que no ha sido ni deja de ser muy principal y rico, el cual tenía a una parte y a otra grandes poblaciones de indios naturales. Los que están al poniente destos aposentos son Poritaco, Collaguazo, los Guancas y Cayambes, y cerca del río Marañon están los Quixos.

De los aposentos de Otavalo se va a los de Cochesqui, y para ir a estos aposentos se pasa un puerto de nieve… De Cochesqui se camina a Guayllabamba, que esta del Quito cuatro leguas, donde, por ser la tierra baja y estar casi debalo de la equinoccial, es cálido”. (Crónica del Perú, 1985).

Esta información esta complementada por F. Guaman Poma, (1987), quién al describir el sistema jerarquizado de centros poblados estructurado a lo largo del Capac Ñan, en referencia a las provincias del norte ecuatorial establece el orden siguiente:

Pimampiro, Tambo Real Yaguarcocha, Tambo Real Caranqui, Pueblo y Tambo Real Otavalo, Pueblo y Tambo Real

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Cochasque, Tambo Real Guaylla Pampa, Pueblo y Tambo Real Añaquito, Tambillo Quito, Ciudad y mezón Real.

La Ordenación Territorial Inkaika, que fue una práctica hereada de Estados anteriores, permitió plasmar la concepción sagrada del espacio, mediante métodos que aunque no fueron transmitidos explícitamente, han podido ser discernidos estableciendo con exactitud los ejes de orientación astronómica en los antiguos lugares (centros poblados), que permiten concluir que la elección del emplazamiento de los sitios, elegidos fue realizada a partir de una concepción previa y empleando conocimientos del movimiento aparente del sol durante el año y aplicando en su trazado y representación, conocimientos de geometría básica y simbología.

Los relatos de las primeras crónicas de conquista son muy explicitos al nombrar los pueblos y lugares por donde pasaban o pernoctaban los españoles, o cuando cuentan los hechos de los antiguos gobernantes Inkakuna; así por ejemplo, en el gobierno del VII° Inka, Huira Cocha, que en otro estudio47, se había demostrado que estuvo en la región ecuatorial alrededor de los años 1150 - 1200, previamente visitó Chile y luego se aprestó a conquistar la provincia de Quito, ingresando por el sur, conquistó a los Paltas, Cañares, donde estuvo más de un año hasta que llegaron las gentes de Chile, Chiriguanas y Cusco, partiendo hacia Quito, donde entro a la ciudad y determinó en ella hacer su asiento. Fue por los pueblos de Calacali y Pululagua. También fue a la provincia de Guayaquil y conquistó la isla Puna, y posteriormente a los indios de Portoviejo, para finalmente, edificar en la isla de la Plata un suntuoso templo.

La reconstrucción de este periplo y de sus sitios principales, curiosamente remiten a hechos que tienen connotación astronòmica, asi por ejemplo, los pueblos de Calacali, (Cala, palabra aymara que se traduce como piedra), y Pululagua, (palabra que contiene el complemento lagua, corrupción de ragua, traducido en kichwa como señal), estàn en direcciòn del eje de orientación norte, de la ciudad de Quito. Por su parte el templo de la isla de La Plata, ubicado al noroeste de Quito, esta en direcciòn del ocaso del solsticio de junio, si se prolongan las direcciones de los ejes de orientación de la ciudad, ni que decir de la isla Puna, que esta en dirección noroeste de Tumipampa (Cuenca), siguiendo el eje del recorrido del sol en el ocaso del solsticio de junio (Ver, Mapa N° 6).

En este contexto, somos de la opinión que la presencia Inka en la región ecuatorial, obedece al registro del cambio en el control del tiempo, como se puede deducir de diversos relatos (F. de Montesinos. 1957; Garcilaso de la Vega. 1963), que desde la òptica de los conocimientos astronòmicos, destacan la necesidad de establecer con exactitud la línea equinoccial, para un mejor control del movimiento aparente del sol hacia los trópicos, y cuando la ocasión lo exige, de la constatación de la figura celeste que rige una nueva era cósmica o Pachacutik, al respecto se manifiesta lo siguiente:

“Y es de notar que los reyes Incas y sus amautas, que eran los filosofos, así como iban ganando las provincias, así iban experimentando,que cuan-to más se acercaban a la línea equinoccial, tanto menos sombra hacia la columna del mediodia; por lo cual fueron estimando más y más las colum-nas que estaban más cerca de la ciudad de Quito, y sobre todas las otras estimaron las que pusieron sobre la misma ciudad y en su paraje, hasta la costa de la mar, donde por estar el sol a plomo (como dicen los albañi-

47 “Ordenación del Territorio y Concepción Simbólicas del Espacio en la ciudad prehispana de Quito”. CAE Pichincha. Quito 2006 (En prensa)

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les)no hacía señal de sombra alguna al mediodía. Por esta razón las tuvie-ron en mayor veneración; porque decían que aquellas eran asiento más agradable para el sol, porque en ellas se asentaba derechamente, y en las otras de lado". (Garcilaso de la Vega. Cap.XXII, pp.; 97. 1963).

A la luz de este testimonio, se puede especular que los verdaderos motivos de la presencia Inka en la región ecuatorial, obedecen a razones apartadas de la lógica de la conquista territorial por las armas; así como, entender diversas acciones que implican sitios o lugares donde acontecen ciertos sucesos, asi por ejemplo, en el gobierno del noveno Inka Tupac Yupanqui, quien “hablava con las uacas y piedras y demonios y savía por suerte de ellos lo pasado y lo venedero de ellos y de todo el mundo” (F. Guaman Poma 1987), y fuera reputado como el conquistador del reino de Quito (entre otras cosas, en territorio Cayambe, mando construir la fortaleza de “Huachalla”), se manifiesta lo siguiente:

...“entrando en consulta y ayuntamiento con los más ancianos de su consejo de aquellos que en su juventud habían sido governadores de provincias aprobados, acordaron de poner en más regla y horden por que vieron que en quanto tenían hecho avía algunas cosas dudosas en los tiempos y meses lunares que tenian computado. Para más justificación hordenaron de rreglar el sol porque consideraron que el sol no perdía punto de su movimiento ordinario del año. Hallaron que el movimiento del Sol era de mucho concierto más que otra cosa alguna, e para ello tenían quenta con mucho cuidado con los parajes en los cerros altos por donde declinaba el Sol al ponerse, a la parte del poniente para su propósito e fin de ellos hallaron ser más cierto y verdadero, esta rrústica horden e hicieron que en la serrania mas alta a vista de la ciudad del Cuzco á la parte del poniente hizieron cuatro pilares á manera de torrecillas que se podian sojusgar de a dos y tres leguas en paraje de doscientos pasos desde el primero al postrero y los dos de en medio habia cincuenta pasos del uno al otro y los dos de los cabos repartidos por su quenta á propósito de sus fines de manera que entrando el sol por el primer pilar se apercibían para las sementeras generales y comenzaban a sembrar legumbres por los altos por ser más tardios y entrando el sol por los dos pilares de en medio era el punto y tiempo general de sembrar en el Cusco y era siempre por el mes de agosto.

Es ansí que para tomar el punto del Sol entre los dos pilares de en medio tenían otro pilar en medio de la plaza, pilar de piedra muy labrada de un estado de alto en un paraje señalado a propósito que le nombravan uino (¿Usno?), y desde allí tomaban el punto del Sol en medio de los dos pilares y estando ajustado era el tiempo de sembrar en los valles del Cusco y su comarca”.

Ansí mismo tenía mandado como por horden rreal que en todas las provincias y pueblos de la serrania tuviesen la misma horden los governadores cada uno en su partido computando el Sol, conforme la constelación y temples de los valles y lugares de las provincias adonde governaba cada uno, ansí se cumplía esta horden muy puntualmente en todo este reino”. Crónica Anónima de la conquista. Pág. 29 – 31. Julio González Polar. Lima 1962.

En otras versiones, durante el gobierno de Huayna Capac, (sucesor de Tupac Yupanqui), se realiza la “conquista” de la provincia de los Caranquis, aledaña a los Cayambis, de quienes se dice son: “gente de mucho ánimo e industria”, según la lógica de los cronistas (Cieza de León, 1985; Martín de Murúa, 1986; P. Sarmiento de Gamboa, 1988; Fernando de Montesinos, 1957; y otros), el motivo que se argumenta, es que se supo, que la gente, de la otra banda del río Quispe (Guayllabamba), al

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parecer, los propios Cayambis, comandados por una señora llamada Quilago, se habían rebelado, Viniendo a estas tierras el Inka y sus tropas, estuvieron para resolver este episodio, alrededor de 18 años, período de tiempo relacionado con el acontecimiento lunar del perigeo, lo que certificaria una vez más la presencia de índole cultural.

Es posible, que en este tiempo se sucedieron diversos eventos, que en el marco de la lógica de la conquista, las crónicas relatan que el Inka, con sus tropas llegó a la fortaleza de Cochisque y luego de tomada, los nativos que la defendían salieron hacia la fortaleza de Carangui, procediendo las tropas foráneas a derrocar los lugares fuertes que estaban cerca de allí. Luego el Inka, entró en consejo con sus capitanes, donde se decidió ir a la toma de la fortaleza de Carangui. (M. Murúa. 1986). Previa la toma de la fortaleza de Cochisque, se reseña un extraño suceso, que tiene como protagonista al propio Huayna Capac y la señora Quilago, pues se hace mención que ésta, había preparado en sus aposentos, un pozo para capturarlo, más este con una hábil maniobra se salvó, haciendo caer en el mismo a la señora Quilago. Al respecto interesa conocer, la versión, que relata este y otros sucesos posteriores, que dan luz, sobre la interpretación propuesta:

“Algunos de los señores que estaban a la mira del suceso, viendo que la señora Quilago no salió con su intento se retiraron acaudillados del de Cayambe, fortaleciéndose en una laguna llamada Yahuarcocha. Había en ella ocho arboles de sauce muy gruesos, puestos en redondo, hicieron andamios de uno a otro, altos y bajos con tal disposición, que cabían más de dos mil personas en ellos. A algunos de los demas soldados repartió por las lomas y cerros y lo restante del ejercito puso en una loma pequeña frontera del pueblo. Hizo llamamiento de gente, y juntose sinnúmero de los Quillacingas, Atiris y Pastos y otras provincias. No se descuidaba Huayna Capac en ir a buscar a sus enemigos antes que se fortaleciesen…. Paso por las provincias de Malchingui, Cochesqui y Cayambe, en donde hizo grandes castigos en todos los que pudo haber; y llegó con su ejercito una legua del contrario,….. diole batalla,.. hubo muchos muertos de ambas partes, en especial de la del Inga; porque de los fuertes que estaban alrededor de la laguna, no sólo hacían daño pero reforzaban al ejercito contrario y desanimábanse mucho los del Inga,… Duró la batalla tres días; retirándose el de Cayambe a la fortaleza de la laguna… Visto por Huayna Capac que era imposible pelear por no tener balsas, dio orden que tuviesen cercada la laguna por la parte de la loma por donde se retiraron sus enemigos. Dio también orden que los combatiesen por todas partes a los demás que estaban alrededor de la laguna en los fuertes y pucaraes; a los demas envio a la laguna de la provincia de Otavalo a traer mucha enea o totora y las balsas que estuviesen hechas. Tardo muchos días en esto Huayna Capac; venció a los que estaban en los fuertes de la otra banda de la laguna, acometió con las balsas a los de dentro,… Cuando el Inga peleaba con los de las canoas los que estaban en los andamios encima de los arboles se ocupaban de grandes borracheras, cantando y bailando asidos de las manos en menosprecio de Huayna Capac.

Después de alcanzada esta victoria, mandó hacer Huayna Capac grandes sacrificios al Illatici Yachachi Huira Cocha y al Sol su padre,… En un año que en ella estuvo el Inga, hizo que se sembrasen los campos, y por parecerle buen temple y fértil el del asiento de Carangue mandò a disponer la fundaciòn de la traza del Cusco, para poner allì su corte. Reedificò un suntuoso templo al Sol su padre, y para si hizo un grandioso palacio”. (Murúa Martin de. Pàg. 121 – 123. 1986).

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A tenor de este valioso relato, y otros similares, que contienen importante información de sitios relevantes, un análisis de su localización, sugiere que eran puntos de referencia temporal y espacial; observaciones realizadas en el teatro de los acontecimientos (área Cochasqui - Caranqui), permitieron constatar la existencia de posibles relaciones geométricas en la localización de algunos sitios que registran el empleo de conocimientos astronómicos. La determinación exacta del punto de salida del sol, en tal o cual ápoca, puede ser precisada utilizando las técnicas de la arqueoastronomía48 (rama de la astronomía y de la arqueología) que permite el estudio de la orientación espacial de antiguas construcciones o lugares sagrados, con el fin de comprender mejor cuál fue el papel que tuvieron en relación a un determinado fenómeno astronómico.

Para determinar si un sitio (lugar sagrado, o centro poblado), monumento o construcción, tiene un sentido calendárico-astronómico, tiene que encontrarse un vínculo entre su alineación espacial y el tránsito aparente del Sol, la Luna o las estrellas por la bóveda celeste. Es decir la arquitectura tiene que guardar un orden con el cielo. Las direcciones en el espacio tienen trascendencia universal; el Sol, la Luna y planetas o constelaciones, señalan direcciones relevantes a partir de puntos particulares en su trayectoria aparente en el horizonte local49. Estos puntos se refieren sobre todo a las posiciones extremas del Sol (solsticios), de la Luna (paradas mayores y menores) y de los planetas o constelaciones, así como la posición media en la trayectoria solar (equinoccios) y la posición alcanzada por el Sol en los días en que éste alcanza el cenit. Mediante las técnicas de la arqueoastronomia se puede observar, medir y cuantificar las alineaciones entre los astros y los monumentos antiguos en tales días (solsticios, paradas mayores y menores, equinoccios) para determinar el tipo de relación que existe entre unos y otros.

48 Su principal objeto de atención es la relación entre la alineación de centros poblados, monumentos y construcciones ceremoniales con la bóveda celeste, es decir, con lo que podrían haber estado observando en el cielo sus constructores, desde puestas y salidas de sol, solsticios, equinoccios, y lunasticios; pero también investiga el saber astronómico antiguo a través de pinturas rupestres, grabados e inscripciones, códices, estelas, megalitos, restos arquitectónicos y esculturas. En Mesoamericanas por ejemplo, los astrónomos idearon la manera de rendir culto a las deidades que habitaban en el firmamento levantando estructuras arquitectónicas orientadas hacia esas direcciones, para poner en armonía la obra humana en el cosmos. La salida y la puesta de algún cuerpo celeste señalaría la llegada de importantes fechas, en las que se realizaban ceremonias religiosas para obtener así el favor de los dioses en momentos cruciales señalados por la misma naturaleza. Los principales sitios arqueológicos mesoamericanos tienen edificios orientados de acuerdo a principios calendárico-astronómicos: Tajín, Teotihuacan, Tenochtitlan, Malinalco, Xochicalco, Xochitécatl, Cuicuilco, Cholula, Monte Albán, Uxmal, Chichén Itzá, Cehtzuc, Edzná y Uaxactún. Entre éstos, Monte Albán, Xochicalco y Chichén Itzá tienen observatorios astronómicos.. 49 El movimiento aparente de los astros describe una rotación natural en dirección Este-Oeste.

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Así, por ejemplo, en Cochasqui (Latitud Norte: 00°06´35´´. Longitud Oeste: 78°18´ 23”), podemos advertir, en primer lugar, que la orientación del complejo de pirámides, tomando los ejes de las principales construcciones, estas se encuentran orientadas en un ángulo de 23° 27’, con respecto al eje de orientación equinoccial, que tomaron los Inkakuna para la construcción del templo dedicado a Punchao (Puntiatchil), en Cayambe y que está señalizado en la versión del cronista, relativa a los pueblos por donde pasan las huestes comandadas por Huayna Capac (Malchingui, Cochasqui, y Cayambe). Lo anterior quiere decir, que el complejo de pirámides, fueron construídas en el período donde el eje equinoccial, coincidía con el eje este – oeste, de las pirámides, señalando la correspondiente salida del sol. Este supuesto permite proponer que, dicha orientación corresponde a una anterior alineación geoastronómica, que se correspondería con la vigencia de la anterior era cósmica, o dicho en términos de la cosmología indígena, un Pachacuti, es decir 1000 años antes de la presencia inka (500 A.D. – 450 D.C), si estaría en vigencia un zodiaco lunar, (Ver, Mapa N° 7).

En segundo lugar, el recorrido de Huayna Capac, luego de la toma de Cochasqui, sigue un trayecto, que pasa por los pueblos de Malchingui, Cochasqui, y Cayambe, los cuales estàn en lìnea recta en direcciòn del nevado Cayambe, precisamente el nuevo eje de orientación equinoccial o recorrido del Sol, que al parecer los Inkakuna, querían dejar establecido, razón por la cual edificaron el templo en honor a Punchao, el Sol diurno, curiosamente, el actual nombre del lugar, Puntiatchil (literalmente, señor Sol), donde dicen estuvo el templo, recuerda este suceso, que fue comprobado en el terreno durante el período del 22 de septiembre de 2007 (equinoccio), el 22 de diciembre de 2007 (solsiticio), y el 21 de marzo de 2008 (equinoccio). El sitio de observación fue desde Cruz loma y Puntiachil (2.860 m.s.n.m.), vestigio de una antigua pirámide ubicado muy cerca del centro de la ciudad de Cayambe; al parecer, en el sitio estuvo localizado el templo del Sol, reseñado por A. de Ulloa (1736), donde existió una estructura arquitectónica (¿Ushno?), a través de la cual se pudo determinar con exactitud los solsticios, equinoccios y el inicio del calendario solar, que arranca, en la zona ecuatorial, a partir del 21 de marzo y tiene una duración de 365 días. Puntiachil, se encuentra atravesasado por la línea divisoria (Caya) que pasa también, por el nevado Cayambe, ubicado al este del recinto.

Desde esta posición fija, se puede determinar que durante el año, el Sol nace por distintos lugares; cuando se producen los equinoccios del 21 de marzo y 23 de septiembre, el Sol nace en plena línea divisoria (ecuatorial), por la cima del nevado Cayambe (Latitud Norte: 0° 01’ 72’’. Longitud Oeste: 77° 59’ 13’’), y se oculta en dirección de Guarqui - Cochasqui; cuando se produce el solsticio del 21 de junio, el Sol nace hacia la parte noreste del nevado Cayambe; exactamente en dirección de la Loma La Dormida (4.237 m.s.n.m.), y se oculta en dirección del cerro Colangal (4.785 m.s.n.m.); cuando se produce el solsticio del 21 de diciembre, el Sol sale hacia el sureste del nevado Cayambe, exactamente en dirección de la loma Yaguarcunga (4.277 m.s.n.m.); y se oculta en dirección del monte Cananvalle (¿Cayan?) 3.077 m.s.n.m.); con lo cual, el nevado, se convierte en fechador de estos importantes acontecimientos, razón por la cual fue objeto de culto y veneración. (Ver, Fotografías N° 29 – 32)

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Mapa N° 7. ORIENTACION PIRAMIDES DE COCHASQUI EN RELACION AL EJE EQUINOCCIAL DEL NEVADO CAYAMBE

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Fotografía N° 29. Equinoccio de Septiembre salida del sol por el nevado Cayambe Fuente: A. Lozano 2007.

Fotografía N° 30. Equinoccio de Septiembre salida del sol por el nevado Cayambe Fuente: A. Lozano 2007.

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Fotografía N° 31. Solsticio de Diciembre ocaso del sol por el Cananvalle Fuente: A. Lozano 2007.

Fotografía N° 32. Equinoccio de marzo. Amanecer, Luna sobre el Cananvalle Fuente: A. Lozano 2008.

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El replanteo de las orientaciones de los sitios señalados sobre las cartas cartográficas del I.G.M. (escala 1:50.000), y correspondiente alineación entre los puntos citados, permitió elaborar el mapa respectivo. Luego, utilizando el programa Arcview (3.2) se procedió al chequeo correspondiente, con lo cual también se pudo elaborar el registro de otros sitios de orientación geoastronómica que tienen relación con las fechas de los eventos astronómicos. Dicho registro, demuestra la ordenación territorial nativa, marcada por el eje de la línea divisoria, que en dirección recta con el nevado Cayambe señala, no sólo el recorrido del sol por este eje, sino también los ejes de los solsticios y el eje del mundo en dirección norte - sur. (Ver, Mapas N° 8 y N° 9).

Por otra parte, la observación directa del conjunto de estrellas que antecedieron a la aparición de grandes resplandores, durante los equinoccios de septiembre y marzo, a las 00.00 horas, en los puntos del orto y ocaso, respectivamente, permitió identificar a la constelación de Orión, que a las 00.00 horas del equinoccio de septiembre, hace su aparición por el este, acompañada de grandes resplandores, y a las 00.00 del equinoccio de marzo, se oculta por el oeste, así mismo con grandes resplandores. En cambio, durante el solsiticio de junio a las 6.00 horas, hace su aparición por el este, y a las 18.00 horas, del mismo día se oculta por el oeste. Los resplandores o relámpagos, forman parte de la divinidad de Chuquilla (literalmente el felino resplandeciente), Inti Illapa (Rayo, Trueno), Apo Catequil, para los Cayambis, que durante el Inti Raymi, es objeto de adoración conjuntamente con el Hacedor de todas las cosas, y el Sol, aspecto que nos ocuparemos más adelante.

Prosiguiendo con el recorrido virtual de las “batallas” en el área Cochesqui – Caranqui, desde el templo dedicado al Sol, en Cayambe se dirigen a la fortaleza de Carangui, donde esta la laguna de Yahuarcocha, que se debe notar, ya se llama asì, antes de las batallas que se libran en ella o sus alrededores (Fernando de Montesinos, 1957), lo que avala nuestra interpretación, sobre su significado, Yahuarcocha, tambièn puede traducirse como la laguna del Jaguar, la propia etimilogìa de las palabras lo certifican: Yahuar o Jaguar, se traduce como felino; y cocha, laguna. Al respecto de la funciòn de las lagunas, en la antigüedad servìan como espejos astronòmicos50, siendo pertinente pensar que pudo haber sido un lugar de observación de la constelación del felino, además al estar cerca del “pucara de Alburo”, para nosotros observatorio, su función de espejo astronómico cobra mayor relevancia. En esta misma función, se deben destacar las lagunas de Mojanda, Imbakucha, San Marcos, La Virgen, Puruhanta, adjuntas a otros tantos cerros y pucarakuna: Fuya fuya, Rey Loma y Araqui, Cayambe, ¡?¡?¡, respectivamente. (Ver, Mapa Nº 10)

En tercer lugar, se menciona que en la laguna de Yaguarcocha, en un islote que debiò existir en su interior, habìan ocho arboles puestos en redondo, circunstancias que recuerda a la estrella de ocho puntas, representada en la ceràmica de las culturas Piartal, Tuza, pertenecientes a los pueblos vecinos, que dicho sea de paso son convocados por el propio Huayna Capac, y acuden a participar en estos sucesos, como es el caso de Quillacingas, Atiris y Pastos. Además la mención a que los contendientes Cayambis, durante el fragor de la batalla, celebran grandes fiestas, puede ser interpretado, como parte de las celebraciones rituales, debido a acontecimientos astronòmicos conforme a sus costumbres.

En cuarto lugar, la localización de pucarakuna, como elementos o hitos de registros del movimiento aparente del sol durante el año, lunasticios, y aparición de determinadas figuras celestes, junto a lagunas que podían servir como espejos

50 Un espejo astronòmico es un refractor horizontal paralelo a la tierra, que podìa ser un espacio delimitado, lleno con un lìquido, que refleja los movimientos de los objetos espaciales y los cambios periòdicos observados desde un punto fijo.

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astronómicos, es altamente probable, la concentración de pucarakuna en la zona ecuatorial, para aprovechar la singular posición geoastrómica para realizar observaciones estelares, sin duda requiere otra explicación mediante estudios sistemáticos y de comprobación de las suposiciones aquí planteadas.

Las pucarakuna están emplazadas, climáticamente, en inhóspitos parajes. Recios vientos orientales, lluvias granizos y bajas temperaturas caracterizan a los lugares del macizo del Pambamarca, desde Guayllabamba a Cayambe. Observadas con atención, dichas fortalezas ofrecen dos patrones disímiles de arquitectura. Unas son de fosos concéntricos y las demás escarpaduras artificiales. Hay otras que se tipifican por su simpleza. Están fabricadas por lo general en cerros, cumbres faldas, acantilados y rarísima vez en llanuras. Son obras artificiales que demandaron abundante mano de obra, y no fueron simples “asentamientos militares”, de pueblos que por otra parte, en su cosmovisión no tiene cabida la conquista territorial por las armas para la apropiación de los bienes y riqueza de sus vecinos, sino a la sola presencia de un puñado de aventureros los habrían sometido inmediatamente e impedido la brutal destrucción de sus logros civilizatorios.

En quinto lugar, se debe destacar, la reedificación del asiento de Carangue, segùn la traza de la ciudad del Cusco, lo cual eleva su categoría a capital provincial en el marco de la geografía sagrada, al respecto, los cronistas como Cieza de León, Miguel Cabello Balboa, y otros son muy explícitos, así por ejemplo, Cabello Balboa, quièn residiò en Quito, certifica que “Huayna Capac volviò al Quito y mandò que en Carangue estuviese templo del Sol y guarnición de gente con mitimaes y capitàn general con su gobernador para frontera de aquellas tierras y para guardar dellas”. Quedarìa por reconstruir, el trazado de la antigua ciudad de Caranqui51, que en uno de sus templos, se levantó la iglesia cristiana; esta ciudad, por avatares del destino, no fue objeto del emplazamiento de la fundaciòn española de la villa de San Miguel de Ibarra, quedàndose como una pequeña localidad, que el voraz crecimiento urbano de la actualidad, terminará por absorverla a la ciudad de Ibarra.

51 Se sabe que en Caranqui, se honraban a tigres o pumas y serpientes; al respecto, Quilago, el nombre de la señora que defendió la fortaleza de Cochasqui, se traduce como hija del tigre.

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8. SIMBOLOGIA Y ARTE

El mundo simbólico de los pueblos y culturas del altiplano ecuatorial, esta plasmado en sus manifestaciones artísticas, presentes en los objetos materiales (cerámica, metalurgia, textiles, escultura y petroglifos52), que se encuentran por doquier en la zona comprendida entre el río Guayllabamba, al sur, y río Chota, al norte; así como, en ciertos textiles que en la actualidad son elaborados, principalmente en Otavalo. A pesar de casi 500 años de aculturación, los diseños, han pervivido hasta el presente en la memoria colectiva de los habitantes nativos, siendo utilizados en las labores artístico-artesanales como símbolos de identidad andina regional; tal es el caso de los textiles, u otros objetos, donde se representan diversos diseños, con un alto contenido cosmogónico, como, la “cruz andina”, el “sol de los Pastos” o estrella de ocho puntas, y otros de los que hablaremos más adelante. De acuerdo a lo presentado en apartados anteriores, los pueblos o naciones habitantes de esta región, a tono con sus caracteristicas de sociedades agrícolas, desarrollaron la ciencia astronómica para el control de las estaciones y de los ciclos solar y lunar; este conocimiento de los movimientos celestes, llevó a establecer leyes de la armonía y concepciones del ordenamiento cósmico, que les permitió generar un concepto de lo estético. Dicho concepto, está dado por la armonía entre el ser humano, la naturaleza y el cosmos, vistos todos como una unidad y expresada en el diseño simbólico o Traza. El término Traza se toma para designar los elementos dinámico-geométricos que están dispuestos de una manera concatenada y, en consecuencia, presentan un ordenamiento que permite una lectura de la organización cultural y encierra toda una significación del espacio simbólico. Además, la Traza es la recreación del pensamiento cosmogónico implicando definir elementos de composición integral, con sustento vivencial – interpretativo.

La lectura de la Traza y la correspondiente comprensión de sus símbolos, permiten conocer, dónde están las cosas, darles funcionabilidad, comprenderlas y aprenderlas a manejar: la Traza guarda, el conocimiento, la memoria de la comunidad. Cuando es retomada por la lectura simbólica, se descongela, se hace presente, la historia, la cultura; la reactivación de los símbolos, dinamizan las manifestaciones culturales; este reactivamiento posibilita la unión entre el pasado, el presente y el futuro. Los símbolos son portadores de la memoria cultural, porque contienen los mitos, los rituales, las formas de ver y entender el mundo, las relaciones con la naturaleza, con los hombres, con la propia vida, que en su totalidad evidencian una trama cultural.

El análisis de las principales representaciones del arte cerámico53, registra figuras antropomorfas, zoomorfas, y geométricas, en las dos últimas sobresalen felinos, aves, etc., así como, círculos, cuadrados y triángulos; con estas figuras formaron otras como espirales, y estrellas de ocho puntas las cuales, al parecer, representan el sistema de

52 Los grabados rupestres o petroglifos representan conceptos cosmogónicos, ideografías mágico religiosas (antropozoomorfas o estelares), y de la fecundidad; en la mitad del mundo se han encontrado Petroglifos en la Merced de Angochagua; en Valentín de Angochagua; en Socapamba, zona vecina a Yaguarcocha; en Tumbabiro

53 En la cerámica peculiar del entorno Cayambe – Caranqui, destacan ánforas de pintura roja. También

hay bellos artefactos como, jarras adornadas con pintura negativa engalanadas con líneas rojas, las cuales a menudo dividen los dibujos en la zonas; las bandas rojas de igual modo aparecen en un fondo blanco. Vasijas, platos hemisféricos, ollas globulares de diversa silueta y factura; compoteras de pie alto cónico ancho; vasos redondos de base casi anular, o forma de tronco de cono; botellitas de cuerpo globular con golletes altos y angostos; y jarras con patas trípodes.

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orientación terrestre y estelar, que certifican su conocimiento y relación con el cosmos. Al respecto, …“las cerámicas hacían para los antiguos el papel que hoy hacen para nosotros los libros, las inscripciones que ellas ostentan, tienen las más de las veces, índole teogónica y cosmológica”. (A. Posnansky 1940). En el diseño de la cerámica de las culturas del altiplano norandino (Capuli, Piartal, Tuza), se encuentran representaciones cosmológicas, llamando la atención la estrella de ocho puntas conocida tradicionalmente como el “Sol de los Pastos”, y que de acuerdo a nuestra interpretación representa el sistema de orientación terrestre y celeste. También se encuentran diseños multidimensionales conformados por círculos concéntricos con diseños radiales y diversas líneas, o figuras estilizadas organizadas en diseños circulares, conformando varios niveles concéntricos, en los cuales se enmarca la estrella de ocho puntas en el círculo central. Alrededor de este motivo cosmológico central pueden o no articularse otros elementos y composiciones del diseño que pueden representar elementos del «mundo de arriba», como planetas, estrellas, constelaciones, etc.; así como también, del mundo cotidiano y del inframundo, como aves, anfibios, caracoles marinos, felinos, venados, monos, serpientes, saurios, arañas, murciélagos, actividades de pesca, actividades agrícolas, guerreros y danzantes, casas, etc. (Ver, Gráficos N° 10 y N° 11).

Gráfico N° 10. REPRESENTACION DE DISEÑO GEOMETRICO CON IMPLICACIONES DEL SISTEMA DE ORIENTACION ASTRONOMICO

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Gráfico N° 11. REPRESENTACION DE ESTRELLA DE OCHO PUNTAS CON IMPLICACIONES DEL SISTEMA DE ORIENTACION ASTRONOMICO

Los símbolos más frecuentes, asociados al pensamiento cosmogónico, son: el Sol, Luna, Tierra, Cielo, que adquirieron aspectos antropo – zoomorfos (Cóndor, Puma, Serpiente), y también los cuatro elementos fundamentales para la vida: tierra, aire, agua, y fuego, que tienen un común denominador en todas las culturas. “Los símbolismos derivados de la estructura y de la actividad de los seres supremos celestes han continuado dominando la vida religiosa de la humanidad arcaica”. (M. Eliade. Mitos, sueños y misterios. Pag. 183. 1981).

El arte norandino (Capulí, Piartal) expresado en objetos cerámicos, y metalurgicos, incluye una gran diversidad de formas geométricas, figuras humanas y de animales estilizadas, caracterizadas por su naturalismo. La estructura general del diseño en los objetos cerámicos, utiliza la policromía (negro, rojo y ocre), para la decoración; la presencia de elementos geométricos, permite realizar una gran cantidad de composiciones: triángulos, rombos, bandas horizontales, paneles, círculos, puntos, etc., y de animales estilizados, organizadas en múltiplos de dos, hasta dieciséis elementos. Prima la abstracción sobre el modelado tridimensional de las figuras, representando fenómenos naturales y del cosmos.

Se presentan módulos que se repiten hasta veinticuatro veces, dividiéndose en filas y columnas que se utilizan frecuentemente en cántaros y cuencos con base anular (platos). También son muy frecuentes los diseños con triángulos, las mariposas geometrizadas, la cruz con una «X» superpuesta y la espiral fuertemente modificada de su forma original. Los animales presentan un alto grado de estilización, especialmente las aves, en cuya representación se alcanza el máximo nivel de simplificación: un triángulo, una curva, un ángulo, dos líneas paralelas y un círculo”.

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Las expresiones estéticas que aparecen representadas en los platos tanto Piartal, como Tuza, sugieren un manejo concéntrico y sectorizado de los espacios pictográficos, asociados posiblemente con diferentes planos de las realidades social y cosmológica. Destacan los platos que presentan una simetría de punto, donde el diseño se estructura alrededor de un círculo central, en cual puede presentar un elemento abstracto, cuyo significado dentro del contexto general del diseño puede ser muy significativo. Los diseños de seres humanos, animales u otros, aparecen dentro de círculos y franjas concéntricas. Otros platos, presentan una simetría radial, que se caracteriza porque los diseños se estructuran por líneas que parten de un centro y forman espacios triangulares o cuadrangulares, donde aparecen diseños geométricos o representaciones humanas y de animales.

El arte simbólico indígena, es un lenguaje, un instrumento que permite la aprehensión y comprensión de la realidad; es el marco dentro del cual la percepción del pensamiento toma coherencia lógica y delimita sus formas conceptuales y expresivas, como medio de comunicación, integración y transmisión cultural; tiene un carácter social, evidenciado a través de los objetos de uso cotidiano y ceremonial. En la cultura material, las formas artísticas adquieren sentido, ya que se encuentran en ellas pautas y patrones estilísticos en su construcción. Es decir, lo aparentemente geométrico, responde a toda una intencionalidad cultural, lo que lleva a tener un contenido susceptible de lectura y el cual corresponde al mundo simbólico.

Las manifestaciones artísticas, se sustentan en unas constantes estéticas: lo simbólico, lo estilístico y lo funcional. Lo simbólico se sustenta en una lógica de ordenamiento armónico del espacio llevando al encuentro con formas de organización rítmica de los trazos simétricos, de esta manera se desarrollan procedimientos de construcción proporcional de la composición. El trazado armónico, es el procedimiento mediante el cual se trata de ordenar el espacio, logrando proporciones armónicas y relaciones simbólicas entre las partes. Simbolos y formas geométricas plasmadas en la Traza, corresponden a composiciones, que traducen el pensamiento cosmogónico. Los simbolos expresan las cualidades del espacio y corresponden a las estructuras del plano básico, como manifestaciones de la unidad, y multiplicidad; y las formas geométricas como el cuadrado, la diagonal, el rombo, el triángulo, el escalonado, las cruces y espirales, definen el orden y proporcionalidad.

Las formas contenidas por los objetos son diversas; presentando estilos propios de cada pueblo o nación, lo cual permite su identificación, sitúandolas como parte de un contexto y proceso histórico cultural propio. Esto no significa ninguna desligazón con el contexto cultural de la región ecuatorial; por el contrario, los estilos son formas propias de expresar los conceptos generales. Por otra parte, los elementos de la cultura material cumplen una doble función e intencionalidad, independiente cada una de la otra, aunque dentro de los cánones estéticos de la comunidad. Los objetos, son utilizados para el uso cotidiano de acuerdo con sus costumbres y creencias (alimentación, festividades, etc.); al mismo tiempo, de acuerdo con sus cánones estéticos son expresiones simbólicas del contexto mítico de la comunidad.

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III. DEL MUNDO DE LOS ANTEPASADOS

“El mito es una intuición, no una abstracción, es un conocer religioso porque acepta la transignificación de las cosas y de los acontecimientos. Descubre una profundidad donde a simple vista no lo hay. Su forma de expresión es también peculiar, porque el mito expresa en una acción, en un drama, lo que la metafísica y la teología expresan dialécticamente”. (Guillen Torralba).

“La ciencia de la prehistoria ecuatoriana no existe todavía; nosotros, con nuestros trabajos, lo único que hemos hecho ha sido abrir el camino y señalar el rumbo; más tarde, nuevas investigaciones esclarecerán los puntos oscuros, resolverán los dudosos, rectificarán los errores en que hayamos incurrido, y, tal vez, confirmarán las conjeturas que hemos formado”. Federico Gonzalez Suarez. 1904

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9. MITOLOGIA DE ORIGEN Y LEYENDAS

Los mitos de origen, remiten a hitos geográficos, de especial significación, para la orientación y emplazamiento de cualquier asentamiento primigenio, por ello, la mitología es muy importante para entender a las culturas antiguas. En la región andina los documentos coloniales hacen referencias a varios ciclos míticos, destacando: el de Viracocha y hermanos Ayar, el ciclo de Chuquilla Inti Illapa, el ciclo de Tunupa o Tonopa, etc., que explican la presencia de dioses, heroes fundadores, y de sus acciones, estos personajes son constructores pero al mismo tiempo destructores, de los pueblos, de los hombres, de las sociedades y del universo en general. Un aspecto común en la mitología andina es que estos personajes con caracteres humanos y sobrenaturales, recorren pueblos y regiones realizando diversas acciones (buenas y malas).

En referencia, al ciclo mítico de Chuquilla Inti Illapa, que integra al rayo, relámpago, trueno y resplandor, entidades todas interrelacionadas, los Cayambis, reconocían estas cualidades en Apo Catequil. Al respecto, F. Guaman Poma habla de cuatro Illapa, y dice: “Tenían los yndios antiguos conocimiento de que abía un solo Dios, tres personas: Al primero le llamaban yayan yilapa (su padre, el rayo); el segundo chaupi churin yilapa (su hijo del medio, el rayo); el cuarto le llamaba sulica churin yilapa (su hijo menor, el rayo). Questos dichos [...] ací le llamaban Yllapa”, aunque se olvida del tercero. También manifiesta que: al rayo se lo conoce como Santiago “y que antiguamente era llamado Illapa, y por otro nombre Curi y Cacha”.

En el caso de las culturas del altiplano ecuatorial, el mito más antiguo, que data de la época del diluvio54 dice:

“Los de Quito conservan aún la memoria de un antiquísimo general naufragio, del cual se salvaron solos sus progenitores en una casa de palos sobre la cumbre de Pichincha. Según las grandes fábulas que de ellos escribió Niza, provino aquel naufragio de que los tres hijos del primer hombre, o Dios, llamado Pacha, no teniendo con quienes hacer guerra, la mantuvieron con una gran serpiente: que herida esta con muchas flechas, se vengo vomitando tanta agua y anegó toda la tierra: que se salvó Pacha con sus tres hijos y mujeres, fabricando una casa sobre la cumbre de Pichincha, donde metió algunos animales y víveres: que pasados algunos días largó al ullaguanga, (ave semejante al cuervo) y no volvió por comer los cadáveres de animales muertos: que echado otro pájaro, volvió con hojas verdes: que bajo entonces Pacha con su familia hasta el plan, donde es la ciudad de Quito, y que al tiempo de hacer allí la casa, para vivir todos juntos, ninguno pudo entender lo que hablaba el otro: que separados por eso, con sus mujeres, se habían establecido los tres hermanos, y el viejo en diversas partes de la comarca, donde estaban todavía sus descendientes. Añade el mismo, que otros referían esta misma historia, como sucedida en una parte muy distante, desde donde fueron sus antepasados navegando por el mar hasta Cara; y explica provenir esta diferencia de que unos eran descendientes de los primitivos Quitus, y otros de los extranjeros que primero se establecieron en Cara”. (J. Velasco. Libro 4º. Historia Natural. Pág.185-186. 1996).

Existen otros mitos o leyendas, recogidos por Luciano Andrade Marín, (diario Ultimas Noticias 16-XII-1940); que involucran a lugares del entorno del pueblo Cayambe, el

54 El diluvio, según la cronología de los amawtakuna esta fechado en el segundo sol después de la creación, hacia el año 1660, es decir que cuando se cumplió el segundo sol (2000 años), habían transcurrido 340 años después del diluvio. (Fernado de Montesinos).

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primero, hace referencia a Cochasquí y Quito, situándolo al primero como un poblado de mayor antigüedad, aunque también involucra al volcán Pichincha; este relato, le hizo en Zámbiza, un indígena de apellido Loachamín, al sorprenderles en una hacienda el paso de una estrella fugaz, al respecto dice:

.....“estas chascas van siempre para Quito, porque mis mayores decían que Quito no fue antes allí, sino en Cochasquí. Mi abuelo decía, que los abuelos de él le habían contado que otros abuelos habían dicho que hace años, años, y años atrás, ¡cuánto sería¡, vivía en Cochasquí un rey... y una noche vio en el cielo una de estas chascas..... que caía para donde ahora es Quito. Que como era brujo entendió y dijo a todos: esto no es un chiqui (mal augurio) esto es cushi (buen augurio) y tomando un huishi de azúa (vaso de chicha) se durmió. Al despertarse dijo: tengo orden de sacar a todos de este pueblo y llevarlos a otra parte mejor, tráiganme una piedra de esas que caen del cielo y voy a tirarla con mi huaraca (honda) hasta donde avance.... parándose en un pucará (promontorio) y viendo para el Pichincha tiró con toda su fuerza la piedra que fue a caer lejos, al pie del cerro Pichincha, saliendo chispas del sitio donde cayó... Salió con sus mujeres y sus familias a buscar la piedra y la encontró enterrada como media vara en el sitio donde es Quito. El rey llevó toda la gente de Cochasquí y asentó un pueblo”....

Otra leyenda55, recogida en Cangahua, relaciona los cerros de Quitoloma y Pambamarca, cercanos a Cayambe, fue relatada por la indígena Dolores Guaras, a Pedro Asero, morador del anejo Pucará, y dice que la ciudad de Quito debió fundarse en Moyobamba, extensa hondonada situada entre los cerros Quitoloma, ubicado al oeste, y Pambamarca, al noroeste de Cangahua, pero no lo hicieron porque los canales de agua del Pucará se secaron. Entonces el inka lanzó una varilla al espacio para establecer una ciudad en el sitio donde ella se clavara, la que fue a caer en el paraje donde hoy se levanta Quito. Se decidieron además, a cambiar de lugar, porque la “zumba o sumfa” ave parecida a la tórtola pero de pico más largo, anunciaba con sus cantos fúnebres un período de larga sequía.

Estas referencias que involucran a diversos hitos geográficos (volcanes, cerros, y lagunas) y antiguos pueblos, permiten inferir que existían relaciones entre ellos, que bien podrían ser la base de un posible ordenamiento territorial, para lo cual intentaremos encontrar posibles alineamientos, en anteriores estudios en la hoya del Guayllabamba se habían detectado importantes ejes de alineación, en sentido norte – sur, que involucraban, en la parte norte, a las pirámides de Cochasqui, los cerros Imburo, Cushnirumi, y Jatun loma – Tabacundo56.

55 Recogida por Aquiles Pérez y que fuera publicada en la Monografía de Cangahua editada por César Augusto Tamayo. R. Descalzi. L Real Audiencia de Quito. Claustro en los Andes. Pág. 22. Vol 1. Quito 1988.56En este nivel meso territorial, de los alineamientos más notables que hasta ahora se han detectado, dos de ellos pasan por la cima del Yawirak (Panecillo); el otro alineamiento, en sentido norte-sur, es paralelo a uno de estos ejes. En referencia al eje de alineación que tiene como puntos de referencia norte-sur: el cerro Imburo- pirámides de Cochasqui, y el volcán Atacazo o Ninahuilca, respectivamente, forma un ángulo de 36º, con respecto al norte de la cuadrícula del IGM; un ángulo de 24º, con respecto al eje de orientación de las ciudades nativas, y un ángulo de 9º, con respecto al primer eje. El otro eje de alineación que tiene como puntos de referencia norte-sur: el monte Jatunloma-Tabacundo, y el volcán Rumiñahui, respectivamente, es paralelo al primer eje, y forma un ángulo de 26º, con respecto a la cuadrícula de la cartografía del IGM, y un ángulo de 15º, con respecto al eje de alineación de las principales ciudades indígenas.

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Los ejes de alineación, citados, están atravesados perpendicularmente por otros ejes de referencia, en dirección este-oeste, quizás los más importantes, porque están orientados hacia los puntos que señalan los equinoccios y solsticios, configurándose un perfecto sistema de alineaciones, razón por la cual, en esta oportunidad, serán objeto de principal atención, para identificar posibles hitos geográficos de referencia, antiguos centros poblados, pucarakuna, tolas y/o pirámides, u otros vestigios dignos de resaltar. Efectivamente, teniendo como referencia principal del nevado Cayambe, que como sabemos fue un adoratorio o sitio sagrado, se establece que alineados en línea recta, en sentido este – oeste, se encuentrán los sitios de: Tabacundo, Malchingui, Puellaro, entre otros (Ver Mapa Nº 9).

10.CULTO A LOS ANTEPASADOS

Las prácticas mortuorias, de los pueblos de la región ecuatorial, a juzgar por sus monumentos funerarios hablan a favor del culto a los ancestros, desvelar el misterio que encierran dichos monumentos, implica remontarse a los primitivos montículos y Tolas más simples, e intentar comprender las creencias que les dieron origen, para hilvanar y reconstruir la filogenia de dichas manifestaciones. A decir, de los arqueologos, posiblemente sus orígenes, se remontan al período Formativo, cuando aparecen las culturas agrícolas, y por consiguiente las primeras manifestaciones de jerarquización de la población o división social del trabajo, en la hoya de Quito, por las evidencias arqueológicas, estos hechos se han registrado en la fase Cotocollao.

Por otra parte, los extirpadores de idolatrías, en su afán evangelizador, establecieron claramente que entre los wacakuna de mayor veneración y adoración, estaban los antepasados, cuyo culto ocupaba un lugar esencial, así por ejemplo, escriben que:

….Después destas huacas de piedra la mayor veneración y adoración de los yndios es de sus Malquis que en los llanos llaman Munaos que son los huesos o cuerpos enteros de sus progenitores y gentiles que ellos dicen son hijos de las Huacas que tienen en los campos, en lugares muy apartados en los Machaiz que son sus sepulturas antiguas y a veces los tienen adornados con camisetas muy costosas o de plumas de diversos colores o de cumbi. Tienen estos Malquis sus particulares sacerdotes y ministros que les ofrecen los mismos sacrificios y hacen las mismas fiestas que a las Huacas y suelen tener con ellos los instrumentos que ellos usaban en vida…. Unos de barro otros de madera y algunas veces de plata pero para los Incas eran siempre deste metal y oro”. (Oliva Annello. Cap. VI. Libro I. De las Muchas idolatrias. Ritos y superticiones de los Yndios del Perú).

Se evidencia, que el culto a los antepasados o malquis, que se ha prolongado de alguna manera hasta la actualidad, se rendía con reverencia y creencia firme en la supervivencia de las almas. Este culto se manifiesta a través de una estrecha relación con los espíritus o almas de los muertos, los cuales tienen todos los atributos humanos menos la corporalidad que ellos han abandonado, pero poseen la virtud de la inmortalidad. En principio, al parecer, se daban a los restos humanos sepultura en cuidadosos enterramientos en el suelo de la casa donde las sepulturas eran cubiertas por un montículo formado por un amontonamiento de tierra de forma redondeada o cónica. Con el tiempo los pequeños montículos evolucionaron hacia construcciones arquitectónicas, tolas y/o pirámides en formas geométricas (pirámide escalonada, truncadas o, cónicas, como las chullpas del altiplano meridional).

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Las construcciones funerarias en las culturas del altiplano norandino ecuatorial (Capuli, Piartal y Tuza), presentan algunas tipologías, de acuerdo al difunto; desde tumbas muy elaboradas con cámaras (2 o 3) pintadas y elementos simbólicos adjuntos al suntuoso ajuar funerario (varias vasijas finas decoradas con policromía y diseños geométricos, collares de conchas marinas y adornos de oro y tumbaga, pectorales, orejeras, narigueras); otras con pozo cuadrado, rectangular u oblicuo, con una o varias cámaras laterales comunicadas por puertas falsas, a notables profundidades, muchas de ellas presentan una laja tapando la entrada a la cámara; hasta tumbas, con ajuares sencillos (pocas vasijas), y pozos simples, sin cámara, a poca profundidad. En general, la forma de los pozos y las profundidades de las tumbas varían de acuerdo a la región, oscilando, entre: 1,50 y 10 metros, aunque, es evidente que en la construcción de estas estructuras funerarias se invirtió una gran cantidad de mano de obra.

Para desentrañar el significado de las tumbas se puede analizar detalladamente tanto la forma como los elementos y las partes constitutivas de la misma, para mostrar las metáforas asociadas. Si se analiza, la parte constitutiva de una tumba en forma de túmulo, se observa que tiene forma muy estilizada de vulva, tras atravesar la puerta, le sigue un corredor (vagina) por el que se desciende al interior de la tierra y desembocaba en una sala circular abovedada donde se colocaba el difunto (útero). Todo estaba recubierto de un túmulo cónico, montaña artificial de piedra y tierra vientre embarazado (tierra), ello nos hace caer en la cuenta de que el conjunto de la tumba es imagen metafórica del seno femenino.

Tanto la forma de la tumba, metáfora del seno materno, como la postura del muerto en su tumba, manifiesta que se relacionaba el nacimiento con la muerte: se devolvía la persona sin vida a la tierra, al Útero de la Gran Diosa Madre Tierra, de donde según creencias universales, emerge la humanidad y donde halla su fin (nacemos de la tierra y a ella volvemos). Así que no hay duda de que la tumba, con sus diferentes formas evolucionadas a lo largo de los siglos, es símbolo del vientre embarazado / representación del Útero Divino, metáfora perfecta entre la forma y lugar en el que se engendra la nueva vida y la da a luz y el lugar en donde recoge a sus hijos, tras la muerte para devolverlos a la vida / para darles resurrección.

Al muerto desde la más remota antigüedad le acompañaba en su tumba diversas ofrendas que comprendían: las pertenencias más valiosas que había tenido en vida (objetos de cerámica, metalurgia, etc.), así como provisiones. En efecto, cuando moría el curaca o principal, era cubierto por ricos mantos y en sus montículos y/o tolas, se enterraba buena parte de sus posesiones personales, comestibles, cántaros de chicha, vasijas, copas, pututus, herramientas, joyas de oro, etc. Cada objeto, colocado en la tumba, era guía para el camino hacia la otra vida. El hecho de las provisiones en la tumba dan la clave y ponen de manifiesto las creencias respecto a la inmortalidad del alma.

En el mes de los difuntos (noviembre), cuando hay que recibir a las ánimas de los familiares, ofrecerles un banquete, colmarlos con los potajes preferidos en vida, darles calor con las velas y embriagarlos con bebidas, se desarrolla una expectativa de espera y una gran fraternidad por el regreso de estas almas. Una vez finalizados estos ritos, los muertos retornan a su mundo. Cuanto mejor haya sido la recepción, con más fervor ayudarán éstos a que las semillas germinen, crezcan, se logren, y el próximo año regresarán más dispuestos hacia sus deudos. Los espíritus de los muertos tienen la obligación y responsabilidad de preocuparse del bienestar de su grupo de descendencia en el mundo de los vivos y éstos a su vez tienen la obligación de venerarlos, recordarlos y esperarlos cada año.

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IV. DE LA COSMOVISON Y MUNDOS QUE CONFORMAN LA TOTALIDAD

“El cosmos según el pensamiento primitivo, vive, muere y se rejuvenece, como los astros que lucen y desaparecen; como las plantas que son cabellos de la tierra; como las fuentes que brotan y lloran como ojos telúricos, que forman los ríos, sangre de la tierra; como las rocas que son la osamenta cósmica del planeta; como las estalactitas que forman senos maternos en las cavernas”. (Silvio Haro. El culto del Sol y la Madre Tierra en el reino de Quito. 1980).

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11.REGIONES TERRESTRES: ANTISUYU, CUNTISUYU, COLLASUYU, Y CHINCHAYSUYU

El cronista indígena F. Guamán Poma, en su voluminoso trabajo la Nueva Crónica y Buen Gobierno (1584 -1614), por medio del cual pretendió presentar, a la corona española, la situación en la que se encontraban los pueblos y culturas del antiguo Tawantin suyu, luego de su sometimiento a la administración española, presenta en el apartado correspondiente, un Mapa Mundi, que viene a ser una de las primeras representaciones “cartográficas”, que para la época era un conocimiento avanzado y que en la actualidad permite constatar la concepción que tenian los pueblos andinos sobre el mundo creado. Alli se representan, al mundo de arriba o celeste (Hanan Pa-cha), morada de los dioses estelares que aparecen en determinados acontecimientos astrales; mundo terrenal (Kay Pacha), morada de los seres vivientes; y, mundo subte-rraneo (Ucku Pacha), bajo el mar, ligado al centro de la tierra. También se representan los ejes de orientación, según un particular punto de referencia que toma la salida del sol como eje básico, es decir: cuatro direcciones que señalan los ejes diagonales de orientación celeste y terrestre: Anti suyu, Chinchay suyu, Cunti suyu, y Colla suyu. (Ver, Gráfico Nº 12).

Gráfico N° 12. ESQUEMA DE ORIENTACION ANDINA

El análisis interrelacional de los tres mundos que conforman la totalidad, y sus ejes de orientación, admiten un sistema de orientación inscrito, en un todo septadimensional, definiéndose siete direcciones, tres espaciales (Arriba, Centro, Abajo), y cuatro cardi-nales (Este, Oeste, Norte, Sur), estas últimas relacionadas con ciertos colores, plan-tas, animales y personajes mitológicos. En cuánto, al eje de orientación espacial, este parece estar ligado a la temporalidad, adoptando en el plano el apelativo, Saya, que marca dos posiciones: Hanan Saya, hacia arriba y Urin Saya, hacia abajo. El eje de

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orientación cardinal, en cambio, parece estar ligado a la espacialidad, adoptando en el plano el apelativo Suyu que señala cuatro direcciones: Anti Suyu, región comprendida entre el sureste/noreste; Chinchay Suyu, región comprendida entre el noreste/noroes-te; Colla Suyu, región comprendida entre el sureste/sur oeste y Cunti Suyu, región comprendida entre el noroeste/suroeste.

Las regiones o partes que se dividen los mundos, contienen a su vez diversos atributos, así el antisuyu, relacionado con en mundo yunga con sus propias caracteristicas climáticas y fisiográficas, tiene como elemento distintivo, la luz, el calor, el fuego, es el lugar donde nace el Sol; la región del cuntisuyu, donde se oculta el Sol, destaca por el elemento agua, es el lugar del mundo yumbo, igualmente con propias caracteristicas climáticas y fisiográficas; la región del collasuyu, en el altiplano tiene como elemento: la tierra, (allpamama), su medio ecológico es favorable al desarrollo de los auquenidos; y finalmente, la región del chinchaysuyu que tiene como elemento: el aire, sede de los fenómenos atmosféricos: trueno, rayo, granizo, relámpago, lluvia, tempestad.

La identificación de los ejes de orientación espacial y cardinal, seguramente obedece al vasto conocimiento que los amautas indígenas desarrollaron con respecto al entorno terrestre y celeste. La intersección de estos dos ejes o planos: Saya / Suyu, con el mundo terreno (Kay Pacha), define el centro de origen, (Chaupi, aquí / ahora), punto de creación del Cosmos en la tierra, que dará lugar a la noción del espacio sagrado y por ende el simbolismo de centro. Este conocimiento proporciona las bases conceptuales de orientación en el universo, identificando los hitos terrestres y celestes que sirven de puntos o ejes de apoyo para su reconstrucción. En referencia, a la orientación en el firmamento todos los indicios apuntan a Orcorara, la Montaña resplandesciente, cuyos asterismos coinciden con los de la constelación de Orión, en la Astronomía occidental, dicha constelación precisamente esta ubicada en el ecuador celeste.

De otra parte, la ordenación del cosmos, se establece a través de la interconexión entre las figuras celestes (planetas, constelaciones), y el mundo creado, de manera que se puedan determinar ciclos calendaricos y por supuesto zodíacales. Al respecto, las dos adaptaciones más importantes del ciclo zodiacal son fijas (las demás se produ-cen por analogía); la primera, identifica los signos zodiacales con períodos mensuales y el proceso con el período anual iniciado con el Equinoccio de Marzo; la segunda, coincide con el gran ciclo de veinte y cinco mil novecientos veinte años (25.920), de la precesión de los equinoccios, por el cual cada “era cósmica”, el equinoccio retrocede un signo, es decir el número de grados correspondiente a la división del gran ciclo por el número de constelaciones del zodiaco.

La configuración simbólica del Zodíaco Andino (en aymará: Huayra Thari, Camino de Vientos), al parecer se estableció observando todas sus estrellas y constelaciones (co-nocidas y veneradas en las distintas fases de evolución cultural de los pueblos de esta región), desde el Ecuador, como no podía ser de otra forma, por su singular posición en la latitud cero. Las referencias sobre las constelaciones conocidas son abundantes, y casi todas representan animales de la fauna americana, o floresta amazónica, donde incluso todavía perviven. También se manifiesta una correspondencia entre los arque-tipos celestes (constelaciones del zodíaco) con los hechos mitológicos, que de alguna manera tratan de explicarlos.

Las divinidades que se identifican en el cielo engalanadas de estrellas, o grandes lumi-nares se transforman en animales revestidos con ciertos atributos y poderes sobrena-turales (puma, llama, serpiente, cóndor, pez, etc.), cuya función es auxiliar al gran dios de la lluvia, y tempestad, a fertilizar la tierra y proteger las cosas creadas. Entre estos

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seres divinizados destaca, la constelación del "felino de oro o relampagueante" (Chuquichinchay), la cual participa de casi todos los grandes fenomenos atmosféricos, rayo, trueno, relámpago, granizo, y lluvia; en este sentido, es comprensible desde el punto de vista de los pueblos míticos que el gran animal celeste, objeto de veneración religiosa, que tiene el poder de anunciar cada año, por medio del sol -en el orto helíaco de una constelación-, el comienzo de los beneficios que llevaba generalmente a los habitantes, los cambios estacionales, fuese adorado como un Dios, a veces más pode-roso que el mismo Sol. (Scholten María.1982).

12.DIMENSIONES ESPACIO – TEMPORALES: ÑAWPA PACHA, ANAN PACHA, KAY PACHA, Y UCKU PACHA

El concepto de Pacha, en la cosmovisión indígena, comprende la dimensión Temporal y la dimensión Espacial, el pasado, el presente y el futuro coexisten y están ubicados en espacios reales, específicos y contiguos. Nada desaparece, lo que ha sucedido, lo que ha existido, se mantiene vivo ejerciendo influencia en el momento presente, en el aquí y en el ahora. El tiempo no es lineal, es circular; el pasado es futuro, lo de atrás no está a la espalda, se encuentra al frente. Esta conceptualización acerca del tiempo circular, permea las interpretaciones temporales de los hechos; lo pasado no se carga a la espalda, se encuentra al frente, hay que ir hacia él; se camina sobre el tiempo, el pasado, el presente y el futuro se convierten en una sola categoría, en el aquí y en el ahora.

En este contexto, la palabra Pacha, se refiere tanto al espacio como al tiempo, o al uni-verso, así, el espacio / temporal, el mundo, se entiende como una totalidad. Desde esta perspectiva, las dimensiones espacio – temporales comprenden: el Ñawpa Pacha. Mundo antiguo, o de los antepasados. Allí moraba desde su eternidad el gran Wiracocha, el creador; podría identificarse con el omnipresente “Señor de las varas (Señor de las estrellas), con imágenes en Caral, Chavín, Paracas, Tiahuanaco, Wari, e Incas, acompañadas de aves como el “Qiri Qinqi”, también llamado pájaro mago compañero alado de Wiracocha, sabedor de la actualidad y el futuro, o animales, como el Titi o puma, felino brillante o relampagueante que iluminaba la creación desde la cima del mundo antes del Sol.

Hanan (Anak) Pacha. Mundo de arriba (morada de los dioses mayores y menores), como: Inti, el Sol; Quilla (Pajsi), la luna; Illapa, el trueno; Pacha, la madre tierra; Pachacamac, señor de los temblores; Wayra, dios del viento; Cocha, diosa del mar; Kjunnu, dios de las nieves; Chuychu, el arco iris; Sara (conopa) constelación del maíz; Kukka Manka, constelación de la coca; Chasca, estrella de la tarde (Venus); Choquechinchay, Constelación del jaguar; Amaru, serpiente mitológica divina.

Kay Pacha. Mundo de aquí, donde se encuentra la Allpamama, escenario de lo visible y cotidiano, lo que se ve crecer, florecer y cosechar; es el microcosmos en donde transcurren las vivencias de la comunidad. Aquí se suceden los ciclos naturales: agroecológico, vital, ritual y astral; todos los conocimientos indígenas, su sabiduría, ciencia, tecnología y arte se basan en los ciclos naturales que se viven diariamente en contacto permanente con la Allpamama.

El ciclo agroecológico, es la interrelación estrecha entre la agricultura y los cambios que va experimentando la Allpamama en las diferentes épocas del año. Las actividades agrícolas y los demás trabajos se organizan en función de este ciclo, que puede ser dividido en etapas, según el calendario agrícola y la vida de la comunidad. El ciclo agroecológico, interrelacionado con el resto de ciclos: vital, ritual, astral determinará las épocas de preparación del suelo, siembra, aporque, floración y

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cosecha, los tiempos de caza y de pesca, el tiempo de abundancia y escasez, la reproducción de animales, los tipos de plantas, productividad, manejo de recursos, las tecnologías agrícolas y pecuarias; será el centro de saber económico.

El ciclo vital, rige el desarrollo del ser humano; el nacimiento, el crecimiento, la madurez y la muerte son sus principios rectores. Este ciclo esta presente en todos los seres vivientes (plantas, animales), en los humanos, comprende los conocimientos sobre la relación en pareja, la formación de los hijos, el desarrollo físico y psicológico. Implica la comprensión de que el ser humano en su dimensión biológica, comparte con los otros seres vivos la procreación, nacimiento, crecimiento y muerte. Existe una íntima relación entre los ciclos de la naturaleza y el ciclo del ser humano, sin embargo las relaciones que se establezcan son de índole cultural y dependen de las formas de ver y entender el mundo.

El ciclo ritual, es parte esencial del corazón de las culturas, que se expresa, a través de lo festivo, mítico y ritual; existen rituales sencillos en la vida diaria, iniciación de la mujer o el hombre para ingresar en la vida de los adultos, los entierros, los cultivos de las plantas, la sanación, etc., pues son indispensables para la correcta realización de las actividades que preceden. También se dan rituales que afectan a la vida personal y tienen gran importancia porque se relacionan con los aspectos más profundos del hombre: puede ser el contacto con un ser superior, la recepción de poderes extraordinarios, la curación o maleficio por parte de un yachac, etc.

En general los rituales que de alguna manera se refieren a las fuerzas naturales o sobrenaturales se encuentran relacionados con las creencias. En tales casos el rito suele ser el acto con el que se reactualizan los poderes primordiales explicitados en la mitología y el modo de utilizar el poder sobre la naturaleza y el cosmos. Las celebraciones rituales colectivas son un mecanismo comunitario de reproducción social y de supervivencia cultural. Constituyen uno de los momentos más efectivos para reforzar el sentimiento de identidad como pueblo. Se puede decir que tales eventos son un símbolo vivo de esa unidad del grupo.

El ciclo astral, hace relación al influjo de los astros sobre la naturaleza, en la convivencia humana, en la práctica ritual, en los saberes, conocimientos, y manifestaciones culturales, en la dimensión femenina y masculina; la creación de mitos en torno a la luna, el sol, las estrellas, obedece a estos influjos, ha sido y seguirá siendo así por siglos. De la misma forma que el Sol influye en los seres vivos, con su luz y calor, la Luna influye en su ciclo vital, son astros imprescindibles para el ser humano y su relación con el entorno natural, ellos determinan los tiempos para sembrar, para cosechar, para realizar rituales, etc.

Por último, el Uku Pacha. Mundo de adentro, del centro de la tierra de las profundidades donde emergen diversos espíritus como Wari, dios de la guerra; Huallallo Carhuincho, dios maligno del fuego, o Supay, rey del mundo de los muertos.

V. DE LOS MUNDOS SUPERPUESTOS

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“La encomienda implicó de suyo la creación de una doctrina para servicio religioso de los indios. La Doctrina fue el núcleo de vida cívica, que se transformó en parroquia. Los doctrineros introdujeron el calendario de fiestas, aceptadas en la Diócesis. Las centrales eran las Pascuas y Corpus Christi. Pascua de Navidad y Corpus coincidían con las fechas de pago de tributo. Se explica que circunstancias económicas, sociales y religiosas, dieron origen a folklore de Navidad y Corpus. De este fondo popular anónimo nacieron los pasillos para regocijo de los Pases del Niño y los Sanjuanitos, que acompañaban a las fiestas de Corpus y San Juan”. (Jose Maria Vargas. Historia de la Cultura en el Ecuador)

13. INVASION, CONQUISTA Y COLONIZACION ESPAÑOLA

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Conocidas las versiones de las grandes riquezas de las tierras del Quito, luego de la ejecución de Atahualpa, el adelantado Diego de Almagro, encarga a Sebastián de Belalcazar, el cuidado de la entrada meridional a dichas tierras, ubicàndolo en la ciudad de San Miguel de Piura, màs las ambiciones desatadas por las riquezas mentadas, hacen que Belalcazar, abandone San Miguel y se dirija a Quito en busca de los tesoros, llegando a esta localidad hacia el mes de julio de 1534……

“Y como el no haber hallado el tesoro que pensaron los trajese desasosegados, ahincava mucho a los indios le descubriese si savian donde se avia llevado a escondir. Algunos destos afirmaron que en Cayanbe estava gran parte del tesoro enterrado y creyendo que fuera cierta esta noticia salio Belalcazar en persona con toda la gente que avia en Quito porque aun no heran llegados los que avian salido a entrar. Y llegados a un pueblo que se dice Quiche, que es junto a Puritano, dizen que, hallando muchas mujeres y muchachos porque los hombres andaban con los capitanes, mandó que los matasen a todos sin tener culpa ninguna,,, crueldad grande.Belalcazar codicioso por lo topar mandó ir a los peones con el repuesto por el real camino hazia Cayanbe yendo con ellos algunos cavallos para reguardar; y el con la demás gente fue por otro camino…Y luego Belalcazar bolvio a encontrar a los suyos y caminaron todos para Cayanbe. Donde vieron los campos llenos de manadas de ovejas y carneros muy grandes y hermosos.No hallaron ningún tesoro ni pasaron adelante porque Miguel Muñoz alféres de Belalcazar vino a dar mandado como Almagro quedava en Quito y será bien que contemos como vino y por que causa”. (Cap. LXX. Pág. 303 – 304).

Esta es la primera noticia, que se tiene sobre la existencia del pueblo Cayambe, e incursión sobre su territorio, mencionándose, no sólo la posible existencia de tesoros, que presumiblemente estaban en sus templos y adoratorios, sino también, los dos caminos, que evidencian su interconexión con Quito y otros lugares, a través del Capac Ñan, camino principal donde estaban situados una serie de centros poblados. Aunque no se menciona, el templo del Sol, sin duda que debió ser visitado por los invasores, quienes por orden de Diego de Almagro, tuvieron que regresar inmediatamente para hacer frente a la arremetida de Pedro de Alvarado, que venía desde la costa noroccidental, a la conquista del “Quito”.

Efectuadas las negociaciones entre los conquistadores (D. de Almagro y P. de Alvarado), quienes se reunieron en Liripampa, la antigua capital de los Puruhas, para arreglar sus desavenencias, se procedió por parte del Adelantado Diego de Almagro, a las fundaciones de Santiago de Quito (15 agosto 1534), y San Francisco de Quito (28 agosto 1534), aunque la efectiva posesión de esta última se realizo tres meses después, el día de pentecostés (6 diciembre 1534), encargándose a Sebastián de Belalcazar, quién procedió a la repartición de las provincias del antiguo Reyno (hecho que implicaba que Quito, era el centro político principal, así como la existencia de la confederación territorial nativa), dándolas con título de Encomiendas a los conquistadores que se habían destacado en sus servicios, haciéndose acreedores de grandes recompensas. Al mismo tiempo que entregaba las provincias, Belalcazar, recomendó hacer fundaciones españolas con el título de Asientos (sólo podían fundar ciudades los que tenían cedula real de Adelantados, o en su defecto eran delegados por aquellos), los cuales pudiesen pasar con el tiempo a obtener el de ciudades, o villas, fundándoles en los mismos centros poblados indígenas.

La administración española, sustento las bases de la colonización, en la fundación de asientos, villas, ciudades, en los principales centros de población indígena, con ello se

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posibilito el establecimiento de diversas instituciones políticas (ayuntamiento o municipio, corregimiento, gobernación y Real Audiencia), religiosas (doctrinas, iglesias, conventos, monasterios, seminarios), y culturales (colegios). La evangelización de la población nativa, fue el gran pretexto para la reorganización territorial, pues todo centro poblado (ciudad o pueblo de indios), comenzaba con la instalación de la iglesia, a la que seguía posteriormente otras edificaciones para la administración civil y religiosa. Fueron las ordenes religiosas, amparadas en la difusión de la fé católica, quienes tuvieron un papel fundamental en el proceso de aculturación, que después deriva en sincretismo religioso, pues la aceptación del cristianismo por parte de la población nativa, se efectúa adoptando las nuevas creencias a las antiguas prácticas.

A consecuencia de lo anterior, en las provincias del altiplano ecuatorial, en los antiguos centros indígenas, se establecieron los primeros asientos españoles de Cayambe, Otavalo, Caranqui, y Huaca. En este proceso de apropiación, el antiguo pueblo de Cayambe, pasará a ser administrado desde el Corregimiento de Otavalo, que se convierte en el centro de la administración colonial para el control de las Encomiendas. En efecto hacia 1557 el gobernador de Quito, Gil Ramirez Davalos, nombra el primer vara de justicia para la provincia de Otavalo y pueblos comarcanos de ella (Tusa, Carangue, Mira, Pacha, Cayambe, hasta los términos de la villa de Pasto) cayendo esta designación en Francisco de Araujo, se advierte, como Cayambe, pasa a ser dependencia del Corregimiento de Otavalo (eregido hacia 1563), cuyos límites comprendían desde el río Guayllabamba, al sur, hasta los términos de los Pastos, al norte.

Transcurridas alrededor de cuatro décadas de iniciada la colonización, vistas la situación de la población indígena y que el estado de la proclamada evangelización, no había tenido mayores efectos, el Sinodo Quitense (1570), estableció, las siguientes medidas:

“Ordenamos y mandamos que los curas de indios cada uno en su doctrina, con consejo y a parecer de sus feligreses elijan un lugar en la principal comarca de su población, donde sea temple acomodado, y en dicho lugar hagan nuestros curas una iglesia bien fundada, donde se junten a misa los domingos y fiestas de la doctrina de los naturales que estuviesen poblados en legua y media a la redonda y no más. Y dicha iglesia hagan parroquia de aquella doctrina”. (Pedro de la Peña 1570).

La aplicación de estas ordenanzas inicia el proceso de reordenamiento territorial, que ocasionará la desaparición de algunos pueblos antiguos, y el surgimiento de otros nuevos, algunos de los cuales adquirieron protagonismo, como fue el caso de San Luis de Otavalo, escogido como asiento de españoles, que desplaza la importancia de Caranqui, a la sazón la principal cabecera provincial, del Inkario en la zona norandina ecuatorial, célebre por su magnifico palacio real, templo del sol y monasterio de vírgenes, de todo lo cual apenas quedaron indicios, Sobre la misma ciudad antigua fundaron los españoles el pequeño asiento de Caranqui, que desapareció con la fundación de la villa de San Miguel de Ibarra (1606), situada en la espaciosa llanura poco más abajo, a una legua, del citado primer asiento.

En cuánto a Cayambe, se convierte en doctrina, a cargo del clero secular, que tenían como modalidad, bautizar a sus parroquias con el nombre de un apostol o de un santo en boga de devoción; mientras el clero regular (ordenes mendicantes: Franciscanos, Agustinos, Mercedarios, y Dominicos), infundía en sus doctrinas el afecto a su respectivo fundador. Al parecer antes de proceder a las reducciones para formar “pueblos de indios” (1573), el pueblo de Cayambe, ya tenía una iglesia, dedicada a

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Nuestra Señora Pura y Limpia Inmaculada Concepción, lo que significa que fue construida en el antiguo pueblo (principal comarca de su población. Confer. Cit. Ant.), donde residía el cacique principal, según las disposiciones para el adoctrinamiento de naturales; al respecto el primer pliego de Constituciones (Promulgado por el Arzobispo de Lima Fray Jerónimo de Loaysa, en 1545, luego revisadas por La Gasca en 1549), establecía las normas para la acción de los sacerdotes en el Obispado de Quito, (eregido en 1543), entre otras cosas ordenaba:

“Primeramente encargamos a los susodichos que tengan especial cuidado no haciendo sobre ello vejación a los indios, que en el pueblo donde residiere el cacique principal se haga una casa a manera de iglesia donde los indios se junten a oir la doctrina cristiana y donde se diga misa, adornando el altar de la mejor manera que ser pudiere y poniendo en él alguna imagen o imágenes, y para que en la dicha casa se administren los sacramentos del bautismo y matrimonio y penitencia, no convirtiendo ni dando lugar que en la dicha iglesia se junten para otra cosa más de para la administración de los santos sacramentos”.

Luego ordena que se “averiguen los sitios de las guacas y adoratorios y se remplazen las cruces en lugar de los idolos y se explique a los indios la solicitud de la iglesia en sacarlos de sus errores para darles medios de salvación”. Se determina también los días de fiesta de guarda, señalando como tales, “los domingos, Navidad, Circuncisión, Epifanía, Resurrección, Ascensión, Pentecostés, Corpus Cristi, Natividad, Anunciación, Purificación, Asunción, y San Pedro y San Pablo”. (José María Vargas. Pag. 163. Conquista Espiritual del Imperio de los Incas).

Con el objeto de realizar un apostolado difusivo, prescribió a los “doctrineros que procurasen juntar a los hijos de los caciques y después de instruirlos suficientemente, los enviasen a sus repartimientos con la consigna de enseñar la doctrina a los muchachos indios y de retraerlos de sus guacas, poniendo en ellas el madero de la cruz. No descuido tampoco la vigilancia a los hechiceros de cuyas supercherías se debía desengañar a los indios”. (Idem. Pág. 166)

En efecto, los colonizadores cimentaron el proceso de aculturación en base al adoctrinamiento de los hijos de los caciques, tal como sucedió con el cacique de Cayambe, D. Jerónimo Puento y otros caciques vecinos (Otavalo, Caranqui, etc), quién fuera adoctrinado por los franciscanos, primero en el monasterio de Otavalo, donde le enseñaron la doctrina cristiana, a leer, escribir y cantar, para luego llevarlo al convento de Quito, donde fue colegial y desde donde sus familiares le llevaron para que asuma las funciones de cacique, aunque estuvo presto a servir a los intereses de los conquistadores, como consta en su propia probanza de méritos, donde destaca haber contribuido al sometimiento de Jumandi, en la región oriental.

Las disposiciones del virrey Francisco de Toledo (1573), que tenían como objetivos mejorar el cobro de tributos a la población indígena, facilitar la explotación de la mano de obra e intensificar su evangelización, mediante las reducciones o concentración de la población indígena, en los “Pueblos de Indios”, aunque a la usanza española, fueron acatadas en la Real Audiencia de Quito, por su propio presidente, D. Pedro Hinojosa, y el corregidor Juan Zárate, quienes acompañados por doctrineros franciscanos y mercedarios procedieron a realizar las reducciones, en el territorio de los pueblos del altiplano norandino. Los resultados de este proceso están recogidos en la relación geográfica realizada por el corregidor de Otavalo, D. Sancho Paz Ponce de León (1582), quién describe como están conformados los pueblos de su jurisdicción, algunos, producto de las reducciones ordenada años atrás, por el virrey Toledo.

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El emplazamiento de los pueblos del Corregimiento de Otavalo (1582), demuestra vestigios del antiguo Ordenamiento Territorial, las propias distancias corresponden al sistema de medidas nativo (legua Inka o Tupu), así como la ubicación de algunos pueblos, siendo importante identificar, en este estudio, los sitios relevantes, relacionados con la reorganizacion territorial para establecer relaciones entre su emplazamiento con la aplicación de conocimientos de geometría básica y los movimientos aparentes del sol. (Ver, Mapa N° 11).

Hacia fines del siglo XVI, en la zona ecuatorial, las ordenes religosas, habían establecido las doctrinas de: Oyacachi, Guayllabamba, Cayambe, Pimampiro, Mira y Zámbiza, regentadas por clérigos seculares; mientras los religiosos de San Francisco se habían establecido en: Cotocollao, Pomasqui, Calacalí, San Antonio, Peruchi, Malchingui, Otavalo, la Laguna, Cotacachi, Atuntaqui, Urcuqui, Caranqui, San Antonio de Caranqui, y Salinas; los Mercedarios, tenían a su cargo los pueblos de: Caguasqui, Tucar, Puntal, y Guayan.

Durante la colonia, Cayambe es un pueblo de indígenas y algunos mestizos, atendido por curas doctrineros, y formando parte del Corregimiento de Otavalo, aunque sus tierras fueron muy codiciadas por su gran producción agropecuaria. La extracción de riquezas, que en principio se centro en el saqueo de templos, wacas, tumbas, que significo al mismo tiempo la destrucción de la arquitectura nativa, luego deriva en la explotación de las minas de oro y plata, obrajes y principalmente explotación agrícola, cuyos productos agrícolas básicos (cebada, papas, maíz, y trigo, además de quesos, huevos y aves), abastecían al mercado de Quito. Para fines del Siglo XVII el paisaje agrario aparece dominado por la producción de maíz, trigo y vacunos; en los páramos las ovejas han sustituido a los camélidos, y el ganado vacuno, tubérculos y cebada, han transformado definitivamente el entorno natural.

El largo proceso de dominación española, teniendo como telón de fondo la evangelización, que apuntaba a desarraigar al indígena de sus creencias y formas de ser y sentir, se sustento en el despojo de tierras, pago de tributos, servidumbre y explotación de la mano de obra, entre tantos otros aspectos, que hacia el siglo XVII, se consolida en el sistema de hacienda que significo la pérdida de la tierra por parte de la población indígena. En Cayambe los hacendados (algunas familias particulares y las ordenes religiosas: Agustinos, Mercedarios, Dominicos, y Jesuitas) llegaron a controlar casi todo el territorio cultivable (94.2%), viéndose los indígenas obligados a incorporarse como fuerza de trabajo.

En el siglo XVIII el dominante sistema de hacienda comprendía todas las tierras fértiles y de mejor productividad, trabajadas por las dos terceras partes de la población indígena, que compulsivamente tuvo que adaptarse a las nuevas técnicas de labranza, así como a los obrajes y trabajo servil que perdurará hasta bien entrada la vida republicana (mitad del siglo XX). El campo, como antaño, se convertira en el lugar de la reproducción social y cultural de la población indígena, aunque ahora desenajenado y en propiedad de quienes usufructuan su riqueza, por lo tanto, será también escenario de los conflictos revueltas y levantamientos, contra hacendados explotadores, los cobradores de tributos y el abuso de las autoridades civiles y eclesiásticas, que sólo registra desenlaces favorables a la población indígena a partir de la segunda mitad del siglo XX, con la expedición de reformas y leyes, al sistema agrario.

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14.REORDENAMIENTO TERRITORIAL Y TRANSFORMACION DEL ENTORNO

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El conocimiento del medio natural, manejo de recursos naturales, técnicas agropecuarias e industriales (regadío, cerámica, metalurgia, textiles, etc.), ordenamiento territorial, manifestaciones arquitectónicas y prácticas culturales (rituales festivos), de los pueblos y naciones de la región ecuatorial, fueron fácilmente aprovechadas por las prácticas del conquistador, en su afán de obtención de riquezas y de evangelización, por lo cual la administración colonial tuvo que adecuarse en muchos casos, a estos conocimientos, principalmente en lo referente a las anteriores configuraciones territoriales, permitiendo de hecho la supervivencia de muchos centros poblados, aunque fueron bautizados con los nombres de los santos y mártires de la religión católica.

En este contexto, los conquistadores se apropiaron del territorio, población incluída y se repartieron los pueblos o asientos indígenas, mediante las Encomiendas y Repartimientos; al pasar las tierras a manos del los encomenderos, estos introdujeron cambios en las prácticas agrícolas y ganaderas. La reducción de la población nativa, por las guerras de conquista, que se prolongaron por cerca de cuatro décadas, y huida de la población hacia la región oriental debido a la evangelización, explotación de la mano de obra en el trabajo de minas y obrajes, genero un proceso de transformación del entorno natural y reordenamiento territorial, con la desaparición de varios pueblos, que luego se complemento con las reducciones de población, en un asiento principal (Pueblo de indios), implementadas por el virrey Francisco de Toledo.

Efectivamente, Francisco de Toledo, denominado el reorganizador del Perú, habiendo tenido informes que la evangelización no había calado en la población indígena, así como a su pretensión de incrementar el cobro de tributos en beneficio de la corona e iglesia, dispuso la ordenanza57 para la reducción de las poblaciones de indios, que en el caso de la Audiencia de Quito, se darían cumplimiento, con el nombramiento del Dr. Pedro Hinojosa (1573), como visitador general, quien con la asistencia de los doctrineros franciscanos y mercedarios, procedería con estas tareas. Las disposiciones más importantes de tales ordenanzas se citan a continuación:

“Y porque la principal causa de la visita general es para dar orden y forma como los indios tengan dotrina competente y mejor puedan ser instruidos en las cosas de nuestra santa fe catolica y con mas facilidad y comodidad se les puedan administrar los sacramentos y sean mantenidos en justicia e vivan políticamente como personas de razón y como los demás vasallos de su Majestad. Y para que esto tenga efeto conviene que los indios que viven divisos e derramados se reduzcan a pueblos con traza y orden y en partes sanas e de buen temple haviendo visto los principales pueblos de los tales repartimientos que visitáredes e disposición de la tierra, habéis de proveer cómo en cada repartimiento los indios se reduzgan a los menos pueblos que se pueda, en la cual reducción e población guardaréis la orden siguiente:

… Iten. Haviba consideración al número de los indios de cada repartimiento, veréis en cuántos pueblos se podrán cómodamente reducir y poblar todos los indios de tal repartimiento, procurando que sean los menos pueblos que ser pudiere. Y para ello se escogerán los mejores sitios e más abundantes de los que hobiere en el repartimiento, procurando en cuanto fuere posible en tal reducción se haga a voluntad y contento de los caciques y principales e indios de repartimiento, representándoles y dándoles a entender que se han de reducir a muchos menos pueblos de los que les pareciere que se han de poblar, para que teniéndolo así entendido los caciques

57 En Jauja 17 Noviembre 1570.

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e indios vengan con más facilidad a reducirse en los pueblos que os pareciere, y tengan por pro y buena obra en que se reduzgan a más pueblos … usando para ello de los mejores medios que se pudieren…

….Iten. Hauiendo concluido con los indios en el número de pueblos a que se huvieren de reducir, daréis orden e traza con los dichos pueblos por sus calles y cuadras que sean anchas y derechas, y dejando en medio plaza e sitio para la iglesia sino la huviere, y para casa de los sacerdotes, y solar para casas de comunidad y Cabildo y juzgado de los alcaldes que ha de haver, y cárcel con aposentos distintos para hombres y mujeres, y corrales para su servicio de la tal cárcel, e aposento para el carcelero.

…Iten. Trazaréis la casa del cacique principal que sea con más anchura y alguna más autoridad que las de los indios particulares, de manera que en el principio della haya patio y aposento bastante en que se puedan juntar con el cacique los españoles e indios del repartimiento cuando hobiere de tratar de las cosas tocantes al bien público y gobierno del repartimiento. Y demás del dicho patio y aposento trazaréis que haya una sala donde el dicho cacique pueda vivir y estar entre día. E a una parte de la dicha sala haya cámara y recámara, para que en la cámara duerma el cacique con su mujer y en la recámara estén sus hijas e las demás mujeres del servicio de la mujer del dicho cacique. E a la otra parte de la sala, otras dos piezas para los indios varones del dicho cacique e para los demás indios de su servicio, para las cuales no haya entrada ni salida al aposento del cacique. Y procuraréis cómo en lo demás de los dichos aposentos haya servicio de cocinas e corralones necesarios para el servicio de la casa.

…Iten. Advertiréis en cuanto fuere posible y la disposición diere lugar que las dichas reducciones de pueblos se hagan distantes de las guacas y mochaderos que los indios solían tener en tiempo de su infidelidad.

…Iten. Proveeréis de manera que dentro de breve término todos los indios de cada repartimiento se pase a vivir e morar a los pueblos donde se mandaren reducir, apercibiéndoles que pasado el término se les derribarán las casas antiguas y serán castigados sino se pasaren, dando cargo a los caciques y principales para que los hagan pasar y edificar sus casas dentro del dicho término, so pena de suspensión de cacicazgos y que a costa de los tales caciques se podrán personas que hagan la dicha reducción….

Estas ordenanzas evidencian el proceso de destrucción de las wakakuna o adoratorios, arquitectura nativa y transformación de los pueblos e imposición de trazados según los intereses de los conquistadores; dicho proceso, además significo la desaparición de símbolos, violación de lugares sagrados y apropiación del territorio, que sentarían las bases del proceso de sometimiento colonial.

El emplazamiento de los pueblos del Corregimiento de Otavalo, asiento indiano de fundación española (San Luis de Otavalo), relatada por el Corregidor Sancho Ponce de León (1582), recoge la reorganización territorial, plasmada en las antiguas provincias de Otavalo, Cotacachi, Tocache, Urcuquí, Tontaqui, Cayambe, Poritacos, Linguachis, Collahuasos y Tabacundos. Dicha reorganización, contienen información que permite constatar en el terreno las reducciones o fundación de pueblos de indios, algunos producto de las reducciones de población ordenada por el Virrey Toledo, sin embargo, también es posible comprobar la vigencia del sistema de medidas nativo,

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que de alguna manera permite certificar que pueblos conservan las coordenadas antiguas. (Ver, Mapa N° 11).

Con los datos de la relación citada, es posible identificar sitios relevantes relacionados con la reorganizacion territorial para establecer una relación entre su emplazamiento con la aplicación de conocimientos de los movimientos aparentes del Sol y de geometría básica,  cuyas distancias corresponden a las antiguas medidas nativas (legua Inka o Tupu). Hacia el último cuarto de siglo, los pueblos del altiplano ecuatorial, estaban convertidos en Doctrinas, asi tenemos que Guayllabamba y Cayambe, eran Doctrinas a cargo del Clero secular; las Doctrinas fueron el germen de las futuras Parroquias

Durante el siglo XVII, se registran en el pueblo de Cayambe, varios ayllukuna con sus respectivas autoridades, que sobrevivieron al proceso de reducción. Pasada la segunda mitad de este siglo (1668), un censo de la corona, registra alrededor de 2.707 indígenas configurados en torno a los ayllukuna sobrevivientes, que dan cuenta de la pervivencia de la organización comunal construída desde tiempos remotos.

Pasado el primer tercio del siglo XVIII (1739), el altiplano ecuatorial, estaba administrado por tres Corregimientos58, situados en el centro y norte de la zona ecuatorial, a saber: San Miguel de Ibarra, Otavalo y Quito, en estos últimos, estaba repartido mayormente el pueblo Cayambe. El Corregimiento de San Miguel de Ibarra, antes pertenecía al Corregimiento de Otavalo, que se dividió en dos, a raíz de la fundación de la villa de Ibarra (1606), que se convirtió en cabeza del Corregimiento, abarcando 8 pueblos principales o parroquias: Mira, Pimampiro, Caranque, San Antonio de Caranque, Salinas, Tumbabiro, Quilca y Cahuasquí. Por su parte el Corregimiento de Otavalo, cuya cabeza era el asiento de Otavalo, estaba conformado también por 8 pueblos principales o parroquias incluído Otavalo, a saber: Cayambe, Tabacundo, Otavalo, Atuntaqui, Cotacachi, San Pablo, Tocachi, y Urcuquí. En el Corregimiento de Quito, había 25 pueblos principales, entre los que constaban Guayllabamba y el Quinche.

La descripción del pueblo de Cayambe, registra que esta ….”situado en medio de un espacioso llano, hace espaldas uno de los cerros más corpulentos de aquellas cordilleras cuyo nombre es Cayanburo; no es ni menos alto ni menos quaxado de yelo que el de Chimborazo; descuella su altura por entre los muchos que median entre él y Quito, y se dexa ver agigantado desde aquella ciudad… La vecindad de este cerro hace todo el llano de Cayambe de temple algo frío”. (Antonio de Ulloa…).

Años más tarde J. Velasco (1763), relata que el puebo de Cayambe, es de puros indianos, pues el asiento que empezaron a establecer los españoles fue muy pronto abandonado por el frío de su altura, y vecindad con el nevado Cayambe. Se conservan en su jurisdicción las ruinas y vestigios de varias fortalezas y plaza de armas y el célebre templo del Sol. También en el pueblo de Tontaqui (antiguo Atúntaqui), se conservan los vestigios y memorias de la mayor plaza de armas que tuvieron los reyes de Quito, todavía se hallan en esa llanura innumerables tolas o sepulcros, en figura de pequeñas montañas cónicas.

Posteriormente, en los albores de la vida republicana, Cayambe será parte de la provincia de Imbabura. Luego en la Convención Nacional (1851), adquiere una nueva figura política administrativa, rectificándose la creación del cantón, aunque pasará a

58 A la fecha, la Audiencia de Quito, se componía de cinco gobernaciones que eran: Quito, Cuenca, ¿¡¡?¡?y 9 Corregimientos que eran: San Miguel de Ibarra, Otavalo, Quito, Latacunga, Riobamba, Chimbo o Guaranda, Guayaquil, Cuenca y Loja.

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pertenecer a la provincia de Pichincha, la jurisdiccional cantonal comprendía las parroquias de Cayambe (cabecera cantonal), Tabacundo, Cangahua, Tocachi, y su anexo Malchinguí. La vida republicana registra la incoporación de la población indígena al Estado nación, aunque sólo con la revolución liberal, se eliminarán algunas cargas que pesaban sobre ellos, como el pago de tributos, y tuvieron acceso a determinados servicios como la educación.

Hacia el año 1883, se cambia su nombre por el de Bolívar, y se suman dos nuevas parroquias: Guayllabamba y Otón. Hacia 1897, el cantón Cayambe comprende las parroquias de: el Quinche, Guayllabamba, Otón, Cangahua, Malchinguí, Tocachi, Tabacundo y Olmedo (Pesillo). En 1912 las parroquias de Malchinguí, Tocachi, la Esperanza, y Tabacundo, pasaran a formar el cantón Pedro Moncayo

La revolución liberal, inicia la liquidación del tradicional sistema hacendario59, opresor de la población indígena, mediante la confiscación de las propiedades de las ordenes religiosas (1908), en nuestra área de estudio, son los casos, de las haciendas propiedad de la Orden Mercedaria: Pesillo, La Chimba, Moyurco, ubicadas en la Parroquia Olmedo. Así mismo, el régimen liberal impulsó un conjunto de programas como la abolición de la servidumbre, la incorporación de los indígenas al mercado laboral,  la alfabetización, cedulación, participación en el sistema electoral, y obras de infraestructura básica (electrificación, vialidad, etc.). Posteriormente, la disolución de las relaciones hacendatarias, pasará a iniciativa de la población campesina, que mediante la organización y movilización, logrará poco a poco la recuperación de sus tierras, que se cristaliza en la Reforma Agraria (1964).

En efecto, si bien la Reforma Agraria produjo un mejor acceso a la tierra para las comunidades indígenas, esto no significo salir de la pobreza, pues los suelos más degradados (82.87%), situados en altas pendientes, están ocupados por ellos; mientras tanto los terratenientes y medianos propietarios ocupan las tierras fértiles, con riego (75%). A partir de la expedición de la Ley de Comunas, la organización comunal tomo impulso, multiplicándose a partir de los años 50, coincidiendo con un crecimiento importante de la población, y por lo tanto una presión sobre la tierra, que a lo largo de estos años ha ido cediendo a favor de la población indígena. Según el censo agropecuario de 1949, el 91.4% de la tierra en Cayambe estaba en manos de los hacendados, porcentaje que disminuye para 1987 ya que controlan el 56.6% de la tierra y los campesinos (con unidades menores de 20 has.) controlan el 37.8%.

Si bien, las mejores zonas del valle, con acceso al mercado, siguen concentradas en manos de los hacendados, quienes han incorporado tecnología para la agroindustria y producción especializada destinada el mercado externo. Sin embargo, las comunidades indígenas en sus tierras, lograron desarrollar una producción diversificada (papa, cebolla, cebada, habas, chochos, etc.), que les ha proporcionado cierta autonomía económica, pues estos productos tienen demanda en el mercado generando utilidades. Además, existen iniciativas de tecnificación agrícola, uso de distintas técnicas de riego (aspersión, goteo), siembras bajo invernadero, etc., que han posibilitado su inserción en la demanda del mercado local (producción de leche para la agroindustria), y externo (cebolla, etc.).  El proceso de recuperación de la tierra ha permitido la multiplicación significativa de comunas, y reagrupación de los Cayambis como pueblo con una identidad propia, organización comunal y redes de parentesco,

59 La reproducción económica de la hacienda se basa en el uso extensivo de los recursos naturales y en la existencia de mano de obra abundante y barata. Los métodos de cultivo son de tipo extensivo indicadores del bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

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afinidad y alianza, que han conducido a la reconstitución de su antiguo territorio, proceso que continua en nuestros días.

En este marco, la actual organización politico administrativa del cantón Cayambe, presenta las carácteristicas siguientes: limita al Norte, con la provincia de Imbabura; al Sur, con el D.M. de Quito; al Este, con la provincia de Napo; y al Oeste, con el Cantón Pedro Moncayo, ocupando una superficie de 1.350 km2, donde se emplazan las parroquias urbanas de: Ayora, y Juan Montalvo, y las parroquias rurales de: Olmedo, Cangahua, Santa Rosa de Cusubamba, Otón y Ascazúbi. La parroquia Olmedo, fue sede de antiguas haciendas clericales, como Pesillo, principal hacienda agrícola y ganadera, donde se producen quesos y bordados; y La Compañía, dedicada a la ganadería de leche, agricultura y floricultura. La Parroquia Cangahua, sede de la hacienda Guachalá, uno de los grandes obrajes de la colonia española; construida con bloques de cangahua, mantiene reminiscencias de arquitectura colonial, con un amplio patio rodeado de corredores, donde tenían lugar tradicionales ceremonias como la entrega de Ía "Rama de gallos", al inicio del verano. La Parroquia Santa Rosa de Cusubamba, era camino obligado de los chasquis que transitaban con mensajes a lo largo de la región; en la colonia, la zona pasó a ser un enorme latifundio (hacienda), que se ha ido desmembrándo poco a poco por la intervención del INDA (antiguo lERAC), y las ventas realizadas por sus propietarios a los huasipungueros o minifundistas. La Parroquia Otón, apta para la ganadería en pequeña escala, ha tomado importancia por la preparación del guarango (chicha del penco), bebida muy consumida, pura o con frutas, en las fiestas del solsticio de verano. Finalmente, la Parroquia Ascazúbi, que conserva su carácter agrícola, de lo cual no se salvan ni los páramos en la parte alta, que son utilizados, para el sembrío de papas, cebada, habas, mellocos, ocas y pastoreo de los animales.

15. MESTIZAJE BIOLOGICO Y SINCRETISMO RELIGIOSO

El proceso de colonización, vino aparejado con el mestizaje biológico y sincretismo religioso; en el primer caso, es evidente que en ningún pueblo de colonización española, se puede hablar de “pureza de la raza”, pues se dio un proceso intenso de mezcla racial, entre indios, blancos, y negros, a tal punto que en una clasificación realizada desde la administración colonial identifica una tipología racial denominada “no te entiendo”, precisamente por la imposibilidad de establecer el nivel de mestizaje. Este hecho demuestra en realidad que los pueblos del altiplano ecuatorial son mestizos en mayor o menor grado, siendo más lícito hablar de grados de mantenimiento de las formas culturales nativas debido a la separación del mundo rural (hábitat de la mayoría de población indígena), y el mundo urbano (sede de la mayoría de población mestiza), donde se dieron claramente dos formas de vida distintas, producto de la intensidad del proceso de aculturación, aunque interrelacionadas. En el campo, las comunidades lograron escapar, o mejor vivieron el proceso de aculturación de forma más atenuada que los habitantes de la ciudad, circunstancias que les permitió mantener incolumenes ciertas instituciones, creencias, formas de vida y manifestaciones culturales, que atestiguan la vigencia de los patrones ancestrales.

Esta reflexión, en ningún caso pretende simplificar el proceso de mestizaje biológico, aparejado con el azaroso proceso de aculturación que han tenido que soportar los pueblos del altiplano ecuatorial, sino que más bien trata de poner en evidencia que el proceso de mestizaje afecto por igual a todos los pueblos y que más bien la diferencias son de indole cultural, entre pueblos que han logrado mantener en mayor o menor medida el legado ancestral o formas de vida comunitaria. En este sentido, frente a la tendencia de cierto fundamentalismo indígena que a veces da la impresión de querer invertir la visión racista trasnochada de la sociedad, al presentar al mestizo

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como el causante de todos los males, es preciso clarificar el debate para ejercer de forma decidida el proceso de interculturalidad que demanda la actual formación social ecuatoriana.

En el segundo caso, de sincretismo religioso, bajo formas del culto cristiano, han permanecido latentes la veneración de las antiguas deidades, lo cual indica que las creencias nativas, lograron sobrevivir en las prácticas religiosas cristianas, este proceso se puede constatar desde el mismo momento que se inicio la evangelización, cuando los primeros misioneros rebasados por su monumental tarea, optaron por la sobreposición religiosa, además de arrasar y derribar los templos indígenas, los bautizaron poniendo encima alguna expresión cristiana (un nuevo templo, una cruz); de modo que las manifestaciones religiosas que ahí se realizaran en adelante ya no estuviera dirigido a la divinidad indígena, sino al Dios cristiano. Esta metodología, paradojicamente facilitó conservar los antiguos santuarios y símbolos religiosos nativos, cubriéndolos de cristianismo. Al darse cuenta de ello, los principales indígenas participaron activamente en la construcción de los templos cristianos pues tenian la oportunidad de reflejar o enterrar en sus altares y muros las imágenes de sus propias divinidades. El procedimiento implicó un encubrimiento de lo propio con adiciones sobrepuestas venidas del cristianismo; dicho encubrimiento provino tanto del lado eclesiástico, al querer una cristianización rápida de los indígenas, como del lado indígena para mantener lo propio en el contexto de la “aceptación de la evangelización”.

La yuxtaposición de símbolos cristianos encima de expresiones de la religiosidad indígena poco a poco fue llevando a la sustitución de unos símbolos por otros, y lo mejor fue adoptar el símbolo extranjero. Los santos y sobre todo la Virgen María fueron los símbolos más socorridos; ellos y ella empezaron a ocupar el lugar que tenían antes las manifestaciones indígenas del Creador o Hacedor de todas las cosas, el Sol, la Luna, las constelaciones, el trueno, el rayo, el relámpago, la tierra, la lluvia, la fecundidad, etc. Por esta técnica de sustitución60, la mayoría de los santos patrones de los pueblos ocuparon el lugar de las antiguas deidades nativas.

Las comunidades indígenas entendieron, que su consentimiento a la evangelización no debía reducirse a la aceptación fanática de la fé cristiana, sino que junto a ella, debían incluir consciente o incoscientemente las expresiones más antiguas de entender y vivir la experiencia religiosa con sus divinidades, y fue lo que hicieron. Este proceder no implicaba ningún problema, para los indígenas, pues en su largo proceso civilizatorio así habían actuado. Al parecer, al principio, tampoco los conquistadores y misioneros se percataron de las profundas implicaciones de su accionar misionero, que propició la yuxtaposición religiosa, viendo a los nuevos feligreses tan respetuosos en los actos de culto cristiano y escuchar que a todo decían que sí, creyeron que esta aceptación de la fe cristiana conllevaba el abandono de las creencias antiguas. Por eso junto a los templos indígenas construyeron templos cristianos, y aceptaron que junto a la práctica oficial del culto, la gente siguiera haciendo manifestaciones religiosas propias.

La población indígena, convertida al cristianismo tenía el deber de cumplir con la nueva fe traída del exterior, aunque igualmente sentían la necesidad de mantenerse fieles a las creencias antiguas. No estaban convencidos de tener que abandonarlas, porque jamás aceptaron la argumentación misionera de que no era a Dios sino al Diablo a quien veneraban sus antepasados. Para ellos era el mismo Dios sólo que en

60 Este mecanismo de poner en vez del símbolo indígena, un símbolo cristiano equivalente o parecido, dio como resultado un cristianismo, vivido en moldes indígenas, y una religión indígena cristianizada, esto es, dentro de esquemas cristianos.

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formas y modalidades diferentes. Y la mejor manera de expresar esta convicción era el método de la yuxtaposición de símbolos religiosos. Hasta nuestros días la vivencia de su fe, mantiene tanto las formas religiosas cristianas como las reminicencias de la época prehispánica. Ellos van a la Iglesia y rezan a Cristo y a los santos; pero con la misma devoción van a los cerros, cuevas, manantiales o sitios sagrados propios para implorar el auxilio del Dueño de la vida que está en cada uno de esos lugares.

En síntesis, la connivencia entre las religiones cristiana e indígena permitió, en la práctica, que los pueblos indígenas vivan una doble religiosidad que poco a poco ha ido expresándose abiertamente; así como, la yuxtaposición, sobreposición, y síntesis novedosas de ambos aportes, reconciliando los dos mundos religiosos que la conquista espiritual había contrapuesto; ejemplos emblemáticos, para el caso del pueblo Cayambe, son la Virgen del Quinche, (tallada por Diego de Robles), quien sustituye a la Mamaquilla61, en su relación con los períodos de lluvia y capacidad de amparar y guiar la vida animal y vegetal; virgen, que primero estuvo localizada en Oyacachi (piedemonte amazónico, aunque y física y culturalmente está volcada al altiplano), y ahora se venera en el famoso santuario del Quinche; y San Pedro, la nueva expresión de Chuquilla, Inti Illapa, o Catuilla, la divinidad que engloba al Rayo, Trueno, Relámpago, y Resplandor, entidades todas que se reconocen como emparentadas sólo cambiando de nombre según las regiones.

Esta deidad polimorfa, llamada comúnmente Chuquilla o simplemente Illapa, (“Chuquiylla Yllapa que era la huaca de relámpago y Trueno y Rayo la qual huaca era forma de persona, aunque no le vían el rostro [...]”, (C. Molina, 1995); de acuerdo a las diferentes culturas que se desarrollan en el altiplano, sufrirá sucesivas metamorfosis, según los pueblos que le rinden culto, lo cual se hace bajo distintas formas y ante imágenes también diferentes; lo que no cambia, es su naturaleza como dios del trueno, rayo, relámpago y tempestades.

La última de las transformaciones tiene lugar después de la conquista, cuando los evangelizadores para explicar el misterio de la Santísima Trinidad, los unificaron en una sola deidad; sin embargo, los indígenas generalmente prefirieron integrarlos a la imagen del apóstol Santiago. Las fiestas principales de las antiguas deidades tenían lugar a partir del Corpus Christi porque coincidía con las cosechas y la abundancia de los alimentos recolectados. Después, a partir del siglo XVII, será celebrado durante todo el mes de julio como la fiesta del ganado o de Santiago, aunque en el pueblo Cayambe, se convierten en las festividades en honor a San Pedro, patrono del pueblo rememorando talvez las fiestas del Inti Illapa Raymi. (Ver, Fotografías N° 33 – 34. Virgen del Quinche y San Pedro).

En dichas fiestas del Inti Raymi: "El Inka, como supremo sacerdote y quienes lo secundaban exclamaban: "¡Oh Hacedor, Sol y Trueno, sed siempre mozos, no envejezcáis; todas las cosas estén en paz, multipliquen las gentes y haya comidas y todas las demás cosas vayan siempre en aumento". Los ídolos, en mención, se mantenían desde el principio hasta el final del Inti Raymi, en que se consumían en una gran hoguera, alrededor de la cual la muchedumbre bailaba el cayo, una danza ritual que luego se proseguía en otros varios sitios. Bernabé Cobo registra algunos datos complementarios: "Despues de concluida toda la cantidad de sacrificios para empezar el baile llamado cayo, se dividían todos los indios y la mitad quedaba allí bailando y bebiendo; y la otra mitad iba a Chuquicancha y parte a Paucarcancha, en los cuales cerros repartían otros seis aporucos (carneros viejos) que eran sacrificados con la misma solemnidad". Un último sacrificio se efectuaba finalizando el cayo, en

61 Considerada más poderosa que el Sol porque aparecía igualmente tanto de noche como de día, su culto esta relacionado con el período de lluvias y es transmitido y conservado hasta hoy.

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Manturcalla… "En acabando de hacer el dicho baile del cayo enviaban las estatuas del Sol dos carneros grandes, hechos de cierta confección y dos corderos, a este cerro de Manturcalla. Llevábanlos con grande acompañamiento, puestos en andas y en hombros de señores principales ricamente vestidos. Iban adelante las insignias reales del sunturpaucar, y un carnero blanco vestido de una camiseta colorada y con zarcillos de oro. Llegados al dicho cerro los ofrecían al Viracocha quemaban con muchas ceremonías. Concluido lo sobredicho, se acababa esta fiesta que hacían al Sol cada año por este tiempo”.

Sin duda que las fiestas actuales de San Pedro, al menos en lo que se refiere a la música y baile, recuerdan mucho las antiguas festividades dedicadas al Hacedor, Sol y Trueno, Relámpago, que como sabemos fueron venerados por los Cayambis. Es curioso comprobar que el mismo nombre del baile, Cayo, tiene alguna similitud con Cayambe, a lo mejor fue una danza ritual que sólo se realizaba en estos lugares.

Fotografía N° 33. Imagen de la Virgen del Quinche, se nota claramente la superposición sobre el anterior culto a la Luna.

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Fotografías N° 34 y N° 35. Imágenes de San Pedro

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VI. DE LA RECUPERACION DE LA MEMORIA ANCESTRAL Y RENACIMIENTO DEL PUEBLO KAYAMBI

….“Todas las cosas tienen madre”

…..“Los pueblos indígenas no somos el problema somos la solución…….”

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16. PERVIVENCIA DE FESTIVIDADES RITUALES Y ORGANIZACIÓN COMUNITARIA

La celebración de festividades, son una manifestación de las creencias y formas de ver y entender el mundo, ya que simbólicamente representan la relación entre los mundos que conforman la totalidad; en ellas, participan toda la comunidad, algunos de forma directa y otros indirectamente; músicos, danzantes, shamanes, fiesteros, entre otros. Desde la perspectiva indígena, las festividades, se entienden como el espacio cultural que permite a la comunidad, los que viven abajo, rendir sus tributos a la Pacha Mama, a la energía creadora y a las deidades tutelares, que corresponden al mundo de arriba. Esta relación es biunivoca, ya que, de una parte, se agradecen los favores recibidos (buena cosecha) y, de otra, se pide se mantenga la protección, de alguna manera, está implícito el mantenimiento del orden para evitar el caos.

Desde antaño, las principales celebraciones, han tenido lugar durante los solsticios de diciembre y junio, y los equinoccios de marzo y septiembre; celebraciones relacionadas directamente con los ciclos del movimiento anual, aparente del sol. Los rituales, al interior de estos ciclos, son propiciatorios para la obtención de mejores y nuevas energías que permitan la reproducción de la vida natural y social de la comunidad. Para ello son propicias las formas ancestrales de convivencia y ayuda mutua como el Ayni y la Minga; en el Ayni, todo es siempre recíproco e igualitario, lo que genera un compromiso permanente de dar y recibir, que permite una fuerte cohesión entre los miembros de la comunidad; en cambio en la Minga, donde participa toda la comunidad, se renuevan los compromisos colectivos.

Los actos rituales contemporáneos casi todos están influenciados por la simbología cristiana, aparte de que utilizan símbolos católicos y se desarrollan en un contexto relativo a muchos de los principios litúrgicos cristianos. Esta caracteristica, empezo en la época colonial, donde las comunidades indígenas para perpetuar la intensidad de la fiesta de la cosecha, a través de los curacas62, quienes eran los depositarios de sus tradiciones y por otro lado se encargaban de alentar una síntesis religiosa, fijarón el inicio de la cosecha haciendola coincidir con la Semana Santa. Los otros ritos y cultos trataron de integrarlos durante la celebración de la fiesta católica de las cruces, del Corpus Christi. La cosecha fue considerada una fiesta de mayor categoría en el calendario indígena, mientras que la fiesta de Corpus fue igualmente la más importante de las fiestas públicas de los españoles. Durante la época de cosecha todo es alegría, al son de la música los hombres remueven la tierra, cortan los tallos, en tanto que las mujeres arrancan y recogen los frutos maduros y repiten en coro los cantos de las cosechas (harawi) que son loas dedicadas al acto de hacer parir la tierra. Con cantos, danzas y risas, pero también con plegarias se honra a la Tierra, al Señor, a los santos y espíritus protectores del lugar.

Actualmente, en Cayambe, la fiesta más connotada, es la del Inti Raymi, una semana después del solsticio (29 de junio), coincidiendo con el onomástico del patrón de la ciudad, San Pedro, que en la práctica, como hemos visto en puntos anteriores, sustituyo a la antigua deidad del Trueno, Rayo, Relámpago, el Chuquilla o Inti Illapa. Estos fenómenos meteorológicos divinizados se.. “Imaginaron que era un hombre que estaba en el cielo formado de estrellas, con una maza en la mano izquierda y una honda en la derecha, vestido de lucidas ropas, las cuales daban el resplandor del relámpago cuando se revolvía para tirar la honda; y que el estallido della causaba los truenos, los cuales daba cuando quería que cayese el agua. Decían que por medio del

62 Los curacas daban el ejemplo sufragando los gastos en la construcción de iglesias, encomendando lienzos y pinturas murales sagradas, creando y fundando cofradías y haciendo respetar el ritmo anual de la vida agropecuaria.

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cielo atravesaba un río muy grande, el cual señalaban ser aquella cinta blanca que vemos desde acá abajo, llamada Vía Lactea; sobre lo cual fingían un mundo de disparates. Deste río, pues, tenían creído tomaba el agua que derramaba sobre la tierra [...] atribuían al trueno la potestad de llover y granizar con todo lo demás que toca a las nubes y región del aire”. (¡?¡?¡)

El relato tiene una extraordinaria similitud con la identificación de la constelación de Orión, en la mitologia de la astronomia occidental, aunque en los cíclos míticos andinos forma parte del Chuquilla (literalmente el felino resplandeciente) Inti Illapa63, que precisamente se localiza en el ecuador celeste, siendo el causante de estos fenómenos atmosféricos, en sus períodos de aparición en el ecuador, como hemos podido comprobar en el punto 7. Además, el felino (puma) fue y es asociado con el principio fertilizador de las lluvias y del granizo. Aun hoy en día, en ciertas regiones andinas, perdura el mito de Qoa, el felino volador que trae las lluvias. Su figura aparece en el famoso diagrama cosmográfico del cronista indígena J. Santa Cruz Pachacuti, donde el felino Qoa está representado al lado de una nube soplando granizo. También, situa a Illapa, a la derecha de Viracocha y debajo del Sol, lo llama «rayo, chuqylla o yilapa» dibujándolo con líneas paralelas zigzagueantes. Por otra parte, la serpiente Machacuay está en la Vía Lactea, que la mitología indígena imagina como un río por el que circula el agua celeste de la que dispone Illapa. A estos arquetipos, se los representa en el arte cerámico y en los textiles indígenas hasta la actualidad.

Las divinidades metereológicas, eran los protectores y destructores de los animales y de los hombres, también las divinidades principales de los pastores y de los cazadores, el primero oficio fundamental en los Cayambis. Al respecto, hay que recordar, la admiración de los primeros conquistadores que pisan suelo Cayambe, cuando contemplan que los campos están llenos de “carneros de la tierra”, lo cual quiere decir que eran grandes pastores y ganaderos. Precisamente, el culto Cayambe de Apo Catequil, la deidad similar a Inti Illapa, estuvo a cargo sobre todo de las familias ganaderas.

Resumiendo, podemos decir que este dios de las tempestades y, del trueno conocido como Illapa e identificado con el apóstol Santiago, tan sólo queda alguna huella del polimorfismo de Illapa si consideramos la función que se puede dar a la espada como rayo, al ruido de los cascos como trueno; cuando lleva la serpiente ésta simboliza al arco iris, y cuando el ganado lo acompaña se muestra como proveedor de bienestar en el campo, incluida la conservación de los animales. El complejo proceso de asimilación de la antigua divinidad a la iconografía cristiana, y su pervivencia a través de los siglos, muestran la fuerza de un mito que dominó región andina durante muchos siglos.

Los curas doctrineros se dieron cuenta que los Cayambis, hacían una gran fiesta por esta época, que seguramente debía empezar el día del solsticio, cuando aparece el Chuquilla, con grandes resplandores, en el este a las 6.00 horas de la mañana antes que nazca el sol, en el noreste; a las 12.00 horas esta en el zenith, igual que el sol, aunque en su propio meridiano, y se oculta a las 18.00 horas, con grandes resplandores, en el oeste, igual que el sol en el noroeste. Esto explicaría por que se cambio el primer nombre de Nuestra Señora de la Pura Inmaculada Concepción de Cayambe, cuyo onomástico es el 8 de diciembre, por el de San Pedro, que si bien es el 29 de junio, coincide con el acontecimiento astronómico citado. Este día que la tradición identifica como el “Dia grande”, amanece más temprano y anochece más

63 Según las regiones se denomina también Libiac, Pariacaca, Chuquilla, Catequil (Kauffmann Doig, 1988). Hoy en día la divinidad del rayo se confunde con Santiago.

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tarde por efecto de las descargas relampagueantes al este y oeste del pueblo (información P. Guaña).

De acuerdo a la posición geoastronómica de Cayambe, la fiesta principal, si es en honor al Sol, debería ser en los equinoccios, bien sea el de septiembre o marzo, fecha en la cual por su posición, el Sol se encuentra en el mismo meridiano (Sol recto), y sus rayos caen de forma perpendicular, sin embargo la fiesta principal es en el solsticio de junio, cuando el Sol, sale hacia el noreste, este acontecimiento se explica, porque en realidad no es la fiesta dedicada al Sol, sino al Inti Illapa, que por estas fechas aparece justo por el meridiano de Cayambe.

En reverencia a este acontecimiento, desde antaño se hacían suntuosas como coloridas fiestas, que ahora en honor al patrón San Pedro, tiene las caracteristicas siguientes; se organizan desfiles y ceremonias de entrega o "Rama de gallos", agradeciendo la fertilidad de la Pacha Mama por las cosechas recibidas. La ceremonia de “Rama de gallos”, se realiza en las primeras horas de la mañana, a los acordes de la banda de música, curiosos y acompañantes se dirigen a la casa del “prioste del gallo”. A este lugar acuden amigos y allegados del prioste llevando un gallo vivo, que sumados completará la suma de 24, entre brindis de licor, bailes, al son de la música de los aruchicos, y consumo de comida, se atan y cuelgan de las patas a los gallos en dos varas de madera, 12 aves en cada vara; al mismo tiempo se engalana con cintas de vivos colores al gallo más grande y más pesado, para el prioste de los gallos, concluída la tarea los padrinos o madrinas de la “Rama de gallos” toman un extremo de la vara y la apoyan en sus hombros, así dispuestos coordinadamente inician una serie de vueltas alrededor del patio de la casa, al son de la música de la banda de los aruchicos; luego precedidos del prioste de los gallos quien lleva en sus manos el ave hermosamente adornada, inician el recorrido a la plaza del pueblo.

Cada cierto tiempo el cortejo se detiene en casa de algún acompañante o vecino para brindar un refrescante mate de chicha, en retribución al brindis los cargadores de gallos bailan en honor al oferente. Periódicamente se escuchan los estampidos de voladores anunciando la proximidad de la rama de gallos a la plaza, la entrada a ella es alegrada con vivas a San Pedrito, al prioste, a los acompañantes, luego de tres vueltas a la plaza y haber bailado en cada esquina la prioste lanza al aire innumerables naranjas, jadeantes y sudorosos llegan a la puerta de la iglesia, ya en el interior de la iglesia se ofrece el gallo adornado a San Pedro en cabeza del señor cura; los demás animales se entregan a las personas que por voluntad del prioste deben ser los encargados de proveer de estas aves el próximo año; continúan en la plaza hasta tarde, hora a la que retornan a la casa del prioste mayor a continuar con la celebración. (Ver, Fotografias N° 36 – 38).

La explicación de estos rituales radica en que una de las formas de propiciar el bienestar del grupo es a través de la reciprocidad; ésta se da entre el hombre y la naturaleza y entre los mismos hombres. La primera, viabiliza la obtención de alimentos por medio de abundantes cosechas; para que esto sea posible, es necesario agradecer a la madre naturaleza su generosidad, pues ella lo recompensará en buenas cosechas, así la comunidad puede garantizar los alimentos para su reproducción y supervivencia. La segunda, la reciprocidad entre los hombres, es una forma de relación para poder obtener suficientes bienes que con el concurso de toda la comunidad permitirá satisfacer las necesidades de todos; así como, cumplir con las promesas, contraídas ante la comunidad, de devolver lo que ellos o ellas aportaron, en la celebración de la fiesta.

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Los personajes de la fiesta son las diversas comparsas, que se toman la plaza, junto a jinetes que montan briosos caballos. Las comparsas, están integradas por el clásico Aruchico, personaje que en la espalda lleva un cuero con muchas campanillas y se cobija con una chalina, en el sombrero tiene cintas de colores y va tapado con una careta de malla, viste zamarro, zapatillas y lleva la infaltable guitarra; un grupo de cholas con vestimenta autóctona que van cantando coplas compuestas por los mismos indígenas, un grupo de hombres que están acompañados por las Chinucas (hombres con vestimenta de mujer y careta de malla, que van junto a los maridos para cuidarles y protejerlos de que no sean conquistados por otras), y el Diablo Huma con doble rostro, que va saltando alrededor del grupo y fueteando para protegerlos, dirigen a los Aruchicos, obtienen comida para repartir entre sus amigos, y obligan a la gente a tomar la chicha de la fiesta. Toda la comparsa va trotando todo el tiempo y cada cierta distancia hacen alto y danzan y bailan al son de la guitarra y de las coplas que cantan las cholas, y asi pasan todo el día y parte de la noche. (Ver, Fotografías N° 39 - 42).

Durante la celebración de la fiesta, los músicos con sus instrumentos tradicionales (tundas, flautas, cuernos y churos), a través de coplas y cantos, entablan diálogo con la naturaleza; cada uno de los acordes y figuras que ellos interpretan, simbólicamente, van renovando los lazos de amistad y recorriendo el camino que propicia la unión entre todos los seres de la naturaleza. De la misma manera, al interior de la fiesta, los danzantes, todos hombres, ofrecen sus bailes a las deidades tutelares para conseguir la purificación y así poder encarar el nuevo ciclo que se inicia, después de la fiesta. Además, los bailes populares y juegos pirotécnicos, son el complemento imprescindible para curiosos y forasteros, que deciden sumarse a las celebraciones.

Por otra parte, en el altiplano ecuatorial, las celebraciones rituales con motivo de los acontecimientos astronómicos: solsticios de diciembre y junio; equinoccios de marzo y septiembre, que coinciden con las festividades cristianas de la Natividad de Jesús, Semana Santa, Corpus Cristo, y Virgen Inmaculada, representan una ocasión inmejorable para apreciar las expresiones artísticas: música, danza, artesanías (objetos cerámicos, textiles, etc.), así como, para degustar los productos alimentarios de la tierra (vinos y comidas típicas, basados en el maíz, papa, quinua, etc.). Todas estas expresiones reflejan, no sólo el espíritu comunitario de los pueblos nativos, sino también una profunda vinculación con la naturaleza, que trasunta una espiritualidad y conciencia cósmica.

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Fotografía N° 39. Personaje con máscara

Fotografía N° 40. Comparsa de niñosFuente: Willlian Silveira

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Fotografía N° 41. Rama de GallosFuente: Willlian Silveira

Fotografía N° 42. Diablo UmaFuente: Willlian Silveira

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17. LA CONFEDERACIÓN DEL PUEBLO KAYAMBI

El pueblo Kayambi, o sus renacientes (147 mil habitantes)64 actualmente están dispersos entre el norte de la provincia de Pichincha, sur de la provincia de Imbabura y noreste de la provincia del Napo, se han constituido en torno al Consejo de Coordinación65, cuya creación responde a las demandas de recuperación de las formas tradicionales de organización, y autoidentificación con la Nacionalidad Quichua. Recientes acontecimientos, los han convertido en actores protagónicos en el proceso de reconstitución de las nacionalidades y pueblos indígenas, mismo que requerirá de un proceso largo de discusión participativa, cuyo aspecto central constituye la “identificación” de la circunscripción territorial Kayambi, sus posibilidades de cambio sustancial en la estructura de tenencia de la tierra para atender las demandas debido al crecimiento demográfico, así como la  autonomia y gobernabilidad, en el marco de la construcción de la “unidad en la diversidad”. (Ver, Mapa N° 12)

El Consejo de Coordinación tiene un peso significativo a nivel local y en las estructuras indígenas nacionales66, han logrado impulsar un proceso de participación política que ha permitido tener un grado de incidencia importante en el Municipio de Cayambe, donde se ha creado  la Comisión del Pueblo Kayambi, como parte de las comisiones permanentes municipales, desde donde están impulsando una ordenanza municipal que favorezca la resolución de las demandas fundamentales del pueblo Kayambi. También forman parte de la Comisión Técnica que ha elaborando el Plan de Desarrollo del Cantón Cayambe, en cuyo proceso participaron las Organizaciones de Segundo Grado, la Comisión de la mujer Kayambi y otras organizaciones como las Juntas de Agua y representaciones de las Juntas Parroquiales, algunas de las cuales están conducidas por dirigentes indígenas. 

El territorio ocupado por las comunidades Kayambis, cuenta con tierras cultivables, páramos, bosques nativos y exóticos, ríos, lagunas y minas, que están en peligro por la destrucción de los suelos debido al mal manejo de los recursos naturales y la contaminación. Fundamentalmente las actividades de la población se reparten entre la ganadería, agricultura y producción de artesanías: en la primera destacan la crianza de ovejas y ganado vacuno; en la segunda, la producción de maíz, trigo, cebada papas, quinua, habas, fréjol, melloco, oca, lenteja, arveja, cebolla, calabazos, zapallo, chochos, hortalizas y frutas; en la producción artesanal destacan los bordados y tejidos.

En síntesis, la realidad actual del territorio en posesión de los Kayambis, impone nuevos retos en torno a mejorar la calidad de los suelos, detener la erosión, impulsar obras de riego, forestar las cuencas hidrográficas y otras áreas, conservar y darle rentabilidad a los páramos, identificar productos con mayor rentabilidad en el mercado, tecnificar la producción agrícola, así como aprovechar mejor el circuito turístico Quito-Otavalo, revalorizando los sitios histórico - culturales, en un contexto de oferta turística. Además, como las circunstancias históricas han cambiado, y existe apertura a las manifestaciones de la religiosidad indígena cada vez se hacen más públicas las vivencias de su propia fé, con lo cual están demostrando a nivel religioso, que se

64 Dato de la Confederación del Pueblo Kayambi65 Hoy existen 12 OSGs que se distribuyen entre Imbabura y Pichincha, un grupo de 17 comunidades que no adhirieron a ninguna OSG y las Comunidades de Oyacachi, localizada en la parte alta de la cordillera, perteneciente a la Provincia del Napo. 66 Cuenta con el reconocimiento del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador, CODENPE, donde esta representando con un delegado oficial; además tiene representatividad y relación formal con las organizaciones regionales y nacionales indígenas.

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puede ser cristiano o evangélico, sin dejar de ser indio, lo cual significa que no tienen que dejar de lado sus raíces ancestrales, con las cuales se identifican plenamente.

18. IDENTIDAD E INTERCULTURALIDAD

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La identidad del pueblo Kayambi, se funda en sus profundas raíces que han germinado en el territorio del altiplano ecuatorial, donde se ha designado con su lengua propia los nombres de ríos, quebradas, montañas, nevados, animales, plantas, el mismo antropónimo, topónimo, y gentilicio. Se establecieron formas sociales de producción y relaciones sociales con énfasis en el respeto a la Pachamama y la solidaridad comunitaria, complementado de una visión del mundo fusionada con las creencias religiosas y prácticas rituales y festivas, que tuvieron su expresión en el arte simbólico (cerámica, metalurgia, textiles, etc), mitos y leyendas trasmitidos de generación en generación para mantener vigentes sus conocimientos y sabiduría.

El proceso de colonización española e integración al Estado nacional, sin duda, fue menguando la identidad de este pueblo milenario, perdiendo o trastocando gran parte de sus valores y formas de vida, como es el caso de sus creencias religiosas, tradiciones, vestimenta, manifestaciones artísticas (música, danza), debido a la  conquista espiritual, introducción de nuevos formas de producción en la agricultura y ganadería, resemantización del territorio, reducción de la población en Pueblos de indios, sistema hacendario, y últimamente, con la penetración de partidos políticos, sectas religiosas, presencia de agroindustrias, empresas floriculturas, migración, aculturación, etc., que han trastrocado profundamente los valores ancestrales y entorno territorial.

En este contexto, la recuperación de la autoestima e identidad, pasa por el reconocimiento de su proceso milenario de evolución cultural, saber de donde venimos para reencontrar la senda del hacia donde vamos, es decir, partir del “Alli Kausay”, el cual, a la vez que le da sentido y dignificación a su existencia como pueblo, le permite establecer con el mundo una referencia dinámica, móvil, creciente. Desde esta perspectiva, la concepción del desarrollo individual y colectivo tendrá un carácter integral y holístico. Integral, en cuanto tiende a mantener un equilibrio entre la percepción, los sentimientos, la memoria, la inteligencia, como condiciones necesarias para vivir plenamente un mundo que, a la vez, es viviente; y holístico, en cuanto la existencia individual cobra sentido siempre y cuando mantenga su relación armónica con el cosmos.

En este sentido, los tipos de relaciones que se establecen vendrán dadas por elementos dialécticos de oposición de complementariedad, de alternancia, de mediación, pero en ningún momento de exclusión y negación del opuesto, circunstancias que dan lugar al ejercicio de la interculturalidad. En la viviencia comunitaria, la palabra “yanantin” expresa la relación de complementariedad entre los pares, entre los opuestos. La complementariedad está definida por una influencia mutua de crecimiento, en donde cada polo del par da al otro lo que necesita. Así, también, la palabra “tinkuy”, se entiende como la competencia que marca las relaciones sociales, expresa la competencia constante que se puede dar entre la relación de pares. Otra aspecto a tener en cuenta, es la irrupción actual de la “espiritualidad indígena”, entendida como un llamado de vida para todos los seres humanos que buscan nuevas razones que den sentido a la existencia, especialmente los propios pueblos indígenas que anhelan profundamente a través de sus mitos y utopías, encontrar el buen vivir. En esta búsqueda y en lo que se puede denominar el ejercicio de la interculturalidad, pueblos indígenas con potencialidades de inserción en el mundo moderno, sin desindianizarse, y pueblos no indígenas, pueden unir esfuerzos y energías espirituales, que vienen de muy antiguo, para volver a dinamizar la vida y encontrar salidas humanas y solidarias, a la crisis que se abate sobre el país.

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CONFEDERACION DEL PUEBLO KAYAMBI

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